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- 174-síderando á los unos á los otros en igualdad de condición, era BUdeber intimar al General Cáceres, que había entrado el primero,se internara; y á los Coroneles Ocampo y Reguera, se abstuvierande seguir la persecución.Lejos empero de haber adoptado este temperamento, que la simplerazón aconsejaba no ya entre pueblos hermanos, sino entre Nacionesindependientes, segun de la misma exposición del Gefe Político dela Concordia se desprende, - á la simple aparición de las fuerzasde los Coroneles Ocampo y Rueguera, sin que hubiera precedido actoalguno de hostilidad, ni aun la más ligera provocación de parte deellos, habiendo por lo contrario manifestado disposiciones amistosasy conciliatorias según se advierte de la nota cuya copia ha remitidoV. E.; sin que hubiera precedido tampoco intimación alguna de partede las autoridades de esa Provincia; y finalmente sin que ni aunconste de una manera positiva que hubiesen pasado la frontera,­las fuerzas de Entre Ríos, haciendo causa común con las del GeneralCáceres se lanzaron contra ellas!La conducta observada por las autoridades de esa Provincia merecepor lo tanto, ser reprobada con toda energía como una violación de laautoridad en los asuntos internos de la Provincia vecina, por el hechode hacer causa común con uno de los partidos que en ella combaten;como un acto culpable de guerra civil, por el hecho de haber provocadoun combate estéril en que ha corrido sangre argentina sin queuna necesidad absoluta ó imperiosa lo justifique ni aun lo esplique,y sin que siquiera se haya puesto un poco de buena voluntad paraevitar tan deplorable escándalo; y finalmente, como un desconocimientoá los principios fundamentales del sistema que nos rige, por elhecho de hacerse justicia por sí mismas por pretendida violacionesde territorio ú otros actos que solo el poder general puede y debereprimir la justicia Federal.En presencia de este olvido de los principios fundamentales de buenGobierno, y de la sangre estéril y culpablemente derramada, el SeñorPresidente está, pues, muy distante de aceptar la aprobación que hadado V. E. á la conducta observada por sus subordinados; y puestoque según V. E. 10 declara, ellos han obrado de acuerdo con las instruccionesque para el caso les había trasmitido (no obstante quedice que su presencia en la frontera lo hubiera evitado) no puede,tampoco dejar de condenar esas instrucciones, como manifiestamentecontrarias á los deberes que la Constitución impone á los Gobiernosde Provincia.