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<strong>preliminares</strong>_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 64/1/<strong>08</strong> 9:<strong>50</strong>:15 <strong>AM</strong>


Me n s a j e d e l g o b e r n a d o rEl año 2010, repres<strong>en</strong>tará para todos los mexicanos la conmemoraciónde dos grandes acontecimi<strong>en</strong>tos históricosque han forjado nuestra Nación, el bic<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ario del iniciodel movimi<strong>en</strong>to de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y el c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ario del comi<strong>en</strong>zo dela Revolución Mexicana.Celebraremos que <strong>en</strong> el año de 1810, Don Miguel Hidalgo yCostilla, inició la lucha de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para alcanzar la Soberaníade este gran país, que hoy es México.También, recordaremos que fue <strong>en</strong> el año 1910, cuando la naciónmexicana se levantara <strong>en</strong> armas <strong>en</strong> contra del poder constituidopara hacer efectiva la Soberanía popular; el legado más importantede este movimi<strong>en</strong>to, es la Constitución de 1917, que es la carta magnaque nos rige actualm<strong>en</strong>te, garantizando y preservando la paz y laarmonía del pueblo mexicano.Derivados de estos movimi<strong>en</strong>tos sociales, se alcanzaron dosgrandes logros: la Soberanía Nacional y la Soberanía Popular.A lo largo de estos dos siglos, los mexicanos hemos librado batallas,obt<strong>en</strong>ido triunfos, sufrido derrotas, pero <strong>en</strong> cada acontecimi<strong>en</strong>toha quedado demostrado el sacrificio y el esfuerzo del pueblomexicano.En la actualidad, la mexicanidad nos id<strong>en</strong>tifica, nos une, nos haceparte de la id<strong>en</strong>tidad que abarca a todos los mexicanos inmersos <strong>en</strong> lapluralidad y diversidad que caracterizan <strong>en</strong> es<strong>en</strong>cia a nuestra Nación.El año 2010, nos convoca a r<strong>en</strong>ovar el orgullo de lo que somos yde lo que serán las g<strong>en</strong>eraciones v<strong>en</strong>ideras. Por ello, el Gobierno delvii<strong>preliminares</strong>_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 74/1/<strong>08</strong> 9:<strong>50</strong>:15 <strong>AM</strong>


náutica” a Europa, concretam<strong>en</strong>te a Francia, <strong>en</strong> donde se tituló depiloto de globos y de aeroplanos y debería ser considerado como unode los pioneros de la aviación <strong>en</strong> México. Solicitó regresar <strong>en</strong> 1912,con el fin de participar <strong>en</strong> las acciones contra la rebelión orozquista,pero Felipe Ángeles, recién nombrado por Madero Director del ColegioMilitar, lo retuvo a su lado <strong>en</strong> esa institución. Poco después, ainstancias de Ángeles, Madero decidió <strong>en</strong>viar nuevam<strong>en</strong>te a Cervantesa París, a la Escuela Superior de Aeronáutica, con el compromisode que, a su regreso, estableciera una escuela de aviación <strong>en</strong> nuestropaís. Pero el asesinato del Presid<strong>en</strong>te Madero, y la incorporación delG<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles a la lucha revolucionaria contra Huerta, determinaronotro derrotero para Cervantes.Éste solicitó su baja del Ejército, debido a que sus conviccioneseran “antagónicas de la exist<strong>en</strong>cia y de los procedimi<strong>en</strong>tos” del régim<strong>en</strong>huertista, y <strong>en</strong> diciembre de 19<strong>13</strong> se fue de París para unirsea la Revolución al lado de Felipe Ángeles. De Federico Cervantesfue la propuesta de utilizar aeroplanos para bombardear al EjércitoFederal atrincherado <strong>en</strong> Guaymas, durante el sitio de este puerto.Pero Carranza le dio la <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>da a su sobrino, Alberto Salinas,qui<strong>en</strong> sí figura como pionero de la aviación, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong>viaba a Cervantesa Chihuahua a fabricar las bombas que habrían de arrojarse.Ya <strong>en</strong> las filas de la División del Norte, estuvo <strong>en</strong> los inicios del usode aeroplanos por este cuerpo de ejército, aunque a resultas de ungrave accid<strong>en</strong>te aéreo, Felipe Ángeles lo asimiló a su equipo comosu ayudante, después de las grandes batallas de Torreón y San Pedrode las Colonias. Y con esa condición, Cervantes participó al lado deÁngeles <strong>en</strong> la toma villista de Zacatecas, el mayor hecho militar dela Revolución.Id<strong>en</strong>tificado con Francisco Villa y los combati<strong>en</strong>tes de la Divisióndel Norte, fue después uno de los primeros <strong>en</strong> estudiar seriam<strong>en</strong>teel villismo <strong>en</strong> su libro Francisco Villa y la Revolución(Ediciones Alonso, México, 1960), del cual se ha dicho que “era lamejor biografía de Villa hasta la aparición de la de Friedrich Katz”.x<strong>preliminares</strong>_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 104/1/<strong>08</strong> 9:<strong>50</strong>:16 <strong>AM</strong>


¡Porque la Revolución necesita justificarse con semejanteshombres!Fiel al recuerdo de qui<strong>en</strong> fuera maestro de la juv<strong>en</strong>tud; delhombre modelo <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>, mejor que <strong>en</strong> los demás, descubrí nosólo cultura superior sino grandeza de alma; discípulo, amigo y jefedel Estado Mayor del único hombre completo, del superhombrecontemporáneo que me haya inspirado verdadera admiración porqueinculcaba ci<strong>en</strong>cia y bondad y <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>, como rara virtud delos hombres, <strong>en</strong>contré la más grandiosa ecuanimidad; para ese granrevolucionario, demócrata socialista que murió sin odios, con el estoicismo,la s<strong>en</strong>cillez y la ser<strong>en</strong>idad de Sócrates, pres<strong>en</strong>to, rever<strong>en</strong>te,el hom<strong>en</strong>aje modesto de esta biografía.Para mí que he admirado a pocos hombres y que no he aduladoa nadie, el ejemplo del maestro Ángeles y su influ<strong>en</strong>cia moral hanconstituido her<strong>en</strong>cia de honor recogida de su vida g<strong>en</strong>erosa.La actuación militar, ciudadana y revolucionaria de Ángeles esun paradigma. ¡En vano la pasión y la ignorancia han querido empañaruna vida que tuvo la pureza, la firmeza y la diafanidad delcristal!5biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 54/1/<strong>08</strong> 10:29:44 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 64/1/<strong>08</strong> 10:29:44 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o IEl p a d r e d e n u e s t r o b i o g r a f i a d oSe llamaba Felipe Ángeles, era oriundo de Molango; mestizo dela clase media humilde, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> predominaba la sangre indíg<strong>en</strong>a;era alto y hombre de a caballo que se ocupaba del cultivode la tierra y cría de ganado. Casó <strong>en</strong> segundas nupcias con la señoraJuana Ramírez, de su misma clase social, virtuosa y bu<strong>en</strong>a como lamayor parte de nuestras mujeres mexicanas. En ese matrimonio tuvieroncuatro hijos: Eduardo, Cristina, Felipe y Leopoldo.Habi<strong>en</strong>do <strong>en</strong>viudado por segunda vez, tuvo vida y <strong>en</strong>ergía paracasarse nuevam<strong>en</strong>te formando una tercera familia, llegando a fallecerhasta los set<strong>en</strong>ta y cinco años de edad, lo cual da idea de su vitalidady bu<strong>en</strong>as costumbres. Sus hijos fueron doce <strong>en</strong> total.Don Felipe Ángeles prestó servicios militares al gobierno dela República desde 1847, contra la invasión americana, y después,desde 1862, luchó hasta 1867 contra el llamado imperio, habi<strong>en</strong>doalcanzado el grado de coronel que ost<strong>en</strong>tó como jefe de la SegundaBrigada de la División del Segundo Distrito del Estado de México,<strong>en</strong> el sitio de Querétaro. La pat<strong>en</strong>te de coronel le fue expedida poracuerdo y con signatura del B<strong>en</strong>emérito B<strong>en</strong>ito Juárez, <strong>en</strong> su calidadde Presid<strong>en</strong>te de la República.Combati<strong>en</strong>do contra la invasión francesa <strong>en</strong> los llanos de Tuscuapa,cerca de Zacualtipán y comandando una guerrilla de dosci<strong>en</strong>toshombres, fue herido gravem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la cabeza. Durante el asalto a7biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 74/1/<strong>08</strong> 10:29:44 <strong>AM</strong>


una posición <strong>en</strong>emiga, un bayonetazo le perforó la muñeca. Y <strong>en</strong> lasierra de Tlanchinol detuvo a una numerosa columna <strong>en</strong>emiga, conun c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ar de patriotas, rodando <strong>en</strong>ormes piedras sobre el flancode la montaña y haci<strong>en</strong>do circular a su g<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la cresta para hacercreer al <strong>en</strong>emigo que su efectivo era numeroso. Contábase <strong>en</strong>tre suscontemporáneos la hazaña de haberse aproximado a un campam<strong>en</strong>to<strong>en</strong>emigo, cubierto de ramas para no ser visto, logrando valiososinformes de guerra. Era, <strong>en</strong> suma, un guerrillero audaz y vali<strong>en</strong>te.Al triunfo de las armas republicanas se retiró a la vida privadadici<strong>en</strong>do: “La patria ya no necesita de mis servicios”. Cuando el gobiernoexpidió bonos <strong>en</strong> pago de muchos haberes atrasados, el coronelÁngeles se negó a recibirlos porque, decía, “yo he servido a la Nación,no por la paga, sino por el deber”.Don Felipe Ángeles fue jefe político de varios distritos del Estadode Hidalgo: <strong>en</strong> Molango dos veces, <strong>en</strong> Zacualtipán, <strong>en</strong> Ixmiquilpan,<strong>en</strong> Atotonilco el Grande, <strong>en</strong> Huejutla y <strong>en</strong> Jacala, lugares todos<strong>en</strong> los que fue bi<strong>en</strong> querido porque no era el tipo odioso de jefespolíticos que tiranizaban al pueblo, sino que se caracterizaba porsu carácter s<strong>en</strong>cillo, su espíritu justiciero, su rectitud, su conductaintachable y grande amor a su pueblo.Posteriorm<strong>en</strong>te ocupó la Administración de R<strong>en</strong>tas de la Aduanade Zacualtipán, muy importante porque por allí pasaban las mercancíasque v<strong>en</strong>ían del puerto de Veracruz a la capital de la República, ycomo fuera am<strong>en</strong>azado por los contrabandistas debido a que con todahonradez vigilaba que no fueran defraudados los intereses de la Nación,dijo él que “con la ley <strong>en</strong> una mano y el sombrero <strong>en</strong> la otra, nole temía a una pieza de och<strong>en</strong>ta” (los mayores cañones de la época).Cuando <strong>en</strong> vista de los bu<strong>en</strong>os servicios del coronel Felipe ÁngelesSr., el gobierno del Estado de Hidalgo le asignó una p<strong>en</strong>sión,aquel ameritado patriota se sintió of<strong>en</strong>dido y dijo: “Si no sirvo, queme mand<strong>en</strong> a mi casa, pero no me pagu<strong>en</strong> lo que no dev<strong>en</strong>go”.El gobierno del g<strong>en</strong>eral Díaz le otorgó la condecoración que elCongreso votó para los sitiadores de la plaza de Querétaro.8biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 84/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


El anciano liberal def<strong>en</strong>sor de la República, recom<strong>en</strong>dó a suspari<strong>en</strong>tes que cuando muriera no vistieran su cadáver sino que loamortajaran <strong>en</strong> el li<strong>en</strong>zo de una bandera tricolor que él hacía ondear<strong>en</strong> las ceremonias cívicas y que lo acompañó hasta la tumba (<strong>en</strong> Molango,el año de 1899).Ac ta d e n a c i m i e n t o d e l s e ñ o r g<strong>en</strong>erald o n Fe li pe Ángeles Ra m í r e zSegún registro de ella a fojas 6 fr<strong>en</strong>te del libro respectivodel año de 1868 (mil ochoci<strong>en</strong>tos ses<strong>en</strong>ta y ocho)9Al rubro: Un sello que <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro ti<strong>en</strong>e el Escudo Nacional y dice:“Jefatura Política del Distrito de Zacualtipán”. Al marg<strong>en</strong>: Satisfizoel interesado los derechos que señala a los de 1ª. clase el arancelde 23 de abril de 1864.—Antonio Guzmán. (Rúbrica) Noviembre25 de 1882 se expidió copia de esta acta al C. Felipe Ángeles asu pedim<strong>en</strong>to.—Se extrajo una segunda copia, noviembre 28 de1941.—Al c<strong>en</strong>tro: En la Villa de Zacualtipán a los veintisiete díasdel mes de junio de mil ochoci<strong>en</strong>tos ses<strong>en</strong>ta y ocho, ante mí, el C.Antonio Guzmán, Juez mayor del Estado Civil del Distrito, comparecióel C. Felipe Ángeles me pres<strong>en</strong>tó un niño hijo natural deDoña Juana Ramírez cuyo niño nació el día trece a las once de lanoche, llamándose Felipe de Jesús.—Fueron testigos de dicha pres<strong>en</strong>tacióny manifestación los CC. Máximo Granados, originarioy vecino de esta Villa, casado, labrador, de cuar<strong>en</strong>ta y ocho, JesúsSarna originario de Molango y vecino de esta Villa, soltero, labradorde diecinueve años de edad, firmando ambos conmigo—AntonioGuzmán.—Felipe Ángeles.—Máximo Granados.—Jesús Serna.(Rúbricas de todos).La pres<strong>en</strong>te acta, es copia fiel sacada de su original a que me remito,certifico y expido para conocimi<strong>en</strong>to de todos los habitantes de esta ciubiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>94/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


dad. Dada <strong>en</strong> la ciudad de Zacualtipán, del Estado de Hidalgo, a los <strong>13</strong>trece días del mes de junio de 1961 mil noveci<strong>en</strong>tos ses<strong>en</strong>ta y uno.Doy feEl Presid<strong>en</strong>te Municipal Const.Nicasio Hernández Mor<strong>en</strong>oEl Secretario Municipal,Profr. Celedonio Flores Hdez.El h i j oHijo de un padre tan honorable, Felipe Ángeles tuvo desde su infancia,ejemplos de rectitud y patriotismo. Nació <strong>en</strong> Zacualtipán,del Estado de Hidalgo, el <strong>13</strong> de junio de 1868. Su niñez la pasó <strong>en</strong>Huejutla y después <strong>en</strong> Molango, donde, como dijimos, su padre fuejefe político por dos veces. Inició su instrucción primaria <strong>en</strong> Huejutla(cabecera de distrito) y la continuó <strong>en</strong> la escuela de Molango, <strong>en</strong>la que uno de sus mejores maestros fue el profesor Arcadio Castro,qui<strong>en</strong> descubrió, <strong>en</strong> aquel jov<strong>en</strong> s<strong>en</strong>cillo, una clara intelig<strong>en</strong>cia. Felipealternaba sus horas de escuela con largas excursiones que realizabapor los pintorescos alrededores de su pueblo.Terminada su instrucción primaria, el jov<strong>en</strong> Ángeles fue <strong>en</strong>viadoal Instituto Literario de Pachuca, bajo la tutoría de un excel<strong>en</strong>teamigo de su padre, el señor Arnaldo Laroulé, hombre g<strong>en</strong>eroso que<strong>en</strong>tregaba a Felipe las mesadas con que su padre deseaba pagar elsost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to del estudiante. A la vez que hacía sus estudios, Felipeadquirió, <strong>en</strong> aquel medio provinciano, afición por las peleas degallos; <strong>en</strong> la feria anual de San Francisco, <strong>en</strong> Pachuca, se jugabangrandes apuestas <strong>en</strong> el pal<strong>en</strong>que de gallos al que concurría el Gobernadordel estado, g<strong>en</strong>eral don Rafael Cravioto. Felipe había perdidosu dinero <strong>en</strong> las apuestas y quedándole solam<strong>en</strong>te dos pesos que <strong>en</strong>señaba<strong>en</strong> la mano, se puso de pie y gritó <strong>en</strong>érgicam<strong>en</strong>te: “Señores:¿no hay quién le pare a estos dos pesos?” El Gobernador Cravioto selos tomó sin preguntarle a qué gallo apostaba y terminada la pelea10biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 104/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


le dijo: “T<strong>en</strong>ga usted, se ha ganado diez pesos, por el garbo con quesabe hablar <strong>en</strong> público”. Sabido esto <strong>en</strong> Molango por el padre deFelipe, lo llamó al hogar paterno y como allí continuara cuidandoalgunos gallos escogidos de pelea, su padre tomó la determinaciónde sacrificar al gallo preferido, el cual fue servido <strong>en</strong> la comida antela mirada de sorpresa y pesadumbre del jov<strong>en</strong>, que así quedó curadode aquella afición.El e s t u d i a n t eFelipe Ángeles fue <strong>en</strong>viado al Colegio Militar de Chapultepec, <strong>en</strong>donde ingresó el año de 1883, a los 14 años de edad. Aquel jov<strong>en</strong>provinciano demostró su tal<strong>en</strong>to desde los primeros años, puesse distinguió <strong>en</strong> sus estudios obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do las mejores calificaciones,especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> matemáticas, que eran cursadas con mayor ext<strong>en</strong>siónque <strong>en</strong> toda escuela del país, realizando así una brillante carrera,fu<strong>en</strong>te de su prestigio. Sus compañeros acudían a él para que lesexplicara los temas más arduos y sus superiores lo estimaron no sólopor su aplicación sino por su bu<strong>en</strong>a conducta. Fue tan notable elaprovechami<strong>en</strong>to del jov<strong>en</strong> alumno, asc<strong>en</strong>dido sucesivam<strong>en</strong>te a cabo(1885) y sarg<strong>en</strong>to (1887), que cuando el profesor de mecánica analíticatuvo que dejar su cátedra y los jefes del Colegio Militar le preguntaronquién podría substituirlo <strong>en</strong> tan difícil asignatura, ChichoPrado, el sabio matemático, contestó que estimaba que bi<strong>en</strong> podríasubstituirlo el alumno Felipe Ángeles. Como consta <strong>en</strong> su hoja deservicios, sus calificaciones son excel<strong>en</strong>tes, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> matemáticaspuras y aplicadas, <strong>en</strong> que casi siempre obtuvo la calificaciónsuprema (tres sobresali<strong>en</strong>tes). Sin embargo, es curioso confirmar loque <strong>en</strong> vida nos decía el g<strong>en</strong>eral Ángeles: “Yo siempre he sido muymalo para el dibujo”, y ciertam<strong>en</strong>te, la única materia de su carrera<strong>en</strong> que pasó con mayoría, fue la de dibujo. Tampoco se distinguió <strong>en</strong>inglés. En cambio, consta que <strong>en</strong> 1890, si<strong>en</strong>do aún sarg<strong>en</strong>to alumno,11biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 114/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


desempeñó sin remuneración, la clase de mecánica analítica, para laque el sabio Chicho Prado lo consideró apto como maestro...De s d e j o v e n f u e v e r a z y res ueltoPara dar una oportunidad al tal<strong>en</strong>toso alumno, el director del colegiolo designó como orador <strong>en</strong> una de las ceremonias anuales derepartición de premios. Tomó Ángeles el <strong>en</strong>cargo con <strong>en</strong>tusiasmo yprodujo una vali<strong>en</strong>te alocución, que el ing<strong>en</strong>iero Vito Alessio Roblesnos refiere con estas palabras:12Callado por naturaleza, era <strong>en</strong> el fondo un gran rebelde pot<strong>en</strong>cial. Enpres<strong>en</strong>cia del g<strong>en</strong>eral Díaz, que presidía el acto con un séquito de g<strong>en</strong>eralesgloriosos e ignorantes, ante el escándalo y la indignación deestos últimos, se refirió a la evolución de la educación militar y expresóla necesidad de excluir de los mandos militares a los macheteros máso m<strong>en</strong>os gloriosos e incultos. Aquellos g<strong>en</strong>erales pusieron el grito <strong>en</strong>el cielo e hicieron una repres<strong>en</strong>tación ante el g<strong>en</strong>eral Díaz, pidi<strong>en</strong>do elprocesami<strong>en</strong>to de Ángeles. El presid<strong>en</strong>te, con muy bu<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido, noaccedió a la necia instancia. Respondió a los g<strong>en</strong>erales que el jov<strong>en</strong>Ángeles t<strong>en</strong>ía razón.Después de siete años de notables estudios y uno de práctica,Ángeles obtuvo el título de t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de ing<strong>en</strong>ieros (año de mil ochoci<strong>en</strong>tosnov<strong>en</strong>ta y dos), si<strong>en</strong>do comisionado <strong>en</strong> el Batallón de Zapadores,con cuyo cuerpo dirigió el trazo y excavaciones del canal delrío Duero <strong>en</strong> Zamora, Michoacán. Ángeles desempeñó después importantescomisiones, que pued<strong>en</strong> sintetizarse así: estudio y reformasdel material de guerra, elaboración de pólvora sin humo y formaciónde tablas de tiro, para las que se necesitan profundos conocimi<strong>en</strong>tos<strong>en</strong> matemáticas (adaptó las tablas de tiro del material de artilleríaSchneider Cannet). Profesor de matemáticas, mecánica analítica ybiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 124/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


alística interior y exterior <strong>en</strong> el Colegio Militar; profesor de teoríay práctica de tiro <strong>en</strong> la Escuela Militar de Aspirantes y de tácticaaplicada <strong>en</strong> la Escuela de Tiro, de la que fue director. Importantescomisiones: Consta <strong>en</strong> su hoja de servicios meritorios, que como profesordel 2º. curso de artillería, escribió un texto de balística exterior,así como dos folletos sobre Formulario de las velocidades y presiones <strong>en</strong>las armas de fuego, como ampliación de la balística interior, y Arreglodel tiro de artillería, como aplicación del cálculo de probabilidades,así como que formó con sus discípulos las tablas de tiro del cañón demontaña sistema Bange; determinó además, las características de lapólvora mexicana.“República Mexicana.—Colegio Militar.—Dirección”.Noticia del concepto, aptitud, instrucción, adelanto y conductacivil y militar del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de la p. m. f. de Ing<strong>en</strong>ieros Felipe Ángeles,comisionado <strong>en</strong> la 2ª. compañía de este colegio.“Este oficial es de bu<strong>en</strong> carácter, muy bu<strong>en</strong>as costumbres, educacióny ti<strong>en</strong>e espíritu militar. Es muy apto para el desempeño de susobligaciones, muy intelig<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la profesión y principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> elramo de matemáticas puras y aplicadas. Es muy estudioso, observamuy bu<strong>en</strong>a conducta civil y militar y es arreglado <strong>en</strong> sus gastos”.“Chapultepec, febrero 28 de 1894”.“El G<strong>en</strong>l. Corl. Director”. “Juan Villegas”.Fo r m a c i ó n d e l p r i m e r batallón d e artilleríaPor aquel <strong>en</strong>tonces el g<strong>en</strong>eral Pérez inició la formación del cuerpoespecial de artillería y para prestigiarlo con oficiales de valía, pidióa Ángeles, qui<strong>en</strong> fue incorporado como capitán segundo técnico deartillería el año de 1894. En mayo de este año se le había destinado<strong>en</strong> la Fundición Nacional.<strong>13</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


Después de otras comisiones que desempeñó con acierto yhonradez, fue asc<strong>en</strong>dido a capitán primero y llevado, a petición delg<strong>en</strong>eral Villegas, honorable director del Colegio Militar, como comandantede la 2ª. compañía.Dice el ing<strong>en</strong>iero Alessio Robles:14Conocí al después g<strong>en</strong>eral Ángeles el 14 de <strong>en</strong>ero de 1898. El que estoescribe era <strong>en</strong>tonces alumno de la Segunda Compañía del ColegioMilitar de Chapultepec. En la lista de seis se pres<strong>en</strong>tó armada la citadaSegunda Compañía para dar a reconocer al nuevo comandante de ella,el capitán primero técnico de artillería Felipe Ángeles. La ceremoniafue s<strong>en</strong>cilla. Vimos al fr<strong>en</strong>te de la compañía a un oficial de veintiochoaños, con la espada al hombro, uniformado de gala y con la carrilleracalada. El cuerpo alto, erguido y esbelto, era el verdadero tipo del mestizo,con la tez bronceada, fr<strong>en</strong>te grande, nariz aquilina, que recordabalas testas de los caballeros águilas, expresivos ojos negros, boca grande,sombreada por un ralo bigotillo.Su nombre era un orgullo para el Colegio Militar. Estaba rodeadode una aureola de prestigio y de ley<strong>en</strong>da. Inspiraba respeto ysimpatía. Se le consideraba como el oficial más intelig<strong>en</strong>te y culto delejército, era además, un atleta vigoroso y ágil, un excel<strong>en</strong>te gimnastay un consumado caballista. Se imponía por su saber y por su fuerzafísica y moral. Sin embargo, la característica que más se destacaba <strong>en</strong>aquella varonil y simpática figura, era la modestia, una gran modestia.Aseado siempre y correcto y caballeroso sin afectación, no lo abandonabanunca una amable sonrisa que dejaba ver dos hileras de di<strong>en</strong>tesperfectos y blanquísimos.Las aptitudes de Ángeles eran físicas como intelectuales. Engimnasia se distinguió desde alumno como consumado barrista, tantoque, este frecu<strong>en</strong>te vigoroso esfuerzo, le conformó los hombrosligeram<strong>en</strong>te caídos, lo que, a pesar de su gallardía, contribuía a darleun aire de s<strong>en</strong>cillez o de humildad. Excel<strong>en</strong>te corredor y saltador,biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 144/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


t<strong>en</strong>ía la costumbre, cuando alumno, de ejercitarse por las noches yuna de sus habilidades consistía <strong>en</strong> saltar sucesivam<strong>en</strong>te por <strong>en</strong>cimade todas las camas del largo dormitorio.En la noticia refer<strong>en</strong>te al capitán primero Ángeles, el g<strong>en</strong>eralVillegas as<strong>en</strong>tó:Este oficial hizo sus estudios con notable aprovechami<strong>en</strong>to, es muyintelig<strong>en</strong>te y estudioso, afecto a la carrera militar y apto para el serviciode filas y el facultativo. Es de bu<strong>en</strong>a constitución física, se pres<strong>en</strong>ta<strong>en</strong> su exterior con propiedad y ha observado bu<strong>en</strong>a conducta civil ymilitar. Chapultepec, <strong>en</strong>ero 31 de 1898.No b l e e m u l a c i ó nAl mismo tiempo que él, fue nombrado comandante de la otra compañía,el capitán Rafael Eguía Liz, oficial distinguido y de empuje,que pronto estuvo <strong>en</strong> noble compet<strong>en</strong>cia con el capitán Ángeles.Aquellas dos recias voluntades intelig<strong>en</strong>tes, trataron de superarse <strong>en</strong>la noble justa del cumplimi<strong>en</strong>to del deber, dando realce notable a lagloriosa institución de Chapultepec. La fama de aquellos dos distinguidosoficiales cundió por todo el ejército y fueron ellos los prototiposdel militar gallardo, viril e intelig<strong>en</strong>te.El caballeroso g<strong>en</strong>eral Rafael Eguía Liz, incorporado a la Revolucióndespués de disuelto el Ejército Federal, tuvo también unfin trágico: fue fusilado infamem<strong>en</strong>te por el llamado g<strong>en</strong>eral Santibáñez<strong>en</strong> Chivela, Oaxaca, abrazado de su hijo <strong>en</strong> patético drama;Santibáñez fue también el asesino de don Jesús Carranza; fue posteriorm<strong>en</strong>tefusilado, implorando, de rodillas, la vida.15biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 154/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


Un pa s e o a c a b a l loPor Felipe ÁngelesPublicado <strong>en</strong> el Boletín Militar, 1899.Director capitán de ing<strong>en</strong>ieros Samuel García Cuéllar.—Sí, mi capitán, decía el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Salas; es necesario que me acompañeusted esta tarde. Cambiaremos de caballos; usted lleva “LaCriatura” y yo “El Ranchero”. Si no salimos, me muero de fastidio;la verdad es que me aburro soberanam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este tiempo; t<strong>en</strong>goverdaderas ansias de que se empiece de nuevo el año escolar. En estaépoca el Colegio es chocante, le falta la vida que le infund<strong>en</strong> loscadetes y le sobra este aspecto de triste soledad de casa abandonada.Sí, prosiguió dici<strong>en</strong>do mi amigo, sin esperar mi aprobación, montaremose iremos a donde usted quiera, pero montaremos, esto es loque me importa.Rivera, sírveme el té. ¿Usted, mi capitán, toma té o café?—Yo prefiero el café, le contesté y añadí: con mucho gusto aceptola invitación de dar un paseo a caballo esta tarde; pero como meesperan <strong>en</strong> la casa, pasaremos por ella para avisar, sirvi<strong>en</strong>do esto paraque tomemos una copa de coñac, o mejor, del licor que proponía yoel otro día para cuando hagamos el paseo al Desierto de los Leones.—Perfectam<strong>en</strong>te, dijo alegre el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te con su voz de jefe deregimi<strong>en</strong>to, que vibró sonora <strong>en</strong> el amplio comedor; perfectam<strong>en</strong>te,tomaremos las dos cosas, no sea que alguna de ellas se resi<strong>en</strong>ta deldesaire.A las tres de la tarde bajamos al picadero y montamos <strong>en</strong> nuestrocaballos, que no podían ir quietos de gozo y de sobrados.“El Ranchero”, con su paso elástico y brincando sacudía a miamigo, qui<strong>en</strong> con el kepí hacia atrás, <strong>en</strong>tregaba la fr<strong>en</strong>te al vi<strong>en</strong>to ylos ojos ll<strong>en</strong>os de luz al espléndido paisaje que t<strong>en</strong>íamos <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te;<strong>en</strong> primer término y casi a nuestros pies, las copas de los árboles del16biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 164/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


osque y después, la brillante llanura surcada de calzadas, de pueblosalbeantes, de cúpulas de iglesias, <strong>en</strong> donde el sol pr<strong>en</strong>día diamantes.Yo no podía sino s<strong>en</strong>tirme igualm<strong>en</strong>te gozoso que el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te: elimpulso vigoroso de las ancas de “La Criatura” y el int<strong>en</strong>so perfumedel bosque me hacían bi<strong>en</strong>.Al salir del bosque, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te del restaurant, por la compostura dela calzada, había unas latas sobre piedras para impedir el tránsitode los coches.A unos veinte pasos las vieron los caballos y se pusieron al galopepara saltarlas. “La Criatura”, al llegar al obstáculo, se detuvo, levantólas manos, hizo resorte con los remos posteriores y se av<strong>en</strong>tó vigorosam<strong>en</strong>tecomo para saltar a lo largo. No esperando yo tan ridículamanera de brincar un obstáculo pequeño y de una altura como sifuera grande y a lo largo, con una parada previa después del galope,no pude m<strong>en</strong>os que girar sobre las rodillas y levantarme del asi<strong>en</strong>to.La torpeza de mi caballo y mi falta de at<strong>en</strong>ción me irritaron un pocoe hicieron exclamar: ¡Bu<strong>en</strong>a es la educación de este caballo que nosabe preparar ni medir el salto más s<strong>en</strong>cillo, y es mejor la disposiciónde nuestra montura con su teja, que para facilitar la liga del jinete alcaballo permite a muchos s<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> ella, elevando excesivam<strong>en</strong>te elc<strong>en</strong>tro de gravedad y si<strong>en</strong>do así para el caballo incomodísima carga,con su cabeza imbécil que <strong>en</strong> una exagerada rotación alrededor delas rodillas sirve de yunque y lastima gravem<strong>en</strong>te al jinete, con su car<strong>en</strong>ciade apoyo <strong>en</strong> las rodillas cuando el caballo cambia bruscam<strong>en</strong>tede velocidad, disminuyéndola, es preciso adelantar los pies, aflojarnecesariam<strong>en</strong>te los muslos y poni<strong>en</strong>do rectas las piernas, apoyarse<strong>en</strong> los estribos!Compr<strong>en</strong>dí que me había <strong>en</strong>furecido demasiado por cuestióntan leve, porque mi amigo me miraba sonri<strong>en</strong>do; y por ello eché ala chanza ese apresurado y severo juicio, concluy<strong>en</strong>do con una carcajada.Mi amigo llevó la b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia al extremo participando de misideas y dici<strong>en</strong>do sin abandonar su aspecto de bu<strong>en</strong> humor y chanza:17biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 174/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


—Ti<strong>en</strong>e usted razón, es lo que yo siempre he dicho. Nuestra monturati<strong>en</strong>e esos defectos graves que ha señalado usted, amén de suexcesivo peso, de lo fácilm<strong>en</strong>te que mata a los caballos, de sus anchas,rígidas e inajustables aciones, de sus monstruosos estribos y de loinadecuado de su forma para el lucimi<strong>en</strong>to de las líneas perfectas ylas atléticas formas del caballo. Y prosiguió, intercalando las notasalegres de su risa: bi<strong>en</strong> es cierto que es mejor cubrir pudorosam<strong>en</strong>telas elegantes líneas de nuestras ánforas; es cierto que con la rigidezde las aciones y el peso de los estribos, no se pierd<strong>en</strong> éstos; que conla exist<strong>en</strong>cia de la teja no se queda uno <strong>en</strong> las ancas <strong>en</strong> un viol<strong>en</strong>toarranque, disp<strong>en</strong>sando esto al jinete la molestia que le ocasiona elestudio de las posiciones de su cuerpo <strong>en</strong> relación a los movimi<strong>en</strong>tosdel caballo para conservar el equilibrio, y sobre todo, añadió, poniéndoserep<strong>en</strong>tinam<strong>en</strong>te serio y malhumorado, lo que me proporcionóel desquite, sonriéndome a mi vez, y sobre todo, ¡<strong>en</strong> qué ridículo nose pondría un oficial sin la exist<strong>en</strong>cia de la cabeza de la montura, d<strong>en</strong>uestra patriótica montura vaquera, el día <strong>en</strong> que un jefe le ord<strong>en</strong>ara:Vaya usted, señor oficial, a traer aquella res!El t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te compr<strong>en</strong>dió que a su turno se <strong>en</strong>tusiasmaba seriam<strong>en</strong>tey que agriábamos nuestro paseo, y por un acuerdo de simpatíamutua, partimos al galope <strong>en</strong> medio de la nube de polvo de la calzadade la Verónica.Llegamos a mi casa, besé a mi esposa, elevé <strong>en</strong> alto sobre misbrazos t<strong>en</strong>didos a mi linda Chabelita, tomamos las dos copas prometidasy salimos <strong>en</strong> busca de nuestros caballos, que paseaba un mozo.Al salir miré los ojos brillantes y húmedos con que la sobrina delcura, mi vecino, veía al t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, y el movimi<strong>en</strong>to exagerado de lascaderas de una criada que pasó rozándolo.Montamos, anduvimos la primera de la Industria, giramos para<strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la Tlaxpana y tomamos el camino del Panteón Español.Al pasar por la Escuela de Agricultura, me dijo el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te:—¿Recuerda usted, mi capitán, el día <strong>en</strong> que visitamos esta escuela,que nos <strong>en</strong>señaron los dos caballos pur sang?18biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 184/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


—Lo recuerdo como si <strong>en</strong> este día hubiésemos hecho esa visita.—Yo también. Se me figura que es <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to. Los colorados.Primero salió el más claro y de más edad, como de unos ochoaños. Se me figuraba que había servido de modelo al comandanteBonal para describir el caballo inglés <strong>en</strong> su tratado de equitación:El ojo algo sangri<strong>en</strong>to, una gran nerviosidad, espaldas vigorosas y apesar de su finura, el desarrollo de los músculos de un atleta; el masloarrancando alto, la cola <strong>en</strong>corvada y los ollares ampliam<strong>en</strong>te abiertospara que los pulmones aspiraran el aire fuertem<strong>en</strong>te. Después salióel otro, como de cuatro años; yo quedé <strong>en</strong>cantado. A la puerta de lacaballeriza se detuvo como deslumbrado y nos deslumbró a nosotroscon la fuerza seductora de su belleza. En seguida avanzó decidido, conla maravillosa alegría de su gran juv<strong>en</strong>tud. Sus líneas eran perfectas,sus ojos casi humanam<strong>en</strong>te intelig<strong>en</strong>tes; hubo un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> quese me figuró que iba a hablar. De pronto <strong>en</strong>corvó una mano, resoplócomo un huracán, y con la otra mano rascó el empedrado. Se revelabatanta fuerza <strong>en</strong> la finura de sus remos, que no dudé un instante deque ese caballo fuera capaz de saltar un foso de diez metros.Más adelante, como el camino se levantaba un poco, distinguíunos eucaliptos elevados que <strong>en</strong> la semitristeza de aquella tarde agonizantese me antojaron lúgubres.—Vea usted, Salas, yo creo que allí donde están esos árboles esel Panteón Español.—Es muy probable, contestó lacónicam<strong>en</strong>te.Volví la cara para verle y le <strong>en</strong>contré poseído de la melancolía aque es tan prop<strong>en</strong>so.—¿Qué le pasa?, le pregunté.—Hombre, esos árboles, ese cielo, esa luna pálida y la hora, mehan <strong>en</strong>tristecido.—Galopemos, imagínese que aquella casita es una v<strong>en</strong>ta francesadel tiempo de Luis XIII, que usted es Artagnan, que yo soy Athos,que ya Porthos y Aramis han sido heridos y que sólo quedamos nosotrospara ir a Londres por los herretes de Ana de Austria.19biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 194/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


20Eso fue mejor que el bálsamo que recibió de su madre el simpáticogascón, para curar la tan rep<strong>en</strong>tina cuan pasajera <strong>en</strong>fermedadde mi romántico amigo, qui<strong>en</strong> rió con placer y arrimó los acicates alvi<strong>en</strong>tre de su caballo, al que no puedo apellidar noble porque es delinaje obscuro como su nombre lo indica: “El Ranchero”.Llegamos al panteón y nos <strong>en</strong>ternecimos <strong>en</strong> ese lugar de descansode la noble y caballeresca raza española.En la v<strong>en</strong>ta francesa del tiempo de Luis XIII, nos dijeron el granrodeo que debíamos dar para regresar a Chapultepec y preferimosmarchar a campo traviesa para llegar más pronto.La luz dorada del sol había muerto por completo hacía más decuar<strong>en</strong>ta minutos, y la plateada luz de la luna arg<strong>en</strong>taba los campos.A la izquierda, detrás de una arboleda, salía un gran resplandorde luz difusa que revelaba la dirección de la Capital y al fr<strong>en</strong>tet<strong>en</strong>íamos la masa negra de la cordillera del Ajusco, <strong>en</strong> medio de lacual se proyectaba gloriosam<strong>en</strong>te iluminado el castillo de nuestraescuela.El terr<strong>en</strong>o por donde galopábamos era consist<strong>en</strong>te y no levantabapolvo alto, y nos daba el placer de una hermosa perspectiva. Enalguna parte he oído que no hay cosa más hermosa que una de lastres sigui<strong>en</strong>tes: un caballo galopando, una mujer bailando y una fragatacon las velas desplegadas. No he pres<strong>en</strong>ciado, y me pesa, la tercera:soy perito <strong>en</strong> las otras dos, pero no quiero hablar sino de la primera,y eso muy ligeram<strong>en</strong>te.La s<strong>en</strong>sación de la v<strong>en</strong>cida resist<strong>en</strong>cia del aire que zumba, els<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to del poderoso empuje del tercio posterior, la aspiraciónde oleadas de aire siempre nuevo y puro, la circulación activa de lasangre, el increm<strong>en</strong>to de la fuerza de los muslos que aprietan a unabestia sudorosa y resoplante, el ligero peligro del terr<strong>en</strong>o siempreoculto de qui<strong>en</strong> se recela el acecho y la gloria de vestir el uniforme yceñir p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de un costado la espada relampagueante y del otroel rayo con su tru<strong>en</strong>o <strong>en</strong> un extremo y su lazo de fuego que termina<strong>en</strong> la ancha boca por donde <strong>en</strong>tra la eternam<strong>en</strong>te majestuosa muerbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>204/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


te, todo esto hace al hombre más grande, más fuerte, más noble,forma el ideal y hace más bu<strong>en</strong>a la vida.Seguíamos galopando; si <strong>en</strong>contrábamos una zanja de m<strong>en</strong>osde dos metros, la saltábamos, pero de más se rehusaban los caballos,lo cual nos obligaba a rodeos hasta que llegamos al Río delConsulado.Tuvimos que seguir su marg<strong>en</strong> izquierda, <strong>en</strong>caminándonos ala calzada de la Verónica; pero antes de llegar pudimos pasar a laotra marg<strong>en</strong> del río y ya no cambiamos la dirección recta de nuestramarcha.—¡Qué hermoso ha de ser <strong>en</strong> campaña el papel de un oficial decaballería!, decía el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Salas. Pero <strong>en</strong> un caballo bu<strong>en</strong>o, comodebería t<strong>en</strong>erlo todo oficial de esa arma, si<strong>en</strong>do resuelto y osado hastala bravura, ilustrado como es indisp<strong>en</strong>sable, patriota como es ineludibley <strong>en</strong>tusiasta como la misma juv<strong>en</strong>tud; sin que haya obstáculospara ninguna marcha, volando todos los fosos, salvando todas lasbarreras. Por inclinación, amo a los franceses, más bi<strong>en</strong> debería decirpor afinidad, sobre todo tratándose de las francesas; t<strong>en</strong>go una ligerarepugnancia por los alemanes, tal vez por su mismo equilibrio, talvez por la fuerza tanto lat<strong>en</strong>te como activa de su raza, <strong>en</strong> fin, no sépor qué, pero me si<strong>en</strong>to inv<strong>en</strong>ciblem<strong>en</strong>te atraído por esos oficialesalemanes de caballería, briosos hasta producirme <strong>en</strong>tusiasmo aun apesar de mi repugnancia, briosos como su jov<strong>en</strong> emperador.Y ahora que vi<strong>en</strong>e al caso, me decía <strong>en</strong>tregando las ri<strong>en</strong>das de sucaballo a un caballerango, pues habíamos llegado al picadero, ahoraque vi<strong>en</strong>e al caso, me va usted a dar una poca de pomada húngarapara ponerme los bigotes al estilo de Guillermo II.Ch ap u ltepec, <strong>en</strong>ero 24 d e 1900.21biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 214/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


Un equilibrio pa r a d ó j i c o22Por Felipe ÁngelesLa noche estaba fría, la luna despr<strong>en</strong>día esos resplandores vivísimos,propios de las lunas de invierno; el vi<strong>en</strong>to dormía <strong>en</strong> los lagos y <strong>en</strong>los bosques.Los dormitorios estaban casi vacíos; montones de libros sobrelas mesas, multitud de velas <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas, varios alumnos estudiandola misma cosa, algunos discuti<strong>en</strong>do seriam<strong>en</strong>te un asunto, otrosexplicando a su compañero una dificultad. Esto vi desde la puerta,viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, de golpe, y me s<strong>en</strong>tí hondam<strong>en</strong>te impresionado. ¿Porqué? No lo sabría decir. Me descubrí y <strong>en</strong>tré respetuosam<strong>en</strong>te comoa un templo. La atmósfera estaba cali<strong>en</strong>te y se me figuraba vibrante aimpulsos de la idea. Los m<strong>en</strong>os abstraídos, al notar mi pres<strong>en</strong>cia, seponían de pie y se cuadraban; algunos, <strong>en</strong> la inm<strong>en</strong>sa hondura de suabstracción, me veían con mirada vaga, a infinita distancia de las jerarquíasmilitares, y la mayor parte, inclinados sobre el libro, habíanperdido la noción del tiempo; a veces me figuraba ver tras sus fr<strong>en</strong>tesel sil<strong>en</strong>cioso desfile de sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, que intermit<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sesusp<strong>en</strong>dían, y por el fruncimi<strong>en</strong>to de sus cejas y la contracción nerviosade sus músculos, compr<strong>en</strong>día yo el terrible esfuerzo intelectualque estaba pres<strong>en</strong>ciando.Entonces recordé un episodio de mi vida de estudiante que se hagrabado indeleblem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> mi memoria. Era yo sarg<strong>en</strong>to, estaba deguardia y preparaba exam<strong>en</strong> de mecánica de las construcciones. Lasclases de guardia están sin cesar, casi automáticam<strong>en</strong>te, volvi<strong>en</strong>do lavista al reloj, para que no se pas<strong>en</strong> las horas de los toques. A las seis dela mañana, después del desayuno, mandé romper filas a la guardia yme puse a estudiar con un compañero; de rep<strong>en</strong>te, casi asustado, miréel reloj: ¡Eran las once! ¡Ya la hora de comer! Mi juv<strong>en</strong>tud se rebeló furiosam<strong>en</strong>te,maldijo los libros y protestó contra tal vida. ¡T<strong>en</strong>er nociónde haber transcurrido cinco minutos o un cuarto de hora a lo más, ybiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 224/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


haber pasado ya toda una mañana! ¡A ese precio vale más no ser nadie;pero vivir sí, vivir, esa es la felicidad! Este fue el grito dolorosam<strong>en</strong>teagudo de mi alma jov<strong>en</strong>, y esa noche, después de diez años, acudió ami memoria claro e int<strong>en</strong>so y me <strong>en</strong>tristeció por otros y por mí.Primero al <strong>en</strong>trar a estudio, nervioso y <strong>en</strong>tusiasta, sólo vi la vidaardi<strong>en</strong>te de la idea; pero después, desal<strong>en</strong>tado, triste y bajo el dominiode un nuevo ord<strong>en</strong> de cosas, se me figuró el salón como el esc<strong>en</strong>ariodonde se desarrollaba el primer acto de un drama del suicidioque se des<strong>en</strong>lazaría <strong>en</strong> las g<strong>en</strong>eraciones futuras.¡Ah, sí! Era la batalla perdida, había <strong>en</strong>érgicos luchadores, perotambién muchas víctimas. Enfr<strong>en</strong>te de cada grupo de estudiantes, estabanlos útiles para hacer y tomar café, y el café había producido susefectos. Unos estaban temblorosos y <strong>en</strong> extremada t<strong>en</strong>sión intelectualy otros dormidos de fatiga, clavados sobre el libro, <strong>en</strong> un sueño inquietode pesadilla, <strong>en</strong> el que los sinodales preguntan todo lo inabordable.Y por el trabajo que yo mismo t<strong>en</strong>go que <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drar, por el cansancioque sufro, por los desarreglos de mi estómago, por la amarillezde mi piel y de mis ojos, por lo que reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te me había dichoun sabio profesor, colega y maestro mío: “La ci<strong>en</strong>cia se desarrolla detal modo <strong>en</strong> todos s<strong>en</strong>tidos que no sé qué se hará para la <strong>en</strong>señanza<strong>en</strong> el siglo próximo”; por el conocimi<strong>en</strong>to que t<strong>en</strong>go del crecimi<strong>en</strong>tode los cursos <strong>en</strong> el Colegio Militar, por todo esto y por otros motivosque no es preciso detallar, compr<strong>en</strong>dí que el Colegio está cerca dellímite de una evolución.Algunas horas después, resuelto a t<strong>en</strong>er una tregua con los libros,me empeñaba <strong>en</strong> la cama por reconciliar el sueño, y vagam<strong>en</strong>te,como una solución definitiva, p<strong>en</strong>saba yo: sí, se acortarán los cursos,se armonizarán, será más sólida la instrucción y se marcarán bi<strong>en</strong> loslímites <strong>en</strong>tre los conocimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong>ciclopédicos que debe t<strong>en</strong>er unhombre de la época y los pertin<strong>en</strong>tes a cada profesión.Al día sigui<strong>en</strong>te me propuse no estudiar; preferí aspirar la vigorosapoesía del Valle, esa poesía que desde el castillo se ve, se si<strong>en</strong>te,se bebe, se posee con indefinible grandeza y dulzura.23biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 234/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


Preferí pasear por las calzadas umbrosas del bosque, o bi<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tarme,con objeto de aislarme casi del mundo, <strong>en</strong> la banca más apartada,por donde sólo pasa la viuda <strong>en</strong>tristecida, la madre pálida ycariñosa guiando a sus hijos o el par de <strong>en</strong>amorados que creyéndosesolos, se arrancan el alma <strong>en</strong> un beso interminable, favorecido porel l<strong>en</strong>to rodar del coche de sitio; pero como a las diez de la mañaname acordé de que <strong>en</strong> ese día eran los exám<strong>en</strong>es de sable <strong>en</strong> la clase deun oficial amigo mío, muy diestro <strong>en</strong> el manejo de las armas, y subíviol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te.El jurado muy solemnem<strong>en</strong>te ocupaba sus asi<strong>en</strong>tos detrás deuna mesa; las bancas que están a lo largo de los muros del salón,estaban ll<strong>en</strong>as de alumnos; el profesor, <strong>en</strong> traje de carácter, estaba depie cerca de la mesa.Les alumnos que iban a ser examinados, se pres<strong>en</strong>taban por parejas,con una bota <strong>en</strong> la pierna derecha, un peto largo que resguardabaligeram<strong>en</strong>te el busto, una pesada careta y un sable que llevaban<strong>en</strong> las manos. Uno de los sinodales los examinaba de teoría; <strong>en</strong> seguidapasaban al profesor para recibir el plastrón. La voz clara perorápida del profesor mandaba cuatro o cinco ataques y otras tantasparadas, cuyo ord<strong>en</strong> era casi imposible ret<strong>en</strong>er <strong>en</strong> la memoria, peroque el profesor recordaba exagerando las paradas para descubrir laslíneas de ataque o bi<strong>en</strong> señalándolas vivam<strong>en</strong>te con la mano. Paralucir a sus discípulos hacía gala de su vista y de la oportunidad delos movimi<strong>en</strong>tos de su espada con objeto de que no hubiera <strong>en</strong>tre lasarmas un solo choque incorrecto. Después del plastrón la pareja ocupabasu puesto de asalto, el cual principiaba previo un ceremoniososaludo. Cada asalto era mejor que el preced<strong>en</strong>te, pues con ese fin sehabía premeditado el ord<strong>en</strong>. Cuando las parejas eran muy aprovechadasya no recibían plastrón antes del asalto, sino que tiraban unamuralla de gusto y elegante, difer<strong>en</strong>te para cada pareja, y cada vezmás complicada, donde se lucía la precisión de las paradas y ataquesy la corrección de los desplantes. En el asalto caían <strong>en</strong> guardia fuerade distancia, avanzaban con sigilo y retrocedían <strong>en</strong> seguida; si un24biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 244/1/<strong>08</strong> 10:29:45 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong>vite no era aceptado, se volvía a la guardia más segura; las fintas yataques se hacían con prud<strong>en</strong>cia, pero desde que una frase se prolongabaun poco, se susp<strong>en</strong>día la t<strong>en</strong>sión de los músculos, había unalivio de los nervios, la sangre era de fuego y producía un caudalincreíble de <strong>en</strong>ergía, <strong>en</strong>carnizándose el ataque y la def<strong>en</strong>sa hasta queuna parada no llegaba a tiempo y el ataque aplastaba la careta, batíaruidosam<strong>en</strong>te el peto o caía sobre un muslo; haci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el públicola impresión desagradable de haber azotado la carne desnuda. Se veíael esfuerzo para ahogar un grito de dolor y de rabia y el alumno int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>tepálido, pasaba de la guardia a la primera posición, y convoz pot<strong>en</strong>te y clara y <strong>en</strong> tono caballeroso decía: “tocado”.Para mí que aún estaba bajo el dominio del estudio del día anterior,aquello era desagradable, bárbaro, salvaje. Los golpes me heríana mí también, herían mi cuerpo tembloroso de café, y sin embargo,aquello brutal, aquello doloroso, me atraía irresistiblem<strong>en</strong>te, me causabacierto placer, curaba mi alma <strong>en</strong>ferma. Entonces tuve la s<strong>en</strong>saciónclara de lo que pasaba; <strong>en</strong>tonces era cuando mi puño se cerrabacon ánimo de aplastar el rostro del vecino. Sí, es preciso que el sabledesgarre las carnes, que rompa los huesos; es necesaria esa curaciónbrutal para restablecer el equilibrio, para que la intelig<strong>en</strong>cia no serompa <strong>en</strong> la exagerada t<strong>en</strong>sión a que se la sujeta <strong>en</strong> las prolongadashoras de estudio. Eso es lo que compr<strong>en</strong>dí cuando aquello dolorosose tornaba plac<strong>en</strong>tero, cuando s<strong>en</strong>tía a mi alma v<strong>en</strong>ir poco a poco elalivio, como si oyera el sonoro repique de una campana lejana queme llamara a la vida.Ahora sí ya podía compr<strong>en</strong>der y juzgar, mis ojos habían recobradola llama hermosa de la vida animal y me s<strong>en</strong>tía capaz de querera todo el mundo.Tiraba su asalto la p<strong>en</strong>última pareja, los dos eran animosos yfuertes; ap<strong>en</strong>as s<strong>en</strong>tían el contacto del arma <strong>en</strong> la parada, contestabancon prodigiosa viol<strong>en</strong>cia y era preciso algunas veces que ellos confesaranel golpe para que se supiera que se habían tocado. Entoncesconfirmé la idea de que la belleza varonil es la fuerza, es el vigoroso25biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 254/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


desbordami<strong>en</strong>to de las <strong>en</strong>ergías viriles; por eso un g<strong>en</strong>eral conquistadorrinde corazones. El asalto terminó y una salva de aplausos ll<strong>en</strong>óla sala y voló por las amplias v<strong>en</strong>tanas.Tocaba su turno a la última pareja, estaba constituida por elalumno más aprovechado y por otro que no era de clase pero quese había elegido por lo excepcionalm<strong>en</strong>te hábil, con objeto de lucira su cont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te. Fue un asalto brillante. Los dos asaltantes erantan arrogantes como fuertes y tan fuertes como diestros y elegantes.Uno de ellos t<strong>en</strong>ía la superioridad, pero usaba de ella para lucir alcontrario; empezaba las frases y las sost<strong>en</strong>ía perfectas y graciosas.La frase empezaba con cierta l<strong>en</strong>titud relativa y se terminaba acelerándolahasta que de rep<strong>en</strong>te se cortaba bruscam<strong>en</strong>te y uno de losdos decía <strong>en</strong> voz alta: “tocado”. Era un combate ciclópeo; la fuerzahabía tornado su pesadez <strong>en</strong> gracia divina y se creía asistir al mejorcombate de la Ilíada. No había la monotonía de los golpes repetidos<strong>en</strong> las mismas líneas: <strong>en</strong> aquel vértigo de los sablazos, la concepciónde los combati<strong>en</strong>tes superaba <strong>en</strong> rapidez al golpear de los sables y seadmiraba un juego infinitam<strong>en</strong>te variado. La frase final fue sublime.Empezó con excepcional maestría, se aceleró con perfecta uniformidad,todos los espectadores y hasta los sinodales se <strong>en</strong>tusiasmaronhasta la emoción profunda e inconsci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se pusieron de pie;cada sablazo producía una chispa y aquella lluvia asombrosa de sablazos<strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> el fuego a los combati<strong>en</strong>tes, hasta que empezandola fatiga y habiéndose corrompido un poco la distancia, uno dio unsalto hacia atrás, poniéndose fuera de alcance. Un huracán de aplausosatronó el espacio.El presid<strong>en</strong>te del jurado susp<strong>en</strong>dió el asalto.Afuera el cielo, de un azul diluido <strong>en</strong> blanca luz, estaba puro, yun sol de fuego <strong>en</strong> anchas olas lo inc<strong>en</strong>diaba todo.Ch ap u ltepec, o c t u b r e 15 d e 1899.26biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 264/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Pr o f e s o r s u b s t i t u t o g<strong>en</strong>eralTanta era la compet<strong>en</strong>cia intelectual y doc<strong>en</strong>te del capitán Ángelesque el director, g<strong>en</strong>eral Juan Villegas, lo nombraba substituto <strong>en</strong> lasaus<strong>en</strong>cias accid<strong>en</strong>tales de los profesores, cualquiera que fuese la asignatura,hasta que Ángeles protestó que se le mandara como substitutouniversal; consci<strong>en</strong>te de la responsabilidad pedagógica, era celosode su prestigio. Obtuvo, por oposición, una cátedra de matemáticas<strong>en</strong> la Escuela Nacional Preparatoria.Ángeles escribió sobre balística exterior, de que era profesor, unlibro que hasta hace poco tiempo sirvió de texto <strong>en</strong> el Colegio Militar.El ing<strong>en</strong>iero Alessio Robles refiere:Quiero dejar aquí consignada una conversación que me ll<strong>en</strong>óde orgullo por el honor que implicaba para México. En 1912,si<strong>en</strong>do yo agregado militar a la Legación de México <strong>en</strong> Italia,hice varias visitas de estudio a las escuelas militares de Turín.En una de ellas fui pres<strong>en</strong>tado al capitán Braccialini, profesorde balística de gran r<strong>en</strong>ombre internacional, pues sus brillantesestudios eran citados <strong>en</strong> todos los libros de texto. Le dije que yaconocía su nombre e hice m<strong>en</strong>ción de sus estudios sobre artilleríaconsignados <strong>en</strong> las obras de texto norteamericanas. Aquelsabio capitán, de cabeza y mostachos <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te blancos, contestó:“Ustedes <strong>en</strong> México ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un gran matemático y un granartillero, del que deb<strong>en</strong> <strong>en</strong>orgullecerse: el capitán Ángeles. Susbrillantes estudios sobre métodos de tiro son notables y hansido universalm<strong>en</strong>te adoptados”.27Ángeles escribía un tratado de física cuando las necesidades dela campaña le hicieron susp<strong>en</strong>der sus trabajos ci<strong>en</strong>tíficos. Las diversascomisiones magisteriales o técnicas confiadas a Ángeles revelansus amplios conocimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> matemáticas; pero importa afirmarque qui<strong>en</strong>es escucharon por varios años las <strong>en</strong>señanzas de ese maesbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>274/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


tro <strong>en</strong> matemáticas superiores, puras o aplicadas, reconoc<strong>en</strong> que losconocimi<strong>en</strong>tos de Ángeles eran profundos y <strong>en</strong> algunos aspectos llegabana lo g<strong>en</strong>ial. Entre sus contemporáneos no había qui<strong>en</strong> pudierasuperarlo.Co m i s i o n a d o <strong>en</strong> el extran jeroDel Colegio Militar salió el capitán Ángeles comisionado (26 deseptiembre de 1901) para inspeccionar el material de 75 mm de artilleríaSchneider Cannet que el gobierno mexicano había adquirido<strong>en</strong> Francia. Desempeñando esta comisión, recibió la noticia de suasc<strong>en</strong>so a mayor y al regresar, después de año y medio, a México, el16 de <strong>en</strong>ero de 1904, fue <strong>en</strong>cargado del Detall del Colegio Militar,donde, como profesor de geometría descriptiva, escribió un curso delecciones resueltas por sus propios alumnos, según los métodos quehabía observado <strong>en</strong> Europa.En el puesto de jefe del Detall lo conoció el autor de esta biografía;qui<strong>en</strong> fue su discípulo <strong>en</strong> matemáticas y apr<strong>en</strong>dió a admirarlo porsu tal<strong>en</strong>to y probidad. Sin perder su marcialidad, el maestro Ángeles,de pies y manos pequeñas a pesar de su alta estatura, t<strong>en</strong>ía modalesfinos y modestos; siempre se dirigía a nosotros con la sonrisa <strong>en</strong> loslabios, <strong>en</strong> tono amable y comedido, movi<strong>en</strong>do, al hablar, las manoscon discreción. Su paso era m<strong>en</strong>udo; al andar, con frecu<strong>en</strong>cia ext<strong>en</strong>díael brazo para descubrir el puño límpido de la camisa y se llevabadespués la mano al bigote para atusárselo. Cuando vestía de paisano,usaba invariablem<strong>en</strong>te el cuello alto sin doblez y la pequeña corbatanegra. Razonador y convinc<strong>en</strong>te, nunca se exaltaba ni dejaba de usarpalabras comedidas. Indudablem<strong>en</strong>te que la gran cultura del maestroÁngeles lo había hecho evolucionar perfeccionándose hasta lamás completa caballerosidad, pues cu<strong>en</strong>tan algunos de sus contemporáneosque, si<strong>en</strong>do alumno, su superioridad intelectual lo hacíadecir a qui<strong>en</strong> no le <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día: “¡Qué tonto eres!” y hasta le atribuían,28biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 284/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


como frase contund<strong>en</strong>te, para qui<strong>en</strong> desbarraba <strong>en</strong> el pizarrón, “¡québruto; borre y siéntese!”…La evolución del maestro, el jefe y el amigo, fue tan notable, quecuando posteriorm<strong>en</strong>te, como subalterno inmediato, traté íntimam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> la campaña revolucionaria, las pr<strong>en</strong>das de su carácter mecautivaron más que su tal<strong>en</strong>to y pude, consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, admirarlocomo al hombre más completo que he conocido.Su h o n r a d e z y va l o r civilComisionado <strong>en</strong> 15 de agosto de 1904 con otros jefes, y bajo lasórd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Dávila, Ángeles marchó a Estados Unidos paraestudiar la pólvora sin humo que el inv<strong>en</strong>tor americano HudsonMaxim propuso <strong>en</strong> v<strong>en</strong>ta al gobierno de México. El <strong>en</strong>tonces Subsecretariode Guerra, g<strong>en</strong>eral Rosalino Martínez, t<strong>en</strong>ía empeño <strong>en</strong>que se aceptara para el ejército la pólvora del inv<strong>en</strong>tor Maxim, yel señor lic<strong>en</strong>ciado Ros<strong>en</strong>do Pineda, promin<strong>en</strong>te político, concurrióa los Estados Unidos para recom<strong>en</strong>dar su adquisición. En un banqueteofrecido a la comisión mexicana <strong>en</strong> Landing New Jersey, ellic<strong>en</strong>ciado Pineda se expresó <strong>en</strong>comiásticam<strong>en</strong>te del inv<strong>en</strong>tor y de laexcel<strong>en</strong>te pólvora con que se iba a b<strong>en</strong>eficiar el ejército mexicano. Alterminar la comida, Ángeles dijo a sus compañeros de comisión: “Ellic<strong>en</strong>ciado Pineda ya dio su opinión sobre la pólvora Maxim; ahorafalta la nuestra”, y ésta fue adversa porque, como lo demostraron técnicam<strong>en</strong>teal autor, su pólvora era muy rompi<strong>en</strong>te. El señor Maximreconoció la justicia del fallo desfavorable y aunque la comisión militarmexicana fue repuesta por dos veces, aquel fallo prevaleció.Años después, cuando el g<strong>en</strong>eral Ángeles militaba <strong>en</strong> la Divisióndel Norte y la pr<strong>en</strong>sa anunció el cisma con Carranza, Maxim,recordando la rectitud de Ángeles, dijo <strong>en</strong>fáticam<strong>en</strong>te: “Ahí dondeÁngeles está, está la razón”. Después fue comisionado a Europa.29biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 294/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Noticia de la conducta, aplicación y aptitud observada<strong>en</strong> el pres<strong>en</strong>te mes por el mayor Felipe ÁngelesConducta bu<strong>en</strong>a. Aplicación, muy bu<strong>en</strong>a. Aptitud, muy bu<strong>en</strong>a. Estejefe ha trabajado con empeño como jefe de los grupos que ti<strong>en</strong>e a sucargo e hizo un arreglo del estudio hecho por la Oficina Técnica delCreusot, sobre la fabricación de los fr<strong>en</strong>os hidráulicos y recuperadoresde resorte. En el pres<strong>en</strong>te mes volvió a la Fábrica de St. Chaumondpara terminar el reconocimi<strong>en</strong>to de las <strong>en</strong>volturas, y cascos y cápsulascontratadas <strong>en</strong> esta Fábrica. Le Creusot, julio 31 de 1902. Elcoronel jefe de la comisión. Gilberto Luna.El mismo jefe informa <strong>en</strong> 30 de noviembre de 1902 que Ángelesescribe un Curso sobre la regla de cálculo.La honradez, sinceridad y tal<strong>en</strong>to del mayor Ángeles le concitaron<strong>en</strong> el ejército no pocos <strong>en</strong>emigos poderosos, <strong>en</strong>tre ellos el g<strong>en</strong>eralMondragón, cuya <strong>en</strong>emistad se tradujo <strong>en</strong> 1904 <strong>en</strong> una injusta postergaque fue resuelta, por acuerdo del g<strong>en</strong>eral Díaz, <strong>en</strong> su asc<strong>en</strong>so at<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel técnico de artillería, cuando don Rafael Eguía Lizhabía sido asc<strong>en</strong>dido a t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel táctico de la misma arma.Ángeles Felipe t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel de artillería.México, marzo 4 de 1905. Con esta fecha se le expidió despachode t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel técnico de artillería perman<strong>en</strong>te con la antigüedadde quince de septiembre de 1904 <strong>en</strong> reposición del que se habíaexpedido con fecha 5 de octubre del mismo año, <strong>en</strong> el concepto deque figurará <strong>en</strong> el escalafón del Cuerpo de Artillería, antes del de sumismo empleo Rafael Eguía Liz.Es oportuno decir que Ángeles tuvo admiración y guardó gratitudpor el g<strong>en</strong>eral Díaz, por más que, <strong>en</strong> principio, era rebelde atodas las dictaduras. Cuando, posteriorm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> tiempos del Presid<strong>en</strong>teMadero, si<strong>en</strong>do él jefe de las operaciones <strong>en</strong> el Sur, hubo30biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 304/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


festejos <strong>en</strong> Cuernavaca, <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de expansión del pueblo, seescucharon vivas a Porfirio Díaz; lejos de molestarse por ello, hablóexpresando que quizás eran inoportunos esos vivas, pero reconocíaque habría, sin duda, corazones agradecidos al estadista, como élmismo s<strong>en</strong>tía el suyo ll<strong>en</strong>o de gratitud; actitud liberal que fue motivode c<strong>en</strong>suras para el g<strong>en</strong>eral Ángeles.Ar r e s ta d o p o r def<strong>en</strong>der el prestigio d e su escuel aDe vuelta de Estados Unidos, el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Ángeles fue comisionado<strong>en</strong> el Primer Regimi<strong>en</strong>to de Artillería hasta que asc<strong>en</strong>dióa coronel (24 de <strong>en</strong>ero de 19<strong>08</strong>), si<strong>en</strong>do nombrado director de laEscuela de Tiro. Por aquella época, se fundó la Escuela Militar deAspirantes, que significaba un adelanto <strong>en</strong> el reclutami<strong>en</strong>to de oficiales(subt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes) destinados a filas. Ángeles aplaudió la idea deformación de tal escuela y hasta sirvió <strong>en</strong> ella como profesor de teoríay práctica de tiro; pero cuando advirtió que sus creadores pret<strong>en</strong>díanhacerla aparecer como una institución superior al Colegio Militar deChapultepec, <strong>en</strong> una política t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te a hacerlo desaparecer, no vaciló<strong>en</strong> publicar un com<strong>en</strong>tario <strong>en</strong> el que afirmaba que “la instrucciónadquirida por los aspirantes <strong>en</strong> sus tres semestres de estudios, podíaser repasada por un alumno de años superiores del Colegio de Chapultepec,durante una sobremesa”. Esta declaración le valió al coronelÁngeles un arresto, por ord<strong>en</strong> superior, y el jefe del Departam<strong>en</strong>tode Artillería <strong>en</strong>contró manera de alejarlo, comisionándolo de nuevo<strong>en</strong> Europa (4 de marzo de 1909) para estudiar los métodos de la Escuelade Aplicación de Fontainebleau y al cabo de un año, hacer otroaño de estudios <strong>en</strong> la Escuela de Tiro de Mailly. Estuvo también <strong>en</strong>dos regimi<strong>en</strong>tos de artillería francesa, uno de los cuales comandaba elcoronel Fayolle, qui<strong>en</strong> después figuró como g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> jefe del ejército<strong>en</strong> la gran guerra europea de 1914. Ángeles recibió del gobiernofrancés la condecoración de “Caballero de la Legión de Honor”.31biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 314/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Secretaría de Guerra y Marina. Departam<strong>en</strong>to de Archivo y Biblioteca.Ángeles Felipe, coronel; artículo publicado <strong>en</strong> El Diario el <strong>13</strong> delactual. Acuerdo: Pase al Departam<strong>en</strong>to de Justicia a fin de que opinesi hay alguna responsabilidad que exigir a su autor. Señor Secretario:El citado coronel Ángeles publicó <strong>en</strong> El Diario citado, un artículocon el rubro “Importante a la Sociedad Mexicana y a los Oficiales delEjército”, <strong>en</strong> el que com<strong>en</strong>taba algunas reflexiones publicadas por elcapitán primero Nicolás Martínez, <strong>en</strong> Revista del Ejército y Marinacorrespondi<strong>en</strong>te del primero del actual, <strong>en</strong> que hacía alguna comparación<strong>en</strong>tre la Escuela Militar de Aspirantes y la Escuela Especial Militarde St. Cyr, <strong>en</strong> Francia, y lo com<strong>en</strong>ta no sólo <strong>en</strong> términos pocopatrióticos, sino con notable m<strong>en</strong>osprecio a la Escuela Militar de Aspirantes;su propósito, según parece, es demostrar que los oficiales delColegio Militar —(sic)— y los de esta última escuela, son oficiales“transitorios” de una ilustración <strong>en</strong> extremo defici<strong>en</strong>te, y expone quecualquier curso profesional, de los que se estudian <strong>en</strong> Tlalpan, ti<strong>en</strong>etan poca ext<strong>en</strong>sión y es tan elem<strong>en</strong>tal, que un alumno de sexto año delColegio Militar de Chapultepec puede apr<strong>en</strong>derlo muy bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> una“sobremesa”, concepto que además de ser despreciativo para aquellaEscuela de Aspirantes, origina antagonismos notoriam<strong>en</strong>te perjudiciales,tibieza para los que pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> seguir la carrera militar <strong>en</strong> dichaescuela y m<strong>en</strong>osprecio ante la sociedad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral. Es un hecho que<strong>en</strong> la Escuela de Aspirantes se hac<strong>en</strong> estudios mucho m<strong>en</strong>os ext<strong>en</strong>sosque los del Colegio Militar, pero precisam<strong>en</strong>te ese fue el propósitode la Secretaría de Guerra al fundar aquella escuela, pues se tratabade abreviar la carrera para cubrir las vacantes <strong>en</strong> extremo numerosasde los oficiales subalternos, así es que el articulista, con el laudablefin que se propone, pero prácticam<strong>en</strong>te es imposible <strong>en</strong> mi concepto,debe, como todo ciudadano y especialm<strong>en</strong>te como militar, <strong>en</strong>caminarsus estudios a que se corrija tal o cual defecto, pero nunca verti<strong>en</strong>dofrases que <strong>en</strong>vuelvan un desprecio y a la vez una murmuración a unestablecimi<strong>en</strong>to de educación militar oficial, cuyo plan de estudios hasido aprobado por la superioridad. No me corresponde com<strong>en</strong>tar los32biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 324/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


artículos del citado coronel Ángeles, pero considero que se ha excedido<strong>en</strong> sus apreciaciones ante el respeto que debe guardar a toda ord<strong>en</strong>del superior, y previ<strong>en</strong>do que la polémica que pret<strong>en</strong>de sost<strong>en</strong>er y queasí pregona día a día, ha de ser más acalorada, me permito proponer austed se sirva acordar, si a bi<strong>en</strong> lo ti<strong>en</strong>e, se imponga por ahora al citadocoronel Ángeles, un arresto de ocho días <strong>en</strong> un cuartel de artillería, porla forma irrespetuosa con que se ha expresado de esa institución oficialde <strong>en</strong>señanza militar <strong>en</strong> el artículo que bajo su firma fue publicado <strong>en</strong>el periódico El Diario fecha 12 del actual. México, abril 20 de 19<strong>08</strong>.El coronel lic<strong>en</strong>ciado Jefe del Departam<strong>en</strong>to. J. Vázquez (ilegible).Aquella opinión fue aprobada por la superioridad, publicada <strong>en</strong>la ord<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral de la plaza, cumplida y anotada <strong>en</strong> la hoja de serviciosde Ángeles. Lo cual no impidió que, <strong>en</strong> seguida, se le dieranimportantes comisiones técnicas.El 15 de octubre de 19<strong>08</strong> le fue concedida la Cruz de Honor,por más de 25 años de servicios sin interrupción.El coronel Ángeles fue, pues, <strong>en</strong> el ejército mexicano, un distinguidomilitar cuya honradez y compet<strong>en</strong>cia eran estorbo y motivode celos para los jefes incompet<strong>en</strong>tes, intrigantes o negociantes. Sele mant<strong>en</strong>ía alejado de México para evitar sus críticas y sus verdades,pero se le ocupaba <strong>en</strong> importantes comisiones técnicas.En Ángeles habían incubado, desde jov<strong>en</strong>, la honradez y la verdad,que son rebeldes.33biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 334/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 344/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o IIÁn g e l e s solicita v o lv e r a l pa í sCuando se inició la Revolución de 1910, Ángeles solicitóvolver al país “para compartir la amargura común”, perosu demanda fue mal recibida, valiéndole al solicitante superman<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el extranjero.Sría. de Guerra y Marina.—Depto. de Artillería.—En contestaciónal oficio de Ud., de fecha 24 del mes próximo pasado, le manifiestoque no hay nada de cierto <strong>en</strong> lo que la pr<strong>en</strong>sa de Francia publica. Elpaís está tranquilo y si desgraciadam<strong>en</strong>te ocurre algo, se le llamará aUd., como lo desea.—Libertad y Constitución.—México, diciembre<strong>13</strong> de 1910.—G. Cosío.—Al C. Crel. de Artillería Felipe Ángeles.—Orleans, Francia.Su id<strong>en</strong>tificación c o n el g o b i e r n o r e v o l u c i o n a r i oEl Presid<strong>en</strong>te Madero tuvo información de la personalidad de Ángeles,por refer<strong>en</strong>cias de los discípulos y admiradores de éste y fuellamado de Europa a fines de 1911; llegó a México, proced<strong>en</strong>te deFrancia, el 19 de <strong>en</strong>ero de 1912. El día 8 del mismo mes tomó posesióncomo director del Colegio Militar de Chapultepec, puesto quele asignó el Presid<strong>en</strong>te Madero. El 2 de junio del mismo año Ángelesfue asc<strong>en</strong>dido a g<strong>en</strong>eral brigadier.35biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 354/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Su g e s t i ó n c o m o d i r e c t o r d e l Co l e g i o MilitarEl Colegio Militar recibió un gran impulso progresista bajo la direcciónde Ángeles, qui<strong>en</strong> llamó a su escuela a oficiales seleccionados delas carreras ci<strong>en</strong>tíficas e implantó reformas de índole administrativay moral que constituyeron savia vivificadora. Fue establecido uncasino de oficiales, se organizaban con frecu<strong>en</strong>cia fiestas sociales yculturales <strong>en</strong> que participaban oficiales y alumnos; se hizo interv<strong>en</strong>ira éstos <strong>en</strong> la vigilancia del aprovisionami<strong>en</strong>to y alim<strong>en</strong>tación; fueronsuprimidas ciertas formas groseras cuartelarias; los alumnos obt<strong>en</strong>íanpermiso para salir, bajo su palabra, que era símbolo de honor, lascompañías de alumnos eran <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>adas <strong>en</strong> prácticas tácticas y deportivas;se empezaron a estudiar nuevos métodos y formas de aprovechami<strong>en</strong>toy, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, la institución fue <strong>en</strong>cauzada por una s<strong>en</strong>dade perfeccionami<strong>en</strong>to. Crecía la fama de esta escuela modelo, formadorade oficiales aptos, cultos y honrados; descollaba <strong>en</strong> los deportesy <strong>en</strong> la importancia de sus programas de estudios y esa escuela formóa numerosos oficiales que, andando el tiempo, ya fuera del ejército,han demostrado ser hombres trabajadores, efici<strong>en</strong>tes y honorables.El señor g<strong>en</strong>eral Juan Manuel Torrea dice, <strong>en</strong> su libro La vida deuna institución gloriosa:Después de los premios correspondi<strong>en</strong>tes al año de 1911, la Secretaríade Guerra dispuso que el coronel Felipe Ángeles recibiera la direccióndel Colegio Militar.—El intelig<strong>en</strong>te, culto y discutido militar, imprimióuna vigorosa marcha a la educación militar, si<strong>en</strong>do de grandetrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia las dos importantes cuestiones que sometió a la consideracióndel profesorado y que deberían significar un positivo b<strong>en</strong>eficiopara los alumnos. Las dos reformas radicales que proponía el ilustradodirector del colegio se referían a cambiar de un modo radical el sistemade exám<strong>en</strong>es establecido desde años atrás y procurar la facilitación delos trabajos de la Junta Facultativa. El proyecto del director t<strong>en</strong>día asuprimir la defici<strong>en</strong>te instrucción adquirida <strong>en</strong> el colegio <strong>en</strong> algunos36biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 364/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


capítulos, ya que era bi<strong>en</strong> conocido que no obstante el tal<strong>en</strong>to y lailustración de determinados elem<strong>en</strong>tos, ni esos mismos que sobresalían,dejaban de experim<strong>en</strong>tar dificultades para redactar un informe,escribir una memoria y aun para formular un simple oficio comunicandolas novedades de una guardia. La Junta Facultativa la dividíael nuevo director formando grupos con los profesores que tuvieran<strong>en</strong>com<strong>en</strong>dadas materias similares <strong>en</strong> cuanto a su <strong>en</strong>señanza. Durantela gestión directiva del coronel Ángeles se estableció <strong>en</strong> el Colegio Militarpor primera vez el casino, habi<strong>en</strong>do asistido al acto el Presid<strong>en</strong>tede la República, C. Francisco I. Madero, el Secretario de Guerra y lasmás altas autoridades de la Plaza.—Durante el acto de la inauguraciónprodujo una conceptuosa y elegante alocución el coronel Ángeles y<strong>en</strong>tre otras cosas dijo las sigui<strong>en</strong>tes: “...Nos haremos ins<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>temejores hombres de sociedad y mejores hombres de filas.—Así se elevael nivel del oficial, que sin perder su contacto honroso, figurará conigual donaire <strong>en</strong> las humildes filas de la tropa que <strong>en</strong> elevados escañosde las clases superiores”.El establecimi<strong>en</strong>to del casino, antes había t<strong>en</strong>ido serios opositores,porque se creía que podría ser lugar <strong>en</strong> que se pudiera relajar ladisciplina. Se vio que no había razón para abrigar tales temores y quetodo estribaba <strong>en</strong> que se observara una reglam<strong>en</strong>tación adecuada para elmedio nuestro y fue así como durante todo el tiempo, <strong>en</strong> las reunionessociales para las que se abolieron prev<strong>en</strong>ciones antiguas, no hubo quecorregirse la m<strong>en</strong>or falta de disciplina, ni el rompimi<strong>en</strong>to de algunas delas tradiciones caballerescas de educación y de cultura de los alumnos.La inauguración del Casino Militar de Chapultepec fue solemnizadacon un banquete, al que concurrieron como invitados de honorel Presid<strong>en</strong>te Madero y el Vicepresid<strong>en</strong>te Pino Suárez.El capitán Cervantes, que había sido llevado como ayudante delcolegio por el g<strong>en</strong>eral Ángeles, ofreció la comida con frases de <strong>en</strong>tusiastadevoción a la Madre Escuela y a la gloriosa carrera de las armas.Muy agradado el señor Madero, dirigiéndose al g<strong>en</strong>eral Ángeles, le37biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 374/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


38dijo: “Oiga, g<strong>en</strong>eral, necesitamos que ese oficial asci<strong>en</strong>da; vamosa mandarlo a la campaña del Norte”. A lo que el g<strong>en</strong>eral Ángelescontestó: “Mandarlo con aquellos elem<strong>en</strong>tos, sería procurar que secorrompiera. Mejor mándelo usted a Europa”. —Cervantes habíav<strong>en</strong>ido de Europa, adonde fue <strong>en</strong>viado desde principios de 1910 poracuerdo del g<strong>en</strong>eral Díaz, para que estudiara cuestiones de aeronáutica.La comisión técnica del Departam<strong>en</strong>to de Ing<strong>en</strong>ieros queestudió su informe, opinó que debía volver a completar su especialización,ya que había obt<strong>en</strong>ido los títulos de piloto de globos y deaeroplanos. Las órd<strong>en</strong>es de marcha habían sido giradas, pero conmotivo de la rebelión de Pascual Orozco, Cervantes solicitó susp<strong>en</strong>dersu marcha a Europa y ser <strong>en</strong>viado a la campaña; esto no lo logróporque los oficiales de Estado Mayor del g<strong>en</strong>eral González Salas noquerían ing<strong>en</strong>ieros. Ya se sabe el trágico resultado de la campañainiciada <strong>en</strong> el Norte por ese honorable g<strong>en</strong>eral, a qui<strong>en</strong> la reacciónvilip<strong>en</strong>dió.Con aquellos anteced<strong>en</strong>tes, y por sugestión del g<strong>en</strong>eral Ángeles,<strong>en</strong> uno de sus paseos matinales a caballo, el señor Madero preguntóa Cervantes si se comprometía a establecer <strong>en</strong> México la Escuela deAviación, a su regreso de Europa, cuando terminara su especialización;a lo que el interpelado contestó afirmativam<strong>en</strong>te. Las órd<strong>en</strong>esfueron libradas y Cervantes marchó a la Escuela Superior de Aeronáuticade París y a las fábricas de motores y aeroplanos cuando elg<strong>en</strong>eral Ángeles era nombrado Jefe de las Operaciones <strong>en</strong> el Sur de laRepública. En su oportunidad referiremos cómo Cervantes volvió aunirse con su maestro.Cuando, como dijimos, <strong>en</strong> julio de 1912, el g<strong>en</strong>eral Ángelesfue asc<strong>en</strong>dido a g<strong>en</strong>eral brigadier, la primera comisión de guerra dela Cámara de S<strong>en</strong>adores interpeló al <strong>en</strong>tonces Secretario de Guerray Marina sobre “el motivo por el cual fue preferido el citado coronela otros más antiguos”. La respuesta fue que la prefer<strong>en</strong>cia se basaba<strong>en</strong> “la difer<strong>en</strong>cia de condiciones y aptitudes <strong>en</strong>tre éstos y aquél, puesque distan mucho los unos y los otros”. El dictam<strong>en</strong> favorable, probiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>384/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


dujo la ratificación, por unanimidad de votos, <strong>en</strong> la sesión del 15 d<strong>en</strong>oviembre de 1912.Lo s v o l u n ta r i o s d e l Distrito FederalPor aquella época ocurrió la rebelión orozquista. Para levantar el espíritucívico <strong>en</strong> favor del gobierno, Ángeles organizó con gran actividad,los cuerpos de voluntarios del Distrito Federal, que, formadoscon elem<strong>en</strong>tos de todas las clases sociales y constituidos <strong>en</strong> compañíasy batallones homogéneos, llegaron a desfilar fr<strong>en</strong>te a Palacio,por millares, con bu<strong>en</strong>a formación y disciplina militar, dispuestos adef<strong>en</strong>der al gobierno constituido. El t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de ing<strong>en</strong>ieros F. Cervantesfungió <strong>en</strong>tonces como instructor de los “Voluntarios de laBanca”.La a m i s ta d d e Ma d e r o y ÁngelesA medida que el Presid<strong>en</strong>te iba tratando y conoci<strong>en</strong>do a Ángeles, sefue estableci<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre ellos una mutua estimación y afecto que losunió, porque la ideología democrática, las características de s<strong>en</strong>cillezy franqueza y los ideales de justicia de Ángeles, armonizaban pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>tecon las virtudes elevadas de aquel noble y bi<strong>en</strong> int<strong>en</strong>cionadoPresid<strong>en</strong>te.En las largas correrías que Madero hacía a caballo por los alrededoresde la capital, casi siempre lo acompañaba el g<strong>en</strong>eral Ángelescon algunos oficiales y alumnos del Colegio Militar. Escuchamos<strong>en</strong> una ocasión esta ing<strong>en</strong>ua conversación: Madero: “Luego que yotermine mi periodo presid<strong>en</strong>cial, me iré a Europa para descansar detantas dificultades”. G<strong>en</strong>eral Ángeles: “Ojalá que yo pudiera acompañarloa Europa, señor presid<strong>en</strong>te”. Madero: “Ya veremos, g<strong>en</strong>eral.Usted permanecerá donde sean más útiles sus servicios”.39biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 394/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Y así, <strong>en</strong> am<strong>en</strong>as conversaciones, dos hombres puros y bi<strong>en</strong>int<strong>en</strong>cionados,intimaron un afecto que perseveró <strong>en</strong> Ángeles despuésdel sacrificio de Madero, pues, como veremos, def<strong>en</strong>dió la doctrinademocrática y la noble personalidad del Presid<strong>en</strong>te mártir, malquistándosecon Carranza y hasta con Villa y llegando al mismo sacrificio,como maderista incorruptible.La c a m pa ñ a d e Mo r e l o sDeseando Madero aplacar la rebelión zapatista, resolvió <strong>en</strong> julio de1912 substituir al g<strong>en</strong>eral J. I. Robles por el g<strong>en</strong>eral Ángeles.Sría. de Estado y del Despacho de Guerra y Marina.—Depto. deEstado Mayor.—México, 3 de agosto de 1912.—Dispone el C. Secretariodel Ramo se nombre Jefe interino de la Zona Militar con elmando de las fuerzas que operan <strong>en</strong> el Estado de Morelos, al G<strong>en</strong>l.Brigadier de Artillería Felipe Ángeles a fin de que vuelva a hacersecargo de la Dirección del Colegio Militar al terminar la campaña <strong>en</strong>dicho Estado;... quedando al fr<strong>en</strong>te de dicho plantel el actual SubdirectorTte. Crel. de igual arma Víctor Hernández Covarrubias.—Loque comunico a Ud., etc. El G<strong>en</strong>l. Brigadier Jefe del Departam<strong>en</strong>to.—Enrique Torroella.El g<strong>en</strong>eral Ángeles eligió <strong>en</strong>tre sus ayudantes al capitán técnicode artillería Gustavo Bazán, al capitán de la misma arma José HerónGonzález y a los capitanes técnicos de artillería Rodolfo de la Vega,Gilberto A. Ramos y Eduardo Román, los dos primeros distinguidosoficiales que, posteriorm<strong>en</strong>te, siguieron (como yo) al g<strong>en</strong>eral Ángeles<strong>en</strong> la Revolución, pereci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> la batalla de Hermosillo, Sonora,el g<strong>en</strong>eral Herón González, “Gonzalitos”, qui<strong>en</strong> fue prototipo delmilitar compet<strong>en</strong>te y pundonoroso.40biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 404/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Marchó, pues, el g<strong>en</strong>eral Ángeles a Morelos y pudo <strong>en</strong>toncesverse que éste no solam<strong>en</strong>te era un militar compet<strong>en</strong>te, sino que susmedidas de carácter político demostraban gran sagacidad; sus intelig<strong>en</strong>tesprocedimi<strong>en</strong>tos consistían <strong>en</strong> no rehuir la lucha armada, perosí evitar la persecución despiadada y los procedimi<strong>en</strong>tos de sanguinariaviol<strong>en</strong>cia, no destruy<strong>en</strong>do pueblos, ni quemando sem<strong>en</strong>teras nicolgando inoc<strong>en</strong>tes, o culpables, ni cañoneando templos y caseríos,sino, por el contrario, impidi<strong>en</strong>do que militares crueles int<strong>en</strong>taranahogar <strong>en</strong> sangre y ruinas a un pueblo cuya rebelión se explicaba Ángelespor la indignación y la legítima def<strong>en</strong>sa de sus habitantes.El g<strong>en</strong>eral Robles había desarrollado una campaña de exterminio.Blanquet, Jiménez Riveroll e Izquierdo, jefes del 29 Batallón,mataban, inc<strong>en</strong>diaban y propagaban por la pr<strong>en</strong>sa grandes accionesmilitares. ¡Jiménez Castro se jactaba de haber colgado de cada árboldel Estado de Morelos, a un zapatista!En aquella época la regla era que los reporteros solam<strong>en</strong>tedieran noticias de pr<strong>en</strong>sa que halagaran a los jefes de operaciones,qui<strong>en</strong>es ejercían estricta c<strong>en</strong>sura. Huerta así lo hacía <strong>en</strong> la campañadel Norte, de donde corrió al periodista Herald Brandon, porqu<strong>en</strong>o decía bastantes m<strong>en</strong>tiras que lo adularan. Cuando Brandon seacercó <strong>en</strong> Morelos al g<strong>en</strong>eral Ángeles, quedó sorpr<strong>en</strong>dido de quelo exhortara a solam<strong>en</strong>te decir la verdad; cautivado por la s<strong>en</strong>cillezde este jefe de operaciones, publicó declaraciones que causarongran alboroto <strong>en</strong> los círculos militares, porque cont<strong>en</strong>ían verdadesamargas para qui<strong>en</strong>es se hacían bombo con la campaña militar. SegúnÁngeles, el problema de Morelos era más problema de justiciaque de armas; los militares habían hecho más males, destrucción einjusticias que pacificación y triunfos. Los militaristas antirrevolucionarios,ligados con la reacción, criticaron acerbam<strong>en</strong>te aquellassinceras declaraciones.La mejor demostración de que Ángeles t<strong>en</strong>ía razón, fue que lapacificación se iba logrando por medio de los procedimi<strong>en</strong>tos quepreconizaba, sin necesidad de drásticas medidas y que, años después,41biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 414/1/<strong>08</strong> 10:29:46 <strong>AM</strong>


Zapata y G<strong>en</strong>ovevo de la O le dijeron que durante su campaña <strong>en</strong>Morelos, los estaba desarmando porque había sido bu<strong>en</strong>o con elpueblo.Cuando el g<strong>en</strong>eral Ángeles estuvo preso <strong>en</strong> la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría delDistrito Federal, después de la Dec<strong>en</strong>a Trágica, trabó amistad conel “Tuerto Morales”, <strong>en</strong>señándole a leer y a escribir; éste, <strong>en</strong> una desus confid<strong>en</strong>cias, le dijo: “Mi g<strong>en</strong>eral, ya los hombres de la regiónpor donde yo andaba, no quier<strong>en</strong> seguir peleando porque usted dejótrazado el camino de la justicia y porque creemos que sus informessirvan a cualquier gobierno para <strong>en</strong>señarle la verdadera causa de laguerra”.Posteriorm<strong>en</strong>te, cuando <strong>en</strong> el año de 1914 la Conv<strong>en</strong>ción NacionalRevolucionaria <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes comisionó al g<strong>en</strong>eral Ángelespara ir a conv<strong>en</strong>cer al g<strong>en</strong>eral Zapata de que mandara una delegacióna dicha conv<strong>en</strong>ción, a nuestra llegada a Cuernavaca, Zapata esperabaa Ángeles parado <strong>en</strong> la <strong>en</strong>trada del Banco de Morelos. Habíaexpectación por saber cómo sería recibido qui<strong>en</strong> fuera antes <strong>en</strong>emigo,como jefe de las operaciones <strong>en</strong> Morelos, y un sil<strong>en</strong>cio angustioso seprodujo cuando el g<strong>en</strong>eral Ángeles desc<strong>en</strong>dió del automóvil y pasócerca del g<strong>en</strong>eral G<strong>en</strong>ovevo de la O, qui<strong>en</strong> montaba un nerviosocaballito. Señalándolo con el dedo, preguntó <strong>en</strong> voz alta y tono festivo:“¿Éste es el g<strong>en</strong>eral Ángeles?”, y como se le contestara afirmativam<strong>en</strong>te,dijo <strong>en</strong>tusiasmado: “V<strong>en</strong>ga un abrazo”. Los adversarios sereconciliaban con un abrazo efusivo, que antes habían preparado elhumanitarismo y la elevada compr<strong>en</strong>sión del militar y del psicólogo...Hecho que también relata el g<strong>en</strong>eral Ángeles y que el autor pres<strong>en</strong>ciócomo ayudante del citado militar. 1Partidario de las ideas nuevas, de amplio criterio revolucionario, ecuánimey justiciero, el tal<strong>en</strong>toso jefe militar iba a la campaña a cumplir1En las memorias del g<strong>en</strong>eral zapatista Gildardo Magaña, Emiliano Zapata y elagrarismo <strong>en</strong> México, el autor reprodujo el artículo “G<strong>en</strong>ovevo de la O” del g<strong>en</strong>eral42biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 424/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


con su deber, sin los prejuicios necios y sin la soberbia estulticia de suantecesor. Bi<strong>en</strong> pronto compr<strong>en</strong>dió que la exacerbación de la guerra<strong>en</strong> la región suriana se debía a los abusos, a los atropellos, a los crím<strong>en</strong>escometidos por las fuerzas federales, y sus primeras disposicionesfueron órd<strong>en</strong>es de arresto <strong>en</strong> contra de algunos oficiales, varios de loscuales hubieron de ser procesados por robos de ganado y otros delitosde ord<strong>en</strong> común, consumados al “perseguir al <strong>en</strong>emigo”.Esta era la oficialidad subordinada a Juv<strong>en</strong>cio Robles; militaresque jamás se preocuparon de la campaña a ellos <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dada, ni delas tropas a su mando; la miserable “carne de cañón”, siempre fatigaday hambri<strong>en</strong>ta, que sólo sabía, imitando el ejemplo de sus superiores,asesinar, inc<strong>en</strong>diar y robar...La soldadesca ebria y amoral, aleccionada por Juv<strong>en</strong>cio Robles,veía <strong>en</strong> cada indíg<strong>en</strong>a, <strong>en</strong> cada morador de la región suriana, a unterrible <strong>en</strong>emigo, a un hombre fuera de la ley, cond<strong>en</strong>ado por la sociedadintegrada por los expoliadores del pueblo, por los ricos hac<strong>en</strong>dados,por los favorecidos por el poder de los gobernantes; y obraba así,implacable, despiadadam<strong>en</strong>te, sin importarle sacrificar inoc<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong>ciega obedi<strong>en</strong>cia a una consigna cuya finalidad ignoraba.Ángeles, por el contrario, fue a Morelos, estudió minuciosa, ser<strong>en</strong>a,imparcial y sabiam<strong>en</strong>te la situación; descubrió el mal que gangr<strong>en</strong>abaal gobierno de Madero y habló claro, con sinceridad, confranqueza, con honradez, sin parar mi<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> los d<strong>en</strong>uestos que suactitud arrancó a la pr<strong>en</strong>sa merc<strong>en</strong>aria que, desde <strong>en</strong>tonces, al<strong>en</strong>taba yservía a los traidores de 19<strong>13</strong>; pero, ni Madero, de qui<strong>en</strong> Ángeles erafervi<strong>en</strong>te partidario y leal amigo, supo compr<strong>en</strong>derlo o ni él quiso daroídos al pundonoroso y consci<strong>en</strong>te g<strong>en</strong>eral.¡Cuán doloroso y trágico vino con el tiempo a confirmarse lasabia opinión del más tarde estoico sacrificado de Chihuahua!Ángeles y refiriéndose al cambio de jefe de operaciones de Morelos, dice: “El <strong>13</strong> deagosto los bizarros alumnos del Colegio Militar despedían <strong>en</strong> la estación de Bu<strong>en</strong>avistaa su director, g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles”.43biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 434/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


Ge n o v e v o d e la OPor el g<strong>en</strong>eral Felipe ÁngelesA mi bu<strong>en</strong> amigo el distinguido cubano ManuelMárquez Sterling, <strong>en</strong> comprobación de una críticaque hice, <strong>en</strong> afectuosa carta de felicitación,a su libro Los últimos días del Presid<strong>en</strong>te Madero.Dic. de 1917. “La Patria”, El Paso, Tex.No conozco bi<strong>en</strong> al hombre; no podré hablar de él, como lo haría deFrancisco Villa; pero G<strong>en</strong>ovevo de la O cabe bi<strong>en</strong> d<strong>en</strong>tro del marcode un artículo, mi<strong>en</strong>tras que Francisco Villa ap<strong>en</strong>as cabría <strong>en</strong> laspáginas de un libro.Ap<strong>en</strong>ado por haber sido <strong>en</strong>viado a dirigir la guerra del Sur <strong>en</strong> elvasto territorio de cinco estados, México, Morelos, Puebla, Tlaxcalay Guerrero, sin que se me hayan permitido unos cuantos días para<strong>en</strong>terarme del estado de la campaña, sacado viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te de unaardua tarea de reorganización del Colegio Militar, iba yo <strong>en</strong> el tr<strong>en</strong>de Cuernavaca escoltado por la tropa del coronel Jiménez Castro.Avisadas las tropas de los destacam<strong>en</strong>tos de que el nuevo jefe dela campaña iba <strong>en</strong> el tr<strong>en</strong>, me esperaban formados a lo largo de lavía. Los soldados parecían sin alim<strong>en</strong>tos, amarillos los rostros, suciosy desgarrados los uniformes.¿En dónde están los cuarteles?, pregunté. ¿Dónde duerm<strong>en</strong> lossoldados, dónde se proteg<strong>en</strong> de las lluvias? ¡Pobres soldados, vivíana la intemperie <strong>en</strong> aquellas elevadas cimas de lluvias frecu<strong>en</strong>tes, casicontinuas todo el año! ¡No t<strong>en</strong>er siquiera un pedacito de tierra secadonde echarse a dormir!Al llegar a Tres Marías nos <strong>en</strong>contramos con la novedad de que<strong>en</strong> el destacam<strong>en</strong>to se había capturado a un espía zapatista.Este acontecimi<strong>en</strong>to está ligado con el acto más trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>talde mi vida. No puedo relatarlo por falta de espacio.44biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 444/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


Los oficiales del destacam<strong>en</strong>to estaban indignados; había quecolgarlo inmediatam<strong>en</strong>te; no cabía la m<strong>en</strong>or duda de su culpabilidady no era perdonable la m<strong>en</strong>or vacilación. No hacía mucho había idoal mismo destacam<strong>en</strong>to otro espía, y una vacilación, una torpeza,había hecho posible su evasión. Todos los soldados estaban ebrios, elespía había llevado la noticia al <strong>en</strong>emigo y G<strong>en</strong>ovevo de la O llegó d<strong>en</strong>oche con sus zapatistas y acabó con el destacam<strong>en</strong>to. Al recordar lasesc<strong>en</strong>as ocurridas y cómo al otro día <strong>en</strong>contraron el campo las tropasde auxilio, daba escalofrío. Así apareció ante mí por primera vez, lafigura fatídica de G<strong>en</strong>ovevo de la O. Así aparece, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, a todala sociedad, el heroico soldado zapatista.Mi<strong>en</strong>tras estuve <strong>en</strong>cargado de la campaña del Sur, G<strong>en</strong>ovevo fueel jefe zapatista más activo; tuvimos con él dos combates, uno <strong>en</strong> lahaci<strong>en</strong>da de Micatitlán y el otro <strong>en</strong> el cerro de la Trinchera, que voya relatar.La víspera del combate <strong>en</strong> la haci<strong>en</strong>da, un señor me informóque t<strong>en</strong>ía noticias de que G<strong>en</strong>ovevo preparaba el ataque para el díasigui<strong>en</strong>te.Llovía torr<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te la tarde de esa víspera y me ap<strong>en</strong>aba dar alos destacam<strong>en</strong>tos circunvecinos al objetivo del <strong>en</strong>emigo la ord<strong>en</strong> deconc<strong>en</strong>tración. Vacilaba yo <strong>en</strong> darla, porque hacía tiempo había yocambiado radicalm<strong>en</strong>te la política de mi antecesor, el g<strong>en</strong>eral Robles,y t<strong>en</strong>ía por ello descont<strong>en</strong>tos a mis oficiales. Si el ataque del <strong>en</strong>emigono se verificaba, los oficiales no me perdonarían que hiciera moverlas tropas bajo la lluvia torr<strong>en</strong>cial. Ord<strong>en</strong>é, finalm<strong>en</strong>te, que el movimi<strong>en</strong>tode tropas se verificara <strong>en</strong> la noche a diversas horas, segúnla lejanía de cada destacam<strong>en</strong>to. Al día sigui<strong>en</strong>te, muy temprano, elempuje del capitán Galaviz, que murió <strong>en</strong> el combate, casi derrotó al<strong>en</strong>emigo, acabando por destrozarlo el regimi<strong>en</strong>to de Triana. Galavizy Reyes, un vali<strong>en</strong>te revolucionario de Gómez Palacio, fueron loshéroes de la jornada. Yo me empeñé <strong>en</strong> acreditar al coronel de EstadoMayor Alberto Bátiz, que mandé <strong>en</strong> tr<strong>en</strong> y con tropas numerosas,dándole el mando supremo; pero él evadió el combate, yéndose cerca45biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 454/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


de Jojutla, y resistiéndose después a hacer una persecución a fondo,como se lo ord<strong>en</strong>é repetidas veces.El combate de la Trinchera fue más honorífico para G<strong>en</strong>ovevoporque <strong>en</strong> él no tuvieron real éxito las tropas del gobierno.La Trinchera es un cerro que está <strong>en</strong>tre Santa María y Huitzilac;ese cerro domina <strong>en</strong> casi toda su ext<strong>en</strong>sión el camino <strong>en</strong>tre losdos pueblos m<strong>en</strong>cionados, y está separado del mismo por el hondoy pedregoso lecho de un arroyo. Así pues, para atacar la Trincheradesde el camino por un combate de fr<strong>en</strong>te, se necesita una superioridadnumérica muy grande. Detrás de la Trinchera, hay una escabrosísimaserranía que termina <strong>en</strong> una ranchería que era el cuartelg<strong>en</strong>eral de G<strong>en</strong>ovevo, cerca de Santiago Tianguist<strong>en</strong>go, del Estadode México.Quiero relatar este combate con más detalles que el anterior,porque la importancia que le dimos y la fuerza que desplegamoshac<strong>en</strong> honor a G<strong>en</strong>ovevo.Un día había salido a pie de Cuernavaca a México el capitánGonzalitos, y a poco recibí la noticia de que los zapatistas, <strong>en</strong> lamañana de ese mismo día, habían dado muerte a un muchachitov<strong>en</strong>dedor de periódicos <strong>en</strong> el camino, fr<strong>en</strong>te a la Trinchera. Creíamosque también a Gonzalitos lo habían muerto; pero a poco, por teléfonosupimos que internándose al monte había escapado, y que, sinnovedad, Gonzalitos proseguía su camino hacia México.Un día después supimos que <strong>en</strong> el mismo lugar del camino,fr<strong>en</strong>te a la Trinchera, los zapatistas habían det<strong>en</strong>ido y robado a unassoldaderas. Mandé el destacam<strong>en</strong>to de Cruz de Piedra, que era elmás inmediato (estaría como a tres kilómetros de la Trinchera),para que despejara el camino y persiguiera a los zapatistas. Tuvieronlas fuerzas de ese destacam<strong>en</strong>to un combate con los zapatistas y meinformó el jefe del destacam<strong>en</strong>to que había derrotado al <strong>en</strong>emigo;pero por lo que supe después, eso era falso, pues sólo se había tiroteadoel destacam<strong>en</strong>to con el <strong>en</strong>emigo y <strong>en</strong> seguida retirado a Cruzde Piedra.46biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 464/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


Por el jefe del destacam<strong>en</strong>to de Huitzilac fui informado de lafalsedad del parte del de Cruz de Piedra, y por ello mandé <strong>en</strong> seguidaal capitán Osorno, que se había distinguido frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>persecuciones al <strong>en</strong>emigo, para que con una compañía lo batiera yarrojara de la Trinchera. Osorno dio parte de que había desalojadoal <strong>en</strong>emigo.Un día después volvió a informarme el jefe de Huitzilac, coronelViruegas, que los zapatistas continuaban <strong>en</strong> su puesto y de queeran muy numerosos.Me resistí a creer que un oficial tan vali<strong>en</strong>te y caballeroso comoOsorno, diera un parte falso; pero me indujo, fuertem<strong>en</strong>te a cerciorarmede la veracidad de la información de Viruegas, el hecho deque Gonzalitos debía regresar a pie de México, la tarde de ese mismodía. Así es que después de comer p<strong>en</strong>sé <strong>en</strong> ir a hacer personalm<strong>en</strong>teun reconocimi<strong>en</strong>to con sólo los oficiales de mi Estado Mayor. Ya <strong>en</strong>camino reflexioné que si acaso nos atacaban los zapatistas y matabana alguno de mis oficiales, la pr<strong>en</strong>sa de México recibiría la noticia coninm<strong>en</strong>sa alegría y que gritaría a voz <strong>en</strong> cuello mi impericia y mi tontoespíritu de av<strong>en</strong>tura, y decidí escoltarme con tropas del destacam<strong>en</strong>tode Bu<strong>en</strong>a Vista (haci<strong>en</strong>da inmediata a Cuernavaca); pero las tropasde ese destacam<strong>en</strong>to habían salido a algún servicio y sólo pudierondarme <strong>13</strong> soldados. Eso era peor que nada; porque sin soldados deinfantería podríamos muy fácilm<strong>en</strong>te escapar del <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong> casode <strong>en</strong>contrarlo numeroso, mi<strong>en</strong>tras que con una pequeña escolta deinfantería no podríamos escapar. A esos <strong>13</strong> soldados agregué 40 que<strong>en</strong>contré <strong>en</strong> Cruz de Piedra: total, 53 soldados.Una casualidad nos salvó de haber sido derrotados; consistió lacasualidad <strong>en</strong> det<strong>en</strong>er a mis soldados para simular una maniobra porvía de ejercicio <strong>en</strong> un lugar que sin saberlo yo, estaba oculto de lavista del <strong>en</strong>emigo. Seguram<strong>en</strong>te éste que nos había visto v<strong>en</strong>ir, estabaesperando que pasáramos del lugar donde por casualidad nos habíamosdet<strong>en</strong>ido, para romper el fuego. Si hubiéramos pasado un pocomás adelante, el <strong>en</strong>emigo hubiera matado a casi todos mis soldados47biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 474/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> unos cuantos segundos, y hubiera dispersado a los pocos que hubieranquedado, porque estábamos como a dosci<strong>en</strong>tos metros del<strong>en</strong>emigo y éste era por lo m<strong>en</strong>os de quini<strong>en</strong>tos hombres, según supedespués. Aposté bi<strong>en</strong> a mis soldados parapetándolos con el borde delcamino y quince de ellos mandados por un sarg<strong>en</strong>to, iban a servircomo exploradores, que t<strong>en</strong>ían por misión marchar hacia la Trinchera,bajo el amparo de los demás que quedaban apostados, con objetode cerciorarse de si efectivam<strong>en</strong>te el cerro había ya sido abandonado.Ap<strong>en</strong>as avanzaron los exploradores unos cuantos pasos, quedaron adescubierto y fueron recibidos por un nutrido fuego, cuya int<strong>en</strong>sidadhacía compr<strong>en</strong>der lo numeroso del <strong>en</strong>emigo. Afortunadam<strong>en</strong>te,si era imposible para nosotros llegar a la Trinchera por <strong>en</strong>contrarsede por medio la barranca del río y por nuestra inferioridad numérica,era difícil para el <strong>en</strong>emigo atravesar sin peligro ese obstáculo. Repuestosde la sorpresa, pudimos apreciar bi<strong>en</strong> la situación y estimarque mi<strong>en</strong>tras hubiera bastante luz, el <strong>en</strong>emigo no podría pasar elobstáculo.El tiroteo ori<strong>en</strong>tó a Gonzalitos (qui<strong>en</strong> regresaba a pie de México)para saber qué camino debería seguir, y con una escolta de 12hombres que tomó de Huitzilac, <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to preciso <strong>en</strong> que loszapatistas nos anunciaban que nos iban a cortar la retirada, por unavereda que Gonzalitos conocía bi<strong>en</strong>. Apostamos la escolta de Gonzalitos<strong>en</strong> la salida de esa vereda y cuando los zapatistas avanzabanpor ella, los hicimos retroceder. Había yo ido con tropas para salvara Gonzalitos y éste, a su vez, nos salvaba con sus tropas y su conocimi<strong>en</strong>todel terr<strong>en</strong>o.Tan cerca estuvimos los combati<strong>en</strong>tes que se oían claram<strong>en</strong>te lasvoces infantiles de los zapatistas que decían: “V<strong>en</strong>didos de Madero,v<strong>en</strong>gan por su peso”, y nuestros soldados contestaban: “Ahí les vansus tierritas”.En la noche nos retiramos a Cuernavaca y di la ord<strong>en</strong> para queal día sigui<strong>en</strong>te fuera todo un batallón que había <strong>en</strong> esa ciudad, disponiblepara expediciones contra las partidas zapatistas que pudieran48biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 484/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


aparecer <strong>en</strong> cualquier región del Estado de Morelos, y lo mandé alas órd<strong>en</strong>es de su jefe el coronel Tamayo. Nunca creí que todo elbatallón fuera insufici<strong>en</strong>te para batir a los zapatistas de la Trinchera;pero sí desconfié de la pericia de su jefe, por lo cual le di un vali<strong>en</strong>teoficial de mi Estado Mayor, el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te San Román, que me habíaacompañado <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to referido y que, por consigui<strong>en</strong>te,estaba <strong>en</strong> aptitud de evitar al coronel Tamayo cualquier sorpresa del<strong>en</strong>emigo. A pesar de esto, el coronel desplegó su batallón <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>tea descubierto, bajo el fuego cercano de los de la Trinchera, ydespués de breve combate tuvo que retirarse al amparo del fuego dedos ametralladoras, una de ellas manejada por el mismo San Román,qui<strong>en</strong> fue herido mortalm<strong>en</strong>te. El fracaso del coronel Tamayo fue deimportancia, porque desmoralizó a la única tropa disponible paraexpediciones. Me habría sido fácil relevar con ese batallón algunosdestacam<strong>en</strong>tos y tomar parte de otros para t<strong>en</strong>er tropas frescas y sufici<strong>en</strong>tescon que empr<strong>en</strong>der un nuevo ataque; pero no quise debilitarlas fuerzas de los destacam<strong>en</strong>tos y guarniciones de los pueblos yhaci<strong>en</strong>das, para no infundir ninguna alarma, y pedí a México que seme <strong>en</strong>viara un batallón y una batería. Pasaba a la sazón por la capitalel 299 batallón y me lo <strong>en</strong>viaron. El g<strong>en</strong>eral Blanquet, que mandabaese batallón, tardó una semana <strong>en</strong> llegar, y, mi<strong>en</strong>tras, se esparcióla noticia <strong>en</strong>tre los zapatistas de que no habíamos podido desalojara G<strong>en</strong>ovevo de la Trinchera, y esto, naturalm<strong>en</strong>te, constituyó untriunfo moral para los zapatistas de todo el Estado.Cuando el g<strong>en</strong>eral Blanquet se puso <strong>en</strong> comunicación conmigodesde Tres Marías, lo <strong>en</strong>teré de la operación que íbamos a empr<strong>en</strong>dery que consistía es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> que yo fijaría al <strong>en</strong>emigo por uncombate de fr<strong>en</strong>te, con un batallón y una batería y que mi<strong>en</strong>tras el<strong>en</strong>emigo estaba <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>ido conmigo, Blanquet bajaría de Huitzilacy caería por la espalda.Ésa sería la operación principal, completada por las dos sigui<strong>en</strong>tessecundarias. Seguram<strong>en</strong>te los dispersos de las tropas de G<strong>en</strong>ovevoescaparían por la sierra hacia la ranchería que les servía de cuartel49biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 494/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


tallón y maniobró a toques de corneta, como dici<strong>en</strong>do al <strong>en</strong>emigo:“Allá vamos por tu espalda, tú sabes si nos esperas”, y el <strong>en</strong>emigodijo: “Mil gracias, hasta luego”.Veremos adelante quién es G<strong>en</strong>ovevo y se juzgará imparcialm<strong>en</strong>tesi estas hazañas insignificantes para un g<strong>en</strong>eral, no son meritísimaspara un humildísimo indito.Muy interesado inquirí quién era G<strong>en</strong>ovevo, <strong>en</strong>tre extranjeros ymexicanos, <strong>en</strong>tre maderistas, antimaderistas y netam<strong>en</strong>te zapatistas,y adquirí la certeza de que era simplem<strong>en</strong>te un carbonero del pueblode Santa María, muy trabajador, muy cumplido <strong>en</strong> sus compromisosy muy pacífico.¿Por qué <strong>en</strong>tonces se ha rebelado contra el gobierno? Nadie seatrevía a contestar: los más osados y sinceros llegaron, sin embargo,a decirme que se había rebelado porque mataron a personas de sufamilia; algunos decían que la víctima había sido el padre; otros,la madre; otros, la hermana; no supe de fijo quién o quiénes de sufamilia habían sido sacrificados.¿Pero quién era el responsable? Ahí era donde todos permanecíanmudos.La casualidad me llevó a saber la realidad sufici<strong>en</strong>te de los motivosque tuvo G<strong>en</strong>ovevo para rebelarse contra el gobierno.El noble y vali<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Alvírez, que primero habíacolaborado dócilm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la política de exterminio del g<strong>en</strong>eral Juv<strong>en</strong>cioRobles, ahora colaboraba con igual docilidad <strong>en</strong> la políticamía de amor y reconstrucción.Habíamos logrado juntar casi por completo a los ahora nómadasque anteriorm<strong>en</strong>te formaban el pueblo de Huitzilac. Los habíamosayudado a reconstruir sus casas y no sólo, sino que los habíamoshecho nuestros amigos y los habíamos armado. Un día que supe queel destacam<strong>en</strong>to federal al mando de Alvírez había salido de Huitzilaca algún servicio, fui a ver a Alvírez para invitarlo a una excursión auna laguna que existe <strong>en</strong> medio de la intrincada sierra de las hazañasde G<strong>en</strong>ovevo. “No podemos ir, mi g<strong>en</strong>eral, me contestó, porque mi51biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 514/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


tropa ha salido a un servicio”. “Pero el pueblo está armado y él puedeescoltarnos”, le repliqué.Alvírez me miró con sorpresa y quizá con un oscuro p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tode desaprobación. Era un hombre bu<strong>en</strong>o; pero estaba embebidodel prejuicio antiindíg<strong>en</strong>a.Hicimos una larga e interesantísima excursión y s<strong>en</strong>tí la inm<strong>en</strong>sasatisfacción de ver que mis amigos los pobres, los expoliados, losperseguidos, los indignos de confianza, me <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dían, eran bu<strong>en</strong>os yleales y se acercaban y se me pegaban al corazón.Había empr<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> Santa María idéntica labor a la ya insinuadaacerca de Huitzilac; pero ahí no t<strong>en</strong>ía yo un colaborador taneficaz como Alvírez.Cuando existía ese pueblo, patria del ex gobernador porfiristaAlarcón, t<strong>en</strong>ía una situación privilegiada y todos los <strong>en</strong>cantos.Ahora era una ruina, como de un pueblo anterior a la Conquista. Laiglesia era a la vez un cuartel y una caballeriza del ejército federal. Todoaquello era una terrible acta de acusación contra el gobierno. ¿Para quéser más explícito? Alguna vez lo diré todo si es preciso.Sobre aquellas ruinas desoladas vibraba el clarín del destacam<strong>en</strong>tode Cruz de Piedra, dominándolo todo <strong>en</strong> el <strong>en</strong>canto del deliciosovalle de Morelos.Yo, un descreído, me avergoncé de la obra del gobierno y, unindio, me apesadumbré de imaginarme a mis hermanos sin hogar,errantes como fieras <strong>en</strong> los bosques.Y empecé la reconstrucción. Ya la iglesia no fue un cuartel yuna caballeriza; la reparé de los cañonazos, la pinté y la decoré.Y así, nuevecita y sola parecía más triste y era una protesta más<strong>en</strong>érgica.Los antiguos pobladores empezaron a cultivar sus pequeñashortalizas y luego a construir sus jacales para vivir provisionalm<strong>en</strong>te,mi<strong>en</strong>tras construían sus casas. La cosa marchaba muy bi<strong>en</strong> y muyaprisa cuando r<strong>en</strong>ació la vieja intriga que me puso <strong>en</strong> la pista de porqué se rebeló G<strong>en</strong>ovevo.52biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 524/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


Estaba yo <strong>en</strong> mi oficina cuando se me pres<strong>en</strong>tó un semisoldadofederal. No vale la p<strong>en</strong>a que explique la palabra compuesta semisoldado.“Allí están unos <strong>en</strong>viados de G<strong>en</strong>ovevo que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a matar austed”, me dijo.Me causó risa y curiosidad la noticia. ¿Pero cómo sabes tú eso?,le dije.—“Muy bi<strong>en</strong>, señor, porque los conozco, sé que están con G<strong>en</strong>ovevoy le dijeron a Doña Fulana, que les hizo un almuerzo, a quév<strong>en</strong>ían”.Era aquello inverosímil, pero poco a poco me pareció posible.Por supuesto que voy haci<strong>en</strong>do este relato sin pret<strong>en</strong>der escribir<strong>en</strong> los diálogos exactam<strong>en</strong>te las palabras empleadas, tanto porqu<strong>en</strong>o es indisp<strong>en</strong>sable, como por necesidades literarias y como porqu<strong>en</strong>o recuerdo exactam<strong>en</strong>te las expresiones reales, aunque esteproceder merezca los reproches de la Revista Mexicana, de SanAntonio, Texas, que al com<strong>en</strong>tar mi artículo de combate “Díaz,Madero y Carranza”, me incrimina por no citar textualm<strong>en</strong>te laspalabras de Cabral, <strong>en</strong> lugar de contestar el asunto principal paralos porfiristas, que consiste <strong>en</strong> que es ridículo que quieran arrebatarnosla bandera democrática dici<strong>en</strong>do que siempre la han t<strong>en</strong>ido<strong>en</strong>tre sus manos.“Sí, señor —prosiguió el semisoldado—, la señora del almuerzoes también de Santa María y yo también”. Y sacó de la bolsa una largalista. Era la lista de los ex habitantes de Santa María. “Vea usted,señor, éste está con G<strong>en</strong>ovevo; éste también; éste ya murió, murió <strong>en</strong>tal parte de tal <strong>en</strong>fermedad; éste murió <strong>en</strong> tal combate, lo hirieron<strong>en</strong> el pecho; éste está <strong>en</strong> Tepoxtlán, etc., etc.”, y luego cambiandode asunto: “Ya se conv<strong>en</strong>cieron de que a usted es muy fácil matarlo,porque sale solo por los campos y es muy confianzudo, y vi<strong>en</strong><strong>en</strong> amatarlo a cuchillo; se lo dijeron a la señora que les sirve el almuerzo,y ahorita están allí s<strong>en</strong>tados fr<strong>en</strong>te al Palacio de Cortés”.Todo eso dicho muy largo y muy confuso, y muy despacio, ymuy torpem<strong>en</strong>te.53biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 534/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


“Bi<strong>en</strong>, le dije, toma esta ord<strong>en</strong> y ve a tal cuartel para que te d<strong>en</strong>una tropa y los apreh<strong>en</strong>das”.Al poco tiempo volvió y me dijo: “Señor, ya se fueron”.“Pues mira, le dije, otra vez no te dilates tanto para decir lascosas; conserva esta ord<strong>en</strong> y cuando los vuelvas a ver, muy calladito ymuy de prisa vas por la tropa; los apreh<strong>en</strong>des y me los traes”.No habían transcurrido ocho días y ya estaban presos.Muy ocupado estaba yo cuando me lo participaron y no pudedesde luego estudiar el asunto. Cuando me desocupé, cansado y conel juicio torpe, pedí que me trajeran a los presos.¡Cuál no sería mi sorpresa al ver que los presos eran los mismosa qui<strong>en</strong>es estaba yo protegi<strong>en</strong>do y ayudando a reconstruir suscasas! Por cansancio cerebral me cupo un mom<strong>en</strong>to la duda de sisería fundado el cargo que les hacían. Me hubiera bastado p<strong>en</strong>sarque a ellos se les hubiera podido apreh<strong>en</strong>der cualquier día y queel haber dejado transcurrir casi una semana había sido totalm<strong>en</strong>temeditado.“¿Pero es posible que ustedes pret<strong>en</strong>dan asesinarme?” “¿Quiénle dijo a usted eso?”, me preguntaron al instante aquellos indios reservadosque a mí me hacían el honor de t<strong>en</strong>er confianza.“Fulano de tal”, contesté.“¡Ah!, se explica; ése es el hombre que nos ha hecho tantos males;era de nuestro pueblo y le servía de espía al g<strong>en</strong>eral Robles; porél mataron a muchos del pueblo”.Seguram<strong>en</strong>te que aquéllos decían la verdad; ya estaba yo <strong>en</strong> labu<strong>en</strong>a pista. Algunos días más tarde me telefoneó el jefe del destacam<strong>en</strong>tode Cruz de Piedra diciéndome que habían atacado al destacam<strong>en</strong>todesde las ruinas del pueblo de Santa María, que él habíabajado con su tropa, había apreh<strong>en</strong>dido a los agresores y los t<strong>en</strong>íapresos.“No haga usted nada a los presos, le dije, d<strong>en</strong>tro de unos minutosestoy con usted”, y me fui al galope.¡Eran los mismos que me querían asesinar!54biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 544/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


“¿Pero dónde están las armas de estos señores?”, pregunté al jefedel destacam<strong>en</strong>to.“No las pudimos <strong>en</strong>contrar”, respondió el oficial.Y los indios confesaban que habían oído partir desde el pueblolos primeros tiros; pero que no vieron quiénes los dispararon.En pocas palabras <strong>en</strong>teré al oficial que t<strong>en</strong>ía yo la seguridad deque aquellos indios no eran culpables y que estaba yo <strong>en</strong> vías de descubriruna interesante intriga.“Póngalos <strong>en</strong> libertad y protéjalos usted <strong>en</strong> su trabajo <strong>en</strong> el pueblo”,ord<strong>en</strong>é al oficial.Obedeció bi<strong>en</strong>, pero leí <strong>en</strong> sus ojos la incredulidad.Inmediatam<strong>en</strong>te fui a ver al señor gobernador del Estado, el ing<strong>en</strong>ieroPatricio Leyva, mi amigo y condiscípulo. 2 Lo <strong>en</strong>teré de todolo sucedido y del afán que t<strong>en</strong>ía por descubrir la intriga.Bi<strong>en</strong>, me dijo, no la ha descubierto todavía porque no está usted<strong>en</strong>terado de las cosas del Estado. Desde hace mucho tiempo están depleito el pueblo de Santa María y la haci<strong>en</strong>da de Temixco y el motivoes un terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong> discusión. En tiempo del gobernador Alarcón ledieron el triunfo a la haci<strong>en</strong>da y desde <strong>en</strong>tonces está muy disgustadoel pueblo. La intriga fue muy sucia, como sucedía frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<strong>en</strong> tiempos de Díaz. Por la bu<strong>en</strong>a y con habilidad, hicieron queSanta María nombrara un delegado para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse con otro de Temixco.Compraron fácilm<strong>en</strong>te al delegado del pueblo y éste decidiócon el otro delegado que el terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong> litigio quedaría a favor de lahaci<strong>en</strong>da y que ésta daría al pueblo 15 000.00 pesos. Se hicierontodos los docum<strong>en</strong>tos, se legalizó el conv<strong>en</strong>io y se depositaron los...$15 000.00 <strong>en</strong> el banco, a disposición del pueblo. Éste se <strong>en</strong>ojó yno admitió, protestó; pero la cosa estaba ya hecha y las autoridadesla apoyaban. Esta situación se agravó, porque una vez estando elpueblo necesitado de dinero, tomó $3 000.00 de los $15 000.002El gobernador constitucional era el lic<strong>en</strong>ciado Aniceto Villamar.55biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 554/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


depositados. Cuando el gobierno del señor Madero se estableció,los del pueblo revivieron el litigio y era muy probable que ahora lasautoridades dieran la razón al pueblo. El camino que sus <strong>en</strong>emigos<strong>en</strong>contraron fácil, fue el de pres<strong>en</strong>tar al pueblo como rebelde indómitoal que es preciso exterminar y lo consiguieron, <strong>en</strong> efecto, comousted sabe. Y ahora quier<strong>en</strong> probablem<strong>en</strong>te que usted desista de suempeño <strong>en</strong> reconstruir el pueblo.Voy a ser lo más b<strong>en</strong>évolo posible con el señor g<strong>en</strong>eral don Juv<strong>en</strong>cioRobles y a emplear las palabras más suaves. Voy a suponer qu<strong>en</strong>o haya sido cómplice <strong>en</strong> la intriga de exterminar el pueblo; voy asuponer que haya estado <strong>en</strong> mi caso, pero que él no tuvo ni la actividadm<strong>en</strong>tal ni física necesarias; o que su amistad con los próceresdel partido ci<strong>en</strong>tífico lo predispusieran <strong>en</strong> contra de los indios y <strong>en</strong>favor de sus expoliadores. Y <strong>en</strong> esa actitud voy a hacer una evocaciónde los acontecimi<strong>en</strong>tos que produjeron la rebelión del trabajador,cumplido y pacífico carbonero de Santa María.La mano de la intriga se mueve <strong>en</strong> las sombras misteriosas. Lasdelegaciones hábiles tra<strong>en</strong> consigo los colgami<strong>en</strong>tos de los habitantesmás connotados del pueblo de Santa María. El malestar y disgustocrec<strong>en</strong> primero tímida y ocultam<strong>en</strong>te y después cada vez másost<strong>en</strong>sibles; algunos, los m<strong>en</strong>os sufridos, abandonan el pueblo y seincorporan a Zapata. Los más sufr<strong>en</strong> y almac<strong>en</strong>an odio. Luego, laconspiración y las expresiones de disgusto se tornan poco a poco <strong>en</strong>desafíos, hasta que finalm<strong>en</strong>te vi<strong>en</strong>e la am<strong>en</strong>aza del g<strong>en</strong>eral Robles:“Si el pueblo no se somete, irá la tropa a someterlo”; y el pueblocontesta: “Que v<strong>en</strong>ga y la recibiremos a balazos”. Y así fue, y se diola batalla de Santa María, que tuvo <strong>en</strong> la capital la resonancia de unacontecimi<strong>en</strong>to histórico que hace época. El insigne artillero GuillermoRubio Navarrete se cubrió de gloria; casi todos los oficialesfueron asc<strong>en</strong>didos, y hasta un ayudante del Presid<strong>en</strong>te de la República,Justiniano Gómez, que fue a pres<strong>en</strong>ciar la batalla, tuvo que serasc<strong>en</strong>dido, <strong>en</strong> realidad para ganar su testimonio de tan distinguido56biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 564/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


hecho de armas, y oficialm<strong>en</strong>te por haber tomado una activa participación<strong>en</strong> la batalla.¿Y qué es lo que <strong>en</strong> verdad había pasado?Que con unas cuantas armas, los habitantes de Santa María habíancumplido su palabra de recibir a balazos a las tropas del gobierno,que esos habitantes se batieron heroicam<strong>en</strong>te, y que mucho tiempodespués de que los def<strong>en</strong>sores del pueblo fueron desalojados, <strong>en</strong>traronlas tropas del gobierno y mataron a muchos inoc<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong>tre otros aalguno o algunos de los miembros de la familia de G<strong>en</strong>ovevo de laO, y que éste desde <strong>en</strong>tonces se levantó <strong>en</strong> armas, y se transformó decarbonero <strong>en</strong> <strong>en</strong>emigo de la injusticia de tan inicuos colaboradores deun gobierno bi<strong>en</strong> int<strong>en</strong>cionado, pero pésimam<strong>en</strong>te servido.Y ahora G<strong>en</strong>ovevo, de víctima de la codicia por un terr<strong>en</strong>o, devíctima de la estulticia o parcialidad de un g<strong>en</strong>eral, de víctima de lased de asc<strong>en</strong>sos de los oficiales, se había convertido <strong>en</strong> colaboradorde los <strong>en</strong>emigos del gobierno.Después, así como la pr<strong>en</strong>sa elogiaba a Robles, Blanquet yHuerta, por ser <strong>en</strong>emigos lat<strong>en</strong>tes del gobierno, así se abultaba laactividad de G<strong>en</strong>ovevo para hacer creer que a pasos agigantados sederrumbaba el gobierno del señor Madero.Una vez <strong>en</strong> Chapultepec me decía bromeando mi esposa:“¿Cómo te prueba la campaña, has <strong>en</strong>gordado, o será la lejanía de tumujer lo que te hace tanto bi<strong>en</strong>?”Pocos días después los periódicos de México traían la noticia deque G<strong>en</strong>ovevo había tomado Cuernavaca y era gobernador del Estado;que a mí me había pasado a cuchillo y que mis oficiales de EstadoMayor huían por el texcal. Mi esposa creyó la noticia y como mediode t<strong>en</strong>er alguna información, me puso un telegrama preguntándomecómo seguía yo. Recordé la broma y contesté: “<strong>en</strong>gordando”. Nome pasó siquiera por la imaginación la angustia de mi esposa, ni lasindignidades de la pr<strong>en</strong>sa.La campaña de ésta fue tan activa que al señor Presid<strong>en</strong>te lepareció de efecto político que hiciera yo una excursión aparatosa57biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 574/1/<strong>08</strong> 10:29:47 <strong>AM</strong>


al Estado de México, que quemara el cuartel g<strong>en</strong>eral de G<strong>en</strong>ovevoy que me hiciera acompañar del batallón de Blanquet, que ahoraestaba <strong>en</strong>cargado de las tropas de ese Estado, para que la pr<strong>en</strong>sa deoposición hiciera ruido a la excursión.Le ord<strong>en</strong>é a Blanquet que estuviera el 29 batallón cierto día<strong>en</strong> Malinalco, un hermoso pueblecito del Estado de México. Y estuvoallí, <strong>en</strong> efecto, juntam<strong>en</strong>te con los carabineros de Coahuila.Afortunadam<strong>en</strong>te para el pueblo (como se compr<strong>en</strong>derá después),llegaron pocos minutos después que las tropas de Morelos. Se decíaque ese pueblo era muy frecu<strong>en</strong>tado por G<strong>en</strong>ovevo; de la exactitudde esto adquirí la convicción por un acontecimi<strong>en</strong>to que es pertin<strong>en</strong>tereferir.Un rico señor de Malinalco nos invitó a comer. Al tomar lacopa de aperitivo, el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Jiménez Riveroll, que era elque <strong>en</strong> realidad mandaba todas las expediciones del 29º., se empeñaba<strong>en</strong> apreh<strong>en</strong>der a una señora que vivía <strong>en</strong> Malinalco. Al principiosólo me daba por razón (que seguram<strong>en</strong>te era sufici<strong>en</strong>te parasu jefe el g<strong>en</strong>eral Blanquet) que la señora era querida de G<strong>en</strong>ovevo;pero como yo me reí de la razón, tuvo que susp<strong>en</strong>der su empeño.A los postres volvió a insistir con nuevas razones, que apoyaba conel testimonio del anfitrión. Era una inmoralidad su pres<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> lapoblación, un motivo de disgusto para toda ella y una am<strong>en</strong>aza,porque atraía frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a G<strong>en</strong>ovevo, y la sociedad deseaba sualejami<strong>en</strong>to.Desde luego p<strong>en</strong>sé que estos nuevos motivos eran una inv<strong>en</strong>cióndel t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Riveroll, a qui<strong>en</strong> apoyaba el dueño de lacasa quizá sólo por cortesía; pero yo seguía una conducta invariablede prud<strong>en</strong>cia, sin chocar brutalm<strong>en</strong>te con mis subalternos, a no serque el caso imperiosam<strong>en</strong>te lo exigiera. Así es que accedí a la peticiónde Riveroll, permiti<strong>en</strong>do que condujera a Toluca a la señora <strong>en</strong>cuestión. Mis <strong>en</strong>emigos verán <strong>en</strong> eso una falta imperdonable, porqueexig<strong>en</strong> del contrario una conducta idealm<strong>en</strong>te perfecta y toleran <strong>en</strong>el amigo las atrocidades más grandes.58biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 584/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


T<strong>en</strong>go la costumbre de visitar las iglesias <strong>en</strong> cada pueblo qu<strong>en</strong>o conozco bi<strong>en</strong>, para observar el terr<strong>en</strong>o desde las torres y t<strong>en</strong>er laprimera idea acerca de su configuración para establecer el serviciode seguridad. Acompañado de mi condiscípulo del Colegio Militarel ing<strong>en</strong>iero Rafael Izquierdo (bajo el mando de Riveroll), nos s<strong>en</strong>tamosa platicar sobre las bóvedas de una iglesita muy interesante,situada <strong>en</strong> uno de los barrios de Malinalco. Por la conversación deIzquierdo s<strong>en</strong>tía yo que un obstáculo inmaterial nos separaba; t<strong>en</strong>íaalgo secreto que no podía decir y, sin embargo, el recuerdo de losdías que pasamos juntos <strong>en</strong> Chapultepec lo impulsaba hacia mí. “Siusted supiera, me decía, la conspiración que hay y quiénes son loscomprometidos <strong>en</strong> ella, se asombraría usted”.No puedo ser explícito <strong>en</strong> esto porque requeriría muchas páginas,y no quiero tampoco hacer conclusiones sin el desarrollo cabalde mi p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to porque atraería ataques de mis <strong>en</strong>emigos, aunlos m<strong>en</strong>os intransig<strong>en</strong>tes; pero sí diré que después de la Dec<strong>en</strong>aTrágica <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dí todo lo que Izquierdo no me pudo decir, y algo deese todo es lo sigui<strong>en</strong>te: Que Blanquet y los jefes del 29 batallónestaban desde esa fecha <strong>en</strong> conspiración contra el gobierno del señorMadero.Salimos al día sigui<strong>en</strong>te para Ocuila, Riveroll con las tropas delEstado de México directam<strong>en</strong>te, y yo con las del Estado de Morelos,rodeando por Chalma. En Malinalco nos informaron que con seguridad<strong>en</strong>contraríamos a los zapatistas <strong>en</strong> Ocuila y tramamos caerlesde fr<strong>en</strong>te y por la espalda.El camino que yo seguí es maravilloso. Los católicos podríanaprovechar muy bi<strong>en</strong> el <strong>en</strong>canto de aquel camino cubierto de hermososárboles y <strong>en</strong>cajonado <strong>en</strong>tre majestuosas montañas, <strong>en</strong> prestigiosdel Señor de Chalma. Los crey<strong>en</strong>tes infaliblem<strong>en</strong>te si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> ahíla pres<strong>en</strong>cia de Dios.Los pobres habitantes de aquellas regiones huían de nuestra vecindady desde las cumbres de las montañas pres<strong>en</strong>ciaban el desfilede las tropas.59biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 594/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


Las soldaderas, al ver las siluetas de aquellas g<strong>en</strong>tes proyectadas<strong>en</strong> el cielo, me pedían que las tropas tiraran sobre aquelloszapatistas, suponi<strong>en</strong>do que cada uno de esos hombres, o mujeres,o niños, era un <strong>en</strong>emigo con una carabina, y al rehusarme, com<strong>en</strong>taban:¡Ah qué mi g<strong>en</strong>eral tan bu<strong>en</strong>o, que no quiere que mat<strong>en</strong> alos zapatistas!Aquellas heroicas mujeres no sospechaban que esas g<strong>en</strong>tes eranlos habitantes de los pueblos que huían de nuestra vecindad por losinfames atropellos de que habían sido víctimas; no compr<strong>en</strong>díanque con ellas t<strong>en</strong>ían causa común, y también pedían su exterminio.P<strong>en</strong>saban lo mismo que Jiménez Castro, que se gloriaba de habercolgado de cada árbol de Morelos a un habitante del Estado; pero,también como <strong>en</strong> Jiménez Castro, trabajaba <strong>en</strong> ellas l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te lanueva idea. Jiménez Castro, que había sido el más <strong>en</strong>érgico opositorde mi política, la imitó <strong>en</strong> tiempos de Huerta, cuando éste lo hizogobernador del Estado.Desgraciadam<strong>en</strong>te llegué a Ocuila después de Riveroll, que habíainv<strong>en</strong>tado ya una batalla contra los habitantes del pueblo y colgadoa algunos infelices.Al llegar pregunté a todos los que creí conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te del pueblo yde las tropas mismas: todas las informaciones eran concordantes.La información de una linda muchacha de veinte años, una dela sección de prostitutas de Toluca que traían los oficiales de Riveroll,fue la más pintoresca.De pie la muchacha, contaba accionando con todo su graciosocuerpo, a la vez delgado, redondo y fuerte. Ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do los flexiblesbrazos simulaba el arco de las tropas llegando <strong>en</strong> torno del pueblo.El fuego era nutrido, los habitantes asomaban la cara <strong>en</strong> las puertas yluego se escondían, tal vez se tiraban al suelo o se metían debajo de lascamas; algunos corrían despavoridos por las calles. Un infeliz salió conuna pistola antiquísima <strong>en</strong> las manos, una pistola descompuesta; eraprobablem<strong>en</strong>te un desequilibrado que al ser rodeado por los soldadosexclamó, tirando la pistola y levantando las manos: “Estoy dado”.60biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 604/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


“¿Sí, he?, pues te vamos a colgar”, le dijo alguno de los oficiales.Y la linda muchacha se embellecía aún más, poniéndose seria.“Se puso el pobre hombre muy descolorido —continuaba lamuchacha—, dijo: ‘¡Oh, mundo <strong>en</strong>gañador!’, y le pusieron el lazo, ylo izaron, y estiró los pies, y agachó la cabeza, y sacó la l<strong>en</strong>gua, unal<strong>en</strong>gua muy larga”.Imitando, la muchacha sacaba también la l<strong>en</strong>gua, delgada y roja,agachaba la cabeza y se le ll<strong>en</strong>aban de espanto los grandes ojos negros.Yo p<strong>en</strong>saba: y ¡esto pasa cerca de mí, casi <strong>en</strong> mi pres<strong>en</strong>cia!Acababa yo de visitar la iglesia que domina admirable y artísticam<strong>en</strong>teaquel simpático pueblo de indios y de platicar con el curita,y recorría yo los lugares donde estaban acantonadas las tropas,cuando <strong>en</strong> la guardia del 29 batallón me <strong>en</strong>contré a una señora ya deedad, gruesa, con la d<strong>en</strong>tadura imperfecta y hermosos colores <strong>en</strong> lacara, que estaba llorando abundante y sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>te.—¿Qué le pasa a la señora? —pregunté al oficial de guardia.—No sé, mi g<strong>en</strong>eral —contestó.—¿Qué le pasa a usted, señora? —le pregunté.—Nada —respondió <strong>en</strong>fadada.—¿Quién es esta señora? —volví a preguntar al oficial de guardia.—Es la querida de G<strong>en</strong>ovevo de la O.—Bi<strong>en</strong> —dije al oficial—, voy a buscar algo qué comer y comod<strong>en</strong>tro de una hora estaré <strong>en</strong> esa casa, que es donde me alojo, mándemeusted <strong>en</strong>tonces a esta señora.Quería yo hablar a solas con ella, para saber qué le pasaba.—Cómo no he de llorar —me dijo—, si lo que no me ha pasadocon los zapatistas me pasó con las tropas de usted.Cuando se conv<strong>en</strong>ció de que yo no había tomado participación<strong>en</strong> su desgracia, me contestó, ya de bu<strong>en</strong> modo, lo que la ap<strong>en</strong>aba:—Sí es cierto, G<strong>en</strong>ovevo de la O ti<strong>en</strong>e relaciones conmigo. ¿Por quéno? yo no pierdo nada; pero no me ha impulsado el amor, sino eldeber de def<strong>en</strong>der, aunque sea con mis faltas, el honor de mis hermanitas.Y mi amistad con G<strong>en</strong>ovevo protegió la virginidad de mis61biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 614/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


hermanas. Pero contra la perfidia de los oficiales de usted no he podidoluchar. Fueron a mi casa, me dijeron que si yo no aceptaba estarcon uno de ellos me traerían presa, pero que si aceptaba me daríanun salvoconducto; y acepté y me <strong>en</strong>cerré <strong>en</strong> un cuarto con un oficial,y mi<strong>en</strong>tras los demás violaron a mis hermanitas. Usted compr<strong>en</strong>deráahora mi p<strong>en</strong>a.Si<strong>en</strong>to mucho no seguir el curso de este asunto; esto basta <strong>en</strong> unartículo dedicado <strong>en</strong> honor de G<strong>en</strong>ovevo y para vergü<strong>en</strong>za nuestra.La exposición completa nos llevaría más ad<strong>en</strong>tro del infierno <strong>en</strong> quevivimos.Me informé de la situación topográfica de la ranchería, cuyonombre he olvidado y que según fama servía de cuartel g<strong>en</strong>eral aG<strong>en</strong>ovevo. El camino desde Ocuila hasta ese cuartel g<strong>en</strong>eral es descubierto,pasa por terr<strong>en</strong>os casi planos y el cuartel g<strong>en</strong>eral estaba <strong>en</strong>la hondonada de un vallecito, situado un poco antes de SantiagoTianguist<strong>en</strong>go, <strong>en</strong> la boca de la sierra que termina <strong>en</strong> Huitzilac.Di la ord<strong>en</strong> de marcha; la caballería de los carabineros deCoahuila iría delante (como caballería indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te), dos compañíasde las tropas de Morelos irían de vanguardia, y el resto formaríael grueso <strong>en</strong> donde, a la cola, iría el 29 batallón de Riveroll para qu<strong>en</strong>o pudiera volver a inv<strong>en</strong>tar batallas.Cerca ya del cuartel g<strong>en</strong>eral de G<strong>en</strong>ovevo, y<strong>en</strong>do yo a la cabezadel grueso, vi que algunos de los carabineros de Coahuila corrían pornuestro flanco y se me figuró que iban <strong>en</strong> dirección del <strong>en</strong>emigo. Esome desagradó; creí que el <strong>en</strong>emigo caía sobre nuestro flanco y p<strong>en</strong>sédesde luego det<strong>en</strong>er las tropas para maniobrar hacia ese flanco; peropronto me conv<strong>en</strong>cí de que estaba yo equivocado: los carabineros deCoahuila no galopaban hacia el <strong>en</strong>emigo, sino hacia unos caballosque pacían <strong>en</strong> el potrero y que se querían robar.Jiménez Riveroll <strong>en</strong>vió un oficial para solicitar que lo pasara yoa la cabeza, y para advertirme que nos iban a sorpr<strong>en</strong>der y a derrotar.Le contesté yo que no tuviera cuidado, que ya sabía yo que subatallón era muy bu<strong>en</strong>o; pero que recordara que las bu<strong>en</strong>as tropas,62biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 624/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


como la guardia de Napoleón, se reservaban para lo último: para el“ev<strong>en</strong>em<strong>en</strong>t”, como decía ese gran capitán.Al llegar finalm<strong>en</strong>te a nuestro objetivo, los carabineros de Osunadispararon algunos tiros, quizá sobre rezagados del campam<strong>en</strong>to deG<strong>en</strong>ovevo. La vanguardia formada por tropas de Morelos, que yafraternizaban conmigo y t<strong>en</strong>ían el mismo espíritu que yo, <strong>en</strong>trarondesplegadas, pero sin disparar un solo tiro. El grueso de las tropas<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> columna de viaje, al paso redoblado.Se conoce que Riveroll no tragó los elogios que hice a su batallónpor conducto del oficial que me <strong>en</strong>vió, porque estaba atufado yno se me acercó <strong>en</strong> todo el día.En aquella ranchería sin un solo habitante, cada casita t<strong>en</strong>íaun cuarto habitación, una cocinita y una pequeña caballeriza. Parecíarealm<strong>en</strong>te un campam<strong>en</strong>to muy bi<strong>en</strong> organizado. ¿Lo seríarealm<strong>en</strong>te?En la noche, acurrucado de frío <strong>en</strong> mi catrecito de campaña,t<strong>en</strong>ía yo los ojos muy abiertos <strong>en</strong> la oscuridad.Los tiros de los c<strong>en</strong>tinelas del servicio de seguridad se c<strong>en</strong>tuplicabanpor el eco de las montañas y semejaban el sonido que produjeraal ser rasgada una pieza larguísima de manta, de esa “mantatrigueña” con que se hac<strong>en</strong> sus vestidos nuestros indios.¡Nunca me habían producido más placer los tiros!Sí, p<strong>en</strong>saba yo, que tir<strong>en</strong> los soldados, aquí nadie los oye; aquí nosucede lo que <strong>en</strong> Cuernavaca; allá un tiro que se le sale a un soldadoes transformado por los reporteros <strong>en</strong> una batalla que nos dan y nosganan los zapatistas; aquí no nos oye ningún reportero, aquí pued<strong>en</strong>tirar los soldados. El eco era largo y parecía continuo; seguram<strong>en</strong>te noera sólo producido por los flancos de las estribaciones de los cerros,sino también por los troncos de los árboles, por las ramas y las hojas;y me dormí p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> el maravilloso libro de Helmholtz, Las s<strong>en</strong>sacionesdel tono, la primera base ci<strong>en</strong>tífica de la música.Al día sigui<strong>en</strong>te formamos la tropa y le hice saber a JiménezRiveroll que daba yo por concluida la expedición y que él debería63biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 634/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


marchar a Toluca con las tropas que había traído. Nosotros seguiríamosa Cuernavaca por Santiago Tianguist<strong>en</strong>go, Jalatlaco y TresMarías. Además, le ord<strong>en</strong>é que mandara quemar el campam<strong>en</strong>to.Sus ojos brillaron de alegría, como dici<strong>en</strong>do: Vaya, hombre, hastaque empieza usted a ser s<strong>en</strong>sato!¡Qué espectáculo más salvaje el del inc<strong>en</strong>dio de un poblado! Seme figuró ver al Presid<strong>en</strong>te con sus ojos bondadosos y estuve segurode que si hubiera estado allí, habría ord<strong>en</strong>ado: “¡Mande usted queapagu<strong>en</strong> ese fuego, que lo apagu<strong>en</strong> a toda costa!”64biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 644/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o IIIAc t i t u d d e Ángeles d u r a n t e el c ua rt e l a zo65Seguía el g<strong>en</strong>eral Ángeles de jefe de las operaciones <strong>en</strong> el Sur,cuando acontecieron los hechos bochornosos del “cuartelazo”.El Presid<strong>en</strong>te Madero, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do malos informes respectoa la fidelidad de Huerta, p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de darle a Ángelesel mando de las tropas, pero éste, modestam<strong>en</strong>te, hizo ver que si<strong>en</strong>dobrigadier, su designación molestaría el orgullo de los g<strong>en</strong>eralesde mayor graduación y más antiguos que él. Ya con anterioridaddeseaba Madero que Ángeles fuese el Secretario de Guerra, pero eltacto y la s<strong>en</strong>cillez de Ángeles sólo aceptaron la idea de que se nombraraa un g<strong>en</strong>eral antiguo y prestigiado como Treviño, Secretariode Guerra y a él subsecretario.Los oficiales del Estado Mayor presid<strong>en</strong>cial Garm<strong>en</strong>dia y Robert,hijos del Colegio de Chapultepec, sugirieron <strong>en</strong>tonces al señorMadero la solución, consist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> nombrar jefe de las operaciones<strong>en</strong> el Distrito Federal al ministro de la guerra y jefe de su EstadoMayor al g<strong>en</strong>eral Ángeles. La idea fue aceptada por el señor Madero,qui<strong>en</strong> la comunicó a los g<strong>en</strong>erales García Peña y Huerta, peroesta ord<strong>en</strong> no fue cumplida y Huerta continuó <strong>en</strong> su labor de perfidia,retardando el anunciado asalto a la Ciudadela, y prometi<strong>en</strong>dosiempre, con lujo de juram<strong>en</strong>tos y servilismo, que acabaría con lossublevados. Cuando la alarma y las sospechas de deslealtad tomaroncuerpo <strong>en</strong> el ánimo del Presid<strong>en</strong>te, desconfiando de todos, salió subiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>654/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


epticiam<strong>en</strong>te para Cuernavaca <strong>en</strong> busca de ese g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong>qui<strong>en</strong> t<strong>en</strong>ía confianza ilimitada.Para dar una idea de cómo el ánimo de Madero era legalista ynoble, como el de Ángeles, referiré, como nos lo contó don AlfredoÁlvarez, honorable y puritano maderista, que durante el trayecto aCuernavaca, acompañado del heroico capitán Gustavo Garm<strong>en</strong>dia ydel señor Álvarez, ardi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> indignación decía Gustavo al señorMadero: “Ahora sí, señor Presid<strong>en</strong>te, cuando regresemos a Méxicohay que fusilar a todos los traidores inmediatam<strong>en</strong>te”, a lo que el aludidorespondió con ecuanimidad imperturbable: “Sí, Gustavo, luegoque regresemos a la capital, vamos a consultar con algún abogado, laforma legal de procesar a los infid<strong>en</strong>tes”.Refiere don Manuel Bonilla Jr., <strong>en</strong> su libro El régim<strong>en</strong> maderista:¡Qué final de excursión más desagradable!, parece que andábamostrabajando por la gloria y justificación de G<strong>en</strong>ovevo.Desde Santiago Tianguist<strong>en</strong>go el camino asci<strong>en</strong>de casi <strong>en</strong> línearecta, asci<strong>en</strong>de muy alto, muy alto. Y desde la cumbre se ve hermosísimoel valle de Toluca, la ciudad y los pueblos diluidos <strong>en</strong> la diafanidaddel delgado aire a gran altura sobre el nivel del mar, de aquelvalle y de aquella alta cumbre.Es indecible la impresión de desagrado que experim<strong>en</strong>té al verdesde la cumbre el pavoroso aspecto con que se me apareció el valleaquella vez. Riveroll había ido quemando a su paso las cosechas hacinadasa la orilla del camino y aparecía éste delineado, desde SantiagoTianguist<strong>en</strong>go hasta cerca de Toluca, con hogueras neronianas. Lopeor del caso era que Riveroll podía decir que yo le había dado elejemplo, quemando el campo de G<strong>en</strong>ovevo. Y lo más triste aún eraque, según supe después, G<strong>en</strong>ovevo estaba <strong>en</strong> la cumbre emboscado,viéndonos pasar; el mismo G<strong>en</strong>ovevo me lo comprobó posteriorm<strong>en</strong>te<strong>en</strong> Cuernavaca. “Lo vimos a usted pasar, y aunque no hubiéramospodido combatir contra sus tropas, lo habríamos podidomatar a usted; ¿pero para qué lo matábamos? Usted había sido bu<strong>en</strong>ocon nosotros”.66biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 664/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


Sólo me falta una plumada para acabar de referir lo más importanteque sé de G<strong>en</strong>ovevo.El relato de la embajada que me dio la Conv<strong>en</strong>ción de Aguascali<strong>en</strong>tespara los zapatistas sería, si lo hiciera, de lo más honoríficopara Zapata, pero emplearía mucho espacio y no sería pertin<strong>en</strong>te.Sólo voy a referirme a ella para dar el brochazo que me falta.Fuimos los de la comisión, <strong>en</strong> automóvil, de México a Cuernavaca.En todos los destacam<strong>en</strong>tos zapatistas del camino se nos recibiócasi calurosam<strong>en</strong>te, con honores militares y discursos oficiales; pero<strong>en</strong> Cuernavaca, alrededor de Zapata, había expectación, incertidumbrey frío. Zapata estaba esperándonos de pie <strong>en</strong> la <strong>en</strong>trada del Bancode Morelos, G<strong>en</strong>ovevo estaba fuera, a un lado de la puerta, montado<strong>en</strong> uno de esos caballos que son ap<strong>en</strong>as de más talla que un perrogrande. Cuando llegamos a su inmediación, G<strong>en</strong>ovevo preguntó convoz jovial, ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do el brazo y apuntándome con el dedo: “¿Éstees el g<strong>en</strong>eral Ángeles?” Y como recibiera información afirmativa,dijo efusivam<strong>en</strong>te: “V<strong>en</strong>ga un abrazo”; me estrechó <strong>en</strong> sus brazos, elpueblo aplaudió y se interrumpió así, por un minuto, el frío de larecepción.Ahora pregunto yo: ¿ti<strong>en</strong>e derecho la sociedad para amparar losdespojos que hac<strong>en</strong> los privilegiados contra los pueblos de los desheredados?;¿ti<strong>en</strong>e derecho la sociedad que permite el asesinato porlos jefes militares, de los humildes indios, víctimas de bajas y vilesintrigas?; ¿ti<strong>en</strong>e derecho la sociedad que tolera la explotación de laguerra que hac<strong>en</strong> los oficiales para progresar <strong>en</strong> su profesión, a costade la vida de las familias de esos pueblos?; ¿ti<strong>en</strong>e derecho la sociedadque no ve con horror el inc<strong>en</strong>dio de las poblaciones, la conversión delos templos <strong>en</strong> cuarteles y caballerizas, que ve impasible que los indiosson expulsados de sus hogares y andan errantes por los bosquescomo fieras?; ¿ti<strong>en</strong>e derecho esa sociedad a reprochar a G<strong>en</strong>ovevoque haga una guerra sin cuartel a sus verdugos y que caiga a medianochesobre un campam<strong>en</strong>to de soldados ahogados por el alcohol ylos sacrifique?67biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 674/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


El historiador de corazón, poeta liberal y amigo de mi patria,pinta con mano maestra la figura de Madero, el bondadoso apóstolde la democracia y quiere hallar <strong>en</strong> cada revolucionario un idealista,un red<strong>en</strong>tor de g<strong>en</strong>io, socialista o simplem<strong>en</strong>te demócrata. Quizá vea los zapatistas incultos rodeados de consejeros incompet<strong>en</strong>tes, cometi<strong>en</strong>dograves errores de administración, de justicia y, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral,de gobierno. Los ve reacios, con justísima razón, a aliarse al nuevotirano, porque lo si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> <strong>en</strong>emigo. Y como fueron <strong>en</strong>emigos delbu<strong>en</strong>o y justo de Madero y persist<strong>en</strong> <strong>en</strong>emigos del falso continuadorde la obra de aquél, el historiador, <strong>en</strong>tristecido, los juzga elem<strong>en</strong>toseternos de rebeldía.¿T<strong>en</strong>drá razón el historiador?Las aspiraciones verdaderas de esos heroicos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes deGuerrero el insurg<strong>en</strong>te, no son las de sus manifiestos, por otros escritos.Sus aspiraciones son más altas y más justas: desean que el vergelde Morelos no sea para ellos un infierno, exig<strong>en</strong> que se les deje gozarel paraíso con que les brinda su <strong>en</strong>cantadora patria.No ti<strong>en</strong>e derecho la sociedad. No ti<strong>en</strong>e razón el historiador. Esjustificada la actitud de los zapatistas.El culpable de que la anarquía se perpetúe, es el hombre deEstado que ti<strong>en</strong>e helado el corazón y no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de de amor. Ellos queexig<strong>en</strong> justicia, que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> necesidad de justicia, quier<strong>en</strong> una manoverdaderam<strong>en</strong>te amiga y sab<strong>en</strong> responder a ella con nobleza.Debemos, los mexicanos, estar orgullosos de esos vali<strong>en</strong>tes yaltivos indios y anhelar ardi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te la aparición de un Zorrilla deSan Martín que cante sus epopeyas.68biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 684/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


La e x c u r s i ó n d e Ma d e r o a Cu e r n ava c aEl señor Madero, como he dicho, después de salir de Palacio, se <strong>en</strong>caminóhacia el Estado de Morelos por el camino de automóvil, llegandoa Cuernavaca, la capital, <strong>en</strong> la noche del mismo domingo 9.Se alojó <strong>en</strong> el Palacio de Gobierno, donde no era esperado. El señoring<strong>en</strong>iero Patricio Leyva, gobernador de Morelos, lo recibió y at<strong>en</strong>diócomo era debido, y esa misma noche pudo el Presid<strong>en</strong>te Maderohablar con el g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, a qui<strong>en</strong> iba buscando. Despuésde discutir la situación, convinieron ambos <strong>en</strong> que el deber del Presid<strong>en</strong>teera permanecer <strong>en</strong> su despacho oficial, mi<strong>en</strong>tras los militaressofocaban la rebelión.—El g<strong>en</strong>eral Ángeles creyó prud<strong>en</strong>te trasladarsea México con todas sus fuerzas, ya que veía que el Presid<strong>en</strong>te estabarodeado de traidores y él podía, <strong>en</strong> caso dado, evitar un crim<strong>en</strong>.—Elseñor Madero t<strong>en</strong>ía la int<strong>en</strong>ción de confiar al g<strong>en</strong>eral Ángeles el mandode las tropas que lo def<strong>en</strong>dían <strong>en</strong> la capital y así lo hubiera hecho ano haber mediado otras graves circunstancias que impidieron la realizaciónde esta medida, con la que seguram<strong>en</strong>te el gobierno se hubierasalvado y los criminales destructores de México hubieran recibido sucastigo inmediatam<strong>en</strong>te.Durante la mañana del lunes, los señores Madero y Ángeles, asícomo el gobernador Leyva, se dedicaron a perfeccionar el proyectoy <strong>en</strong>tretanto las fuerzas militares recibieron órd<strong>en</strong>es de ponerse<strong>en</strong> camino hacia Cuernavaca, para de allí dirigirse viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te aMéxico. El g<strong>en</strong>eral Ángeles, militar de primer ord<strong>en</strong>, militar de untipo hasta hoy desconocido <strong>en</strong> nuestro medio, hombre de tal<strong>en</strong>toy de completa cultura, reflejaba sus méritos <strong>en</strong> sus tropas, que eranlas mejor disciplinadas y las más bi<strong>en</strong> organizadas de todas las queestaban <strong>en</strong> campaña. En un mom<strong>en</strong>to pudo reunir su artillería y laparte más considerable del efectivo de las otras armas, estando la nochedel lunes 10 <strong>en</strong> aptitud de empr<strong>en</strong>der la marcha hacia la ciudadde México.69biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 694/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


