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Babelia 962NÚMERO 962. EL PAÍS, SÁBADO 1 DE MAYO DE 2010DOCTOROWdesmonta la historiaEl novelista reinventa el pasado de Estados UnidosPor Juan Gabriel Vásquez


EL RINCÓNChema Madoz, en su estudio de Galapagar. Foto: Santi BurgosEl lugar donde la fotografía es esculturaChema Madoz sigue encontrando en los objetos un misterio que lo lleva a refinar su estiloMÁS QUE FOTÓGRAFO podría calificársele de poeta visual, porque desde que encontró laforma de crear metáforas combinando objetos no se ha apartado de su estilo creativo.Chema Madoz (Madrid, 1958) no hace retratos, ni reportajes, ni practica otros génerosfotográficos. Lleva más de dos décadas realizando imágenes en blanco y negro de ensamblajesde objetos dispares en composiciones sorprendentes, poéticas, irónicas y, por qué nodecirlo, hermosas. Su estudio en Galapagar es luminoso y de techo alto a dos aguas. Unespacio blanco, ordenado, limpio como las ideas de sus fotografías. Porque las añejastelarañas que deja desarrollarse en las ventanas no son más que respeto hacia la persistente,simple y también asombrosa labor del insecto. “No soy un manitas, pero tengo muchapaciencia”, dice de sí mismo. Y lo mejor del lugar es poder ver que muchos de esos objetosimposibles que fotografía están ahí. El reloj de arena, la boleadora de billar, la vela con llamade pluma, el cactus de alambre de espino, aquí, son esculturas. “No las expongo ni vendopor no duplicar, no le veo sentido”, explica. “Tengo una deuda con la poesía y la escultura.El que yo entrara en contacto con el mundo de la imagen fue la casualidad de haberempezado con la fotografía”, afirma. En aquella época sus referentes eran figuras comoKertész o Duane Michaels, “por su forma de narrar, por sus ideas sobre la percepción”.Hay pequeños objetos por todos lados, en estanterías, mesas. Proceden de mercadillos,del Rastro, pero básicamente de cualquier lugar. “Cuando comencé a trabajar con objetosen los años noventa fue para mí un desafío. Y sigue habiendo algo que no controlo, ciertomisterio. Nunca sé cuál será la próxima pieza. No es algo mecánico. Si no dejaría dehacerlo”. Madoz, que tiene ahora una exposición en la galería Moriarty, de Madrid, dice quetener un estilo reconocible no le preocupa. “Lo que hay son unas constantes que semantienen, pero lo que cuenta es que cada imagen es distinta. Morandi se pasó añospintando variaciones sobre una docena de botellas…”.Sola y en posición, aunque algo cabizbaja, su vieja Haselblatt espera en su trípode. Unacámara construida el mismo año que Madoz nació, que compró de segunda mano y sigueusando. No se ha pasado al digital. Dice no necesitar la tecnología para hacer sus montajes.“En mis trabajos el engaño está a la vista, lo puedes reconocer. Son objetos que ocupan sulugar dentro de la realidad. Me interesa el juego con el espectador para que sea cada uno elque haga sus propias interpretaciones de lo que ve”. Fietta Jarque EL PAÍS BABELIA 01.05.10 3


EN PORTADA / EntrevistaLa transgresiónE. L. Doctorow, fotografiado en NuevaYork en marzo. Foto: Frank Fournier4 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


de la verdadE. L. Doctorow sigue aplicando en sus novelas lo que él llama un simulacro de crónica históricade Estados Unidos. El autor de títulos como Ragtime recurre ahora al caso de dos personajespopulares, Homer y Langley, como metáfora de un país que pierde el rumbo. Por Juan Gabriel VásquezAEDGAR LAWRENCE Doctorow(Nueva York, 1931) le gustarepetir el mismo comentariosarcástico: “La gente dice queescribo novelas políticas, queescribo novelas sobre el pasado,que uso técnicas posmodernas, quejuego con los géneros literarios, que mislibros ocurren en Nueva York y que tienenpersonajes judíos… Así que soy