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El sín - Pfizer

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130 12 personajes en busca de psiquiatra<br />

aquel sótano húmedo y frío. Sufre claros síntomas depresivos<br />

y de ansiedad que, de haber tenido a mano a un psiquiatra,<br />

podría haber tratado adecuadamente, pero en su lugar,<br />

sobrelleva con alcohol. En más de una ocasión, Esteban no<br />

bebe para divertirse, sino para relajarse, para olvidarse de<br />

su realidad y acceder a otras instancias de su ánimo. Sin<br />

embargo, conforme va mejorando su vida (consigue una<br />

mejor habitación, incrementa su vida sexual cuando menos<br />

lo esperaba, sus ingresos aumentan y, sobre todo, conoce<br />

a Paula, quien no solo le ayuda económicamente sino que<br />

le sirve de tabla de salvación en sus crisis), los síntomas van<br />

desapareciendo. Es, precisamente, lo que diferencia el síndrome<br />

de Ulises de otros males de la mente como el trastorno<br />

depresivo mayor. Esteban ve la vida oscura y desolada no<br />

por una exageración de su psique, sino porque su vida es,<br />

en realidad, oscura y desolada. En tanto mejoran sus condiciones<br />

de vida, los síntomas de su depresión y de su ansiedad<br />

van disminuyendo. Así suele ocurrir con la mayoría de<br />

inmigrantes que padecen el síndrome.<br />

Jung, el hombre derrotado<br />

Un caso distinto es el de Jung, el norcoreano que Esteban<br />

conoce en el sótano de aquel restaurante en el que<br />

trabaja como lavaplatos. Jung es su compañero de trastos, y<br />

vive en un hotel de inmigrantes, según nos cuenta Esteban,<br />

“uno de esos hostales que, además de los residentes fijos,<br />

tiene por huéspedes a travestidos y putas, a toxicómanos que<br />

buscan cobijo para inyectarse o fumar crack sentados en un<br />

inodoro, hostales con escaleras que huelen a orines y a basura,<br />

con ratas y nidos de palomas en las ventanas” (Gamboa,<br />

ibídem, p. 53). Y sin embargo, la vida le sonríe ahora<br />

en comparación con su pasado. Desde joven quiso escapar<br />

de su país para “hacer lo que le diera la gana”. Pero antes se

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