La r e o r g a n i z a c i ó n d e l a s f u e r z a sAl regresar el señor Madero, lo primero que propuso fue que el señorg<strong>en</strong>eral Ángeles se <strong>en</strong>cargara de reorganizar la línea de batallapara preparar el asalto decisivo a la Ciudadela, y que se destituyera aHuerta, colocándose a Ángeles como jefe. La noticia de la <strong>en</strong>trevistade Huerta y Díaz la recibió al llegar, y como es de suponerse, le causóun pésimo efecto, vini<strong>en</strong>do a confirmar lo que le había dicho donGustavo el domingo <strong>en</strong> la mañana al <strong>en</strong>contrarse <strong>en</strong> la esquina de SanJuan de Letrán y San Francisco. (Que el g<strong>en</strong>eral Huerta era uno de losconspiradores.) Parece que fue el mismo don Gustavo el que llevó lainformación sobre este conciliábulo y el que más lo animó a quitarsede <strong>en</strong>cima al que ya se perfilaba siniestram<strong>en</strong>te como un traidor.Empero, los señores ministros al discutir el asunto, hicieron observarque el g<strong>en</strong>eral Ángeles era <strong>en</strong> realidad coronel, pues el S<strong>en</strong>adono había comunicado aún su aprobación al asc<strong>en</strong>so (sic) y <strong>en</strong> todocaso sólo se le podía considerar como brigadier y de una antigüedadcompletam<strong>en</strong>te reci<strong>en</strong>te. Había <strong>en</strong> las fuerzas que combatían,otros militares de más alta graduación o de la misma, pero de unaantigüedad mayor que la del g<strong>en</strong>eral Ángeles y temían que su susceptibilidadse lastimara si se les ponía como jefe a Ángeles, a qui<strong>en</strong>muchos de ellos no querían porque le t<strong>en</strong>ían <strong>en</strong>vidia debido a suexcepcional tal<strong>en</strong>to o simplem<strong>en</strong>te porque nunca quiso participar delas pequeñas miserias que llevaban a aquellos señores a creerse insultadoso despreciados cuando el Presid<strong>en</strong>te Madero, de qui<strong>en</strong> Ángelesera devoto y particular amigo, asc<strong>en</strong>día a algui<strong>en</strong> o reprochaba a lacorporación algunas de sus indignidades o defectos, que se proponíacorregir. Esto era más que probable, pues nada m<strong>en</strong>os que el asc<strong>en</strong>sodel g<strong>en</strong>eral Ángeles había sido calificado de inmerecido, como el delseñor García Peña, y los otros, a que ya <strong>en</strong> otro lugar me he referido.Contando con tan escasos elem<strong>en</strong>tos, si se introducía el desali<strong>en</strong>too la <strong>en</strong>vidia, el fracaso era más que seguro, inevitable. Como hechoconvinc<strong>en</strong>tísimo pres<strong>en</strong>taron al señor Madero el de que se había70biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 704/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


combatido <strong>en</strong> la 6ª. Comisaría, que el combate había sido muy sangri<strong>en</strong>to,y por lo mismo, aquellos hombres ya no podían ser amigosni <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> tratos ningunos, dado que se atacaban a balazos y converdadera furia. No había habido más defecciones, y Huerta habíamandado fusilar a algunos “espías”. Era claro que los campos estabanya deslindados, y que los militares que se <strong>en</strong>contraban al lado delgobierno, eran los verdaderos leales, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>es se podía confiar. Nohabía que remover a nadie, ni se debía dar oído a “chismes” como elde la confer<strong>en</strong>cia de “El Globo”, por ejemplo.Desistió, pues, de su proyecto, y dejó a Huerta como jefe dela plaza y <strong>en</strong>cargado de las operaciones, y<strong>en</strong>do el g<strong>en</strong>eral Ángelesa ocupar la jefatura de un sector, el de occid<strong>en</strong>te, emplazando suscañones <strong>en</strong> varios puntos, desde la calzada de la Teja, <strong>en</strong> una llanuraque había cerca de la Legación Británica, por un lado del Parque Español,hasta los alrededores de la embajada yanqui, sobre la av<strong>en</strong>idaChapultepec. Sus infanterías las t<strong>en</strong>dió desde este último lugar hastala esquina del Café Colón, fr<strong>en</strong>te al Paseo de la Reforma.Cu m p l i ó c o n su deberFr<strong>en</strong>te a la Ciudadela el g<strong>en</strong>eral Ángeles cumplió con su deber ametrallándola,aunque sin efectos apreciables porque no contaba másque con granadas Shrapnel (de balines) y abrir brecha <strong>en</strong> los gruesosmuros de la Ciudadela habría exigido numerosos impactos de granadasde alto poder explosivo con que no contaba, pero destruyó lastechumbres de las crujías, ocupadas por los rebeldes.La situación de Ángeles era muy delicada, no sólo por la malavoluntad de los altos jefes que conspiraban, sino porque era bi<strong>en</strong>conocida su incorruptibilidad y su adhesión personal al señorMadero.El día de la traición (22 de febrero de 19<strong>13</strong>), al ser apreh<strong>en</strong>didos<strong>en</strong> Palacio el Presid<strong>en</strong>te y el Vicepresid<strong>en</strong>te de la República, los71biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 714/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


traidores tuvieron bu<strong>en</strong> cuidado de mandar llamar al g<strong>en</strong>eral Ángelespara que se pres<strong>en</strong>tara <strong>en</strong> la comandancia militar “a recibir órd<strong>en</strong>es”.Ángeles obedeció ignorando la traición y fue apreh<strong>en</strong>dido inopinadam<strong>en</strong>te.En un artículo que el señor Juan Sánchez Azcona publicó <strong>en</strong> ElUniversal el 3 de diciembre de 1927, dice:72Al sobrev<strong>en</strong>ir la traición de Huerta y ser apreh<strong>en</strong>dido el Presid<strong>en</strong>te,pudimos escapar a duras p<strong>en</strong>as del Palacio Nacional, donde nos <strong>en</strong>contrábamos,el lic<strong>en</strong>ciado Jesús Urueta, el capitán Gustavo Garm<strong>en</strong>dia yyo, qui<strong>en</strong>es sin vacilar acudimos al sector al mando de Ángeles (Paseode la Reforma, con cuartel <strong>en</strong> el Hotel Imperial) para informarle delo que acababa de acontecer, y pedir su acción para interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> loposible, pero ya el g<strong>en</strong>eral Ángeles había sido llamado de urg<strong>en</strong>cia porHuerta, qui<strong>en</strong> lo apreh<strong>en</strong>dió y sólo pudimos hablar con el <strong>en</strong>tonces t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tecoronel Miguel Bernard, qui<strong>en</strong> vive aún y puede atestiguarlo.El señor lic<strong>en</strong>ciado Federico González Garza también nos refiriócómo Garm<strong>en</strong>dia escapó por los corredores que conduc<strong>en</strong> al patiode la Secretaría de Guerra y es indudable que corrió presurosam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> busca del g<strong>en</strong>eral Ángeles sin <strong>en</strong>contrarlo, pues solam<strong>en</strong>te hablócon el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Bernard, cuando Ángeles ya había salido.Finalm<strong>en</strong>te, el señor g<strong>en</strong>eral Joaquín Casarín nos refirió añosdespués, que él y el <strong>en</strong>tonces capitán Federico Montes, fueron tambiéna buscar al g<strong>en</strong>eral Ángeles mom<strong>en</strong>tos después de la apreh<strong>en</strong>sióndel señor Madero y se <strong>en</strong>teraron de que Ángeles había acudido,llamado al Palacio Nacional, ignorando lo que había acaecido.Es indudable que otras personas hayan también buscado alg<strong>en</strong>eral Ángeles, conoci<strong>en</strong>do su adhesión y lealtad, y que algunaspued<strong>en</strong> haber confundido al g<strong>en</strong>eral con su jefe de Estado Mayor,<strong>en</strong>tonces t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Miguel Bernard, qui<strong>en</strong> quedó con el mandoaccid<strong>en</strong>tal del sector. No hace muchos años el g<strong>en</strong>eral Bernard,hombre circunspecto y honorable, confirmó que buscaban al g<strong>en</strong>eralbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 724/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


Ángeles, cuando ya había salido con destino al Palacio, <strong>en</strong> su cuartelg<strong>en</strong>eral, donde Bernard había quedado.Años después, <strong>en</strong> una conversación íntima que, de sobremesa,tuvimos el señor ing<strong>en</strong>iero Enrique Zepeda, el autor y el g<strong>en</strong>eralBernard, el primero le hizo, exabrupto, la pregunta de por qué cuandoMadero fue apreh<strong>en</strong>dido y Ángeles sorpr<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> Palacio, nohabía acudido con las fuerzas a su mando para salvar al Presid<strong>en</strong>te yal jefe; el señor Bernard nos contestó con sinceridad y pesadumbre,que por el mal compr<strong>en</strong>dido espíritu de disciplina, que sólo se ati<strong>en</strong>ea obedecer órd<strong>en</strong>es, lam<strong>en</strong>taba, muy de veras, haber perdido laoportunidad más grande de su vida, para ocupar un puesto glorioso<strong>en</strong> la historia...TestimonioCuando Ángeles fue <strong>en</strong>cerrado <strong>en</strong> el mismo cuarto del Palacio Nacional<strong>en</strong> que lo estaban los señores Madero y Pino Suárez, el honorableministro de Cuba, M. Márquez Sterling, se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> dichocuarto y vio a Ángeles, según refiere <strong>en</strong> su libro Los últimos días delPresid<strong>en</strong>te Madero:Echado <strong>en</strong> un sofá, el g<strong>en</strong>eral Ángeles sonreía con tristeza. Es hombrede porte distinguido; alto, delgado, ser<strong>en</strong>o; ojos grandes, expresivos;fisonomía intelig<strong>en</strong>te y finas maneras. Cuando le dieron ord<strong>en</strong> de volversecontra Madero, se negó a obedecer. Acababa de cambiarse laropa de campaña por el traje de paisano. Y era el único de todos lospres<strong>en</strong>tes que no fiaba <strong>en</strong> la esperanza ilusoria del viaje a Cuba. Unahora después me decía, con su l<strong>en</strong>guaje militar, ante la sospecha de unhorrible des<strong>en</strong>lace: A don Pancho lo tru<strong>en</strong>an…En otra <strong>en</strong>trevista de Márquez Sterling con Madero, éste le dijoing<strong>en</strong>uam<strong>en</strong>te:73biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 734/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


He pedido que la escolta del tr<strong>en</strong> la mande el g<strong>en</strong>eral Ángeles para llevármeloa La Habana. Es un magnífico profesor del arma de artillería.¿No cree usted que el Presid<strong>en</strong>te Gómez le dé empleo útil <strong>en</strong> la EscuelaMilitar?... Escríbale, Ministro, <strong>en</strong> mi nombre; recomiéndelo. Si dejaraal g<strong>en</strong>eral aquí, acabarían por fusilarlo...“Ángeles opinó que no saldrían vivos del fatídico trance”.La p<strong>en</strong>última noche <strong>en</strong> que el señor Márquez Sterling durmió<strong>en</strong> el mismo cuarto de los prisioneros, al despertar <strong>en</strong> la madrugadael señor Pino Suárez le murmuró: “Al g<strong>en</strong>eral Ángeles no se atreverána tocarlo. El ejército lo quiere; porque vale mucho y, además, porquefue maestro de sus oficiales. Huerta peca por astucia, y no disgustará,fusilándolo, al único apoyo de su gobierno”.Páginas después, y refiriéndose al asesinato de los mandatarios,dice: “El testimonio del g<strong>en</strong>eral Ángeles me permitió asegurar, unaño después, que <strong>en</strong> este punto se equivocaban” (qui<strong>en</strong>es creían queMadero y Pino Suárez habían sido muertos <strong>en</strong> Palacio).74—Aquella tarde, la del crim<strong>en</strong>, había instalado el gobierno <strong>en</strong> la prisión,tres catres de campaña, con sus colchones, pr<strong>en</strong>da <strong>en</strong>gañosa delarga perman<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el lugar. Sabía ya Madero el martirio de Gustavo,y, <strong>en</strong> sil<strong>en</strong>cio, domaba su dolor. Sobre las diez de la noche, se acostaronlos prisioneros: a la izquierda del c<strong>en</strong>tinela el catre de Ángeles; elde Pino Suárez al fr<strong>en</strong>te; a la derecha, el de Madero.—Don Pancho, <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> su frazada —refiere Ángeles—,ocultó la cabeza. Apagáronse las luces. Y yo creo que lloraba por Gustavo.Transcurrieron veinte minutos y de improviso iluminóse la habitación.Un oficial llamado Chicarro, p<strong>en</strong>etró con el mayor FranciscoCárd<strong>en</strong>as y dijo: “Señores, levánt<strong>en</strong>se”; alarmado pregunté: “Y esto¿qué es?, ¿a dónde pi<strong>en</strong>san llevarnos?” Chicarro <strong>en</strong>tregaba los presosa Cárd<strong>en</strong>as; y ambos esquivaron el contestar con precisión. Pero, Ángeles,insistió con tono imperativo de g<strong>en</strong>eral a subalterno: —Vamos,digan ustedes, ¿qué es esto? —Los llevaremos fuera —balbuceó Chibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>744/1/<strong>08</strong> 10:29:48 <strong>AM</strong>


carro—. A la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría... a ellos, a usted no, g<strong>en</strong>eral. —Entonces¿van a dormir allá? Cárd<strong>en</strong>as movió la cabeza afirmativam<strong>en</strong>te. ¿Ycómo no se ha ord<strong>en</strong>ado que translad<strong>en</strong> la ropa y las camas?Los oficiales procuraban evadir la respuesta. Al fin, Cárd<strong>en</strong>asgruñó: —Mandaremos a buscarlas después…Pino Suárez, ya <strong>en</strong> pie, se vestía con ligereza. Madero, incorporándoseviol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, hizo esta pregunta: —¿Por qué no me avisaronantes? —La frazada había revuelto los cabellos y la negra barba de donPancho, añade Ángeles, y su fisonomía me pareció alterada. Observéhuella de lágrimas <strong>en</strong> el rostro. Pero <strong>en</strong> el acto, recobró su habitualaspecto, resignado a la suerte que le tocara: insuperables el valor yla <strong>en</strong>tereza de su alma. Pino Suárez pasó al cuarto de la guardia, <strong>en</strong>donde le registraron minuciosam<strong>en</strong>te. Quiso regresar y el c<strong>en</strong>tinelase lo impidió: “¡Atrás!” Don Pancho, s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> su catre, cambiabaconmigo sus últimas palabras...Ángeles (a los oficiales): —¿Voy yo también?Cárd<strong>en</strong>as: —No, g<strong>en</strong>eral, usted se queda aquí. Es la ord<strong>en</strong> quet<strong>en</strong>emos.El Presid<strong>en</strong>te abrazó a su fiel amigo y cuando los dos mártires caminabanhacia el patio, <strong>en</strong>tre bayonetas, Pino Suárez advirtió que nose había despedido de Ángeles. Y, desde lejos, agitando la mano sobrelas cabezas de la indifer<strong>en</strong>te soldadesca, gritó: Adiós, mi g<strong>en</strong>eral!...Dos automóviles los llevaron por camino extraviado.“En la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría —dice Ángeles— algunos presos de qui<strong>en</strong>esa poco fui compañero, escucharon doce o catorce balazos, disparadossucesivam<strong>en</strong>te...”.Esta versión fue confirmada muy posteriorm<strong>en</strong>te, con las declaracionesdel verdugo Cárd<strong>en</strong>as, <strong>en</strong> Guatemala, qui<strong>en</strong>, apreh<strong>en</strong>dido,confesó que Blanquet lo comisionó para dar muerte a Madero, PinoSuárez y Ángeles; pero, desconfiado, acudió a Huerta, qui<strong>en</strong> le confirmóque el Consejo de Ministros así lo había resuelto, eligiéndoloa él (Cárd<strong>en</strong>as) por hombre de confianza; y como éste preguntara75biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 754/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


si habían de morir los tres, Huerta le contestó: “Bu<strong>en</strong>o, pues quese quede Ángeles, pero a los otros dos sí hay que matarlos, sin falta,hoy mismo”.El esbirro Cárd<strong>en</strong>as se suicidó...Después del torvo asesinato del Presid<strong>en</strong>te Madero y de sunoble compañero el Vicepresid<strong>en</strong>te Pino Suárez, Ángeles fue llamadopor el g<strong>en</strong>eral Manuel Mondragón, nombrado Ministro dela Guerra, qui<strong>en</strong>, si<strong>en</strong>do padrino de Ángeles, simuló tratarlo conamistad y consideración, a pesar de que estaban, desde antes, muyalejados, porque, <strong>en</strong> diversas ocasiones, el g<strong>en</strong>eral Ángeles rechazócon sus dictám<strong>en</strong>es las compras de armas que Mondragón habíanegociado, así como los cañones de que él se hacía pasar comoinv<strong>en</strong>tor.Sin embargo, <strong>en</strong> esta vez, Mondragón le dijo que quedaba <strong>en</strong>libertad, que sus procedimi<strong>en</strong>tos habían sido correctos <strong>en</strong> los díasanteriores y agregó: “¿Ya ve usted cómo mis procedimi<strong>en</strong>tos dan mejorresultado que los suyos?” Ángeles le contestó que él siempre habíaestado contra los malos poderosos, cualquiera que fuera la suerte quecorriera.En oficio del 24 de febrero de 19<strong>13</strong>, el g<strong>en</strong>eral Manuel Mondragón,nombrado como Secretario de la Guerra, comunicaba, pordisposición del Presid<strong>en</strong>te que el g<strong>en</strong>eral Ángeles fuese <strong>en</strong>viado aBélgica como agregado militar de la legación mexicana, como sepuede ver <strong>en</strong> su hoja de servicios.Con fecha 2 de marzo la misma autoridad dispuso que quedarasin efecto la marcha a Europa del g<strong>en</strong>eral Ángeles, quedando <strong>en</strong> disponibilidady causando baja como director del Colegio Militar.Más tarde fue reducido nuevam<strong>en</strong>te a prisión por órd<strong>en</strong>es deHuerta y sometido a un proceso especioso por haberse acogido acusacionesde malqueri<strong>en</strong>tes. Entre los abogados que le fueron ofrecidospara def<strong>en</strong>derlo, aceptó al lic<strong>en</strong>ciado Manuel Calero, qui<strong>en</strong> hizodiversas gestiones para lograr la libertad de su def<strong>en</strong>so, especialm<strong>en</strong>tecuando el juez instructor declaró agotadas las investigaciones <strong>en</strong> el76biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 764/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


proceso que se le seguía. El señor lic<strong>en</strong>ciado Calero refiere <strong>en</strong> escritosque se darán a conocer, que Huerta t<strong>en</strong>ía empeño <strong>en</strong> que Ángelespermaneciera preso y que sólo logró la anu<strong>en</strong>cia de ponerlo <strong>en</strong> libertadcuando lo conv<strong>en</strong>ció de que Ángeles no haría nada <strong>en</strong> contrasuya y le propuso que lo desterrara. Huerta aceptó esta proposiciónporque Carranza había sido derrotado y empr<strong>en</strong>dió su retirada paraSonora, p<strong>en</strong>sando que había acabado con la Revolución. Acordó,pues, expulsar a Ángeles del país, dando la versión oficial de que ibacomisionado a Francia a visitar establecimi<strong>en</strong>tos militares, debi<strong>en</strong>domarcharse <strong>en</strong> el mismo vapor <strong>en</strong> que saldría el lic<strong>en</strong>ciado FranciscoLeón de la Barra, qui<strong>en</strong> lo vigilaría.Al salir de la prisión y temi<strong>en</strong>do Ángeles que, so pretexto de deserción,se le asesinara, ocurrió al Palacio Nacional para hablar conBlanquet solicitando que se le expidiese una ord<strong>en</strong> de excarcelami<strong>en</strong>too salvoconducto. Blanquet lo recibió con miradas de odiosidad y dereto; no supo qué contestar a Ángeles; ese mismo día fue vuelto a la prisión,donde estuvo seis meses, hasta que su def<strong>en</strong>sor le fue a comunicarque debía marcharse cuanto antes, ofreciéndole g<strong>en</strong>erosam<strong>en</strong>te los elem<strong>en</strong>tospecuniarios con que trasladarse con su familia a Francia.Con fecha 19 de abril, el procurador g<strong>en</strong>eral militar ord<strong>en</strong>a a lacomandancia militar proceda contra Felipe Ángeles[...] por el delito de viol<strong>en</strong>cias contra las personas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, a reservade hacerlo también contra los que result<strong>en</strong> responsables, y que,al efecto, se designe juez especial al g<strong>en</strong>eral brigadier Manuel GordilloEscudero, a qui<strong>en</strong> se debe remitir la d<strong>en</strong>uncia que motivó dichoprocedimi<strong>en</strong>to, habi<strong>en</strong>do ya esta Procuraduría G<strong>en</strong>eral dado cumplimi<strong>en</strong>toal superior acuerdo de usted, etc.El juez especial Gordillo Escudero decretó la formal prisión (5de abril de 19<strong>13</strong>) y este proceso pasó sucesivam<strong>en</strong>te a otros cuatrog<strong>en</strong>erales nombrados jueces especiales: g<strong>en</strong>eral brigadier Francisco deP. Méndez, el <strong>13</strong> de junio; g<strong>en</strong>eral de brigada Eduardo Paz y g<strong>en</strong>eral77biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 774/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


igadier Juan Quintas Arroyo, <strong>en</strong> 22 de julio de 19<strong>13</strong>, y finalm<strong>en</strong>teg<strong>en</strong>eral Javier de Maure, <strong>en</strong> 26 de julio del mismo año.Con fecha 29 de julio de 19<strong>13</strong>, el g<strong>en</strong>eral comandante militarE. S. Carmona dice al g<strong>en</strong>eral Secretario de Guerra:C. Secretario:—T<strong>en</strong>go la honra de participar a Ud. para su superiorconocimi<strong>en</strong>to que de conformidad con el artículo 39 de la Ley de Procedimi<strong>en</strong>tosP<strong>en</strong>ales <strong>en</strong> el Fuero de Guerra, reformado por decreto del12 del mes de junio último, se ha dispuesto se susp<strong>en</strong>dan los efectos dela ord<strong>en</strong> de proceder <strong>en</strong> la causa que por el delito de viol<strong>en</strong>cia contralas personas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, se instruye contra el g<strong>en</strong>eral brigadier FelipeÁngeles, por cuyo motivo se ha ord<strong>en</strong>ado sea puesto desde luego <strong>en</strong>libertad, etc.Otro oficio de 29 de julio de 19<strong>13</strong>, al C. Secretario de Guerra,dice:78Que <strong>en</strong> vista de las instrucciones de Ud., respecto a la necesidad deque el procesado G<strong>en</strong>l. Felipe Ángeles desempeñe las comisiones quese le han nombrado, y las cuales esta Comandancia las estima comomotivos graves del ord<strong>en</strong> militar, es de susp<strong>en</strong>derse y se susp<strong>en</strong>de elprocedimi<strong>en</strong>to de la causa iniciada contra el referido g<strong>en</strong>eral, <strong>en</strong> usode las facultades que me concede el art. 39 reformado de la Ley ProcesalMilitar; no rindi<strong>en</strong>do el informe justificativo de Ley por motivode que las comisiones nombradas proced<strong>en</strong> de la misma superioridad,suplicándole a Ud. se sirva comunicarme su aprobación así como alSupremo Tribunal Militar y al procurador g<strong>en</strong>eral del ramo.—T<strong>en</strong>goel honor, etc.—Firmado E. S. Carmona.El g<strong>en</strong>eral Ángeles salió de la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría el 29 de julio paratomar el tr<strong>en</strong>; con fecha 31 del mismo mes, A. Blanquet, Secretariode Guerra y Marina, comunicó: “Dispone el presid<strong>en</strong>te I. de la R.que el g<strong>en</strong>eral brigadier de artillería Felipe Ángeles marche <strong>en</strong> comibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>784/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


sión del servicio a Francia, autorizándolo para viajar <strong>en</strong> territorio dedicho país, con objeto de hacer estudios sobre materiales de artillería”;etcétera.Varias personas de <strong>en</strong>tre los reaccionarios, han atribuido a Ángelesque adquirió compromisos con Huerta y hasta dio su palabrade honor de que no se opondría a su gobierno. En vista de esasversiones deshonrosas, el autor de esta biografía, qui<strong>en</strong> recibió delabios del g<strong>en</strong>eral Ángeles el anterior relato, solicitó y obtuvo delseñor lic<strong>en</strong>ciado Calero la publicación de la carta que a continuacióninsertamos, y que apareció <strong>en</strong> la Revista Mexicana, de San Antonio,Texas, y <strong>en</strong> La Patria, de El Paso, Texas, el 17 de febrero de 1919:Un a c a r ta d e l l i c e n c i a d o M. Ca l e roHemos recibido para su inserción, la sigui<strong>en</strong>te carta del distinguidoabogado mexicano, y que <strong>en</strong> copia fue <strong>en</strong>viada al señor lic<strong>en</strong>ciadodon Nemesio García Naranjo, y con mucho gusto la insertamos, puesvi<strong>en</strong>e a aclarar un punto respecto al g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, y al cualse refirió, <strong>en</strong> su def<strong>en</strong>sa, el señor Federico Cervantes <strong>en</strong> alguna delas sesiones de la “Asociación Unionista Mexicana” del Liberty Hall,quedando así confirmadas las aseveraciones hechas por el citado señorCervantes.Dice así la carta de refer<strong>en</strong>cia:New York, febrero 2 de 1919.—Sr. Lic. D. Nemesio GarcíaNaranjo.—p. c. b o x 774 San Antonio, Texas.—Estimado señor, compañeroy amigo.—Ley<strong>en</strong>do hace algunos días el semanario humorísticoChiltipiquín propiedad de la empresa periodística tan intelig<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tedirigida por usted, <strong>en</strong>contré <strong>en</strong> el número correspondi<strong>en</strong>te al 21de <strong>en</strong>ero último un artículo intitulado “La odisea de un g<strong>en</strong>eral”, dedicadoal G<strong>en</strong>l. D. Felipe Ángeles.—Uno de los párrafos del artículodice así: “El G<strong>en</strong>l. Ángeles empeñó una vez su palabra de honor, unavez <strong>en</strong> que se hallaba procesado por haber fusilado a un niño cerca79biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 794/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


del Café Colón <strong>en</strong> México. El G<strong>en</strong>l. Huerta era jefe del gobierno deMéxico y <strong>en</strong> at<strong>en</strong>ción a los méritos del G<strong>en</strong>l. Ángeles, indultó a éste,es decir, lo libró de un <strong>en</strong>ojoso proceso, <strong>en</strong>viándolo al extranjero conuna comisión cualquiera. El ex director del Colegio Militar aceptó lamerced que se le hacía, juró lealtad, empeñó su palabra de soldado,ofreci<strong>en</strong>do sobre ella que no haría armas <strong>en</strong> contra de qui<strong>en</strong> lo librabade una segura p<strong>en</strong>a y marchó a Europa...” si Europa está <strong>en</strong> el Estadode Chihuahua, etc., etc.Soy amigo del señor G<strong>en</strong>l. Ángeles y fui su único def<strong>en</strong>sor <strong>en</strong>el proceso a que se alude. Conozco, pues, los hechos, y como <strong>en</strong> lospárrafos transcritos éstos aparec<strong>en</strong> alterados, considero un deber de miparte hacer una somera exposición del caso, tanto más cuanto que a lapersona aludida <strong>en</strong> el artículo, ahora <strong>en</strong> la imposibilidad de def<strong>en</strong>derse,se le hac<strong>en</strong> cargos graves que afectan su honor.El señor Ángeles fue, <strong>en</strong> efecto, acusado de haber mandado fusilarno precisam<strong>en</strong>te a un niño, sino a un jov<strong>en</strong> de 18 a 20 años, quefue apreh<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> los mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> que trataba de seducir a todoun batallón para que se desertara de las filas del gobierno y se uniera alos sublevados. Esto ocurrió durante las operaciones militares contrala Ciudadela, <strong>en</strong> lo que dio <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> llamarse la Dec<strong>en</strong>a Trágica.Las fuerzas que dicho jov<strong>en</strong> trataba de corromper, pert<strong>en</strong>ecían a unabrigada a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Ángeles y estaban <strong>en</strong> esos mom<strong>en</strong>tosbajo el fuego del <strong>en</strong>emigo.Si el g<strong>en</strong>eral Ángeles hubiera fusilado al jov<strong>en</strong> corruptor, habríaprocedido correctam<strong>en</strong>te. Durante los últimos combates <strong>en</strong> el fr<strong>en</strong>tefrancés, el g<strong>en</strong>eral Pershing ord<strong>en</strong>ó que fuera fusilado, sin formaciónde causa, todo individuo apreh<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> el acto de inducir a las tropasamericanas a que faltaran a sus deberes militares. Estas son las durasexig<strong>en</strong>cias de la guerra.Pero <strong>en</strong> el proceso que se formó al g<strong>en</strong>eral Ángeles, bajo la direcciónde un juez instructor muy intelig<strong>en</strong>te, muy hábil y hostil alprocesado —Gordillo Escudero—, no pudo probarse el hecho quemotivó la acusación, por lo cual el g<strong>en</strong>eral Ángeles debió haber sido80biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 804/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


puesto <strong>en</strong> libertad. Sin embargo, por motivos que no es pertin<strong>en</strong>te recordar,el g<strong>en</strong>eral Huerta se empeñó <strong>en</strong> que el g<strong>en</strong>eral Ángeles siguieraindefinidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría y al efecto ord<strong>en</strong>ó que no se declararaconcluida la instrucción del proceso, no obstante que el juez lemanifestó, <strong>en</strong> mi pres<strong>en</strong>cia, que la averiguación estaba agotada.En esta situación y compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do lo fútil que sería valerme delos recursos legales para que al g<strong>en</strong>eral Ángeles se le hiciera justicia,propuse al g<strong>en</strong>eral Huerta que aquél fuera desterrado, para lo cualbastaba con que la Secretaría de Guerra, usando de una facultad consignada<strong>en</strong> las leyes militares, mandara susp<strong>en</strong>der el proceso con elpretexto de que necesitaba utilizar los servicios del procesado.Después de muchos incid<strong>en</strong>tes que sería largo referir, se resolvióal fin que el g<strong>en</strong>eral Ángeles marchara a Europa a hacer los estudiosmilitares que estimara conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes. No se le fijó programa ni país deresid<strong>en</strong>cia, ni se le dio instrucción alguna específica que sirviera paradisimular el verdadero objeto de la supuesta comisión, que no era otroque el de expulsarlo del país. Por último, el “comisionado” salió dela P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría mom<strong>en</strong>tos antes de partir el tr<strong>en</strong> que lo condujo aVeracruz, sin que se le ministraran viáticos, ni pagas de marcha, nirecursos de ninguna especie. Un amigo suyo tuvo que pagar los pasajesdel g<strong>en</strong>eral y de su familia desde la ciudad de México hasta la de París.Sus sueldos regulares le fueron susp<strong>en</strong>didos poco tiempo después desu llegada a Europa.De lo anterior resulta que el g<strong>en</strong>eral Ángeles no recibió mercedalguna del g<strong>en</strong>eral Huerta, a no ser que se conceptúe como tal la sustituciónde una prisión arbitraria por el destierro.A nadie le juró lealtad el g<strong>en</strong>eral Ángeles, ni a nadie empeñó supalabra de soldado. Tampoco se le exigieron seguridades de ningunaespecie como condición para que se le expulsara de la República. Yofui el único intermediario <strong>en</strong>tre el g<strong>en</strong>eral Ángeles y los funcionariosdel gobierno que tuvieron participación <strong>en</strong> estos arreglos y puedo asegurarque jamás se trató de obt<strong>en</strong>er de aquél promesa alguna que <strong>en</strong>trañarala m<strong>en</strong>or cortapisa a su libertad de acción.81biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 814/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


Ya ve usted, señor compañero, que el g<strong>en</strong>eral Ángeles no quebrantóninguno de los cánones del honor al rebelarse contra el gobiernodel g<strong>en</strong>eral Huerta. Acaso se diga que un militar falta a su honorcuando se subleva contra el gobierno; pero el análisis de esta cuestióndesvirtuaría el propósito de la pres<strong>en</strong>te carta. En el caso concreto, latesis es por lo m<strong>en</strong>os discutible si se ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que el gobiernocontra el que se sublevó el g<strong>en</strong>eral Ángeles había t<strong>en</strong>ido por orig<strong>en</strong>una sublevación militar, y que la rebelión de aquél fue coetánea de ladisolución del Congreso, es decir, de la desaparición del ord<strong>en</strong> constitucional<strong>en</strong> México.Ruego a usted que, como un acto de justicia y <strong>en</strong> obsequio a laverdad histórica, se digne publicar esta carta, por lo que le anticipo misincero agradecimi<strong>en</strong>to.—Soy de usted muy at<strong>en</strong>to, adicto amigo yservidor.—Manuel Calero.El g<strong>en</strong>eral Ángeles fue desterrado a Francia el 29 de agosto de19<strong>13</strong>, bajo la vigilancia del ministro De la Barra, y luego que llegó aParís, se puso <strong>en</strong> contacto con el señor lic<strong>en</strong>ciado Miguel Díaz Lombardo,que era el repres<strong>en</strong>tante de la Revolución <strong>en</strong> aquel país.Blanquet cablegrafió el 26 de septiembre de 19<strong>13</strong> al ministro deMéxico <strong>en</strong> París: “Sírvase informar dónde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra G<strong>en</strong>l. FelipeÁngeles”.El g<strong>en</strong>eral Ángeles (ya para embarcarse) dirigió de El Havre,Francia, con fecha 6 de octubre de 19<strong>13</strong>, una comunicación al señorlic<strong>en</strong>ciado Francisco León de la Barra, informándole haber regresadode Inglaterra y manifestándole que <strong>en</strong> El Havre se det<strong>en</strong>dría parahacer estudios de fabricación del material de artillería.El Cónsul de México <strong>en</strong> Nogales, Arizona, telegrafió al Secretariode Guerra con fecha 17 de octubre de 19<strong>13</strong>: “Anoche llegósigilosam<strong>en</strong>te a Nogales, Sonora, G<strong>en</strong>l. Felipe Ángeles”.82biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 824/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


Nu e s t r a r e b eldíaHabía <strong>en</strong> Francia un grupo de oficiales de las carreras ci<strong>en</strong>tíficas (ing<strong>en</strong>ieros,artilleros y de Estado Mayor), qui<strong>en</strong>es, desde el periodogubernam<strong>en</strong>tal del señor Madero, habían sido <strong>en</strong>viados a hacer estudios<strong>en</strong> diversas comisiones técnicas.Los referidos oficiales se reunían <strong>en</strong> París periódicam<strong>en</strong>te, com<strong>en</strong>tandolas noticias que, tardíam<strong>en</strong>te, llegaban de la patria aus<strong>en</strong>te.Los detalles del cuartelazo y la traición de Huerta habían conmovidoel ánimo de oficiales que habían bebido sus <strong>en</strong>señanzas <strong>en</strong> Chapultepec,Escuela del Honor, y <strong>en</strong>tre éstos se formó un ambi<strong>en</strong>te de indignacióncuando algui<strong>en</strong> informó que la pr<strong>en</strong>sa de México anuncióque se levantaría un monum<strong>en</strong>to a los aspirantes por su “heroico”comportami<strong>en</strong>to. Sin embargo, las noticias que llegaban de Méxicoeran imperfectas y hasta contradictorias porque las inspiraba el criterioreaccionario; la confirmación de la verdad era fardada y aunque<strong>en</strong> principio el grupo de oficiales a que nos referimos reprobaba elcuartelazo y la traición, como un deshonor para el ejército al quepert<strong>en</strong>ecían, era laborioso el proceso de una honda reflexión políticatras la que germinaba la idea de rebelión.Se reconoció, <strong>en</strong> las juntas que celebraba ese grupo de oficiales,que el ejército había sido deshonrado y que disueltas las Cámaras, elgobierno de Huerta había consumado un golpe de Estado; era puesnecesario no solam<strong>en</strong>te apartarse de él, sino marchar al campo dela Revolución que se erguía v<strong>en</strong>gadora y <strong>en</strong>arbolaba la bandera de laConstitución. Pero, para varios compañeros, era durísimo resolversea abandonar una carrera laboriosam<strong>en</strong>te lograda. La deserción, yhasta la rebelión, eran pasos de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia; había dudas de cómopodrían ser recibidos <strong>en</strong> las filas revolucionarias, etc., etc.... Por fin,<strong>en</strong> una junta se resolvió que todos ellos se incorporarían a la Revolucióny se p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> buscar a un jefe que los <strong>en</strong>cabezara. Desdeluego se p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> el g<strong>en</strong>eral Ángeles, maestro de todos ellos y dequi<strong>en</strong> se sabía que estaba por llegar, desterrado, a París. Qui<strong>en</strong> esto83biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 834/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


escribe, fue comisionado para buscarlo e invitarlo a una comida <strong>en</strong>la que le plantearíamos nuestro deseo, pidiéndole que nos condujeraa la lucha. Cuando el capitán Cervantes acudió a la casa del g<strong>en</strong>eralÁngeles <strong>en</strong> París, Clarita, su dignísima esposa, le dijo primero que elg<strong>en</strong>eral había salido a Londres para internar <strong>en</strong> un colegio a su hijoAlberto; pero, días después, cuando insistió <strong>en</strong> verlo, le confesó queel g<strong>en</strong>eral había marchado a la Revolución. Los arreglos de su partiday su incorporación al movimi<strong>en</strong>to armado, habían sido ultimadoscon el lic<strong>en</strong>ciado Miguel Díaz Lombardo, repres<strong>en</strong>tante de la Revolución<strong>en</strong> Francia, y su marcha había sido sigilosa. Les había, pues,ganado la delantera.El capitán de artillería Gustavo Bazán recibió, pocos días después,una carta <strong>en</strong> la que el g<strong>en</strong>eral lo invitaba a seguirlo y Cervantesaseguró a este compañero que saldría tras él. Ellos dos se pres<strong>en</strong>taron<strong>en</strong> diciembre de 19<strong>13</strong> a la Revolución y fueron ellos los únicos quecumplieron el compromiso contraído; los demás oficiales siguieronla suerte del ejército federal. Qui<strong>en</strong> esto escribe, antes de partir, tuvoel escrúpulo de pedir su baja del ejército, por ser sus convicciones“antagónicas de la exist<strong>en</strong>cia y de los procedimi<strong>en</strong>tos” del régim<strong>en</strong>usurpador de Victoriano Huerta. 3El g<strong>en</strong>eral Ángeles tuvo el honor de ser dado de baja de la instituciónmilitar que fue mancillada con la traición, “por indigno depert<strong>en</strong>ecer al ejército”....El Presid<strong>en</strong>te interino de la República ha t<strong>en</strong>ido a bi<strong>en</strong> disponer quecon fecha 8 de noviembre del año próximo pasado, cause baja por3El <strong>en</strong>tonces capitán técnico de artillería, Luis González Salas, oficial intelig<strong>en</strong>tey honorable, era de los comprometidos y cuando Cervantes estaba por partirde París rumbo a la Revolución, González Salas le ofreció una c<strong>en</strong>a <strong>en</strong> señal deestimación admirativa porque él “<strong>en</strong> vigilia por largas noches, no se resolvía a partirtambién”... ¡Tan estimado compañero, alumno distinguido del Colegio Militar deChapultepec, regresó por Veracruz <strong>en</strong> 1915, cuando Carranza la ocupaba; <strong>en</strong> suaflixión y desesperanza, optó por suicidarse!84biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 844/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


indigno de pert<strong>en</strong>ecer al ejército el g<strong>en</strong>eral brigadier de artillería FelipeÁngeles, a reserva de exigirle las responsabilidades a que se ha hechoacreedor.—Lo que t<strong>en</strong>go la honra de comunicar a Ud. para su conocimi<strong>en</strong>toy efectos, reiterándole mi at<strong>en</strong>ta consideración.—Libertad yConstitución, México, marzo 28 de 1914.—Firmado A. Blanquet.85biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 854/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 864/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o IVCó m o f u e recibido Ángeles <strong>en</strong> So n o r aCuando <strong>en</strong> octubre de 19<strong>13</strong> el g<strong>en</strong>eral Ángeles se pres<strong>en</strong>tó<strong>en</strong> Sonora ante el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista,iba prestigiado no sólo como militar, sino comomaderista; su lealtad al Presid<strong>en</strong>te mártir, como su elevada cultura,eran la mejor recom<strong>en</strong>dación para que se considerara su ingreso a laRevolución como motivo de regocijo. En Nogales se hizo una fiesta<strong>en</strong> su honor y el señor Carranza anunció que Ángeles sería designadoSecretario de la Guerra.Al saberse aquella designación tan honrosa para Ángeles, el g<strong>en</strong>eralObregón se confabuló con otros g<strong>en</strong>erales revolucionarios y<strong>en</strong>dilgó al Primer Jefe una protesta porque nombraba Ministro de laGuerra a un ex federal. Se explica la actitud de Obregón, porque <strong>en</strong>esa época había, <strong>en</strong>tre los revolucionarios, un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to común deantipatía y hasta de odiosidad por todo lo que oliera a ex federal, s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>toque Obregón supo aprovechar estando <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a asc<strong>en</strong>siónmilitar, acabando de cosechar lauros guerreros y anhelando conquistarmuchos más. Su ambición no podía tolerar que se distinguiera con unpuesto promin<strong>en</strong>te a un g<strong>en</strong>eral ex federal, recién llegado, aunque éstefuera maderista integérrimo y tan revolucionario como el que más.Lo grave era que Ángeles repres<strong>en</strong>taba al militar culto y compet<strong>en</strong>te;esto provocaba los celos de los futuros caudillos y repres<strong>en</strong>taba paraObregón un lat<strong>en</strong>te obstáculo para su <strong>en</strong>grandecimi<strong>en</strong>to personal.87biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 874/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


Carranza tuvo la debilidad de aceptar la protesta, designando aÁngeles subsecretario <strong>en</strong>cargado del despacho, con lo cual lastimó lanatural s<strong>en</strong>sibilidad de qui<strong>en</strong> llegaba a la Revolución con los brazosabiertos.Al acercarse Ángeles al señor Carranza, creyó, de bu<strong>en</strong>a fe, quese acercaba al v<strong>en</strong>gador de Madero, al restaurador de la Constituciónviolada; era el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y p<strong>en</strong>sóque <strong>en</strong> ese gobernador que había t<strong>en</strong>ido el gesto vali<strong>en</strong>te de lanzarleel guante a Huerta, <strong>en</strong>contraría al demócrata def<strong>en</strong>sor de los idealespopulares. Pero Ángeles ignoraba que Carranza s<strong>en</strong>tía antipatía, sino desprecio, por los maderistas a qui<strong>en</strong>es consideraba responsablesdel fracaso de Madero, cuyo régim<strong>en</strong> no t<strong>en</strong>ía Carranza la m<strong>en</strong>orint<strong>en</strong>ción de continuar, sino que consideraba que el régim<strong>en</strong> queél inauguraba era una etapa, muy distinta, de la vida política deMéxico.Y así era <strong>en</strong> efecto, porque si para aquel noble mandatario lafórmula de su gobierno quiso ser la bondad y el amor, el respeto ala Ley y el perfeccionami<strong>en</strong>to de la democracia, para Carranza eranecesario gobernar con mano de hierro, imponi<strong>en</strong>do la Revolución“por la razón o por la fuerza”, según rezaban los arcos con que legustaba ser recibido <strong>en</strong> los lugares que visitaba.An t i m a d e r i s m o d e Ca r r a n z aEl señor lic<strong>en</strong>ciado Heriberto Barrón, <strong>en</strong> su artículo “Cómo empezóel Villismo”, publicado <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> julio de 1932, dice:Desde mis primeras conversaciones <strong>en</strong> Hermosillo, quedé conv<strong>en</strong>cidode que el señor Carranza profesaba un inv<strong>en</strong>cible desprecio haciatodos aquellos que habían militado <strong>en</strong> las filas maderistas, haciéndolesresponsables del fracaso de la administración de don Francisco I.Madero. Como he dicho, llegué a Hermosillo a fines de 19<strong>13</strong> y como88biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 884/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


se aproximara el primer aniversario de la muerte de los señores Maderoy Pino Suárez, propuse al señor Carranza que expidiera un decretodeclarando día de luto nacional aquel <strong>en</strong> que el Presid<strong>en</strong>te Maderoy el Vicepresid<strong>en</strong>te Pino Suárez fueron asesinados, tanto como unjusto tributo a la memoria de ambos, como para atraerse a todos losmaderistas. El Sr. Carranza dio treguas al asunto, diciéndome que lop<strong>en</strong>saría, pero me expresó que “tanto el señor Madero como PinoSuárez, por sus torpezas y las de sus partidarios, t<strong>en</strong>ían la culpa de loque les había acontecido y por lo mismo, no debería glorificarse sumemoria”.Basta con lo que llevo dicho para compr<strong>en</strong>der que todos los queal lado del Sr. Madero desempeñaron puestos íntimos y de importanciapolítica, recibían de parte de don V<strong>en</strong>ustiano una acogida glacial,que los hacía alejarse inmediatam<strong>en</strong>te y buscar otro punto adonde dirigirsey otro personaje a qui<strong>en</strong> acercarse. Me consta que <strong>en</strong> un principiotodos los maderistas tuvieron int<strong>en</strong>ción de ayudar con sinceridady <strong>en</strong>tusiasmo al señor Carranza, inclusive los hermanos del Presid<strong>en</strong>teasesinado; pero al <strong>en</strong>terarse de que el Primer Jefe no sólo los recibíacon frialdad, sino que los rechazaba, fueron a refugiarse con el g<strong>en</strong>eralFrancisco Villa, qui<strong>en</strong> al contrario de don V<strong>en</strong>ustiano, los recibía conlos brazos abiertos...Así fue como poco a poco, rechazados por el señor Carranza,fue formándose <strong>en</strong> derredor del g<strong>en</strong>eral Francisco Villa un núcleode revolucionarios <strong>en</strong>emigos de Huerta pero poco adictos al Sr. Carranza.Zubaran, Secretario de Gobernación del gobierno provisional,se había convertido <strong>en</strong> un tirano, atrabiliario y egoísta, mucho másautoritario que el mismo señor Carranza. Él fue qui<strong>en</strong> más contribuyóa que los maderistas se alejaran de don V<strong>en</strong>ustiano y a que Villa empezaraa s<strong>en</strong>tirse lastimado por el Primer Jefe. Estando <strong>en</strong> WashingtonZubaran <strong>en</strong> el desempeño de una misión diplomática publicaba <strong>en</strong> losperiódicos norteamericanos declaraciones furibundas contra Villa ytodos sus amigos, secundado por Herminio Pérez Abreu.89biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 894/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


Posteriorm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> otro artículo, “Lo que he visto <strong>en</strong> México”,del 6 de julio de 1932, el mismo autor asi<strong>en</strong>ta:Poco tiempo después de mi llegada a Sonora, ingresé como redactor aldiario La Voz de Sonora, con los hermanos Campero. Entonces elogiéa Villa por sus primeras victorias y recibí de él cartas muy amistosas.Sabedor de esto el señor Carranza, me mandó llamar y me suplicó qu<strong>en</strong>o me volviera a ocupar de Villa <strong>en</strong> mis artículos, pues era un hombreal que no había que darle prestigio.A su vez, el periodista don Rafael Martínez “Rip Rip”, refiriéndoseal “antimaderismo” de Carranza, <strong>en</strong> El Gráfico del 19 de juniode 1930, publicó el relato de cómo el señor Carranza se negó siemprea honrar la memoria de Madero y cómo al negarse a concurrir aldescubrimi<strong>en</strong>to de la estatua del Presid<strong>en</strong>te Madero, <strong>en</strong> Villa GustavoMadero, le explicó confid<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te:Si yo me hubiese pres<strong>en</strong>tado como continuador de la obra políticade don Pancho, habría t<strong>en</strong>ido que cargar con el cumplimi<strong>en</strong>to de susofrecimi<strong>en</strong>tos, y a mí como a él, se me demandaría constantem<strong>en</strong>teque convirtiera <strong>en</strong> realidad esos ofrecimi<strong>en</strong>tos. Yo, al levantarme <strong>en</strong>armas, expresé categóricam<strong>en</strong>te que lo hacía para restaurar el ord<strong>en</strong>constitucional, pero me abstuve de formular promesas y evité que sehablase de algunas <strong>en</strong> nombre mío. Con respecto al telegrama de queusted me habla, estoy al tanto de lo que se ha dicho <strong>en</strong> el periódicoRed<strong>en</strong>ción y de las afirmaciones de Bauche Alcalde. Es verdad que estuvea punto de iniciar un movimi<strong>en</strong>to al parecer <strong>en</strong> contra del gobiernodel señor Madero, pero para salvarlo a él y principalm<strong>en</strong>te a la Revolución.Ya preveía yo que los <strong>en</strong>emigos recurrirían a la v<strong>en</strong>ganza y quela bondad del señor Madero sería la puerta por donde <strong>en</strong>trarían parasatisfacerla. Pero si hoy dijese yo eso, no se me creería, p<strong>en</strong>sándose queel móvil era quitarlo a él de la Presid<strong>en</strong>cia para ocuparla yo. Vea ustedseñor Martínez, que sí t<strong>en</strong>go razón para no asistir a las ceremonias90biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 904/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> honor de Madero. No quiero que se me juzgue hipócrita. Prefieroabst<strong>en</strong>erme. Me repres<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> el descubrimi<strong>en</strong>to de su estatua aMadero, el señor lic<strong>en</strong>ciado Aguirre Berlanga. —Abandoné el salónde la Presid<strong>en</strong>cia p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> las frases de don V<strong>en</strong>ustiano. Y me dije:Bi<strong>en</strong>. Esto explica el porqué de su abst<strong>en</strong>ción tratándose de ceremonias<strong>en</strong> memoria de don Pancho, y por qué no quiso aparecer comocontinuador de la obra del señor Madero; pero ¿por qué ha t<strong>en</strong>ido tanost<strong>en</strong>tosa mala voluntad para colaboradores del Presid<strong>en</strong>te asesinado,para los maderistas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral? ¿Hay algo más al respecto y que no medijo don V<strong>en</strong>ustiano?…Có m o e r a Ca r r a n z aEra don V<strong>en</strong>ustiano un tipo adusto, corpul<strong>en</strong>to, de edad madurapero erguido y austero; de pocas palabras, parco <strong>en</strong> ademanes, aspectosaludable y trato ser<strong>en</strong>o pero frío <strong>en</strong> su seriedad, sin ser descortés,excepto cuando se irritaba. Afecto a montar, con aire de hombre decampo, actitudes de calma apar<strong>en</strong>te, mirada apacible y contin<strong>en</strong>terespetable, que aum<strong>en</strong>taba el uso de anteojos oscuros 4 y larga barba,casi blanca. El señor Carranza ocultaba fealdad que disimulabanaquellos aditam<strong>en</strong>tos y ocultaba también un carácter despótico; hablabadespacio, careci<strong>en</strong>do de fluidez <strong>en</strong> la expresión; era versado <strong>en</strong>historia patria, de la que hacía frecu<strong>en</strong>tes citas, pareci<strong>en</strong>do que suprototipo, a qui<strong>en</strong> se proponía imitar, era don B<strong>en</strong>ito Juárez; se descubríaque no era grande su cultura, pero poseía experi<strong>en</strong>cia y maliciabastante para abordar y resolver, más o m<strong>en</strong>os arbitrariam<strong>en</strong>te, losvariados asuntos que se pres<strong>en</strong>taban. Su temperam<strong>en</strong>to era caprichosoy absolutista, no le agradaba la contradicción, a veces flaqueaba <strong>en</strong>sost<strong>en</strong>er sus determinaciones y otras persistía <strong>en</strong> ellas t<strong>en</strong>azm<strong>en</strong>te.4El señor Carranza había padecido de la vista, quedándole la escleróticamanchada.91biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 914/1/<strong>08</strong> 10:29:49 <strong>AM</strong>


Rodeado de personas de poca valía, lo que él procuraba eraadhesión y adulación; qui<strong>en</strong>es incorporándose a la lucha acudíana pres<strong>en</strong>társele, eran mant<strong>en</strong>idos a su lado para estudiarlos; si suadhesión era incondicional, con ribetes de adulatoria, esos hombreseran de los suyos; qui<strong>en</strong>es t<strong>en</strong>ían personalidad y espíritu indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te,qui<strong>en</strong>es no se plegaban a su férula caprichosa, eranalejados.Al señor Carranza le gustaban las ceremonias y los honores asu persona; usaba siempre un uniforme sin insignias y un sombrerotexano; la guardia le hacía honores a su llegada y a su salida. En susviajes y visitas a las poblaciones, <strong>en</strong> las que se pres<strong>en</strong>taba como paraque fueran conoci<strong>en</strong>do al futuro jefe de la nación, al aproximarse eltr<strong>en</strong> a la estación, aparecía <strong>en</strong> la plataforma <strong>en</strong>cuadrado por solícitosoficiales de su Estado Mayor, qui<strong>en</strong>es se disputaban los puestos máscercanos para no faltar <strong>en</strong> los retratos que, fotógrafos de a bordo,tomaban indefectiblem<strong>en</strong>te. Raras veces ar<strong>en</strong>gaba al pueblo; preferíavalerse de oradores oficiales.En los viajes que hicimos con el señor Carranza al sur de Sonora(Cruz de Piedra, fr<strong>en</strong>te a Guaymas, Álamos, Culiacán), el g<strong>en</strong>eralÁngeles s<strong>en</strong>tía repugnancia por aquellas poses cortesanas y permanecías<strong>en</strong>tado apaciblem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el carro del tr<strong>en</strong> que nos conducía;alguna vez el señor Carranza le indicó que lo acompañara a la plataforma;los ayudantes lo desalojaron de su lado, porque Carranzat<strong>en</strong>ía que aparecer <strong>en</strong>cuadrado por ellos.Ángeles se <strong>en</strong>contró, pues, con un jefe que era la antítesis deMadero; y bi<strong>en</strong> pronto se conv<strong>en</strong>ció de que el señor Carranza no solam<strong>en</strong>tecriticaba acerbam<strong>en</strong>te la política maderista, sino que s<strong>en</strong>tíaantipatía por los maderistas y se negaba a celebrar el triunfo de la Revoluciónde 1910 y especialm<strong>en</strong>te los aniversarios luctuosos de Madero,porque el maderismo, como recuerdo, como doctrina y comoideal, le eran repugnantes. El señor Carranza cifraba su política <strong>en</strong> elrespeto a su persona, <strong>en</strong> la adhesión a su persona y <strong>en</strong> el prestigio desu persona; t<strong>en</strong>ía alma de dictador.92biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 924/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


En aquel medio o camarilla que rodeaba a Carranza, la cortesaníat<strong>en</strong>ía que ser repugnante para un hombre s<strong>en</strong>cillo; las <strong>en</strong>tradasy salidas al cuartel g<strong>en</strong>eral con toques militares, las comidas y laspres<strong>en</strong>taciones que se manifestaban como continuo hom<strong>en</strong>aje al PrimerJefe, con mudo respeto, aceptación de sus opiniones y actitudesde hijos de familia ante un patriarca de tiempos pretéritos, todo ellocontribuía a hacer poco grato el ambi<strong>en</strong>te del señor Carranza.En su supuesta función de Subsecretario de la Guerra, Ángelesse dio cu<strong>en</strong>ta de que el Primer Jefe no at<strong>en</strong>día a iniciativas, que am<strong>en</strong>udo contradecía, ni daba lugar al desarrollo de otras actividadesque su capricho; quería amanu<strong>en</strong>ses y servidores y no colaboradoresque pudieran poner <strong>en</strong> <strong>en</strong>tredicho su sufici<strong>en</strong>cia.Ansiaba Ángeles marchar a la campaña para <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> acción,aplicar <strong>en</strong> servicio de la Revolución su saber y sus aptitudes, peroCarranza lo t<strong>en</strong>ía atado de un pie como a los gallos, <strong>en</strong> una oficina<strong>en</strong> la que resultaban nugatorias sus iniciativas.Situación p e n o s a y a m b i g u aLa situación de los pocos ex federales que por aquella época nos incorporamosa la Revolución era bastante p<strong>en</strong>osa y ambigua, porques<strong>en</strong>tíamos <strong>en</strong> el ambi<strong>en</strong>te una extraña malquer<strong>en</strong>cia, originada, seguram<strong>en</strong>te,<strong>en</strong> un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de antagonismo y de <strong>en</strong>vidia hacia losmilitares de carrera, sin compr<strong>en</strong>der que nosotros íbamos a la Revoluciónrealizando un verdadero sacrificio <strong>en</strong> contra de tradiciones yde una carrera lograda con grandes esfuerzos, abandonando familiase intereses, por sost<strong>en</strong>er los ideales de la democracia. Los primeros<strong>en</strong> incorporarse <strong>en</strong> Sonora con el Primer Jefe, fueron el hoy g<strong>en</strong>eralJoaquín V. Cazarín y nuestro compañero y conterráneo GustavoGarm<strong>en</strong>dia, brillante hijo del Colegio Militar, qui<strong>en</strong>es desempeñabanel honroso puesto de ayudantes del Presid<strong>en</strong>te Madero. Gustavofue uno de qui<strong>en</strong>es castigaron con la muerte de Riveroll el at<strong>en</strong>tado93biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 934/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> que el Presid<strong>en</strong>te iba a ser asesinado <strong>en</strong> Palacio. Garm<strong>en</strong>dia escapóde la Capital y <strong>en</strong> una fuga que <strong>en</strong> Manzanillo tuvo aspectos deaudacia y heroísmo, logró embarcar para Estados Unidos, incorporándose<strong>en</strong> Sonora al Primer Jefe. A pesar de los méritos del mayorde artillería Gustavo Garm<strong>en</strong>dia, <strong>en</strong> aquel medio de militares improvisadosse sintió hostilizado y hasta llegó a t<strong>en</strong>er un lance personal <strong>en</strong>que hizo s<strong>en</strong>tir el vigor de sus músculos. Gustavo se s<strong>en</strong>tía ansiosode ir a la lucha para demostrar su valimi<strong>en</strong>to y hombría y fue puestoa las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Obregón <strong>en</strong> la marcha sobre Sinaloa, paraatacar Culiacán. El g<strong>en</strong>eral Obregón le t<strong>en</strong>ía marcada antipatía; seexpresaba de él con desprecio, como después se expresaba de Ángelesy el ahora t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Gustavo Garm<strong>en</strong>dia, <strong>en</strong>cabezando lastropas puestas a su mando, asaltó y tomó uno de los fuertes queprotegían Culiacán, si<strong>en</strong>do el primero <strong>en</strong> saltar sobre el parapeto yrecibi<strong>en</strong>do un balazo <strong>en</strong> el muslo, que le destrozó la arteria femoral.La falta de at<strong>en</strong>ción médica hizo que Gustavo se fuese desangrandohasta fallecer con admirable estoicismo. Demostró, conquistando lagloria militar del soldado, que era un vali<strong>en</strong>te y un héroe.Cuando acompañamos a la comitiva del señor Carranza haciaCuliacán, la situación de Gustavo Bazán y la mía era dudosa porindefinida, pues nos llegó a expedir el nombrami<strong>en</strong>to de mayoreshasta febrero de 1914. Mi<strong>en</strong>tras tanto, no sabíamos siquiera si éramosconceptuados como militares, no obstante que estábamos incorporados<strong>en</strong> el Estado Mayor del señor Carranza. Viajábamos <strong>en</strong>un furgón (carro caja), <strong>en</strong> el que t<strong>en</strong>íamos arreglados nuestros catresde campaña el g<strong>en</strong>eral Ángeles y sus dos o tres discípulos, y a estefurgón se había incorporado el distinguido t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel médicocirujano Suárez Gamboa, hombre culto con qui<strong>en</strong> conversábamosam<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te sobre cuestiones de ci<strong>en</strong>cias. Desgraciadam<strong>en</strong>te, yesto yo lo ignoraba, el m<strong>en</strong>cionado doctor sufría de alucinacionesm<strong>en</strong>tales.Cuando nos detuvimos <strong>en</strong> la estación de El Palmito, cerca deCuliacán, la comitiva oficial se dirigió a visitar la tumba de Gustavo94biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 944/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


Garm<strong>en</strong>dia y como yo no pude concurrir, porque carecía de cabalgadura,me quedé <strong>en</strong> nuestro furgón. A poco llegó el doctor SuárezGamboa y <strong>en</strong> forma altanera, injuriosa, se expresó muy mal de mí ydel g<strong>en</strong>eral Ángeles. Como yo, sorpr<strong>en</strong>dido, le reclamara semejanteactitud, sumam<strong>en</strong>te exaltado me injurió y blandi<strong>en</strong>do la pistola sefue sobre mí; <strong>en</strong> legítima def<strong>en</strong>sa, de un golpe lo sujeté por la manoy por el cuello, derribándolo al suelo y ejerci<strong>en</strong>do presión, para desarmarlo.Entonces se puso a dar grandes voces pidi<strong>en</strong>do auxilio y fuiapreh<strong>en</strong>dido y arrestado, con c<strong>en</strong>tinela de vista, por soldados yaquis.Cuando volvió la comitiva oficial, el señor Suárez Gamboa mesalvó de este trance con su propia declaración ante el Primer Jefe,pues dijo que si<strong>en</strong>do yo un jov<strong>en</strong> dec<strong>en</strong>te y educado, me había vueltoloco y lo había agredido “como una pantera”, cacheteándolo y escupiéndolo,<strong>en</strong>suciándolo y estando a punto de matarlo. Conocidoslos anteced<strong>en</strong>tes patológicos del doctor Suárez Gamboa, y <strong>en</strong>teradoel g<strong>en</strong>eral Ángeles de tan desagradable incid<strong>en</strong>te, fui puesto <strong>en</strong> inmediatalibertad.En varias ocasiones el g<strong>en</strong>eral Ángeles le significó al señor Carranzasu deseo de ir a la lucha y otras tantas se le contestó que debíaesperar. Cuando los mayores Bazán y qui<strong>en</strong> esto escribe, después dehaber sido bi<strong>en</strong> recibidos y asc<strong>en</strong>didos por el Primer Jefe, que losincorporó a su Estado Mayor, también significaron su anhelo de ser<strong>en</strong>viados a la campaña, el señor Carranza les contestó que aún no eratiempo, que permanecieran <strong>en</strong> su Estado Mayor, “para id<strong>en</strong>tificarsecon la Revolución”. Quería esto decir que el señor Carranza considerabaque él era la Revolución y que qui<strong>en</strong>es no se id<strong>en</strong>tificaran conél, convirtiéndose <strong>en</strong> carrancistas, no eran revolucionarios.El g<strong>en</strong>eral Ángeles logró, a duras p<strong>en</strong>as, que se le mandara apracticar un reconocimi<strong>en</strong>to a los alrededores de Mazatlán, plazasitiada por las tropas del g<strong>en</strong>eral Carrasco. Cervantes lo acompañó aesa gira <strong>en</strong> que guiados por el activo t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Ángel Flores,recorrieron <strong>en</strong> reconocimi<strong>en</strong>to de oficial, aquellos parajes desiertos,de chaparral, por donde, subrepticiam<strong>en</strong>te, hacían sus incursiones95biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 954/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


96ambos cont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. En noche de luna y caminando por lugaressolitarios, el g<strong>en</strong>eral Ángeles discurría sobre temas militares, pero, <strong>en</strong>más de una vez, el maestro también explicaba teorías matemáticas.Aquellos días, cabalgando, respiraba a sus anchas y se s<strong>en</strong>tía satisfechode su alejami<strong>en</strong>to de antesalas y cortesanías.Una noche, paseando <strong>en</strong> la plaza de El Rosario, dijo el g<strong>en</strong>eralÁngeles a qui<strong>en</strong> esto escribe: “Hombre, yo he tratado con toda simpatíay at<strong>en</strong>ción (hasta lo había agasajado con una comida) al g<strong>en</strong>eralObregón y, sin embargo, he sabido que se expresa muy mal de mí.Voy a reclamárselo”. Entonces yo, su ayudante, que gozaba de todasu b<strong>en</strong>évola confianza, le contesté: Mi g<strong>en</strong>eral, esos han de ser chismes;pero <strong>en</strong> caso de ser cierto, no me parece que usted le reclame,porque si el g<strong>en</strong>eral Obregón lo confirma, eso daría lugar a un conflictoinoportuno, y si lo niega, quedarían con un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to quelos separe. Calló el g<strong>en</strong>eral Ángeles y Obregón siguió <strong>en</strong> su labor demalquistarlo, tanto que, cuando, poco después, Carranza empr<strong>en</strong>dióla marcha (por tierra) para Chihuahua y designó al g<strong>en</strong>eral Ángelesjefe de su escolta, el g<strong>en</strong>eral Obregón, al despedirse del Primer Jefe,le dijo estas palabras, de sindéresis incompr<strong>en</strong>sible, pero muy significativas:“T<strong>en</strong>go la p<strong>en</strong>a de comunicarle que el comportami<strong>en</strong>todel g<strong>en</strong>eral Ángeles no es correcto, pues no sabrá corresponder a lasconsideraciones que usted le ha guardado”. Criterio éste de que participanotras personas que han atacado al g<strong>en</strong>eral Ángeles, porqueincurr<strong>en</strong> <strong>en</strong> el error de creer que porque algún hombre nos ha disp<strong>en</strong>sadoconsideración o cortesía (éstas fueron negativas de Carranzahacia Ángeles), estamos obligados a perdonar sus errores graves, aocultar sus defectos y a volvernos sus incondicionales.En su viaje a Álamos acompañamos al Primer Jefe, con su séquito.La ineficacia y prolongación del sitio de Guaymas, hizo p<strong>en</strong>sara qui<strong>en</strong> esto escribe, que con una o dos escuadrillas de aeroplanosse podría bombardear esa plaza, debilitando la def<strong>en</strong>sa y ejerci<strong>en</strong>dopresión moral <strong>en</strong> la guarnición y hasta <strong>en</strong> la población civil. Creíaque con unos cuantos bombardeos se facilitaría el asalto y se aprebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>964/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


suraría la r<strong>en</strong>dición o la evacuación de este puerto, que no podía seratacado por mar. Confiado este proyecto al g<strong>en</strong>eral Ángeles, le parecióbu<strong>en</strong>o; <strong>en</strong>tonces le fue planteado al señor Carranza a bordo deltr<strong>en</strong> y <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia del g<strong>en</strong>eral Obregón. Qui<strong>en</strong> esto escribe, pilotoaviador de la Federación Aeronáutica Internacional (Francia), hizosu exposición con calor y <strong>en</strong>tusiasmo y el g<strong>en</strong>eral Obregón, dándolepalmaditas <strong>en</strong> la pierna, calificó el proyecto de “excel<strong>en</strong>te idea”. Elseñor Carranza escuchó impasible, y anunció que al sigui<strong>en</strong>te díaresolvería. Se trataba de adquirir <strong>en</strong> Estados Unidos doce aeroplanosy de fabricar granadas. Al día sigui<strong>en</strong>te, informó al solicitante quesu iniciativa le parecía bu<strong>en</strong>a y que iba a mandar al capitán AlbertoSalinas (su sobrino), a Estados Unidos, para adquirir dos aeroplanos,mi<strong>en</strong>tras que el de la iniciativa marcharía a Chihuahua para fabricarbombas. Al serle pres<strong>en</strong>tadas con calor, objeciones consist<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> que, si el efecto destructor y desmoralizante de doce aeroplanosera formidable, el de dos aeroplanos resultaría casi insignificante, elseñor Carranza contestó con <strong>en</strong>fado: “Se van a comprar solam<strong>en</strong>tedos aeroplanos, porque ya lo dije”. A los pocos días partió Cervantespara Chihuahua, con una ord<strong>en</strong> del Primer Jefe para que el g<strong>en</strong>eralVilla le diese facilidades de fabricación de granadas <strong>en</strong> la fundiciónde Chihuahua.Er ro r e s p o l í t i c o sIndep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de la falta de adhesión personal, el g<strong>en</strong>eral Ángelesse dio cu<strong>en</strong>ta de los graves errores políticos del señor Carranza,de los que sintetizaremos algunos importantes: cuando Carranza fuebatido por las tropas huertistas y se retiró hacia Sonora para protegersecon los elem<strong>en</strong>tos revolucionarios de ese Estado, el gobernadordon José María Maytor<strong>en</strong>a lo recibió con los brazos abiertos, peropronto pudo advertir que pareci<strong>en</strong>do Obregón el hombre fuerte, aél se inclinaba Carranza <strong>en</strong> sus prefer<strong>en</strong>cias. Ambicioso e infatuado,97biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 974/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


Obregón fue desarrollando una presión político-militar <strong>en</strong> que Carranzalo apoyaba; Maytor<strong>en</strong>a se sintió abandonado y <strong>en</strong>tonces, <strong>en</strong>ocasión de una comida, manifestó <strong>en</strong>érgica y virilm<strong>en</strong>te su disgustoy pidió al señor Carranza que pusiera <strong>en</strong>érgico remedio a la situación.Carranza salió de Sonora y no puso remedio a esa situación. Elg<strong>en</strong>eral Ángeles sugirió <strong>en</strong>tonces que se diera a Obregón la carterade guerra, lo cual lo alejaría de Sonora, para evitar el conflicto quese avecinaba; Carranza, al saberlo, dijo: “El g<strong>en</strong>eral Ángeles es unpatriota”, y cuando ya lejos de Sonora Maytor<strong>en</strong>a le escribió pidiéndoleapoyo como gobernador constitucional (maderista), Carranzaanunció que la dificultad se arreglaría, porque Obregón t<strong>en</strong>dría quemarchar al Sur y Calles (otro <strong>en</strong>emigo de Maytor<strong>en</strong>a) se iría conél; sin embargo, dejó a éste como jefe de las armas <strong>en</strong> Sonora. Laes<strong>en</strong>cia del conflicto era que Maytor<strong>en</strong>a reclamaba respeto para susfunciones de gobernador legítimo, que Carranza quiso deponerlo yhasta le exigió su r<strong>en</strong>uncia, a lo que Maytor<strong>en</strong>a se negó, y que el conflictosurgió seriam<strong>en</strong>te, pues Calles recibió ord<strong>en</strong> telegráfica, segúnél mismo lo dijo al g<strong>en</strong>eral Villa, cuando éste lo llamó al ord<strong>en</strong> desdeTorreón, que t<strong>en</strong>ía consigna de Carranza para aplicar a Maytor<strong>en</strong>a ya los suyos la ¡Ley del 25 de <strong>en</strong>ero! El gobernador Maytor<strong>en</strong>a fue obligadoa preparar barricadas, a hacerse fuerte <strong>en</strong> el Palacio y a requerirsus fuerzas militares. Entretanto, Carranza <strong>en</strong>viaba como delegadoconciliador al ing<strong>en</strong>iero Bonillas. La apreh<strong>en</strong>sión del g<strong>en</strong>eral Alvaradoy el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro habido <strong>en</strong>tre las tropas de Calles y los yaquis deMaytor<strong>en</strong>a, mostraron el éxito del comisionado de paz y el resultadode aquella política.El g<strong>en</strong>eral Lucio Blanco, después de la ocupación de Matamoros,había ord<strong>en</strong>ado el reparto de la Haci<strong>en</strong>da “Los Borregos”, <strong>en</strong>trelos labriegos pobres; Carranza reprobó esa medida revolucionaria yllamó a Blanco para t<strong>en</strong>erlo humillado a su lado, hasta que lo puso alas órd<strong>en</strong>es de Obregón.En el Estado de Sinaloa, Carranza pret<strong>en</strong>dió destituir al gobernadorconstitucional Riveros: pero se abstuvo de ello, sin definir,98biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 984/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


sin embargo, su resolución, cuando notó oposición <strong>en</strong> los g<strong>en</strong>eralesrevolucionarios que operaban <strong>en</strong> aquel Estado. El g<strong>en</strong>eral Carrascole dijo a Carranza que si quitaba a Riveros de Sinaloa, él se volveríazapatista. También Riveros, ante la presión militarista que lo am<strong>en</strong>azaba,apreh<strong>en</strong>dió y <strong>en</strong>carceló al g<strong>en</strong>eral Iturbe.El g<strong>en</strong>eral Buelna, modesto pero vali<strong>en</strong>tísimo revolucionario,que operaba a la sazón <strong>en</strong> el territorio de Tepic y había tomado Acaponetaa gritos y sombrerazos, porque carecía de elem<strong>en</strong>tos, pidió,<strong>en</strong> vano, armas y municiones con qué continuar la lucha; Obregónle puso obstáculos <strong>en</strong> la frontera para pasar y v<strong>en</strong>der plata y pararecoger armas y municiones, hasta que Buelna mandó a un <strong>en</strong>viadoconfid<strong>en</strong>cial para pres<strong>en</strong>tar sus quejas a Villa, porque Carranza tampocole hacía caso.Có m o f u e Ángeles c o n Vill a99Cuando el señor Carranza se trasladaba por tierra hacia Chihuahua,Villa le informó de la toma de la capital de ese Estado y de Ojinaga,acciones con las cuales terminaba brillantem<strong>en</strong>te su campaña, habi<strong>en</strong>dolimpiado de <strong>en</strong>emigos ese grande estado de la República. Elg<strong>en</strong>eral Ángeles le dirigió a Villa un telegrama felicitándolo <strong>en</strong>comiásticam<strong>en</strong>tepor sus brillantes triunfos y significándole el gustoque le daría pres<strong>en</strong>ciar su próxima batalla. Villa contestó afectuosam<strong>en</strong>tea ese m<strong>en</strong>saje y dirigiéndose después al señor Carranza,le pidió que el g<strong>en</strong>eral Ángeles se incorporase a la División delNorte. Carranza mostró el telegrama a Ángeles, com<strong>en</strong>tando, conironía, “las pret<strong>en</strong>siones de Villa”; pero Ángeles aceptó la ideacon agrado, con lo cual el señor Carranza lo autorizó a dirigirse aChihuahua, de Agua Prieta, por tr<strong>en</strong>, mi<strong>en</strong>tras ellos tardaban <strong>en</strong>llegar por tierra.Cuando el g<strong>en</strong>eral Ángeles anunció a Villa su arribo a CiudadJuárez y la noticia se propaló <strong>en</strong>tre los varios elem<strong>en</strong>tos de la Divibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>994/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


sión del Norte, le fue preparada una calurosa recepción. Villa tuvola ing<strong>en</strong>uidad de dictar un telegrama de salutación a Ángeles, por elcual ponía a sus órd<strong>en</strong>es todas las fuerzas de la División a su mando.Era, indudablem<strong>en</strong>te, una cortesía de Villa para qui<strong>en</strong> ocupaba elpuesto de Secretario de Guerra; alguno de los allegados de Villa lehizo notar que no parecía propio decir que él, y toda la División delNorte, se ponían a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Ángeles y <strong>en</strong>tonces Villamodificó el m<strong>en</strong>saje <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que t<strong>en</strong>dría verdadera satisfacciónsi el g<strong>en</strong>eral Ángeles tomaba el mando de la artillería de laDivisión del Norte. La artillería de Villa contaba ya con cerca decuar<strong>en</strong>ta bocas de fuego y con algunos oficiales artilleros, ex federalesa qui<strong>en</strong>es Villa amnistió con la anu<strong>en</strong>cia de Carranza.Y así fue como Ángeles se incorporó a esa División del Norte,cuyos triunfos resonantes constituyeron el más poderoso ariete quederrumbó las fuerzas militares <strong>en</strong> que se apoyaba el usurpador VictorianoHuerta.La noche de la llegada de Ángeles a Chihuahua, toda la oficialidadde artillería y otros jefes le ofrecieron una c<strong>en</strong>a, significándole elregocijo con que acogían su jefatura.La s<strong>en</strong>cillez de Ángeles tuvo muy bu<strong>en</strong>a acogida <strong>en</strong> el ánimoreceloso y hosco de Villa y bi<strong>en</strong> pronto se <strong>en</strong>tabló <strong>en</strong>tre ambos unasincera amistad. Villa no podía s<strong>en</strong>tir celos por qui<strong>en</strong> precedido defama militar, y si<strong>en</strong>do sincero maderista, accedía modestam<strong>en</strong>te aponerse a sus órd<strong>en</strong>es, para colaborar <strong>en</strong> la acción militar revolucionaria.Se inició, desde luego, la organización de la artillería de laDivisión del Norte, formando dos regimi<strong>en</strong>tos, de tres baterías cadauno, con los coroneles Martiniano Servín y Manuel García Santibáñez,artillería que tuvo importantísima influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> los posterioreshechos de armas que culminaron con la batalla de Zacatecas.El señor Carranza llegó a Chihuahua cuando se hacían los aprestospara la batalla de Torreón.De la impresión que Villa tuvo al conocer al Primer Jefe, el doctorRamón Pu<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus Memorias de Francisco Villa, narradas por100biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1004/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


él mismo, memorias auténticas, recogidas por su <strong>en</strong>tonces secretarioparticular, Manuel Bauche Alcalde, dice:101Aguardaba la <strong>en</strong>trevista con Carranza como un acontecimi<strong>en</strong>to delque yo me imaginaba que resultaría mucho bi<strong>en</strong>, porque a pesar delo que me decían <strong>en</strong> su contra, no me quería dejar arrastrar por lasimpresiones aj<strong>en</strong>as, pues no se me ocultaba que al derredor del queocupa un puesto elevado, hay siempre muchas <strong>en</strong>vidias. Pero llegóel día <strong>en</strong> que nos viéramos el Primer Jefe y yo, y <strong>en</strong>tonces, las cosascambiaron <strong>en</strong> absoluto. Mi primer impulso fue de respeto hacia aquelanciano que traía la repres<strong>en</strong>tación del honor y la justicia, por la qu<strong>en</strong>uestra g<strong>en</strong>te se moría <strong>en</strong> los combates. Lo abracé muy conmovido,pero a las pocas palabras que hablamos, mi sangre se empezó a helar,porque compr<strong>en</strong>dí que no le podría abrir mi corazón, pues para él, noera yo un amigo, sino un rival. Jamás me miraba derecho, y toda suconversación se reducía a recalcarme nuestras difer<strong>en</strong>cias de orig<strong>en</strong>,haciéndome ver que él lo había sido todo: desde presid<strong>en</strong>te municipal,jefe político, gobernador, S<strong>en</strong>ador, hasta Primer Jefe y <strong>en</strong> explicarmecosas de decretos y de leyes que yo no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día, pero que no era elpunto claro de nuestras cuestiones. Entonces me limité a escucharlofijándome <strong>en</strong> todos sus movimi<strong>en</strong>tos, y cuando vi que se levantabalas antiparras para leer algún escrito, aquello sin saber por qué no megustó, porque di <strong>en</strong> figurarme que lo de traer anteojos era nada máspuro pretexto. Creí <strong>en</strong>tonces t<strong>en</strong>er <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te de mí a un escribano y noa un caudillo popular; al amo de una haci<strong>en</strong>da y no al intérprete de lasesperanzas de los labriegos. Nada había de común <strong>en</strong>tre aquel hombrey yo; él era un político y yo un humilde luchador; él quería a toda costala Presid<strong>en</strong>cia de México y yo quería muchas cosas para mi patria,que él no podía <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der; pero ni así se me “achicó” el <strong>en</strong>tusiasmo, yacepté para d<strong>en</strong>tro de mí todos los riesgos de la lucha: iría hasta contraél si las cosas no se <strong>en</strong>carrilaban por donde debían ori<strong>en</strong>tarse... Nos separamosapar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a armonía, y a pesar del esfuerzo queme costó fingir, y de las ganas de acabar con la falsedad de aquel hombiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1014/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


e, que me había dicho muy claro que al pueblo no había que hacerlepromesas, porque nuestra lucha no era la misma que la de Madero,ni t<strong>en</strong>ía que ver nada con las luchas agrarias de Zapata, me aguanté eldisgusto y me fui a atacar Torreón, porque sabía que era mi principaldeber con los revolucionarios, y mi compromiso conmigo mismo.Se hacían aprestos para la batalla de Torreón: el g<strong>en</strong>eral Villa <strong>en</strong>viabasus numerosas fuerzas <strong>en</strong> varios tr<strong>en</strong>es militares y se embarcabaél mismo acompañado del g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong>, como veremos <strong>en</strong>seguida, desarrolló, desde <strong>en</strong>tonces, una discreta misión de consejeroy amigo de Villa y de comandante de su artillería.102biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1024/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o VLa b ata l l a d e To r r e ó nLas tropas que el g<strong>en</strong>eral Villa embarcó para ir a combatir aTorreón, sumaban unos ocho mil hombres, a los cuales seunieron, <strong>en</strong> la Comarca Lagunera, otros conting<strong>en</strong>tes, quele dieron a la División del Norte efectivo de unos diez mil combati<strong>en</strong>tes,con dos regimi<strong>en</strong>tos de artillería, comandada por el g<strong>en</strong>eralÁngeles. Impulsados estos hombres por su espíritu guerrero y conducidospor la indomable <strong>en</strong>ergía que Villa difundía <strong>en</strong>tre los jefesde sus unidades, se libraron terribles <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros, <strong>en</strong> una sucesión deonce días de lucha d<strong>en</strong>odada y t<strong>en</strong>az, conquistando, tras de ser rechazadosrepetidas veces, una a una las posiciones avanzadas, apoderándosede la primera línea de def<strong>en</strong>sa: Tlahualilo, Bermejillo y Mapimíy <strong>en</strong>contrando una formidable resist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el fr<strong>en</strong>te de San Pedrode las Colonias, después de Sacram<strong>en</strong>to y Gómez Palacio, que pusoa prueba el valor sost<strong>en</strong>ido de las tropas revolucionarias, <strong>en</strong> contra detropas de igual efectivo, pero disciplinadas, con bu<strong>en</strong>as armas y parque,ocupando, sobre todo, puestos dominantes y fortificados y quemaniobraban conducidas por oficiales de carrera y pundonor. Estaban,pues, las tropas federales <strong>en</strong> mejores condiciones de posición,armam<strong>en</strong>to y disciplina; pero su espíritu de lucha, def<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do unamala causa, no podía compararse con el de los revolucionarios.En Bermejillo, de donde el destacam<strong>en</strong>to <strong>en</strong>emigo fue desalojadoarrolladoram<strong>en</strong>te, se <strong>en</strong>contró que el teléfono a Torreón103biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1034/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


funcionaba bi<strong>en</strong>; <strong>en</strong>tonces el g<strong>en</strong>eral Ángeles tuvo la idea de pedircomunicación, logrando hablar con el jefe de aquella guarnición,g<strong>en</strong>eral José Refugio Velasco, qui<strong>en</strong> pareció sorpr<strong>en</strong>dido de que el<strong>en</strong>emigo le hablase desde Bermejillo. Díjole el g<strong>en</strong>eral Ángeles que,cumpli<strong>en</strong>do con un deber de humanitarismo, para evitar la pérdidade muchas vidas, y seguro de que las tropas federales no podríancont<strong>en</strong>er el avance de las fuerzas revolucionarias, le pedía que la plazade Torreón fuese <strong>en</strong>tregada. Ángeles <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió que Velasco le contestabaque eran inútiles sus palabras y luego escuchó que otra personale hablaba, posiblem<strong>en</strong>te para id<strong>en</strong>tificar su voz, y esa persona eraun coronel, de los que habían sido sus discípulos, qui<strong>en</strong> le expresóque eran los revolucionarios qui<strong>en</strong>es debían r<strong>en</strong>dirse al gobierno delg<strong>en</strong>eral Huerta. La comunicación quedó cortada, pero, pasado unbu<strong>en</strong> rato, se oyó la llamada telefónica y <strong>en</strong>tonces Villa, para evitarlea Ángeles un mal rato, contestó personalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>tablándose undialogo <strong>en</strong> el que Villa acabó por indignarse, increpando a qui<strong>en</strong> leof<strong>en</strong>día y ofreciéndole que lo habría de “agarrar para inculcarle las<strong>en</strong>señanzas de la guerra”.La batalla se inició propiam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 21 de marzo de 1914, díaque se combatió hasta después de medianoche. El día 22 las fuerzasavanzaron, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do como c<strong>en</strong>tro la línea del ferrocarril, con la artilleríay un sostén de dos batallones; las alas desplegadas <strong>en</strong> tiradores,ocupaban un fr<strong>en</strong>te de diez kilómetros. Las tropas avanzadas <strong>en</strong>emigasse fueron reconc<strong>en</strong>trando hacia Gómez Palacio, y contabancon atrincherami<strong>en</strong>tos protegidos por baterías establecidas <strong>en</strong> variasposiciones del cerro de la Pila; desde allí hicieron t<strong>en</strong>az resist<strong>en</strong>cia ycausaron numerosas bajas a las tropas revolucionarias. Las bateríasde Ángeles, emplazadas <strong>en</strong> San Ignacio, vomitaban su metralla, g<strong>en</strong>eralizándosela batalla, pero sin resultado favorable. Un movimi<strong>en</strong>to<strong>en</strong>volv<strong>en</strong>te por el ala derecha, estuvo a punto de constituir unaderrota; Villa tuvo que cargar personalm<strong>en</strong>te por esa ala, lograndoaproximarse a C. Lerdo. Sin embargo de lo cual, las tropas tuvieronque replegarse hasta el Vergel.104biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1044/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


Entretanto, Sacram<strong>en</strong>to había sido tomada y rechazadas las tropasque lo def<strong>en</strong>dían, dispersándose <strong>en</strong> su huida rumbo a GómezPalacio.Un nuevo esfuerzo del ala derecha hizo que los revolucionariosse apoderaran de C. Lerdo.De nuevo, el día 24, reconc<strong>en</strong>tradas y reorganizadas las tropas<strong>en</strong> el Vergel, llamados los refuerzos con que se podía contar, cortadaslas comunicaciones con Parras, Monterrey y Saltillo (las vías fueronlevantadas), se esperó al tercer día, mi<strong>en</strong>tras la artillería era ocultam<strong>en</strong>teemplazada por la noche lo más cerca posible de las posiciones<strong>en</strong>emigas.Se inició el ataque sobre el cerro de la Pila; el c<strong>en</strong>tro atacó por lavía hacia Gómez Palacio, protegido por la artillería; el ala izquierdaatacó Gómez Palacio por el ori<strong>en</strong>te. Combatían <strong>en</strong> el ala derechaunos cuatro mil dosci<strong>en</strong>tos hombres; dos mil quini<strong>en</strong>tos por el fr<strong>en</strong>tey dos mil tresci<strong>en</strong>tos por el ala izquierda.La artillería apoyaba el ataque con eficacia, colocada demasiadocerca del <strong>en</strong>emigo, porque las granadas de cañón eran fabricadas <strong>en</strong>Chihuahua y, por defectuosas, t<strong>en</strong>ían poco alcance para batir las posicionesmás lejanas.Villa y Ángeles cambiaban con frecu<strong>en</strong>cia sus impresiones, paravigilar y hacer más eficaces las maniobras del campo de batalla. Lastropas fortificadas <strong>en</strong> el cerro de la Pila y bi<strong>en</strong> apoyadas por sus baterías,se batían con ardor, y fue la lucha por la posesión de ese cerro,que parecía la llave de la posición, la más <strong>en</strong>carnizada y sangri<strong>en</strong>tade la noche del 25 de marzo, <strong>en</strong> que, a duras p<strong>en</strong>as, lograron losasaltantes apoderarse de dos de las cinco posiciones fortificadas del<strong>en</strong>emigo. Las fuerzas federales, t<strong>en</strong>didas hasta C. Lerdo, fueron batidasy se reconc<strong>en</strong>traron <strong>en</strong> Gómez Palacio.Al día sigui<strong>en</strong>te, los federales empr<strong>en</strong>dieron un terrible contraataque,logrando recuperar las posiciones del cerro de la Pila quehabían perdido el día anterior. La mortandad era espantosa. Al<strong>en</strong>tadascon este triunfo, las tropas <strong>en</strong>emigas atacaron el c<strong>en</strong>tro con su105biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1054/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


caballería y estuvieron a punto de llegar hasta la artillería de Ángeles,emplazada osadam<strong>en</strong>te. Algunos de los artilleros tuvieron un mom<strong>en</strong>tode pánico cuando los primeros caballos <strong>en</strong>emigos llegaronhasta ellos. El g<strong>en</strong>eral Ángeles y sus oficiales tomaron sus revólverese impusieron la disciplina, logrando que los artilleros dispararan suscañones y sus carabinas, cont<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do así la carga de la caballería, a laque fuerzas nuestras de auxilio lograron rechazar.De nuevo reconc<strong>en</strong>trado el grueso de las tropas <strong>en</strong> el Vergel, aldía sigui<strong>en</strong>te por la tarde, la caballería <strong>en</strong>emiga avanzó hasta acercarsea unos ochoci<strong>en</strong>tos metros, retirándose <strong>en</strong> seguida, l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, ala ciudad. Villa ord<strong>en</strong>ó para <strong>en</strong> la noche un ataque g<strong>en</strong>eral, con elresultado de que Gómez Palacio, que ya había sido evacuado, fueseocupado, <strong>en</strong>trando las tropas revolucionarias a las nueve de la nochedel 26 de marzo. Villa comunicó al Primer Jefe, qui<strong>en</strong> llegaba <strong>en</strong>tránsito de Sonora a Chihuahua, este triunfo inicial, informándolede lo costoso que le estaba resultando por las bajas sufridas.Desde Gómez Palacio fue <strong>en</strong>viada de nuevo una comunicaciónal g<strong>en</strong>eral Velasco, pidiéndole, <strong>en</strong> forma comedida, la r<strong>en</strong>dición dela plaza; docum<strong>en</strong>to que se <strong>en</strong>cargó de llevarle el Cónsul inglés <strong>en</strong>Torreón. Se pasaron dos días <strong>en</strong> duelos de artillería.Habiéndose tomado posiciones que iban cerrando el cerco aTorreón (algunas tropas se acercaron al cañón del Huarache), el 28de marzo por la noche se inició nueva batalla; la artillería del g<strong>en</strong>eralÁngeles provocó inc<strong>en</strong>dios <strong>en</strong> Torreón y de nuevo se realizaron<strong>en</strong>conados ataques sobre los cerros de Calabazas y Santa Rosa; elprimero fue tomado a sangre y fuego; el cañón del Huarache fuedesalojado de <strong>en</strong>emigos. Santa Rosa y la Polvorera también fuerontomados, pero, al amanecer, el <strong>en</strong>emigo contraatacó y recuperó esasposiciones, g<strong>en</strong>eralizándose de nuevo la lucha y logrando, algunos d<strong>en</strong>uestros combati<strong>en</strong>tes, acercarse hasta la Alameda de Torreón.Entretanto, se supo que tropas <strong>en</strong>emigas se aproximaban <strong>en</strong>varios tr<strong>en</strong>es por la línea de Hipólito y San Pedro, <strong>en</strong> auxilio de Torreón.El g<strong>en</strong>eral Villa se lam<strong>en</strong>taba, con gran indignación, de que el106biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1064/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


g<strong>en</strong>eral Pablo González hubiese faltado al compromiso de cortar esalínea de comunicaciones.Al mediodía se reinició un ataque por el c<strong>en</strong>tro, con duelo deartillería, y también se atacó por el poni<strong>en</strong>te. Con grandes pérdidasfue tomada parte del cerro de Calabazas, y el c<strong>en</strong>tro logró hacer retrocederal <strong>en</strong>emigo hasta la presa del Coyote. Combati<strong>en</strong>do todoel día, por todos lados, algunos soldados revolucionarios lograronp<strong>en</strong>etrar hasta el mercado de Torreón.Todavía el 30 de marzo el <strong>en</strong>emigo contestaba al ataque conbríos. La artillería se aproximaba temerariam<strong>en</strong>te, si<strong>en</strong>do acalladasalgunas de sus piezas: las tropas federales contaban con granadas decañón de fabricación europea, y sus oficiales mant<strong>en</strong>ían un vivo cañoneo.La resist<strong>en</strong>cia del <strong>en</strong>emigo era tan t<strong>en</strong>az como el ataque delas tropas revolucionarias, cuyo parque, especialm<strong>en</strong>te el de artillería,era de inferior calidad, fabricado <strong>en</strong> Chihuahua.Un correo del campo <strong>en</strong>emigo trae carta del ag<strong>en</strong>te norteamericanosolicitando una confer<strong>en</strong>cia; es <strong>en</strong>viado un parlam<strong>en</strong>tario,J. Santos Coy, qui<strong>en</strong> vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te acepta llegar hasta la pres<strong>en</strong>ciadel g<strong>en</strong>eral Velasco; pedía éste armisticio de 48 horas para recogerheridos y <strong>en</strong>terrar a sus muertos; Villa lo rehusa (veremos que acertadam<strong>en</strong>te)y pide de nuevo la r<strong>en</strong>dición de la plaza y, como no seobtuviera respuesta, se reanuda la lucha, que se hace épica <strong>en</strong> esefamoso cerro de las Calabazas; un g<strong>en</strong>eral Villista está a punto de serfusilado por abandonar la posición, las líneas férreas del Sur, la deSaltillo, la de Monterrey, la del Norte y la de Durango, son cortadaspara impedir que el <strong>en</strong>emigo reciba refuerzos.El día primero de abril se seguía combati<strong>en</strong>do t<strong>en</strong>azm<strong>en</strong>te, y lastropas de la División del Norte habían sufrido cerca de dos mil bajasy consumido la mayor parte de su parque y provisiones.El g<strong>en</strong>eral Ángeles sugirió que se dejara libre la salida del <strong>en</strong>emigohacia Saltillo, y Villa requería nuevos refuerzos. Los hermanosArrieta de Durango, con bastantes hombres bi<strong>en</strong> equipados, habíandesobedecido la ord<strong>en</strong> de acudir a la batalla de Torreón.107biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1074/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


Por la noche se siguió combati<strong>en</strong>do por todos lados, hasta quelas posiciones altas fueron dominadas después de una seria resist<strong>en</strong>ciadel <strong>en</strong>emigo. La lucha llegó hasta las casas de la ciudad, <strong>en</strong> ataquescon granadas de mano, y por fin, el 2 de abril de 1914, comoa las cuatro de la tarde, protegidas por una gran polvareda levantadapor fuerte vi<strong>en</strong>to, se retiraron las tropas federales de Torreón, ciudadque fue ocupada por las tropas más avanzadas.El g<strong>en</strong>eral Villa, con la División del Norte, hacía su <strong>en</strong>tradatriunfal el 3 de abril de 1914 y la artillería de Ángeles era saludadacon admiración.El Primer Jefe recibió m<strong>en</strong>saje <strong>en</strong> que se le participaba triunfotan importante, y las tropas eran acuarteladas para prepararse prontam<strong>en</strong>tea una nueva acción guerrera.Reseñada, a grandes rasgos, la batalla de Torreón (que otros escritores,como el g<strong>en</strong>eral R. González Garza, han descrito detalladam<strong>en</strong>te),basta agregar que tan señalada victoria tuvo considerableresonancia, pues, quebrantando el poder de uno de los efectivos másfuertes que Huerta pudo pres<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> una posición fortificada, suderrota demostró el gran poder combativo de la División del Norte.Convi<strong>en</strong>e observar la armonía y la eficacia con que el g<strong>en</strong>eral Ángelescolaboró <strong>en</strong> esa batalla y cómo, acabándose de conocer, se establecióun perfecto <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre el gran guerrero intuitivo Villa y elculto y sapi<strong>en</strong>te militar. Era que ambos perseguían el mismo ideal dered<strong>en</strong>ción de los de abajo y que, como sinceros maderistas, aspirabanal establecimi<strong>en</strong>to de una forma de gobierno democrática, porque,constitucionalistas de verdad, odiaban la dictadura.Villa atribuía el triunfo al heroísmo de sus hombres, que eran lamasa popular levantada <strong>en</strong> armas.Si estos hombres no hubieran sacrificado su vida por el triunfo, yo noestaría aquí ni Torreón habría caído <strong>en</strong> mis manos. Si muchos hombrescomo éstos no hubieran muerto ya, y otros muchos como ellosno estuvieran muri<strong>en</strong>do ahora <strong>en</strong> toda la República por su apego a1<strong>08</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1<strong>08</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:<strong>50</strong> <strong>AM</strong>


la Revolución, nuestra Revolución no prosperaría, masque hubieramuchos jefes, y masque muchos lic<strong>en</strong>ciados y muchos hombres de conocimi<strong>en</strong>tostocante a todas las cosas blasonaran la verdad de nuestracausa. Estos hombres humildes que ya cayeron sin vida, y todos losque han sufrido <strong>en</strong> nuestros hospitales, o están sufri<strong>en</strong>do allí ahora,y allí dejan el tributo de su sangre, o de sus miembros, o de su bu<strong>en</strong>asalud, y todos los que no padecieron herida <strong>en</strong> el cuerpo porque no lestocó el azar de las balas, pero <strong>en</strong>traron d<strong>en</strong>tro del recinto de la muerte<strong>en</strong> su lucha por el bi<strong>en</strong> del pobre y su libertad, todos esos, señor,son los grandes héroes de esta guerra, no los lic<strong>en</strong>ciados de los libros nilos g<strong>en</strong>erales de las victorias, y son ellos los que merec<strong>en</strong> el honor d<strong>en</strong>uestros corazones, y los que <strong>en</strong> su memoria, o <strong>en</strong> su persona, o <strong>en</strong> laspersonas de sus madres, o de sus hijos sin amparo, deb<strong>en</strong> disfrutar suparte del b<strong>en</strong>eficio que andamos conquistando. —Memorias de PanchoVilla, por Martín Luis Guzmán.La victoria del c<strong>en</strong>tro estratégico de Torreón, con ser tan costosay esforzada, no era completa, militarm<strong>en</strong>te hablando, porque se habíapermitido al <strong>en</strong>emigo la retirada hacia San Pedro de las Colonias.Cierto es que aquellas tropas llevaban el sabor de la derrota al darsecu<strong>en</strong>ta del empuje de la División del Norte; pero a San Pedro de lasColonias habían llegado grandes refuerzos, los que, con urg<strong>en</strong>cia,había pedido el g<strong>en</strong>eral Velasco desde Torreón, y que no pudieronllegar a tiempo de impedir la evacuación de esta plaza.Sa n Pe d r o d e l a s Co l o n i a sEn San Pedro se reunieron doce mil hombres de tropa mandadospor 22 g<strong>en</strong>erales y allí se hicieron fuertes para librar nueva batalla.Pero aquí no t<strong>en</strong>ían posiciones dominantes y atrincheradas como <strong>en</strong>Torreón, <strong>en</strong> donde se había estudiado con toda anticipación la def<strong>en</strong>say formado planos, que fueron recogidos por el g<strong>en</strong>eral Ángeles109biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1094/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> una de las embestidas a Gómez Palacio. Ahora se libraría unabatalla campal, <strong>en</strong> la que el ali<strong>en</strong>to victorioso y la maniobra acertada,hicieron que las tropas federales fueran derrotadas el 14 de abril de1914, <strong>en</strong> una final jornada, abandonando tr<strong>en</strong>es, cañones, parquey numerosos heridos y prisioneros, huy<strong>en</strong>do desord<strong>en</strong>adam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>precipitada fuga.Aunque el amago a la plaza de San Pedro de las Colonias se iniciódesde el 5 de abril con las tropas que Villa iba acumulando, proced<strong>en</strong>tesde Torreón, no fue sino hasta el 9 de abril cuando el g<strong>en</strong>eralVilla logró reunir a todos sus elem<strong>en</strong>tos. Entretanto, las tropas queocupaban San Pedro no eran muy numerosas, porque los elem<strong>en</strong>tosque se habían retirado de Torreón al mando del g<strong>en</strong>eral Velasco, estaban<strong>en</strong> Viesca. Sin embargo, un convoy militar que fue protegidocon costosos ataques <strong>en</strong> el fr<strong>en</strong>te de San Pedro, llevó, hasta la Soledad,municiones que permitieron al g<strong>en</strong>eral Velasco llegar hasta SanPedro de las Colonias el día 10 de abril que se combatió duram<strong>en</strong>tey que la artillería del g<strong>en</strong>eral Ángeles logró <strong>en</strong>filar el fr<strong>en</strong>te <strong>en</strong>emigo,batiéndolo hasta agotar su parque. La llegada de la columna deVelasco obligó a las tropas de Villa a replegar su ala derecha, pero eldía 12 se formalizó la batalla que hizo retroceder al <strong>en</strong>emigo hastalas casas de la población, <strong>en</strong> donde empezaron a inc<strong>en</strong>diar diversosedificios. En una def<strong>en</strong>sa desesperada, las alas <strong>en</strong>emigas pret<strong>en</strong>dieronatacar con su caballería, pero ésta fue cont<strong>en</strong>ida y rechazada. Por lanoche de ese día las tropas federales se retiraron <strong>en</strong> desord<strong>en</strong>, dejandolos campos de batalla sembrados de cadáveres y abandonando casitoda su impedim<strong>en</strong>ta. ¡Eran 12 000 hombres con 22 g<strong>en</strong>erales!Los partes de Villa y de Ángeles fueron los sigui<strong>en</strong>tes:San Pedro, Coah., 14 de abril de 1914. Primer jefe. Chihuahua.—Confirmo<strong>en</strong> todas sus partes mi anterior, agregando que el <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong>número de doce mil hombres estaba comandado por los g<strong>en</strong>eralesVelasco, Valdez, Maas, Casso López, Maure, García Hidalgo, Romero,Mariano Ruiz, Arturo Álvarez, Monasterio, Bátiz, Paliza, Aguirre,110biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1104/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


Cárd<strong>en</strong>as, Corrales, Campa, Argumedo y otros poco conocidos. En suprecipitada fuga, abandonaban tr<strong>en</strong>es, mucho material rodante, oncecañones, los más inutilizados, varios ci<strong>en</strong>tos de granadas útiles, carrosde municiones, ambulancia y muchos heridos. Antes de salir forzarona las familias, para que abandonaran la plaza; después inc<strong>en</strong>diaronel mercado, el Hotel México, el almacén Las Amazonas y todas laspropiedades de los señores Madero. Son incalculables las pérdidas sufridaspor este acto de barbarie; afortunadam<strong>en</strong>te no lograron inc<strong>en</strong>diarel resto de la población, porque los pacíficos y nuestras fuerzasimpidieron se propagara el fuego. Según datos fidedignos, el resto delas divisiones aquí reunidas camina desord<strong>en</strong>adam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> las peorescondiciones. Todos los habitantes, ricos y pobres, han sufrido diez díassin nada que comer; me preocupo por remediar este mal; no puedoprecisar todavía el número de bajas hechas al <strong>en</strong>emigo, pero puedoasegurar que pasan de tres mil quini<strong>en</strong>tos muertos, heridos, prisionerosy dispersos; por nuestra parte, seisci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta heridos, nocontándose ningún jefe mayor de coronel. No terminaré de levantar elcampo hasta mañana, porque es muy ext<strong>en</strong>so. Me es satisfactorio informara usted que todos los brigadieres a mis órd<strong>en</strong>es supieron cumplircon su deber. Me permito insistir sobre el pronto <strong>en</strong>vío de dineropara poder levantar esta comarca, así como satisfacer las necesidadesde los dieciséis mil hombres a mis órd<strong>en</strong>es. Dígnese aceptar el cariño ysubordinación de siempre. El g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> jefe de la División del Norte,Francisco Villa.San Pedro de las Colonias, abril 15 de 1914. C. Primer Jefe del E.C., Chihuahua, Chih.—Si no fuera por la expectación mundial quehabía por la toma de Torreón, la batalla de San Pedro de las Coloniassería mucho más importante, porque, <strong>en</strong> realidad, lo es intrínsecam<strong>en</strong>te.Todos los g<strong>en</strong>erales de confianza de Huerta estaban <strong>en</strong> SanPedro, y por telegramas recogidos <strong>en</strong> el cuartel g<strong>en</strong>eral huertista aquí,se ve que <strong>en</strong> ellos cifraba Huerta el sost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de su gobierno, yque han quedado después de la derrota <strong>en</strong> un estado completo dedesmoralización. Si las tropas del señor g<strong>en</strong>eral González salieran por111biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1114/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


Hipólito y G<strong>en</strong>eral Cepeda al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro del <strong>en</strong>emigo, que salió de éstaa la desbandada, lo aniquilarían por completo, y quizá esto diera fin ala campaña. Suplico <strong>en</strong>carezca al g<strong>en</strong>eral González la urg<strong>en</strong>te necesidadde que salga al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de dicho <strong>en</strong>emigo.—Respetuosam<strong>en</strong>te,Felipe Ángeles.Las tropas del g<strong>en</strong>eral Pablo González ni siquiera se aproximabanal <strong>en</strong>emigo que huía, para consumar la derrota, como lo mandabala prometida cooperación <strong>en</strong> la campaña militar.Re g r e s o a Ch i h u a h u aLos g<strong>en</strong>erales Villa y Ángeles regresaron a Chihuahua, donde permanecíael señor Carranza. Para resolver los problemas de at<strong>en</strong>ciónde los numerosos heridos, el honorable revolucionario y cirujanodoctor Miguel Silva, ex gobernador maderista de Michoacán, habíasido <strong>en</strong>cargado del importante Hospital Militar de Chihuahua. Delabastecimi<strong>en</strong>to de equipo, armas y municiones y de la reorganizaciónde la División del Norte para proseguir la campaña, se ocupabael g<strong>en</strong>eral Villa.En Chihuahua, el g<strong>en</strong>eral Ángeles fue a visitar a su discípulo elmayor de ing<strong>en</strong>ieros Cervantes, que había sufrido una grave caídaal pilotear un aeroplano que el capitán Salinas había comprado <strong>en</strong>E.E.U.U. y respecto al cual Cervantes pedía que la casa v<strong>en</strong>dedorahiciera pruebas de recepción. El piloto que <strong>en</strong>tregó el aparato y quehizo algunos vuelos de exhibición, a 200 metros de altura sobre CiudadJuárez, se negó a hacer, con Cervantes, una prueba de elevación,alegando que el aparato ya había sido aceptado y pagado y que élno t<strong>en</strong>ía más que <strong>en</strong>tregarlo. Cervantes pres<strong>en</strong>tó al Primer Jefe uninforme desfavorable a ese aparato, por carecer del poder asc<strong>en</strong>cionalrequerido para un aeroplano militar. El señor Carranza regañó alcapitán Salinas por haberle asegurado que el aparato era excel<strong>en</strong>te112biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1124/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


y a ambos les dijo, <strong>en</strong> tono de reproche, que ese aparato había costado30 000 pesos. Desagraciado con la actitud del señor Carranza,Cervantes le dijo que a pesar de todo, él lo probaría y <strong>en</strong> Mápula,al sur de Chihuahua, al primer vuelo de <strong>en</strong>sayo, sufrió una caída,quedando debajo del aparato, que se volteó.El capitán Salinas, portándose como un bu<strong>en</strong> compañero,recogió a Cervantes, aplicándole un gran algodón con yodo <strong>en</strong> lacara herida, y esta precaución, como la inmediata y hábil operaciónpracticada por el doctor Miguel Silva, <strong>en</strong> el Hospital de Chihuahua,hicieron que fuese cerrada y curada la lesión. El señor lic<strong>en</strong>ciado ymagistrado José Ortiz Rodríguez, dice <strong>en</strong> su folleto El doctor MiguelSilva, refiriéndose a las notables operaciones practicadas por el dignísimorevolucionario y hábil cirujano:Cuando la División del Norte inició el uso de aeroplanos, <strong>en</strong> los suburbiosde Chihuahua se desplomó uno, manejado por el ing<strong>en</strong>iero yg<strong>en</strong>eral Federico Cervantes. El cráneo del tripulante sufrió fracturasy fuertes despr<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos y desgarraduras de la piel y músculos de sucara. Silva lo sanó, dejándolo <strong>en</strong> condiciones tales que hoy casi nadiepuede percibir cicatrices <strong>en</strong> el rostro del herido.Cuando Cervantes pudo salir a la calle, el señor Carranza loinvitó a comer, <strong>en</strong> muestra de estimación. El g<strong>en</strong>eral Ángeles al verlocon la cara v<strong>en</strong>dada, le dijo: “Cualquier día se va usted a matar y yolo necesito; voy a decirle a don V<strong>en</strong>ustiano que usted se va conmigo”.Así volvió Cervantes al lado de su maestro, tomando parte <strong>en</strong> lasacciones de que después nos ocuparemos.Consumadas las derrotas de Torreón y San Pedro de las Colonias,la idea lógica de Villa y de Ángeles era que se debía continuarla campaña directam<strong>en</strong>te hacia el sur, mi<strong>en</strong>tras el g<strong>en</strong>eral Gonzálezavanzaba por el ori<strong>en</strong>te y Obregón por occid<strong>en</strong>te.Cuando el señor Carranza vino a Chihuahua, su apar<strong>en</strong>te int<strong>en</strong>ciónera la de marchar unido a la División del Norte; pero desde que1<strong>13</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1<strong>13</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


Villa y él se empezaron a tratar surgió, como vimos, una pugna ap<strong>en</strong>asdisimulada por ambos. El señor Carranza no recibía los halagos,honores y paradas que tanto le agradaban y a Villa le disgustaban last<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias dictatoriales del señor Carranza, qui<strong>en</strong>, pret<strong>en</strong>diéndoleimponer al g<strong>en</strong>eral Chao, nombrado por Carranza gobernador deChihuahua, provocó las iras de Villa, que estuvo a punto de fusilara Chao. El extraordinario prestigio de Villa como caudillo militar,despertó <strong>en</strong> Carranza celos, temor y odiosidad; dada su ambiciónde ser Presid<strong>en</strong>te de la República, se propuso <strong>en</strong>tonces desprestigiara Villa, quitarle el mando y hasta desmembrar la poderosa Divisióndel Norte.A fines del mes de abril y con motivo de la ocupación de Veracruzpor el ejército norteamericano, Villa recibió m<strong>en</strong>sajes de losfederales, <strong>en</strong> que lo exhortaban a la unión <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa del territorionacional. Villa contestó duram<strong>en</strong>te a Maas y con amabilidad aCaraveo. También el g<strong>en</strong>eral Ángeles recibió m<strong>en</strong>sajes de antiguoscompañeros del ejército, <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es se contaba el g<strong>en</strong>eral Maas,invitándolo a unirse con ellos para combatir al invasor extranjero.El g<strong>en</strong>eral Ángeles les contestó que los causantes de la invasión eranellos por apoyar al gobierno de la usurpación; que él sabría estara la altura de su deber patriótico, pero que no p<strong>en</strong>saran que iba aabjurar de la Revolución uniéndose con ellos, sino que, deslindadoslos campos, lucharía <strong>en</strong> el bando adonde lo habían llevado sus convicciones.Em p i e z a n l a s d i f i c u lta d e s114El señor Carranza se trasladó a Torreón y fue grande su disgusto alno ser recibido con todos los honores que correspondían a su altainvestidura.En junta con los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte, presididapor el señor Carranza, fue examinada la situación militar; los fedebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1144/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


ales habían evacuado el norte de Coahuila y Monterrey; <strong>en</strong> Saltillose habían reconc<strong>en</strong>trado los conting<strong>en</strong>tes federales que se retirabandel Norte y los que habían llegado derrotados de San Pedro de lasColonias. Lógico era p<strong>en</strong>sar que las tropas del g<strong>en</strong>eral Pablo Gonzálezdebían atacar Saltillo, mi<strong>en</strong>tras la División del Norte marchabasobre Zacatecas. En acalorada discusión, el señor Carranza insistió<strong>en</strong> que Villa fuera sobre Saltillo, y Villa acabó por acceder, dici<strong>en</strong>doque si el jefe quería que le tomaran primero Saltillo, así se haríadesde luego. En consecu<strong>en</strong>cia, se dieron las órd<strong>en</strong>es para marchar <strong>en</strong>aquella dirección.Lo que el señor Carranza se proponía era retardar el avance deVilla hacia el sur, mi<strong>en</strong>tras creaba una división que le cerrara el pasopara impedirle mayores triunfos y prestigio. Fue así como se dirigióa Durango, llegando el 10 de mayo, y se puso <strong>en</strong> contacto con losg<strong>en</strong>erales Arrieta, ord<strong>en</strong>ándoles, contra el deseo de Villa de que seincorporaran a la División del Norte, que con Natera, Triana y otros,se prepararan para la toma de Zacatecas, que ambos creían sería fácilempresa, dadas las derrotas sufridas por los federales.De artículos que el lic<strong>en</strong>ciado Heriberto Barrón publicó <strong>en</strong> LaPr<strong>en</strong>sa, <strong>en</strong> febrero de 1932, <strong>en</strong>tresacamos los sigui<strong>en</strong>tes párrafos:Meses después, cuando <strong>en</strong> unión de los señores Fernando Iglesias Calderóny don Leopoldo Hurtado y Espinosa, el mes de mayo de 1914,pasé por Torreón rumbo a Durango para unirme al señor Carranza,la División del Norte nos dio un banquete, y al final de él brindé <strong>en</strong>términos <strong>en</strong>tusiastas y afectuosos elogiando al g<strong>en</strong>eral Villa, de qui<strong>en</strong><strong>en</strong>tonces obtuve un manifiesto protestando su lealtad al señor Carranza[...] Pues bi<strong>en</strong>, al llegar a Durango, el Primer Jefe me recibiócon acritud y sus primeras frases fueron éstas: “Ya sé que <strong>en</strong> Torreónbrindó usted por ese bandido de Villa, poniéndolo por las nubes”. Alpres<strong>en</strong>tar al Primer Jefe el manifiesto de Villa me dijo: “Con manifiestoy sin él no tardará Villa <strong>en</strong> rebelarse contra mí, pero estoy dispuestoa someterlo. [...] No puede haber prueba más fehaci<strong>en</strong>te de los celos115biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1154/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


del señor Carranza de que habla el g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong> su manifiesto(que <strong>en</strong> seguida damos a conocer).En otro artículo del mismo autor y del mismo mes de febrerode 1932, refiere el lic<strong>en</strong>ciado Barrón que fue a <strong>en</strong>trevistar al g<strong>en</strong>eralÁngeles y contestó a sus preguntas:Lic<strong>en</strong>ciado, me contestó Ángeles, voy a hablarle con franqueza y confid<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te,ya que me ha mostrado usted ser un amigo sinceroy de bu<strong>en</strong>a fe, animado de s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos patrióticos. De la tirantezde relaciones <strong>en</strong>tre el g<strong>en</strong>eral Villa, sus subordinados y amigos y donV<strong>en</strong>ustiano y los suyos, nadie sino este último es qui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e la culpa,por sus t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias absolutistas y dictatoriales y por sus procedimi<strong>en</strong>tosporfirianos. Todos los que fueron amigos del Presid<strong>en</strong>te Madero seacercaron con <strong>en</strong>tusiasmo al señor Carranza, vi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él al Jefe de laRevolución, para ofrecerle cada uno, d<strong>en</strong>tro de sus posibilidades, sucooperación, pero el señor Carranza los rechazó con rudeza, dándolesa <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que desprecia la memoria del señor Madero tanto como alos maderistas. Naturalm<strong>en</strong>te éstos, of<strong>en</strong>didos con una repulsa tan injusta,buscaron <strong>en</strong>tre los jefes revolucionarios, alguno que los acogieracon b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia y <strong>en</strong>contraron desde luego al g<strong>en</strong>eral Villa, qui<strong>en</strong>estima muy sinceram<strong>en</strong>te a todos los que sirvieron con lealtad al señorMadero. Tal fue el principio de esta división, y nadie, sino don V<strong>en</strong>ustiano,qui<strong>en</strong> sólo busca servidores sumisos e incondicionales, ti<strong>en</strong>e laculpa. A usted le consta, pues le hice mis confid<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> Sonora, eltrato ignominioso que yo recibí cuando llegué con tanto <strong>en</strong>tusiasmoa servir a la Revolución y al hacerme v<strong>en</strong>ir de Europa, se me ofreció laSecretaría de Guerra. Pero no es eso todo: don V<strong>en</strong>ustiano ti<strong>en</strong>e algunosprocedimi<strong>en</strong>tos netam<strong>en</strong>te porfirianos, aunque no aplicados conel g<strong>en</strong>io que t<strong>en</strong>ía don Porfirio. Procura algunas veces <strong>en</strong>emistar unoscon otros a constitucionalistas promin<strong>en</strong>tes, usando la máxima deMaquiavelo de “divide y reinarás” y lo que con eso logra es sembrar ladiscordia por donde pasa. Ya usted sabe que <strong>en</strong> Sonora ha fom<strong>en</strong>tado116biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1164/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


la discordia <strong>en</strong>tre el gobernador Maytor<strong>en</strong>a y los g<strong>en</strong>erales Obregón yCalles, y los principales jefes de la División del Noroeste, sirviéndoleadmirablem<strong>en</strong>te para eso su lugart<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Zubaran. Aunque Obregóny Calles son mis <strong>en</strong>emigos, no dejo de compr<strong>en</strong>der que el señor Carranzadebería haber ofrecido al señor Maytor<strong>en</strong>a algún otro puesto,poni<strong>en</strong>do de gobernador de Sonora un allegado de Obregón y Callespara que todo marchara bi<strong>en</strong>. Usted le dio ese sano consejo y no leprestó la m<strong>en</strong>or at<strong>en</strong>ción. ¿Cuál es el resultado? que Hill y Calles, quehan quedado <strong>en</strong> Sonora, procuran la manera de derrocar a Maytor<strong>en</strong>a,y éste se defi<strong>en</strong>de oponi<strong>en</strong>do la viol<strong>en</strong>cia a la viol<strong>en</strong>cia. De manera queSonora, como ahora Chihuahua, es un semillero de discordias sembradastodas por don V<strong>en</strong>ustiano. El nombrami<strong>en</strong>to de Chao, uno de losmejores amigos y hasta compadre del g<strong>en</strong>eral Villa, no ha t<strong>en</strong>ido otroobjeto que <strong>en</strong>emistarlos, para que Chao sirva los intereses ocultos de laPrimera Jefatura que, como claram<strong>en</strong>te se observa, pret<strong>en</strong>de nulificaral g<strong>en</strong>eral Villa y disolver la brillante y victoriosa División del Norte,que éste ti<strong>en</strong>e bajo su mando. Ha procurado también don V<strong>en</strong>ustianoganarse a algunos jefes militares adictos a Villa, como a MaclovioHerrera y su hermano, y no cesa de hablarles mal de Villa y decirlesque éste está pronto a defeccionar y que deb<strong>en</strong> estar preparados paraatacarlo <strong>en</strong> ese caso; nada de esto lo ignoramos y debe usted compr<strong>en</strong>derel efecto que nos causará. Hace muy pocos días tuvimos una juntaaquí <strong>en</strong> Torreón para determinar qué plaza debería ser atacada por laDivisión del Norte <strong>en</strong> primer término, si Saltillo o Zacatecas; lo lógicoera atacar esta última y volver luego sobre Saltillo, donde los federalesquedaban embotellados, pero don V<strong>en</strong>ustiano, con la terquedad queusted le conoce, sostuvo que Saltillo debería ser atacado primero, hastaconv<strong>en</strong>cer a Villa. Su objeto no es otro que evitar una nueva victoriade la División del Norte, y de aquí fue don V<strong>en</strong>ustiano a Sombrerete,a ponerse de acuerdo con el g<strong>en</strong>eral Natera para que sean él y los hermanosArrieta, a qui<strong>en</strong>es don V<strong>en</strong>ustiano ha <strong>en</strong>emistado también conVilla, qui<strong>en</strong>es ataqu<strong>en</strong> a Zacatecas, lo que se está tramitando <strong>en</strong> estosmom<strong>en</strong>tos, y usted verá cómo Natera y los Arrieta saldrán derrotados,117biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1174/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


fracaso que no le importará a don V<strong>en</strong>ustiano, con tal de salirse con lasuya. Sabemos también que está tratando de formar un nuevo cuerpode ejército que se d<strong>en</strong>ominará del C<strong>en</strong>tro, para evitar que Villa ynosotros avancemos hacia la ciudad de México. Para eso pret<strong>en</strong>de desmembrarla poderosa División del Norte. Después de conocer todasestas maquinaciones, ya usted se imaginará <strong>en</strong> qué estado de ánimoestaremos el g<strong>en</strong>eral Villa y todos sus subordinados y amigos. Por loque respecta a las relaciones internacionales, usted sabrá que don V<strong>en</strong>ustianoestuvo a punto de <strong>en</strong>volvernos <strong>en</strong> una guerra con los EstadosUnidos, <strong>en</strong> su imprud<strong>en</strong>te nota <strong>en</strong> la que casi se puso del lado deHuerta por la invasión de Veracruz, provocada por el usurpador. Fu<strong>en</strong>ecesario que Villa salvara la situación declarando que aunque todoslos constitucionalistas reprobábamos la ocupación de Veracruz, era aHuerta, que la había provocado, a qui<strong>en</strong> competía rechazarla y resolverla situación internacional que ella había provocado. Yo dije a usted<strong>en</strong> Sonora que mi conducta dep<strong>en</strong>dería de la que siguiera con Villa ysus subordinados el señor Carranza, ya que yo v<strong>en</strong>dría a servir <strong>en</strong> laDivisión del Norte. Ya ve usted que la conducta del Primer Jefe hacianosotros no puede ser peor y por lo mismo estamos a la def<strong>en</strong>siva, ydispuestos a todo. Lo mejor es dejar correr los sucesos, y si la discordiasigue adelante, reunir una Conv<strong>en</strong>ción como dije a usted <strong>en</strong> Sonora,de todos los principales jefes militares y promin<strong>en</strong>tes civiles, para determinarsi se substituye a don V<strong>en</strong>ustiano por otro jefe que conservela armonía <strong>en</strong> las filas constitucionalistas y evite rodearse de una camarillade serviles e incondicionales. —Yo escuché con estupor aquellafuribunda requisitoria contra el Primer Jefe, pesando <strong>en</strong> mi conci<strong>en</strong>ciatodos los cargos que le hacía el g<strong>en</strong>eral Ángeles y confesándome, <strong>en</strong> miinterior, que casi todos aquellos cargos eran justificados...El señor Carranza ord<strong>en</strong>ó, pues, <strong>en</strong> Durango, que las tropas delos g<strong>en</strong>erales Natera, Arrieta, Carrillo y Triana, atacaran la plazade Zacatecas, habi<strong>en</strong>do asegurado los primeros que la tomarían sinnecesidad de la cooperación de Villa.118biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1184/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


En Historia del Ejército Constitucionalista, del g<strong>en</strong>eral Juan Barragán,confirma éste:La idea del señor Carranza de apoderarse de Zacatecas con fuerzasde los g<strong>en</strong>erales Natera y Arrieta, que no dep<strong>en</strong>dían de la Divisióndel Norte, era la de restar elem<strong>en</strong>tos a Villa y poder demostrar a laopinión pública que no únicam<strong>en</strong>te este jefe estaba <strong>en</strong> posibilidad deobt<strong>en</strong>er triunfos de importancia, sino también los demás caudillosde la Revolución, pues era mucha y muy peligrosa la propaganda quese hacía tanto <strong>en</strong> el país como <strong>en</strong> los Estados Unidos, mostrando aVilla como el único capaz de dominar la situación, y sobre todo, yaél mismo había dado muestras de sus ambiciones (?)...La b ata l l a d e Pa r e d ó nEl g<strong>en</strong>eral Villa avanzó con sus tropas sobre Saltillo y bi<strong>en</strong> pronto sesupo que <strong>en</strong> Paredón (punto estratégico de bifurcación de vías) habíauna fuerte guarnición de 5 000 hombres para det<strong>en</strong>er el avance delos revolucionarios.Las tropas de la División del Norte habían avanzado por la víaférrea hasta <strong>en</strong>contrarla destruida <strong>en</strong> Hipólito; el g<strong>en</strong>eral Ángeleshabía tomado el mando de la vanguardia, det<strong>en</strong>iéndose <strong>en</strong> Sauceda,<strong>en</strong> donde practicó exploraciones e hizo un estudio de la situación,comunicándole al g<strong>en</strong>eral Villa que, <strong>en</strong> su concepto, no había queesperar a la reconstrucción de la vía, pues consideraba urg<strong>en</strong>te atacaral <strong>en</strong>emigo viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, para impedirle que tuviera tiempo de retirarsedestruy<strong>en</strong>do la vía férrea hacia Saltillo. Formuló un plan deataque <strong>en</strong> dos columnas, una que atacase directam<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo yotra que lo amagase por la retaguardia. El plan de Ángeles fue aprobado<strong>en</strong> todas sus partes y las columnas de la División del Norte sedirigieron, una sobre Paredón con la artillería, que tuvo que hacer ungran rodeo, y la otra sobre la estación Zertuche.119biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1194/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


Al llegar a la proximidad de Paredón el día 17 de mayo de 1914,se hizo un alto para reconc<strong>en</strong>trar numerosas tropas de caballería, yel g<strong>en</strong>eral Villa previno a sus jefes que se lanzaran al asalto a la señalque él daría haci<strong>en</strong>do estallar una granada de mano.Al tomar contacto con el <strong>en</strong>emigo, la caballería de la Divisióndel Norte se precipitó sobre él y las tropas de infantería <strong>en</strong>emigas sesintieron sorpr<strong>en</strong>didas por una acometida tan resuelta.Previ<strong>en</strong>do el g<strong>en</strong>eral Ángeles que se desarrollaría una batallaformal, me <strong>en</strong>vió hacia la retaguardia con órd<strong>en</strong>es para que el compañeromayor Gustavo Bazán avanzara con la artillería, al galope, atomar parte <strong>en</strong> la acción, apoyando a las otras armas. Cumplida laord<strong>en</strong>, regresé con toda celeridad para no perder la acción y pude <strong>en</strong>toncescontemplar que las tropas villistas barrían materialm<strong>en</strong>te conel <strong>en</strong>emigo y hasta lo desbordaban por sus flancos; de manera quecon la sorpresa de tan brutal agresión, fue poco lo que resistieron,cay<strong>en</strong>do prisioneros <strong>en</strong> gran número. La artillería no tuvo tiempo dellegar y tomar posiciones. Se hizo una gran mortandad y la mayorparte de los sobrevivi<strong>en</strong>tes se rindieron, Fue tan grande la confusiónal rodear al <strong>en</strong>emigo que, al avanzar sobre este campo de lucha elg<strong>en</strong>eral Ángeles, seguido de su Estado Mayor, un grupo de las propiastropas villistas nos tiroteó, crey<strong>en</strong>do que éramos <strong>en</strong>emigos. Seseguía escuchando un persist<strong>en</strong>te tiroteo, con el que eran alcanzadoslos pocos fugitivos; pero, hacia la estación, y a pesar de que ya nohabía <strong>en</strong>emigo al fr<strong>en</strong>te, también se escuchaban repetidos disparos.Al preguntarle al g<strong>en</strong>eral Ángeles, con extrañeza, a qué obedeceríaeso, nos dijo con tono de amargura, que eran las ejecuciones que losv<strong>en</strong>cedores hacían <strong>en</strong> sus prisioneros inermes...Llegando a la estación de Paredón, pude aún contemplar cómotres oficiales del ejército v<strong>en</strong>cido, eran alineados fr<strong>en</strong>te a un paredónpara que los ejecutaran, y <strong>en</strong>tonces, con la presteza que el caso requería,logré que el g<strong>en</strong>eral Ángeles reclamara esos hombres al g<strong>en</strong>eralVilla, diciéndole que podían ser útiles para las fuerzas de la Divisióndel Norte y que yo me <strong>en</strong>cargaría de formar con ellos y los diversos120biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1204/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


prisioneros de la clase de soldados, un batallón al que yo impartiríainstrucción y <strong>en</strong>teraría de los ideales de la Revolución por los quepeleábamos. La mayor parte de estos prisioneros habían sido cogidosde leva, <strong>en</strong> México, por el infame procedimi<strong>en</strong>to de dar exhibicionescinematográficas “para hombres solos” y echar leva de los curiosos.Obt<strong>en</strong>ida la aquiesc<strong>en</strong>cia del g<strong>en</strong>eral Villa, corrí a rescatar delparedón a esos prisioneros y t<strong>en</strong>go el agrado de decir que despuéscontinuaron su carrera <strong>en</strong> las filas de la Revolución y todavía figuran<strong>en</strong>tre la oficialidad del ejército actual, como elem<strong>en</strong>tos útiles ypundonorosos.A poco de terminada la acción de Paredón, mi compañero “Gonzalitos”,José Nerón González, me informó que <strong>en</strong> el campo estabatirado debajo de un matorral, un oficial que había sido compañeronuestro. Sugerí que inmediatam<strong>en</strong>te lo recogieran para prestarle at<strong>en</strong>cióny con sorpresa y amargura pude ver que se trataba del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tecoronel Domingo López de Rivera, jov<strong>en</strong> simpático y estimable delos salidos del Colegio Militar, con una bu<strong>en</strong>a educación, que repres<strong>en</strong>tabauna esperanza <strong>en</strong>tre la oficialidad; dicho compañero que habíapermanecido <strong>en</strong> las filas de Victoriano Huerta, llevaba, según nosdijo, una bolsa de cuero repleta de billetes (era pagador). A la hora deldesastre, cuando sus tropas se dispersaron, pret<strong>en</strong>dió ocultarse detrásde unos matorrales y fue sorpr<strong>en</strong>dido por uno de los soldados de laRevolución, qui<strong>en</strong> lo intimó a que se rindiera y le <strong>en</strong>tregara, desdeluego, aquella bolsa; un gesto instintivo de resist<strong>en</strong>cia de López deRivera hizo que su agresor le disparara un tiro a quemarropa, volándolegran parte del muslo; <strong>en</strong> estas condiciones, gravem<strong>en</strong>te herido,fue recogido por la ambulancia y traído a donde estábamos. Por humanidady compañerismo, llamamos prontam<strong>en</strong>te al médico de labrigada de Ángeles para que le prestara inmediata at<strong>en</strong>ción; el médiconos dijo que la herida era grave pero no mortal y le aplicó la primeracuración al herido. Estas at<strong>en</strong>ciones que se impartieron también a losheridos nuestros, provocaron <strong>en</strong>tre los compañeros revolucionariosun descont<strong>en</strong>to que, como con mucha verdad refiere el g<strong>en</strong>eral Villa121biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1214/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> sus memorias, culminaron con la petición que Fierro hizo de quele <strong>en</strong>tregaran a ese oficial para fusilarlo. Villa, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do a las consideracionesde humanitarismo que Ángeles le hizo, se negó a queese oficial fuese <strong>en</strong>tregado y, de ese modo, mom<strong>en</strong>táneam<strong>en</strong>te logramossalvarle la vida; pero <strong>en</strong>tonces surgió el problema de t<strong>en</strong>er queevacuarlo hasta los hospitales de sangre, a retaguardia de la Divisióndel Norte, para que pudiera ser curado. Dispuse que <strong>en</strong> mi catre decampaña y conducido por doce hombres de los mismos prisionerosde la clase de tropa, que irían turnándose, López de Rivera fuese conducidoa la primera estación de retaguardia para que, embarcándolo,llegase a Torreón, donde, <strong>en</strong> el hospital de sangre, eran at<strong>en</strong>didos losheridos de gravedad. Al despedirme de López de Rivera, éste me expresósus temores de que <strong>en</strong> el camino fuese agredido y, con amargura,sin negarle yo el peligro, que efectivam<strong>en</strong>te existía, le hice ver quede quedarse cerca de nosotros, corría el doble peligro de que tambiénlo agredieran o de agravar su situación y morir como consecu<strong>en</strong>ciade la infección de su herida; me despedí de él ley<strong>en</strong>do <strong>en</strong> sus ojosuna amarga resignación que era un pres<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to. En efecto, habíalogrado nuestro compañero, adversario accid<strong>en</strong>tal, ser evacuado unasdos o tres estaciones a retaguardia, cuando advirti<strong>en</strong>do su pelo rubioy su apari<strong>en</strong>cia de oficial, fue interrogado rudam<strong>en</strong>te por uno de losg<strong>en</strong>erales de la División del Norte (Santiago Ramírez, posteriorm<strong>en</strong>tefusilado <strong>en</strong> Saltillo), qui<strong>en</strong> allí se <strong>en</strong>contraba y que era de aquellos qu<strong>en</strong>o participaban de las ideas de humanitarismo <strong>en</strong> que abundábamosnosotros. Al obt<strong>en</strong>er contestación categórica de este oficial, de que erat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel del Ejército federal, fue sacado del tr<strong>en</strong> y pasado porlas armas, s<strong>en</strong>tado al lado de la vía.A pesar de que el g<strong>en</strong>eral Ángeles procuraba desarrollar cercade Villa una influ<strong>en</strong>cia humanitaria para lograr infiltrar <strong>en</strong> el ánimode los luchadores de la Revolución que los <strong>en</strong>emigos a qui<strong>en</strong>escombatíamos, una vez r<strong>en</strong>didos, debían ser considerados con clem<strong>en</strong>ciapor tratarse de compatriotas y porque los seres r<strong>en</strong>didos, porinermes, deb<strong>en</strong> inspirar compasión más bi<strong>en</strong> que odiosidad, muchos122biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1224/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


oficiales y jefes eran ejecutados <strong>en</strong> forma viol<strong>en</strong>ta; la lucha exacerbapasiones y r<strong>en</strong>cores, muy difíciles de refr<strong>en</strong>ar <strong>en</strong> hombres de escasacivilización. Lo grave era que Carranza (Primer Jefe) decretó <strong>en</strong> PiedrasNegras (4 de mayo de 19<strong>13</strong>) que quedaba <strong>en</strong> vigor la Ley deJuárez de 1862, por la que se castigaba con la muerte a los traidoresa la patria. ¡Los “hermanos equivocados”, como les llamara Ángeles,eran declarados traidores!...Por eso hemos sost<strong>en</strong>ido que es indisp<strong>en</strong>sable que a la juv<strong>en</strong>tudmilitar se le inculque, con el derecho de la guerra, el respeto a lavida de los v<strong>en</strong>cidos, especialm<strong>en</strong>te cuando éstos se rind<strong>en</strong>; y queese mandato debe considerarse como sagrado, sobre todo si se tratade compatriotas, debido a que muchas vidas de oficiales bi<strong>en</strong> preparados,fueron segadas cuando podían haber sido útiles a la nación.Prueba de esto último es que bu<strong>en</strong> número de oficiales del antiguoEjército federal que posteriorm<strong>en</strong>te fueron admitidos <strong>en</strong> las filas delejército revolucionario, han continuado una brillante carrera, si<strong>en</strong>dooficiales bi<strong>en</strong> preparados, leales y cumplidos. Si ellos cometieron elgrave error de continuar <strong>en</strong> las filas del usurpador Huerta, por unabsurdo s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de disciplina militar, después rectificaron sucamino y hasta han prestado conting<strong>en</strong>te valioso <strong>en</strong> las acciones delejército por sost<strong>en</strong>er las instituciones políticas que nos rig<strong>en</strong>.En el campo de batalla de Paredón fue <strong>en</strong>contrado, <strong>en</strong>tre otros,el cadáver del g<strong>en</strong>eral Osorno, anteriorm<strong>en</strong>te capitán a las órd<strong>en</strong>esdel g<strong>en</strong>eral Ángeles, <strong>en</strong> la campaña de Morelos, a qui<strong>en</strong> considerabacomo un oficial muy cumplido. En seguida nos referimos a la amargurade su agonía. También fue <strong>en</strong>contrado, <strong>en</strong> un cerro, el cadáverdel g<strong>en</strong>eral y lic<strong>en</strong>ciado Ignacio Muñoz, qui<strong>en</strong> se batió vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tehasta ser muerto, y el del instruido coronel de ing<strong>en</strong>ieros J. GómezLinares.Considerando el caso de la muerte del g<strong>en</strong>eral Osorno comotípico de aquellos oficiales del Ejército federal que por un principiode obedi<strong>en</strong>cia pasiva continuaron al lado del usurpador VictorianoHuerta, deseo pres<strong>en</strong>tar las sigui<strong>en</strong>tes consideraciones.123biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1234/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


He sost<strong>en</strong>ido siempre que los militares <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral no deb<strong>en</strong>mezclarse <strong>en</strong> la política y este criterio ha sido, por fin, definitivam<strong>en</strong>teacogido por el actual gobierno de México. Pero no puedoaceptar que <strong>en</strong> los casos políticos más graves, un oficial subordine sureflexión, su ciudadanía y hasta su dignidad a un erróneo conceptode obedi<strong>en</strong>cia pasiva, que estaría bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> un inconsci<strong>en</strong>te o <strong>en</strong> unincondicional, at<strong>en</strong>to tan sólo a obedecer ciegam<strong>en</strong>te al superior.Por el contrario, la obedi<strong>en</strong>cia de un militar debe caracterizarse porser libre y consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te cons<strong>en</strong>tida; el concepto del honor militar,base moral del ejército, estriba <strong>en</strong> la disciplina consci<strong>en</strong>te y<strong>en</strong> el sacrificio voluntario de intereses, pasiones y apetitos, <strong>en</strong> prode la estabilidad del gobierno constituido. Pero el militar no debeconfundirse con un autómata; la obedi<strong>en</strong>cia pasiva es reprobable <strong>en</strong>seres racionales; se debe obedecer colaborando con espontaneidad yating<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el desarrollo de toda iniciativa o <strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>tode una ord<strong>en</strong> que obedece a intereses superiores. Pero esto no quieredecir que el oficial, <strong>en</strong> aras de la obedi<strong>en</strong>cia pasiva, abdique de susconvicciones.Cuando la r<strong>en</strong>uncia forzada del señor Madero fue aceptada porel Congreso y Huerta fue designado Presid<strong>en</strong>te provisional, los militaresdel Ejército federal tuvieron una excusa legal para seguir al ladodel usurpador; pero el asesinato del Presid<strong>en</strong>te Madero y del Vicepresid<strong>en</strong>tePino Suárez y posteriorm<strong>en</strong>te la disolución del Congresoy los crím<strong>en</strong>es con que Huerta pret<strong>en</strong>día consolidar su espurio poder,debieron haber sido motivos bastantes para que <strong>en</strong> los militaresconsci<strong>en</strong>tes, surgiera la interrogación angustiosa de dónde estaba lalegalidad y dónde estaba el deber.En este conflicto de conci<strong>en</strong>cia pudieron más la inercia y los interesescreados; separarse del ejército implicaba un gran esfuerzo devoluntad; r<strong>en</strong>unciar al grado militar, a los méritos contraídos, a unacarrera laboriosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cauzada; abandonar a la familia, lanzarse auna situación caótica, ll<strong>en</strong>a de escollos y de dudas, era algo superiora la fuerza de la costumbre; y sin embargo ¡ése era el deber!124biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1244/1/<strong>08</strong> 10:29:51 <strong>AM</strong>


Yo sé que muchos militares se plantearon el problema y conocieronclaram<strong>en</strong>te su solución: darse de baja y marchar resueltam<strong>en</strong>te adonde estaban las convicciones. Pero, ¿y la familia?, ¿y las am<strong>en</strong>azasde muerte del dictador?, ¿cómo llegar hasta las filas revolucionarias?,¿cómo nos recibirían?... Dudas e interrogaciones, vacilaciones e indecisióncuyas desastrosas consecu<strong>en</strong>cias se pued<strong>en</strong> deducir con sólomeditar <strong>en</strong> el caso de Osorno, ejemplo de otros muchos que el lic<strong>en</strong>ciadoManuel Calero pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> el libro Un dec<strong>en</strong>io de políticamexicana, que dedicó al g<strong>en</strong>eral Ángeles:Cuando Huerta se apoderó de la persona del Presid<strong>en</strong>te, mi<strong>en</strong>tras losrepiques de todos los campanarios anunciaban a los habitantes de lacapital tan “fausto” suceso, un capitán de artillería de la brigada deusted, amigo de usted y conocido mío —Francisco Osorno— se acercóa la puerta de mi refugio de la legación británica y solicitó hablarconmigo. Osorno estaba visiblem<strong>en</strong>te agitado. Al preguntarle yo siel toque de las campanas anunciaba, <strong>en</strong> efecto, la terminación de lalucha, dio ri<strong>en</strong>da suelta a su emoción y llorando de rabia me dijo estaso parecidas palabras: “¡De qué sirve que a los soldados se nos eduque<strong>en</strong> la religión del honor y se nos <strong>en</strong>señe que debemos dar la vida porsost<strong>en</strong>er al gobierno y a las instituciones, si a la hora <strong>en</strong> que a un g<strong>en</strong>eral<strong>en</strong> jefe le vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> gana destruir las instituciones y el gobiernopuede, impunem<strong>en</strong>te, realizarlo, obligándonos a los subalternos a devorarsemejante ignominia, si no queremos ser fusilados?” Y Osornose mesaba los cabellos y juraba que, <strong>en</strong> primera oportunidad, se daríade baja y arrojaría de sí un uniforme que lo deshonraba. Yo traté decalmar su arrebato que, por otra parte, <strong>en</strong>contré muy justificado, yaplaudí su determinación. —Pocos, muy pocos días después de estap<strong>en</strong>osa esc<strong>en</strong>a, me abordó <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a calle un jov<strong>en</strong> que lucía flamanteuniforme de mayor: era Osorno. Sin disimular mi sorpresa, le preguntéqué significaban sus nuevas insignias después de las apasionadasmanifestaciones de que me había hecho testigo. “Qué quiere usted,me contestó; así es la vida; ante el halago del asc<strong>en</strong>so con que se me125biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1254/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


indó y la perspectiva de otros asc<strong>en</strong>sos, tuve que someterme. Soypobre, t<strong>en</strong>go familia, etc., etc.”...Pude <strong>en</strong>tonces apreciar, ante lo que de bulto pres<strong>en</strong>ciaba, el abismode degradación <strong>en</strong> que la dictadura hundía al ejército...Osorno, y otros muchos que cayeron <strong>en</strong> la añagaza, pasó a grandeszancadas y <strong>en</strong> pocos meses, de capitán a g<strong>en</strong>eral, y sacrificó obscuram<strong>en</strong>tesu vida <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de un régim<strong>en</strong> al que ya había sacrificadolos más nobles principios de la moral militar y del deber cívico.El epílogo de este caso doloroso es el que pres<strong>en</strong>ciamos: el cadáverdel g<strong>en</strong>eral Osorno fue <strong>en</strong>contrado a un lado del camino de laretirada <strong>en</strong> la batalla de Paredón, debajo de un matorral hasta dondepudo arrastrarse el moribundo. Sus últimos instantes deb<strong>en</strong> habersido horribles por su amarga y trágica ironía: ¡un g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a juv<strong>en</strong>tud,morir abandonado, por una causa y <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de un gobiernoa los que <strong>en</strong> el fondo de su alma, él mismo maldecía!Oc u pa c i ó n d e Sa lt i l l oTras la derrota de Paredón, los escasos restos de aquella vanguardiade 5 000 hombres que llegaron a Saltillo, dieron noticia del desastreconsumado tan aplastantem<strong>en</strong>te y <strong>en</strong>tonces la guarnición desmoralizadade Saltillo, evacuó esta población, que fue ocupada a mediodíadel 21 de mayo de 1914, por fuerzas de la vanguardia al mando delg<strong>en</strong>eral José Isabel Robles. El <strong>en</strong>emigo había saqueado todo el comerciode la ciudad (del Banco de Coahuila, sacó $1<strong>50</strong> 000.00 oro)e inc<strong>en</strong>diado el importante casino que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro, ycomo <strong>en</strong> su retirada <strong>en</strong>contrase destruidas las vías, marchó por tierrahacia San Luis Potosí, <strong>en</strong> donde los restos maltrechos de fuerzas tancastigadas, no pudieron reorganizarse ni volvieron a ofrecer resist<strong>en</strong>cia.¡Tan grande así había sido la desmoralización producida por lasderrotas!126biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1264/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


En Saltillo permanecieron Villa y Ángeles el tiempo necesariopara esperar a que el señor Carranza llegase a la capital de su Estado,recuperada por el brazo vigoroso de Francisco Villa.En Saltillo, adonde había llegado con nosotros el doctor MiguelSilva, que desde que me operó la herida fue para mí un amigopaternal y cariñoso, y qui<strong>en</strong> más tarde habría todavía de at<strong>en</strong>dermede una fractura de la clavícula, me hablaba <strong>en</strong> el balcón de lacasa que ocupábamos, expresándose con gravedad de la situaciónpolítica y de los celos que Villa había despertado por sus triunfosmilitares.El g<strong>en</strong>eral Villa estaba impaci<strong>en</strong>te por volver a Torreón parapreparar la marcha de sus tropas victoriosas rumbo a Zacatecas, yregresamos a esta población, <strong>en</strong> donde se hacían todos los preparativosdel caso.Al regreso de Durango y ya para marchar a Saltillo, que Villahabía puesto <strong>en</strong> manos de don Pablo González, el señor Carranzallegó a Torreón, donde tuvo desagradables impresiones porque noera recibido ni servido con la presteza y honores que le agradaban.Desagradado Villa porque el señor Carranza estaba destituy<strong>en</strong>do asus altos empleados de confianza y deseando evitar tratos con él, sefue a Chihuahua.En un banquete que los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte ofrecieron<strong>en</strong> el Casino de la Laguna al Primer Jefe Carranza, con la ideade escuchar sus ideas y propósitos respecto a la Revolución, invitadoa hablar, se expresó <strong>en</strong> forma increíble: “Este movimi<strong>en</strong>to —dijo—no es revolución y, por <strong>en</strong>de, no es revolucionario; lo ocurrido <strong>en</strong> laciudad de México sólo fue una asonada, por la que todos los mexicanoshabían t<strong>en</strong>ido la obligación de protestar”, pero que él, comogobernador de Coahuila, había cumplido con su deber...Que él no había prometido nada, ni quería hacer promesas;que cuando fuese tomada la capital de la República, se le darían lospuestos a los que hubies<strong>en</strong> trabajado por la causa, “y se harían algunasreformas sobre presupuestos y tarifas”; y concluyó: “Respecto127biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1274/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


a los maderistas, hay que decirles claro, de una vez por todas, queestos señores no crean que ésta es una restauración de personas ni deprincipios...Ante la muda expectación de todos, el jov<strong>en</strong> mayor EnriqueSantos Coy dijo haber pres<strong>en</strong>ciado cuando128[...] al felicitar al ciudadano Francisco I. Madero por la toma de posesiónde la Presid<strong>en</strong>cia de la República, le dijo al caudillo de la Revoluciónque si desgraciadam<strong>en</strong>te cayere algún día, allí estaba él, Carranza,para def<strong>en</strong>der y hacer cumplir los principios de 1910 [...] Por lo mismo,me extraña —dijo— que ahora el señor Carranza desconozca laRevolución y niegue los principios democráticos de 1910. Los hombresde la División del Norte —continuó— quier<strong>en</strong> que se respet<strong>en</strong>las doctrinas sociales por las que hemos luchado; quier<strong>en</strong> que imperela justicia social y que se consagre el derecho al voto; quier<strong>en</strong> que serepartan las tierras a los campesinos; quier<strong>en</strong> que, <strong>en</strong> libre votación,el pueblo diga quiénes lo han de gobernar. Porque los hombres de laDivisión del Norte <strong>en</strong>tran al combate al grito de ¡Viva Madero!Don V<strong>en</strong>ustiano abandonó el salón, trémulo de ira...En Torreón, con motivo del cumpleaños del g<strong>en</strong>eral Ángeles,fue organizada una fiesta militar, <strong>en</strong> la que Joaquín Bauche Alcalde(se contaba <strong>en</strong>tre los Dorados) y yo, dimos una exhibición de esgrima.Los detalles de aquel asalto despertaban la curiosidad de Villa y desus oficiales, y aunque complacidos, después de aplaudir la destrezade los cont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, decían pasándose la mano por sus revólveres:“Mejor nos at<strong>en</strong>emos a ésta”.En Chihuahua, la sociedad, a pesar de su reserva, por el temorque inspiraban los revolucionarios, recibió con marcada simpatía alos oficiales del Estado Mayor de Ángeles, qui<strong>en</strong>es, con la aquiesc<strong>en</strong>ciadel g<strong>en</strong>eral, organizaron fiestas sociales muy bi<strong>en</strong> concurridas yconcursos deportivos <strong>en</strong> que figuraban como reinas las muchachasmás guapas de aquella capital. En un concurso de obstáculos que orbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1284/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


ganizamos, se lucieron los oficiales proced<strong>en</strong>tes del Colegio Militar,pues, montando <strong>en</strong> albardones, saltaron ágilm<strong>en</strong>te los obstáculos interpuestos.Al ver aquello Villa, Fierro y algún otro g<strong>en</strong>eral, qui<strong>en</strong>esse pres<strong>en</strong>taron montados, se <strong>en</strong>tusiasmaron a saltar los obstáculosy pudo verse <strong>en</strong>tonces cómo, a pesar de ser estos revolucionarioshombres a caballo, su técnica para saltar y su pesada montura (la sillavaquera) eran mayores obstáculos; saltaron defectuosam<strong>en</strong>te y Fierrose quedó montado sobre uno de los obstáculos. En cambio de esto,que podría tomarse como una crítica, diremos que después, cuandoVilla marchó de Chihuahua a Sonora, <strong>en</strong> una lastimosa travesía, unode aquellos oficiales que saltaban tan bi<strong>en</strong>, int<strong>en</strong>taba p<strong>en</strong>osam<strong>en</strong>teponer a su caballo espiado una herradura que había perdido. Villalo vio y con aire paternal, le dijo: “Mire, muchachito, así se hace”; yherró hábilm<strong>en</strong>te aquel caballo.No hay que olvidar que la int<strong>en</strong>sa campaña que Villa había desarrollado,la prolongada y cru<strong>en</strong>ta batalla de Torreón, y las de SanPedro de las Colonias y Paredón, reclamaban no solam<strong>en</strong>te descansopara la División del Norte, sino que ésta necesitaba reponer su caballada,reintegrar sus diezmadas filas, municionarse y avituallarsedebidam<strong>en</strong>te para poder empr<strong>en</strong>der su campaña hacia el sur.Villa había accedido a tomar Saltillo, distray<strong>en</strong>do sus fuerzascuando las tropas de don Pablo González podían haber int<strong>en</strong>tadoesta acción, pero ya hemos visto que el señor Carranza buscaba lamanera de evitar que Villa continuase su marcha triunfal <strong>en</strong> direcciónal c<strong>en</strong>tro de la República.Obedeci<strong>en</strong>do las órd<strong>en</strong>es de Carranza, el g<strong>en</strong>eral Natera inicióel 10 de junio ataques sobre la plaza de Zacatecas, que duraronhasta el día 12 <strong>en</strong> que sus tropas fueron rechazadas. Al t<strong>en</strong>er el señorCarranza noticias de este fracaso, le ord<strong>en</strong>ó al g<strong>en</strong>eral Villa que<strong>en</strong>viara, al mando de un jefe subalterno, 3 000 hombres primero,rectificando que fues<strong>en</strong> con alguna artillería 5 000 hombres el 12 dejunio. El g<strong>en</strong>eral Villa contestó al señor Carranza haciéndole ver qu<strong>en</strong>o si<strong>en</strong>do bastante el refuerzo pedido para que Natera pudiera tomar129biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1294/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


la plaza, creía más conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que se le permitiera marchar contoda la División de su mando, seguro de que sólo así se obt<strong>en</strong>dría eléxito deseado y se evitaría inútil derramami<strong>en</strong>to de sangre.Gr av e i n c i d e n t e. Re n u n c i a d e Vill a. La desobedi<strong>en</strong>ci a<strong>13</strong>0En vez de acceder a súplica tan razonable, el señor Carranza insistió<strong>en</strong> ord<strong>en</strong>ar que se <strong>en</strong>viaran a Zacatecas solam<strong>en</strong>te 5 000 hombres,insist<strong>en</strong>cia para la cual el Primer Jefe no daba más razones que suautoridad indiscutible; tan errónea disposición, que pondría a lastropas <strong>en</strong>viadas <strong>en</strong> condiciones de ser batidas <strong>en</strong> detalle, tropas que,por otra parte, llegarían demasiado tarde porque la vía férrea aún noestaba expedita, fue sometida a la consideración de los principalesjefes de la División del Norte, qui<strong>en</strong>es acordaron reiterar al señorCarranza la súplica de que les permitiera ir sobre Zacatecas con todaslas fuerzas de la División, para no desmembrarla inútilm<strong>en</strong>te. Lacontestación de Carranza fue categórica y rotundam<strong>en</strong>te negativa.Entonces Villa, grandem<strong>en</strong>te disgustado por la intransig<strong>en</strong>cia delseñor Carranza, con qui<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>ía confer<strong>en</strong>cia telegráfica, <strong>en</strong> unmom<strong>en</strong>to de exaltación le manifestó que r<strong>en</strong>unciaba como jefe dela División del Norte y que dijera a quién le <strong>en</strong>tregaba el mandode las fuerzas. El señor Carranza aceptó la r<strong>en</strong>uncia con significativoapresurami<strong>en</strong>to, diciéndole a Villa que se fuera de gobernador aChihuahua; convocó a los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte paraque designaran un jefe, provisionalm<strong>en</strong>te, y sucedió <strong>en</strong>tonces lo queera natural <strong>en</strong> aquellas circunstancias; ninguno de los g<strong>en</strong>erales dela División del Norte estuvo conforme con la resolución del PrimerJefe y luego de una desori<strong>en</strong>tación y acalorami<strong>en</strong>to indecibles, acordarontelegrafiarle diciéndole que reconsiderara la aceptación de lar<strong>en</strong>uncia de Villa, y como Carranza contestara que no podía dejar deaceptar esa r<strong>en</strong>uncia y reiteraba que se designase un jefe provisional,los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte le manifestaron <strong>en</strong> forma <strong>en</strong>érbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong><strong>13</strong>04/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


gica y repr<strong>en</strong>siva que, a pesar de la r<strong>en</strong>uncia aceptada y por estimarque tal aceptación sería de graves consecu<strong>en</strong>cias para el éxito de lacampaña, seguirían reconoci<strong>en</strong>do la jefatura del g<strong>en</strong>eral Villa <strong>en</strong>la División del Norte, pues consideraban los servicios de éste comoindisp<strong>en</strong>sables para el bu<strong>en</strong> éxito de la campaña. En consecu<strong>en</strong>cia,marchaban sobre Zacatecas para batir al <strong>en</strong>emigo.Este acto de desobedi<strong>en</strong>cia fue interpretado por el señor Carranzacomo una grave insubordinación, que dio lugar a las másapasionadas acusaciones <strong>en</strong> contra de Villa y a que se consideraracomo autor de todo ello al g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, a qui<strong>en</strong> Carranzaseñalaba como el responsable de la situación, dici<strong>en</strong>do que “ya habíaaparecido el judas”, con lo cual él se consideraba, implícitam<strong>en</strong>te,como un mesías.Y mi<strong>en</strong>tras la División del Norte libraba <strong>en</strong> Zacatecas la batallamás brillante y completa de toda la Revolución, considerando queel deber más importante y patriótico era v<strong>en</strong>cer al <strong>en</strong>emigo común,los elem<strong>en</strong>tos carrancistas desarrollaban <strong>en</strong> la frontera y <strong>en</strong> E.E.U.U.una terrible campaña de calumniosa difamación, tildando a Villay sus g<strong>en</strong>erales de “traidores” y gestionando se negara el paso a lospertrechos de guerra comprados por el g<strong>en</strong>eral Villa.Damos a continuación el relato de la batalla de Zacatecas, tomadodel diario del g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles. En seguida transcribiremosla justificación que el g<strong>en</strong>eral Ángeles hizo de la desobedi<strong>en</strong>ciade la División del Norte y después de nuestro propio com<strong>en</strong>tario,reproduciremos la descripción de aquel importantísimo hecho dearmas, según nuestras impresiones personales.<strong>13</strong>1biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>14/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>24/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o VIBata l l a d e Za c at e c a sDescripción tomada del diario del g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles.Día 17 de junioEl miércoles 17 de junio de 1914 nos embarcamos <strong>en</strong> Torreón,desde muy temprano, para marchar hacia Zacatecas.Mi artillería iba <strong>en</strong> cinco tr<strong>en</strong>es; cuatro para s<strong>en</strong>dos grupos,y el quinto para mi Estado Mayor, el servicio sanitario, la proveeduríay los obreros.A las 8 de la mañana t<strong>en</strong>ía que partir el primer tr<strong>en</strong> y cada unode los demás, 15 minutos después del anterior; pero el quinto descarrilóal salir, por mal estado de la vía y no pudo partir sino hasta lasdos de la tarde.El viaje fue l<strong>en</strong>to. Repetidas veces llovió sobre la tropa sinabrigos.Día 19 de junioEl 19 <strong>en</strong> la mañana llegamos a Calera y desembarcamos inmediatam<strong>en</strong>te.<strong>13</strong>3biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>34/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


Calera está como a 25 kilómetros de Zacatecas. Ahí habían desembarcadolas tropas que me precedieron y permanecían acampadas<strong>en</strong> las inmediaciones.Por la bu<strong>en</strong>a amistad y confianza que me disp<strong>en</strong>sa el jefe de laDivisión, tomé la iniciativa para hacer el reconocimi<strong>en</strong>to y distribuirlas tropas alrededor de Zacatecas, <strong>en</strong> posiciones cercanas, de dondepartieran para el ataque.Fue a mi carro a visitarme el señor g<strong>en</strong>eral Chao, que acababade llegar; me indicó dónde estaba acampada su tropa y me prometióuna escolta de 30 hombres para un reconocimi<strong>en</strong>to hacia Morelos,que le anuncié. Yo mismo acompañaré a usted, me dijo.En el camino <strong>en</strong>contramos un ranchito abandonado, San Vic<strong>en</strong>te,a 3 kilómetros de Morelos, que mandé reconocer. Ahí nosalcanzó la escolta, que se dividió <strong>en</strong> tres partes para explorar: unreconocimi<strong>en</strong>to de oficial fue dirigido hacia los cerros de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te;otro, hacia una hondonada y luego a unos cerros de la izquierda, yel resto hacia Morelos.Vecinos de este pueblo y labradores de los campos por dondeatravesábamos, nos informaron que v<strong>en</strong>ían huy<strong>en</strong>do del <strong>en</strong>emigoque acababa de llegar a Morelos, pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do quemar los forrajesy provisiones; nos mostraban las siluetas de los jinetes <strong>en</strong>emigos <strong>en</strong>las crestas de los cerros próximos y nos aseguraban que los disparosque se escuchaban por la derecha eran del <strong>en</strong>emigo que había pasadoya Morelos.Probablem<strong>en</strong>te el <strong>en</strong>emigo vio que éramos pocos, tal vez hasta noscontó, y, decidido, avanzó sobre nosotros, al galope y tiroteándonos.Nos retiramos al paso, observándolo, hacia San Vic<strong>en</strong>te; allí nosparapetamos y sostuvimos un pequeño tiroteo de media hora, hastaque el <strong>en</strong>emigo se retiró, <strong>en</strong> ord<strong>en</strong>.Luego que se oyó el tiroteo <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to de Calera, elg<strong>en</strong>eral Urbina <strong>en</strong>vió <strong>en</strong> nuestra ayuda al intrépido g<strong>en</strong>eral TrinidadRodríguez con su brigada Cuauhtémoc, que barrió al <strong>en</strong>emigo de loscerros de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, adonde subimos <strong>en</strong> seguida.<strong>13</strong>4biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>44/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


<strong>13</strong>5Desde un cerro alto que está junto a Morelos, vimos un nuevopaisaje, hermosísimo. A lo lejos, la capilla de Vetagrande se <strong>en</strong>caramabaatrevida y se proyectaba <strong>en</strong> los cielos; un poco a la derecha,cerros muy altos y misteriosos, ll<strong>en</strong>os de excavaciones de minas ofortificaciones: tal vez sobre ellos estaría el <strong>en</strong>emigo. Más a la derechay a nuestros pies, la alfombra verde de los campos, sembradosde pueblos y de árboles. Allá abajo, <strong>en</strong> el nacimi<strong>en</strong>to del cerro desdedonde observábamos, un ladrar de perros y el tiroteo de los soldados,los <strong>en</strong>emigos que huían y los nuestros que los perseguían con<strong>en</strong>tusiasmo y precipitación, tratando algunos de cortar a aquéllos laretirada.Sería bu<strong>en</strong>o, dije al g<strong>en</strong>eral Trinidad Rodríguez, que su tropa sedetuviera <strong>en</strong> Morelos y <strong>en</strong>viara puestos avanzados a aquellas lomasde <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te. Yo voy a traer la artillería para acantonarla <strong>en</strong> Morelos.El mayor Bazán fue a ese pueblo para buscar los alojami<strong>en</strong>tos;los demás nos regresamos a Calera. Di la ord<strong>en</strong> para que la artilleríamarchara a Morelos. El grupo de Carrillo partió desde luego.Un oficial me pedía instrucciones de parte del g<strong>en</strong>eral MaclovioHerrera; informándome que acababa de llegar.Fui a ver al señor g<strong>en</strong>eral Herrera; le dije que no había yo recibidoórd<strong>en</strong>es para tomar el mando de las tropas de Calera, que talvez tuviera ese mando el g<strong>en</strong>eral Urbina; pero que le aconsejaba yose fuera a Ci<strong>en</strong>eguilla, lugar aún no ocupado por tropas, con agua yforrajes, y desde donde podría partir para el ataque, cuando se ord<strong>en</strong>ara.Yo no conocía Ci<strong>en</strong>eguilla más que por informes de mi guía ypor la carta. Prometí al g<strong>en</strong>eral Herrera visitarlo al día sigui<strong>en</strong>te paraestudiar el terr<strong>en</strong>o desde el punto de vista del empleo de la artilleríay resolver cuánta podría <strong>en</strong>viarle.Los grupos de Saavedra, Jurado y Luévano, partieron tambiénpara Morelos.Cayó un formidable aguacero y luego sopló un vi<strong>en</strong>to fuerte.Bastante avanzada la noche llegamos a Morelos, los tres gruposy mi Estado Mayor. Supe ahí que Trinidad Rodríguez había persebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong><strong>13</strong>54/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


guido al <strong>en</strong>emigo más allá de Las Pilas y de Haci<strong>en</strong>da Nueva, y quehabía pedido auxilio al grupo de Carrillo para atacar al <strong>en</strong>emigo,hecho fuerte <strong>en</strong> el cerro y mina de Loreto.Día 20 de junioTomé mi baño <strong>en</strong> una tinita minúscula.El g<strong>en</strong>eral Pánfilo Natera fue a saludarme; iba montado <strong>en</strong> uncaballito muy chico, pero de ley. Desayunamos juntos. Prometióacompañarme con su escolta y aun guiarme <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>to.Marchamos desde luego a Vetagrande, un mineral famoso; pueblecitoahora muy triste, casi muerto.En la cima del cerro cercano vimos un panorama hermoso. A laderecha el Valle de Calera y Fresnillo, muy grande y muy allá abajo,con muchos poblados disueltos <strong>en</strong> la radiosa luz de la mañana. Alfr<strong>en</strong>te, un extremo de la ciudad de Zacatecas, <strong>en</strong>tre los cerros delGrillo y de la Bufa: dos formidables posiciones fortificadas. Entre losdos cerros, allá <strong>en</strong> el fondo, detrás de la punta visible de la ciudad,el cerro Clérigos. Detrás de la Bufa, una montaña coronada por unameseta muy amplia, azuleando <strong>en</strong> la lejanía, bajo algunas nubecillasvaporosas: como copos de algodón ingrávido. A nuestra izquierda,un talweg que arranca casi de nuestros pies y remata cerca de Guadalupe,pueblo que no se ve, pero que se adivina detrás de un cerritocónico. En la misma dirección y más lejos, el espejo de una laguna,<strong>en</strong> cuyas orillas se v<strong>en</strong> alegres caseríos. Y <strong>en</strong>tre nosotros y Zacatecas,dos líneas de lomeríos, una hacia el Grillo y la otra hacia la Bufa,parti<strong>en</strong>do ambas de las ruinas de un caserío de adobes, que fue <strong>en</strong>otro tiempo la mina de la Plata.Ahí t<strong>en</strong>dría lugar seguram<strong>en</strong>te la parte más importante de labatalla. De ahí no podía despr<strong>en</strong>der los ojos. Poco a poco me fui dirigi<strong>en</strong>doa ese campo futuro de batalla; el g<strong>en</strong>eral Natera me seguía decerca, el coronel Gonzalitos, discretam<strong>en</strong>te, como a ci<strong>en</strong> metros: los<strong>13</strong>6biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>64/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


oficiales del Estado Mayor y la escolta yacían ocultos y desmontadosdel otro lado del cerro alto.Sería bu<strong>en</strong>o, dije al simpático g<strong>en</strong>eral Natera, que se trajerannuestros caballos y que la escolta avanzara a ese caserío (la mina dela Plata) y se apoderara de él, para que viéramos más de cerca y contranquilidad.Al pasar la escolta por el camino del puerto, tronó repetidasveces el cañón de la Bufa y después se oyó el tiroteo de la lucha <strong>en</strong> elcaserío, que al fin fue tomado por la escolta mandada por el mayorCaloca: un jov<strong>en</strong> que el año pasado abandonó el Colegio Militarde Chapultepec <strong>en</strong> busca mía, y respecto a qui<strong>en</strong> el señor Carranzaord<strong>en</strong>ó se quedara con el g<strong>en</strong>eral Natera.Después de reconocer bi<strong>en</strong> ese terr<strong>en</strong>o, anduvimos un poco porel talweg que termina cerca de Guadalupe y regresamos a comer aMorelos. Ord<strong>en</strong>é al mayor Bazán que <strong>en</strong> la tarde marchara con losdos primeros grupos a Vetagrande y que <strong>en</strong> la noche emplazara esaartillería <strong>en</strong> posiciones des<strong>en</strong>filadas, que batieran el Grillo y la Bufa.Comimos bi<strong>en</strong> y alegrem<strong>en</strong>te con el g<strong>en</strong>eral Natera y nos dimoscita para las tres de la tarde, con objeto de ir a reconocer el terr<strong>en</strong>opor Ci<strong>en</strong>eguilla, donde estaban las tropas de los g<strong>en</strong>erales Herrera yChao.Como a las dos fui a visitar al g<strong>en</strong>eral Urbina, alojado <strong>en</strong> la casamunicipal. Estaban con él Natera, Triana, Contreras y otros oficiales.Ya habían conv<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> que las tropas de los tres últimos g<strong>en</strong>eralesm<strong>en</strong>cionados, más las de Bañuelos, Domínguez y Caloca irían aGuadalupe a tomar posiciones. Así es que, me dijo Natera, quedo yarelevado del compromiso de acompañar a usted <strong>en</strong> el reconocimi<strong>en</strong>tode la tarde. Informé a Urbina de que iba a mandar dos grupos aVetagrande para emplazarlos <strong>en</strong> la noche <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong> que a mijuicio iba a desarrollarse la parte más importante de la batalla, y lesupliqué me <strong>en</strong>viara tropas que sirvieran de sostén a esa artillería. Me<strong>en</strong>vió, <strong>en</strong> efecto, parte de su brigada, la brigada al mando del g<strong>en</strong>eralC<strong>en</strong>iceros y un regimi<strong>en</strong>to de la brigada Villa.<strong>13</strong>7biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>74/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