un novelistapolítico-histórico-posmoderno-de género-neoyorquino-judío.No sé, yo rechazotoda etiqueta que se le ponga al sustantivonovelista. Creo que usted estará de acuerdoconmigo: el novelista es alguien queacoge el mundo entero”.Bueno, sí: pero es que hay pocos mundosen la ficción de lengua inglesa tan amplios,tan ricos y diversos como el de Doctorow.Este año su primera novela, Welcometo Hard Times, cumple medio siglo; en estetiempo Doctorow ha publicado trece librosde ficción, una obra de teatro y dos compilacionesde ensayos, y el resultado puedemuy bien verse como una reescritura radicalde la historia norteamericana, de la Guerrade Secesión en La gran marcha al NuevaYork de finales del siglo XX en La ciudadde Dios. La nueva novela, Homer y Langley,parte de la historia de los hermanos Collyer,cuya vida ha sido objeto de fascinaciónen Nueva York desde 1947, cuando lapolicía echó abajo la puerta de su casa y losencontró muertos y rodeados de más decien toneladas de materiales diversos: torresde diarios, varios pianos, kilómetros delibros y hasta un Ford T en medio del salón.La policía encontró a Homer fácilmente,pero el abarrotamiento era tanto quetardaron algunas semanas en encontrar aLangley, cuyo cuerpo yacía a unos tres metrosdel de su hermano.Esta conversación ocurrió en dos sesiones:la primera tuvo lugar en el despachode Doctorow, una primera planta del WestVillage que pertenece a la Universidad deNueva York; la segunda, en su apartamentode la zona media de Manhattan, dondeDoctorow me recibió por la mañana y, antesde cualquier otra cosa, me enseñó suedición de las memorias del general UlyssesGrant, varios tomos que serían verdaderasjoyas bibliográficas aunque no hubieranestado autografiadas. “Un regalo, porsupuesto”, me dijo Doctorow. “Yo no mepuedo permitir algo así”.PREGUNTA. En Homer y Langley hayun cierto grado de distorsión histórica.Los verdaderos hermanos Collyer murieronen 1947, pero usted les deja vivir hastala década de los setenta. Y hay otras modificacionesde la realidad conocida. Ustedescribió un ensayo en 1977, False Documents,en el cual alegaba que una narraciónhistórica hecha de mentiras es másperspicaz, más aguda y más útil que unarespetuosa de los hechos. Es algo quesiempre ha hecho en sus novelas: contarla historia de una manera distinta. ¿Cómose aplica esto a la nueva novela?RESPUESTA. En su vida real, los hermanosCollyer fueron una especie de folcloreinstantáneo. Fueron famosos en la ciudad,la gente venía a ver su casa como si setratara de un fenómeno de circo. Hay fotosdel momento de su muerte, con las multitudesagolpándose frente a la casa y la policíasacando las cosas. Y hace unos siete añoshubo un artículo en The New York Timesdonde se contaba que los Collyer no tuvieronherederos, así que la ciudad se apoderóde la casa. Estaba tan mal que tuvieron queecharla abajo, y en su lugar hicieron unparque. Esto queda en la Calle 128 conQuinta Avenida, en Harlem. Y hay allí unaplaca: “Parque de los Hermanos Collyer”.Pues bien, el artículo hablaba de cómo losvecinos se opusieron a que su parque fuerabautizado en honor de estos ermitaños acumuladoresy maniáticos. Y pensé: “Llevancincuenta años muertos y todavía molestana la gente”.P. Y entonces supo que tenía una historia.R. Claro. El folclore es el paso previo almito, igual que en la Iglesia la beatificaciónes el paso previo a la santificación. Homer yLangley tenían estatus mitológico en mi imaginación,y por eso decidí que no tenía queinvestigar demasiado: bastaba con interpretarel mito. Me sentí libre de cambiar cosas:como criaturas mitológicas, los hermanosson inmortales, así que puedo extender susvidas. También mudé su casa de lugar. Yo“Todo salióde la primera línea, claro.Un <strong>día</strong> me sentéy escribí: ‘Soy Homer,el hermano