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Apoyo público a las artes y la cultura Una mirada desde la economíaestimaciones de esa respuesta a nivel de distintos grupos y bienes culturales. En segundolugar, no sólo importa que las personas consuman más cultura sino que es también relevanteanalizar los patrones de consumo; el público puede favorecer formas de cultura queno generan beneficios sociales en la forma de externalidades y beneficios instrumentales,ni presentan características de bien público. Una forma de contrarrestar este problema yque rescata parte de los beneficios asociados a una mayor libertad de elección, es la idea decuasi mercados, es decir, se requiere una definición previa (un rayado de la cancha) sobrelos ámbitos donde los subsidios a la demanda pueden aplicarse. Finalmente, los costos dediseño y administración pueden ser elevados debido a la heterogeneidad de los consumidores,en términos de sus preferencias y costos de acceso. Esto no significa que no se puedaavanzar en el diseño y ejecución de políticas de este tipo, pero sí significa que deben sercuidadosamente evaluadas, ex ante y ex post.Un cambio de este tipo, tampoco implica que se deje de apoyar la producción en el caso deaquellas disciplinas que representan un desafío en términos de innovación artística y quegeneran otros beneficios sociales que son independientes de la valoración del público. Asimismo,el apoyo a la producción puede ser una mejor alternativa en el caso de aquellos bienescuya calidad es difícil de juzgar; la opinión de expertos en este caso tiene un valor social.La discusión sobre el diseño óptimo de la institucionalidad cultural es fundamental para minimizarlos riesgos asociados a la intervención pública; y para garantizar, que cualquier cambioen la forma como el apoyo público es canalizado, cuidará el equilibrio entre las diferentesvisiones sobre en que ámbitos se debe privilegiar el apoyo a la oferta y en cuáles el apoyo a lademanda puede funcionar mejor. El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, o la entidadque de mediar algún cambio institucional lo reemplace, debe explicitar los criterios que seutilizarán para decidir en este ámbito y para evaluar de manera transparente el impacto deestos cambios en el tiempo.96
José Miguel Benavente y Juan José PriceBibliografíaBaumol, W.J. y W.G. Bowen (1966):Performing Arts: The Economic Dilemma. Twentieth Century Fund: New York.Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2005):Chile quiere más cultura: Definiciones de política cultural 2005-2010, CNCA, Valparaíso.Contreras, D., P. Egaña, y J.P. Valenzuela (2010):“Efectos de las actividades artísticas en el desarrollo de habilidades cognitivas y no cognitivas en estudiantesvulnerables: El caso de la orquesta de Curanilahue”. Serie Documentos de Trabajo 325. Departamento de Economía,Universidad de Chile.ECCUTT (2007):Encuesta sobre Consumo Cultural y Uso del Tiempo Libre 2004-2005. Consejo Nacional de la Cultura y lasArtes. Valparaíso, Chile (Diciembre).Frey, B. y W. Pommerehne (1989):Muses and Markets: Explorations in the Economics of the Arts. Blackwell: Oxford.Heilbrun, J. y C. Gray (2001):The Economics of art and culture. Cambridge University Press.O’Hagan, J.W. (1998):The state and the arts: an analysis of key economic policy issues in Europe and the United States. Edward Elgar: Cheltenham (UK)and Northampton, MA (USA).Peacock, A.T. y I. Rizzo (1994):Cultural Economics and Cultural Politics, Dordrecht: Kluwer Academic Publishers.Price, J.J. (2011):“How to support the culture and the arts? Supply subsidies versus demand vouchers”, Tesis no publicada,Departamento de Gobierno, The London School of Economics and Political Science.Seaman, B.A. (2006):“Empirical studies of the demand for the performing arts”, en D.C. Throsby y V. Ginsburgh (eds.), Handbook ofthe Economics of Art and Culture, Volume 1. Elsevier: Amsterdam.Throsby, D.C. (2010):The Economics of Cultural Policy. Cambridge: Cambridge University Press.Towse, R. (2010):A text book on cultural Economics. Cambridge: Cambridge University Press.Towse, R. (2003):A Handbook of Cultural Economics. Cheltenham, UK: Edward Elgar.97
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Apoyo público a <strong>la</strong>s artes y <strong>la</strong> cultura Una mirada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> economíaestimaciones <strong>de</strong> esa respuesta a nivel <strong>de</strong> distintos grupos y bienes culturales. En segundolugar, no sólo importa que <strong>la</strong>s personas consuman más cultura sino que es también relevanteanalizar los patrones <strong>de</strong> consumo; el público pue<strong>de</strong> favorecer formas <strong>de</strong> cultura queno generan beneficios sociales en <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> externalida<strong>de</strong>s y beneficios instrumentales,ni presentan características <strong>de</strong> bien público. Una forma <strong>de</strong> contrarrestar este problema yque rescata parte <strong>de</strong> los beneficios asociados a una mayor libertad <strong>de</strong> elección, es <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>cuasi mercados, es <strong>de</strong>cir, se requiere una <strong>de</strong>finición previa (un rayado <strong>de</strong> <strong>la</strong> cancha) sobrelos ámbitos don<strong>de</strong> los subsidios a <strong>la</strong> <strong>de</strong>manda pue<strong>de</strong>n aplicarse. Finalmente, los costos <strong>de</strong>diseño y administración pue<strong>de</strong>n ser elevados <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong> heterogeneidad <strong>de</strong> los consumidores,en términos <strong>de</strong> sus preferencias y costos <strong>de</strong> acceso. Esto no significa que no se puedaavanzar en el diseño y ejecución <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> este tipo, pero sí significa que <strong>de</strong>ben sercuidadosamente evaluadas, ex ante y ex post.Un cambio <strong>de</strong> este tipo, tampoco implica que se <strong>de</strong>je <strong>de</strong> apoyar <strong>la</strong> producción en el caso <strong>de</strong>aquel<strong>la</strong>s disciplinas que representan un <strong>de</strong>safío en términos <strong>de</strong> innovación artística y quegeneran otros beneficios sociales que son in<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> <strong>la</strong> valoración <strong>de</strong>l público. Asimismo,el apoyo a <strong>la</strong> producción pue<strong>de</strong> ser una mejor alternativa en el caso <strong>de</strong> aquellos bienescuya calidad es difícil <strong>de</strong> juzgar; <strong>la</strong> opinión <strong>de</strong> expertos en este caso tiene un valor social.La discusión sobre el diseño óptimo <strong>de</strong> <strong>la</strong> institucionalidad cultural es fundamental para minimizarlos riesgos asociados a <strong>la</strong> intervención pública; y para garantizar, que cualquier cambioen <strong>la</strong> forma como el apoyo público es canalizado, cuidará el equilibrio entre <strong>la</strong>s diferentesvisiones sobre en que ámbitos se <strong>de</strong>be privilegiar el apoyo a <strong>la</strong> oferta y en cuáles el apoyo a <strong>la</strong><strong>de</strong>manda pue<strong>de</strong> funcionar mejor. El <strong>Consejo</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Cultura</strong> y <strong>la</strong>s <strong>Artes</strong>, o <strong>la</strong> entidadque <strong>de</strong> mediar algún cambio institucional lo reemp<strong>la</strong>ce, <strong>de</strong>be explicitar los criterios que seutilizarán para <strong>de</strong>cidir en este ámbito y para evaluar <strong>de</strong> manera transparente el impacto <strong>de</strong>estos cambios en el tiempo.96