Un <strong>en</strong>viado del g<strong>en</strong>eral Herrera fue a buscarme a Morelos ya recordarme que le había prometido ir a visitarlo para estudiar elterr<strong>en</strong>o desde el punto de vista del empleo de la artillería. El mayorCervantes, el capitán Espinosa de los Monteros y yo, marchamoshacia San Antonio, adonde ya las tropas de Herrera y Chao habíanavanzado. La artillería del Grillo batía el terr<strong>en</strong>o que recorríamos,cercano de la vía férrea, y había acertado un cañonazo a una locomotorade nuestros tr<strong>en</strong>es, t<strong>en</strong>didos desde Pimi<strong>en</strong>ta a Fresnillo.<strong>13</strong>8Cuidado por ahí ¡más vale por acá! —nos decía el oficial <strong>en</strong>viado delg<strong>en</strong>eral Herrera, que nos servía de guía—. Por no tomar precaucionesnos hirieron al oficial fulano y a sutano. Allá arriba, ¿ve usted esa tierraremovida? Es de una mina; ahí hay muchos federales, nos han hechoun fuego del demonio.Mi caballo Ney ya no manqueaba, y era una delicia su pasolargo y su galope vigoroso, pero sin sacudidas, al impulso de susdelgados y pot<strong>en</strong>tes remos.Encontramos al g<strong>en</strong>eral Herrera <strong>en</strong> San Antonio, d<strong>en</strong>tro deuna casa oscura ll<strong>en</strong>a de oficiales t<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> el suelo. De <strong>en</strong>treellos salió el g<strong>en</strong>eral, con su bu<strong>en</strong> humor de siempre. —Bu<strong>en</strong>astardes, mi g<strong>en</strong>eral, ahorita vamos a ver el terr<strong>en</strong>o, espero nada másque me <strong>en</strong>sill<strong>en</strong> mi caballo o me iré <strong>en</strong> éste.—¿De quién es estecaballo?Y subimos a una lomita. —¡Cuidado, señores, pongan pie <strong>en</strong>tierra: desde allá hac<strong>en</strong> muy bu<strong>en</strong>os tiros!Obedecimos: desmontamos para ir a la cresta; el g<strong>en</strong>eral Herrerapermaneció a caballo.Enfr<strong>en</strong>te de la lomita que ocupábamos había otra baja tambiény luego otra más alta, bi<strong>en</strong> ocupada por el <strong>en</strong>emigo y dominadamuy de cerca por el Grillo y la Bufa. A la derecha estaba elcerro de Clérigos, coronado por puntitos negros (el <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong>acecho) y más a la derecha, la montaña cuya cima era la alta ybiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>84/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


amplia mesa, vista ya <strong>en</strong> la mañana detrás de la Bufa. También <strong>en</strong>esa mesa había puntitos negros; ¿eran amigos o <strong>en</strong>emigos? No losabíamos.“¿Ve usted mi g<strong>en</strong>eral, me decían, aquella mina? Esa es el Rayo y¿aquellas otras cosas? ¿aquel corralón largo? Allí hay muchos pelones,pero mánd<strong>en</strong>os usted unos dos cañones y les pegamos hasta debajo dela l<strong>en</strong>gua. ¿Aquí estará bu<strong>en</strong>o para tirar sobre aquellas posiciones?”No, aquí está muy lejos, contesté. Voy a mandar seis cañonesque t<strong>en</strong>go disponibles, pero no los emplac<strong>en</strong> aquí; por lo m<strong>en</strong>os <strong>en</strong>esa lomita de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, y mejor sería por allá, del lado derecho. Hayque acercar los cañones para ver claram<strong>en</strong>te que se está bati<strong>en</strong>do al<strong>en</strong>emigo; y no hay que tirar más que cuando la infantería se lanzaal asalto. Ya sab<strong>en</strong>, la artillería intimida; cuando el cañón tru<strong>en</strong>a, el<strong>en</strong>emigo se esconde y nuestra infantería avanza, y cuando el <strong>en</strong>emigose atreve a asomar la cabeza, ya ti<strong>en</strong>e a la infantería nuestra <strong>en</strong>cima,y abandona apresurado la posición.El <strong>en</strong>emigo no nos hizo un solo disparo.Nos despedimos deseando estar juntos durante el combate. Unoficial nos acompañó para que a su regreso sirviera de guía a la artilleríaque yo <strong>en</strong>viaría.¡Cómo cambia el aspecto del terr<strong>en</strong>o a la vuelta! y es más largoel camino, sobre todo para los caballos. En el cerro de la Sierpe seoía un tiroteo persist<strong>en</strong>te. De Zacatecas salía una humareda que seelevaba muy alto y me pareció eso un indicio de que la guarniciónfederal iba a abandonar a Zacatecas. Me informaron que desde laposición del g<strong>en</strong>eral Herrera se podía ir más rápidam<strong>en</strong>te a Guadalupeque desde Vetagrande, sobre todo para la artillería, y p<strong>en</strong>sé quesería conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te <strong>en</strong>viar todo el tercer grupo a San Antonio, <strong>en</strong> lugarde las 6 piezas que primero había resuelto mandar: Si los federalesse retiraban se irían por Guadalupe, y era necesario que el g<strong>en</strong>eralHerrera tuviera artillería numerosa para que estuviera <strong>en</strong> aptitud deperseguirlos con más eficacia.<strong>13</strong>9biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>13</strong>94/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


Al pasar por Las Pilas ord<strong>en</strong>é al mayor Carrillo que inmediatam<strong>en</strong>temarchara a San Antonio a ponerse a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eralHerrera para apoyar sus ataques.C<strong>en</strong>amos cont<strong>en</strong>tos y dormimos felices.Día 21 de junioTomé mi baño un poco preocupado por no saber si las tropas queservían de sostén a los dos grupos de artillería, establecidos la nocheanterior <strong>en</strong>tre Vetagrande y Zacatecas, estarían bi<strong>en</strong> colocadas y seríaneficaces.Ord<strong>en</strong>é al coronel Gonzalitos que su batallón marchara de LasPilas a Vetagrande para ayudar a proteger la artillería, y <strong>en</strong> seguidamarché con mi Estado Mayor, un poco de prisa.Llegamos a Vetagrande cuando un <strong>en</strong>viado del g<strong>en</strong>eral Naterame <strong>en</strong>tregó un pliego de éste, <strong>en</strong> el que me preguntaba qué sabía yodel ataque de ese día y qué misión t<strong>en</strong>drían sus tropas.Le contesté, también por escrito, que no creía yo que ese díacom<strong>en</strong>zara el ataque: primero, porque aún no había llegado el g<strong>en</strong>eralVilla y él debía ser qui<strong>en</strong> dirigiera la batalla; segundo, porqueaún no habían llegado las tropas y era una falta militar no empleartodas las disponibles, y tercero, porque aún no habían llegado lasmuniciones, y no debía principiarse la batalla sin las municiones dereserva.En cuanto a la misión que incumbiría a sus tropas, cuando atacaranGuadalupe, creía yo que debía ser doble: primera, impedir lallegada de refuerzos de Aguascali<strong>en</strong>tes, destruy<strong>en</strong>do la vía férrea ydestacando tropas para det<strong>en</strong>er esos refuerzos; segunda, impedir lasalida de la guarnición de Zacatecas por el rumbo de Guadalupe haciaAguascali<strong>en</strong>tes, por medio de tropas situadas <strong>en</strong> Guadalupe y susinmediaciones. Ambas tropas deberían estar ligadas para prestarsemutuo apoyo.140biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1404/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


Había <strong>en</strong> las estrechas calles de Vetagrande acumulación de carrosdel servicio de aprovisionami<strong>en</strong>to de la artillería. Mandé buscarlocales para alojar a mi Estado Mayor y establecer el hospital; fuimos<strong>en</strong> seguida a ver desde el cerro alto las posiciones tomadas por laartillería.La batería del capitán Quiroz había sido designada para ocuparla cima de ese cerro alto: sus carros obstruían el camino; la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong>batería marchaba muy l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te por la gran p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del terr<strong>en</strong>oque exigía doblar los tiros de mulas. Pusimos pie a tierra. Allá arribavimos dos cañones y a sus sirvi<strong>en</strong>tes muy afanados, obrando sobrelas ruedas y la contera para llevar los cañones a sus posiciones definitivas.Los g<strong>en</strong>erales Trinidad y José Rodríguez vinieron a saludarme<strong>en</strong>tusiasmados, como siempre, ap<strong>en</strong>as com<strong>en</strong>zaba el combate. Sobrela falda opuesta al <strong>en</strong>emigo del cerro alto donde estábamos, habíamuchos caballos <strong>en</strong>sillados y sueltos pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes al sostén de laartillería que estaba emplazándose. El <strong>en</strong>emigo cañoneaba con ardornuestra batería; los soldados del sostén yacían pecho a tierra detrásde pequeños parapetos de piedra y los artilleros trabajaban recelosos,porque la artillería <strong>en</strong>emiga ya les había hecho algunas bajas. En unmom<strong>en</strong>to de descuido de los artilleros, un avantrén reculó, primerol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, luego más aprisa; algunos artilleros quisieron det<strong>en</strong>erlosin éxito. El avantrén empezó a voltear rápidam<strong>en</strong>te y se dirigió haciadonde estaban los caballos sueltos; ya fue imposible det<strong>en</strong>erlo y todoel mundo s<strong>en</strong>tía angustia por los caballos que <strong>en</strong> su carrera podríamatar; pero éstos se hacían a un lado oportunam<strong>en</strong>te y el avantrénseguía volteando y saltando a veces, hasta que llegó al fondo del abismo.Allá a lo lejos se veía el valle inm<strong>en</strong>so, sembrado de pueblecitos,y árboles <strong>en</strong>vueltos <strong>en</strong> la deslumbrante claridad del día.Del otro lado del cerro alto, <strong>en</strong> la dirección de Guadalupe ysobre el lomerío de la mina de la Plata, se veían las cinco baterías,con sus artilleros inmóviles detrás de las corazas, o bi<strong>en</strong> haci<strong>en</strong>do sustrincheras para abrigarse mejor del fuego persist<strong>en</strong>te del <strong>en</strong>emigo.Las baterías habían recibido ord<strong>en</strong> de tomar posiciones, y de no tirar,141biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1414/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


a pesar del fuego del adversario. Enfr<strong>en</strong>te de las baterías se distinguíanlos sost<strong>en</strong>es, con sus soldados vestidos de kaki, t<strong>en</strong>didos pechotierra, o bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las ruinas del caserío.Más lejos y a la derecha, <strong>en</strong> la mina del cerro de Loreto, el <strong>en</strong>emigose batía con las brigadas Villa y Cuauhtémoc, t<strong>en</strong>didas a lolargo de una cresta situada allá abajo, sobre el costado. Más lejosaún, asc<strong>en</strong>día la cresta de la Sierpe, parecida al espinazo de un animalgigantesco, poblada de puntitos negros, <strong>en</strong>filados desde el cerro altode donde observábamos, pero asomando sólo la cabeza del lado deHaci<strong>en</strong>da Nueva y de Las Pilas, <strong>en</strong> donde t<strong>en</strong>íamos tropas.Los cañones del Grillo y de la Bufa tronaban siempre y nuestrosartilleros, inmóviles, recibían las granadas <strong>en</strong>emigas.Allá, <strong>en</strong> el extremo diametralm<strong>en</strong>te opuesto a nuestra posición,Chao y Herrera se batían.En la tarde establecimos el hospital <strong>en</strong> los bajos de nuestro alojami<strong>en</strong>to,visitamos las baterías avanzadas y elegimos los puestos desocorro para los heridos.Llovió despiadadam<strong>en</strong>te sobre nuestros artilleros sin abrigos.Al retirarnos a Vetagrande, oímos los lam<strong>en</strong>tos desgarradoresde los heridos graves y vimos los muertos que yacían <strong>en</strong> el patio,t<strong>en</strong>didos sobre camillas, cubierta la cara con un pañuelo. Algui<strong>en</strong>nos contó los grandes destrozos que habían hecho dos granadas, unadel <strong>en</strong>emigo que había pegado <strong>en</strong> una coraza de la batería de Quirozy otra nuestra que hizo explosión <strong>en</strong> las manos del artillero que leponía el percutor.Los cañones Schneider-Canet al hacer algunos tiros de arreglo,no pudieron volver a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> batería y el mayor Cervantes partiópara San Antonio, ya de noche, <strong>en</strong> busca del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Perdomo, paraque pusiera <strong>en</strong> corri<strong>en</strong>te los fr<strong>en</strong>os de esos cañones. Tras de fatigosacaminata, Cervantes regresó con Perdomo a Vetagrande, a las tres dela mañana.142biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1424/1/<strong>08</strong> 10:29:52 <strong>AM</strong>


Día 22 de junio143Desperté muy temprano, preocupado por las lluvias que habían caídosobre mis soldados, por el servicio de alim<strong>en</strong>tación de la artilleríaque no era tan satisfactorio como hubiera yo deseado y porque losfr<strong>en</strong>os de los cañones Schneider-Canet no funcionaban bi<strong>en</strong>, tal vezporque los obreros los habían cargado mal o porque las cargas deproyección de los proyectiles eran defectuosas.Recom<strong>en</strong>dé a Bazán fuera a dar sus órd<strong>en</strong>es para el bu<strong>en</strong> funcionami<strong>en</strong>todel servicio de avituallami<strong>en</strong>to, a Perdomo y a Espinosa delos Monteros que fueran a tratar de componer los fr<strong>en</strong>os y al mayorÁngeles que estableciera los puestos de socorro de los heridos.Supe que había llegado a Morelos la brigada Zaragoza, bajo elmando del g<strong>en</strong>eral Raúl Madero, y partí para ese pueblo con objetode llevarme a Vetagrande la brigada; pero, platicando con el g<strong>en</strong>eralUrbina, <strong>en</strong> Morelos, me <strong>en</strong>teré de que ya estaba destinada la brigadaZaragoza a otra posición y hube de conformarme con interesar aRaúl a que visitara las posiciones cercanas a Vetagrande.Y<strong>en</strong>do de camino para ese mineral, nos alcanzó un oficial y nosdijo que el g<strong>en</strong>eral Urbina había modificado la ord<strong>en</strong> para la brigadaZaragoza, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que fuera al terr<strong>en</strong>o ocupado por laartillería. Esto me comprobó una vez más el bu<strong>en</strong> tacto del g<strong>en</strong>eralUrbina para mandar, y el deseo de complacer a todo el mundo sinperjuicio del servicio.Visité con Raúl la batería de Quiroz, desde donde le mostrétodas las posiciones.Después de comer, Raúl se fue a ver su tropa y yo me <strong>en</strong>caminabaa visitar la artillería, cuando el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Trucíos me hizo saber queel g<strong>en</strong>eral Villa acababa de llegar y v<strong>en</strong>ía tras de nosotros.Lo vimos, como siempre, cariñoso y <strong>en</strong>tusiasta, montado <strong>en</strong> uncaballito brioso del g<strong>en</strong>eral Urbina.Me ofrecí a mostrarle las posiciones del campo de batalla. Fuimosa ver las baterías y cuando avanzábamos más allá nos <strong>en</strong>contrabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1434/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


mos a Gonzalitos que nos guió por los caminos mejor cubiertos. Enlas ruinas de la mina de la Plata examiné los grandes corralones, paraavanzar a ellos <strong>en</strong> la noche con las baterías. Ord<strong>en</strong>é a Espinosa de losMonteros fuera a traer al mayor Jurado para señalarle las posicionesque deberían tomar esa misma noche sus tres baterías y a Saavedra laposición de una de las suyas, cerca del caserío de la mina y <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tede la Bufa. Gonzalitos me informó de otra posición muy bu<strong>en</strong>a paratirar sobre la Bufa y la colina próxima a ésta, y lo comisioné para quela señalara a Saavedra y le ord<strong>en</strong>ara tomarla <strong>en</strong> la noche.De regreso, llevé al señor g<strong>en</strong>eral Villa a la posición de Quiroz.Desde allí le mostré todo el campo de batalla.Me dijo: Usted y Urbina <strong>en</strong>trarán por ahí, al fr<strong>en</strong>te de las baterías;yo v<strong>en</strong>dré por el costado derecho, también atacando el cerrode Loreto. Urbina recom<strong>en</strong>dó que la batería de Quiroz tirara sobreun cerro que flanqueaba a las tropas del g<strong>en</strong>eral Villa, que atacaríanLoreto.Ya para retirarme, me ord<strong>en</strong>ó el g<strong>en</strong>eral Villa que relevara conla brigada Zaragoza la parte de la de Morelos que servía de sostén a laartillería.Hicimos avanzar a la brigada Zaragoza por un camino des<strong>en</strong>filado.Sólo al pasar por un puerto quedaba descubierta; pero ahíord<strong>en</strong>amos que pasara la tropa por pequeños grupos y al galope. Enel talweg que está detrás de la posición que aún t<strong>en</strong>ía la artillería, latropa de la brigada echó pie a tierra y se formó sin caballos.Madero, el mayor Ángeles, Cervantes, Espinosa de los Monterosy yo, avanzamos para mostrar al primero las posiciones que consu tropa debía relevar.La noche estaba húmeda, nublada y sumam<strong>en</strong>te obscura. Laúnica claridad era la luz del faro de la Bufa que giraba continuam<strong>en</strong>te,det<strong>en</strong>iéndose a veces sobre el terr<strong>en</strong>o que deseaba vanam<strong>en</strong>teexplorar.A pesar de que <strong>en</strong> el día había visto varias veces el campo querecorríamos, esa noche andaba con extrema dificultad, metiéndome144biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1444/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los numerosos charcos que habían formado losaguaceros. Por fortuna nos <strong>en</strong>contramos a un muchacho de nuestrasavanzadas que nos guió.Regresamos con dificultad. A ratos parecía que la escasa luz delfaro nos seguía. Por fin <strong>en</strong>contramos a la tropa de la brigada Zaragoza,pie a tierra, y ella nos indicó el lugar donde estaban nuestroscaballos. Montamos y partimos hacia Vetagrande, bajo la m<strong>en</strong>udalluvia, por el camino más corto, que no estábamos acostumbrados aseguir, por la necesidad de ir des<strong>en</strong>filados.El que iba a la cabeza era el único, tal vez, que hacía esfuerzospor adivinar el camino; nosotros seguíamos confiados y taciturnosla marcha del primero. Era una procesión deliciosa, una procesiónde fantasmas, alejándose del <strong>en</strong>emigo que dormía sueños de pesadilla,allá alrededor de aquel faro que no era sino un síntoma demiedo, que no servía para otra cosa, sino para hacer creer que servíade algo.C<strong>en</strong>amos alegres <strong>en</strong> compañía de don Ángel Caso y de dos médicosdel servicio sanitario de la brigada. El primero me consultódesde dónde podría pres<strong>en</strong>ciar la batalla del día sigui<strong>en</strong>te.Dormimos bi<strong>en</strong>.Día 23 de junioDespertamos tarde; me afeité, me bañé y cambié de ropa interior;desayunamos, montamos a caballo; yo <strong>en</strong> mi Curley, brillante ymusculoso.Un ayudante del coronel Gonzalitos pedía instrucciones porescrito: se las di y repetí verbalm<strong>en</strong>te al mismo coronel, a qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>contramosmás adelante.Fuimos a ver al g<strong>en</strong>eral C<strong>en</strong>iceros, para señalarle su misión <strong>en</strong> elcombate. Él y Gonzalitos tomarían el cerro de la tierra negra, vecinode la Bufa, bajo el amparo del fuego de las baterías de Saavedra. Raúl145biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1454/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Madero tomaría el cerro de la tierra colorada (el de Loreto), bajo elamparo de las baterías de Jurado, al mismo tiempo que atacaran porla derecha las tropas que v<strong>en</strong>drían con el g<strong>en</strong>eral Villa.Dejamos los caballos al abrigo de las balas, y pie a tierra avanzamosa las ruinas de la mina de la Plata.Nuestra artillería había desaparecido de sus posiciones primitivaspara tomar otras invisibles y muy próximas al <strong>en</strong>emigo; tres baterías(el grupo de Jurado) fueron colocadas d<strong>en</strong>tro de los corralonesde las ruinas de la mina de la Plata; una de Saavedra, próxima a esasruinas, sobre el llano, pero detrás de la cresta de una pequeñísimaemin<strong>en</strong>cia y fr<strong>en</strong>te a la Bufa; otra <strong>en</strong> la extrema izquierda, tambiénfr<strong>en</strong>te a la Bufa y bi<strong>en</strong> cubierta, detrás de una cresta; la tercera bateríadel grupo de Saavedra, continuaba <strong>en</strong> el cerro alto de Vetagrande.El <strong>en</strong>emigo debe de haberse sorpr<strong>en</strong>dido de la desaparición d<strong>en</strong>uestras baterías, emplazadas dos días antes sin combatir; su cañóncallaba, pero las balitas de fusil silbaban como mosquitos veloces devuelo rectilíneo.Ad<strong>en</strong>tro de los corralones <strong>en</strong>contramos a Raúl Madero. “Todoestá listo, mi g<strong>en</strong>eral, pero no son más que las nueve”. A las diezdebía com<strong>en</strong>zar la batalla.El ing<strong>en</strong>iero Enrique Valle, que llegaba corri<strong>en</strong>do, me dijo:“V<strong>en</strong>go a ponerme a sus órd<strong>en</strong>es para lo que le pueda servir, ¿me<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de usted?”Un oficial del g<strong>en</strong>eral Aguirre B<strong>en</strong>avides me dijo que la brigadaRobles, que traía éste, esperaba órd<strong>en</strong>es de alguno. Que se sirvatraerla aquí, contesté; la emplearemos como reserva. Pero despuéscreyéndola más útil <strong>en</strong> el ataque sobre el cerro de la tierra negra, loinvité a que la lanzara <strong>en</strong> cooperación con el g<strong>en</strong>eral C<strong>en</strong>iceros y elcoronel Gonzalitos.Que v<strong>en</strong>gan los jefes de grupo, mandé, y al pres<strong>en</strong>tarse, les reiterélas órd<strong>en</strong>es para los ataques. No faltaban más que veinte minutos;todos debían estar <strong>en</strong> sus puestos y empezaría el fuego a las diez <strong>en</strong>punto.146biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1464/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Por allá, <strong>en</strong> la dirección de Haci<strong>en</strong>da Nueva, se oyó el primertiroteo. Ahí v<strong>en</strong>ía el g<strong>en</strong>eral Villa.Los veinticuatro cañones próximos, emplazados <strong>en</strong>tre Vetagrandey Zacatecas, tronaron; sus proyectiles rasgaron el aire con silbidosde muerte y explotaron unos <strong>en</strong> el cerro de la tierra negra y otros <strong>en</strong>Loreto. Las <strong>en</strong>trañas de las montañas próximas parecieron desgarrarsemil veces por efecto del eco. Y las tropas de infantería avanzaronsobre el monte de esmeralda que cubría las lomas.Por el lado de San Antonio, allá, por la alta meseta y por la Villade Guadalupe, tronaban también cañones y fusiles y silbaban millaresde proyectiles; las montañas todas prolongaban las detonaciones,como si se rasgaran <strong>en</strong> sus flancos millares de piezas de tela.De Zacatecas, del Grillo, de la Bufa, del cerro de Clérigos y detodas las posiciones federales, detonaban también las armas, int<strong>en</strong>sificandoaquel épico concierto.Las granadas <strong>en</strong>emigas com<strong>en</strong>zaban a explotar <strong>en</strong> nuestra dirección;pero muy altas y muy largas.Algui<strong>en</strong> dijo que nos creían demasiado lejos, detrás de los paredones;otro aseguró que tiraban sobre la caballería nuestra, que<strong>en</strong>traba <strong>en</strong> acción por la derecha. Otras granadas caían detrás d<strong>en</strong>osotros, tal vez tiradas sobre la más próxima batería de Saavedra.Uno llegó corri<strong>en</strong>do y nos informó que la batería de la derechade Jurado estaba si<strong>en</strong>do batida por la artillería <strong>en</strong>emiga; otro dijoque nos habían matado dos mulas de un granadazo; un tercero, quehabían desmontado la primera pieza de la más próxima batería deSaavedra.—V<strong>en</strong>ga usted a ver, mi g<strong>en</strong>eral, por aquí, por esta puerta; veausted cómo casi todos los rastrillazos ca<strong>en</strong> detrás de la batería. Laprimera pieza ya no t<strong>en</strong>ía sirvi<strong>en</strong>tes y <strong>en</strong> las otras, estaban inmóvilesdetrás de las corazas. Las granadas <strong>en</strong>emigas zumbaban y estallaban<strong>en</strong> el aire, lanzando su haz de balas o rebotaban con golpe seco yestallaban después lanzando de fr<strong>en</strong>te sus balas y de lado las piedrasy tierra del suelo; era aquel, un huracán trágico y aterrador.147biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1474/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Volví a mi observatorio primitivo, desde donde no podía ver elefecto de las baterías que tiraban sobre el cerro de la tierra negra ydonde sólo percibía el de las baterías que batían el cerro de la tierracolorada, el cerro de Loreto.Quizá allá, <strong>en</strong> la tierra colorada removida, nuestras granadassoplarían también su huracán trágico; pero vistas por nosotros causabanuna impresión de regocijo, aunque (después de los primerosminutos) parecía que caían sobre parapetos y trincheras abandonadas,porque los puntitos negros que primero se agitaban sobre la rojatierra, ya habían desaparecido.—¡Mire usted a los nuestros, qué cerca están ya del <strong>en</strong>emigo!Vea usted, la banderita nuestra es la más adelantada.—¡Vea usted, vea usted; véalos pasar: vea usted cómo se van ya!Nuestros soldados lanzaron gritos de alegría; las piezas alargaronsu tiro y nuestros infantes se lanzaron al ataque precipitadam<strong>en</strong>te. Labanderita tricolor flameó airosa <strong>en</strong> la posición conquistada. Eran lasdiez y veinticinco minutos de la mañana.Poco tiempo después, la falda del cerro de Loreto se pobló deinfantes nuestros que subían l<strong>en</strong>ta y p<strong>en</strong>osam<strong>en</strong>te; los caballos fueronllegando, l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te también. Después, todos se veían bi<strong>en</strong> formadosy abrigados.Era llegado el tiempo de cambiar de posición. Ruego al mayorCervantes vaya a ord<strong>en</strong>ar que traigan nuestros caballos para hacerel reconocimi<strong>en</strong>to de Loreto y decidir el camino y nuevo emplazami<strong>en</strong>todel grupo de baterías de Jurado.El capitán Durón batía la posición intermedia <strong>en</strong>tre Loreto y elGrillo; aprobando, lo autoricé a que continuara.Galopando con mi Estado Mayor hacia Loreto, <strong>en</strong>contramos alseñor g<strong>en</strong>eral Villa y su séquito; aquél v<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> su poderoso alazán,requiri<strong>en</strong>do la artillería para establecerla <strong>en</strong> Loreto.—Ya vi<strong>en</strong>e, mi g<strong>en</strong>eral, le contesté. Y proseguimos al paso haciaLoreto.148biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1484/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


¿Se percataría el <strong>en</strong>emigo de que <strong>en</strong> el grupo de jinetes <strong>en</strong>que íbamos, marchaba el g<strong>en</strong>eral Villa? Tal vez; pero por lo m<strong>en</strong>osdebe de haber adivinado <strong>en</strong> el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro la fusión de dos estadosmayores importantes, porque nos siguió con sus fuegos <strong>en</strong> todoel trayecto. El jefe nos imponía el aire y nosotros obedecíamos.¿Quiénes caerían <strong>en</strong> el camino? ¡Ojalá no fuera el jefe! Las balaspasaban zumbando y se incrustaban <strong>en</strong> la tierra con un golpe recioy seco.El caballo del mayor Bazán fue herido <strong>en</strong> un casco, y su asist<strong>en</strong>te,<strong>en</strong> un hombro. Eso fue todo.En Loreto la lluvia de las balas era copiosa. ¿De dónde v<strong>en</strong>ían?¡Quién sabe! Tal vez de todas partes; pero no se p<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> tirarsobre ese <strong>en</strong>emigo misterioso; toda la at<strong>en</strong>ción se conc<strong>en</strong>traba <strong>en</strong>apoyar el ataque de la infantería del g<strong>en</strong>eral Servín, que asc<strong>en</strong>día porlos flancos de la elevada Sierpe y estaba a punto de ser rechazado.Todas nuestras tropas de Loreto tiraban sobre la cima de la Sierpe,sin que la ayuda a Servín pareciera eficaz. El g<strong>en</strong>eral Villa hizoestablecer <strong>en</strong> el ángulo de una casa una ametralladora que abrió sufuego también sobre la Sierpe, sin que tampoco ella facilitara el avancede Servín.Y la artillería no podía llegar. ¡A veces, los minutos parec<strong>en</strong>horas!Por fin, llegó un cañón y luego otros, al mando de Durón. Elprimer cañonazo sonó alegrem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los oídos nuestros, probablem<strong>en</strong>temuy desagradablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los de los def<strong>en</strong>sores de la Sierpe.Los primeros tiros que hicieron blanco, regocijaron a toda nuestratropa de Loreto, y al cabo de 15 minutos el <strong>en</strong>emigo com<strong>en</strong>zó aevacuar la posición. Nuestra banderita tricolor flameó <strong>en</strong> la cima ynuestros soldados lanzaron fr<strong>en</strong>éticos hurras de <strong>en</strong>tusiasmo. La infanteríatoda de Servín, subió por los empinados flancos de la Sierpea la anhelada cima.Y como ésta domina al Grillo, su toma fue el segundo paso parala conquista de la más fuerte posición del <strong>en</strong>emigo.149biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1494/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Los cañones que batieron la Sierpe no podían ser utilizados <strong>en</strong>la misma posición para tirar sobre el Grillo; había que pasarlos alfr<strong>en</strong>te de las casas <strong>en</strong> un patio limitado hacia el <strong>en</strong>emigo por unmuro <strong>en</strong> arco de círculo que t<strong>en</strong>ía aberturas utilizables como cañoneras.Pero de ese lado de las casas soplaba un huracán de muerte;las balitas de fusil silbaban rápidas y las granadas estallaban estru<strong>en</strong>dosam<strong>en</strong>te.Pocos cuerpos se quedaban erguidos, pocas fr<strong>en</strong>tes seconservaban altas.Di ord<strong>en</strong> al capitán Durón de que mandara traer los armonesy <strong>en</strong>trara <strong>en</strong> batería fr<strong>en</strong>te a las casas pasando por la derecha, pordonde estuvo establecida la ametralladora, y me dirigí, <strong>en</strong> seguida, ahacer <strong>en</strong>trar las demás piezas que apercibí por la izquierda.Había por ese lado, detrás de las casas, un amontonami<strong>en</strong>todesord<strong>en</strong>ado de soldados, de caballos, de carruajes, de artillería conlos tiros pegados, pero sin sirvi<strong>en</strong>tes ni oficiales.Costó mucho trabajo conseguir que reaparecieran los tr<strong>en</strong>istas ylos oficiales y que éstos condujeran los cañones al patio de que se hahecho m<strong>en</strong>ción, pasando por un camino estrecho, muy visible parael <strong>en</strong>emigo y perfectam<strong>en</strong>te batido por su artillería. M<strong>en</strong>ester fuehacer uso del revólver y revestirse de la más feroz <strong>en</strong>ergía.Bajo el mismo impulso que movió la artillería, avanzó tambiénla parte de nuestra infantería que se había rezagado; avanzó con eldorso <strong>en</strong>corvado y quiso ponerse al abrigo del muro circular, dedonde la empujamos hacia el <strong>en</strong>emigo mostrándole el ejemplo delresto de la infantería nuestra que se batía mil metros adelante. Erainteresantísimo el seudoavance de esa nuestra infantería rezagada;parecía que soplaba delante de ellos un vi<strong>en</strong>to formidable que muya su pesar, oblicuaba su marcha y la hacía retroceder cuando queríaavanzar. ¡Queridos soldados del pueblo, obligados por deber a serheroicos, cuando sus almas tiemblan y sus piernas flaquean!Una batería quedó emplazada <strong>en</strong> aquel patio; una batería quetiró sobre el Grillo, mi<strong>en</strong>tras recibía no sólo el fuego de la artilleríade esa posición, sino también y sobre todo, el de la Bufa.1<strong>50</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1<strong>50</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Si nos rechazaban de Loreto, si de ahí rechazaban a la artillería,ya no podría nuestra infantería proseguir sobre el Grillo; era necesariobatirse allí d<strong>en</strong>odadam<strong>en</strong>te, a pesar del viol<strong>en</strong>to fuego que el<strong>en</strong>emigo t<strong>en</strong>ía, casi todo conc<strong>en</strong>trado sobre Loreto.La artillería, un mom<strong>en</strong>to antes aterrorizada, estaba de nuevo<strong>en</strong>ardecida y brava: trabajaba ahora heroicam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> medio de lalluvia de plomo y acero.El g<strong>en</strong>eral Villa, de pie sobre un montón de piedras, seguía at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>teel trabajo de los artilleros, el progreso muy l<strong>en</strong>to y p<strong>en</strong>osode nuestra infantería y la febril actividad del <strong>en</strong>emigo, que había yas<strong>en</strong>tido el rudo empuje de la División del Norte, y pres<strong>en</strong>tía la derrota,aunque tal vez no la gran hecatombe, la gran catástrofe final.De rep<strong>en</strong>te una gran detonación; a tres metros de nosotros unanube de humo y polvo y alaridos de pavor.Creímos que un torpedo <strong>en</strong>emigo había hecho blanco sobre lapieza más próxima a nosotros y que tal vez había matado a todos sussirvi<strong>en</strong>tes.Cuando el humo y el polvo se disiparon, vimos varios muertos:uno, con las dos manos arrancadas de cuajo mostrando al extremolos huesos de los antebrazos, la cabeza despedazada y el vi<strong>en</strong>tre destrozadoy con las ropas <strong>en</strong>negrecidas; yacía inmóvil, como si hicierahoras que estuviera muerto. Otro de los que más impresionaban, eraun herido que t<strong>en</strong>ía cara de espanto y <strong>en</strong> la boca un buche de sangrede la que se escapaba un hilo por los <strong>en</strong>treabiertos labios, temblorososde dolor.No había sido un torpedo <strong>en</strong>emigo, sino una granada nuestraque al prepararse había estallado. Era necesario no dejar reflexionar anuestros artilleros; que no se dieran cu<strong>en</strong>ta del peligro que había <strong>en</strong>manejar nuestras granadas; era necesario aturdirlos, cualquiera quefuera el medio.No ha pasado nada —les grité—, hay que continuar sin descanso.Algunos se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que morir, y para que no nos muramosnosotros, es necesario matar al <strong>en</strong>emigo. ¡Fuego sin interrupción!151biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1514/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


El fuego continuó más nutrido que antes: El g<strong>en</strong>eral Villa seretiró algunos pasos y se acostó <strong>en</strong> un montón de ar<strong>en</strong>a. No sabeusted —me dijo— cuánto dolor me causa una muerte semejante demis muchachos. Que los mate el <strong>en</strong>emigo, pase; pero que los mat<strong>en</strong>nuestras mismas armas, no lo puedo soportar sin dolor.—¿Qué haremos —continuó— para que nuestra infantería sigaavanzando? Me parece que está ya un poco quebrantada.—Está ya muy cansada —contesté—. De un solo empuje nose puede desalojar al <strong>en</strong>emigo de todas sus posiciones. ¿Quiere ustedque Cervantes vaya a dar la ord<strong>en</strong> para que la infantería avance?Y partió Cervantes <strong>en</strong>tusiasmado de ver que se le utilizaba <strong>en</strong>esa comisión.Allá le vimos muy lejos, con su sombrero arriscado de un lado,al galope acompasado de su caballo alazán.El g<strong>en</strong>eral Raúl Madero dijo que sus tropas estaban agotadas ypedía tropas frescas para lanzarlas al asalto del Grillo.Mi asist<strong>en</strong>te Baca nos trajo la comida, que compartimos con elg<strong>en</strong>eral Villa y con los oficiales que por ahí estaban.Comimos alegrem<strong>en</strong>te d<strong>en</strong>tro de un caserón de techo acribilladopor nuestras granadas. Nunca con más gusto he visto un destrozosemejante.Para hacer la digestión, Cervantes y yo salimos a dar un paseo.Nos <strong>en</strong>contramos un caballo herido que rematamos por compasión.Muy débiles parecían las detonaciones de las pistolas a nuestros oídos<strong>en</strong>sordecidos.A medida que avanzábamos, se nos hacía más perceptible el ruidode la lucha, y otra vez volvimos a <strong>en</strong>ardecernos.Por seguir el ataque <strong>en</strong> dirección del Grillo, casi desde el principio,me vi precisado a abandonar mis baterías que atacaban <strong>en</strong> direcciónde la Bufa. Y Gonzalitos, ¿qué haría? ¿Habría comido? ¿Habríasido herido?Vamos de aquel lado, decidí, y dejé un recado para el g<strong>en</strong>eralVilla, participándole mi alejami<strong>en</strong>to.152biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1524/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Envié al capitán Quiroz la ord<strong>en</strong> de que abandonara el cerroalto de Vetagrande y se trasladara al Grillo, donde recibiría nuevasórd<strong>en</strong>es. Creí seguro que mi<strong>en</strong>tras tardaba Quiroz <strong>en</strong> trasladarse, elGrillo caería <strong>en</strong> nuestro poder.Saboreábamos el galope de nuestros caballos, cuando percibimosa Gonzalitos, cojeando. Se había dislocado un pie. Sí, señor: yacomí, me dijo sonri<strong>en</strong>do.Todo iba bi<strong>en</strong> de aquel lado; la colina de la tierra negra fue tomadadesde luego y ahora sus soldados se batían con los de la Bufa.Mandé avanzar una de las baterías de Saavedra a la colina queestá a la espalda de la tierra negra, desde donde se veían admirablem<strong>en</strong>teZacatecas, la Bufa y el camino de Zacatecas a Guadalupe.Por allá lejos, del otro lado de Zacatecas, <strong>en</strong>tre la Bufa y el Grillo,se veían tropas, seguram<strong>en</strong>te nuestras, que se habían apoderadode una casa blanca y de un gran corralón adjunto.Probablem<strong>en</strong>te eran las tropas de Herrera, Chao y Ortega.Cerca de nosotros <strong>en</strong> nuestra posición, había algunos infantesrezagados, de esos que siempre ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pretexto para quedarse atrás.La batería de Saavedra se emplazó <strong>en</strong> la nueva posición y abriósu fuego sobre la Bufa.Ya la lucha t<strong>en</strong>ía un aspecto completo de victoria próxima. LaBufa y el Grillo hacían débil resist<strong>en</strong>cia. En mi concepto, todo eracuestión de tiempo para dejar germinar <strong>en</strong> el <strong>en</strong>emigo la idea de laderrota.Del c<strong>en</strong>tro de la ciudad se elevó de pronto un humo amarillo,como si estuviera muy mezclado con polvo. Tal vez un inc<strong>en</strong>dio, quizáuna explosión. Sacamos los relojes; eran las 5 h. <strong>50</strong> m. de la tarde.Por todos lados nuestras tropas circundaban al <strong>en</strong>emigo y loestrechaban más y más. ¿Qué va a ser de él? ¿Por dónde int<strong>en</strong>tarásalir?El ing<strong>en</strong>iero Valle, el mayor Cervantes, mi hermano y yo veíamosmuchas tropas <strong>en</strong> el camino de Zacatecas a Guadalupe y nosalegraba verlas tan distintam<strong>en</strong>te.153biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1534/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


A medida que el tiempo transcurría, se veían más soldados, másagrupados y como si trataran de formarse. Luego percibimos unalínea delgada de infantería que precedía a los jinetes, estando estosúltimos <strong>en</strong> columna d<strong>en</strong>sa. ¿Qué int<strong>en</strong>taban? ¿Acaso una salida?¡Pero <strong>en</strong> ese ord<strong>en</strong>!Los vimos avanzar hacia Guadalupe; después retroceder desorganizados,sin distinguir bi<strong>en</strong> a la tropa nuestra que los rechazaba.En seguida se movieron hacia Jerez y retrocedieron. Int<strong>en</strong>tarondespués salir por Vetagrande, del lado donde estábamos, y mandamoscazarlos a los infantes rezagados que estaban con nosotros. Not<strong>en</strong>gan miedo —les dije—, no han de combatir, van ya de huida, nose trata más que de exterminarlos. Volvieron a retroceder.Finalm<strong>en</strong>te, nos pareció ver que hacían un último esfuerzo,deses perado, para lograr poder salir por donde primero lo int<strong>en</strong>taron,por Guadalupe. Y pres<strong>en</strong>ciamos la más completa desorganización.No los veíamos caer, pero lo adivinábamos. Lo confieso sinrubor, los veía aniquilar <strong>en</strong> el colmo del regocijo; porque miraba lascosas desde el punto de vista artístico, del éxito de la labor hecha,de la obra maestra terminada. Y mandé decir al g<strong>en</strong>eral Villa: “Yaganamos, mi g<strong>en</strong>eral”. Y, efectivam<strong>en</strong>te, ya la batalla podía darse porterminada, aunque faltaran muchos tiros por dispararse:Por el sur, del lado de los g<strong>en</strong>erales Herrera, Chao y Ortega, allá<strong>en</strong> la casa blanca con su corralón inm<strong>en</strong>so, se veían los resplandoresde los fogonazos del cañón, como cardillos de espejitos diminutos.Del Grillo empezaban a desc<strong>en</strong>der poco a poquito los puntitosnegros rumbo a la ciudad.Abajo de nosotros, a orillas del camino de Vetagrande, vimos unapresa de agua azul, muy limpia, al borde de unas casitas tranquilas.Fuimos a visitarlas a pie, de paseo. La batalla ya no nos inquietaba.A medida que nos alejábamos de las baterías de la izquierda,percibíamos mejor los cañonazos de las de la derecha, que tirabansobre el Grillo, de cuya cima se iban retirando los federales, al parecertranquila y l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te.154biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1544/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


En las casitas abandonadas de junto a la presa reinaba una granquietud, turbada sólo por una pareja de asnos que se hacían caricias. Decuando <strong>en</strong> cuando, zumbaba una que otra balita, extraviada tal vez.El mayor Cervantes, al lado del ing<strong>en</strong>iero Valle y del mayorÁngeles, yacía vi<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> tierra, apoyado por detrás <strong>en</strong> las puntas delos pies y por delante <strong>en</strong> los codos, con el sombrero a media cabeza,para observar <strong>en</strong> el campo de sus gemelos detalles del combate dela Bufa, <strong>en</strong>tre las casas de la pintoresca Zacatecas, o allá lejos, <strong>en</strong> lacasa blanca con su corralón adjunto, <strong>en</strong> donde a la simple vista sepercibían algunas siluetas de jinetes y el cardillo per<strong>en</strong>ne del grupode baterías del mayor Carrillo.Margarito Orozco, el vali<strong>en</strong>te y <strong>en</strong>tusiasta mutilado, v<strong>en</strong>ía algalope de su brioso caballo.—Bu<strong>en</strong>as tardes, mi g<strong>en</strong>eral, parece que ya vamos acabando.—Sí; eche pie a tierra; daremos una vuelta por la presa.Nos s<strong>en</strong>tamos a platicar <strong>en</strong> el muro de la presa, de nuestros ideales,de la felicidad de todo el mundo, y me dejó <strong>en</strong>cantado el almagrande y bu<strong>en</strong>a de mi amigo.Un soldado nuestro v<strong>en</strong>ía de Zacatecas, muerto de sed; bebióav<strong>en</strong>tándose el agua a la boca con la mano.La brisa de la tarde nos llevaba la peste de un caballo muerto,tirado a pocos pasos.Regresé a unirme con mis ayudantes y vi la cima del Grillo,ll<strong>en</strong>a ya de infantes nuestros, que desc<strong>en</strong>dían de derecha a izquierdasobre Zacatecas y también vi que empezaban a <strong>en</strong>trar tropas nuestrasa la Bufa, por la izquierda.Ahora —p<strong>en</strong>sé— ya no falta más que la parte final, muy desagradable,de la <strong>en</strong>trada a la ciudad conquistada, de la muerte de losrezagados <strong>en</strong>emigos, que se van de este mundo ll<strong>en</strong>os de espanto.Cervantes y Valle se interesaban por ver esta fase de la lucha: loscomisioné para que <strong>en</strong>traran desde luego <strong>en</strong> Zacatecas y buscaranalojami<strong>en</strong>to para la tropa y el Estado Mayor, mi<strong>en</strong>tras nosotros iríamosa Vetagrande, al arreglo del traslado del hospital y las cocinas.155biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1554/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


El capitán Espinosa de los Monteros fue el comisionado parallevar la ord<strong>en</strong> a las baterías, de marchar a Zacatecas y acuartelarsedonde el mayor Cervantes indicara. Ord<strong>en</strong> que fue recibida conhurras.Eran las 6 h. 45 m. de la tarde; la temperatura era deliciosa; elsol de la gloria de este día 23 de junio, moría apaciblem<strong>en</strong>te.Regresé con mi hermano y mi asist<strong>en</strong>te. Por aquel terr<strong>en</strong>o, quefue por mucho tiempo del <strong>en</strong>emigo y que pocas horas antes era furiosam<strong>en</strong>tedisputado, podíamos marchar tranquilos por su granruta visible de Zacatecas, por el puerto ll<strong>en</strong>o de rastrillazos de lasgranadas <strong>en</strong>emigas.—Muchachos, pued<strong>en</strong> irse ya a Zacatecas. La ciudad es nuestra—decía yo a los soldados que <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> el camino.El doctor Wishman vaciló primero y nos siguió gran trecho,pero al fin, se decidió por <strong>en</strong>trar esa misma noche <strong>en</strong> Zacatecas.En Vetagrande recibieron con gran gusto la noticia del triunfo.Mi excitación al principio de la lucha se había disipado a la horadel crepúsculo, y ahora, <strong>en</strong> las tinieblas, yacía yo tranquilam<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>dido<strong>en</strong> mi catre de campaña y volvía a ver las fases de la clásica batallaadivinada, dada con tropas revolucionarias que se organizabane instruían a medida que crecían.Volvía a ver el ataque principal hecho sobre la línea de la Bufa,el Grillo, de fr<strong>en</strong>te por las tropas de C<strong>en</strong>iceros, Aguirre B<strong>en</strong>avides,Gonzalitos y Raúl Madero, apoyadas por la artillería, y de flanco porlas tropas de Trinidad y José Rodríguez, de don Rosalío Hernández,Almanza y toda la infantería, <strong>en</strong> suma diez mil hombres. Rechazadala def<strong>en</strong>sa de este fr<strong>en</strong>te principal, la guarnición no podría continuarla resist<strong>en</strong>cia, por estar la ciudad ubicada <strong>en</strong> cañadas dominadaspor el Grillo y la Bufa, y pret<strong>en</strong>dería salir por el sur o por el este. Lasalida por el sur era improbable, porque la línea de comunicacionesestaba al este, por Guadalupe, hacia Aguascali<strong>en</strong>tes. Bastarían pues,tres mil hombres nuestros que atacando por el sur, taparan la salidade ese rumbo. En cambio, <strong>en</strong> Guadalupe era necesaria una fuerte156biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1564/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


eserva, siete mil hombres, con el c<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> Guadalupe y las alas obstruy<strong>en</strong>dola salida para Jerez y Vetagrande. Allí se daría el golpe demaza al <strong>en</strong>emigo desmoralizado por el ataque principal y dispuestoa abandonar la ciudad.Y <strong>en</strong> el desarrollo de la acción, qué corrección y qué armonía<strong>en</strong> la colocación de la infantería y la artillería. La artillería obrando <strong>en</strong>masas y con el casi exclusivo objeto de batir y neutralizar las tropas dela posición que deseaba conquistar la infantería, pues ap<strong>en</strong>as si se empleabauna batería como contrabatería, y la infantería marchando resueltam<strong>en</strong>tesobre la posición, desde que la neutralización se realizaba.¡Qué satisfacción la de haber conseguido esta liga de las armas, ap<strong>en</strong>asiniciada <strong>en</strong> San Pedro de las Colonias, con Madero y Aguirre B<strong>en</strong>avides;después del desconcierto de Torreón, ganada a fuerza de t<strong>en</strong>acidady bravura! ¡Y haberla realizado con tanta perfección, al grado de quetodo el mundo si<strong>en</strong>te la necesidad de esa cooperación armónica!Y volvía a ver la batalla cond<strong>en</strong>sada <strong>en</strong> un ataque de fr<strong>en</strong>te de lasdos armas <strong>en</strong> concierto armónico, la salida al sur tapada, y la reservaal este, para dar el golpe de mazo al <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong> derrota.Y sobre esa concepción teórica, que resumía <strong>en</strong> grandes lineami<strong>en</strong>tosla batalla, veía yo acumularse los episodios que más gratam<strong>en</strong>teme impresionaron: la precisión de las fases; el ímpetu delataque; el huracán de acero y plomo; las detonaciones de las armasmultiplicadas al infinito por el eco, que simulaba un cataclismo; elesfuerzo heroico de las almas débiles para marchar <strong>en</strong>corvados contrala tempestad de la muerte; las muertes súbitas y trágicas tras lasexplosiones de las granadas; los heridos heroicos, que como RodolfoFierro, andan chorreando sangre, olvidados de su persona, porseguir colaborando eficazm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el combate; los heridos que degolpe quedaban inhabilitados para continuar la lucha y que se alejantristem<strong>en</strong>te del combate, como el intrépido Trinidad Rodríguez, aqui<strong>en</strong> la muerte sorpr<strong>en</strong>dió cuando la vida le decía <strong>en</strong>amorada: “Note vayas, no es tiempo todavía”. Y tantas y tantas cosas hermosas. Yfinalm<strong>en</strong>te, la ser<strong>en</strong>a caída de la tarde, con la pl<strong>en</strong>a seguridad de la157biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1574/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


victoria que vi<strong>en</strong>e sonri<strong>en</strong>te y cariñosa a acariciar la fr<strong>en</strong>te de FranciscoVilla, el glorioso y bravo soldado del pueblo.Bajo el <strong>en</strong>canto de la obra clásica de ese día feliz, me hundí plácidam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> un sueño reparador y sin apr<strong>en</strong>siones.Día 24 de junioA la mañana sigui<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tramos <strong>en</strong> Zacatecas, visitando el campo debatalla por el lado de la Bufa: <strong>en</strong> verdaderos nidos de águilas se habíahecho fuerte el <strong>en</strong>emigo.Pocos muertos había por ahí; pero casi todos estaban atrozm<strong>en</strong>teheridos y sus actitudes revelaban una agonía dolorosa. Buscábamoscomo botín los útiles de zapa y el material y municiones de artillería.Con vigilantes, asegurábamos la posesión de las cosas que íbamoshallando, mi<strong>en</strong>tras mandábamos tropas a recogerlas.D<strong>en</strong>tro de la ciudad había muchos más muertos: con las heridasinvariablem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la cabeza.La acumulación de nuestros soldados hacía por todas partes intransitableslas calles de la ciudad.Los escombros de la Jefatura de Armas obstruían las calles circunvecinas.Según decían <strong>en</strong> la ciudad, familias <strong>en</strong>teras perecieron<strong>en</strong> el derrumbe de ese edificio, hecho por los federales, no sé conqué propósito.Tanta era la tropa, que Cervantes no pudo <strong>en</strong>contrar alojami<strong>en</strong>topara la artillería y decidí ir a buscarlo <strong>en</strong> la dirección de Aguascali<strong>en</strong>tes,<strong>en</strong> Guadalupe o más allá, cerca de la laguna de Pedernalillo,cuyo espejo vimos desde que por primera vez subimos al cerro altode Vetagrande.¡Oh, el camino de Zacatecas a Guadalupe!Una ternura infinita me oprimía el corazón. Lo que la vísperame causó tanto regocijo, como indicio inequívoco de triunfo, ahora meconmovía hondam<strong>en</strong>te.158biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1584/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


Los siete kilómetros de carretera <strong>en</strong>tre Zacatecas y Guadalupey las regiones próximas, de uno y otro lado de esa carretera, estabanll<strong>en</strong>as de cadáveres, al grado de imposibilitar al principio el tránsitode carruajes. Los cadáveres allí t<strong>en</strong>didos eran, por lo m<strong>en</strong>os, losocho décimos de los federales muertos el día anterior <strong>en</strong> todo elcampo de batalla.Los caballos muertos ya no t<strong>en</strong>ían monturas, ni bridas, y lossoldados, ni armas, ni tocado, ni calzado, y muchos, ni aun ropaexterior.Por la calidad de las pr<strong>en</strong>das interiores del vestido, muchos delos muertos revelaban haber sido oficiales.Gracias a la fría temperatura de Zacatecas, los cadáveres aún noapestaban, y se podían observar sin repugnancia.Todos los caballos estaban ya inflados por los gases, con los remosrígidos y separados. En los soldados, aunque ya habían sidomovidos al despojarlos de sus zapatos y ropa exterior, había infinidadde actitudes y de expresiones: quiénes habían muerto plácidam<strong>en</strong>tey sólo parecían dormir; quiénes guardaban actitud desesperada y lamueca del dolor y del espanto.¡Y p<strong>en</strong>sar que la mayor parte de esos muertos fueron recogidosde leva por ser <strong>en</strong>emigos de Huerta y por consigui<strong>en</strong>te amigos nuestros!¡Y p<strong>en</strong>sar que algunos de ellos eran mis amigos, que la inerciadel rebaño mantuvo del lado de la injusticia!En Guadalupe (como <strong>en</strong> Zacatecas), los vecinos estaban amedr<strong>en</strong>tados.¿Sus propiedades serían respetadas? Está bi<strong>en</strong> —decían—que aprovech<strong>en</strong> los soldados lo que t<strong>en</strong>go, para eso es; pero querespet<strong>en</strong> mi vida, la de mi esposa y la de mis hijos.Una señora <strong>en</strong> un parto prematuro, había muerto de espanto.Y todos pedían salvoconductos, y todos se disputaban el honorde invitar a comer a los jefes principales, para que tuvierangarantías.La guerra, para nosotros los oficiales ll<strong>en</strong>a de <strong>en</strong>cantos, producíainfinidad de p<strong>en</strong>as y de desgracias, pero cada qui<strong>en</strong> debe verla según159biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1594/1/<strong>08</strong> 10:29:53 <strong>AM</strong>


su oficio. Lo que para unos es una calamidad, para los otros es unarte grandioso.En la mina de la Fe me alojé con el Estado Mayor, la tropa quedó<strong>en</strong> Guadalupe.Muy agradecidos quedamos de la hospitalidad bi<strong>en</strong> dispuestaque nos dieron los señores Noble.Día 25 de junioSobre mi Tur<strong>en</strong>a, que saltaba deliciosam<strong>en</strong>te los muros y las anchaszanjas, fui a rogar al g<strong>en</strong>eral Villa que me diera cuatro brigadas decaballería para ir a tomar Aguascali<strong>en</strong>tes.—Le voy a dar siete, mi g<strong>en</strong>eral. Y dio las órd<strong>en</strong>es a los jefes deellas; y yo di la mía de marcha para el día sigui<strong>en</strong>te. 5 Gozosísimo mefrotaba las manos; el domingo <strong>en</strong>traríamos seguram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes.Pero la suerte dispuso las cosas de otro modo.Nuestro jefe se había desvelado p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> la situación de laDivisión del Norte.Confiados <strong>en</strong> que, como nosotros, todos los demás guerrerosconstitucionalistas no t<strong>en</strong>drían más afán que marchar hacia el sur,sobre México, nos íbamos y<strong>en</strong>do muy adelante. Pero no t<strong>en</strong>íamos5Ord<strong>en</strong> que transmitió el mayor F. Cervantes. “Cuartel G<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> la Fe, 25de junio de 1914. Ord<strong>en</strong> de la Columna expedicionaria. Debi<strong>en</strong>do partir mañanapara Aguascali<strong>en</strong>tes, las brigadas que están al mando de los señores g<strong>en</strong>erales: Eug<strong>en</strong>ioAguirre B., Severino C<strong>en</strong>iceros, Calixto Contreras, Máximo García, PánfiloNatera, Isaac Arroyo y Raúl Madero, mañana a las ocho de la mañana estarán reunidasa la salida del pueblo de Guadalupe, <strong>en</strong> donde un oficial del Estado Mayor, daráa conocer cuáles son las brigadas que forman la vanguardia, y el ord<strong>en</strong> de marchade las tropas del grueso.—Cada jefe de brigada me <strong>en</strong>viará mañana, a las siete dela mañana, a la mina de la Fe (Río Tinto, cerca de Guadalupe), un oficial y cuatroindividuos de tropa que me servirán para comunicar las órd<strong>en</strong>es a sus respectivasbrigadas a la vez que de escolta.—Zacatecas, 25 de junio de 1914.—El g<strong>en</strong>eral,Felipe Ángeles”.160biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1604/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


municiones sino para dos grandes batallas; por Ciudad Juárez no podíamosintroducir municiones, ni nuestros amigos las dejaban pasarpor Tampico, ni sacar carbón por Monclova.El lic<strong>en</strong>ciado Miguel Alessio Robles, <strong>en</strong>viado del Cuerpo deEjército del N. E., para iniciar pláticas con nosotros, se había informadode que nuestra actitud era <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te de armonía, quesi nosotros desobedecimos la ord<strong>en</strong> para que el g<strong>en</strong>eral Villa dejarael mando de la División del Norte, se debió a que esa ord<strong>en</strong> traería,como consecu<strong>en</strong>cia, males incalculables para la causa y para la patria,que estábamos <strong>en</strong> la obligación de evitar: 6 que no t<strong>en</strong>íamos másdeseo que marchar rápidam<strong>en</strong>te hacia México, y que invitábamos alCuerpo del N. E. a marchar desde luego sobre San Luis Potosí.Y nuestro regreso al norte se hizo indisp<strong>en</strong>sable.Y después del pacto de Torreón, y cuando nos apercibimos de latrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de la batalla de Zacatecas, p<strong>en</strong>samos: nuestros amigospued<strong>en</strong> <strong>en</strong>trar fácilm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la capital de la República; si acaso esnecesaria nuestra ayuda <strong>en</strong> el combate, marcharemos hacia el sur;pero mi<strong>en</strong>tras tanto, vale más regresar al norte y alejar la posibilidadde una nueva crisis, tan fácil de provocar.Día 8 de julio¡Triste y a la vez delicioso rodar de nuestros tr<strong>en</strong>es por los ahora verdescampos del Estado de Chihuahua!¡Rápido desfile de postes y arbustos ante el cuadro de una v<strong>en</strong>tanilla,tras de la cual garabateé estos apuntes sobre mis rodillas!6Algún día explicaré esto in ext<strong>en</strong>so.161biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1614/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1624/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o VIIJustificación d e la desobedi<strong>en</strong> cia d e l o s g<strong>en</strong>eralesd e la División d e l No r t e <strong>en</strong> To r r e ó n, <strong>en</strong> j u n i o d e 1914Por el g<strong>en</strong>eral Felipe ÁngelesEl día 14 de junio de 1914, los g<strong>en</strong>erales de la División delNorte rehusaron obedecer la ord<strong>en</strong> del Primer Jefe del EjércitoConstitucionalista, que prescribía designar <strong>en</strong>tre ellos aun jefe interino de la División, mi<strong>en</strong>tras el señor Carranza nombrabaal jefe definitivo que había de mandarla.Entonces la pr<strong>en</strong>sa carrancista nos insultó todo lo que quiso ypudo, y el mismo Primer Jefe se lanzó a intemperancias de l<strong>en</strong>guajedici<strong>en</strong>do, <strong>en</strong>tre otras cosas, <strong>en</strong> un brindis <strong>en</strong> Monterrey, que el g<strong>en</strong>eralÁngeles no podía m<strong>en</strong>os que ser un judas, habi<strong>en</strong>do sido un federal.En esa época, debimos ser discretos, a pesar de los ataques quesufríamos, porque t<strong>en</strong>íamos al fr<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo huertista y era unagrave falta contra nuestra causa la definitiva escisión; pero actualm<strong>en</strong>te,no existe ya ese motivo para seguir guardando sil<strong>en</strong>cio y debemosdar una explicación de nuestra conducta a los mexicanos y almundo <strong>en</strong>tero.No queremos probar que el señor Carranza si<strong>en</strong>te celos (y lossi<strong>en</strong>te desde su perman<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> Sonora) por el prestigio creci<strong>en</strong>te delg<strong>en</strong>eral Villa y recelo por el poder de la llamada División del Norte,que es, <strong>en</strong> realidad, por su efectivo, un cuerpo de ejército.163biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1634/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


Y no queremos hacer esa prueba por tres razones: primera,porque es larga, e incluida aquí, daría a esta nota una ext<strong>en</strong>sión mayorque la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te para la forma <strong>en</strong> que debe publicarse; segunda,porque bastaría hacerla para producir un nuevo rompimi<strong>en</strong>to,y estamos dispuestos a hacer todo lo posible por evitarlo, y tercera,porque esa aserción está <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia de todos.En San Pedro de las Colonias, la División del Norte destruyólos numerosos refuerzos huertistas que v<strong>en</strong>ían al socorro de Torreóny <strong>en</strong> seguida regresó a esta ciudad para seguir sus operaciones por lalínea férrea del C<strong>en</strong>tral, que, pasando por Zacatecas y Aguascali<strong>en</strong>tes,va a la capital de la República.Esos refuerzos huertistas no debieron haber pasado de Saltilloy Monterrey, pues el g<strong>en</strong>eral don Pablo González se comprometiócon el g<strong>en</strong>eral Villa a no dejar pasar ni un solo soldado <strong>en</strong>emigopara Torreón, mi<strong>en</strong>tras la División del Norte estuviera atacando estaciudad.Es también muy interesante saber que el señor Carranza no t<strong>en</strong>íainterés <strong>en</strong> la caída de Torreón, atacada por el g<strong>en</strong>eral Villa, comolo prueba la contestación que dio a don Lázaro de la Garza, nuestroag<strong>en</strong>te financiero <strong>en</strong> Ciudad Juárez, cuando éste lo apremiaba paraevitar con eficacia que pasaran los m<strong>en</strong>cionados refuerzos: “Yo no heord<strong>en</strong>ado que se ataque Torreón”, contestó el Primer Jefe muy fríam<strong>en</strong>te;como qui<strong>en</strong> dice: ¿Qué me importa que pas<strong>en</strong> los refuerzoshuertistas y fracase el ataque de Torreón, si yo no he dado ord<strong>en</strong> paraese ataque?...La línea de operaciones Zacatecas-Aguascali<strong>en</strong>tes era naturalm<strong>en</strong>tela indicada para nosotros, con objeto de que simultánea yconverg<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te avanzaran hacia México los tres grupos principalesde tropas constitucionalistas: la División de Pablo González, porSaltillo y San Luis Potosí; la de Villa, por Zacatecas y Aguascali<strong>en</strong>tes,y la de Obregón, por Tepic y Guadalajara.La marcha así, era indisp<strong>en</strong>sable, sobre todo para el g<strong>en</strong>eral Villa,que desde el principio había obrado con <strong>en</strong>tera indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia164biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1644/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


y que, <strong>en</strong> vista de que el Primer Jefe no le daba ningún elem<strong>en</strong>to,t<strong>en</strong>ía organizado un servicio propio de retaguardia, que necesitabafuncionar sin los <strong>en</strong>torpecimi<strong>en</strong>tos producidos por la interv<strong>en</strong>ciónde cualquiera autoridad no sometida al mando del g<strong>en</strong>eral Villa.Esa indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia había sido extraordinariam<strong>en</strong>te eficaz, puesdio a la División del Norte tal poder e importancia, que atrajo laat<strong>en</strong>ción principal de las fuerzas <strong>en</strong>emigas y las obligó a llevar suc<strong>en</strong>tro de gravedad sobre la línea de operaciones de la División delNorte, para impedirle el paso. Había, pues, que conservar esa indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciay la posesión exclusiva de su línea de comunicaciones,para mant<strong>en</strong>er la eficacia de la División.En consecu<strong>en</strong>cia, habi<strong>en</strong>do v<strong>en</strong>cido a las tropas huertistas quedef<strong>en</strong>dían Torreón y, <strong>en</strong> San Pedro de las Colonias, a los refuerzosque dejó pasar el g<strong>en</strong>eral don Pablo González, la División del Nortevolvió a Torreón para reunir todas las municiones y víveres que fueraposible, esperando que la vía férrea estuviera reparada para empr<strong>en</strong>derla marcha sobre Zacatecas.En esta situación, el señor Carranza ord<strong>en</strong>ó que la División delNorte marchara a atacar Saltillo, labor que incumbía naturalm<strong>en</strong>tea la División del Noreste, que desde hacía tiempo había tomado aMonterrey, evacuada por los federales ante el ataque de tropas queellos creían reforzadas por el g<strong>en</strong>eral Villa. Aunque el cumplimi<strong>en</strong>tode esa ord<strong>en</strong> del señor Carranza retardaba las operaciones sobre sulínea natural de avance y hacía gastar municiones y víveres destinadosa otra labor, el g<strong>en</strong>eral Villa se dirigió con gusto a Saltillo paraayudar a la División del Noreste que parecía impot<strong>en</strong>te para esaempresa y, también, para dar al señor Carranza la satisfacción inmediatade volver a ocupar la capital del estado de que era gobernadorconstitucional.Una brillante maniobra de la División del Norte exterminó5 000 federales <strong>en</strong> Paredón, <strong>en</strong> un par de horas, y descarriló tres tr<strong>en</strong>es<strong>en</strong> Certuche, produci<strong>en</strong>do el pánico <strong>en</strong> la guarnición de Saltilloy apresurando la evacuación de esta ciudad. Pudo <strong>en</strong>tonces el g<strong>en</strong>eral165biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1654/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


Villa poner la capital coahuil<strong>en</strong>se <strong>en</strong> manos de las autoridades civilesdesignadas por el señor Carranza.La División del Norte habría podido proseguir sobre San Luis,pisando los talones del amedr<strong>en</strong>tado <strong>en</strong>emigo; pero no lo hizo, porquesu línea de comunicaciones habría quedado interceptada por lastropas del g<strong>en</strong>eral González, que, obrando de acuerdo con el señorCarranza, podría <strong>en</strong>tonces dificultar el aprovisionami<strong>en</strong>to de la División.Así pues, el g<strong>en</strong>eral Villa regresó a Torreón para conservar laeficacia de su División, con disgusto del Primer Jefe. Ya <strong>en</strong> Torreón,el g<strong>en</strong>eral Villa tuvo conocimi<strong>en</strong>to de que mi<strong>en</strong>tras él trabajaba parareconquistar para el señor Carranza la capital de su Estado, este señorreforzaba las tropas del g<strong>en</strong>eral Natera, y lo inducía a atacar Zacatecas,a fin de restar gloria y prestigio a la División del Norte, evitandoque ésta tomara esa ciudad y, tal vez, para bloquearle al fr<strong>en</strong>te sulínea de operaciones.El g<strong>en</strong>eral Villa se disgustó naturalm<strong>en</strong>te por esta intriga políticay lam<strong>en</strong>tó que se hubiera hecho con interv<strong>en</strong>ción del g<strong>en</strong>eralNatera, por qui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e simpatías y por cuyo prestigio y gloria se interesa,como lo prueba el hecho de haberlo <strong>en</strong>viado a Ojinaga con elmando de las aguerridas tropas de Chihuahua, para darle un triunfoseguro.Por otra parte, el g<strong>en</strong>eral Villa previó desde luego que esa maniobrapolítica daría resultados contraproduc<strong>en</strong>tes porque, apreciandodebidam<strong>en</strong>te las fuerzas militares cont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, de Nateray de Medina Barrón, auguró la derrota de las fuerzas constitucionalistas,lo que serviría para hacer resaltar más, después, el indudabletriunfo de la División del Norte, que, <strong>en</strong> seguida y fácilm<strong>en</strong>te, daríaal traste con la resist<strong>en</strong>cia de Zacatecas, aun cuando su guarniciónaum<strong>en</strong>tara con los posibles refuerzos de San Luis y Aguascali<strong>en</strong>tes.Esta maniobra política era burdam<strong>en</strong>te torpe y, además, llevabaaparejada una falta militar imperdonable, porque contrariaba unprincipio elem<strong>en</strong>tal del arte de la guerra.166biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1664/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


167Para una acción de guerra deb<strong>en</strong> de emplearse todas las fuerzasdisponibles, reza el principio aludido.En la clásica guerra francoalemana y para la batalla de Saint Privat,el insigne mariscal de Moltke creyó que t<strong>en</strong>ía cerca de las tropasfrancesas bastantes alemanas y que podía prescindir del ejército quese había batido <strong>en</strong> Froeschviller, a las órd<strong>en</strong>es del príncipe herederode Prusia.De Moltke estuvo durante la batalla de Saint Privat <strong>en</strong> el aladerecha, pres<strong>en</strong>ció el fracaso de todos los ataques de las tropas alemanasy se retiró del campo crey<strong>en</strong>do que había perdido la batalla.Al día sigui<strong>en</strong>te supo que el intrépido jefe del XII Cuerpo, por unmovimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong>volv<strong>en</strong>te sobre el ala derecha francesa, había decididoel triunfo de las tropas prusianas y exclamó: “He apr<strong>en</strong>dido una vezmás, pero ahora <strong>en</strong> el campo de batalla, que nunca se ti<strong>en</strong>e demasiadasfuerzas”.Desde <strong>en</strong>tonces el principio se ha vulgarizado.El g<strong>en</strong>eral Villa está íntimam<strong>en</strong>te p<strong>en</strong>etrado de él, como loprueba toda su brillante campaña revolucionaria, y se ha hecho pat<strong>en</strong>teque ha sido el único que no ha dividido sus tropas y que <strong>en</strong>todos los combates se ha pres<strong>en</strong>tado con todas ellas. En Sacram<strong>en</strong>toacabó de conv<strong>en</strong>cerse de que ni aun para las operaciones secundariasalgo importantes, si el objeto principal es derrotar al <strong>en</strong>emigo, deb<strong>en</strong>emplearse tropas ap<strong>en</strong>as <strong>en</strong> exceso. Ti<strong>en</strong>e usted razón, me decíacuando le cambiaba el <strong>en</strong>unciado del principio por este otro: “hastapara aplastar a un mosquito deb<strong>en</strong> emplearse todas las fuerzas”.Además de la profunda convicción de la verdad de ese principio,estaba el g<strong>en</strong>eral Villa <strong>en</strong> guardia contra la acción debilitante delseñor Carranza, qui<strong>en</strong> fácilm<strong>en</strong>te y con cualquier pretexto, podía ord<strong>en</strong>arleque dividiera sus fuerzas, haci<strong>en</strong>do después que las destacadascayeran bajo otras manos y, por maniobra s<strong>en</strong>cillísima, escaparanpara siempre de su mando.El ataque de Natera a Zacatecas empezó el 10 de junio y duróhasta el día 12, día <strong>en</strong> que sus tropas fueron rechazadas. En esa épobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1674/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


ca, por el estado de atraso de la reparación de la vía férrea, el g<strong>en</strong>eralVilla estimaba que las tropas que salieran de Torreón, llegarían aZacatecas al cabo de 5 días y que las tropas de Natera no soportaríanun combate de esa duración y, por consecu<strong>en</strong>cia, juzgaba inútiles losrefuerzos que ord<strong>en</strong>aba el señor Carranza de 3 000 hombres, el día11 y de 5 000 con alguna artillería el día 12.El día <strong>13</strong> los constitucionalistas de Natera ya habían sido rechazadosy el señor Carranza insistía <strong>en</strong> que se <strong>en</strong>viara el refuerzo,negándose a admitir la proposición que le hacía el g<strong>en</strong>eral Villa demarchar con toda la División.Evid<strong>en</strong>te era que <strong>en</strong> un solo día no podrían salir de Torreón todaslas fuerzas de la División, ni aun siquiera todo el refuerzo requerido.¿Por qué <strong>en</strong>tonces oponerse a que tras de los refuerzos marcharan lasdemás tropas? S<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te porque de ese modo fracasaría la intriga:a Villa y a la División del Norte se atribuiría el triunfo,De lo expuesto, se despr<strong>en</strong>de claram<strong>en</strong>te que el g<strong>en</strong>eral Villat<strong>en</strong>ía cuatro razones para resistirse a obedecer la ord<strong>en</strong> del señor Carranza,de <strong>en</strong>viar un refuerzo al g<strong>en</strong>eral Natera.Primera: El refuerzo sería inútil, porque cuando más pronto llegaríaa Zacatecas el 16 y las tropas de Natera no podrían resistir hastaesa fecha y, efectivam<strong>en</strong>te, no resistieron sino hasta el 12.Segunda: Para la batalla había que emplear, según un principiofundam<strong>en</strong>tal del arte de la guerra, todas las fuerzas disponibles; porqueel desprecio a este principio conduce a la derrota, o cuando m<strong>en</strong>os, aun despilfarro de vidas de los soldados, que todo jefe está <strong>en</strong> la obligaciónde evitar. El señor Carranza es responsable de las vidas de lossoldados de Natera, sacrificados inútilm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> una intriga política.Tercera: El <strong>en</strong>vío de refuerzos podría reducirse <strong>en</strong> último resultadoa una sustracción de fuerzas para la División del Norte, comopodía inferirse del deseo, desde hacía tiempo bi<strong>en</strong> manifiesto, demermar el poder de la División y del empeño <strong>en</strong> que el refuerzo se<strong>en</strong>viara de las tropas de los g<strong>en</strong>erales Robles y Urbina que, según elseñor Carranza, no pert<strong>en</strong>ecían a la División.168biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1684/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


Cuarta: El g<strong>en</strong>eral Villa t<strong>en</strong>ía repugnancia a colaborar <strong>en</strong> unaintriga política, urdida contra él y la División del Norte.El g<strong>en</strong>eral Villa p<strong>en</strong>só: si propongo ir al auxilio de Natera contodas las tropas de la División, el señor Carranza no podrá oponerse,porque no ti<strong>en</strong>e argum<strong>en</strong>to que exhibir; pero se equivocó, porquepara el señor Carranza el “yo lo mando” es sufici<strong>en</strong>te razón, aun <strong>en</strong>los más trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales actos, aunque con él sacrifique a los patriotasque se agruparon a su alrededor con el único objeto de darle unidada la Revolución.Y no sólo, sino que al despotismo unió la of<strong>en</strong>sa y el m<strong>en</strong>ospreciode las aptitudes guerreras del g<strong>en</strong>eral Villa, universalm<strong>en</strong>teconocidas.En efecto, cuando el g<strong>en</strong>eral Villa preguntó al señor Carranza,el día 18, quién había mandado a Natera a atacar Zacatecas, sinfuerzas sufici<strong>en</strong>tes, para que lo rechazaran, le contestó que a Villale había pasado lo mismo <strong>en</strong> Chihuahua, que no pudo tomar porescasez de tropas y que <strong>en</strong> Torreón le habría pasado otro tanto, si elseñor Carranza no le hubiera procurado fuerzas.Sólo por malevol<strong>en</strong>cia o completa ignorancia de las cosas militarespued<strong>en</strong> equipararse los ataques de Chihuahua por el g<strong>en</strong>eralVilla, y el de Zacatecas por el g<strong>en</strong>eral Natera.En Zacatecas, Natera t<strong>en</strong>ía todas las tropas de la División delNorte disponibles para cooperar con él y fue un repr<strong>en</strong>sible error dequi<strong>en</strong> no quiso utilizarlas. En Chihuahua no había fuerzas a qui<strong>en</strong>esinvitar para el ataque, y con las del g<strong>en</strong>eral Villa solam<strong>en</strong>te había queproceder.Pero hay más: <strong>en</strong> Zacatecas tuvo Natera un fracaso por culpa deCarranza, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> Chihuahua inició Villa una serie de maniobrasestratégicas que constituy<strong>en</strong> la parte más brillante de su campañay que le atrajeron la at<strong>en</strong>ción mundial y la grandeza militar.Con tropas y municiones insufici<strong>en</strong>tes, ataca a Chihuahua porel ori<strong>en</strong>te, finge un fracaso, marcha de noche, hace un rodeo paraapoderarse al norte de la vía férrea, aprisiona un tr<strong>en</strong> y con la más169biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1694/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


despierta y previsora intelig<strong>en</strong>cia, que no olvida un detalle, <strong>en</strong>gaña al<strong>en</strong>emigo <strong>en</strong> Ciudad Juárez, que le creía a inmediaciones de Chihuahua,y llega <strong>en</strong> tr<strong>en</strong> hasta el corazón de la ciudad, donde sorpr<strong>en</strong>dey derrota a la guarnición.Mi<strong>en</strong>tras tanto, ha hecho marchar pie a tierra hacia Ciudad Juárezel resto de sus tropas, para retardar al <strong>en</strong>emigo y t<strong>en</strong>er tiempo deequiparse y municionarse.Al aproximarse el <strong>en</strong>emigo a Ciudad Juárez, sale a su <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro,para evitar complicaciones internacionales; lo derrota <strong>en</strong> TierraBlanca y lo persigue hacia Chihuahua, de donde el <strong>en</strong>emigo, ll<strong>en</strong>ode pánico, corre para Ojinaga, camino de Coahuila, huy<strong>en</strong>do parasiempre de Villa, que lo alcanza, deti<strong>en</strong>e y derrota <strong>en</strong> Ojinaga, poni<strong>en</strong>doasí término a la campaña de Chihuahua.,Por otra parte, es vanagloria del señor Carranza el creer que<strong>en</strong> Torreón las tropas que coadyuvaron con Villa acudieron por suord<strong>en</strong> y no por invitación de éste. Que los jefes de esas tropas fall<strong>en</strong>quién dice la verdad.Al ver el g<strong>en</strong>eral Villa que el señor Carranza añade a la intrigapolítica el m<strong>en</strong>osprecio a su labor militar, ti<strong>en</strong>e una suprema decepcióndel Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y se resuelve adimitir un mando ante un jefe que no lo ha dado, ni le ha prestadola m<strong>en</strong>or ayuda. Sólo el que conozca las ligas de afecto que un<strong>en</strong> alg<strong>en</strong>eral Villa con los jefes y soldados de la División, fortalecidas poruna vida de privaciones y auroleadas con ci<strong>en</strong> victorias, podrá compr<strong>en</strong>derel sacrificio que hacía con la r<strong>en</strong>unciación del mando.En este mom<strong>en</strong>to crítico intervine por primera vez.Era el día <strong>13</strong> y <strong>en</strong> la mañana estaba yo <strong>en</strong> la recámara del coronelRoque González Garza cuando una persona me dijo: “Le hablaa usted el señor g<strong>en</strong>eral Villa”, y me condujo a la pieza que servía deoficina telegráfica.La pieza estaba ll<strong>en</strong>a de empleados y oficiales, cuyas fisonomíasalertas y serias revelaban la gravedad de una situación que para míera desconocida. Todos se <strong>en</strong>contraban de pie, con excepción del170biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1704/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


telegrafista (cuya mesita de trabajo se hallaba <strong>en</strong> un rincón), ques<strong>en</strong>tado volvía la espalda al recinto de la sala, y del g<strong>en</strong>eral Villa,que también s<strong>en</strong>tado junto y al lado del telegrafista, daba la espaldaa la mesita. Enfr<strong>en</strong>te del g<strong>en</strong>eral había una silla vacía que me invitó aocupar.—A ver qué hace usted con esos elem<strong>en</strong>tos, mi g<strong>en</strong>eral, me dijo;yo ya me voy.No <strong>en</strong>t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do, no supe qué contestar; pero la at<strong>en</strong>ción delg<strong>en</strong>eral estaba divagada y no parecía esperar respuesta alguna.Las conversaciones un mom<strong>en</strong>to susp<strong>en</strong>didas a mi <strong>en</strong>trada, volvierona empezar, ll<strong>en</strong>as de expresiones de disgusto y de protestas.—Pero a ver, ¿de qué se trata?, <strong>en</strong>ter<strong>en</strong> al g<strong>en</strong>eral —decía RoqueGonzález Garza, que me había seguido y estaba de pie junto altelegrafista—. ¿Qué anteced<strong>en</strong>tes hay, qué telegramas se han cruzado?Nadie hizo caso, y las frases de disgusto, salpicadas algunas deesperanza, continuaban.Poco a poco me <strong>en</strong>teré de lo que se trataba: de los refuerzospedidos, de la resist<strong>en</strong>cia del g<strong>en</strong>eral a <strong>en</strong>viarlos, de los reci<strong>en</strong>tes telegramascambiados <strong>en</strong> la confer<strong>en</strong>cia, del juicio del señor Carranzarespecto a los ataques de Chihuahua y de Torreón, y de que el g<strong>en</strong>eralVilla había hecho dimisión del mando.Esto último fijó toda mi at<strong>en</strong>ción y me hirió de golpe la contestaciónque <strong>en</strong> Saltillo elaboraba el señor Carranza.—Va a aceptar al instante, afirmé.—¡Imposible!, dijeron algunos.—Va a aceptar, repetí.Segundos después aceptó, efectivam<strong>en</strong>te.Imposible me sería describir la esc<strong>en</strong>a que sucedió a esta aceptación,porque no pude observarla a causa de la gravedad de la crisis.Yo permanecía s<strong>en</strong>tado, inclinado hacia el g<strong>en</strong>eral Villa, apoyandoel codo izquierdo sobre el muslo del mismo lado, de espaldasa los que de pie hablaban y se agitaban <strong>en</strong> la pieza.171biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1714/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


172Trataba de inferir cuál sería la trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del abandono delmando de la División <strong>en</strong> las circunstancias acaecidas, distraído acada instante por las exclamaciones de mis compañeros.Entre las frases que escuchaba, una, “yo me voy a comer raícesa la sierra”, de Trinidad Rodríguez, semejante a otras que no esconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te repetir, cristalizó una idea: la División del Norte va adisolverse, y ante la injusticia hecha al jefe querido y glorioso, tal vezva a rebelarse.Por telegrama, recibimos los g<strong>en</strong>erales de la División del Nortela ord<strong>en</strong> del señor Carranza de designar un jefe de ella, provisional,mi<strong>en</strong>tras el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista nombraba alque definitivam<strong>en</strong>te debería <strong>en</strong>cargarse del mando de la División.Había qui<strong>en</strong>es profetizaran que ese <strong>en</strong>cargo recaería <strong>en</strong> donJesús Carranza; otros, <strong>en</strong> el g<strong>en</strong>eral Chao, y algunos guasones, <strong>en</strong>Jacinto Treviño.No pudi<strong>en</strong>do congregarse prontam<strong>en</strong>te los g<strong>en</strong>erales, se fijó lareunión para el sigui<strong>en</strong>te día 14.¿Cuál fue el proceso m<strong>en</strong>tal de cada qui<strong>en</strong>? Imposible fijarlo;pero debió de ser semejante <strong>en</strong> casi todos, porque el acuerdo fuefácil. La obedi<strong>en</strong>cia al señor Carranza traería seguram<strong>en</strong>te la disoluciónde la División y, posiblem<strong>en</strong>te, la rebelión.La disolución restaría del lado constitucionalista la tropa máspoderosa; levantaría la moral del <strong>en</strong>emigo, abatida <strong>en</strong> Torreón y SanPedro de las Colonias, como quedó probado <strong>en</strong> Paredón y Saltillo;daría lugar a una nueva organización del <strong>en</strong>emigo y, a estas fechas, lot<strong>en</strong>dríamos aún luchando con nuevos bríos y con recursos abundantes,que habrían brotado de las arcas de los verdaderos <strong>en</strong>emigos dela libertad y de la democracia.La disolución, acompañada de la rebelión, aplazaría por muchosaños el triunfo de nuestras armas y la realización de nuestrosdesiderata.La solución se imponía: era necesaria la desobedi<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong>cauzándola,por decirlo así; una desobedi<strong>en</strong>cia insignificante, sin trasbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1724/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


c<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para la causa constitucionalista, aunque hiriera el orgullode un hombre y contrariara el gigantesco capricho de un déspota.Pero antes, era indisp<strong>en</strong>sable int<strong>en</strong>tar la revocación de la resolucióndel señor Carranza, con el objeto de que el g<strong>en</strong>eral Villa conservarael mando y la crisis quedara conjurada.Algunos creyeron que el señor Carranza revocaría su ord<strong>en</strong>;otros estábamos seguros de que no haría tal cosa, y sólo pedimosat<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te la revocación, como un acto indisp<strong>en</strong>sable para nuestrafutura justificación.Cuando el señor Carranza contestó negando la revocación y asegurandoque había medido la trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de su resolución, los queabrigaron la vana esperanza de la revocación, se indignaron y propusieronuna respuesta dura; los demás aconsejamos la moderaciónacompañada de la firmeza y propusimos un telegrama correcto <strong>en</strong> laforma, anunciando que nos veríamos <strong>en</strong> la necesidad de desobedecer;que suplicaríamos al señor g<strong>en</strong>eral Villa reasumiera el mando,y que continuaríamos la campaña, como si ningún acontecimi<strong>en</strong>todesagradable hubiera ocurrido <strong>en</strong> ese día. Es decir, como si el señorCarranza no se hubiera <strong>en</strong>caprichado <strong>en</strong> una disposición absurda.Este telegrama, al parecer, cerraba el incid<strong>en</strong>te, y no requeríarespuesta; pero ésta vino <strong>en</strong> una forma increíble, simulando no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dernuestra resolución, que habíamos calificado de irrevocable,y llamando a los que de nosotros juzgaba más peligrosos. Fue hasta<strong>en</strong>tonces cuando el g<strong>en</strong>eral Villa hizo saber a todos los g<strong>en</strong>erales queel conflicto <strong>en</strong>tre él y el señor Carranza no había nacido el día <strong>13</strong> deese mes, sino que arrancaba de muy lejos y estaba ll<strong>en</strong>o de incid<strong>en</strong>tesy de intrigas que t<strong>en</strong>dían a eliminarlo y a quitarle el prestigio que,aseguró modestam<strong>en</strong>te, le habían dado su fortuna, la pericia de susg<strong>en</strong>erales y el valor y patriotismo de sus soldados.Esta angustiosa situación, dijo dolorosam<strong>en</strong>te emocionado, mehace sufrir hace mucho tiempo. He guardado sil<strong>en</strong>cio, porque conustedes no quiero compartir más que los triunfos y las glorias; peroahora t<strong>en</strong>go obligación de informarles de todo lo que pasa. Y vació173biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1734/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


su corazón y, por último, nos hizo conocer los telegramas de ese díaque mostraban la activísima campaña que se hacía <strong>en</strong> Washington,<strong>en</strong>cabezada por el lic<strong>en</strong>ciado Rafael Zubaran, <strong>en</strong> contra de la Divisióndel Norte. Un telegrama, sobre todo, indignó a los oy<strong>en</strong>tes:aquel <strong>en</strong> que se revelaban las intrigas para impedir el <strong>en</strong>vío de municionesa la División.Entonces nos resolvimos a decir al señor Carranza, claram<strong>en</strong>te,todo nuestro p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, que cond<strong>en</strong>samos <strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>tetelegrama:De Torreón a Saltillo, junio 15 de 1914. —Señor don V<strong>en</strong>ustianoCarranza.Su último telegrama nos hace suponer que usted no ha <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didoo no ha querido <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der nuestros dos anteriores. Ellos dic<strong>en</strong><strong>en</strong> su parte más importante, que nosotros no tomamos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta ladisposición de usted que ord<strong>en</strong>a deje el señor g<strong>en</strong>eral Villa el mandode la División del Norte, y no podíamos tomar otra actitud <strong>en</strong>contra de disposición tan impolítica, anticonstitucionalista y antipatriótica.Hemos conv<strong>en</strong>cido al señor g<strong>en</strong>eral Villa de que los compromisosque ti<strong>en</strong>e contraídos con la patria, le obligan a continuar con elmando de la División del Norte, como si usted no hubiera tomado lamalévola resolución de privar a nuestra causa democrática de su jefemás prestigiado, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> los liberales y demócratas mexicanos ti<strong>en</strong><strong>en</strong>cifradas sus más caras esperanzas.Si él lo escuchara a usted, el pueblo mexicano, que ansía el triunfode nuestra causa, no sólo anatematizaría a usted por resolución tandisparatada, sino que vituperaría también al hombre que <strong>en</strong> caminode libertar a su país de la opresión brutal de nuestros <strong>en</strong>emigos, abandonabalas armas por sujetarse a un principio de obedi<strong>en</strong>cia, a un jefeque va defraudando las esperanzas del pueblo, por su actitud dictatorial,su labor de desunión <strong>en</strong> los estados que recorre y su desacierto <strong>en</strong>la dirección de nuestras relaciones exteriores.174biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1744/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


Sabemos bi<strong>en</strong> que esperaba usted la ocasión de apagar un sol queopaca el brillo de usted y contraría su deseo de que no haya <strong>en</strong> la Revoluciónhombre de poder que no sea incondicional carrancista; perosobre los intereses de usted están los del pueblo mexicano, a qui<strong>en</strong> esindisp<strong>en</strong>sable la prestigiada y victoriosa espada del g<strong>en</strong>eral Villa.Por todo lo expuesto, participamos a usted que la resolución demarchar hacia el sur, es terminante y, por consigui<strong>en</strong>te, no pued<strong>en</strong> ira ésa los g<strong>en</strong>erales que indica. —De usted at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te. Firmado portodos los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte.Y para hacer compr<strong>en</strong>der al señor Carranza y a todo el mundoque nuestra desobedi<strong>en</strong>cia no traería consecu<strong>en</strong>cias nocivas a lalucha que t<strong>en</strong>íamos empeñada contra el <strong>en</strong>emigo común, marchamosinmediatam<strong>en</strong>te a Zacatecas (el día 16). Las tropas estuvieronreunidas <strong>en</strong> los alrededores de esa ciudad el 22, y el 23 dimos labatalla, de cuyo resultado se rindió parte al señor Carranza, paraque se percatara de que nuestra desobedi<strong>en</strong>cia del día 14, no implicabadesconocimi<strong>en</strong>to a la jefatura de que lo invistió una mayoríade revolucionarios, con el único objeto de darle unidad visible a laRevolución.Chihuahua, 12 de agosto de 1914. Felipe Ángeles.Nu e s t r a justificación. La desobedi<strong>en</strong> cia d e la Divisiónd e l No r t e. Re s p o n s a b i l i d a d d e l g<strong>en</strong>eral Felipe Ánge les175El falso principio de la obedi<strong>en</strong>cia absoluta, de esa obedi<strong>en</strong>cia ciega,sin reflexión y sin reparos que hace al hombre un autómata, es unaforma de orig<strong>en</strong> aristocrático, fom<strong>en</strong>tada por los autócratas. Cesares,reyes y emperadores, cuando tuvieron <strong>en</strong> sus manos la mayor sumade poder para subyugar al pueblo, se atribuyeron orig<strong>en</strong> divino y <strong>en</strong>su osadía, apoyados por la fuerza bruta, se consideraron autorizadospara exigir obedi<strong>en</strong>cia absoluta, declarando que sus actos de gobierbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1754/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


no estaban inspirados por la divinidad y que solam<strong>en</strong>te a ésta, pero noa los hombres, era a qui<strong>en</strong> t<strong>en</strong>drían que r<strong>en</strong>dirle cu<strong>en</strong>ta de sus actos.Con ese criterio, los pueblos sufrieron el absolutismo y con semejantedoctrina, se crearon ejércitos que eran sacrificados <strong>en</strong> arasdel capricho y de las ambiciones de los déspotas.La democracia había sido predicada hacía bastante tiempo, perotodavía no había arraigado para convertirse <strong>en</strong> acción, <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>ciapopular.En T<strong>en</strong>ochtitlán, conquistada y dominada por el absolutismode los reyes de España, ese mismo criterio rigió durante siglos. El virreyera, <strong>en</strong> Nueva España, el repres<strong>en</strong>tante del despotismo, y comodijera el Duque de Linares: “Si el que vi<strong>en</strong>e a gobernar este reino nose acuerda repetidas veces que la resid<strong>en</strong>cia más rigurosa es la que seha de tomar al Virrey <strong>en</strong> su juicio particular por la Majestad Divina,puede ser más soberano que el Gran Turco, pues no discurrirá maldadque no haya qui<strong>en</strong> se la facilite, ni practicará tiranía que no se leconsi<strong>en</strong>ta”. Y Carlos III, que no consultaba la voluntad popular, niadmitía resist<strong>en</strong>cias, decía <strong>en</strong> una de sus pragmáticas: “No pert<strong>en</strong>ecea los particulares juzgar o interpretar las disposiciones del Soberano”,lo que el virrey de Nueva España planteó crudam<strong>en</strong>te con estas palabrasde un célebre bando: “De una vez para lo v<strong>en</strong>idero deb<strong>en</strong> saberlos vasallos del Gran Monarca que ocupa el trono de España, qu<strong>en</strong>acieron para callar y obedecer, y no para discurrir ni opinar <strong>en</strong> losaltos asuntos del gobierno”. Con tales doctrinas, ya se compr<strong>en</strong>derácómo el despotismo ahogaba los anhelos de la democracia. Y si ésaera la obedi<strong>en</strong>cia de los civiles, cuánto más ciega y absoluta t<strong>en</strong>dríaque ser la de los militares.Pero, Napoleón mismo, el g<strong>en</strong>io de la guerra que inmoló mássoldados, <strong>en</strong> apari<strong>en</strong>cia por llevar las ideas revolucionarias a todaEuropa, pero, <strong>en</strong> verdad, por afán de gloria y de poder, nuevo César,destruyó, sin embargo, el falso principio de la obedi<strong>en</strong>cia absolutacuando hizo ejecutar al capitán de granaderos Borderieux, por haberobedecido ciegam<strong>en</strong>te al g<strong>en</strong>eral Mallet <strong>en</strong> su conspiración contra el176biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1764/1/<strong>08</strong> 10:29:54 <strong>AM</strong>


177Emperador... “Soy hijo de la tropa; el campanario de mi aldea sonlas águilas del Emperador [...] He obedecido, como obedezco desdehace veinticuatro años”; declaró ante el consejo de guerra. Fue, noobstante, cond<strong>en</strong>ado a muerte y ya fr<strong>en</strong>te al cuadro, con la fidelidadciega del perro que lame la mano del amo que lo hiere, gritó: “¡Vivael Emperador!”, y todavía con los estertores de la muerte, repitió:“Vive l’Empereur!”... La obedi<strong>en</strong>cia absoluta quedó desde <strong>en</strong>toncescond<strong>en</strong>ada; ¡cuando se obedece, hay que hacerlo consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te!Volvi<strong>en</strong>do a los tiempos modernos, <strong>en</strong> que se gobierna y manda<strong>en</strong> nombre del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, convi<strong>en</strong>e recordarque la larga dictadura del g<strong>en</strong>eral Díaz y el rigor con que establecióla paz mecánica, reprimi<strong>en</strong>do todo int<strong>en</strong>to de rebelión, dieronlugar a la formación de un ejército profesional cuya adhesión al Dictadornubló la idea superior de que el ejército no es def<strong>en</strong>sor de unapersona, sino sost<strong>en</strong>edor de las instituciones. Y aunque al triunfo deMadero ese ejército profesional cumplió con su obligación de apoyaral nuevo mandatario legítimam<strong>en</strong>te elegido, <strong>en</strong> su conducta posterior,después de la cru<strong>en</strong>ta traición de Victoriano Huerta, su actitudquedó de nuevo nublada por la ceguera del falso principio de la obedi<strong>en</strong>ciaabsoluta. Había <strong>en</strong> el Ejército federal oficiales pundonorosose intelig<strong>en</strong>tes, pero la idea de que ellos no t<strong>en</strong>ían que reflexionar,discutir y resolver sobre el orig<strong>en</strong> del gobierno de Huerta, sino callary obedecer, hizo que, salvo raras excepciones, el cuartelazo, la traicióny la disolución de las Cámaras, no los moviera a pedir su baja ymarcharse a las filas de la Revolución, como algunos lo hicimos.Con tales anteced<strong>en</strong>tes, se compr<strong>en</strong>de que una falsa idea queimperó por siglos <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia humana, todavía pueda cegarel criterio de qui<strong>en</strong>es, con más pasión que raciocinio, cond<strong>en</strong>an ladeso bedi<strong>en</strong>cia de la División del Norte, <strong>en</strong> julio de 1914, como si setratara de un crim<strong>en</strong> de lesa majestad.Hay que advertir que se trataba de la desobedi<strong>en</strong>cia a un jefeque carecía de investidura legal; de un jefe aceptado tácitam<strong>en</strong>tecomo tal, pero que estaba lejos de repres<strong>en</strong>tar la autoridad que emabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1774/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


na de un poder constitucional; desobedecerlo no era ni un crim<strong>en</strong>ni un delito.En su justificación, el g<strong>en</strong>eral Ángeles demostró, técnicam<strong>en</strong>te,lo absurdo de la ord<strong>en</strong> del señor Carranza, al querer que la Divisióndel Norte se fragm<strong>en</strong>tara, no para asegurar el triunfo, sino, segúndeclaración de sus mismos panegiristas, para restarle elem<strong>en</strong>tos altemible guerrillero. La batalla de Zacatecas, librada pocos días después,demostró por su innegable importancia militar, de terriblesefectos, que los jefes de la División del Norte tuvieron razón de noexponerse, por una ciega obedi<strong>en</strong>cia al Primer Jefe, a ser batidos <strong>en</strong>detalle, comprometi<strong>en</strong>do los intereses superiores de la causa revolucionaria.Todos los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte firmaronel telegrama de reproches y desobedi<strong>en</strong>cia, y con ello dieron unaprueba de valor civil.En cambio, es muy importante reflexionar <strong>en</strong> las consecu<strong>en</strong>ciasde la actitud intransig<strong>en</strong>te de Carranza, si <strong>en</strong> vez de que Ángelesaconsejara la moderación y señalara hábilm<strong>en</strong>te un objetivo superior alos revolucionarios, las explosiones de ira de los jefes de la Divisióndel Norte hubieran sido <strong>en</strong>derezadas <strong>en</strong> contra de la persona de donV<strong>en</strong>ustiano Carranza. Desde luego se debe aceptar que, si como todoslo reconoc<strong>en</strong>, la División del Norte era, <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to, la máspoderosa fuerza rebelde organizada, su disolución por obedi<strong>en</strong>cia aun falso principio, o por los deseos de Carranza de anular a Villa, lehabría restado a la Revolución tanta fuerza, que el triunfo de la causase habría retardado quién sabe hasta cuándo. Las tropas de don PabloGonzález habrían seguido <strong>en</strong> su habitual inactividad y mi<strong>en</strong>tras,los efectivos federales de Zacatecas y otras guarniciones, con dejarunas cuantas tropas que <strong>en</strong>mascararan su movimi<strong>en</strong>to, habrían sidotrasladadas para reforzar a las tropas de Guadalajara, haci<strong>en</strong>do, porla aplastante superioridad numérica, nugatorios los esfuerzos del g<strong>en</strong>eralObregón.Pero, todavía más: si los hombres del Norte se considerabanlesionados y amagados por la hostilidad de Carranza, lo humano178biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1784/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


habría sido que a no mediar un hombre que aconsejó la moderación yla prud<strong>en</strong>cia, las pasiones desbordantes hubies<strong>en</strong> arrastrado a la Divisióndel Norte a combatir desde luego a Carranza, qui<strong>en</strong> a pesar deque hubiera sido auxiliado por don Pablo González, habría sufrido lamás probable derrota. De este modo se habría precipitado la divisiónde las fuerzas revolucionarias antes del triunfo sobre los huertistas.La resolución de marchar sobre Zacatecas con todos los elem<strong>en</strong>tosde la División del Norte, y el terrible asalto allí librado hastaaniquilar totalm<strong>en</strong>te a la guarnición huertista, “como si ningún acontecimi<strong>en</strong>todesagradable hubiera ocurrido” con Carranza, se debe reconocercomo un acto de habilísima intelig<strong>en</strong>cia y de patriotismo. El“g<strong>en</strong>io malo” de Ángeles, evitaba la agresión a Carranza, <strong>en</strong>cauzando ydirigi<strong>en</strong>do intelectualm<strong>en</strong>te la fuerza de la División del Norte <strong>en</strong> contradel usurpador Victoriano Huerta; y de este modo, no por primera vez,sino una de tantas veces, Ángeles desviaba la mano fratricida de Caín.No de otro modo puede interpretarse el gesto del correligionarioque se des<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de de la terquedad y torpeza y hasta del amago delcompañero, para <strong>en</strong>derezar toda su at<strong>en</strong>ción y el esfuerzo g<strong>en</strong>erosode las tropas del pueblo, <strong>en</strong> contra del <strong>en</strong>emigo común, del torvousurpador.¡Con cuánta razón dijeron a Carranza los g<strong>en</strong>erales de la Divisióndel Norte, <strong>en</strong> su histórico m<strong>en</strong>saje, al referirse a la festinadaaceptación del retiro de Villa:Si él lo escuchara a usted, el pueblo mexicano, que ansía el triunfode nuestra causa, no sólo anatematizaría a usted por resolución tandisparatada, sino que vituperaría también al hombre que, <strong>en</strong> caminode libertar a su país de la opresión brutal de sus <strong>en</strong>emigos, abandonabalas armas para sujetarse a un principio de obedi<strong>en</strong>cia a un jefe que vadefraudando las esperanzas del pueblo por su actitud dictatorial...179Después de la batalla de Zacatecas, se rindió parte con todos susporm<strong>en</strong>ores a Carranza, “para que se percatara de que nuestra desobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1794/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


edi<strong>en</strong>cia del día 14, no implicaba desconocimi<strong>en</strong>to a la jefatura deque lo invistió la mayoría de revolucionarios, con el único objetode darle unidad visible a la Revolución”.Mi<strong>en</strong>tras los hijos del pueblo, ciudadanos armados de la Revolución,se batían y morían d<strong>en</strong>odadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Zacatecas, el señorCarranza declaraba <strong>en</strong> un banquete que “ya había aparecido el judas”,esto es, se consideraba él mismo como un nuevo Red<strong>en</strong>tor oMesías, a qui<strong>en</strong> era grave desacato desobedecer. Y para confirmar suautoridad absolutista, <strong>en</strong>viaba al campo de batalla, dirigido al g<strong>en</strong>eralÁngeles, un telegrama <strong>en</strong> que le comunicaba que quedaba destituidodel cargo de Subsecretario de Guerra Encargado del Despacho (sic).Entre mis impresiones de campaña, recuerdo que <strong>en</strong> Zacatecas,<strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to culminante del duelo de la artillería, cuando el <strong>en</strong>emigohuertista nos <strong>en</strong>viaba una andanada de metrallazos, el vali<strong>en</strong>teg<strong>en</strong>eral Trinidad Rodríguez se despedía de nosotros (para siempre),con estas palabras: “Yo ya me voy de estos rastrillazos”, y se fue consus tropas para recibir una bala que le atravesó el cuello, dándole lamuerte.Entretanto, Ángeles, cerebro de aquella notable batalla, impasible,<strong>en</strong> su puesto de honor, recibió el m<strong>en</strong>saje de Carranza y conuna sonrisa apacible, peculiar de los indios de nuestra raza, me dijo:“Mire usted”, mostrándome el úkase de la destitución...180biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1804/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o VIIICó m o f u e la b ata l l a d e Za c at e c a sEl asalto y toma de la plaza de Zacatecas es particularm<strong>en</strong>t<strong>en</strong>otable porque, <strong>en</strong> mi concepto, es el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro que másse aproxima, <strong>en</strong> todas sus fases, a la batalla completa. Susresultados, desastrosos para los federales, constituyeron el más formidablegolpe que desmoronó al gobierno usurpador de VictorianoHuerta.Dicha batalla pres<strong>en</strong>ta todas las fases: reconocimi<strong>en</strong>tos <strong>preliminares</strong>,toma de contacto con el <strong>en</strong>emigo, estrechami<strong>en</strong>to del círculodel sitio, distribución ord<strong>en</strong>ada de las tropas, elección de posicionesy establecimi<strong>en</strong>to meditado de la artillería; empleo eficacísimo deésta para apoyar el avance de las otras armas, elección de un fr<strong>en</strong>teprincipal de ataque, y de una reserva; desarrollo regular y previstode la batalla, asalto metodizado de las posiciones, esfuerzo final ypersecución, tan eficaz, que la reserva aniquiló a las tropas <strong>en</strong> suretirada.La calidad de las posiciones de la def<strong>en</strong>sa, que parecían inexpugnables,y los efectivos combati<strong>en</strong>tes, eran éstos: 12 000 hombresdef<strong>en</strong>dían la plaza <strong>en</strong> bi<strong>en</strong> elegidos atrincherami<strong>en</strong>tos; 20 000 revolucionariosla sitiaban para asaltarla.Adelantaremos los resultados, dici<strong>en</strong>do que fueron tomados seiscerros atrincherados y que la guarnición de Zacatecas fue aniquilada<strong>en</strong> sólo nueve horas de lucha.181biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1814/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


De s c r i p c i ó nLa ciudad de Zacatecas, capital del Estado del mismo nombre, ti<strong>en</strong>euna población de unos treinta mil habitantes y se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> unahoya o barranca rodeada de emin<strong>en</strong>cias. Situada <strong>en</strong> la Mesa C<strong>en</strong>tralMexicana, su altitud es de 2 400 metros, circunstancia que la hacet<strong>en</strong>er un clima fresco y agradable durante el verano.Por razón de la configuración del terr<strong>en</strong>o, la ciudad se alarga d<strong>en</strong>orte a sur, abundando <strong>en</strong> su parte céntrica las construcciones de dospisos, debido a falta de espacio.Parece como que la ciudad serp<strong>en</strong>tea <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido del talweg,y que int<strong>en</strong>ta dilatarse a lo ancho por sobre los lomeríos del ladoori<strong>en</strong>tal, últimas estribaciones del cerro de Bolsas, y al poni<strong>en</strong>te, porsobre las faldas del cerro del Grillo.Para llegar a Zacatecas, vini<strong>en</strong>do del norte, se ti<strong>en</strong>e que doblaruna barrera formada por emin<strong>en</strong>cias que sobrepasan, de 300 a <strong>50</strong>0metros, el nivel de la ciudad.Vetagrande, mineral famoso de otros tiempos, se oculta detrasde esas emin<strong>en</strong>cias y por su pueblecillo tristón y semiabandonado,pasa un camino carretero que vi<strong>en</strong>e del pueblo de Morelos y quese dirige a la capital, buscando la p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te favorable del terr<strong>en</strong>o,<strong>en</strong>corvándose por sobre las cimas y dirigiéndose hacia el sur, hasta<strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la punta norte de la ciudad.Otro camino carretero conduce del ori<strong>en</strong>te, vini<strong>en</strong>do de Aguascali<strong>en</strong>tes,para pasar por el pueblo de Guadalupe, a siete kilómetrosde la ciudad y <strong>en</strong>trar, con ligera p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te, por el cañónque separa al cerro altiplanicie de Bolsas del cerro fortaleza de laBufa, memorable este último por el asalto que <strong>en</strong> 1872 dio <strong>en</strong> él elg<strong>en</strong>eral Rocha a los g<strong>en</strong>erales fronterizos que lo def<strong>en</strong>dían peleando<strong>en</strong> contra del gobierno del presid<strong>en</strong>te Juárez.Un tercer camino conduce del suroeste a Zacatecas (camino deJerez), doblando lomeríos y <strong>en</strong>trando por la punta sur de la ciudad,182biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1824/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


por donde p<strong>en</strong>etra la vía férrea y donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra la estación delferrocarril.De manera que los tres caminos m<strong>en</strong>cionados sal<strong>en</strong> de Zacatecasal norte, al ori<strong>en</strong>te y al sur, y constituy<strong>en</strong> las vías carreteras que comunicancon el exterior, aunque después se bifurcan <strong>en</strong> otras direcciones.La vía férrea sigue s<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te paralela al camino de Guadalupe,hacia el sur, y <strong>en</strong> esa dirección se aleja de la ciudad.Y<strong>en</strong>do de Vetagrande a Zacatecas, de norte a sur, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>trainmediatam<strong>en</strong>te una fuerte elevación del terr<strong>en</strong>o, desde la que sedistingue el comi<strong>en</strong>zo o extremidad de la ciudad, allá <strong>en</strong> el fondo,como resguardada al fr<strong>en</strong>te y hacia nosotros, por un cerro coloradode mediana elevación, cerro de Loreto, fuertem<strong>en</strong>te fortificado, ypor un c<strong>en</strong>tinela, guardaflanco, alto y alargado <strong>en</strong> forma de espinazoy que se llama cerro de la Sierpe.Encuadrando la ciudad, cerca de ella, y como dos colosos quela guardan, se yergu<strong>en</strong>, por el ori<strong>en</strong>te, el cerro de la Bufa, de flancospoco accesibles, fortificado y artillado, y <strong>en</strong> el que se distingu<strong>en</strong>,dominando el valle, un observatorio, un castillo-parroquia yla Bufa, propiam<strong>en</strong>te dicha (peñasco acantilado que corona la cúspide),sobremontada por un faro que funcionará incansablem<strong>en</strong>tela noche anterior a la batalla. A este cerro precede, paralelam<strong>en</strong>te,dándole fr<strong>en</strong>te, otro cerro alargado que lo protege como primeraposición importante que habrá que tomar antes de acercarse a él.Por el poni<strong>en</strong>te se levanta, redondo y dominante también, elsegundo coloso, cerro del Grillo, elevación importante que constituyela llave de la posición y que ha sido cuidadosam<strong>en</strong>te fortificado,artillado y reforzado por numerosas tropas.Hacia el sureste se distingue una grande y alargada elevaciónque forma garganta con la Bufa, y que, un poco alejada de Zacatecas,pres<strong>en</strong>ta una gran meseta d<strong>en</strong>ominada de Bolsas.Finalm<strong>en</strong>te, al sur se distingue un cerro puntiagudo y alto, quese eleva <strong>en</strong> forma de cono y que se halla guarnecido con tropas; es elcerro de Clérigos.183biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1834/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


Para <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la ciudad, rodeada de esas fuertes posiciones naturales,fortificadas y guarnecidas por más de 10 000 hombres, habrápues que marchar <strong>en</strong> una de las tres direcciones principales de caminosseñalados, disputando previam<strong>en</strong>te la posesión de las alturasdominantes.Las tropas de la División del Norte, llegadas de Torreón yacampadas a una jornada de Zacatecas, pudieron aproximarse alos alrededores de la ciudad después de un reconocimi<strong>en</strong>to iniciadopor el g<strong>en</strong>eral Ángeles y su Estado Mayor, con una escoltade 20 hombres, y de haber librado combate <strong>en</strong> el rancho de SanVic<strong>en</strong>te, con una columna de unos 200 hombres de Argumedo,que incursionaban por los alrededores de Zacatecas. Este combateestuvo a punto de sernos adverso; fue librado con la escolta delg<strong>en</strong>eral Chao, y oportunam<strong>en</strong>te apoyado por el g<strong>en</strong>eral TrinidadRodríguez, qui<strong>en</strong>, con sus tropas, replegó al <strong>en</strong>emigo hasta sus posicionesde def<strong>en</strong>sa.Otros reconocimi<strong>en</strong>tos nos <strong>en</strong>señaron que, por el suroeste, loslomeríos que llegan a la ciudad estaban bi<strong>en</strong> batidos por los fuegosde diversos atrincherami<strong>en</strong>tos, al parecer sabiam<strong>en</strong>te elegidos, y queéste será, quizás, el fr<strong>en</strong>te más fuerte de la def<strong>en</strong>sa. El <strong>en</strong>emigo p<strong>en</strong>sóque por allí se iniciaría el ataque principal. Por el lado norte se pres<strong>en</strong>taba,<strong>en</strong> cambio, una zona ondulada, aunque dominada por elfuego de los varios c<strong>en</strong>tinelas.El c e r e b ro d i r e c t o rComo resultado del primer reconocimi<strong>en</strong>to iniciado desde la estaciónde Calera y de los demás reconocimi<strong>en</strong>tos, el g<strong>en</strong>eral Ángelesmedita y prepara un plan de ataque, acabando por elegir el últimofr<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>cionado como el más conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te para el ataque principal,porque la artillería puede elegir posiciones <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tándose con laartillería <strong>en</strong>emiga y porque se puede también, muy principalm<strong>en</strong>te,184biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1844/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


apoyar a las tropas de infantería que habrán de asaltar las posicioneselevadas.En Vetagrande quedó establecido el cuartel g<strong>en</strong>eral de la artilleríay de la brigada de infantería del g<strong>en</strong>eral Ángeles, que fue qui<strong>en</strong>hizo elección de las primeras posiciones, con dos días de anterioridadal de la batalla, y qui<strong>en</strong> ideó el dispositivo que habían de aprobarpl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te Villa y sus demás g<strong>en</strong>erales.El cañoneo sufrido pasivam<strong>en</strong>te (para no señalar sus posiciones)la antevíspera y la víspera por la artillería, los combates parciales libradospor el noroeste con tropas del g<strong>en</strong>eral Trinidad Rodríguez, ypor el suroeste con las del g<strong>en</strong>eral Maclovio Berrera, muestran, por lasbajas sufridas especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> tropas de este último g<strong>en</strong>eral, que resultótambién herido <strong>en</strong> un brazo, y por los efectos causados <strong>en</strong> la artillería(dos piezas desmontadas, artilleros muertos y heridos), que lainfantería del <strong>en</strong>emigo está presta a la def<strong>en</strong>sa y que su artillería ti<strong>en</strong>ebi<strong>en</strong> medidas las distancias y referidas de antemano las posiciones.Dispositivo y o r d e n d e ata q u e185El día 22 de junio de 1914 se dio la ord<strong>en</strong> de que al sigui<strong>en</strong>te día, alas diez de la mañana, acumuladas ya las reservas y las municiones dereserva, la artillería rompiera el fuego sobre las posiciones <strong>en</strong>emigas,a las que habría de aproximarse la noche anterior todo lo necesariopara hacer eficaz el fuego, y que todas las fuerzas de la División delNorte empr<strong>en</strong>dieran el ataque según disposición del g<strong>en</strong>eral Villa,que llegó la víspera y <strong>en</strong>terado de la situación, aprobó el dispositivoadoptado por Ángeles.Las tropas quedaron repartidas y atacaron según el sigui<strong>en</strong>tedispositivo:Por el norte, y resueltas a apoderarse de la posición anterior a laBufa y del camino que conduce a Zacatecas, las brigadas “C<strong>en</strong>iceros”,“Morelos”, del g<strong>en</strong>eral Urbina; “Robles”, del g<strong>en</strong>eral B<strong>en</strong>avides; terbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1854/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


cer batallón, del coronel Herón González, y parte de la “Zaragoza”,del g<strong>en</strong>eral R. Madero, con un efectivo total de 3 000 hombres. Porel norte, ligadas con las anteriores, otra parte de la brigada “Madero”y parte de la “C<strong>en</strong>iceros”, con unos 1 <strong>50</strong>0 hombres; por el noroeste,las brigadas “Villa”, del g<strong>en</strong>eral J. Rodríguez; “Cuauhtémoc”, de losg<strong>en</strong>erales T. Rodríguez y Rosalío Hernández, con un total de 4 <strong>50</strong>0hombres; por el oeste, “Zapadores”, del g<strong>en</strong>eral Servín, y tropas almando del g<strong>en</strong>eral Almanza, con unos 2 <strong>50</strong>0 hombres; por el sur ysuroeste, brigadas Herrera, Ortega y Chao, con unos 3 000 hombres;por el ori<strong>en</strong>te y ext<strong>en</strong>didas hasta Guadalupe, las tropas de los g<strong>en</strong>eralesArrieta, Natera, Bañuelos, Domínguez, Triana y Carrillo, conunos 5 000 hombres. Estas últimas tropas se habían apoderado ya deGuadalupe, cortando la vía y cerrando el paso, según indicación delg<strong>en</strong>eral Ángeles, a los tr<strong>en</strong>es y trotas que pudieran v<strong>en</strong>ir de Aguascali<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> auxilio de los sitiados, y fungirían como reserva para lapersecución, <strong>en</strong> la probable retirada de las tropas sitiadas. Especialm<strong>en</strong>telas tropas del g<strong>en</strong>eral Natera ocupaban, <strong>en</strong> actitud expectante,la meseta de Bolsas.La artillería se distribuyó <strong>en</strong> dos grupos: el m<strong>en</strong>or, compuestode dos baterías, con las tropas del g<strong>en</strong>eral Herrera, dispuesto a apoyarel ataque de éste o contribuir a la persecución, si la guarnición deZacatecas se retiraba prematuram<strong>en</strong>te, como parecía sospecharsede una humareda que se distinguió el día anterior y que podría serdebida a que, según bárbara costumbre, el <strong>en</strong>emigo inc<strong>en</strong>diaba lascasas antes de marcharse, como hicieron <strong>en</strong> San Pedro de las Coloniasy <strong>en</strong> Saltillo.El grupo principal de la artillería marcharía de las primeras posicioneselegidas, batidas hasta <strong>en</strong>tonces pasivam<strong>en</strong>te por la artillería<strong>en</strong>emiga (t<strong>en</strong>ían órd<strong>en</strong>es de no descubrirse contestando el fuego),hasta colocarse por la noche más cerca todavía, para asegurar eficazapoyo a la infantería. Las piezas serían protegidas, <strong>en</strong> las crestas dellomerío, por atrincherami<strong>en</strong>tos de campaña o con un caserío medioderruido llamado “Mina de la Plata”.186biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1864/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


El detalle del dispositivo de la artillería fue como sigue: por elnorte siete baterías con cañones de 75 mm, mandadas por los capitanesJosé Roldán, Gustavo Durón González, Francisco Quiroz, JoséMaría Trejo, Felipe Ortega, F. Rojas y Francisco Garcilita, formandodos grupos a las órd<strong>en</strong>es de los mayores Miguel Saavedra (qui<strong>en</strong> sedistinguió por su val<strong>en</strong>tía, llegó a g<strong>en</strong>eral, y murió colgado de unárbol, <strong>en</strong> Chihuahua, por órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Murguía), y José MaríaJurado. Total, 28 piezas. Grupo de tres baterías de 80 mm tipopoderoso, con los capitanes José Tapia, Carlos Trigos y Carlos Amézaga,mandados por el mayor Luévano; 12 piezas que no <strong>en</strong>traron <strong>en</strong>acción por falta de espacio.Por el sur: sección de dos cañones de 80 mm tipo ligero, al mandodel t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Francisco Falco; batería de montaña de 70 mm tipoligero, al mando del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Antonio Licona y batería de 75 mm S.Vickers, al mando del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Roberto Perdomo (a qui<strong>en</strong> debo estosdatos), mandados por el mayor José Carrillo. Total, diez piezas.Se contaba, además, con el cañón El Niño, de 80 mm tipo poderoso,que estaba montado sobre una plataforma <strong>en</strong> la vía férrea, <strong>en</strong>Pimi<strong>en</strong>ta, y al cuidado del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Trucíos.Poco antes de la batalla, el caserío de la mina de la Plata serviríade punto de observación del g<strong>en</strong>eral Ángeles, <strong>en</strong> la primerafase del <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro; y serviría también de posición oculta para lareserva de infantería que habría de apoyar el ataque principal, a lahora indicada.La infantería, presta desde la noche anterior <strong>en</strong> sus posiciones,formaba un gran arco de círculo cuyos extremos apuntaban hacia laBufa por un lado y hacia la Sierpe por el otro. Las lomas que dabanfr<strong>en</strong>te al cerro de Bolsas, una lomita redonda, el caserío del Edén yotras lomas de la derecha, constituían, lo mismo que algunas casasaisladas, puntos de apoyo del arco de fuego del ataque principal.187biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1874/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


El d í a d e la b ata l l a188El día 23 de junio de 1914 amaneció nublado, con niebla que noam<strong>en</strong>guaba la int<strong>en</strong>sa luz de un brillante sol de verano. Las nubecillasvaporosas se arrastraban l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te sobre las cúspides de loscerros, como desperezándose con neglig<strong>en</strong>cia sobre sus últimos cojinesterrestres; y el sol lograba escapar de trecho <strong>en</strong> trecho, por <strong>en</strong>trela niebla que se recogía <strong>en</strong> cúmulos de algodón, lanzando a la tierrafurtivos dardos de oro. Parecía que escudriñaba por <strong>en</strong>tre veredas ycampos dónde estaba la legión de vali<strong>en</strong>tes que habría de recogerun lauro más para el ejército del pueblo, dónde yacían los cadáveresdiseminados y dónde se oreaba la sangre vertida por algunos de loshéroes de la víspera, como si quisiera exhibir ese riego fecundo delos que, <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de la democracia, se apresuraban a ganar la gloriamilitar.La antevíspera había yo sido <strong>en</strong>viado por el g<strong>en</strong>eral Ángeles, haci<strong>en</strong>doun gran rodeo, a buscar al t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Perdomo para que vinieraa reparar una pieza de artillería que se había descompuesto, comisiónque cumplí caminando toda la noche para regresar a la madrugadadel día sigui<strong>en</strong>te.Después de una noche tranquila (la víspera), reparadora de fuerzasy germinadora de nuevas <strong>en</strong>ergías y de reflexiones para la jornadaque se avecinaba, despertó el grupo de oficiales del g<strong>en</strong>eral Ángelesy luego de haber desayunado, se aprestó a montar para seguir al jefe.Unas galletas deslizadas furtivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los bolsillos y un paquete dev<strong>en</strong>das depositado <strong>en</strong> la bolsa del camarada, d<strong>en</strong>unciaban la previsiónde una lucha <strong>en</strong> que el peligro es inc<strong>en</strong>tivo de honor.Por lo demás, después de los preparativos y las órd<strong>en</strong>es de estilo,el g<strong>en</strong>eral y sus oficiales marcharon al campo del honor, una horaantes de la cita.Las tropas habían pasado una noche lluviosa, <strong>en</strong> vigilia, <strong>en</strong> susposiciones avanzadas. Ahora el sol había desgarrado el velo de laniebla e inundaba de claridad el campo multicolor <strong>en</strong> que, a manebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1884/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


a de puntos, se distinguían, acá, y allá, los soldados de las tropascont<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.Un vi<strong>en</strong>to fresco soplaba del noreste, y había alejado la lluviaque se avecinaba como resultado del frecu<strong>en</strong>te estampido del cañónal conmover la atmósfera.En el fondo de la barranca vigilada siempre por sus pot<strong>en</strong>tes“c<strong>en</strong>tinelas”, se nos antojaba que la ciudad de Zacatecas se escurría,como alejándose, ante nuestra codicia como lugar futuro de reunión.La artillería ocupaba ya sus nuevos emplazami<strong>en</strong>tos. Al avanzar conel g<strong>en</strong>eral, inspeccionábamos el campo, dejábamos a retaguardia,protegidos, los puestos de socorro, los tiros y avantr<strong>en</strong>es, así comonuestras cabalgaduras y, a pie, nos dirigimos hacia el caserón derruido,<strong>en</strong> el que mom<strong>en</strong>táneam<strong>en</strong>te habríamos de protegernos mi<strong>en</strong>trasse comunicaban las últimas órd<strong>en</strong>es.En el patio principal de los caserones y ocultas a la vista del<strong>en</strong>emigo, se hallaban dos baterías del grupo de Jurado. Encuadrandolos caserones, a derecha e izquierda, otras baterías se protegían conlas crestas del terr<strong>en</strong>o y con las trincheras del campo de batalla quelos artilleros habían excavado durante la noche. Por el lado izquierdode nuestro fr<strong>en</strong>te, se avanzaba pesadam<strong>en</strong>te, otra batería más, delgrupo del mayor Saavedra, protegiéndose de modo análogo a comose protegían las baterías anteriores; desde la altura que t<strong>en</strong>íamos aretaguardia, y sobre el cerro cercano a Veta Grande, dos baterías apoyabana las anteriores con sus fuegos dominantes.Se r o m p e e l f u e g oAntes de las diez de la mañana, la impaci<strong>en</strong>te infantería de los primerospuestos, <strong>en</strong>tablaba la conversación del fuego con el adversario,y la artillería <strong>en</strong>emiga, desde el Grillo y la Bufa, lanzaba por <strong>en</strong>cimade nosotros a una caballería que se descubría avanzando a tomar susposiciones, la andanada rugi<strong>en</strong>te de su metralla.189biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1894/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


Nosotros esperábamos con impaci<strong>en</strong>cia la hora solemne delcombate; con el afán de cumplir bi<strong>en</strong> un deber imperioso, con elinterés de descubrir int<strong>en</strong>sas emociones, con la ambición de qui<strong>en</strong>quiere para sus correligionarios, para su partido y para sí, nuevaspalmas y nuevos triunfos.Provisionalm<strong>en</strong>te protegido por los paredones, se me antojabap<strong>en</strong>sar que la artillería <strong>en</strong>emiga sería numerosa, que hasta aquel mom<strong>en</strong>tono había revelado toda su pot<strong>en</strong>cia, y que los caserones qu<strong>en</strong>os protegían y <strong>en</strong> los que estaban emplazadas dos baterías, iban aatraer, como a un nido de proyectiles, las iras de las piezas <strong>en</strong>emigas,y d<strong>en</strong>tro de pocos mom<strong>en</strong>tos, aquellos caserones quedarían reducidosa escombros. Me alegraba yo de que, por propia iniciativa, lainfantería de reserva no se hubiese establecido allí, prefiri<strong>en</strong>do distribuirsede antemano cerca de la línea de fuego; me retintineaba,con curiosidad y con recelo, la frase de mi g<strong>en</strong>eral: “Mejor que tir<strong>en</strong>hacia el caserío, porque de ese modo no le tirarán a la infantería;atraeremos sobre la artillería todo el fuego del <strong>en</strong>emigo, permiti<strong>en</strong>doa la infantería que avance y... nosotros s<strong>en</strong>tiremos mucho másbonito...”.El g<strong>en</strong>eral Ángeles consideraba el combate como una fiesta marcial<strong>en</strong> la que se goza y a la que se concurre con espíritu de mosquetero,ll<strong>en</strong>o de alborozo, vestido de limpio (higiénicam<strong>en</strong>te para elcaso de resultar herido), y hasta con coquetería; antes de montara caballo se había bañado, se había rasurado y se había atusado elbigote cuidadosam<strong>en</strong>te.Co m b a t e d e Lo r e t o y m u e r t ed e l g<strong>en</strong> era l Trinidad Ro d r í g u e zMom<strong>en</strong>tos antes de las diez de la mañana, la impaci<strong>en</strong>te infanteríarompe o arrecia el fuego de sus fusiles y, a las diez <strong>en</strong> punto, primerointermit<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, después <strong>en</strong> conjunto, nuestra artillería resu<strong>en</strong>a190biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1904/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


estru<strong>en</strong>dosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la fiesta. El punto principal adonde dirigesus fuegos, por el mom<strong>en</strong>to, es el cerro colorado de Loreto, que esbatido eficazm<strong>en</strong>te protegi<strong>en</strong>do el avance de la infantería. Ésta selanza vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, desalojando al <strong>en</strong>emigo de la trinchera <strong>en</strong> lafalda de dicho cerro; espera el nuevo efecto de la artillería, que nose hace esperar, bombardeando la cúspide del cerro, obligando a lainfantería <strong>en</strong>emiga a ocultarse. Pronto, con los primeros dragonesque sigu<strong>en</strong> al abanderado, éste hace erguir su bandera, que ondeaalegrem<strong>en</strong>te, sobre el fortín conquistado del cerro de Loreto, primeraposición importante arrebatada al <strong>en</strong>emigo. Al iniciarse esteasalto, el vali<strong>en</strong>te y jov<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral Trinidad Rodríguez, que acababade dejarnos porque no le gustaban “aquellos rastrillazos” de la artillería<strong>en</strong>emiga, perdió gloriosam<strong>en</strong>te la vida, arrancada por unabala que le atravesó el cuello. Nos contaban amigos suyos que, antesde morir, tomó un trago de aguardi<strong>en</strong>te para ver (?) si no era muygrave la herida...Durante este mom<strong>en</strong>to de la lucha <strong>en</strong> que el caserío no fuedestruido, pero <strong>en</strong> el que una pieza fue desmontada por las granadas<strong>en</strong>emigas, pudimos observar muy de cerca esta primera fase dela lucha, sin que las balas, que silbaban aguda y dolorosam<strong>en</strong>te, nilas granadas, que al explotar nos conmovían muy de cerca, quitas<strong>en</strong>interés a esta importante esc<strong>en</strong>a.El a p o y o d e la artilleríaVi<strong>en</strong>do que la batería de la izquierda del caserío hacía bu<strong>en</strong>os tiros<strong>en</strong> dirección a Loreto, pero que los impactos resultaban cortos, porqu<strong>en</strong>uestras tropas ya ocupaban hasta media falda, el g<strong>en</strong>eral mepermitió que fuera a hacer corregir ese tiro. Con unas cuantas indicaciones,el capitán Roldán, cuya batería vigilaba el vali<strong>en</strong>te mayorSaavedra, mejoró su tiro e hizo excel<strong>en</strong>tes impactos sobre la trincheramisma de la cúspide del cerro de Loreto.191biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1914/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


El resultado, ya consignado, no se hizo esperar con la ocupaciónde la posición por nuestras tropas. El asalto y toma de Loreto tardó25 minutos.Estaba yo <strong>en</strong> la batería antes m<strong>en</strong>cionada, cuando se pres<strong>en</strong>tó elg<strong>en</strong>eral Urbina, observando el combate y preguntando por el g<strong>en</strong>eralÁngeles. Le rogué que no se acercara con su escolta montada por elpeligro de atraer el fuego <strong>en</strong>emigo, pues acababan de herir a variosartilleros, y le indiqué dónde estaba el g<strong>en</strong>eral Ángeles.La infantería de nuestra ala izquierda, apoyada por las bateríasde ese lado, rechazaba también la línea de fuego <strong>en</strong>emiga que estabaposesionada del cerro anterior al de la Bufa. Se logró que dichainfantería se retirara para conc<strong>en</strong>trarse <strong>en</strong> la Bufa misma, <strong>en</strong> cuyacresta se estableció fuertem<strong>en</strong>te, sost<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do con los nuestros un nutridotiroteo.Mom<strong>en</strong>tos después de que volví al caserío, me decía el g<strong>en</strong>eralÁngeles que las piezas de la batería oculta se habían inutilizado conel fuego, y el capitán E. de los Monteros acudía a ver si t<strong>en</strong>ían prontoarreglo.El c o m b a t e d e la Si e r p ePor indicación del g<strong>en</strong>eral, fui <strong>en</strong> busca de nuestras cabalgaduraspara ocurrir a un nuevo punto de la lucha. Entretanto, las otras bateríascontinuaban su fuego t<strong>en</strong>azm<strong>en</strong>te.Bi<strong>en</strong> pronto, cuando ya era nuestro el cerro de Loreto, el combatese singularizó <strong>en</strong> el espinazo del cerro de la Sierpe. El g<strong>en</strong>eralord<strong>en</strong>ó que la artillería avanzara y, seguido de su Estado Mayor, ocurreal galope al teatro de este nuevo pasaje épico. Al pasar cerca dela batería del capitán Durón González, le ord<strong>en</strong>a que bata el nuevoobjetivo, y poco después, a medio camino, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra al g<strong>en</strong>eralVilla, qui<strong>en</strong>, seguido de su escolta, v<strong>en</strong>ía también al galope <strong>en</strong> buscadel g<strong>en</strong>eral Ángeles y de su artillería.192biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1924/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


Se deti<strong>en</strong><strong>en</strong> ambos g<strong>en</strong>erales y se agrupan sus escoltas, los dosjefes se saludan y dialogan: el g<strong>en</strong>eral Villa, preguntando por laartillería para atacar al <strong>en</strong>emigo de la Sierpe, y Ángeles, asegurándoleque ya ord<strong>en</strong>ó que avanzara. El grupo se dirige al lugar de lalucha, destacándose, a la cabeza, la recia y marcial figura de Villa,qui<strong>en</strong> conversa amigablem<strong>en</strong>te con Ángeles a su lado. Atrás vi<strong>en</strong><strong>en</strong>,al paso, las dos escoltas y <strong>en</strong>tre ese grupo, que debe llamar laat<strong>en</strong>ción del <strong>en</strong>emigo, numerosas balas buscan víctimas con insist<strong>en</strong>cia,sali<strong>en</strong>do herido solam<strong>en</strong>te el caballo del mayor Bazán y unasist<strong>en</strong>te.Yo había acudido a ord<strong>en</strong>ar a todas las baterías inmediatas, queconcurrieran con sus piezas útiles a la nueva posición avanzada; elcapitán Durán me hizo algunas objeciones porque su fuego era excel<strong>en</strong>tey acababa de recibir ord<strong>en</strong> verbal del g<strong>en</strong>eral. Le expresé quemi ord<strong>en</strong> era de la misma fu<strong>en</strong>te, pero posterior, y acto continuo,me dirigí al caserón inmediato al cerro de Loreto (mina del mismonombre), del que nos separaba una hondonada. Allí habían llegadolos g<strong>en</strong>erales Villa y Ángeles, con sus acompañantes.El fuego de la artillería <strong>en</strong>emiga rugía por <strong>en</strong>cima de las casas, ylas balas, con sus silbidos estrid<strong>en</strong>tes, quitaban el deseo de asomarsepor la arista del muro. Sin embargo, al g<strong>en</strong>eral Ángeles se le ocurriósubir a la azotea de esa casa para apreciar mejor la situación. Yo loacompañé e hice de tripas corazón para permanecer inalterable allado de mi jefe imperturbable, mi<strong>en</strong>tras que las balas silbaban pornuestras cabezas como si estuviéramos cerca de un panal de abejas;es que a esa casa todos los contrarios le tiraban al ver la aglomeraciónde tropas. Tras una exposición que se me antojó innecesaria, invité alg<strong>en</strong>eral a desc<strong>en</strong>der, y éste accedió con la sonrisa <strong>en</strong> los labios.El fuego arreciaba, las tropas de la derecha se batían con <strong>en</strong>tusiasmoy <strong>en</strong> un empuje vigoroso, subieron hasta media falda de laempinada p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la Sierpe, haci<strong>en</strong>do que el <strong>en</strong>emigo se parapetara<strong>en</strong> las trincheras de la cumbre, resuelto a no dejarse arrebatarla posición. La fuerte p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te y la rapidez del impulso, restaron193biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1934/1/<strong>08</strong> 10:29:55 <strong>AM</strong>


fuerzas a nuestras tropas, que empezaban a agotarse y a t<strong>en</strong>er un mom<strong>en</strong>tode flaqueza, que hizo al <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong>val<strong>en</strong>tonarse y salir de susatrincherami<strong>en</strong>tos, principiando a rechazar a los nuestros.En ese mom<strong>en</strong>to culminante de la lucha, que recuerdo como sila estuviera vi<strong>en</strong>do, un oficial conocido cayó como si hubiera sidomortalm<strong>en</strong>te herido, y se quedó inmóvil. “Este, ya liquidó”, p<strong>en</strong>séyo, pero grande fue mi sorpresa y alegría cuando pocos mom<strong>en</strong>tosdespués, <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to que los nuestros se reponían, lo vi erguirseprestam<strong>en</strong>te para la persecución. Era que, maliciosam<strong>en</strong>te, se habíahecho el muerto cuando vio que los rechazaban.El g<strong>en</strong>eral Villa hizo que se colocara una ametralladora <strong>en</strong> el ángulode la casa desde la que pres<strong>en</strong>ciamos este pasaje, pero a pesar desu fuego rápido, no parecía causar efecto s<strong>en</strong>sible sobre el <strong>en</strong>emigo.Los def<strong>en</strong>sores de la Sierpe se han erguido y ahora desci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>en</strong>bastante número haci<strong>en</strong>do fuego mortífero sobre los más vali<strong>en</strong>tes d<strong>en</strong>uestros hombres, que han llegado a unos cuantos pasos de ellos. Losluchadores se bat<strong>en</strong> desesperadam<strong>en</strong>te; el mom<strong>en</strong>to es angustioso;qui<strong>en</strong>es nos rodean voltean la cara hacia nosotros preguntando porla artillería; el g<strong>en</strong>eral Ángeles me ord<strong>en</strong>a que corra a traer aunquesea una pieza, voy por ella y antes de que pase mucho tiempo, acudocon un cañón seguido de otro, que se colocan inmediatam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>batería, al descubierto, sobre el terr<strong>en</strong>o disponible.Em o c i o n a n t e a p o y o d e la artillería194Todo el mundo dirige ansiosas miradas a las piezas y está susp<strong>en</strong>sodel resultado. Yo ayudo a apuntar el primer cañón. El vali<strong>en</strong>te capitánDurón González llega a tomar el mando de su sección; meapresto a observar allí mismo el tiro y pronto, al segundo disparo,nuestras granadas explotan <strong>en</strong> medio del <strong>en</strong>emigo. El efecto moralno se hace esperar; empieza la huida de los contrarios, los nuestrosavanzan de nuevo con más resolución, se escuchan “bravos” y aplaubiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>1944/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


sos <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es nos rodean y la fanfarria de la diana se hace sonarpara acompañar con “vivas”, gritos y lágrimas de emoción, nuestrabandera que ya flota <strong>en</strong> la cúspide de la Sierpe. Esta posición tardóquince minutos <strong>en</strong> caer, desde que fue atacada por la artillería.Continuamos el fuego sobre la falda del cerro, por la que el<strong>en</strong>emigo se retiraba.Sin pérdida de tiempo, son adelantados, resueltam<strong>en</strong>te, los cañonesque van llegando, hasta la explanada que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra delantede la casa.Los artilleros redoblan sus <strong>en</strong>ergías y bat<strong>en</strong> furiosam<strong>en</strong>te a cañonazosel cerro del Grillo. Éste y la Bufa nos contestan con empeñosoarresto y sus proyectiles, unas veces largos, otras cortos, nosllevan, hasta ese mom<strong>en</strong>to, solam<strong>en</strong>te el polvo y los gases de susexplosiones. Sin embargo, una granada <strong>en</strong>emiga no tarda <strong>en</strong> explotara inmediaciones de una de las piezas, haci<strong>en</strong>do víctimas. Pero losdisciplinados artilleros no cesan <strong>en</strong> su lucha; las balas zumban comomoscos y los sirvi<strong>en</strong>tes de las piezas cargan, preparan, apuntan yhac<strong>en</strong> fuego.Gr av e a c c i d e n t eLos g<strong>en</strong>erales Villa y Ángeles, algunos otros oficiales y qui<strong>en</strong> relata,nos acercamos a un cañón que hacía fuego rápido y certero y nossubimos a un montón inmediato de piedras para observar mejor.Súbitam<strong>en</strong>te, una explosión más recia que el estampido del cañónque t<strong>en</strong>emos a dos metros, nos ciega, nos <strong>en</strong>sordece y nos ll<strong>en</strong>a detierra y humo. Aturdidos, escuchamos gritos de espanto y los gemidos,o más bi<strong>en</strong> alaridos, de un artillero herido que arroja sangrepor la boca. “Nos tocó una granada <strong>en</strong>emiga”, p<strong>en</strong>sé yo; y cuandoel polvo y el humo empezaron a disiparse, pudimos ver un cuadropatético que, con sorpresa para mis futuras reflexiones, no me causó<strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to mayor emoción. Cerca de la pieza y a retaguardia,195biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1954/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


se <strong>en</strong>contraban los restos mutilados de un artillero (el arreglador deespoletas), con las manos voladas, el pecho hundido y la cara y elcráneo destrozados. A un lado se levantaban otros heridos, <strong>en</strong>sangr<strong>en</strong>tados,ll<strong>en</strong>os de espanto y de dolor, según lo hacían compr<strong>en</strong>dersus gestos y lam<strong>en</strong>taciones, y <strong>en</strong> todas direcciones, los sirvi<strong>en</strong>tes delas piezas corrían despavoridos. El artillero muerto nos había salvadocon su cuerpo, que recibió toda la fuerza de la explosión.Ayudamos al g<strong>en</strong>eral Ángeles a volver a los artilleros al pie desus cañones, levantándoles el ánimo con gritos de mando y recordándolessu heroico deber. “Queridos soldados del pueblo —diceel g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong> sus memorias—, obligados por el deber a serheroicos, cuando sus almas tiemblan y sus piernas flaquean...!”Ot r o s s o l d a d o s at e r r o r i z a d o sObservando semblantes cadavéricos, caras descompuestas por el terror,este cuadro de emocionantes notas se completa con un grupocomo de veinte tiradores, que aparece cerca de nosotros con losrostros pálidos, los dorsos <strong>en</strong>corvados y prestos a pararse detrás delprimer objeto que ofrezca protección, o a tirarse <strong>en</strong> el suelo. El g<strong>en</strong>eralse <strong>en</strong>ardece al verlos, les llama cobardes y les ord<strong>en</strong>a que siganhacia el fr<strong>en</strong>te <strong>en</strong> que se bat<strong>en</strong> sus compañeros; obedec<strong>en</strong> a medias,agazapándose y marchando de lado casi <strong>en</strong> cuatro patas, como loscangrejos que elud<strong>en</strong> el peligro oblicuam<strong>en</strong>te. El g<strong>en</strong>eral los increpay saca el revólver para amedr<strong>en</strong>tarlos; yo lo secundo y por fin, aquelloshombres v<strong>en</strong>c<strong>en</strong> el miedo, es decir, se vuelv<strong>en</strong> vali<strong>en</strong>tes y van aincorporarse con sus compañeros a la línea de fuego...196biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1964/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


Ho n r o s a c o m i s i ó n d u r a n t e u n a t r e g u aEl combate disminuye de int<strong>en</strong>sidad; la artillería sigue bati<strong>en</strong>do alGrillo, pero las tropas deti<strong>en</strong><strong>en</strong> su avance. El mayor Fierros se pres<strong>en</strong>tacon la pierna atravesada por una bala. El g<strong>en</strong>eral Villa quiereque continúe el avance, impulsando a las tropas sobre la posicióndel Grillo. Careci<strong>en</strong>do de ayudante por el mom<strong>en</strong>to, se dispone amarchar él mismo, pero el g<strong>en</strong>eral Ángeles adivina mi p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>toy le dice que yo puedo ir llevando sus órd<strong>en</strong>es. El g<strong>en</strong>eral Villaacepta y partí al galope hacia la más avanzada línea de fuego. “Ypartió Cervantes, <strong>en</strong>tusiasmado de ver que se le utilizaba <strong>en</strong> aquellacomisión”. “Allá le vimos muy lejos, con su sombrero arriscado deun lado, al galope acompasado de su caballo alazán”. (Apuntes delg<strong>en</strong>eral Ángeles.)Las balas saludaban mi paso silbando caprichosam<strong>en</strong>te y dandolugar a que mi caballo aum<strong>en</strong>tara su desconfianza con un galopeirregular, porque le incomodaba <strong>en</strong> su recorrido la vista de cadáveresaún cali<strong>en</strong>tes. ¡Pobre caballo servicial que más tarde habría de quedarseabandonado, herido <strong>en</strong> un combate; cuando lo dejé, creí verlágrimas <strong>en</strong> sus ojos!En unas casitas de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te <strong>en</strong>contré a las tropas, que disparabanprotegiéndose con sali<strong>en</strong>tes del terr<strong>en</strong>o; saludé a algunos oficialesdel Estado Mayor (Santoscoy, coronel Albores y otros), y acudíal g<strong>en</strong>eral Madero, que allí se <strong>en</strong>contraba. Díjele que el g<strong>en</strong>eral Villadeseaba que las tropas siguies<strong>en</strong> avanzando y le pregunté si no estimabaconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que hiciéramos marchar a las allí pres<strong>en</strong>tes. Élme contestó que esas tropas apoyaban por el mom<strong>en</strong>to a otras queint<strong>en</strong>taban avanzar, que no creía conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, por tanto, hacerlasmarchar y que t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do ya muy poco efectivo, rogaba al g<strong>en</strong>eral quele mandara refuerzos.Refuerzos ya no había y las tropas estaban cansadas.El Grillo empezaba a ser desalojado por el efecto del fuego d<strong>en</strong>uestra artillería. Era la una de la tarde y las tropas daban señales197biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1974/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


de agotami<strong>en</strong>to. La Bufa se había acallado. Las tropas tuvieron unatregua.La primera gran fase de la batalla había, pues, terminado con laconquista de las posiciones: delantera de la Bufa, cerro de Loreto yla Sierpe.Ahora el fuego de la artillería <strong>en</strong>emiga se cebaba, por el sur,sobre las tropas de Chao, Herrera, Ortega y Servín, que se batían<strong>en</strong>carnizadam<strong>en</strong>te, escuchándose, por allí, el fuerte tiroteo que d<strong>en</strong>unciabala pujanza del combate.Se g u n d a fa s e d e la b ata l l aD<strong>en</strong>tro de la casa <strong>en</strong> que habíamos pres<strong>en</strong>ciado las esc<strong>en</strong>as descritasy que las granadas contrarias habían perforado de lado a lado, perosin derrumbarla; cerca de un hogar que el <strong>en</strong>emigo había <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didocuando la posición era suya, esto es, <strong>en</strong> terr<strong>en</strong>o conquistado, Vaca, elasist<strong>en</strong>te del g<strong>en</strong>eral Ángeles, nos llevó un frugal almuerzo, que compartimoscon el g<strong>en</strong>eral Villla. Comimos con acompañami<strong>en</strong>to deestampidos de cañón y, de sobremesa, salimos a la explanada, donde,parado <strong>en</strong> tres patas, estaba un desgraciado caballo, al que una granadale había volado una mano. Lo finalizamos a balazos; ¡los disparosde nuestras pistolas parecían insignificantes para nuestros oídos <strong>en</strong>sordecidospor los múltiples y roncos estampidos del cañón!Aprovechando esta tregua, montamos a caballo y nos dirigimosal ala izquierda para ver de cerca los progresos realizados de ese lado.Sobre la marcha, previ<strong>en</strong>do los acontecimi<strong>en</strong>tos, el g<strong>en</strong>eral Ángelesme ord<strong>en</strong>aba que <strong>en</strong>viara al capitán Quiroz, cuya batería no habíadescansado de cañonear al <strong>en</strong>emigo, esta ord<strong>en</strong> escrita: “Marche usteda tomar posición al Grillo, <strong>en</strong> donde recibirá órd<strong>en</strong>es”.La posición tomada por las tropas del ala izquierda permanecíafuertem<strong>en</strong>te sost<strong>en</strong>ida, <strong>en</strong>tre otras, por tropas del coronel Gonzalitos,qui<strong>en</strong> acudió a informarnos del desarrollo de la acción por esa198biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1984/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


ala. Continuaba fuerte y nutrido fuego contra las tropas que se parapetaban<strong>en</strong> la posición de la Bufa. La artillería de ésta continuabahaci<strong>en</strong>do fuego alternativam<strong>en</strong>te hacia el sur y hacia Loreto.El cerro del Grillo había quedado desguarnecido como por espaciode una hora. Pero a poco se vio que el <strong>en</strong>emigo volvía a ocuparlocon numerosas tropas de refresco, y sus cañones no tardaron <strong>en</strong>vomitar fuego nuevam<strong>en</strong>te.Nuestras tropas habían tomado ali<strong>en</strong>to; la artillería, principalm<strong>en</strong>tela batería de Quiroz, establecida ahora <strong>en</strong> la mina de Loreto,batía de nuevo, con furor, las trincheras del Grillo y no tardamos<strong>en</strong> ver, primero, hombres aislados que se retiraban al paso; después,grupos que se retiraban agazapándose, y por último, un verdaderocordón humano que desc<strong>en</strong>día, aceleradam<strong>en</strong>te, huy<strong>en</strong>do del cerropara internarse <strong>en</strong> Zacatecas. Nuestra artillería los siguió <strong>en</strong> su retiraday los puso <strong>en</strong> fuga.Indicios d e la d e r r o taDiez minutos antes de las seis de la tarde se vio hacia el c<strong>en</strong>tro de laciudad una gran humareda. El g<strong>en</strong>eral nos dice: “Ya están quemandoZacatecas”. El ing<strong>en</strong>iero Valle trató de situarnos <strong>en</strong> el plano el lugarprobable de donde partía la humareda; parecía ser el mercado. Yohice notar que el humo se disipaba prontam<strong>en</strong>te, lo que hacía suponerque se trataba de una explosión y no de un inc<strong>en</strong>dio; conclusiónque, como adelante veremos, fue confirmada: toda la manzana habíasido volada.Mom<strong>en</strong>tos después, nuestras tropas avanzaban, escalando yocupando el fuerte del Grillo, <strong>en</strong> el que plantaron hasta dos banderasvictoriosas.Entretanto, por el sur, arreciaba el combate. En el campo demis gemelos pude distinguir que también por ese lado se replegabael <strong>en</strong>emigo hacia la ciudad, obligado por el empuje de las tropas199biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 1994/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


que lo acometían. El cerro del Clérigo, que había estado si<strong>en</strong>doobjeto de rudo ataque, había caído seguram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> manos de losnuestros.Por nuestra ala izquierda, adonde hemos hecho avanzar una batería,iniciamos el fuego, a corta distancia, contra la Bufa. De ahísigu<strong>en</strong> disparando, pero no persist<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te sobre nosotros, sinoradiando <strong>en</strong> todas direcciones, como si sintieran por todos lados lainmin<strong>en</strong>cia del peligro.A la distancia a que nos <strong>en</strong>contramos, fijo mis gemelos haciala pieza <strong>en</strong>emiga, at<strong>en</strong>to a vislumbrar el fogonazo, y prev<strong>en</strong>gocon un grito a nuestro grupo para que se oculte. Acto continuo,pasan por sobre nosotros los proyectiles disparados de la Bufa, semejandogigantescos pájaros zumbadores de resonar sinuoso, quevan a estrellarse desesperadam<strong>en</strong>te atrás de nuestras posicionesavanzadas.La r e t i r a d a y la p e r s e c u c i ó nLa artillería de la Bufa cambia de blanco; parece que otro <strong>en</strong>emigomás cercano aún le am<strong>en</strong>aza, y nosotros podemos impunem<strong>en</strong>te asomarnoshacia el camino que conduce a Guadalupe. Allí descubrimoscon alegría tropas <strong>en</strong>emigas montadas que se alejan al galope haciael pueblo m<strong>en</strong>cionado. Poco después vuelv<strong>en</strong> grupas; int<strong>en</strong>tan d<strong>en</strong>uevo, inútilm<strong>en</strong>te, la salida y por fin abandonan el camino y <strong>en</strong>el más completo desord<strong>en</strong>, junto con su infantería, se arremolinan<strong>en</strong> el campo, como lo haría una manada. Desde nuestro ocasionalobservatorio, podemos cazarlos, pero al llegar un grupo de soldadospara hacerles fuego, un oficial me hace notar: que nuestra g<strong>en</strong>te rodeaal <strong>en</strong>emigo y podríamos también herirla. Susp<strong>en</strong>demos nuestraord<strong>en</strong> de fuego y observamos.El g<strong>en</strong>eral Ángeles manda decir al g<strong>en</strong>eral Villa que “ya ganamos”...200biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2004/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


Las tropas de reserva, apostadas <strong>en</strong> Guadalupe y <strong>en</strong> los flancosdel desfiladero, habían cortado toda retirada al <strong>en</strong>emigo y estabandestrozándolo a quemarropa.Entretanto, la artillería seguía haci<strong>en</strong>do certeros disparos a laBufa, que ya no respondía. La g<strong>en</strong>te de esta posición se ponía <strong>en</strong>cobro y nuestros infantes iniciaban el acceso al cerro.La g<strong>en</strong>te del sur arreciaba <strong>en</strong> su empuje. El <strong>en</strong>emigo huía <strong>en</strong>carrera des<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ada hacia la ciudad y los ocupantes nuestros delGrillo bajaban a <strong>en</strong>contrarlos.Finalm<strong>en</strong>te, el <strong>en</strong>emigo huía también de la Bufa hacia el caminode Guadalupe.¡Nuestras tropas <strong>en</strong>traban a sangre y fuego <strong>en</strong> la ciudad deZacatecas!De s e n l ac e c ata s t r ó f i c oObtuve permiso del g<strong>en</strong>eral para avanzar con el ing<strong>en</strong>iero Valle haciala ciudad, con el objeto de asegurar alojami<strong>en</strong>to para nuestras tropas.Pero mi principal deseo era que, ya que había yo disfrutado de lasemociones y del panorama terrible de tan completa batalla, ayudadopor mis excel<strong>en</strong>tes gemelos, pres<strong>en</strong>ciara yo también la última fasede la lucha, aquella <strong>en</strong> que las tropas v<strong>en</strong>cidas huy<strong>en</strong> <strong>en</strong> completodesord<strong>en</strong> y <strong>en</strong> que las v<strong>en</strong>cedoras, desord<strong>en</strong>adam<strong>en</strong>te también, peroterriblem<strong>en</strong>te agresivas, <strong>en</strong>tran y se apoderan de la última presa.Por el camino reclutamos algunos dispersos y, con las armaslistas para cualquier ev<strong>en</strong>to, p<strong>en</strong>etramos a las siete de la tarde <strong>en</strong> laciudad, todavía alumbrada por los resplandores de un magnífico solde verano.El <strong>en</strong>emigo, acorralado y v<strong>en</strong>cido, había caído muerto o prisionero.La g<strong>en</strong>te del barrio se asomaba medrosam<strong>en</strong>te por puertas yv<strong>en</strong>tanas; pero hacia el c<strong>en</strong>tro de la ciudad, <strong>en</strong> que se escuchaban201biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2014/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


imprecaciones, descargas y dianas, la confusión era completa; diezmil hombres, por lo m<strong>en</strong>os, hacían irrupción, invadi<strong>en</strong>do la ciudad,cuyas casas t<strong>en</strong>ían puertas y v<strong>en</strong>tanas fuertem<strong>en</strong>te cerradas.¡Olía a pólvora y a carne humana!Los cadáveres yacían, escurriéndoles aún la sangre, por sobreel piso de las calles, y los v<strong>en</strong>cedores, embriagados con el triunfo,después de la lucha, llamaban a las casas con fuertes culatazos o disparabanhacia las v<strong>en</strong>tanas, cuyos vidrios rompían. Los alambres dela línea telegráfica yacían por tierra, estorbando el paso.Diversos grupos de v<strong>en</strong>cedores se disputaban y arrastraban porlas calles carruajes que acababan de <strong>en</strong>contrar o que habían extraídode las cocheras; era el avance de los carruajes.Algunas ti<strong>en</strong>das eran saqueadas, además, por v<strong>en</strong>cedores que,al día sigui<strong>en</strong>te, habrían de pagar el robo con la vida. Hubo ses<strong>en</strong>taejecuciones por saqueo.Sa lva j i s m o d e l o s v e n c i d o sEn el c<strong>en</strong>tro de la ciudad, <strong>en</strong> que ap<strong>en</strong>as se podía transitar por elg<strong>en</strong>tío militar, se veían los escombros de una gran casa: el Banco deZacatecas y la Jefatura de Armas, que habían sido volados por losfederales. A los lados de esas construcciones, y <strong>en</strong> las de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, lascasas mostraban sus v<strong>en</strong>tanas y balcones despedazados y los murosagrietados por formidable explosión. ¡Como postrera y bárbara v<strong>en</strong>ganza,los v<strong>en</strong>cidos habían volado con dinamita una manzana <strong>en</strong>tera,con todo y habitantes! ¡Pero la guarnición de doce mil hombres,expiaba este crim<strong>en</strong>, con el aniquilami<strong>en</strong>to!202biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2024/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