ciego”“Las más grandesficciones que tenemos hoyen <strong>día</strong> están fuera de loslibros, y son productodel extremismo político”necesitaba que vivieran frente a CentralPark, y el parque termina en la Calle 110. Asíque los puse a vivir alrededor de la Calle 92.P. También invirtió el orden de sus nacimientos.R. Sí. En la vida real, Homer era el mayor.Todo salió de la primera línea, claro. Un <strong>día</strong>me senté y escribí: “Soy Homer, el hermanociego”. Y era una línea tan evocativa… Enese momento supe que mi narrador sería elhermano menor, el protegido, que de algunamanera admira a Langley por haber estadoen la guerra. Supe que la música seríaimportante en su vida de ciego, y que Langleyiría por ahí coleccionando pianos pararegalarle. En la vida real, los hermanos llegarona acumular toneladas de periódicos. Esoes cierto, pero yo encontré una razón basadaen su carácter: Langley está investigandoel mundo entero —y esto antes de Google—,tratando de identificar los actos seminalesdel comportamiento humano paraorganizarlos en una especie de diario platónico,un diario que nunca pierda actualidad.P. ¿Recuerda haber hablado de algo similaren una entrevista en los años setenta?R. No, ¿qué dije?P. Contó que tenía una fantasía recurrente:que un <strong>día</strong> The New York Times ledejaría escribir el diario entero. Y que sepasaría muchos años investigando y preparandoesa edición.R. Sí, es cierto. Qué interesante, ¿no esverdad? Y se lo di a Langley.P. Lo que me interesaba al hablar de ladistorsión histórica era esa relación que tienensus ficciones con los hechos reales (ocomprobados, o aceptados). En El libro deDaniel se basó en un hecho histórico, lacondena a muerte por espionaje del matrimonioRosenberg; en Ragtime incluyepersonajes reales y distorsiona sus vidasconocidas con una desfachatez que en sumomento le causó más de un problema.R. El libro de Daniel describe con exactitudel juicio y la ejecución, aunque yo noconocí a ninguno de los implicados. La revelacióncon ese libro fue que no lo po<strong>día</strong>escribir en tercera persona, con un narradorque lo supiera todo. Tuve que dejar que Daniello escribiera, porque él, de niño, habríapodido estar en contacto con todo lo sucedidoy al mismo tiempo no habría podidocomprenderlo del todo. Es decir, estaba enla misma situación que yo: en el momentode la ejecución yo estaba sirviendo en Alemania,y no me enteré muy bien de los hechos.Lo que me interesaba no era la inocenciao la culpabilidad de los acusados, sino lamentalidad del país que produce esta horriblesituación. Claro, la novela anticipa loque después se ha descubierto: que el marido,Julius Rosenberg, sí que estuvo involucradoen actividades de espionaje. Pero nola mujer. En fin, por supuesto que cambiécosas. No quería que se viera como una noveladocumental.P. Pero el tono de Ragtime es muy distinto.Tiene algo satírico de lo que Danielcarece por completo.R. Bueno, sí. La novela se divierte conimpertinencias, atribuyendo falsedades alos personajes, a Houdini o a Freud. Paraescribir sobre JP Morgan, lo único que hicefue mirar una foto. Cuando publiqué eselibro se dijo que había roto una regla deloficio, que había transgredido algo. Pero yocrecí leyendo novelas donde pasaban estascosas. En Guerra y paz, Napoleón no salemuy bien parado. Ni el cardenal Richelieuen las novelas de Dumas. Yo no pensé queestuviera haciendo nada distinto, pero enlos años setenta nuestra ficción era muy tímida.Lo que molestó a los críticos fue eltono del libro: irreverente, capaz de tomarselibertades para escribir un simulacro de crónicahistórica. De todas formas, creo que laprimera ficción es la versión que dan lospersonajes históricos de sí mismos. Si deverdad quieres leer ficción, lee las memoriasde JP Morgan.P. Pero sigue habiendo una resistenciadel público, una desconfianza ante quiense toma esas libertades.R. En World’s Fair usé a toda mi familiade una manera bastante implacable, inclusoconservando sus verdaderos nombres. ¿Ycuál es la diferencia ontológica entre interpretara alguien que conociste y alguien queno conociste? Yo siempre he sentido que lomejor que he escrito lo he escrito con unsentido de transgresión. Y lo he hecho desdesiempre. En un curso de periodismo quetomé en la escuela, entregué una entrevistaPasa a la página siguienteEL PAÍS BABELIA 01.05.10 5


