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- 203 -Ausentes Sill Dios nuestro señor y estos santos evangelios desemamsopeñar fielmente el cargo de Gobernador: cumplir yBarco. hacer cumplir la constitución de la Provincia; sometermeá la de la Nación y Gobernar la Provincia enMo.rUnez.Libertad, Paz y Justicia por las leyes.Enseguida el Sr. Presidente 'pidió al Secretario hiciese lectura delas palabras que dirigía á S. E. después del solemne juramento queacababa de prestar.El Secretario leyó lo siguiente:(l Sr. Gobernador: La libre voluntad del pueblo expresada sinninguna restricción por la asamblea electoral os ha designado comouno de sus más dignos ciudadanos ; la dificilísima tarea de fundarun Gobierno regular que responda en todos sus actos á las ideasde Paz, de Libertad y de Progreso.Ardua es la tarea que el pueblo os ha Impuesto, pues que despuésde la rebelión que ha sido completamente vencida, hay que crearlotodo, pues los efectos funestos de aquella, nada ha dejado en pie,sin embargo la representación de la Provincia que tengo el honorde presidir tiene fe en que sabréis corresponder á los deseos de suscomitentes y os ofrece por mi intermedio su decidido concurso parapropender de esta manera á hacer prácticos los propósitos que elpueblo ha tenido en vista al elevaros á la primera magistratura dela Provincia cumpliendo ella así con el cometido que ha recibidodel Pueblo". He dicho.Terminada esta lectura S. E. se puso de pie y pronunció el siguientediscurso: Sr. Presidente, Sres. Diputados. Para cumplirlas grandes obligaciones que acabo de contraer, y soportar la rudaprueba á que me somete la confianza del pueblo generoso, de que soisdignos representantes, no cuento más que una antigua y profundafe en la libertad, madre de toda virtud, que da al más humilde ciudadanola conciencia enérgica de su voluntad y de sus fuerzas.Me habéis asignado un puesto en la labor difícil que reclama laorganización política y administrativa de la Provincia, me habéisconfiado una carga que hasta hay temeridad en aceptarla, porque senecesita la fuerza creadora del genio para improvisar una obra conescombros, y en testimonio de las sanas intenciones que abrigo, dela sinceridad con que me inclino á vuestro mandato soberano, nopuedo invocar por desgracia ni credenciales de suficiencia ni títulosde merecimientos, pero os empeño lo único que puedo empeñar, lapalabra de un hombre honrado.