Aq u e l l a n o c h eHuy<strong>en</strong>do del desord<strong>en</strong>, de las imprecaciones y de los disparos, quechispeaban siniestram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las sombras de la noche, resonando coneco pavoroso <strong>en</strong> los <strong>en</strong>filados callejones, nos refugiamos <strong>en</strong> la casa deunos conocidos. El susto los t<strong>en</strong>ía aún pálidos. Nos obsequiaron conuna frugal c<strong>en</strong>a y más tarde, cuando la alharaca hubo m<strong>en</strong>guado, obtuvede uno de ellos el sacrificio de que saliera conmigo a la calle paramostrarme dónde podía <strong>en</strong>contrar alojami<strong>en</strong>to para la artillería.Una noche de cielo estrellado, pero obscura, permitía ap<strong>en</strong>asevitar tropezar, a cada paso, con cadáveres de los que nuestros caballosse apartaban, azorados. Los hombres que no habían <strong>en</strong>contradoalojami<strong>en</strong>to, se acostaban <strong>en</strong> las bancas de los jardines.En el portal de la plaza de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia un gran número deesos hombres dormía a pierna suelta, alternando con los cadáveresde los v<strong>en</strong>cidos, que dormían el sueño eterno.¡La vida y la muerte se daban la mano, <strong>en</strong> sueño macabro, lanoche de la victoria, alumbrada t<strong>en</strong>uem<strong>en</strong>te por la luz de las estrellascintilantes... El cielo contemplaba impasible tanto sacrificio por unusurpador, y tanto dolor por un ideal de democracia!...Aquella noche dormí profundam<strong>en</strong>te.Al d í a s i g u i e n t e, c u a d r o d e h o r r o rAl día sigui<strong>en</strong>te tuve que ir por el camino de Guadalupe y ver elresultado fantástico de la persecución.La vía carretera, el arroyo y los campos que lo bordean estabanregados de despojos y sembrados de cadáveres. Cachuchas militares,chaquetines, etc., daban idea de un campo de suprema lucha. Allí sepodía estudiar, por los gestos y las actitudes de tantos muertos, la psicologíamacabra de la muerte viol<strong>en</strong>ta. Había unos que, <strong>en</strong> actitudcasi natural, revelaban no haber sufrido mucho; pero los más t<strong>en</strong>ían203biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2034/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


etratada <strong>en</strong> el rostro la mueca de la desesperación con que huían;cubriéndose la cara con las manos <strong>en</strong> señal de espanto, <strong>en</strong> unos, ode implorar clem<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> otros. Todo ello indicaba la hecatombe deuna retirada imposible.Había algunos cadáveres que habían recibido la muerte instantáneam<strong>en</strong>teal hacer el ademán propio de qui<strong>en</strong> se si<strong>en</strong>te lanzado porel caballo; con las manos llevadas lateralm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ademán viol<strong>en</strong>to.Los más habían sido heridos <strong>en</strong> la cabeza. Entre los cadáveres seveían cuerpos de mujeres y niños.Muchos oficiales d<strong>en</strong>unciaban su categoría por la calidad de susropas interiores, especialm<strong>en</strong>te los calcetines; porque las pr<strong>en</strong>das exterioresde vestir, habían desaparecido.Después supimos que algún g<strong>en</strong>eral, ex compañero nuestromuy estimado (¿g<strong>en</strong>eral José Soberanes?), <strong>en</strong> un rasgo de ing<strong>en</strong>uadesesperación, temeroso de ser sorpr<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> su escondite, se vistióde gala, y crey<strong>en</strong>do que lo respetarían, salió preguntando por el g<strong>en</strong>eralÁngeles, para r<strong>en</strong>dírsele caballerosam<strong>en</strong>te; aquel pundonorosomilitar quería r<strong>en</strong>dir su espada; pero antes de saber dónde estabaÁngeles, fue det<strong>en</strong>ido y ejecutado...“¡Y p<strong>en</strong>sar que los más de esos muertos fueron cogidos de levapor ser <strong>en</strong>emigos de Huerta y, por <strong>en</strong>de, amigos nuestros! Y p<strong>en</strong>sarque algunos de ellos eran mis amigos, a qui<strong>en</strong>es la inercia del rebañomantuvo del lado de la injusticia...” (Apuntes del g<strong>en</strong>eral Ángeles.)Hasta los caballos t<strong>en</strong>ían actitudes de espanto. Había algunos que,metida la cabeza <strong>en</strong>tre las manos, por debajo del cuerpo, se habíanaplastado con la muerte. Alguno vi que t<strong>en</strong>ía la cabeza cubierta conuna cachucha militar (macabra chanza de algún ocioso); (otro lucía <strong>en</strong>la pata levantada, los galones de la manga de un capitán incógnito).Un <strong>en</strong>ergúm<strong>en</strong>o <strong>en</strong> estado de ebriedad cebaba su v<strong>en</strong>ganza y subajo instinto balaceando, a quemarropa, las <strong>en</strong>trañas de un cadáver.Al lado de una tapia, <strong>en</strong> un precipicio de algunos metros, variosjinetes, <strong>en</strong> su huida desesperada, habían saltado con todo y cabalgadura,estrellándose <strong>en</strong> el fondo del arroyo.204biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2044/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


El tránsito era difícil, pues los carruajes ap<strong>en</strong>as <strong>en</strong>contrabanpaso sin rodar por sobre los pies de un hombre o las patas de algúncaballo, muertos.Este cuadro de horror se prolongaba hasta adelante de Guadalupe(más de siete kilómetros).Se aseguraba que sólo consiguieron salir de Zacatecas och<strong>en</strong>tao ci<strong>en</strong> jinetes de excel<strong>en</strong>tes caballos y fortuna. Probablem<strong>en</strong>te, losconv<strong>en</strong>cidos de que serían derrotados se adelantaron <strong>en</strong> la huida.(El g<strong>en</strong>eral ex federal Olea afirma <strong>en</strong> su información respecto a estabatalla que fueron 200 los únicos que escaparon.)A mi regreso a la ciudad, <strong>en</strong>contré largas cuerdas de prisionerosocupados <strong>en</strong> acarrear armas y cadáveres. Los numerosos pozos deminas habían sido ll<strong>en</strong>ados con despojos humanos.A los lados del camino y por la estación había hacinami<strong>en</strong>tos decadáveres que, no pudi<strong>en</strong>do ya ser sepultados, iban a ser quemadoscon petróleo.¡La ciudad se iluminó aquella noche con siniestros resplandoresde hogueras humanas!¡Era insoportable el acre hedor de la carne humana!La guarnición de 12 000 hombres fue aniquilada <strong>en</strong> nueve horasde lucha.¡La victoria fue completa, definitiva y épicam<strong>en</strong>te grandiosa!¡La persecución fue sangri<strong>en</strong>ta y el aspecto de esos campos <strong>en</strong>que pasearon la desolación y la muerte parecía horripilante...!Co m e n ta r i o sEn la revista L’Ilustration Francaise, publicación seria de aquella época,el señor Reginal Cann, como <strong>en</strong>viado especial, hizo relato dela batalla de Zacatecas, refiri<strong>en</strong>do que dicha plaza era consideradacomo inexpugnable, pero que t<strong>en</strong>ía el defecto de que sus líneas dedef<strong>en</strong>sa alcanzaban gran desarrollo, lo cual exigía fuerte guarnición.205biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2054/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


Criticó que los fuertes no estuvieran comunicados, de tal suerte quet<strong>en</strong>ían que def<strong>en</strong>derse aisladam<strong>en</strong>te. Y también criticó que los federalesno hubieran preparado obras serias de def<strong>en</strong>sa, para lo cualtuvieron tiempo, hombres y material. “Pero necesitaban saber y actividad[...] Apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te los oficiales federales no poseían ni lo uno nilo otro”. Yo considero que hubo apatía y defici<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el mando.El escritor de refer<strong>en</strong>cia criticó también que las trincheras delos federales se redujes<strong>en</strong> a círculos de unos cincu<strong>en</strong>ta metros, queparecían emplazadas <strong>en</strong> lo más alto y lo más a la vista del <strong>en</strong>emigo,con casetas de madera y techo acanalado, “excel<strong>en</strong>te punto de vistapara la artillería <strong>en</strong>emiga”.Dice el escritor a qui<strong>en</strong> cito, que los conting<strong>en</strong>tes de Zacatecasy Durango (Arrieta y Natera) eran de 7 000 hombres 7 por todo yque la División del Norte se componía de 18 000 hombres con 42piezas de artillería, datos que publicó a título de imparcialidad, peroque considera exagerados respecto al número de hombres porque,según costumbre nuestra, los datos numéricos de efectivos militaressiempre son inflados.Sin embargo, <strong>en</strong> el plano que fue publicado con el artículo a quehago refer<strong>en</strong>cia, los efectivos anotados asci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a 22 900 hombressolam<strong>en</strong>te. Los datos que yo conseguí, recogidos <strong>en</strong> nuestras propiasfu<strong>en</strong>tes, sólo arrojan un efectivo total de 21 000 hombres.El mismo autor señala para la guarnición de Zacatecas, 14 000hombres con 12 cañones. (Recogimos <strong>13</strong> cañones.) Respecto a nuestraartillería, ya antes dimos los datos.Natera y Arrieta, dice el escritor Cann, atacaron el 12 de juniopor el norte y el sur, y sufrieron grave fracaso por no concurrir al ataquecon las fuerzas que estaban <strong>en</strong> Torreón (la División del Norte). Ya hemosexplicado que esto obedeció al grave error militar y la mala int<strong>en</strong>ciónde Carranza por evitar que Villa cosechara un nuevo triunfo.7Las tropas de los hermanos Arrieta no concurrieron al combate. Villa losacusó ante Carranza.206biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2064/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


La artillería de la guarnición de Zacatecas usaba obuses de calidadsuperior y granadas de tiempo, europeas, mi<strong>en</strong>tras que nosotros,con excepción de los cañones del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Perdomo, usábamosgranadas percut<strong>en</strong>tes fabricadas <strong>en</strong> la fundición de Chihuahua, conmucha defici<strong>en</strong>cia. Sin embargo, nuestra artillería era superior <strong>en</strong>número y su empleo acertado constituyó formidable protección delas tropas asaltantes, lo cual explica el reducido número de bajas quesufrimos.El escritor a qui<strong>en</strong> me v<strong>en</strong>go refiri<strong>en</strong>do dijo que las bajas de losfederales fueron de más de 5 000 muertos y el resto cayeron heridoso prisioneros. “El ejército del g<strong>en</strong>eral Medina Barrón, ya no existe”.Nos atribuye 2 000 bajas, de las cuales <strong>50</strong>0 fueron muertos. Yo estimoque nuestras bajas fueron m<strong>en</strong>ores, por las razones señaladas:superioridad de nuestra artillería y admirable eficacia <strong>en</strong> proteger alas columnas asaltantes.Concluye el escritor citado dici<strong>en</strong>do que esta sangri<strong>en</strong>ta acciónde armas ha pres<strong>en</strong>tado dos fases: el combate y la carnicería, imag<strong>en</strong>reducida de las victorias de Mario y Aníbal. “Villa no se cont<strong>en</strong>tócon la victoria, sino que buscó el aniquilami<strong>en</strong>to del adversario”.Termina dici<strong>en</strong>do:La inferioridad de los federales no quita nada el mérito a los v<strong>en</strong>cedores.Los dispositivos tomados para el ataque prueban que el comandoposee un seguro instinto de la guerra y de la utilización del terr<strong>en</strong>o. Laejecución es toda tan notable por la rapidez del movimi<strong>en</strong>to of<strong>en</strong>sivo ysu vigor poco común, que para obt<strong>en</strong>er, <strong>en</strong> tan poco tiempo, un resultadotan completo, precisa una organización relativam<strong>en</strong>te avanzada yprocedimi<strong>en</strong>tos de combate que mucho se aproximan a los nuestros;lo que no se creía g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te.Yo agrego que la concepción del dispositivo de ataque fue ideadel g<strong>en</strong>eral Ángeles; que todos los g<strong>en</strong>erales, Villa inclusive, apoyarony secundaron esa idea. La ejecución fue obra del mando de207biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2074/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


oficiales vali<strong>en</strong>tes y de la intrepidez de los soldados de la Divisióndel Norte.De s m o r o n a m i e n t o d e l h u e r t i s m oLa derrota infligida al ejército de Huerta <strong>en</strong> Zacatecas tuvo tal resonanciay causó tal quebranto <strong>en</strong> la moral del <strong>en</strong>emigo, que éste inicióla retirada g<strong>en</strong>eral de sus tropas, que ocupaban San Luis Potosí, porel ori<strong>en</strong>te, y Guadalajara, por occid<strong>en</strong>te.La División del Norte pudo marchar triunfalm<strong>en</strong>te rumbo a lacapital de la República, y según la ord<strong>en</strong> de marcha que inserté alfinal de los apuntes del g<strong>en</strong>eral Ángeles, se aprestaban cinco brigadasmandadas por éste, para marchar sobre Aguascali<strong>en</strong>tes, cuandouna ord<strong>en</strong> inesperada del g<strong>en</strong>eral Villa nos hizo regresar rumbo aTorreón.Era que Carranza había tomado una actitud hostil y que <strong>en</strong> vezde fom<strong>en</strong>tar la prosecución de tan brillantes operaciones militares,que conducían seguram<strong>en</strong>te al triunfo inmediato de la Revolución,negaba el paso del carbón para las máquinas de nuestros tr<strong>en</strong>es, y hacías<strong>en</strong>tir su resuelta mala voluntad hacia la División del Norte. Entoncesésta, <strong>en</strong> vez de hacer armas contra qui<strong>en</strong> la hostilizaba, obrócon la prud<strong>en</strong>cia que Ángeles había aconsejado y que la gravedad delcaso requería, retirándose primero a Torreón y después hasta Chihuahua,dejando así que otros cosecharan los frutos de la victoria.Ref l e x i o n e s m o r a l e sHan transcurrido muchos años desde que se libró la sangri<strong>en</strong>ta batallade Zacatecas, y todavía están frescos <strong>en</strong> mi memoria los detallesde aquella impresionante acción de armas, a la que concurrimos conel <strong>en</strong>tusiasmo de la juv<strong>en</strong>tud y con el afán ing<strong>en</strong>uo y desinteresado2<strong>08</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2<strong>08</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


de contribuir a que el pueblo mexicano disfrutara de conquistas democráticasque tanto sacrificio le han costado.Después del tiempo transcurrido, mis convicciones no hancambiado, pero mi criterio ha sufrido la necesaria evolución, hastallegar a conv<strong>en</strong>cerme de que la guerra es mezquina <strong>en</strong> sus frutospara un costo tan cru<strong>en</strong>to. Pero también reflexiono <strong>en</strong> que es inútilmedir los resultados, puesto que la guerra no la provoca o decide, nila impide, un hombre, por influy<strong>en</strong>te que sea, sino que es como las<strong>en</strong>fermedades, el resultado de una crisis social preparada con miserias,con injusticias y con atropellos.De cualquier manera, lo cierto es que, durante esos periodos delucha brutal, los instintos salvajes del hombre se exacerban, la “bestiahumana” reaparece y los más bajos instintos se esgrim<strong>en</strong> con lujo decrueldad, sólo cont<strong>en</strong>ida, a veces, por la disciplina de la muerte.T<strong>en</strong>go muy pres<strong>en</strong>te que Ángeles y los oficiales que lo seguíamos,algunos después de haber estado <strong>en</strong> Europa militando <strong>en</strong> lasfilas del ejército francés, t<strong>en</strong>íamos como pocos revolucionarios honorables,un concepto técnico y brillante de la guerra; pero nuestro<strong>en</strong>tusiasmo guerrero asumía un aspecto caballeresco que nos hacíarepugnar toda viol<strong>en</strong>cia y toda ejecución que se efectuara despuésdel acto psicológico del combate, de aquel <strong>en</strong> que la tropa procuraaniquilar al adversario, mi<strong>en</strong>tras más pronto mejor, porque, porsingular paradoja, la acción de armas viol<strong>en</strong>ta ahorra muchas vidasy sufrimi<strong>en</strong>tos.Profesábamos el criterio de que no puede ser tolerable ejecutara los prisioneros de guerra, porque éstos son seres caídos o r<strong>en</strong>didos aqui<strong>en</strong>es se les debe t<strong>en</strong>er compasión, pero no odiosidad.Muchas veces <strong>en</strong> la campaña s<strong>en</strong>timos de cerca la desaprobacióny hasta el <strong>en</strong>ojo de nuestros compañeros de armas, los revolucionarios,por nuestro afán de evitar las ejecuciones de prisioneros despuésde consumada la victoria. Ya referí cómo <strong>en</strong> Paredón pudimos rescatarprisioneros del cuadro de las ejecuciones, y cómo nuestro amigo yex compañero López de Rivera fue víctima de la saña y la crueldad.209biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2094/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


Yo estimo que a la juv<strong>en</strong>tud mexicana <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral y especialm<strong>en</strong>tea qui<strong>en</strong>es por dedicarse a la carrera de las armas se les dan a conocerlas leyes de la guerra, hay que inculcarles ideas de lucha humanitaria,para que si el destino los conduce alguna vez a def<strong>en</strong>der los derechosdel pueblo con las armas <strong>en</strong> la mano, recuerd<strong>en</strong> las doctrinas delhumanitarismo y refr<strong>en</strong><strong>en</strong> su furor para con el v<strong>en</strong>cido, compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>doque, sobre todo <strong>en</strong> la guerra civil, se trata de compatriotasequivocados, cuyas vidas todavía pued<strong>en</strong> serle útiles a la patria.Nosotros preconizamos desde <strong>en</strong>tonces, y así lo pusimos siempre<strong>en</strong> práctica, que si la guerra es un mal inevitable, la crueldad esinnecesaria y degradante. Se debe ser b<strong>en</strong>igno con los v<strong>en</strong>cidos.Fuimos nosotros a la guerra, fieles a la tradición de ese gigantede la magnanimidad que se llamó Nicolás Bravo, y a semejanza de suactitud, evitamos los sacrificios victimarios, y consideramos el perdóncomo un deber del hombre civilizado.La guerra civil nos dejó el amargo sabor de una cruel experi<strong>en</strong>cia,pero t<strong>en</strong>emos el orgullo de decir que de ella salimos sin que nos mancharael dinero ni nos salpicara la sangre de las víctimas inermes...210biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2104/1/<strong>08</strong> 10:29:56 <strong>AM</strong>


La t o m a d e Za c at e c a sRomanceA los señores g<strong>en</strong>erales FranciscoVillay Felipe ÁngelesRespetuosam<strong>en</strong>teFrancisco Cuervo MartínezIEra el veintitrés de juniode noveci<strong>en</strong>tos catorce...Los Constitucionalistasde la División del Norte,unidos a los “muchachos”de las otras divisiones,pon<strong>en</strong> sitio a Zacatecasdesde los cercanos montes,y la ciñ<strong>en</strong> y rodeancomo un círculo de bronce.Soldados de las tres armashan tomado posiciones;se emplaza la artilleríadel día anterior <strong>en</strong> la noche<strong>en</strong> las minas de la Platasin que la vean los “pelones”.El g<strong>en</strong>eral Felipe Ángelesrecorre el campo dando órd<strong>en</strong>es<strong>en</strong> su “Curely” famoso,de agradable y muelle trote.Tras él caminan Cervantes,Valle y Bazán, y al galopevan Monteros y Eduardo Ángeles<strong>en</strong> sus caballos mejores.Todo está listo, las tropasque suman veinte mil hombres,sólo esperan un aviso,una señal, una ord<strong>en</strong>,para lanzarse al asaltode las fortificaciones.IIEl <strong>en</strong>emigo está alertacoronando las alturasde Loreto, Sierpe, Grillo,de Clérigos y la Bufa.211biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2114/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


Verdaderos nidos de águilason sus posiciones; rudava a ser la batallay correrá sangre mucha,pues todos son mexicanos,y el heroísmo y bravurason patrimonio de todoslos hijos de Moctezuma.A la vista de tal cuadroque una catástrofe anuncia,sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> muda batallael <strong>en</strong>tusiasmo y la angustiay de todas las conci<strong>en</strong>ciassurge inquieta esta pregunta:¿de quién será la victoria?¿quién perecerá <strong>en</strong> la lucha... ?La naturaleza callay las almas están mudas...IIIEl plan de ataque, creaciónde una intelig<strong>en</strong>cia lúcida,concebido sin tropiezos,puesto <strong>en</strong> práctica sin dudas,de victoria es garantía,de una victoria fecundapara el bi<strong>en</strong>estar del pueblode un país que se derrumba.“Por un ataque de fr<strong>en</strong>tese principiará la lucha,las dos armas <strong>en</strong> conciertodándose eficaz ayuda;la salida al sur, tapada,y al este, reserva muchapara dar de maza el golpeal <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong> su fuga”.De tiempo <strong>en</strong> tiempo disparanlos cañones <strong>en</strong> la Bufa,mas <strong>en</strong> el campo rebeld<strong>en</strong>ingún sonido se escucha.Esperan todos que su<strong>en</strong><strong>en</strong>las diez, la hora oportunapara avanzar con arrojoa conquistar las alturas.Muy bella está la mañana,muy apacible, muy pura...t<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> el horizonteun celaje se dibujaallá lejos, y parececomo una palma que augurala victoria de las armasque por librarnos pugnan.Sobre las pobladas cimasel sol sus rayos fulgura;la brisa plegó sus alas,ni un pájaro el cielo cruza,¡la hora trágica llega!¡la catástrofe se anuncia!¿De quién será la victoria?¿Quién perecerá <strong>en</strong> la lucha?212biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2124/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


La Naturaleza callay las almas están mudas...IVSúbito <strong>en</strong> Haci<strong>en</strong>da Nuevatru<strong>en</strong>a la fusilería,ha com<strong>en</strong>zado el ataqueel bravo g<strong>en</strong>eral Villa,que <strong>en</strong> su alazán poderosoy a vanguardia de sus filas<strong>en</strong>tra el primero al combatelanzando sonoros vivas.Los veinticuatro cañonesde todas las bateríasque están <strong>en</strong>tre Veta Grandey Zacatecas t<strong>en</strong>didas,una lluvia de metrallas,de acero y plomo vomitan,y las granadas estallanarrebatando las vidas.El coronel “Gonzalitos”y C<strong>en</strong>iceros, caminancon Aguirre B<strong>en</strong>avidesmandando la infantería,y atacan la Tierra Negraque se halla sobre la líneade la Bufa, protegidospor dos de las bateríasde Saavedra, las más próximasa las huestes <strong>en</strong>emigas.Raúl Madero se lanzacon d<strong>en</strong>uedo y bizarríasobre Loreto, queri<strong>en</strong>dollegar muy pronto a la cima.Por cañones de Juradosu brigada es protegiday siembra el terror y el pánico<strong>en</strong> los soldados de arriba.Por el sur, por San Antonioy por Guadalupe, brillan<strong>en</strong> bocas de los cañoneschispazos de luz rojiza.A la lumbre sigue el tru<strong>en</strong>o,la bomba <strong>en</strong> los aires silbay <strong>en</strong> la cumbre de los cerrosexplota y aterroriza.Al fuego de los rebeldescontestan los gobiernistas,por todas partes se brega,pronto se g<strong>en</strong>eralizala lucha que va creci<strong>en</strong>docomo ola <strong>en</strong>furecida¡que avanza, se <strong>en</strong>crespa, choca,y se revuelve y se agita!¡Ruge el cañón con estru<strong>en</strong>do,zumban las granadas,silban los proyectiles de acerode rifles y carabinas;y el fragor que va creci<strong>en</strong>doy que el eco multiplica2<strong>13</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2<strong>13</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


simula un desgarrami<strong>en</strong>tode las montañas vecinas!Loreto y la Tierra Negraced<strong>en</strong> ante la osadíade las tropas asaltantesque llegan hasta la cima,y clavando la bandera,que es de libertad insignia,exclaman: ¡que viva México!—¡Que viva Francisco Villa!Llegó la hora suprema:la batalla es más reñidacada vez, de todas partesa Loreto sólo tiran.Los insurg<strong>en</strong>tes avanzanbajo una lluvia nutridade balas y de granadas,—a veces <strong>en</strong> marcha oblicua—,y se <strong>en</strong>corvan, porque ante ellossopla con furia inauditacomo un huracán de plomo,como ráfaga fatídicaque troncha, derriba, mata,despedaza y aniquila.En esto llega corri<strong>en</strong>doel Campeón de aquel día,ll<strong>en</strong>o de polvo, jadeante,y pide la artillería.Pero ya el invicto Ángelesha tomado sus medidasy sobre otras posicionesemplaza las bateríasde Durón, que con arrojoapoya la infanteríade Servín, que de la Sierpe<strong>en</strong> las p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes vacila.Pero el oportuno auxilior<strong>en</strong>ueva sus <strong>en</strong>ergíasy muy pronto de la loma<strong>en</strong> lo más alto se mira.De rep<strong>en</strong>te una granadaexplota <strong>en</strong> las bateríasmás próximas, y aparece,cuando el humo se disipa,un cuadro de horror, macabro;<strong>en</strong>trañas que aún palpitan,destrozadas, y fragm<strong>en</strong>tosde huesos y carne viva:restos de los artillerosque aquellas piezas servían.¡Bravos soldados del puebloque a la Patria dais la vida,una inmarcesible gloriacon sus alas os cobija!—“No sabe usted qué tristezame causa ver la agoníade mis ‘pobres muchachitos’—así se expresaba Villa—;que las balas de los otroslos mat<strong>en</strong>, pase, conv<strong>en</strong>go;mas la desgracia ocurridame causa profunda p<strong>en</strong>a214biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2144/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


y compasión infinita”.Trinidad Rodríguez muere<strong>en</strong> el campo de la lizapronunciando el sacro nombrede nuestra Patria querida.Rodolfo Fierro anda heridoy se bate todavíacual guerrero leg<strong>en</strong>dariode las edades antiguas.Con la toma de la Sierpela victoria ya se inclinadel lado de los rebeldesporque esta loma dominalas alturas de la Bufay del Grillo, se diríaque <strong>en</strong> los contrarios, la ideade la derrota germina.Los insurg<strong>en</strong>tes avanzan,avanzan con hidalguía...La resist<strong>en</strong>cia es más débil,las trincheras primitivasabandonan ya los otrosy hacia Zacatecas guíansus pasos. Bajan y sub<strong>en</strong>,detién<strong>en</strong>se <strong>en</strong> las colinas,vuelv<strong>en</strong> a bajar, y <strong>en</strong>trana la Ciudad. Confundidaslas tropas, por Guadalupeint<strong>en</strong>tan una salida,y se vuelv<strong>en</strong>, pues Natera,Domínguez, Triana y Urbina,Bañuelos y los Arrieta<strong>en</strong> masa los acribillan.Buscan la salida al Norte,se aturd<strong>en</strong> y arremolinany un pánico indescriptiblese refleja <strong>en</strong> las pupilasde los soldados, que, locos,con la conci<strong>en</strong>cia perdida,<strong>en</strong> desord<strong>en</strong>ada fugaal Este se precipitan.“Mi g<strong>en</strong>eral, ya ganamos,le dice Ángeles a Villa,lo que falta los muchachoslo harán solos, a fe mía”.Lo que <strong>en</strong>tonces ocurrióal recordarlo horripila...Los soldados a racimos<strong>en</strong> las cañadas caían,de todos aquellos hombresde las huestes fugitivas,de los doce mil soldadosque a la Ciudad guarnecían,¡ci<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te escaparon!Si<strong>en</strong>do uno de ellos MedinaBarrón, que mandaba <strong>en</strong> jefea las legiones huertistas.VLa toma de Zacatecascon broche de oro cerraba215biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2154/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


una serie de victoriassobre las huestes tiránicas.El traidor, el asesinode las libertades patrias,el verdugo de Madero,de Pino Suárez, y tantasotras <strong>en</strong>hiestas figuras,Glorias de la democracia,huye cobarde, llevándoseel dinero de las arcasde la Nación, y abandona<strong>en</strong> el Dresd<strong>en</strong> nuestras playas.La Historia que es justicierasólo ost<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> la páginaque a Huerta le corresponde,un borrón, y estas palabrasescritas con fuego rojo:“El hombre de las bravatas”.Y al final esta s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia:“Fue reo de lesa patria”.VIDigna fue de un bello cantola toma de Zacatecas,y el patriotismo insurg<strong>en</strong>tedigno es de una epopeya.Que arranqu<strong>en</strong> de sus cordajessonoros las liras épicasmarciales sones y notascomo clarinadas bélicas,como rugir de cañones<strong>en</strong>tre las abruptas sierras,para cantar las hazañasde las legiones libérrimas.Y a todos los paladinesque cayeron <strong>en</strong> la brechaque el hierro del despotismo<strong>en</strong>tre sus filas abriera,a todos los que lucharonde las leyes <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa,y por salvar a la Patriadel baldón y de la afr<strong>en</strong>ta,vayan mis humildes cantos,del alma pálida ofr<strong>en</strong>da,que deshojo <strong>en</strong> su memoriacual si fues<strong>en</strong> rosas frescas.216biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2164/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o IXGr av e situaciónLa situación creada por la desobedi<strong>en</strong>cia de la División delNorte, a pesar de que ésta había cosechado un gran triunfopara la Revolución, se hizo grave porque el señor Carranzano quiso tratar el incid<strong>en</strong>te con habilidad política, sino que tomándolocon todo amor propio, a pesar de que se le dio parte de la batallareconoci<strong>en</strong>do así su jefatura, su actitud fue de franca hostilidad.La pr<strong>en</strong>sa carrancista <strong>en</strong> los Estados Unidos hacía una terriblecampaña <strong>en</strong> contra de los elem<strong>en</strong>tos de la División del Norte, llamándolestraidores, y los ag<strong>en</strong>tes de Carranza gestionaban ante lasautoridades norteamericanas que se le impidiera a Villa recibir fuertepedido de armas y municiones que ya había contratado. Carranzaord<strong>en</strong>ó también que se detuviera <strong>en</strong> Tampico un cargam<strong>en</strong>to depertrechos de guerra que llegaban para Villa, y prohibió que se le<strong>en</strong>viaran los furgones de carbón que tanto le urgían.Si hubiera contado con fuerzas sufici<strong>en</strong>tes, no habría vacilado<strong>en</strong> atacar a la División del Norte; pero ésta inspiraba respeto y Villatomó la prud<strong>en</strong>te actitud de permanecer poco tiempo <strong>en</strong> Torreóny luego retirarse a Chihuahua, con la mayor parte de las fuerzasde la División del Norte, demostrando así que su actitud no eraagresiva.217biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2174/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


La s c o n f e r e n c i a s d e To r r e ó nEntonces los g<strong>en</strong>erales de la División del Noreste, al mando del g<strong>en</strong>eralPablo González, dirigieron a los de la División del Norte unaexhortación fraternal a la concordia, manifestando estar dispuestos a<strong>en</strong>viar una comisión para que confer<strong>en</strong>ciara con las personas que losde la División del Norte designaran.La idea fue desde luego aceptada, y del 4 al 8 de julio, se celebraronlas confer<strong>en</strong>cias de Torreón, <strong>en</strong> las que la División del Noresteestaba repres<strong>en</strong>tada por los g<strong>en</strong>erales Antonio I. Villarreal, CesáreoCastro y Luis Caballero. A la División del Norte la repres<strong>en</strong>taban eldoctor Miguel Silva, el ing<strong>en</strong>iero Manuel Bonilla y el g<strong>en</strong>eral JoséIsabel Robles.En estas importantes confer<strong>en</strong>cias y luego que los delegadospres<strong>en</strong>taron su repres<strong>en</strong>tación, la delegación del Norte, haci<strong>en</strong>do verlas causas de tan graves dificultades y la imperiosa necesidad de quela Revolución fuese <strong>en</strong>cauzada dando cumplimi<strong>en</strong>to al Plan de Guadalupe,propuso claram<strong>en</strong>te el restablecimi<strong>en</strong>to de la ley: el nombrami<strong>en</strong>tode autoridades provisionales <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> político y judicial;la convocatoria para elecciones y, por último, la formación de unaconv<strong>en</strong>ción que resolviera los difer<strong>en</strong>tes problemas domésticos dela Revolución y diera forma a los anhelos populares. Todo como unplan que debería cumplirse al triunfo definitivo de la Revolución.Los acuerdos aprobados, después de bastantes discusiones, porlos repres<strong>en</strong>tantes de ambas divisiones, fueron los sigui<strong>en</strong>tes:218La División del Norte reconoce como Primer Jefe del Ejército Constitucionalistaal señor don V<strong>en</strong>ustiano Carranza, y solemnem<strong>en</strong>te lereitera su adhesión.El señor g<strong>en</strong>eral don Francisco Villa, continuará como Jefe de laDivisión del Norte.Las divisiones del Ejército Constitucionalista, recibirán de la PrimeraJefatura, todos los elem<strong>en</strong>tos que necesit<strong>en</strong> para la pronta y buebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2184/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


na marcha de las operaciones militares, dejando a la iniciativa de susrespectivos jefes libertad de acción <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> administrativo y militarcuando las circunstancias así lo exijan; pero quedando obligados a darcu<strong>en</strong>ta de sus actos con la debida oportunidad para su ratificación orectificación por parte de la Primera Jefatura.Otra cláusula pres<strong>en</strong>taba a la consideración del Primer Jefe unalista de personajes de la Revolución para integrar la Junta Consultivade Gobierno.“El Presid<strong>en</strong>te Interino de la República convocará a eleccionesg<strong>en</strong>erales tan luego como se haya efectuado el triunfo de la Revolución,y <strong>en</strong>tregará el poder al ciudadano que resulte electo” (lo mismorespecto a los gobernadores de los estados).Al tomar posesión el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista,conforme al Plan de Guadalupe, del cargo de Presid<strong>en</strong>te Interino dela República, convocará a una conv<strong>en</strong>ción que t<strong>en</strong>drá por objeto discutiry fijar la fecha <strong>en</strong> que se verifiqu<strong>en</strong> las elecciones, el Programa deGobierno que deberán poner <strong>en</strong> práctica los funcionarios que result<strong>en</strong>electos y los demás asuntos de interés nacional. La Conv<strong>en</strong>ción quedaráintegrada por delegados del Ejército Constitucionalista, nombrados<strong>en</strong> junta de jefes militares, a razón de un delegado por cada mil hombresde tropa. Cada delegado a la Conv<strong>en</strong>ción acreditará su carácterpor medio de una cred<strong>en</strong>cial que será visada por el Jefe de la Divisiónrespectiva.En otra cláusula se recom<strong>en</strong>daba la solución del conflicto <strong>en</strong> Sonora,respetando la soberanía del Estado y la persona del gobernadorelecto constitucionalm<strong>en</strong>te.En otra cláusula más, se consideraba como facultad exclusivadel Primer Jefe, el nombrami<strong>en</strong>to y remoción de empleados de laadministración g<strong>en</strong>eral.La cláusula final decía así:219biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2194/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


Si<strong>en</strong>do la actual conti<strong>en</strong>da una lucha de los desheredados contra losabusos de los poderosos y compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do que las causas de las desgraciasque aflig<strong>en</strong> al país emanan del pretorianismo, de la plutocraciay de la clerecía, las Divisiones del Norte y del Noreste, se compromet<strong>en</strong>solemnem<strong>en</strong>te a combatir hasta que desaparezca por completo elEjército ex Federal, el que será sustituido por el Ejército Constitucionalista;a implantar <strong>en</strong> nuestra nación el régim<strong>en</strong> democrático; aprocurar el bi<strong>en</strong>estar de los obreros; a emancipar económicam<strong>en</strong>te a loscampesinos haci<strong>en</strong>do una distribución equitativa de tierras o por otrosmedios que ti<strong>en</strong>dan a la resolución del problema agrario, y a corregir,castigar y exigir las debidas responsabilidades, a los miembros del CleroCatólico Romano que material o intelectualm<strong>en</strong>te hayan ayudadoal usurpador Victoriano Huerta. 8El docum<strong>en</strong>to, fechado <strong>en</strong> Torreón, Coahuila, el 8 de julio de1914, fue firmado por los seis repres<strong>en</strong>tantes ya m<strong>en</strong>cionados de lasDivisiones del Noreste y del Norte, y por los secretarios E. MeadeFierro y R. González Garza.Hubo, además, <strong>en</strong> las confer<strong>en</strong>cias de Torreón, otros acuerdosprivados, cuyo cont<strong>en</strong>ido se deducirá por las respuestas negativasque el señor Carranza les dio.La respuesta de Carranza al protocolo de las confer<strong>en</strong>cias celebradasdecía que aprobaba <strong>en</strong> lo g<strong>en</strong>eral los acuerdos tomados, yque respecto a la Conv<strong>en</strong>ción propuesta, el Primer Jefe resolvía quecuando tomara posesión de la Presid<strong>en</strong>cia interina de la Repúblicaconvocaría a una junta que se compondría de todos los g<strong>en</strong>erales conmando de fuerza y de los gobernadores de los estados.Como se ve, la int<strong>en</strong>ción democrática de la repres<strong>en</strong>tación <strong>en</strong> laConv<strong>en</strong>ción que se le había propuesto quedaba desvirtuada porque8Esta cláusula 8ª. ha sido calificada por el señor lic<strong>en</strong>ciado Andrés MolinaEnríquez como “el punto más alto alcanzado por los mestizos y los indios desdeque Morelos proclamó la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia hasta los días que corr<strong>en</strong>, <strong>en</strong> el empeño dehacer efectivas las reformas agrarias para dar asi<strong>en</strong>to económico a sus nacionales”.220biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2204/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


g<strong>en</strong>erales y gobernadores, como subordinados del Primer Jefe, noharían más de lo que éste quisiera.Respecto a la cláusula octava, que es la última de las que hemostranscrito, manifestaba el Primer Jefe: “que los asuntos emitidos <strong>en</strong>ella son aj<strong>en</strong>os al incid<strong>en</strong>te que motivó las confer<strong>en</strong>cias”. Es decir,que el señor Carranza no les daba importancia.Respecto a los acuerdos privados, Carranza se negó a designara la llamada División del Norte como un Cuerpo de Ejército, apesar de que su efectivo lo justificaba, “porque dicha División estácompr<strong>en</strong>dida <strong>en</strong> el Cuerpo de Ejército del Noroeste”, con lo cual sepersistía <strong>en</strong> el absurdo administrativo, antimilitar y antipolítico desubordinar al g<strong>en</strong>eral Villa a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Obregón. Porotra parte, Carranza se negaba a conceder el asc<strong>en</strong>so a g<strong>en</strong>eral de divisiónpara el g<strong>en</strong>eral Villa, a pesar de las resonantes victorias de éste yno obstante que había asc<strong>en</strong>dido a divisionarios a los g<strong>en</strong>erales PabloGonzález y Álvaro Obregón.También se negó el señor Carranza a reponer <strong>en</strong> su cargo deSubsecretario de Guerra al g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, a pesar de que sepedía solam<strong>en</strong>te como una reparación, <strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>cia de que Ángelespres<strong>en</strong>taría, <strong>en</strong> seguida, su r<strong>en</strong>uncia.Finalm<strong>en</strong>te, después de todas estas negativas, el señor Carranzamanifestaba: “acepto la satisfacción amplia y cumplida que me dancon motivo de los m<strong>en</strong>sajes y notas del 14 de junio próximo anterior”;de manera que lo único que verdaderam<strong>en</strong>te satisfacía al señorCarranza era que se le pres<strong>en</strong>taran excusas, pero sin que él p<strong>en</strong>sararectificar sus procedimi<strong>en</strong>tos erróneos e impolíticos.El Es ta d o May o r d e ÁngelesHasta la batalla de Zacatecas, el g<strong>en</strong>eral Ángeles no había t<strong>en</strong>idomás que oficiales ayudantes, <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es nos contábamos José HerónGonzález (ahora con mando de infantería), Gustavo Bazán (con221biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2214/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


mando de artillería) y yo; el capitán Espinosa de los Monteros y elmayor Eduardo Ángeles, hermano mayor del g<strong>en</strong>eral, qui<strong>en</strong> se habíaincorporado reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, después de una azarosa odisea paraunirse a la Revolución, y qui<strong>en</strong> posteriorm<strong>en</strong>te alcanzó el grado decoronel, <strong>en</strong> la División del Norte, por especiales méritos <strong>en</strong> campaña.También se acababan de incorporar el capitán Eug<strong>en</strong>io Aguilar,el jov<strong>en</strong> Ángel Caso y los ing<strong>en</strong>ieros Julio Prieto y Enrique del Valle.Estaba cerca de nosotros el doctor Federico Whisman, extranjeroque se portó muy bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la batalla de Zacatecas, recogi<strong>en</strong>do vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tea nuestros heridos del campo de batalla.Ahora y por indicaciones del g<strong>en</strong>eral Villa, el g<strong>en</strong>eral Ángelesconstituyó su Estado Mayor, del que me designó jefe (acababa yo deser asc<strong>en</strong>dido a t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel, por méritos <strong>en</strong> campaña), integrándolo,a más de las personas m<strong>en</strong>cionadas, con jóv<strong>en</strong>es de honorableproced<strong>en</strong>cia, qui<strong>en</strong>es después habrían de distinguirse por su lealtad yval<strong>en</strong>tía, tales como Alfonso y Rafael Iturbide (el primero murió heroicam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> la batalla de León), Fernando Liceaga, Manuel Icaza,Luis Espinosa Casanova, José de Lara, Ramón Villanueva (a qui<strong>en</strong>cariñosam<strong>en</strong>te llamábamos “el Zapatista”) y los oficiales zapatistasFrancisco Cuervo Martínez (profesor y poeta que compuso una odaa la batalla de Zacatecas) y Alberto Quiroz, así como el doctor quiroprácticoSalvador Anaya y Arrieta. Posteriorm<strong>en</strong>te ingresaron alEstado Mayor del g<strong>en</strong>eral Ángeles varios jefes ex federales de los máshonorables, como Manuel Cabrera, José Romero, qui<strong>en</strong> posteriorm<strong>en</strong>teme substituyó <strong>en</strong> la jefatura del Estado Mayor, cuando fui<strong>en</strong>viado a la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria <strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tacióndel g<strong>en</strong>eral Ángeles; g<strong>en</strong>eral M. Luna, Manuel Calderón, CarlosAranao, Ricardo Gutiérrez, Fausto Villanueva, Antonio Espinosa,doctor Cuarón, Eduardo Manrique de Lara, Agustín Garza Farías,g<strong>en</strong>eral Joaquín M<strong>en</strong>doza Soto y Roberto Morelos Zaragoza, qui<strong>en</strong>esdesempeñaron importantes comisiones.El g<strong>en</strong>eral Ángeles y su Estado Mayor t<strong>en</strong>ían su cuartel g<strong>en</strong>eral(de la Brigada Ángeles) a bordo de un carro de tercera sin asi<strong>en</strong>tos,222biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2224/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


llamado “Zacatecas”, <strong>en</strong> el que de día se armaban mesas y sillas decampaña y por la noche se t<strong>en</strong>dían catres de campaña. Un pequeñocompartimi<strong>en</strong>to era el gabinete del g<strong>en</strong>eral. En un carro inmediatohabía cocina y comedor anexos y una desp<strong>en</strong>sa que proveía a lascomidas, las cuales se hacían conjuntam<strong>en</strong>te.El g<strong>en</strong>eral Villa acostumbraba dar a sus oficiales, después delas acciones de guerra, valiosas gratificaciones. Esta costumbre norezó con los oficiales del Estado Mayor del g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong>essiempre estuvieron at<strong>en</strong>idos a su sueldo. Era el g<strong>en</strong>eral sumam<strong>en</strong>teparco <strong>en</strong> halagos, alabanzas y asc<strong>en</strong>sos; los oficiales a sus órd<strong>en</strong>es seacostumbraban pronto a un trato cordial, pero del que estaban proscritasasí la adulación como las malas costumbres. El g<strong>en</strong>eral Ángelesera hombre probo y exquisitam<strong>en</strong>te aseado; siempre tomaba su bañomatinal; nunca su l<strong>en</strong>guaje fue obsc<strong>en</strong>o, no fumaba, ni llegó a embriagarse,lo cual no quiere decir que rehusara alguna vez gustar, <strong>en</strong>la mesa, un bu<strong>en</strong> trago de vino. Decía el g<strong>en</strong>eral que el vicio de fumares el vicio del mono, porque se adquiere por pura imitación, ya quelos primeros <strong>en</strong>sayos del fumador son de lo más desagradable; y que elvicio de la embriaguez arraigaba <strong>en</strong> personas de débil voluntad.Sabedor Villa de que la familia del g<strong>en</strong>eral Ángeles había llegadoa Estados Unidos, dispuso que se le pasara una m<strong>en</strong>sualidad paravivir; el g<strong>en</strong>eral Ángeles, dando muestras de exquisita delicadeza, novolvió a firmar la nómina ni a cobrar los haberes que le correspondíanpor su categoría y mando.Curioso es referir que <strong>en</strong> Chihuahua Ángeles invitó especialm<strong>en</strong>tea comer a Villa y oficiales de su Estado Mayor, preparándoleun banquete rociado con los mejores caldos. Villa concurrió, pero,según su costumbre de exagerada desconfianza con la comida, noprobó bocado y cuando Ángeles le ofreció una copa de vino, Villale dijo <strong>en</strong> tono de victoria: “Ahí sí me lo llevo, mi g<strong>en</strong>eral; yo nuncapruebo una gota de vino!”...En efecto, Villa no tomaba, ni tampoco fumaba, t<strong>en</strong>ía marcadaaversión por los borrachos. Su abstin<strong>en</strong>cia, como su temor habitual223biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2234/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


de que lo <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>aran, era seguram<strong>en</strong>te producto de su vida azarosay ll<strong>en</strong>a de asechanzas.Un señor a qui<strong>en</strong> después conocí <strong>en</strong> la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría deLeav<strong>en</strong>worth, Kansas, E. U., apellidado Del Valle, me refirió que <strong>en</strong>una de las correrías de Villa por su pueblo, dio muerte a su padre por<strong>en</strong>emigo político y que a él se lo llevó prisionero, con am<strong>en</strong>azas demuerte, haci<strong>en</strong>do que <strong>en</strong> cada lugar adonde Villa llegaba a comer,su prisionero probara la comida y no tomándola hasta que veía qu<strong>en</strong>o lo dañaba. Un día que Del Valle se rebeló de que lo tratara comoa un perro, haciéndolo probar lo que Villa sospechaba que pudieraestar <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ado, la indignación de Villa fue grande: de un sablazoque le hundió el cráneo, lo dejó por muerto. El señor Del Valle sobrevivió.Recién llegados a Torreón, proced<strong>en</strong>tes de Zacatecas, se nospres<strong>en</strong>tó disfrazado estrambóticam<strong>en</strong>te el señor Octavio Serrano,compañero que fue del Colegio Militar (le llamábamos “El Ronco”)y qui<strong>en</strong> como jefe de la policía <strong>en</strong> Zacatecas, a la hora de la derrotahabía escapado de la matanza escondiéndose hábilm<strong>en</strong>te primero ydespués viajando <strong>en</strong> los trucks de nuestros propios tr<strong>en</strong>es. Serranofue acogido por nosotros, acompañándonos hasta Chihuahua, dondeun jefe militar averiguó que había sido “pelón”, <strong>en</strong> Zacatecas, yestuvo a punto de fusilarlo. El g<strong>en</strong>eral Ángeles lo salvó hablándolecon <strong>en</strong>ergía al comandante militar, qui<strong>en</strong> lo t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> capilla, y yo lorecogí y conduje hasta Ciudad Juárez, poniéndolo a salvo del ladoamericano. Serrano se abrió paso <strong>en</strong> el extranjero trabajando afanosam<strong>en</strong>tey ahora es rico hombre de negocios.En Torreón, al pres<strong>en</strong>tarme un día <strong>en</strong> el cuartel de la artillería,el g<strong>en</strong>eral Ángeles me llamó diciéndome: “Oiga, Cervantes; hágamefavor de escribir un oficio para el mayor Rubén Morales, manifestándoleque queda dado de baja por indigno de pert<strong>en</strong>ecer a la Divisióndel Norte; le <strong>en</strong>trega usted el oficio y le dice que se marcheinmediatam<strong>en</strong>te”. Aquella ord<strong>en</strong> me causó estupor porque yo s<strong>en</strong>tíaamistad hacia Morales; era mi coterráneo y yo lo había tratado <strong>en</strong>224biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2244/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


el Colegio Militar. Le dije <strong>en</strong>tonces al g<strong>en</strong>eral Ángeles: “Mi g<strong>en</strong>eral,esa baja es terrible para un militar”. Entonces el g<strong>en</strong>eral, apresurándosea contestarme antes de que yo abogara por mi paisano, medijo: “Yo sé por qué se lo digo, Cervantes; haga usted el oficio comose lo indico”. Me puse a la máquina, escribí el oficio y luego que elg<strong>en</strong>eral lo firmó, se lo llevé a Morales diciéndole: “Oiga, paisa, ¿quéha pasado?; ¡mire esto!” Morales, int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te pálido, leyó aquellacomunicación y casi sin decirme nada, se marchó. Supe despuésque Morales se incorporó con el señor Carranza y obtuvo asc<strong>en</strong>sosy bu<strong>en</strong>as posiciones oficiales. Posteriores declaraciones periodísticasdescubrieron que Morales era espía confid<strong>en</strong>cial del g<strong>en</strong>eral que s<strong>en</strong>egó a combatir <strong>en</strong> Zacatecas. (Carranza.)Por muchos años ignoré yo la causa de aquel cese degradante.Pero Morales se dedicó a atacar por la pr<strong>en</strong>sa, con verdadera saña, lamemoria del g<strong>en</strong>eral Ángeles, y como yo lo def<strong>en</strong>diera, <strong>en</strong>tablamosagria polémica <strong>en</strong> El Universal. Y tal como reza el adagio, “el pez porsu boca muere”, <strong>en</strong> una de sus respuestas, Morales afirmó que a laDivisión del Norte lo llevó una misión confid<strong>en</strong>cial del Primer Jefe(era un espía) y que él había sustraído de los cañones de la artilleríade la División del Norte, varios cierres de cañón...Al correrlo, Ángeles le salvó la vida; pues Villa lo habría mandadoincontin<strong>en</strong>ti al patíbulo.La p r i m e r a j u n ta militar225Como antes se dijo, el señor Carranza decidió convocar a una juntamilitar que debería reunirse <strong>en</strong> la ciudad de México el 1 de octubre,la cual sería integrada por los jefes militares <strong>en</strong> servicio activo y losgobernadores de los estados —jefes militares también— o sus repres<strong>en</strong>tantespersonales.Coincidi<strong>en</strong>do con la convocatoria a esta junta, y temiéndose, nosin razón, que los jefes de la División del Norte no estuvieran dispuesbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2254/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


tos a concurrir a ella, el g<strong>en</strong>eral Obregón se dirigió a Chihuahua, aefecto de confer<strong>en</strong>ciar con dichos jefes y arreglar, si era posible, todaslas desav<strong>en</strong><strong>en</strong>cias que existían <strong>en</strong>tre éstos y el señor Carranza.Después de varias confer<strong>en</strong>cias, los g<strong>en</strong>erales Villa y Obregóncontestaron al Primer Jefe, <strong>en</strong> nombre de las divisiones de su mando,que la organización de la junta convocada no estaba de acuerdocon las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias democráticas, puesto que los g<strong>en</strong>erales <strong>en</strong> servicioactivo y los gobernadores de los estados no eran los legítimos repres<strong>en</strong>tantesde los soldados revolucionarios, sino más bi<strong>en</strong> los subordinadosdel Primer Jefe. Llamábanle a éste de nuevo la at<strong>en</strong>ciónsobre la urg<strong>en</strong>te necesidad de restablecer el ord<strong>en</strong> constitucional, y leanunciaban que concurrirían a la junta citada, pero <strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>ciade que <strong>en</strong> ella se trataría, de prefer<strong>en</strong>cia, la ratificación de Presid<strong>en</strong>teprovisional <strong>en</strong> favor del mismo señor Carranza, de acuerdo con elPlan de Guadalupe, de la convocatoria inmediata a elecciones y de larepartición de las tierras, asunto este último que se sometería posteriorm<strong>en</strong>tea la aprobación del Congreso.Antes de esto, y con fecha 9 de septiembre, los mismos g<strong>en</strong>eralesObregón y Villa habían dirigido al señor Carranza un memorándum,del que copiamos a continuación algunos párrafos importantesa fin de que se vea cómo p<strong>en</strong>saban <strong>en</strong>tonces dichos g<strong>en</strong>erales.El movimi<strong>en</strong>to revolucionario de 1910 contra la prolongada dictaduradel g<strong>en</strong>eral Díaz, y su resurgimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> 19<strong>13</strong> contra el gobierno delg<strong>en</strong>eral Huerta, por su carácter emin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te vigoroso y popular,sintetizan las justas aspiraciones de las clases oprimidas de México porrestablecer un gobierno democrático, que garantice su mejorami<strong>en</strong>toeconómico y el ejercicio real de sus derechos.Otro régim<strong>en</strong> que no sea la expresión de la voluntad popular, noharía sino prolongar la lucha iniciada <strong>en</strong> 1910, sin otro límite que larealización de sus ideales o el completo aniquilami<strong>en</strong>to del país.Es necesario, pues, cegar para siempre ese manantial de sangreque por tantos años ha empapado nuestro suelo. Es necesario iluminar226biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2264/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


las oscuras pupilas del indio y el mestizo, no ya con el inc<strong>en</strong>dio de lasarmas, sino con los blancos destellos de la ley. Es preciso infiltrar <strong>en</strong>esas almas donde el <strong>en</strong>gaño y la injusticia han creado tantas desconfianzasy tantos odios, la verdad y la fe que <strong>en</strong>cauc<strong>en</strong> y fortalezcan suvoluntad.La Revolución ha creado con el pueblo compromisos que debecumplir; ella ha grabado <strong>en</strong> sus banderas la palabra constitucionalismo,y bajo esa <strong>en</strong>seña se han perdido muchos intereses y muchas vidas.El pueblo mexicano ha comprado con su sangre el derecho deser gobernado con la ley, a cuyo amparo, sólo puede existir la libertadd<strong>en</strong>tro del ord<strong>en</strong> y la justicia sin la tiranía.Es preciso, pues, que antes que el soldado se haya limpiado elpolvo del camino y <strong>en</strong>jugado el sudor del combate, sea ya un ciudadano.Es preciso que la ley impere sobre los máuseres aún cali<strong>en</strong>tes... 9Después de otras fundadas consideraciones, tan importantedocum<strong>en</strong>to terminaba con las sigui<strong>en</strong>tes proposiciones: 1ª. El PrimerJefe del Ejército Constitucionalista tomará desde luego el títulode Presid<strong>en</strong>te interino de la República e integrará su gabinete conSecretarios de Estado. 2ª. Nombrami<strong>en</strong>to provisional de magistradosde la Corte Suprema de Justicia y autoridades judiciales. 3ª. Lomismo <strong>en</strong> los estados para el Tribunal Superior y jueces, por los gobernadoresinterinos. 4ª. Convocatoria g<strong>en</strong>eral para elecciones de9Tan bellas expresiones, redactadas, según parece, por el dignísimo revolucionarioy doctor don Miguel Silva, ¡qué lejos estaban por cierto de ser compr<strong>en</strong>didaspor el señor Carranza! El distinguido doctor don Miguel Silva, revolucionarioy liberal de grandes méritos, abandonado y pobre falleció <strong>en</strong> La Habana, <strong>en</strong> dondese había refugiado víctima de las persecuciones del señor Carranza. Estando yagrave de la <strong>en</strong>fermedad que lo llevó al sepulcro (cáncer <strong>en</strong> los ojos), el señor MárquezSterling solicitó del señor Carranza que permitiera al ilustre expatriado ir amorir a México; pero esta solicitud fue contestada lacónicam<strong>en</strong>te con la palabra¡imposible! La pr<strong>en</strong>sa de la capital cubana le dedicó al doctor Silva, con motivode su fallecimi<strong>en</strong>to, hermosos artículos, llamándolo patriota incorruptible y sinmancha.227biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2274/1/<strong>08</strong> 10:29:57 <strong>AM</strong>


ayuntami<strong>en</strong>tos. 5ª. Convocatoria g<strong>en</strong>eral a elecciones de PoderesLegislativos <strong>en</strong> los estados, la Federación y los Tribunales Superiores.6ª. Reformas constitucionales de: supresión de la Vicepresid<strong>en</strong>cia,computación del periodo presid<strong>en</strong>cial, organización de laCorte Suprema de Justicia y 7ª. Declaración de inhabilidad de todoslos jefes que form<strong>en</strong> parte del Ejército Nacional para desempeñar loscargos de Presid<strong>en</strong>te de la República y de gobernadores de los estados,a m<strong>en</strong>os de haberse separado del cargo seis meses antes de lanzar sucandidatura. 10La junta de jefes militares se reunió <strong>en</strong> México <strong>en</strong> la fecha citada;pero ni la División del Norte, ni los gobiernos de Sonora ySinaloa, m<strong>en</strong>os aún los zapatistas, <strong>en</strong>viaron a ella sus repres<strong>en</strong>tantes,por los motivos que vamos a referir.Cuando la convocatoria del señor Carranza se recibió <strong>en</strong> Chihuahua,se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> dicha ciudad el g<strong>en</strong>eral Obregón, confer<strong>en</strong>ciando,como ya lo hemos dicho, con los jefes del Norte, a fin dearreglar sus difer<strong>en</strong>cias con el Primer Jefe. Después de varias juntas sellegó al av<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to deseado; pero, desgraciadam<strong>en</strong>te, esto sólo fue<strong>en</strong> apari<strong>en</strong>cia, pues la desconfianza y las pasiones <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> juego,y el propio g<strong>en</strong>eral Obregón, a qui<strong>en</strong> se acusó de conspirar contra elg<strong>en</strong>eral Villa, sobornando a algunos de sus subordinados, estuvo apunto de ser fusilado por éste, a instigaciones de Urbina.En estas circunstancias, se recibió la convocatoria para la juntade México, y los jefes del Norte se reunieron para discutirla, acordandodespués de varias sesiones acaloradas, que concurrirían a dichajunta, a cuyo efecto fueron designados para marchar los primeros a10Como se ve por las citas anteriores, las tres divisiones más poderosas delEjército Constitucionalista expresaban por conducto de sus jefes un acuerdo perfectode t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de formar una conv<strong>en</strong>ción que se <strong>en</strong>cargara: deestudiar las reformas revolucionarias para procurar su realización; de obligar al PrimerJefe a que definiera su actitud aceptando la presid<strong>en</strong>cia provisional, a volver alord<strong>en</strong> constitucional y a formar el programa de gobierno al que debería sujetarse elPresid<strong>en</strong>te electo, a fin de restituir cuanto antes al país el régim<strong>en</strong> legal.228biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2284/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


la capital, los g<strong>en</strong>erales Aguirre B<strong>en</strong>avides y José Isabel Robles, y el<strong>en</strong>tonces coronel R. González Garza, llevando este último la repres<strong>en</strong>taciónpersonal del g<strong>en</strong>eral Villa.Ese mismo día salieron de Chihuahua, acompañados del g<strong>en</strong>eralObregón, <strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>cia de que <strong>en</strong> seguida marcharían losdemás jefes; pero el señor Carranza, suponi<strong>en</strong>do que Obregón estabapreso y amagado y obrando precipitadam<strong>en</strong>te, mandó interrumpirla vía del C<strong>en</strong>tral <strong>en</strong>tre Aguascali<strong>en</strong>tes y Zacatecas, ord<strong>en</strong>ando alg<strong>en</strong>eral Natera estar presto para atacar al g<strong>en</strong>eral Villa, impidi<strong>en</strong>do alos repres<strong>en</strong>tantes del Norte que llegaran a la capital.Al t<strong>en</strong>er conocimi<strong>en</strong>to el g<strong>en</strong>eral Villa de la hostil e injustificadaactitud del Primer Jefe, puso m<strong>en</strong>saje a Carranza pidi<strong>en</strong>do explicaciones;la respuesta fue durísima, imputándole agravios; <strong>en</strong>toncesVilla ord<strong>en</strong>ó que se detuviera el tr<strong>en</strong> de los g<strong>en</strong>erales Robles y suscompañeros, e hizo contramarchar a éstos hasta Chihuahua; reunióluego a todos los jefes de la División del Norte, les consultó lo quedebía hacerse, y se resolvió el rompimi<strong>en</strong>to definitivo con el señorCarranza, dándose, desde luego, ord<strong>en</strong> de marcha a la mayor partede las fuerzas de que podía disponerse, rumbo al sur.Pasaron algunos días. Uno de éstos, los g<strong>en</strong>erales Villa y Obregón,que seguían tratando de arreglar aquella situación, tuvieronun serio altercado, durante el cual el primero propuso que salieranambos de México, lo mismo que el señor Carranza, para cortar deraíz los motivos de las disid<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre los revolucionarios. El g<strong>en</strong>eralObregón contestó que, por su parte, no t<strong>en</strong>ía inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te <strong>en</strong>abandonar el país; pero que para obrar definitivam<strong>en</strong>te, necesitabaestar <strong>en</strong> México. Fue <strong>en</strong>tonces cuando su vida corrió mayor peligro,pues el doctor Dussart, qui<strong>en</strong> se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> una habitaciónpróxima a aquella <strong>en</strong> que t<strong>en</strong>ía lugar la discusión, no cesó de instigaral g<strong>en</strong>eral Villa para que lo fusilara inmediatam<strong>en</strong>te, lo que pudo evitarsegracias a la oportuna interv<strong>en</strong>ción de los g<strong>en</strong>erales Raúl Madero,Aguirre B<strong>en</strong>avides, Felipe Ángeles y R. González Garza. Dussartfue corrido vergonzosam<strong>en</strong>te.229biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2294/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Se dejó al fin <strong>en</strong> libertad al g<strong>en</strong>eral Obregón para que regresaraa México, y uno de sus salvadores, el coronel R. González Garza,no queri<strong>en</strong>do abandonarlo, <strong>en</strong> previsión de nuevos peligros para suvida, lo acompañó, hasta dejarlo <strong>en</strong> sus propios tr<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> la estaciónde La Colorada, <strong>en</strong>tre Zacatecas y Torreón, no sin haber corrido élmismo graves peligros <strong>en</strong> el camino.Obregón se despidió, agradecido, de los g<strong>en</strong>erales Aguirre B<strong>en</strong>avidesy Robles, a qui<strong>en</strong>es había catequizado y que se reunierontambién a él <strong>en</strong> el camino, jurándoles que haría todo lo posible paraobligar al señor Carranza a que cambiara de actitud hacia la Divisióndel Norte; y ellos, a su vez, le ofrecieron interponer toda su influ<strong>en</strong>ciapara que no se rompieran las hostilidades hasta <strong>en</strong> tanto él les<strong>en</strong>viara noticias de sus gestiones ante el Primer Jefe. Al <strong>en</strong>tonces coronelGonzález Garza le dejó un retrato, expresándole su gratitud.El g<strong>en</strong>eral Obregón regresó pocos días después, acompañadode los g<strong>en</strong>erales Hay, Iturbe, García Aragón y Saucedo, con objeto dehablar con los jefes del Norte, <strong>en</strong> nombre de la junta de México.La confer<strong>en</strong>cia tuvo lugar <strong>en</strong> Zacatecas, habi<strong>en</strong>do asistido a ellael g<strong>en</strong>eral Villa (no así Obregón), y se acordó que para que los jefesdel Norte pudieran concurrir a la junta, ésta se trasladaría a la ciudadde Aguascali<strong>en</strong>tes, cuyo estado se conservaría neutral.Entretanto, el señor Carranza se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> la asamblea militarde México, y <strong>en</strong> un largo discurso, r<strong>en</strong>unció ante ella a la PrimeraJefatura.La asamblea estaba por aceptar la r<strong>en</strong>uncia del señor Carranza;pero el lic<strong>en</strong>ciado Cabrera abordó inmediatam<strong>en</strong>te la tribuna, pronuncióun discurso perfectam<strong>en</strong>te meditado, e hizo que los jefes militaresallí reunidos, volvieran sobre sus pasos devolvi<strong>en</strong>do a Carranzala Primera Jefatura, aplazándose toda otra resolución sobre el asunto,hasta que la junta se trasladara a la ciudad de Aguascali<strong>en</strong>tes.230biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2304/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XLa Co n v e n c i ó n d e Ag ua s c a l i e n t e sLa primera junta formal de la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionariase efectuó <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes el día 14 de octubre de1914, después de que “villistas” y “carrancistas” habían celebrado,con la mayor cordialidad, varias juntas previas, olvidando, alparecer, sus res<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos pasados.De esta primera junta formal sólo m<strong>en</strong>cionaremos un acuerdoimportante, relativo a que, si<strong>en</strong>do la facción zapatista uno de los núcleosrevolucionarios de mayor significación, y considerándose indisp<strong>en</strong>sablesu concurso para que la Conv<strong>en</strong>ción estuviera debidam<strong>en</strong>teintegrada, debía nombrarse una comisión, <strong>en</strong>tre los mismos delegados,con objeto de que se dirigiera a Cuernavaca y confer<strong>en</strong>ciara conel g<strong>en</strong>eral Zapata y los demás jefes surianos, invitándolos para que<strong>en</strong>viaran sus repres<strong>en</strong>tantes a la Conv<strong>en</strong>ción.Ello pres<strong>en</strong>taba serias dificultades, si<strong>en</strong>do la mayor de todas elque la fracción zapatista mant<strong>en</strong>íase aún <strong>en</strong> actitud hostil al constitucionalismo,<strong>en</strong> virtud de haber fracasado los esfuerzos del señorCarranza para someterla. No obstante, se nombró la comisión, presididapor el g<strong>en</strong>eral Ángeles, 11 y ésta cumplió satisfactoriam<strong>en</strong>te sucometido, regresando, pocos días después, con la delegación suriana.23111Formaban parte de esta comisión los g<strong>en</strong>erales Rafael Buelna y CalixtoContreras; yo iba como ayudante del g<strong>en</strong>eral Ángeles. Los zapatistas nos agasajabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2314/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Ya anticipamos, y el g<strong>en</strong>eral Ángeles lo refiere <strong>en</strong> su artículosobre G<strong>en</strong>ovevo de la O, cómo, a pesar de haber sido el g<strong>en</strong>eralÁngeles su adversario <strong>en</strong> la campaña de Morelos, Zapata y el mismog<strong>en</strong>eral G<strong>en</strong>ovevo de la O, lo recibieron cordialm<strong>en</strong>te, lográndoseque, por el bu<strong>en</strong> éxito de esa embajada, la Conv<strong>en</strong>ción NacionalRevolucionaria quedara integrada con repres<strong>en</strong>tantes de todas lasfacciones levantadas <strong>en</strong> armas: 180 g<strong>en</strong>erales o sus repres<strong>en</strong>tantes, delos que 27 formaban la delegación zapatista.La i n a u g u r a c i ó n s o l e m n eSe consideró totalm<strong>en</strong>te integrada la Conv<strong>en</strong>ción, y <strong>en</strong> seguida fuesolemnem<strong>en</strong>te inaugurada, declarándose Soberana.Explicaremos <strong>en</strong> breves palabras el motivo de haberse declaradoSoberana la Conv<strong>en</strong>ción.Desde las primeras confer<strong>en</strong>cias privadas que los delegadoscelebraron <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes, confer<strong>en</strong>cias que t<strong>en</strong>ían por objetoprecisar el programa de los trabajos que habría de llevar a efecto laConv<strong>en</strong>ción, acordaron que, <strong>en</strong> virtud de ser una de las finalidadesde ésta la unificación revolucionaria, empezando por el acercami<strong>en</strong>tode las facciones carrancista y villista, que hasta <strong>en</strong>tonces habíanestado divididas, se hacía indisp<strong>en</strong>sable separar de sus puestos tantoron. En un banquete, por boda que se celebraba, me vi obligado, para no significardesaire, a comer un mole negro que quemaba como lumbre y a beber catalán. Elresultado fue una intoxicación mortal, de la que me salvé, no sin quedar <strong>en</strong>fermo,por largo tiempo, del intestino. A nuestro paso por México, rumbo a Cuernavaca,los g<strong>en</strong>erales Lucio Blanco, Rafael Buelna y Ángeles, con sus oficiales, visitaron alos compañeros revolucionarios a qui<strong>en</strong>es Carranza t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría, presos.Eran éstos el ing<strong>en</strong>iero Manuel Bonilla, el lic<strong>en</strong>ciado José Rodríguez, Martín LuisGuzmán, Enrique Llor<strong>en</strong>te, Carlos Domínguez, Luis Zamora Plowes, Luis G. Malváezy Abel Serratos. En el tr<strong>en</strong> especial que conduciría al g<strong>en</strong>eral Ángeles y demásmiembros de la comisión rumbo a Aguascali<strong>en</strong>tes, halló asilo el señor lic<strong>en</strong>ciadoJosé Vasconcelos, qui<strong>en</strong> huía de las persecuciones carrancistas.232biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2324/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


al señor Carranza como al g<strong>en</strong>eral Villa, cuyas personalidades t<strong>en</strong>ían<strong>en</strong> constante escisión a sus respectivos partidarios y eran la causaefici<strong>en</strong>te de todas sus desav<strong>en</strong><strong>en</strong>cias.Dicha separación era, sin embargo, irrealizable, mi<strong>en</strong>tras laConv<strong>en</strong>ción no pasara de ser una junta de jefes militares que, aunquemás numerosa que la de México, por <strong>en</strong>contrarse ya <strong>en</strong> ella losdelegados del Norte, carecía de autoridad, desde el punto de vistalegal, para imponer sus decisiones tanto al señor Carranza, como alg<strong>en</strong>eral Villa, qui<strong>en</strong>es, llegado el caso, podrían hacer valer su repres<strong>en</strong>taciónjerárquica.Discutióse el punto, y juzgándose que la asamblea necesitabaconstituir, como <strong>en</strong>tidad, una autoridad suprema, se acordó declararlaSoberana, a fin de que decisiones y acuerdos tuvieran mayorfuerza moral y autoridad más efectiva, sobre todo <strong>en</strong> el caso especialde la separación del señor Carranza y del g<strong>en</strong>eral Villa.La soberanía de la Conv<strong>en</strong>ción no tuvo, pues, el objeto de dara ésta un poder absoluto o ilimitado, como lo afirmaron algunos“historiadores” reaccionarios; ni tampoco el de convertirla <strong>en</strong> congresoconstituy<strong>en</strong>te, a semejanza del que posteriorm<strong>en</strong>te formó, concarrancistas exclusivam<strong>en</strong>te, el señor Carranza.Que el señor Carranza reconoció esta soberanía, lo prueba elhecho de que al comunicarle telegráficam<strong>en</strong>te la inauguración solemnede la Conv<strong>en</strong>ción Soberana, mandó izar el pabellón nacional<strong>en</strong> todos los edificios públicos de la capital, dando al acontecimi<strong>en</strong>toun carácter de fiesta nacional. Además, desde que la Conv<strong>en</strong>ción fueinaugurada, ningún asunto de importancia resolvió por sí solo elseñor Carranza, como sucedió <strong>en</strong> lo refer<strong>en</strong>te a la desocupación deVeracruz por las tropas americanas, caso que consultó a la asambleaantes de tratarlo.233biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2334/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


La s p r i m e r a s discusionesLa inauguración de la Conv<strong>en</strong>ción Soberana se verificó <strong>en</strong> medio deun <strong>en</strong>tusiasmo indescriptible. Creíase de bu<strong>en</strong>a fe que aquel acto históricoy solemne iba a ser el epílogo de la más justa, aunque tambiénla más sangri<strong>en</strong>ta de las revoluciones que han <strong>en</strong>turbiado el cielo de lapatria. En aquel instante todos los corazones latían regocijadam<strong>en</strong>te,todas las manos aplaudían, todos los pechos <strong>en</strong>tonaban el himno patrio,y de todas las bocas salían bellas palabras de amor y de concordia...Los señores delegados abordaron la tribuna y pronunciaron elocu<strong>en</strong>tesdiscursos, <strong>en</strong> los cuales campearon las ideas y s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tosmás elevados, si<strong>en</strong>do particularm<strong>en</strong>te bu<strong>en</strong>os por su magnífica estructura,los de los g<strong>en</strong>erales Antonio I. Villarreal y Roque GonzálezGarza; por más que el del primero se inspiró <strong>en</strong> un socialismo radicale intransig<strong>en</strong>te, y el del segundo, <strong>en</strong> una prud<strong>en</strong>te moderación, ll<strong>en</strong>ade conceptuosos razonami<strong>en</strong>tos sobre la misión reconstructora de laRevolución triunfante.Habló también el g<strong>en</strong>eral Obregón, empezando por decir queél no traicionaba a nadie, aunque al llegar a la Conv<strong>en</strong>ción era “uncadáver moral”, porque, cuando estaba <strong>en</strong> Chihuahua, se decía <strong>en</strong>México: “Obregón traiciona a Carranza”, y, cuando estaba <strong>en</strong> México,decían <strong>en</strong> Chihuahua: “Obregón traiciona a Villa”. Continuódisertando sobre la fidelidad “hasta después de la muerte”, comparándolacon la del perro de un soldado suyo, que murió junto a latumba de éste; y terminó su discurso con estas significativas palabras:“Hay que ser los perros de la Conv<strong>en</strong>ción, señores delegados...” y“creo que si acaeciera una catástrofe que destruyera nuestra asamblea,un delegado que quedara vivo t<strong>en</strong>dría derecho a levantar el p<strong>en</strong>dónconv<strong>en</strong>cionista <strong>en</strong> cualquier rincón de la República”...Esta catástrofe la produjeron él y sus amigos, más tarde, y se retiraronno a uno sino a varios rincones de la República, mas no paralevantar y def<strong>en</strong>der el p<strong>en</strong>dón conv<strong>en</strong>cionista, sino para combatirlo,<strong>en</strong>c<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do de nuevo la guerra fratricida.234biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2344/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Vi<strong>en</strong>e a propósito recordar otro de los detalles inaugurales de laConv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes.Alim<strong>en</strong>tando los g<strong>en</strong>erales Obregón y Hay, cada uno por su parte,la esperanza de llegar a la Presid<strong>en</strong>cia de la República, medianteel apoyo de los delegados carrancistas, y no conformes para sus propósitosulteriores, con el juram<strong>en</strong>to que iban a prestar los delegadosde “cumplir y hacer cumplir los acuerdos de la asamblea”, idearonobligarlos a que, además, inscribieran sus nombres sobre el sagradoli<strong>en</strong>zo tricolor, que había sido adoptado, a iniciativa de los mismosg<strong>en</strong>erales, como estandarte de la Conv<strong>en</strong>ción. Así lo hicieron todoslos delegados, inclusive los g<strong>en</strong>erales Obregón y Hay, qui<strong>en</strong>es sinembargo, días después, al ver fallidas sus esperanzas presid<strong>en</strong>ciales,iniciaron la deserción.El primer asunto de que trató la Conv<strong>en</strong>ción, al quedar formalm<strong>en</strong>teinstalada, fue la desocupación de Veracruz por las tropasamericanas.El gobierno de Washington había dado a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que esta desocupaciónse llevaría a efecto tan pronto como fuera un hecho la pacificacióndel país, mediante el acercami<strong>en</strong>to de todas las faccionesrevolucionarias; acercami<strong>en</strong>to que, prácticam<strong>en</strong>te, se había logradoya al quedar repres<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la asamblea los difer<strong>en</strong>tesgrupos militares de la Revolución.La asamblea se proponía, pues, tratar el asunto por las vías diplomáticas,segura de obt<strong>en</strong>er por este camino la desocupación referida;pero, <strong>en</strong> todo caso, resuelta estaba también a no cometer laindignidad que ya había cometido antes el g<strong>en</strong>eral Huerta, aceptandotácitam<strong>en</strong>te la violación del territorio nacional, sin t<strong>en</strong>er un gestode altivez y de patriotismo...Celebráronse varias sesiones secretas, y <strong>en</strong> ellas se acordó darinstrucciones al señor Carranza para que se dirigiera inmediatam<strong>en</strong>teal gobierno de Washington e iniciara con él las negociacionesrespectivas, sujetando éstas, se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de, a la aprobación de laasamblea.235biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2354/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Como se esperaba, el gobierno de Washington cumplió su ofrecimi<strong>en</strong>to:pocos días después las tropas americanas salían de Veracruz,y la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria escribía este hechoque tanto le honra, <strong>en</strong> la primera página de su historia.Lo s a c u e r d o s t o m a d o sContinuaron las sesiones de la asamblea, y <strong>en</strong> ellas, las discusionesacaloradas y viol<strong>en</strong>tas sobre la urg<strong>en</strong>cia de separar de sus puestos alseñor Carranza y al g<strong>en</strong>eral Villa, los dos grandes obstáculos con que,decíase, tropezaba la Conv<strong>en</strong>ción para que sus bu<strong>en</strong>os propósitospudieran realizarse. Se resolvió al fin separarlos, y <strong>en</strong> seguida se lescomunicó el acuerdo, dándoseles un voto de gracias por los importantesservicios que habían prestado a la causa revolucionaria. Al señorCarranza se le confirió, además, el grado de g<strong>en</strong>eral de división.La votación es sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te si se considera que más de dos terceraspartes de los delegados parecían adictas a Carranza.Separado el señor Carranza, se nombró Presid<strong>en</strong>te provisionalal g<strong>en</strong>eral Eulalio Gutiérrez, por un término provisorio, dándosele alPrimer Jefe un plazo de pocos días para que le hiciera <strong>en</strong>trega de supuesto. 12Fechado <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes el 6 de noviembre de 1914, fue publicadoel sigui<strong>en</strong>te Manifiesto a la Nación, firmado por 180 repres<strong>en</strong>tantesde la Revolución.12Después de una discusión que se prolongó hasta las 9:30 de la noche del 31de octubre de 1914, las comisiones unidas de Gobernación y Guerra dictaminaron:“Por conv<strong>en</strong>ir así a los intereses de la Revolución, cesan <strong>en</strong> sus funciones comoPrimer Jefe del Ejército Constitucionalista, <strong>en</strong>cargado del Poder Ejecutivo, el C.V<strong>en</strong>ustiano Carranza, y como jefe de la División del Norte, el C. g<strong>en</strong>eral FranciscoVilla”. Tras una fogosa discusión hasta medianoche, fue aprobado ese dictam<strong>en</strong> por112 votos contra 21. El 1º. de noviembre, la Conv<strong>en</strong>ción aprobó: “Una vez triunfantela Revolución que llevamos a la vía de la realidad, una junta de los principales236biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2364/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Mexicanos:La Conv<strong>en</strong>ción del 10 de octubre, se ha reunido con el objeto deunificar el criterio revolucionario para determinar las bases y ori<strong>en</strong>tacióndel nuevo gobierno de la República, inspiradas <strong>en</strong> la opinión dela mayoría de los ciudadanos armados, para que ese gobierno realicelos ideales de la Revolución y las instituciones democráticas, pues deeste modo cumplimos con el compromiso solemne contraído con lanación; de substituir a la tiranía por un gobierno que satisfaga las necesidadespúblicas actuales. Y esa misma Conv<strong>en</strong>ción se ha declaradoSoberana, para hacer efectivas y obligatorias sus resoluciones para todoslos jefes del ejército, evitándose de esa manera la dictadura que podríaresultar de permitir, a cualquiera de ellos, que tratara de imponeraisladam<strong>en</strong>te su voluntad y su opinión al resto de los ciudadanos dela República.—Somos el Poder Supremo Nacional porque hemos sidoel Supremo Poder de la Revolución. Nuestro movimi<strong>en</strong>to armado notriunfó de la reacción debido al esfuerzo de uno solo de sus jefes, sino<strong>en</strong> virtud del concurso que hemos prestado todos para ello.—Y delmismo modo que obedecimos a una sola idea y estuvimos animadosde una sola aspiración de red<strong>en</strong>ción y de progreso para lanzarnos contrala dictadura, de esa misma manera e impulsados por los mismoss<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos nos hemos reunido <strong>en</strong> esta Conv<strong>en</strong>ción, ya no para derrocary para destruir, sino para organizar y construir el nuevo gobiernorepublicano <strong>en</strong> el cual se han de sintetizar todos nuestros idealesy todas nuestras t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias.—Esta Conv<strong>en</strong>ción es Soberana, porquejefes revolucionarios de los difer<strong>en</strong>tes estados, nombrará o designará un Presid<strong>en</strong>teinterino de la República, que convocará a elecciones para la organización de lospoderes federales”. Después y si<strong>en</strong>do el g<strong>en</strong>eral Juan C. Cabral el candidato delos elem<strong>en</strong>tos de la División del Norte, y habi<strong>en</strong>do declarado los zapatistas que lacandidatura del g<strong>en</strong>eral Antonio I. Villarreal era inaceptable, el g<strong>en</strong>eral Obregónse esforzó por lograr que se aceptara la candidatura del g<strong>en</strong>eral Eulalio Gutiérrez,qui<strong>en</strong> fue electo por 88 votos contra 40 de otros candidatos.237biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2374/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> ella está sintetizada la fuerza y el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de la Revolución.—Para nosotros, deb<strong>en</strong> concluir los tiranos, y para la Conv<strong>en</strong>ción es unanecesidad primordial hacer efectiva la paz <strong>en</strong> la República.—Constituidosasí <strong>en</strong> asamblea, para ser escuchados, y <strong>en</strong> Poder Supremo dela Nación para ser obedecidos, podremos acabar para siempre con lasambiciones individuales de poder, con las intrigas de gabinete y con lainmoral y antipatriótica labor de incondicionalismo.—La República<strong>en</strong>tera ha cifrado todas sus esperanzas de mejorami<strong>en</strong>to social y político<strong>en</strong> esta Conv<strong>en</strong>ción, y para satisfacer sus anhelos, debemos hacerrespetar nuestras resoluciones, no precisam<strong>en</strong>te porque contamos conla fuerza de las armas para ello, sino porque nos apoya la inquebrantablefuerza de la opinión pública.—Se ha pret<strong>en</strong>dido relegarnos aun papel secundario con el pretexto de que somos o debemos ser larepres<strong>en</strong>tación g<strong>en</strong>uina de un hombre; si<strong>en</strong>do así que constituimosla base democrática del futuro gobierno, <strong>en</strong> nuestro carácter de asambleapreconstituy<strong>en</strong>te. Consci<strong>en</strong>tes pues del papel histórico que desempeñamos<strong>en</strong> este instante, y asumi<strong>en</strong>do la responsabilidad de lasuerte de la República, hemos elegido al presid<strong>en</strong>te provisional de ella,y declaramos que estamos resueltos a sost<strong>en</strong>erlo, a pesar de todos losobstáculos, contra todas las rebeldías y sobre todas las ambiciones deaquellos que inspirados sólo <strong>en</strong> intereses mezquinos no se resuelv<strong>en</strong> acolaborar <strong>en</strong> la nueva organización del gobierno nacional emanado dela Revolución.—Mexicanos: La primera asamblea preconstituy<strong>en</strong>te,emanada del movimi<strong>en</strong>to revolucionario que derrocó a las dictadurasque acaban de pasar, os demanda vuestra colaboración unánime <strong>en</strong> lacual están vinculados los destinos nacionales, y debéis estar ciertos deque al proceder así, habréis merecido el bi<strong>en</strong> de la patria.Días después, la Conv<strong>en</strong>ción recibió una respuesta del señorCarranza, ll<strong>en</strong>a de evasivas y condiciones para <strong>en</strong>tregar la PrimeraJefatura, respuesta que dio motivo a que el g<strong>en</strong>eral Gutiérrez iniciaracon él una serie de pláticas amistosas, por telégrafo, tratando deconv<strong>en</strong>cerlo a que se sometiera, sin condiciones de ningún género, a238biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2384/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


lo dispuesto por la Conv<strong>en</strong>ción Soberana, <strong>13</strong> ya que ésta, <strong>en</strong> perfectoderecho, había acordado separarlo de su puesto. El g<strong>en</strong>eral Gutiérrezinsistió también, <strong>en</strong> sus pláticas con el señor Carranza, <strong>en</strong> las fatalesconsecu<strong>en</strong>cias que para el país podría t<strong>en</strong>er su actitud rebelde, y loincitó repetidas veces a que honrada y pacíficam<strong>en</strong>te, le hiciera <strong>en</strong>tregade la Primera Jefatura, única manera de evitar que se siguieraderramando la sangre mexicana, <strong>en</strong> una lucha cuya responsabilidadsería toda de qui<strong>en</strong> la provocaba, oponiéndose a la voluntad de losrevolucionarios.Patriótica y leal, pero también inútil, fue la amistosa t<strong>en</strong>tativadel g<strong>en</strong>eral Gutiérrez para conv<strong>en</strong>cer al señor Carranza; éste semantuvo intransig<strong>en</strong>te, y acabó por llamar a los g<strong>en</strong>erales que leeran personalm<strong>en</strong>te adictos, obligándolos a desautorizar a sus repres<strong>en</strong>tantesy a desconocer, finalm<strong>en</strong>te, a la Conv<strong>en</strong>ción. Es fama quea los g<strong>en</strong>erales que se pres<strong>en</strong>taban a r<strong>en</strong>dirle sumisión después deque habían votado su destitución, los premiaba con $10 000.00...Corrupción que el g<strong>en</strong>eral Obregón había de perfeccionar más tardecon sus famosos cañonazos de $<strong>50</strong> 000, a los cuales, decía, no habíag<strong>en</strong>eral que resistiera.El g<strong>en</strong>eral Villa, <strong>en</strong> cambio, contestó sometiéndose a lo dispuestopor la asamblea y ofreci<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tregar el mando de sus fuerzasa qui<strong>en</strong> se le ord<strong>en</strong>ara; ofrecimi<strong>en</strong>to que cumplió <strong>en</strong> efecto, tres ocuatro días después, <strong>en</strong>tregando la División del Norte al g<strong>en</strong>eral Gutiérrez.Cuando la actitud del señor Carranza y su negativa para <strong>en</strong>tregarla primera jefatura fueron conocidas por la asamblea, ésta vioam<strong>en</strong>azada su integridad con la probable deserción de los delegadosnetam<strong>en</strong>te carrancistas; y, con tal motivo, tomó el acuerdo de quepara las sesiones futuras, el quórum estaría formado por la mitadmás uno de los delegados que permanecieran fieles.<strong>13</strong>Esta respuesta dio lugar también a que varios delegados carrancistas solicitaranla reconsideración del acuerdo, dando con esto una prueba de su poco valorcivil.239biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2394/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


Antes de esto se habían nombrado ya difer<strong>en</strong>tes comisiones,una de las cuales fue la de Programa, que t<strong>en</strong>ía a su cargo estudiar ypres<strong>en</strong>tar a la Conv<strong>en</strong>ción las reformas revolucionarias que deberíanimplantarse, a fin de que fueran discutidas y aprobadas.En su Manifiesto a la Nación, del 14 de noviembre de 1914,fueron señaladas las bases fundam<strong>en</strong>tales que habrían de servir mástarde para discutir y formular lo que habría de constituir el Programade Reformas Político-Sociales de la Revolución:1.2.3.4.5.6.7.8.Destruir el latifundismo, desamortizando la gran propiedadrural y repartiéndola <strong>en</strong>tre la población que hace producirla tierra.Devolver a los pueblos los ejidos de que fueron despojadosdurante las pasadas dictaduras.Castigar a los <strong>en</strong>emigos de la Revolución por medio de lanacionalización de sus bi<strong>en</strong>es.Realizar la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los municipios, sobre la basede una amplia libertad de acción que les permita at<strong>en</strong>derdebidam<strong>en</strong>te los intereses comunales y preservar a éstos delas usurpaciones y ataques de los gobiernos federal y local.Restringir las facultades del Poder Ejecutivo de la Federacióny de los estados y para ello adoptar el parlam<strong>en</strong>tarismo<strong>en</strong> forma adecuada a las especiales condiciones del país.Hacer efectivas las responsabilidades <strong>en</strong> que incurran losaltos funcionarios que falt<strong>en</strong> al cumplimi<strong>en</strong>to de sus obligaciones,expidi<strong>en</strong>do las leyes necesarias para definirlas ypara establecer de un modo preciso las relaciones que deb<strong>en</strong>existir <strong>en</strong>tre esos funcionarios y el pueblo.Reorganizar sobre nuevas bases el Poder Judicial para obt<strong>en</strong>erla indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, aptitud y responsabilidad efectiva desus funcionarios.Formular las reformas que reclama con urg<strong>en</strong>cia el DerechoComún, adaptándolo a las necesidades sociales y económi-240biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2404/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


9.10.11.cas del país: derogando su formulismo tradicional e innecesario,así como su embarazosa tramitación; expidi<strong>en</strong>do lasleyes que sean necesarias para que sea efectiva y oportuna laadministración de justicia, evitando que <strong>en</strong> ella <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>una def<strong>en</strong>sa inexpugnable el concesionario y el contratistade mala fe; y aquellas que constituyan una protección justicieray efectiva para la clase humilde.At<strong>en</strong>der a las necesidades de la instrucción que reclamannuestras clases humildes, sin omitir para ello ningún sacrificio,y a las económicas y morales de la clase trabajadora,a la que se reconocerá, del modo más amplio, su libertadde asociarse y declararse <strong>en</strong> huelga para la def<strong>en</strong>sa de susintereses, am<strong>en</strong>azados por la absorción capitalista.Dictar las disposiciones que hayan de hacer verdaderam<strong>en</strong>teefectivas las libertades humanas, d<strong>en</strong>tro de los límites dela conviv<strong>en</strong>cia social.Procurar hacer efectiva la soberanía popular, buscando elequilibrio <strong>en</strong> los poderes públicos, para evitar nuevas dictaduras.En un reci<strong>en</strong>te com<strong>en</strong>tario, el profesor de historia John H. Mc-Neely dice:Como estas líneas lo demuestran, los conv<strong>en</strong>cionistas eran verdaderosrevolucionarios. Los artículos de este “Manifiesto” forman la base parael programa de reformas económicas, políticas y sociales de la Conv<strong>en</strong>ción,propuesto <strong>en</strong> Cuernavaca el 18 de febrero de 1915, y terminado<strong>en</strong> su forma final <strong>en</strong> Toluca el 27 de agosto de 1915. Desafortunadam<strong>en</strong>te,dadas las pasiones y rivalidades de la terrible guerra fratricida, loscarrancistas llaman a los conv<strong>en</strong>cionistas, reaccionarios y bandidos, paracalumniarlos y destruirlos. Pero el historiador imparcial no puede másque reconocer el digno puesto y las valerosas contribuciones de la SoberanaConv<strong>en</strong>ción Revolucionaria y sus partidarios, a la Revolución Mexicana.241biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2414/1/<strong>08</strong> 10:29:58 <strong>AM</strong>


La d e s t i t u c i ó n d e l s e ñ o r Ca r r a n z aPor último, agotadas las gestiones pacíficas del presid<strong>en</strong>te Gutiérrezpara someter al señor Carranza, el ex Primer Jefe y sus partidariosfueron declarados formalm<strong>en</strong>te rebeldes a la Conv<strong>en</strong>ción, dandoésta amplias facultades al g<strong>en</strong>eral Gutiérrez para que iniciara contraellos operaciones militares.El g<strong>en</strong>eral Gutiérrez, a su vez, después de haber recibido, comoya lo hemos dicho, las fuerzas del g<strong>en</strong>eral Villa, devolvió a éste elmando y lo nombró, además, jefe de las operaciones, ord<strong>en</strong>ándoleque marchara <strong>en</strong> seguida rumbo a la capital de México; lo que el g<strong>en</strong>eralVilla hizo sin tropiezo alguno, pues los carrancistas le dejabanlibre el paso, retirándose a diversas partes del país, y principalm<strong>en</strong>tea Veracruz, con el señor Carranza. 14La d e s e rc i ó n c a r r a n c i s taAl mismo tiempo, la esperada deserción de los delegados carrancistasdio principio, y <strong>en</strong> vergonzosa caravana, algunos de ellos abandonaronsu honroso puesto <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción y se fueron ocultam<strong>en</strong>te aMéxico a reunirse con su jefe.Co m e n ta r i o s y c o n s i d e r a c i o n e sAl llegar a este punto de nuestro histórico relato, no queremos dejarinadvertidas algunas consideraciones.14El g<strong>en</strong>eral Pablo González, jefe del Cuerpo de Ejército del Noreste, perdiómás de 17 000 hombres <strong>en</strong> su desastrosa retirada, llegando a Pánuco con 3 000hombres. (Dato del g<strong>en</strong>eral Barragán, obra citada.)242biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2424/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


Es indudable que a pesar de haberse convertido nuevam<strong>en</strong>teal carrancismo algunos de los más connotados conv<strong>en</strong>cionistas, t<strong>en</strong>íandel Primer Jefe un pésimo concepto. Ello se puede colegir delos docum<strong>en</strong>tos que hemos señalado; de los discursos que pronunciaron<strong>en</strong> la Asamblea y de las resoluciones que apoyaron <strong>en</strong> ellacon su voto, tales como la separación misma del señor Carranza.Pero si esto no fuera bastante a demostrarlo, supimos que varios delos más connotados carrancistas se reunieron <strong>en</strong> México antes de lainauguración de la Asamblea, y pactaron la destitución del señorCarranza. Sólo el llamado g<strong>en</strong>eral Bringas, qui<strong>en</strong> posteriorm<strong>en</strong>tefue fusilado y que formaba parte de aquella junta, se negó a firmarel pacto, si<strong>en</strong>do obligado a ello por los demás conjurados, revólver<strong>en</strong> mano.Deb<strong>en</strong>, pues, estos señores, haber vacilado mucho antes deunirse otra vez al señor Carranza, a qui<strong>en</strong> no los llevaban, de seguro,ni la adhesión, ni la estimación, sino la ambición y el cálculo.Lo más probable es, también, que ante la disyuntiva de acogerseal señor Carranza o subordinarse al g<strong>en</strong>eral Villa, a qui<strong>en</strong> tanto temían,hayan optado por lo primero y acaso esta, <strong>en</strong>tre otras razones,haya hecho que el carrancismo sacara fuerza cohesiva de su propiadebilidad. De otra manera, la figura política del señor Carranza, quetantos errores cometiera, se habría desvanecido para siempre, porquecarecía de popularidad y, como veremos <strong>en</strong> seguida, era muyfuerte la División del Norte, que hizo una marcha triunfal hasta lacapital de la República, donde desfiló con sus grandes conting<strong>en</strong>tesdebidam<strong>en</strong>te armados y disciplinados.Acontecimi<strong>en</strong>tos que brevem<strong>en</strong>te explicaremos, impidieronque la retirada precipitada de Carranza y sus huestes se convirtiera<strong>en</strong> un desastre, porque es indudable que la División del Norte habríallegado victoriosa hasta Veracruz. Pero a Carranza le sirvieron su t<strong>en</strong>acidady los errores de Villa. Lo que parecía un fracaso, porque erael fracaso político de una incipi<strong>en</strong>te dictadura y el fracaso militar deun dictador, se convirtió, poco a poco, <strong>en</strong> el triunfo del Primer Jefe,243biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2434/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


por obra de militares que abandonaron la Conv<strong>en</strong>ción a pesar desolemne juram<strong>en</strong>to y <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es se destacó el g<strong>en</strong>eral Obregón. 15Inútil es juzgar a qui<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria,destituyeron a Carranza, para después r<strong>en</strong>dirle parias. Carranzaconfirmó su poder por la aquiesc<strong>en</strong>cia provisional de sus jefesmilitares, no como Presid<strong>en</strong>te provisional <strong>en</strong> obedi<strong>en</strong>cia al Plan deGuadalupe, sino como Primer Jefe <strong>en</strong>cargado del Poder Ejecutivo.El inv<strong>en</strong>tado periodo preconstitucional le permitió consolidarse<strong>en</strong> el poder y aunque el principio de No Reelección como el de SufragioEfectivo quedaron defraudados, Carranza fue reelecto Presid<strong>en</strong>teconstitucional; actitud política histórica por demás elocu<strong>en</strong>te parajustificar que los conv<strong>en</strong>cionistas t<strong>en</strong>ían razón para oponerse, <strong>en</strong>tiempo oportuno, a las ambiciones de poder del señor Carranza. 16Obregón, como caudillo militar del carrancismo, había de sercon el tiempo qui<strong>en</strong> más justificara el desconocimi<strong>en</strong>to de Carranza,cuando a los militares revolucionarios sólo los ligaba con el PrimerJefe un acuerdo tácito de lucha, pero no una obligación legal ni moralde apoyo político personal.El Plan de Agua Prieta desconoció al Presid<strong>en</strong>te Carranza, porquedespués de largos años de disfrutar el poder, pret<strong>en</strong>día perpetuarse<strong>en</strong> un testaferro impopular e inocuo. Ese Plan y qui<strong>en</strong>es losiguieron, confirmaron, pues, ante la historia, la razón conv<strong>en</strong>cionis-15El g<strong>en</strong>eral Obregón int<strong>en</strong>tó rebelarse contra Carranza y contra Villa, conlas fuerzas del Cuerpo de Ejército del Noroeste, pero el g<strong>en</strong>eral Diéguez, que locomandaba, se negó rotundam<strong>en</strong>te.16Si<strong>en</strong>do Obregón Presid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1920, lo <strong>en</strong>trevistaban con frecu<strong>en</strong>cia losperiodistas, el señor Rodolfo Toquero <strong>en</strong>tre ellos, qui<strong>en</strong> fue miembro de la Conv<strong>en</strong>ciónNacional Revolucionaria. En una ocasión que al g<strong>en</strong>eral Obregón le dijeronque Toquero había sido conv<strong>en</strong>cionista, quizás con la malévola int<strong>en</strong>ción de malquistarlo,Obregón se puso rojo y dirigiéndose a Toquero, le expresó que antes loestimaba; pero que ahora, al saber que había sido conv<strong>en</strong>cionista, lo estimaba mástodavía, porque los conv<strong>en</strong>cionistas habían t<strong>en</strong>ido la razón. Este reconocimi<strong>en</strong>to deObregón fue también expresado a los lic<strong>en</strong>ciados Rodrigo Gómez y Antonio DíazSoto y Gama, <strong>en</strong> ocasión del congreso agrarista de ese año.244biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2444/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


ta del desconocimi<strong>en</strong>to de Carranza; con la difer<strong>en</strong>cia de que Obregóny los suyos desconocieron a qui<strong>en</strong> ellos mismos apoyaron para laPresid<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>o periodo constitucional.Si al triunfo de la Revolución armada, esto es, cuando VictorianoHuerta y su ejército fueron v<strong>en</strong>cidos, se hubiese restablecidola Constitución, se le hubies<strong>en</strong> hecho reformas que la Revoluciónpedía (véanse los Programas de Reformas Político-Sociales de laConv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria), y si concomitantem<strong>en</strong>te ala Presid<strong>en</strong>cia provisional que el señor Carranza debió asumir, sehubieran hecho elecciones <strong>en</strong> que como lo pedían los de la Divisióndel Norte, no hubiese candidatos militares, la familia revolucionariano se habría dividido, no se habría derramado tantasangre mexicana, ni habría tardado tanto tiempo el <strong>en</strong>cauzami<strong>en</strong>tode las reivindicaciones populares, porque la Revolución, cim<strong>en</strong>tada<strong>en</strong> principios democráticos, no habría sido subvertida ni se habríacorrompido con el personalismo, ni con el incondicionalismo, quees el fango de la abyección política.La vuelta inmediata al ord<strong>en</strong> constitucional y el respeto a lasformas legales, con todo y las defici<strong>en</strong>cias de nuestro medio social,habrían sido la más honrosa justificación de los constitucionalistas yla iniciación de un sistema de gobierno civilista que no por legítimo,sería m<strong>en</strong>os revolucionario.¡La Revolución se habría <strong>en</strong>cauzado por el s<strong>en</strong>dero de la ley y dela honestidad, dignificándose como se lo proponía Madero!245biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2454/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2464/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XILa m a r c h a s o b r e Mé x i c o247La División del Norte reunió sus mejores conting<strong>en</strong>tes y empr<strong>en</strong>diósu marcha <strong>en</strong> numerosos tr<strong>en</strong>es militares. Las tropasdel g<strong>en</strong>eral P. González, a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Elizondo,sufrieron completa derrota <strong>en</strong> San Francisco del Rincón, no volvi<strong>en</strong>doa ofrecer resist<strong>en</strong>cia; salvo ligeros tiroteos, se puede afirmarque no hubo resist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el largo recorrido hasta la capital de laRepública. Dondequiera las guarniciones carrancistas huían precipitadam<strong>en</strong>tey la marcha de los tr<strong>en</strong>es era cada vez más acelerada.El g<strong>en</strong>eral Villa confió al g<strong>en</strong>eral Ángeles el mando de la vanguardiay este militar, dándose cu<strong>en</strong>ta del estado de ánimo del adversario,ord<strong>en</strong>aba que el movimi<strong>en</strong>to de los tr<strong>en</strong>es no se detuviera hasta<strong>en</strong>contrar serio obstáculo, el cual ya no existía.Cuando nos aproximábamos a la capital, las fuerzas zapatistas,aliadas nuestras, la habían ocupado pacíficam<strong>en</strong>te, y poco despuésla División del Norte llegó para acantonarse <strong>en</strong> los alrededores de lahaci<strong>en</strong>da de los Morales, con sus tr<strong>en</strong>es.En la marcha hacia la capital, el 29 de noviembre de 1914, y alllegar el tr<strong>en</strong> de vanguardia cerca del cruzami<strong>en</strong>to de las líneas férreasdel C<strong>en</strong>tral y el Nacional, <strong>en</strong> la Y griega, adelante de Querétaro, ocurrióun incid<strong>en</strong>te que creo oportuno referir, por la conexión que ti<strong>en</strong>econ la personalidad del g<strong>en</strong>eral Ángeles. Advirti<strong>en</strong>do que, contrasus órd<strong>en</strong>es expresas, nuestro tr<strong>en</strong> se det<strong>en</strong>ía más del tiempo prud<strong>en</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2474/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


te, el g<strong>en</strong>eral Ángeles me <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dó que fuese a inquirir la causa ya reiterar la ord<strong>en</strong> de que no se detuviera la marcha. Ya <strong>en</strong> Querétarohabía ocurrido una seria dificultad porque apreh<strong>en</strong>dieron al coronelGonzalitos, por tratar de impedir abusos de las tropas, imponi<strong>en</strong>doel ord<strong>en</strong> como “jefe de día”. Me dirigí hacia la locomotora de nuestrotr<strong>en</strong> y fui informado de que el g<strong>en</strong>eral Urbina había ord<strong>en</strong>adoque su tr<strong>en</strong> se cruzara, bloqueando ambas vías, porque “ya no queríaque otro tr<strong>en</strong> pasara adelante del suyo”. Parecía que Urbina estabaceloso de que Ángeles comandara la vanguardia. Acudí <strong>en</strong> busca delg<strong>en</strong>eral Urbina, y oficiales de su Estado Mayor, qui<strong>en</strong>es estaban allado de su tr<strong>en</strong>, me recibieron de muy mal modo y me dijeron qu<strong>en</strong>o podía ver a su g<strong>en</strong>eral, pero que él había ord<strong>en</strong>ado el alto.Compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do que esto iba a originar un conflicto, quizás unaltercado que podía asumir graves proporciones, fui a dar parte alg<strong>en</strong>eral Ángeles, y como éste me dijera: “Vamos a ver al g<strong>en</strong>eral Urbina”,yo llamé a varios oficiales del Estado Mayor y les previne quetuvieran prestas sus armas.El g<strong>en</strong>eral Ángeles llegó al tr<strong>en</strong> de Urbina, y ya éste esperabarodeado de sus oficiales. Y cuando yo p<strong>en</strong>saba que habría reclamos,reproches y disputa, tuve una gran lección de las que el maestro sabíadar: saludó cortésm<strong>en</strong>te a Urbina, le dio la mano y le platicó, afable ys<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te, de cosas aj<strong>en</strong>as al asunto que nos llevaba. Urbina, nerviosoy desconcertado, inició plática sobre cómo seguiría la marcha delos tr<strong>en</strong>es, y <strong>en</strong>tonces Ángeles, con la mayor naturalidad, como sobrealgo que no t<strong>en</strong>ía importancia, le contestó: “Hombre, sí, g<strong>en</strong>eral; ¿porcuál de las dos vías quisiera usted seguir?”. Urbina pareció p<strong>en</strong>sarlo ycomo un niño, contestó: “Por la del Mexicano”. “Muy bi<strong>en</strong>, g<strong>en</strong>eral,agregó Ángeles: así seguiremos paralelam<strong>en</strong>te y ocupando, a la mismaaltura, un fr<strong>en</strong>te mayor”. Y, acto seguido, se dieron las órd<strong>en</strong>es. Deeste modo aquel hombre intelig<strong>en</strong>te y ecuánime, se impuso, discretam<strong>en</strong>te,sobre la desconfianza y la <strong>en</strong>vidia del g<strong>en</strong>eral Urbina.Resulta oportuno referir que, com<strong>en</strong>tando la apar<strong>en</strong>te indifer<strong>en</strong>ciacon que el g<strong>en</strong>eral Ángeles recibía hasta las noticias más248biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2484/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


alarmantes o desagradables, usando de una ruda franqueza, que mepermitía la estimación con que aquel jefe y maestro me distinguiera,le dije alguna vez, <strong>en</strong> un rapto de excitación: “¡Pero, oiga, mig<strong>en</strong>eral; si parece que usted no ti<strong>en</strong>e nervios! ¡nada le conmueve!”Entonces él, con esa mirada apacible, que hacía afable el párpadoizquierdo más caído que el derecho, y la voz mesurada, me contestó:“¡Qué mal me conoce usted, Cervantes! Yo soy muy nervioso, peroprocuro dominarme derivando mi nerviosidad <strong>en</strong> alguna actividadfísica”. Me s<strong>en</strong>tí cohibido al reconocer mi pésimo espíritu de observacióny, desde aquel día, insistí <strong>en</strong> observar al jefe y al amigo,con qui<strong>en</strong> convivía <strong>en</strong> la campaña militar. Nunca descubrí que seexaltara por la indignación o la sorpresa; las más fuertes impresionesque a mí me irritaban, <strong>en</strong>ardecían o alarmaban, <strong>en</strong> él no aparecían;se paseaba sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>te y pedía que le <strong>en</strong>sillaran un caballo; yo loacompañaba con uno o dos oficiales; galopaba rítmicam<strong>en</strong>te sobrealguno de sus excel<strong>en</strong>tes caballos y a los pocos minutos <strong>en</strong>tablabaconversación, como si nada desagradable hubiese acontecido. ¡Eracompleto el dominio de su temperam<strong>en</strong>to nervioso; era un maestrode la ecuanimidad!Pr e pa r at i vo s. La p r o s e c u c i ó n d e la c a m pa ñ aLas numerosas tropas de la División del Norte se habían det<strong>en</strong>ido<strong>en</strong> los escapes de la vía férrea, <strong>en</strong>tre Tacuba y la haci<strong>en</strong>da de losMorales. El desfile triunfal de dichas tropas era retardado porquese quería adiestrarlas bi<strong>en</strong> para la próxima campaña y para que eldesfile fuese gallardo. A más de la artillería, el g<strong>en</strong>eral Villa habíaconfiado a Ángeles la organización de la infantería, la cual fue puestaal cuidado directo del coronel José Herón González, “Gonzalitos”,el jov<strong>en</strong> militar, dilig<strong>en</strong>te, apto y pundonoroso, a qui<strong>en</strong> Villa, <strong>en</strong> ungesto de estimación y cariño, desusados <strong>en</strong> él, asc<strong>en</strong>dió <strong>en</strong> Torreón,después de la batalla, de mayor a coronel, confiándole el mando de249biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2494/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


2<strong>50</strong>un batallón de infantería. Imbuido <strong>en</strong> la moderna técnica militar yde acuerdo con las instrucciones de Ángeles, Gonzalitos organizabadicha infantería por el sistema terciario y la preparaba para desfilarcon tanta marcialidad, como la de las mejores del ejército.Conversando <strong>en</strong> el carro de nuestro cuartel g<strong>en</strong>eral con los oficialesdel Estado Mayor y frotándome las manos, decía yo a mis compañeros:“Muchachos, ¡qué paseadas nos vamos a dar <strong>en</strong> México!”El g<strong>en</strong>eral Ángeles escuchaba y replicándome, dijo: “Nada de eso;si el g<strong>en</strong>eral Villa hace caso de mi consejo, marcharemos, inmediatam<strong>en</strong>te,sobre Veracruz”. La ating<strong>en</strong>cia de esta opinión del g<strong>en</strong>eralÁngeles, se compr<strong>en</strong>derá si referimos que <strong>en</strong> la histórica <strong>en</strong>trevistaque el 4 de diciembre de 1914 tuvieron <strong>en</strong> Xochimilco Villa y Zapata;la antevíspera del desfile, al tratarse afablem<strong>en</strong>te, se dieron un fuerteabrazo con la sincera expresión de aliados <strong>en</strong> una misma causa revolucionaria:pero Villa y Zapata eran igualm<strong>en</strong>te desconfiados y a lahora de los conv<strong>en</strong>ios respecto a cómo iban a desarrollar su acción,Zapata pidió a Villa que la campaña se dividiera <strong>en</strong> dos grande zonasde operaciones: Villa, de México hacia el Norte de la República, yZapata, de México al Sur. La petición del g<strong>en</strong>eral Zapata obedecía,indudablem<strong>en</strong>te, al propósito de que Villa no interviniera <strong>en</strong> territoriodominado por el zapatismo y a que se evitara que el uno tuvieraque subordinarse al otro <strong>en</strong> el desarrollo de las operaciones militares.Había cierto orgullo, egoísmo y desconfianza, por los cualesel caudillo del Sur pret<strong>en</strong>día mant<strong>en</strong>er su indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de accióny su prestigio personal; para lo cual sólo pedía auxilios <strong>en</strong> parquedel aliado jefe de la División del Norte, qui<strong>en</strong>, desde luego, le ofrecióun millón de cartuchos. En aquellos mom<strong>en</strong>tos de cordialidad,cuando con el abrazo <strong>en</strong> Xochimilco se pactaba la alianza formalde las dos numerosas facciones revolucionarias, Villa compr<strong>en</strong>dióque una negativa a lo que Zapata quería, significaría, no solam<strong>en</strong>teuna nota discordante, sino un principio de desav<strong>en</strong><strong>en</strong>cia y recelo;su p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to malicioso debe de haber medido, sin embargo, laincapacidad militar de Zapata para oponerse con bu<strong>en</strong> éxito al cabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2<strong>50</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


ancismo y por su imaginación debe de haber cruzado el recuerdode la atinada iniciativa del g<strong>en</strong>eral Ángeles, que proponía continuar,inmediatam<strong>en</strong>te, la marcha de las fuerzas de la División del Nortesobre Veracruz. La petición de Zapata paralizaba este int<strong>en</strong>to, puestoque Puebla era considerada <strong>en</strong> la zona zapatista, ocupada por lastropas del jefe suriano.Aceptó Villa el conv<strong>en</strong>io, pero <strong>en</strong> su interior debe de haber al<strong>en</strong>tadola idea de que accedi<strong>en</strong>do, daría oportunidad para que las fuerzaszapatistas exhibieran su ineptitud para cont<strong>en</strong>er a las fuerzas carrancistas,y <strong>en</strong>tonces él, Villa, v<strong>en</strong>dría a arreglar las cosas, demostrando,con su fuerza arrolladora, que él era el verdadero caudillo militar.Ese p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y ese pacto fueron el más grave error <strong>en</strong> laalianza de las dos facciones revolucionarias y se puede asegurar queesa falta militar, no persigui<strong>en</strong>do, hasta desbaratarlo, al <strong>en</strong>emigoque se retiraba reconc<strong>en</strong>trándose <strong>en</strong> Veracruz, fue una de las causasmás importantes de la derrota de la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria,la que, <strong>en</strong> principio, t<strong>en</strong>ía la bandera de la Revolucióny cuyo impersonalismo se hizo pat<strong>en</strong>te, por los de la División delNorte, al sost<strong>en</strong>er que ningún militar debía figurar como candidatoa la Presid<strong>en</strong>cia de la República.Si Villa, de acuerdo con aquella opinión técnico-militar de Ángeles,hubiera ord<strong>en</strong>ado que la División del Norte marchara, incontin<strong>en</strong>ti,sobre Veracruz, la Conv<strong>en</strong>ción habría consumado el triunfo,porque habría impedido que con los numerosos elem<strong>en</strong>tos del ejércitoex federal que Obregón se llevó de la capital y con el largo tiempode que dispuso, se organizaran empeñosam<strong>en</strong>te los elem<strong>en</strong>tos quedespués vinieron a ocupar la capital y marcharon al Bajío a librar lassonadas batallas <strong>en</strong> que Villa, por su apresurami<strong>en</strong>to e intemperancia,y contra la opinión de Ángeles, combatió <strong>en</strong> Celaya y León.Para completar este concepto g<strong>en</strong>eral de las causas de la derrotade la Conv<strong>en</strong>ción, adelantaré esta explicación:Estando <strong>en</strong> México el gobierno provisional de la Conv<strong>en</strong>cióny sesionando ésta <strong>en</strong>tre alarmas y discusiones, pues acababa de huir251biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2514/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


el Presid<strong>en</strong>te provisional, g<strong>en</strong>eral Eulalio Gutiérrez, propuse <strong>en</strong> els<strong>en</strong>o de dicha Conv<strong>en</strong>ción, <strong>en</strong> sesión del 18 de <strong>en</strong>ero de 1915, quelas contadas fuerzas de la División del Norte que aún quedaban <strong>en</strong>la capital, no se fueran, sino, antes bi<strong>en</strong>, se pidieran a Villa refuerzoscon qué sost<strong>en</strong>er la situación. A esto objetó el lic<strong>en</strong>ciado y repres<strong>en</strong>tantedel g<strong>en</strong>eral Zapata, Antonio Díaz Soto y Gama, declarando:“El Ejército del Sur se compromete a def<strong>en</strong>der a México, tanto dellado de Puebla como del lado de Pachuca”. El resultado de esta def<strong>en</strong>sa(<strong>en</strong> la que participamos), fue la ocupación de la capital por lastropas del g<strong>en</strong>eral Obregón.La víspera o antevíspera de la ocupación de la capital, nos retirábamoscon el gobierno de la Conv<strong>en</strong>ción, rumbo a Cuernavaca. A mipaso por San Ángel, el 27 de <strong>en</strong>ero de 1915, tuve la fortuna de lograrcomunicación telegráfica hasta Monterrey y confer<strong>en</strong>ciar con el g<strong>en</strong>eralFelipe Ángeles, informándole que el g<strong>en</strong>eral Obregón ocupabala capital de la República, con unos diez mil hombres, bi<strong>en</strong> armadosy pertrechados, y que sabíamos que esa ocupación era provisional,para marchar rumbo al Norte de la República. El g<strong>en</strong>eral Ángelesme agradeció el informe y, como respuesta, me <strong>en</strong>careció que nosacercáramos al g<strong>en</strong>eral Zapata para urgirle la imperiosa necesidad deque la línea de comunicaciones del g<strong>en</strong>eral Obregón fuese cortada.Luego que llegué a Cuernavaca, reunido con mi t<strong>en</strong>az compañeroAlberto B. Piña y con el doctor Ángel Castellanos, así como conJosé G. Nieto, delegados <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción, nos acercamos al g<strong>en</strong>eralZapata y le comuniqué el m<strong>en</strong>saje del g<strong>en</strong>eral Ángeles, pintándole lasituación con los más vivos colores y ofreciéndonos personalm<strong>en</strong>tepara contribuir a que la línea férrea de comunicaciones de Obregónfuese cortada. Zapata nos escuchó con visible <strong>en</strong>fado por la exig<strong>en</strong>ciaque nuestra petición implicaba y nos contestó, helando nuestro<strong>en</strong>tusiasmo, que él no podía comprometer a sus tropas.Si Zapata, con sus numerosas huestes, hubiese destruido, sistemáticam<strong>en</strong>te,la larguísima línea férrea que surtía a Obregón deabastecimi<strong>en</strong>tos de boca y guerra, Villa lo habría derrotado. Si el252biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2524/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


zapatismo hubiera t<strong>en</strong>ido a la cabeza un verdadero caudillo militar,a más de un corifeo del agrarismo como lo fue Zapata, la alianzade la División del Norte con el zapatismo, esto es, la Conv<strong>en</strong>ciónNacional Revolucionaria y su gobierno, habrían triunfado contra elpersonalismo carrancista.La s o p e r a c i o n e s d e l No r t eDijimos que al llegar, el 29 de noviembre de 1914, al Valle de México,la División del Norte se <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>aba, especialm<strong>en</strong>te la infantería yla artillería, bajo la dirección del g<strong>en</strong>eral Ángeles, <strong>en</strong> los campos deTacuba, antes de desfilar por la capital de la República. El 6 de diciembrese verificó ese desfile, que fue espectacular no solam<strong>en</strong>te porel número de combati<strong>en</strong>tes (treinta mil hombres), sino por la correctaorganización y formación de esas tropas, que ungidas, repetidasveces, por la victoria y no habi<strong>en</strong>do <strong>en</strong>contrado resist<strong>en</strong>cia seria delos carrancistas <strong>en</strong> su largo recorrido desde el c<strong>en</strong>tro de la República,estaban ansiosas por luchar.La Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria iba a instalarse <strong>en</strong>la Cámara de Diputados y la confirmada alianza con el zapatismoparecía promisoria de excel<strong>en</strong>tes resultados, después de la cordial<strong>en</strong>trevista Villa-Zapata, <strong>en</strong> Xochimilco, y de los erróneos arreglos decampaña a que antes nos hemos referido. A los pocos días se supoque una columna mandada por los g<strong>en</strong>erales Maclovio Herrera yAntonio Villarreal amagaban la Región Lagunera, lo cual constituíauna am<strong>en</strong>aza para la línea de comunicaciones de la División delNorte.Entonces Villa dispuso que el g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong>cabezara unacolumna de tropas que habrían de oponerse a las ya m<strong>en</strong>cionadas.Los tr<strong>en</strong>es de la columna a las órd<strong>en</strong>es de Ángeles salieron de Méxicoy después de det<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> Torreón, se dirigieron rumbo al ori<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>busca del <strong>en</strong>emigo.253biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2534/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


Al llegar a Viezca, el g<strong>en</strong>eral Santiago Ramírez int<strong>en</strong>tó soliviantara la tropa e insubordinarse. El g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong> concedíagran importancia a las futuras actividades político-gubernam<strong>en</strong>talesde la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria, me dijo que necesitaba,como repres<strong>en</strong>tante, a una persona de principios que tuviesefacultades para las lides parlam<strong>en</strong>tarias y que se había fijado <strong>en</strong> mí,lam<strong>en</strong>tando que yo me alejara de su lado, pero considerando quesería muy útil <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ción. Sin replicar por el honroso halagoy la no m<strong>en</strong>os honrosa designación como su repres<strong>en</strong>tante, regreséa México, incorporándome a la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria,y sigui<strong>en</strong>do su suerte y peripecias, así como mi carrera militar.Por eso, sigui<strong>en</strong>do la trayectoria de mi ilustre biografiado, transcriboa continuación las versiones de dos actores (testigos pres<strong>en</strong>ciales),honorables y veraces, y, al final, un resum<strong>en</strong> técnico de lanotable maniobra estratégica de Ramos Arizpe.254biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2544/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XIIEl g e n e r a l Ángeles<strong>en</strong> la b ata l l a d e Ra m o s Ar i z p ePor el g<strong>en</strong>eral Emilio MaderoLa fama que justam<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e el g<strong>en</strong>eral Ángeles de haber sidoun gran g<strong>en</strong>eral, es reconocida por todos, si bi<strong>en</strong> los detallesde su actuación <strong>en</strong> las difer<strong>en</strong>tes batallas <strong>en</strong> que tuvo participacióno el mando directo, son muy poco conocidos. Esto me hahecho romper mi determinado propósito de no hablar de hechosde armas fratricidas que me duele recordar, para dar a conocer anuestros incipi<strong>en</strong>tes oficiales el retrato de uno de los más vali<strong>en</strong>tesg<strong>en</strong>erales con que contó la Revolución y el más culto, así como elmás humanitario.Unía el g<strong>en</strong>eral Ángeles un valor temerario a una afabilidad extremay una cultura poco común. En el antiguo ejército, del queformó parte y <strong>en</strong> el que obtuvo el grado de g<strong>en</strong>eral, era consideradocomo uno de los más brillantes oficiales de artillería, y durante lacampaña que Villa inició sobre Torreón y <strong>en</strong> todas las otras accionesde guerra <strong>en</strong> que intervino, se demostró un táctico consumado; perodonde más brillaron sus dotes como g<strong>en</strong>eral y sus profundos conocimi<strong>en</strong>toscomo estratega, fue, a no dudarlo, <strong>en</strong> la preparación y <strong>en</strong>el desarrollo que culminó <strong>en</strong> la batalla de Ramos Arizpe, que voyahora a narrar.255biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2554/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


Mandaba Ángeles una división de infantería, compuesta decuatro medias brigadas al mando de los g<strong>en</strong>erales Triana (El Cura),Servín (El Chojo), Santiago Ramírez y Gonzalitos, con una numerosaartillería al mando del coronel Gustavo Durón, y como jefe deEstado Mayor, t<strong>en</strong>ía al coronel Romero, con un total de cinco milquini<strong>en</strong>tas plazas, y yo t<strong>en</strong>ía a mis órd<strong>en</strong>es otra de caballería, compuestade las brigadas del g<strong>en</strong>eral Raúl Madero, del g<strong>en</strong>eral MáximoGarcía y del g<strong>en</strong>eral Orestes Pereyra, más dos regimi<strong>en</strong>tos sueltos ydos baterías de montaña a las órd<strong>en</strong>es del coronel Jurado, con unefectivo total de más de 6 000 hombres. Por órd<strong>en</strong>es de Villa, las dosdivisiones operaban a las órd<strong>en</strong>es de Ángeles.Habíame dado órd<strong>en</strong>es el g<strong>en</strong>eral Ángeles de que sali<strong>en</strong>do portierra, de Torreón, desalojara a una fuerza carrancista que, fuerte <strong>en</strong>5 000 hombres, había tomado Parras, y que la mandaba Poncho Vázquez,y después de cumplida esta ord<strong>en</strong>, de avanzar sobre G<strong>en</strong>eralCepeda para combatir a otra igual a las órd<strong>en</strong>es de Ildefonso Ramos,al que derroté igualm<strong>en</strong>te, tomándolo prisionero con dos coronelesy 800 soldados.El g<strong>en</strong>eral Ángeles había avanzado por tr<strong>en</strong> hasta Hipólito, ydejando <strong>en</strong> ese lugar un destacam<strong>en</strong>to de <strong>50</strong>0 hombres, se juntóconmigo <strong>en</strong> G<strong>en</strong>eral Cepeda, tomando desde <strong>en</strong>tonces el mandodirecto de toda la columna.Ya posesionados de esa población, tuvimos dos noticias de lamayor importancia; la primera, que el g<strong>en</strong>eral Luis Gutiérrez estabaevacuando Saltillo, como consecu<strong>en</strong>cia de la derrota que mis tropasle habían infligido a las de Ramos, y la segunda, que MaclovioHerrera, con 8 000 hombres, había destruido el destacam<strong>en</strong>to quehabíamos dejado <strong>en</strong> Hipólito. Con la destrucción de este destacam<strong>en</strong>to,quedaba descubierta y seriam<strong>en</strong>te am<strong>en</strong>azada nuestra retaguardiay Torreón, nuestra base, <strong>en</strong> peligro.Nuestra alarma fue grandísima; Maclovio, con 8 000 hombres,era temible por su audacia y por su actividad. Además, con los destrozadosrestos de las tropas de Luis Gutiérrez, aún se podían juntar256biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2564/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


14 000 hombres y nosotros sólo contábamos con 11 000 hombresque estaban <strong>en</strong> G<strong>en</strong>eral Cepeda. Las vías de comunicación por ferrocarrilestaban <strong>en</strong> poder de los carrancistas y podían movilizar sustropas rápidam<strong>en</strong>te a donde quisieran. Afortunadam<strong>en</strong>te recibimosnoticias que, cumpli<strong>en</strong>do las órd<strong>en</strong>es de Ángeles, la vía a Torreónestaba destruida.En esta situación fue donde los conocimi<strong>en</strong>tos militares y la audaciadel g<strong>en</strong>eral Ángeles, nos dieron un triunfo completo y brillante.Su razonami<strong>en</strong>to fue el sigui<strong>en</strong>te: Nuestras comunicaciones estánam<strong>en</strong>azadas, pero las de ellos lo están igualm<strong>en</strong>te; ellos para tomarTorreón, necesitan avanzar por lo m<strong>en</strong>os cinco jornadas, mi<strong>en</strong>trasque nosotros estamos sólo a una de Saltillo, que es la llave de subase, Monterrey; con esto t<strong>en</strong>emos una v<strong>en</strong>taja muy grande sobreellos, pues el primero que haga s<strong>en</strong>tir su fuerza <strong>en</strong> la retaguardiadel contrario, obt<strong>en</strong>drá el triunfo; por tanto, adelante, a toda prisa,sobre Saltillo.Éstas fueron las disposiciones que dio a sus tropas: el g<strong>en</strong>eralM. García con su brigada, que t<strong>en</strong>ía 2 200 plazas, la destacó sobreHipólito, con órd<strong>en</strong>es de inquietar el flanco o la retaguardia de MaclovioHerrera, si es que éste avanzaba sobre Torreón; la infanteríade su división con la artillería pesada, que se pusiera <strong>en</strong> marcha a esahora, las dos de la tarde, sobre Saltillo; a mí, que con el resto de mitropa me pusiera <strong>en</strong> marcha <strong>en</strong> la madrugada, sigui<strong>en</strong>do a la infantería,y él con su Estado Mayor, salió inmediatam<strong>en</strong>te para el fr<strong>en</strong>tede Saltillo, para viol<strong>en</strong>tar la marcha de la tropa.Era tal el <strong>en</strong>tusiasmo del g<strong>en</strong>eral, que fue el primero <strong>en</strong> llegar aSaltillo y sólo lo precedieron su jefe de Estado Mayor y el coronelJ. M. Aguilar, que a su nombre fueron a tomar la plaza y a ofrecergarantías, así como a recibir la adhesión de un coronel carrancistaque con 600 hombres se había ofrecido pasar a nuestro bando. Pocodespués fueron llegando las tropas y se establecieron las avanzadas porel rumbo de Ramos Arizpe, donde ya t<strong>en</strong>íamos noticias de que a lasderrotadas tropas de Luis Gutiérrez, se com<strong>en</strong>zaban a incorporar257biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2574/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


las de Maclovio Herrera, y las de Antonio Villarreal, que de Monterreyhabía avanzado y con el que no habíamos contado. Los carrancistaspodían, pues, contar con cerca de 14 000 hombres, si todas sustropas se juntaban. Una imprud<strong>en</strong>cia de los g<strong>en</strong>erales <strong>en</strong>emigos y lapronta respuesta de Ángeles, evitó que se realizaran los planes del <strong>en</strong>emigo;y fue que habi<strong>en</strong>do mandado una columna a tirotear nuestrasavanzadas, dicha columna no sólo las tiroteó, sino que, <strong>en</strong>tusiasmada,las arrolló sobre Saltillo, obligando al g<strong>en</strong>eral Ángeles a dar comi<strong>en</strong>zoa la batalla desde esa hora, que serían como las cinco de la tarde. Al vernuestras avanzadas arrolladas, salió el g<strong>en</strong>eral viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te al fr<strong>en</strong>te,para cont<strong>en</strong>erlas con su pres<strong>en</strong>cia, dándome a mí ord<strong>en</strong> de que juntaralas tropas que pudiera y saliera para el fr<strong>en</strong>te y una hora después, lleguécon uno de los batallones de la División Ángeles, seguido de otros dos,que pronto restablecieron la línea de batalla, cont<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do al <strong>en</strong>emigo.Cuando llegué <strong>en</strong> auxilio del g<strong>en</strong>eral, estaba éste a m<strong>en</strong>os de 20metros de la línea <strong>en</strong>emiga y a punto de ser copado. Su calma y susonrisa eran las de siempre.Para el día sigui<strong>en</strong>te, dio Ángeles estas órd<strong>en</strong>es: a mí, con midivisión, que ya había avanzado, retrocediera un poco, para tomarel camino que había por la derecha de nuestra línea y que pasandopor la fábrica de La Libertad, tomara el rumbo de Ramos Arizpe,buscando el flanco izquierdo del <strong>en</strong>emigo donde lo <strong>en</strong>contrara; yde no <strong>en</strong>contrarlo, atacara a Ramos Arizpe por la izquierda. En elc<strong>en</strong>tro se colocó él con toda su infantería y su artillería pesada; dejóa la media brigada de Ramírez, la retaguardia, de reserva, y las otrastres las colocó <strong>en</strong> unas zanjas que ahí se <strong>en</strong>contraban dando fr<strong>en</strong>te al<strong>en</strong>emigo. La artillería la colocó a la izquierda de su c<strong>en</strong>tro y, a la extremaizquierda de su línea, al coronel desertor, y yo de mis trabucosy por no parecerme sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te def<strong>en</strong>dido este flanco, destaquécomo extrema izquierda a uno de los dos regimi<strong>en</strong>tos sueltos conque contaba y que lo mandaba el coronel S. Reyes. Las órd<strong>en</strong>es erande romper el fuego al rayar el alba y a mí cuando tomara contacto conel <strong>en</strong>emigo. Todo fue movimi<strong>en</strong>to y actividad esa noche.258biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2584/1/<strong>08</strong> 10:29:59 <strong>AM</strong>


Ángeles numeró a sus ayudantes y personalm<strong>en</strong>te recorrió lalínea de su infantería, dando a cada g<strong>en</strong>eral instrucciones personalesde lo que debían hacer. La neblina era interesa y al romper el fuego,grande fue la sorpresa de Ángeles al notar tiroteo <strong>en</strong> su flancoizquierdo. Despachó al ayudante de turno, que era Aguilar, a ver loque pasaba y dar instrucciones a Durón de que rompiera el fuego dela artillería, sin t<strong>en</strong>er más objetivo que el fr<strong>en</strong>te del <strong>en</strong>emigo. A la infanteríale dio ord<strong>en</strong> de avanzar a paso de carga y pronto la línea <strong>en</strong>emigase com<strong>en</strong>zó a replegar. Yo, por mi parte, había <strong>en</strong>contrado a unfuerte núcleo del <strong>en</strong>emigo posesionado de la fábrica de La Libertad,y al desalojarlo y perseguirlo, como se me había ord<strong>en</strong>ado, introduje<strong>en</strong> la retaguardia del <strong>en</strong>emigo otro elem<strong>en</strong>to de desord<strong>en</strong> y de confusión,que dio al traste con la <strong>en</strong>tereza de Maclovio y con la cachazade Antonio Villarreal, que <strong>en</strong> desord<strong>en</strong> sin igual empr<strong>en</strong>dieron laretirada, dejándonos de botín los tr<strong>en</strong>es y más de mil prisioneros, asícomo un millón de cartuchos que mucho necesitábamos por estartan lejos de nuestra base. 17El resultado de esta batalla fue la toma de Monterrey, sin dispararun solo tiro. Nuestro objetivo estaba tomado.Ya <strong>en</strong> Monterrey, desde un balcón del Hotel Iturbide, dijo Ángelessu famoso discurso <strong>en</strong> que llamaba a los <strong>en</strong>emigos hermanos, yque tanto dio que reír a Obregón y demás g<strong>en</strong>erales, que considerabana los <strong>en</strong>emigos políticos como fieras dañinas.Ángeles, por su humanitarismo, ha de ser comparado <strong>en</strong> nuestrahistoria a Bravo, y el más digno discípulo de Madero; por su ci<strong>en</strong>ciamilitar y por su perspicacia, a Miramón; y por su modestia, sólo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<strong>en</strong> los anales revolucionarios, al ilustre Pino Suárez. ¡Ojaláque pronto se le haga justicia a su memoria! —Emilio Madero.—Monterrey, febrero de 1931.17El g<strong>en</strong>eral Jesús Garza afirmó, <strong>en</strong> un remitido al periodista Martín L. Guzmán,que el g<strong>en</strong>eral Herrera “dispuso el ord<strong>en</strong> de batalla, dirigió el combate y llególa derrota, queriéndose dejar matar por haberla sufrido”. (N. del A.)259biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2594/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


La b ata l l a d e Ra m o s Ar i z p ePor José de Lara,mayor del Estado Mayordel g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles.El señor De Lara, después de explicar que a fines de diciembre de1914, tropas carrancistas avanzaban por el sur de Coahuila, <strong>en</strong> direccióna Torreón, c<strong>en</strong>tro de aprovisionami<strong>en</strong>to de la División delNorte; que ocuparon la ciudad de Parras y que <strong>en</strong> sus avanzadasllegaron hasta las cercanías de San Pedro y de Viesca, continúa surelato <strong>en</strong> la forma sigui<strong>en</strong>te.Componían su columna (doce tr<strong>en</strong>es) los regimi<strong>en</strong>tos de infanteríanúmeros uno, dos, tres y cuatro, al mando de los g<strong>en</strong>erales MartinianoServín, Santiago Ramírez, Pedro Bracamontes y DomingoFriana, respectivam<strong>en</strong>te; la “Brigada Silva”, a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eralMacario Silva, y dos tercios de artillería, a las órd<strong>en</strong>es respectivas delos g<strong>en</strong>erales José María Jurado y Saavedra.Llegada la columna a Torreón, salió inmediatam<strong>en</strong>te rumbo aViesca, donde se instaló el cuartel g<strong>en</strong>eral; los tr<strong>en</strong>es con las tropascontinuaron hasta Bilbao, ocho y medio kilómetros adelante, dondecom<strong>en</strong>zaba la destrucción de la vía que efectuaron las tropas carrancistas<strong>en</strong> su retirada. El g<strong>en</strong>eral Ángeles ord<strong>en</strong>ó que se dejaran lostr<strong>en</strong>es <strong>en</strong> Bilbao, para avanzar por tierra sobre Parras y se preparabala marcha cuando el g<strong>en</strong>eral Emilio Madero comunicó haber ocupadola plaza, que había sido abandonada.Esta circunstancia hizo que el g<strong>en</strong>eral Ángeles modificara susplanes; la destrucción de la vía era de gran ext<strong>en</strong>sión, y las tropas deinfantería villistas no estaban habituadas a la marcha. Decidió, pues,regresar a Torreón, para tomar la vía Hipólito, donde se t<strong>en</strong>ía noticiade que la destrucción se ext<strong>en</strong>día <strong>en</strong> un trayecto de sólo 15 kilómetros,a partir de la estación de Marte.260biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2604/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


Llegamos a Marte por los días del 28 al 30 de diciembre; la últimanoche del año la pasamos allí y recibimos el nuevo año de 1915con las demostraciones de júbilo usuales.La reparación de la vía se hacía l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, con el <strong>en</strong>emigo alfr<strong>en</strong>te, por una cuadrilla de trabajadores protegidos por una escoltaque estaba al mando del t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel José Bravo, <strong>en</strong>cargado delos trabajos.El g<strong>en</strong>eral Ángeles quiso activar las operaciones; aún recuerdocómo el 2 de <strong>en</strong>ero, s<strong>en</strong>tados ante las toscas mesas plegadizas qu<strong>en</strong>os servían para trabajar a bordo de nuestro “Zacatecas” (el carro delcuartel g<strong>en</strong>eral, un modesto carro de tercera clase, al que se le habíanquitado los asi<strong>en</strong>tos y que de día servía como oficina y de noche, levantadaslas mesas, t<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> su lugar los catres de campaña, comodormitorio), nos explicó su propósito: se trataba de int<strong>en</strong>tar un cambiode base de operaciones, maniobra estratégica semejante a la querealizó, creo que nos dijo Sherman, <strong>en</strong> la Guerra Americana de Secesión.Nuestra base era Torreón; el <strong>en</strong>emigo ocupaba Saltillo; AguirreB<strong>en</strong>avides, hasta esos mom<strong>en</strong>tos leal a la Conv<strong>en</strong>ción, 18 ocupabaSan Luis Potosí: si abandonábamos la línea Torreón-Saltillo, sobre laque operábamos, y desc<strong>en</strong>díamos hacia el suroeste, buscando la líneaférrea de Saltillo para atacar esta población por el sur, poniéndonos<strong>en</strong> contacto con Aguirre B<strong>en</strong>avides, t<strong>en</strong>íamos probabilidades de éxitos,mayores todavía si lográbamos <strong>en</strong>gañar al <strong>en</strong>emigo, ret<strong>en</strong>iéndolofr<strong>en</strong>te a nuestras posiciones abandonadas, y por consigui<strong>en</strong>te, atacándolopor donde no nos esperaba.Maduro el plan, el 3 de <strong>en</strong>ero se dictaron las órd<strong>en</strong>es del caso;los trabajos de reparación continuaron adelante; la brigada del g<strong>en</strong>eralMacario Silva quedaba <strong>en</strong> Marte, escoltando los veintitantostr<strong>en</strong>es que habían transportado a la columna y que quedaban a lasórd<strong>en</strong>es de uno de los jefes de confianza, miembro del Estado Mayor18El g<strong>en</strong>eral E. Aguirre B<strong>en</strong>avides no era leal a la Conv<strong>en</strong>ción, conspiraba conel Presid<strong>en</strong>te provisional g<strong>en</strong>eral Eulalio Gutiérrez.261biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2614/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


de la brigada, a qui<strong>en</strong> dio instrucciones reservadas para el mejor éxitode la misión, y que consistía <strong>en</strong> hacer que se apar<strong>en</strong>tas<strong>en</strong> los movimi<strong>en</strong>tosde tropas usuales <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to. En caso de ataque, seresistiría, cedi<strong>en</strong>do el terr<strong>en</strong>o palmo a palmo.Las tropas marcharían por tierra, sigui<strong>en</strong>do el itinerario Haci<strong>en</strong>dade Seguin, G<strong>en</strong>eral Cepeda, Saltillo.El 4 de <strong>en</strong>ero, al amanecer, se inició la marcha; como a las ochode la noche y <strong>en</strong> medio de un torr<strong>en</strong>cial aguacero, llegamos a Guadalupe,acomodándonos como pudimos para pasar la noche, no sinque antes se estableciera el servicio de seguridad correspondi<strong>en</strong>te.En la mañana del 5, el que esto escribe, tratando de buscar alim<strong>en</strong>tos,dio con una casa <strong>en</strong> la que había teléfono. Intrigado, descolguéla bocina y después de llamar, fui sorpr<strong>en</strong>dido grandem<strong>en</strong>tecuando contestó Saltillo, y haciéndome pasar por carrancista, pedícomunicación con la Jefatura de la Guarnición. El oficial que mecontestó no tuvo empacho <strong>en</strong> tomarme por uno de sus camaradasy así le dije que andaba de servicio de exploración y que no había<strong>en</strong>contrado <strong>en</strong>emigo.Comuniqué mi descubrimi<strong>en</strong>to al jefe de la columna, qui<strong>en</strong>volvió a comunicarse con Saltillo, y hábilm<strong>en</strong>te consiguió el informede que G<strong>en</strong>eral Cepeda estaba guarnecida por 300 hombres al mandodel g<strong>en</strong>eral Ignacio Ramos; <strong>en</strong>tonces, decidió descansar ese día yhacer una marcha nocturna para sorpr<strong>en</strong>der a dicha guarnición.En la noche del 5 se empr<strong>en</strong>dió la marcha rumbo a G<strong>en</strong>eralCepeda y al amanecer del 6, después de un tiroteo insignificante,se <strong>en</strong>tregaban prisioneros el g<strong>en</strong>eral Ramos, el coronel yaqui Félixy los 300 soldados de guarnición. El día 7 llegamos a Saltillo, incorporándoseese mismo día el coronel Mariano Sandoval, que con300 hombres había abandonado al carrancismo y que dio ampliosinformes sobre los efectivos y situación del <strong>en</strong>emigo. Según él, había<strong>en</strong> Saltillo 15 000 hombres mandados por los g<strong>en</strong>erales AntonioI. Villarreal, Herrera, Antonio de los Santos y otros más que norecuerdo.262biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2624/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


En Marte, el combate se inició con la bravura clásica del g<strong>en</strong>eralMaclovio Herrera; pero la escolta resistió con no m<strong>en</strong>os bravura yt<strong>en</strong>acidad. El jefe de tr<strong>en</strong>es, Salinas, compet<strong>en</strong>te y viejo ferrocarrilero,secundado hábilm<strong>en</strong>te por los maquinistas y conductores, <strong>en</strong>treellos recuerdo por su actividad a Calvillo, tuvo tiempo de sacar todoslos tr<strong>en</strong>es, diez de ellos con las máquinas muertas, mi<strong>en</strong>tras que laescolta se replegaba combati<strong>en</strong>do. Para dar idea de la resist<strong>en</strong>cia deesta tropa, diré que quedaron t<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> el campo de batalla másde la tercera parte de sus efectivos, pero no quedó <strong>en</strong> poder de losatacantes ni un solo tr<strong>en</strong>, ni un solo carro. Los tr<strong>en</strong>es se replegaronhasta San Pedro de las Colonias; los restos de la escolta ocuparonB<strong>en</strong>avides, de este lado de San Pedro, para cont<strong>en</strong>er al adversarioque, sin embargo, no persiguió, tal vez porque tuvo <strong>en</strong>tonces conocimi<strong>en</strong>tode la marcha de la columna rumbo a Saltillo y retrocedió viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>tepara incorporarse al grueso de la columna carrancista quehabía salido de la capital del estado, <strong>en</strong> retirada por la aproximaciónde nuestras fuerzas. El día 7 llegamos a Saltillo, sin disparar un tiro.Los informes obt<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> Saltillo, daban cu<strong>en</strong>ta de la pres<strong>en</strong>ciadel <strong>en</strong>emigo <strong>en</strong> Ramos Arizpe, distante 15 kilómetros, y <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia,el g<strong>en</strong>eral Ángeles dictó la ord<strong>en</strong> de ataque para el díasigui<strong>en</strong>te.Al amanecer del día 8, una d<strong>en</strong>sa neblina cubría el campo. Sinembargo, a las cinco de la mañana todas las unidades avanzaban alataque, y cuando creíamos que el <strong>en</strong>emigo se retiraba una vez más,el 4º. regimi<strong>en</strong>to del g<strong>en</strong>eral Triana rompía el fuego sobre las posiciones<strong>en</strong>emigas. Eran las seis de la mañana <strong>en</strong> punto. Instalado elcuartel g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> unas casas de adobe <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>o campo, procedióel g<strong>en</strong>eral a dar sus órd<strong>en</strong>es para que todo continuara como nos lohabía dicho; me acuerdo muy bi<strong>en</strong> de que el g<strong>en</strong>eral Raúl Maderoera el comisionado para cortar la retirada por el ala derecha; asimismo,el <strong>en</strong>tonces coronel José Herón González, con su val<strong>en</strong>tía acostumbrada,atacaba por la vía a la izquierda. Este jefe se portó comoun vali<strong>en</strong>te <strong>en</strong> esa acción, lo que le ameritó ser asc<strong>en</strong>dido al grado263biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2634/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


inmediato. Muy pres<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>go cuando el g<strong>en</strong>eral Ángeles mandóal ayudante, señor ing<strong>en</strong>iero Luis Espinosa y Casanova, que hoytrabaja <strong>en</strong> la Compañía de Luz y Fuerza, para comunicar al coronelGonzalitos que había que atacar la estación, pues era uno de lospuntos principales, cosa que se realizó, como el g<strong>en</strong>eral quería, si<strong>en</strong>doesto una de las causas por las cuales el <strong>en</strong>emigo, <strong>en</strong> su confusiónde retirada, hiciera chocar las máquinas.No ta d e o t r o t e s t i g o p res<strong>en</strong> cialHabiéndose ext<strong>en</strong>dido el <strong>en</strong>emigo sobre su ala derecha, debilitó suc<strong>en</strong>tro, sobre el que hicieron presión las tropas de Ángeles, llegandoa luchar cuerpo a cuerpo. El coronel Ávila vio al g<strong>en</strong>eral MaclovioHerrera a muy corta distancia, y ambos <strong>en</strong>tablaron un duelo a balazos,cay<strong>en</strong>do Ávila gravem<strong>en</strong>te herido.Gonzalitos, qui<strong>en</strong> con un fusil “Rexer” estaba <strong>en</strong> la línea defuego, así como el g<strong>en</strong>eral M. Servín, fueron los primeros <strong>en</strong> llegara la estación de Ramos Arizpe, donde <strong>en</strong> gran confusión se movíanlas máquinas del ferrocarril, acabando por chocar e impedir todomovimi<strong>en</strong>to. Al llegar el g<strong>en</strong>eral Servín a la estación, fue muerto porvarios disparos de máuser.La batalla se empeñó rabiosa por ambas partes; pero nunca retrocedieronlas tropas nuestras, ni mucho m<strong>en</strong>os hubo confusiones;el 2º. regimi<strong>en</strong>to de infantería, que mandaba el g<strong>en</strong>eral SantiagoRamírez, que constituía la reserva, no llegó a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> acción, y aesta circunstancia se debió que Ramírez fuera designado para guarnecera Saltillo, y más tarde para asumir, por disposición de Villa, elgobierno civil y militar del Estado de Coahuila, donde, debido a losexcesos que cometió, fue posteriorm<strong>en</strong>te fusilado por Espinosa Mireles,cuando, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do a invitaciones del g<strong>en</strong>eral Jacinto Treviño,se le pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> Chihuahua, para combatir a los americanos, y <strong>en</strong>vez de esto, fue <strong>en</strong>viado al patíbulo.264biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2644/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


El g<strong>en</strong>eral Martiniano Servín, que como he dicho mandaba elprimer regimi<strong>en</strong>to de infantería, fue herido <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>tre por tresbalazos de máuser, cuando avanzaba al fr<strong>en</strong>te de sus tropas; se le condujoa Saltillo. Pero antes de morir, al decirle el médico que sus heridaseran mortales, exclamó: “Ya ve, doctorcito, esto se saca uno porpatriota, jijo de la... zumbada”. Una hora después había muerto.A las cuatro de la tarde el <strong>en</strong>emigo huía por todas partes, perseguidopor nuestra caballería, la que capturó siete tr<strong>en</strong>es que nopudieron escapar porque chocaron los dos de adelante, y así capturamosel pullman que servía de cuartel g<strong>en</strong>eral, donde, cosa curiosa,como trofeo militar recogimos gran cantidad de “bloomers” y camisonesfem<strong>en</strong>inos de bu<strong>en</strong>a seda perfumada y orlada de <strong>en</strong>cajes, qued<strong>en</strong>otaban la calidad de los ocupantes de este carro.Entre lo que se recogió de importancia, estaba el archivo; despuésde descifrarlo, pues los telegramas estaban <strong>en</strong> clave, <strong>en</strong>contramosnoticias que nos hicieron saber que don Eulalio Gutiérrez y sugobierno provisional, estaban de acuerdo con el carrancismo.También me acuerdo que pagué cinco pesos por un fino texanoStetson, con una hermosa águila de oro, insignia de g<strong>en</strong>eral debrigada.A las seis de la tarde, el g<strong>en</strong>eral Ángeles hizo formar a los 3 000prisioneros hechos <strong>en</strong> el campo de batalla y los de G<strong>en</strong>eral Cepeda,y los exhortó a no tomar las armas contra la Conv<strong>en</strong>ción. Todosprotestaron no hacerlo, poniéndolos <strong>en</strong> libertad. El g<strong>en</strong>eral Ramostambién protestó no combatir, y a los dos días de este juram<strong>en</strong>to yase <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> el lado <strong>en</strong>emigo.Cuando todos los jefes victoriosos epilogaban sus triunfos <strong>en</strong>otras partes con una carnicería de prisioneros, el g<strong>en</strong>eral Ángelesnunca lo hizo. 1919Esta actitud humanitaria de Ángeles, contrasta con la del g<strong>en</strong>eral Obregón,qui<strong>en</strong> después de la batalla de Celaya, según me lo relató testigo pres<strong>en</strong>cial, hizoametrallar a numerosos oficiales prisioneros <strong>en</strong>cerrados <strong>en</strong> un corral de chivas; despuésfue formada una pira, <strong>en</strong> la que perecieron con el fuego los cuerpos heridos265biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2654/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


Res u m e nSemejante a la maniobra del g<strong>en</strong>eral Sherman, durante la guerra civilnorteamericana, el g<strong>en</strong>eral Ángeles realizó una de cambio de líneade comunicaciones, que culminó con la derrota de un fuerte núcleo detropas carrancistas <strong>en</strong> Ramos Arizpe, Estado de Coahuila.Las fuerzas <strong>en</strong>emigas, a las órd<strong>en</strong>es de los g<strong>en</strong>erales Herrera,Villarreal y otros, am<strong>en</strong>azaron la Región Lagunera, y las del g<strong>en</strong>eralÁngeles t<strong>en</strong>ían por objetivo la capital de Coahuila. La maniobraconsistía <strong>en</strong> dejar la línea de comunicaciones México, Aguascali<strong>en</strong>tes,Torreón, por la de México, Aguascali<strong>en</strong>tes, San Luis Potosí.Mi<strong>en</strong>tras las tropas carrancistas reparaban la vía de Hipólito aTorreón, las tropas de Ángeles exploraban hasta La Peña, por la víadel F. C. Coahuila y Pacífico; fuerzas a las órd<strong>en</strong>es de los g<strong>en</strong>eralesMadero y Pereyra, habían desalojado a los carrancistas, de Cadillal yParras. Se procedía a reconstruir la misma vía <strong>en</strong>tre Torreón e Hipólito,del F. C. C<strong>en</strong>tral, <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrario, hasta que ambos <strong>en</strong>emigosse observaron <strong>en</strong>tre Marte y Brisa.Entonces el g<strong>en</strong>eral Ángeles marchó rápidam<strong>en</strong>te con sus tropaspor tierra, desde Marte, describi<strong>en</strong>do un arco <strong>en</strong> dirección sur,ori<strong>en</strong>te, norte, aproximándose a Saltillo. Habi<strong>en</strong>do dejado un destacam<strong>en</strong>tode caballería sobre la vía <strong>en</strong> reparación, cuando las tropascarrancistas trabaron combate con esa caballería, las fuerzas alas órd<strong>en</strong>es de Ángeles se aproximaban a la capital de Coahuila, a lavez que Madero y Pereyra, reuniéndose <strong>en</strong> Seguín, derrotaban <strong>en</strong>treG<strong>en</strong>eral Cepeda y Jaralito, a los carrancistas, haciéndoles prisionerosun g<strong>en</strong>eral, un coronel y <strong>50</strong>0 hombres. De G<strong>en</strong>eral Cepeda se destacótropa de caballería a La Rosita, am<strong>en</strong>azando flanco y retaguardiadel <strong>en</strong>emigo estacionado <strong>en</strong> Marte e Hipólito. Al darse cu<strong>en</strong>ta losagonizantes de las víctimas. Como este terrible ejemplo de salvajismo y crueldad,hay muchos de ambos bandos. En realidad, fueron raros los jefes revolucionarioshonorables que supieron respetar al v<strong>en</strong>cido. (N. del A.)266biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2664/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


g<strong>en</strong>erales carrancistas de la aproximación de Ángeles sobre Saltillo,retrocedieron hacia esta capital, pero las tropas derrotadas <strong>en</strong>tre G<strong>en</strong>eralCepeda y Jaralito hicieron cundir la desmoralización <strong>en</strong>tre lasde Saltillo, las que evacuaron esta ciudad, que fue ocupada, sin resist<strong>en</strong>cia,por las tropas del g<strong>en</strong>eral Ángeles, el 6 de <strong>en</strong>ero de 1915.Al día sigui<strong>en</strong>te por la tarde, se aproximaron las tropas del g<strong>en</strong>eralHerrera, al norte de Saltillo, por Ramos Arizpe, int<strong>en</strong>tando llegarantes que las del g<strong>en</strong>eral Ángeles. Fueron, desde luego, det<strong>en</strong>idas vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tepor un puesto avanzado que combatió hasta concluir eldía; durante la noche, los def<strong>en</strong>sores de Saltillo tomaron posiciones.El día 8 de <strong>en</strong>ero de 1915, a las siete y media de la mañana, avanzaronlas tropas de Ángeles, rechazando a los carrancistas, rompi<strong>en</strong>dosus líneas de combate y obligándolos a retirarse <strong>en</strong> desord<strong>en</strong>. Las tropasdel g<strong>en</strong>eral Ángeles rebasaron Ramos Arizpe, apoderándose delos tr<strong>en</strong>es del <strong>en</strong>emigo, constituidos por 14 locomotoras y 94 carros(<strong>en</strong>tre furgones, jaulas, tanques, plataformas, express y especiales).Los carrancistas quemaron al huir unos 18 furgones, dejando intactoel resto. Se recogieron dos millones, aproximadam<strong>en</strong>te, de cartuchospara fusil y once mil granadas para cañón, de fabricación francesa,así como vestuario, armam<strong>en</strong>to y equipo nuevos y gran cantidad dearmas usadas pero <strong>en</strong> bu<strong>en</strong> estado.La ord<strong>en</strong> de combate dictada por el g<strong>en</strong>eral Ángeles fue la sigui<strong>en</strong>te:Cuartel G<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> Saltillo, Coah.,7 de <strong>en</strong>ero de 1915, a las 9 p. m.Ord<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral de combate de la columna a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral FelipeÁngeles:I. La línea de fuego está cubierta por el primer regimi<strong>en</strong>to, situadoal este del camino que va de Saltillo a Ramos Arizpe; por el cuartoregimi<strong>en</strong>to de infantería, situado al oeste del mismo camino y por lainfantería de la Brigada “Toribio Ortega”. En la extrema ala izquierda,hay ci<strong>en</strong> jinetes del coronel Mariano Sandoval y el ala derecha está267biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2674/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


formada por las brigadas de caballería, primera de Durango y “ToribioOrtega”. El camino de Saltillo a Arteaga, está cubierto por la infanteríade la primera brigada de Durango. Como reserva han quedado losregimi<strong>en</strong>tos de infantería segundo y tercero.II. El primero y cuarto regimi<strong>en</strong>tos de infantería empr<strong>en</strong>deránel ataque a las 7 de la mañana, avanzando paralelam<strong>en</strong>te a uno y otrolado del camino de Saltillo a Ramos Arizpe.III. La caballería <strong>en</strong> el ala derecha ejecutará un movimi<strong>en</strong>to deflanco, empr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do su avance a las 6 de la mañana, pasando porLa Libertad, hasta <strong>en</strong>contrar el camino de Arteaga a Ramos Arizpe,sigui<strong>en</strong>do su marcha sobre este último punto, a fin de am<strong>en</strong>azar al<strong>en</strong>emigo por su flanco izquierdo o su retaguardia.IV. La artillería que no sea de montaña, coadyuvará con sus fuegosal ataque de la infantería, por el fr<strong>en</strong>te.V. La artillería de montaña seguirá a la caballería del ala derechapara apoyar el movimi<strong>en</strong>to de flanco de ésta.VI. El jefe de las fuerzas estará mañana durante el combate, sobreel camino de Saltillo a Ramos Arizpe, permaneci<strong>en</strong>do, al principiodel combate, <strong>en</strong> una casa situada a un kilómetro al norte de Saltillo,avanzando después sobre el mismo camino, para estar siempre cercade las tropas.VII. Los puestos de primera curación estarán situados a retaguardiade la línea de combate sobre el camino de Saltillo a RamosArizpe.VIII. Se recuerda a los jefes de regimi<strong>en</strong>to y división de caballería,la disposición relativa a sus municiones de reserva, que deberánestar próximas a los cuerpos para facilitar el aprovisionami<strong>en</strong>to de lalínea de fuego. Igualm<strong>en</strong>te, se recuerda la necesidad de evitar el consumoinútil de municiones mi<strong>en</strong>tras no se t<strong>en</strong>ga al <strong>en</strong>emigo a distanciaefectiva de combate.IX. El presid<strong>en</strong>te municipal de Saltillo, ti<strong>en</strong>e la comisión de proveera las tropas de las raciones necesarias <strong>en</strong> carne, café preparado ytortillas, para distribuirlas a la tropa mañana a la hora oportuna.268biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2684/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


X. La impedim<strong>en</strong>ta de los regimi<strong>en</strong>tos permanecerá agrupada <strong>en</strong>lugares céntricos de la población, sin <strong>en</strong>torpecer el tránsito. —El g<strong>en</strong>eral<strong>en</strong> jefe Felipe Ángeles.Después de la batalla de Ramos Arizpe, el g<strong>en</strong>eral Ángeles reorganizóprontam<strong>en</strong>te su columna y empr<strong>en</strong>dió la marcha sobre Monterrey,aprovechando la vía hasta Estación Bravo y pie a tierra hastala capital de Nuevo León, combati<strong>en</strong>do y derrotando a tropas que seoponían a su paso <strong>en</strong> Icamole y el Fraile.En Monterrey, Ángeles habló al pueblo expresando los idealesde la Revolución, ofreci<strong>en</strong>do el respeto de garantías, y como una numerosacomisión de señoras se acercara a él pidiéndole que les dierapermiso para abrir sus iglesias, el g<strong>en</strong>eral les contestó que aunqueél no era católico, podían hacerlo con toda libertad, pues era por lalibertad por lo que él v<strong>en</strong>ía luchando. Actitud que contrastaba conla de otros g<strong>en</strong>erales que se habían complacido <strong>en</strong> fusilar y quemarsantos.Habi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> Monterrey una gran escasez de artículos de primeranecesidad, el g<strong>en</strong>eral Ángeles hizo importar una gran cantidadde maíz, el cual puso <strong>en</strong> manos de la Cámara de Comercio para que,al costo, se distribuyese equitativam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre la población, que alefecto fue empadronada.También es debido referir que <strong>en</strong> Saltillo, después de la batallade Ramos Arizpe, el g<strong>en</strong>eral Ángeles cubrió religiosam<strong>en</strong>te elimporte de las provisiones que se pidieron al presid<strong>en</strong>te municipalpara las tropas combati<strong>en</strong>tes; que asimismo se pagó a todos los choferesel día que fueron requisados cuantos automóviles había <strong>en</strong> laciudad para los transportes de urg<strong>en</strong>cia, y que hasta a los pequeñospropietarios de los terr<strong>en</strong>os de San Diego, se les indemnizó por elperjuicio que sufrieron al ser trillados sus campos de trigo por lastropas combati<strong>en</strong>tes.269biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2694/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


Lo s c a b a l lo s d e ÁngelesComo bu<strong>en</strong> caballista, el g<strong>en</strong>eral Ángeles era muy afecto a t<strong>en</strong>erbu<strong>en</strong>os caballos, a los que ponía nombres de militares notables, ode personas de su estimación. Así, sus excel<strong>en</strong>tes caballos de campañafueron designados como: “Ney”, “Tur<strong>en</strong>a”, “Curely”, “Wilson”,“Maderito”, “Lucio Blanco” y “Pancho Villa”.En una ocasión que el g<strong>en</strong>eral Villa visitó la caballeriza de Ángeles,preguntó al asist<strong>en</strong>te cómo se llamaban los caballos de esteg<strong>en</strong>eral; y cuando oyó que uno era designado como “Pancho Villa”,le dijo al asist<strong>en</strong>te que lo <strong>en</strong>sillara para montarlo. El g<strong>en</strong>eral Ángelesmontaba <strong>en</strong> albardón y cuando el caballo sintió la silla vaquera deVilla, se <strong>en</strong>cabritó y no se dejó montar. Al desistir Villa de su int<strong>en</strong>to,dijo: “¡Qué bu<strong>en</strong>o es mi g<strong>en</strong>eral Ángeles para ponerle nombres a suscaballos; éste es igualito a mí”...Pr e pa r at i vo s d e Vill a pa r a la b ata l l a d e Ce l ay aEl 29 de marzo, cabalgando el g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong> la calzada de laUnión, donde pasaba revista, <strong>en</strong> Monterrey, cayó con todo y caballo,luxándose un pie. A pesar de ello, salió <strong>en</strong> tr<strong>en</strong> al día sigui<strong>en</strong>te paraTorreón, adonde Villa fue a <strong>en</strong>trevistarlo. El g<strong>en</strong>eral Ángeles le habíapuesto un m<strong>en</strong>saje desde Monterrey, aconsejándole que no fuera apres<strong>en</strong>tar batalla a Celaya. En Torreón le reiteró su opinión adversa,explicando que Obregón v<strong>en</strong>ía fuerte y que era un error apresurarse<strong>en</strong> una acción para la que no t<strong>en</strong>ía todas las fuerzas ni el parquedisponibles; pero Villa ya había <strong>en</strong>viado sus tr<strong>en</strong>es y creía tarea fácil“pegarle al perfumado”, según sus propias palabras.En la batalla de Celaya, se perdió gran parte de la artillería yhubo más de tres mil muertos. No int<strong>en</strong>tamos la descripción de estaimportante y desastrosa acción de armas (léase: Francisco Villa y laRevolución), porque nuestra tarea se contrae a pasajes <strong>en</strong> que tomó270biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2704/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


parte nuestro biografiado, el g<strong>en</strong>eral Ángeles, de cuyos labios recogimosparte del relato que sigue.El 20 de abril de 1914 salió Ángeles para Aguascali<strong>en</strong>tes, donde<strong>en</strong>contró al g<strong>en</strong>eral Villa, muy disgustado por la derrota y con elpropósito de resistir <strong>en</strong> León, Guanajuato, adonde ya había <strong>en</strong>viadoa varios g<strong>en</strong>erales con tropas.El g<strong>en</strong>eral Ángeles sost<strong>en</strong>ía la tesis de que debía retrocedersebastante, hasta Torreón o Chihuahua, destruy<strong>en</strong>do la vía, para dartiempo de reorganizar y acumular tropas, preparándolas para unaseria acción <strong>en</strong> terr<strong>en</strong>o bi<strong>en</strong> elegido, ya que el g<strong>en</strong>eral Obregón seguíarecibi<strong>en</strong>do refuerzos y estaba crecido por el triunfo. Pero Villat<strong>en</strong>ía el concepto vulgar de que retroceder era deshonroso. Mandópues al g<strong>en</strong>eral Ángeles a León, para que estudiara la posición. Elg<strong>en</strong>eral Ángeles llegó a esta última población y después de repr<strong>en</strong>derseveram<strong>en</strong>te a g<strong>en</strong>erales que andaban <strong>en</strong> francachelas, recorrió losalrededores, informándole a Villa que la posición era muy mala porquet<strong>en</strong>ía un fr<strong>en</strong>te demasiado amplio y sin apoyos naturales <strong>en</strong> losflancos. A pesar de esto, Villa confirmó que allí se combatiría.La b ata l l a d e Le ó nEl fr<strong>en</strong>te de batalla se ext<strong>en</strong>dería <strong>en</strong> más de 20 kilómetros, desde lahaci<strong>en</strong>da de Otates hasta la serranía por el rumbo de Santa Ana delConde, ext<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> la que, como lo calculó Ángeles, la d<strong>en</strong>sidad decombati<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la línea de fuego resultaba peligrosa, por débil.Desde el día 8 de mayo, se libraron reñidos combates <strong>en</strong> losOtates, donde el <strong>en</strong>emigo quitó a Villa posiciones y las tropas deéste las recuperaron. También se combatía <strong>en</strong> los demás puntos delfr<strong>en</strong>te, g<strong>en</strong>eralizándose la batalla el día 21, desde Otates hasta SantaAna. El ala derecha era la más castigada, pues las tropas <strong>en</strong>emigas <strong>en</strong>las lomas de Trinidad y <strong>en</strong> la haci<strong>en</strong>da de la Loza eran numerosas yestaban bi<strong>en</strong> atrincheradas. Los varios int<strong>en</strong>tos de asalto de las tropas271biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2714/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