EN PORTADA / EntrevistaViene de la página anteriorcon el portero del Carnegie Hall: lo describícomo un refugiado judío alemán que acababade salir de su país. Conocía el repertorioclásico. Venía a trabajar con un termo y unsándwich en una bolsa de papel, bebíasu té a la manera antigua, poniéndoseun terrón de azúcar entre los dientes,etcétera. Al profesor le pareció que erala mejor entrevista que había leído enaquel curso, y quiso mandar a un estudiantede fotografía para retratar al portero.Yo le dije que eso era imposible: elhombre era muy tímido, no le gustabael contacto con la gente… Al final tuveque confesar que todo era inventado.No se lo tomaron demasiado bien.P. Usted ha dicho que cree en laficción como “sistema de conocimiento”.¿Qué conocimiento produce la ficción?¿Cómo cree que ha cambiado lamanera de leer ficción en el curso detu vida?R. Mire, es sencillo: los relatos nosenseñan las leyes de la comunidad ydistribuyen el sufrimiento. A través delas historias, el individuo siente que susufrimiento puede ser compartido porlos demás. El relato trae consigo lo quela comunidad debe saber para sobrevivir:éste es el sistema de conocimientoal que me refiero. La facultad imaginativa,la facultad de ver cosas y hacer conexionesque no serían posibles dentrode parámetros fácticos, son dones delescritor de ficción. “Ver lo que está oculto”,decía Henry James. Bellow se sentía“como un médium”. El escritor deficción siente que no tiene obligaciónmoral ninguna hacia las institucionesque rigen nuestra vida, trátese del Gobierno,la Iglesia o la familia, y este tipode testigo es muy valioso para la sociedad.Cuando Joe Heller publicó Trampa22, una novela muy escéptica sobrelos nobles esfuerzos norteamericanosen la Segunda Guerra, la gente se molestómucho. “Esto no ocurrió así”, dijeron.Puede que no, pero sí ocurrió asíen Vietnam. El libro fue profético.P. Una vez dijo de Ragtime que era“la venganza de un novelista contrauna época que idolatra la no ficción”.¿Es Homer y Langley la última entregade esta venganza?R. Eso lo dije en una época en quelas ciencias sociales estaban adoptandoestrategias novelísticas. Antropólogos, sociólogos,psicólogos… Y eso me enfadó un poco:sentí que se metían en mi territorio. Yano lo siento así, aunque todavía, después deuna lectura, hay alguien que me pregunta:¿es esto cierto? Todavía hay un dominio delo empírico por las razones equivocadas. Deotra parte, las más grandes ficciones quetenemos hoy en <strong>día</strong> están fuera de los libros,y son producto del extremismo político. Lacantidad de mentiras que hay en política, yesta nueva ola de comportamiento irracional…Esta manera de odiar la reforma sanitaria,llamarla socialismo, decir que el presidenteestá aliado con Al Qaeda… El nivel deirracionalidad en este país siempre ha sidoalto, pero hoy me parece más alto que nunca.Al mismo tiempo, parece que los sectoresmás racionales han logrado atrincherarse:de otra forma, el Congreso no se habríaatrevido a aprobar la ley. Tengo la percepciónde que esta derecha ha comenzado amarginarse, y a marginar el partido para elque trabajan, el Republicano. Por lo menos,eso es lo que espero.P. El otro <strong>día</strong> estaba escuchando un discursode