272de Villa fueron rechazados con grandes pérdidas. Después de combatirtodo el día, hubo una tregua por el agotami<strong>en</strong>to de las propiasfuerzas y la falta de ataque de los contrarios, limitándose la acción atiroteos aislados.El 12 de mayo, un regimi<strong>en</strong>to de los Dorados (la escolta) deVilla, despr<strong>en</strong>diéndose de la haci<strong>en</strong>da de Otates, atacó <strong>en</strong> estup<strong>en</strong>dacarga de caballería, que Obregón calificó de “tan brutal, como nuncahabía pres<strong>en</strong>ciado” y que el g<strong>en</strong>eral ing<strong>en</strong>iero Aguirre, jefe de EstadoMayor de Diéguez, calificó así: “Con su d<strong>en</strong>uedo, la mejor (carga)que haya existido <strong>en</strong> las grandes batallas que registra la historia”.El g<strong>en</strong>eral Villa estaba desesperado; él, cuyo sistema era el delasalto, había <strong>en</strong>contrado que la táctica de Obregón lo v<strong>en</strong>cía, porquesabía atrincherarse, como <strong>en</strong> Celaya, resisti<strong>en</strong>do hasta que la furia delas tropas contrarias se agotaba <strong>en</strong> audaces esfuerzos, brillantes peroestériles, aprovechando después el mom<strong>en</strong>to oportuno para contraatacar.Un día muy caluroso, el g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong>contró a Villa <strong>en</strong> sualojami<strong>en</strong>to de León, completam<strong>en</strong>te desnudo y t<strong>en</strong>dido sobre elsuelo. Irguiéndose, le dijo a qui<strong>en</strong> llegaba: “Ora sí, mi g<strong>en</strong>eral, yat<strong>en</strong>go un plan para derrotar a estos tales”. “¿Cuál es ese plan?”, inquirióÁngeles con desconfianza. Entonces Villa explicó que con todas“las caballerías”, se iría <strong>en</strong> marcha oculta por la sierra de Otates, parasalir por Chichimequillas a Silao y caerle al <strong>en</strong>emigo por la retaguardia.“El plan es muy audaz —repuso Ángeles—; pero usted tal vezno ha reparado <strong>en</strong> que al retirar tropas del fr<strong>en</strong>te, deja la línea debatalla muy debilitada y sin reservas; con tan escasa d<strong>en</strong>sidad, puedeser rota <strong>en</strong> cualquier punto —y agregó—: Yo acepto la idea de usted,pero con la condición, para no fracasar, de que la infantería que sequeda, sea recogida por la noche <strong>en</strong> los tr<strong>en</strong>es para retirarse, al avanzarel <strong>en</strong>emigo”. Villa prometió que así se haría, pero no lo cumplióporque, repetimos, su idea de la retirada, le era ingrata.El 31 de mayo salió Villa con su caballería, sin que el <strong>en</strong>emigose diera cu<strong>en</strong>ta, y el 19 de junio atacó Silao <strong>en</strong> la madrugada, debiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2724/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


otando a sus def<strong>en</strong>sores, después de tomar la plaza, persigui<strong>en</strong>doal <strong>en</strong>emigo por Chichimequillas y Nápoles, Además, quemó y destruyóla vía. El <strong>en</strong>emigo se sintió, pues, seriam<strong>en</strong>te atacado por suretaguardia y p<strong>en</strong>só retirarse, resolvi<strong>en</strong>do, como resultado natural,avanzar, como única salida, por Santa Ana del Conde, por donde,precisam<strong>en</strong>te, era débil la resist<strong>en</strong>cia de las tropas villistas.Después de la toma de Silao, <strong>en</strong> que el tr<strong>en</strong> del g<strong>en</strong>eral Obregónquedó cortado, Villa p<strong>en</strong>só que había <strong>en</strong>cerrado al <strong>en</strong>emigo y que“los mataría de hambre”.Refiere un oficial del Estado Mayor del g<strong>en</strong>eral Ángeles que éstereunió a sus oficiales para cambiar impresiones sobre la marcha de lasoperaciones y que les pidió su opinión respecto a cómo veían el probabledes<strong>en</strong>lace de la batalla. “Mi g<strong>en</strong>eral —le decían—, la batallaestá ganada, y creemos que será cuestión de mom<strong>en</strong>tos la retirada del<strong>en</strong>emigo”. “Pues yo creo lo contrario —contestó Ángeles—, y pi<strong>en</strong>soque antes de una semana podemos ser derrotados”.El g<strong>en</strong>eral Ángeles hizo del conocimi<strong>en</strong>to de Villa que el <strong>en</strong>emigopracticaba exploraciones por la haci<strong>en</strong>da de Santa Ana del Condey que muy probablem<strong>en</strong>te por allí atacaría, considerando que eraindisp<strong>en</strong>sable reforzar ese lugar del fr<strong>en</strong>te con las tropas del g<strong>en</strong>eralSiañez, que perdían el tiempo <strong>en</strong>tre Silao y Trinidad, det<strong>en</strong>i<strong>en</strong>doel tr<strong>en</strong> del g<strong>en</strong>eral Obregón cuando esos 5 000 hombres podíanmoverse de noche y atacar la haci<strong>en</strong>da de Santa Ana antes de queel <strong>en</strong>emigo tomara la of<strong>en</strong>siva. A última hora hizo <strong>en</strong>viar órd<strong>en</strong>esurg<strong>en</strong>tes para que Ángeles conc<strong>en</strong>trara tropas y atacara al amanecerdel día sigui<strong>en</strong>te por Otates. Con toda viol<strong>en</strong>cia se recogieron tropasdel kilómetro 406, y se emplazó la artillería fr<strong>en</strong>te a Santa Ana,empr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do fuerte cañoneo y tiroteo. El 3 de junio, una bateríade artillería villista se aproximó a la haci<strong>en</strong>da de Santa Ana y al descubrir<strong>en</strong>emigo disparó, cuando el g<strong>en</strong>eral Obregón y otros corríanhacia las trincheras, si<strong>en</strong>do derribados; ¡Obregón quedó mutiladodel brazo derecho!273biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2734/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


Se combatió el 4 de junio y el día 5 fuertes conting<strong>en</strong>tes, acumuladospor el <strong>en</strong>emigo, atacaron vigorosam<strong>en</strong>te; algunos jefes villistasdel ala derecha cedieron y los carrancistas pusieron <strong>en</strong> fuga alas tropas de Villa. La retirada fue desastrosa. “¡T<strong>en</strong>ía razón el g<strong>en</strong>eralÁngeles!”, dijo Villa int<strong>en</strong>tando una infructuosa resist<strong>en</strong>cia con susDorados y con tropas de Siañez, cuando el g<strong>en</strong>eral Calixto Contrerasya había sido derrotado.De manera que esa lucha que duró 40 días, terminó con la retiradade las tropas villistas; Obregón la calificó como “el más importantetriunfo de nuestras armas”; lo fue efectivam<strong>en</strong>te, y costó a lastropas de Villa grandes pérdidas <strong>en</strong> hombres, artillería, pertrechos ytr<strong>en</strong>es. De esta derrota participó Ángeles, pero fue ésta una acciónde armas a la que él se oponía previ<strong>en</strong>do las consecu<strong>en</strong>cias, puestoque la posición, de acuerdo con su criterio expresado, era pésimadef<strong>en</strong>sivam<strong>en</strong>te; los efectivos eran insufici<strong>en</strong>tes y las tropas estabandesmoralizadas por el reci<strong>en</strong>te fracaso de Celaya.Desde que Villa tuvo noticia <strong>en</strong> México de las actividades carrancistas<strong>en</strong> el Norte, resolvió retirarse a Torreón y Chihuahuaporque le dijo a Ángeles: “Yo creo que me ti<strong>en</strong><strong>en</strong> preparada unacarnada por allá”. Pero no hizo caso de las reiteradas recom<strong>en</strong>dacionesde Ángeles aconsejándole que no fuera a dividir sus tropas.Ya que había retirado, prácticam<strong>en</strong>te, todos los efectivos de la Divisióndel Norte que había llevado a México, la idea de Ángeles eraque desarrollara una actividad estratégica de líneas interiores, estoes, que <strong>en</strong>mascarando con pocos efectivos los tres fr<strong>en</strong>tes de luchaque se le pres<strong>en</strong>taban: Maclovio Herrera y otros g<strong>en</strong>erales por elori<strong>en</strong>te (Monterrey); Diéguez y otros por el occid<strong>en</strong>te, y Obregónpor el sur, debió acudir sucesivam<strong>en</strong>te a cada fr<strong>en</strong>te con el gruesode sus efectivos para asegurar la victoria. En vez de eso, mandó aÁngeles al ori<strong>en</strong>te, donde triunfó; pero mandó a Fierro a Guadalajaracon pocos efectivos para que resultara derrotado, y aunqueesa derrota fue reparada con la acción de las cuestas de Sayula,para atacar a Obregón, que repres<strong>en</strong>taba el más serio amago, no274biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2744/1/<strong>08</strong> 10:30:00 <strong>AM</strong>


quiso hacer caso de las observaciones de Ángeles, qui<strong>en</strong> le hacíaver que no había reunido todos los efectivos que podía acumulary sobre todo, no t<strong>en</strong>ía parque bastante para una batalla seria. Villainsistió <strong>en</strong> que no los necesitaba y <strong>en</strong> que el parque se lo quitaríaa Obregón.Obregón, <strong>en</strong> cambio, supo atrincherarse para resistir la acometidade Villa y después de agotarlo, imponerle la victoria. El mismog<strong>en</strong>eral Obregón habría de usar con bastante habilidad la estrategiade las líneas interiores cuando, si<strong>en</strong>do Presid<strong>en</strong>te, tuvo que combatirla rebelión delahuertista.La t e n a c i d a d d e Vill aTodavía la t<strong>en</strong>acidad indomable de Villa, fino gallo de pelea quehabía perdido la s<strong>en</strong>satez, quiso hacer resist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes.Ángeles consideraba, desde antes, que puesto que las tropas habíanperdido la fuerza moral, era indisp<strong>en</strong>sable dar una larga tregua yproceder a una completa reorganización, para lo cual proponía quehiciera una evacuación g<strong>en</strong>eral, destruy<strong>en</strong>do las vías, para marchara Chihuahua y Sonora, y allí reiniciar el movimi<strong>en</strong>to. Villa ya no oía anadie y furioso por sus fracasos, sin compr<strong>en</strong>der la psicología de sussufridos, vali<strong>en</strong>tes y decepcionados soldados, insistió <strong>en</strong> su resist<strong>en</strong>cia<strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes hasta la derrota total.Y sin embargo de tanto descalabro, nadie puede dejar de admirarla formidable t<strong>en</strong>acidad, la indomable rebeldía de ese hombre extraordinarioque de los fracasos resurgió nuevam<strong>en</strong>te como temibleguerrillero, que desafió la ira norteamericana y la persecución de numerosastropas extranjeras y carrancistas; que puso <strong>en</strong> peligro la estabilidady <strong>en</strong> jaque y desconcierto la tranquilidad de los v<strong>en</strong>cedores, yque al fin pactó con el gobierno <strong>en</strong> una cesación de hostilidades, qu<strong>en</strong>o r<strong>en</strong>dición, para que al fin fuese muerto, pero no <strong>en</strong> la lucha, sinopor órd<strong>en</strong>es de Calles y Obregón, por manos aleves de matoides que275biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2754/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


lo cazaron como a una fiera con todas las precauciones de la alevosíay la v<strong>en</strong>taja, <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>a paz del notable guerrillero.Qui<strong>en</strong> haya leído Facundo, de Sarmi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong>contrará grandesanalogías. Villa estaba destinado a morir por la viol<strong>en</strong>cia; fue unextraordinario conductor de hombres y, hay que decirlo con todovalor civil, robó y mató, como casi todos los otros; pero lo que robó nofue para <strong>en</strong>riquecerse; <strong>en</strong> vez de crearse una fortuna personal, todolo repartía <strong>en</strong>tre sus soldados y <strong>en</strong>tre el pueblo. Villa reconocíaing<strong>en</strong>uam<strong>en</strong>te la inferioridad de su instrucción, pero era un granintuitivo y era grande su experi<strong>en</strong>cia para mandar y para luchar;a pesar de su incultura, era m<strong>en</strong>os egoísta que los otros caudillos,pues no aspiraba a la riqueza ni al poder; no aspiraba a la Presid<strong>en</strong>ciani se quedó <strong>en</strong> sus manos nada de los millones de pesos quemanejó para luchar y repartir; <strong>en</strong> cambio, s<strong>en</strong>tía verdadero amor,salvaje si se quiere, por el pueblo y especialm<strong>en</strong>te por la niñezhumilde.La larga lucha de este guerrero y patriota mexicano, fue d<strong>en</strong>odaday gigantesca, como la de ninguno otro, por def<strong>en</strong>der los anhelosy las aspiraciones de los de abajo.Pancho Villa, el “Napoleón Mexicano”, como le llamaron losnorteamericanos, el bandido fuera de la ley, como más tarde habríande calificarlo sus adoloridos <strong>en</strong>emigos, no pudo ser de los sumisosni de los incondicionales; fue un rebelde a toda dictadura, que, conel alma lastimada por qui<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>ospreciaban su labor y fraguabansu aniquilami<strong>en</strong>to, libró, sin embargo, las más notables batallas quedieron el triunfo a la Revolución.Al brazo esforzado del gran guerrillero mexicano, le debe gratitudel pueblo; porque hay que reconocer <strong>en</strong> este C<strong>en</strong>tauro de laguerra, al prototipo audaz y valeroso del mexicano que, con todossus vicios y toda su incultura, <strong>en</strong>carna el músculo y la acción delheroísmo mexicano.Pancho Villa, el héroe vilip<strong>en</strong>diado, ali<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la ley<strong>en</strong>da, <strong>en</strong> lapoesía y <strong>en</strong> la canción populares; <strong>en</strong> el radio y <strong>en</strong> el cine; <strong>en</strong> el libro;276biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2764/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


es el espíritu audaz de valor y rebeldía, ansia de justicia; que vibra <strong>en</strong>el corazón de la gleba, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to popular. Y este multiformerecuerdo, es el monum<strong>en</strong>to que el pueblo le ha levantado espontáneam<strong>en</strong>tea la Revolución.277biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2774/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2784/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XIIIEl r e c o n o c i m i e n t o d e Ca r r a n z aMi<strong>en</strong>tras se desarrollaba <strong>en</strong> el país la sangri<strong>en</strong>ta campaña<strong>en</strong>tre conv<strong>en</strong>cionistas y carrancistas, los ag<strong>en</strong>tes del señorCarranza reclutaban y compraban las gestiones dediversos políticos de Estados Unidos, <strong>en</strong> busca del ansiado reconocimi<strong>en</strong>tode la Casa Blanca. Wilson exigió que Carranza hiciera unadeclaración pública respecto a la política que seguiría su gobierno, yCarranza aceptó y devolvió, con todas las formalidades, a Washington,el m<strong>en</strong>saje que había sido preparado por Cole, John Lind y CharlesDouglas, abogado de Carranza <strong>en</strong> Washington.Fueron activísimas las gestiones de los políticos interesados,americanos y mexicanos, cerca de la Casa Blanca. El gobierno deWashington consideró es<strong>en</strong>cial para el reconocimi<strong>en</strong>to de Carranza,la seguridad de que éste lanzaría una proclama, la cual fue preparada<strong>en</strong> la oficina del gobernador Folk, por éste, Cole y Arredondo.Después fue sometida a la c<strong>en</strong>sura del presid<strong>en</strong>te Wilson y, con lascorrecciones que éste le hizo, devuelta por conducto del secretarioBryan, qui<strong>en</strong> la mandó a Folk para que Cole la <strong>en</strong>viara a Carranza,qui<strong>en</strong> le contestó:279Veracruz, mayo 23 de 1915.Richard C. Cole:—A cargo de la Embajada Mexicana, Washington,D. C.—Su at<strong>en</strong>to m<strong>en</strong>saje recibido.—La Proclama será publibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2794/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


cada <strong>en</strong> tiempo oportuno.— Saludo a Ud. muy afectuosam<strong>en</strong>te.—V.Carranza.Los detalles de este relato, publicados posteriorm<strong>en</strong>te por Cole,revelan que desde el mes de abril de 1915 estaba casi resuelto elreconocimi<strong>en</strong>to de Carranza, con la condición de que éste hicieradeclaraciones que no solam<strong>en</strong>te le eran sugeridas sino confeccionadaspor los personajes oficiales del gobierno norteamericano.Sin embargo, el gobierno de Washington dirigió a mediados deagosto nueva nota a los jefes revolucionarios, invitándolos a aceptarla mediación amistosa de los señores repres<strong>en</strong>tantes de las repúblicassudamericanas, Arg<strong>en</strong>tina, Chile y Brasil, para celebrar confer<strong>en</strong>cias,agregando que el gobierno de Washington reconocería como gobiernode facto <strong>en</strong> México, al hombre o grupo de hombres que demostraramayor capacidad moral y material para restablecer el ord<strong>en</strong> constitucionaly dar garantías a nacionales y extranjeros <strong>en</strong> sus vidas e intereses.El gobierno conv<strong>en</strong>cionista y los difer<strong>en</strong>tes g<strong>en</strong>erales a qui<strong>en</strong>esllegó aquella excitativa, aceptaron la invitación y se dispusieron a<strong>en</strong>viar sus repres<strong>en</strong>tantes. En cambio, el señor Carranza se negóterminantem<strong>en</strong>te, claro está, <strong>en</strong> vista de las favorables gestionesrealizadas.En una junta de jefes militares habida <strong>en</strong> Torreón, fueron elegidoscomo repres<strong>en</strong>tantes: el g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, el lic<strong>en</strong>ciado MiguelDíaz Lombardo, el lic<strong>en</strong>ciado Francisco Escudero, don EnriqueLlor<strong>en</strong>te, el g<strong>en</strong>eral Raúl Madero y el g<strong>en</strong>eral Roque González Garza.El g<strong>en</strong>eral Villa autorizó a este último para que asegurara “que élestaba dispuesto a abandonar el país, si ello era necesario, para que lapaz pudiera realizarse”.Cuando <strong>en</strong> las confer<strong>en</strong>cias que con este motivo se suscitaron,se preguntó a los delegados conv<strong>en</strong>cionistas que quién ganaría <strong>en</strong>la próxima batalla que estaba por librarse <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes, variosde los señores delegados estimaron político y prud<strong>en</strong>te asegurar quesería Villa qui<strong>en</strong> ganara; sólo Ángeles, al ser interrogado, contestó:280biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2804/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


“Ganará Obregón”. Por <strong>en</strong>cima de su partidarismo político y de susintereses, Ángeles decía la verdad de sus convicciones.Las Confer<strong>en</strong>cias del A.B.C. tuvieron un resultado negativo, puesel 15 de octubre de 1915, el señor Carranza fue reconocido por elgobierno de Washington como gobernante de facto; los gobiernosdel A.B.C. hicieron lo mismo poco después.El exilioEl g<strong>en</strong>eral Ángeles permaneció <strong>en</strong> Estados Unidos, como exiliadopolítico, residi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> la ciudad de El Paso, con grandes dificultadeseconómicas, porque él no había amasado fortuna alguna. Caside la miseria lo rescató la g<strong>en</strong>erosa amistad del g<strong>en</strong>eral José MaríaMaytor<strong>en</strong>a, ex gobernador constitucional del Estado de Sonora,qui<strong>en</strong> le facilitó elem<strong>en</strong>tos para adquirir un rancho y tratar de vivirmodestam<strong>en</strong>te.En el rancho de El Bosque, cerca de El Paso, Texas, y al otrolado del Río Bravo, se estableció el g<strong>en</strong>eral Ángeles con su familia,formada por la señora su esposa, Clara Kraus de Ángeles, y sus hijosAlberto, Isabel, Felipe y Julio. Éstos <strong>en</strong>tonces contarían unos doceaños.La vida del g<strong>en</strong>eral Ángeles <strong>en</strong> El Paso, Texas, fue de rudo trabajo,sin embargo de lo cual, el negocio del rancho vino a m<strong>en</strong>osy terminó con el fracaso económico, a pesar de que el hijo mayor,Alberto, trabajó heroicam<strong>en</strong>te por salvar los intereses de la familia.Poco después de la llegada de Ángeles al destierro, llegó a laciudad de El Paso, diciembre de 1915, qui<strong>en</strong> esto escribe, despuésde haber participado <strong>en</strong> las luchas y actividades de la Conv<strong>en</strong>ciónNacional Revolucionaria, con cuyo gobierno alcanzó la categoría deg<strong>en</strong>eral de brigada y ocupó el honroso puesto de Ministro de Comunicaciones<strong>en</strong> el gabinete del gobierno provisional del honorablerevolucionario lic<strong>en</strong>ciado Francisco Lagos Cházaro.281biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2814/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


En el desasosiego de la lucha militar y política, amagada por el<strong>en</strong>emigo y hasta por los propios amigos zapatistas, la Conv<strong>en</strong>ciónNacional Revolucionaria cumplió su misión política gubernam<strong>en</strong>tal,pues habi<strong>en</strong>do aprobado que la vuelta al régim<strong>en</strong> constitucionalse iniciaría el l o . de <strong>en</strong>ero de 1916, instituyó el sistema parlam<strong>en</strong>tariode gobierno y terminó, tras largas, acaloradas y sonadas discusiones,el Programa de Reformas Económicas y Sociales, sobreel cual habrían de legislar las futuras Cámaras, tomándolo comonorma revolucionaria; programa que conti<strong>en</strong>e, <strong>en</strong> síntesis, todas lasreformas que han v<strong>en</strong>ido si<strong>en</strong>do objeto de leyes y decretos <strong>en</strong> la gestiónlegislativa de gobiernos que han creído estar d<strong>en</strong>tro del credorevolucionario, aunque la forma del Ejecutivo siguiera si<strong>en</strong>do dees<strong>en</strong>cia dictatorial.Pr o g r a m a d e Re f o r m a s Político-So c i a l e s d e la Re v o l u c i ó nEn medio de am<strong>en</strong>azas del <strong>en</strong>emigo y aun de los propios correligionariosy no obstante agrias discusiones, contradicciones y malos<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos, hubo superación <strong>en</strong> el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, pues la Conv<strong>en</strong>ciónllegó a terminar con la más importante misión que se habíaimpuesto, dando fin al Programa de Reformas de la Revolución confecha 27 de septiembre de 1915.Durante los ocho meses que el gobierno de la Conv<strong>en</strong>ción anduvode un lado para otro <strong>en</strong> medio de la lucha militar, y aunque aveces <strong>en</strong> las discusiones hubo apasionami<strong>en</strong>to que cegara la razón, lasdos facciones, villista y zapatista, llegaron a demostrar que comulgabancon los principios de la Revolución, produci<strong>en</strong>do ese programaque constituyó bandera para los sinceros revolucionarios y ori<strong>en</strong>tólas reformas que todos incluyeron después <strong>en</strong> sus manifiestos y <strong>en</strong>sus leyes.Dicho programa expresa:La Revolución se propone realizar las sigui<strong>en</strong>tes reformas:282biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2824/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


Art. 1º. Destruir el latifundio, crear la pequeña propiedad yproporcionar a cada mexicano que lo solicite la ext<strong>en</strong>sión de terr<strong>en</strong>oque sea bastante para subv<strong>en</strong>ir a sus necesidades y a las de su familia,<strong>en</strong> el concepto de que se dará prefer<strong>en</strong>cia a los campesinos.Art. 2º. Devolver a los pueblos los ejidos y las aguas de que hansido despojados, y dotar de ellos a las poblaciones que, necesitándolos,no los t<strong>en</strong>gan o los posean <strong>en</strong> cantidades insufici<strong>en</strong>tes para susnecesidades.Art. 3º. Fom<strong>en</strong>tar la agricultura, fundando bancos agrícolas queprovean de fondos a los agricultores <strong>en</strong> pequeño, e invirti<strong>en</strong>do <strong>en</strong>trabajos de irrigación, plantíos de bosques, vías de comunicación y<strong>en</strong> cualquiera otra clase de obras de mejorami<strong>en</strong>to agrícola, todas lassumas necesarias, a fin de que nuestro suelo produzca las riquezas deque es capaz.Art. 4º. Fom<strong>en</strong>tar el establecimi<strong>en</strong>to de escuelas regionales deagricultura y de estaciones agrícolas de experim<strong>en</strong>tación para la <strong>en</strong>señanzay aplicación de los mejores métodos de cultivo.Art. 5º. Facultar al gobierno federal para expropiar bi<strong>en</strong>es raíces,sobre la base del valor actualm<strong>en</strong>te manifestado al fisco por lospropietarios respectivos, y una vez consumada la reforma agraria,adoptar como base para la expropiación el valor focal que resulte dela última manifestación que hayan hecho lo interesados. En uno yotro caso, se concederá acción popular para d<strong>en</strong>unciar las propiedadesmal valorizadas.Cuestión obreraArt. 6º. Precaver de la miseria y del futuro agotami<strong>en</strong>to a los trabajadorespor medio de oportunas reformas sociales económicas, comoson: una educación moralizadora, leyes sobre accid<strong>en</strong>tes del trabajoy p<strong>en</strong>siones de retiro, reglam<strong>en</strong>tación de las horas de labor, disposicionesque garantic<strong>en</strong> la higi<strong>en</strong>e y la seguridad <strong>en</strong> los talleres, fábricas283biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2834/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


y minas, y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, por medio de una legislación que haga m<strong>en</strong>oscruel la explotación del proletariado.Art. 7º. Reconocer personalidad jurídica a las uniones y sociedadesde obreros, para que los empresarios capitalistas y patronest<strong>en</strong>gan que tratar con fuertes y bi<strong>en</strong> organizadas uniones de trabajadores,y no con el operario aislado e indef<strong>en</strong>so.Art. 8º. Dar garantías a los trabajadores, reconociéndoles el derechode huelga y el de boicotaje.Art. 9º. Suprimir las ti<strong>en</strong>das de raya y el sistema de vales para elpago del jornal <strong>en</strong> todas las negociaciones de la República.Reformas socialesArt. 10. Proteger a los hijos naturales y a las mujeres que seanvíctimas de la seducción masculina, por medio de leyes que lesreconozcan amplios derechos y sancion<strong>en</strong> la investigación de la paternidad.Art. 11. Favorecer la emancipación de la mujer por medio deuna juiciosa ley sobre el divorcio, que cim<strong>en</strong>te la unión conyugalsobre la mutua estimación y el amor y no sobre las mezquindadesdel prejuicio social.Reformas administrativasArt. 12. At<strong>en</strong>der a las ing<strong>en</strong>tes necesidades de educación e instrucciónlaica que se hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir <strong>en</strong> nuestro medio y a este fin realizarlas sigui<strong>en</strong>tes reformas:1º. Establecer, con bonos federales, escuelas rudim<strong>en</strong>tarias <strong>en</strong>todos los lugares de la República donde no llegu<strong>en</strong> actualm<strong>en</strong>te losb<strong>en</strong>eficios de la instrucción, sin perjuicio de que los estados y los municipiossigan fom<strong>en</strong>tando las que de ellos dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>.284biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2844/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


2852º. Exigir que <strong>en</strong> los institutos de <strong>en</strong>señanza primaria se dediquemayor tiempo a la cultura física y a los trabajos manuales y deinstrucción práctica.3º. Fundar escuelas normales <strong>en</strong> cada estado, o regionales dondese necesit<strong>en</strong>.4º. Elevar la remuneración y consideración del profesorado.Art. <strong>13</strong>. Emancipar la Universidad Nacional.Art. 14. Dar la prefer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la instrucción superior, a la <strong>en</strong>señanzade las artes manuales y aplicaciones industriales de la ci<strong>en</strong>cia,sobre el estudio y fom<strong>en</strong>to de las profesiones llamadas liberales.Art. 15. Fom<strong>en</strong>tar la reforma que con urg<strong>en</strong>cia reclama el derechocomún, de acuerdo con las necesidades sociales y económicasdel país; modificar los códigos <strong>en</strong> ese s<strong>en</strong>tido y suprimir toda embarazosatramitación para hacer expedita y eficaz la administración dejusticia, a fin de evitar que <strong>en</strong> ella <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> apoyo los litigantesde mala fe.Art. 16. Establecer procedimi<strong>en</strong>tos especiales que permitan alos artesanos, obreros y empleados el rápido y eficaz cobro del valorde su trabajo.Art. 17. Evitar la creación de toda clase de monopolios, destruirlos ya exist<strong>en</strong>tes y revisar las leyes y concesiones que los protejan.Art. 18. Reformar la legislación sobre sociedades anónimas, paraimpedir los abusos de las juntas directivas y proteger los derechos delas minorías de accionistas.Art. 19. Reformar la legislación minera y petrolífera, conformea las sigui<strong>en</strong>tes bases:Favorecer las exploraciones mineras y petrolíferas; promover elestablecimi<strong>en</strong>to de bancos refaccionarios de la minería; impedir el acaparami<strong>en</strong>tode vastas zonas; conceder amplios y eficaces derechos alos descubridores de yacimi<strong>en</strong>tos metalíferos; otorgar al Estado unaparticipación proporcional de los productos brutos <strong>en</strong> las dos industriasm<strong>en</strong>cionadas; declarar caducas las concesiones relativas, <strong>en</strong> casode susp<strong>en</strong>sión o posible reducción de trabajo por más de cierto tiembiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2854/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


po sin causa justificada, lo mismo que <strong>en</strong> los casos de desperdicio dedichas riquezas o de infracción de las leyes que protejan la vida y lasalud de los trabajadores y habitantes comarcanos.Art. 20. Revisar las leyes, concesiones y tarifas ferrocarrileras,abolir las cuotas difer<strong>en</strong>ciales <strong>en</strong> materia de transportes, y garantizaral público <strong>en</strong> los casos de accid<strong>en</strong>tes ferroviarios.Art. 21. Declarar que son expropiables por causa de utilidadpública los terr<strong>en</strong>os necesarios para el paso de oleoductos, canales deirrigación y de toda clase de comunicaciones destinadas al serviciode la agricultura y de las industrias petroleras y mineras.Art. 22. Exigir a las compañías extranjeras que quieran hacernegocio <strong>en</strong> México, los sigui<strong>en</strong>tes requisitos:1º. Establecer <strong>en</strong> la República juntas directivas sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tecapacitadas para el reparto de divid<strong>en</strong>dos, r<strong>en</strong>dición de informes alos accionistas y exhibición de toda clase de libros y docum<strong>en</strong>tos.2º. Cumplir con el proyecto hasta hoy inobservado de sometersea la jurisdicción de los tribunales mexicanos, que serán los únicoscompet<strong>en</strong>tes para resolver sobre los litigios que se suscit<strong>en</strong> con motivode los intereses aquí radicados, y por lo mismo, sobre las demandasjudiciales que contra las compañías se pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong>.Art. 23. Revisar los impuestos aduanales, los del timbre y losdemás tributos federales, a efecto de establecer mejores bases para lacuotización; destruir las actuales franquicias y privilegios <strong>en</strong> favor delos grandes capitalistas y disminuir gradualm<strong>en</strong>te las tarifas protectoras,sin lesionar los intereses de la industria nacional.Art. 24. Librar de toda clase de contribuciones indirectas a losartículos de primera necesidad.Art. 25. Eximir de toda clase de impuestos a los artesanos y comerciantes<strong>en</strong> pequeño, así como a las fincas de un valor ínfimo.Art. 26. Suprimir el impuesto llamado personal o de capitacióny los demás similares.Art. 27. Abolir el sistema de igualas, tanto <strong>en</strong> la Federacióncomo <strong>en</strong> los estados.286biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2864/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


Art. 28. Establecer el impuesto progresivo sobre las her<strong>en</strong>cias,legados y donaciones.Art. 29. Gravar las operaciones de préstamo ya concertadas,t<strong>en</strong>gan o no garantía hipotecaria, con un impuesto que caiga exclusivam<strong>en</strong>tesobre sus acreedores, y que cubrirán éstos al recibir elimporte de su préstamo.Art. 30. Gravar con fuertes impuestos la v<strong>en</strong>ta de tabacos labradosy bebidas alcohólicas, establecerlos prohibitivos sobre éstoscuando su fabricación se haga con artículos de primera necesidad.Art. 31. Formar el catastro y la estadística fiscal <strong>en</strong> toda la República.Reformas políticasArt. 32. Realizar la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de los municipios procurandoa éstos una amplia libertad de acción que les permita at<strong>en</strong>der eficazm<strong>en</strong>tea los intereses comunales y los preserve de los ataques ysujeciones de los gobiernos federal y locales.Art. 33. Adoptar el parlam<strong>en</strong>tarismo como forma de gobierno<strong>en</strong> la República.Art. 34. Suprimir la vicepresid<strong>en</strong>cia de la República y las jefaturaspolíticas.Art. 35. Suprimir el S<strong>en</strong>ado, institución aristocrática y conservadorapor excel<strong>en</strong>cia.Art. 36. Reorganizar sobre nuevas bases al Poder Judicial para obt<strong>en</strong>erla indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, aptitud y responsabilidad de sus funcionariosy hacer efectivas también las responsabilidades <strong>en</strong> que incurran los demásfuncionarios públicos que falt<strong>en</strong> al cumplimi<strong>en</strong>to de sus deberes.Art. 37. Implantar el sistema del voto directo, tanto <strong>en</strong> las eleccionesfederales como <strong>en</strong> las locales, y reformar las leyes electoralesde la Federación y de los estados, a fin de evitar que se falsifique elvoto de los ciudadanos que no sab<strong>en</strong> leer ni escribir.287biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2874/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


Art. 38. Castigar a los <strong>en</strong>emigos de la causa revolucionaria pormedio de la confiscación de sus bi<strong>en</strong>es y con arreglo a procedimi<strong>en</strong>tosjusticieros.El proyecto original de este programa, que fue acaloradam<strong>en</strong>tediscutido, pero que sufrió pocas modificaciones, fue pres<strong>en</strong>tado antela Conv<strong>en</strong>ción suscrito por Federico Cervantes, Ezequiel Catalán,Alberto B. Piña, Heriberto Frías, S. Pazu<strong>en</strong>go y, con objeciones, porEnrique M. Zepeda, D. Martínez Valero, A. Díaz Soto y Gama yOtilio Montaño.En la obra Planes políticos, del Fondo de Cultura Económica(1954), a pesar de la acuciosa pres<strong>en</strong>tación de Planes Revolucionarios,hay un com<strong>en</strong>tario que revela completo desconocimi<strong>en</strong>to de lasmeritorias y arduas labores realizadas por los miembros de la SoberanaConv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria <strong>en</strong> su última etapa (villistazapatista), al as<strong>en</strong>tar:288Por eso sorpr<strong>en</strong>de que el programa, meticulosam<strong>en</strong>te redactado, comoel que aparece <strong>en</strong> fecha 18 de abril de 1916, —este mismo— se digaque fue producto de la reunión militar. Hay resist<strong>en</strong>cia para aceptar queuna asamblea tan ll<strong>en</strong>a de difer<strong>en</strong>cias, haya podido llegar a las atinadasconcepciones que aparec<strong>en</strong> <strong>en</strong> el aludido docum<strong>en</strong>to. Más bi<strong>en</strong> nosinclinamos a inferir que el programa de que se trata fue preparadopor algún grupo reducido que t<strong>en</strong>ía conocimi<strong>en</strong>to de los problemasmexicanos y que era poseedor de la disciplina intelectual que los llevóa sistematizar los distintos ofrecimi<strong>en</strong>tos que ahí se hicieron.Ya dijimos por quiénes fue pres<strong>en</strong>tado el Proyecto del Programay remitimos al com<strong>en</strong>tarista a mi libro: Francisco Villa y la Revolución(p. 479).La Conv<strong>en</strong>ción y sus fuerzas habían luchado <strong>en</strong> el Valle deMéxico, habían evacuado la capital, instalándose <strong>en</strong> Cuernavaca;habían vuelto a la capital, para evacuarla de nuevo, instalándose <strong>en</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2884/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


Toluca, y finalm<strong>en</strong>te, después de rudos combates, realizó una desastrosamarcha desde Toluca hasta Torreón, librando combates, <strong>en</strong> lamayoría de los cuales fue batida, pues carecía de municiones.En la haci<strong>en</strong>da de Gruñidora, del Estado de Zacatecas, tropasdel g<strong>en</strong>eral Treviño le infligieron una derrota <strong>en</strong> que Cervantes luchócuerpo a cuerpo con el jefe de la columna <strong>en</strong>emiga, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronelEncarnación Aguilar Frías. Aquello fue la dispersión y, después dep<strong>en</strong>osas jornadas, Cervantes pudo llegar a la frontera, pres<strong>en</strong>tándose<strong>en</strong> El Paso, Texas, ante su jefe y amigo el g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong> alverlo, estrechándolo cariñosam<strong>en</strong>te, le dijo estas palabras: “Me hasacado usted una de las dos espinas que t<strong>en</strong>ía clavadas <strong>en</strong> el corazón,pues yo sabía que primero Gonzalitos y después usted, habían muerto<strong>en</strong> la campaña”.—El g<strong>en</strong>eral José Herón González, el más honorable,pundonoroso y vali<strong>en</strong>te discípulo de Ángeles, siguió a Villa porun s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de amor propio y <strong>en</strong> el ataque a Hermosillo, Sonora,fue muerto combati<strong>en</strong>do a la cabeza de sus tropas de infantería; loacompañaba Alberto Ángeles, el muy intelig<strong>en</strong>te ing<strong>en</strong>iero hermanom<strong>en</strong>or del g<strong>en</strong>eral.Las palabras afectuosas del g<strong>en</strong>eral Ángeles tuvieron para míuna profunda significación porque, como ya lo he expresado, estemaestro era sumam<strong>en</strong>te parco <strong>en</strong> halagos, del mismo modo que noera hombre de expansiones que revelaran sus hondos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos.A Ángeles nunca lo vi emocionarse, m<strong>en</strong>os llorar, como tampocole vi arrebatos de cólera o de gran alegría; era un temperam<strong>en</strong>to indíg<strong>en</strong>ade sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te ponderación que ejercía perfecto dominiosobre lo afectivo; desvanecía, con imponderable voluntad, hasta lasmás terribles impresiones y procuraba someterlo todo al crisol de lareflexión y del raciocinio. El g<strong>en</strong>eral Ángeles, como un hombre deci<strong>en</strong>cia, era <strong>en</strong>amorado de la verdad y de la justicia; como un verdaderointelectual y raro poseedor de la ecuanimidad, parecía frío einconmovible.289biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2894/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


El g e n e r a l Jo s é He r ó n Go n z á l e z(el g e n e r a l Go n z a l i t o s)Qui<strong>en</strong>es conocimos (allá por el año de 1905) como alumno del ColegioMilitar a aquel jov<strong>en</strong>cito oriundo de Huauchinango, Puebla, lodistinguimos con el tratami<strong>en</strong>to cariñoso de “Gonzalitos” o de “Pepito”,por su estatura pequeña y su aspecto de niño siempre afabley sonri<strong>en</strong>te. Sin embargo y quizás por una reacción <strong>en</strong> contra de esetratami<strong>en</strong>to que podría parecerle impropio, dado su temperam<strong>en</strong>toviril, Gonzalitos se distinguió por su disciplina estricta y por su nuncadesm<strong>en</strong>tido cumplimi<strong>en</strong>to del deber. A pesar de su afable carácter,cuando fue asc<strong>en</strong>dido sucesivam<strong>en</strong>te a cabo y sarg<strong>en</strong>to de alumnos,se mostró <strong>en</strong>érgico y estricto <strong>en</strong> el mando. De este modo, qui<strong>en</strong>es loconocieron apr<strong>en</strong>dieron a estimar <strong>en</strong> él al militar caballeroso y ll<strong>en</strong>ode pundonor; incapaz de of<strong>en</strong>der a nadie, pero susceptible de todaslas <strong>en</strong>ergías cuando se trataba del servicio militar. En él se cumplióaquel adagio de que “lo cortés no quita lo vali<strong>en</strong>te”, como veremospor su actuación militar y revolucionaria.No puedo olvidar que <strong>en</strong> ocasión de una exhibición atlética delColegio Militar, <strong>en</strong> las postrimerías del gobierno del g<strong>en</strong>eral Díaz,dada la pequeñez y ligereza de Gonzalitos, se le comisionó para queformase la cúspide de una pirámide humana de cinco cuerpos que,como una muestra del adelanto gimnástico de los alumnos, fuepres<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> una exhibición que se realizó <strong>en</strong> el patio “Juan dela Barrera”, <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia del Presid<strong>en</strong>te de la República, y de altospersonajes. Gonzalitos escaló con habilidad y asombro de los espectadoresaquella pirámide humana y <strong>en</strong>contrándose <strong>en</strong> la cúspide deésta, elevó los brazos <strong>en</strong> señal de triunfo <strong>en</strong> medio de la expectacióny de los aplausos de la concurr<strong>en</strong>cia; pero <strong>en</strong> esta clase de maniobrasel desc<strong>en</strong>so es más peligroso que la subida; un ligero bamboleo de losde abajo hizo que los dos alumnos del p<strong>en</strong>último cuerpo oscilaranligeram<strong>en</strong>te, provocando el desequilibrio <strong>en</strong> la posición de Gonzalitos,qui<strong>en</strong> desamparado <strong>en</strong> situación tan inestable, no t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do de290biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2904/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


dónde asirse, se fue de espaldas y cayó pesadam<strong>en</strong>te sobre el suelo,formado de tablones; se golpeó la región cervical y quedó <strong>en</strong> estadocomatoso. Aquel incid<strong>en</strong>te conmovió a la concurr<strong>en</strong>cia y exaltó els<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to del g<strong>en</strong>eral Díaz, que se acercó presuroso a Gonzalitosy vio que lo condujeran a la <strong>en</strong>fermería. Después de largos díasde cama, Gonzalitos logró recuperarse de tan grave accid<strong>en</strong>te. Añosdespués que he p<strong>en</strong>sado con cariño <strong>en</strong> tan infortunado amigo, he t<strong>en</strong>ido,recordando aquel accid<strong>en</strong>te, algo así como el presagio funestode su vida: valiosa por los conocimi<strong>en</strong>tos adquiridos <strong>en</strong> la soberbiaescuela de Chapultepec; inmaculada por la moralidad y el estrictocumplimi<strong>en</strong>to del deber; brillante y fugaz, por el asc<strong>en</strong>so a la cúspidede la gloria militar y, después, trágicam<strong>en</strong>te cortada por caída vertiginosa,de cara al Sol.Veremos, <strong>en</strong> efecto, que el <strong>en</strong>tonces capitán técnico de artilleríaJosé Herón González, escaló rápida y merecidam<strong>en</strong>te la jerarquíamilitar hasta g<strong>en</strong>eral brigadier, por méritos <strong>en</strong> campaña; se batió vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<strong>en</strong> diversas acciones de guerra y pereció <strong>en</strong> el ataque aHermosillo.El capitán Gonzalitos marchó como ayudante del g<strong>en</strong>eral Ángelesa la campaña de Morelos, <strong>en</strong> 1912, y prestó inestimables serviciosa su jefe, haciéndose estimar merecidam<strong>en</strong>te; fue también de los pocosoficiales que tuvieron <strong>en</strong>ergía y convicción bastante para separarsedel gobierno inmoral de Victoriano Huerta, incorporándose ala Revolución <strong>en</strong> Sonora cuando ap<strong>en</strong>as dos o tres oficiales técnicossalidos de Chapultepec, nos habíamos agregado a dicha revolución.Gustavo Garm<strong>en</strong>dia, el brillante y valeroso hijo del Colegiode Chapultepec, que el primero, se unió a la Revolución, acababa deperecer cubriéndose de gloria militar al asaltar y tomar uno de losreductos que protegían a Culiacán, cuando marchaba a la conquistade la posición a la cabeza de sus tropas.Ahora Gonzalitos se pres<strong>en</strong>taba humildem<strong>en</strong>te, como era peculiarde su carácter, para incorporarse al maestro de la juv<strong>en</strong>tudmilitar sana, g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles. Nosotros lo recibimos con los291biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2914/1/<strong>08</strong> 10:30:01 <strong>AM</strong>


azos abiertos, porque sabíamos cuánto valía este intelig<strong>en</strong>te oficial,y el g<strong>en</strong>eral Ángeles lo distinguió desde luego con su más grandeafecto. No olvidaba el g<strong>en</strong>eral la actividad de Gonzalitos, qui<strong>en</strong> yahabía demostrado sus aptitudes y hasta realizó la proeza de hacer unajornada con unos cuantos soldados desde México hasta Cuernavaca,a través de una zona plagada de guerrillas <strong>en</strong>emigas (zapatistas).Para dar una idea de la humildad y del aspecto juv<strong>en</strong>il de Gonzalitos,cuya estatura era baja, su cuerpo delgado, su tez sonrosada ylampiña, diré que daba la impresión de ser un jov<strong>en</strong>cito a pesar deque <strong>en</strong>tonces t<strong>en</strong>dría como 26 años y referiré lo sigui<strong>en</strong>te: cuando elg<strong>en</strong>eral Ángeles pasó por Agua Prieta, Gonzalitos ost<strong>en</strong>taba el gradode coronel; vestía de paisano y paseando por cerca del mercado deaquella población, vio que unas señoritas de la bu<strong>en</strong>a sociedad localse aproximaban a él y lo invitaban a que las ayudase a cargar algunosbultos que para ellas resultaban demasiado pesados, dándole eltratami<strong>en</strong>to de muchachito y ofreciéndole una propina para luegoque llegas<strong>en</strong> a su casa. Gonzalitos no puso la m<strong>en</strong>or objeción y conpresteza cargó los paquetes que le <strong>en</strong>com<strong>en</strong>daban, llevándolos hastala casa de las señoritas, de qui<strong>en</strong>es rehusó con toda cortesía la remuneraciónque le ofrecían.¿Cuál no sería la sorpresa de esas señoritas, cuando al ofrecerse<strong>en</strong> su casa un agasajo al g<strong>en</strong>eral Ángeles, Gonzalitos llegó uniformado,si<strong>en</strong>do pres<strong>en</strong>tado a la familia con estas frases: “T<strong>en</strong>go el gustode pres<strong>en</strong>tarles al señor coronel González”. Las señoritas a que mev<strong>en</strong>go refiri<strong>en</strong>do no salían de su asombro y p<strong>en</strong>a, deshaciéndose <strong>en</strong>disculpas y com<strong>en</strong>tando, con alabanza, la modestia extraordinaria deaquel jov<strong>en</strong> militar.Cuando José Herón González se pres<strong>en</strong>tó a la Revolución, ost<strong>en</strong>tabael grado de capitán y pocos meses después fue asc<strong>en</strong>dido porel Primer Jefe a mayor; con el g<strong>en</strong>eral Ángeles marchó a incorporarsea las fuerzas de la División del Norte. Cuando Villa conoció a Gonzalitos,no hizo ningún aprecio de él porque éste era retraído y noacostumbraba pres<strong>en</strong>tarse a sus jefes más que cuando lo reclamaba el292biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2924/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


servicio militar, <strong>en</strong> el cual, como ya he dicho, era estricto y cumplidofuera de toda ponderación. Pero Villa era un intuitivo y bi<strong>en</strong> pronto,al notar los efici<strong>en</strong>tes servicios de ese jov<strong>en</strong> oficial que se distinguió<strong>en</strong> la t<strong>en</strong>az batalla de Torreón, y que a pesar de la confianza y cariñode Ángeles, nunca hacía mérito de sus hazañas y sólo se pres<strong>en</strong>tabapara recibir órd<strong>en</strong>es o dar parte de haberlas cumplido, empezó aobservarlo y <strong>en</strong> unos cuantos días pasó de la indifer<strong>en</strong>cia a la másgrande estimación.Después de la batalla de Torreón y contrariando las reglas escalafonarias,Villa citó a las tropas a una formación <strong>en</strong> la Plaza de Armasy ante la sorpresa de jefes y oficiales, <strong>en</strong>tresacando tropas hastacompletar el efectivo de un regimi<strong>en</strong>to, ar<strong>en</strong>gó a esas tropas a la maneraque él acostumbraba hacerlo, y pres<strong>en</strong>tando a Gonzalitos comoun ejemplo, les dijo que por sus méritos militares le concedía desdeluego el grado de coronel y la jefatura de aquellas fuerzas.El coronel González no se <strong>en</strong>vaneció con tamaña distinción,sino que, con una honradez peculiar de las almas grandes, se sintióobligado <strong>en</strong> su pundonor y siguió cumpli<strong>en</strong>do como el mejor, distinguiéndose<strong>en</strong> las diversas acciones de guerra y haci<strong>en</strong>do resaltarla extraordinaria disciplina de las tropas confiadas a su mando. Yo levi batirse d<strong>en</strong>odadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la batalla de Zacatecas, y continuar alfr<strong>en</strong>te de sus tropas a pesar de haberse luxado un pie; y supe todavíade otras hazañas guerreras: sus tropas eran apoyo infalible de las maniobrastécnicas estratégicas de la brigada Ángeles, y por su ejemplo,constituían estímulo.Después de que el g<strong>en</strong>eral Ángeles organizó la artillería de laDivisión del Norte, que hizo s<strong>en</strong>tir su empuje victorioso <strong>en</strong> la batallade Zacatecas, el g<strong>en</strong>eral Villa quiso que organizara la infantería. FueGonzalitos el instructor y organizador de los primeros batallones ya su espíritu disciplinario se debió la formación de batallones quedesfilaron <strong>en</strong> México el 6 de diciembre de 1914, cuando la Divisióndel Norte se pres<strong>en</strong>tó, revelando con su formación y maniobras, queeran excel<strong>en</strong>tes tropas de línea.293biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2934/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


Las tropas de Gonzalitos tomaron parte <strong>en</strong> la batalla de RamosArizpe, <strong>en</strong> la que Ángeles derrotó a tres g<strong>en</strong>erales adversarios.Gonzalitos fue asc<strong>en</strong>dido a g<strong>en</strong>eral por méritos <strong>en</strong> campaña. En labatalla de Celaya, la infantería, al mando del g<strong>en</strong>eral González, sostuvovali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te el mayor peso del ataque <strong>en</strong>emigo, si<strong>en</strong>do casianiquilada.Después de la derrota de León y de la retirada hasta Chihuahua,cuando todos se alejaban de Villa, porque se iniciaba la dispersión,Gonzalitos, a qui<strong>en</strong> Villa mismo le había gastado inconsecu<strong>en</strong>ciaspor la derrota de Celaya, sin compr<strong>en</strong>der el heroísmo de sus tropas,se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> Chihuahua a despedirse de Villa, y <strong>en</strong>tonces éste, <strong>en</strong>tono cariñoso y doli<strong>en</strong>te, le dijo estas palabras: “Está bu<strong>en</strong>o, Gonzalitos;usted también, a qui<strong>en</strong> tanto cariño le he t<strong>en</strong>ido, me abandonacomo los demás”. Gonzalitos se sintió <strong>en</strong>ardecido <strong>en</strong> su dignidad,y le contestó que si todavía era estimado, lo seguiría hasta dondefuera.Las tropas de infantería del g<strong>en</strong>eral José Herón González fueroncon Villa hasta Sonora y tomaron parte <strong>en</strong> la desastrosa batalla deHermosillo.En esta acción de armas, pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do hacer que la retirada desus tropas fuese ord<strong>en</strong>ada, aquel militar, cuya vida fue de una granhumildad, de gran pundonor y de cumplida compet<strong>en</strong>cia como militartécnico, fue atravesado por una bala <strong>en</strong>emiga que le produjo lamuerte pocas horas después.Al dedicar estas líneas al recuerdo de un jov<strong>en</strong> militar a qui<strong>en</strong>le tuve afecto fraternal y ante cuyas pr<strong>en</strong>das militares me descubro, lerindo hom<strong>en</strong>aje a una virtud superior. Pocos habrá que recuerd<strong>en</strong> aese jov<strong>en</strong> revolucionario cuyo gran valor intrínseco y el brillo de suactuación quedaban ocultos por una característica humildad.Pero si alguno de los hijos de Chapultepec, discípulos de Ángeles,merece frases elogiosas y hom<strong>en</strong>aje sincero, nadie podrá negarque el g<strong>en</strong>eral José Herón González, “Gonzalitos”, fue el prototipodel militar pundonoroso que más los justifica.294biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2944/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


Lo s exiliadosLos pocos discípulos de Ángeles que nos habíamos acercado a él<strong>en</strong> el exilio, Gustavo Bazán, Eug<strong>en</strong>io Aguilar y sus hermanos, ManuelCabrera, Eduardo Ángeles, algunos otros ex oficiales y yo,nos <strong>en</strong>contrábamos <strong>en</strong> un destierro que se hacía más amargo porla hostilidad del medio. Los carrancistas nos tildaban de villistas yzapatistas para malquistarnos con los norteamericanos y éstos, qu<strong>en</strong>o hacían gran aprecio de las cuestiones políticas, sí exacerbabansu prejuicio racial que para los pobres, es feroz <strong>en</strong> la frontera. Losmexicanos eran allá considerados como de una raza inferior y tratadoscon desconsideración y hasta con desprecio. Encontrar trabajoera algo casi imposible. Int<strong>en</strong>té servir como profesor de español <strong>en</strong>alguna de las escuelas (High School) de El Paso, o San Antonio,Texas, y aunque me cerciorase de que los profesores de español, deesas escuelas, no hablaban español, no logré obt<strong>en</strong>er una cátedra, nicomo ayudante, porque no era ciudadano americano. En nuestrodesamparo, preferimos ganarnos la vida manejando automóviles, <strong>en</strong>un sistema llamado Jitney, de circuito cerrado, por cuya carrera secobraban cinco céntimos americanos. Y así, con rudo trabajo, nosganábamos el sust<strong>en</strong>to. El trabajo humilde no nos humillaba, peroel maltrato de los norteamericanos, nos amargaba la exist<strong>en</strong>cia. Pornuestro espíritu rebelde, <strong>en</strong> def<strong>en</strong>sa de legítimos derechos, más deuna vez tuvimos grandes disgustos con autoridades y con ciudadanostexanos.Entre los desterrados del régim<strong>en</strong> v<strong>en</strong>cido, había algunos hombrespromin<strong>en</strong>tes, y hasta g<strong>en</strong>erales huertistas, qui<strong>en</strong>es, no sabi<strong>en</strong>dotrabajar, pasaban miserias y humillaciones.Un exiliado distinguido, el lic<strong>en</strong>ciado Miguel Bolaños Cacho,ex gobernador de Oaxaca, publicó, por aquel <strong>en</strong>tonces, un artículo<strong>en</strong> que recom<strong>en</strong>daba la sumisión al gobierno de Carranza; <strong>en</strong> largacarta abierta, publiqué mi refutación, que a continuación inserto,para que se vea cuál era nuestra ideología.295biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2954/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


A los expatriados mexicanos:El ilustre señor lic<strong>en</strong>ciado don Miguel Bolaños Cacho, distinguidopoeta, ex magistrado, ex S<strong>en</strong>ador y ex gobernador constitucional deOaxaca, su estado natal, ha publicado un interesante artículo dedicadoa los expatriados mexicanos, aconsejando la sumisión al gobiernoactual de México, patrocinando la idea <strong>en</strong> ocasión de la integración“de la Jefatura del Poder Ejecutivo de México y de la instalación deun congreso nacional d<strong>en</strong>tro de las circunstancias y del medio ambi<strong>en</strong>tedel país”.Considera el señor lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cacho que es indisp<strong>en</strong>sableque algui<strong>en</strong> tome esa iniciativa, dada la anarquía moral quereina <strong>en</strong>tre los expatriados, y, “sin eufemismos ni vacilaciones, señalelos nuevos derroteros que se abr<strong>en</strong> a nuestra m<strong>en</strong>talidad de hombresconsci<strong>en</strong>tes y a nuestros g<strong>en</strong>erosos anhelos de mexicanos”.Nosotros vamos a com<strong>en</strong>tar el m<strong>en</strong>cionado artículo para señalarnuestras opiniones difer<strong>en</strong>tes; bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido que el criterio quea uno y a otro informa, dimana de doctrinas opuestas, ya que nopued<strong>en</strong> ser comunes los principios de aquellos que, como lo confiesael lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cacho, no han militado <strong>en</strong> las filas revolucionarias,aunque acept<strong>en</strong> de bu<strong>en</strong>a voluntad sus postulados y <strong>en</strong> unabu<strong>en</strong>a parte sus reivindicaciones, y los de qui<strong>en</strong>es estamos id<strong>en</strong>tificadoscon la causa revolucionaria.El señor lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cacho afirma, al hacer historia,como recordación de anteced<strong>en</strong>tes, que aunque el gobierno delseñor Madero satisfacía <strong>en</strong> principio las aspiraciones desbordantesdel mom<strong>en</strong>to histórico, <strong>en</strong>contrando, por ello, <strong>en</strong> su génesis la másinusitada popularidad, cayó ante la opinión consci<strong>en</strong>te a los pocosmeses de su inauguración, porque “nació muerto”, debido a su impaci<strong>en</strong>teradicalismo teórico inicial y sus excesivas complac<strong>en</strong>cias habituales.Afirmación que no podemos aceptar porque nos parece pocoverosímil que un gobierno nacido, como ninguno otro, del sufragioefectivo del pueblo o que, como el mismo señor articulista lo asi<strong>en</strong>ta:296biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2964/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


tuvo <strong>en</strong> su génesis la más inusitada popularidad, haya podido “nacermuerto”, por efecto del radicalismo inicial, patrimonio inevitable detodo partido político triunfante que empieza a gobernar, y de unacomplac<strong>en</strong>cia posterior que, como lo señala la historia, ha sido prácticausual de los gobernantes de sabia política.Que si g<strong>en</strong>erosa fue la complac<strong>en</strong>cia del señor Madero <strong>en</strong> el pactode Ciudad Juárez, cuando la Revolución se erguía arrolladora yam<strong>en</strong>azante, sabia y política fue su complac<strong>en</strong>cia para con los v<strong>en</strong>cidoscuando, elevado a la Primera Magistratura del país, p<strong>en</strong>só utilizara los hombres de valía que, no por pert<strong>en</strong>ecer a otros partidos, dejabande ser masa importante de las fuerzas vivas de la nacionalidad.El g<strong>en</strong>eral Díaz tuvo m<strong>en</strong>os popularidad cuando llegó a la Presid<strong>en</strong>cia,no como Madero, por el sufragio del pueblo, pero <strong>en</strong> losprimeros años de su gobierno respetó las formas legales y aprovechóa sus <strong>en</strong>emigos políticos para servirle a la nación; ésa fue, <strong>en</strong>tre otras,la causa de su bu<strong>en</strong> éxito.Seguram<strong>en</strong>te que si los elem<strong>en</strong>tos consci<strong>en</strong>tes del partido reaccionariohubieran previsto con más sabiduría y m<strong>en</strong>os perversidad,habrían compr<strong>en</strong>dido que la oposición y las intrigas que hicieron algobierno legítimo, eran más graves por sus consecu<strong>en</strong>cias para losintereses de su propio partido y, sobre todo, para los intereses nacionales,que la adhesión cívica que, <strong>en</strong>tonces sí, urgía, con mandatoimperioso, la salud pública y la decisión del pueblo soberano. Porqu<strong>en</strong>adie pone <strong>en</strong> tela de juicio la legalidad de las elecciones del primermandatario, ni nadie más que unos cuantos huertistas, imp<strong>en</strong>it<strong>en</strong>teso desahuciados, oculta que, como lo asi<strong>en</strong>ta el escritor a qui<strong>en</strong> refutamos,el cuartelazo que derribó a Madero[...] no pudo <strong>en</strong>trañar, como no <strong>en</strong>trañó, la solución adecuada y legítima;porque <strong>en</strong> todo caso, la terminación pacífica del periodo delseñor Madero, habría sido mucho m<strong>en</strong>os dañosa a la nación, aun <strong>en</strong>el supuesto de que ese gobierno no hubiera podido <strong>en</strong>carrilarse bi<strong>en</strong>,que su viol<strong>en</strong>to aniquilami<strong>en</strong>to...297biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2974/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


Afirmamos pues, nosotros, que la caída del gobierno del señorMadero no fue debida ni a radicalismo ni a complac<strong>en</strong>cia, sino a lalabor de intriga y de oposición sistemática de una parte consci<strong>en</strong>te,pero insana, del partido reaccionario; a la traición de una parte delejército, hecho vergonzoso que, por desgracia, es repetición de otrosque registra nuestra historia desde que se inició la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia(por eso hemos def<strong>en</strong>dido la idea del servicio militar obligatorio), yal asesinato político.Siempre nos ha sorpr<strong>en</strong>dido por su poca sindéresis, la explicaciónque hasta algunos correligionarios parec<strong>en</strong> aceptar, de la caídadel señor Madero, pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do que se debió a su bondad y mansedumbre.En verdad que éstas no eran como las del Nazar<strong>en</strong>o, quepusiera una mejilla cuando había sido abofeteado <strong>en</strong> la otra, sinoque consistía <strong>en</strong> un afán, inapreciable como virtud suprema, de respetarla ley y de practicar la democracia. La elección del señor lic<strong>en</strong>ciadoBolaños Cacho, como gobernador de Oaxaca, es prueba de talaserto, pues no si<strong>en</strong>do él “candidato oficial”, se respetó, sin embargo,el sufragio del pueblo.Y nunca podremos aceptar, por contraria a la moral y al s<strong>en</strong>tidode la lógica, la idea de que la virtud pueda ser funesta para el gobernante,aun <strong>en</strong> pueblos poco civilizados como el nuestro.El hecho es que, por ofuscación o por dolo, muchos pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong>explicar los acontecimi<strong>en</strong>tos del “cuartelazo”, atribuyéndoles porcausa las virtudes exaltadas o las debilidades de la víctima, mejor queatribuirlo, como es lógico, a los anteced<strong>en</strong>tes, a la inmoralidad y a lasmaniobras siniestras de los victimarios. Madero no habría muerto,dic<strong>en</strong>, si hubiera fusilado a Félix Díaz y a todos los otros; es decir,Madero no habría muerto si <strong>en</strong> vez de ser magnánimo y respetuosode la ley, hubiera sido pequeño, déspota y sanguinario. Y, triste esdecirlo, con este juicio profundam<strong>en</strong>te erróneo, pero g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>teaceptado; con ese criterio amoral expresado por boca del mismo señorCarranza, se ha pret<strong>en</strong>dido gobernar al país durante el régim<strong>en</strong>de facto, y se pi<strong>en</strong>sa aún gobernarlo, dando, así, indicio inequívoco298biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 2984/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


299de la tiranía que, a despecho de todos los principios revolucionarios,sigue am<strong>en</strong>azando a la nación.En el informe pres<strong>en</strong>tado el 15 de abril por el señor Carranza,declaró que si don Francisco I. Madero hubiera castigado con severidada sus <strong>en</strong>emigos, la reacción no lo habría derrocado. Y con anterioridad,<strong>en</strong> el memorándum pres<strong>en</strong>tado por el lic<strong>en</strong>ciado CharlesDouglas, cuando se solicitaba el reconocimi<strong>en</strong>to al gobierno de losEstados Unidos, Carranza afirmó que: “Si Madero hubiera seguidoeste camino (el que él ha seguido), hoy (<strong>en</strong>tonces) habría paz <strong>en</strong>México”.Así es como el precepto de la mano de hierro, el falso principiode primero la fuerza que el derecho, aberración del poder omnímodo,fue revelando que <strong>en</strong> el apóstol constitucionalista del Plan de Guadalupe,se ocultaba el desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la estirpe de Maxtla, de SantaAnna y de Victoriano Huerta.Pero, volvi<strong>en</strong>do a nuestro tema, preguntamos nosotros: ¿Quégobierno, por fuerte que parezca, puede sost<strong>en</strong>erse cuando el ejército,la institución militar <strong>en</strong> cuyo honor y lealtad descansa, lo traiciona?Ninguno seguram<strong>en</strong>te, ni el más popular de ellos.La intriga de la clase directora, la traición del ejército y el asesinatopolítico, tres hechos que dan idea del nivel moral de ciertoshombres y que, con exclusión del pueblo, se singularizaron <strong>en</strong> ungrupo de politicastros, <strong>en</strong> una parte del ejército, la más corrompida,y <strong>en</strong> un puñado de sicarios, son fuerza destructora de cualquiergobierno, cuando sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a la opinión pública, pero no pued<strong>en</strong>estar justificados por el radicalismo o por la mansedumbre, ni aunpor la ineptitud de un gobernante. De manera que, tras los acontecimi<strong>en</strong>tosde febrero de 19<strong>13</strong>, no si<strong>en</strong>do popular el huertismo,la opinión revolucionaria, que era prepot<strong>en</strong>te, por ser la verdaderaopinión pública, pletórica de legitimidad, exaltada por la idea v<strong>en</strong>gadora,t<strong>en</strong>ía que triunfar indefectiblem<strong>en</strong>te.Y con razón debieron, desde <strong>en</strong>tonces, no de ahora, los hombresde honradez y valor sufici<strong>en</strong>tes, como el señor lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>2994/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


cho, “r<strong>en</strong>dirse a la evid<strong>en</strong>cia reconoci<strong>en</strong>do categóricam<strong>en</strong>te la realidady la legitimidad de la Revolución”.De manera que hasta aquí, <strong>en</strong> lo que se refiere a esta conclusión,y aunque por consideraciones y con criterio diverso, estamos contestescon el escritor citado.Pero de ahí a reconocer, como erróneam<strong>en</strong>te lo hace el m<strong>en</strong>cionadojurisconsulto, que la Revolución ha triunfado porque ha triunfadoel carrancismo y que, por tanto, los expatriados deb<strong>en</strong> someterse odimitir con lealtad y patriótica int<strong>en</strong>ción, media una gran difer<strong>en</strong>ciacomo vamos a verlo.Para nosotros el triunfo de la Revolución estriba <strong>en</strong> la implantaciónde la mayoría de los principios revolucionarios. Para nosotros, eltriunfo <strong>en</strong> los campos de batalla y <strong>en</strong> el dominio de la política mexicanaa que se refiere el señor lic<strong>en</strong>ciado Bolados Cacho, obt<strong>en</strong>ido contrael ejército que sirvió a Victoriano Huerta y contra la reacción (si quetambién contra la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia legalista después), no bastan para declararque la Revolución ha triunfado verdaderam<strong>en</strong>te; porque estetriunfo de la fuerza que se cita, para ser legítimo, necesita la sancióndel derecho y el ejercicio del precepto democrático.Ahora bi<strong>en</strong>, desde que se <strong>en</strong>trevió el triunfo de las armas revolucionarias,se inició la ambición a la gobernación del país, por unacasta revolucionaria personalista, que, gradualm<strong>en</strong>te, fue quebrantandotodos los principios.Sintetizando, diremos que, primero, se provocó la división<strong>en</strong>tre los mismos elem<strong>en</strong>tos revolucionarios por actos dictatorialescontrarios a la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia democrática; después se burló el pacto deGuadalupe que prev<strong>en</strong>ía que el Primer Jefe asumiría la Presid<strong>en</strong>ciaprovisional; más tarde se desconoció la autoridad de la Conv<strong>en</strong>ción,de la que, por razón y derecho, se había reconocido expresam<strong>en</strong>te lasuperioridad al pres<strong>en</strong>tar ante ella su r<strong>en</strong>uncia la Primera Jefatura y alconsultarle, para que las resolviera, las cuestiones importantes, talescomo las gestiones de la desocupación de Veracruz por las tropasamericanas.300biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3004/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


La rebeldía a la Conv<strong>en</strong>ción, originada porque, usando de perfectoderecho, la repres<strong>en</strong>tación revolucionaria retiraba de Carranzala Primera Jefatura, singularizó la postulación franca del personalismoy trajo, tras el triunfo de las armas, completado con auxilio delreconocimi<strong>en</strong>to extranjero, una era de gobierno llamado de facto,durante el cual, bajo la bandera constitucionalista, se han hollado todaslas garantías individuales y se desarrollaron persecuciones nuncavistas, arrebatando la propiedad y privando de la vida a innumerablesmexicanos. ¡A esos desgraciados se les aplicaba como arbitrio, aveces la incautación o la terrible ley decretada por Juárez el año de1862 y aplicable a los traidores a la Patria!Carranza clausuró la Casa del Obrero Mundial, sofocó a sangrey fuego las huelgas de los sindicatos obreros (1916) y disolvió lasorganizaciones proletarias.Al final de este nefasto periodo preconstitucional, había g<strong>en</strong>eralesque resultaban señores de horca y cuchillo y que, sin ley ni fr<strong>en</strong>o,tiranizaban y se <strong>en</strong>riquecían con pasmoso cinismo. 20 Y se vio tambiénun congreso llamado constituy<strong>en</strong>te, nacido del s<strong>en</strong>o del constitucionalismoe impuesto por el Primer Jefe, que daba <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dro a unanueva constitución nacional. La sagrada Constitución de 1857, porcuyo respeto, ¡oh, ironía!, se levantaron <strong>en</strong> armas, era de ese modorespetada. Y más todavía: para confirmar la más sangri<strong>en</strong>ta de lasburlas a las instituciones de la República, para escarnecer los principiosdel sufragio efectivo y de la no reelección, que como instituciónnacional, por ley y por causa había sost<strong>en</strong>ido el pueblo mexicano,se convocó a elecciones <strong>en</strong> las que no podrían ser votados otros ciudadanosque los amigos de la causa, esto es, de la casta; la presión20En los días memorables de la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria <strong>en</strong>México, afirmé que muchos hombres habían acudido a la Revolución, no por principios,sino para poder escalar altos puestos, a pesar de su incultura, y <strong>en</strong>riquecerse<strong>en</strong> ellos. “Humildes revolucionarios de hoy, serán los burgueses de mañana”, dije.¿No basta ahora pasar lista de los <strong>en</strong>riquecidos, para confirmar la verdad de aquellapredicción?...301biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3014/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


militarista circunscribió, además de la convocatoria exclusivista, elsufragio, y el Primer Jefe continuó <strong>en</strong> el poder como resultado de unport<strong>en</strong>toso escrutinio que dio al señor Carranza la unanimidad delos votos. ¡Era el único candidato!¡Desgraciada república aquella que no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra más que a unsolo hombre, como al único capaz de regir sus destinos! ¡Democracia,democracia, cuántos at<strong>en</strong>tados se comet<strong>en</strong> <strong>en</strong> tu nombre!Cuando <strong>en</strong> el año de 1876 el g<strong>en</strong>eral Díaz asumió el poder <strong>en</strong>forma análoga a como lo ha hecho el señor Carranza, 41 años después,su administración se distinguió, sin embargo, por el respetoa las formas legales y por una exquisita moralidad <strong>en</strong> el manejo decaudales; no obstante que Díaz t<strong>en</strong>ía conquistados <strong>en</strong> los camposde batalla fama y prestigio <strong>en</strong>vidiables, sus partidarios no tuvieron,ni aun <strong>en</strong> el primer periodo presid<strong>en</strong>cial, el descaro de declarar que,por tratarse de un superhombre, se hacía excepción del principio d<strong>en</strong>o reelección.La fórmula de los hombres únicos, que ha sido la palabra mágicade las peores tiranías y a cuyo conjuro subieron al poder: don Agustínde Iturbide, don Antonio López de Santa Anna... sirvió de nuevopara exaltar a la presid<strong>en</strong>cia a don V<strong>en</strong>ustiano Carranza.Para ese gobierno, así constituido, aconseja el señor lic<strong>en</strong>ciadoBolaños Cacho, la sumisión; y es esa clase de gobierno la que dichoseñor lic<strong>en</strong>ciado espera que se perpetúe <strong>en</strong> su patria, pues toda luchacontra él le parece “irrealizable e incompatible con las resist<strong>en</strong>ciasfísicas y morales de la nación, y por tanto, antipatriótica”.Pues bi<strong>en</strong>, nosotros respetamos esa opinión, pero no podemosaceptar semejante consejo, sólo compatible con las doctrinas dequi<strong>en</strong>es toman como bu<strong>en</strong>as las dictaduras, pero que no se compadececon el credo de qui<strong>en</strong>es “aceptan de bu<strong>en</strong>a voluntad substancialm<strong>en</strong>telos postulados y bu<strong>en</strong>a parte de las reivindicaciones de laRevolución”.No porque haya un gobierno constituido, existe para nosotros,ni para nadie que lo reflexione, un gobierno constitucional y, por302biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3024/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


consigui<strong>en</strong>te, legítimo. Y si la legitimidad del gobierno obliga a todociudadano a la sumisión y al respeto, como deberes cívicos, la exist<strong>en</strong>ciade un gobierno constituido, pero no constitucional, sólo implicauna actitud discrecional. Y aquí surge naturalm<strong>en</strong>te una dudarespecto a los postulados cívicos del señor lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cacho,uno de cuyos párrafos dice así:Esa sumisión (al gobierno actual) que constituirá la más alta y elocu<strong>en</strong>temuestra de civismo... significará un nobilísimo sacrificio <strong>en</strong>aras de superiores intereses; sacrificio que, para ser fecundo y comp<strong>en</strong>sarmoralm<strong>en</strong>te la magnitud de nuestro altruismo, ha de ser profundam<strong>en</strong>tesincero, etc.303Nosotros <strong>en</strong>t<strong>en</strong>demos que el civismo es el celo patriótico delciudadano y que, para ser fecundo, altruista y sincero, necesita adunarsecon la virtud política. Ésta consiste, como la define Montesquieu,<strong>en</strong> el amor de la igualdad ¿Cómo, pues, va a ser noble sacrificioel de la sumisión a la dictadura, cuando ésta es el ejercicio despóticodel poder, arbitrariedad <strong>en</strong> principio y desigualdad <strong>en</strong> es<strong>en</strong>cia?De seguro que el señor lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cacho ha equivocadola expresión de su altruismo cívico, como lo confirma el hecho deque estime que los servicios por él prestados <strong>en</strong> la cosa pública durantelargos años, le dan derecho de dar por cumplidos <strong>en</strong> este punto (el de suparticipación <strong>en</strong> la política) sus deberes cívicos.Ese derecho, o por mejor decir, esa ex<strong>en</strong>ción, sólo es aplicablea hombres decrépitos, pues considerada <strong>en</strong> hombres que gozan detodas sus facultades, solam<strong>en</strong>te podría atribuirse al egoísmo o a laneglig<strong>en</strong>cia, ante la obligación <strong>en</strong> que está todo ciudadano de interesarsecon devoción <strong>en</strong> los destinos de su patria, cualesquiera que seanlos servicios prestados.Pero el señor lic<strong>en</strong>ciado Bolaños Cacho, según propia declaración:“ti<strong>en</strong>e la honradez y el valor civil sufici<strong>en</strong>tes para r<strong>en</strong>dirse a laevid<strong>en</strong>cia (a la obedi<strong>en</strong>cia diríamos nosotros) reconoci<strong>en</strong>do categóbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3034/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


icam<strong>en</strong>te la realidad y la legitimidad del triunfo de la Revolución”.Creemos de bu<strong>en</strong>a fe, dada la elevada cultura del señor lic<strong>en</strong>ciadoBolaños Cacho, que él se rinde deliberadam<strong>en</strong>te, pero por razonesque no nos incumb<strong>en</strong>, a la imposición de la casta imperante. Y así secompr<strong>en</strong>de al leer este párrafo que expresa esperanza o quizás, segúnse nos ocurre a nosotros, amarga duda:304De esperarse es que, al suprimirse los procedimi<strong>en</strong>tos extraordinariosy anormales de la era revolucionaria, el nuevo gobierno, a la par que serobustezca y consolide, vaya poni<strong>en</strong>do <strong>en</strong> práctica medidas adecuadasdel ord<strong>en</strong> constitucional y civil que la evolución misma de su régim<strong>en</strong>y el mejorami<strong>en</strong>to de éste habrá de requerir para la viabilidad efectivade la función gubernam<strong>en</strong>tal, d<strong>en</strong>tro del respeto al derecho aj<strong>en</strong>o;medidas que implicarán, sin duda, la abolición o la modificación delas disposiciones y de los actos inconciliables con la respetabilidaddel poder público, y con el ejercicio de la libertad individual, bi<strong>en</strong><strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida,Para nosotros que creemos, de toda bu<strong>en</strong>a fe, estar id<strong>en</strong>tificadoscon la idea revolucionaria; para nosotros que hemos militado <strong>en</strong> lasfilas revolucionarias; para nosotros los que aceptamos con todo valorcivil y con <strong>en</strong>tereza, parte de la trem<strong>en</strong>da responsabilidad de laRevolución, el aspecto legítimo del gobierno y la sumisión leal a losgobernantes sólo puede derivar, <strong>en</strong> síntesis, de las sigui<strong>en</strong>tes consideracionesde principio:Las revoluciones, como todos los actos de viol<strong>en</strong>cia colectiva,ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una explicación, pero necesitan, para justificarse, no sólo obedecera una causa bu<strong>en</strong>a, sino t<strong>en</strong>er un resultado b<strong>en</strong>éfico para lacolectividad.La Revolución Mexicana se inició <strong>en</strong> 1910 para redimir al pueblo<strong>en</strong> sus aspiraciones de libertad; y se continuó <strong>en</strong> 19<strong>13</strong>, con labandera de la Constitución. Respondió, pues, a una causa bu<strong>en</strong>a; erala causa de la democracia. Por eso v<strong>en</strong>ció a qui<strong>en</strong>es se opusieron abiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3044/1/<strong>08</strong> 10:30:02 <strong>AM</strong>


ella. Pero el principio de la democracia es la virtud y <strong>en</strong>tre los hombresllamados revolucionarios no predominaba aquella cualidad porquesuele suceder que los m<strong>en</strong>os son los hombres de principios, y losmás son los hombres ambiciosos. Tuvo, pues, que r<strong>en</strong>ovarse la luchay, <strong>en</strong> un periodo que aún dura, la fuerza del personalismo se impusosobre la idea superior. Pero ¿habrá desaparecido ésta? No, seguram<strong>en</strong>te,porque si la lucha que ha conmovido a la República duranteseis años tuvo por propósito la desaparición del régim<strong>en</strong> dictatorial,la opinión nacional, que es el anhelo de la mayoría, el pueblo, quees el soberano, no puede quedar satisfecho con una nueva dictadura.Nuevam<strong>en</strong>te, la causa de la democracia t<strong>en</strong>drá que v<strong>en</strong>cer, <strong>en</strong> México,a qui<strong>en</strong>es se opon<strong>en</strong> a ella.Cuando la gobernación del país esté <strong>en</strong> manos de los elegidosdel pueblo y los mandatarios de la nación sean sus servidores y no susamos; cuando se respete la ley, <strong>en</strong>tonces un deber imperioso, el de lapropia conci<strong>en</strong>cia, impulsará a todo ciudadano honrado a la sumisión,a la obedi<strong>en</strong>cia y al respeto. Cuando se hayan conquistado lasconci<strong>en</strong>cias, que son invulnerables por la fuerza, <strong>en</strong>tonces se habrátriunfado. ¡Y ése será el triunfo definitivo!Y si ese triunfo no llegare, cuando la edad, la miseria, el ostracismoy la impot<strong>en</strong>cia nos hicier<strong>en</strong> perder tan caras ilusiones, cuandoreconociéramos que la Revolución había fracasado, volveríamos¡pero calladam<strong>en</strong>te!, a la patria irred<strong>en</strong>ta, 21 si no amparados por elmanto de la ley, cuando m<strong>en</strong>os <strong>en</strong>vueltos <strong>en</strong> la ser<strong>en</strong>a protesta d<strong>en</strong>uestro sil<strong>en</strong>cio, tristes quizás por nuestra debilidad, pero no avergonzadosde nuestra derrota, ni m<strong>en</strong>os aún, ¡eso nunca!, arrep<strong>en</strong>tidoso retractados de nuestras convicciones.—F. Cervantes.21El autor sufrió las amarguras del destierro por más de cinco años, y novolvió al país sino hasta que desapareció el régim<strong>en</strong> de Carranza (<strong>en</strong> 1921). Enlos regím<strong>en</strong>es subsigui<strong>en</strong>tes, también sufrió discriminación y graves persecuciones.Perdida su carrera militar, se dedicó con <strong>en</strong>tusiasmo al magisterio, y fue asc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>dohasta jefe de departam<strong>en</strong>to y miembro del Consejo Universitario. Hasta 20 añosdespués le fue reconocida su categoría de g<strong>en</strong>eral e ing<strong>en</strong>iero <strong>en</strong> el Ejército Nacional.También fue, antes, reconocido como veterano de la Revolución.biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3054/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3064/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XIVVi g o r o s o a rt í c u l o d e ÁngelesEl g<strong>en</strong>eral Ángeles, a su vez, <strong>en</strong> el vigoroso artículo que sigue,contestó a los <strong>en</strong>conados ataques que carrancistas y reaccionariosle dirigían:En la revolución de 19<strong>13</strong>, peleamos contra la reacción dictatorial, peleamospor reafirmar el triunfo de la revolución de 1910, ilusoriam<strong>en</strong>tedestruido por la traición de Huerta. Desde el principio, muchos descubrimosque Carranza nos llevaba a una nueva dictadura. Estar desdeluego contra Carranza, hubiera sido fortalecer a Huerta, hubiera sidoun crim<strong>en</strong>. Divididos ya <strong>en</strong> espíritu, continuamos la guerra contraHuerta. Cuando Carranza vio rota la fuerza moral huertista, provocóel rompimi<strong>en</strong>to con Villa, prohibiéndole que obtuviera la victoria deZacatecas. Todos los g<strong>en</strong>erales de la División del Norte hablaron dedispersarse, y, algunos, de ir sobre Carranza o a las montañas. Eso habría<strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido de nuevo la moral <strong>en</strong> el alma de los huertistas, y yo meopuse a ello. Yo redacté el telegrama que cruzó el rostro de Carranza,como un fuetazo; por mí fuimos a Zacatecas y v<strong>en</strong>cimos finalm<strong>en</strong>tea Huerta. Yo soy el culpable de que, desoy<strong>en</strong>do los despóticos mandatosde Carranza, hayamos ido a dar el último golpe de muerte a loshuertistas; yo soy el culpable de haberle dicho a Carranza su miseriamoral, su <strong>en</strong>vidia, su falta de patriotismo, su ambición, su despotismo.Después de Zacatecas, la División del Norte se volvió a subordinar a307biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3074/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


Carranza, para facilitar a la Revolución el triunfo completo. Ahí, propiam<strong>en</strong>te,terminó la lucha contra la reacción dictatorial y empezó lalucha contra la nueva dictadura. Estamos satisfechos de nuestra obra:<strong>en</strong>tre Huerta y Carranza, preferimos a Carranza.Con esa conducta, me hice reo de dos <strong>en</strong>ormes delitos: el de habersido factor implacable contra el huertismo y el de haber arrancadola careta democrática de Carranza.Carranza dijo, desde luego, que mi acción era igual a la traiciónde Huerta; los carrancistas dijeron por la pr<strong>en</strong>sa de la República, ypor la de los Estados Unidos, que yo estaba <strong>en</strong> conniv<strong>en</strong>cia con losporfiristas y con los huertistas; inv<strong>en</strong>taron una carta del señor g<strong>en</strong>eralDíaz, y otra del señor Limantour, <strong>en</strong> las que se me <strong>en</strong>cargaba tornarla Revolución <strong>en</strong> favor de ellos, y luego, me acusaron de v<strong>en</strong>ir a losEstados Unidos a v<strong>en</strong>der mi espada a la reacción.Los huertistas dic<strong>en</strong> ahora <strong>en</strong> La Pr<strong>en</strong>sa, de San Antonio, Texas,que deseo la amnistía de Carranza, que pret<strong>en</strong>do v<strong>en</strong>derle mi espadaa Carranza.No hay duda, carrancistas y huertistas son del mismo nivel moral,son igualm<strong>en</strong>te inescrupulosos.Los carrancistas, cuando hablan de mí, dic<strong>en</strong> que estuve conHuerta porque quier<strong>en</strong> herirme <strong>en</strong> el corazón; los huertistas me llamang<strong>en</strong>eral ex villista, porque pi<strong>en</strong>san que me humilla haber militadoa las órd<strong>en</strong>es del señor g<strong>en</strong>eral Villa.Pues sepan carrancistas y huertistas, que sus ataques me b<strong>en</strong>eficianporque prueban, hasta la evid<strong>en</strong>cia, que no estoy con ninguno de ellos.Pues sepan carrancistas y huertistas, que no me humilla el haberservido a las órd<strong>en</strong>es de Villa, que al contrario, me <strong>en</strong>orgullece. Me<strong>en</strong>orgullece haber s<strong>en</strong>tido por largos meses el afecto y estimación deun hombre como Villa, y me <strong>en</strong>tristece el p<strong>en</strong>sar que, <strong>en</strong>tre todo elmontón de intelectuales del país, no hay un hombre de las <strong>en</strong>ergías deVilla que, a difer<strong>en</strong>cia de Villa que no puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la democraciapor insufici<strong>en</strong>te cultura, sea capaz de salvarlos del pertinaz azote de ladictadura que ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>corvadas las espaldas de los mexicanos.3<strong>08</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3<strong>08</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


Pues sepan carrancistas y huertistas, que estoy con Villa, y conZapata y con G<strong>en</strong>ovevo de la O, y con todos los pobres que no sesomet<strong>en</strong> a la injusticia y que no pres<strong>en</strong>tan las espaldas al látigo delos dictadores, que me <strong>en</strong>orgullezco de ello; que me <strong>en</strong>tristece quemis inescrupulosos <strong>en</strong>emigos, si<strong>en</strong>do mexicanos, no aborrezcan ellátigo del amo y vayan, poco a poco, m<strong>en</strong>digando, como BolañosCacho, Urbina y Tablada, el arrimo y el derecho de lamer las botasdel dictador.Sepan que, <strong>en</strong> el destierro pasaré mi vida <strong>en</strong>tera, antes que inclinarla fr<strong>en</strong>te, o que moriré ahorcado de un árbol a manos de unhuertista o de un carrancista, por el delito capital de odiar las dictaduras;o que algún día colaboraré con éxito <strong>en</strong> conquistar la libertad y lajusticia, para todos, aun para ellos.—F. Ángeles.Situación d e Ángeles <strong>en</strong> el destierroLa cercanía del rancho de Ángeles a la frontera (estaba a <strong>50</strong>0 metrosdel Río Bravo), y ciertos actos de hostilidad de las autoridades deEl Paso, Texas, incitadas por el Cónsul y autoridades carrancistasque nos vigilaban y calumniaban, dieron lugar a la intranquilidadde la familia Ángeles, haciéndole temer que, con la tolerancia delas autoridades fronterizas, alguna partida los atacara como hicieron<strong>en</strong> Arizona con el señor Maytor<strong>en</strong>a, cuyos caballos fueron muertos,inc<strong>en</strong>diándole su caballeriza.El alcalde Tom Lee, de El Paso, Texas, contra el g<strong>en</strong>eral Ángeles.El día 17 de febrero de 1916, el “Mayor” (presid<strong>en</strong>te municipal)de El Paso, Tex., mandó llamar al g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong> explotabaun pequeño rancho de su propiedad, a <strong>50</strong>0 metros de la línea divisoria,<strong>en</strong> el lado norteamericano.El “Mayor” Tom Lee, hombre de poca cultura y malos modales,mandó llamar a Ángeles a su pres<strong>en</strong>cia para “regañarlo” porque habíapublicado opiniones desfavorables a Carranza.309biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3094/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


De esta intolerancia a la libertad de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, Ángeles fuedesagraviado por el g<strong>en</strong>eral Thompson, <strong>en</strong> la época jefe del FuerteBliss, Texas, qui<strong>en</strong> dijo a Ángeles que no hiciera caso de las malasmaneras de Tom Lee, porque éste era un “cowboy”, que al ameritadog<strong>en</strong>eral mexicano “no le servía ni para limpiarle las botas”.El g<strong>en</strong>eral norteamericano, gran admirador de Ángeles, se pasabatardes <strong>en</strong>teras <strong>en</strong> el rancho del militar mexicano, escuchando consuma at<strong>en</strong>ción las tácticas de guerra expuestas por Ángeles —decididoaliadófilo— que señalaba <strong>en</strong> un gran mapa los movimi<strong>en</strong>tos queel gran artillero juzgaba prud<strong>en</strong>te deberían realizar las tropas francoinglesas,<strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> guerra con Alemania, para ganar terr<strong>en</strong>o <strong>en</strong> laFrancia invadida por los teutones.Y con <strong>en</strong>orme sorpresa del g<strong>en</strong>eral norteamericano y otros muchosaltos jefes del ejército de los Estados Unidos, que visitaban aFelipe Ángeles <strong>en</strong> su humilde propiedad, con el transcurso de losdías constataban que los movimi<strong>en</strong>tos señalados por el militar mexicano<strong>en</strong> el mapa, eran seguidos más tarde por los g<strong>en</strong>erales aliados,t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do éxito siempre <strong>en</strong> tales maniobras bélicas.Así, la fama del g<strong>en</strong>eral Ángeles, como estratega, llegó hastaWashington, donde se consideraba al hidalgu<strong>en</strong>se como un g<strong>en</strong>iomilitar, lo que mucho contribuyó para que antes de ser fusiladoÁngeles <strong>en</strong> Chihuahua <strong>en</strong> 1919, muchos altos jefes militares de losEstados Unidos intercedieran, aunque inútilm<strong>en</strong>te, para salvarle laexist<strong>en</strong>cia.Los amigos revolucionarios del g<strong>en</strong>eral Ángeles lo invitabaninsist<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a que se trasladara a Nueva York, donde eran discutidasy com<strong>en</strong>tadas por los mexicanos la situación creada por ladictadura de Carranza y la indomable rebeldía de Villa, de Zapata yde otros varios jefes rebeldes.El g<strong>en</strong>eral Ángeles resolvió, pues, trasladarse a Nueva York, dejandoa su familia <strong>en</strong> El Paso, Texas, con los pocos intereses de quevivían y sujetándose él a una vida de privaciones que revelaban suhumildad y su espíritu filosófico. Su modesta exist<strong>en</strong>cia transcurría310biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3104/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


con la melancolía que era peculiar de ese semi-indio que albergaba<strong>en</strong> su corazón amor por la ci<strong>en</strong>cia, por las ideas g<strong>en</strong>erosas y, sobretodo, por el pueblo humilde. Ángeles rem<strong>en</strong>daba y lavaba su ropa <strong>en</strong>un cuartucho de alto piso de Nueva York, cuando no se <strong>en</strong>tregabaa la lectura y meditación de sus compañeros inseparables: los libros.Pero d<strong>en</strong>tro de aquella alma meditativa, de apari<strong>en</strong>cia apacible, ardíael fuego sagrado de santa rebeldía. No podía soportar que su patriaestuviera de nuevo bajo el yugo de la tiranía; por eso, sus diversosartículos, publicados <strong>en</strong> la pr<strong>en</strong>sa mexicana asilada <strong>en</strong> los EstadosUnidos, sost<strong>en</strong>ían el credo revolucionario y clamaban contra la dictadura.Opinión g e n eralEran numerosos los revolucionarios desterrados <strong>en</strong> las poblacionesde la frontera con Estados Unidos, a los que se agregaban los reaccionariosaum<strong>en</strong>tando considerablem<strong>en</strong>te la población flotante deciudades como la de El Paso, Texas, San Antonio, Laredo y hastaNogales, al grado de que esas poblaciones y las ciudades mismas tuvieroninusitado crecimi<strong>en</strong>to. Persistía <strong>en</strong>tre todos estos elem<strong>en</strong>tosla cre<strong>en</strong>cia de que la dictadura de Carranza era funesta para elpaís, <strong>en</strong> el que se advertía, claram<strong>en</strong>te, gran estado de miseria y dedesequilibrio social, para el que el solo remedio t<strong>en</strong>dría que ser unverdadero espíritu de reconstrucción del país, pero d<strong>en</strong>tro del ord<strong>en</strong>legal y de las formas democráticas, aunque persistiera, como era debidoy natural, el espíritu revolucionario. Se hacía indisp<strong>en</strong>sable ellibre ejercicio de las libertades públicas y la limitación del sistemade las dictaduras militares, tanto que había una marcada t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciaa desear un gobierno civilista, y por eso se pedía la vuelta al ord<strong>en</strong>constitucional, destruido desde el 19 de febrero de 19<strong>13</strong>, ord<strong>en</strong>que se iniciaría con un congreso legítimo que diese forma legal alas reformas reclamadas y planteadas por la Revolución, pero con311biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3114/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


autoridades emanadas del sufragio efectivo, que resultaran realm<strong>en</strong>teelectas por el pueblo, lo cual exigía garantizar el ejercicio de losderechos civiles, sin distinción de partidos o de credos. Lejos de esto,el señor Carranza se había afirmado <strong>en</strong> el poder creando un periodollamado preconstitucional, desconoci<strong>en</strong>do la Constitución por cuyorespeto había surgido la Revolución y convocando a elecciones para unCongreso Constituy<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> las que no tuvieron derecho a votar losconsiderados como <strong>en</strong>emigos de la causa. Con estos vicios, y aunquela nueva Constitución resultara bu<strong>en</strong>a, t<strong>en</strong>ía un grave vicio de orig<strong>en</strong>.Por otra parte, esa Constitución hacía más fuerte el Poder Ejecutivo,con lo cual se volvía a regím<strong>en</strong>es de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias dictatoriales.En suma, el señor Carranza, como gobernador constitucionaldel Estado de Coahuila, apoyándose <strong>en</strong> un decreto de su legislatura,tuvo el gesto vali<strong>en</strong>te de lanzarse a la lucha armada para restablecer elord<strong>en</strong> constitucional, interrumpido por Huerta; al asumir la jefaturadel movimi<strong>en</strong>to rebelde, daba a la Revolución el título de Constitucionalista.Desconocer, al triunfo, esa Constitución que había sidola bandera de la rebelión, era romper con los títulos más legítimos.La única explicación para tan grave inconsecu<strong>en</strong>cia, como era desconocerla ley suprema que había dado nombre a la Revolución, erano asumir responsabilidades ni t<strong>en</strong>er que dar cu<strong>en</strong>ta de sus actos almismo tiempo que, obrando arbitrariam<strong>en</strong>te, preparar una situaciónpropicia para legalizar la nueva dictadura. Por eso también laselecciones presid<strong>en</strong>ciales limitaron el sufragio prohibiéndolo a los<strong>en</strong>emigos de la causa. Cierto es que como tales, no sólo eran consideradoslos revolucionarios disid<strong>en</strong>tes que se oponían a la dictadura deCarranza, sino también los reaccionarios, qui<strong>en</strong>es ahora pret<strong>en</strong>dían<strong>en</strong>arbolar la bandera de la Constitución de 57, que ellos mismoshabían abatido apoyando a Victoriano Huerta.El criterio legalista que hemos apuntado se ve claram<strong>en</strong>te expuesto<strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes artículos publicados <strong>en</strong> mayo de 1917 porel g<strong>en</strong>eral Ángeles.312biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3124/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


Ot r o s a r t í c u l o s d e ÁngelesDe la <strong>en</strong>trevista Creelman a la Constitución de QuerétaroLa <strong>en</strong>trevista Creelman anunció a la nación un cambio trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal<strong>en</strong> la política del señor g<strong>en</strong>eral Díaz. En opinión de éste, el pueblomexicano estaba ya apto para la democracia, y por tanto el dictadorvería con gusto la formación de los partidos políticos, indisp<strong>en</strong>sablespara la marcha normal de una sociedad, y volvería al pueblo las libertadesque le había det<strong>en</strong>tado.Desgraciadam<strong>en</strong>te no cumplió esta última promesa, de capitalimportancia, por lo que el pueblo quedó profundam<strong>en</strong>te disgustado;llevó a tal extremo la falta de cumplimi<strong>en</strong>to, que no permitió siquierala libre elección de Vicepresid<strong>en</strong>te de la República, am<strong>en</strong>azándonoscon continuar su régim<strong>en</strong> despótico más allá de su propia vida.Esa conducta des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó la revolución democrática de 1910,que el pueblo bautizó con el nombre de maderista.Múltiples circunstancias impidieron al señor g<strong>en</strong>eral Díaz, al finalde su gobierno, llegar hasta el corazón del pueblo; pero felizm<strong>en</strong>te,cuando la fuerza de la Revolución, aunque naci<strong>en</strong>te, le hizo compr<strong>en</strong>derque la opinión pública estaba contra él, abandonó la lucha, ahorrandola sangre de sus compatriotas.El jefe de la Revolución era un hombre sincero y g<strong>en</strong>eroso. Habíaluchado por la libertad, y dio al pueblo todas las libertades quelas leyes le otorgan; había hecho las paces con el <strong>en</strong>emigo, y le abriócaballerosam<strong>en</strong>te los brazos.Pero el <strong>en</strong>emigo no pudo soportar su derrota. Había perdido susprivilegios, aunque conservaba todos sus intereses, legítimos o ilegítimos.No pudo sufrir que revolucionarios m<strong>en</strong>os aptos ocuparan muchospuestos importantes y que se les hubiera escapado la influ<strong>en</strong>ciapolítica. Estaba acostumbrado a respetar al dictador como a un semidiós,pero no sufría que <strong>en</strong> su lugar estuviera un hombre s<strong>en</strong>cillo,modesto, sin lejanos preced<strong>en</strong>tes políticos, sin grandeza corporal.3<strong>13</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3<strong>13</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


314Y se rebeló con todo su poder, al amparo de todas las garantías.Hizo una vergonzosa campaña de pr<strong>en</strong>sa. Halagó a todo el que tuvieraalguna t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la oposición. Con De la Barra y Huerta, intrigó para<strong>en</strong>emistar a Zapata; con Robles, asesinando a los indios, despojándolosde sus propiedades, hizo implacable y justísima la rebelión del Sur.Halagó a Orozco, lo hizo aparecer como postergado y lo rebeló. Levantóa Huerta, lo <strong>en</strong>salzó, lo empujó a la rebelión; azuzó al ejército, ysu obra culminó <strong>en</strong> la embajada americana, con la traición de Huertay el asesinato del Presid<strong>en</strong>te y el Vicepresid<strong>en</strong>te de la República.El Presid<strong>en</strong>te Madero reconocía la necesidad imprescindiblede la colaboración de los intelectuales <strong>en</strong> su administración, aunquela mayoría hubiera servido al gobierno del g<strong>en</strong>eral Díaz, y no temiónunca a los capitalistas (de corazón ligados al vejo régim<strong>en</strong>), porqueestimaba, con excepcional tino, que un at<strong>en</strong>tado contra su vida era unat<strong>en</strong>tado contra los intereses materiales de sus <strong>en</strong>emigos políticos.La clarivid<strong>en</strong>cia del Presid<strong>en</strong>te demócrata v<strong>en</strong>ía de su alma ser<strong>en</strong>ay de su deseo de gobernar <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de toda la nación; la ceguedadde sus intelig<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>emigos v<strong>en</strong>ía de su odio apasionado y de su ambicióndel poder y privilegios perdidos.Con el brutal asesinato de los elegidos del pueblo, el criterio deéste, vacilante ya, readquirió su firmeza, movido por el fuerte s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tode afección hacia aquellas dos víctimas, cuya pasión dominantefue el amor a los humildes.Y vino la guerra de éstos, la salvaje y justa revolución de 19<strong>13</strong>.De todos los errores, de todos los feroces at<strong>en</strong>tados de ésta, sonculpables los asesinos de Madero y Pino Suárez, y los que alrededorde esos asesinos formaron ambi<strong>en</strong>te propicio al gran criminal político,Victoriano Huerta. La causa de la causa, es causa de lo causado.Los errores de la revolución de 19<strong>13</strong> proced<strong>en</strong> de dos fu<strong>en</strong>tes:Primera.—La desgracia de haber t<strong>en</strong>ido como jefe a un hijo legítimode la dictadura porfiriana, ambicioso de poder despótico.Segunda.—La incultura natural de la clase baja del pueblo, <strong>en</strong>lucha con la cultura, por los crím<strong>en</strong>es políticos de febrero. La pribiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3144/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


mera fue sólo una desgracia accid<strong>en</strong>tal, de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>gañadoram<strong>en</strong>tehalagüeña para los <strong>en</strong>emigos de la democracia. El sumisoservidor de Porfirio Díaz negó que la revolución de 19<strong>13</strong> fuera lapersist<strong>en</strong>te voluntad del pueblo para reafirmar el triunfo de la de1910, ilusoriam<strong>en</strong>te destruido con los at<strong>en</strong>tados de febrero. En consecu<strong>en</strong>cia,apartó de sí a los demócratas de la revolución maderista,con el pretexto de ser aj<strong>en</strong>os a la nueva causa, aunque <strong>en</strong> realidad,por no ser incondicionales amigos que apoyaran sus ambiciones personales.Nació así, dividida, la revolución, y el m<strong>en</strong>os perspicaz pudo,desde el principio, profetizar el rompimi<strong>en</strong>to final, que la Conv<strong>en</strong>ciónde Aguascali<strong>en</strong>tes no pudo evitar, porque la intriga había yaminado la unidad revolucionaria; aparte de que <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de éstahabía una dualidad socialista: la radical revolucionaria, reconocidacomo irrealizable por los mismos discípulos de Marx, y la demócrataevolucionista.La fu<strong>en</strong>te segunda fue una circunstancia es<strong>en</strong>cial del f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>osociológico, y sus consecu<strong>en</strong>cias constituyeron una inevitable fase dela revolución y un justo castigo a los <strong>en</strong>emigos de la democracia, porhaber incurrido <strong>en</strong> el craso error de asesinar a qui<strong>en</strong> era amparo de susintereses, provocando la tempestuosa cólera del pueblo.Hoy la Revolución de 1910 ha triunfado <strong>en</strong> casi todas las conci<strong>en</strong>cias:la frase célebre “después del señor g<strong>en</strong>eral Díaz, la ley”, que eraarma de combate contra la am<strong>en</strong>aza militarista de Reyes, y que fue repudiada<strong>en</strong> 1910, cuando se convirtió <strong>en</strong> bandera sinceram<strong>en</strong>te v<strong>en</strong>erada<strong>en</strong> manos del Presid<strong>en</strong>te demócrata, ahora es desideratum de la República<strong>en</strong>tera. Y aún se ha ido más allá, porque la admirable t<strong>en</strong>acidaddel héroe suriano, Emiliano Zapata, ha formado la convicción de quehay <strong>en</strong> la nación un problema agrario de resolución urg<strong>en</strong>te, y porqueel ardi<strong>en</strong>te anhelo revolucionario de mejorar la condición m<strong>en</strong>tal yfísica de la clase pobre, y de modificar algunas leyes que conservantrazas de privilegio a las clases acomodadas, ha hecho pat<strong>en</strong>tes estasnecesidades nacionales, que deb<strong>en</strong> satisfacerse indisp<strong>en</strong>sablem<strong>en</strong>tepara lograr una paz orgánica.315biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3154/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


Por otro lado, hoy es opinión unánime que la confiscación de lapropiedad y el despojo de toda clase de bi<strong>en</strong>es no fue más que una viol<strong>en</strong>tav<strong>en</strong>ganza que destruyó la riqueza y que mermó <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>teel prestigio de la causa revolucionaria. Hoy la nación está conv<strong>en</strong>cida,además, de que no se puede gobernar sin personal idóneo, y quela g<strong>en</strong>te que no está dotada excepcionalm<strong>en</strong>te por la naturaleza, nopuede <strong>en</strong>cumbrarse rep<strong>en</strong>tinam<strong>en</strong>te a un alto puesto sin convertirse<strong>en</strong> autoridad arbitraria y de insultante grosería.El triunfo de los ideales revolucionarios <strong>en</strong> las conci<strong>en</strong>cias, y laclara percepción de los errores y excesos de los hombres de la Revolución,son las primeras luces de la aurora <strong>en</strong> esta lúgubre noche depesadilla por que atraviesa la República. Así, <strong>en</strong> efecto, puede llamarsesu situación actual, porque asuelan su territorio la anarquía, el hambrey las <strong>en</strong>fermedades que más trasci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>en</strong> la pot<strong>en</strong>cia vital de la raza;porque muer<strong>en</strong> los niños a millares, mutilando tristem<strong>en</strong>te el porv<strong>en</strong>ir,seguro ya de raquitismo por empobrecimi<strong>en</strong>to de la sangre, y porquela am<strong>en</strong>aza de la pérdida perpetua de la soberanía nacional o de ladesintegración del suelo mexicano es inmin<strong>en</strong>te, y será una realidad siseguimos olvidando que somos un pueblo débil.En todas partes la desesperación y la rebelión de los espíritus estallany buscan una real bandera nacional que det<strong>en</strong>ga el curso de losodios y conjure todos los peligros.—Felipe Ángeles.El a s p e c t o legalistaAl marg<strong>en</strong> de la Constitución de QuerétaroLo más firme y respetable de una nación debe ser su ley fundam<strong>en</strong>tal,porque es la base de sus instituciones, y porque es la expresión de lasuprema voluntad del pueblo.Todas las reformas que pret<strong>en</strong>dan hacerle los repres<strong>en</strong>tantes deéste, para adaptarla a la evolución de la sociedad, deb<strong>en</strong> hacerse por los316biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3164/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


medios cautos que la misma Constitución prescribe, dando completaslibertades a todas las formas de manifestación del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, paraconsultar conci<strong>en</strong>zudam<strong>en</strong>te la opinión de toda la República.Si se recurre a la viol<strong>en</strong>cia para modificarla, si se reforma por unasola facción y se impone por la fuerza sobre la voluntad de la Nación,se veja la soberanía de ésta y se destruye, como dijo Washington, ellibre gobierno del país.Desde la promulgación de nuestra ley fundam<strong>en</strong>tal, el 5 de febrerode 1857, el pueblo mexicano la ha ost<strong>en</strong>tado con orgullo comobandera nacional, y ha declarado que “todas las autoridades del paísestán obligadas a respetar los preceptos de esa Constitución”.La revolución de 1910 tuvo por causa las usurpaciones de poderde Porfirio Díaz, y por fin principal hacer respetar los preceptos de laConstitución.La revolución de 19<strong>13</strong> fue iniciada <strong>en</strong>arbolando la bandera d<strong>en</strong>uestra ley fundam<strong>en</strong>tal para derrocar al gobierno de Huerta, constituidomediante una violación de esa ley. Para grabar bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la imaginaciónde todos su actitud constitucional, V<strong>en</strong>ustiano Carranza llamóa su ejército, Ejército Constitucionalista, y a su gobierno, GobiernoConstitucionalista.Uno de los artículos de esa ley prescribe que si por trastornodel ord<strong>en</strong> público se interrumpe la observancia de la Constitución,recobrará ésta su imperio automáticam<strong>en</strong>te al restablecerse la paz. V<strong>en</strong>ustianoCarranza, <strong>en</strong> vez de acatar esta prescripción, derogó la Constitución,porque le impedía ser Presid<strong>en</strong>te de la República. De estemodo cometió no sólo el mayor at<strong>en</strong>tado posible contra la soberaníade la nación, sino el acto público más impúdico, habiéndose levantado<strong>en</strong> armas para protestar contra un desacato a la ley fundam<strong>en</strong>tal;derogó ésta al triunfo, sólo porque era una traba para satisfacer suambición de poder.Esta ambición guió sus actos desde los comi<strong>en</strong>zos de la revolución,nombrando como autoridades o premiando con asc<strong>en</strong>sos militaresa sus amigos incondicionales, permiti<strong>en</strong>do que los militares317biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3174/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


efaran a las autoridades ya establecidas que conservaron su dignidad,alejando de sí a los demócratas indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, m<strong>en</strong>ospreciándolos yhaci<strong>en</strong>do contra ellos toda clase de intrigas e injusticias, que provocaronla escisión revolucionaria.La Conv<strong>en</strong>ción de Aguascali<strong>en</strong>tes hizo un esfuerzo para impediresa escisión, votando casi unánimem<strong>en</strong>te la eliminación de Carranza,que al fin no pudo lograrse porque la intriga había ya minado hondam<strong>en</strong>tela unidad revolucionaria, y porque, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, esaunidad no existía, pues <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la revolución se marcaban dost<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias: una presuntuosa y brutal, que produjo la Constitución deQuerétaro, y la otra netam<strong>en</strong>te democrática, de amor hacia nuestropueblo humilde, que avivó la prédica de Madero, y con la vista fija <strong>en</strong>el ideal socialista, que luce <strong>en</strong> el porv<strong>en</strong>ir como un faro de esperanzay de equidad, suprema, y al que la civilización pres<strong>en</strong>te va marchando<strong>en</strong> su evolución, gracias a la batalla perpetua que libran el capital y eltrabajo, creando un equilibrio social inestable, siempre roto <strong>en</strong> favordel trabajo, el cual va obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do así trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes victorias y suprimi<strong>en</strong>do,palmo a palmo, las injustas desigualdades sociales, sublimem<strong>en</strong>teanatematizadas por las intelig<strong>en</strong>cias más elevadas y las almasmás g<strong>en</strong>erosas de la humanidad.El criterio legal de la g<strong>en</strong>te s<strong>en</strong>sata está cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>tecapítulo del libro Un dec<strong>en</strong>io de política mexicana por el lic<strong>en</strong>ciadoManuel Calero (1920), dedicado al g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles:El e r r o r m á x i m o d e Ca r r a n z aLa Constitución de Querétaro fue una sorpresa para todos los mexicanos,sin exceptuar a los hombres de la Revolución. Ésta se había iniciadoy proseguido con el propósito solemnem<strong>en</strong>te declarado de respetarel ord<strong>en</strong> legal, según lo define la Constitución de 1857, y a nadie lehabía ocurrido, ni aun a los que juzgábamos urg<strong>en</strong>te introducir <strong>en</strong>318biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3184/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


esa ley fundam<strong>en</strong>tal radicales reformas, que fuera necesario, o siquieraconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, llegar hasta la subversión total de la Constitución. Ni elmismo Carranza había p<strong>en</strong>sado <strong>en</strong> ello cuando se declaró ReformadorSupremo, como se infiere del famoso decreto de “Reformas al Plan deGuadalupe”, <strong>en</strong> el cual se hizo refer<strong>en</strong>cia al ord<strong>en</strong> constitucional, sin insinuaciónalguna que dejara traducir el propósito de adoptar una constituciónnueva. No sólo, sino que muchos meses después de promulgadoel citado decreto de reformas, don V<strong>en</strong>ustiano dirigió ardorosas solicitudesal gobierno de Washington, pidi<strong>en</strong>do ser reconocido como jefede la República e invocando como título para ello tanto la investidura(imaginaria, como lo hemos visto) que le daba la Constitución, como loque él llamaba sus esfuerzos por restablecer la pl<strong>en</strong>a vig<strong>en</strong>cia de la misma.En el pueblo, por otra parte, no se notó manifestación alguna,por leve que ella fuera, <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de pedir una nueva constitución.El elem<strong>en</strong>to revolucionario tampoco dio a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que aspirara a semejantecambio. La noticia de que éste iba a realizarse fue dada tardíam<strong>en</strong>tepor el Primer Jefe, como una determinación personal, tomadade propia autoridad, cuando se sintió sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te fuerte para qu<strong>en</strong>adie contrarrestara su deseo.Nunca se había visto <strong>en</strong> dictador alguno <strong>en</strong> México, una exhibiciónmás gallarda del ejercicio del poder absoluto. Ya el Primer Jefehabía revelado el concepto que t<strong>en</strong>ía de su autoridad, al expedir <strong>en</strong>Veracruz tres o cuatro decretos de modificaciones a la Constitución;pero esta inconcebible usurpación del poder constituy<strong>en</strong>te reconocía,sin embargo, la vig<strong>en</strong>cia de la Constitución y nadie pudo sospecharseque después de hacerle a ésta repetidas modificaciones, Carranza habríade decretar su completa derogación.La lectura del Almodrote de Querétaro conv<strong>en</strong>ce de que era innecesarioexpedir una constitución totalm<strong>en</strong>te nueva. El Almodrot<strong>en</strong>o innova la forma de gobierno, ni cambia los conceptos de la soberaníapolítica, ni la estructura legal de la República; y las novedades que<strong>en</strong>traña pudieron muy bi<strong>en</strong> haberse int<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> forma de adicionesy reformas a la vieja Constitución.319biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3194/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


¿Qué motivo había, pues, para la subversión total de ésta? Nopuede darse otro admisible que el de la vanidad del señor Carranza,ansioso de coronar su fama con el título de legislador epónimo deMéxico.Pero esta vanidad, tan pueril como desmesurada, ha sido fecunda<strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cias desastrosas. Carranza demostró, al dejarse v<strong>en</strong>cerpor ella, que ignora el valor de las fuerzas históricas, que conduc<strong>en</strong> alos pueblos y marcan la ruta de su destino. La Constitución de 57 espor sí sola, un haz de esas fuerzas históricas, porque se id<strong>en</strong>tifica conlos nombres más caros al s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to popular, con nuestras luchasmás nobles, con nuestros triunfos más gloriosos; espl<strong>en</strong>de <strong>en</strong> la espadade González Ortega, tru<strong>en</strong>a <strong>en</strong> los cañones de Zaragoza, está unidacon la sangre de Ocampo, de Degollado y de Leandro Valle, es lábarode la patria <strong>en</strong> Paso del Norte y símbolo de la República inmortal <strong>en</strong> elCerro de las Campanas. Es, <strong>en</strong> una palabra, como dice el más severo,pero el más intelig<strong>en</strong>te de sus críticos, Rabasa, el lazo de unión de losespíritus <strong>en</strong> una conci<strong>en</strong>cia nacional.A un pueblo no se le arrebatan impunem<strong>en</strong>te sus tradiciones yes, a la vez, criminal todo esfuerzo que ti<strong>en</strong>da a arrebatárselas. Es,también, increíblem<strong>en</strong>te torpe y antipatriótico, porque ello equivale adisgregar el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to público, después de una labor de integraciónque ha durado ses<strong>en</strong>ta años y que había producido un acuerdo cabalrespecto de conceptos cívicos fundam<strong>en</strong>tales.Si la Revolución se hubiera hecho, como la de Ayutla, para darleal país una nueva Constitución, no t<strong>en</strong>dríamos nada que objetar conla expedición del Almodrote, puesto que la Revolución triunfó: habríaasí cumplido su promesa; pero cuando se comete el fraude de ofreceral pueblo restablecimi<strong>en</strong>to de su Constitución, para darle, <strong>en</strong> lugarde ella, un código mancer, concebido <strong>en</strong> el pecado, no es de extrañarque las consecu<strong>en</strong>cias de este ultraje sean las gravísimas que estamospres<strong>en</strong>ciando.El gobierno de Carranza es por todas partes combatido <strong>en</strong> nombrede la Constitución de 1857; ella es y será una bandera para todas320biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3204/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


las rebeliones. Triunfarán éstas o no, pero, <strong>en</strong> todo caso, el señor Carranzay sus partidarios deb<strong>en</strong> conv<strong>en</strong>cerse de que siempre habrá agitacionespor el restablecimi<strong>en</strong>to de la Constitución. No se compr<strong>en</strong>decómo Carranza y sus fautores fueron incapaces de prever que el pasoque daban era un desafío al s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to público.Y no se diga que, por lo m<strong>en</strong>os, las innovaciones substancialesintroducidas por el Almodrote <strong>en</strong> nuestro sistema jurídico, fueronuna exig<strong>en</strong>cia del pueblo o de las porciones del pueblo directam<strong>en</strong>teafectadas por aquéllas. ¿Cómo habían de desear los habitantes de laregión productora del petróleo, el que se les hiciera víctimas del colosaldespojo de la propiedad del subsuelo, que les aseguraban leyespreexist<strong>en</strong>tes? Esos propietarios no estuvieron siquiera repres<strong>en</strong>tados<strong>en</strong> el llamado Congreso Constituy<strong>en</strong>te, por la razón de que su zonase hallaba substraída <strong>en</strong>tonces a la autoridad del gobierno carrancista;<strong>en</strong> último caso aquéllos no son los grandes terrat<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes, los “latifundistas”contra los que había tronado sus iras la Revolución, sino unamultitud de rancheros <strong>en</strong> pequeño, muchos de ellos simples parcioneros<strong>en</strong> propiedades indivisas, para qui<strong>en</strong>es la explotación del subsuelopetrolífero ha abierto los horizontes de una legítima prosperidad.Basta leer los procedimi<strong>en</strong>tos para la aprobación del tristem<strong>en</strong>tecélebre artículo 27 para acabar de conv<strong>en</strong>cerse de la impureza de suorig<strong>en</strong>.El dictam<strong>en</strong> parlam<strong>en</strong>tario que consultaba su aprobación fuepres<strong>en</strong>tado el 29 de <strong>en</strong>ero de 1917, o sea, la antevíspera del día <strong>en</strong> quese firmó la Constitución. El debate se llevó a cabo sin que se imprimierael dictam<strong>en</strong>, el cual, por lo mismo, no pudo ser estudiado por loslegisladores, muchos de los cuales roncaban <strong>en</strong> sus curules al iniciarselas votaciones, ¡si<strong>en</strong>do preciso despertarlos para que pudieran votar!Así, de esta guisa, y con tamaña festinación, el “Congreso Constituy<strong>en</strong>te”dictó las disposiciones legislativas más trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales quese habían expedido <strong>en</strong> México desde las Leyes de Reforma.Otro artículo también de gran importancia, el 123, que incorporaa la Constitución ciertas disposiciones que son la quintaes<strong>en</strong>cia321biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3214/1/<strong>08</strong> 10:30:03 <strong>AM</strong>


del socialismo, algunas de las cuales, sin embargo, son legítimas conquistasde la civilización, fue, como el 27, aprobado a la birlonga porel famoso Constituy<strong>en</strong>te.¡Al dictam<strong>en</strong> se le disp<strong>en</strong>saron los trámites, y <strong>en</strong> una tarde y unanoche se despachó todo el artículo!Como verá usted por los datos que anteced<strong>en</strong>, los preceptos demás novedad y trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, los que mayorm<strong>en</strong>te trastornan el ord<strong>en</strong>social, no fueron una elaboración conci<strong>en</strong>zuda y cuidadosa deverdaderos legisladores, sino obra de la imposición de cuistres jacobinosy cuistres socialistas sobre la voluntad inconsci<strong>en</strong>te de unamayoría inculta, incapaz de medir el alcance de los preceptos queaprobaba.¿Qué derecho t<strong>en</strong>ían esos cuistres para hacer al pueblo mexicanovíctima de sus caprichos o de sus teorías? ¡El mismo que tuvo ese otrocuistre, el odioso Carrier, cuando ofreció convertir a Francia <strong>en</strong> uncem<strong>en</strong>terio antes que dejar de reg<strong>en</strong>erarla a su manera! El legislador <strong>en</strong>una democracia no es absoluto, ni soberano: su misión es interpretarlos deseos y satisfacer las necesidades de progreso del pueblo a qui<strong>en</strong>repres<strong>en</strong>ta. Es verdad que los diputados de Querétaro no repres<strong>en</strong>tabanal pueblo, ni siquiera lo pret<strong>en</strong>dieron, que de otro modo habríancom<strong>en</strong>zado el almodrote con la solemne fórmula de los Constituy<strong>en</strong>tesde Ayutla: “...con la autoridad del pueblo mexicano”, pero teóricam<strong>en</strong>terepres<strong>en</strong>taban a la Revolución, puesto que habían sido electos (?)según la convocatoria respectiva, por el elem<strong>en</strong>to revolucionario, conexclusión de cualquiera otro. Sin embargo, el elem<strong>en</strong>to revolucionariojamás pret<strong>en</strong>dió las novedades aludidas, mucho m<strong>en</strong>os una nuevaconstitución.Ésta fue, pues, el resultado de una forma colectiva del mismoproceso m<strong>en</strong>tal de don V<strong>en</strong>ustiano, cuando se creyó con derecho a serreformador —según él <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diera el interés del pueblo—, la formamás cruda del despotismo autoritario y dictatorial.322biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3224/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Un artículo muy com<strong>en</strong>tado del g<strong>en</strong>eral Ángeles fue el quepublicó <strong>en</strong> El Tucson<strong>en</strong>se, de Tucson, Arizona, el 31 de agosto de1918. En él, como se verá, hace una descripción sintética de los treshombres públicos correspondi<strong>en</strong>tes al ciclo de la revolución contemporánea.Dí a z, Ma d e r o y Ca r r a n z a323Díaz fue un soldado glorioso: luchó por la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y aún más,por la soberanía de su patria. Fue un administrador intelig<strong>en</strong>te; peroaprovechó su prestigio de caudillo y las armas de su ejército para ponersu voluntad sobre la del pueblo: no respetó nuestras instituciones democráticas,no obedeció la ley, usurpó funciones, fue dictador.Madero fue el ciudadano valeroso que surgi<strong>en</strong>do del s<strong>en</strong>o de unpueblo acostumbrado a respetar la voluntad del déspota, dijo lo que elpaís sabía y que nadie se atrevía a murmurar siquiera: sistematizandolos cargos al dictador, probó que a pesar de las aptitudes y cualidadesde Díaz, su gobierno no podía ser eficaz; era malo más allá de susint<strong>en</strong>ciones. No puede nunca ser eficaz una farsa de gobierno democrático.Madero tuvo dos excelsitudes, fue demócrata y fue bu<strong>en</strong>o.Carranza es un hombre intelig<strong>en</strong>te y malo. Aprovechó el crim<strong>en</strong>de la reacción partidaria de la dictadura para protestar <strong>en</strong> nombre delpueblo, y como gobernador de Coahuila, por el desacato a la Constituciónde 1857. Pero él mismo era un partidario de la dictadura yun ambicioso de poder. Y vimos <strong>en</strong> 19<strong>13</strong> el f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o antitético deuna revolución democrática <strong>en</strong>cabezada por un hombre de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciasdictatoriales perfectam<strong>en</strong>te definidas, y vimos desde el principio quela guerra iba al abismo, que la lucha del pueblo contra la reaccióndictatorial porfirista, que la lucha del pueblo por reafirmar el triunfode la revolución de 1910, era <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te de Carranza una nuevarevolución, netam<strong>en</strong>te suya personal, que estaba, no sólo contra la reacciónporfirista, sino contra los demócratas de 1910. Carranza somebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3234/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


tía a los revolucionarios a un exam<strong>en</strong> preliminar que revelara si eranpartidarios suyos personales. Con los que lo sufrían favorablem<strong>en</strong>te,iba estableci<strong>en</strong>do los cimi<strong>en</strong>tos de su futura dictadura; los otros erandiscretam<strong>en</strong>te rechazados.Así nació el conflicto revolucionario, perceptible <strong>en</strong> Sonora, porla hostilidad contra Maytor<strong>en</strong>a, pat<strong>en</strong>te después por el celo de Carranzahacia Villa, al obstinarse <strong>en</strong> rehusarle la victoria de Zacatecas, y queestalló finalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes, cuando el ejército revolucionariodestituyó a Carranza.Así se provocó la primera protesta contra la nueva dictadura, esepertinaz azote de la sociedad mexicana.Pero Carranza es no sólo culpable de haber utilizado la revolucióndemocrática para restaurar la dictadura <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio suyo, estambién culpable de otros dos delitos.La tragedia de febrero de 19<strong>13</strong> indignó al pueblo contra la reaccióndictatorial, que consideró formada (haci<strong>en</strong>do una ext<strong>en</strong>sión inmoderada)por toda la g<strong>en</strong>te dec<strong>en</strong>te, como impropiam<strong>en</strong>te decimos<strong>en</strong> México. Así pues, t<strong>en</strong>er el espíritu cultivado, vestir con propiedad,o t<strong>en</strong>er riquezas materiales, eran, individualm<strong>en</strong>te, características sufici<strong>en</strong>tesde todo <strong>en</strong>emigo de la Revolución y fue, de ese modo, <strong>en</strong> lavaga conci<strong>en</strong>cia popular, la revolución de 19<strong>13</strong>, una guerra de clases.Los líderes naturales del pueblo <strong>en</strong> esa apreciación errónea, fueron losque con el solo bagaje de la instrucción primaria, habían leído, sin<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der, las doctrinas socialistas. Desposeer al <strong>en</strong>emigo de sus riquezas,fue su primer impulso. El segundo delito de Carranza es haberapoyado con su autoridad de jefe de la revolución, ese impulso: mezclaconfusa de justa reivindicación y de instinto de rapiña.Los maderistas (como dice el pueblo), los demócratas (comodebiera decir el pueblo), fueron los que, obligados por la actitud deCarranza, opusieron la primera resist<strong>en</strong>cia a que la revolución democráticatomara el rumbo de una nueva dictadura, y ellos mismos seopusieron también a la guerra de odio y despojo, a la guerra de clases,aunque de esta segunda resist<strong>en</strong>cia sólo hubiera habido un acto324biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3244/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


ost<strong>en</strong>sible, la separación temporal de Maytor<strong>en</strong>a del gobierno deSonora.En el tercer delito, Carranza es cómplice de Huerta. Este dijo:“Haré la paz cueste lo que cueste”, y aquél contestó con la Ley Juárez:<strong>en</strong>tre los dos cavaron un abismo para ll<strong>en</strong>arlo de sangre mexicana.Madero peleó por la libertad y dio libertad.Carranza ha dicho que la libertad es un error y una candidez. Maderopeleó por nuestras instituciones democráticas y Carranza pi<strong>en</strong>sacomo Pineda, que la democracia es una utopía y una ins<strong>en</strong>satez.Madero era un corazón de oro y Carranza es un corazón de acero.Madero abrió los brazos al <strong>en</strong>emigo y juzgó que debía gobernar<strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de todos los mexicanos; Carranza ti<strong>en</strong>e constantem<strong>en</strong>tecerrados los puños contra los <strong>en</strong>emigos y cree que debe gobernar sólo<strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio de los que lo apoyan.Madero ni perdonó ni cond<strong>en</strong>ó, dejó a Félix Díaz y a BernardoReyes <strong>en</strong> manos de la ley; Carranza, como Porfirio Díaz, mata a sus<strong>en</strong>emigos invocando la salud pública.Los porfiristas dic<strong>en</strong>: Díaz hacía bi<strong>en</strong>, pero Carranza hace mal.Los carrancistas dic<strong>en</strong>: Díaz hacía mal, pero Carranza hace bi<strong>en</strong>.La historia empieza a decir: sólo Madero hacía bi<strong>en</strong>.Cabral, otro hombre bu<strong>en</strong>o como Madero, le dice al jefe de lasfuerzas de Sonora: “Lo invito a que no matemos a nuestros prisioneros.Si a pesar de mi invitación usted los mata (como creo que sucederá),yo salvaré la vida de mis prisioneros, porque son mis hermanos,hijos de la misma patria que yo: la historia nos juzgará”. He ahí el maderismoque surge de nuevo. Y la historia seguram<strong>en</strong>te dirá: “ComoMadero, Cabral hacía bi<strong>en</strong>”.Carranza, que es el <strong>en</strong>emigo mayor que Madero ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>tre losseudorrevolucionarios, ha prestado los mejores servicios a Maderoy a la causa democrática; porque Carranza, adoptando una políticaopuesta a la de Madero, ha demostrado la bondad de la política deéste. Madero murió, pero salvó su causa; Carranza vive, pero su dictadura,que pérfidam<strong>en</strong>te asegura estar <strong>en</strong> favor del pueblo bajo, está325biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3254/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


cond<strong>en</strong>ada a muerte como lo fue la de Porfirio Díaz. La bondad deMadero resplandece aún <strong>en</strong> las abatidas fr<strong>en</strong>tes de sus asesinos, y laclareza inflexible de Carranza <strong>en</strong>vuelve, poco a poco, a su gobierno <strong>en</strong>la tiniebla fría de que habla Hornero.Hace tiempo he dicho yo: “La revolución democrática de 1910ha triunfado <strong>en</strong> casi todas las conci<strong>en</strong>cias” y era esta una verdad inconfesadapor nuestros <strong>en</strong>emigos políticos. Ahora, dic<strong>en</strong> <strong>en</strong> su órgano máscaracterizado, La Revista Mexicana, de San Antonio, Texas: “Nosotrosprofesamos también los principios fundam<strong>en</strong>tales proclamados por larevolución; pero queremos implantarlos por medio de los procedimi<strong>en</strong>tosindicados por la Suprema Ley de la Nación”. ¿Pues, qué otracosa querían los revolucionarios de 1910?Carranza está prestando a la nación el servicio de facilitar el decira los dictatoriales porfiristas que están por el respeto a la ley, con elpretexto de que Carranza y los que lo apoyan son dictatoriales comolos porfiristas. Éstos quier<strong>en</strong>, por un acto de prestidigitación, hacercreer que la revolución de 1910 y la facción democrática de 19<strong>13</strong>, sontambién dictatoriales y que, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, ellos, que son antirrevolucionarios,son demócratas.¡Vaya unos demócratas porfiristas!Hacer culpable a la revolución de 1910, y a la facción democrática,de 19<strong>13</strong>, del delito dictatorial de Carranza y de qui<strong>en</strong>es lo apoyan,está bu<strong>en</strong>o sólo para que los porfiristas confies<strong>en</strong> que la dictadura esaborrecible, sea el dictador Porfirio Díaz, Huerta o Carranza.He ahí el terr<strong>en</strong>o de unión de todos los mexicanos, porfiristas,carrancistas, zapatistas, villistas o demócratas: acatami<strong>en</strong>to a nuestrasinstituciones democráticas de 57, y obedi<strong>en</strong>cia a todas nuestrasleyes.Esa es la bandera nacional que salvará a la patria de un peligrohace mucho tiempo inmin<strong>en</strong>te; d<strong>en</strong>tro de esa fórmula cab<strong>en</strong> todos lospartidos y especialm<strong>en</strong>te los dos que inevitablem<strong>en</strong>te exist<strong>en</strong> <strong>en</strong> todoslos países; el de los progresistas atrevidos, amantes de todo cambio, y elde los tímidos conservadores, temerosos de toda innovación.326biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3264/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Y <strong>en</strong>tonces, <strong>en</strong>tre las siluetas duras del glorioso soldado de nuestrasegunda indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y del antimaderista Carranza, surgirá risueñay luminosa, la figura del humilde y bu<strong>en</strong>o de Madero.—FelipeÁngeles.327biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3274/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3284/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XVFo r m a c i ó n d e u n a Al i a n z aLos intelectuales revolucionarios desterrados estimaban queera necesaria la formación de una agrupación seria que congregasea todos aquellos mexicanos de bu<strong>en</strong>a voluntad yprincipios revolucionarios, tratando de unificar la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y hastala acción de todos los mexicanos de d<strong>en</strong>tro y de fuera, para lograr elrestablecimi<strong>en</strong>to de la paz orgánica <strong>en</strong> México.Este propósito se hacía imperioso ante la consideración de queEstados Unidos había constituido un formidable ejército que, alvolver victorioso de Europa, desarrollaría <strong>en</strong> Norteamérica una influ<strong>en</strong>ciadel espíritu militarista que, posiblem<strong>en</strong>te, exigiría triunfose imposiciones apoyadas por la fuerza militar, los que t<strong>en</strong>drían sumejor derivativo <strong>en</strong> someter a un vecino turbul<strong>en</strong>to como México,cuya continua rebeldía, la de las facciones revolucionarias, hacía precariala estabilidad de un gobierno que no respondía a los anhelosnacionales. En Ángeles, el temor de la interv<strong>en</strong>ción norteamericanaera una obsesión.329Terminada la guerra europea —decía—, el poderoso ejército norteamericanot<strong>en</strong>drá una fácil presa <strong>en</strong> que satisfacer las no saciadasgarras del nuevo militarismo, con ese nuestro pobre México, quesigue si<strong>en</strong>do devastado y debilitado <strong>en</strong> la pugna con su dictador.Urge unificar la Revolución, imponerle respeto al dictador y <strong>en</strong>caubiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3294/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


zarnos por el s<strong>en</strong>dero de la paz orgánica, para ser fuertes y para serrespetables.Se formó, pues, <strong>en</strong> Nueva York, una Alianza Liberal Mexicana,con agrupaciones hermanas <strong>en</strong> las principales poblaciones fronterizas<strong>en</strong> que abundaban los mexicanos.El Comité Ejecutivo de la Alianza Liberal Mexicana <strong>en</strong> NuevaYork estaba integrado por las sigui<strong>en</strong>tes personas: Vocales: g<strong>en</strong>eralFelipe Ángeles, g<strong>en</strong>eral Antonio I. Villarreal y señor Enrique C.Llor<strong>en</strong>te.—Secretarios: Enrique Santibáñez, M. Icaza Morán y g<strong>en</strong>eralJ. P. del Valle.—Tesorero: lic<strong>en</strong>ciado Federico González Garza.En la Alianza de Nueva York figuraban revolucionarios distinguidoscomo el lic<strong>en</strong>ciado Miguel Díaz Lombardo, el lic<strong>en</strong>ciado IsmaelPalafox, el g<strong>en</strong>eral José María Maytor<strong>en</strong>a, don Leopoldo Hurtado yEspinosa, el doctor Ramón Pu<strong>en</strong>te y el lic<strong>en</strong>ciado Ramón Prida.El lic<strong>en</strong>ciado don Miguel Díaz Lombardo, se mant<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> comunicacióncon el g<strong>en</strong>eral Villa, y logró que no sólo estuviera éstede acuerdo con la idea unificadora de la Alianza Liberal Mexicana,sino que aceptara y proclamara el plan que le fue <strong>en</strong>viado y que cont<strong>en</strong>íalas mismas ideas fundam<strong>en</strong>tales que veremos <strong>en</strong> el manifiestodel g<strong>en</strong>eral Ángeles y que principalm<strong>en</strong>te se refier<strong>en</strong> a considerar laConstitución de 1857 como la carta magna de la República Mexicana,y a prev<strong>en</strong>ir el militarismo con la prohibición de que los caudillossean candidatos a la Presid<strong>en</strong>cia de la República.El g<strong>en</strong>eral Villa no solam<strong>en</strong>te significó de este modo su aquiesc<strong>en</strong>ciacon la publicación del Plan que llamó de “Río Florido”, sinoque le escribió al g<strong>en</strong>eral Ángeles, diciéndole que t<strong>en</strong>dría mucho gusto<strong>en</strong> recibir su visita.La idea de la unificación del elem<strong>en</strong>to revolucionario, bajo labandera de la Constitución de 1857, era unánime <strong>en</strong>tre todos losrevolucionarios que no fueran los carrancistas.Como un ejemplo de esa unidad de criterio, transcribimos algunosconceptos de una carta que el lic<strong>en</strong>ciado Francisco Escudero330biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3304/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


dirigía al g<strong>en</strong>eral Roque González Garza, <strong>en</strong> febrero de 1918, desdeLa Habana, que era su lugar de resid<strong>en</strong>cia (<strong>en</strong> el destierro).Creo y profeso ahora con mayor fuerza que jamás, que solam<strong>en</strong>te laprobidad moral absoluta <strong>en</strong> la clase directora, puede traer la salvaciónde México; que nuestro doli<strong>en</strong>te pueblo aspira a una reg<strong>en</strong>eraciónmoral que le permita la paz orgánica de que tanto ha m<strong>en</strong>ester paracurar sus innumerables dol<strong>en</strong>cias y una libertad fácil y fecunda, suavegobierno de las mayorías, flexible túnica que abrigue <strong>en</strong> sus ampliosvuelos al más grande número posible de intereses.Ya no más opresiones <strong>en</strong> nombre de la libertad; ya no más despojos,pillajes, atropellos; ya no más sangre...Creo que después de este horrible y macabro <strong>en</strong>sayo de gobiernocarrancista, verdadera pesadilla de orate, se impone una reconstrucción,cual la que soñara el gran Madero, con la circunstancia de quedespués del terror blanco de la reacción con Huerta, y del terror rojode los jacobinos con Carranza y Cabrera, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que el país estaráya <strong>en</strong> capacidad de apreciar los b<strong>en</strong>eficios de un programa de gobiernoprogresista, humano, demócrata y honestam<strong>en</strong>te revolucionario <strong>en</strong>cuanto se trata de hacer gozar de los bi<strong>en</strong>es que hace llover sobre lospueblos la exist<strong>en</strong>cia de una justicia incorruptible y pareja, a la g<strong>en</strong>tehasta aquí desvalida y pobre, <strong>en</strong> cuanto se adapt<strong>en</strong> a la Constituciónde 57 (la única, la Constitución por antonomasia), los preceptos quela modernic<strong>en</strong> y la pongan <strong>en</strong> consonancia con el siglo, y <strong>en</strong> cuanto alos graves problemas nacionales sean tratados y resueltos con espíritude equidad y aus<strong>en</strong>cia de faccionismo...La Alianza Liberal Mexicana de El Paso, Texas, gemela de la deNueva York, publicó las bases constitutivas, que damos a conocer,porque conti<strong>en</strong><strong>en</strong> la misma ideología que presidió la formación detan importantes agrupaciones.331biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3314/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Co m i t é Ej e c u t i v o Lo c a l d e El Pa s oVocales: ing<strong>en</strong>iero Manuel Bonilla, ing<strong>en</strong>iero Federico Cervantes, g<strong>en</strong>eralMacrino J. Martínez; Tesorero: Miguel Baco Ronquillo; Secretarios:G. Méndez Valerdi, Eduardo Ángeles, Manuel David Camar<strong>en</strong>a.Bases fundam<strong>en</strong>tales de la Alianza Liberal Mexicana:3321. La Alianza Liberal Mexicana hará labor de concordia nacional,empeñándose porque las distintas facciones liberales<strong>en</strong> pugna, se concili<strong>en</strong> y unifiqu<strong>en</strong> a fin de que se lleguea establecer la paz orgánica <strong>en</strong> nuestro país y al amparo deella, se realic<strong>en</strong> los ideales de red<strong>en</strong>ción a que manifiestam<strong>en</strong>teaspira el pueblo mexicano, y por los cuales ha v<strong>en</strong>idoluchando desde 1910.2. Esta agrupación, por todos los medios de propaganda deque pueda disponer, tratará de que se hagan efectivas <strong>en</strong>México, las garantías individuales y la tolerancia de todaslas opiniones.3. La Alianza Liberal Mexicana hará, asimismo, propagandapara fom<strong>en</strong>tar la cordialidad de relaciones de México conlos países extranjeros, de prefer<strong>en</strong>cia con los del Contin<strong>en</strong>teAmericano, a la vez que estimulará el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to demutuo respeto a la soberanía de las naciones.4. Procurará la organización y desarrollo de uniones obrerasy agrícolas y que estas uniones se pongan <strong>en</strong> relación conotras similares extranjeras, a fin de asegurar, por medio delintercambio de ideas y de la cooperación internacional,la mayor efici<strong>en</strong>cia posible del trabajo nacional, el mayorbi<strong>en</strong>estar de los trabajadores y el justo equilibrio <strong>en</strong>tre elcapital y el trabajo.5. La Alianza Liberal Mexicana no constituye un partido políticomilitante. Es una asociación patriótica que ti<strong>en</strong>e porobjeto coadyuvar a la reconstrucción del país.biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3324/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


6. Para pert<strong>en</strong>ecer a esta agrupación se requiere ser ciudadanomexicano, de filiación liberal y no haber estado inodado <strong>en</strong>la traición de Victoriano Huerta, y los subsecu<strong>en</strong>tes asesinatosde mandatarios públicos.Una vez constituida esta Alianza, la admisión de nuevos miembrosse hará por mayoría de votos, según lo determine el reglam<strong>en</strong>torespectivo.Pr o p ó s i t o sArtículo 1º. La Alianza persigue, como objeto es<strong>en</strong>cial, el restablecimi<strong>en</strong>tode la paz <strong>en</strong> México y considera que sólo puede ser estableuna paz que t<strong>en</strong>ga por base principios de justicia y la satisfacción delas necesidades y anhelos del pueblo mexicano. En consecu<strong>en</strong>cia,para obt<strong>en</strong>er y cim<strong>en</strong>tar dicha paz, t<strong>en</strong>drá como norma de sus trabajoslos sigui<strong>en</strong>tes postulados:3331. La conservación de la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, soberanía e integridadnacionales.2. El restablecimi<strong>en</strong>to del ord<strong>en</strong> público.3. El respeto absoluto, por parte de las autoridades civiles ymilitares, de las garantías individuales que al hombre y alciudadano reconoce la Constitución.4. El respeto absoluto a todas las cre<strong>en</strong>cias religiosas, deacuerdo con las doctrinas que informan las Leyes de Reforma.5. El reconocimi<strong>en</strong>to del derecho de todo mexicano para residir<strong>en</strong> el país, cualesquiera que sean sus opiniones políticas,económicas y religiosas.6. La necesidad de organizar la administración de justicia,para que ésta se imparta gratuita, pronta, imparcial y equibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3334/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


tativam<strong>en</strong>te, haci<strong>en</strong>do que los tribunales sean de fácil accesoa todos los habitantes del país.7. La urg<strong>en</strong>cia de difundir la instrucción primaria hasta losmás remotos lugares del mismo.8. La conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de estimular la pequeña propiedad, dandofacilidades para la explotación y distribución de tierrasa los agricultores <strong>en</strong> pequeño. En todo caso se respetaránlos derechos adquiridos legítimam<strong>en</strong>te y se comp<strong>en</strong>sará a lospropietarios cuyos terr<strong>en</strong>os sea necesario expropiar <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficiode los pueblos.9. El establecimi<strong>en</strong>to definitivo de la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia económicade México, por medio de la explotación de sus riquezasnaturales, sobre la base de la equidad <strong>en</strong> el cambio internacionalde productos y valores y del respeto a los derechos yaadquiridos.10. Sost<strong>en</strong>er los principios constitucionales del Sufragio Efectivoy la No Reelección, <strong>en</strong> el concepto de que la personaque ocupe o haya ocupado un puesto del Poder Ejecutivode elección popular, d<strong>en</strong>tro de los seis meses anteriores aldía de la elección, por ningún motivo podrá ser electa paradesempeñar el mismo puesto.11. La necesidad de proteger al trabajador del campo y del taller,procurando su mejorami<strong>en</strong>to moral y económico y eljusto equilibrio del capital y el trabajo, para que conjuntam<strong>en</strong>tehagan prosperar la riqueza nacional.12. Procurar que la responsabilidad de todos los funcionariospúblicos sea eficaz; desde el Presid<strong>en</strong>te de la República, queserá responsable por la violación del sufragio, at<strong>en</strong>tadosa la Constitución y delitos graves del ord<strong>en</strong> común; losfuncionarios judiciales que lo serán por violación al textoexpreso de la ley o a los principios g<strong>en</strong>erales de Derecho,y los demás funcionarios por los delitos que exprese la leyrespectiva.334biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3344/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Artículo 2º. La Alianza Liberal Mexicana dedicará todas sus<strong>en</strong>ergías a la propaganda de la idea es<strong>en</strong>cial que informa su exist<strong>en</strong>cia.Al efecto, todos sus miembros procurarán por medio dela pr<strong>en</strong>sa, la correspond<strong>en</strong>cia, conversaciones, mítines, reunionessociales y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, por cuantos medios estén a su alcance, llevaral ánimo de todos los mexicanos, d<strong>en</strong>tro y fuera del país, la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ciade coordinar sus esfuerzos para hacer una paz orgánica <strong>en</strong>México.Artículo 3º. Para conseguir el objeto que se desea, la Alianzase pondrá <strong>en</strong> contacto, por cuantos medios sean posibles, con losdistintos grupos liberales, invitándolos a que establezcan <strong>en</strong> el mayornúmero de poblaciones de la República, juntas similares a la constituida<strong>en</strong> esta ciudad, dando aviso de su instalación a cualquiera delas juntas locales de la Alianza.Artículo 4º. Se invitará a los mexicanos resid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el extranjeroy que estén d<strong>en</strong>tro de las condiciones de la sexta Base Constitutiva,para que se reúnan <strong>en</strong> la ciudad donde residan, y fund<strong>en</strong> juntassimilares, aceptando las bases de esta Alianza.Artículo 5º. Igualm<strong>en</strong>te, se invitará a los ciudadanos mexicanosque hayan militado <strong>en</strong> los partidos hostiles a la Revolución de 1910y a los que sin haber tomado participación activa <strong>en</strong> la política, noquieran adherirse al credo político de la Alianza Liberal, a que constituyanagrupaciones similares a ésta, y a que nombr<strong>en</strong> delegadosque estudi<strong>en</strong> y discutan con delegados de la Alianza, la forma <strong>en</strong> quepuedan aunar sus esfuerzos <strong>en</strong> pro de la paz y las demás cuestionesque afectan al interés de México como nación soberana.Artículo 6º. Las agrupaciones extrañas a la Alianza podrán proponercuestiones de interés nacional, aun cuando no estén compr<strong>en</strong>didas<strong>en</strong> el programa de ésta, pero no se aceptarán las que <strong>en</strong>trañ<strong>en</strong>discusión de los principios económico-políticos que ella profesa. LaJunta local ante la que se pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> dichas cuestiones, las hará circulard<strong>en</strong>tro de las demás juntas, para que se discutan y vot<strong>en</strong> <strong>en</strong> la formaque queda establecida <strong>en</strong> este reglam<strong>en</strong>to.335biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3354/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Artículo 7º. Se invitará también a las asociaciones obreras mexicanasexist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> México o <strong>en</strong> el extranjero, a que se adhieran a estaAlianza y unan sus esfuerzos <strong>en</strong> pro de la paz de la nación.Artículo 8º. Las juntas locales que se establezcan <strong>en</strong> México,procurarán ponerse <strong>en</strong> contacto con todas las clases sociales y agrupacionespolíticas que acept<strong>en</strong> nuestros postulados, para el efecto dehacerles compr<strong>en</strong>der la necesidad de coordinar los esfuerzos de todoslos mexicanos para implantar una paz orgánica <strong>en</strong> la República.Artículo 9º. En las localidades que sea posible, tanto <strong>en</strong> Méxicocomo <strong>en</strong> el extranjero, se hará uso de la pr<strong>en</strong>sa periódica, bi<strong>en</strong> fundandoórganos de la Alianza o aceptando como tales a cualquiera delos periódicos prestigiados que ya exist<strong>en</strong>.Artículo 10. La Alianza se pondrá <strong>en</strong> contacto con las asociacionesamericanas y europeas que se dedican a estudio o propagandaactiva de las cuestiones que se relacionan con la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia absolutade los pueblos, según el principio de las nacionalidades, con lascuestiones económicas de ord<strong>en</strong> internacional y con el mejorami<strong>en</strong>tode la clase trabajadora.La i d e o l o g í a d e ÁngelesEl g<strong>en</strong>eral Ángeles fue miembro del Comité Ejecutivo de la AlianzaLiberal Mexicana de Nueva York, y la circunstancia de que se invocaracon frecu<strong>en</strong>cia el principio liberal, significando fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>tela libertad, y que la misma Alianza adoptara el calificativode liberal, podría hacer p<strong>en</strong>sar que Ángeles tuviera una ideologíaestancada <strong>en</strong> los conceptos del liberalismo clásico; por el contrario,su criterio era avanzado, socialista (pero no radical), como se confirmarácon la lectura de tres de los interesantes artículos que publicó<strong>en</strong>tre junio y julio de 1917.336biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3364/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


Er ro r e s d e r e v o l u c i o n a r i o sy h a b i l i d a d e s d e d é s p o ta sObt<strong>en</strong>er el mejor desarrollo físico y m<strong>en</strong>tal de la juv<strong>en</strong>tud, es laaspiración más elevada de la humanidad. El florecimi<strong>en</strong>to de éstase obt<strong>en</strong>drá por el embellecimi<strong>en</strong>to físico y espiritual de los sereshumanos.Los filósofos socialistas han evid<strong>en</strong>ciado que ese desarrollo ti<strong>en</strong>elugar actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> condiciones lam<strong>en</strong>tables, y han inferido queson demasiado amplios los derechos y las responsabilidades que ahorati<strong>en</strong><strong>en</strong> los padres de familia para la creación y educación de sus hijos.Pi<strong>en</strong>san que la sociedad no protege sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a los niños contrala neglig<strong>en</strong>cia, incompet<strong>en</strong>cia, egoísmo o perversidad de muchospadres, y que no ayuda y ali<strong>en</strong>ta bastante a otros. De ello resulta undesarrollo defectuoso de los niños, muy inferior al que son capacesde producir los actuales recursos de la civilización.Los socialistas sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que la comunidad debería, y que esaes su principal obligación, considerar como un servicio público elcuidado del sost<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to y educación de los niños, sin m<strong>en</strong>oscabodel amor y orgullo de los padres, qui<strong>en</strong>es más bi<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tirían así estimuladosesos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos.El delicado y trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te servicio público de la creación y educaciónde la juv<strong>en</strong>tud <strong>en</strong> la comunidad, requeriría recursos cuantiososque no pued<strong>en</strong> obt<strong>en</strong>erse sin grandes alteraciones <strong>en</strong> las condicioneseconómicas de la sociedad.Estudiando esas condiciones, se palpa el desord<strong>en</strong> lógico y consigui<strong>en</strong>teal pres<strong>en</strong>te régim<strong>en</strong> individualista, que produce obstruccionesy un despilfarro colosal de <strong>en</strong>ergía, retardando el progreso yproduci<strong>en</strong>do un caudal infinito de cruel sufrimi<strong>en</strong>to.De ahí infier<strong>en</strong> correctam<strong>en</strong>te los socialistas que el derecho depropiedad ha sido <strong>en</strong>orme y dañosam<strong>en</strong>te exagerado, pues se ha ext<strong>en</strong>didoa una multitud de cosas que propiam<strong>en</strong>te constituy<strong>en</strong> la her<strong>en</strong>ciade la raza, y sosti<strong>en</strong><strong>en</strong> que la comunidad debe ser la poseedora337biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3374/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


y administradora de toda la riqueza acumulada <strong>en</strong> el pasado y que,por tanto, la propiedad individual debe perecer con el individuo, y lariqueza correspondi<strong>en</strong>te ser heredada por la sociedad, para b<strong>en</strong>eficiog<strong>en</strong>eral.Con ese cambio del régim<strong>en</strong> de la propiedad privada al de lapropiedad colectiva, la comunidad llegaría a obt<strong>en</strong>er los recursos sufici<strong>en</strong>tespara at<strong>en</strong>der al pl<strong>en</strong>o desarrollo de la niñez, y para conseguirel florecimi<strong>en</strong>to de la raza <strong>en</strong> una hermosa juv<strong>en</strong>tud, de bellezaa la vez corporal y espiritual.Pero los primeros filósofos socialistas creyeron que este cambiopodría realizarse bruscam<strong>en</strong>te. En la actualidad, socialistas y economistas,de común acuerdo, opinan que el cambio sólo será posiblepor evolución, conservando siempre el equilibrio dinámico social,y a paso y medida que lo haga posible el adelantami<strong>en</strong>to de cadasociedad.Al hablarse de equilibrio social no quiere significarse que hayade evitarse la guerra; sino solam<strong>en</strong>te que el cambio social correspondaal adelantami<strong>en</strong>to logrado, con el fin de suprimir <strong>en</strong> la marcha de lassociedades todo retardo inútil producido <strong>en</strong> virtud de la ley sociológicasigui<strong>en</strong>te:338La marcha de cada sociedad <strong>en</strong> el mundo se hace <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de lat<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia socialista; pero si un cambio <strong>en</strong> la legislación ha ido más alláde lo que requiere el pres<strong>en</strong>te estado de adelanto, la marcha de la sociedadcorrespondi<strong>en</strong>te será regresiva, esto es, se realizará <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tidode las fuerzas conservadoras.México, desgraciadam<strong>en</strong>te, por causas complejas, es uno de lospaíses más atrasados de la Tierra. A pesar de eso, los carrancistasacaban de proveerlo con una Constitución que destruye de golpe,<strong>en</strong> principio, el régim<strong>en</strong> de la propiedad privada ilimitada, y es porese concepto, aunque únicam<strong>en</strong>te por ese solo, la Constitución másavanzada de todos los países.biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3384/1/<strong>08</strong> 10:30:04 <strong>AM</strong>


El disimbolismo <strong>en</strong>tre el atraso nacional y el adelanto (aunqu<strong>en</strong>o sea más que <strong>en</strong> un asunto), es un trem<strong>en</strong>do disparate.No ya el adelanto socialista consecu<strong>en</strong>te al salto colosal de cambiode régim<strong>en</strong> de la propiedad privada a la propiedad colectiva, sinootros infinitam<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>os trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes, requier<strong>en</strong> un adelanto dela sociedad del que está muy lejos México.Recomi<strong>en</strong>do a los responsables del artículo de la Constitucióncarrancista, la lectura, no de libros profundos, escritos por p<strong>en</strong>sadoressocialistas, sino la de los divulgadores de las aspiraciones de éstos,como New Worlds for Old del insigne literato inglés H. G. Wells, que<strong>en</strong> la página 1<strong>13</strong> dice:Pero es necesario t<strong>en</strong>er bi<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>te la completa dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia del socialismo,de un alto nivel intelectual, producido por la educación y<strong>en</strong> una atmósfera de pl<strong>en</strong>a libertad. Las instituciones socialistas sonsólo posibles <strong>en</strong> un Estado civilizado, <strong>en</strong> el cual toda la población sepaleer, escribir, discutir, participar y, <strong>en</strong> una considerable medida, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der.La educación debe preceder al Estado socialista. El socialismomoderno requiere una larga preparación <strong>en</strong> ciertas ideas g<strong>en</strong>erales; esimposible <strong>en</strong> una comunidad iliteraria, <strong>en</strong> una comunidad bajam<strong>en</strong>teegoísta (este es nuestro caso, desgraciadam<strong>en</strong>te) o <strong>en</strong> una comunidad,sin capacidad para usar la maquinaria y aparatos de la civilización.Un pueblo iliterario puede trocar su int<strong>en</strong>tado socialismo por una especiede tiranía burocrática, o más bi<strong>en</strong> monarquía, <strong>en</strong> la que todopert<strong>en</strong>ece al rey. El socialismo presupone intelig<strong>en</strong>cia y exige comofundam<strong>en</strong>tos, escuelas, ci<strong>en</strong>cia organizada, literatura y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tog<strong>en</strong>eral de los negocios del Estado.No c<strong>en</strong>suro con saña los errores de legislación de los revolucionarios,cometidos por ignorancia, aunque con la mejor int<strong>en</strong>ción.Como he dicho <strong>en</strong> otro artículo publicado <strong>en</strong> este periódico(El Colmillo, de San Antonio, Texas), los errores de la Revoluciónprovi<strong>en</strong><strong>en</strong> de dos fu<strong>en</strong>tes: de la ignorancia del pueblo que <strong>en</strong> 19<strong>13</strong> se339biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3394/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


levantó indignado por los asesinatos de Madero y Pino Suárez, y dela desgracia de haber sido <strong>en</strong>cabezado por un déspota el movimi<strong>en</strong>toque trató de reafirmar el triunfo democrático de 1910, ilusoriam<strong>en</strong>tedestruido por los asesinatos m<strong>en</strong>cionados.Los revolucionarios de 19<strong>13</strong> no son culpables de su ignorancia,ni son culpables de haberse lanzado a la lucha. Los culpables de ambascosas son los que, primero, gobernando un larguísimo periodo,descuidaron la educación del pueblo y después, por recobrar el podery privilegios perdidos, asesinaron a qui<strong>en</strong> era amparo de sus intereses,provocando la cólera del pueblo.Todo hombre justo absolverá los errores de legislación cometidospor ignorancia y los at<strong>en</strong>tados salvajes cometidos durante la guerrapor terrible indignación. Pero todos los hombres deb<strong>en</strong> cond<strong>en</strong>arque el jefe de la Revolución haya estimulado y aprobado un salvajedesbordami<strong>en</strong>to de pasiones y que después haya derogado impúdicam<strong>en</strong>tela Constitución de 57 (habiéndose levantado <strong>en</strong> armaspara hacerla respetar) para poder ser Presid<strong>en</strong>te de la República y parareformarla asegurando su despotismo y s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciando a muerte a sus<strong>en</strong>emigos políticos.Las reformas netam<strong>en</strong>te socialistas no le importan a Carranza,sino <strong>en</strong> lo que aum<strong>en</strong>t<strong>en</strong> su poder despótico o <strong>en</strong> lo que le atraiganlas simpatías de los obreros; pero es indudable que tratará de derogarlas,porque su subsist<strong>en</strong>cia produciría el derrumbami<strong>en</strong>to estru<strong>en</strong>doso desu gobierno, y sólo ha de esperar la oportunidad para hacerlo.Pero así como los at<strong>en</strong>tados de febrero de 19<strong>13</strong>, no hicieronfracasar la revolución democrática de 1910, tampoco las habilidadesde Carranza la harán fracasar, substituy<strong>en</strong>do la dictadura ilustrada dePorfirio Díaz por la rapaz de V<strong>en</strong>ustiano Carranza.Pero, volvamos a la primera tesis.Para mí la creación y educación de la juv<strong>en</strong>tud es una tarea sagrada,y abundo <strong>en</strong> las ideas socialistas a este respecto. Pero, sumisoa las leyes ci<strong>en</strong>tíficas de la evolución de la sociedad, me resigno a lasola posibilidad que actualm<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e la comunidad, de consagrarse340biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3404/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


a la parte del desarrollo de la juv<strong>en</strong>tud que puede realizarse <strong>en</strong> lasescuelas oficiales y particulares.Amante de la libertad <strong>en</strong> todas sus manifestaciones, aplaudo lalibertad religiosa, y es consecu<strong>en</strong>te con esa libertad, la prescripciónde que la <strong>en</strong>señanza <strong>en</strong> las escuelas oficiales sea laica.Fundado o no el temor de que <strong>en</strong> algunas escuelas particulares,se apoder<strong>en</strong> los maestros de la cera blanda de las almas infantilespara modelarla adecuadam<strong>en</strong>te a bastardas y egoístas int<strong>en</strong>ciones,me parece indisp<strong>en</strong>sable la inspección <strong>en</strong> ellas de delegados de lacomunidad.Pero prohibir la <strong>en</strong>señanza de las religiones de una manera absoluta,aun <strong>en</strong> las escuelas superiores particulares, me parece no sóloincompatible con la libertad religiosa, sino incompatible tambiéncon la exist<strong>en</strong>cia de las religiones y, por tanto, constituye otro <strong>en</strong>ormedisparate de la Constitución carrancista.La ci<strong>en</strong>cia de la moral está <strong>en</strong> mantillas, y la vida <strong>en</strong> las escuelases insufici<strong>en</strong>te para la educación moral. La moral de la juv<strong>en</strong>tud seadquiere principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la familia y de la sociedad,y las religiones son las instituciones que más contribuy<strong>en</strong> a esaeducación, con sus doctrinas y con los tesoros derrochados para lacelebración de sus ritos, que tan eficaces son.Todo el mundo ti<strong>en</strong>e una religión, todo el mundo ti<strong>en</strong>e una fe.Con las ci<strong>en</strong>cias, adquier<strong>en</strong> una nueva fe, la fe <strong>en</strong> que la labor ci<strong>en</strong>tíficava descubri<strong>en</strong>do una a una las leyes que rig<strong>en</strong> el mundo y alivia a lahumanidad de sus dolores, y una religión: el amor a la humanidad.Las almas egoístas y desiertas, sin ideal, sin fe, sin religión, sonuna monstruosidad.Temer a una institución fuerte, como el ejército, consagradoa def<strong>en</strong>der los más caros intereses de la patria, porque la disciplina,que es su alma y su fuerza, pueda convertirlo <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>todado <strong>en</strong> una institución peligrosa, y por eso suprimirlo, es cometerun crim<strong>en</strong> estup<strong>en</strong>do, dejando a la nación inerme <strong>en</strong> medio de estemundo aún semisalvaje.341biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3414/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