Sinclair Lewis en 1940, cuandoRoosevelt estaba haciendo campaña paraun tercer mandato y los republicanos lo llamaban“dictador”, “socialista”. ¿Cree queeste extremismo irracional contra ciertospresidentes liberales ha existido siempre, yno hay de qué preocuparse, o que la situaciónde hoy en <strong>día</strong> es realmente nueva, ydeberíamos preocuparnos más que nunca?R. La derecha hoy es muy distinta: tienenun gran acceso a los medios. En la radio seUn policía de Nueva York, en la casa de los hermanos Collyer, el 3 de abril de 1947. Foto: Associated Press / Harry Harris“Langley está investigandoel mundo entero—y esto antes de Google—en un diario quenunca pierde actualidad”despotrica contra Obama, en la televisióntambién. Pero no sé si ha habido un cambio.Cuando yo era niño hubo una marcha deapoyo al nazismo en Madison Square Garden,y la gente iba caminando por ahí conesvásticas en las camisas. Había un conocidosacerdote de derechas, el padre Cogwin,que tenía una inmensa cantidad de seguidores.Estaba Charles Lindbergh, cabeza de ungrupo llamado America Firsters (Roth escribiótodo un libro sobre eso). Luego vino elfervor anticomunista de los cincuenta, unaera gris en la vida de Estados Unidos. Siempreha sido más fácil para la derecha llegar ala gente. El psicólogo Wilhelm Reich dijoque la mente del hombre promedio estáconstruida para el fascismo: es mucho másfácil para la derecha llegar a ese lado antediluvianode la gente, sus miedos, sus ansiedades,que para la izquierda tratar de apelar ala razón. No estoy diciendo que no hayairracionalidad en la izquierda, por supuesto.Pero en la dinámica interna de este país, laderecha siempre ha apelado a los miedos dela gente. Cuando se ha acabado una guerra,esa sensación de combate sigue existiendo,y la dirigimos contra nosotrosmismos. Esto es lo que ocurrió despuésde la Segunda Guerra.P. ¿Y ahora?R. Bueno, el momento más terriblefue cuando la Corte Suprema eligió aGeorge Bush. Luego vino lo que ya sabemos:el uso de matones para intimidara quienes contaron los votos, la llamadaPatriot Act, el espionaje contra losciudadanos… Todo aquello fue un peligrosodesmonte de nuestro sistema devida, y no hay manera de calcular eldaño causado al país. Las dificultadesque ahora tiene Obama para llevar acabo las más elementales correccionesde las inequidades sociales se deben aeso. Está por verse si el daño es irreparable.Mira, mis convicciones políticasson muy elementales, casi bíblicas: nomatarás, no robarás… No sé qué implicacionestendrá este libro (desde luego,no he buscado ninguna), pero veo, esosí, una civilización entrópica: algo estámuriendo, algo se está deshaciendo. Algunoshan visto en el libro una parábolade este país y la forma en que estáperdiendo el rumbo.P. Esto me interesa, porque todassus novelas parecen hablar de lo mismo:la ruina de los ideales americanos.Homer recuerda incluso la doctrinaemersoniana de la “confianza en símismo”, una de las bases de la filosofíaamericana, que aparece tambiénen Welcome to Hard Times. El libro deDaniel habla de Estados Unidos comoenemigo del individuo.R. En este país nunca hemos llegadoa estar a la altura de la Constitución. Lahistoria de Estados Unidos describe losintentos, y enseguida los fracasos, dequienes se han acercado a una ciertaidea de justicia, de una sociedad serenacomo la que permite imaginar ese documento.Así que decir la verdad sobre loque ocurre en un momento y lugar determinadosno es caer en el desespero,sino simplemente decir la verdad. Elgrado de autosatisfacción que hay eneste país puede resultar dañino y detenercualquier tipo de progreso. Yo comencéeste libro bajo la última AdministraciónBush; ahora algo ha sucedido y, después deunos años muy oscuros, tenemos una ciertaesperanza. Homer y Langley. Edgar Lawrence Doctorow. Traducciónde Isabel Ferrer y Carlos Milla. Miscelánea.Barcelona, 2010. 208 páginas. 18 euros. Homer iLangley. Traducción de Maria Iniesta i Agulló. Edicions1984. Barcelona, 2010. 204 páginas. 18 euros.Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) es escritor.Su último libro es El arte de la distorsión (Alfaguara).+ .com Primeras páginas de Homer yLangley, de E. L. Doctorow“El reverso de Truman Capote”DOCTOROW ESCRIBIÓ Welcome to Hard Times, su primeranovela, mientras trabajaba como lector de guiones paraColumbia Pictures. Todos los westerns que le llegabaneran tan redomadamente malos, ha dicho muchas veces,que acabó por escribir su propia versiónsemiparódica de la frontera. Después de Big as Life, unasegunda novela decepcionante, Doctorow se encontróconsigo mismo: en El libro de Daniel, su versión deljuicio por espionaje del matrimonio Rosenberg, exploróciertas obsesiones que se volverían constantes en suslibros, desde la relación del individuo con la historiahasta la escritura como manera de buscarle un sentidoa la experiencia. Y entonces vino Ragtime, una noveladistinta a todo lo que se había hecho hasta entonces enla literatura norteamericana: la novela cuenta la historiade una familia ficticia en los Estados Unidos decomienzos del siglo XX, y la entrevera con Houdini,Freud, JP Morgan, Emma Goldman y otros personajeshistóricos. “Es no ficción ficticia”, dijo Doctorow en sumomento. “El reverso de Truman Capote”. Después deDrinks Before Dinner, su única incursión —no demasiadofeliz, por lo demás— en el teatro, Doctorow abrió losaños ochenta con Loon Lake, la historia de un muchachoemprendedor durante la Depresión de los añostreinta, y la cerró con Billy Bathgate, la historia de unmuchacho poco emprendedor metido en el mundo mafiosode los años treinta; en el medio están World’s Fair(las memorias de un niño llamado Edgar que crece en elNueva York de los años treinta) y Vidas de los poetas(una extraordinaria colección de relatos que, cosa rara,no ocurre en los años treinta). Con El arca del agua, unasuerte de thriller moral cuyos protagonistas son la ciencia,el periodismo y el poder, Doctorow viajó al sigloXIX; la siguiente novela, La ciudad de Dios, regresa afinales del siglo XX, y es quizás la más compleja y ambiciosa:ahí están el Holocausto, el Big Bang y FrankSinatra. Los cinco cuentos de Sweetland Stories son unfusilamiento sin contemplaciones del sueño americano;La gran marcha es la particular versión doctorowianade un episodio de la Guerra de Secesión. Homer yLangley, novela que Doctorow ha publicado a sus 78años, lo confirma como uno de los novelistas más frescosy enérgicos de la lengua inglesa. Frente a su obra,los lectores nos preguntamos qué diablos enten<strong>día</strong>mosantes por novela histórica. J. G. V. 6 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


IDA Y VUELTADomingo a orillas del río Marne (1938), imagen de la exposición Henri Cartier-Bresson: The Modern Century, del MOMA. Foto: Henri Cartier-Bresson / MagnumLas fotos invisibles de Cartier-BressonPor Antonio Muñoz MolinaDURANTE CASI treinta años, todala última parte de su vida, HenriCartier-Bresson no tomó ningunafotografía. Probablemente,por un hábito antiguo de la mirada,siguió viendo a su alrededor fotos posibles,instantes en los que la realidad parecíaorganizarse de manera espontánea enuna composición más armoniosa porqueera casual. Se palparía los bolsillos delabrigo con un reflejo ya inútil para buscarsu Leica y levantarla como se lleva uncazador la escopeta a la cara. Pero unmomento después la imagen posible yase había desvanecido, y él disfrutaría sinnostalgia de ese alivio profundo de notener que hacer nada, de no vivir con elsobresalto de observar las cosas y no dejarque se perdieran. Después de casi