Temer a una institución fuerte, como <strong>en</strong> nuestro país es la Iglesiacatólica, porque la disciplina que es su alma y su fuerza, puedaconvertirla <strong>en</strong> una institución peligrosa, y por eso suprimir todaslas religiones, es un error estup<strong>en</strong>do de ignorancia supina, es dejarhelado el corazón de nuestro pobre pueblo, <strong>en</strong> donde la acción pocoeficaz de nuestros gobernantes, ha conquistado poca gratitud; es apagar<strong>en</strong> el alma obscura de nuestros pobres indios, la única lamparitade aceite que alumbra tristem<strong>en</strong>te su infortunio. Felipe Ángeles.Ed u c a c i ó nProfesores norteamericanos, <strong>en</strong> un interesante estudio reci<strong>en</strong>te, hechocon la colaboración de dos educadores mexicanos, llegan a laconclusión cond<strong>en</strong>sada <strong>en</strong> el párrafo sigui<strong>en</strong>te:342Los revolucionarios mexicanos pi<strong>en</strong>san que lo que necesitan sus compatriotases libertad y tierras. Nosotros creemos que lo que necesitan eseducación. En su turbul<strong>en</strong>ta vida han destinado el dinero a la guerra ysólo <strong>en</strong> sus respiros han consagrado algo a las escuelas. Tan necesitadosestán de ellas, que el establecimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> su país de una gran universidad,sería negocio que costearía. Estableciéndola, les ayudaríamoscomo bu<strong>en</strong>os vecinos y amigos.Estoy de acuerdo: lo que necesitamos es educación, <strong>en</strong> toda laext<strong>en</strong>sión y fuerza del término; para dar vigor al cuerpo, luz a la intelig<strong>en</strong>cia,bondad al alma; para que podamos trabajar armoniosam<strong>en</strong>tedando garantías a todas las vidas y a todos los intereses, amando atodos los mexicanos como hermanos, olvidando los errores de todosy t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do pres<strong>en</strong>te constantem<strong>en</strong>te, que la falta de cumplimi<strong>en</strong>toa nuestras obligaciones internacionales, que lleva aparejada la obedi<strong>en</strong>ciaa la Constitución carrancista, obligará a los Estados Unidosa la interv<strong>en</strong>ción armada, ahora diferida porque la guerra europeabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3424/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


urge el empleo de toda la <strong>en</strong>ergía americana, <strong>en</strong> dinero, <strong>en</strong> materialde guerra, <strong>en</strong> alim<strong>en</strong>tos, <strong>en</strong> soldados.Por falta de moralidad, nuestro gran hombre, el g<strong>en</strong>eral Díaz,usurpaba funciones y minti<strong>en</strong>do por última vez <strong>en</strong> la <strong>en</strong>trevistaCreelman, des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ó la Revolución de 1910. Por falta de moralidad,los administradores porfiristas gobernaban dando prefer<strong>en</strong>cia asus intereses personales. Por falta de moralidad y de intelig<strong>en</strong>cia, losantimaderistas hicieron una infame campaña de pr<strong>en</strong>sa, empujarona una fracción del ejército a la traición y asesinaron al Presid<strong>en</strong>te y alVicepresid<strong>en</strong>te de la República. Por falta de moralidad, los mismosantimaderistas sostuvieron el gobierno de un hombre como Huerta:dipsómano, perverso, ignorante, prostituido, que convirtió <strong>en</strong>presid<strong>en</strong>cia los prostíbulos. Por falta de moralidad, la indignaciónrevolucionaria se convirtió <strong>en</strong> des<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ado robo y salvaje carnicería.Por falta de moralidad, Carranza, que como gobernador de Coahuilase levantó <strong>en</strong> armas con el objeto de hacer respetar la Constituciónde 57, la derogó al triunfo para poder ser Presid<strong>en</strong>te de la República,y la reemplazó por otra que desequilibra los poderes, dandopreponderancia al Ejecutivo; y cond<strong>en</strong>a a muerte a sus <strong>en</strong>emigospolíticos. Por falta de instrucción, los revolucionarios, p<strong>en</strong>sando hacerun bi<strong>en</strong> al país, han suprimido de golpe, <strong>en</strong> principio, el régim<strong>en</strong>de la propiedad privada, sin darse cu<strong>en</strong>ta de que con eso, <strong>en</strong> un paístan atrasado como México, sólo crean un despotismo infinitam<strong>en</strong>tepeor que el de Porfirio Díaz; han procurado la muerte de la industriay, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, el pauperismo de los obreros, o bi<strong>en</strong>, conlos impuestos aduanales a las mercancías extranjeras han hecho unburdo <strong>en</strong>gaño a los trabajadores, porque lo que se les aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>salarios lo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que desembolsar al comprar las mercancías, cuyoprecio crece debido a los impuestos, y por último, han convertidola industria <strong>en</strong> una carga para todos los habitantes del país, conla única excepción de los capitalistas industriales, contra qui<strong>en</strong>es seapar<strong>en</strong>ta que la legislación ha sido fraguada. Por falta de instruccióny de moralidad, los que han <strong>en</strong>cumbrado a la presid<strong>en</strong>cia a Carranza,343biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3434/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


a pesar de su anticarrancismo pat<strong>en</strong>tizado ayer <strong>en</strong> la Conv<strong>en</strong>ciónde Aguascali<strong>en</strong>tes, y hoy <strong>en</strong> el Congreso carrancista, aprobaron <strong>en</strong>Querétaro una Constitución que m<strong>en</strong>osprecia las obligaciones internacionalesde nuestro país. Por ceguera intelectual, los revolucionariosno v<strong>en</strong> que están desahuciando a nuestra patria <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>ciadel gobierno americano, el que sólo por preocupación del gravísimoproblema europeo, que ha cogido <strong>en</strong> su <strong>en</strong>granaje un dedo, o unbrazo quizá, de la Unión Americana, aplaza la interv<strong>en</strong>ción armada<strong>en</strong> nuestros asuntos. Por falta de instrucción, nuestros intelectuales,que <strong>en</strong> sus vuelos ap<strong>en</strong>as se elevan al profesionismo, pero que nuncase remontan a las alturas de la ci<strong>en</strong>cia para abarcar con la vista unbu<strong>en</strong> trecho del porv<strong>en</strong>ir, no se dan cu<strong>en</strong>ta de que el liberalismo esun ideal del pasado y que <strong>en</strong> la actualidad, hay un nuevo anhelo dejusticia, por haberse demostrado pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te lo caótico, lo antici<strong>en</strong>tíficode la sociedad actual, de la propiedad de los instrum<strong>en</strong>tos deproducción y de la libre compet<strong>en</strong>cia, sin plan y sin organización,injusta e inefici<strong>en</strong>te. Por defici<strong>en</strong>cia de nuestra educación, que cultivamedianam<strong>en</strong>te la intelig<strong>en</strong>cia pero que descuida por completoel cuerpo y el carácter, pres<strong>en</strong>ciamos la bancarrota de nuestra claseculta, que afeminadam<strong>en</strong>te rehuye toda lucha corporal, que la únicaarma que puede esgrimir su <strong>en</strong>cl<strong>en</strong>que brazo es la intriga, y que vedestruida por la anarquía su patria sin lanzarse a la lucha, porquesu única manera de colaborar <strong>en</strong> el progreso del país, es dando sup<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los ser<strong>en</strong>os tiempos de paz. Por falta de educaciónque les temple el alma, los hombres que han hecho una fortuna conla intelig<strong>en</strong>cia o con el sudor de su fr<strong>en</strong>te, o de la de sus padres,v<strong>en</strong> destruidas sus propiedades por la rapiña de las turbas armadas,revolucionarios o gobernantes, o las v<strong>en</strong> arrebatadas por las leyes delegisladores ignorantes, sin protestar como hombres, y permanec<strong>en</strong>constantem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> acecho para olfatear dónde quedará finalm<strong>en</strong>teel triunfo y cómo t<strong>en</strong>drán que proceder para salvar lo más que sepueda de la fortuna, aunque sea con humillación. Por falta de rectitudde alma y por car<strong>en</strong>cia absoluta de patriotismo, muchos de esos344biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3444/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


icos acarician la esperanza, unos manifiestam<strong>en</strong>te y otros <strong>en</strong> secreto,de la interv<strong>en</strong>ción americana, que ponga término a la anarquía d<strong>en</strong>uestro país, y los deje <strong>en</strong> la tranquila posesión de sus riquezas, o deque con la anexión a Estados Unidos, suba el valor de sus propiedades.Por falta de virilidad, el pueblo sufre paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te toda clasede atropellos, de despojos, de injusticias; como hembra escuáliday agobiada, eleva sus oraciones porque la posea el m<strong>en</strong>os salvaje,aunque sea un déspota, impostor, un impúdico hombre político. Sino él, ¿quién? —pregunta con fem<strong>en</strong>il desali<strong>en</strong>to—, como si necesitaraindisp<strong>en</strong>sablem<strong>en</strong>te un dueño, un amo; como si la Revoluciónno se hubiera hecho para librarnos de los amos, para que vuelva elgobierno a manos del mismo pueblo y para que éste elija <strong>en</strong> cada regióna los hombres honrados, justos, s<strong>en</strong>satos y bu<strong>en</strong>os que conozcapersonalm<strong>en</strong>te, y los obligue a fungir como sirvi<strong>en</strong>tes de su voluntadexpresada <strong>en</strong> las leyes, y no como sus señores. Por falta de educación,el pueblo trabajador ha sufrido todas las afr<strong>en</strong>tas; ha visto m<strong>en</strong>ospreciadassus cre<strong>en</strong>cias religiosas, convertidos sus templos <strong>en</strong> cuartelesy caballerizas; ha sido cogido de leva y llevado al matadero, fusiladosin piedad por todos los partidos, robado sin rubor <strong>en</strong> sus míseraspropiedades, violadas sus mujeres y sus hijas, quemados sus pueblos,<strong>en</strong>tregado a la peste, obligado a abandonar sus hogares para buscarrefugio <strong>en</strong> las ciudades, y a reconc<strong>en</strong>trar <strong>en</strong> sus corazones la tristezamás honda y la desesperación más completa.Cuando el hambre at<strong>en</strong>ace furiosam<strong>en</strong>te los estómagos de lasconci<strong>en</strong>cias sin luz, y la vergü<strong>en</strong>za coloree las mejillas eternam<strong>en</strong>tepálidas de los consci<strong>en</strong>tes, y brote arrolladora la acción salvadora,si ésta llega por fortuna antes de la interv<strong>en</strong>ción extranjera, nuestroprimer deber consistirá <strong>en</strong> fom<strong>en</strong>tar una educación completa,que ni deje <strong>en</strong> las tinieblas al indio, ni afemine a los intelectuales, yque extraiga el odio vergonzoso de que estamos repletos para todosnuestros compatriotas que no pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a nuestro partido.—FelipeÁngeles.345biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3454/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


El liberalismo es u n i d e a l d e l pa s a d o346La gloriosa Revolución Francesa hirió de muerte <strong>en</strong> todo el mundo ala servidumbre feudal y creó a la sociedad burguesa.La trilogía luminosa: Libertad, Igualdad, Fraternidad, cond<strong>en</strong>sabavagam<strong>en</strong>te el ideal del partido político que <strong>en</strong>tonces hacía progresarla sociedad. Ese ideal se cond<strong>en</strong>só aún más <strong>en</strong> la palabra Liberalismo,derivada del vocablo que <strong>en</strong> la trilogía significaba el progreso más anheladoy la conquista más efectiva.Nuestros padres, los liberales que nos dieron la Constitución de57, nacieron <strong>en</strong> el apogeo de la sociedad burguesa, cuando la estrelladel Liberalismo brillaba con más int<strong>en</strong>sos fulgores.Sin embargo, desde la época del nacimi<strong>en</strong>to de los hombres de lapléyade juarista, ya los precursores de la nueva libertad, como la llamaeufemísticam<strong>en</strong>te el presid<strong>en</strong>te Wilson, predicaban las utopías de susnobles <strong>en</strong>sueños.Ap<strong>en</strong>as nacida la sociedad burguesa, ya s<strong>en</strong>tían sus defectos, y lospoetas de la ci<strong>en</strong>cia, los sociólogos exploradores del futuro, criticabanconfusam<strong>en</strong>te la sociedad actual y bosquejaban proyectos de la sociedad<strong>en</strong> un porv<strong>en</strong>ir cercano.Poco a poco la crítica de la sociedad actual fue precisándose. Enpl<strong>en</strong>o florecimi<strong>en</strong>to de la economía política, cuando esta ci<strong>en</strong>cia habíasido elevada a la misma altura que las ci<strong>en</strong>cias naturales y cuandose empezaba a tratar sus asuntos con auxilio del cálculo matemático,dándole precisión y autoridad aplastante, el g<strong>en</strong>io de Carlos Marxpuntualizó ci<strong>en</strong>tíficam<strong>en</strong>te la crítica de la sociedad burguesa, <strong>en</strong>tró acaballo al templo de la economía política, rompió los viejos ídolos yfacilitó a los filósofos del pres<strong>en</strong>te, definir el nuevo anhelo.“Un negocio, no es una especulación hecha exclusivam<strong>en</strong>te parab<strong>en</strong>eficio privado, decía el gobernador de New Jersey, hoy presid<strong>en</strong>tede Estados Unidos; un negocio es un trabajo hecho para b<strong>en</strong>eficio públicoy que proporciona un b<strong>en</strong>eficio a los empresarios, y la política esla tarea de determinar si el b<strong>en</strong>eficio corresponde al servicio prestado”.biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3464/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


La nueva libertad no es la libertad del Liberalismo; “New Freedom”es un nuevo anhelo.“New Freedom”, es un eufemismo de un hábil político. Yo, qu<strong>en</strong>o t<strong>en</strong>go nada de político, y que gusto de decir las cosas crudam<strong>en</strong>te,digo que el nuevo anhelo consiste <strong>en</strong> corregir las injusticias que la críticade la sociedad actual ha determinado con precisión ci<strong>en</strong>tífica: lat<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia socialista y el nuevo anhelo, son una misma cosa.En un artículo intitulado “Educación”, afirmé que el Liberalismoera un anhelo del pasado y califiqué la sociedad actual de caótica, antici<strong>en</strong>tífica,sin plan y sin organización, injusta e inefici<strong>en</strong>te.Fui criticado por esas afirmaciones <strong>en</strong> el periódico que dirige elseñor lic<strong>en</strong>ciado don Nemesio García Naranjo. Por el texto de la críticase percibe claram<strong>en</strong>te que fue hecha <strong>en</strong> parte por malevol<strong>en</strong>cia y<strong>en</strong> parte sinceram<strong>en</strong>te. Escribo este artículo a guisa de ratificación deesas afirmaciones.Los trabajos que <strong>en</strong> colaboración hicieron Marx y Engels, y despuéslos discípulos de éstos, dejaron bi<strong>en</strong> establecido que las fuerzaseconómicas predominan marcadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la marcha de las sociedades.Como las características económicas de la sociedad actual son lalibre compet<strong>en</strong>cia y el derecho a la propiedad privada ilimitada, llamé<strong>en</strong> el artículo aludido, para precisar mejor esas características económicas,a la sociedad actual, de la propiedad privada de los instrum<strong>en</strong>tosde producción y de la libre compet<strong>en</strong>cia.La libre compet<strong>en</strong>cia es la que hace que la producción sea sinplan, sin organización, caótica y, por consigui<strong>en</strong>te, antici<strong>en</strong>tífica eine fici<strong>en</strong>te.La propiedad privada de los instrum<strong>en</strong>tos de producción y másg<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te aún, el derecho a la propiedad privada ilimitada, es loque justifica el calificativo de injusta a la sociedad actual.Estas dos proposiciones no son asunto de un periódico de la naturalezade éste, ni hay aquí espacio sufici<strong>en</strong>te para ellas.Fueron magistralm<strong>en</strong>te tratadas por Marx, <strong>en</strong> el primer tomode su obra El Capital. No recomi<strong>en</strong>do la lectura de este libro porque347biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3474/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


es profundo y, además, porque su tecnicismo es difer<strong>en</strong>te del usadoactualm<strong>en</strong>te, lo cual aum<strong>en</strong>ta la dificultad de su compr<strong>en</strong>sión.Sost<strong>en</strong>ían los economistas que la libre compet<strong>en</strong>cia satisface lasnecesidades de la demanda mejor que lo que podría obt<strong>en</strong>erse por uncálculo previo o por un registro experim<strong>en</strong>tal de esa demanda, seguidade la organización del trabajo para la producción de las mercancíasnecesitadas.Lo absurdo de esa afirmación está ahora bi<strong>en</strong> probado. Cuandouna mercancía se v<strong>en</strong>de bi<strong>en</strong> y rinde grandes utilidades, mucha g<strong>en</strong>tese resuelve a producirla; pero nadie sabe de antemano si la próximaproducción será o no ajustada a la demanda y muchas veces resultaun exceso de producción, y por consecu<strong>en</strong>cia, un rebajo considerable<strong>en</strong> el valor de la cosa producida. La producción así es ciega, sin plany sin organización y por <strong>en</strong>de, inefici<strong>en</strong>te. Esa producción es propiade una sociedad salvaje; pero indigna de una sociedad adelantada, deci<strong>en</strong>cia, desarrollada. La sociedad actual merece mejor organización<strong>en</strong> la producción. Ésta debería ser de acuerdo con las necesidades deconsumo calculadas de antemano, y organizada con la división deltrabajo llevada al límite, para obt<strong>en</strong>er el máximo r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to con elmínimo esfuerzo.Además, la libre compet<strong>en</strong>cia trae consigo un despilfarro de<strong>en</strong>ergía, tanto <strong>en</strong> la producción como <strong>en</strong> el cambio. En la producción,varias industrias productoras del mismo artículo requier<strong>en</strong> mayor personal,a la vez por las necesidades de la administración y porque ladivisión del trabajo no se lleva al extremo. El despilfarro se hace evid<strong>en</strong>tecomparando el sistematizado trabajo de la repartición de cartasdel monopolio del Correo, con el caótico de la distribución de laslecherías <strong>en</strong> compet<strong>en</strong>cia.La libre compet<strong>en</strong>cia requiere un gasto colosal <strong>en</strong> anuncios quese recargan al valor de la mercancía, y un increm<strong>en</strong>to de empleo deg<strong>en</strong>te, que <strong>en</strong> un sistema organizado de producción sería innecesario,como abogados, policía, banqueros, corredores y ag<strong>en</strong>tes de diversasclases.348biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3484/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


Como <strong>en</strong> los sistemas planetarios la s<strong>en</strong>cilla ley de la gravitaciónuniversal elimina el caos de las órbitas y establece la armonía delos astros, así la ley del equilibrio social eliminaría el caos de la librecompet<strong>en</strong>cia, pues la compet<strong>en</strong>cia se mata a sí misma y conduce a losmonopolios.Desde que la imperfección de la sociedad burguesa fue claram<strong>en</strong>teestablecida, la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia socialista modifica y hace progresar másarmoniosam<strong>en</strong>te a la sociedad.Cuando los hombres de mi g<strong>en</strong>eración estábamos <strong>en</strong> las aulas,oíamos con religioso sil<strong>en</strong>cio desde los púlpitos de los templos económicos,las prédicas de los economistas; escuchábamos las metafísicasdemostraciones del derecho de propiedad, y nos reíamos del desequilibriom<strong>en</strong>tal de Prudhome, que <strong>en</strong> la pasión de la lucha gritaba quela propiedad es un robo.No imaginábamos que <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o ci<strong>en</strong>tífico el triunfo de loslocos era ya un hecho consumado. Desde <strong>en</strong>tonces la verdad inundapoco a poco de nueva luz al mundo.Esos locos de antaño, muriéndose de hambre <strong>en</strong> el destierro, conla fuerza de la verdad esparcida fácilm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la atmósfera de libertadde la sociedad del Liberalismo, conquistaban poco a poco al mundo.Locos o criminales <strong>en</strong>tonces, habitando las cárceles o desterradosde su patria, van ahora invadi<strong>en</strong>do los gobiernos, y ya cu<strong>en</strong>tan concasi la mitad de la repres<strong>en</strong>tación popular <strong>en</strong> el Reichstag, y ya casigobiernan <strong>en</strong> Francia, y ya imperan <strong>en</strong> algunas colonias inglesas, yya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un presid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Estados Unidos que señala como guía lanueva libertad.La propiedad privada de los instrum<strong>en</strong>tos de producción y cambio,produce la esclavitud industrial que substituyó a la esclavitudfeudal destruida por el Liberalismo. Es parte del nuevo anhelo la supresiónde la esclavitud industrial, la consecución de la nueva libertaddel presid<strong>en</strong>te Wilson, qui<strong>en</strong> asegura ser de la incumb<strong>en</strong>cia del Estadodeterminar la equidad de los b<strong>en</strong>eficios de los capitalistas.¡No más explotaciones del obrero!349biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3494/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


El derecho a la propiedad privada ilimitada es ahora claram<strong>en</strong>teinjusto; produce el ocio perpetuo y la deg<strong>en</strong>eración de muchos ricos,al lado de pobres que muer<strong>en</strong> de tanto trabajar o que muer<strong>en</strong> de hambresin <strong>en</strong>contrar trabajo.La sociedad actual es palpablem<strong>en</strong>te injusta.Pero el sistema de la sociedad burguesa (de la libre compet<strong>en</strong>ciay de la propiedad privada ilimitada), va pasando rápidam<strong>en</strong>te, graciasa los trabajos de los utopistas de la primera mitad del siglo pasado,del socialismo marxista de la segunda mitad del Siglo de las Luces, y delsocialismo evolutivo del amanecer del nuevo siglo.Toda la dificultad estriba <strong>en</strong> el <strong>en</strong>sanchami<strong>en</strong>to del círculo de lasideas de cada habitante de la sociedad actual, y <strong>en</strong> <strong>en</strong>contrar los mediosprácticos que aceler<strong>en</strong> la evolución.Pero por poco que se medite y se vuelva atrás la cara para ver elcamino recorrido, se conv<strong>en</strong>ce uno de que el triunfo es ya seguro.Los economistas que eran los adversarios naturales de los socialistas,ahora son casi todos socialistas. Los socialistas regresan de losdestierros o sal<strong>en</strong> de las cárceles para figurar <strong>en</strong> los gobiernos; la legislacióncambia rápidam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cada país, siempre influida por elpartido socialista, aunque la iniciativa parta de Bismark mismo, aqui<strong>en</strong> Bebel le contesta: “Pi<strong>en</strong>sa usted conquistarnos adelantándosea nuestras peticiones, pero olvida usted que somos insaciables y queseguiremos pidi<strong>en</strong>do, porque t<strong>en</strong>emos derecho a mucho”.El círculo de las ideas se <strong>en</strong>sancha de varios modos: por los libros,<strong>en</strong> la tribuna, <strong>en</strong> el púlpito, <strong>en</strong> el periódico; pero lo que impresionamás vivam<strong>en</strong>te las intelig<strong>en</strong>cias de las masas es el ejemplo: la Revoluciónrusa valdrá lo que una montaña de pr<strong>en</strong>sa y propaganda.La guerra europea actual era profetizada por todos los hombres deEstado, desde fines de la primera década del pres<strong>en</strong>te siglo; pero los gabineteseuropeos no vieron claro que la guerra que iba a nacer de una rivalidadinternacional, <strong>en</strong>tregaría las naciones a la acción de la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciasocialista, que es el anhelo mundial. Y, de esa manera, la terrible guerradará los más preciados frutos de libertad y de justicia.—Felipe Ángeles.3<strong>50</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3<strong>50</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XVICó m o v o lv i ó Ángeles a l t e r r i to r i o n a c i o n a l351Refiriéndonos nuevam<strong>en</strong>te a la Alianza Liberal Mexicana,diremos que tuvo gran número de prosélitos. En la ciudadde El Paso, Texas (y lo mismo <strong>en</strong> otras ciudades), se llevarona cabo importantes sesiones públicas <strong>en</strong> el Auditorium (LibertyHall) de la ciudad y sus actividades hallaron eco no sólo <strong>en</strong>tre numerososdesterrados, sino <strong>en</strong>tre mexicanos pacíficos o rebeldes delterritorio nacional.Varios de los rebeldes levantados <strong>en</strong> armas, Villa especialm<strong>en</strong>te,reconocían la necesidad de que la Revolución <strong>en</strong>trase <strong>en</strong> una fase deunificación que trajera consigo la pacificación del país. Pero todosse daban cu<strong>en</strong>ta de que Carranza <strong>en</strong> el poder no trataría con losrebeldes, pues a pesar de la lucha t<strong>en</strong>az con que Villa, Zapata y otroshabían mant<strong>en</strong>ido al gobierno <strong>en</strong> continua inquietud, obligándolo agastar grandes sumas y sacrificar muchas vidas, su política no era depatrióticas transacciones, sino de inexorable odiosidad hacia todosaquellos que se hubies<strong>en</strong> opuesto a su gobierno personalista.Entonces se p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> que la unificación de las facciones rebeldesera aún más urg<strong>en</strong>te, porque sólo haci<strong>en</strong>do s<strong>en</strong>tir la fuerza de la unificaciónpodría la oposición lograr que se aceptas<strong>en</strong> transacciones.Pero para lograr esa unificación, se hacía necesario un hombre conbastante personalidad, intelig<strong>en</strong>cia y resolución para internarse <strong>en</strong>territorio mexicano y ponerse <strong>en</strong> comunicación con los distintos jebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3514/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


fes rebeldes invitándolos a que adoptas<strong>en</strong> los principios políticos dela Alianza y una jefatura de las operaciones, pues la rebeldía parecíadispersa por falta de coordinación.Ángeles se impuso la grave tarea de desempeñar tan arriesgadamisión y, secretam<strong>en</strong>te, inició sus actividades t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a internarse<strong>en</strong> territorio mexicano.Vivi<strong>en</strong>do yo <strong>en</strong> El Paso, Texas, sost<strong>en</strong>ía correspond<strong>en</strong>cia pocofrecu<strong>en</strong>te con el g<strong>en</strong>eral, que era poco afecto a escribir. En una desus misivas, me indicó que p<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> la posibilidad de ir a visitar aVilla. Ignorando yo su resolución, me apresuré a darle mi opinióndesfavorable, iniciando explicaciones que el g<strong>en</strong>eral cortó con unrecado <strong>en</strong> que me decía que sospechaba que su correspond<strong>en</strong>cia erac<strong>en</strong>surada.Desde fines de julio de 1918, no volví a t<strong>en</strong>er comunicacióncon el g<strong>en</strong>eral Ángeles, hasta que, un día de fines de noviembre, elcoronel Eduardo Ángeles llegó a decirme que el g<strong>en</strong>eral estaba <strong>en</strong>El Paso y deseaba hablar conmigo. Acudí a su casa y <strong>en</strong>tonces meinformó que se iba para territorio mexicano.Mi actitud fue de franca oposición a semejante idea, que meparecía apresurada e inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te. Argum<strong>en</strong>té con calor durantetoda la tarde. Su esposa Clarita y su hija Chabela daban razón amis argum<strong>en</strong>tos, pero el g<strong>en</strong>eral, que escuchaba amablem<strong>en</strong>te, losrebatía. Le argüía yo que no t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do fuerzas que lo protegieran,iría inmediatam<strong>en</strong>te a parar con Villa; que toda la g<strong>en</strong>te interpretaríaque había ido a ponerse a las órd<strong>en</strong>es de éste, lo cual le acarrearíamalquer<strong>en</strong>cia de los Estados Unidos, porque desde el asalto a Columbus,<strong>en</strong> marzo de 1916, Villa era considerado por los norteamericanos,como por los carrancistas, un bandido fuera de la ley; asílos mexicanos que quisieran seguirlo, se s<strong>en</strong>tirían cohibidos por eltemor que Villa inspiraba.El g<strong>en</strong>eral Ángeles me explicó la misión que se proponía llevara cabo y que su int<strong>en</strong>ción no era precisam<strong>en</strong>te incorporarse con Villa,sino <strong>en</strong>trevistar a todos los revolucionarios levantados <strong>en</strong> armas;352biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3524/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


353pero que, por otra parte, buscar a Villa y considerarlo como una delas fuerzas vivas de la rebelión, no le parecía peligroso ni desprestigiante;que recordara yo que Cristo anduvo con bandoleros y que nopor eso fue un perverso; que había que tratar a Villa para procurarque se moderara <strong>en</strong> sus procedimi<strong>en</strong>tos de crueldad y que el fondo dela int<strong>en</strong>ción de ese gran guerrillero era bu<strong>en</strong>o y su t<strong>en</strong>acidad y amor alpueblo humilde, eran una gran fuerza revolucionaria.Como viera yo que a pesar de su condesc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> discutirconmigo, el g<strong>en</strong>eral rebatía todas mis objeciones, acabé por confirmarque había tomado una resolución inquebrantable, y <strong>en</strong>tonces lepregunté si su resolución era definitiva. “Sí —me dijo—, absolutam<strong>en</strong>te”.“Entonces, mi g<strong>en</strong>eral —le dije—, no me queda más quesecundarlo a usted. Desgraciadam<strong>en</strong>te yo no estaba prev<strong>en</strong>ido paraesto y vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> la pobreza, con el trabajo diario de mi Jitney, nopuedo acompañarlo desde luego, abandonando a mi familia; perole ofrezco que <strong>en</strong> un plazo de tres meses me le incorporaré con ungrupo de oficiales, de qui<strong>en</strong>es formaron su Estado Mayor, y que loseguiremos por donde usted vaya”.El g<strong>en</strong>eral cruzó el Río Bravo, por San Belisario, la noche del 11de diciembre de 1918, acompañado por don Alfonso Gómez Mor<strong>en</strong>tín,el infatigable coronel, ag<strong>en</strong>te confid<strong>en</strong>cial de Villa, con dosamigos y sus guías.El g<strong>en</strong>eral Villa había <strong>en</strong>viado al coronel Gómez Mor<strong>en</strong>tín hastaNueva York, anunciándole, como un secreto que a nadie divulgaría,que se proponía tomar Villa Ahumada, para int<strong>en</strong>tar una nuevasorpresa sobre Ciudad Juárez, y que al tomar esta plaza fronteriza,podrían pasar el g<strong>en</strong>eral Ángeles y otros varios partidarios. La sorpresasobre Ciudad Juárez se frustró porque no logró apoderarse de untr<strong>en</strong> y <strong>en</strong> la frontera se previnieron haci<strong>en</strong>do fracasar su plan.Al saber Gómez Mor<strong>en</strong>tín que aquel plan había fallado, informóal g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong> ya estaba <strong>en</strong> El Paso, que volvería solocon Villa para que éste le diera nuevas instrucciones: pero el g<strong>en</strong>eralÁngeles le contestó: “No, yo me voy con usted de cualquiera mabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3534/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


nera”. Y así fue como, pasando la frontera, fueron a dar a CuchilloParado, donde se informaron de que el lugar de reunión señaladopor Villa, para pocas semanas después, sería Tosesihua.Antes de la salida del g<strong>en</strong>eral, me dio unas cortas declaracionesque fueron publicadas luego que se supo que había cruzado la frontera.También le pedí que me diera sus datos biográficos, que extractéa su dictado, y un manifiesto que fue publicado posteriorm<strong>en</strong>te,<strong>en</strong> el aniversario de la Constitución de 1857.Las declaraciones fueron las sigui<strong>en</strong>tes:Los mexicanos de t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias políticas diversas deb<strong>en</strong> apresurarse apactar las bases según las cuales se restablezca el ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> México yse constituya un gobierno respetable que, satisfaci<strong>en</strong>do hasta dondesea posible las aspiraciones del pueblo mexicano, dé cumplimi<strong>en</strong>to anuestras obligaciones internacionales, a fin de evitar la interv<strong>en</strong>ción deotros países <strong>en</strong> nuestros asuntos interiores.Al internarme <strong>en</strong> territorio mexicano yo procuraré que se afili<strong>en</strong><strong>en</strong> la idea demócrata-progresista todos los elem<strong>en</strong>tos levantados <strong>en</strong>armas contra el actual gobierno.Si la unión que persigu<strong>en</strong> mis compatriotas expatriados no severifica porque el odio <strong>en</strong>tre los partidos políticos sea más int<strong>en</strong>so queel amor a la patria, yo permaneceré <strong>en</strong> suelo mexicano luchando porlos ideales expresados <strong>en</strong> mi convocatoria. —Felipe Ángeles.El manifiesto d e ÁngelesPublicado <strong>en</strong> La Patria, de El Paso,Texas, el 5 de febrero de 1919.En m<strong>en</strong>os de medio siglo después de nuestra emancipación de la gloriosaEspaña, el movimi<strong>en</strong>to liberal mexicano cristalizó <strong>en</strong> la Constituciónde 1857, integrada con las Leyes de Reforma, para cuya354biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3544/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


obedi<strong>en</strong>cia ha sido un inm<strong>en</strong>so obstáculo el gobierno de caudillos,sost<strong>en</strong>idos por un ejército modelado a la usanza de los tiempos predemocráticos.Bajo el férreo gobierno de dictadores, la constante aspiración delpueblo ha consistido <strong>en</strong> ser gobernado por los preceptos de esa Constitución,y esa aspiración se ha mezclado con vagos anhelos de reformasque hagan desaparecer injusticias y malestares sociales.En breve frase pued<strong>en</strong> cond<strong>en</strong>sarse los desiderata del pueblo, dici<strong>en</strong>doque la sociedad mexicana ti<strong>en</strong>de a asegurar y a perfeccionar lademocracia y d<strong>en</strong>tro de ella, a corregir las injusticias que ha producidouna viciosa organización social y a prev<strong>en</strong>ir las que <strong>en</strong> el futuro pudieraproducir.La primera fase de esa evolución debe indisp<strong>en</strong>sablem<strong>en</strong>te iniciarsecon el acatami<strong>en</strong>to del primer principio de ord<strong>en</strong> <strong>en</strong> una nación:la inderogabilidad de su ley fundam<strong>en</strong>tal; esa primera fase debe partirdel imperio efectivo de la Constitución de 1857, y debe consistir <strong>en</strong> elestablecimi<strong>en</strong>to de un gobierno democrático legítimo.Para que pueda existir un gobierno democrático, es decir, un gobiernode autoridades real y librem<strong>en</strong>te elegidas, que consign<strong>en</strong> <strong>en</strong>nuevas leyes las reformas que anhele el pueblo y que gobiern<strong>en</strong> comoservidores del pueblo y para b<strong>en</strong>eficio del pueblo, y no de las autoridadesmismas, es indisp<strong>en</strong>sable destruir el caudillaje y suprimir elejército que sirve al caudillo como instrum<strong>en</strong>to de tiranía.Todo caudillo satisface naturalm<strong>en</strong>te las condiciones de un dictadory sus tropas constituy<strong>en</strong> el instrum<strong>en</strong>to más adecuado a su despotismo.Además, ese ejército, aparte de que es impropio para los altosfines a que debe estar destinado, se convierte sin dificultad <strong>en</strong> órganode opresión. Por lo tanto, si queremos asegurar la democracia, debemosacabar para siempre con el gobierno de la espada, inhabilitando atodo caudillo para ser elegido como Presid<strong>en</strong>te de la República, e instituy<strong>en</strong>doun ejército g<strong>en</strong>uinam<strong>en</strong>te nacional, repres<strong>en</strong>tante del pueblo<strong>en</strong>tero e inadecuado para sofocar las manifestaciones del s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>topopular.355biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3554/1/<strong>08</strong> 10:30:05 <strong>AM</strong>


356En tiempos del militarismo que originó incid<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te el granCromwell, Inglaterra llamó al heredero del decapitado reo de absolutismo,aterrorizada a la sola idea de t<strong>en</strong>er que soportar el despotismohumillante y odioso de tiranos sin gloria, elevados al poder por revolucionesmilitares que se suced<strong>en</strong> a cortos intervalos.Restaurar la Constitución de 1857, y romper para siempre laespada opresora, con objeto de asegurar definitivam<strong>en</strong>te el establecimi<strong>en</strong>tode la democracia de nuestro país, deb<strong>en</strong> ser nuestros inmediatosideales; hacer las reformas que exige nuestro estado socialactual, será <strong>en</strong> seguida la obra de los repres<strong>en</strong>tantes del pueblo, cuyalabor continua e indefinida perfeccionará nuestras instituciones democráticasy hará de nuestra patria una adelantada y justa sociedadfraternal.Imponer con las armas reformas que dicta la voluntad de un jefeo de un partido, es reincidir <strong>en</strong> el despotismo y m<strong>en</strong>ospreciar las institucionesdemocráticas.Si <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia nacional existe, como yo creo, la convicciónde que la sociedad mexicana necesita urg<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te reformas que afect<strong>en</strong>a toda la nación o que sean meram<strong>en</strong>te locales, las institucionesdemocráticas garantizan su realización.Lo que indudablem<strong>en</strong>te requiere la nación para salvarse de estatrem<strong>en</strong>da crisis económica que han creado la Constitución de Querétaroy la inmoralidad y estrecho criterio de odio e intransig<strong>en</strong>cia delas autoridades carrancistas, es trabajar; pero para trabajar, cada qui<strong>en</strong>necesita pl<strong>en</strong>as garantías <strong>en</strong> su vida y <strong>en</strong> sus intereses, y el fraternalapoyo de sus compatriotas, y la ayuda servicial y justiciera de todas lasautoridades.Trabajar <strong>en</strong> armoniosa confraternidad, es no sólo necesario parasalir de esta trem<strong>en</strong>da crisis económica; es también un estricto deberpatriótico, para evitar el peligro de un inm<strong>en</strong>so sacrificio y de unatrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te humillación, pues no podemos asegurar que la doctrinawilsoniana (que nos reconoce el derecho de pelear nuestras propiasbatallas por la libertad, aunque <strong>en</strong> ellas algunos ciudadanos americabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3564/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


nos resi<strong>en</strong>tan inevitables perjuicios) siga acatándose por el gran puebloamericano cuando t<strong>en</strong>ga una nueva administración y millones de soldadosya desocupados.La vecindad de Estados Unidos (país poderoso <strong>en</strong> fase avanzadade civilización) constituye durante nuestras luchas intestinas un peligroinmin<strong>en</strong>te, que no podrá conjurarse con la actitud demagógicade Carranza, qui<strong>en</strong> adula y fom<strong>en</strong>ta el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to antiamericano yhace concebir ilusiones de alianzas imposibles e ineficaces; sino conuna política de sincera amistad, de aspiración a los mismos ideales yde respeto mutuo a toda clase de intereses y derechos, especialm<strong>en</strong>teel de la soberanía.Ante la gravedad de una situación y de una actitud que compromet<strong>en</strong>el porv<strong>en</strong>ir de mi patria, con el derecho que t<strong>en</strong>go comomexicano y cumpli<strong>en</strong>do con el deber que impone a todo ciudadanola voluntad nacional consignada <strong>en</strong> la Constitución de 1857, convocoa todo el pueblo mexicano para luchar por la restauración de esa leyfundam<strong>en</strong>tal, tal cual la <strong>en</strong>contraron los funestos acontecimi<strong>en</strong>tos defebrero de 19<strong>13</strong>, y por la extirpación del gobierno de caudillos, quecon la fuerza de un ejército opresor ahoga <strong>en</strong> sangre las libertades delpueblo.Para lograr estos propósitos y establecer un gobierno democrático,propongo lo sigui<strong>en</strong>te a mis conciudadanos que estén ya levantadoso se levant<strong>en</strong> después <strong>en</strong> armas desconoci<strong>en</strong>do a las autoridadescarrancistas:Que durante la lucha, vayamos protegi<strong>en</strong>do el nombrami<strong>en</strong>tode autoridades locales provisionales designadas por el voto público,sigui<strong>en</strong>do lo más cerca posible el espíritu de las leyes, y que nos esforcemospor que toda persona sea respetada <strong>en</strong> sus intereses legítimoshasta donde lo permitan las necesidades de la guerra <strong>en</strong>tre civilizados.Que a medida que vayan pacificándose los estados, sus gobernadoresconvoqu<strong>en</strong> a elecciones de autoridades locales definitivas. Que cuandohayamos triunfado, el jefe militar de facción, que por designación delos comandantes de las otras facciones revolucionarias sea nombrado357biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3574/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


jefe supremo para acaudillar la revolución, convoque a elecciones deautoridades federales. Que velemos por que <strong>en</strong> las elecciones se respeteel sufragio de todos los ciudadanos, cualquiera que sea el partido a quepert<strong>en</strong>ezcan. Que para realizar uno de los ideales a que aspiramos, laextinción del caudillaje, quede necesariam<strong>en</strong>te excluida de dichas eleccionesla candidatura del caudillo. Que el Congreso de la Unión, <strong>en</strong> ellibre ejercicio de sus facultades, rechace o legitime la obra legislativa yadministrativa de pasadas asambleas y gobiernos revolucionarios.Vine del pueblo y era yo exclusivam<strong>en</strong>te un soldado. La ignominiade febrero de 19<strong>13</strong>, me hizo un ciudadano y me arrojé a larevolución <strong>en</strong> calidad de devoto de nuestras instituciones democráticas.Ahora de nuevo, por constitucionalista y demócrata, vuelvo a lalucha armada contra el caudillo que se opuso a Huerta, <strong>en</strong> nombre dela Constitución de 1857, y que impúdicam<strong>en</strong>te la abrogó al triunfo(retrotray<strong>en</strong>do así al pueblo mexicano a la era caótica de los tiemposde Santa Anna, <strong>en</strong> la que aún no t<strong>en</strong>íamos carta constitucional establede nuestras instituciones); que se llama demócrata y que, cosainaudita, privó del voto a los no carrancistas, y que para coronar susat<strong>en</strong>tados, impuso a la nación con la fuerza de las armas, una nueva leyfundam<strong>en</strong>tal que, suprimi<strong>en</strong>do la responsabilidad del Presid<strong>en</strong>te de laRepública, por sus violaciones al sufragio, ha inmunizado el procedimi<strong>en</strong>toabsolutista de Porfirio Díaz, consist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> substituir la voluntadnacional por la del Ejecutivo, para ser el único elector, fu<strong>en</strong>te detodo poder y árbitro absoluto de los destinos de la patria. Esta seriede at<strong>en</strong>tados y la rapacidad de la administración carrancista, nos hanllevado a la ruina económica y a la anarquía, y si no subvirtiéramos alactual gobierno, nos llevarían indudablem<strong>en</strong>te a la pérdida de nuestrasoberanía o a la mutilación del territorio nacional.El lábaro democrático que empuñó Madero contra la dictadura,es la misma bandera revolucionaria que <strong>en</strong>arboló Juárez a la cabezadel viejo e histórico partido liberal; es la misma <strong>en</strong>seña nacional quesimbolizó a la patria <strong>en</strong> las guerras contra la interv<strong>en</strong>ción francesa yel imperio de Maximiliano; es el mismo emblema que al triunfo de la358biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3584/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


359República, <strong>en</strong> esas guerras de nuestra segunda indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, se transformó<strong>en</strong> expresión consagrada de la voluntad nacional y <strong>en</strong> firmebase de nuestras v<strong>en</strong>erandas y anheladas instituciones democráticas y,finalm<strong>en</strong>te, con el respeto unánime nacional a esa ley fundam<strong>en</strong>tal,durante medio siglo, ese pabellón que ti<strong>en</strong>e todos los prestigios y lagloria de todas las victorias, esa Constitución de 1857, es el hecho queante el mundo <strong>en</strong>tero prueba la exist<strong>en</strong>cia de la Nación Mexicana, <strong>en</strong>el concierto de los pueblos libres, organizados.Hoy, como <strong>en</strong> el octavo año de nuestra lucha por la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,el país está exhausto de riqueza y el pueblo está agobiado desufrimi<strong>en</strong>tos y decepcionado del movimi<strong>en</strong>to libertario de 1910, porla impostura de Carranza. Pero t<strong>en</strong>go la firme convicción de que, asícomo hace un siglo yacía <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de las c<strong>en</strong>izas el fuego sagradode la indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia que al fin se consumó, ahora yace la llama de lademocracia que establecerá definitivam<strong>en</strong>te el imperio de la ley y queextirpará para siempre la plaga de los caudillos dictadores.Esta batalla democrática, apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te fracasada por el perjuriode Carranza, que no t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do apoyo de sus tropas, recurrió a lacorrupción de ellas para t<strong>en</strong>erlo, que aún así no quiso abandonar unsolo mom<strong>en</strong>to el Poder Ejecutivo, por temor de no poder recuperarloy que tuvo que derogar la Constitución para remover el obstáculoque le impedía ser Presid<strong>en</strong>te de la República; esta lucha democrática,repito, castigando al perjuro que por satisfacer una vanagloria efímerano tuvo escrúpulos <strong>en</strong> retrotraer a su patria a la era caótica de los principiosde una sociedad que aún no ti<strong>en</strong>e carta fundam<strong>en</strong>tal estable desus instituciones, cerrará un ciclo de nuestra evolución y afianzará elrégim<strong>en</strong> efectivo de la democracia.Quedará establecida, <strong>en</strong>tonces, la indisp<strong>en</strong>sable base para el futuro<strong>en</strong>grandecimi<strong>en</strong>to de la patria, <strong>en</strong> cuyo s<strong>en</strong>o luch<strong>en</strong> los partidosy se impongan las reformas con el número de los votos y no con el delas bayonetas.Sólo <strong>en</strong>tonces t<strong>en</strong>dremos un gobierno fuerte; no porque el Presid<strong>en</strong>tede la República sea un <strong>en</strong>érgico dictador apoyado <strong>en</strong> sus cañobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3594/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


nes, sino porque si<strong>en</strong>do un fiel mandatario, obedi<strong>en</strong>te de la voluntadnacional consignada <strong>en</strong> las leyes, esté resueltam<strong>en</strong>te sost<strong>en</strong>ido por elpueblo que lo invistió de autoridad y que considera el m<strong>en</strong>oscabo deesa autoridad como m<strong>en</strong>oscabo del honor nacional.—Felipe Ángeles.El g<strong>en</strong>eral Villa había recibido por conducto del coronel AlfonsoGómez Mor<strong>en</strong>tín, qui<strong>en</strong> fue a Nueva York y estuvo pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong>una junta del Comité Ejecutivo de la Alianza Liberal Mexicana, loslineami<strong>en</strong>tos de un plan que el lic<strong>en</strong>ciado Miguel Díaz Lombardo,como presid<strong>en</strong>te del Comité, le <strong>en</strong>viaba, y que, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te,proclamaba la Constitución de 1857 como la legítima, tal como elg<strong>en</strong>eral Ángeles lo hacía <strong>en</strong> su manifiesto.El plan fue formulado, según parece, por el g<strong>en</strong>eral Antonio I.Villarreal, y t<strong>en</strong>día a la unificación de todas las facciones revolucionarias,bajo la bandera de la Constitución de 57.Puesto este plan <strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to de los jefes que acompañabana Villa, fue aprobado <strong>en</strong> todas sus partes y firmado bajo “Plan de RíoFlorido”, lugar <strong>en</strong> que Villa reunió a sus tropas. Cuando se le diolectura, para conocimi<strong>en</strong>to de sus hombres, todos prorrumpieron <strong>en</strong>aclamaciones y vivas para el g<strong>en</strong>eral Villa.Ges t i o n e s pa r a i n c o r p o r a r n o s a l g<strong>en</strong>eral ÁngelesHabi<strong>en</strong>do perdido contacto con el g<strong>en</strong>eral Ángeles, me dediqué contesón a reunir a los compañeros que habían de incorporársele conmigo;con grandes sacrificios nos fuimos procurando dinero para ircomprando caballos y equipo, y, con el sigilo posible, nos organizamos<strong>en</strong> un grupo de 18 personas para cruzar la frontera el 18 demarzo de 1919, cumpli<strong>en</strong>do así lo que había yo prometido al g<strong>en</strong>eralÁngeles.Entre los comprometidos estaba un espía carrancista, que habíalogrado mi confianza dándome frecu<strong>en</strong>tes seguridades de fidelidad360biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3604/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


y espíritu revolucionario. Éste t<strong>en</strong>ía a las autoridades carrancistas deCiudad Juárez y a las americanas de El Paso, al tanto de nuestros preparativos.A medianoche y cerca del Río Bravo, <strong>en</strong> Socorro, N. M., alcruzar la frontera, fuimos apreh<strong>en</strong>didos por los ag<strong>en</strong>tes norteamericanosy conducidos al fuerte Bliss, donde se nos <strong>en</strong>cerró para ser consignadosa las autoridades por “violación a las leyes de neutralidad”.Procuramos, desde luego, conc<strong>en</strong>trar la responsabilidad <strong>en</strong>trelos más consci<strong>en</strong>tes, y fuimos llevados a jurado el 14 de abril de1919, Magdal<strong>en</strong>o Flores, Jesús Chacón, Manuel Icaza, Fernando Liceaga,Rafael Iturbide y yo.La Alianza Liberal Mexicana, nos procuró la def<strong>en</strong>sa de bu<strong>en</strong>osabogados, como Wilchard, Ohms y Howard. El jurado fue sonadoy la votación resultó reñida, habi<strong>en</strong>do sido declarados culpables, pormayoría de siete votos contra cinco que nos absolvían.La def<strong>en</strong>sa se fundó <strong>en</strong> que nosotros íbamos a territorio mexicano<strong>en</strong> propaganda de nuestros ideales políticos; que no <strong>en</strong>trábamospor la aduana fronteriza porque seríamos hostilizados y que llevábamosarmas para def<strong>en</strong>dernos.Antes del jurado, los ag<strong>en</strong>tes recurrieron a procedimi<strong>en</strong>tos ilegalescomo el de desvelar a dos de los compañeros y agotados, llevarlesde madrugada a un despacho <strong>en</strong> que les aseguraron platicaríanconfid<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te, como amigos, mi<strong>en</strong>tras taquígrafos ocultos tomabansus declaraciones. Durante el jurado se aclaró que uno delos innodados, qui<strong>en</strong> tuvo el cinismo de pres<strong>en</strong>tarse como testigode cargo, era José Velázquez de la Rosa, espía a sueldo del Cónsulmexicano ($75.00 m<strong>en</strong>suales). Los def<strong>en</strong>sores hicieron que yo fueseel único declarante y durante el interrogatorio tuve que protestar <strong>en</strong>contra del ag<strong>en</strong>te del ministerio público, qui<strong>en</strong> no cesaba de acusarnoscomo villistas de siniestras int<strong>en</strong>ciones.En cambio, los def<strong>en</strong>sores hicieron valer nuestros anteced<strong>en</strong>tesculturales, llamándole víbora al espía delator, qui<strong>en</strong> se había captadomi confianza con reiteradas protestas de fidelidad y admiración porel g<strong>en</strong>eral Ángeles.361biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3614/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


El 16 de abril de 1919, fuimos declarados culpables de violarlas leyes de neutralidad norteamericana y, tres días después, el juezSmith nos llamó a su pres<strong>en</strong>cia y, visiblem<strong>en</strong>te conmovido, nos dijopalabras de simpatía, dando a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que t<strong>en</strong>ía instrucciones de sugobierno (a petición del de México) de aplicar s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cias drásticas.Cuando nos invitó a hablar, le expresé que asumía toda la responsabilidady sólo pedía b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia para mis nobles y leales compañeros.Me referí especialm<strong>en</strong>te a la saña con que el ag<strong>en</strong>te del ministeriopúblico había tratado al compañero Flores, injuriándolo porque leveía cara de indio. El juez le redujo a este compañero <strong>en</strong> seis mesesla s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia y si<strong>en</strong>do la p<strong>en</strong>a máxima de cinco años y trece mil dólaresde multa, nos s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ció a dos años de reclusión <strong>en</strong> la p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaríade Leav<strong>en</strong>worth, Kansas, a la cual fuimos conducidos, y <strong>en</strong> cuyaadmirable institución federal estudié la magnífica organización p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciariaque ti<strong>en</strong>e y conocí a bastantes hombres revolucionarios, deelevada cultura, que se habían negado a ir a la guerra europea, y queeran designados como Consci<strong>en</strong>tious objectors. También conocí y tratéa varios revolucionarios mexicanos, <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es s<strong>en</strong>tí verdaderaestimación por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón y porel g<strong>en</strong>eral Juan G. Cabral.Nu e s t ro c r i t e r i o político r e v o l u c i o n a r i oEntre los numerosos mexicanos que vivían <strong>en</strong> las ciudades importantesde la frontera, tales como El Paso y San Antonio, cuyo crecimi<strong>en</strong>tohabía sido extraordinario y <strong>en</strong> que la mayor parte de la población eramexicana, predominaba el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to anticarrancista. Sin embargo,el sector reaccionario de esa población no cesaba de criticar a losrevolucionarios y, aunque ellos mismos t<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> México elem<strong>en</strong>tosrebeldes con qui<strong>en</strong>es simpatizaban, no por eso dejaban de criticar lapersist<strong>en</strong>cia de la rebeldía de los verdaderos revolucionarios, que lesimpedía disfrutar de una paz, cualquiera que ella fuese, para dedicarse362biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3624/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


a hacer toda clase de negocios. Además, todos temían la interv<strong>en</strong>ciónnorteamericana.Nosotros sostuvimos la tesis de la rebeldía política con conceptoscomo los cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes artículos.In d i f e r e n t i s m oRefutación publicada <strong>en</strong> México Libre,de Nogales, Arizona, <strong>en</strong> septiembre de 1918.Hemos llegado a un estado de escepticismo político, que casi puededecirse que estamos dispuestos de bu<strong>en</strong> grado a abdicar de nuestrosderechos, y nos conformamos con que nos rija una voluntad omnímoda,con tal de que ella introduzca alguna evolución gubernam<strong>en</strong>talque nos capacite para el rápido desarrollo de los negocios...Leíamos este singular prefacio <strong>en</strong> uno de los editoriales de LaPr<strong>en</strong>sa, que nos dejó duda profunda respecto a la m<strong>en</strong>talidad y a la<strong>en</strong>tereza de los hombres que pi<strong>en</strong>san y que escrib<strong>en</strong>.Cierto es que hay mom<strong>en</strong>tos de pesimismo <strong>en</strong> que la voluntadclaudica y <strong>en</strong> que nuestro s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>talismo toca los límites patológicosde la neurast<strong>en</strong>ia. Compr<strong>en</strong>demos también hasta dónde puedellegar la depresión de qui<strong>en</strong>es consumimos diariam<strong>en</strong>te el pan amargodel exilio, que es abandono, que es soledad, que es nostalgia yque, las más de las veces, es miseria y dolor. Pero no por eso debemosdejar de refutar conceptos que pued<strong>en</strong> traducirse <strong>en</strong> <strong>en</strong>señanzas contrariasa la moral cívica de que tanto ha m<strong>en</strong>ester la raza mexicana.Estar dispuestos a abdicar de nuestros derechos y conformarnoscon que nos rija una voluntad omnímoda, sería, <strong>en</strong> otras palabras,r<strong>en</strong>unciar a la libertad y resignarse a ser un paria o un esclavo yeso no puede aceptarlo consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te ningún hombre civilizado.Pero, más todavía, la condición de esa original resignación: “con tal363biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3634/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


de que introduzca alguna evolución gubernam<strong>en</strong>tal que nos capacitepara el rápido desarrollo de los negocios”, sería la más judaica declaraciónque hubiésemos escuchado de boca de un mexicano; sería lamás franca manifestación de utilitarismo que busca <strong>en</strong> el desarrollode los negocios, la fórmula de salvación, aunque deje <strong>en</strong> sus canjestoda la dignidad ciudadana y todos los humanos ideales de justicia.Esto nos recuerda la crítica que Guglielmo Ferrero hace del idealde poderío predominante <strong>en</strong> una raza, comparándolo con el ideal deperfeccionami<strong>en</strong>to de la raza latina.364El ideal de perfección —dice—, se compone de elem<strong>en</strong>tos distintos,si<strong>en</strong>do los más importantes la tradición intelectual, literaria, artística,jurídica y política grecolatina..., las aspiraciones morales y políticasnuevas, nacidas <strong>en</strong> el transcurso de los siglos xviii y x i x. Esto es, el idealque nos impone la belleza, la verdad, la justicia, el perfeccionami<strong>en</strong>tomoral de los individuos y de las instituciones como fines de la vida.El otro ideal nació <strong>en</strong> los dos últimos siglos, a medida que loshombres fueron vi<strong>en</strong>do que podían adueñarse de las fuerzas de la naturaleza...embriagados por sus éxitos; por la riqueza que han logradoproducir con gran rapidez... los hombres modernos han consideradocomo un ideal de la vida a la vez bello, elevado y casi heroico, el indefinidoe ilimitado aum<strong>en</strong>to del poderío humano...Grande es el error de creer que el solo progreso material puedehacer la felicidad de los pueblos. La dicha terr<strong>en</strong>al de la mayoría, eldisfrute de la vida <strong>en</strong> su forma más t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te a la perfección, sólo seconsigue cuando la libertad y el nivel moral de los hombres, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tede la riqueza, son los más elevados. ¿De qué le serviríaa una nación poseer todo el oro del mundo si la codicia, la <strong>en</strong>vidiay las mil taras de su moralidad se agregaran a la falta de libertadespúblicas, para hacer un infierno la vida <strong>en</strong> sociedad? ¿Qué hombrehabría, por otra parte, que cediera consci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te su libertad por lariqueza material?... La civilización, t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de perfeccionami<strong>en</strong>tobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3644/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


de la humanidad que, según la define Sp<strong>en</strong>cer, es el progreso haciaaquella constitución del hombre y de la sociedad que se requiere parala completa manifestación de la individualidad, no puede florecerdonde el gobierno lo es todo y el individuo nada, es decir, donde rigeesa voluntad omnímoda a que parece resignarse el señor editorialistade refer<strong>en</strong>cia.La r<strong>en</strong>unciación de los derechos, el laisser faire de los ciudadanosimperfectos, es la más lastimosa contribución para el decaimi<strong>en</strong>tode las nacionalidades.Y no sólo la r<strong>en</strong>unciación, sino hasta la l<strong>en</strong>idad <strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>tode los deberes cívicos y <strong>en</strong> el ejercicio de los derechos, son elejemplo más pernicioso que puede t<strong>en</strong>er un pueblo. La más desquiciadoraactitud que haya contribuido a nuestra pobreza ética nacional,el más cierto apoyo que hayan t<strong>en</strong>ido las dictaduras mexicanas,han sido el indifer<strong>en</strong>tismo de las clases superiores de la sociedad yla punible resignación con que han contemplado la perversidad y lainjusticia de las autoridades.No hay duda, por ejemplo, de que el carrancismo, con todos susat<strong>en</strong>tados y con todo su salvajismo, ha sido la consecu<strong>en</strong>cia y el castigode una sociedad que <strong>en</strong> parte aplaudió y <strong>en</strong> parte se resignó anteel espectáculo d<strong>en</strong>igrante del cuartelazo, de la traición, del asesinatopolítico y de la violación de la Constitución y que, todavía despuésde la tragedia revolucionaria, vuelve a soportar el yugo de las mismasviolaciones a los derechos ciudadanos.Muchos hombres fing<strong>en</strong> desprecio por las convulsiones de nuestranacionalidad, a otros les importa poco la humillación con tal deque puedan hacer sus negocios; los más se apartan discretam<strong>en</strong>te de larevolución y de la política porque su moralidad o su temperam<strong>en</strong>to(¿será su cobardía?), así se los aconseja. El alzami<strong>en</strong>to de hombros es,por desgracia, la táctica egoísta de tantos mexicanos que pi<strong>en</strong>san yque razonan. Y bi<strong>en</strong>, preguntamos nosotros, ¿cómo podrá salvarse lanación con la inercia política que es la r<strong>en</strong>unciación de toda actividadcívica?; ¿acaso <strong>en</strong> el país se va a operar el milagro de la educación365biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3654/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


del pueblo, y la raza va a redimirse con la indifer<strong>en</strong>cia de sus hombresilustrados?Reflexionando <strong>en</strong> las razones elem<strong>en</strong>tales que, para todos, <strong>en</strong>trañala necesidad de actividad, se verá, tras corto razonami<strong>en</strong>to,cómo es imperioso el mandato de la conci<strong>en</strong>cia. ¿Queremos que lavida sea feliz para el pueblo mexicano, para nosotros mismos? Puesveamos <strong>en</strong> qué consiste la verdadera felicidad.La felicidad implica el goce armónico de todas las facultades,goce que sólo se consigue cuando existe la libertad de acción quees g<strong>en</strong>eradora del bi<strong>en</strong>estar económico, <strong>en</strong>tre otros. El hombre necesitapara ser feliz, satisfacer su cuerpo y su espíritu, emanciparsede las persecuciones y de las injusticias, de los prejuicios y de lasbajas pasiones, edificando su moralidad sobre sus derechos que sonla libertad de cada uno, limitada solam<strong>en</strong>te por análogas libertadesde los demás.Un individuo puede des<strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse de estas reflexiones y p<strong>en</strong>sarque está ex<strong>en</strong>to de peligro, pero craso es su error: cada uno de losindividuos sufre las consecu<strong>en</strong>cias b<strong>en</strong>éficas o perjudiciales del medio<strong>en</strong> que vive; los males acumulados <strong>en</strong> la sociedad, repercut<strong>en</strong>, demodo ineludible, sobre cada uno de sus miembros. Indirectam<strong>en</strong>te,cada uno contribuye con su actitud y con sus actos, a t<strong>en</strong>er un bu<strong>en</strong>o mal gobierno; cada uno ayuda al ejercicio de las libertades o dela tiranía; cada uno <strong>en</strong>carece o abarata la vida; cada uno <strong>en</strong>altece oam<strong>en</strong>gua la moral pública; cada uno <strong>en</strong>riquece o empobrece la educaciónnacional; cada uno <strong>en</strong>vilece o exalta la nacionalidad; todos ycada uno contribuy<strong>en</strong> a la felicidad o a la desdicha de su pueblo...Dice Sp<strong>en</strong>cer, el gran filósofo inglés:Cuando, después de observar las reacciones producidas por la falta deequidad, el ciudadano contempla la relación que él mismo guarda conel cuerpo político... debe quedar impresionado con la saludable verdadde que, nadie puede ser perfectam<strong>en</strong>te libre hasta que todos son libres;nadie puede ser perfectam<strong>en</strong>te moral hasta que todos son felices.366biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3664/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


Y, para terminar, preguntamos nosotros: si el señor editorialistade La Pr<strong>en</strong>sa, y otros mexicanos ilustrados, ya no quier<strong>en</strong> libertadesy derechos políticos, ¿cómo quier<strong>en</strong> y cómo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que puedasalvarse la nacionalidad? ¿Con los solos negocios? F. Cervantes.El a f á n d e pa z y el espíritu d e rebeldía(Publicado <strong>en</strong> La Patria, <strong>en</strong> septiembre de 1919)“La sumisión a la autoridad decrece, a medidaque la moralidad y la intelig<strong>en</strong>cia crec<strong>en</strong>”. Sp<strong>en</strong>cer.El éxito con que se celebraron las fiestas patrias <strong>en</strong> la ciudad de ElPaso, y los bu<strong>en</strong>os auspicios con que se inició la campaña del Comitéde Paz de las Asociaciones Unidas, son indicios inequívocos de laexist<strong>en</strong>cia de un marcado s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to nacionalista y de un comúnafán de paz <strong>en</strong>tre los expatriados mexicanos. Haci<strong>en</strong>do un ligero exam<strong>en</strong>de ambas manifestaciones se llega, sin embargo, a conclusionessorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes.El patriotismo es <strong>en</strong> verdad una gran virtud de egoísmo colectivo,indisp<strong>en</strong>sable cuando el país se ve am<strong>en</strong>azado, porque su exaltaciónpermite organizar la def<strong>en</strong>sa nacional y porque, mejor que eso,con él se puede ori<strong>en</strong>tar y fortificar el alma de la raza.El patriotismo ti<strong>en</strong>e mucho de instintivo, y mucho de racional,e importa que ambos conceptos sean bi<strong>en</strong> compr<strong>en</strong>didos porque sies cierto que el patriotismo instintivo es una gran fuerza pasional queobra milagros, cierto es también que las pasiones necesitan ser <strong>en</strong>cauzadaspor la razón para dar resultados magníficos. El patriotismoinstintivo es como el amor filial, por ejemplo: impulsa a los bu<strong>en</strong>oshijos a la def<strong>en</strong>sa de la madre; pero resulta a veces que, desviado eseinstinto de su cauce racional, sus resultados son contraproduc<strong>en</strong>tes.Un hijo no podría ver a su madre moribunda o desfallecida por el367biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3674/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


hambre sin acudir presuroso <strong>en</strong> su auxilio; pero un ins<strong>en</strong>sato amorharía alim<strong>en</strong>tarla <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to con tal abundancia y exageración,que le provocarían la muerte. En cambio, esa solicitud dirigida porla intelig<strong>en</strong>cia, haría aplicar el remedio con habilidad y parsimoniahasta producir los resultados más saludables.Hacemos este parangón a propósito de la actitud errónea quelos compatriotas pudieran asumir. Am<strong>en</strong>azado el país con la interv<strong>en</strong>ciónextranjera, pobre y abatido, no tanto por la guerra civilcuanto por la perversidad de sus hombres dirig<strong>en</strong>tes, se cree que elremedio óptimo es la paz inmediata, a toda costa, y a esa palabra seaferran muchos como a la fórmula mágica que habrá de alejarnos demiserias, peligros y acechanzas.En el terr<strong>en</strong>o del patriotismo instintivo, muchos mexicanos cierranlos ojos para aceptar al carrancismo deglutiéndolo como unaamarga píldora, y crey<strong>en</strong>do que la culpa de la guerra la ti<strong>en</strong><strong>en</strong> losrevolucionarios; ¡de bu<strong>en</strong>a gana les darían un jalón de orejas paraque se dejaran de luchas y de esfuerzos y se sometieran al seudopacificador,qui<strong>en</strong>, con su dictadura, nos brinda la paz mecánica!... yesto, sin referirnos a aquellos egoístas mexicanos que, sin preocuparse<strong>en</strong> nada por la forma del gobierno nacional, detestan la revueltapor cobardía o porque ella no favorece inmediatam<strong>en</strong>te sus interesespersonales.Si por negra desgracia para México, el espíritu de la rebeliónmuriera de nuevo durante la pres<strong>en</strong>te g<strong>en</strong>eración, a manos de donV<strong>en</strong>ustiano Carranza, no tardaríamos mucho <strong>en</strong> oír asombrados quehabía surgido un nuevo héroe de la paz, edición multiplicada <strong>en</strong> susdefectos, del héroe de los treinta años de dictadura. Don V<strong>en</strong>ustianohabría matado, como lo hizo don Porfirio, toda oposición que esmadre de las libertades públicas, y su obra sería <strong>en</strong>salzada y aplaudidapor aquellos de nuestros ins<strong>en</strong>satos compatriotas que <strong>en</strong> su ignoranciay <strong>en</strong> su estulta miseria moral, cerraban de nuevo los ojos ala luz de la libertad para seguir vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el limbo misérrimo deun oprobioso vasallaje. ¡Paz!, dic<strong>en</strong> todos; paz sale de todas las bocas368biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3684/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


y paz dic<strong>en</strong> los carrancistas uniéndose a este coro de voces, pero nocon la angustia de aquellos corazones ing<strong>en</strong>uos, sino con el anhelo deque la paz mecánica que nos am<strong>en</strong>aza, confirme su <strong>en</strong>riquecimi<strong>en</strong>toy borre sus crím<strong>en</strong>es.¡Y, sin embargo, qué decepción le causará a unos y otros la reflexiónprofunda y honrada de que si México no ti<strong>en</strong>e paz, si noprospera, si no se <strong>en</strong>grandece y si no es respetado, no es por causa delos revolucionarios, sino por causa de los tiranos! La exist<strong>en</strong>cia de latiranía es para una nación la más peligrosa prueba de atraso y de<strong>en</strong>vilecimi<strong>en</strong>to.Nunca, <strong>en</strong> la historia de los pueblos, la rebelión ha sido causade desgracia nacional; antes por el contrario, allí donde la rebeliónse ha hecho secular y donde el fuego sagrado de las reivindicacionespopulares se ha mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, a través de las g<strong>en</strong>eraciones,es donde el pueblo ha conquistado el máximo de grandeza, porqueha disputado, hasta obt<strong>en</strong>erla, la andada libertad.El pueblo inglés, cuya civilización y cuyas libertades son motivode <strong>en</strong>vidia para la humanidad <strong>en</strong>tera, luchó sin tregua ni descanso,por largas g<strong>en</strong>eraciones, <strong>en</strong> contra de los opresores; primero fueronlos señores feudales, los nobles, los que unidos con el pueblo disputaronel poder al rey; las montañas de Escocia constituyeron el baluartedonde se protegió, por largos años, la idea libertaria; y donde,después, cuando los nobles y los reyes se unieron para subyugar alpueblo, ya que la misma Iglesia católica se había asociado con lostiranos, el protestantismo se asoció con el pueblo y los def<strong>en</strong>sores dela Iglesia reformista, id<strong>en</strong>tificados con los oprimidos, continuaron lalucha hasta conseguir la victoria.Aquel pueblo g<strong>en</strong>eroso no retrocedió ante las persecuciones, antela miseria y la ruina; la muerte misma no lo arredraba y mil vecessacó fuerzas de su postración para reconstruir sus pueblos arrasados,para fertilizar de nuevo sus tierras abandonadas, para <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drar nuevasfamilias que suplieran a las tragedias de su sangre, para, finalm<strong>en</strong>te,tras una brega gloriosa, llegar a la conquista de la democracia.369biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3694/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


El distinguido escritor Buckle, al referirse a la indomable rebeldíade los nobles escoceses del siglo x v, asi<strong>en</strong>ta que: “El mal queactualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>g<strong>en</strong>draron, fue ciertam<strong>en</strong>te inm<strong>en</strong>so; pero evitaronotros males que habrían sido peores. Causando la pres<strong>en</strong>te anarquía,aseguraron la futura libertad”.Así puede afirmarse de la rebelión mexicana; para salvación d<strong>en</strong>uestro progreso político, a pesar de todas las críticas intrusas y apesar de todos los dicterios apasionados, sigue sost<strong>en</strong>iéndose <strong>en</strong> vallesy montañas, luchando por las libertades del pueblo. Los llamadosbandidos (villistas y zapatistas), los supuestos responsables de laanarquía actual, serán para la historia los sost<strong>en</strong>edores del p<strong>en</strong>dónlibertario. A ellos, si t<strong>en</strong>emos la fortuna de que no mate su anhelo lainercia nacional, les deberemos los mexicanos un inm<strong>en</strong>so paso dado<strong>en</strong> el camino de la civilización. Si como se lo propone, la revoluciónconsigue deponer al usurpador para que se respete el sufragio y sereconozca por todos la inviolabilidad de la ley suprema de la nación,México habrá progresado, <strong>en</strong> diez años de lucha civil, más de lo queha avanzado <strong>en</strong> todos los siglos de su historia.Por eso urge que los mexicanos se comp<strong>en</strong>etr<strong>en</strong> de la necesidad<strong>en</strong> que están de amar a su país con patriotismo consci<strong>en</strong>te, persuadiéndosedel peligro trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal que <strong>en</strong>cierra el establecimi<strong>en</strong>todefinitivo de la nueva dictadura.La revolución de 1910 triunfó alim<strong>en</strong>tada con principios dedemocracia; faltaba tan sólo cim<strong>en</strong>tar tan preciosas conquistas. Larevolución de 19<strong>13</strong> fue una revolución punitiva de la traición y lausurpación; pero nunca debió producir m<strong>en</strong>gua <strong>en</strong> las institucionespolíticas, a no haber sido porque Carranza se aprovechó arteram<strong>en</strong>tede ese triunfo del pueblo, para establecer su autocracia. Esto constituyeante la Historia una traición y también una usurpación. Elpueblo ha sido burlado por una facción que se armó para def<strong>en</strong>derlo;la aus<strong>en</strong>cia de principios de una parte de los revolucionarios, ha<strong>en</strong>contrado apoyo <strong>en</strong> la claudicante actitud de qui<strong>en</strong>es todavía nose apasionan por sus derechos. Dice el gran filósofo inglés Sp<strong>en</strong>cer370biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3704/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


que: “La autocracia presupone inferioridad de naturaleza tanto <strong>en</strong>el gobernante como <strong>en</strong> los gobernados; de un lado un frío y egoístasacrificio de la voluntad de los otros a la propia; del otro lado un bajoy cobarde abandono de las demandas de la humanidad”.El pueblo mexicano necesita vindicarse, ya que si es cierto quelo agobia un torpe espíritu de sumisión que tras de la Conquista, lehan dejado sucesivas dictaduras, cierto es también que su despertar yel calor de su lucha <strong>en</strong> 1910 y <strong>en</strong> 19<strong>13</strong>, han sido dignos de una grancausa y de un pueblo viril.Amparados con el título de revolucionarios y con sus reformasde 1917, los de la facción carrancista pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> sintetizar de nuevola dictadura. Las reformas de la Constitución, aun cuando significaranrealm<strong>en</strong>te un gran adelanto desde el punto de vista teórico (ycreemos que algunas de ellas son bu<strong>en</strong>as), adolecerían del defecto d<strong>en</strong>ulidad porque contra el texto expreso de la suprema ley, fueron impuestospor un jefe revolucionario y legisladas por un grupo arbitrariam<strong>en</strong>teelegido y porque se ignora si ellas correspond<strong>en</strong> realm<strong>en</strong>teal desiderátum nacional.Buckle dice: “Ninguna reforma puede producir realm<strong>en</strong>te bi<strong>en</strong>es,a m<strong>en</strong>os que sea trabajo de la opinión pública, y a m<strong>en</strong>os de queel pueblo mismo tome la iniciativa”.Suponi<strong>en</strong>do que las reformas carrancistas fueran perfectas, nohay que perder de vista, y <strong>en</strong> esto consiste el espejismo, que aun lamejor constitución del mundo sería letra muerta para los gobiernosdictatoriales.El pueblo debe recordar su amarga experi<strong>en</strong>cia de la época porfirianacon toda su cohorte de farsas constitucionales. Hablaba eldictador de respeto a la ley, de que había que t<strong>en</strong>er fe <strong>en</strong> la justicia;había elecciones y fallas judiciales y apelaciones a la Suprema Corte;se ll<strong>en</strong>aban, <strong>en</strong> suma, todos los requisitos de forma; pero <strong>en</strong> realidadtodo era un miserable fraude. Ni había elecciones, ni los jueces ni laSuprema Corte impartían justicia, ni dejaban de ser todos los funcionariosotra cosa que los instrum<strong>en</strong>tos de vil imposición del tirano.371biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3714/1/<strong>08</strong> 10:30:06 <strong>AM</strong>


De modo análogo, pero c<strong>en</strong>tuplicado <strong>en</strong> todos sus defectos, elsistema actual viola todos los preceptos constitucionales. No valía lap<strong>en</strong>a que hubieran confeccionado su Constitución; la administraciónde justicia <strong>en</strong> México da asco; las elecciones todas son viles imposturas;dondequiera se observa la descarada imposición del dictador.Qui<strong>en</strong>quiera que se tome el trabajo de leer uno por uno los artículosde esa Constitución, quedará sorpr<strong>en</strong>dido de la facilidad y abundanciacon que puede ir citando casos de violación flagrante. Garantíasconstitucionales, sufragio efectivo, derechos de propiedad, libertadde palabra, pr<strong>en</strong>sa o <strong>en</strong>señanza, etc., son letra muerta para los actualesmandatarios del país. El escarnio ti<strong>en</strong>e que ser completo, puestoque los altos empleos públicos están ocupados, por lo g<strong>en</strong>eral, porignorantes, por ladrones o por hombres sin moralidad y sin ideales.¿Se quiere más cinismo que el de invocar el respeto a una Constituciónpara derogarla?, ¿que el de suprimir una dictadura, derrocadapor el esfuerzo del pueblo, para substituirla con un despotismomás salvaje y cruel que todos los anteriores?¿En dónde están, pues, las <strong>en</strong>ergías, y la dignidad de ese puebloque ha dado su sangre g<strong>en</strong>erosa <strong>en</strong> diez años de lucha y que noacaba de levantarse <strong>en</strong> masa contra la tiranía de sus opresores? ¿Dóndeestán esas <strong>en</strong>ergías populares que ahuy<strong>en</strong>taron al dictador de losprestigios guerreros, al jefe de treinta años de sumisión, que ahorano derriban de un soplo al g<strong>en</strong>eral sin lauros, al revolucionario sinprincipios?¿Qué, ha vuelto a r<strong>en</strong>acer el moho de la inercia <strong>en</strong> los corazonesde los def<strong>en</strong>sores de la libertad? ¿Van a dejarse borrar, por manosdel mediocre tirano, las inm<strong>en</strong>sas y preciosas conquistas políticas de1910?Si ese fuera el epílogo de la cru<strong>en</strong>ta lucha; si los lauros de lasbatallas libradas por el pueblo se fueran a colgar de la levita de donV<strong>en</strong>ustiano Carranza, <strong>en</strong>tonces, t<strong>en</strong>drían razón los reaccionarios.¡Más hubiera valido dejar inmarcesibles los lauros del héroe del 2 deabril y de la Carbonera !...372biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3724/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


Pero no. T<strong>en</strong>emos fe <strong>en</strong> que ni el pueblo ha perdido su dignidadni deja de odiar la tiranía. La salvación ha de v<strong>en</strong>ir anunciada, comoya lo está, por el peso de la opinión pública y consumada por el brazoprepot<strong>en</strong>te de ese mismo pueblo.Cierto es que todos queremos paz; pero paz orgánica constitucional.Cierto es que todos quisiéramos apoyar a nuestros gobernantes,pero si fueran elegidos por el pueblo.La am<strong>en</strong>aza de la interv<strong>en</strong>ción nos alarma, pero no nos intimida,porque sabemos que no es la rebeldía la que la provoca; es el capitalismoextranjero que se valdrá de cualquier pretexto, y es el dictadorqui<strong>en</strong> dará oportunidad para todos los pretextos. La injusticia de unaagresión no am<strong>en</strong>guaría el derecho de def<strong>en</strong>der la libertad. Ésta estanto o más preciosa que la misma indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.La única solución definitiva y justa de nuestras zozobras es, indudablem<strong>en</strong>te,la paz; pero una paz sin condiciones, una paz sinyugo, una paz sin dictadura, una paz sin carrancismos.Y mi<strong>en</strong>tras los tiranos subsistan, ¡quiera nuestra honra de mexicanosque no se apague el fuego de la b<strong>en</strong>dita rebeldía!373biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3734/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3744/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XVIICó m o f u e recibido Ángeles p o r Vill aComo un mes después de haber cruzado el g<strong>en</strong>eral Ángelesla frontera, se reunió con Villa <strong>en</strong> Tosesihua. Veamoscómo refiere don José C. Valadés ese <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro y el empeñoque Ángeles tomó <strong>en</strong> las actividades de Villa y <strong>en</strong> la organizaciónde sus tropas. Entresacamos de Cómo era el g<strong>en</strong>eral Francisco Villa,los sigui<strong>en</strong>tes párrafos:Cuando Villa y Ángeles se vieron, ambos abrieron los brazos y estrechándosefuertem<strong>en</strong>te, los dos exclamaron: —¡Mi g<strong>en</strong>eral... Mi g<strong>en</strong>eral,esta guerra de guerrillas le ha s<strong>en</strong>tado bi<strong>en</strong> a usted! —dijo Ángelesa Villa, despr<strong>en</strong>diéndose de sus brazos. —Mi g<strong>en</strong>eral, esa vida de NuevaYork, le ha s<strong>en</strong>tado bi<strong>en</strong> —respondió el guerrillero.—No se crea, mi g<strong>en</strong>eral —dijo Ángeles—, esa vida cómoda debu<strong>en</strong> burgués me ha hecho mucho daño para la campaña; me si<strong>en</strong>tocaballero de salón; traigo el cuerpo <strong>en</strong>tumecido, y desde que crucé lalínea v<strong>en</strong>go sinti<strong>en</strong>do los rigores del invierno que no s<strong>en</strong>tía durantela última campaña que hice a su lado.—Pos mi g<strong>en</strong>eral —contestó Villa, sonri<strong>en</strong>te—, ya sabe que ti<strong>en</strong>ea su disposición bu<strong>en</strong>os caballitos y como aquí estaremos todo el tiempoque usted disponga, ya puede irse des<strong>en</strong>tumi<strong>en</strong>do...Bu<strong>en</strong>o, mi g<strong>en</strong>eral, usted me organiza a la g<strong>en</strong>te y mi<strong>en</strong>tras que laorganiza yo seguiré jugando con los changuitos. ¿Qué le parece?375biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3754/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


—Lo que usted mande, mi g<strong>en</strong>eral.Villa tomó del brazo a Ángeles y lo llevó hasta un lugar apartado,donde estuvieron platicando animadam<strong>en</strong>te durante varias horas.Ej e rc i c i o s pa r a a d e lg a z a rDesde el día sigui<strong>en</strong>te de la llegada del g<strong>en</strong>eral Ángeles a Tosesihua,la vida <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to revolucionario sufrió una verdadera transformación.Ante los dosci<strong>en</strong>tos y tantos revolucionarios que se <strong>en</strong>contraban<strong>en</strong> el rancho, el g<strong>en</strong>eral Ángeles hizo que el g<strong>en</strong>eral Villa corriera.Sin hacer protesta alguna, el guerrillero obedecía al pie de la letralas órd<strong>en</strong>es del ex director del Colegio Militar.—A ver, mi g<strong>en</strong>eral, ahora vamos con la carrera de cincu<strong>en</strong>ta metros...como si fuera usted cadete... necesita usted adelgazar... aquí está, lalínea de arranque, y espéreme...Y Ángeles, a grandes pasos, medía los cincu<strong>en</strong>ta metros, parandoun soldado al fin de la pista, y volvi<strong>en</strong>do al guerrillero, agregaba:—Apriete bi<strong>en</strong> los labios; todo el ejercicio con las piernas; hagatodos los m<strong>en</strong>ores movimi<strong>en</strong>tos con el cuerpo para no fatigarse; con loshombros a plomo, mi g<strong>en</strong>eral, como cuando monta a caballo... ¡Ahora,uno, dos y tres!...Sonri<strong>en</strong>te y obedeci<strong>en</strong>do como un niño, el guerrillero empr<strong>en</strong>díala carrera; el g<strong>en</strong>eral Ángeles lo seguía muy de cerca, ord<strong>en</strong>ando decuando <strong>en</strong> cuando:—No pierda el paso, mi g<strong>en</strong>eral... una, dos, una, dos...La primera vez, el guerrillero se detuvo a la mitad de la carrera.Volvió la vista hacia los oficiales y soldados que at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te le miraban.Nadie se movía. Todos parecían estar sorpr<strong>en</strong>didos de ver al g<strong>en</strong>eralobedeci<strong>en</strong>do al pie de la letra las indicaciones del ex director delColegio Militar.376biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3764/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


—¿Qué le pasó mi g<strong>en</strong>eral? —le preguntó <strong>en</strong> tono de reprocheel g<strong>en</strong>eral Ángeles al ver que se det<strong>en</strong>ía, añadi<strong>en</strong>do—: ya sé que secansó.—¿Cansarme, mi g<strong>en</strong>eral? ¿Cansarme? —contestó el guerrillerocon viveza, reempr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do la carrera.—Apriete los labios, mi g<strong>en</strong>eral, todo el ejercicio con las piernas—repitió Ángeles, al reempr<strong>en</strong>der Villa la carrera.El g<strong>en</strong>eral Villa r<strong>en</strong>queaba un poco de cuando <strong>en</strong> cuando; claram<strong>en</strong>tese veía que hacía un esfuerzo por llegar victorioso a la meta.Cuando el g<strong>en</strong>eral llegó hasta el fin de la improvisada meta, exclamóradiante:—Bu<strong>en</strong>o, mi g<strong>en</strong>eral, ¡hasta que me han hecho correr!...Los dos g<strong>en</strong>erales rieron de muy bu<strong>en</strong>a gana, y tomados del brazocomo dos bu<strong>en</strong>os camaradas, regresaron paso a paso.Después de la primera carrera, el g<strong>en</strong>eral miró las caras de susayudantes y soldados, y satisfecho, seguro de haber probado que apesar de su <strong>en</strong>orme cuerpo de campesino era ágil, aceptó correr parejascon el g<strong>en</strong>eral Ángeles.Así fueron sucediéndose los días y el g<strong>en</strong>eral Villa demostraba<strong>en</strong> cada lección que hacía grandes progresos, no pudi<strong>en</strong>do ocultar sualegría cuando Ángeles le decía:—Mi g<strong>en</strong>eral, ti<strong>en</strong>e usted la resist<strong>en</strong>cia de un cadete del ColegioMilitar...Lo s p l a n e s d e o r g a n i z a c i ó nCuando terminaban las clases del g<strong>en</strong>eral Villa, el ex director del ColegioMilitar de Chapultepec hacía que todos los oficiales se colocaran<strong>en</strong> la raya de arranque de la improvisada pista y los hacía correr, primerocincu<strong>en</strong>ta metros, y después ci<strong>en</strong>.Ángeles, incansable, seguía dando clase de gimnasia a los soldados.El guerrillero no lo perdía de vista y <strong>en</strong> alguna ocasión tomaba377biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3774/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


participación directa <strong>en</strong> el ejercicio. Después de la clase de gimnasia alos soldados, los dos g<strong>en</strong>erales casi siempre seguidos de varios ayudantesy amigos, se s<strong>en</strong>taban bajo un s<strong>en</strong>cillo tejado del pueblo. Ángelesexplicaba <strong>en</strong>tonces a Villa cómo pret<strong>en</strong>día organizar las filas del EjércitoReconstructor Nacional.El nuevo ejército revolucionario, según el proyecto de Ángeles,estaría formado por tercios y cabalgatas <strong>en</strong> vez de escuadrones y regimi<strong>en</strong>tos.Villa escuchaba at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te los planes de Ángeles, limitándose ahacer este único com<strong>en</strong>tario:—Mi g<strong>en</strong>eral, usted sabe más que yo <strong>en</strong> cuestiones de leyes.Los días transcurrían pacíficam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to, y mi<strong>en</strong>trasllegaba la hora de reiniciar la campaña, las actividades eran cadadía mayores bajo la dirección y el <strong>en</strong>tusiasmo de Ángeles.Án g e l e s q u e r í a u n Mé x i c o n u e v oNo habían pasado más de tres semanas, cuando Villa y Ángeles tuvieronun fuerte choque que por de pronto hubo de interrumpir losejercicios que el guerrillero hacía todos los días <strong>en</strong> la mañana.Desde su llegada a Tosesihua, el g<strong>en</strong>eral Ángeles hablaba con vehem<strong>en</strong>ciasobre los progresos de los Estados Unidos. Muchos y grandeseran los elogios que hacía del pueblo americano y solía decir:—Cuando triunfemos, debemos modernizar a nuestro pueblo;hay que arrancarle todas esas viejas tradiciones que lo hac<strong>en</strong> vivirmedio siglo atrás de la civilización; nuestra tarea debe empezar porarrancar los prejuicios de sexos; esos hogares de tipo arcaico queabundan <strong>en</strong> el país, los debemos transformar como lo han hecho losamericanos... La familia debe constituirse por <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y nopor costumbre...El g<strong>en</strong>eral Villa parecía no darle importancia a las palabras deÁngeles, hasta que una noche dijo, con <strong>en</strong>ergía:378biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3784/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


—Mi g<strong>en</strong>eral, por lo que parece, usted se me ha agringado. Mire mig<strong>en</strong>eral, vamos derrocando a Carranza y luego dejaremos que el puebloresuelva por sí mismo sus destinos.—Pero mi g<strong>en</strong>eral —contestó Ángeles con ser<strong>en</strong>idad—, ¿no creeusted, que desde ahora debemos ir dando a conocer los propósitos dela revolución? Creo, mi g<strong>en</strong>eral, que debemos levantar la banderade un México nuevo, si no, vamos a caer <strong>en</strong> los mismos errores delcarrancismo, que nos ha lanzado una Constitución sin preocuparsepor la evolución de la m<strong>en</strong>talidad de nuestro pueblo.El g<strong>en</strong>eral Ángeles parecía un confer<strong>en</strong>cista, y así disertó por cercade una hora.Villa lo dejó hablar, haci<strong>en</strong>do este final com<strong>en</strong>tario:—Mi g<strong>en</strong>eral, todo está bu<strong>en</strong>o, m<strong>en</strong>os que agringue usted a mipueblo...Los planes de la nueva campaña, discutidos ser<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong>treVilla y Ángeles, mi<strong>en</strong>tras que la pequeña columna revolucionaria semovía l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te hacia el occid<strong>en</strong>te, hicieron r<strong>en</strong>acer la armonía <strong>en</strong>trelos dos jefes.La armonía, sin embargo, duró poco tiempo; la táctica del military la audacia del guerrillero, fueron la causa de un definitivo distanciami<strong>en</strong>to.Durante la marcha de la columna revolucionaria a las órd<strong>en</strong>esdirectas del g<strong>en</strong>eral Villa, desde Tosesihua, hasta la sierra de Santa Gertrudis,el g<strong>en</strong>eral Ángeles dijo a Gómez Mor<strong>en</strong>tín: “Yo no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do latáctica del g<strong>en</strong>eral Villa”...En la marcha hacia la sierra de Santa Gertrudis, el g<strong>en</strong>eral Villadesaparecía por días <strong>en</strong>teros, y<strong>en</strong>do algunas veces hacia el sur, otrashacia el norte y por fin, pareci<strong>en</strong>do retroceder el camino andado.Pocas veces se reunía al grueso de la columna y cuando lo hacíaera siempre para informar al g<strong>en</strong>eral Ángeles sobre los movimi<strong>en</strong>tos delos federales y era <strong>en</strong>tonces cuando ambos jefes discutían planes.Los dos g<strong>en</strong>erales siempre platicaban solos y aunque algunas vecesllegaba hasta los oficiales que los seguían a cierta distancia alguna379biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3794/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


que otra palabra dicha con tono <strong>en</strong>érgico por el g<strong>en</strong>eral Villa, jamás sesupo de qué hablaban.Al llegar a la sierra de Santa Gertrudis, habi<strong>en</strong>do logrado evitarfelizm<strong>en</strong>te todo contacto con los federales al mismo tiempo que borrandotodas las huellas de la columna, Ángeles y Villa celebraron unalarga confer<strong>en</strong>cia con los lugart<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes del guerrillero.En esta confer<strong>en</strong>cia, los dos jefes empezaron a dis<strong>en</strong>tir abiertam<strong>en</strong>tesobre la táctica que debería adoptarse <strong>en</strong> la campaña.Mi<strong>en</strong>tras que el g<strong>en</strong>eral Ángeles sost<strong>en</strong>ía que deberían atacarselas plazas fuertes que pres<strong>en</strong>taran v<strong>en</strong>tajas, el g<strong>en</strong>eral Villa insistía <strong>en</strong>continuar la guerra de guerrillas durante unos cuantos meses más hastacontar con los elem<strong>en</strong>tos sufici<strong>en</strong>tes para empr<strong>en</strong>der una of<strong>en</strong>sivaformal.Los g<strong>en</strong>erales llegaron al fin a ponerse mom<strong>en</strong>táneam<strong>en</strong>te deacuerdo al aprobarse que la guerra de guerrillas continuara hasta elmes de abril de 1919. En abril se procedería al fraccionami<strong>en</strong>topara dar descanso a la g<strong>en</strong>te y a la caballada, al mismo tiempo que parahacerse de más pertrechos, y <strong>en</strong> junio se iniciaría la of<strong>en</strong>siva atacandoChi huahua o Ciudad Juárez.Durante la campaña de marzo y abril, Villa y Ángeles permanecieron<strong>en</strong> la sierra, mi<strong>en</strong>tras los revolucionarios a las órd<strong>en</strong>es deMartín López, atacaban las plazas de poca importancia, dedicándoseespecialm<strong>en</strong>te a caer sobre los pequeños destacam<strong>en</strong>tos de def<strong>en</strong>sassociales o federales.En los últimos días de abril la conc<strong>en</strong>tración se llevó a cabo aunas cuantas leguas al sur de la ciudad de Chihuahua.Con mil quini<strong>en</strong>tos hombres perfectam<strong>en</strong>te bi<strong>en</strong> armados y municionados,avanzaron por tierra hacia el norte.Los revolucionarios pasaron rozando los suburbios de la ciudadde Chihuahua, provocando una gran alarma a la guarnición federal,que parecía estar muy aj<strong>en</strong>a a la proximidad de las fuerzas villistas.Después de un pequeño alto a las puertas de la capital del Estado,y mi<strong>en</strong>tras los federales les disparaban unos cuantos cañonazos,380biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3804/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


los revolucionarios continuaron hacia el norte, a lo largo de la víaférrea.El g<strong>en</strong>eral Villa ord<strong>en</strong>ó que la vía fuera destruida, y la tarea sellevó a cabo conforme los villistas iban avanzando.De trecho <strong>en</strong> trecho se apilaban los durmi<strong>en</strong>tes y <strong>en</strong>cima de elloseran colocados los rieles; el fuego hacía el resto.Cerca de 80 kilómetros de vía quedaron totalm<strong>en</strong>te destruidoshasta que los villistas llegaron a una estación donde lograron det<strong>en</strong>eruna máquina y dos furgones de carga.A bordo de los dos carros, el g<strong>en</strong>eral hizo que saliera un grupode hombres hacia el norte, ord<strong>en</strong>ando que se cuidara de ser descubiertopor los federales. La g<strong>en</strong>te fue trasladada así hasta las cercanías deSamalayuca. Los últimos <strong>en</strong> salir fueron Villa, Ángeles y sus lugart<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes.En el trayecto de Samalayuca, el guerrillero, de acuerdo con elg<strong>en</strong>eral Ángeles, trazó los planes para el ataque a Ciudad Juárez, determinandoque las operaciones quedaran a cargo del g<strong>en</strong>eral MartínLópez.López fue instruido primero por Villa para que el ataque a laplaza fronteriza fuera llevado a cabo por el ori<strong>en</strong>te y occid<strong>en</strong>te, a fin deevitar que las balas pasaran a territorio americano.Villa conc<strong>en</strong>tró sus fuerzas <strong>en</strong> Samalayuca e inmediatam<strong>en</strong>te lashizo avanzar a las órd<strong>en</strong>es de López sobre Ciudad Juárez.El ata q u e a Ci u d a d Ju á r e zObservaciónEn este punto del relato, estimo oportuno decir que, según declaracionesdel g<strong>en</strong>eral Ángeles, que fueron publicadas <strong>en</strong> El Paso, Texas,los días sigui<strong>en</strong>tes a este asalto a Ciudad Juárez, el g<strong>en</strong>eral Ángelesno solam<strong>en</strong>te dejó de tomar parte activa <strong>en</strong> el ataque, sino que con381biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3814/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


382anterioridad le expresó abiertam<strong>en</strong>te al g<strong>en</strong>eral Villa que ese ataqueera sumam<strong>en</strong>te peligroso porque, indudablem<strong>en</strong>te, iban a tropezarcon la hostilidad de los norteamericanos.El primer ataque a Ciudad Juárez fue tan viol<strong>en</strong>to que los federalesse reconc<strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el fuerte Hidalgo, dejando la ciudad<strong>en</strong> manos de los invasores, qui<strong>en</strong>es se dedicaron al saqueo, lo cualaprovecharon los def<strong>en</strong>sores para rechazar a los atacantes.Por la tarde, Villa, personalm<strong>en</strong>te, dirigó un nuevo asalto por ellado del hipódromo, y cuando estaban empeñados <strong>en</strong> el combate, sesupo que las tropas americanas cruzaban la frontera amagando a losvillistas. Villa reconc<strong>en</strong>tró sus tropas <strong>en</strong> las Partidas, y al día sigui<strong>en</strong>te,los cañones del fuerte Bliss, de El Paso, hicieron fuego sobre las tropasasaltantes mi<strong>en</strong>tras que las tropas norteamericanas avanzaban,después de cruzar el Río Bravo (la frontera).El g<strong>en</strong>eral Villa se retiró hacia el sur y <strong>en</strong> Samalayuca tomó unpequeño tr<strong>en</strong> para continuar hasta Villa Ahumada.El g<strong>en</strong>eral Villa preguntó a Ángeles si conv<strong>en</strong>dría formular unainterrogación al g<strong>en</strong>eral Erwin, comandante militar de El Paso, respectoa la actitud hostil de las tropas norteamericanas, y al obt<strong>en</strong>eruna respuesta afirmativa, Ángeles y Gómez Mor<strong>en</strong>tín se aproximarona la frontera, poniéndose <strong>en</strong> contacto con amigos y partidariosde confianza, del otro lado del Río Bravo.El g<strong>en</strong>eral Ángeles redactó <strong>en</strong>tonces una comunicación dirigidaal g<strong>en</strong>eral americano, diciéndole que t<strong>en</strong>ía deseos de celebrar con éluna confer<strong>en</strong>cia, a fin de conocer las causas por las cuales las tropasde Estados Unidos habían tomado participación <strong>en</strong> el combate deCiudad Juárez. La comunicación redactada por Ángeles estaba hábilm<strong>en</strong>teformulada, terminando por manifestar que la petición estaba“basada <strong>en</strong> la camaradería que siempre ha reinado <strong>en</strong>tre los militaresde todos los países, y no <strong>en</strong> repres<strong>en</strong>tación de una facción políticamexicana”.El coronel Gómez Mor<strong>en</strong>tín llevó vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te la comunicación,atravesando el Río Bravo y asesorándose del bu<strong>en</strong> amigo de Vibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3824/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


lla, don Teodoro Kyriacopulos y del ing<strong>en</strong>iero don Manuel Bonilla,qui<strong>en</strong> lo interpretaría.Conducidos los tres villistas ante el g<strong>en</strong>eral Erwin <strong>en</strong> su casa,éste preguntó: “¿Quién es la persona que vi<strong>en</strong>e de México?” GómezMor<strong>en</strong>tín se adelantó y <strong>en</strong>tregó la comunicación escrita por Ángeles.Después de leer l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te la carta, el g<strong>en</strong>eral Erwin citó a los interesadospara una hora después <strong>en</strong> el cuartel g<strong>en</strong>eral, donde, despuésde una larga espera, fueron introducidos al despacho del g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong>jefe, a qui<strong>en</strong> rodeaban gran número de personas, militares <strong>en</strong> su mayorparte. Entonces Erwin le dijo a Gómez Mor<strong>en</strong>tín con sequedad:“Caballero, informe usted a la persona que firma la carta que ustedme ha <strong>en</strong>tregado, que el gobierno americano ha reconocido a un gobierno<strong>en</strong> México, y que por lo tanto, no puedo dar las explicacionesque se me pid<strong>en</strong>”.Después, Gómez Mor<strong>en</strong>tín fue interrogado si había <strong>en</strong>tradolegalm<strong>en</strong>te a los Estados Unidos, y como el interrogado contestaraque había cruzado la frontera por un lugar cercano a Ciudad Juárez,Erwin agregó: “Como usted ha infringido las leyes de inmigraciónde los Estados Unidos, me veo <strong>en</strong> la necesidad de <strong>en</strong>tregarlo al Departam<strong>en</strong>tode Justicia”; y dio las bu<strong>en</strong>as noches, mi<strong>en</strong>tras GómezMor<strong>en</strong>tín era conducido <strong>en</strong> automóvil hasta Isleta e invitado a repasarel Río, volvi<strong>en</strong>do a territorio mexicano.Como consecu<strong>en</strong>cia de aquel fracaso, Villa y Ángeles tomaronuna resolución secreta, marchando el primero con el grueso de lacolumna hacia el norte del Estado de Chihuahua, mi<strong>en</strong>tras Ángelesse dirigía hacia el sur con un pequeño grupo.Villa y Ángeles volvieron a reunirse <strong>en</strong> los límites del Estado deDurango, donde las tropas de Villa asaltaron un tr<strong>en</strong> que avanzabade Torreón a Durango, si<strong>en</strong>do rechazados y <strong>en</strong> cuya retirada fuemuerto el g<strong>en</strong>eral Martín López.383biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3834/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


Ot ro pa r é n tesis <strong>en</strong> la c a m pa ñ a384Al <strong>en</strong>trar nuevam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> territorio chihuahu<strong>en</strong>se, el g<strong>en</strong>eral dispuso elfraccionami<strong>en</strong>to de sus fuerzas, señalando como lugar de reunión parala próxima campaña la región de San José del Sitio.Acompañado del g<strong>en</strong>eral Ángeles y de un reducido grupo dehombres, el g<strong>en</strong>eral Villa anduvo vagando por la sierra durante cuatrosemanas.Un día, el g<strong>en</strong>eral Ángeles le dijo:—Mi g<strong>en</strong>eral, hasta ahora no puedo compr<strong>en</strong>der su táctica. ¿Por quéestos constantes fraccionami<strong>en</strong>tos que dejan empezadas las campañas?—Mi g<strong>en</strong>eral —explicó Villa—, las campañas son muy duras, ycomo no t<strong>en</strong>emos muchos elem<strong>en</strong>tos, necesitamos dejar descansar a la g<strong>en</strong>tey a la caballada. ¿Pa qué nos serviría la g<strong>en</strong>te cansada? Y si la caballadase nos cansa, ¿dónde la reponemos? No es lo mismo ahora que hace cincoaños, cuando matábamos caballos por ci<strong>en</strong>tos y <strong>en</strong> unas cuantas horas losreponíamos de las haci<strong>en</strong>das. Pero ahora, mi g<strong>en</strong>eral, ya ve usted que nohay caballada <strong>en</strong> todo Chihuahua, y que d<strong>en</strong>tro de poco vamos a t<strong>en</strong>erque meternos a Coahuila o a Nuevo León, para proveernos, porque lo quees ya Chihuahua no sirve para hacer revoluciones.—Pero mi g<strong>en</strong>eral —insistió Ángeles—, ¿por qué no seguir unacampaña pareja, siquiera por seis meses? En seis meses podríamosavanzar mucho y quitar elem<strong>en</strong>tos al <strong>en</strong>emigo; pero resulta que conestos fraccionami<strong>en</strong>tos, damos lugar a que los carrancistas se rehagan.Además, mi g<strong>en</strong>eral, este andar errante por las montañas me parecemuy meritorio para un jefe de guerrillas, pero no para un g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong>jefe del Ejército Reconstructor Nacional.—Bu<strong>en</strong>o, mi g<strong>en</strong>eral, pos si ya le he dado a usted facultades pa queorganice el ejército, ¿por qué no lo organiza?” —contestó Villa con ciertodisgusto.—Mi g<strong>en</strong>eral, porque esperaba el resultado del asalto a Durango,donde le hubiera propuesto a usted que hubiéramos establecido elcuartel g<strong>en</strong>eral —agregó el ex director del Colegio Militar.biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3844/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


—Bu<strong>en</strong>o, mi g<strong>en</strong>eral, pos espérese pa la próxima campaña; la g<strong>en</strong>teestá a su disposición y haga los planes que quera…El g<strong>en</strong>eral Ángeles insistía <strong>en</strong> que debía bajarse de la sierra al vallepara procurar elem<strong>en</strong>tos de vida a las tropas que vivían con miles deprivaciones y <strong>en</strong>tonces consultó con Villa bajar al fr<strong>en</strong>te de un grupode hombres para procurarse alim<strong>en</strong>tos. Villa le contestó que estaba <strong>en</strong>libertad de hacerlo.La ú lt i m a d e s p e d i d aVarios días después, el ex director del Colegio Militar, acompañado deuna doc<strong>en</strong>a de hombres armados, abandonaba el campam<strong>en</strong>to.Los g<strong>en</strong>erales se abrazaron cariñosam<strong>en</strong>te.—Mi g<strong>en</strong>eral —recom<strong>en</strong>dó Villa a Ángeles—, lo esperaré aquímismo d<strong>en</strong>tro de cinco semanas, y solam<strong>en</strong>te le <strong>en</strong>cargo que baj<strong>en</strong> al vallepor el lado sur de la sierra para que los changuitos no puedan <strong>en</strong>contrarlas huellas de este campam<strong>en</strong>to.—Pierda cuidado, mi g<strong>en</strong>eral, que me haré de elem<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> lospueblos vecinos y que regresaré aquí d<strong>en</strong>tro de cinco semanas.El g<strong>en</strong>eral Villa, tristem<strong>en</strong>te, vio cómo el g<strong>en</strong>eral Ángeles se alejaba.Parecía que pres<strong>en</strong>tía que no lo volvería a ver.Casi todo un día estuvo como clavado el guerrillero <strong>en</strong> el puntomás alto del campam<strong>en</strong>to, sigui<strong>en</strong>do con la vista la pequeña polvaredaque levantaba <strong>en</strong> su marcha el grupo a las órd<strong>en</strong>es del g<strong>en</strong>eral Ángeles.Durante el tiempo que duró el fraccionami<strong>en</strong>to, Villa estuvop<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de los informes que de cuando <strong>en</strong> cuando le llevaban losexploradores, sobre los movimi<strong>en</strong>tos del g<strong>en</strong>eral Ángeles.Llegó el día de la conc<strong>en</strong>tración, y el guerrillero recibió un propiodel g<strong>en</strong>eral Ángeles, por conducto del cual le hacía saber que habíaresuelto seguir al fr<strong>en</strong>te del grupo...La resolución de Ángeles fue recibida por el g<strong>en</strong>eral Villa fríam<strong>en</strong>te.385biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3854/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


Es indudable que <strong>en</strong>tre Villa y Ángeles había surgido un <strong>en</strong>friami<strong>en</strong>tode la cordialidad, no un rompimi<strong>en</strong>to que les hiciera perdersu mutua amistad y estimación, que puede explicarse <strong>en</strong> parte por elhecho de que Ángeles trataba de hacerle compr<strong>en</strong>der a Villa que lanación norteamericana era un pueblo de civilización superior, cuyascostumbres bu<strong>en</strong>as era conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te imitar.Villa s<strong>en</strong>tía repulsión y odio por los americanos desde que reconocierona Carranza, después de significarse como amigos, y hastacomo admiradores suyos; mayor fue su odiosidad cuando al dirigirsea Sonora fue rechazado de Agua Prieta, debido a que el gobiernoamericano había permitido el paso, por su territorio, de tr<strong>en</strong>es contropas que fueron a reforzar aquella guarnición; pero la odiosidadde Villa, que se convirtió <strong>en</strong> terrible pasión y que fue, según parece,la causa más plausible de su asalto a Columbus, creció cuando supoque <strong>en</strong> El Paso, Texas, 19 mexicanos presos a qui<strong>en</strong>es se bañaba congasolina, como radical medida de aseo, fueron víctimas de un inc<strong>en</strong>diode la gasolina, pereci<strong>en</strong>do carbonizados.En el cerebro de Villa no cabía ni la disculpa ni la amistad paralos gringos, a qui<strong>en</strong>es consideraba, con un patriotismo primitivo,como los <strong>en</strong>emigos jurados de su raza. Y, naturalm<strong>en</strong>te, las prédicasde Ángeles hablando de la civilización y la cultura del puebloamericano, le parecían a Villa y a sus hombres, blasfemias hijas delagringami<strong>en</strong>to.Otro motivo de <strong>en</strong>friami<strong>en</strong>to era que Villa parecía malgastar susextraordinarias <strong>en</strong>ergías y las de sus partidarios, <strong>en</strong> acciones de guerrillasy que, cuando lograba triunfos importantes, no los completabacon otras acciones, sino que disolvía sus columnas, para darles descanso,perdi<strong>en</strong>do así todas las v<strong>en</strong>tajas que sus triunfos le ofrecían,puesto que dejaba que las guarniciones derrotadas se repusieran.Pero había un motivo moral que constituía la principal causade dis<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to: la lucha, con todas sus privaciones, y el continuopeligro que los asechaba, hacía que los hombres de Villa se volvierancomo lobos y que sus instintos fueran carniceros y crueles. Villa no386biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3864/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


gustaba de perdonar a sus prisioneros y Ángeles, aun con peligro desu vida, ejercía un verdadero apostolado por salvar la vida de esosprisioneros. En Moctezuma, donde el <strong>en</strong>emigo hizo una t<strong>en</strong>az resist<strong>en</strong>cia,logró con trabajo salvar algunos de los soldados que cayeronprisioneros.En Parral, Ángeles confirmó la salvación de los sitiados <strong>en</strong> el cerrode la Cruz, porque éstos, sabi<strong>en</strong>do que Ángeles era humanitario,lo mandaron llamar para decirle que se r<strong>en</strong>dirían si él les garantizabala vida; que Villa ofrecía respetarla <strong>en</strong> un pliego que recibieron, peroque desconfiaban. Ángeles recogió el pliego como testimonio de lapromesa de Villa, logrando que fueran salvados todos esos prisioneros,<strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es se <strong>en</strong>contraban los de la “Def<strong>en</strong>sa Social”. Losúnicos que no escaparon de la ejecución fueron los Herrera (donJosé de la Luz e hijos), porque Villa declaraba que eran traidores ala patria por haber acogido y proporcionado víveres a los invasoresnorteamericanos, cuando el pueblo se amotinó <strong>en</strong> contra de ellos,dirigido y exaltado por una heroica mexicana.Discurso d e ÁngelesDirigido al pueblo <strong>en</strong> la plaza Hidalgo,de Parral, Chihuahua, el 22 de abril de 1919.Hace pocos días vini<strong>en</strong>do a caballo, ya muy cerca de esta ciudad, hacíayo al g<strong>en</strong>eral Villa algunos tiernos recuerdos de mi pueblo natal y deChapultepec, donde me eduqué. “Yo nací <strong>en</strong> Durango —replicó el g<strong>en</strong>eral—,pero vine a Chihuahua desde muy muchacho y ahora quiero aeste Estado como si fuera mi patria natal, y aquí me conoc<strong>en</strong> hasta laspiedras. De esta región conozco hasta los m<strong>en</strong>ores accid<strong>en</strong>tes del terr<strong>en</strong>oy al verlo ahora, de nuevo, se me arrasan los ojos de lágrimas”.387biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3874/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


388El g<strong>en</strong>eral Ángeles, hablando <strong>en</strong> seguida por sí mismo, continuó:Durante nuestra reci<strong>en</strong>te lucha con las fuerzas carrancistas, vi<strong>en</strong>dodesde el picacho del cerro de la Iguana esta hermosa ciudad t<strong>en</strong>didaa mis pies, ardía yo <strong>en</strong> deseos de que se apagara la voz de los fusilespara que tuviera yo el placer, como <strong>en</strong> efecto lo he t<strong>en</strong>ido dos veces,de hablar a ustedes con palabras que sal<strong>en</strong> de mi corazón. Ahora voya hacerlo una vez más, pero <strong>en</strong> compañía de mi amigo el g<strong>en</strong>eral Villay, desde luego, le doy las más cumplidas gracias por el honor que mehace dándome el primer lugar <strong>en</strong> el uso de la palabra. Procuraré serbreve para no fatigar la at<strong>en</strong>ción de ustedes y dejarles toda su fuerzaintelectual, para escuchar las trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes palabras del g<strong>en</strong>eral Villa.Serán trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes, porque él manda las fuerzas revolucionarias queoperan <strong>en</strong> Chihuahua, porque serán promesas, porque serán pr<strong>en</strong>das queda a ustedes y que se verá obligado a cumplir. Mi<strong>en</strong>tras tanto, continuarémi plática de ayer acerca de los ideales por los que estamos luchando<strong>en</strong> esta guerra.El g<strong>en</strong>eral Ángeles explicó <strong>en</strong> seguida <strong>en</strong> qué consiste la democraciay cuál es la forma especial de las instituciones democráticas<strong>en</strong> México. Hizo una pintura brillante del g<strong>en</strong>eral Porfirio Díaz,considerándolo como un ilustre mexicano, un distinguido liberal,un guerrero de g<strong>en</strong>io, un patriota insigne <strong>en</strong> la guerra de segundaindep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y, finalm<strong>en</strong>te, un administrador intelig<strong>en</strong>te, un diplomáticode fino tacto, un carácter esmeradam<strong>en</strong>te modelado <strong>en</strong>acero y un hombre extraordinariam<strong>en</strong>te atractivo.Pero, <strong>en</strong> seguida, lo acusó de actos de injusticia y crueldad,citando los asesinatos de Veracruz y Tomóchic. Dijo que el mayorcargo que t<strong>en</strong>ía que hacer al g<strong>en</strong>eral Díaz, consistía <strong>en</strong> no haberrespetado la ley. Para que a sus oy<strong>en</strong>tes no pareciera el cargo insignificante,explicó cómo por haberse constituido <strong>en</strong> un elector de jueces,gobernadores, s<strong>en</strong>adores, diputados, jefes políticos y presid<strong>en</strong>tesmunicipales, m<strong>en</strong>ospreció y holló las instituciones democráticas,convirti<strong>en</strong>do su gobierno <strong>en</strong> una autocracia más absoluta que la debiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3884/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


los zares de Rusia y, finalm<strong>en</strong>te, lo acusó de haber des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ado larevolución al no cumplir las promesas que hizo al pueblo <strong>en</strong> la famosa<strong>en</strong>trevista Creelman.Dijo que México, hasta la fecha, no había sido gobernado democráticam<strong>en</strong>te,por dos constantes calamidades: el gobierno decaudillos que se aprovechaban de su prestigio y popularidad, paraconvertirse <strong>en</strong> dictadores, y los ejércitos revolucionarios, que sosti<strong>en</strong><strong>en</strong>incondicionalm<strong>en</strong>te a sus caudillos. Afortunadam<strong>en</strong>te, añadió,el g<strong>en</strong>eral Villa, <strong>en</strong> su Plan de Río Florido, inhabilita a todos losmilitares para el desempeño de empleos civiles y, expresam<strong>en</strong>te, vaa declararlo <strong>en</strong> seguida: hará desaparecer el ejército revolucionario,sustituyéndolo con un ejército netam<strong>en</strong>te nacional, salido de todaslas clases sociales e inadecuado para convertirse <strong>en</strong> instrum<strong>en</strong>to de latiranía y <strong>en</strong> órgano de la opresión.A continuación, el g<strong>en</strong>eral Ángeles dijo:La Historia no dirá una sola palabra acerca de mí, porque no lo merezco;soy un polvo insignificante que el vi<strong>en</strong>to de mañana barrerá; peroel g<strong>en</strong>eral Villa sí ti<strong>en</strong>e derecho a palabras de la Historia, que serán deelogio si cumple sus promesas y si, después de haber luchado contra lasdictaduras de Díaz, de Huerta y de Carranza, colabora <strong>en</strong> establecerlas prácticas democráticas <strong>en</strong> nuestro país.Los porfiristas acostumbraban decir que la democracia <strong>en</strong> Méxicoera imposible, a causa de la ignorancia del pueblo; pero yo les heexplicado a ustedes, <strong>en</strong> mi primera plática, por qué esto es un error.Los verdaderos obstáculos de la democracia <strong>en</strong> nuestro país son dos:la ambición de los caudillos que se olvidan siempre de sus promesasdemocráticas, y la falta de voluntad del pueblo, que nunca se ha resueltoa tomar una <strong>en</strong>érgica participación <strong>en</strong> los asuntos públicos yque ha visto siempre con indifer<strong>en</strong>cia y sumisión el nombrami<strong>en</strong>to delas autoridades del país.389biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3894/1/<strong>08</strong> 10:30:07 <strong>AM</strong>


Continuó dici<strong>en</strong>do que cualquiera otra revolución, por ejemplola de Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, pudo haberse llevado a cabo con sólo las fuerzasrevolucionarias, pero que esta revolución democrática no podríaterminarse con éxito, sin la cooperación de todo el pueblo.Yo no soy —dijo— un partidario personalista de Villa, de Zapata, ode cualquiera otro jefe revolucionario: yo soy partidario de ustedes,del pueblo, de mi patria, no solam<strong>en</strong>te de los pobres, sino de los ricostambién. Estoy con los revolucionarios porque ellos están con lajusticia y contra la dictadura, pero no defi<strong>en</strong>do sus errores. En la luchade clases, estoy con los explotados y <strong>en</strong> contra de los explotadores;pero no se me escapa que el movimi<strong>en</strong>to de fraternidad social debeser l<strong>en</strong>to, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los países <strong>en</strong> donde las masas carec<strong>en</strong> deeducación y los administradores de honradez. Pero debemos hacertodo lo posible por disminuir las injusticias de la pres<strong>en</strong>te sociedadcapitalista.Estar ciegam<strong>en</strong>te contra el rico, es estar contra las fuerzas intelig<strong>en</strong>tesdel país. Los ricos son los hombres que, d<strong>en</strong>tro de la ley yla organización actual de la sociedad, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la intelig<strong>en</strong>cia necesariapara salir victoriosos <strong>en</strong> la lucha egoísta de los sistemas reinantes. Lat<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia debe consistir <strong>en</strong> destruir estos sistemas, pero no <strong>en</strong> destruira los hombres más intelig<strong>en</strong>tes que t<strong>en</strong>emos.Estar contra los extranjeros que nos tra<strong>en</strong> la ci<strong>en</strong>cia, que sab<strong>en</strong>cómo se explotan las riquezas naturales y aportan los capitales indisp<strong>en</strong>sablespara esa explotación, es ins<strong>en</strong>sato y es falta de respeto anuestras obligaciones internacionales y a nuestra voluntad colectiva:esto es, a nuestras leyes, bajo cuya protección han v<strong>en</strong>ido a desarrollarla prosperidad de nuestro país.Estar contra la religión y no solam<strong>en</strong>te contra los abusos del clero,es herir nuestros más nobles s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos y oponerse a todas lasescuelas de moral. La ci<strong>en</strong>cia de la moral y la filosofía, que <strong>en</strong>noblec<strong>en</strong>el alma, están sólo al alcance de los hombres más intelig<strong>en</strong>tes de latierra; las masas necesitan los ritos de la religión para moralizarse. De390biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3904/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


idéntica manera, la disciplina militar, que no es más que un espíritu decolaboración, podría lograrse sin las prácticas habituales <strong>en</strong> todos lospaíses, pero las masas necesitan los ritos militares, que hemos apr<strong>en</strong>didode las religiones. Los militares t<strong>en</strong>emos el culto de la patria ynuestra bandera tricolor es su emblema y símbolo; por eso no t<strong>en</strong>emosrazón <strong>en</strong> burlarnos de la adoración de otros a los santos de la religióncatólica. Si somos liberales, debemos respetar la libertad de conci<strong>en</strong>ciay no debemos quemar los santos, por la misma razón que no permitiremosa nadie quemar nuestra bandera.Yo he v<strong>en</strong>ido —dijo el g<strong>en</strong>eral Ángeles— a colaborar con la revoluciónpara <strong>en</strong>noblecer la lucha, no solam<strong>en</strong>te para que las vidas delos prisioneros sean respetadas, sino también para que se les honre porsu valor; es además nuestra obligación tratar con decoro al <strong>en</strong>emigo;cumpli<strong>en</strong>do esa obligación, no daremos lugar a que algui<strong>en</strong> puedaimitar al ilustre muerto Teodoro Roosevelt, qui<strong>en</strong> dijo <strong>en</strong> un discursocélebre, al referirse a nosotros: “Los bandidos, como ellos se llaman<strong>en</strong>tre sí”...Pero sobre todo, yo he v<strong>en</strong>ido a matar la pasiva actitud y sumisiónde ustedes, a despertar su <strong>en</strong>tusiasmo, a inflamar sus corazonescon la llama democrática que arde <strong>en</strong> el mío.Empuñ<strong>en</strong> las armas, nunca confí<strong>en</strong> sus destinos <strong>en</strong> las manosde un caudillo; obt<strong>en</strong>gan la prosperidad del país por propio esfuerzo,primero por resuelta actitud democrática, y después, por medio deltrabajo diario. Si esto hac<strong>en</strong>, viviremos <strong>en</strong> paz con nosotros mismosy <strong>en</strong> armonía con los otros pueblos de la tierra, especialm<strong>en</strong>te connuestros vecinos.Las peroraciones de Ángeles eran escuchadas por Villa con granat<strong>en</strong>ción y es indudable que iban haci<strong>en</strong>do huella <strong>en</strong> su ánimo, peroera difícil dominar sus instintos, sobre todo porque, como sucedecon los caudillos militares, todos los hombres que lo rodeaban aceptabansus ideas y sus hechos sin reparos, nadie se atrevía a contradecirlo;el único que lo hacía era Ángeles.391biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3914/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


Con anterioridad y a pesar del cariño que Villa significaba aÁngeles, al grado de que él, tan desconfiado, dormía a veces a su ladoy hasta lo tapaba con su propio sarape, una noche disputaron porqueVilla afirmaba que Madero se dejaba dominar por otros y que aél no lo había sacado de la cárcel. “Madero no me puso libre, porqu<strong>en</strong>o t<strong>en</strong>ía pantalones”. Ángeles le replicó que Madero no era unimbécil: que no lo había sacado de la cárcel porque respetaba la ley yno quería imponérsele a un juez; Villa le replicó y ambos alzaron lavoz, exaltándose hasta hacer que su g<strong>en</strong>te acudiese, agrupándose <strong>en</strong>derredor de ellos. Villa se calmó apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, pero, un rato después,le dijo a Ángeles: “G<strong>en</strong>eral, ti<strong>en</strong>e usted razón. ¡Usted ha sidoel único hombre a qui<strong>en</strong> he permitido que me contradiga y no lo hemandado fusilar !”...En otra ocasión, se pres<strong>en</strong>taron dos hombres manifestando queeran desertores del carrancismo, que deseaban incorporarse con Villa.Éste desconfió de aquellos desconocidos y, luego de interrogarlos,dio ord<strong>en</strong> de que los colgaran. Ángeles, que estaba cerca, protestó congran descont<strong>en</strong>to y preguntó que cómo iban a matar a dos hombresque podían ser inoc<strong>en</strong>tes. Entonces, Villa ord<strong>en</strong>ó que uno fuera colgado;el otro, aterrorizado, confesó que eran <strong>en</strong>viados como espías,por un jefe, ahora carrancista, Rosalío Hernández. Villa le hizo quefuera a declarar, eso mismo, ante el g<strong>en</strong>eral Ángeles, y cuando éste, asu vez, se indignó diciéndole que debían fusilarlo, Villa le com<strong>en</strong>tó:—¿Ya ve mi g<strong>en</strong>eral, usted que no quiere que se mate a nadie?Los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de Ángeles, de piedad hacia los humildes, llegarona un extremo que los hombres de Villa juzgaron mal. Dic<strong>en</strong>que al aproximarse a los pueblos, Ángeles se adelantaba y les decía alos habitantes: “Ya vi<strong>en</strong><strong>en</strong> las tropas; escondan su maicito para qu<strong>en</strong>o se los quit<strong>en</strong> y los dej<strong>en</strong> sin t<strong>en</strong>er que comer”. Hasta que le refirieronel detalle, cierto o falso, a Villa, éste le dijo al g<strong>en</strong>eral Ángelesque no se le adelantara.Ángeles se había propuesto, ing<strong>en</strong>uam<strong>en</strong>te, aprovechar su perman<strong>en</strong>ciacon Villa, para civilizarlo, suavizando sus viol<strong>en</strong>cias; pero392biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3924/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


su idea fundam<strong>en</strong>tal era ponerse <strong>en</strong> comunicación con la mayor partede los rebeldes, levantados <strong>en</strong> armas, para lograr la unificaciónpropuesta por la Alianza Liberal Mexicana. Cuando le dijo a Villaque le prestara una escolta para dirigirse con ella <strong>en</strong> busca de los jefesrebeldes, Villa lo disuadió haciéndole ver que eso era tan difícil, quesi lo int<strong>en</strong>taba, no tardaría <strong>en</strong> ser muerto por las tropas gobiernistas;que, mejor, iban a mandar <strong>en</strong>viados que llevaran comunicacionespor escrito a los jefes de las fuerzas levantadas <strong>en</strong> armas.Obligado, pues, a permanecer cerca de Villa, <strong>en</strong> una situaciónque no resultaba de su agrado, porque observaba que qui<strong>en</strong>es rodeabana este guerrero no eran capaces de contradecirlo <strong>en</strong> nada,aplaudi<strong>en</strong>do, por el contrario, hasta sus más grandes disparates;alejado ideológicam<strong>en</strong>te de él y sin tomar parte <strong>en</strong> las operaciones,porque eran de guerrillas y él no t<strong>en</strong>ía efectivos a su mando, despuésde cinco meses, quizás un tanto decepcionado, resolvió alejarse deVilla, mi<strong>en</strong>tras llegaban las adhesiones de los jefes rebeldes para launificación y podían empr<strong>en</strong>derse operaciones de importancia. Sefue a Norias Pintas, donde estuvo mes y medio; después emigrórumbo a la Boquilla; anduvo después por Parral y Balleza, dondepermaneció oculto. Volvió después por la haci<strong>en</strong>da de Talamantes ySan José del Sitio, hasta que, cumpliéndose el plazo que Villa habíaseñalado para que se le incorporara y no deseando reunirse con él,tras una vida errante que agotó a sus cabalgaduras y a los pocoshombres que lo seguían, aceptó el refugio de una cueva <strong>en</strong> la montañaque le ofrecía Félix Salas (un nuevo judas villista), mi<strong>en</strong>tras llegabanlas esperadas adhesiones y Villa reunía mayores conting<strong>en</strong>tespara empr<strong>en</strong>der operaciones, coordinadas con la unificación de losrebeldes.Vivi<strong>en</strong>do una vida miserable de privaciones, <strong>en</strong> la cueva, la traicióny la codicia del premio que había sido ofrecido por la cabeza deVilla o de Ángeles, llevó a los apreh<strong>en</strong>sores (Félix Salas, ex villista)hasta la guarida de Ángeles, qui<strong>en</strong> int<strong>en</strong>tó huir, pero, con pésimacabalgadura, acabó por <strong>en</strong>tregarse sin hacer resist<strong>en</strong>cia.393biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3934/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


Recuerdos y reflexiones posteriores me han llevado a la conclusiónde que el g<strong>en</strong>eral Ángeles, si<strong>en</strong>do de temperam<strong>en</strong>to nervioso yespíritu introverso, padecía de úlcera duod<strong>en</strong>al. Desde que anduvimos<strong>en</strong> campaña, a m<strong>en</strong>udo se quejaba de s<strong>en</strong>tir un “hambre mala”,según él decía, y es indudable que la pésima alim<strong>en</strong>tación al lado delg<strong>en</strong>eral Villa, agravó su mal, haciéndolo <strong>en</strong>flaquecer hasta el agotami<strong>en</strong>to.Cuando fue apreh<strong>en</strong>dido y conducido a Chihuahua, suaspecto era cadavérico y <strong>en</strong> la prisión ap<strong>en</strong>as probó alim<strong>en</strong>to, porquesu estómago lo rechazaba. Pi<strong>en</strong>so que el g<strong>en</strong>eral estaba resignado amorir por la doble decepción de su fracaso ideológico revolucionarioy fisiológico.394biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3944/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XVIIILa a p r e h e n s ión d e ÁngelesDamos a continuación información tomada de la pr<strong>en</strong>sa deChihuahua y de El Paso, Texas, relativa la apreh<strong>en</strong>sión delg<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles.“El Estado de Chihuahua, después de pasar por todas las alternativassangri<strong>en</strong>tas, crueles, de un periodo de revolución que llevabadiez años de exist<strong>en</strong>cia, parecía no conmoverse ya ante los mayoressucesos que iban registrándose <strong>en</strong> toda la República, de cuyos sucesos<strong>en</strong>tonces se significaban el <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to del Cónsul J<strong>en</strong>kinsy las nuevas actividades de Francisco Villa que, por esos días, hacíaacopio de elem<strong>en</strong>tos de guerra t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do su cuartel g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> la regiónde Palomas. El g<strong>en</strong>eral Manuel M. Diéguez, a la sazón jefe delas operaciones militares <strong>en</strong> el norte de la República, hacía creer, congran aparato de fuerza <strong>en</strong> las principales ciudades de la expresadaregión, que era dueño de las circunstancias.Todo, todo contribuía a aletargar los ánimos de los que poraquel <strong>en</strong>tonces nos veíamos forzados a no salir de un estado cuyossufrimi<strong>en</strong>tos y sacrificios durante la Revolución, no había pluma losufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te apta para redactar. Pero así y todo, un inesperadosuceso vino a ponernos <strong>en</strong> un estado de excitación a la que bi<strong>en</strong> puedoasegurar que no fue aj<strong>en</strong>o ser alguno de los que ocasión tuvimosde estar <strong>en</strong> el teatro de los acontecimi<strong>en</strong>tos.395biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3954/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


Aquel suceso extraordinario, s<strong>en</strong>sacional, que así nos conmovía,diolo a conocer el 17 de noviembre de 1919, el periódico que bajomi dirección, d<strong>en</strong>ominado El Correo del Norte, repres<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> Chihuahua,la oposición al régim<strong>en</strong> del C. V<strong>en</strong>ustiano Carranza, oposicióncreada a fuerza de pret<strong>en</strong>der imponer sil<strong>en</strong>cio ante los fracasosmilitares y administrativos que <strong>en</strong> la misma época se sucedían <strong>en</strong>Chihuahua, y debido a la cual no pudo ocultarse más días la noticiade la apreh<strong>en</strong>sión del g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, suceso que fue el queocasionó aquella conmoción y al que quisiera referirme con la ext<strong>en</strong>siónde detalles —desconocidos <strong>en</strong> su totalidad para la mayoría delos habitantes de la República— con que hube de docum<strong>en</strong>tarmepara estar <strong>en</strong> aptitud de hacer verídica información que ahora, sólopara r<strong>en</strong>dir hom<strong>en</strong>aje de admiración a aquel militar pundonoroso ybu<strong>en</strong> ciudadano, relato someram<strong>en</strong>te.La noticia d e la a p reh<strong>en</strong>si ón396Como digo, el 18 de noviembre diose a conocer <strong>en</strong> la ciudad deChihuahua la noticia de que el g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, a qui<strong>en</strong> set<strong>en</strong>ía como el principal lugart<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te de Villa, había sido capturado,que estaba por llegar a la población de Parral, de donde seguram<strong>en</strong>tesería trasladado a la ciudad de México para allá ser juzgado. Todosdudaban de aquella noticia, acostumbrados como estábamos a quefrecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se nos dieran informes de grandes triunfos de los rebeldesque <strong>en</strong> esa época eran combatidos por las fuerzas del gobiernode la nación. La credulidad pública no se manifestó sino cuando elg<strong>en</strong>eral Diéguez, que un día antes había salido viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te paraCamargo, oficialm<strong>en</strong>te comunicó la nueva dici<strong>en</strong>do que Ángeleshabía sido capturado <strong>en</strong> la región de Balleza, y que sería llevado aChihuahua, a su disposición.En efecto, el g<strong>en</strong>eral Ángeles, el día 15 del citado mes de noviembre,había caído prisionero, juntam<strong>en</strong>te con otros cuatro hombiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>3964/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


es, <strong>en</strong> un punto del Valle de los Olivos, de la Def<strong>en</strong>sa Social de eselugar, al mando del mayor Gabino Sandoval, que era qui<strong>en</strong>, al fr<strong>en</strong>tede una escolta, llevó a sus prisioneros a Parral, 22 de allí a Camargo yfinalm<strong>en</strong>te a Chihuahua, haciéndolos viajar <strong>en</strong> un furgón de carga yllegando a esta última ciudad la tarde del día 21.Durante el incómodo viaje, el g<strong>en</strong>eral Ángeles leía la Vida deJesús de Ernesto R<strong>en</strong>án, libro éste que, junto con una historia deNapoleón, traía <strong>en</strong> las cantinas de su silla cuando lo capturaron, acuya lectura se <strong>en</strong>tregaba <strong>en</strong> la soledad de aquel apartado lugar <strong>en</strong>que está situada la cueva que le sirvió de morada, o ya platicaba consus custodios, sin que se le notara fatiga, ni decaimi<strong>en</strong>to alguno,con una <strong>en</strong>tereza que subyugaba y que demostraba la tranquilidadde su conci<strong>en</strong>cia y la firmeza de sus convicciones.En la ciudad de Chihuahua, los periódicos locales seguían dandoinformes acerca de la captura. La s<strong>en</strong>sacional noticia se hizo conocerpor medio de extras y los habitantes de aquella capital, quedesde que la División del Norte se posesionara de la plaza, tuvierancomo huésped al g<strong>en</strong>eral Ángeles, con qui<strong>en</strong> se familiarizaron y aqui<strong>en</strong> trataron y apreciaron, seguían con gran at<strong>en</strong>ción la marchade los sucesos y más cuando, pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te confirmada la noticia, seanunció que el prisionero sería llevado a la expresada ciudad.Se hizo del dominio público que el día 22 arribaría el señor g<strong>en</strong>eralÁngeles a la ciudad de Chihuahua, por lo que millares de almasse dirigieron a la estación a esperarlo.El gobierno tomó precauciones <strong>en</strong>caminadas a que el prisionerono fuera a ser libertado por individuos que bi<strong>en</strong> pudieran haberserevuelto <strong>en</strong>tre los espectadores. Una doble valla de soldados del 62batallón y del tercer regimi<strong>en</strong>to, se apostó <strong>en</strong> la estación.22En Parral fue visitado, <strong>en</strong> su prisión, por un periodista al que dio el autógrafoque publicamos; por una anciana que le llevó un tostón y por amigos y partidariosque se ofrecían a rescatarlo, a lo que él se negó porque “no quería que murieranqui<strong>en</strong>es protegieran su fuga”.397biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3974/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


La multitud se hacía más compacta, a cada mom<strong>en</strong>to, pudiéndosedecir que casi todo Chihuahua se dio cita para recibir al g<strong>en</strong>eralÁngeles.Se oyó el silbato de una locomotora y el público creyó que erala del tr<strong>en</strong> que conducía al prisionero. Cuando el tr<strong>en</strong> llegó a la estaciónse vio que éste era especial, <strong>en</strong> uno de cuyos lujosos carros habíallegado el g<strong>en</strong>eral Diéguez.Minutos después repercutió otro silbato y la ansiosa multitudseguía con la vista a una máquina que arrastraba modesto tr<strong>en</strong>, <strong>en</strong> elcual sí v<strong>en</strong>ía el ex director del Colegio Militar de Chapultepec.Hizo alto el tr<strong>en</strong> y del furgón de que ya se ha hecho m<strong>en</strong>ción,echaron pie a tierra algunos soldados del 48 batallón, que eran losque v<strong>en</strong>ían custodiando y cinco de los miembros de las Def<strong>en</strong>sasSociales, de los que habían efectuado la apreh<strong>en</strong>sión, <strong>en</strong>tre los que sehallaba Gabino Sandoval.Cuando abandonó el carro el señor g<strong>en</strong>eral Ángeles, hacia élse dirigieron todas las miradas, con profundo respeto; un absolutosil<strong>en</strong>cio reinó <strong>en</strong> aquel lugar y de los millares de espectadores, nosalía ni el más leve murmullo. Aquel significativo sil<strong>en</strong>cio, sólo fueinterrumpido por el ligero ruido que producía una cámara cinematográfica,que funcionaba sacando una película del arribo de aquelhombre que hubiera prestado importantes servicios a la causa delpueblo.Vestía el señor g<strong>en</strong>eral Ángeles, un uniforme de kaki, usado. Ensu rostro se veían huellas hechas por la vida llevada a la intemperie,algo tostado por el sol; pero <strong>en</strong> su brillante mirada se leía su intelig<strong>en</strong>ciay su fuerte voluntad. Sin afectaciones, con la mayor naturalidad,marchó <strong>en</strong> medio de sus custodios hasta un automóvil que sehallaba cerca del furgón, habi<strong>en</strong>do tomado asi<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre dos oficialesy si<strong>en</strong>do conducido por las calles de la ciudad, a toda carrera, al cuarteldel 21 regimi<strong>en</strong>to.398biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3984/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


Co r r e s p o n d e n c i a e n t r e Ángeles y su fa m i l i aEra del dominio público que Ángeles había recibido <strong>en</strong> su prisión delcuartel del 21 regimi<strong>en</strong>to de caballería, varios m<strong>en</strong>sajes que por ord<strong>en</strong>expresa del g<strong>en</strong>eral Diéguez, no habían sido sometidos a c<strong>en</strong>sura.Uno de los telegramas recibidos por el prisionero estaba firmadopor su hijo mayor, Alberto Ángeles y Krauss, qui<strong>en</strong> desde la ciudadde Nueva York, donde se <strong>en</strong>contraba la familia Ángeles, decía al prisioneroestas o parecidas palabras: “En estos mom<strong>en</strong>tos de grandessufrimi<strong>en</strong>tos, nos unimos todos para <strong>en</strong>viarte un cariñoso saludo ydecirte que nuestros amigos <strong>en</strong> México trabajan con fe por ti.—Alberto Ángeles”.El g<strong>en</strong>eral Ángeles contestó:Alberto Ángeles, Nueva York, Estoy cont<strong>en</strong>to. Sé amante y cariñosocon tu madre. Eres el mayor de mis hijos 23 y debes velar por ella y portus hermanos. Sé siempre un ciudadano patriota, honrado y celoso<strong>en</strong> el cumplimi<strong>en</strong>to de tus deberes, y procura que lo sean también tushermanos. Reciban todos, cariñosos besos de tu padre. Felipe Ángeles.Careci<strong>en</strong>do de dinero para pagar el importe de este m<strong>en</strong>saje, losoficiales del 21 regimi<strong>en</strong>to de caballería hicieron una colecta que lesfue devuelta, porque el g<strong>en</strong>eral Diéguez aportó la cantidad necesaria.Te l e g r a m a s a l g<strong>en</strong>eral Di é g u e zEl g<strong>en</strong>eral Diéguez recibió numerosos m<strong>en</strong>sajes refer<strong>en</strong>tes al juiciode Ángeles. Uno de esos m<strong>en</strong>sajes prov<strong>en</strong>ía de los miembros de la23Los hijos del g<strong>en</strong>eral Ángeles fueron cuatro: Isabel, casada actualm<strong>en</strong>te ycon familia <strong>en</strong> Nueva York; Alberto (fallecido); Felipe, que vive actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>Estados Unidos, como honorable y culto ciudadano, y Julio <strong>en</strong> Europa.399biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 3994/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


extinta Def<strong>en</strong>sa Social de Hidalgo del Parral, solicitando que se perdonarala vida a Ángeles, ya que éste procuró que los villistas nocometieran atrocidades cuando ocuparon la ciudad e influyó paraque se dejara <strong>en</strong> libertad a diversos prisioneros.Del Presid<strong>en</strong>te de la República, recibió un m<strong>en</strong>saje que decía:Señor g<strong>en</strong>eral don Manuel M. Diéguez, Chihuahua.—Enterado dela formación del Consejo de Guerra que juzgará a Felipe Ángeles.—Cúmplase <strong>en</strong> todo con la ley, sin admitir influ<strong>en</strong>cias de ningunaespecie ni <strong>en</strong> favor ni <strong>en</strong> contra del reo. Salúdolo afectuosam<strong>en</strong>te. V.Carranza. 24Se pidió u n p r e m i o pa r a Ga b i n o Sa n d o va lAl mismo tiempo que el jefe de las operaciones informaba al Presid<strong>en</strong>tede la República, pidió que se concediera un premio de 10 000pesos, oro nacional, al Jefe de la Def<strong>en</strong>sa Social de los Olivos, mayorGabino Sandoval, qui<strong>en</strong> personalm<strong>en</strong>te capturó a Ángeles.En la c e l d a d e l r e oOcupaba el g<strong>en</strong>eral Ángeles una pieza como de cinco metros porlado, pintada de blanco y con piso de ladrillo. El m<strong>en</strong>aje se reduce auna cama con ropa limpia, una mesa, un lavabo y dos sillas, así comouna pequeña tina de lámina <strong>en</strong> la cual, al llegar nosotros, acababa detomar su baño matinal. Sobre la mesa <strong>en</strong>contrábanse dos o tres librosy esparcidos varios papeles. Como aún era muy de mañana y la luz24Después se verá que hubo <strong>en</strong> el proceso un telegrama del g<strong>en</strong>eral Frausto,<strong>en</strong> el que ord<strong>en</strong>a que se juzgue a Ángeles por rebelión, así como que las fuerzas queoperan <strong>en</strong> el estado, están consideradas como <strong>en</strong> campaña.400biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4004/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


del día era muy escasa, sobre la mesa había una linterna que con sumortecina luz y a través de su ahumada bombilla daba un aspecto detristeza a la habitación.En los mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> que <strong>en</strong>trábamos <strong>en</strong> la habitación del prisionero,éste estaba terminando de vestirse. Nos brindó los únicosasi<strong>en</strong>tos que había <strong>en</strong> la habitación, s<strong>en</strong>tándose él sobre la camade hierro hasta un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que, tomando más viveza nuestraconversación, se puso de pie, dando vueltas <strong>en</strong> la habitación comoqueri<strong>en</strong>do <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> calor y haci<strong>en</strong>do esto hasta que nos despedimosde él.Nuestra plática con el prisionero no pudo ser muy larga; el permisoque nos fue otorgado para que ella se efectuara, señalaba elplazo de cinco minutos de duración.Sin embargo, <strong>en</strong> lo acalorado de las preguntas y contestaciones,dadas con toda claridad por Ángeles, el tiempo transcurrió rápido, yfue más de un cuarto de hora el que permanecimos <strong>en</strong> el interior dela celda número 8, que es la ocupada por nuestro <strong>en</strong>trevistado.El g<strong>en</strong>eral Ángeles muestra mucho mejor aspecto físico que eldía que lo vimos llegar prisionero a esta ciudad; <strong>en</strong>cuéntrase perfectam<strong>en</strong>terasurado; porta un traje de mezclilla a rayas y unos zapatosbajos de lona blanca. Su conversación es am<strong>en</strong>a y fluy<strong>en</strong> sus palabrascon gran facilidad, si bi<strong>en</strong> antes de responder a nuestras preguntasp<strong>en</strong>saba un mom<strong>en</strong>to lo que iba a contestarnos.Procuramos verter <strong>en</strong> estas líneas las palabras textuales de nuestraspreguntas y de las respuestas del señor Ángeles.—¿Quiere usted hacernos favor de narrarnos, <strong>en</strong> pocas palabras, cómofue su captura por las fuerzas del gobierno?Ángeles. —Con todo gusto. Encontrándome yo <strong>en</strong> condicionesbastante difíciles <strong>en</strong> la sierra, <strong>en</strong> donde llegué a pasarme días <strong>en</strong>terossin probar alim<strong>en</strong>to, Félix Salas, antiguo jefe de la escolta de MartínLópez, me ofreció que me hospedara <strong>en</strong> su casa, que no era otra cosaque una cueva <strong>en</strong> donde vivía <strong>en</strong> unión de su mujer, y <strong>en</strong> donde, <strong>en</strong>401biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4014/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


un principio, fui at<strong>en</strong>dido por ambos con toda clase de consideraciones,y se me proporcionaban tortillas y frijoles; poco tiempo despuésde esto, Salas se amnistió y señaló a las fuerzas del gobierno el lugar<strong>en</strong> que yo me <strong>en</strong>contraba; llegaron allí y me apreh<strong>en</strong>dieron sin mayordificultad.—¿No hizo usted, como se dice, resist<strong>en</strong>cia a sus apreh<strong>en</strong>sores?Ángeles. —No, señor, ninguna. Ellos me ofrecieron que respetaríanmi vida y yo me <strong>en</strong>tregué, como dejo dicho, sin hacer resist<strong>en</strong>cia.—¿Quiere usted decirnos, con qué objeto pasó nuevam<strong>en</strong>te aterritorio mexicano, si, como se decía, no estaba usted de acuerdo conel proceder vandálico de Villa?Ángeles. —Yo vine a México a procurar la unión de todos losmexicanos, para con ello, impedir la interv<strong>en</strong>ción americana <strong>en</strong> nuestropaís. Habíase formado <strong>en</strong> Nueva York la Alianza Liberal Mexicana,que ti<strong>en</strong>e por objeto procurar el acercami<strong>en</strong>to de todos los mexicanos<strong>en</strong> estos mom<strong>en</strong>tos de peligro para nuestro país, pues con la terminaciónde la guerra europea, todas las naciones del mundo estánp<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de nosotros y culpan a los Estados Unidos del estado derevolución que perdura aquí, por lo que, dicha Alianza, de la cual yoformo parte, se empeñó <strong>en</strong> hacer labor de concordia; y conoci<strong>en</strong>do,como conozco, a los elem<strong>en</strong>tos revolucionarios del norte y sur delpaís, quise v<strong>en</strong>ir a procurar ese acercami<strong>en</strong>to, pues considerábamosque los Estados Unidos tomarían medidas <strong>en</strong>érgicas contra México,<strong>en</strong> caso de que no llegáramos a zanjar nuestras dificultades <strong>en</strong> un periodode tiempo muy limitado. Como soy, ante todo patriota, quise,aun a riesgo de mi vida, contribuir <strong>en</strong> la medida de mis fuerzas, aimpedir que un país extraño viniera a pacificarnos.—A propósito de la guerra europea, ¿quiere usted decirnos si escierto que usted t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> Nueva York la comisión de revisar el armam<strong>en</strong>toque para Francia se embarcaba?Ángeles. —No es cierto. Esa es una de tantas versiones sin fundam<strong>en</strong>toque alrededor de mí se han bordado. La pr<strong>en</strong>sa de Méxicoas<strong>en</strong>tó esa versión sin preocuparse por confirmarla, pues, <strong>en</strong> verdad,402biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4024/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


dicha pr<strong>en</strong>sa gasta poco dinero <strong>en</strong> informaciones. La comisión de queustedes me hablan, hubiera sido muy honrosa para mí, pero era imposibleque se me hubiera concedido.—¿Qué injer<strong>en</strong>cia tomó usted <strong>en</strong> el último ataque de Villa a CiudadJuárez?Ángeles. —Absolutam<strong>en</strong>te ninguna. Yo me oponía a que Villafuera a la frontera. Se lo dije <strong>en</strong> repetidas ocasiones, e hice ver qu<strong>en</strong>o era querido por los americanos, así como tampoco lo era MartínLópez, por ser hermano de Pablo, y que, por tanto, el acercarse a lalínea divisoria era inoportuno. Después del ataque a Ciudad Juárezme concreté a tratar de averiguar el porqué de la interv<strong>en</strong>ción de lasfuerzas americanas.—¿Quisiera usted darnos su opinión sobre la Constitución de1917?Ángeles. —La <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro con algunos adelantos muy acertados,sobre todo <strong>en</strong> cuestión de legislación social; me hubiera gustado paraque a la de 57 se le hubieran hecho reformas que trajeran por consecu<strong>en</strong>ciaque quedara como está la actual, pero no soy partidario deque se haya hecho una nueva Constitución, por muy bu<strong>en</strong>a que éstasea, pues considero que <strong>en</strong> ningún país del mundo debe permitirse talcosa, y extraño aún más que qui<strong>en</strong> haya derogado la Constitución de57, fuera un gobierno que nació de una revolución que se hizo paraderrocar a qui<strong>en</strong>es violaban la carta magna.—¿Y qué opina usted de Villa?Ángeles. —Villa es un hombre a qui<strong>en</strong> han hecho malo, tanto losgobiernos despóticos que hemos t<strong>en</strong>ido, como los que lo rodean. Losgobiernos al lanzarlo a los desiertos y perseguirlo, lo han vuelto fiera, ylos que andan con él, con aprobar sus mayores barbaridades. Villa <strong>en</strong>el fondo es bu<strong>en</strong>o, de él se hubiera podido hacer un bu<strong>en</strong> ciudadano,con sus amigos es todo bondad.—Si Villa es bu<strong>en</strong>o con sus amigos, ¿cómo se explica que a susmás queridos, como el compadre Urbina y otros, los mandara matar?Ángeles. —Arrebatos que suele t<strong>en</strong>er.403biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4034/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


—¿Qué impresiones ha recibido usted desde que cayó prisionero?Ángeles. —Muy bu<strong>en</strong>as; veo el contraste que hay <strong>en</strong> las poblacionespor las que he pasado, las veces que <strong>en</strong>tré <strong>en</strong> ellas después delos combates y que pres<strong>en</strong>taban un aspecto sucio y triste, y ahora seve movimi<strong>en</strong>to, alegría y limpieza. He sido objeto de un sinnúmerode at<strong>en</strong>ciones de parte de todos, principalm<strong>en</strong>te del señor g<strong>en</strong>eralDiéguez, a qui<strong>en</strong> conocí hace algún tiempo <strong>en</strong> Sinaloa. Se me hansuministrado toda clase de comodidades, compatibles con mi estadode prisionero. Estoy muy agradecido para todos. Han sido muyfinos.Después de esta serie de preguntas y respuestas, el g<strong>en</strong>eral Ángelesnos habló de la Revolución, diciéndonos que es un revolucionariode corazón, que lo ha sido siempre, desde el tiempo del g<strong>en</strong>eral Díaz;que él quiso mucho a don Francisco Madero, qui<strong>en</strong> no tuvo, como sele achacaba, el error de ser demasiado clem<strong>en</strong>te para con sus <strong>en</strong>emigos,pues puede más el amor que la fuerza; que el error fue de sus <strong>en</strong>emigosal suprimirlo, error de que más tarde vinieron a conv<strong>en</strong>cerse ellosmismos. Que una de las decepciones más grandes de su vida, fue lamuerte del señor Madero, lo cual considera como uno de los crím<strong>en</strong>esmás grandes que registra nuestra historia.Nosotros vimos sobre su mesa una máquina de escribir; preguntamosal cautivo:—¿Estaba usted escribi<strong>en</strong>do, g<strong>en</strong>eral?—Sí, escribí algo anoche.—¿A su familia?Ángeles vaciló un mom<strong>en</strong>to. Después con voz queda nos dijo:—No; a mi familia, no. No sé la dirección de ella <strong>en</strong> Nueva York.Recuerdo solam<strong>en</strong>te que <strong>en</strong> El Paso, vivíamos <strong>en</strong> la calle de Wyoming,<strong>en</strong> una casita que ocupa toda ella la manzana, pero no puedo precisarsi mi esposa y mis hijos viv<strong>en</strong> aún <strong>en</strong> esa casa, pues hace más de unaño que salí de allá.Al tocar este punto, hablamos ext<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te al prisionero de sushijos e hija.404biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4044/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


Visiblem<strong>en</strong>te emocionado, el preso iba y v<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> la pequeñahabitación <strong>en</strong> que nos <strong>en</strong>contrábamos. Después, con frases que dejabasin terminar, nos decía...—Digan ustedes que <strong>en</strong> los ratos <strong>en</strong> que me reconc<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> mímismo... ellos son mi único consuelo... que no he dejado de p<strong>en</strong>sar<strong>en</strong> ellos ni un solo mom<strong>en</strong>to...; que cuando yo muera... para ellos serántambién mis últimos p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos...En estos mom<strong>en</strong>tos un oficial del 21 regimi<strong>en</strong>to, que había pres<strong>en</strong>ciadola <strong>en</strong>trevista, nos manifestó que el tiempo que se nos señalópara hablar con Ángeles había transcurrido ya, y que era hora de qu<strong>en</strong>os retiráramos...Y al salir, como quisiéramos tomar una fotografía de él, y solicitamossu cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, nos dijo:—Estoy muy mal vestido... ¿qué p<strong>en</strong>sarán mis amigos... antesque yo vestía muy bi<strong>en</strong>...?Pero cuando le dimos nuestra palabra de que esos retratos jamásserían publicados <strong>en</strong> los periódicos, por reservarlos nosotros paranuestros álbumes, consintió. Al despedirnos, Ángeles sonrió y nosdijo: —Hasta luego. (De El Heraldo, de Chihuahua.)El Co n s e j o d e Gu e r r a<strong>en</strong> la c i u d a d d e Ch i h u a h u aEn la ciudad de Chihuahua se abrigaba la esperanza de que el g<strong>en</strong>eralÁngeles no sería fusilado, ya que por varios días se le había respetadola vida, la cual bi<strong>en</strong> se le pudo haber quitado <strong>en</strong> el camino,como se hizo con uno de sus compañeros, el mayor José Muñoz,qui<strong>en</strong> fue ejecutado <strong>en</strong> Camargo, cuando era conducido para Chihuahua.Sin embargo, bi<strong>en</strong> pronto corrieron rumores alarmantes, quefueron tomando cuerpo, diciéndose que el prisionero iba a ser juzgadomilitarm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Consejo de Guerra.405biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4054/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>08</strong> <strong>AM</strong>


La confirmación de que se iba a formar Consejo de Guerra parael g<strong>en</strong>eral Ángeles y sus compañeros, fue dada a conocer por los periódicosde Chihuahua, así como que el acto se verificaría <strong>en</strong> el granTeatro de los Héroes.Nadie quería quedarse sin asistir a tan importante juicio, que hasido uno de los más s<strong>en</strong>sacionales <strong>en</strong> toda la República. En vista deesto, las autoridades militares tuvieron que expedir tarjetas de permiso<strong>en</strong> número como de 5 000. Personas que estuvieron <strong>en</strong> aquelConsejo, dic<strong>en</strong> que <strong>en</strong> todo el gran teatro no había un solo claro,que las localidades estaban ll<strong>en</strong>as a rev<strong>en</strong>tar y que muchos de losasist<strong>en</strong>tes, temerosos de perder sus sitios, se abstuvieron hasta de salira comer, durante todo el tiempo que duró el Consejo.La noche misma <strong>en</strong> que el g<strong>en</strong>eral Ángeles y sus compañerosde infortunio fueron <strong>en</strong>cerrados <strong>en</strong> el cuartel del 21 regimi<strong>en</strong>to,inmediato a la p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría del estado, destinándoseles tres habitacionesdistintas, inicióse la formación de la causa, nombrándoseJuez Instructor al lic<strong>en</strong>ciado Leonardo Díaz de León, qui<strong>en</strong> <strong>en</strong> esafecha com<strong>en</strong>zó a tomar su declaración a los det<strong>en</strong>idos, a qui<strong>en</strong>estuve oportunidad de ver, sin que se me permitiera hablar con ellos,pues fueron sujetos a incomunicación, para lo cual se les puso conc<strong>en</strong>tinela de vista; poniéndose también sobre las armas a todo el regimi<strong>en</strong>to<strong>en</strong> el cual estaban prisioneros.Los tres acusados designaron, esa misma noche, sus def<strong>en</strong>soresa los lic<strong>en</strong>ciados Alberto López Hermosa y Alfonso Gómez Luna,qui<strong>en</strong>es, juntam<strong>en</strong>te con otras personas, <strong>en</strong>tre las que principalm<strong>en</strong>tese <strong>en</strong>contraban damas de la sociedad chihuahu<strong>en</strong>se, iniciaron suslabores <strong>en</strong> favor de los <strong>en</strong>causados, solicitando amparo de la Justiciade la Unión, habiéndose concedido la susp<strong>en</strong>sión del Consejo de Guerra,pero cuya susp<strong>en</strong>sión se negaron a conceder las autoridades militares,ocultándose el g<strong>en</strong>eral Diéguez, por lo cual se recurrió más tarde a laSuprema Corte de Justicia de la Nación, cuya confirmación del autodel inferior se recibió cuando Ángeles había sido ya s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado; se406biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4064/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


atribuyó el retardo de esa respuesta, a que la línea telegráfica conMéxico había sido cortada por los rebeldes.Dada cu<strong>en</strong>ta al g<strong>en</strong>eral Diéguez de la formación del proceso,inmediatam<strong>en</strong>te se convocó a un Consejo Extraordinario de Guerra,que debería iniciarse el lunes 24 y que t<strong>en</strong>dría efecto <strong>en</strong> el Teatro delos Héroes, como <strong>en</strong> efecto sucedió.Mucho antes de que llegara la hora señalada para principiar elConsejo, numeroso público se congregó <strong>en</strong> el teatro, cuyas puertasfueron forzadas por la multitud, a pesar de la oposición desplegadapor las tropas <strong>en</strong>viadas para cuidar el ord<strong>en</strong>. Llegado, pues, el instantede iniciarse la audi<strong>en</strong>cia, ya no cabía un alma <strong>en</strong> el teatro, y <strong>en</strong> lasafueras de él había millares de g<strong>en</strong>tes que aguardaban ansiosas saber,por los que salían, todo lo que iba ocurri<strong>en</strong>do.El personal que formó el dicho Consejo fue el sigui<strong>en</strong>te: Presid<strong>en</strong>te,g<strong>en</strong>eral Gabriel Gavira; Vocales: g<strong>en</strong>erales brigadieres MiguelM. Acosta, Fernando Peraldi, Silvino M. García y José GonzaloEscobar; Juez Instructor, g<strong>en</strong>eral y lic<strong>en</strong>ciado Leandro M. Díaz deLeón; Asesor, coronel Tomás López Linares; Ag<strong>en</strong>te del MinisterioPúblico, g<strong>en</strong>eral y lic<strong>en</strong>ciado Víctores Prieto; Def<strong>en</strong>sor de Oficio,g<strong>en</strong>eral y lic<strong>en</strong>ciado Alfonso Gómez Luna. Aparte de esta def<strong>en</strong>sa,figuró el lic<strong>en</strong>ciado Alberto López Hermosa, negándose a asumirtal carácter el lic<strong>en</strong>ciado Pascual del Avellano, que a última hora fuedesignado por el g<strong>en</strong>eral Ángeles.La audi<strong>en</strong>cia407Qui<strong>en</strong> esto escribe, quisiera transcribir todas las esc<strong>en</strong>as que se desarrollarondesde que el g<strong>en</strong>eral Ángeles, a bordo de un automóvil, ysus compañeros de infortunio, Arce y Trillo, <strong>en</strong> otro auto, llegaronal Teatro de los Héroes, a eso de las ocho y cuarto de la mañanadel lunes designado para efectuar el Consejo, hasta las doce de lanoche del día sigui<strong>en</strong>te, martes, <strong>en</strong> que el que fuera director del Cobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4074/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


legio Militar y figura promin<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el ejército y <strong>en</strong> la política d<strong>en</strong>uestro país, salió de aquel recinto, <strong>en</strong>caminando sus pasos haciala tumba; pero ante la imposibilidad de hacerlo <strong>en</strong> el poco espaciode que dispongo <strong>en</strong> este periódico, doy una idea de lo acontecido,transcribi<strong>en</strong>do íntegra, la versión taquigráfica del interrogatorio aque el g<strong>en</strong>eral Ángeles fue sujeto y que rindió, poniéndose de pie,ante grandísima expectación por parte de la concurr<strong>en</strong>cia, que variasocasiones le tributó prolongados aplausos.La llegada d e l o s r e o s, Án geles y o t r o s d o sDebidam<strong>en</strong>te custodiados por un grupo de soldados del 21 regimi<strong>en</strong>tode caballería, llegaron el g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, el ex mayorEduardo Enciso de Arce y el jov<strong>en</strong> Antonio Trillo.Como a unos cinco metros de la mesa del Consejo de Guerra,fueron colocadas tres sillas, <strong>en</strong> las que tornaron asi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> la c<strong>en</strong>tral,el ex director del Colegio Militar, a su derecha Enciso de Arce y a suizquierda, Trillo.Después de varios ligeros incid<strong>en</strong>tes <strong>en</strong>tre los def<strong>en</strong>sores y losvocales, por razones de compet<strong>en</strong>cia, el g<strong>en</strong>eral Gabriel Gavira, presid<strong>en</strong>te,declaró formalm<strong>en</strong>te instalado el Consejo de Guerra quedebía juzgar a los tres reos m<strong>en</strong>cionados, por el delito de rebelión,acumulándose al mayor Arce el cargo de deserción fr<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo,que tuvo lugar <strong>en</strong> Hidalgo del Parral, <strong>en</strong> ocasión de la <strong>en</strong>trada de losvillistas.4<strong>08</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4<strong>08</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XIXEl g e n e r a l Gav i r a d a principio a l i n t e r r o g at o r i o(Ve r s i ó n ta q u i g r á f i c a)—G<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, favor de ponerse de pie.—Perdón, no soy g<strong>en</strong>eral; lo he sido.—Favor de darme sus g<strong>en</strong>erales.—Me llamo Felipe Ángeles, soy hijo de Felipe y de Juana Ramírez;nacido <strong>en</strong> Zacualtipán, Estado de Hidalgo, el día <strong>13</strong> de junio de 1869;así es que t<strong>en</strong>go más de <strong>50</strong> años de edad, y de estado civil, casado.—Puede usted s<strong>en</strong>tarse.—¿Qué hacía usted <strong>en</strong> las sierras del distrito de Hidalgo, cuandofue capturado?—Me <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> una cueva donde vivía el antiguo jefe dela escolta de Martín López, Félix Salas, esperando unas actas de adhesiónque debían llegarme del Sur, cuando Salas se amnistió al gobierno,delatando mi pres<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> una cueva y dando lugar a que se<strong>en</strong>viaran todas las def<strong>en</strong>sas <strong>en</strong> mi persecución, y se me apreh<strong>en</strong>dierasin ninguna resist<strong>en</strong>cia de mi parte.—¿Qué especie de actas de adhesión eran las que usted esperaba,y a las que acaba de referirse?—Esas actas se refier<strong>en</strong> únicam<strong>en</strong>te al desempeño de la laborque yo mismo me había asignado, de buscar la unión de todos losmexicanos <strong>en</strong> los difíciles mom<strong>en</strong>tos porque atravesaba el país, cuandoyo regresé de los Estados Unidos.409biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4094/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


En la ciudad de Nueva York, se había formado una Alianza LiberalMexicana, cuyos fines eran trabajar activam<strong>en</strong>te para buscar launión <strong>en</strong>tre los difer<strong>en</strong>tes bandos exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> nuestra patria, con elobjeto de estar <strong>en</strong> posibilidad de evitar la interv<strong>en</strong>ción de los EstadosUnidos que parecía inmin<strong>en</strong>te tan luego como terminara la guerraeuropea, por razón de los múltiples at<strong>en</strong>tados cometidos contra losextranjeros, que habían pres<strong>en</strong>tado serias reclamaciones para que susgobiernos las hicieran al de México.—En la Alianza Liberal Mexicana, ¿qué clase de personas podíaningresar para coadyuvar con ellas <strong>en</strong> su proyecto de unir a todoslos mexicanos?—Todos, con excepción de los directam<strong>en</strong>te responsables delcuartelazo de febrero de 19<strong>13</strong>, y de los asesinatos del Presid<strong>en</strong>te ydel Vicepresid<strong>en</strong>te de la República, si<strong>en</strong>do el objeto de la agrupaciónel procurar que fuera evitada la interv<strong>en</strong>ción de los Estados Unidos<strong>en</strong> los asuntos interiores de nuestro país.En este mom<strong>en</strong>to el g<strong>en</strong>eral Gonzalo Escobar, vocal del Consejode Guerra, pide permiso, que le fue concedido, para dirigirse alacusado Ángeles, haciéndolo <strong>en</strong> estos o parecidos términos:—No creo que el modo de unir a los mexicanos y de evitar unainterv<strong>en</strong>ción de los Estados Unidos <strong>en</strong> nuestros asuntos interiorespor medio de la fuerza, sea el de atacar Ciudad Juárez, como lo hicieronlos villistas a mediados del mes de junio anterior, dando orig<strong>en</strong>a uno de los más delicados incid<strong>en</strong>tes internacionales que se hanpres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> los últimos años, y que estuvo a punto de provocar lainterv<strong>en</strong>ción americana.El lic<strong>en</strong>ciado Alfonso Gómez Luna, def<strong>en</strong>sor, pidió permisopara hablar, manifestando que, por el mom<strong>en</strong>to, los vocales del Consejode Guerra no están capacitados para hacer cargos al prisionero,cosa que harán después <strong>en</strong> unión del Ag<strong>en</strong>te del Ministerio Público,y que deb<strong>en</strong> limitarse tan sólo a interrogar.El incid<strong>en</strong>te fue satisfactoriam<strong>en</strong>te terminado y continuó el interrogatoriodel g<strong>en</strong>eral Gabriel Gavira.410biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4104/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


Contestando al g<strong>en</strong>eral Escobar, Ángeles se expresó <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>testérminos:—Mi actuación al lado de Villa, era sumam<strong>en</strong>te delicada, y porello no pude iniciar desde el primer mom<strong>en</strong>to, mis trabajos para queVilla susp<strong>en</strong>diera la lucha. Vine a hacer labor humanitaria y principiétratando de que Villa susp<strong>en</strong>diera las órd<strong>en</strong>es de ejecución de losprisioneros que caían <strong>en</strong> su poder después de combate.—¿En qué fecha llegó usted al Estado de Chihuahua, para unirsecon Villa?—E1 11 de diciembre anterior, es decir, hace cerca de un año,pero solam<strong>en</strong>te cinco meses estuve con Villa, pues a raíz de los acontecimi<strong>en</strong>tosde Ciudad Juárez, me separé de él. Desde mi separaciónde Villa, permanecí mucho tiempo <strong>en</strong> Norias Pintas, ocupado solam<strong>en</strong>tede hacer propaganda de las ideas <strong>en</strong> pro de la unión <strong>en</strong>trelos habitantes de aquellas regiones, muy poco numerosos por cierto;también prestaba at<strong>en</strong>ción a la batida que los soldados del gobiernodaban a las tropas del “coronel” Morales, procurando escapar tanluego como veía que se aproximaban los soldados federales, peroregresando a Norias Pintas tan luego como me lo permitían las circunstancias.Por fin, mi pres<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la región se hizo imposible, yabandoné Norias Pintas.—La pr<strong>en</strong>sa <strong>en</strong>tera del país y gran parte de la de los EstadosUnidos, dijo que usted había sido nombrado por Villa Presid<strong>en</strong>teprovisional de la República, o que Villa le había reconocido esa calidad,que había otorgado a usted la Alianza Liberal Mexicana, cuyamatriz está <strong>en</strong> Nueva York,—La pr<strong>en</strong>sa de todo el mundo, especialm<strong>en</strong>te la de nuestropaís, gasta muy poco dinero <strong>en</strong> obt<strong>en</strong>er informaciones precisas sobrelos asuntos de más trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, que debían ser cuidadosam<strong>en</strong>tetratados. La versión de que yo haya aparecido como “Presid<strong>en</strong>teprovisional” es absolutam<strong>en</strong>te falsa. Todos los que militaron <strong>en</strong> lasfilas del villismo, que ahora están amnistiados o prisioneros, pued<strong>en</strong>atestiguar que yo nunca figuré como Presid<strong>en</strong>te. Aquí mismo, <strong>en</strong>tre411biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4114/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


los testigos, los miembros de la Def<strong>en</strong>sa Social que me capturaron,y estos dos compañeros de infortunio que t<strong>en</strong>go a mi lado, pued<strong>en</strong>manifestar lo que aseguro <strong>en</strong> estos instantes.La misma pr<strong>en</strong>sa, y así lo acabo de manifestar a unos periodistasque me <strong>en</strong>trevistaron hoy <strong>en</strong> la mañana, ha aseverado una falsedadal decir que yo t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> Nueva York un importante puesto <strong>en</strong> la inspecciónde las municiones que eran <strong>en</strong>viadas a Francia durante laguerra. Todo eso es falso, todo. Sería muy honroso para mí el habersido inspector de municiones, pero es imposible.Yo considero que una de las más graves dificultades porqueatraviesa el país, estriba <strong>en</strong> que los hombres sin ninguna educación,hombres sin cultura, hombres que no son de Estado, ocup<strong>en</strong> losaltos puestos y que se atrevan a tratar de solucionar los dificilísimosproblemas que se han pres<strong>en</strong>tado.Yo mismo, que he dedicado toda mi vida al estudio, que aún alos cuar<strong>en</strong>ta años procuraba apr<strong>en</strong>der, no me considero con capacidadsufici<strong>en</strong>te para ocupar el primer puesto de la República, que meachacaban mis <strong>en</strong>emigos.A la pr<strong>en</strong>sa y al público <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, se les ha metido <strong>en</strong> la cabezaque yo soy “Presid<strong>en</strong>te provisional” de Villa, como se les metió queera el jefe de la artillería de Villa. En los Estados Unidos, los periódicos,cuando llegan a referirse a mí, siempre dic<strong>en</strong>: “El jefe de laartillería de Francisco Villa”. Esta frase, al repetirse refiriéndose a mí,miles de veces, es mi eterna pesadilla.Antes, cuando yo era un oficial, mis compañeros dieron <strong>en</strong> decirque yo era un matemático: Ángeles es un matemático; matemático,me decían unos; matemático, me decían otros... y aquella palabra fuemi obsesión, mi pesadilla. Parecíame que querían significar que erayo un viejo sabio de negras gafas, <strong>en</strong>corvado y cubierto con ampliabata negra... Matemático... Se les figuraba que yo no podía montara caballo, dedicarme a la gimnasia militar, a las prácticas de guerra...No, yo era un matemático y nada más...412biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4124/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


Después les dio por llamarme artillero... yo era solam<strong>en</strong>te unartillero, y no un oficial, ni un matemático... Los oficiales del EstadoMayor decían que yo no t<strong>en</strong>ía conocimi<strong>en</strong>to alguno de táctica, qu<strong>en</strong>o sabía nada de técnica, que desconocía la guerra... que yo era solam<strong>en</strong>teun artillero...Así pasa ahora, soy el Presid<strong>en</strong>te y así lo dic<strong>en</strong> todos...G<strong>en</strong>eral Gavira: —Usted es un militar compet<strong>en</strong>te, un ci<strong>en</strong>tífico,mas no <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido que le hemos querido dar a la palabra <strong>en</strong> losúltimos años, sino un hombre de ci<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> el ramo de la guerra. Lallegada de usted al país, concuerda con el anuncio del desembarcode Aureliano Blanquet, <strong>en</strong> las costas del Golfo, para hacer labor <strong>en</strong>contra del gobierno establecido. Usted era considerado después porla pr<strong>en</strong>sa como el cerebro de la Revolución. ¿No pued<strong>en</strong> coincidir losregresos al país, de usted y de Blanquet, demostrando que la AlianzaLiberal Mexicana perseguía diversos fines que los de buscar la unión<strong>en</strong>tre los mexicanos?Ángeles. —La Junta C<strong>en</strong>tral de la Alianza Liberal Mexicana, noti<strong>en</strong>e participación ninguna <strong>en</strong> la v<strong>en</strong>ida mía al país. La pr<strong>en</strong>sa de losEstados Unidos publicó y com<strong>en</strong>tó ext<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te una carta que yodejé a mi esposa, que claram<strong>en</strong>te expresaba que yo v<strong>en</strong>ía a Méxicopara desarrollar una labor de concordia, y <strong>en</strong> ningún modo paraoponerme con las armas <strong>en</strong> la mano al gobierno.Una of<strong>en</strong>sa se me hace al decir que yo podía cong<strong>en</strong>iar conelem<strong>en</strong>tos porfiristas a qui<strong>en</strong>es odiaría, si el odio no s<strong>en</strong>tara mal a mialma. Odiaría a Blanquet, porque es principal autor del cuartelazo defebrero, del que Huerta, a pesar de su amoralidad, no es responsablemás que a medias. Odiaría a Blanquet, porque es feroz, inútil comomilitar, de intelig<strong>en</strong>cia estrecha.La opinión pública estuvo contra él desde que cañoneó al pueblo<strong>en</strong> la plaza de toros de la Angelópolis, que hizo que los porfiristaslo inc<strong>en</strong>saran para convertirlo más tarde <strong>en</strong> un instrum<strong>en</strong>to desus mismos elem<strong>en</strong>tos. La pr<strong>en</strong>sa antimaderista también contribuyómucho a hacer de este hecho salvaje un mérito más para Blanquet.4<strong>13</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4<strong>13</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


En lo que respecta a su incapacidad militar, puedo atestiguarla,pues fui su superior cuando yo era jefe de las operaciones militares<strong>en</strong> los estados de Morelos, Guerrero, Tlaxcala y Puebla, donde yo,sigui<strong>en</strong>do un plan de dar garantías, había diseminado mis fuerzas<strong>en</strong> guarniciones <strong>en</strong> todos los pueblos, que no eran atacados por loszapatistas. La poca pericia de Blanquet quedó demostrada <strong>en</strong> ciertaocasión, cuando yo le había ord<strong>en</strong>ado sorpr<strong>en</strong>diera al <strong>en</strong>emigo salióa tambor bati<strong>en</strong>te y dando toques de corneta que hicieron huir a loszapatistas. (Este caso lo refiere Ángeles con lujo de detalles que nocreemos indisp<strong>en</strong>sable reproducir.)Yo protesto por la idea de ligarme con Blanquet. En cuanto aFélix Díaz, era hombre bu<strong>en</strong>o, aunque inepto. Hemos estado siemprecontra ellos y no solicitamos ni aceptamos su adhesión.Yo he sido puesto por los porfiristas, usando de una frase vulgar,como “lazo de cochino”. Que yo recibí instrucción del g<strong>en</strong>eral Díaz,¡falso!; ¡la recibí con el dinero del pueblo!; que recibí favores, comisiones,at<strong>en</strong>ciones, del g<strong>en</strong>eral Díaz, no es esto; es que se me hizojusticia, <strong>en</strong> la idea propia de la palabra.Madero decía que el g<strong>en</strong>eral Díaz t<strong>en</strong>ía una fe ciega <strong>en</strong> la fuerzade las armas, sin fijarse que val<strong>en</strong> más las ideas que la fuerza, que valemás el amor que la fuerza; si se somete a los pueblos, aherrojándolos,sólo se logrará establecer una paz mecánica, no una paz orgánica. Nohay que hacer uso de las armas para someter a un pueblo, hay quehacer uso de la pasión contraria, el amor.Madero era b<strong>en</strong>évolo con todos sus <strong>en</strong>emigos, y sin embargo,estos <strong>en</strong>emigos seguían <strong>en</strong> su contra, hasta hacerlo caer. La muertede Madero hizo más bi<strong>en</strong> al país que todas las gestiones que hizo <strong>en</strong>su vida.Si se hubiera seguido predicando y llevando a cabo su doctrina,la República habría avanzado.Los <strong>en</strong>emigos de Madero compr<strong>en</strong>dieron su error. Los <strong>en</strong>emigospolíticos del actual gobierno desean, fervi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, colaborar porel establecimi<strong>en</strong>to del ord<strong>en</strong> y de la prosperidad de México. Muchos414biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4144/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


de ellos son sumam<strong>en</strong>te ilustrados, y asesorarían a los revolucionariospara resolver los problemas nacionales. 25G<strong>en</strong>eral Gavira. —Los elem<strong>en</strong>tos que son hostiles al gobierno,y que están <strong>en</strong> Nueva York, se valieron de usted para hacerse departidarios, procurando am<strong>en</strong>guar los rigores de la guerra. Y pudeapreciar desde Durango que la unión de usted con Villa significabaun tratami<strong>en</strong>to b<strong>en</strong>igno para con los prisioneros, y todo ello por suinflu<strong>en</strong>cia. Luego supusimos que la brutalidad de Villa le trajo el mayordesprestigio, y que ese grupo de elem<strong>en</strong>tos hostiles, tratando deponer un dique a ese desprestigio, había confiado a la intelig<strong>en</strong>ciade usted el trabajo de mejorar la monstruosa actitud de Villa.Ángeles. —En México t<strong>en</strong>emos muy fuertes pasiones y nuncacreemos <strong>en</strong> la bondad de nuestros <strong>en</strong>emigos. La formación dela Alianza Liberal Mexicana, se debe a un señor Iglesias, de PuertoRico, que <strong>en</strong> tiempo de interv<strong>en</strong>ción de Estados Unidos <strong>en</strong> su país,prestó sus servicios a la causa nacional. Iglesias hizo que el partidoantiamericano ganara muchas elecciones de funcionarios, y se captósimpatías hasta <strong>en</strong> los Estados Unidos. Trató con la American Federationof Labor, y esta asociación lo <strong>en</strong>vió a México con una comisiónpara los obreros. Iglesias no fue ante el gobierno mexicano, pues noera oportuno. Sólo trató con obreros, industriales, hombres de ci<strong>en</strong>cia,profesionistas, etc., y de ellos sacó como consecu<strong>en</strong>cia la falta deestabilidad del gobierno. Iglesias informó que México iba hacia lainterv<strong>en</strong>ción, pero mostrándose optimista al suponer que la sociedaduniría sus esfuerzos para evitar más disturbios <strong>en</strong> nuestro país.Iglesias, reconocido socialista, conoció a Antonio I. Villarreal,que lo es también, y lo conv<strong>en</strong>ció de la necesidad de hacer gestiones<strong>en</strong> favor de México; Villarreal vivía cerca de Enrique Llor<strong>en</strong>te y apesar de que eran de bandos opuestos, se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron. Llor<strong>en</strong>te temíaque el proyecto de Villarreal fuera una maquinación, pero yo le25De esta larga peroración de Ángeles, hemos tomado solam<strong>en</strong>te lo principal,sin hacer caso de muchísimos pequeños detalles que no son de importancia para elpúblico.415biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4154/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


creí; expuso sus ideas con tanta vehem<strong>en</strong>cia, mostró la situación deun modo tan claro, que confiamos <strong>en</strong> él unos cuantos; pero éramospocos, y procurarnos reunirnos más, lo que llegamos a hacer públicam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> un salón que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la Unión Square, de NuevaYork. La fraternidad nacional era el objeto de la nueva sociedad, quese llamó Alianza Liberal Mexicana.Cuando yo p<strong>en</strong>etré <strong>en</strong> Chihuahua, vine buscando a Villa parapedirle magnanimidad <strong>en</strong> el trato de los prisioneros, e hice gestionespara pasarme al Sur, para hacer la misma labor cerca de los demásjefes rebeldes, pero se me aconsejó que no lo hiciera, pues mi desconocimi<strong>en</strong>todel terr<strong>en</strong>o hacía fácil mi captura, y mandé emisarioscuyo regreso esperaba cuando fui apreh<strong>en</strong>dido.Mi objeto al v<strong>en</strong>ir a Chihuahua, fue corregir los errores de Villa.La dominación española de tres siglos y los gobiernos despóticos ydictatoriales, han hecho servil al pueblo. Los soldados de Villa no leobjetan ninguna de las atrocidades que les ord<strong>en</strong>a hacer; tanto lospequeños grupos, como los grandes, cuando él abre la boca, aplaud<strong>en</strong>aunque sea un disparate. Culpo del estado actual de Villa y los suyosa los gobiernos que no han t<strong>en</strong>ido compasión de los desheredados, yque los han vuelto fieras. Además, a Villa lo han echado a perder suscómplices. Por corregir esos errores, expuse mi vida. A pesar de lasantiguas relaciones con Villa, expuse mi vida al v<strong>en</strong>ir a tratar con él,que usó de la táctica de amedr<strong>en</strong>tarme para que no lo contradijera.La primera discusión la tuvimos <strong>en</strong> Tosesihua, porque llamóimbécil a Madero; yo le contesté y fuimos subi<strong>en</strong>do de tono hastagritarnos. Los soldados de Villa esperaban que me mandara ahorcar,como lo hacía con todos los que lo contradic<strong>en</strong>, pero no fue así. Después,ya calmado, Villa me dijo: —Usted es el primer hombre queme contradice y no ha muerto. Esto no hizo más que confirmarme<strong>en</strong> mi opinión de que Villa hubiera podido ser bu<strong>en</strong>o, si no hubierasido por los déspotas y por los serviles. 2626La peroración de Ángeles ha sido sumam<strong>en</strong>te cond<strong>en</strong>sada.416biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4164/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


G<strong>en</strong>eral Gavira. —Dice usted que acompañó a Villa durantecinco meses; ¿pudiera referirnos <strong>en</strong> cuántos combates ha estado ypor qué <strong>en</strong> Parral peroró usted al pueblo y tomó parte <strong>en</strong> gestionarla r<strong>en</strong>dición de los def<strong>en</strong>sores de esa plaza?Ángeles. —Nunca tomé participación <strong>en</strong> combate alguno, y si<strong>en</strong> Parral contribuí a la r<strong>en</strong>dición de una parte de los def<strong>en</strong>sores,fue porque cuando éstos estaban sitiados <strong>en</strong> el cerro de la Cruz, elcoronel Ernesto Ríos, jefe de la escolta del g<strong>en</strong>eral Villa, me llamó diciéndomeque los soldados del gobierno me requerían. Subí al cerro,y el jefe de los soldados me dijo que se r<strong>en</strong>dirían <strong>en</strong> el acto, si yo lesgarantizaba la vida, pues Villa les ofrecía respetarla <strong>en</strong> un pliego quemás tarde di a guardar a un señor de apellido Baca, que vive detrásde la Parroquia, con el ánimo de publicar ese docum<strong>en</strong>to, más tarde,si Villa no cumplía con lo ofrecido...G<strong>en</strong>eral Gavira. —En los demás combates, ¿qué papel desempeñabausted?Ángeles. —Ninguno.G<strong>en</strong>eral Gavira. —Algún tiempo después de su llegada, variosoficiales de su Estado Mayor trataron de unirse con usted y fuerondet<strong>en</strong>idos por las autoridades americanas. Si su misión hubierasido solam<strong>en</strong>te pacífica, ¿qué necesidad había de oficiales de EstadoMayor?Ángeles. —Ellos no tuvieron conocimi<strong>en</strong>to de mi salida, puesdesde luego es de suponerse que debería haber sido reservado contodo el mundo para t<strong>en</strong>er éxito <strong>en</strong> mi empresa, pues de lo contrariohubiera sido capturado al pasar la frontera. Algunos amigos míosque después supieron por la pr<strong>en</strong>sa que yo me <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> territoriomexicano, supusieron que nuevam<strong>en</strong>te me había lanzado a lalucha y se dispusieron a v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> mi busca, habiéndolo comunicadoasí a diversas personas, que fue por lo que las autoridades americanastuvieron conocimi<strong>en</strong>to del int<strong>en</strong>tado pase y los apreh<strong>en</strong>dieron.G<strong>en</strong>eral Gavira. —¿Está usted <strong>en</strong> desacuerdo con la Constituciónde 1917?417biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4174/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


Ángeles. —Sí, <strong>en</strong> efecto, estoy <strong>en</strong> desacuerdo con la reformahecha a la Constitución de 1857, porque ésta no debe ser reformadacon frecu<strong>en</strong>cia: debe respetársela por significar nuestra nacionalidad.Compr<strong>en</strong>do que la Constitución del 57 debería ser <strong>en</strong>m<strong>en</strong>dada yconv<strong>en</strong>go <strong>en</strong> que la de 1917 ti<strong>en</strong>e bu<strong>en</strong>as cosas, pero no admitoque los llamados constitucionalistas derogu<strong>en</strong> la Constitución porla cual pelearon. El estar disgustado así, no significa que esté yo <strong>en</strong>rebeldía, pues mis únicas int<strong>en</strong>ciones han sido unir a los mexicanos,habi<strong>en</strong>do que com<strong>en</strong>zar por partes, fueran éstas las que fueran, porlo que primero me uní a los revolucionarios y no a los federales, puestemí además sufrir, ya que exist<strong>en</strong> antagonismos <strong>en</strong>tre algunos deéstos y yo.G<strong>en</strong>eral Gavira. —Usted formó parte de la División del Norte.¿No fue usted qui<strong>en</strong> tomó a mal que Villa obedeciera al Primer Jefey le aconsejó rebelarse?Ángeles. —Sí, formé parte de la División del Norte y no fue por<strong>en</strong>emistad con Carranza por lo que seguí al lado de Villa. La escisión<strong>en</strong>tre ambos ya existía desde Sonora, y por eso el Primer Jefe decidióv<strong>en</strong>ir a Chihuahua, nombrándome a mí jefe de su escolta. Ya <strong>en</strong> caminode este estado, <strong>en</strong> un rancho cercano a Agua Prieta, Carranzarecibió un m<strong>en</strong>saje de Villa, <strong>en</strong> que pedía que cooperara yo con él <strong>en</strong>el ataque a Torreón, lo que acepté gustoso cuando me lo comunicóCarranza, tanto por ser útil a la Revolución como por apartarme dealgunos jefes que mal me habían visto desde que fui a Sinaloa. Apropósito, recuerdo que al llegar ahora a Santa Rosalía (Camargo),el g<strong>en</strong>eral Diéguez me llamó a su carro, donde me dijo que no seexplicaba mi conducta al separarme del lado de Carranza; lo quecreía había sido producto de la frialdad con que se me había recibido<strong>en</strong> Sinaloa. Nunca he sido conspirador ni nadie se ha atrevido adecírmelo, y una prueba de mi lealtad es mi conducta para con elseñor Madero, durante la Dec<strong>en</strong>a Trágica, hasta ser hecho prisionerocomo él y Pino Suárez. Asesinados ya el Presid<strong>en</strong>te y el Vicepresid<strong>en</strong>te,me llamó el Ministro de la Guerra, g<strong>en</strong>eral Mondragón, qui<strong>en</strong>418biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4184/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


419después de decirme que quedaba <strong>en</strong> libertad, me dijo también quemis procedimi<strong>en</strong>tos durante la Dec<strong>en</strong>a habían sido bu<strong>en</strong>os. Adviertoque Mondragón era padrino mío, y que con él estaba disgustadoporque muchas veces rechacé las compras de armas que a él estaban<strong>en</strong>com<strong>en</strong>dadas, así como los cañones de que él se ha dicho inv<strong>en</strong>tor.Contesté a Mondragón que siempre he estado contra los poderosos,cualquiera que sea la suerte que corra. Más tarde fui nuevam<strong>en</strong>tereducido a prisión por ord<strong>en</strong> de Huerta, y habiéndome ofrecido variosabogados def<strong>en</strong>derme, sólo acepté al lic<strong>en</strong>ciado Manuel Calero,qui<strong>en</strong> después de que yo había pasado varios meses <strong>en</strong> la prisión, unavez se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> la P<strong>en</strong>it<strong>en</strong>ciaría, diciéndome que Huerta me dejaba<strong>en</strong> libertad, con la condición de que marchase a Europa inmediatam<strong>en</strong>te,no comisionado como se ha dicho. Aceptada mi libertad ytemi<strong>en</strong>do ser considerado como desertor y asesinado, ocurrí al PalacioNacional, donde hablé con Blanquet, solicitando una ord<strong>en</strong> queamparara mi excarcelami<strong>en</strong>to. Blanquet no supo qué contestarmey ese mismo día se me regresó a la prisión. Cuando Carranza fuederrotado yéndose para Sonora, Huerta creyó haber terminado conla Revolución, y fue <strong>en</strong>tonces cuando se acordó definitivam<strong>en</strong>te expulsarmedel país, pero para justificar esa expulsión, se inv<strong>en</strong>tó queiba comisionado a Francia a visitar establecimi<strong>en</strong>tos militares que yaconocía, debi<strong>en</strong>do marcharme <strong>en</strong> el mismo vapor que el lic<strong>en</strong>ciadoFrancisco León de la Barra. No pude marchar <strong>en</strong> ese vapor; pero lohice <strong>en</strong> el sigui<strong>en</strong>te, acompañado de mi familia y de un alemán y unárabe que ofrecieron resguardarme de ser asesinado. Ya <strong>en</strong> Francia,nunca recibí un sólo c<strong>en</strong>tavo para mi manut<strong>en</strong>ción, y allá fue dondetuve varias pláticas con el lic<strong>en</strong>ciado Miguel Díaz Lombardo, qui<strong>en</strong>me propuso unirme a Carranza, lo que desde luego acepté gustoso,habiéndoseme <strong>en</strong>tregado 2 000 pesos, 1 000 para el viaje y el restoque dejé a mi familia. Llegué a Sonora y el señor Carranza desde luegome aceptó a su lado, dándome el nombrami<strong>en</strong>to de Secretario deGuerra <strong>en</strong> el gabinete que estaba formando, pero este puesto nuncalo desempeñé, pues más tarde y por mediación del lic<strong>en</strong>ciado Franbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4194/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


cisco Escudero, supe que se había reconsiderado ese nombrami<strong>en</strong>to,designándome <strong>en</strong>tonces Subsecretario de Guerra, puesto que tampocodesempeñé como era debido, pues nunca dicté ord<strong>en</strong> alguna.Esto y mis deseos de cooperar efectivam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la Revolución, fue loque me hizo aceptar gustoso el cooperar al lado de Villa. Estando ya<strong>en</strong> Torreón, supe que Carranza había dado órd<strong>en</strong>es para que dos otres mil hombres de la División del Norte fueran a auxiliar al g<strong>en</strong>eralPánfilo Natera, <strong>en</strong> el ataque de Zacatecas, lo que disgustó a la mayorparte de los jefes y oficiales, qui<strong>en</strong>es creyeron que mejor sería quetoda la División tomara parte <strong>en</strong> este hecho de armas, para asegurarel éxito, como sucedió.G<strong>en</strong>eral Gavira. —Desde <strong>en</strong>tonces tuvo usted dominio sobreVilla, con qui<strong>en</strong> estuvo hasta su fracaso <strong>en</strong> Celaya; ¿y por qué, conoci<strong>en</strong>dobi<strong>en</strong> sus monstruosidades y estando <strong>en</strong> los Estados Unidos,vino nuevam<strong>en</strong>te a unirse a él?Ángeles. —Si<strong>en</strong>to que usted abunde <strong>en</strong> cre<strong>en</strong>cias que son delvulgo, como cuando se hablaba de que yo era un matemático, unartillero... La misión que me trajo al lado mexicano, fue el aconsejar aVilla, porque es necesario aconsejarlo. Ésa fue la misión que yo tuvedurante los cinco meses que estuve con él... El señor presid<strong>en</strong>te delConsejo cree que me perjudica mucho el contacto con el señor g<strong>en</strong>eralVilla, cree que me perjudica porque la g<strong>en</strong>te juzga según las viejascostumbres, arraigadas, por las compañías de uno. Es lo que pasa ahoraa Trillito (refiriéndose a Antonio Trillo, que con él y Arce, estaban<strong>en</strong> el banquillo de los acusados), que se le ha visto conmigo y eso hasido sufici<strong>en</strong>te para que se le acuse. Como lo he dicho antes, la misiónque yo traje fue de conciliación, fue de aconsejar a Villa, porque Villaes bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> el fondo; a Villa lo han hecho malo las circunstancias, loshombres, las injusticias; eso es lo que le ha perjudicado quizá. Por fortuna,el señor Otero y Gama, que manda el 21 regimi<strong>en</strong>to, ha t<strong>en</strong>idofinas at<strong>en</strong>ciones para mí, las cuales yo agradeceré siempre. Ha sidosumam<strong>en</strong>te bondadoso, ap<strong>en</strong>as si ha cruzado unas cuantas palabrasconmigo, pero he visto <strong>en</strong> él un verdadero hombre...420biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4204/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


Yo llegué aquí <strong>en</strong> unas condiciones desastrosas y si<strong>en</strong>to <strong>en</strong>contrarmemal vestido, como me <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro al pres<strong>en</strong>tarme ante esteConsejo. Esta ropa que traigo me la regaló mi apreh<strong>en</strong>sor; después,cuando llegué a Parral, muchas damas, g<strong>en</strong>te del mismo pueblo, intercedieronpor mí y aún conservo una moneda, la que no he queridogastar, que me regaló una señora; y aunque yo le dije: “Guárdela,señora, t<strong>en</strong>go lo sufici<strong>en</strong>te”, ella se empeñó y dijo: “Déjelo”; y es laque ahora conservo como una reliquia... Siempre he visto que lasropas influy<strong>en</strong> mucho <strong>en</strong> ciertas circunstancias; esto me preocupabarelativam<strong>en</strong>te porque quería pres<strong>en</strong>tarme algo mejor de como estoy;pero ya que no puedo, a este punto no le doy mucho interés, ya qu<strong>en</strong>o he t<strong>en</strong>ido oportunidad para pres<strong>en</strong>tarme como quisiera ante elpueblo que me ve tan mal vestido como ando... Una idea de esa naturalezasugerí a los oficiales de mi Estado Mayor, cuando yo serví <strong>en</strong>las tropas de la División del Norte, cuando <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes quisehacer obra de paz, aun d<strong>en</strong>tro de la misma Revolución. Recuerdo deun detalle que sirve para indicar lo que significa la ropa al pres<strong>en</strong>tarseante un individuo: Cuando yo llegué a México, fui recibido por elg<strong>en</strong>eral Lucio Blanco, que ofreció ayudarme y def<strong>en</strong>derme. Era laresid<strong>en</strong>cia del g<strong>en</strong>eral Lucio Blanco una quinta de recreo, adonde llegabana solicitar audi<strong>en</strong>cia muchas personas; unas salían y otras llegabany preguntaban, y aun me pasó a mí mismo que, por la condicióndesastrosa de mis ropas, no se me conocía, y se me juzgaba como almozo, pues me preguntaban a media voz: “¿Está aquí el g<strong>en</strong>eral Ángeles?”Y yo las pasaba y les decía: “Yo soy, a sus órd<strong>en</strong>es”…G<strong>en</strong>eral Gavira (interrumpiéndole). —Suplico al señor g<strong>en</strong>eralÁngeles se sirva concretar más sus declaraciones y eximirse de <strong>en</strong>trar<strong>en</strong> muchos detalles.Ángeles (un tanto nervioso). —Creo, señor presid<strong>en</strong>te, que siustedes, señores, me van a fusilar, es necesario que me justifique...¿Qué perjuicio recibe la sociedad? ¿Qué pierde este público que meescucha, o <strong>en</strong> qué se perjudica este Consejo con que yo explique miconducta?421biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4214/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


422El def<strong>en</strong>sor Gómez Luna. —Protesto <strong>en</strong>érgicam<strong>en</strong>te y pido sehaga constar mi protesta, por la llamada de at<strong>en</strong>ción del señor presid<strong>en</strong>te,que coarta la libertad de mi def<strong>en</strong>so, el señor g<strong>en</strong>eral Ángeles.G<strong>en</strong>eral Gavira. —Yo... nosotros, no t<strong>en</strong>emos int<strong>en</strong>ción de causarmal ninguno; lo único que se ha hecho es suplicar al acusado quecond<strong>en</strong>se algunos detalles para poder darnos una explicación lógicade lo que se le interroga.Ángeles. —Pues sí, señores; explicaba yo la manera de juzgarde los oficiales de mi Estado Mayor, que coincide con la manera dejuzgar a un individuo mal vestido. Sucedió también que una ocasiónllegó a la casa del g<strong>en</strong>eral Lucio Blanco, una señora a qui<strong>en</strong> yo veíaque se pasaba el tiempo esperando y que continuaba y<strong>en</strong>do sin serrecibida, hasta que, un día, <strong>en</strong> las condiciones <strong>en</strong> que me <strong>en</strong>contraba,me acerqué a ella y le pregunté lo que deseaba. Ella <strong>en</strong>tonces medijo a media voz: “¿Me hiciera favor de decirme si está aquí el g<strong>en</strong>eralÁngeles?” Y yo le contesté: “Yo soy”, y ella se disculpó diciéndomeque creía que yo era un mozo y me explicó luego el objeto de suvisita, que era el procurar ver al g<strong>en</strong>eral Blanco, para que le proporcionaraun pase de ferrocarril, pues estaba <strong>en</strong> muy malas condicionesy necesitaba salir para otro lugar. Entonces yo le ofrecí alojami<strong>en</strong>to<strong>en</strong> mi carro y viajó <strong>en</strong> mi tr<strong>en</strong> hasta el lugar aludido; pero sucedióque no t<strong>en</strong>ía dónde ir, que carecía de familia y le permití permanecieraconmigo, hasta que un día ella misma me dijo que ya se iba. Yocompr<strong>en</strong>dí que había <strong>en</strong>tre mis oficiales frecu<strong>en</strong>tes hablillas porquepermitía que aquella señora estuviera conmigo y comiera con nosotros,pero hasta después que se había ido supe, por ellos mismos,que aquella mujer era una mujer mala. Yo me s<strong>en</strong>tía satisfecho dehaber cometido una bu<strong>en</strong>a acción y no me importaban los reproches;muchas veces se dice: “Hay que proteger a los de arriba, a losde abajo hay que expulsarlos”. La g<strong>en</strong>te ilustrada que conoce la vida,ti<strong>en</strong>e sufici<strong>en</strong>te capacidad para compr<strong>en</strong>der todos los reproches quese le hac<strong>en</strong>. Así pues, no todos los que andan con los villistas sonculpables; muchos van forzados; otros, porque con ellos se han cobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4224/1/<strong>08</strong> 10:30:09 <strong>AM</strong>


metido injusticias; otros por no caer prisioneros, como le ha pasadoa Trillito; ¡y así quier<strong>en</strong> que este muchacho sepa discernir! (Ángeleshace una pausa, pásase la mano por la fr<strong>en</strong>te, cierra los ojos y añade):Efectivam<strong>en</strong>te, no puede uno acercarse a los criminales porque lojuzgan como tal; es necesario ir siempre al lado de los grandes, delos poderosos, aunque esos grandes y esos poderosos estén sujetosa las mismas pasiones que los demás. ¡Oh, los grandes, los del poder,los de arriba que jamás admit<strong>en</strong> conceder razón! El que ha leído aVictor Hugo, ve a Juan Valjean, vi<strong>en</strong>do sufrir a sus hijos, que robapara ellos y lo met<strong>en</strong> a la cárcel y lo vituperan sin saber que se ha rebeladocontra sí mismo y ha delinquido por amor. Hasta a un perroque se acerque a un delincu<strong>en</strong>te, se le desaloja; a nadie se le puedeuno acercar, sino a qui<strong>en</strong> está <strong>en</strong> grandeza. Juntarse a un individuocomo Villa, aconsejarlo y salvar a la sociedad de Parral, como yo lohice, procurando hacer siempre el mayor bi<strong>en</strong> posible; creo que esnecesario acercarse al que necesita consejo y guía para decirle: “Estodebes hacer”. Es necesario, asimismo, hacer compr<strong>en</strong>der a las masasque una evolución democrática se lleva a cabo <strong>en</strong>señándole a cadaqui<strong>en</strong> que no debe ser servil; es necesario hacerle compr<strong>en</strong>der que<strong>en</strong>tre las grandes pot<strong>en</strong>cias interiores, la primera es la voluntad, lavoluntad que debe ser la única dominadora <strong>en</strong> el individuo, la quedebe robustecer porque es la que debe normar los actos de su vida;antiguam<strong>en</strong>te, los jurados eran verdaderos jurados; no eran comolos actuales. Entonces era el pueblo el que se reunía, como hoy estáreunido <strong>en</strong> este salón el pueblo de Chihuahua, y el mismo pueblodiscernía sobre una acusación. Ahora son individuos repres<strong>en</strong>tantesdel pueblo o autoridades las que decid<strong>en</strong> y es, muchas veces, imposibleevitar la imposición y que <strong>en</strong> esos jurados se haga lo que quiera elde arriba... Los estados, antiguam<strong>en</strong>te sí eran verdaderos estados;t<strong>en</strong>ían ideas propias, principios propios; ser, moral y físicam<strong>en</strong>te libres,para de esa manera constituir la grandeza de su nación. Yo hev<strong>en</strong>ido al país con un deseo int<strong>en</strong>so de cumplir con los fines que sepropone la Liga Liberal Mexicana establecida <strong>en</strong> Nueva York, y que423biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4234/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


son procurar, únicam<strong>en</strong>te, la unión <strong>en</strong>tre todos los mexicanos, porlo que no tuve inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> procurar la adhesión de Villa a laLiga, para ir con él y aconsejarlo. Cuando llegué, me tocó unirmecon una partida que me llevó a pres<strong>en</strong>cia de Villa, con el cual anduvecinco meses predicando <strong>en</strong> todos los lugares adonde llegábamos, losprincipios de fraternidad que deb<strong>en</strong> unir a todos los hombres, hastaque me separé de él, por no conv<strong>en</strong>ir con su conducta para con losprisioneros, a qui<strong>en</strong>es fusilaba, idea que traté de quitarle, como sela quité <strong>en</strong> efecto, <strong>en</strong> muchas ocasiones; hasta que, últimam<strong>en</strong>te,después de separado de él, me tocó unirme con los que hoy me hantraicionado; y esos que ahora me traicionan y que se levantan contramí, son los mismos asaltantes de Columbus, los violadores de muchachitasde trece a catorce años; los que han robado y asesinado; sonlos mismos que ahora me decían: “Mi g<strong>en</strong>eral, véngase confiado; lotrataremos con consideración, como nos ha tratado usted siempre;le daremos toda clase de garantías, a pesar de v<strong>en</strong>ir prisionero; y sonellos los que me hacían esas promesas, los asaltantes de Columbus,los que me han <strong>en</strong>tregado y se levantan contra mí!”. (Un aplauso<strong>en</strong>sordecedor estalla <strong>en</strong> la sala y el presid<strong>en</strong>te del Consejo muéstraseexcitado.)G<strong>en</strong>eral Gavira. —Se recuerda al público se abst<strong>en</strong>ga de hacertoda manifestación <strong>en</strong> pro o <strong>en</strong> contra del acusado, pues de lo contrario,mandaré desalojar el salón. —¿Cuántos hombres —dirigiéndosea Ángeles— llevaba usted cuando lo apreh<strong>en</strong>dieron?Ángeles. —Por decirlo así, sólo me acompañaban el mayor Arce yel jov<strong>en</strong> Trillo, que eran los que estaban conmigo y que, poco a poco,habían llegado a adquirir mi afecto. Trillito se había unido conmigoporque se había fracturado un brazo al caer de una yegua bruta.Ellos se <strong>en</strong>contraban <strong>en</strong> vigilancia y se pusieron a platicar; y cuandodijeron: “Ahí vi<strong>en</strong>e el <strong>en</strong>emigo”, no tuvimos tiempo de <strong>en</strong>sillar sinomuy a la ligera, tanto que a mí me tocó un caballo que parecía unarata y del cual casi me arrastraban los pies. La prueba más palpablede lo que declaro, es que uno de los muchachos pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a las424biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4244/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


tropas del g<strong>en</strong>eral Mor<strong>en</strong>o, qui<strong>en</strong> por casualidad se <strong>en</strong>contraba cercade mí, tuvo que ir a la estación cercana y se llevó mi caballo, que erael mejor que yo traía, dejándome a pie; ya <strong>en</strong> este caso los amigosquerían que Trillito, que traía bu<strong>en</strong> caballo, me lo facilitara; pero yono quise porque le t<strong>en</strong>ía simpatía por su adhesión. Esa es la causa porla que me dejaron aquel caballo <strong>en</strong> el cual corrí, cuando fui apreh<strong>en</strong>dido.Solam<strong>en</strong>te el mayor Arce y Trillo, que se hallaban de vigilancia,y otros dos, estaban conmigo. Yo fui llevado, después, a una cuevadonde Félix Salas, días antes, me dio alojami<strong>en</strong>to...El G<strong>en</strong>eral Gavira. —El jefe de la Def<strong>en</strong>sa Social manifiesta <strong>en</strong>sus declaraciones que Félix Salas le manifestó que usted se <strong>en</strong>contraba<strong>en</strong> las cuevas al fr<strong>en</strong>te de 20 hombres; dice que con ese dato, se puso<strong>en</strong> busca de usted y que después de caminar dos noches y dos díaspor aquellos contornos, rep<strong>en</strong>tinam<strong>en</strong>te se <strong>en</strong>contraron como con16 hombres, con los que sostuvieron un tiroteo como de un cuartode hora; que cinco de aquellos lograron montar a caballo y retirarse,salvándose de ser capturados; que hicieron varios muertos, y que delos 16 capturaron un prisionero que les dio los datos de que usted erauno de los que huían, dándoles las señas del caballo que montaba.Dice además que <strong>en</strong>contraron nueve caballos y unas chaparreras conlas letras “F. A.”, cinco o seis máuseres 30/30, y esto revela que era unnúcleo mayor el que había; dice que continuó la persecución hastaque dieron con las huellas de usted y de sus acompañantes, que erancuatro; que al fin los alcanzaron, sorpr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do al mayor Arce y aTrillo, que eran vigías y que <strong>en</strong>tonces se verificó el <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, disparandoustedes sus armas y huy<strong>en</strong>do. El jefe de la Def<strong>en</strong>sa, vi<strong>en</strong>do losdetalles que le habían dado del caballo que usted montaba, agregaque ya no quiso hacer uso de su arma, sino que cogi<strong>en</strong>do su reatatrató de lazarlo, y que al perseguirlo le intimaba a usted r<strong>en</strong>dición, alo que usted le dijo que si no lo mataba estaba dispuesto a <strong>en</strong>tregarsey que usted <strong>en</strong>fundo su pistola y se <strong>en</strong>tregó.Ángeles. —Efectivam<strong>en</strong>te, pero creo que debe hacerse una aclaración,pues extraño que se digan cosas que no son ciertas, lo que425biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4254/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


no revela sino un nuevo defecto nacional. El pueblo mexicano, desgraciadam<strong>en</strong>te,no es verídico, lo dominan sus pasiones y siemprerecurre a la m<strong>en</strong>tira y a la falsedad. Me acuerdo yo de una vez querecibí <strong>en</strong> Morelos un parte que decía: “Enemigo al fr<strong>en</strong>te, pero <strong>en</strong>número superior; mañana lo ataco y lo derroto”. Yo compr<strong>en</strong>dí que<strong>en</strong> aquel parte lo que había de importante era que el <strong>en</strong>emigo, <strong>en</strong>número superior, podría derrotar a esas fuerzas y desde luego, toméprovid<strong>en</strong>cias y ord<strong>en</strong>é que una columna saliera <strong>en</strong> auxilio de misfuerzas; y es que basta una palabra para descifrar, muchas veces, unparte que se rinde a la superioridad y que después se comprueba.Pero aquí sucede lo contrario: el parte afirma una cosa y los hechospasaron de otro modo. El señor Gabino Sandoval ha sido muy bondadosoy caballeroso, pues me regaló este vestido que traigo; pero subondad y caballerosidad están <strong>en</strong> desacuerdo con el parte r<strong>en</strong>dido.Todo el parte es falso. Estábamos Isidro Martínez, una mujer quecuraba a Trillo, mi asist<strong>en</strong>te y yo, únicam<strong>en</strong>te. Es cierto que habíacaballos, pero no hubo ningún tiroteo; no es cierto que haya dicho:“Me rindo, si no me mata”; no es cierto que quisiera lazarme; noes cierto que yo pidiera gracia de la vida; no es cierto nada. JoséMuñoz dijo: “Ahí vi<strong>en</strong><strong>en</strong> ya”; y nos dispusimos a huir cuando vimosque caían prisioneros Arce y Trillo. Es necesario que no se mi<strong>en</strong>ta,aunque <strong>en</strong> eso de las chaparreras no han incurrido mis apreh<strong>en</strong>sores<strong>en</strong> una m<strong>en</strong>tira, pues m<strong>en</strong>tir es faltar a la verdad y estoy seguro quese trata únicam<strong>en</strong>te de una demostración de su ignorancia, pues lasletras que t<strong>en</strong>ían las chaparreras no eran “F. A.”, sino “F. J.”, y porcierto, no eran mías. (El declarante hace un sil<strong>en</strong>cio, se pasa la manopor la fr<strong>en</strong>te sudorosa y prosigue). Lo que sucedió fue que IsidroMartínez prometió guiarme para llegar a cierto lugar y resultó qu<strong>en</strong>os llevó a donde más peligro podíamos t<strong>en</strong>er, y la prueba de su errorestá <strong>en</strong> que se pusieron a platicar Trillo y el mayor Arce, cuando llegóel <strong>en</strong>emigo y los rodeó. Nosotros tratamos de <strong>en</strong>sillar luego, a lacarrera, como he dicho, y mi caballo era muy malo, parecía una rata.En él huía pero no hice ademán de tirar, ni saqué arma; eso se les426biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4264/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


figuró a mis apreh<strong>en</strong>sores. Yo no pedí misericordia, yo me r<strong>en</strong>dí porquecreí que me tratarían bi<strong>en</strong>, pues me decían “Mi g<strong>en</strong>eral, a ustedno se le hará nada; un hombre como usted es necesario no sólo paraun partido, sino para toda la nación”. Y, <strong>en</strong> efecto, fui bi<strong>en</strong> tratado,pero el parte es falso y pido que me care<strong>en</strong> con el autor de ese parte,y el público compr<strong>en</strong>derá <strong>en</strong>tonces... que debe ser el juez a qui<strong>en</strong> letoque decidir quién de nosotros ha declarado la verdad.G<strong>en</strong>eral Gavira. —¿Qué ruta llevaba, qué era lo que hacía, odiga si iba a la sierra de Palomas, donde los villistas habían quedadode reconc<strong>en</strong>trarse?Ángeles. —Lo que andaba yo haci<strong>en</strong>do era tratar de vivir y evitarpersecuciones hasta esperar que vinieran las adhesiones del Sur.Cuando me separé de Villa fui a Norias Pintas, y allí estuve mes ymedio vivi<strong>en</strong>do una vida pacífica y por las tropas de Mor<strong>en</strong>o, queiban allí, sabía de la persecución que estaban haci<strong>en</strong>do a las tropasdel mismo Mor<strong>en</strong>o; y yo me cuidaba, hasta que al fin un día tuveque salir y me fui rumbo a la Boquilla; después por rumbo de Parraly Balleza y allí permanecimos ocultos. Volvimos después por lahaci<strong>en</strong>da de Talamantes y San José del Sitio, y allí los soldados nospersiguieron. Yo no p<strong>en</strong>saba ir a Palomas, donde iba a ser esa reunión,según rumores que yo había oído, aunque la reunión no ibaa ser <strong>en</strong> Palomas, sino <strong>en</strong> otro punto que yo podría decir, pero temot<strong>en</strong>er una idea equivocada; pero sí supe que la reunión de las tropasvillistas iba a ser más al Sur. Si yo tratara de evitar toda idea <strong>en</strong> micontra, diría que la reunión era <strong>en</strong> Palomas, pero no es así y yo noiba a esa reunión.G<strong>en</strong>eral Gavira. —¿Usted que criticaba las reformas a la Constitución,se <strong>en</strong>contraba de acuerdo con esas órd<strong>en</strong>es de irse a reunirallí para discutir esas reformas de que nos ha hablado?Ángeles. —Las reformas me parec<strong>en</strong>... muy bu<strong>en</strong>as; las leyesdeb<strong>en</strong> reformarse conforme lo necesita el pueblo; y respecto a laConstitución de 57, quizá necesitaría esas reformas, pero me ha parecidomal la manera como las han hecho... Quiero manifestar <strong>en</strong>427biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4274/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


este mom<strong>en</strong>to una evolución de mi m<strong>en</strong>talidad. En Aguascali<strong>en</strong>tes,yo me sorpr<strong>en</strong>dí de que muchos fueran socialistas. El socialismo esun movimi<strong>en</strong>to g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> todo el mundo, y de respetabilidad, qu<strong>en</strong>o podrá ser v<strong>en</strong>cido. El progreso del mundo está de acuerdo conlos socialistas. Cuando yo me fui a los Estados Unidos, com<strong>en</strong>céa estudiar el socialismo, vi que <strong>en</strong> el fondo es un movimi<strong>en</strong>to defraternidad y de amor <strong>en</strong>tre los hombres de las distintas partes deluniverso. La fraternidad será un movimi<strong>en</strong>to, como lo ha sido, queha impulsado a la sociedad, por siglos y siglos, hacia el bi<strong>en</strong>estar delas masas; esas masas que se debat<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus luchas, esas muchedumbresque son muchedumbres <strong>en</strong> todas partes. El pobre se ve siempreabajo y el rico, poco o nada se preocupa por el necesitado: por esoprotestan las masas, por esa falta de igualdad <strong>en</strong> las leyes, es por loque se lucha. Un comunista austríaco ha probado que si todos loshombres del mundo trabajaran solam<strong>en</strong>te tres horas diarias, habríamucha más riqueza; pero resulta que unos son los que trabajan yotros los que com<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>. (Aplausos ruidosos). Esos aplausos no sonpara mí, lo son para el socialismo, para las ideas de fraternidad y deamor que fueron las que <strong>en</strong> un principio animaron a los conv<strong>en</strong>cionistasde Aguascali<strong>en</strong>tes, y a los mismos constitucionalistas; quetrataron de unir los intereses de la nación, de las distintas clases socialesdel país y cim<strong>en</strong>tar la ley <strong>en</strong> principios de equidad y de justicia;pero se impusieron las pasiones; la ignorancia de nuevo oscureció lasintelig<strong>en</strong>cias, y yo confieso firmem<strong>en</strong>te que a eso debemos todos losmales que <strong>en</strong> estos mom<strong>en</strong>tos agobian a la nación.El constitucionalismo me ha imbuido <strong>en</strong> esta ruta. Tuvo principiosbu<strong>en</strong>os, de un socialismo puro, que son bu<strong>en</strong>os para este puebloque necesita mucho de la luz de la ci<strong>en</strong>cia y de la verdad, porque nohay que negarlo, nuestra sociedad es instruida a medias y ti<strong>en</strong>e unaeducación afeminada.La g<strong>en</strong>te se ocupa tan sólo <strong>en</strong> adquirir los medios para viviry por adquirir un título con el cual se cree salvaguardada; pero lavida ti<strong>en</strong>e muchos escollos y el hombre debe ser hombre primero,428biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4284/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


después padre o madre, según su sexo, y s<strong>en</strong>tir deberes para con lasociedad a la cual debe honor y respeto. En la educación de nosotrosfalta lo principal: principios sólidos para la vida, educación interior,que es la que hace a los hombres grandes. Si <strong>en</strong> esta Revolución secomet<strong>en</strong> errores, es porque toda la educación se limita a una verdaderafórmula. El pueblo bajo vive <strong>en</strong> la ignorancia y nadie se preocupapor su emancipación. El hombre intelectual naturalm<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>eque apartarse de él. Esa difer<strong>en</strong>cia ha hecho nacer el odio de los que nosab<strong>en</strong> contra los que sab<strong>en</strong>, de los que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> contra los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>;pero ese odio ha nacido tan sólo del corazón de los ignoranteso de los ambiciosos, o de los que t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do cierta capacidad intelectual,se han valido y han explotado la ignorancia de las masas, parasatisfacer sus ambiciones y sus deseos desord<strong>en</strong>ados. Si los hombresintelig<strong>en</strong>tes de México hubieran tomado una parte activa y directa<strong>en</strong> esta lucha, la Revolución no hubiera sido tan anárquica, hubieraterminado pronto... Las pasiones malas no se <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dran sino porla falta de educación y si, como he dicho, los hombres no tuvieranuna educación afeminada, la evolución se hubiera ya realizado; peroactualm<strong>en</strong>te, los hombres, <strong>en</strong>tre ellos los lic<strong>en</strong>ciados, los médicos,etc., no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> más que su título: se preocupan por vivir sin prestarun servicio efectivo a su país.Si los hombres intelectuales hubieran seguido una causa noble,ésta hubiera triunfado y t<strong>en</strong>dría que sost<strong>en</strong>erse por ser la causa de laintelig<strong>en</strong>cia. Ahora me acuerdo de que Villa dijo <strong>en</strong> cierta ocasiónque llegamos a un pueblo: “G<strong>en</strong>eral, pues ya ve, nos sigu<strong>en</strong> másque puros vaqueritos; así es que t<strong>en</strong>dremos un gobierno de purosvaqueritos...” —Bu<strong>en</strong>o sería —dije yo—, y divino resultaría el gobierno...Y eso es lo que pasa: los constitucionalistas están como estánpor no llamar para resolver los problemas nacionales a los hombresintelig<strong>en</strong>tes del país; pero no, se les destierra, se les manti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> elextranjero, se les impide la vuelta a la patria y se les odia. ¡Por esoestán como están!429biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4294/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


El caudillaje es otro de los peligros, y muy malo, que ha reducidoa nuestro pueblo al estado <strong>en</strong> que hoy nos hallamos: todo mundosigue a un caudillo y lo apoya, no a los principios.En mis prédicas no he dicho nada contra la Constitución; yo hepredicado la fraternidad; he predicado una doctrina de conciliacióny de amor. La g<strong>en</strong>te muy poco <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de eso. Por desgracia, nuestropueblo no está aún <strong>en</strong> la época <strong>en</strong> que deba hablársele de otra cosaque de lo contrario a todo lo que sea odio y v<strong>en</strong>ganza; por eso suinfelicidad, por eso se preocupa muy poco por analizar el espíritu delas leyes que nos rig<strong>en</strong>, por compr<strong>en</strong>der, cuando m<strong>en</strong>os, los deberesy los derechos que le asist<strong>en</strong>. Para que el pueblo mexicano sea feliz, esm<strong>en</strong>ester que él quiera serlo; es necesario que cada uno se preocupepor su mejorami<strong>en</strong>to, que, de corazón, t<strong>en</strong>ga iniciativa propia, quehable por sí mismo. Villa decía una vez: “Nosotros estamos luchandopor la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia de ustedes”. Pero el pueblo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de muypoco de estas cosas. La democracia también consiste <strong>en</strong> que cada unose baste a sí mismo para que, <strong>en</strong> unión de los demás, pueda ser librey, por tanto, disponer de libertad <strong>en</strong> su gobierno, <strong>en</strong> sus hechos, <strong>en</strong>su vida propia.Me han dicho que yo he hablado <strong>en</strong> contra de la Constitucióny de las demás leyes que actualm<strong>en</strong>te rig<strong>en</strong> al pueblo, pero esono es cierto. A la g<strong>en</strong>te no puede decírsele eso, primero, porque no<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de; después, porque no compr<strong>en</strong>de el espíritu verdadero decómo uno lo hace y eso es sembrar odios <strong>en</strong> su corazón, que ni ellosmismos sab<strong>en</strong> a quién se deb<strong>en</strong>. Yo he dicho únicam<strong>en</strong>te que lasleyes deb<strong>en</strong> ser la expresión de la voluntad y de la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cia detodo un pueblo, y que para ello es necesario que los diputados quevan a hacer esas leyes vayan instruidos sobre lo que deb<strong>en</strong> hacer; quesean los mismos que los elig<strong>en</strong> los que les llam<strong>en</strong> la at<strong>en</strong>ción sobre loque necesitan para el provecho común; que se necesita construir estapresa, ampliar aquellas calles, fom<strong>en</strong>tar tales o cuales espectáculos,etc.... pero ha sucedido que <strong>en</strong> un pueblo, sus habitantes no sab<strong>en</strong>siquiera quién es su diputado.430biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4304/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


G<strong>en</strong>eral Gavira. —G<strong>en</strong>eral Ángeles: ¿De acuerdo con la LigaLiberal, no persigue usted la caída del gobierno?Ángeles. —No: yo predicaba la fraternidad, la unión <strong>en</strong>tre losdistintos elem<strong>en</strong>tos del país, porque presumía que después de laguerra <strong>en</strong> que están <strong>en</strong>vueltos los Estados Unidos, tomarían éstosalgunas disposiciones contra México. La prédica que yo hacía era <strong>en</strong>mi nombre propio, por mí mismo y sin estar influ<strong>en</strong>ciado por nadie.Yo he <strong>en</strong>señado, como maestro que he sido toda mi vida; yo hepredicado la igualdad social, pues nada más desastroso que tamañasdesigualdades; los unos trabajan y no com<strong>en</strong>... ¡los otros se muer<strong>en</strong>de tanto comer!G<strong>en</strong>eral Gavira. —¿Cuántos combates fueron <strong>en</strong> los que ustedse <strong>en</strong>contró, aunque dice que sin mando de fuerzas?Ángeles. —Si se me permite hacer recuerdos para ayudar mimemoria... El primero fue <strong>en</strong> Moctezuma. Allí había como 60 def<strong>en</strong>soresque se portaron heroicam<strong>en</strong>te, protegidos <strong>en</strong> una casa, desdedonde hacían gran resist<strong>en</strong>cia. Ya anteriorm<strong>en</strong>te Villa me habíadicho que iba a fusilar a todos los prisioneros. Yo lo disuadí de esaidea y, cuando el combate de Moctezuma, aquellos 60 hombres queestaban <strong>en</strong> una casa donde había mucha paja, resistían con éxito,hasta que, con una bomba de mano, se hizo inc<strong>en</strong>diar la paja y empezarona salir medio asfixiados por el humo. Al salir mataron a uno,a los otros los cogieron prisioneros y se les quiso matar, pero yo logrésalvar a algunos de ellos. Me acuerdo ahora de una vez que, <strong>en</strong> unareunión <strong>en</strong> la casa de un amigo mío llamado Hudson Maxim, un sabioilustre americano, un inv<strong>en</strong>tor de g<strong>en</strong>io, hermano de Maxim, elde las ametralladoras, me dijo: “Ustedes los mexicanos acostumbranmatar a los prisioneros”, y yo nunca he s<strong>en</strong>tido tanto rubor comocuando tuve que decirle: “Sí, señor”. Por eso yo siempre procurabadisuadir a Villa de esos hechos. Él me decía que cortar las orejasa la g<strong>en</strong>te les excitaba mucho y no daba resultado; me decía tambiénque a todos los villistas que el gobierno cogía los mataba y que,como represalia, hacía igual con los del gobierno. Yo le contestaba431biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4314/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


que las represalias no están justificadas, porque son hechos salvajes.Entonces él prometió no matarlos y, sin embargo, faltó a su palabra.Fracasó allí, <strong>en</strong> parte, mi labor humanitaria y ello me produjo unagran desilusión.Después de Moctezuma, me tocó otro combate <strong>en</strong> Babonoyaba;de allí, después, <strong>en</strong> Parral. No es necesario decir lo que hice allí, elpueblo bi<strong>en</strong> lo sabe y, hoy, ahora que he v<strong>en</strong>ido prisionero, variasdamas han intercedido por mí. Una cosa sí digo, y es que el pueblomexicano ti<strong>en</strong>e nobles virtudes que le harán grande. Allí, les dije alos de la Def<strong>en</strong>sa Social de que era jefe un jov<strong>en</strong> de apellido Rodié:“Ustedes deb<strong>en</strong> cumplir con su deber”; y aun la misma familia deeste jov<strong>en</strong> me dijo un día: “¿Qué hacemos, g<strong>en</strong>eral?” A lo que yocontesté al padre: “Esconda a su hijo, es un deber”. Allí Villa pret<strong>en</strong>dióejercer represalias sobre la familia del citado Rodié y la desterró,pero después se le permitió volver a su resid<strong>en</strong>cia. La segunda vezque <strong>en</strong>tró Villa <strong>en</strong> Parral, se portó bi<strong>en</strong>.Después nos vinimos a Ciudad Juárez; no <strong>en</strong>tré al combate, puesme quedé algo retirado de allí. En Juárez me parece haber hecho algobi<strong>en</strong>: <strong>en</strong>tre los prisioneros que se tomaron, v<strong>en</strong>ía uno herido con untiro <strong>en</strong> la quijada que le deshizo los di<strong>en</strong>tes; lo llevaron conmigo y yo<strong>en</strong>tonces pret<strong>en</strong>dí at<strong>en</strong>derlo y curarlo, procurando esconderlo de Villa;pero un día llegó éste y le preguntó al herido: “Y usted ¿qué es?”,y éste le dijo: “Carrancista”; <strong>en</strong>tonces quiso matarlo, pero logré, alfin, disuadirlo, y le salvé la vida. Ese prisionero me mostró después,de varias maneras, su agradecimi<strong>en</strong>to. Y ése es mi premio.G<strong>en</strong>eral Gavira. —Se le acusa a usted de la voladura de un tanquede ferrocarril. ¿No recuerda algo de eso?Ángeles. —No hubo nada de ferrocarriles. Después de Juárez,las tropas americanas corrieron a los villistas al sur y Villa estabamuy <strong>en</strong>ojado con los americanos. Yo voy a confesar un pecado muygrande: nosotros los mexicanos somos <strong>en</strong>emigos de los americanos,s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te porque no los conocemos; conocemos a los americanosde la frontera, pero no a los del Norte, que son los que hac<strong>en</strong>432biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4324/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


progresar a esa gran nación, a ese gran pueblo semejante al pueblode Roma cuando su florecimi<strong>en</strong>to. Los Estados Unidos son una grannación, de la que yo quisiera que fuéramos siempre amigos; y nopodemos ser amigos de los Estados Unidos, porque cada uno d<strong>en</strong>osotros si<strong>en</strong>te que allí está el peligro para los mexicanos, y si<strong>en</strong>temiedo hacia los Estados Unidos. Efectivam<strong>en</strong>te, el peligro vi<strong>en</strong>e deallí, por la grandeza del pueblo americano y por el atraso del pueblomexicano. Los americanos cre<strong>en</strong> que su moral es muy elevada;pero <strong>en</strong> tratándose de una raza y otra, según lo dijo Kautski, no estámuy elevado el s<strong>en</strong>tido moral de los americanos. Éstos nos cre<strong>en</strong> deuna raza muy inferior a la suya y estos hechos, como todos los quefiguran <strong>en</strong> el mundo físico, así como <strong>en</strong> el mundo social, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> unaexplicación; hay que evitar los peligros y no obedecer a los impulsosdel odio.Uno de los motivos de mis disgustos con Villa, y que originaronmi separación de él, es su odio contra los americanos. Los hombresrústicos como él, cre<strong>en</strong> que el que no ti<strong>en</strong>e odio no es hombre. Estopudiera estar justificado por su ignorancia, pero no lo está <strong>en</strong> losde arriba, <strong>en</strong> los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el poder; el odio del que está arriba, essalvaje. Ésa fue la causa de que yo me alejara de Villa: el no quererhablar contra los americanos.Muchas veces, cuando trato de corregir los defectos de los mexicanosy les pres<strong>en</strong>to las virtudes de los americanos, me critican. Unode nuestros peores defectos es la odiosidad y la falta del principio delamor para sí mismo y para con los demás.Cristo predicó siempre la pureza de alma y cuerpo. Su religiónse resume <strong>en</strong> tres palabras: pureza, amor, esperanza. Me referiré ligeram<strong>en</strong>tea la pureza: la pureza consiste <strong>en</strong> la limpieza de la casa, delvestido, de las calles, de toda una población; pero la limpieza, másque <strong>en</strong> todo, más que <strong>en</strong> el exterior, debe ser <strong>en</strong> el alma. El odio esla impureza del corazón que debe hacerse desaparecer para que únicam<strong>en</strong>telo ll<strong>en</strong>e el amor. Entonces serán felices los hombres, sobretodas las cosas. El odio a los vicios y a los malos hábitos, ese sí debe433biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4334/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


abrigarse, porque <strong>en</strong> este caso se llega a la misma conclusión: que elodio a las malas costumbres es el amor a la virtud.G<strong>en</strong>eral Gavira. —Suplicamos a usted se sirva decirnos lo quepasó <strong>en</strong> Moctezuma.Ángeles. —Pues, como ya dije, a unos prisioneros pude salvarlos,a otros no. Yo le decía a Villa que a los v<strong>en</strong>cidos no hay que matarlos,sino que hay que honrarlos cuando se conduc<strong>en</strong> dignam<strong>en</strong>te,y hay que tratarlos con decoro... recuerdo que, una vez, el Presid<strong>en</strong>teRoosevelt, <strong>en</strong> un discurso memorable que yo también escuché, dijode los mexicanos: “Los bandidos, como ellos se llaman <strong>en</strong>tre sí...”.Para evitar esto, es necesario que nos tratemos con más decoro. Losdel Norte llaman a los del Sur “changos”, pero los del Sur, o los“changos”, merec<strong>en</strong> más compasión porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> m<strong>en</strong>or grado deadelanto que los del Norte, y son más incultos <strong>en</strong> sus costumbres.No hay gracia ninguna <strong>en</strong> querer a los bonitos y a los poderosos;lo elogiable es juntarse con los pobres y los humildes, y ayudarlos.Ésa es la gracia. Yo también soy del Sur, es decir, yo también soy“chango” y, sin embargo, quiero a los de Chihuahua, porque sonbondadosos, porque son mejores y más libres que los del Sur; aquíestán más adelantados.Recuerdo también que, cuando la campaña del Sur, las tropasno hacían la paz, sino que <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dían más la guerra; desolaban y devastaban,y era natural que contra ellas se rebelaran. Ésa es la causade las revoluciones: la injusticia, y hasta estoy por decir que todarevolución es justificada y que ti<strong>en</strong>e su razón de ser.Aquí <strong>en</strong> México, t<strong>en</strong>emos muy poca cultura; el colmo <strong>en</strong> nuestropaís es ser lic<strong>en</strong>ciado o doctor y, sin embargo, carecemos de hombresque d<strong>en</strong> una instrucción superior y efectiva.A continuación, el presid<strong>en</strong>te pidió a los vocales que interrogaranal acusado; pero habiéndose abst<strong>en</strong>ido de hacerlo, el Ag<strong>en</strong>te delMinisterio Público lo hizo objeto de varias preguntas. Como el ciudadanorepres<strong>en</strong>tante de la sociedad preguntase al acusado cuál erasu manera de p<strong>en</strong>sar, éste, <strong>en</strong> un arranque de elocu<strong>en</strong>cia, dijo: “En434biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4344/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


el sagrado hogar del alma, o sea la conci<strong>en</strong>cia, nada ni nadie debe<strong>en</strong>trar”; <strong>en</strong>trando después <strong>en</strong> diversas consideraciones para terminardici<strong>en</strong>do que, con profundo respeto, podía decir al Ag<strong>en</strong>te del MinisterioPúblico que, ¿qué le importaba lo que p<strong>en</strong>sara, ya que t<strong>en</strong>íaque basarse <strong>en</strong> hechos concretos y no <strong>en</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos?Otras preguntas hizo el lic<strong>en</strong>ciado Víctor Prieto, Ag<strong>en</strong>te delMinisterio Público, que Ángeles contestó con gran <strong>en</strong>tereza, sobretodo cuando dijo textual: “Cuando estuve <strong>en</strong> Aguascali<strong>en</strong>tes, <strong>en</strong> laConv<strong>en</strong>ción, sufrí más de lo que sufro actualm<strong>en</strong>te... Sé que me vana matar; pero también sé que mi muerte hará más por la causa democrática,porque la sangre de los martires fecundiza las grandes causas. Lag<strong>en</strong>te que me escucha sabe que se me acusa de ser hombre perversoy ella me compr<strong>en</strong>de…”.435biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4354/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4364/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XXIn t e r r o g at o r i o d e l o s def<strong>en</strong>soresInterroga después al reo el def<strong>en</strong>sor, lic<strong>en</strong>ciado Gómez Luna, elcual pregunta si es cierto que ha desconocido la Constituciónde 1917, y si se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> rebeldía contra el gobierno actual,citando para mayor compr<strong>en</strong>sión del reo, el artículo que definecuál es la rebeldía.Ángeles dice que estaba <strong>en</strong> el extranjero, y que no es hostil al gobierno,jurídicam<strong>en</strong>te hablando, pues sólo predicaba la fraternidadpor su propia cu<strong>en</strong>ta, sin obedecer órd<strong>en</strong>es determinadas.López Hermosa interroga también al reo, sobre si cree ser g<strong>en</strong>eralactualm<strong>en</strong>te, contestando que no, pues <strong>en</strong> el escalafón del ejércitono figura para nada ni ti<strong>en</strong>e pat<strong>en</strong>te expedida por la Secretaría deGuerra. Valiéndose de esto, la def<strong>en</strong>sa pide al Consejo se solicite porla vía telegráfica a la Secretaría m<strong>en</strong>cionada que diga si Ángeles esactualm<strong>en</strong>te militar o no, petición que tras de algunos debates sinimportancia es desechada <strong>en</strong> parte, pues esos informes se pediráncuando sea oportuno y después de conocer las constancias procesales,dando esto lugar a que la def<strong>en</strong>sa proteste y el presid<strong>en</strong>te del Consejode Guerra se dirija al público para manifestar que deb<strong>en</strong> creer <strong>en</strong> lahonradez de todos y cada uno de los que integran el dicho Consejo, yaque ellos no son de los que obedec<strong>en</strong> consigna y sólo cumpl<strong>en</strong> con su deber,declaración que el ciudadano g<strong>en</strong>eral Gabriel Gavira protesta hacer bajosu honor de militar.437biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4374/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


Va r i o s d e ta lles d e la v i d a d e Án gelesLópez Hermosa se dirige al reo y le dice que desea conocer algunosdetalles de su vida, a lo que el prisionero contesta que, contrariandosu modestia, lo hará.Dice que fue alumno del Colegio Militar, si<strong>en</strong>do siempre suambición la de llegar a director de dicho establecimi<strong>en</strong>to, para locual estudiaba día y noche, hasta lograrlo, vi<strong>en</strong>do siempre la manerade ser útil a su patria.Dice que cuando Huerta traicionó, algunos personajes quisieronhacerlo cambiar de opinión, invocando, para ello, su inm<strong>en</strong>soamor al citado colegio, cosa que no lograron. Habla después sobre laorganización del Ejército Federal y sus grandísimos defectos, señalandolos que actualm<strong>en</strong>te adolece, citando, además, varias anécdotasrefer<strong>en</strong>tes a los estados mayores de Francia y a su organización,así como a los sucios negocios que Mondragón hacía, y <strong>en</strong> los cualesél nunca quiso ser partícipe.A pregunta especial que se le hace, manifiesta que carece demedios para vivir, pues nunca se ha preocupado por el dinero, citandoel caso de que la ropa que trae se la facilitó el mayor Sandoval, yque conserva <strong>en</strong> el bolsillo la moneda que le fue obsequiada por unadama de Parral y la guarda como un recuerdo.—¿Ha recibido usted alguna condecoración...?, pregunta LópezHermosa.—Sí, contesta el reo, soy Caballero de la Legión de Honor deFrancia y t<strong>en</strong>go permiso para usar la condecoración, concedido porla Cámara de Diputados.Contesta después que sólo portaba una pistola cuando <strong>en</strong>tró <strong>en</strong>territorio mexicano, y que no se ha alzado <strong>en</strong> contra del gobierno,pues ha v<strong>en</strong>ido, como ya dijo, tan sólo a hacer labor de unión <strong>en</strong>trelos difer<strong>en</strong>tes grupos políticos, practicando y haci<strong>en</strong>do conocer laverdadera democracia.438biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4384/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


Se susp<strong>en</strong>de la audi<strong>en</strong>ciaEn vista de lo avanzado de la hora, López Hermosa solicita del ciudadanopresid<strong>en</strong>te del Consejo que susp<strong>en</strong>da la audi<strong>en</strong>cia por unahora, para que descans<strong>en</strong> y tom<strong>en</strong> sus alim<strong>en</strong>tos, tanto los miembrosdel Consejo como los procesados.El g<strong>en</strong>eral Gavira declara que la audi<strong>en</strong>cia se susp<strong>en</strong>de por unahora, para reanudarse a las seis de la tarde.Se r e a n u d a la audi<strong>en</strong>ciaLa lectura de las constancias procesales es llevada a cabo por el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tecoronel Hinojosa; los detalles están cont<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> lo que testigosy reos manifestaron.Hay también <strong>en</strong> autos, del proceso, un telegrama del procurador g<strong>en</strong>eralde justicia militar, Fraustro, <strong>en</strong> el que ord<strong>en</strong>a al jefe de operacionesque se juzgue a Ángeles por rebelión y a Trillo y Arce por rebelión y deserciónfr<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo; así como que las fuerzas que operan <strong>en</strong> el estadoestán consideradas como <strong>en</strong> campaña. También están <strong>en</strong> el proceso losnombrami<strong>en</strong>tos que el g<strong>en</strong>eral Ángeles hace, como sus def<strong>en</strong>sores,<strong>en</strong> las personas del lic<strong>en</strong>ciado Pascual del Avellano y Alberto LópezHermosa, el primero de los cuales fue revocado.Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> después los testimonios del hoy t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel GabinoSandoval, qui<strong>en</strong> ratifica sus declaraciones anteriores; los de FélixSalas, antiguo miembro de la gavilla de Martín López, qui<strong>en</strong> tambiénratifica sus declaraciones, <strong>en</strong> todo iguales a las de Sandoval.Asimismo, atestigua Arnulfo Basurto, qui<strong>en</strong> como los anteriores,manifiesta que vio hacer fuego a Ángeles, cuando iba a ser apreh<strong>en</strong>didoy que también le consta que era jefe de los villistas cuando elfracasado ataque a Camargo.El último testigo es Francisco Vázquez, que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra amnistiado,y qui<strong>en</strong> manifiesta que no pudo ver si Ángeles hacía fuego, por439biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4394/1/<strong>08</strong> 10:30:10 <strong>AM</strong>


estar distante, pero que vio los movimi<strong>en</strong>tos de la mano, por lo quecree que sí usó de su pistola, y pudo ver una arma de las m<strong>en</strong>cionadas,que fue recogida, la cual t<strong>en</strong>ía todos los casquillos disparados.Lo s c a r e o sÁngeles y Sandoval son careados, y ambos se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> el dichode sus declaraciones y lo mismo sucede con Félix Salas, Basurto yÁngeles.Se mandó susp<strong>en</strong>der el Consejo por media hora, para dar lugartanto a los miembros del Tribunal, como a los prisioneros, para quetom<strong>en</strong> un refrigerio.La susp<strong>en</strong>sión se efectuó a las ocho treinta de la noche.La audi<strong>en</strong>cia vuelve a reanudarse a las diez treinta y cinco de lanoche.La def<strong>en</strong>sa insiste <strong>en</strong> su solicitud hecha <strong>en</strong> la mañana, de que serecabara, por la vía telegráfica, informe de la Secretaría de Guerra yMarina, sobre si los acusados constaban <strong>en</strong> el escalafón del Ejércitonacional.Esta nueva solicitud provocó otra discusión <strong>en</strong>tre el presid<strong>en</strong>tedel Consejo y el ag<strong>en</strong>te del Ministerio Público, por una parte, y losdef<strong>en</strong>sores por la otra; sost<strong>en</strong>ían los primeros que no era proced<strong>en</strong>tepedir tal informe, por constarles demasiado a los miembros del Consejoel carácter militar de los acusados y que, a mayor abundami<strong>en</strong>to,no había tiempo, dada la rapidez con que deb<strong>en</strong> ser llevados a cabolos consejos de guerra extraordinarios, a que llegara el informe quese trataba de recabar, pues si<strong>en</strong>do de noche, las oficinas de México se<strong>en</strong>contraban cerradas, y que la audi<strong>en</strong>cia no podía ser susp<strong>en</strong>didapor más de seis horas.Nuevam<strong>en</strong>te salieron a relucir diversos artículos de los Códigosde Procedimi<strong>en</strong>tos P<strong>en</strong>ales Militares y de la Ord<strong>en</strong>anza G<strong>en</strong>eral delEjército, señalados unos por la def<strong>en</strong>sa y otros por el señor ag<strong>en</strong>te440biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4404/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


del Ministerio Público. Una vez que la presid<strong>en</strong>cia consideró sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tediscutido el punto, acordó que no era de accederse a loque solicitaban los def<strong>en</strong>sores de los reos.La def<strong>en</strong>sa hizo que se as<strong>en</strong>tara <strong>en</strong> el acta su formal, <strong>en</strong>érgica yrespetuosa protesta por la determinación del Consejo.La v o z d e la a c u s a c i ó nEl ag<strong>en</strong>te del Ministerio Público, lic<strong>en</strong>ciado Víctores Prieto, pidióla palabra para hacer su <strong>en</strong>érgica acusación. En una fulminante requisitoria,desató sobre Ángeles y Enciso de Arce, el fuego de suira, haciéndoles a ambos lo más duros cargos. Dijo el señor VíctoresPrieto, con profunda ironía, que Ángeles v<strong>en</strong>ía ante el Consejo deGuerra queriéndose hacer pasar por un apóstol, por un predicadorde amor y que, tratando de parodiar las santas prédicas de Jesús deNazaret, decía v<strong>en</strong>ir predicando fraternidad y unión, pero que <strong>en</strong>realidad, esas palabras de fraternidad y unión, <strong>en</strong> la prédica de Ángeles,deberían considerarse como desunión y desfraternidad; que elacusado, con su elocu<strong>en</strong>te palabrería socialista trataba de cubrir, conuna máscara falsa, sus grandes crím<strong>en</strong>es.441No es mi voz, raquítica y pobre, la que debiera levantarse ante esterespetable tribunal, <strong>en</strong> estos mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> que la conci<strong>en</strong>cia públicanacional, ti<strong>en</strong>e una ocasión histórica de formular la más trem<strong>en</strong>da desus requisitorias y reclamar de los repres<strong>en</strong>tantes de la justicia, la imposiciónde una p<strong>en</strong>a ejemplar para el que, haci<strong>en</strong>do plegar sus alas aláguila simbólica que la patria colocó un día sobre su cabeza, se apartóde su s<strong>en</strong>da patriótica empezada bajo la inspiración del maestro de lademocracia, don Francisco I. Madero, para ir a someterse con su espada,con su escudo, con su intelectualidad y con sus gloriosas preseas,al bandolero feroz que como c<strong>en</strong>tauro ebrio pisotea todavía nuestrainstitución, flagela con su g<strong>en</strong>io perverso la tranquilidad social, detiebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4414/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


ne <strong>en</strong> su sombra todas las actividades sociales, políticas, industriales ycomerciales y provoca conflictos internacionales con su inconsci<strong>en</strong>ciarabiosa.Pero si es débil mi voz, si está muy lejos de ella el g<strong>en</strong>io de Esquiloo el de Shakespeare, para describir cumplidam<strong>en</strong>te los jironesde tragedia que cruzan <strong>en</strong> las imaginaciones de los que <strong>en</strong> estos mom<strong>en</strong>tosme escuchan, he de cumplir mi deber, ya que previam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>causas como la pres<strong>en</strong>te, el juicio se haya de antemano substanciadov<strong>en</strong>tajosam<strong>en</strong>te ante la opinión pública y pronunciada se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>traya por ella la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que debe vindicar los intereses sociales; he decumplir un deber, si lo que he de expresar lo si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> todos los que meescuchan. Lo si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> también los que con su pres<strong>en</strong>cia han v<strong>en</strong>ido acompletar la solemnidad del acto, y lo si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> también aquellos cuyoss<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de nobleza y de piedad borra pasajeram<strong>en</strong>te la más grandede las culpas.Abandonado, pues, <strong>en</strong> mis escasas fuerzas, paso a formular larequisitoria de ley, etc., etc.Para terminar, s<strong>en</strong>tó las sigui<strong>en</strong>tes conclusiones:Acuso a Felipe Ángeles del delito de rebelión.El caso está compr<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> los artículos 3<strong>13</strong>, 1095 y 1121 delas leyes procesales militares.La p<strong>en</strong>a que conforme a dichos artículos corresponde al procesado,es: la de muerte.Sobre el acusado Arce, también descargó acusaciones trem<strong>en</strong>das,juzgándolo culpable de los delitos de rebelión y deserción, ypara él también pidió la p<strong>en</strong>a capital.En cuanto al soldado Antonio Trillo, no lo consideró como desertory sólo lo acusó por el delito de rebelión, pidi<strong>en</strong>do para él lap<strong>en</strong>a de diez años de prisión.Declaró asimismo, el ag<strong>en</strong>te del Ministerio Público, que el Consejode Guerra Extraordinario instalado para juzgar a los señores Ángeles,Enciso de Arce y Trillo, era compet<strong>en</strong>te para juzgarlos.442biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4424/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


La v o z d e la def<strong>en</strong>saEl señor lic<strong>en</strong>ciado Alfonso Gómez Luna, <strong>en</strong> brillante peroración,que publicamos íntegra, sostuvo la inculpabilidad de sus def<strong>en</strong>sosy la incompet<strong>en</strong>cia del Consejo de Guerra y pidió, a nombre de lajusticia, que fueran absueltos.Alegato del lic<strong>en</strong>ciado Gómez LunaSeñor presid<strong>en</strong>te del Consejo de Guerra; señores vocales:Como def<strong>en</strong>sor de los procesados Felipe Ángeles, Néstor Encisode Arce y Antonio Trillo, t<strong>en</strong>go la honra de dirigir mi palabra al muyhonorable Consejo, <strong>en</strong> la seguridad que habré de obt<strong>en</strong>er lo que deseo,porque sus miembros son personas ilustradas, de recto criterio yque no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> más miras que la justicia; y <strong>en</strong> este caso, la que asiste amis def<strong>en</strong>sos, es palpable y lo revela el proceso. Cada una de sus páginasdice a esta def<strong>en</strong>sa, que no son autores del delito que se les imputay por lo mismo, yo no dudo de obt<strong>en</strong>er la absolución de las personasa qui<strong>en</strong>es defi<strong>en</strong>do.Se trata, señores vocales, de un caso excepcional, pero por estecalificativo que le doy no deja de ser de fácil resolución, porque ya lodije, el proceso no revela la criminalidad de Ángeles, Enciso de Arce yTrillo y, donde no hay prueba, no cabe otro recurso que la absolución.“Lo que no existe <strong>en</strong> el proceso, dic<strong>en</strong> los antiguos juristas, no existe<strong>en</strong> el mundo”.De aquí concluyo que si no existe la demostración del delito imputadoa mis def<strong>en</strong>sos, el Consejo, si ha de hacer justicia, habrá delevantarse <strong>en</strong> una voz y proclamar: “Los que están allí s<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> esosbancos deb<strong>en</strong> ser absueltos”.Com<strong>en</strong>zaré por las imputaciones que ha hecho el Ministerio Público,<strong>en</strong> su requisitoria al señor Felipe Ángeles.443biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4434/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


¿De qué le acusa? Nada m<strong>en</strong>os que de un delito terrible, un delitoque reviste un carácter político, el delito de rebelión.¡Ah!, tal delito no existe demostrado, porque primero debe existirla comprobación del cuerpo del delito, y después la int<strong>en</strong>ción criminosade haberse perpetrado aquél, para que un individuo puedadecirse reo de determinado delito.La rebelión. Pero, ¿qué significa esta palabra? El artículo 3<strong>13</strong> dela Ley P<strong>en</strong>al Militar, que es el invocado por el Ministerio Público, diceque serán castigados con la p<strong>en</strong>a de muerte, los militares que sustrayéndosea obedi<strong>en</strong>cia del gobierno y aprovechándose de las fuerzas quemand<strong>en</strong> o de los elem<strong>en</strong>tos que hayan sido puestos a su disposición,se alc<strong>en</strong> <strong>en</strong> actitud hostil para contradecir cualquiera de los preceptosde la Constitución Federal.Lo primero que exige la ley, es el carácter militar. Y, ¿lo tuvo elinculpado cuando dic<strong>en</strong> que se alzó contra el gobierno? ¿Dónde estála demostración de su carácter militar? Porque aquí, señores vocales,se trata de un delito puram<strong>en</strong>te militar y primero es ser militar paraque pueda cometerse el m<strong>en</strong>cionado delito. El proceso no revela nada.Los testigos nada nos expresan sobre el particular. ¿Dónde está la infracciónmaterial de este delito y <strong>en</strong> qué consiste el cuerpo del mismoo los elem<strong>en</strong>tos externos, como se les llama <strong>en</strong> la práctica? Yo, por másque los he buscado <strong>en</strong> las páginas de ese proceso, no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro undato, un indicio siquiera, de la rebelión. No juzgo que se haya demostradoque el prev<strong>en</strong>ido mandaba fuerzas, no distingo <strong>en</strong> qué consistela distracción a alguna ord<strong>en</strong> del gobierno, ni que se perciba ningúnplan político, con el objeto de contrariar la Constitución, a m<strong>en</strong>os quetodos los constituy<strong>en</strong>tes de 1917, y el país <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral sean autores deese delito, porque la Constitución que <strong>en</strong>tonces regía, se reformó.Si no existe, pues, demostrado el cuerpo del delito de rebelión,no hay autor de tal delito, y <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, la tesis que defi<strong>en</strong>do, osea la absolución de Ángeles, debe ser acordada, lo mismo que la de losotros dos procesados. Pero yo, por conv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> algo con la acusaciónpública, concedo por un mom<strong>en</strong>to que se demostraran los caracteres444biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4444/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


externos del delito de rebelión, y también que los procesados tomaranparticipación <strong>en</strong> el mismo y hasta que coadyuvaran a consumarlo. ¿Eneste caso, ha de decirse que son culpables del m<strong>en</strong>cionado delito yacreedores a la terrible p<strong>en</strong>a con que se les am<strong>en</strong>aza? No, señores vocales,y la contestación que he expuesto al Consejo me la ha suministradola misma Ley P<strong>en</strong>al que rige <strong>en</strong>tre los militares. Si se consuma unarebelión, los responsables no serán castigados, si incondicionalm<strong>en</strong>tese rind<strong>en</strong> a la primera intimación que les haga algún jefe por partedel gobierno. Ahora bi<strong>en</strong>, el proceso revela que mis def<strong>en</strong>didos fueronsorpr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> un punto que se llama Las Moras, pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>te,según creo, al distrito de Hidalgo, y su apreh<strong>en</strong>sor, el mayor GabinoSandoval, intimó a aquellos su r<strong>en</strong>dición y aceptaron mis def<strong>en</strong>sos sinobstáculos, sin objeción de ningún género, actuando de esta maneraun esforzado jefe de las Def<strong>en</strong>sas Sociales. ¿Cómo ha, pues, de castigarsea los acusados? De ninguna manera.Las ideas que indico sobre un delito, sobre su comisión diré mejor,son de suyo claras, surg<strong>en</strong> de la es<strong>en</strong>cia de toda infracción p<strong>en</strong>al,y faltando una de ellas, es absolutam<strong>en</strong>te imposible que haya delitoni, por lo mismo, delincu<strong>en</strong>te. Se necesita, señores vocales, un sujetodel delito, un objeto, la materialidad del mismo, y el lazo neojurídicoque una al autor con su obra. Pues bi<strong>en</strong>: allí t<strong>en</strong>éis tres acusados, lostres han r<strong>en</strong>dido sus declaraciones, testigos de cargo han declarado,no ex<strong>en</strong>tos de tacha, que es inútil indicar cuáles sean, porque se tratade sus apreh<strong>en</strong>sores, mas el objeto del delito no se ha demostrado,ni m<strong>en</strong>os aún la materialidad del mismo; convi<strong>en</strong>e saber, los hechosexternos <strong>en</strong> que aquella consiste, o como antes he expuesto, la comprobacióndel cuerpo del delito de rebelión. No es <strong>en</strong>tonces dable,al Honorable Consejo, dictar un fallo cond<strong>en</strong>atorio. Donde la dudaexiste, la absolución se impone. ¿No ha explicado el señor Ángeles, deuna manera detallada, su conducta desde la Conv<strong>en</strong>ción celebrada <strong>en</strong>Aguascali<strong>en</strong>tes? ¿No os ha hablado de una Liga Liberal, para unir todoslos partidos, que por desgracia trataban de desquiciar las bases <strong>en</strong> quese funda nuestra sociedad <strong>en</strong> lo que se refiere al derecho público? ¿Y,445biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4454/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


<strong>en</strong> qué combate se le ha visto mandar tal y cual facción, hacer prisionerosy tomar alguna resolución respecto a ellos? En ninguno, señores.¿Cómo, pues, imputarle el delito a que llevo hecho refer<strong>en</strong>cia? Yo, <strong>en</strong>los pocos instantes, por decirlo así, de que he disfrutado para p<strong>en</strong>sarsobre el cont<strong>en</strong>ido de ese proceso, he visto delinearse la conducta delos procesados y no me parece que sea criminal. Estaré equivocado; elerror es el patrimonio de todos, pero <strong>en</strong> favor de la verdad.No creo que deba agregar más a esta s<strong>en</strong>cilla def<strong>en</strong>sa por cuantola dicta mi conci<strong>en</strong>cia, aj<strong>en</strong>a de toda preocupación. Soy def<strong>en</strong>sor deoficio y mi papel no es tergiversar los hechos, sino exponerlos tal cuallos revela una causa o proceso, y el que está allí me indica elocu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tela irresponsabilidad de mis def<strong>en</strong>didos.Voy a exponer a los honorables miembros del Consejo de Guerraque me escuchan, unas cuantas palabras sobre su compet<strong>en</strong>cia; y auncuando parezca extraño que lo trate <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to, debiéndomehaber ocupado al principio, manifestaré haber obrado así únicam<strong>en</strong>tepor el deseo, por la ansiedad que me impulsa a proclamar d<strong>en</strong>tro delos muros de este recinto, la inoc<strong>en</strong>cia de los acusados.Sabido es que desde antaño se abolieron los fueros especiales,quedando subsist<strong>en</strong>te tan sólo el de guerra para los delitos y faltascontra la disciplina militar.Esto dicho, mi m<strong>en</strong>te abriga la idea de que el Consejo de Guerrano ti<strong>en</strong>e jurisdicción para aquilatar la conducta de los prev<strong>en</strong>idos.La rebelión, ¿es un delito contra la disciplina militar? La def<strong>en</strong>sa loduda...La rebelión indica la idea que antes manifesté. Es una especie dedelito revestido, <strong>en</strong> cierto modo, de un carácter político; y no es lo mismo,verbigracia, murmurar de un jefe, no asistir a revistas, que pret<strong>en</strong>derun cambio de las autoridades o bi<strong>en</strong>, impedir por los medios posibles,que se verifique la elección de algún funcionario del ord<strong>en</strong> administrativoo judicial. Pero <strong>en</strong> la hipótesis de que esto no fuese así, el artículo<strong>13</strong> de la Constitución Federal de la República vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> mi auxilio, proporcionándomemedios para demostrar la proposición as<strong>en</strong>tada.446biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4464/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


La ley que designé, <strong>en</strong> su artículo <strong>13</strong>, previ<strong>en</strong>e que los tribunalesmilitares <strong>en</strong> ningún caso y por ningún motivo, podrán ext<strong>en</strong>der sujurisdicción sobre personas que no pert<strong>en</strong>ezcan al ejército.Ahora bi<strong>en</strong>, los inculpados, Ángeles, Enciso de Arce y Trillo, ¿sonmilitares? Sería difícil, por no decir imposible, sost<strong>en</strong>er la afirmativa.El carácter militar no se demuestra con declaraciones de testigos, porquelas cualidades que correspond<strong>en</strong> a ciertas personas y que no son delas que pose<strong>en</strong> todos los hombres, requier<strong>en</strong> un título para demostrarlo.Así, por ejemplo, la cualidad de abogado, la de médico, etc., no sedemuestran con el dicho del que las posee, ni con el de testigos, sinocon docum<strong>en</strong>tos fehaci<strong>en</strong>tes expedidos por las autoridades o corporaciones<strong>en</strong>cargadas de ello. ¿No es esto evid<strong>en</strong>te, señores del Consejo?Sí lo es, porque lo evid<strong>en</strong>te de una proposición no necesita raciociniopara demostrarlo.Así es, <strong>en</strong> verdad. Abro un libro, que todos los que nos <strong>en</strong>contramosaquí <strong>en</strong> este salón, con el carácter de vocales del Consejo deGuerra, de acusador público y def<strong>en</strong>sores, conocemos. Ese libro es laOrd<strong>en</strong>anza G<strong>en</strong>eral del Ejército, la que <strong>en</strong> su artículo 921 dice queel carácter militar sólo se demuestra con el nombrami<strong>en</strong>to expedidopor las autoridades a qui<strong>en</strong>es concierne hacer tal cosa. En la causano consta el nombrami<strong>en</strong>to, el título de militares que se atribuye alos prev<strong>en</strong>idos; debe, por consigui<strong>en</strong>te, decirse que no se acreditó elcarácter militar de los que están allí <strong>en</strong> el banquillo de los acusados, y<strong>en</strong> este caso, la incompet<strong>en</strong>cia del Honorable Consejo, al que t<strong>en</strong>go lahonra de dirigirme, está demostrada.Si no temiese fatigar la at<strong>en</strong>ción de los señores vocales del Consejode Guerra, me ocuparía del delito de deserción que se imputa a uno delos cli<strong>en</strong>tes. La lógica me manda que cuando no haya pruebas, ni remotassiquiera, de un delito, el papel de la def<strong>en</strong>sa es negar la comisión deaquél. No hay deserción, ni m<strong>en</strong>os fr<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo, que nunca ningúnprisionero ha sido considerado, ni lo será, como desertor.He demostrado a mi modo de ver, que falta la comprobación delcuerpo del delito de rebelión, que la ord<strong>en</strong>anza se ocupa “de los delitos447biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4474/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


puram<strong>en</strong>te militares”, o sea de aquellos que sólo pued<strong>en</strong> cometerse pormilitares; y éstos son las personas de la clase de soldados y también losfuncionarios militares que pert<strong>en</strong>ezcan al ejército mexicano. Los quehan sido acusados, no son militares, no; son paisanos y, <strong>en</strong> este caso, elConsejo debió haber declinado su jurisdicción y no juzgarlos.He concluido. En cuanto mis débiles fuerzas me lo permit<strong>en</strong>,trabajé esta def<strong>en</strong>sa. Ahora, toca a vosotros resolver sobre la suertede los acusados; pero yo no cerraré mis labios sin recordaros antes, avosotros, guerreros esforzados y hombres de corazón, que un antiguofilósofo, Séneca, <strong>en</strong> ocasión semejante a la <strong>en</strong> que nos <strong>en</strong>contramos,pronunció estas palabras que a través de los siglos ha conservado laHistoria: Res est sacra miser. Sí, señores, todo hombre caído <strong>en</strong> desgracia,ha de verse como una cosa sagrada.El o t r o d e f <strong>en</strong>sorEl lic<strong>en</strong>ciado López Hermosa, con su peculiar facilidad de palabra,pronunció una bella pieza oratoria, <strong>en</strong> la cual vertió conceptos muyapropiados para el fin que persigue, y terminó pidi<strong>en</strong>do al Consejoque, haci<strong>en</strong>do a un lado los odios de partido, que ya es hora de quedesaparezcan de <strong>en</strong>tre nosotros, fuera clem<strong>en</strong>te para con los tres infortunadosque se <strong>en</strong>contraban <strong>en</strong> el banquillo.El ag<strong>en</strong>te del Ministerio Público replicó a los def<strong>en</strong>sores y <strong>en</strong> laréplica se suscitó un pequeño altercado <strong>en</strong>tre él y el lic<strong>en</strong>ciado LópezHermosa, debido a ciertas frases vertidas por éste <strong>en</strong> el calor de superoración; el lic<strong>en</strong>ciado López Hermosa no tuvo inconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te <strong>en</strong>retirar las palabras que desagradaron al lic<strong>en</strong>ciado Víctores Prieto.448biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4484/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


La s pa l a b r a s d e ÁngelesSe concedió permiso al acusado, g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, para quehiciera uso de la palabra, y poniéndose <strong>en</strong> pie, con voz robusta dijoque ya se <strong>en</strong>contraba sin fuerzas para seguir luchando por salvar lavida, que él ya no quería def<strong>en</strong>derla <strong>en</strong> esos mom<strong>en</strong>tos, que lo quedef<strong>en</strong>día eran sus acciones; <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> nuevas disertaciones de ord<strong>en</strong>moral y terminó dici<strong>en</strong>do:Yo no abrigo odios contra nadie, pues nunca los he abrigado; cuandoluchaba <strong>en</strong> época pasada contra el gobierno, no le t<strong>en</strong>ía odio, así comotampoco lo t<strong>en</strong>ía cuando Madero me <strong>en</strong>vió a combatir a los zapatistas.El cariño que manifestaba a todos allá, hizo que los habitantes deaquella región me llamaran zapatista, no porque lo fuera, sino porqueasí se acostumbraba llamar allí a los que estimaban a los pobres y humildesy se dio más de una ocasión el caso de que acompañado sólopor mi asist<strong>en</strong>te, atravesé una región por cerca de donde se hallaba el<strong>en</strong>emigo, que me vio, y fui respetado.También <strong>en</strong> Monterrey, cuando los constitucionalistas <strong>en</strong>trarona esa plaza, el pueblo me hizo hablar y refiriéndome a los <strong>en</strong>emigos,decía yo que eran nuestros hermanos equivocados; ello originó el quedesde <strong>en</strong>tonces nuestros <strong>en</strong>emigos se dieran chuela <strong>en</strong>tre sí, llamándose“hermanos equivocados”, como pudieran haberse llamado decualquier otra manera.Ahora mismo, no t<strong>en</strong>go odio para ningún constitucionalista,como no lo t<strong>en</strong>go para ningún federal, para ningún huertista, paraningún porfirista; por el contrario, si<strong>en</strong>to cariño <strong>en</strong>trañable para todoslos mexicanos de cualquier cre<strong>en</strong>cia, religión o credo político. Eseha sido mi defecto: amar a todos los mexicanos, y es más, amar atoda la humanidad, amar hasta a los animales, porque a veces somosnosotros más malos que ellos. He llegado hasta creer que es salvajematarlos, para alim<strong>en</strong>tarnos con ellos. ¡Amo también a todas las cosas449biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4494/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


de la tierra: los paisajes, los paisajes de mi tierra especialm<strong>en</strong>te, hansido mi pasión; amo el sistema planetario, la nebulosa que se ti<strong>en</strong>de<strong>en</strong> lo inm<strong>en</strong>so del cielo, las estrellas, los mundos que gravitan <strong>en</strong> lainm<strong>en</strong>sidad del espacio, lo amo todo!...Si me mezclé <strong>en</strong> política <strong>en</strong> tiempos pasados, no abrigué s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>toalguno de odio jamás, y <strong>en</strong> cambio tuve amor por determinadasinstituciones. Después del fracaso de Villa, me dediqué <strong>en</strong> losEstados Unidos a estudiar el socialismo, que es altam<strong>en</strong>te fraternal;reconocí que ese s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to se exti<strong>en</strong>de por todo el mundo y que aél se deb<strong>en</strong> las conmociones populares actuales. También mi amora la democracia es un hecho; se creerá que soy motivo de discordia yque tan sólo me gusta la rebelión, que me gustaría ver que mi patriase inc<strong>en</strong>diara <strong>en</strong> llamas <strong>en</strong>ormes, pero no es así. Quiero que los constitucionalistasque ahora imperan se consolid<strong>en</strong>; que abran sus brazosa todos sus hermanos, que se instruyan, que form<strong>en</strong> un gobiernoejemplar y que explot<strong>en</strong> debidam<strong>en</strong>te las <strong>en</strong>ormes riquezas que haránflorecer a la patria.Los mexicanos todos abrigamos un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de repulsiónhacia los americanos. Ese s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, es el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to instintivodel peligro que s<strong>en</strong>timos <strong>en</strong> el corazón, como se percibe la s<strong>en</strong>sación delpeligro, <strong>en</strong> las células. Yo admiro a los Estados Unidos, porque son ungran pueblo al que comparo con Roma; pero no quiero que ese pueblo,como Roma, absorba a todas las naciones. Creo que habrá respetopara las naciones débiles, cuando sea un hecho la liga que propon<strong>en</strong>el Presid<strong>en</strong>te Wilson y otros grandes hombres de Estado; espero que<strong>en</strong>tonces México t<strong>en</strong>drá oportunidad de escapar de una guerra, lograndola amistad de los Estados Unidos, y no sufrirá la vergü<strong>en</strong>za deser conquistado y absorbido por ese país.Hago fervi<strong>en</strong>tes votos porque nuestros estadistas resuelvan acertadam<strong>en</strong>telos arduos problemas de la nación, y digo todo esto paraque después que se dicte mi s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de muerte, y yo haya desaparecido,no se crea que yo fui un hombre malo.4<strong>50</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4<strong>50</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


La d e l i b e r ac iónDespués de que el ex mayor Enciso de Arce también hizo uso de lapalabra, exponi<strong>en</strong>do que no puede acusársele de traidor porque fueapreh<strong>en</strong>dido por los villistas y obligado a seguirlos, esperando unaoportunidad para volver, y que iría al patíbulo con la convicción desu inoc<strong>en</strong>cia y que deseaba legar a sus hijos la misma her<strong>en</strong>cia dehonor que había recibido de su padre, el presid<strong>en</strong>te del Consejo, g<strong>en</strong>eralGabriel Gavira, toma la protesta de ley a los vocales del mismo,declarando formalm<strong>en</strong>te que el Consejo de Guerra Extraordinarioes compet<strong>en</strong>te para juzgar y cond<strong>en</strong>ar a los acusados Ángeles, Encisode Arce y Trillo, por los delitos de rebelión y deserción fr<strong>en</strong>te al<strong>en</strong>emigo.El asesor militar, g<strong>en</strong>eral y lic<strong>en</strong>ciado Salvador Franco Urías,formula el interrogatorio a que deb<strong>en</strong> contestar los miembros delConsejo para decidir la suerte de los acusados, interrogatorio quela def<strong>en</strong>sa pide se reforme suprimi<strong>en</strong>do alguna de las preguntas ymodificando otras.Poco después de las cuatro y media de la mañana, el mismog<strong>en</strong>eral Gavira declara susp<strong>en</strong>dida la sesión por cinco horas para descanso,debi<strong>en</strong>do reanudarse a las diez de la mañana.La deliberación de los miembros del Consejo principió despuésde las once de la mañana, habiéndose ll<strong>en</strong>ado previam<strong>en</strong>te algunasformalidades legales.Ángeles y sus compañeros, qui<strong>en</strong>es habían sido conducidos alcuartel del 21 Regimi<strong>en</strong>to, donde estaban sus celdas, fueron llevadosde nuevo al foro del Teatro de los Héroes, cerca de las diez dela mañana. A esta hora, el amplio recinto del coliseo de la Plaza Hidalgo,se <strong>en</strong>contraba pletórico de concurr<strong>en</strong>cia, que paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>teesperó durante varias horas, hasta conocer el resultado de las deliberacionesde los miembros del Consejo, y la lectura de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciadefinitiva.451biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4514/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


Mi<strong>en</strong>tras duraban las deliberaciones del Consejo, Ángeles y suscompañeros se <strong>en</strong>contraban <strong>en</strong> la parte posterior del foro, donde algunosmilitares y civiles cruzaban con ellos breves frases de ali<strong>en</strong>to.Ángeles se mostraba sonri<strong>en</strong>te, y sólo al ser interrogado sobresi t<strong>en</strong>ía conocimi<strong>en</strong>to de que sus familiares v<strong>en</strong>ían <strong>en</strong> camino paraChihuahua, se mostró un poco nervioso y dijo:—No lo creo, ni lo deseo. Para mí esto es sólo un juego de niños;estando aquí mi familia, sería muy difer<strong>en</strong>te.El r e c u r s o d e a m pa roLos señores lic<strong>en</strong>ciados, Alberto López Hermosa y Alfonso GómezLuna, def<strong>en</strong>sores de los reos, interpusieron el recurso de amparo antela Suprema Corte de la Nación, contra actos del Consejo de GuerraExtraordinario que los juzga. A la solicitud de amparo, contestó laSuprema Corte lo que sigue:México, 25 de noviembre de 1919.—A un telegrama de los señoresGómez Luna y Alberto López Hermosa, por medio del que interpon<strong>en</strong>directam<strong>en</strong>te ante esta Corte el recurso de amparo a favor de losseñores Felipe Ángeles, Néstor Enciso de Arce y Antonio Trillo, contraactos del Consejo Extraordinario de Guerra de la Plaza de Chihuahua,recayó el sigui<strong>en</strong>te acuerdo de esta fecha: “Fórmese y regístrese el expedi<strong>en</strong>terespectivo con la demanda de amparo formulada por AlfonsoGómez Luna y Alberto López Hermosa, como def<strong>en</strong>sores de FelipeÁngeles, Néstor Enciso de Arce y Antonio Trillo, contra actos delConsejo de Guerra Extraordinario de la Plaza de Chihuahua, por conductodel Juzgado del Distrito, dígase a los m<strong>en</strong>cionados def<strong>en</strong>sores,que la susp<strong>en</strong>sión del acto, debe solicitarse ante la misma autoridadresponsable, de acuerdo con lo prev<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> la fracción V del artículo107 de la Constitución y que recab<strong>en</strong> de dicha autoridad y remitan aesta Suprema Corte, las copias certificadas a que se refiere la fracción452biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4524/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


VIII del precepto constitucional antes citado, y <strong>en</strong> relación con lo quedispon<strong>en</strong> los artículos 100, 101 y 102 de la ley reglam<strong>en</strong>taria, de losartículos 103 y 104 del Código Político. Por la vía telegráfica comuníqueseeste acuerdo a los interesados”.—“Así lo acordó la SupremaCorte de Justicia de la Nación.—Doy fe. Comunícolo para sus efectosy conocimi<strong>en</strong>to de A. J. J. Orozco, R.”.Ac t i t u d d e la Cá m a r a Ca r r a n c i s taEn la sesión de la Cámara de Diputados del 25 de noviembre de 1919,el secretario informó que se había recibido el sigui<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>saje:Ciudadanos secretarios de la Cámara de Diputados: Hoy, a las 11.30de la mañana, nos juzgan <strong>en</strong> Consejo de Guerra Extraordinario, imputándonosel delito de rebelión militar. No podrá demostrarse nuestracalidad de militares; <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, no hemos cometido tal delitomilitar. Tememos por nuestra exist<strong>en</strong>cia y suplicamos a ustedes d<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>ta a esa H. Cámara con este m<strong>en</strong>saje, a fin de que acuerd<strong>en</strong> loconv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te.—Felipe Ángeles, Néstor Enciso, Antonio Trillo.—Rúbricas.El trámite que se daba a ese telegrama era que fuera turnado ala Comisión de Peticiones. El diputado y lic<strong>en</strong>ciado Alfonso Torose opuso, reclamando el trámite porque se trataba de un caso urg<strong>en</strong>te;estaba de por medio la vida de tres ciudadanos y cualesquieraque fues<strong>en</strong> sus convicciones políticas, t<strong>en</strong>ían derecho a gozar de lasgarantías constitucionales y exigir que los juzgaran autoridades compet<strong>en</strong>tes.“No debemos permitir —decía el lic<strong>en</strong>ciado Toro— que secometa un at<strong>en</strong>tado”...El secretario Saldaña, dice: “Por mera consideración se ha dadocu<strong>en</strong>ta de este m<strong>en</strong>saje al que ni lectura debió darse, porque se tratade individuos que están fuera de la ley”... El diputado Toro preguntaintrigado: “¿Quién declaró a Ángeles y compañeros fuera de la ley?453biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4534/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


¿Fue su señoría el señor Presid<strong>en</strong>te?” Se produc<strong>en</strong> <strong>en</strong> la Cámara protestas,gritos y numerosos aplausos.El lic<strong>en</strong>ciado y diputado Mariano Leal observa que la declaracióndel Presid<strong>en</strong>te de la Cámara es absurda. “No —dice—, Ángelesestá d<strong>en</strong>tro de la ley, y bu<strong>en</strong>a prueba es que lo están juzgando consujeción a las leyes”.El secretario Saldaña dice: “Oficialm<strong>en</strong>te la presid<strong>en</strong>cia no puedehacer declaraciones de que estos individuos estén fuera de la ley.¡Pero ya lo hizo!” —se interrumpe Saldaña—: “Se trata de rebeldesy por ello la presid<strong>en</strong>cia dijo que están fuera de la ley”. DiputadoA. Toro: “Está de por medio la vida de varios hombres... ¿qué nosimporta saber si son rebeldes, o no son rebeldes?”... “¡Sí nos importa!”,grita un diputado. Diputado Toro: “Se trata de compatriotas,de Ángeles, brillante soldado que honró a su patria <strong>en</strong> el extranjero,que contrajo merecimi<strong>en</strong>tos por su fidelidad al gobierno de Madero<strong>en</strong> los días de la traición pretoriana; que puso su valor y su tal<strong>en</strong>toal servicio de la Revolución y supo darle días de gloria <strong>en</strong> Torreón yZacatecas. A un hombre de tales anteced<strong>en</strong>tes no debemos permitirque lo mat<strong>en</strong> contra las disposiciones de la ley, y esto lo permitiremosal no evitar que lo juzgue un tribunal incompet<strong>en</strong>te. Propongoque el telegrama sea transcrito al Presid<strong>en</strong>te de la República, inmediatam<strong>en</strong>te,porque el tiempo vuela y quizás ya sea tarde”.El g<strong>en</strong>eral Marciano González se opuso; opinó que nada <strong>en</strong> esteasunto ti<strong>en</strong>e que ver la Cámara. No debe torcerse el curso de la ley.La Asamblea, por mayoría, aprobó el trámite de la Mesa.Má s t e l e g r a m a s d e a m pa roLa comisión de damas de Chihuahua, a la que nos referimos antes,ha hecho diversas gestiones ante las autoridades militares de estaplaza, sin haber podido ser escuchadas por el g<strong>en</strong>eral Manuel M.Diéguez, a qui<strong>en</strong> no pudieron <strong>en</strong>contrar <strong>en</strong> su tr<strong>en</strong> especial, por454biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4544/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


hallarse sumam<strong>en</strong>te atareado con difer<strong>en</strong>tes asuntos que merec<strong>en</strong> suespecial at<strong>en</strong>ción.Una gran cantidad de señoras y de familias se ha dirigido al C.Presid<strong>en</strong>te de la República solicitando, aun antes de que se dicte las<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia definitiva, el indulto para los procesados, sin haber recibidocontestación alguna a sus m<strong>en</strong>sajes.Uno de los telegramas solicita gracia para los reos, dici<strong>en</strong>do alseñor Carranza: “Por el inolvidable recuerdo de su distinguida esposa...”y otras frases semejantes, t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a excitar la compasión delalto funcionario. Para el <strong>en</strong>vío de uno de esos m<strong>en</strong>sajes sumam<strong>en</strong>telargo, pues constaba de unas mil dosci<strong>en</strong>tas palabras, y dirigido alseñor Presid<strong>en</strong>te de la República, las damas solicitaron las firmasde personas conocidas de la ciudad, qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong> parte se prestaron asatisfacer los deseos de las peticionarias.Mi<strong>en</strong>tras la def<strong>en</strong>sa y las damas llevaban a cabo tales gestiones,los miembros del Consejo de Guerra contestaban, <strong>en</strong> sesión secreta,los interrogatorios a que fueron sometidos para dictar su fallo.Dado el número de preguntas que conti<strong>en</strong><strong>en</strong> esos interrogatorios, ylo delicado del asunto <strong>en</strong> estudio, la sesión secreta se prolongó pormuchas horas, pasando luego los miembros del Consejo, <strong>en</strong> uniónde los abogados que los asesoran, a formular la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia.A pesar del tiempo que los vocales del Consejo emplearon <strong>en</strong>sus deliberaciones, pues permanecieron como dos horas <strong>en</strong> sesiónsecreta, los numerosísimos espectadores que ll<strong>en</strong>aban literalm<strong>en</strong>te laamplia sala, no mostraron impaci<strong>en</strong>cia alguna, permaneci<strong>en</strong>do s<strong>en</strong>tadospor temor a que sus lugares fues<strong>en</strong> ocupados por qui<strong>en</strong>es, depie, ll<strong>en</strong>aban los pasillos.455biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4554/1/<strong>08</strong> 10:30:11 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4564/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XXILo s c o n s i d e r a n d o s y la s e n t e n c i aAlas diez y quince minutos de la noche, el presid<strong>en</strong>te delConsejo de Guerra declaró abierta nuevam<strong>en</strong>te la audi<strong>en</strong>ciay el def<strong>en</strong>sor, lic<strong>en</strong>ciado López Hermosa, solicitó haceruso de la palabra, a cuya solicitud, no se le contestó por el presid<strong>en</strong>tedel Consejo. En seguida, el g<strong>en</strong>eral Escobar, con robusta voz,dio la ord<strong>en</strong> de “¡Firmes... pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> armas!” Todos los militarespres<strong>en</strong>tes obedecieron la ord<strong>en</strong>, habiéndose puesto de pie todos losconcurr<strong>en</strong>tes al acto. El lic<strong>en</strong>ciado juez instructor, dio lectura a las<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, lectura que duró por espacio de una hora.Considerando primero. El procedimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el caso pres<strong>en</strong>te,desde el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que ha t<strong>en</strong>ido por base la comprobación dela exist<strong>en</strong>cia de un hecho reputado como delito por la ley, comoes el que m<strong>en</strong>ciona la ord<strong>en</strong> de proceder dictada por el ciudadanog<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> Jefe de las Operaciones Militares <strong>en</strong> el Norte de la República,por acuerdo de la Secretaría de Guerra, y <strong>en</strong> las dilig<strong>en</strong>ciaspracticadas por el ciudadano Juez Instructor Militar, se ajustóa derecho, de acuerdo con lo prev<strong>en</strong>ido por el artículo 46 de la Leyde Procedimi<strong>en</strong>tos P<strong>en</strong>ales <strong>en</strong> el fuero de Guerra. Establecida <strong>en</strong> lalegalidad dicha por lo que toca a la forma común que debe usarlo <strong>en</strong>el procedimi<strong>en</strong>to, aparece también comprobada, <strong>en</strong> cuanto al casoexcepcional de esta causa que se ha visto <strong>en</strong> Consejo de Guerra Extraordinario,ya que están cubiertos los extremos del artículo 390 de457biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4574/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


la Ley procesal citada, según se justifica con las constancias de autos<strong>en</strong> que aparece glosada la ord<strong>en</strong> de procesar que antes se m<strong>en</strong>cionóexpedida por la autoridad compet<strong>en</strong>te, según lo prev<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> elartículo VII de la Ley de Organización y Compet<strong>en</strong>cia de los TribunalesMilitares, y con los requisitos que el mismo artículo 390, <strong>en</strong>relación con el 36 de la referida Ley Procesal, exig<strong>en</strong>.Considerando segundo. El Consejo de Guerra Extraordinario escompet<strong>en</strong>te para juzgar el caso actual sometido a su jurisdicción, apesar de lo alegado <strong>en</strong> contrario por los acusados y sus def<strong>en</strong>sores,si se relacionan las constancias de autos, con los preceptos legales yreglam<strong>en</strong>tarios que deb<strong>en</strong> regir <strong>en</strong> este asunto. Los acusados y susdef<strong>en</strong>sores propusieron las sigui<strong>en</strong>tes objeciones: 1ª. Ilegalidad delprocedimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> virtud de que, ord<strong>en</strong>ando el artículo 15 de laConstitución G<strong>en</strong>eral de la República, que <strong>en</strong> cualquier clase deasuntos p<strong>en</strong>ales <strong>en</strong> que se halle complicado como responsable unpaisano, será la autoridad civil a qui<strong>en</strong> corresponda el conocimi<strong>en</strong>todel negocio, esa autoridad debía haber conocido del pres<strong>en</strong>te, supuestoque, según sus apreciaciones, los tres acusados son paisanos,sin que <strong>en</strong> autos aparezca comprobado alguno que conforme a laley revele la calidad de militares que se les atribuye. 2ª. Que no habiéndoseformado auto de formal prisión <strong>en</strong> contra de los acusados,según lo previ<strong>en</strong>e la Constitución G<strong>en</strong>eral de la República <strong>en</strong> suartículo 19, están si<strong>en</strong>do ilegalm<strong>en</strong>te juzgados. 3ª. Que no habi<strong>en</strong>dosido apreh<strong>en</strong>didos in fraganti los acusados y si<strong>en</strong>do este un hecho delos requisitos exigidos para que sea juez un Consejo de Guerra Extraordinario,se está procedi<strong>en</strong>do ilegalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su contra. 4ª. Qu<strong>en</strong>o estando comprobados los elem<strong>en</strong>tos constitutivos del delito derebelión, están si<strong>en</strong>do también ilegalm<strong>en</strong>te juzgados los reos.Tales objeciones carec<strong>en</strong> de fundam<strong>en</strong>to a pesar de los esfuerzosque los acusados y los def<strong>en</strong>sores han hecho, para justificar su aserto,y dejarlo comprobado. En efecto: Si bi<strong>en</strong> es cierto que el artículo 921de la Ord<strong>en</strong>anza G<strong>en</strong>eral del Ejército, dice que ningún individuo delejército podrá considerarse <strong>en</strong> posesión del empleo que se le confiera,458biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4584/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


459si no ti<strong>en</strong>e la pat<strong>en</strong>te respectiva, también lo es que esa disposición <strong>en</strong>manera alguna significa que tal pat<strong>en</strong>te sea requisito indisp<strong>en</strong>sablepara comprobar <strong>en</strong> cualquier mom<strong>en</strong>to la calidad de militar <strong>en</strong> unindividuo; pues examinando, sólo la misma redacción del referidoartículo, vemos que comi<strong>en</strong>za con los sigui<strong>en</strong>tes términos: “Ningúnindividuo del ejército” para agregar después las palabras que antes sehan dicho; lo cual da idea clara de que hay individuos del ejércitocon dos calidades, unos considerados <strong>en</strong> posesión del empleo y queson aquellos que han recibido su pat<strong>en</strong>te y otros que si<strong>en</strong>do individuosdel ejército, no pued<strong>en</strong> ser considerados <strong>en</strong> posesión de su empleopor falta de esos requisitos. Esta sola difer<strong>en</strong>cia, que el mismoartículo 921 establece, revela claram<strong>en</strong>te, que no es la pres<strong>en</strong>taciónde la pat<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> un caso dado, el único medio para comprobar elcarácter militar de un individuo. Se ve constantem<strong>en</strong>te el caso deque individuos que ingresan al ejército, tanto con el grado efectivo,como con el grado asimilado, empiezan a ejercer sus funciones antesde que se les expida su pat<strong>en</strong>te, pues casi de un modo invariable seles concede por la Secretaría de Estado, determinado tiempo paraobt<strong>en</strong>er dicha pat<strong>en</strong>te. Además sería verdaderam<strong>en</strong>te pueril negar elcarácter de militar a individuos que de la milicia han hecho su profesión,que por tal motivo han servido siempre <strong>en</strong> el ramo militar,que han gozado de las prerrogativas y derechos militares, <strong>en</strong> ocasión<strong>en</strong> que la premura exigida por las mismas leyes, para cumplir tales ocuales formalidades, como <strong>en</strong> el caso de Consejos Extraordinarios deGuerra, tra<strong>en</strong> consigo la imposibilidad de pres<strong>en</strong>tar a la vista, docum<strong>en</strong>tosque el mismo interesado puede fácil y dolosam<strong>en</strong>te ocultar,para no estar al perjuicio de las disposiciones con que otras veces sehan b<strong>en</strong>eficiado. Si, pues, no es requisito indisp<strong>en</strong>sable ni el únicomedio de prueba para justificar el carácter militar de una persona,el docum<strong>en</strong>to de refer<strong>en</strong>cia, debe sujetarse indiscutiblem<strong>en</strong>te a loprev<strong>en</strong>ido no solam<strong>en</strong>te por la ley expresa, sino a los principios g<strong>en</strong>eralesde derecho y aceptar que el carácter militar de una persona, sejustifica por los demás medios de prueba que la ley establece. A mabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4594/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


460yor abundami<strong>en</strong>to, exist<strong>en</strong> la circular número 14356 de la Secciónde Justicia dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de la Secretaría de Guerra y Marina, que previ<strong>en</strong>eque no debe desconocerse el carácter militar de individuos delejército, sino cuando expresam<strong>en</strong>te la expresada secretaría los hubieredesconocido. Así pues, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do por lo que toca al acusado Ángeles,la propia confesión de ser militar de profesión, de haber obt<strong>en</strong>idoel grado de g<strong>en</strong>eral brigadier, de haber servicio con este grado alejército, tanto <strong>en</strong> la época anterior a la usurpación de Huerta, como<strong>en</strong> la posterior bajo las órd<strong>en</strong>es del señor don V<strong>en</strong>ustiano Carranza,actualm<strong>en</strong>te Presid<strong>en</strong>te de la República, confesión que conforme alartículo 205 de la Ley Procesal Militar no existi<strong>en</strong>do prueba algunade que la Secretaría de Guerra haya desconocido expresam<strong>en</strong>te al g<strong>en</strong>eralÁngeles, su grado respectivo, sino que más bi<strong>en</strong> le da ese título,como se justifica por el telegrama que obra a fojas 28 de estos autos,que claram<strong>en</strong>te dice se procese al g<strong>en</strong>eral Ángeles, por delito de rebelión;y no habi<strong>en</strong>do por otra parte, pres<strong>en</strong>tado el reo ni tampocosus def<strong>en</strong>sores, prueba alguna de haber perdido tal carácter militar, yt<strong>en</strong>er el que <strong>en</strong> la audi<strong>en</strong>cia pret<strong>en</strong>dió darse de paisano, es de t<strong>en</strong>ersea dicho acusado, como militar. Por lo que respecta a los acusadosArce y Trillo, militan no sólo las razones expuestas por considerarlosmilitares, sino que exist<strong>en</strong> también las listas de revistas y oficios dela Secretaría de Guerra y Marina, que se pusieron a la vista duranteel Consejo y que con su carácter de docum<strong>en</strong>tos auténticos hac<strong>en</strong>prueba pl<strong>en</strong>a, 206, 207 y 210 del Código de Procedimi<strong>en</strong>tos P<strong>en</strong>ales<strong>en</strong> el Fuero de Guerra.La segunda de las referidas objeciones no es seria, ni casi debieratornarse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta; pero bastará para considerarla perfectam<strong>en</strong>tedestruida el tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que el artículo <strong>13</strong> constitucional, alestablecer de un modo claro y terminante el fuero especial de guerra,no podía cometer la inconsecu<strong>en</strong>cia que <strong>en</strong> los procedimi<strong>en</strong>tos paraél establecidos se siguieran exactam<strong>en</strong>te los trámites de fuero común,y hasta se designaran con iguales tecnicismos. Ese artículo, el <strong>13</strong>constitucional, establece una excepción al precepto g<strong>en</strong>eral cont<strong>en</strong>ibiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4604/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


do <strong>en</strong> el diccionario de la misma carta fundam<strong>en</strong>tal; y si la ley de lamateria no establece el que <strong>en</strong> los asuntos que deb<strong>en</strong> someterse a unConsejo Extraordinario de Guerra, se dicte auto de formal prisión,no se ve la razón de exigir un auto que recibiera ese nombre, puessin duda el legislador estimó que tal auto, aunque no se llamara deformal prisión, quedaba compr<strong>en</strong>dido bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la resolución de la autoridadmilitar al remitir un acta de policía judicial al juez instructoro bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la resolución de éste al remitir las dilig<strong>en</strong>cias respectivasal presid<strong>en</strong>te del Consejo Extraordinario, ya que cualquiera de estasresoluciones debe ser dictada antes de las 72 horas que las leyes fijanpara pronunciar el auto de formal prisión <strong>en</strong> el procedimi<strong>en</strong>toordinario.Por lo que toca a la tercera objeción hecha por los def<strong>en</strong>sores ylos acusados, de que no fueron sorpr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> flagrante delito, bastarecurrir a las declaraciones r<strong>en</strong>didas por los testigos que fueronexaminados durante la audi<strong>en</strong>cia, de cuyos datos se despr<strong>en</strong>de precisam<strong>en</strong>telo contrario; esto es, que si Felipe Ángeles y coacusadosfueron apreh<strong>en</strong>didos se debió al hecho de que tales individuos alfr<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> compañía de la partida derrotada dos días antes fueronreconocidos por sus perseguidores pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a las fuerzas delgobierno que t<strong>en</strong>ían por objeto el de buscarlos y capturar a los <strong>en</strong>emigosde nuestras instituciones, y a los que luchaban por el derrocami<strong>en</strong>todel gobierno de la República, como las fuerzas villistas, a lascuales pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> los acusados. En efecto, el jefe de la Def<strong>en</strong>sa Social,Gabino Sandoval, tuvo conocimi<strong>en</strong>to de la estancia de Ángelesy sus compañeros <strong>en</strong> el lugar <strong>en</strong> donde se desarrolló la acción a quese refiere <strong>en</strong> su testimonio y de la concurr<strong>en</strong>cia de ello, <strong>en</strong> dicha acción,sin que baste a excluirlos de responsabilidad el hecho de que losmismos acusados manifiestan no haber usado de sus armas, porqueconforme a los tratadistas modernos del Derecho P<strong>en</strong>al, la responsabilidad<strong>en</strong> los crím<strong>en</strong>es colectivos, debe ser también colectiva. Ademásy suponi<strong>en</strong>do por un mom<strong>en</strong>to verídicas las declaraciones delos procesados, éstas, ante la fuerza jurídica producida por las de los461biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4614/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


testigos, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que claudicar y caer desde su base; porque qui<strong>en</strong>esestablec<strong>en</strong> la concurr<strong>en</strong>cia de los reos <strong>en</strong> el combate de refer<strong>en</strong>cia,verificados días antes de su captura, son los mismos que fueron compañerosde ellos <strong>en</strong> su lucha por derribar a las autoridades constituidas.A mayor abundami<strong>en</strong>to, de tales testimonios se despr<strong>en</strong>de queGabino Sandoval y sus soldados al descubrir que Ángeles y sociosformaban parte de la partida rebelde, no los perdieron de vista y siguieronsus huellas, y t<strong>en</strong>iéndolos a su alcance, empr<strong>en</strong>dieron la persecucióncuyo resultado es ya conocido. Estos elem<strong>en</strong>tos vi<strong>en</strong><strong>en</strong> acomprobar la circunstancia a que se refiere el artículo <strong>13</strong>3 fracción Ide la Ley de Organización y Compet<strong>en</strong>cia de los Tribunales Militares,cuya circunstancia debe considerarse demostrada por los mediosde prueba que señalan los artículos 205 y 212 de la Ley de Enjuiciami<strong>en</strong>toMilitar. Por lo que toca a la cuarta de las objeciones antesdichas y <strong>en</strong> lo que ellas se relaciona con el acusado Felipe Ángeles, lapropia confesión de éste, que según el artículo 205 antes m<strong>en</strong>cionado,hace prueba pl<strong>en</strong>a, demuestra que estaba sustraído a la obedi<strong>en</strong>ciadel gobierno g<strong>en</strong>eral de la República, pues todos los hechos queél m<strong>en</strong>cionó <strong>en</strong> sus diversas exposiciones, aun queriéndolas aparecercomo hechos no t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes a esa sustracción, son la más clara manifestaciónde lo que se asevera, ya que no otra cosa significa el queel acusado se haya acogido al amparo de las fuerzas comandadaspor el rebelde Francisco Villa, que con él haya sost<strong>en</strong>ido diversoscombates, que no haya querido pres<strong>en</strong>tarse a las autoridades exist<strong>en</strong>tes<strong>en</strong> la República, que no haya reconocido a éstas, ni al Presid<strong>en</strong>tede ella, procurando siempre ponerse fuera de su alcance, que hayadesconocido el valor y fuerza de la Constitución que rige <strong>en</strong> la nacióny todos los demás actos relatados por él mismo, como actosinoc<strong>en</strong>tes y no de desobedi<strong>en</strong>cia, como real y efectivam<strong>en</strong>te lo son apesar de lo que asevera; ya que no otra cosa significa el que el acusadose haya p<strong>en</strong>sado que cuando tomó el mando de la columna que estabaa las órd<strong>en</strong>es de Martín López, por acuerdo del rebelde FranciscoVilla, lo hizo solam<strong>en</strong>te para lograr una confer<strong>en</strong>cia con el jefe de la462biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4624/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


Plaza de Camargo; y que contra todo lo aseverado por los testigos,diga no haber hecho uso de sus armas y traer su pistola únicam<strong>en</strong>tepara los lobos. La misma desobedi<strong>en</strong>cia, por lo que toca a los acusadosNéstor Enciso de Arce y Antonio Trillo, aparece también comprobadapor su propia confesión, pues uno y otro, aunque disculpándosetambién por no haber asistido a los combates de los rebeldes villistascon las fuerzas del gobierno, más que como simples espectadores yhaber t<strong>en</strong>ido las int<strong>en</strong>ciones de pres<strong>en</strong>tarse ante las autoridades constituidas,no haciéndolo por falta de oportunidad, esas disculpas, resultanvanas e inverosímiles, puesto que es incompr<strong>en</strong>sible quehombres que han hecho de las armas su profesión, que han estadoacostumbrados a tomar parte activa <strong>en</strong> todas las funciones de armas<strong>en</strong> que tuvieron oportunidad de estar pres<strong>en</strong>tes, guardaran, comodic<strong>en</strong>, actitud expectante que sin duda les hubiera acarreado probabilidadesde perder su vida a manos de los rebeldes villistas de qui<strong>en</strong>esse hicieron compañeros, al notar que <strong>en</strong> semejantes ocasiones <strong>en</strong>que es indisp<strong>en</strong>sable la cooperación del mayor número de actividades,se eximían de ejercer las suyas, tanto más cuanto que, comoellos mismos manifiestan, Villa, bandolero vulgar y asesino feroz,castigaba con la p<strong>en</strong>a de muerte resist<strong>en</strong>cias semejantes y sobre todoa individuos <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>es era de suponer fundadam<strong>en</strong>te recaía su desconfianzapor haber pert<strong>en</strong>ecido <strong>en</strong> época no muy lejana a las fuerzasdel gobierno que lo batía. Que los acusados Ángeles y Arce se aprovechabande fuerzas que mandaban y de elem<strong>en</strong>tos que el gobiernopuso a su disposición, no cabe dudarlo. La confesión del primerosobre el hecho de que Francisco Villa conservaba cuando él lo acompañaba,fuerzas de que <strong>en</strong> mil noveci<strong>en</strong>tos trece y catorce, se llamabande la División del Norte, justifican pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te la exist<strong>en</strong>cia deese elem<strong>en</strong>to constitutivo del delito, ya que él mismo, ha confesadoque después de haber sido nombrado Subsecretario de Guerra por elseñor don V<strong>en</strong>ustiano Carranza, cuando era el Primer Jefe de lasfuerzas constitucionalistas, lo <strong>en</strong>vió a colaborar con Villa, con carácterde g<strong>en</strong>eral brigadier, <strong>en</strong> la campaña que se hacía contra las fuerzas463biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4634/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


del usurpador Huerta. Se objeta que <strong>en</strong> la época <strong>en</strong> que Ángeles recibióesa ord<strong>en</strong> y fue a comandar fuerzas armadas de la División delNorte, el señor Carranza no era Presid<strong>en</strong>te de la República; perodebe t<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> consideración que para Ángeles sí lo era, como lo erapara todos los que <strong>en</strong> esa época llevaron el título de constitucionalistas.Se niega tal cosa; pero no hay más que recordar el tal<strong>en</strong>to, lacultura y el conocimi<strong>en</strong>to de los negocios públicos que Ángeles harevelado, para estar cierto que él sabía perfectam<strong>en</strong>te bi<strong>en</strong> que elnombrami<strong>en</strong>to de secretario o de subsecretario de cualquiera de losdepartam<strong>en</strong>tos de Estado, no podía conferirlo más que qui<strong>en</strong> tuvierael carácter de Presid<strong>en</strong>te de la República; si <strong>en</strong>tonces Ángeles aceptóy usó de su cargo, reconoci<strong>en</strong>do por ese solo hecho el carácterdicho y obt<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do con ello los b<strong>en</strong>eficios consigui<strong>en</strong>tes, no es deaceptarse que <strong>en</strong> la actualidad niegue la realidad de tal carácter yniegue que el gobierno de la República puso a su disposición elem<strong>en</strong>tosarmados con los que se rebeló, primero, al surgir la discordiaque él dice, de Aguascali<strong>en</strong>tes, aprovechándolos después <strong>en</strong> la parteque naturalm<strong>en</strong>te le restaban, hasta el mom<strong>en</strong>to de su captura, parapoder, al amparo de ellos, s<strong>en</strong>tirse bastante fuerte, según lo ha manifestado<strong>en</strong> sus declaraciones, para no considerarse obligado a reconocerni al actual Presid<strong>en</strong>te de la República ni a ninguna de lasautoridades que <strong>en</strong> ella funcionan. Sobre esta objeción y <strong>en</strong> lo querespecta a Enciso de Arce y Trillo, la confesión del primero pruebapl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te también que con fuerzas pocas, o muchas, del 59 Batallón,del que era segundo jefe y que mandó como jefe nato el segundodía del ataque a Parral, por los rebeldes villistas, se <strong>en</strong>tregó al<strong>en</strong>emigo, y con él permaneció hasta el mom<strong>en</strong>to de su captura, si<strong>en</strong>doindudable que esos hombres que estaban a su mando y los elem<strong>en</strong>tosde guerra con que contaba, fueron puestos a su disposición,aunque de una manera indirecta, como es la sucesión de mandomilitar, por el gobierno de la República. El segundo de los últimos,o sea Trillo, no dispuso de fuerzas, porque <strong>en</strong> su calidad de soldadono las mandaba; pero sí con su arma, parque y caballo, permaneció464biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4644/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


con los rebeldes villistas hasta su captura. En cuanto a que el g<strong>en</strong>eralÁngeles se sustrajo a la obedi<strong>en</strong>cia del gobierno, aprovechó de lasfuerzas que mandaba y dispuso de los elem<strong>en</strong>tos que habían sidopuestos a su disposición para contrariar preceptos de la ConstituciónG<strong>en</strong>eral de la República, bastan sus propias declaraciones, o sea laconfesión que hace prueba pl<strong>en</strong>a, para estimar completam<strong>en</strong>te justificadoel cargo, ya que, él mismo, ha manifestado que no reconoce nial Presid<strong>en</strong>te, ni a ninguna autoridad; que siempre se ponía fuera delalcance de éstas, por temor a ser capturado, que v<strong>en</strong>ía a procurarfructificaran <strong>en</strong>tre el pueblo las doctrinas que dice se había hecho elánimo de hacerle compr<strong>en</strong>der; si<strong>en</strong>do inconcuso que, para que, segúnsus propósitos, pudieran tales doctrinas ser practicadas, necesitabande autoridades distintas a las exist<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la República, ycomo esas autoridades no podrían dejar de funcionar sin los mediosque para ello establece la Constitución de 1917, Constitución que elseñor Ángeles desconoce <strong>en</strong> lo absoluto y rechaza por haber sido segúnsu parecer, fundada <strong>en</strong> virtud de procedimi<strong>en</strong>tos inadecuados,es claro que el objeto de todos esos actos y todos los demás que duranteel proceso ha manifestado también v<strong>en</strong>ían a contrariar los preceptosde la referida Constitución.Considerando tercero. Que comprobada la legalidad del procedimi<strong>en</strong>to,la compet<strong>en</strong>cia del Consejo de Guerra Extraordinario parajuzgar y fallar <strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia del delito, así como la responsabilidadcriminal de los acusados, que ha quedado demostrada por losmismos reconocimi<strong>en</strong>tos y fundam<strong>en</strong>tos de la ley que se expresaron<strong>en</strong> las consideraciones anteriores, procede examinar cuáles son lasp<strong>en</strong>as que a cada uno de los acusados debe aplicárseles, tomando <strong>en</strong>consideración lo resuelto por el Consejo a los interrogatorios respectivos,supuesto que, por ellos aparece <strong>en</strong> Enciso de Arce y Trillo, queson inoc<strong>en</strong>tes del delito de deserción fr<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo, debi<strong>en</strong>do,<strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, ser absueltos del cargo que con tal motivo se lesformuló. Que debi<strong>en</strong>do t<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta también lo resuelto por elConsejo <strong>en</strong> la sesión que se celebró para contestar los interrogatorios465biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4654/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


formulados, que <strong>en</strong> su concepto concurr<strong>en</strong> <strong>en</strong> favor del acusado NéstorEnciso de Arce, las circunstancias at<strong>en</strong>uantes de bu<strong>en</strong>a conductaanterior, confesión circunstanciada y la idea del mismo Consejo deobrar tomando <strong>en</strong> consideración los principios de estricta justicia;y respecto a Antonio E. Trillo, la de ser tan rucio que <strong>en</strong> el acto decometer el delito no tuvo el discernimi<strong>en</strong>to necesario para conocertoda la ilicitud de aquél; la ignorancia de las Leyes P<strong>en</strong>ales y Militaresy la de la bu<strong>en</strong>a conducta anterior, son aplicables a los procesados,las sigui<strong>en</strong>tes disposiciones legales: al g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, el artículo315 de la Ley P<strong>en</strong>al Militar; al mayor Néstor Enciso de Arce,los artículos 315, 94, 95 inciso 39 de la fracción 14 y 96 fracción dela Ley P<strong>en</strong>al Militar y, 39, fracciones 14 y 44 del Código P<strong>en</strong>al delDistrito Federal; y respecto a Trillo, los artículos 315, 314, 92 y 15de la Ley P<strong>en</strong>al Militar, y 39 fracciones x y xv, 42 fracción VII delCódigo P<strong>en</strong>al del Distrito Federal.Por todo lo expuesto, con fundam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> los preceptos legalesya invocados y además, <strong>en</strong> los artículos <strong>13</strong>1, 1<strong>08</strong> fracción I de la Leyde Organización y Compet<strong>en</strong>cia de los Tribunales Militares, 262del Código de Procedimi<strong>en</strong>tos P<strong>en</strong>ales <strong>en</strong> el Fuero de Guerra y 99 delCódigo P<strong>en</strong>al del Distrito Federal, el Consejo debe fallar y falla, conlas sigui<strong>en</strong>tesPr o p o s i c i o n e sPrimera. Se absuelve al mayor Néstor Enciso de Arce y soldado AntonioE. Trillo, de los delitos de deserción fr<strong>en</strong>te al <strong>en</strong>emigo.Segunda. Por el delito de rebelión, se cond<strong>en</strong>a a los acusados,g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles y mayor Néstor Enciso de Arce, a sufrir lap<strong>en</strong>a capital.Tercera. Se substituye <strong>en</strong> favor del mayor Néstor Enciso de Arce,la p<strong>en</strong>a impuesta, por la extraordinaria de veinte años de prisión.466biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4664/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


Cuarta. Por el delito de rebelión se cond<strong>en</strong>a al soldado AntonioE. Trillo, a sufrir la p<strong>en</strong>a de seis años, ocho meses de prisión ordinaria,más una cuarta parte de ret<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> su caso.Quinta. Amonéstese a los reos acusados a prisión que no reincidan.Sexta. Quedan los reos a disposición del g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> jefe de lasoperaciones militares <strong>en</strong> el Norte, para los efectos legales.Así definitivam<strong>en</strong>te juzgado, lo s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ció el Consejo de GuerraExtraordinario, firmando los que lo integran.Ac t i t u d d e l o s s e n t e n c i a d o sEl g<strong>en</strong>eral Ángeles oyó la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que lo cond<strong>en</strong>aba a muerte conuna ser<strong>en</strong>idad absoluta, no notándose <strong>en</strong> su cara ni una contracciónnerviosa.Enciso de Arce, al ser notificado de que era cond<strong>en</strong>ado a la p<strong>en</strong>acapital, palideció un poco, pero <strong>en</strong> seguida que se avisó que dichap<strong>en</strong>a le había sido conmutada por la de veinte años de prisión, unasonrisa de satisfacción pasó por su rostro.El jov<strong>en</strong> Trillo, después que le fue conmutada la p<strong>en</strong>a que se leaplicaba, lloró de emoción, habi<strong>en</strong>do sido la primera manifestaciónde que compr<strong>en</strong>día la importancia del juicio que se le seguía, puesmi<strong>en</strong>tras duró, parecía sumido <strong>en</strong> una inconsci<strong>en</strong>cia absoluta.Durante el tiempo que tardó la lectura, el sil<strong>en</strong>cio que imperaba<strong>en</strong> la amplia sala era impon<strong>en</strong>te, máxime si se t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta quepres<strong>en</strong>ciaban el acto no m<strong>en</strong>os de tres mil personas.Con Ángeles y Enciso de Arce, platicamos un mom<strong>en</strong>to despuésque les fue notificada la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, y <strong>en</strong> cuanto al g<strong>en</strong>eral Ángeles, t<strong>en</strong>emosque manifestar que verdaderam<strong>en</strong>te nos asombró su <strong>en</strong>terezay la frescura con que hablaba de su fusilami<strong>en</strong>to tan próximo, comosi se tratara de su viaje.467biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4674/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


Lo vimos felicitar a Enciso de Arce, por la suerte que le cupo,y <strong>en</strong> algunas ocasiones proferir bromas y reír tranquilam<strong>en</strong>te. Nosdijo que se alegraba que a su familia le hubiera sido imposible v<strong>en</strong>ira esta ciudad, pues esto hubiera sido sólo un motivo de mayores sufrimi<strong>en</strong>tospara ella, máxime para su señora, que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong>ferma.No quiso escribirles por considerar no t<strong>en</strong>er nada que decirles,que demasiado podrían saber los detalles de su triste fin por mediode la pr<strong>en</strong>sa. Al hablar de su familia, se notaba que una nube detristeza pasaba por su rostro. Aceptó desde luego que lo acompañaraun sacerdote católico que varias caritativas y compasivas damas leofrecieron llevarle.El señor coronel Otero y Gama, jefe de la guarnición de la plaza,manifestó que podrían pasar a ver al g<strong>en</strong>eral Ángeles, qui<strong>en</strong>esél gustara, tanto un sacerdote como un notario o los amigos quequisiera recibir.Arce estaba cont<strong>en</strong>to, pues al oír la p<strong>en</strong>a que le fue dictada al g<strong>en</strong>eralÁngeles y aun desde antes, creía que él correría la misma suerte,y cuando le fue comunicada la conmutación de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia por lade prisión de veinte años, experim<strong>en</strong>tó una int<strong>en</strong>sísima impresión degusto, pero un mom<strong>en</strong>to después, cuando con él hablamos, le habíasurgido la natural inconformidad propia de todo humano, de noestar conforme con su destino, pues ya se lam<strong>en</strong>taba de lo largo de su<strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to y hacía cu<strong>en</strong>tas de lo viejo que saldría de la cárcel.Terminado que hubo de leer la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> todo cond<strong>en</strong>atoriapara el g<strong>en</strong>eral Ángeles, los reos fueron conducidos al cuartel queocupaba el 21 Regimi<strong>en</strong>to.La peregrinación que Ángeles llamó calvario, se llevó a efectoluego.En un pot<strong>en</strong>te automóvil, tomaron asi<strong>en</strong>to el coronel Otero,jefe de la guarnición, el mayor Elguero y el acusado, y<strong>en</strong>do <strong>en</strong> otrolos soldados que formaban la escolta <strong>en</strong>cargada de vigilar al reo.468biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4684/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


Tel e g r a m a d e Di é g u e zChihuahua, Chihuahua, 26 de noviembre de 1919.Al ciudadano oficial mayor de la Secretaría de Guerra y Marina.—México, D. F.Permítome manifestarle que el Consejo de Guerra Extraordinario,que se reunió para fallar <strong>en</strong> la causa instruida <strong>en</strong> contra del exg<strong>en</strong>eral federal Felipe Ángeles, mayor Néstor Enciso y soldado AntonioTrillo, pronunció anoche, a las once y quince, la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, cond<strong>en</strong>andoal primero a la p<strong>en</strong>a de muerte, al segundo, a veinte años de prisióny al tercero, a seis años, ocho meses.—El g<strong>en</strong>eral M. M. Diéguez.Confirmación de la v<strong>en</strong>ganzaDel Estado Mayor de Carranza, recibió el telegrafista del g<strong>en</strong>eralGavira, <strong>en</strong> Chihuahua, esta ord<strong>en</strong> al g<strong>en</strong>eral Diéguez: “Sírvase poner<strong>en</strong> inmediata libertad a Néstor Enciso de Arce y Antonio Trillo. Noasí a Felipe Ángeles a qui<strong>en</strong> debe ejecutársele sumariam<strong>en</strong>te”.La p o s t r e r a n o c h eLlegado que hubo el señor g<strong>en</strong>eral Ángeles al cuartel del 21 Regimi<strong>en</strong>to,se le pasó a la pieza <strong>en</strong> que estuvo desde el día <strong>en</strong> que arribóa esta ciudad, <strong>en</strong> cuyo local, que mediría unes cuatro metros <strong>en</strong>cuadro, no había más mobiliario que un catre de fierro con su correspondi<strong>en</strong>teropa de cama, varias sillas y una mesa donde ardía unquinqué y estaba dispuesta la c<strong>en</strong>a, llevada de un restaurante, y sobrela que también se hallaba un flamante traje negro de casimir y ropainterior, que fue <strong>en</strong>viada por varias damas que mucho intercedieronpor él. Había además recado de escribir. Cuando qui<strong>en</strong> esto escribellegó al alojami<strong>en</strong>to y capilla del g<strong>en</strong>eral Ángeles, éste se <strong>en</strong>contraba469biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4694/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


acompañado del jefe de la guarnición del mayor Francisco A. Helguera,de su def<strong>en</strong>sor, señor lic<strong>en</strong>ciado Gómez Luna, del presbíteroseñor Val<strong>en</strong>cia y de las señoras de Revilla, Seijas de Galván y otrasvarias con qui<strong>en</strong>es conversaba despreocupadam<strong>en</strong>te. El presbíteroVal<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong> ese mom<strong>en</strong>to, trató de hacer a Ángeles que se confesara,habiéndose trabado con éste una discusión, que fue escuchada sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>tepor los pres<strong>en</strong>tes, acerca de la religión católica, viéndolaÁngeles desde el punto de vista filosófico, <strong>en</strong> cuya materia era unerudito. Habló también sobre la vida de Cristo, muy ampliam<strong>en</strong>te, ydiscutió acerca del alma y del cuerpo, e igualm<strong>en</strong>te, sobre la historiade las religiones. Habló, además, sobre la mujer, especialm<strong>en</strong>te de lamexicana, la que dijo era el mejor tesoro de la humanidad, por suabnegación y su amor, añadi<strong>en</strong>do que infinitam<strong>en</strong>te vale más queel hombre y a la que el gobierno debe educar hasta lograr su emancipacióndel hombre. De la mujer francesa, dijo que era graciosa,<strong>en</strong>cantadora y frívola, todo lo cual la hace inferior moralm<strong>en</strong>te ala mexicana. Y <strong>en</strong> cuanto a la mujer norteamericana, expresó queera fría, calculadora y hacía del hombre un esclavo. Posteriorm<strong>en</strong>te,y cuando las señoras m<strong>en</strong>cionadas se habían aus<strong>en</strong>tado, así comootros de los que estaban pres<strong>en</strong>tes, el padre Val<strong>en</strong>cia nuevam<strong>en</strong>tequiso cumplir con su ministerio, a lo que Ángeles terminantem<strong>en</strong>tese negó, dici<strong>en</strong>do que, aunque era cristiano, no admitía aquel auxiliode la religión católica, mixtificada por la labor del clero romano.“Mejor que un confesor —dijo—, debería estar aquí un psicólogo queestudiara, <strong>en</strong> provecho de la humanidad, los últimos mom<strong>en</strong>tos de unhombre que t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do amor a la vida no teme perderla”. En esto recordóa su apreh<strong>en</strong>sor Gabino Sandoval, mostrándose indignado porqueéste as<strong>en</strong>tó que él se había r<strong>en</strong>dido después de recibir la oferta de quese le perdonaría la vida. 2727En carta que el presbítero Val<strong>en</strong>cia escribió poco después a un amigo suyo,le hacía relato circunstanciado de la actitud de Ángeles, al negarse a aceptar los“auxilios espirituales de la confesión”, extrañándose de tal actitud cuando, segúndecía, el mismo Napoleón Bonaparte aceptó gustoso, al morir, los auxilios de la470biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4704/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


Co m i s i ó n d e d a m a s visita a ÁngelesYa <strong>en</strong> el cuarto del cuartel del 21 Regimi<strong>en</strong>to, los def<strong>en</strong>sores delacusado permanecieron con él por espacio de algún tiempo, pasandotambién a saludarlo una comisión de damas que estuvo haci<strong>en</strong>docuantas gestiones pudo <strong>en</strong> favor de Ángeles, así como varios ex discípulosy amigos del s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado a muerte.Las pláticas fueron largas, y <strong>en</strong> ellas Ángeles demostró su bu<strong>en</strong>humor, no desm<strong>en</strong>tido a pesar de la difícil situación <strong>en</strong> que se <strong>en</strong>contraba,haci<strong>en</strong>do que varias veces los pres<strong>en</strong>tes lanzaran sonorasrisas.Su s r e c o m e ndacionesLa mayor parte de las personas allí pres<strong>en</strong>tes, a las que mom<strong>en</strong>tos antesse habían unido algunos oficiales del ejército, que <strong>en</strong> otros tiemposfueron sus discípulos, y que ocurrieron a saludarlo, se retirarona eso de las dos de la madrugada, quedando solam<strong>en</strong>te el coronelOtero, el mayor Helguera, el padre Val<strong>en</strong>cia, el lic<strong>en</strong>ciado GómezLuna, los c<strong>en</strong>tinelas de vista y el que esto escribe, a qui<strong>en</strong> lo mismoque algunas otras personas que se lo pidieron, dedicó varios autógrafos.Sirviéndole de amanu<strong>en</strong>se nuestro director, hizo después alg<strong>en</strong>eral Ángeles algunos apuntes, que <strong>en</strong>tregó a su def<strong>en</strong>sor el lic<strong>en</strong>ciadoGómez Luna, a qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>cargó escribiera al lic<strong>en</strong>ciado ManuelCalero y Sierra, diciéndole que hasta sus últimos mom<strong>en</strong>tos le vivíareligión, confesándose. Decía el padre Val<strong>en</strong>cia que Ángeles “había muerto como unanimalito”. Razón t<strong>en</strong>ía Ángeles, al decir que lo que él necesitaba era un psicólogoque fuera a estudiar la actitud de un hombre (extraordinario) que amando la vida,no le temía a la muerte. El padre Val<strong>en</strong>cia no t<strong>en</strong>ía nada de psicólogo; si hubierasido más intelig<strong>en</strong>te, habría compr<strong>en</strong>dido a aquel hombre que al morir sin miedo,sin reproches, sin odios y sin r<strong>en</strong>cores, estaba absuelto por la limpieza de su ¡conci<strong>en</strong>ciatranquila!...471biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4714/1/<strong>08</strong> 10:30:12 <strong>AM</strong>


agradecido por los servicios que le prestó <strong>en</strong> otros tiempos, así comoal ing<strong>en</strong>iero Manuel Bonilla, y a su familia, para la que redactó unacarta que dice:26 de noviembre de 1919. En el cuartel del 21 Regimi<strong>en</strong>to.—Chihuahua.—AdoradaClarita: Estoy acostado descansando dulcem<strong>en</strong>te.Oigo murmurar la voz piadosa de algunos amigos que me acompañan<strong>en</strong> mis últimas horas. Mi espíritu se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> sí mismo y pi<strong>en</strong>socon afecto int<strong>en</strong>sísimo, <strong>en</strong> ti, <strong>en</strong> Chabela, <strong>en</strong> Alberto, <strong>en</strong> Julio y <strong>en</strong>Felipe. Siempre he hecho lo mismo <strong>en</strong> todo el tiempo desde que meseparé de ustedes. Hago votos fervi<strong>en</strong>tes para que conserves tu saludy por la felicidad de Chabela. T<strong>en</strong>go la más firme esperanza de quemis tres hijos serán amantísimos para ti y para su patria. Diles que losúltimos instantes de mi vida los dedicaré al recuerdo de ustedes, y queles <strong>en</strong>vió un ard<strong>en</strong>tísimo beso para todos ustedes.—Felipe Ángeles.Cuando hubo terminado esta carta, el g<strong>en</strong>eral Ángeles, que mela redactó s<strong>en</strong>tado al borde de su cama, se acostó, quedando dormidoluego, tranquilam<strong>en</strong>te, habi<strong>en</strong>do despertado a eso de las cuatro ymedia de la mañana, <strong>en</strong> que reanudó la conversación con su def<strong>en</strong>sorGómez Luna, a qui<strong>en</strong> hizo otros varios <strong>en</strong>cargos, y redactó una cartapara su hijo Alberto, que radica <strong>en</strong> Nueva York; y habi<strong>en</strong>do preguntadoque quién recogería su cuerpo y habiéndosele contestado que lafamilia Revilla, suplicó que se evitaran gastos a ésta, pues sabía quecarecían de elem<strong>en</strong>tos.La carta dictada a su def<strong>en</strong>sor, para su esposa, dice así:472Chihuahua, 26 de noviembre de 1919.Adorada Clarita: Hace pocos minutos, estando semidormido, te escribíuna carta, que, sin firmar, llevó el señor D. Jesús del Pozo. Te escriboesta otra que te <strong>en</strong>tregará mi bondadoso def<strong>en</strong>sor el señor lic<strong>en</strong>ciadoAlfonso Gómez Luna, que juntam<strong>en</strong>te con el señor abogado AlbertoLópez Hermosa, se afanó magnánima y desinteresadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> librarbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4724/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


me de la muerte. Recomp<strong>en</strong>sémosle con nuestro afecto y gratitud, yaque no podemos hacerlo de otro modo. T<strong>en</strong>go inefable recuerdo delcariñoso afecto de muchos amigos que me rodearon <strong>en</strong> mis últimashoras, hasta hace pocos minutos; así como las muestras de simpatía delas patrióticas sociedades de Parral y de Chihuahua.Mi cuerpo va a ser recogido por la familia Revilla, que tuvo paramí asiduas at<strong>en</strong>ciones. Desde que me separé de ti <strong>en</strong> diciembre delaño pasado, he p<strong>en</strong>sado <strong>en</strong> ustedes, siempre que mi espíritu se hareconc<strong>en</strong>trado <strong>en</strong> sí mismo. He t<strong>en</strong>ido hasta ahora ternura y amorinfinitos por la humanidad y para todos los seres del Universo; desdeeste instante mi ternura, mi amor y mi recuerdo serán para ti y paranuestros cuatro hijos. Felipe Ángeles.Su ropa nueva, que le había sido llevada y que no quiso ponerse,dispuso la recogiera el lic<strong>en</strong>ciado Gómez Luna.El s e n t e n c i a d o d e j a a l g u n o s r e c u e r d o s e s c r i t o sAlgunos autógrafos dedicó Ángeles a amigos que lo acompañaron<strong>en</strong> sus últimos mom<strong>en</strong>tos. Uno de ellos dice: “La mujer mexicanaes la mayor riqueza que ti<strong>en</strong>e nuestra patria. Felipe Ángeles”. Dedicatoriapuesta sobre el retrato de la señora esposa de un redactor deEl Heraldo.Otros p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos dejó a varias personas, disculpándose deque quizás no fues<strong>en</strong> expresados correctam<strong>en</strong>te, porque compr<strong>en</strong>díaque sus ideas empezaban a ser algo confusas, tal vez hasta incoher<strong>en</strong>tes,debido a la fuerte t<strong>en</strong>sión nerviosa <strong>en</strong> que se <strong>en</strong>contraba suorganismo.Como le fueran ofrecidos algunos “tacos”, manifestó que no lostomaba debido a que su estómago rechazaba <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to todotrabajo; <strong>en</strong>trando también <strong>en</strong> diversas disertaciones de fisiología sobreeste asunto.473biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4734/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


La e n t e r e z a d e ÁngelesLlegó un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que los que se <strong>en</strong>contraban pres<strong>en</strong>tes nopudieron reprimir su emoción y las lágrimas brotaron de sus ojos.Ángeles, ser<strong>en</strong>o, se dirigió a todos y <strong>en</strong> particular a su def<strong>en</strong>sor lic<strong>en</strong>ciadoGómez Luna, manifestándole que no lloraran, pues si bi<strong>en</strong>él moría, no se le hacía sino un favor, puesto que ya estaba bastanteviejo, y para nada servía (t<strong>en</strong>ía <strong>50</strong> años).Ante el valor de Ángeles, los pres<strong>en</strong>tes refr<strong>en</strong>aron sus arranquesde s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>talismo y trataron de llevar al espíritu del s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado,una esperanza. Ángeles dijo a su def<strong>en</strong>sor <strong>en</strong> tono de suprema conformidad:“Es por demás, lic<strong>en</strong>ciado, que haga usted gestiones; séque debo morir hoy mismo; pero... cumpla con su deber...”.El mayor Enciso de Arce, qui<strong>en</strong> se <strong>en</strong>contraba también <strong>en</strong> elcuarto de Ángeles, se abrazó al g<strong>en</strong>eral sollozando profundam<strong>en</strong>te, y<strong>en</strong>tonces Ángeles, haci<strong>en</strong>do un esfuerzo para aparecer tranquilo, conuna tranquilidad que se antoja espartana, trató de consolar al amigosignificando conformidad con su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia.Entretanto, el s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado Trillo lloraba a gritos, hasta que se lecondujo a otra pieza, <strong>en</strong> donde quedó profundam<strong>en</strong>te dormido.Lo s ú lt i m o s m o m e n t o sComo a las seis de la mañana com<strong>en</strong>zaron a llegar al cuartel diversasfracciones de tropa, así como el pelotón <strong>en</strong>cargado de consumar laejecución, compuesto de diez soldados al mando de un t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te,todos pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes al 21 Regimi<strong>en</strong>to.Las fuerzas formaron <strong>en</strong> derredor del patio, <strong>en</strong> donde deberíaefectuarse el fusilami<strong>en</strong>to de Ángeles, <strong>en</strong> tanto que éste, ser<strong>en</strong>am<strong>en</strong>tedespierto, se preparaba para el instante supremo.Sin advertir <strong>en</strong> él el más ligero temor y notándose sólo una marcadapalidez <strong>en</strong> el rostro, el g<strong>en</strong>eral Ángeles, desde su lecho, continuó474biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4744/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


charlando con los pres<strong>en</strong>tes. Relató de nuevo algunos episodios desu vida y tuvo algunas bromas, especialm<strong>en</strong>te para Antonio Trillo, aqui<strong>en</strong> hizo llevar a su pres<strong>en</strong>cia, e igualm<strong>en</strong>te al mayor Arce, a qui<strong>en</strong>también dedicó un p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to calzado con su firma, inquiri<strong>en</strong>doademás por el lugar <strong>en</strong> que éstos cumplirían su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. Minutosantes de las seis de la mañana, se pres<strong>en</strong>tó el lic<strong>en</strong>ciado Díaz de León,para cumplir con sus últimas obligaciones como juez del g<strong>en</strong>eral Ángeles,qui<strong>en</strong> lo saludó afectuosam<strong>en</strong>te, invitándolo a pasar a su pieza,pues aquél desde afuera hacía <strong>en</strong>trega del reo al jefe <strong>en</strong>cargado de laejecución.En estos mom<strong>en</strong>tos se escuchaban las voces de mando de losoficiales y los pasos marcados por los soldados que iban a formar elcuadro, por lo que, al percatarse de ello, Ángeles preguntó si ya seacercaba la hora y, habiéndosele contestado afirmativam<strong>en</strong>te, apartólas ropas de cama que lo cubrían y viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te se puso el pantalóny calzó los zapatos de lona con que lo habíamos visto. Vestido ya, secobijó con una frazada y s<strong>en</strong>tándose <strong>en</strong> una silla, junto a la mesa quehabía <strong>en</strong> el recinto, pudo observar todos los preparativos para la formacióndel cuadro. En los mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> que el jefe de la guarnición<strong>en</strong>tregaba el reo al jefe de día, mayor Ignacio L. Campos, <strong>en</strong>cargadode hacer cumplir la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, preguntó a éste dónde era el lugar <strong>en</strong>que debería de colocarse para recibir la descarga, solicitando comogracia, pues no deseaba dirigirse a nadie, que los fusiles estuvieranpreparados para que <strong>en</strong> el preciso instante <strong>en</strong> que llegara fr<strong>en</strong>te alpelotón, se hiciera la descarga, a lo cual se accedió.El g<strong>en</strong>eral Escobar (uno de los vocales del Consejo que lo s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cióa muerte) se <strong>en</strong>contraba pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> esos mom<strong>en</strong>tos y tuvo lacínica imprud<strong>en</strong>cia de suplicar al g<strong>en</strong>eral Ángeles le escribiera algúnp<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to. Éste, s<strong>en</strong>tándose, escribió algunas frases ll<strong>en</strong>as de realismo,refer<strong>en</strong>tes al ejército, <strong>en</strong>tregando la libreta al g<strong>en</strong>eral Escobar,el cual, emocionado, dio las gracias...475biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4754/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


La e j e c u c i ó nEl cuadro era impon<strong>en</strong>te. La luz mortecina del día ap<strong>en</strong>as iluminabala estancia <strong>en</strong> que el g<strong>en</strong>eral Ángeles se hallaba s<strong>en</strong>tado, rodeado yade muchas personas que, sil<strong>en</strong>ciosas, trémulas de emoción, mirabanal reo, el que tranquilam<strong>en</strong>te aguardaba la señal para ir a ponersefr<strong>en</strong>te a sus ejecutores.Nadie osaba interrumpir aquel sil<strong>en</strong>cio. Afuera de la estancia,sólo se oían los pasos de los soldados y los oficiales que mandaban:“¡Por la derecha, alinearse! ¡Firmes!...”A una señal que le hizo el mayor Campos, Ángeles se levantó desu asi<strong>en</strong>to, tiró sobre la cama la frazada con que se cubría, y dandoun fuerte abrazo al lic<strong>en</strong>ciado Gómez Luna, dijo <strong>en</strong> alta voz que erael de despedida para todos, y que hacía votos por el restablecimi<strong>en</strong>tode la paz <strong>en</strong> la República.Luego, viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, se dirigió al lugar de la ejecución y ap<strong>en</strong>asse había colocado fr<strong>en</strong>te al pelotón mandado por el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te RamónOrtiz, se escuchó la voz de éste que ord<strong>en</strong>aba: “¡Fuego !”, y casial mismo tiempo, unísona descarga.El cuerpo del g<strong>en</strong>eral Ángeles cayó sobre su costado izquierdo<strong>en</strong> semiflexión con el brazo debajo de la cabeza, con los estertores dela agonía, y uno de los soldados de la escolta le dio el tiro de graciaque terminó con la vida de qui<strong>en</strong> fuera gloria de nuestro Ejércitonacional.476biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4764/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XXIILo s r e s t o s d e Ángeles pi a d o s a m e n t e r e c o g i d o s477El lic<strong>en</strong>ciado Gómez Luna solicitó y obtuvo permiso paraque el cadáver de Ángeles le fuera <strong>en</strong>tregado para velarlo ydarle sepultura, acompañándolo hasta el hospital, de dondefue llevado a la casa del señor Leonardo Revilla, <strong>en</strong> la calle deMorelos.El sepelio del infortunado g<strong>en</strong>eral Ángeles se verificó despuésde haber sido velado por varias horas, <strong>en</strong> donde miles de vecinosdesfilaron para contemplar, por última vez, los despojos del hombreque había muerto por la causa popular.Hombres, mujeres y niños de todas clases, lo acompañaron sil<strong>en</strong>ciosam<strong>en</strong>tehasta el cem<strong>en</strong>terio.Cinco mil personas, <strong>en</strong>tre ellas las más promin<strong>en</strong>tes de la ciudadde Chihuahua, asistieron a sus funerales; el doctor Gómez ytres más de sus amigos, conducían el cadáver sobre sus hombrosal panteón, cuando se pres<strong>en</strong>taron unos soldados, al llegar al paseoBolívar, exigi<strong>en</strong>do que no se condujera <strong>en</strong> esa forma al cadáver,quizá temi<strong>en</strong>do una demostración popular. Se colocó <strong>en</strong>tonces elféretro <strong>en</strong> un automóvil, que caminaba como a un kilómetro dedistancia por delante de la sil<strong>en</strong>ciosa procesión. Pero el pueblo inmediatam<strong>en</strong>tese proveyó de autos y coches para seguir los despojosfúnebres del g<strong>en</strong>eral Ángeles, pudi<strong>en</strong>do así acompañarlo hasta elcem<strong>en</strong>terio. Toda la tarde del miércoles, el cadáver había estado exbiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4774/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


puesto <strong>en</strong> la casa de la señora Revilla, y de allí salió el cortejo hasta elsitio del <strong>en</strong>tierro. 28Las autoridades, no obstante que toda la ciudad se había vestidode luto, tomaron las más grandes precauciones, <strong>en</strong> previsión de algunamanifestación hostil.De ta l l e s c o m p l e m e n t a r i o sDamas piadosas de la ciudad habían <strong>en</strong>viado al reo un traje negroy algunas pr<strong>en</strong>das de ropa blanca, así como recado de escribir. Estaropa no se la quiso poner el g<strong>en</strong>eral, devolviéndola delicadam<strong>en</strong>te.En la guarnición de la plaza de Chihuahua, se estuvieron recibi<strong>en</strong>donumerosos m<strong>en</strong>sajes telegráficos para el g<strong>en</strong>eral Diéguez, <strong>en</strong>los que se pedía respeto para la vida del g<strong>en</strong>eral Ángeles. Diéguezsalió la noche anterior para Camargo, para evitarse compromisos.Periodistas y particulares llegaron proced<strong>en</strong>tes de El Paso, Texas,así como el señor J. de Bruno Pérez, repres<strong>en</strong>tante de los diputadostexanos y de Carlos Bee, qui<strong>en</strong> le había comisionado para recabar losdetalles refer<strong>en</strong>tes al proceso del g<strong>en</strong>eral Ángeles.Ha b l a u n t e s t i g o p res<strong>en</strong> cialEl doctor L. M. Gómez visitó frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, con permiso del g<strong>en</strong>eralDiéguez, al g<strong>en</strong>eral Ángeles, y refiere los detalles de la ejecuciónconsiderándola como el hecho más brutal que haya contemplado.28El señor don Leonardo Revilla, su virtuosa esposa y sus hijas, el lic<strong>en</strong>ciadoGómez Luna, def<strong>en</strong>sor, el doctor Gómez y otras personas, así como el humilde ysufrido pueblo de Chihuahua, dieron una demostración admirable de lo que sonla amistad, la estimación y el valor civil, como virtudes relevantes que surg<strong>en</strong> <strong>en</strong>mom<strong>en</strong>tos de prueba. ¡Al “ajusticiado” Ángeles, el verdadero pueblo virtuoso, loacompañó con dolor!478biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4784/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


El <strong>en</strong>cargado de dar el tiro de gracia al agonizante, le puso el pie <strong>en</strong>el cuello, descargando su pistola sobre la cabeza de la víctima. Lasbalas habían hecho estragos <strong>en</strong> el estómago, sin producir la muerteinstantánea del sacrificado.El doctor Gómez hizo cuantas gestiones pudo para salvar la vidadel g<strong>en</strong>eral Ángeles, y al darle éste las gracias y ser informado de qu<strong>en</strong>umerosas personas de Estados Unidos se interesaban por su vida,le dijo: “Yo sé que el pueblo de los Estados Unidos está <strong>en</strong> simpatíaconmigo, como yo lo estoy con él; pero bi<strong>en</strong> sé que t<strong>en</strong>go que morirmañana <strong>en</strong>tre cinco y siete”. Al preguntársele cómo lo sabía, respondió:“Porque este Consejo nada ti<strong>en</strong>e que ver con mi suerte; está <strong>en</strong>las manos de un hombre que es V<strong>en</strong>ustiano Carranza. Agradezcomucho lo que usted hace por mí, pero si todos los Estados Unidos ytodo el mundo estuviera al lado de usted, sería también ejecutado. Siusted desea ver a qui<strong>en</strong>es se propon<strong>en</strong> hablar por mí, puede hacerlo,pero bi<strong>en</strong> sé que nada conseguirá”.Vi <strong>en</strong>tonces al g<strong>en</strong>eral Diéguez —dice el doctor Gómez—. Ésteme recibió bi<strong>en</strong>; pero al saber que iba a interceder por la vida delg<strong>en</strong>eral Ángeles, sonrió y me dijo: “No pi<strong>en</strong>se usted que nosotrosvamos a matar al g<strong>en</strong>eral Ángeles; no lo ejecutaremos, aunque ignoramoslo que resolverá el Consejo de Guerra”.Al notar que dudaba de lo que decía, agregó: “Le diré a ustedla verdad: yo no t<strong>en</strong>go nada que ver <strong>en</strong> este caso, por más quehiciera todo lo que fuera posible para salvar al g<strong>en</strong>eral Ángeles,el Consejo y el Presid<strong>en</strong>te Carranza, son los únicos que pued<strong>en</strong>salvarle la vida”.Fui a ver después al presid<strong>en</strong>te del Consejo, Gavira, y al gobernadordel estado. Este último me dijo que era asunto militar, yque nada podía hacer, que si fuera un caso civil, podía salvar la vidadel g<strong>en</strong>eral Ángeles; que s<strong>en</strong>tía mucho que se arrancara la vida a unhombre hábil e ilustrado como él.Una comisión de señoras distinguidas, <strong>en</strong>tre las que se <strong>en</strong>contrabala esposa del Cónsul francés, fueron a ver al g<strong>en</strong>eral Ángeles,479biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4794/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


todas me pidieron que viera a los americanos de más influ<strong>en</strong>cia y lespidiera su ayuda. Así lo hice, pero la mayor parte de ellos, por razonescomerciales, no quisieron hacer nada.Se <strong>en</strong>vió un telegrama al Presid<strong>en</strong>te Carranza, firmado por losvecinos más conspicuos de Chihuahua, <strong>en</strong>tre ellos el Cónsul francésy el doctor Castellanos, pero Carranza no se dignó contestar el m<strong>en</strong>saje.Después, ya a nadie se permitió que viera al g<strong>en</strong>eral Ángeles.Fui la única persona que logró darle cu<strong>en</strong>ta de nuestras gestiones, yal oír que nada se había podido hacer <strong>en</strong> su favor, sonrió y dijo: “Yalo sabía; pero para el hombre que no ti<strong>en</strong>e miedo, da lo mismo morirhoy que mañana. He vivido bastante para recibir la muerte. Losi<strong>en</strong>to únicam<strong>en</strong>te por la suerte que t<strong>en</strong>gan mi familia y mi patria”.De El Paso Morning Times.Al g u n a s d e l a s n u m e r o s a s peti ciones h e c h a sa n t e Ca r r a n z a <strong>en</strong> f av o r d e l g<strong>en</strong>eral ÁngelesEl ing<strong>en</strong>iero Domingo López, culto e instruido militar mexicanosalido de Chapultepec, donde fue discípulo de Ángeles, ing<strong>en</strong>ieroquímico por muchos años <strong>en</strong> una fábrica de productos químicosnorteamericana, dirigió a Carranza el sigui<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>saje:St. Albans. W. Va. noviembre 2 de 1919. Señor don V<strong>en</strong>ustiano Carranza,Presid<strong>en</strong>te de los Estados Unidos Mexicanos. Ciudad de México.Señor: El temor de que <strong>en</strong> nombre de la justicia vaya a perpetrarseun acto inhumano <strong>en</strong> la persona del ciudadano don Felipe Ángeles,actualm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> manos de los soldados de usted, me mueve a dirigirmea su señoría, con el respeto necesario, <strong>en</strong> demanda de garantías y respetopara la vida del mal afortunado campeón de la ley.No se me escapan la importancia y trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>toactual ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los anteced<strong>en</strong>tes de este hombre limpio, anteced<strong>en</strong>tesque por intachables resultan de dos filos, según sea qui<strong>en</strong>480biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4804/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


los juzgue. Sin embargo, el aspecto legal del caso no presta lugar aduda. Se trata de un reo de rebelión y no de un <strong>en</strong>emigo personal deusted, ni m<strong>en</strong>os de un bandido fuera de la ley; se trata de un hombrecuyos ideales predicados y por los que se aprestaba a combatir, son:el restablecimi<strong>en</strong>to absoluto a los mandatos del pueblo. Es el mismodelito que usted llevó <strong>en</strong>cima mi<strong>en</strong>tras fue rebelde, y para mayor coincid<strong>en</strong>cia,las circunstancias de ayer no son muy distintas de las de hoy.En efecto, aquel poder que usted combatió, nació del terror y de laviol<strong>en</strong>cia; el actual surgió del terror y de la intriga, y no existiría sino fuese por el apoyo de las bayonetas. Usted invocó la Constituciónde 57 para levantarse <strong>en</strong> armas, y él sosti<strong>en</strong>e aún la bandera que suseñoría abandonara para asirse a la Presid<strong>en</strong>cia. Él, como usted, vioescarnecidos los derechos del pueblo, y salió a reivindicarlos haci<strong>en</strong>douso de los únicos medios para tratar con los autócratas: ¡las armas!, nosin haber esperado por largo tiempo que la ley y la justicia imperarande uno a otro confín <strong>en</strong> el país.Preciso es aclarar que el paralelo bosquejado no ha sido para deprimira usted, ni para elevar al reo; sino para hacer ost<strong>en</strong>sible quelos motivos de orgullo y satisfacción para usted, para él constituirándelitos graves, previstos y p<strong>en</strong>ados severam<strong>en</strong>te por las leyes.Agregando a lo anterior la frecu<strong>en</strong>te comisión de viol<strong>en</strong>cias yat<strong>en</strong>tados, así como la aus<strong>en</strong>cia absoluta de respeto por las vidas de loshombres, resultan perfectam<strong>en</strong>te justificados los temores a que me hereferido al comi<strong>en</strong>zo de esta carta, por cuyo motivo excito a usted paraque, cumpli<strong>en</strong>do con sus deberes, se d<strong>en</strong> garantías al C. Felipe Ángeles;no como un acto de piedad o de misericordia que sería ultrajantepara su honorabilidad, sino como un acto de justicia. Soy de usted,respetuosam<strong>en</strong>te, S. S. Ing. D. López.Washington, noviembre 22. Muchos funcionarios y particulares deesta capital y de otras ciudades de los Estados Unidos, han <strong>en</strong>viadotelegramas a sus amigos de México, pidiéndoles que persuadan al Presid<strong>en</strong>teCarranza, de la necesidad de respetar la vida del g<strong>en</strong>eral Felipe481biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4814/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


Ángeles, de qui<strong>en</strong> se dice está si<strong>en</strong>do juzgado por una corte marcial <strong>en</strong>la ciudad de Chihuahua.Nueva York, noviembre 22. Un pedim<strong>en</strong>to para salvar la vida del g<strong>en</strong>eralFelipe Ángeles, que comparecerá ante una corte marcial, despuésde haber sido capturado por tropas mexicanas, fue <strong>en</strong>viado ayer alPresid<strong>en</strong>te Carranza, por Federico González Garza, ex gobernador delDistrito Federal durante la administración de Madero. González Garzaimplora la clem<strong>en</strong>cia para Ángeles, debido a la fidelidad de éste a lacausa que tanto Carranza, como Garza, sostuvieron durante la Dec<strong>en</strong>aTrágica, que fue el principio de la caída del gobierno de Madero.Mucha sangre mexicana —dice <strong>en</strong> su telegrama el señor GonzálezGarza— se ha derramado ya. Por la memoria de su esposa, cuyosrestos aún están, quizá, cali<strong>en</strong>tes; por la memoria de su hermano, sacrificado<strong>en</strong> el altar de la pasión política; por la memoria de Madero,precursor de la red<strong>en</strong>ción cívica de México, no permita que la de unciudadano leal a su patria y a sus principios, sea derramada.El g<strong>en</strong>eral David de la Fu<strong>en</strong>te, que llegó ayer a la ciudad, depaso para los Ángeles, Cal., a donde va a continuar sus trabajos <strong>en</strong>caminadosa la unión de los mexicanos para hacer la paz de México,dijo, al hablar de la captura del g<strong>en</strong>eral Ángeles, que su ejecuciónsería un crim<strong>en</strong>, pues es un hombre noble, patriota y una conspicuapersonalidad política mexicana.El g<strong>en</strong>eral De la Fu<strong>en</strong>te, ex condiscípulo del g<strong>en</strong>eral Ángeles,pues los dos estudiaron <strong>en</strong> el Colegio Militar de Chapultepec, vivi<strong>en</strong>dojuntos <strong>en</strong> aquella institución durante siete años, y por tres añoslos dos fueron profesores de artillería <strong>en</strong> el mismo Colegio, dijo:Aunque distanciado de él por cuestiones políticas siempre lo considerécomo un hombre de honor; y al marchar la última vez a México, noiba realm<strong>en</strong>te a unirse a Villa, sino a derrocar al gobierno de Carranza,y a trabajar por la unión nacional.482biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4824/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


Es verdad que se le considera como uno de los mejores artillerosdel mundo, habi<strong>en</strong>do recibido diplomas no sólo <strong>en</strong> México, sino también<strong>en</strong> Europa. Como los nativos del estado de Hidalgo, de donde esoriundo, pert<strong>en</strong>ece a la raza zapoteca.No debe juzgársele ante una corte marcial, pues no ha cometidoun delito de ord<strong>en</strong> militar. Únicam<strong>en</strong>te se le deberá juzgar como rebeldey quizá, de destrucción de la propiedad del gobierno, y por esto,se le debe consignar al Juzgado del Distrito, tal como sucedió con losvillistas que últimam<strong>en</strong>te fueron juzgados <strong>en</strong> Ciudad Juárez. El PasoMorning Times.El Paso, Tex., noviembre 21 de 1919. Señor Presid<strong>en</strong>te V<strong>en</strong>ustianoCarranza. Palacio Nacional. México. Vía Galveston.Agrupaciones mexicanas unidas trabajan por restablecimi<strong>en</strong>topaz México, estiman debe respetarse vida g<strong>en</strong>eral Ángeles, consignándolotribunales compet<strong>en</strong>tes para ser juzgado con apego a la ley, actotrasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tal futura paz República. “Alianza Nacionalista”, “AsociaciónUnionista Mexicana”, “Comité Mexicano de Paz”, “Unión PacifistaMexicana”.Indulto para el g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles.El g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, a la hora de circular este número, puedehaber sido ejecutado, puede vivir aún. No lo sabemos.Ahora bi<strong>en</strong>; una corri<strong>en</strong>te unánime de simpatía nacional se havuelto hacia la interesante personalidad de aquel soldado, cuyos serviciosa la Revolución no se atreverán a negar ni sus más <strong>en</strong>carnizados<strong>en</strong>emigos.Al g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles se le señala como un elem<strong>en</strong>to de valor,con grandes conocimi<strong>en</strong>tos técnicos <strong>en</strong> la milicia, como una intelectualidad<strong>en</strong> el dominio árido de las matemáticas, como un hombre,<strong>en</strong> fin, capaz de ser útil a su patria y nunca, ni los mismos periódicosministeriales, han acusado a Felipe Ángeles de ser un bandolero merecedorde la horca.483biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4834/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


No tememos equivocarnos al asegurar que el país recibiría conjúbilo el indulto de Felipe Ángeles.Revolución no pide clem<strong>en</strong>cia al gobierno.Revolución no implora perdón para un hombre de qui<strong>en</strong> no sabesiquiera si querrá ser perdonado.Revolución, s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te, cumple su deber al convertirse <strong>en</strong> intérpretede la opinión, trasmiti<strong>en</strong>do al gobierno, y muy particularm<strong>en</strong>teal C. Carranza, el cons<strong>en</strong>so unánime del s<strong>en</strong>tir nacional. Revolución,México, 26 de noviembre de 1919.No podemos m<strong>en</strong>os que admirar al que <strong>en</strong> la suprema prueba demuestraser un hombre. Sean cuales fuer<strong>en</strong> los errores de Ángeles, suactitud actual es la de un varón y de un soldado. La guerra es cuestiónde vida o muerte, y el que elige la carrera de las armas no ti<strong>en</strong>e derechoa lam<strong>en</strong>tarse como una mujerzuela, como no lo hace Ángeles.Además, se hallaba <strong>en</strong> el campo, <strong>en</strong> contra de Carranza, y no sepuede evitar el comparar su actividad y su actual actitud, con la de losque rehuy<strong>en</strong> el peligro, y los que han llorado a la hora de verse <strong>en</strong> ély hasta se han puesto de rodillas implorando perdón, y los que están<strong>en</strong>trando a la ergástula carrancista, doblando la cabeza bajo las horcascaudinas de la amnistía. El gobierno de Carranza, si fuera de hombresy no de ridículos y falsarios, conservaría la vida de Ángeles, tan sólopor lo que vale, <strong>en</strong> los mom<strong>en</strong>tos actuales, eso tan raro y fundam<strong>en</strong>tal:un hombre; pero tememos que ésa sea la razón principal para que nosoport<strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia... El Heraldo de México, Los Ángeles, Cal. Nov.26 de 1919.C. V<strong>en</strong>ustiano Carranza. La magnanimidad y la clem<strong>en</strong>cia consolidany hac<strong>en</strong> fuerte una causa. Se pres<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to la oportunidadde que levante usted alto el nombre de México, respetando la vida deÁngeles.Este acto será aplaudido universalm<strong>en</strong>te. Bravo perdonandoa sus <strong>en</strong>emigos, y Madero salvando la vida de Navarro <strong>en</strong> Ciudad484biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4844/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


Juárez, son ejemplos que la historia humana ha recogido <strong>en</strong>tre suspáginas.Más <strong>en</strong>emigos han restado a su administración la conductaseguida con Morelos Zaragoza, que la saña con la que se sacrificóa Díaz Cevallos y a sus compañeros. No arroje una mancha imperecederasobre su nombre, ni otra mácula roja más sobre la naciónmexicana.La nobleza es característica del mexicano. ¡Sea usted ante todo,mexicano! La Patria, El Paso, Texas, Nov. 21 de 1919.De s pué s d e c o n o c i d a la noticiad e l fusilami<strong>en</strong>to d e ÁngelesDe la oficina de El Universal <strong>en</strong> Nueva York. Nueva York, noviembre27. Todos los diarios de esta ciudad publicaron, <strong>en</strong> sus ediciones deesta mañana, ext<strong>en</strong>sas notas relacionadas con el fusilami<strong>en</strong>to del exfederal Felipe Ángeles. No hay uno solo de los periódicos neoyorkinosque no hable del extinto militar, ll<strong>en</strong>ando sus columnas con subiografía, y relatando hechos <strong>en</strong> que el ex g<strong>en</strong>eral tomó parte duranteel gobierno del señor Madero, y después durante la revoluciónconstitucionalista.Puede decirse que los adjetivos se han agotado, al hablar delex g<strong>en</strong>eral Ángeles; unos periódicos le llaman vali<strong>en</strong>te, organizadorextraordinario, bu<strong>en</strong> artillero, etc... y otros hac<strong>en</strong> notar la formatranquila <strong>en</strong> que recibió la muerte, disponi<strong>en</strong>do él su ejecución, yescogi<strong>en</strong>do un lugar junto a la pared ante la cual fue ejecutado.Un importante diario relata los últimos mom<strong>en</strong>tos de Ángeles,dici<strong>en</strong>do que antes de morir elogió a los Estados Unidos. Y termina dici<strong>en</strong>doque la gran República Francesa le debe servicios al ex g<strong>en</strong>eralÁngeles, qui<strong>en</strong> la ayudó a obt<strong>en</strong>er la victoria sobre Alemania, puesque perfeccionó los cañones de 75 mm.485biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4854/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


M<strong>en</strong>saje de Roque González Garza a Carranza:San Antonio, Texas, noviembre 26 de 1919. Señor V<strong>en</strong>ustiano Carranza.Ciudad de México. Hombres que como usted olvidan porpasión los grandes servicios prestados a México por el patriota Ángeles,merec<strong>en</strong> la cond<strong>en</strong>ación de su pueblo. Firmado Roque GonzálezGarza.Contestación de Juan Barragán:Ciudad de México, noviembre 27 de 1919. Roque González Garza,Co. Consulado Mexicano. San Antonio, Tex.La nula significación tus apreciaciones <strong>en</strong> m<strong>en</strong>saje dirigido alseñor presid<strong>en</strong>te, oblígame no <strong>en</strong>tregarlo propio Primer Magistrado.Dado tu reconocido valor, sería conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te te pres<strong>en</strong>taras campo<strong>en</strong>emigo, seguro correr misma suerte que tu def<strong>en</strong>so g<strong>en</strong>eral. Firmado:Barragán. 29La honorable viuda de Madero, el Presid<strong>en</strong>te mártir, ocurrióa Carranza pidiéndole respetara la vida de Ángeles y aquél le hizoconcebir la esperanza del indulto. Pero el r<strong>en</strong>cor de Carranza erainexorable.Isabel, la hija del g<strong>en</strong>eral Ángeles, dirigió a la señorita Carranza,a Chapultepec, un m<strong>en</strong>saje angustioso pidiéndole <strong>en</strong> nombre de sumadre y de sus hermanos, e invocando toda la piedad de su alma,toda la g<strong>en</strong>erosidad de su corazón y toda la bondad de su espíritu,que salvara a su padre del patíbulo. El m<strong>en</strong>saje terminaba con estas29Personas fidedignas me han asegurado que qui<strong>en</strong> fuera jefe del estado mayorde Carranza, se jacta de haber procurado la ejecución de Ángeles, y que, cuando elg<strong>en</strong>eral Diéguez <strong>en</strong> un gesto de honradez telegrafió a Carranza <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de quelegalm<strong>en</strong>te, Ángeles no era militar y sería grave error que lo ejecutaran, la respuestafue un recordatorio de las reglas que la Ord<strong>en</strong>anza previ<strong>en</strong>e para la ejecución de losreos militares cond<strong>en</strong>ados a muerte...486biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4864/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


palabras proféticas: “Repare, señorita, <strong>en</strong> que también usted ti<strong>en</strong>epadre”. Telegrama desgarrador que no tuvo respuesta.La descarga que privó de la vida a Ángeles tuvo eco trágico, seismeses después, con los disparos de Tlaxcalantongo.Ciudad de México, noviembre 26. El g<strong>en</strong>eral brigadier don FelipeÁngeles, del antiguo Ejército Federal, director que fue durante la presid<strong>en</strong>ciade don Francisco I. Madero, del Colegio Militar de Chapultepec,y segundo <strong>en</strong> jefe del movimi<strong>en</strong>to revolucionario de Chihuahua,desde el mes de noviembre de 1918, fue fusilado hoy, a las seis treintade la mañana, por las autoridades militares carrancistas de la ciudad deChihuahua, después de haber sido sometido a un Consejo de Guerraque le cond<strong>en</strong>ó a sufrir la última p<strong>en</strong>a.Nada pudo arrancar al g<strong>en</strong>eral Ángeles de las manos de sus verdugos.La justicia federal a qui<strong>en</strong> acudieron sus def<strong>en</strong>sores buscandoun aplazami<strong>en</strong>to de la ejecución, se mostró sorda a todo razonami<strong>en</strong>to.Parece ser que había el propósito deliberado de privar a México de unhombre que pudo serle útil <strong>en</strong> lo futuro. Carranza le temía; se mostrabaceloso de él desde la época <strong>en</strong> que se produjeron las primeras desav<strong>en</strong><strong>en</strong>ciasrevolucionarias de 1914, y tal vez estos viejos res<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos obraronsobre él y lo determinaron a sacrificar bárbaram<strong>en</strong>te a su <strong>en</strong>emigo.Hay una excitación trem<strong>en</strong>da <strong>en</strong> esta ciudad. Los porm<strong>en</strong>oresdel fusilami<strong>en</strong>to de Ángeles, que murió como han muerto hasta hoytodos los hijos del Colegio de Chapultepec, noble y valerosam<strong>en</strong>te,han provocado un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de odio contra el gobierno. Se cree, <strong>en</strong>g<strong>en</strong>eral, que fue un acto torpe de Carranza. Se supone que si el vali<strong>en</strong>teex federal hubiera sido agraciado con un acto de magnanimidad departe del Ejecutivo, la prev<strong>en</strong>ción y hostilidad de que éste es objeto <strong>en</strong>toda la nación, hubiera disminuido un tanto. Y hasta algunos llegan aconjeturar que el perdón de Ángeles hubiera sido el principio de la pacificacióndel estado de Chihuahua, porque los <strong>en</strong>emigos de Carranza,<strong>en</strong> esa <strong>en</strong>tidad federativa, hubieran visto <strong>en</strong> ese perdón una reacciónsaludable <strong>en</strong> los procedimi<strong>en</strong>tos del gobierno.487biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4874/1/<strong>08</strong> 10:30:<strong>13</strong> <strong>AM</strong>


El vacío, que ya existía <strong>en</strong> torno de Carranza, es ahora absoluto.La sociedad está alarmada e indignada al mismo tiempo. Y no se hablacon desdén de los hombres del gobierno, sino con asco. Y sal<strong>en</strong> aluz, <strong>en</strong> fúnebre y sangri<strong>en</strong>ta procesión, sus crím<strong>en</strong>es más reci<strong>en</strong>tes; ladecapitación de Álvarez, el homicidio de Díaz Cevallos. Y la sociedadse pregunta: ¿si un gobierno así, que vive del crim<strong>en</strong>, por el crim<strong>en</strong> ypara el crim<strong>en</strong>, ti<strong>en</strong>e derecho a la exist<strong>en</strong>cia?Fuera del mundo carrancista, todos los elem<strong>en</strong>tos de la sociedadpidieron gracia para el g<strong>en</strong>eral Ángeles. Amigos y <strong>en</strong>emigos, hombresy mujeres, nacionales y extranjeros. Fue un clamor g<strong>en</strong>eral quese elevó de frontera a frontera de la República. Pero todo fue inútil.Carranza no ha sabido nunca dónde acaba el crim<strong>en</strong> y dónde empiezala justicia.P<strong>en</strong>osa impresión causó <strong>en</strong> San Antonio el fusilami<strong>en</strong>to del señor g<strong>en</strong>eraldon Felipe Ángeles, y esa p<strong>en</strong>a compartió con el elem<strong>en</strong>to mexicanola sociedad norteamericana, y se tradujo <strong>en</strong> explosiones de odioy am<strong>en</strong>aza contra los responsables de ese crim<strong>en</strong>.“La sangre de Ángeles ahogará a Carranza”. Nos decía con tonode convicción un antiguo compañero de armas del extinto g<strong>en</strong>eral.Y otro, más vehem<strong>en</strong>te todavía, exclamó <strong>en</strong> tono de am<strong>en</strong>aza:“Nos cobraremos <strong>en</strong> sangre esa sangre”.Una señora norteamericana que ha vivido <strong>en</strong> México y que estáfamiliarizada con la g<strong>en</strong>te y las costumbres de nuestro país, dijo estaspalabras a un redactor de este periódico: “Ese crim<strong>en</strong> no quedará impune.Los refugiados mexicanos <strong>en</strong>emigos políticos del g<strong>en</strong>eral Ángeles,también desaprueban <strong>en</strong> términos <strong>en</strong>érgicos la conducta seguidapor Carranza <strong>en</strong> este caso”.Carranza es ingrato —nos dijo un viejo soldado de la República—.Sin la interv<strong>en</strong>ción militar de Ángeles <strong>en</strong> el movimi<strong>en</strong>to armadode 19<strong>13</strong>, no estaría donde está; y un periodista reaccionario, se produjo<strong>en</strong> estos términos: “Desaprobamos el crim<strong>en</strong>, qui<strong>en</strong>quiera quesea la víctima. Es monstruoso lo que pasa <strong>en</strong> México; los bandidos488biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4884/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


‘ajusticiando’ a los Caballeros de la Legión de Honor”. Puede decirseque <strong>en</strong> torno de Carranza se ha despertado una tempestad de odios. ElTrabajo, San Antonio, Texas, Nov. 30 de 1919.Má s p r o t e s ta s p o r la m u e r t e d e ÁngelesSalvatierra, Dic. 9 de 1919. (Especial para Revolución). Todo el pueblomexicano honrado cond<strong>en</strong>a y execra el asesinato de Felipe Ángeles,inspirado por el tirano <strong>en</strong> complicidad con los mismos que conlas bayonetas nos lo impusieron.En nombre, pues, del pueblo mexicano, justo es arrojar al rostrode los criminales oficiales, <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> que les corresponde según sucategoría, su villanía y el fallo popular cond<strong>en</strong>atorio, y a decirlesque si ya que ellos repican a gloria por el des<strong>en</strong>lace sanguinario deldrama de Ángeles, también el pueblo mexicano <strong>en</strong>tona aleluyas porel mismo suceso, pues sin paradoja, por razones distintas, un mismohecho produce igual satisfacción <strong>en</strong> el gobierno y <strong>en</strong> nosotros, aunquelos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos que animan a unos y a otros sean la mayor delas antítesis. El gobierno está cont<strong>en</strong>to porque se dice: suprimí al másformidable de mis <strong>en</strong>emigos, y el pueblo contesta: Contra mis deseosy atropellando la ley, destruiste una vida útil; suprimiste un hombreque hacía honor a la patria y era admirado <strong>en</strong> el extranjero. ¡Mejorasí! Mi<strong>en</strong>tras más os afanéis <strong>en</strong> continuar por esa s<strong>en</strong>da, más os acercáisal fin; vibra aún la frase del asesinado: La sangre de los mártiresfecunda las bu<strong>en</strong>as causas. Exclamamos: ¡Continuad, carrancismo,vuestra ebriedad de sangre! ¡Vuestro despilfarro del tesoro público!¡Continuad la imposición, gobernantes! ¡Seguid adelante con vuestrosatropellos a la justicia! ¡Consumad la imposición del Presid<strong>en</strong>tede la República! ¡Seguid la s<strong>en</strong>da que lleváis, que por el pueblo laboráis!Revolución. México, D. F., Dic. 15 de 1919.489biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4894/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


¿Qué opina usted del fusilami<strong>en</strong>to del g<strong>en</strong>eral Ángeles?El Primer Jefe a qui<strong>en</strong> hicimos la anterior pregunta, fue al g<strong>en</strong>eral dedivisión don Joaquín Téllez, qui<strong>en</strong> se sirvió respondernos: “Yo creoque es un crim<strong>en</strong> innecesario”.El g<strong>en</strong>eral de división, don Arnoldo Casso López, militar prestigiado,respetado como el anterior, nos respondió: “Opino que se hasacrificado sin razón a un hombre que hubiera sido más tarde muyútil a nuestro país”.El señor g<strong>en</strong>eral de brigada don G<strong>en</strong>aro Trías, se sirvió manifestarnos:Opino que es un acto ilegal e inhumano bajo todos conceptos, puesÁngeles, según los mismos carrancistas, no era militar, sino civil, yno debió haber sido juzgado por un Consejo de Guerra. Juzgado porun tribunal civil, no hubiera sido s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado a muerte. Inhumano,porque se deja con su muerte <strong>en</strong> la más desesperada situación a unaesposa y a varios pequeños hijos.El señor t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel don Salvador Altamirano, ex profesordel Colegio Militar, se conmovió extraordinariam<strong>en</strong>te cuando lecomunicamos la noticia y nos dijo: “Estos bandidos han matado uncerebro, no a un hombre”. Y añadió algunos apóstrofes hijos de lamás sincera indignación.A los mismos señores les hicimos esta pregunta:Se dijo que el fusilami<strong>en</strong>to de Ángeles sería un caso de ejemplaridadpara los <strong>en</strong>emigos del carrancismo, ¿cree usted que será b<strong>en</strong>eficiosopara el gobierno?El g<strong>en</strong>eral Téllez dijo: “Lejos de ser b<strong>en</strong>eficioso al carrancismo,le será funesto, pues da cabal idea de debilidad y de temor”.El g<strong>en</strong>eral Casso López contestó: “Bajo todos conceptos, la muertede un militar mexicano tan emin<strong>en</strong>te como lo fue el g<strong>en</strong>eral FelipeÁngeles, dará un resultado contraproduc<strong>en</strong>te al carrancismo”.490biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4904/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


El g<strong>en</strong>eral Trías nos dijo:Tales medidas de rigor <strong>en</strong> la forna <strong>en</strong> que los carrancistas las estánllevando a cabo, me parec<strong>en</strong> ya extemporáneas, por creer que hapasado ya el tiempo de los castigos ejemplares, y que sería más b<strong>en</strong>eficiosopara el carrancismo emplear ciertas medidas de nobleza yg<strong>en</strong>erosidad para con sus <strong>en</strong>emigos v<strong>en</strong>cidos.El t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Altamirano opina <strong>en</strong> términos <strong>en</strong>érgicos,que es un acto estúpido, de barbarie inconcebible y sólo digno delcarrancismo.El señor coronel don Juan José Rocha, nos dijo refiriéndose a lasdos preguntas anteriores:La ejecución del g<strong>en</strong>eral Ángeles es una ignominia para el carrancismo,porque no era militar, según las mismas determinaciones de losdominadores <strong>en</strong> México. Es el mismo caso del g<strong>en</strong>eral Francisco de P.Álvarez. En estos casos de la jurisdicción civil, los delitos políticos noson castigados con la p<strong>en</strong>a de muerte.Los compañeros, agregó, no deb<strong>en</strong> desanimarse por este sucesoque ha de resultar a la postre contraproduc<strong>en</strong>te, como ha resultado<strong>en</strong> el Sur.Lo que dijo el capitán López Rangel:Este año, para ese abominable gobierno de Carranza, ha sido, quizás,un año de gloria; han creído los carrancistas que con asesinar aZapata, Blanquet y Ángeles, el gobierno se consolida. No; eso nunca.Un crim<strong>en</strong> como éste no demuestra sino una debilidad extremay una cobardía inaudita... La República, El Paso, Texas, Nov. 27 de1919.491biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4914/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


La opinión nuestra ya está expresada de antemano.No es una exageración, no es una paradoja, es la verdad. La sangrede Felipe Ángeles, que nunca debió ser derramada de tan infamemanera como se ha hecho, caerá sobre V<strong>en</strong>ustiano Carranza. Estasfrases sacram<strong>en</strong>tales las hemos oído <strong>en</strong> labios de mujeres mexicanas,que han v<strong>en</strong>ido a la redacción de este diario, con lágrimas <strong>en</strong> los ojos,para protestar contra el crim<strong>en</strong> que acaba de <strong>en</strong>sombrecer los fastosgloriosos de Chihuahua.Fin d e la t r a g e d i a. Pr i m e r o él. Des p ués ell a.¡Po b r e s h u é r fa n o s!De El Universal, de México, tomamos el sigui<strong>en</strong>te párrafo:Pr<strong>en</strong>sa Asociada. Nueva York, diciembre 8. La señora Clara Kraus deÁngeles, murió aquí el domingo llamando todavía a su esposo, el exg<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, pues ignoraba que hubiera sido ejecutado; fuesepultada hoy. Su cuerpo permanecerá <strong>en</strong> una fosa de un cem<strong>en</strong>teriode Nueva York, hasta que sea posible llevar el cadáver del ex g<strong>en</strong>eral ala ciudad de México y sepultarlo allí, <strong>en</strong> unión del de su esposa y <strong>en</strong>una misma tumba.Las últimas palabras de la señora de Ángeles fueron para <strong>en</strong>viara su esposo un m<strong>en</strong>saje, <strong>en</strong> el que le pedía que no se afligiera por sumuerte y que tuviera valor.Nueva York, diciembre 8. Con motivo del fallecimi<strong>en</strong>to de laesposa del ex g<strong>en</strong>eral Ángeles, todos los principales periódicos consagrana la memoria de la extinta dama, expresivos artículos necrológicos.Algunos de dichos periódicos publican el retrato de la señora deÁngeles.492biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4924/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


El l i n c h a m i e n t o d e l g<strong>en</strong>eral ÁngelesPor el lic<strong>en</strong>ciado Manuel CaleroCapítulo adicional del libro Un dec<strong>en</strong>io de políticamexicana, dedicado al g<strong>en</strong>eral Ángeles, <strong>en</strong> 1920.Varias veces me asaltó el temor, mi<strong>en</strong>tras escribía las páginas anteriores,de que el hombre a qui<strong>en</strong> iban dedicadas cayera <strong>en</strong> manosde sus <strong>en</strong>emigos. Ángeles se había lanzado a una av<strong>en</strong>tura peligrosa,y era para mí seguro que, si fracasaba, su vida sería el precio de sufracaso. Los patíbulos <strong>en</strong> el México de hoy son erigidos para sacrificara hombres de bi<strong>en</strong>, y Ángeles, v<strong>en</strong>cido, nada podía esperar sinola muerte.¿Por qué este suceso causó tan viva s<strong>en</strong>sación d<strong>en</strong>tro y fuera demi país, no obstante que el mundo <strong>en</strong>tero está acostumbrado a verque el derecho de los mexicanos a la vida es hoy por hoy el más frágilde los derechos?¿Por qué los principales diarios de los Estados Unidos publicaroneditoriales cuando Ángeles cayó prisionero y cond<strong>en</strong>aron despuéssu muerte como un asesinato? ¿Por qué millares de particulares,nacionales y extranjeros, y aun algunos gobiernos amigos de México,intercedieron porque la vida de Ángeles fuera respetada? Algo singulardebía haber <strong>en</strong> la personalidad de éste para que se produjera <strong>en</strong>favor suyo tan int<strong>en</strong>so movimi<strong>en</strong>to de simpatía, y algo de extraordinariam<strong>en</strong>terepugnante debe haber habido <strong>en</strong> la actitud de sus verdugospara provocar un movimi<strong>en</strong>to de indignación.Felipe Ángeles era un apasionado de la ci<strong>en</strong>cia y de la justicia y,por lo tanto, un rebelde contra el medio <strong>en</strong> que le tocó nacer y vivir.Desde su época de estudiante, <strong>en</strong> la que obtuvo brillantísimostriunfos y estableció la base de su fama, y más tarde, durante sucarrera de oficial <strong>en</strong> el ejército y de profesor <strong>en</strong> la escuela militar,Ángeles se manifestó constantem<strong>en</strong>te inconforme con los métodos493biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4934/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


494antici<strong>en</strong>tíficos y rutinarios de los viejos soldados, y, <strong>en</strong> una esferamás amplia, con las injusticias de nuestra organización social. Laelevación de su intelig<strong>en</strong>cia, su int<strong>en</strong>so amor al estudio, su afán deprogreso, se conjuntaban <strong>en</strong> su espíritu con una bondad exquisita,de la que era reflejo su vehem<strong>en</strong>te interés por los desvalidos.Honrado <strong>en</strong> sus actos y sincero <strong>en</strong> la expresión de sus s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tosy opiniones, su franqueza le acarreó algunas veces la c<strong>en</strong>sura desus superiores y aun castigos disciplinarios. Empero, su reputaciónde hombre sabio y bu<strong>en</strong>o y compet<strong>en</strong>tísimo oficial, acabaron porconquistarle <strong>en</strong> el ejército un nombre distinguido, y por asegurarlela estimación y el respeto de sus compañeros de armas.Ya con el grado de coronel y después de varios años de permanecer<strong>en</strong> Francia, consagrado a importantes estudios militares, volvióa México a fines de 1911, bajo el gobierno del señor Madero. ElPresid<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ía informes de los merecimi<strong>en</strong>tos de Ángeles y le llamóa su lado. Pronto se estableció <strong>en</strong>tre estos dos hombres bu<strong>en</strong>os unaintelig<strong>en</strong>cia cordial.Cuando el gobierno de Madero cayó, Huerta <strong>en</strong>carceló a Ángelescon qui<strong>en</strong> sabía que no podía contar. Ángeles era no sólo fiel a lapersona del Presid<strong>en</strong>te, sino el prototipo del honor militar. Yo creo,y conmigo muchos otros, que Huerta respetó la vida de Ángeles, portemor al movimi<strong>en</strong>to de indignación que el asesinato de éste habríaprovocado <strong>en</strong> el ejército.A poco de sacrificado el señor Madero, Ángeles fue puesto <strong>en</strong>libertad; pero algunos días después surgió un pretexto que Huertaaprovechó para <strong>en</strong>carcelarlo de nuevo. Durante los días del pronunciami<strong>en</strong>tode la Ciudadela, un jov<strong>en</strong> de honorable familia, ardoroso“felicista”, trató de sublevar a un batallón de la brigada mandadapor Ángeles. El batallón se hallaba al fr<strong>en</strong>te del <strong>en</strong>emigo, <strong>en</strong> la líneade fuego y, el jov<strong>en</strong> corruptor, apreh<strong>en</strong>dido in fraganti, habría sidofusilado <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de la tropa si la bondad de Ángeles no hubierarepugnado ese acto terrible, pero legítimo, de rigor. El jov<strong>en</strong> muriódespués trágicam<strong>en</strong>te, y sus familiares d<strong>en</strong>unciaron el hecho a la aubiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>4944/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


toridad militar. Huerta determinó <strong>en</strong>tonces sujetar a Ángeles a unproceso para t<strong>en</strong>erlo asegurado.Mi trato estrecho con Ángeles data de esa época. Acepté ser sudef<strong>en</strong>sor y me propuse salvarlo cuando me conv<strong>en</strong>cí de que el procesoera sólo un instrum<strong>en</strong>to de persecución política. La fidelidadmilitar de Ángeles al gobierno de Madero, me inspiraba profundorespeto para el procesado y mis frecu<strong>en</strong>tes y largas conversacionescon éste despertaron <strong>en</strong> mí s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de admiración por sus virtudesy su tal<strong>en</strong>to.Huerta me había dicho que como Ángeles “t<strong>en</strong>ía muchos <strong>en</strong>emigos”,era preferible, para su seguridad, que permaneciera indefinidam<strong>en</strong>te<strong>en</strong> la cárcel y que el proceso siguiera abierto, tambiénindefinidam<strong>en</strong>te, a pesar de que las investigaciones del juez instructorsólo daban resultados negativos; y esto me decidió a empr<strong>en</strong>dercon el dictador una lucha difícil y t<strong>en</strong>az, que duró varios meses, hastalograr que a Ángeles se le pusiera <strong>en</strong> libertad, a pretexto del desempeñode una comisión <strong>en</strong> Europa.Algunos malqueri<strong>en</strong>tes de Ángeles han dicho que éste empeñósu palabra de honor de ser fiel al gobierno de Huerta, y que a talprecio obtuvo su libertad; y hay qui<strong>en</strong> agregue que a Ángeles se leconfío <strong>en</strong> Europa una comisión honrosa y de confianza. Todo estoes inexacto. Ahora que Ángeles ha muerto, puedo decir que a míme debió su libertad, y que todas las maniobras que produjeron esteresultado fueron obra exclusivam<strong>en</strong>te mía, sin que Ángeles tomaraparte <strong>en</strong> ello, ni se le exigiera cosa alguna, mucho m<strong>en</strong>os promesassolemnes. Lo de la comisión <strong>en</strong> Europa, fue una farsa, un mero expedi<strong>en</strong>tepara cubrir una fórmula de las leyes militares, pues Ángelesera puesto <strong>en</strong> libertad estando sujeto a proceso. Al comisionado nose le dieron instrucciones, ni se le fijó lugar de resid<strong>en</strong>cia, ni se leimpusieron obligaciones determinadas. Por último, no se le dieronrecursos para salir de la República, si<strong>en</strong>do necesario que yo, personalm<strong>en</strong>te,proporcionara el valor de los pasajes de Ángeles y sufamilia de la ciudad de México a la de París.495biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4954/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


La verdad es que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que obtuve la liberación deÁngeles, Huerta creía que había dominado a la Revolución: era elmom<strong>en</strong>to psicológico. Fingía Huerta, además, m<strong>en</strong>osprecio por losconocimi<strong>en</strong>tos y aptitudes militares de mi amigo, de qui<strong>en</strong> decía quesólo era un “matemático”. Pronto se conv<strong>en</strong>ció de que era verdaderog<strong>en</strong>eral.Ángeles fue de los hombres sinceros y candorosos que al estallarel movimi<strong>en</strong>to contra Huerta, vieron <strong>en</strong> Carranza al v<strong>en</strong>gador deMadero y al continuador de los esfuerzos de éste por el establecimi<strong>en</strong>tode un gobierno democrático. Ángeles se figuró que el viejoS<strong>en</strong>ador porfirista, se había contagiado del <strong>en</strong>tusiasmo de Maderopor las libertades populares, y a poco de llegar a Europa regresó aMéxico a prestar sus servicios a la Revolución.Era esto <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que Carranza, v<strong>en</strong>cido <strong>en</strong> Coahuila,se amparaba bajo la sombra g<strong>en</strong>erosa de don José María Maytor<strong>en</strong>a,el demócrata y patriota gobernador de Sonora.Con los mismos títulos que Carranza, puesto que también eragobernador constitucional de un estado, con tropas organizadas yotros elem<strong>en</strong>tos valiosos, Maytor<strong>en</strong>a había t<strong>en</strong>ido la abnegación derecibir a Carranza, de socorrerlo hasta el extremo de darle ropas conque vestirse, y de reconocerlo como jefe de la Revolución, crey<strong>en</strong>docomo Ángeles, como tantos otros, que Carranza obraba de bu<strong>en</strong>a fey que su jefatura garantizaba la lucha contra la reacción y el triunfode la causa democrática. Maytor<strong>en</strong>a salvó a la Revolución... por locual no es de extrañarse que ahora se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> el destierro.Ya he dicho <strong>en</strong> uno de los capítulos de este libro cómo Ángeles seequivocó, cómo se equivocaron todos. El primer sacrificado fue el lic<strong>en</strong>ciadodon Francisco Escudero, ministro de relaciones del gobiernorevolucionario, hombre cultísimo y de personalidad propia, a qui<strong>en</strong>Carranza, por lo mismo, no pudo tolerar. Después siguió Ángeles,que tuvo que arrojarse <strong>en</strong> brazos de Francisco Villa, para redimirse desu intolerable situación al lado de Carranza, para qui<strong>en</strong> el mérito y lasvirtudes de sus subalternos son una sombra y un estorbo.496biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4964/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


Empezó <strong>en</strong>tonces la época más interesante de la vida del g<strong>en</strong>eralÁngeles. Forzado a convivir con un hombre inculto, de instintosferoces, pero dotado, a la vez, de superior intelig<strong>en</strong>cia y de formidablesaptitudes de caudillo, Ángeles tuvo que desplegar una habilidadexquisita para no sacrificar su honra y obt<strong>en</strong>er de la fuerza moral deVilla todo el provecho posible para el triunfo de la Revolución. Porlo pronto, a Ángeles le preocupaba el problema militar: destruir aHuerta y a su ejército; después abordaría el problema político, quepara él consistía <strong>en</strong> frustrar las ambiciones dictatoriales del “PrimerJefe” de la Revolución.Cuando se escriba la biografía de Ángeles, se conocerán los esfuerzosde éste —a m<strong>en</strong>udo altam<strong>en</strong>te fructuosos—, por at<strong>en</strong>uar laferocidad implacable de Villa y de sus hombres. Un espíritu refinadoy culto, <strong>en</strong>amorado de la justicia, no podía pasar con indifer<strong>en</strong>ciapor los excesos de los revolucionarios y el despotismo sin fr<strong>en</strong>o de loscabecillas. Contra todo esto luchó sin cesar, con riesgo constante desu vida, y poni<strong>en</strong>do, además, sus vastísimos conocimi<strong>en</strong>tos militaresal servicio de la causa que def<strong>en</strong>día; contribuyó, <strong>en</strong> grado decisivo, alos triunfos de la División del Norte, y a la reputación de inv<strong>en</strong>cibleque ésta conquistó.Cuando <strong>en</strong>greído con su propia fama, Villa empezó a creer quepodía prescindir del concurso de Ángeles, la suerte le volteó la espalda.Los triunfos del g<strong>en</strong>eral Obregón sobre la División del Nortefueron previstos y predichos por el g<strong>en</strong>eral Ángeles; pero Villa desdeñólos consejos de su antiguo m<strong>en</strong>tor y fue derecho a la derrota.Después de estos sucesos, Ángeles buscó el camino del destierro y seconsagró por dos o tres años, <strong>en</strong> medio de la más completa pobreza,al estudio y a la meditación.Ángeles era meditabundo y melancólico. Con fuerte proporciónde sangre india, t<strong>en</strong>ía la característica tristeza de los hombresde esta raza. Sus pasiones, aunque int<strong>en</strong>sas, no eran explosivas; t<strong>en</strong>íagran dominio sobre sí mismo y un espíritu de implacable crítica parasus propios actos. Su profunda simpatía hacia todos los sufrimi<strong>en</strong>tos497biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4974/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


humanos, lo fue haci<strong>en</strong>do desc<strong>en</strong>der irresistiblem<strong>en</strong>te por la p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tedel socialismo; pero sus conclusiones radicales eran siempremitigadas por el contrapeso de su gran cultura ci<strong>en</strong>tífica. Amaba alos pobres, a los ignorantes, a los humildes; pero a la vez compr<strong>en</strong>díaque los problemas del gobierno, que los problemas humanos, nopodían ser resueltos por los incultos. Este concepto era tan firme <strong>en</strong>su espíritu, que no pudo dejar de <strong>en</strong>unciarlo ante los sicarios de Carranzaque formaron la corte marcial que lo mandó al patíbulo.Sin embargo, su amor por el pueblo bajo le hacía reincidir <strong>en</strong>el error de creer que aquél poseía la virtud innata de saber escoger alos hombres mejores, a los estadistas más preparados para gobernarlo;y aplicando esta noción a la democracia mexicana, soñaba conel adv<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de un régim<strong>en</strong> <strong>en</strong> el que nuestras grandes masasanalfabetas llevaran al poder a los sabios, para que éstos señalaran aaquéllas el camino del progreso y de la justicia.Así, no es de extrañar que ansiara la caída de Carranza, a qui<strong>en</strong>declaraba dotado de intelig<strong>en</strong>cia ori<strong>en</strong>tada hacia el mal. Se dolía deque hombres incultos, y hasta asesinos y ladrones, se hubieran apoderadode los puestos públicos y desplegaran sobre los pobres sudespotismo ignaro y opresor. El pueblo, al que Madero había soñadoredimir, por el que Ángeles había creído luchar, había sido burlado porla Revolución.Pero sobre todos estos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos, <strong>en</strong> Ángeles actuaba dominanteuno: el amor a la patria. Creía que la interv<strong>en</strong>ción armada delos Estados Unidos sería inevitable consecu<strong>en</strong>cia de las torpezas ydesafueros del carrancismo, y no t<strong>en</strong>ía esperanza de que ese peligrofuera conjurado mi<strong>en</strong>tras el carrancismo subsistiera. Esto era <strong>en</strong> éluna obsesión, que se agravaba cada vez que la diplomacia poco diplomáticadel gobierno americano y la bravuconería de Carranza,dirigida a la galería latinoamericana, dejaba p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te la soberaníade México, del hilo frágil de la paci<strong>en</strong>cia del Presid<strong>en</strong>te Wilson.Ángeles veía con ojo técnico la pot<strong>en</strong>cia militar de este país y lacomparaba con amargura con la nuestra, que tan a fondo conocía.498biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4984/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


No le hacía mella la consideración que tan a m<strong>en</strong>udo hac<strong>en</strong> los charlatanesa los que quier<strong>en</strong> <strong>en</strong>gañarse a sí mismos, sobre el escudo quepara nosotros repres<strong>en</strong>ta el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de solidaridad de los otrospueblos de nuestra raza, porque veía la impunidad con que el gobiernode los Estados Unidos intervi<strong>en</strong>e, según le place, <strong>en</strong> los asuntosinteriores de algunos países, de este contin<strong>en</strong>te. Citaba a m<strong>en</strong>udo elcaso de la República Dominicana, borrada del mapa de los puebloslibres por el presid<strong>en</strong>te Wilson, a ci<strong>en</strong>cia y paci<strong>en</strong>cia de los gobiernosde los países hermanos, y sin la protesta del gobierno de Carranza,que tanto alardeaba de def<strong>en</strong>sor de los fueros latinoamericanos.Si <strong>en</strong> mucho de esto Ángeles t<strong>en</strong>ía razón, se equivocaba <strong>en</strong> sujuicio sobre el temperam<strong>en</strong>to del pueblo de los Estados Unidos. Sefiguraba que la guerra de Europa iba a suscitar <strong>en</strong>tre nuestros vecinosel espíritu guerrero, la pasión por la av<strong>en</strong>tura militar, y creía firmem<strong>en</strong>teque al volver triunfantes de los campos de Francia las huestesnorteamericanas, su desbordami<strong>en</strong>to sobre México sería inevitable.No se daba cu<strong>en</strong>ta de la fuerza de absorción que la vida civil ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong>esta sociedad organizada para el trabajo, y suponía que el que ha sidoguerrero, seguiría siéndolo y empujaría a los demás a una av<strong>en</strong>turade conquista, al m<strong>en</strong>or pretexto que para ello surgiera.Abrumado por estos pres<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos, creyó que su deber era estar<strong>en</strong> territorio mexicano. Si lograba eliminar la causa suprema d<strong>en</strong>uestros males —según él, la dictadura de Carranza—, se abriría paraMéxico una era de justicia interior y de seguridad internacional. Si nopodía realizar su propósito, estaría, cuando m<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> aptitud de lucharcontra la invasión, si ésta llegaba a sobrev<strong>en</strong>ir. Solo y sin recursos,<strong>en</strong>tró a territorio mexicano la noche del 11 de diciembre de 1918.A pesar de nuestros frecu<strong>en</strong>tes desacuerdos, a m<strong>en</strong>udo profundos,Ángeles me hizo confid<strong>en</strong>te de sus int<strong>en</strong>ciones. Éstas consistían,primeram<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> reunir <strong>en</strong> un haz, por obra del conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>to, atodas las facciones adversas a Carranza, para hacer con ellos la guerrasi ello era necesario; una guerra humanitaria, sin fusilami<strong>en</strong>tos deprisioneros. Después, restablecería el régim<strong>en</strong> de la Constitución499biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 4994/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


de 1857, bajo la condición precisa de que ni él ni ninguno de suslugart<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes habría de aspirar a la Presid<strong>en</strong>cia de la República. Llamaríaa todos los mexicanos, aun a los carrancistas, a la concordia ya la unión, y buscaría la cooperación de los hombres más aptos pararesolver los problemas nacionales. “El pueblo me seguirá, afirmaba,a no ser que admitamos que nuestros compatriotas están satisfechoscon vivir bajo la opresión de una dictadura”.Su primer paso <strong>en</strong> esta empresa habría de ser la conquista moralde Francisco Villa. Aprovechando la transformación que, segúnÁngeles, se había operado <strong>en</strong> el espíritu de Villa, por las derrotas ylas decepciones. Quería hacer <strong>en</strong>trar a éste por el s<strong>en</strong>dero del bi<strong>en</strong>;pret<strong>en</strong>día humanizarlo y, además, conv<strong>en</strong>cerlo de que su papel <strong>en</strong>la reconstrucción de la República, t<strong>en</strong>dría que ser, por la fuerza, secundario,mi<strong>en</strong>tras no probara con hechos positivos que había abandonadopara siempre sus procedimi<strong>en</strong>tos de implacable ferocidad.Pret<strong>en</strong>día, <strong>en</strong> suma, convertirse <strong>en</strong> domador de fieras.Como mi amigo no podía conv<strong>en</strong>cerme, agoté, a mi vez, losargum<strong>en</strong>tos para disuadirlo de tan peligrosa av<strong>en</strong>tura. Varias vecesle dije que al figurármelo <strong>en</strong> los desiertos de Chihuahua, v<strong>en</strong>ía a mimemoria un absurdo cuadro del pintor español Fabrés, que repres<strong>en</strong>taal padre Hidalgo lanzando gritos <strong>en</strong> medio de la desolación deldesierto, cuadro que adorna o adornaba uno de los muros del Salónde Embajadores de nuestro Palacio Nacional de México, y a estacomparación alude Ángeles <strong>en</strong> la carta de despedida que me dirigiócasi <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de cruzar la frontera. No creía yo ins<strong>en</strong>sato el quepret<strong>en</strong>diera reunir <strong>en</strong> torno de su bandera a las facciones de la Revolución;pero estimaba yo que el primer paso —la obra de apostoladocerca de Villa—, iba a ser el escollo <strong>en</strong> el que todo esfuerzo habría deestrellarse. Respecto del apoyo popular, nuestras opiniones tambiéndiferían. El pueblo mexicano está muy lejos de s<strong>en</strong>tirse satisfechobajo el régim<strong>en</strong> corrompido del carrancismo; pero ese pueblo no haalcanzado, por desgracia, el grado necesario de adelanto para podererguirse y sacudir la fuerza que lo abate.<strong>50</strong>0biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>04/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


¿Cuándo ha sido el carrancismo un régim<strong>en</strong> popular, que cu<strong>en</strong>tecon la opinión pública? No digo ahora, cuando los órganos de lapr<strong>en</strong>sa revolucionaria, los diputados revolucionarios y aun los g<strong>en</strong>eralesrevolucionarios proclaman, <strong>en</strong> todos los tonos, que la Revoluciónha fracasado, que ha hecho bancarrota; ni aun <strong>en</strong> los tiemposde su apogeo, cuando acababa de triunfar de todos sus <strong>en</strong>emigos y sealzaba orgullosa sobre el pavés de la victoria, la Revolución carrancistaha contado con la simpatía y el aplauso del pueblo. Los mismosrevolucionarios —los de bu<strong>en</strong>a fe— así lo confesaron <strong>en</strong>tonces. Ahíestán las palabras del diputado a la asamblea constituy<strong>en</strong>te de Querétaro,Machorro Narváez, ahora subsecretario <strong>en</strong> el gabinete deCarranza, que <strong>en</strong> un arranque de sinceridad dijo a sus colegisladoresqueretanos <strong>en</strong> diciembre de 1916:La Revolución actual todavía no es popular <strong>en</strong> México. La mayoría delpueblo mexicano está todavía contra la Revolución; las clases altas,las clases medias <strong>en</strong> gran parte, y el elem<strong>en</strong>to intelectual antiguo, estáncontra la Revolución; las clases trabajadoras de cierta categoría, losempleados particulares, los que forman principalm<strong>en</strong>te la clase media,están contra la Revolución; todavía somos la minoría...Y todavía sigu<strong>en</strong> siéndolo. Empero, esas clases altas, esa clasemedia, ese elem<strong>en</strong>to intelectual, esas clases trabajadoras, todos y todasti<strong>en</strong><strong>en</strong> que resignarse a esperar a que el carrancismo se purifique,si puede, o a que acabe de disolverse <strong>en</strong> su propia podredumbre.Sin fusiles ni municiones, nuestro pueblo —la parte de él susceptiblede reaccionar—, no se lanzará sobre la boca de los fusiles que <strong>en</strong>manos de Carranza puso la complac<strong>en</strong>cia extraviada del presid<strong>en</strong>teWilson. Ángeles, al igual que Madero, creía que el <strong>en</strong>tusiasmo delas masas era sufici<strong>en</strong>te para derribar la dictadura y, como Pedro elErmitaño, solo y sin más armas que su fe, pret<strong>en</strong>dió convocar a losguerreros y a los pueblos a una heroica cruzada por la conquista dela libertad.<strong>50</strong>1biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>14/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


Con ruda franqueza cond<strong>en</strong>é estos proyectos, nobles pero utópicos.Yo quería reservar a Ángeles, por si llega el mom<strong>en</strong>to de t<strong>en</strong>erque luchar por la soberanía de México, y le hacía ver que carecía delas cualidades del caudillo y también de las del apóstol. No era ni unMorelos, ni un Madero. En cambio, era un g<strong>en</strong>eral a la moderna, ala Foch, ll<strong>en</strong>o de ci<strong>en</strong>cia y de experi<strong>en</strong>cia, llamado quizá a satisfaceruna suprema necesidad nacional.Debía, por ahora, permanecer <strong>en</strong> el destierro, cooperando a lalabor que nos hemos impuesto algunos de los desterrados como unsupremo deber: la de contrarrestar siniestras maniobras contra la soberaníade nuestra patria, que origina e incita con sus incesantestorpezas el mismo gobierno de Carranza.Ángeles no quiso escucharme: su patriotismo impaci<strong>en</strong>te y suciega fe <strong>en</strong> la abnegación de nuestro pueblo, lo lanzaron a la av<strong>en</strong>turaque le costó la vida.He dicho que al cruzar la frontera me escribió unas líneas dedespedida.No resisto a transcribirlas —aunque me dediqu<strong>en</strong> inmerecidoelogio, dictado por una sincera amistad—, porque ellas, mejor quecuanto pueda decirse, reflejan la nobleza del espíritu de Ángeles, ladelicadeza de sus s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos, la elevación de sus ideales.La carta dice así:El Paso, Dic. 11 de 1918.—Señor lic<strong>en</strong>ciado don Manuel Calero.—New York, N. Y. —Querido y bu<strong>en</strong> amigo: D<strong>en</strong>tro de breve plazopodrá usted hacerme réclame, mandarme a hacer un cuadro como elHidalgo, de Fabrés.Yo hubiera querido no estar tan solo, hubiera querido ir acompañadode unos 20 patriotas bi<strong>en</strong> conocidos <strong>en</strong> la República, pero no los<strong>en</strong>contré; quizá muchos querían, pero no podían por su educación deg<strong>en</strong>tes refinadas, delicadísimas.Será una vergü<strong>en</strong>za para los mexicanos que no agot<strong>en</strong> sus recursos<strong>en</strong> la solución de nuestro problema, para evitar la interv<strong>en</strong>ción de<strong>50</strong>2biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>24/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


los Estados Unidos. Usted es uno de los mexicanos más brillantes, másconocidos, más reputados, de más recursos. Debe usted hacer todo loque pueda. Haga usted un bravo llamami<strong>en</strong>to a todos los liberales, atodos los mexicanos de valía que la intransig<strong>en</strong>cia de algunos revolucionarioshaya excluido de la Alianza Liberal Mexicana, arriesgueusted su propio bi<strong>en</strong>estar y aun el de su familia.Coopere usted vali<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a evitarme una humillación. Yovoy a trabajar con g<strong>en</strong>tes ignorantes y salvajes, a qui<strong>en</strong>es tal vez laguerra haya empeorado; voy a tocarles la fibra humanitaria y la fibrapatriótica. Y si yo, si usted, si todos los mexicanos que hagamos todolo posible por evitar una afr<strong>en</strong>ta a nuestro país y una restricción a susoberanía, no t<strong>en</strong>emos éxito, habremos, por lo m<strong>en</strong>os, cumplido connuestro deber y salvado nuestro honor.Me voy con la esperanza de que así lo hará usted.Sabe usted bi<strong>en</strong> que conozco todo a lo que me expongo. Estoyviejo ya y no podré resistir fácilm<strong>en</strong>te la inclem<strong>en</strong>cia de la vida a camporaso, sin alim<strong>en</strong>tos, sin vestidos y sucia <strong>en</strong> extremo. Voy a andar<strong>en</strong>tre g<strong>en</strong>te que por ignorancia y salvajismo comete crím<strong>en</strong>es, sin darsecu<strong>en</strong>ta de que lo son; y naturalm<strong>en</strong>te su bu<strong>en</strong> amigo, el piadoso señor...(Omito el nombre por tratarse de un estimado amigo mío), mellamará bandido. Si<strong>en</strong>do Villa uno de los factores más importantes <strong>en</strong>la lucha actual, t<strong>en</strong>dré que esforzarme para convertirlo de elem<strong>en</strong>tode anarquía <strong>en</strong> elem<strong>en</strong>to de ord<strong>en</strong> y eso seguram<strong>en</strong>te será aprovechadopor mis <strong>en</strong>emigos para desacreditarme ante el gobierno y puebloamericanos.A pesar de todo, voy con fe, porque voy a cumplir un deber yporque confío <strong>en</strong> que mis bu<strong>en</strong>os amigos me ayudarán a t<strong>en</strong>er éxito ome vindicarán si fracaso.Mi hijo Alberto quería v<strong>en</strong>ir conmigo, pero yo no quise quitarlesu amparo a mi familia. Se queda <strong>en</strong> Nueva York para procurarse losmedios para su propia subsist<strong>en</strong>cia y luego los de toda la familia. Esdifícil la misión, pero él es animoso e intelig<strong>en</strong>te, y además, confío <strong>en</strong>que los bu<strong>en</strong>os amigos, como usted, lo ali<strong>en</strong>t<strong>en</strong> y aconsej<strong>en</strong>.<strong>50</strong>3biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>34/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


Él le <strong>en</strong>tregará a usted esta carta. Dígale que lo visite y aconséjeleque no deje de ir a la escuela <strong>en</strong> las noches y al gimnasio los sábadosy domingos. Que estudie las ci<strong>en</strong>cias físicas, y que se dedique a algunaindustria que sea aplicación de ellas. Que sea un caballero por elcuidado de sí mismo, por la moral y las maneras. Que por más quecompr<strong>en</strong>da el atraso de nuestro país, y la incomodidad de vivir <strong>en</strong> él,no le pierda el amor y que siempre se considere con el deber de hacertodos los esfuerzos posibles por su mejorami<strong>en</strong>to. Que no olvide quela felicidad de las masas es condición indisp<strong>en</strong>sable para la tranquilidaddel país. En fin, usted sabrá mejor que yo, qué es lo que ha deaconsejarle.T<strong>en</strong>ga la bondad de pres<strong>en</strong>tar mis hom<strong>en</strong>ajes a la señora su esposa;suplíquele que me perdone por no haber ido a visitarla después deaquella vez que se dignó s<strong>en</strong>tarme a su mesa; dé mis afectuosos saludosa todos sus hijos (espero que todos estén bi<strong>en</strong> de salud) y reciba ustedun apretado abrazo mío. Felipe Ángeles.<strong>50</strong>4Como era de esperarse, Ángeles sufrió su primer fracaso al ponerseal habla con Francisco Villa. El feroz condottiero del Norte,no estaba corregido, ni siquiera amansado. Su estrella parece haberllegado al ocaso, no por la eficacia de la persecución del gobierno,sino por la <strong>en</strong>emistad formidable de los Estados Unidos, que alcanzamanifestaciones increíbles con el b<strong>en</strong>eplácito, si no con el aplausode Carranza.No cabe duda que la pres<strong>en</strong>cia de Ángeles <strong>en</strong> el campo villistaoperó mom<strong>en</strong>táneam<strong>en</strong>te como una poderosa fuerza de atracción,que se tradujo <strong>en</strong> el inmediato fortalecimi<strong>en</strong>to de las huestes de Villay <strong>en</strong> éxitos ruidosos (como la toma de Parral y la de Ciudad Juárez),<strong>en</strong> los que, sin embargo, Ángeles no tuvo ninguna participación militar.Es lícito suponer que si la plaza de Ciudad Juárez hubiera sidoconservada, los propósitos de Ángeles habrían empezado a tomarcuerpo; pero <strong>en</strong> ésta, como <strong>en</strong> otras ocasiones, Carranza vio v<strong>en</strong>ir<strong>en</strong> su auxilio la ayuda militar de los Estados Unidos. Villa fue cañobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong><strong>50</strong>44/1/<strong>08</strong> 10:30:14 <strong>AM</strong>


neado desde la marg<strong>en</strong> izquierda del Bravo, y arrojado después deCiudad Juárez por una brigada del ejército americano, con la beatíficacomplac<strong>en</strong>cia del g<strong>en</strong>eral carrancista, que había huido con sustropas a un arrabal de la población. Esta ocurr<strong>en</strong>cia se llama <strong>en</strong> midiccionario un acto de interv<strong>en</strong>ción, un at<strong>en</strong>tado contra la soberaníade México; pero el gobierno de Carranza no sólo no protestócontra ella —la diplomacia bravucona únicam<strong>en</strong>te reluce cuandola interv<strong>en</strong>ción es adversa a los intereses del gobierno—, sino que lacancillería mexicana declaró “cerrado el incid<strong>en</strong>te”, tan pronto comolas tropas invasoras, realizado su cometido, recruzaron el pu<strong>en</strong>te internacional.¿Qué hizo Ángeles después de este desv<strong>en</strong>turado suceso? Presumoque Villa no pudo o no quiso proporcionarle los recursos necesariospara internarse <strong>en</strong> el país, <strong>en</strong> busca de medio más propicio.Y así, aquel hombre de hábitos refinados, de cultura exquisita, vivióvarios meses la vida de nuestros subcivilizados. Cuando por obra detraición fue apreh<strong>en</strong>dido, se alojaba <strong>en</strong> una caverna y eran sus ropassórdidos harapos.El fusilami<strong>en</strong>to de Ángeles es un asesinato, un verdadero linchami<strong>en</strong>to.El linchami<strong>en</strong>to no es más que el sacrificio de la vida deun hombre, sin forma de juicio y por qui<strong>en</strong>es no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el derechode matarlo. Cuando una turba mata a un hombre, el linchami<strong>en</strong>tose realiza por el pueblo con m<strong>en</strong>osprecio de las funciones de la autoridad;cuando lo realiza la autoridad, ello es con m<strong>en</strong>osprecio de losderechos del pueblo. El linchami<strong>en</strong>to popular es m<strong>en</strong>os repugnanteque el linchami<strong>en</strong>to oficial, porque aunque el pueblo ti<strong>en</strong>e la obligaciónde obedecer la ley, no es su función hacerla obedecer; mi<strong>en</strong>trasque el linchami<strong>en</strong>to ejecutado por la autoridad lleva la doble máculade ser una violación a la ley, y de que esta violación es consumadapor qui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e como función principal hacer que se respet<strong>en</strong> lasleyes. El linchami<strong>en</strong>to popular es una manifestación morbosa de lalibertad democrática; el linchami<strong>en</strong>to oficial es la más cruel manifestacióndel despotismo de un poder absoluto e irresponsable.<strong>50</strong>5biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>54/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


Por eso <strong>en</strong> los países de la América Latina, que no han logradoestablecer un régim<strong>en</strong> de libertad, los linchami<strong>en</strong>tos son obra delpoder público. En los Estados Unidos, son obra de las masas del pueblo.Los linchami<strong>en</strong>tos oficiales <strong>en</strong> México toman ordinariam<strong>en</strong>tela forma que el pueblo designa con el mote de “Ley fuga”; pero <strong>en</strong>el caso de Ángeles la autoridad quiso, por tratarse de un mexicanoilustre, dignificar el linchami<strong>en</strong>to con la farsa solemne de un procedimi<strong>en</strong>tojudicial. Carranza así lo dispuso y telegrafió a sus sicariosde Chihuahua estas pomposas e hipócritas palabras: “Cúmplase laley sin admitir influ<strong>en</strong>cias de ninguna especie, ni a favor ni <strong>en</strong> contradel reo”, lo cual traducido a su verdadero significado quiere decir:“Asesínese a Ángeles, sin hacer caso de las leyes”, y así se hizo. 30El actual gobierno de México ha perdido todo pudor <strong>en</strong> laconsumación de esta clase de crím<strong>en</strong>es y el mismo Carranza hablade los linchami<strong>en</strong>tos oficiales como de la cosa más natural delmundo. Léase si no el sigui<strong>en</strong>te párrafo del m<strong>en</strong>saje leído ante elCongreso, por el propio Presid<strong>en</strong>te Carranza, el 19 de septiembredel año último:El 14 de agosto próximo pasado, la embajada de los Estados Unidosse quejó de que las oficinas que la compañía de petróleo d<strong>en</strong>ominada“P<strong>en</strong>-Mex Fuel Company” ti<strong>en</strong>e establecidas <strong>en</strong> Tuxpan, habían sidorobadas. En una segunda comunicación, cinco días después del robo,insistía <strong>en</strong> que se dies<strong>en</strong> garantías y expresábase <strong>en</strong> términos poco b<strong>en</strong>évolos.En la misma fecha, nuestras autoridades ya habían descubiertoque los ladrones eran cuatro empleados de la misma compañía, dosde los cuales fueron fusilados, recuperándose parte del dinero, que fuedevuelto a su dueño.30Al t<strong>en</strong>erse noticia <strong>en</strong> México de la apreh<strong>en</strong>sión de Ángeles, el Procuradorde Justicia Militar, Fraustro, telegrafió al jefe de las operaciones <strong>en</strong> Chihuahua, porord<strong>en</strong> de Carranza, que se juzgara al g<strong>en</strong>eral Ángeles por un Consejo de GuerraExtraordinario y por rebelión <strong>en</strong> campaña. Era la ord<strong>en</strong> de darle muerte.<strong>50</strong>6biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>64/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


¡Con qué desparpajo se proclama el asesinato oficial! Dos pobreshombres fueron fusilados por haber robado dinero a la empresaa qui<strong>en</strong> servían. Si Carranza aplicara este sistema a todos los ladrones,pres<strong>en</strong>ciaríamos verdaderas vísperas sicilianas de funcionariosy empleados de la administración y de g<strong>en</strong>erales del ejército. Naturalm<strong>en</strong>telos empleados de la “P<strong>en</strong>-Mex Fuel Company”, no fueronsometidos a proceso, como se despr<strong>en</strong>de de las palabras del m<strong>en</strong>sajepresid<strong>en</strong>cial, y porque no hay ley ninguna sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te bárbarapara castigar con la pérdida de la vida al empleado infiel que disponedel dinero de su patrón. Todavía más: <strong>en</strong> el estado de Veracruz,donde se cometió el robo real o supuesto, está abolida la p<strong>en</strong>a demuerte. El fusilami<strong>en</strong>to a que alude Carranza, fue, por lo mismo,un linchami<strong>en</strong>to oficial. Como no medió proceso, ni los fusiladostuvieron oportunidad de def<strong>en</strong>derse, cabe la duda de si ellos fueron,<strong>en</strong> verdad, los ladrones. No importa, ni un varón fuerte como Carranzadebe abrigar estos escrúpulos mongiles. Se trataba de dos pobresdiablos de mexicanos y era preciso satisfacer al gobierno de losEstados Unidos, por ser la empresa robada una compañía americana.Por supuesto que, como el gobierno de los Estados Unidos no exigíani esperaba semejante monstruosidad, la satisfacción que le dio elgobierno de México fue sólo una exhibición inverecunda de barbariey una nueva prueba de que el gobierno que debemos a la proteccióndel presid<strong>en</strong>te Wilson, lincha a sus propios ciudadanos y se jacta de suhazaña, por boca, nada m<strong>en</strong>os, que del Presid<strong>en</strong>te de la República.¿Para qué señalar otros casos parecidos, cuando no más graves?El ex g<strong>en</strong>eral Álvarez, del extinto Ejército federal, fue, como Ángeles,linchado a través de un Consejo de Guerra, con la circunstanciagravísima de que el juzgado de distrito y la misma Suprema Cortede Justicia de la Nación habían ord<strong>en</strong>ado, <strong>en</strong> cumplimi<strong>en</strong>to de unadisposición de la ley —de la Constitución nada m<strong>en</strong>os— que susp<strong>en</strong>dierala ejecución de la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia.Álvarez fue fusilado con lujo de crueldad —s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> una sillapor estar herido y no poder sost<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> pie—, y el tribunal más<strong>50</strong>7biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>74/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


alto del país quedó burlado, sin que por ello se haya exigido responsabilidadalguna a los asesinos.Otro ex g<strong>en</strong>eral llamado Díaz Ceballos y tres personas más, fueronfusilados hace poco, sin forma de juicio, por tropas de PabloGonzález. Se les suponía complicados <strong>en</strong> una conspiración contrael gobierno. Por artes de magia, otros dos individuos, a qui<strong>en</strong>es elgobierno acusaba de ser jefes y directores de la conspiración, lograronescapar de los sicarios carrancistas y caer <strong>en</strong> manos de la justicia civil.El juez hizo la investigación del caso y puso <strong>en</strong> libertad a estos doshombres, declarando que no había habido conspiración ni delito alguno,¡pero las tumbas de Díaz Ceballos y sus tres compañeros estánahí como monum<strong>en</strong>tos conmemorativos de este nuevo linchami<strong>en</strong>tooficial!En cambio, el g<strong>en</strong>eral Morelos Zaragoza, también del extinguidoEjército federal, capturado, al igual que Álvarez con las armas <strong>en</strong>la mano, fue consignado a la justicia civil, como lo manda la Constituciónde 1917, y <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, salvó la vida; pero MorelosZaragoza t<strong>en</strong>ía con Carranza viejas complicidades políticas: amboshabían sido fieles servidores de don Bernardo Reyes, y el Presid<strong>en</strong>teactual de México, debe haber s<strong>en</strong>tido repugnancia por matar a esteantiguo correligionario suyo. El suceso, por el contraste que señala,es la demostración más clara de que Carranza se ha arrogado la facultadde disponer de la vida de sus conciudadanos.V<strong>en</strong>gamos al linchami<strong>en</strong>to de Felipe Ángeles. Para que se le sometieraa Consejo de Guerra, se necesitaban dos condiciones concurr<strong>en</strong>tes:que Ángeles fuera militar y que su delito, si lo había, fuera decarácter militar. Si faltaba alguna de estas dos condiciones, Ángelesdebía ser consignado a la justicia civil.Legalm<strong>en</strong>te hablando, Ángeles no era militar, porque nuncahabía estado al servicio militar del gobierno actual de México, nifiguraba <strong>en</strong> el escalafón de su ejército. Si el g<strong>en</strong>eral Pershing fuera aMéxico y cometiera un delito, no podría ser juzgado como militar,porque aunque sea un g<strong>en</strong>eral distinguido, <strong>en</strong> México sería sólo un5<strong>08</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5<strong>08</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


civil. Los g<strong>en</strong>erales del antiguo Ejército federal, no son ya militares,porque dicho ejército quedó disuelto. El carácter militar que ti<strong>en</strong>eun hombre sólo dimana de sus servicios a determinado gobierno.Ángeles nunca sirvió al gobierno constitucional de Carranza. Sirvióa una revolución cuando Carranza fue jefe de ella, pero la Revoluciónse fraccionó <strong>en</strong> dos bandos, el de Carranza y el de la Conv<strong>en</strong>ción,y Ángeles hizo causa común con ésta.Lo más singular del caso es que, cuando se fraccionó la Revolución,Carranza se convirtió <strong>en</strong> rebelde. La Conv<strong>en</strong>ción era, anteel criterio revolucionario, la autoridad suprema, que Carranza reconocióexpresam<strong>en</strong>te cuando resignó ante ella sus poderes de “PrimerJefe”, y si Carranza mismo reconoció el poder soberano de laConv<strong>en</strong>ción, no se podrá reprochar a Ángeles que haya hecho cosaigual. Por lo pronto, la Conv<strong>en</strong>ción no admitió la r<strong>en</strong>uncia de Carranza;pero poco después resolvió separarlo del mando y nombrar aEulalio Gutiérrez Presid<strong>en</strong>te provisional de la República. EntoncesCarranza, que nunca quiso sinceram<strong>en</strong>te soltar el poder —¿para quése hac<strong>en</strong> las revoluciones?—, se rebeló contra la Conv<strong>en</strong>ción, contrala misma autoridad suprema que él expresam<strong>en</strong>te había reconocido.Sobrevino la lucha <strong>en</strong>tre la Conv<strong>en</strong>ción y el rebelde Carranza, y lasuerte de la guerra —con el aditam<strong>en</strong>to de la ayuda del Presid<strong>en</strong>teWilson— favoreció a Carranza. ¿Pudo, <strong>en</strong>tonces, este último declararrebeldes a los que habían sost<strong>en</strong>ido a la Conv<strong>en</strong>ción? Los conv<strong>en</strong>cionistaseran sus <strong>en</strong>emigos políticos y adversarios militares; pero noeran rebeldes a Carranza <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido legal de la palabra.Fijada así la línea de separación <strong>en</strong>tre conv<strong>en</strong>cionistas y carrancistas,los primeros vinieron a quedar simplem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la categoríade v<strong>en</strong>cidos. El ejército del gobierno carrancista lo formaron sólo losv<strong>en</strong>cedores: los v<strong>en</strong>cidos quedaron fuera de cuadro. Después, cuandose organizó el gobierno “constitucional”, cuando Carranza llegóa la Presid<strong>en</strong>cia por medio de una de esas maniobras que <strong>en</strong> Méxicoy <strong>en</strong> otros países latinoamericanos llamamos elecciones —indefectiblem<strong>en</strong>tefavorables al candidato único, que es el jefe de la facción<strong>50</strong>9biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> <strong>50</strong>94/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


triunfante—, el ejército v<strong>en</strong>cedor se convirtió <strong>en</strong> el ejército de laRepública. En él no figuraron los v<strong>en</strong>cidos conv<strong>en</strong>cionistas, ni <strong>en</strong> suescalafón jamás fue inscrito el nombre de Felipe Ángeles. Éste no era,pues, miembro del ejército, como no lo es ninguno de los militaresdel extinto Ejército federal, también v<strong>en</strong>cido. La Suprema Corte deJusticia carrancista, ha declarado que los que se hallan <strong>en</strong> este caso,no son militares sino civiles.Ángeles, convi<strong>en</strong>e observarlo, no ha obt<strong>en</strong>ido grado algunomilitar durante la Revolución. Mi<strong>en</strong>tras Carranza nombraba “divisionarios”a Cándido Aguilar, a Pablo González, a Francisco Villa,Ángeles seguía ost<strong>en</strong>tando su modesto grado de brigadier del antiguoEjército federal, que le concedió el Presid<strong>en</strong>te Madero. Nuncafue más.Y si Ángeles no era miembro del ejército carrancista, que es elejército oficial de México, no era militar <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido legal de la palabra.Poco importaba, por otra parte, que por una maliciosa torsióndel s<strong>en</strong>tido de la palabra, fuera declarado miembro del ejército; aunasí, aun si<strong>en</strong>do de veras militar, era indisp<strong>en</strong>sable que el delito que sele imputaba fuera de carácter militar, para que se le pudieran aplicarlas leyes p<strong>en</strong>ales militares. Faltaba <strong>en</strong> todo caso, la condición de quela rebelión que se decía había cometido, desde que <strong>en</strong>tró a México,<strong>en</strong> diciembre de 1918, hubiera sido realizada con soldados del ejércitocarrancista, o con elem<strong>en</strong>tos militares del gobierno. Es pat<strong>en</strong>te,y Ángeles lo probó <strong>en</strong> su farsa de proceso, que cuando lo capturaronno estaba alzado <strong>en</strong> armas, ni t<strong>en</strong>ía a sus órd<strong>en</strong>es fuerza alguna, muchom<strong>en</strong>os de soldados del gobierno, ni t<strong>en</strong>ía armas ni pertrechospert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes al gobierno: no los t<strong>en</strong>ía de ninguna clase.Sin embargo, se le aplicó el artículo de la ley p<strong>en</strong>al militar quedispone que sean castigados con la p<strong>en</strong>a de muerte los militares que,sustrayéndose a la obedi<strong>en</strong>cia del gobierno y aprovechándose de lasfuerzas del gobierno que t<strong>en</strong>gan bajo su mando o de los elem<strong>en</strong>tosque el gobierno haya puesto a su disposición, se alc<strong>en</strong> <strong>en</strong> actitudhostil contra el propio gobierno.510biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5104/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


Ya se ve cómo ni uno solo de los requisitos que exige la ley existía<strong>en</strong> el caso; pero a Ángeles se le s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ció a sufrir la p<strong>en</strong>a capital.Se acató así la consigna de Carranza; se cumplió <strong>en</strong> todo con la ley...¡violándola <strong>en</strong> todas sus partes! Esto era lo que Carranza quería.Hay más aún: conforme a precepto expreso de la Constitucióncarrancista de 1917, sólo puede ser juzgado por un tribunal militarel que sea reo de delitos contra la disciplina militar, si además,el propio reo es militar, es decir, si pert<strong>en</strong>ece al ejército; y agrega elprecepto: “Por ningún motivo podrán (los tribunales militares) ext<strong>en</strong>dersu jurisdicción sobre personas que no pert<strong>en</strong>ezcan al ejército”.Poco importa, pues, que el acusado haya sido alguna vez militar. LaConstitución, la ley suprema del país, protege contra los rigores de lajurisdicción de los tribunales militares a todo individuo que no pert<strong>en</strong>ezcaal ejército cuando comete el delito. Ángeles no figuraba, yalo he dicho, <strong>en</strong> el escalafón del ejército actual de México; su nombreaparecía <strong>en</strong> el escalafón de un ejército que había dejado de existir. ElConsejo de Guerra que le “juzgó” fue, <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, un tribunalincompet<strong>en</strong>te.La ley que reglam<strong>en</strong>ta el juicio de amparo —precioso medio establecidopor viejos y sabios legisladores para proteger al hombre contralos at<strong>en</strong>tados de la autoridad—, dispone que los jueces de distrito, yaun los jueces comunes susp<strong>en</strong>dan de plano toda s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que cond<strong>en</strong>ea un hombre a perder la vida. (He hecho ya notar cómo fueronburlados estos preceptos <strong>en</strong> el caso del g<strong>en</strong>eral Álvarez.) También debeser susp<strong>en</strong>dido un procedimi<strong>en</strong>to p<strong>en</strong>al cuando con él se viola algunagarantía constitucional, una de las cuales consiste <strong>en</strong> que nadie puedeser juzgado por tribunales incompet<strong>en</strong>tes. Era el caso de Ángeles. Ésteresumió así, al def<strong>en</strong>derse ante el Consejo de Guerra, las violacioneslegales de que era víctima: “El Consejo —dijo—, es incompet<strong>en</strong>te;pero se lleva a cabo. Lo manda susp<strong>en</strong>der un juez compet<strong>en</strong>te, y continúa.Es necesario ver la pasión política de por medio. Se exigió a midef<strong>en</strong>sor que pres<strong>en</strong>tara las pruebas docum<strong>en</strong>tales de que no era yomilitar, pero no es la def<strong>en</strong>sa la que debe probar, sino el acusador”.511biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5114/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


¿Quién puede dudar ahora de que Ángeles no fue juzgado, sinosimplem<strong>en</strong>te asesinado? La “s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia” se dictó al anochecer, y alamanecer del día sigui<strong>en</strong>te, Ángeles era pasado por las armas. Paraque no faltara ni el más exquisito refinami<strong>en</strong>to de crueldad <strong>en</strong> elasesinato, los proyectiles disparados sobre Ángeles fueron balas expansivas,que le abrieron <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>tre trem<strong>en</strong>da oquedad, por la quesaltaron, <strong>en</strong> borbotón horrible, los intestinos de la víctima.Carranza, <strong>en</strong> esos mismos días, oponía su veto al restablecimi<strong>en</strong>tode las corridas de toros, porque chocaba a sus s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tosde piedad ver saltar los intestinos de los caballos heridos por el asta dela res.“Cuando se me aplique la p<strong>en</strong>a de muerte y yo haya desaparecido,mi único anhelo es que no se diga que fui un hombre malo”—dijo Ángeles ante sus verdugos—. Así ha sido; la opinión públicaha dado su fallo. Ángeles fue un hombre sabio, justo, bu<strong>en</strong>o. Como<strong>en</strong> Madero, la bondad fue su más alta virtud.Esto no era motivo para que Carranza sintiera por él conmiseración.Ni siquiera hubo de conmoverle un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to de gratitud,al que difícilm<strong>en</strong>te otro hombre se hubiera substraído: Carranza esPresid<strong>en</strong>te de México, porque Felipe Ángeles ganó para él las grandesvictorias que destruyeron el poder militar del g<strong>en</strong>eral Huerta; ¡peroel b<strong>en</strong>eficiado de estas proezas no pudo ser capaz de agradecerlas!Si Carranza se hubiera limitado a privar a Ángeles de la libertad,habría con ello reservado para la República al mexicano más compet<strong>en</strong>te<strong>en</strong> asuntos militares, <strong>en</strong>tre todos los compatriotas de esta g<strong>en</strong>eración.Nadie como Ángeles para reorganizar el Ejército nacional,que hoy sólo es indisciplinada turba de bandoleros. Nadie como élpara organizar una def<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> caso de conflicto exterior. Nadie másapto para educar a la juv<strong>en</strong>tud militar y preparar <strong>en</strong> la ci<strong>en</strong>cia y <strong>en</strong>la religión del honor a los futuros oficiales, después del desastre delantiguo ejército de línea. Calmadas las pasiones, restablecida la paz,el saber, la pericia, las virtudes de Ángeles habrían sido una valiosísimapartida <strong>en</strong> el haber nacional. Carranza sabía todo esto; pero al512biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5124/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


t<strong>en</strong>er a Ángeles <strong>en</strong> su poder, no pudo prescindir de la voluptuosidadde darse un baño confortativo de sangre...¿Es excusable este sacrificio, siquiera ante el criterio vulgar latinoamericanode que un presid<strong>en</strong>te que no mata es un presid<strong>en</strong>teperdido? Yo no lo creo, porque aun d<strong>en</strong>tro de este criterio infame, esinevitable hacer distinciones. Carranza debió haber visto que Ángeleshabía fracasado como adversario del gobierno <strong>en</strong> el campo de larebelión. Después de un año de hallarse <strong>en</strong> territorio mexicano nohabía podido reunir fuerza alguna, ni empr<strong>en</strong>der operaciones militaresde ninguna especie. El impulso que su pres<strong>en</strong>cia infundió al movimi<strong>en</strong>tovillista se había totalm<strong>en</strong>te apagado, después de la derrotasufrida por Villa a manos de las tropas invasoras de los Estados Unidos.Estaba probado que Ángeles no podía cong<strong>en</strong>iar con el antiguojefe de la División del Norte, y que había fracasado <strong>en</strong> sus empeñosde domesticar a esta fiera y por señalarle una nueva línea de conducta.Al fr<strong>en</strong>te de un ejército, Ángeles habría sido un <strong>en</strong>emigo formidable;pero también estaba ya probado que no podía formar ejércitoalguno, como ningún rebelde lo forma <strong>en</strong> nuestro país, mi<strong>en</strong>tras elgobierno americano sost<strong>en</strong>ga y proteja al gobierno establecido <strong>en</strong>México. Por su cultura, por su educación, por su concepto del deber,Ángeles no podía convertirse <strong>en</strong> un guerrillero, y <strong>en</strong>tregarse a actividades<strong>en</strong> que se confund<strong>en</strong> la guerra y el bandolerismo. Carranzatambién sabía todo esto, pues conocía a su prisionero, y nunca pudohaber creído de bu<strong>en</strong>a fe que el sacrificio de éste era una supremanecesidad política, una exig<strong>en</strong>cia de salud pública.¿Qué resultados producirá este crim<strong>en</strong>? Nadie puede predecirloaún; pero es claro que, cuando m<strong>en</strong>os, ha añadido un cargo formidableal cúmulo de malas voluntades, de des<strong>en</strong>cantos y de odios,<strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado por el gobierno carrancista. No es lícito suponer quevea aum<strong>en</strong>tar el número de sus adeptos y que conquiste la adhesióndel pueblo, un régim<strong>en</strong> que ha elevado el linchami<strong>en</strong>to oficial a lacategoría de procedimi<strong>en</strong>to de gobierno.5<strong>13</strong>biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5<strong>13</strong>4/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5144/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


Ca p í t u l o XXIIIDiscurso d e l i n g e n i e r o Federico CervantesPronunciado <strong>en</strong> la solemne velada conmemorativa del segundoaniversario de la inmolación del g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles, <strong>en</strong> noviembrede 1921, <strong>en</strong> el Paraninfo de la Universidad Nacional.Señoras, señores:En su progresiva evolución, el hombre que se instruye y quese perfecciona, pasa sucesivam<strong>en</strong>te por las tres fases que AugustoComte señalara como la ley del desarrollo humano.El periodo teológico o ficticio, <strong>en</strong> el que <strong>en</strong> casos de agravio, porimpot<strong>en</strong>cia se invoca <strong>en</strong> nombre de la justicia la v<strong>en</strong>ganza de losdioses; el periodo metafísico o de transición, <strong>en</strong> que se llama a lajusticia inman<strong>en</strong>te, sin saber, <strong>en</strong> realidad, lo que es ella; y el periodoci<strong>en</strong>tífico o positivo, estado m<strong>en</strong>tal superior que aleja al hombre de lapasión y de las falsas cre<strong>en</strong>cias y que le da bastante conci<strong>en</strong>cia delas cosas. En este periodo elevado de la cultura humana, la justiciase cifra <strong>en</strong> la obra social y se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la función colectiva delas sociedades. Y es analizando los acontecimi<strong>en</strong>tos sociales, hastadonde la ci<strong>en</strong>cia lo permite, como se puede compr<strong>en</strong>der la trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciade ciertos actos inmorales.Al referirme a Felipe Ángeles, podría dejar vibrar con profundos<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to las fibras de mi corazón, excitando <strong>en</strong> mi auditorio la515biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5154/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


indignación que nace con el relato de los detalles de su asesinato.Pero Ángeles era un ciudadano de altísima cultura, él había llegado ala tercera fase del desarrollo humano, y sería indigno de su memoriael que, al invocar su nombre, no hiciéramos un esfuerzo por ahogarlas pasiones, ocupándonos tan sólo del aspecto positivo moral desu desaparición. Quiero, por eso, confiarme a ser<strong>en</strong>o razonami<strong>en</strong>to,pues sólo de ese modo podré ser digno, durante mi peroración, de lamagnanimidad y de la pureza del maestro.Se trata, por otra parte, de un demócrata luchador que se distinguió<strong>en</strong> las más notables acciones guerreras de la Revolución, perocuyas gestiones no fueron coronadas por el éxito; de un conv<strong>en</strong>cidoque fue como nosotros al destierro, cuando los conv<strong>en</strong>cionalistasfuimos v<strong>en</strong>cidos por la fuerza, a pesar de que poseíamos la razón, yque volvió al país <strong>en</strong> noble afán de red<strong>en</strong>ción, para ser <strong>en</strong>tregado porun judas. Solo y abandonado <strong>en</strong> las garras de sus más implacables<strong>en</strong>emigos, murió <strong>en</strong> desgracia.Al ocuparme de su heroica figura, mi actitud resulta, pues, insospechablede intereses o de pasiones mezquinas; a ello me muevetan sólo un anhelo de estricta moral y de justicia.Cuando juzgamos a algún hombre contemporáneo, lógica oinstintivam<strong>en</strong>te hacemos parangón con otros hombres, porque sólocomparando se puede medir; y aunque de jóv<strong>en</strong>es ejercitamos defectuosam<strong>en</strong>teese trabajo m<strong>en</strong>tal, cegados <strong>en</strong> nuestra admiraciónpor el amor que s<strong>en</strong>timos hacia nuestros padres, a qui<strong>en</strong>es creemosdotados de todas las virtudes, pronto, con el perfeccionami<strong>en</strong>to d<strong>en</strong>uestro criterio, descubrimos que también ellos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sus defectos y<strong>en</strong>tonces, <strong>en</strong> un afán más amplio y más ser<strong>en</strong>o, ecuánime, buscamosa hombres que brind<strong>en</strong> ejemplos grandiosos de virtud. Suele sucederque pocos hay que resistan al análisis, pero de los que quedan,nuestra admiración se <strong>en</strong>trega a aquellos que estudiados <strong>en</strong> todoslos aspectos de su vida, nos dejan la franca impresión de hombrescompletos. Son éstos los que pres<strong>en</strong>tan el triángulo de las facultadeshumanas: el carácter, que es excelsa virtud de acción; el tal<strong>en</strong>to,516biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5164/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


que es don natural desarrollable, y la intelig<strong>en</strong>cia, que es el intelectocultivado. Cuando hemos <strong>en</strong>contrado al hombre que repres<strong>en</strong>ta esegrado superior de la perfección humana, t<strong>en</strong>emos el deber cívico dellamar su ejemplo a la contemplación de nuestros conciudadanos,porque <strong>en</strong> todos está la obligación de buscar, como Dióg<strong>en</strong>es, la vidade hombres que ejemplaric<strong>en</strong> la virtud. Sin ejemplo, no hay emulación.Qui<strong>en</strong>es no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran a un hombre superior <strong>en</strong> el camino desu vida, son estultos, incultivados o pobres escépticos.Lo doloroso de este dilema es que donde abunda la incultura, laaus<strong>en</strong>cia de criterio hace r<strong>en</strong>dir admiración inconsci<strong>en</strong>te, cuando nointeresada, a hombres que están lejos de constituir ejemplo edificante;por eso se observa con frecu<strong>en</strong>cia, como una aberración de las sociedadesincivilizadas, que qui<strong>en</strong>es triunfan, aunque sea por mediosilícitos, son los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los sufragios de la admiración popular, ypor eso sucede, como decía Madero, que “<strong>en</strong> vez de ser la virtud y elmérito, los que llevan a los altos puestos, con frecu<strong>en</strong>cia ocupan éstosaquellos que no gobiernan sino <strong>en</strong> vista de sus propios intereses,retardando de este modo, la evolución de la humanidad”.Ángeles dijo a este propósito, durante su jurado, con admirablevalor civil, estas palabras:Yo considero que una de las más graves dificultades porque atraviesael país, estriba <strong>en</strong> que hombres sin ninguna educación, hombres sincultura, hombres que no son de Estado, ocupan los altos puestos y seatrev<strong>en</strong> a tratar de solucionar los dificilísimos problemas que se hanpres<strong>en</strong>tado.Y refiriéndose al falso cargo que se le hacía, de haber sido nombradoPresid<strong>en</strong>te provisional por la Alianza Liberal Mexicana, agregó:“Yo mismo, que he dedicado toda mi vida al estudio y que aúna los cuar<strong>en</strong>ta años me esforzaba por apr<strong>en</strong>der, no me considero concapacidad sufici<strong>en</strong>te para aspirar al primer puesto de la República,que me achacan mis <strong>en</strong>emigos...”.517biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5174/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


Y sin embargo de tanta modestia, procurando yo justipreciar alos hombres ante mi ideal de perfección, no he <strong>en</strong>contrado individuoque cautive más mi admiración, que Felipe Ángeles. Lo conocí<strong>en</strong> su bi<strong>en</strong> ganada reputación de hombre de ci<strong>en</strong>cia y de militar deprestigioso empuje; lo tuve de maestro y de jefe <strong>en</strong> el glorioso ColegioMilitar de Chapultepec y, antes que el amor, fue la admiraciónconsci<strong>en</strong>te la que conquistó mi devoción.Faltábame, sin embargo, el exam<strong>en</strong> más fecundo; necesitaba yoconocer al hombre íntimam<strong>en</strong>te, y tuve la fortuna de vivir a su lado,de recoger sus más s<strong>en</strong>cillas impresiones, de observar todos sus actos<strong>en</strong> la azarosa vida de campaña.Entonces creció mi admiración, porque aquel hombre no sóloera individuo de ci<strong>en</strong>cia y de tal<strong>en</strong>to, sino que las pr<strong>en</strong>das de sucarácter eran insuperables. Ser<strong>en</strong>o <strong>en</strong> todos los trances de su vida,siempre razonador, jamás viol<strong>en</strong>to o <strong>en</strong>colerizado, aquel maestroideal nos daba una lección <strong>en</strong> cada uno de sus actos. Sus conviccionesarraigadas de integérrimo demócrata, su honradez acrisolada ysu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia que, como su eterna sonrisa, nunca lo abandonaron;su ing<strong>en</strong>uidad y su humildad a pesar de su <strong>en</strong>orme valía, nos<strong>en</strong>señaron cómo se puede ser militar con perfecto espíritu democrático;cómo se puede ser activo y <strong>en</strong>érgico soldado, sin abandonar lamás exquisita caballerosidad, y cómo resalta, por parangón con otroshombres, que la arrogancia y la altivez con los humildes, la crueldadcon los v<strong>en</strong>cidos y la vanidad y el orgullo, son patrimonio de losignorantes o de los imbéciles.Pero, no podría yo relatar sin ext<strong>en</strong>derme demasiado, los fecundosejemplos de su vida; vosotros los conoceréis <strong>en</strong> sus datosbiográficos que publicaremos. Sólo quiero decir, para completar miexposición, que si aquel hombre fue grande <strong>en</strong> los azares de la vida,<strong>en</strong> los que como hombre y como militar v<strong>en</strong>ció con maestría, heroicoy magnánimo fue a la hora de su muerte. Juzgado con la másartera int<strong>en</strong>ción de jueces incompet<strong>en</strong>tes y perversos, fue acusadode crím<strong>en</strong>es que no había cometido; <strong>en</strong>tregado a las manos de sus518biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5184/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


inverecundos <strong>en</strong>emigos, persuadido de que iba a morir, tuvo, noobstante, la <strong>en</strong>tereza de confundirlos con sus ser<strong>en</strong>as y elocu<strong>en</strong>tesrespuestas.El público que durante su jurado ll<strong>en</strong>aba el Teatro de los Héroesde Chihuahua, esto es, el pueblo, su aliado e impot<strong>en</strong>te amigo, loaplaudía <strong>en</strong>tusiastam<strong>en</strong>te, a pesar de lo terrible del mom<strong>en</strong>to, mi<strong>en</strong>trasque sus verdugos festinaban con cábalas la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de muerte…Cuando el que fungía de repres<strong>en</strong>tante de la sociedad hubovaciado sobre él su mísera invectiva, dici<strong>en</strong>do que “el reo trataba deocultar tras una máscara de falsedades sus grandes (¡) crím<strong>en</strong>es”, ypidió para él la muerte, levantándose sin indignación ante aquellosverdugos, dijo estas bellas palabras, que son un himno de amor y deperdón:Yo no abrigo odios contra nadie; nunca los he abrigado; cuando luchabacontra el gobierno, no le t<strong>en</strong>ía odio, así como tampoco lo t<strong>en</strong>íacuando Madero me <strong>en</strong>vió a combatir a los zapatistas; el cariño quemanifestaba a éstos, hizo que me llamaran “zapatista”...En Monterrey, refiriéndome a los <strong>en</strong>emigos, decía yo que erannuestros hermanos equivocados... Ahora mismo no t<strong>en</strong>go odios paraningún constitucionalista, como no lo t<strong>en</strong>go por ningún federal,por ningún huertista, por ningún porfirista; por el contrario, si<strong>en</strong>tocariño <strong>en</strong>trañable por todos los mexicanos, de cualquiera cre<strong>en</strong>cia religiosao credo político que sean. Ese ha sido mi defecto (?), amar atodos los mexicanos y, es más, amar a toda la humanidad, amar hastaa los animales, porque a veces somos nosotros más malos que ellos.He llegado hasta a p<strong>en</strong>sar que es salvaje matarlos para alim<strong>en</strong>tarnoscon su carne...Amo también a todas las cosas de la tierra, los paisajes, los demi patria especialm<strong>en</strong>te, que han sido mi pasión. Amo el sistemaplanetario, la nebulosa que se ti<strong>en</strong>de <strong>en</strong> el inm<strong>en</strong>so cielo, las estrellas,los mundos que gravitan <strong>en</strong> la inm<strong>en</strong>sidad del espacio, ¡lo amotodo!...519biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5194/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


Si me mezclé <strong>en</strong> política <strong>en</strong> tiempos pasados, no abrigué jamáss<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to alguno de odio, y <strong>en</strong> cambio, tuve amor por determinadasinstituciones. Después del fracaso de Villa, me dediqué <strong>en</strong> EstadosUnidos a estudiar el socialismo, que es altam<strong>en</strong>te fraternal; reconocíque este s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to se exti<strong>en</strong>de por el mundo y que a él se deb<strong>en</strong> lasconmociones populares actuales…También amo la democracia. Se creerá que soy motivo de discordia,y que tan sólo me agrada la rebelión, que me gustaría ver que mipatria se inc<strong>en</strong>diara con <strong>en</strong>ormes llamas, pero no es así. Quiero quelos constitucionalistas que ahora imperan, se consolid<strong>en</strong>; que abransus brazos a todos sus hermanos; que se instruyan, que form<strong>en</strong> ungobierno ejemplar...Espero que México t<strong>en</strong>drá oportunidad de escapar de una granguerra internacional, logrando la amistad de los Estados Unidos, yno sufrirá la vergü<strong>en</strong>za de ser conquistado y absorbido por ese poderosopaís. Hago fervi<strong>en</strong>tes votos porque nuestros estadistas resuelvanacertadam<strong>en</strong>te los arduos problemas de la nación, y, digo todo esto,para que después de que se dicte mi s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de muerte, y yo hayadesaparecido, no se crea que fui un hombre perverso...¡Sublime invocación de superhombre que resuelto al sacrificio,no cuida ya de la vida, pero se preocupa de la honra!...Y aquel jurado de consigna, incapaz de compr<strong>en</strong>der la grandezade ese hombre bu<strong>en</strong>o, lo mandó al patíbulo. Se invocó el nombre dela ley para burlarla, ejerci<strong>en</strong>do implacable v<strong>en</strong>ganza del déspota dictador:Ángeles fue juzgado por obedi<strong>en</strong>cia a una consigna, con untribunal incompet<strong>en</strong>te. Se le acusó y se le cond<strong>en</strong>ó despreciando laord<strong>en</strong> de susp<strong>en</strong>sión de un juez y ante el amparo pedido y la peticióndel indulto que salía de todas las bocas, se festinó el asesinato.Y, ¿sabéis cuál es la talla moral de qui<strong>en</strong>es lo juzgaron?... No quierodegradar mi peroración; baste con saber que el presid<strong>en</strong>te del juradoque cond<strong>en</strong>ó a muerte a ese mexicano ilustre, no se ruborizó siquieraal recuerdo de que él mismo, ahora convertido <strong>en</strong> juez, se había520biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5204/1/<strong>08</strong> 10:30:15 <strong>AM</strong>


521rebelado al gobierno legítimo del Presid<strong>en</strong>te Francisco I. Madero, yvivía no sé si gracias a la g<strong>en</strong>erosidad o al desprecio de aquel demócrata.De manera que el reo perdonado del grave delito de rebeliónmilitar, ahora cond<strong>en</strong>aba a muerte, achacándole su crim<strong>en</strong>, a estedef<strong>en</strong>sor de la democracia. Esta acción monstruosa, propia de losferoces tiempos del carrancismo, no debe admirarnos. Pero <strong>en</strong> laépoca actual, llamada de concordia, <strong>en</strong> los escaños del alto CuerpoLegislativo, se si<strong>en</strong>tan todavía repres<strong>en</strong>tantes que afirman que “Carranzahizo bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> mandar fusilar a Felipe Ángeles”...Yo estaría movido a desbordar el apóstrofe de mi indignacióncontra tanta barbarie, si no fuera porque, como he dicho, hay queesforzarse por ser digno del maestro. Pero es innegable que la misióneducadora y cultural que con patriótico empeño se propone int<strong>en</strong>sificarel señor secretario de instrucción pública, no debe limitarsea nuestro pueblo humilde; urge ext<strong>en</strong>derla hasta las altas esferas delgobierno, porque, sin el s<strong>en</strong>tido moral, y sin el bu<strong>en</strong> ejemplo de losmayores, difícil será educar dec<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a las g<strong>en</strong>eraciones que nossigu<strong>en</strong>. ¡Necesitamos humanizar a muchos prohombres (?), civilizarlos,alejarlos del fango y del salvajismo!Afortunadam<strong>en</strong>te, el bi<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e que triunfar tarde o temprano,y los S<strong>en</strong>adores honorables, algunos de los cuales se si<strong>en</strong>tan <strong>en</strong>tr<strong>en</strong>osotros, habrán de desarrollar su influ<strong>en</strong>cia salvadora.Pero, volvi<strong>en</strong>do a los jueces militares que cond<strong>en</strong>aron a FelipeÁngeles, cabe decir que mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> el ejército perdur<strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tosque, desconoci<strong>en</strong>do la misión elevadísima del militar de pundonor,lo mismo se prestan a servir de jueces de consigna que de esbirros;mi<strong>en</strong>tras haya violadores de la ley que pongan la fuerza por <strong>en</strong>cimadel derecho, el servilismo antes que la dignidad y la conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ciaarriba de las convicciones, la sociedad no podrá s<strong>en</strong>tir que el ejércitoes sostén y salvaguardia de las instituciones democráticas, y el mismogobierno no podrá estar seguro de que sus espaldas están protegidaspor la fidelidad de sus g<strong>en</strong>erales. La gran fuerza moralizadora de lainstitución militar, estriba <strong>en</strong> extirpar de ella todo lo que pueda cobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>5214/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


omper, y <strong>en</strong> exigir la más estricta moralidad <strong>en</strong> los anteced<strong>en</strong>tesde los militares. Y la más elem<strong>en</strong>tal idea de justicia, pediría con laopinión pública que, no por ideas de v<strong>en</strong>ganza, sino por razonesde indeclinable reparación social, el proceso de Felipe Ángeles fuerarevisado.“Aplicada la p<strong>en</strong>a de muerte —ha dicho uno de los actuales secretariosde Estado— a prisioneros que deb<strong>en</strong> ser considerados comopolíticos, o aplicada <strong>en</strong> nombre de la ord<strong>en</strong>anza apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, pero<strong>en</strong> puridad de verdad por intereses apasionados de partido, es unaespantosa, incalificable inmoralidad, que ti<strong>en</strong>e que producir asco yhorror a una conci<strong>en</strong>cia honrada”. Y bi<strong>en</strong>, señores, a pesar del ascoy del horror que el asesinato de Felipe Ángeles provocara lo mismo<strong>en</strong> el país que <strong>en</strong> el extranjero, donde se com<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> forma vergonzosapara los mexicanos la matanza de un “Caballero de la Legión deHonor de Francia”, los responsables de esa incalificable inmoralidad,gozan aún <strong>en</strong> el ejército de las consideraciones y honores de una altajerarquía.Desgraciadam<strong>en</strong>te para nuestra reputación y reg<strong>en</strong>eración nacionales,la influ<strong>en</strong>cia y el criterio carrancista dejaron una profundahuella de degradación social que aún no se borra. La g<strong>en</strong>eración queahora se forma, contempla todavía como un funesto ejemplo, el éxitode la inmoralidad. La Revolución, a la que fuimos nosotros porideales de justicia, y a la que llevamos de bu<strong>en</strong>a fe todo lo que t<strong>en</strong>íamos:juv<strong>en</strong>tud, porv<strong>en</strong>ir, carrera, patrimonio; esa Revolución de laque no hemos abjurado, ni abjuraremos nunca, y de la cual salimoscon las manos limpias de sangre y los bolsillos exhaustos; v<strong>en</strong>cidos,pero con la fr<strong>en</strong>te muy alta; esa lucha por cuyos ideales dieron lavida g<strong>en</strong>erosam<strong>en</strong>te hombres de mucha valía, compañeros nuestrosconv<strong>en</strong>cidos o convertidos a nuestra causa y tantos del bando contrario,hermanos equivocados, como dijera el g<strong>en</strong>eral Ángeles. ¡No!;esa lucha no podía ser para asesinar, robar y <strong>en</strong>riquecerse a costadel pueblo; y sin embargo, g<strong>en</strong>erales y políticos de aquel tirano singloria, que defraudó a la Revolución, <strong>en</strong>riquecidos y con crím<strong>en</strong>es,522biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5224/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


gozan de una tranquila vida, paseando, no sólo <strong>en</strong> el extranjero sinoaun <strong>en</strong> las mismas calles de la capital, su impunidad y su cinismo. ¡Siese fuera el ejemplo que hubieran de imitar nuestros desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes,<strong>en</strong>tonces, gobernantes y políticos, deberían temblar por sus cabezas,y maldecir nosotros, de antemano, de la suerte y de la honra d<strong>en</strong>uestros hijos!...¡Mi g<strong>en</strong>eral! ¡Maestro!:¡Puesto que <strong>en</strong> la función superior de una sociedad civilizadaestá la justicia, si hemos de ser una nación de civilizados, las g<strong>en</strong>eracionesque te sigu<strong>en</strong> habrán de pregonar tu nombre de mártir,grabándolo <strong>en</strong> la Historia!Fuiste el continuador más conspicuo de la obra red<strong>en</strong>tora delapóstol Madero, y como él, tus fuertes convicciones las def<strong>en</strong>distecon la acción, que es la única reveladora del carácter.Tu vida y tu muerte son ejemplares, por lo grandes. No sólofuiste sabio, sino que fuiste integérrimo; no sólo fuiste maestro de honorde la juv<strong>en</strong>tud militar, sino que te elevaste a conductor de hombres,a triunfador de g<strong>en</strong>io militar. ¡Y, para coronar tanta grandeza,ceñiste las palmas del martirio!Caíste <strong>en</strong> manos de tus más indignos <strong>en</strong>emigos, y sin embargo,eres de los pocos magnánimos que fueron al sacrificio sin alardes, sinodios, sin reproches, con s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de amor y con palabras deperdón, erguido con el valor de los héroes y tranquilo con la ser<strong>en</strong>idadde los justos.¡Por eso tu nombre inmaculado es el más digno de figurar, conel del Presid<strong>en</strong>te mártir, <strong>en</strong> el lugar de honor de la suprema democracia!...523biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5234/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


Discurso d e l i n g e n i e r o Vi t o Alessio Ro b l e sPronunciado <strong>en</strong> la solemne veladaconmemorativa de noviembre de 1922.Señoras, señoritas y señores:Es para mí altísima distinción el haber sido designado para r<strong>en</strong>dir unrespetuoso hom<strong>en</strong>aje a la memoria del maestro sacrificado bárbaram<strong>en</strong>te<strong>en</strong> un amanecer gris, por la sed de sangre de una administracióncapitaneada por un vetusto cacique, émulo de los Silas, de losTiberios, de los Francias, de los Rosas y de los Santa Annas.Conocí al maestro Ángeles, <strong>en</strong> los primeros años de mi juv<strong>en</strong>tud.Era <strong>en</strong>tonces capitán de la segunda compañía del heroicoColegio Militar, institución pletórica de honor, de patriotismo, dedemocracia y de gloriosas tradiciones.Todos respetábamos y queríamos al apuesto, caballeroso y cultocomandante de compañía, superior de verdad, superior a todos, noporque <strong>en</strong> sus insignias llevara un galón o una espiguilla más, sinopor altísimas dotes morales e intelectuales.Se reconocía su intelig<strong>en</strong>cia, su cultura verdaderam<strong>en</strong>te integral,su ext<strong>en</strong>so saber, su modestia suma y su noble caballerosidad.Aunque parezca raro a algunos, puedo asegurar que el ColegioMilitar de Chapultepec ha sido la institución más g<strong>en</strong>uinam<strong>en</strong>tedemocrática, por no decir la única, que ha existido <strong>en</strong> México, desdelos turbul<strong>en</strong>tos días de la Indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia hasta nuestra época. Allíel uniforme nivelaba a los más humildes con los más <strong>en</strong>cumbrados,a los vástagos de familias poderosas con los de familias paupérrimas;allí por boca de los superiores gobernaba únicam<strong>en</strong>te la impersonalidadsoberana de la ley, traducida <strong>en</strong> mandami<strong>en</strong>tos inviolables;allí los jefes superiores de la escuela eran ellos mismos, humildes ydechados de honradez. El g<strong>en</strong>eral Villegas, “el heroicam<strong>en</strong>te honrado”,como le llamara <strong>en</strong> cierta ocasión el maestro Ángeles, qui<strong>en</strong> fue524biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5244/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


director por muchos años, desc<strong>en</strong>día de una humildísima familiade agricultores del Estado de México. Los subdirectores, primero elcoronel Plata y luego el t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te coronel Torroella, hombres cultísimosy de moralidad y conducta ejemplares; los mayores, primeroMartín L. Guzmán, repres<strong>en</strong>tación exacta del honor militar y despuésel heroico y sabio Tamborrel, con una pléyade de capitanes,y t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>tes elegidos <strong>en</strong>tre lo mejor de lo mejor del ejército, y <strong>en</strong>treellos descollaba por su apego al cumplimi<strong>en</strong>to del deber, por suhonradez y por su intelig<strong>en</strong>cia, el gallardo comandante de la segundacompañía.Puede también asegurarse que el Colegio Militar de Chapultepec,según frase atinada de don Justo Sierra, era “una verdaderacasa de educación, mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> la ciudad de los lagos muertos, sólose habían formado imperfectos planteles de educación”; puede asegurarse,repito, que el referido plantel de educación militar no erael adecuado, ni guardaba proporciones con el ejército de esa época,cuyos soldados se reclutaban por el inicuo procedimi<strong>en</strong>to de la leva,<strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido depresivo de la palabra, y <strong>en</strong> donde la mayoría de sus jefeseran restos de luchas gloriosas <strong>en</strong> pro de la segunda indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,pero ignorantes casi todos y algunos de ellos amorales <strong>en</strong> gradosumo, y de allí que el alumno formado d<strong>en</strong>tro de los más estrictosprincipios del honor militar y de la moralidad, al ingresar a las filasdel ejército, se <strong>en</strong>contraba con un mundo nuevo, que ni siquiera sehabía imaginado, y de allí que los que t<strong>en</strong>ían bi<strong>en</strong> formada su voluntady bi<strong>en</strong> templado su carácter, sufrieran persecuciones y molestiasinjustificadas, como le aconteció al maestro Ángeles, cuya vida activay azarosa de oficial subalterno merece señalarse como ejemplode honradez y de constancia. El oficial Ángeles dictaminó siempre<strong>en</strong> contra de los inv<strong>en</strong>tos de Mondragón, c<strong>en</strong>suró acrem<strong>en</strong>te la organizaciónde la Escuela Militar de Aspirantes, y cuando quiso quese implantas<strong>en</strong> nuevos métodos, que se siguies<strong>en</strong> nuevas rutas,que se fijas<strong>en</strong> modernas ori<strong>en</strong>taciones, tropezó con el misoneismoinveterado de los jefes caducos, con la inercia arraigada de superiores525biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5254/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


526ignorantes, y de allí que el oficial Ángeles, a qui<strong>en</strong> pudiera llamarseel primer rebelde de aquella época, sufriera persecuciones inmotivadasy arrestos injustificados, como el que le fuera impuesto por elg<strong>en</strong>eral Rosalino Martínez, <strong>en</strong> aquel <strong>en</strong>tonces Secretario de Guerray Marina.A guisa de destierro, con el pretexto de que perfeccionara susestudios <strong>en</strong> la Escuela de Artillería de Fontainebleau, fue <strong>en</strong>viado a lagloriosa Francia, y el coronel Ángeles, que había t<strong>en</strong>ido el honor deser profesor del Colegio Militar de Chapultepec, aun antes de haberterminado sus estudios, que era reputado como el primer artillerotécnico de México, que era considerado como el primer matemáticode la República, y que había sido profesor por muchos años <strong>en</strong> balística,obtuvo triunfos clamorosos <strong>en</strong> aquella excel<strong>en</strong>te escuela francesa,se distinguió sobremanera y recibió honores que se reflejaronsobre México.El apóstol Madero y el maestro Ángeles, se conocieron y se compr<strong>en</strong>dieron,y el g<strong>en</strong>eral Ángeles fue designado por el apóstol paraocupar el puesto que por derecho le correspondía: el de educador dela juv<strong>en</strong>tud militar de México, y fue nombrado director del gloriosoplantel de las gestas democráticas y de las tradiciones heroicas. Sinperder su carácter de director, el maestro fue nombrado por Maderopara dirigir las operaciones militares <strong>en</strong> el estado de Morelos, yfue c<strong>en</strong>surado acrem<strong>en</strong>te, porque el g<strong>en</strong>eral Ángeles no consintió <strong>en</strong>volverse instrum<strong>en</strong>to de los latifundistas <strong>en</strong>com<strong>en</strong>deros; haci<strong>en</strong>dodeclaraciones que publicó toda la pr<strong>en</strong>sa, <strong>en</strong> que expresaba de unamanera clara y categórica que los agraristas del sur t<strong>en</strong>ían razón paraluchar mi<strong>en</strong>tras no se les diera satisfacción por los agravios que recibíande los caballeros feudales, <strong>en</strong>señoreados de la comarca. Y “eltiempo que es padre de prodigios”, como dijera Hariri de Basra, hajustificado <strong>en</strong> lo absoluto la manera de s<strong>en</strong>tir del g<strong>en</strong>eral Ángeles.Conocéis de sobra la confianza que el apóstol Madero t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong>la lealtad, <strong>en</strong> el valor y <strong>en</strong> la aptitud del g<strong>en</strong>eral Ángeles y sabéis desobra que la actitud noble y elevada del maestro hizo que compartiebiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>5264/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


a con el apóstol las amarguras de la prisión, y que se des<strong>en</strong>cad<strong>en</strong>aransobre él todas las iras de los pretorianos; sabéis que ofreció su espaday su vida al servicio del Constitucionalismo, y que con el alma pl<strong>en</strong>ade <strong>en</strong>tusiasmo, de ideales y de desinterés, juzgó que podría ser útil ala causa del pueblo y que contribuiría con su valor al castigo de losculpables del nefando crim<strong>en</strong>. Hubo muchos revolucionarios quese equivocaron con Carranza, pero el g<strong>en</strong>eral Ángeles conoció, antesque nadie, que el vetusto cacique de Cuatro Ciénegas, rodeadopor un círculo de efebos intrigantes, no buscaba por medio de laRevolución más sangri<strong>en</strong>ta que ha asolado al país, el mejorami<strong>en</strong>todel pueblo mexicano. El maestro Ángeles, psicólogo completo y sociólogoconsumado, compr<strong>en</strong>dió que aquel cacique ávido de podery de mando, trataba únicam<strong>en</strong>te de sost<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> el primer puesto;vio que dejaba a sus favoritos <strong>en</strong>riquecerse, palpó que estimulaba aesos incondicionales para que intrigaran y dividieran a los hombresde ideales y de corazón bi<strong>en</strong> puesto, que <strong>en</strong> las llanuras y <strong>en</strong> las montañasofr<strong>en</strong>daban sus exist<strong>en</strong>cias y exponían sus vidas <strong>en</strong> pro de losideales revolucionarios del mejorami<strong>en</strong>to colectivo.La primera desilusión del maestro Ángeles fue <strong>en</strong>contrar, comouno de los principales consejeros de Carranza, a Rafael Zubaran,<strong>en</strong>emigo acérrimo de Madero, y de qui<strong>en</strong> <strong>en</strong> los periódicos revolucionarioseditados <strong>en</strong> la frontera norte, se aseguraba que se había<strong>en</strong>contrado <strong>en</strong>tre los def<strong>en</strong>sores de la Ciudadela. Ésta era una torpecalumnia; Zubaran, aunque odiaba implacablem<strong>en</strong>te a Madero, yera uno de los más ardi<strong>en</strong>tes simpatizadores de Reyes, no estuvo <strong>en</strong>la Ciudadela, por la s<strong>en</strong>cilla razón de que Rafael Zubaran Capmanynunca se ha <strong>en</strong>contrado <strong>en</strong> los lugares de peligro. Pero allá <strong>en</strong> elgabinete de Carranza, con qui<strong>en</strong> estaba unido por los vínculos delreyismo, hizo furibunda labor de zapa, contra la memoria de Maderoy contra todos los maderistas inmaculados que fueron a prestar susservicios <strong>en</strong> las filas revolucionarias, contra el sabio e inmaculado michoacanodoctor Miguel Silva, contra Díaz Lombardo, contra Ángeles,y la prueba de ello existe <strong>en</strong> la interesante obra: Los asesinos de527biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5274/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


los señores Madero y Pino Suárez por el lic<strong>en</strong>ciado Calixto MaldonadoR., que <strong>en</strong> la página 16 dice textualm<strong>en</strong>te:528En Hermosillo y al com<strong>en</strong>zar el movimi<strong>en</strong>to armado contra Huerta,el lic<strong>en</strong>ciado Rafael Zubaran Capmany, <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong>cargado de laSecretaría de Gobernación del gabinete prepotestativo de Carranza,se <strong>en</strong>cargaba de decir a los revolucionarios que esa revolución era carrancista,que el maderismo había desaparecido por inepto y la mejorprueba de tal ineptitud era la caída del gobierno de Madero...Carranza, el viejo S<strong>en</strong>ador porfirista de consigna, el per<strong>en</strong>neadorador del g<strong>en</strong>eral Reyes, ya <strong>en</strong> su ancianidad, no había de evolucionary no evolucionó.En todos sus actos parecía parodiar al Rey Sol: “La revoluciónsoy yo”, y durante la lucha y después de ella, tanto <strong>en</strong> el sombrío yluctuoso periodo del preconstitucionalismo, como durante su reelección,pues no otra cosa fue su elección a Presid<strong>en</strong>te constitucional,inmediatam<strong>en</strong>te después de haber sido <strong>en</strong>cargado del Poder Ejecutivo,quiso convertirse <strong>en</strong> ridícula parodia del Presid<strong>en</strong>te norteamericanoJackson, viol<strong>en</strong>to y <strong>en</strong>érgico, qui<strong>en</strong> a cada mom<strong>en</strong>to repetía:“El botín para el v<strong>en</strong>cedor... el que ti<strong>en</strong>e el poder ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> su manola bolsa y forma con sus amigos e incondicionales, una casta privilegiada”.El g<strong>en</strong>eral Obregón, a cuyo esfuerzo y victorias debió Carranzasu elevación y consolidación <strong>en</strong> el poder, tuvo que retirarse asqueadopor la corrupción del ambi<strong>en</strong>te y por la inmoralidad que imperabasoberana <strong>en</strong> el <strong>en</strong>tourage del émulo de Sila, de Tiberio, del doctorFrancia, de Rosas y de Santa Anna.Y el g<strong>en</strong>eral Obregón, <strong>en</strong> 1919, desde el rincón de la Repúblicaadonde se había retirado para no codearse con los autores de losrobos del “automóvil gris”, lanzó su famoso manifiesto-programa <strong>en</strong>que, <strong>en</strong> forma atinada y clara, hablaba de la necesidad de resolverel problema moral iniciado, de empr<strong>en</strong>der una campaña <strong>en</strong>érgicabiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5284/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


de depuración, empezando por los miembros del ejército que hanabandonado el camino del honor y llevándola a todos los ramos dela administración, con todos aquellos funcionarios que han creídoque la Revolución llevó como finalidad única, <strong>en</strong>riquecer a los que seincorporaron a ella, y señalaba con frase dura y cand<strong>en</strong>te el amargofruto que han ofrecido como resultado nuestras revoluciones anteriores:“No permitirle al país librarse de sus libertadores”.El g<strong>en</strong>eral Calles, nombrado ministro por Carranza, sólo quisodurar <strong>en</strong> su puesto pocos días, y a su regreso a Sonora, se expresóante varios periodistas de la manera sigui<strong>en</strong>te:Durante mi corta estancia <strong>en</strong> la capital de la República, como miembrodel gabinete de Carranza, pude darme cu<strong>en</strong>ta de la inmoralidaddel mismo y de cómo al lado de ese individuo sin escrúpulo, existe unacamarilla corrompida que <strong>en</strong>cabeza el jefe del Estado Mayor presid<strong>en</strong>cial,g<strong>en</strong>eral Juan Barragán. Allí <strong>en</strong> el Estado Mayor, se especula contodo, se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> empleos y concesiones, se autorizan robos al erarionacional, se trafica con los bonos de los haberes de los jefes y oficialesdel ejército, y hasta con las p<strong>en</strong>siones de las viudas y huérfanos de lossoldados de la Revolución.Tal era Carranza. Queda descrito admirablem<strong>en</strong>te el autócratay su séquito de intrigantes conv<strong>en</strong><strong>en</strong>cieros, que no hicieron otra cosadurante la lucha, que intrigar y dividir, y que a la hora del triunfo<strong>en</strong>lodaron la Revolución improvisando de la noche a la mañana fortunascolosales. El vetusto cacique pueblerino, el vetusto S<strong>en</strong>adorporfirista, mudo y de consigna, el vetusto admirador incondicionalde los métodos de gobierno preconizados por el g<strong>en</strong>eral Reyes, elvetusto gobernador ocasional de Coahuila, el vetusto Primer Jefe delEjército Constitucionalista, el vetusto Presid<strong>en</strong>te de la República nopodía evolucionar y no evolucionó. El maestro Ángeles, demócratasincero, no podía estar al lado de un autócrata; él, socialista conv<strong>en</strong>cido,no podía transigir con el antiguo <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dero y poseedor de529biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5294/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


ti<strong>en</strong>das de raya. El hombre de honradez acrisolada, no podía estarconforme con el hombre que convirtió la Revolución <strong>en</strong> una luchaa base de botín; el hombre desinteresado, no podía combatir al ladodel ambicioso vulgar; el hombre que evitó, exponi<strong>en</strong>do su vida, elfusilami<strong>en</strong>to de indef<strong>en</strong>sos prisioneros, no podía permanecer al ladodel hombre ávido de sangre que <strong>en</strong>tonó himnos a Huitzilopoxtli,des<strong>en</strong>terrando la fatídica “Ley Juárez”... Ángeles y Carranza eran dospolos opuestos, y Ángeles fue el primero que se retiró de Carranza.Después de él se retiraron del autócrata todos los hombres honrados.Ángeles dondequiera procuró hacer labor de fraternidad, deamor, de honradez; Ángeles salvó la vida a 2 000 prisioneros despuésdel combate de Paredón, y a 3 000 después de Ramos Arizpe; Ángeles,durante su fulmínea y arrolladora campaña <strong>en</strong> los estados deCoahuila y Nuevo León, nunca permitió que sus tropas cometieranel m<strong>en</strong>or atropello; hombre de ord<strong>en</strong>, no toleró el m<strong>en</strong>or exceso asus soldados, ebrios de victoria.Todos los habitantes del sur de Coahuila y los de Nuevo Leónhablan, con elogio, del g<strong>en</strong>eral Ángeles. Los habitantes de Hidalgodel Parral, b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong> la memoria del maestro.Y llegó el fin del g<strong>en</strong>eral Ángeles. Después de innúmeros sufrimi<strong>en</strong>tos<strong>en</strong> las estepas y <strong>en</strong> las montañas chihuahu<strong>en</strong>ses, después deuna p<strong>en</strong>osa peregrinación, cuando se <strong>en</strong>contraba exhausto, la traiciónlo <strong>en</strong>tregó <strong>en</strong> manos de sus mortales <strong>en</strong>emigos, y vino la farsainicua de un Consejo de Guerra sumarísimo, y allí el maestro nisiquiera trató de def<strong>en</strong>derse.A las preguntas del pretoriano que, por ironía del destino presidíael Consejo de Guerra, g<strong>en</strong>eral que se había sublevado contra elgobierno legítimo de Madero, y que después desconoció al propioCarranza, el maestro contestaba con frases unciosas predicando lafraternidad, el amor, el socialismo sincero, la pureza de alma, la exaltaciónde los humildes. ¿Para qué def<strong>en</strong>derse? ¿Para qué invocar textoslegales? El maestro sabía que aquellos sayones habían recibido órd<strong>en</strong>esterminantes de Carranza de cond<strong>en</strong>arlo a muerte y prefirió legar530biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5304/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


a sus hijos y a todos los mexicanos, <strong>en</strong> aquellos solemnes mom<strong>en</strong>tos,una honda, una admirable lección de patriotismo y fraternidad.Y <strong>en</strong> una fría mañana gris, el distinguido alumno del ColegioMilitar de Chapultepec, el aprovechado discípulo de la Escuela deArtillería de Fontainebleau, el cultísimo profesor, el gran matemático,el compet<strong>en</strong>te artillero, el gran rebelde, el hombre de acrisoladahonradez, el socialista conv<strong>en</strong>cido, el amigo de los humildes, <strong>en</strong> unamañana <strong>en</strong> que no quiso brillar el sol, el maestro cayó acribillado poruna veint<strong>en</strong>a de balas homicidas.“Mi muerte hará más bi<strong>en</strong> a la causa democrática que todas lasgestiones de mi vida. La sangre de los mártires fecundiza las bu<strong>en</strong>ascausas”; así dijo el maestro mom<strong>en</strong>tos antes de morir, y no hay lam<strong>en</strong>or duda de que así como la muerte de Madero influyó de unamanera determinante <strong>en</strong> el desquiciami<strong>en</strong>to de Huerta, el asesinatode Ángeles fue el principio del derrocami<strong>en</strong>to estru<strong>en</strong>doso de Carranza.¡Hay que creer <strong>en</strong> la justicia inman<strong>en</strong>te! Sean cuales fuer<strong>en</strong>nuestras ideas, nuestras opiniones, debemos apr<strong>en</strong>der, <strong>en</strong> la sangredel mártir y <strong>en</strong> la calidad misma de sus asesinos, hasta dónde puedeconducirnos el espíritu de discordia. No debemos olvidar que es untorr<strong>en</strong>te impetuoso que arrastra a los pueblos y que debemos sacrificar<strong>en</strong> aras de la patria todas nuestras afecciones personales.Y tú, sombra v<strong>en</strong>erable del ilustre mártir, recibe nuestras lágrimascon que quisiéramos a un mismo tiempo devolverte la vida ylavar la mano sangri<strong>en</strong>ta que causó tus heridas. Tu nombre augustoserá escrito con caracteres de oro <strong>en</strong> los fastos de la patria, y el corazónde sus hijos eternam<strong>en</strong>te lo conservará marcado con un selloindeleble de profundo amor. En tu ejemplo hallará siempre el magistradola firmeza; la intrepidez el soldado, y la juv<strong>en</strong>tud un nobledesinterés; y todos los que tuvimos el altísimo honor de contarnos<strong>en</strong>tre tus amigos y tus discípulos, un noble símbolo de honor y depatriotismo.¡Descansa <strong>en</strong> paz y que tu sangre sea fecunda para la causa democrática!531biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5314/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


Nu e s t r a a c t i t u dFieles al recuerdo que ali<strong>en</strong>ta nuestra moral y nuestro optimismo,hemos r<strong>en</strong>dido hom<strong>en</strong>aje de admiración consci<strong>en</strong>te al hombre quepor el camino de la virtud y del saber, de la ecuanimidad y del altruismo,alcanzó los límites de la perfección. Nuestro hom<strong>en</strong>aje,desinteresado <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de que no nos guiaron conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ciasmezquinas, ha sido interesado <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de los intereses elevados,porque la recordación del sabio desaparecido es modelo para el propioperfeccionami<strong>en</strong>to.Nuestro hom<strong>en</strong>aje, al que año por año le hemos dado la significaciónrespetuosa y cordial de un culto, no puede ser confundidocon aquella propaganda que sirve de pretexto para desahogos o lisonjacuando es común adular a los hombres del poder exaltandosupuestas virtudes, por razón de conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>cias del mom<strong>en</strong>to, paraluego que ca<strong>en</strong>, olvidarlos. Al rememorar nosotros la vida de FelipeÁngeles, estimamos realizar una sincera labor cívica, pues es preciso<strong>en</strong>altecer a aquellos a qui<strong>en</strong>es no alcanza la adulación y que, sin embargode haber desaparecido, no han dejado de influir <strong>en</strong> lo que dehonorable ti<strong>en</strong>e nuestro medio social.La obra de Felipe Ángeles, <strong>en</strong> servicio de la verdadera Revolución,de la de acción y de principios, con ser grande y fecunda, quedófrustrada porque el propósito conv<strong>en</strong>cionalista revolucionario,que era g<strong>en</strong>uinam<strong>en</strong>te partidario de la Constitución, democrático yprogresista, no alcanzó su realización, al ser v<strong>en</strong>cido por el carrancismo.Pero los principios de la Conv<strong>en</strong>ción Nacional Revolucionaria,y la razón de haber repudiado a Carranza, por su ambición de podery su despotismo corruptor, quedó, años más tarde, justificada con elderrocami<strong>en</strong>to del dictador. Y sin embargo de que esto significó uncambio de ori<strong>en</strong>tación política, la cesación de muchas persecucionese injusticias o inmoralidades y la vuelta del amargo destierro paramuchos expatriados, nosotros no fuimos de qui<strong>en</strong>es aplaudieron latragedia de Tlaxcalantongo.532biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5324/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


Nuestras convicciones nos vedan aplaudir, o siquiera disculpar,el asesinato político, ni aun de los <strong>en</strong>emigos más <strong>en</strong>conados, porquela supresión de los hombres no constituye un castigo ni es argum<strong>en</strong>to<strong>en</strong> favor de los principios y, <strong>en</strong> cambio, es signo de crueldad yde salvajismo que deshonra a la nación y mancha indeleblem<strong>en</strong>te aqui<strong>en</strong>es los comet<strong>en</strong>.En el caso del asesinato político de Felipe Ángeles, que fue muycom<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el extranjero, no sólo se desprestigió al país <strong>en</strong> quese mata a pesar de la protección de las leyes, sino que al privar a laRepública de un ciudadano que adunaba las notables facultades técnicasy morales de un conspicuo militar, el desinterés y las virtudesde un verdadero revolucionario, se contribuyó a la obra infame ycru<strong>en</strong>ta con que los odios y los r<strong>en</strong>cores han degradado al pueblo,<strong>en</strong>negreci<strong>en</strong>do la idea red<strong>en</strong>tora de los verdaderos principios.Y a pesar del infame at<strong>en</strong>tado y persecuciones sufridas cuandono había garantías, al cond<strong>en</strong>ar ese asesinato, <strong>en</strong> nuestra tarea honrosade def<strong>en</strong>der la memoria de Ángeles, repetimos que <strong>en</strong> nuestroscorazones no anidan ni el odio ni el r<strong>en</strong>cor; deseamos que nuestroscompatriotas se elev<strong>en</strong> por <strong>en</strong>cima de sus pasiones y se inspir<strong>en</strong><strong>en</strong> el ejemplo edificante que dieron Madero y Ángeles, como impolutosmártires de la democracia mexicana.Que el modelo de esa vida ejemplar que hemos pres<strong>en</strong>tado, <strong>en</strong>señea refr<strong>en</strong>ar odios y atemperar pasiones para llegar a compr<strong>en</strong>derque las mejores causas son aquellas que triunfan por el conv<strong>en</strong>cimi<strong>en</strong>toy por el amor, y que los mejores hombres, los que hac<strong>en</strong>patria, aquellos que dejan huellas edificantes e imperecederas, noson los que luchan para sí, por el poder y por la riqueza, sino los queluchan desinteresadam<strong>en</strong>te por el bi<strong>en</strong>estar común, predicando laverdad y def<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do la justicia.Que reflexion<strong>en</strong> <strong>en</strong> que el objeto de la vida, que es corta, nodebe cifrarse <strong>en</strong> la consecución de apetitos mezquinos; que la concupisc<strong>en</strong>ciadegrada; que no sólo de pan vive el hombre, sino que<strong>en</strong>tre los elem<strong>en</strong>tos que integran la felicidad que todos buscamos,533biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5334/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


están: una conci<strong>en</strong>cia limpia, b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia que perdona o disculpa,amor a la ci<strong>en</strong>cia que perfecciona y piedad para los débiles, queson los más; g<strong>en</strong>erosidad que se debe ejercitar <strong>en</strong> pro de esa razaindíg<strong>en</strong>a de nuestro hermoso país, a la que nos hemos empeñado<strong>en</strong> procurar libertades y, a pesar de la sangre que ha derramado, nohemos logrado redimir por la elevación intelectual y el mejorami<strong>en</strong>toeconómico.Interés sincero por esos parias de nuestra nación que labran latierra y nos dan el producto de su trabajo con el sudor de su fr<strong>en</strong>tehumilde y sufrida. ¡Altruismo para esos hermanos nuestros de la tezcobriza, raza estoica de humildes, a qui<strong>en</strong>es amó y def<strong>en</strong>dió t<strong>en</strong>azm<strong>en</strong>te;por qui<strong>en</strong>es luchó con d<strong>en</strong>uedo y por cuya red<strong>en</strong>ción ofr<strong>en</strong>dóla vida, con apostólica resignación, el inmaculado g<strong>en</strong>eral FelipeÁngeles!534* * *No debo terminar esta p<strong>en</strong>osa rememoración sin hacer partícipe d<strong>en</strong>uestro hom<strong>en</strong>aje a la dignísima matrona que compartió con FelipeÁngeles, una vida g<strong>en</strong>erosa de nobles aspiraciones. No quiero olvidar<strong>en</strong> su sufrimi<strong>en</strong>to a Clara Kraus de Ángeles, la hermosa y leal compañeraque id<strong>en</strong>tificó su vida con la del demócrata de acción. Ella,como toda mujer mexicana, dotada de una exquisita s<strong>en</strong>sibilidad,al<strong>en</strong>tó nobles esperanzas; pero sufrió lo indecible desde que la aus<strong>en</strong>ciade noticias del guerrero hacía temer funesto des<strong>en</strong>lace.La madre y la esposa mexicanas, que son todo ternura y amor,no pued<strong>en</strong> ocultar las lágrimas de sus amargas emociones. Así Clarita,la noble amiga, la dignísima compañera del demócrata luchador,amargó su exist<strong>en</strong>cia con la angustia y la incertidumbre.En el destierro y <strong>en</strong> el lecho del dolor, ignorando el des<strong>en</strong>lacetrágico del g<strong>en</strong>eral Ángeles, desolada por la intuición; agobiada porlos pres<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos y la <strong>en</strong>fermedad que <strong>en</strong> ella se cebaban, sintiéndosemorir, recom<strong>en</strong>dó a los suyos: “Díganle a Felipe que me perdobiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>5344/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


ne que lo deje, que para él son mis últimos p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, que medisp<strong>en</strong>se”... Y expiró tristem<strong>en</strong>te.¡El patriota ya había partido; la esperaba <strong>en</strong> la gloria patria, <strong>en</strong>el Olimpo de los héroes, adonde también van mujeres que como lasespartanas, no solam<strong>en</strong>te dieron hijos fuertes y nobles a la patria,sino que compartieron con sus maridos la convicción, la virtud y elsufrimi<strong>en</strong>to!535biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5354/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5364/1/<strong>08</strong> 10:30:16 <strong>AM</strong>


Ac ta d e e x h u m a c i ó n d e l o s r e s t o sd e l g<strong>en</strong>er a l brigadier d e artilleríap e r m a n e n t e Fe l ipe Án g e l e s Ra m í r e zAl c<strong>en</strong>tro Es ta d o s Un i d o s Me x i c a n o s—El Escudo Nacional—Esta d o d e Ch i h u a h u a.—A1 marg<strong>en</strong> No. 305/12037de la Sría. Gral. de Gobno.:— En nombre de la RepúblicaMexicana y como Juez del Registro Civil de este lugar hago saber alos que la pres<strong>en</strong>te vier<strong>en</strong> y certifico:—De f u n c i o n e s.—Que <strong>en</strong> ellibro Núm. 1 de la Sección del Registro Civil que es a mi cargo, afojas 34 se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra una acta del t<strong>en</strong>or literal sigui<strong>en</strong>te:—Al marg<strong>en</strong>;No. 25.—Exhumación y traslación de los restos del G<strong>en</strong>eral de DivisiónFelipe Ángeles, a la ciudad de Pachuca, Estado de Hidalgo. Alc e n t r o n ú m. 25 veinticinco.—En la Ciudad de Chihuahua, si<strong>en</strong>dolas 12:45 doce cuar<strong>en</strong>ta y cinco minutos del día 22 veintidós deOctubre de 1941 mil noveci<strong>en</strong>tos cuar<strong>en</strong>ta y uno, ante mí FranciscoR. Almada, Juez del Registro Civil, compareció el señor Ex-T<strong>en</strong>i<strong>en</strong>teCoronel Saturnino A. Villanueva Z., casado, minero, de 43 cuar<strong>en</strong>tay tres años, originario y vecino de esta ciudad, con domicilio <strong>en</strong> lacasa número 1407 de la Calle Quinta:— y pres<strong>en</strong>tó unos oficios de laSecretaría G<strong>en</strong>eral de Gobierno — 302/11<strong>50</strong>2 de fecha 24 de Octubrede 1941— Exp. 245.2/1916, dirigido a los señores Lic. RodolfoAciani (Asiain) y Coronel Manuel Ángeles, <strong>en</strong> el que por acuerdodel Ciudadano Gobernador del Estado, se concede permiso para laexhumación y traslado por ferrocarril, de los restos del señor G<strong>en</strong>eralde División Felipe Ángeles, a Pachuca, Estado de Hidalgo y otro oficioNúm. <strong>50</strong>22-2806 Exp. 335/1 de fecha 21 de Octubre del mismoaño, de los Servicios Sanitarios Coordinados, dirigido a los C. C. ExTte. Coronel Saturnino A. Villanueva Z., y Ex Coronel José A. Nieto537biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5374/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


Houston, Presid<strong>en</strong>te y Secretario de la Legión Honorífica “Veteranosde la Revolución”, <strong>en</strong> el que también se concede permiso para laexhumación y traslado de los restos del aludido G<strong>en</strong>eral Ángeles, allugar ya citado, <strong>en</strong> vista de que son ya de tiempo cumplido. Fueronpres<strong>en</strong>tados también oficios por separado donde se exime de los impuestoscorrespondi<strong>en</strong>tes al Estado, por la exhumación de los restosde refer<strong>en</strong>cia, así como los de traslación de los mismos, a Pachuca,Estado de Hidalgo. Habiéndose cumplido con todos estos requisitos,y autorizado el Ex-Tte. Coronel Saturnino A. Villanueva Z., por estaOficina de mi cargo, se procedió a la exhumación de los restos delG<strong>en</strong>eral de División Felipe Ángeles, qui<strong>en</strong> fue pasado por las armasla mañana del 26 de Noviembre de 1919 —1919— por un piquetede soldados del 21 Regimi<strong>en</strong>to, exhumación que se verificó hoy alas once horas del Panteón de Dolores. Lote No. 1A de Prefer<strong>en</strong>cia,para ser trasladados a la Ciudad de Pachuca, Hidalgo, donde seráninhumados. Estuvieron pres<strong>en</strong>tes durante la exhumación, las AutoridadesMunicipales, Sr. Coronel Manuel Ángeles, hermano del G<strong>en</strong>eral,Felipe Ángeles hijo del mismo, Ex-Coronel José María Caraveo,Leonardo Revilla Jr., y Ex-Tte. Coronel Saturnino A. Villanueva Z.,numerosas Comisiones diversas, e infinidad de particulares. Fuerontestigos de este acto, los señores José Ma. Caraveo y Leonardo RevillaJr., mayores de edad, el primero viudo, minero, con domicilio <strong>en</strong> elHotel Regis y el segundo casado, comerciante, con domicilio <strong>en</strong> laCalle Ojinaga número 120 de esta ciudad. Leída la pres<strong>en</strong>te acta a laspersonas que <strong>en</strong> ella intervinieron, ratificaron su cont<strong>en</strong>ido y firmaronde conformidad, archivándose la docum<strong>en</strong>tación pres<strong>en</strong>tada, <strong>en</strong>el apéndice de esta Oficina, correspondi<strong>en</strong>te al pres<strong>en</strong>te mes.—Doyfe.—F. R. Almada.—S. A. Villanueva.—J. M. Caraveo.—LeonardoRevilla.—Rúbricas.Es copia fiel y correcta sacada de su original, la que a solicitud departe interesada, se expide <strong>en</strong> la ciudad de Chihuahua a los veintidósdías del mes de noviembre de mil noveci<strong>en</strong>tos cuar<strong>en</strong>ta y uno. Doy fe. ElJefe de la Oficina C<strong>en</strong>tral del Registro Civil, F. R. Almada.—Rúbrica.538biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5384/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


VindicaciónPor iniciativa de un grupo de hidalgu<strong>en</strong>ses honorables, fueconstituido un “Comité pro traslado de los restos del g<strong>en</strong>eraldon Felipe Ángeles de Chihuahua a Pachuca”. DichoComité tuvo como Presid<strong>en</strong>tes Honorarios a los señores lic<strong>en</strong>ciadosJavier Rojo Gómez, g<strong>en</strong>eral Manuel F. Enríquez y lic<strong>en</strong>ciado J. JesúsGonzález Gallo; Presid<strong>en</strong>te, lic<strong>en</strong>ciado Rodolfo Asiain y Secretario,coronel Manuel Ángeles.Contando con el apoyo moral y material del C. Presid<strong>en</strong>te de laRepública, g<strong>en</strong>eral de división Manuel Ávila Camacho, una comisiónformada por miembros del Comité hidalgu<strong>en</strong>se y por los repres<strong>en</strong>tantesdel Ejecutivo, de la Cámara de Diputados del Congreso dela Unión y de la Cámara y autoridades del Estado de Hidalgo, asícomo miembros del Estado Mayor del extinto g<strong>en</strong>eral Ángeles, setrasladó a Chihuahua, donde, el 22 de noviembre de 1941, fueronexhumados los restos mortales del g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles y colocados<strong>en</strong> elegante urna, con grandes honores militares y civiles. Seguidospor el pueblo chihuahu<strong>en</strong>se, fueron conducidos <strong>en</strong> procesióncívica hasta el Teatro de los Héroes, convertido <strong>en</strong> capilla ardi<strong>en</strong>te.En el vestíbulo de este teatro, <strong>en</strong> el que fuera s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciado Ángeles <strong>en</strong>1919, se fijó al muro una placa de bronce, alusiva al sacrificio de lavíctima. (Ese teatro fue devorado por el fuego, con posterioridad.)El heroico pueblo chihuahu<strong>en</strong>se visitó e hizo guardia al féretrodurante todo el día. En la noche se celebró una solemne velada y duranteella fue otorgada una medalla de oro y un pergamino, firmado539biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5394/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


540por viejos revolucionarios de la División del Norte, a la dignísimaseñora Dolores R. de Revilla, <strong>en</strong> reconocimi<strong>en</strong>to de su nobleza yvalor civil, al recoger, amortajar, velar y sepultar los restos del revolucionariosacrificado hace 43 años.Numerosa comitiva condujo esa noche la urna funeraria a laestación del Ferrocarril y, a pesar de la distancia, muchas personas sedisputaban el honor de llevar las ofr<strong>en</strong>das florales.En Zacatecas, Zac., autoridades y pueblo disp<strong>en</strong>saron fervorosaacogida a los restos de Ángeles. En la Cámara de Diputados se leformó capilla ardi<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> severa ceremonia fueron pronunciadoselocu<strong>en</strong>tes discursos. Numerosas eran las ofr<strong>en</strong>das florales.Los restos fueron acompañados desde la estación y a su regresopara despedirlos, por la Guarnición de la Plaza, seguida del pueblo,que les dio s<strong>en</strong>tida hospitalidad.En Torreón, Coah., y a pesar de no haberse previsto una recepciónoficial, numerosas personas hicieron honores, se recibieroncartas y diplomas; viejos revolucionarios y g<strong>en</strong>te del pueblo, <strong>en</strong> formaconmovedora, humedecieron con lágrimas, al besarla, la banderaque cubría la urna funeraria.En diversas estaciones del tránsito, se congregaba el pueblo respetuosam<strong>en</strong>te,para “saludar a Ángeles”.En Aguascali<strong>en</strong>tes, Ags., hubo delegaciones especiales, discursosy honores de autoridades civiles y militares.En México y ante numeroso público de admiradores, los restosde Ángeles fueron recibidos, la noche del 25 de noviembre <strong>en</strong> la estacióndel Ferrocarril C<strong>en</strong>tral, formando valla los cadetes del ColegioMilitar, que acompañaron la urna hasta el Palacio de Bellas Artes,donde, <strong>en</strong> solemne velada, se honró al ilustre desaparecido.Los restos de Ángeles fueron después conducidos al ColegioMilitar, donde se formó capilla ardi<strong>en</strong>te, haci<strong>en</strong>do honores a qui<strong>en</strong>fuera sabio maestro y director de aquella gloriosa institución.El día 26 de noviembre, aniversario de la muerte del g<strong>en</strong>eralÁngeles, los restos fueron conducidos al Estado de Hidalgo; las aubiografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong>5404/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


toridades hidalgu<strong>en</strong>ses los recibieron <strong>en</strong> Tizayuca, con significativaceremonia y discursos de bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>ida. Numerosa comitiva, presididapor los repres<strong>en</strong>tantes de altas autoridades de la República, por los delos Estados de Hidalgo y Chihuahua y por veteranos revolucionarios ydelegaciones, fue conducida <strong>en</strong> unos ci<strong>en</strong> automóviles, llegando a Pachuca,Hgo., donde esperaba el pueblo <strong>en</strong> multitud, disp<strong>en</strong>sando unamagnífica recepción, con procesión cívica, por la ciudad <strong>en</strong>galanada.En sesión solemne, la Cámara de Diputados dio acogida a losrestos del “Hijo predilecto del Estado de Hidalgo”, declarado así pordecreto de la Legislatura, del 15 de noviembre de 1941.El g<strong>en</strong>eral Felipe Ángeles fue honrado con la “Condecoración delmérito revolucionario”, por acuerdo especial del C. Presid<strong>en</strong>te de laRepública, Jefe del Ejército Nacional.Una placa descubierta por el Presid<strong>en</strong>te Municipal de la ciudadde Pachuca, dio nombre al “Jardín Felipe Ángeles”.En el Panteón Municipal de la ciudad de Pachuca, <strong>en</strong> un hermosomonum<strong>en</strong>to pétreo, rematado con magnífico busto <strong>en</strong> broncedel g<strong>en</strong>eral Ángeles y previos los honores militares y los discursos,ante numeroso público que fue a despedirla, la urna funeraria quedódepositada <strong>en</strong> su cripta, si<strong>en</strong>do saludada con el toque militar de“sil<strong>en</strong>cio”.Todavía por la noche de ese día, se celebró <strong>en</strong> el Teatro “Bartoloméde Medina” una gran velada literario-musical, <strong>en</strong> honor deÁngeles.Así, con el cons<strong>en</strong>so de la primera autoridad de la República, ylas de los Estados m<strong>en</strong>cionados, con el hom<strong>en</strong>aje sincero del pueblo quev<strong>en</strong>era su recuerdo; satisfaci<strong>en</strong>do a la opinión pública s<strong>en</strong>sata, se hizopóstuma reparación justiciera al gran rebelde sacrificado, a Felipe Ángeles,el sabio y patriota revolucionario mexicano.541biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5414/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


iografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5424/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


Ín d i c eM<strong>en</strong>saje del gobernador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Nota del editor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .viiixProemio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1Capítulo I. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Capítulo II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35Capítulo III. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65Capítulo IV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87Capítulo V . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103Capítulo VI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . <strong>13</strong>3Capítulo VII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163Capítulo VIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181Capítulo IX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217Capítulo X . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231Capítulo XI. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247Capítulo XII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255Capítulo XIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279Capítulo XIV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307Capítulo XV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329Capítulo XVI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351Capítulo XVII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 375Capítulo XVIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 395biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5434/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


Capítulo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 409Capítulo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437Capítulo XXI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457Capítulo XXII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 477Capítulo XXIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 515Acta de exhumación de los restos del g<strong>en</strong>eral brigadierde artillería perman<strong>en</strong>te Felipe Ángeles Ramírez . . . . . 537Vindicación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 539biografia_<strong>angeles</strong>.<strong>indd</strong> 5444/1/<strong>08</strong> 10:30:17 <strong>AM</strong>


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