mediosiglo de recorrer el mundo se habíaconvertido por fin en un jubilado sedentario,a una edad en la que todavía estabafuerte y saludable, sesenta y tantos años,reverdecido por el amor de una esposajoven. En algunas de sus fotos tar<strong>día</strong>s apareceella, Martine: en una tiene las piernasflexionadas y desnudas, bajo una faldamuy corta, y se parece a CatherineDeneuve en Belle de jour.En 1975, jubilado de la fotografía y delas convulsiones del mundo de las quehabía sido testigo durante tanto tiempo,Henri Cartier-Bresson era un caballerodistinguido que paseaba por París con uncuaderno de dibujo y un lápiz en vez deuna cámara. Le gustaba decir que unafoto era un dibujo instantáneo; ahora descubríacon agrado que el dibujo equivalíaa un acto reposado de meditación. Disfrutabade la ironía de ser universalmentecelebrado por un oficio al que ya no sededicaba. El gran fotógrafo del siglo notocaba nunca una cámara y no guardabaninguna en su casa. Quienes entraban enella para hacerle alguna entrevista ocasionalmiraban por las paredes o las repisassin encontrar ninguna foto. En una habitaciónal fondo de un pasillo distinguíanlos rojos y los azules vibrantes de un cuadrode Matisse.Pero en Cartier-Bresson siempre habíahabido una tendencia a la falta deénfasis y al despojamiento de toda aparienciade esfuerzo y de complicaciónque no serían ajenas a sus inclinacionesbudistas. “Una mano de terciopelo, unojo de halcón”, decía. Frente al melodramade tantos fotógrafos que se cuelgandel cuello cámaras y teleobjetivos y todaclase de artefactos como trofeos de guerraél iba tan ligero con su simple Leicacomo si no llevara nada, como si paraobtener una buena foto sólo hiciera faltaun cierto estado de alerta y contemplacióny el fogonazo de la mirada. El artemoderno, heredero perpetuo de la egomaníadel Romanticismo, se obstina enla proyección casi obscena del yo del artistasobre una realidad que ha de sercomo arcilla maleable para las visiones olos caprichos de su talento. En Cartier-Bresson lo que hay muchas veces es laobservación circunspecta de un haiku.Más que un autor que impone sobre elmundo su sombra prestigiosa y cada líneade las huellas dactilares de su estilo,el fotógrafo es un testigo que se hace aun lado y señala con el dedo, ofreciéndonoseducadamente la posibilidad de veralgo, una escena o una presencia humanaque suceden sin que las organice o lasmanipule nadie. Educado de muy jovenen la severidad compositiva del cubismoy de los cuadros de Poussin, Cartier-Bressonse pasó más de la mitad de su vidaejercitando su mirada, usando el disparadorde la cámara en lugar de los lápices ylos pinceles, el aire mismo de la realidaden vez de la superficie del lienzo; ejerciendono una técnica, sino una actitud.Nadie la ha explicado mejor que él mismo:“El reconocimiento simultáneo, enuna fracción de segundo, de la significaciónde un hecho, así como de la precisaorganización de las formas que le dan aese hecho su expresión adecuada”.Contra una pared formidable llena dedesconchones y rozaduras y manchas dehumedad y de mugre un niño de cabezapelona vestido con un mandil de niñopobre parece que salta en éxtasis mirandohacia el cielo. Al fondo de un laberintode escaleras una esquina encalada dapaso a un callejón por el que circula unciclista como una centella vagamente borrosa.Un momento después ese niño españolde 1933 ya no estará como suspendidoen ese vuelo de felicidad, porquehabrá caído al suelo la pelota hacia laque eleva los ojos, y que nosotros novemos en la fotografía. Un segundo antes,un segundo después, la perspectivacubista de las escaleras que bajan haciala calle no habría sido misteriosamentecompletada por esa silueta del ciclistaanónimo que no tardará más de un segundoen pasar. La contemplación estan activa que no permite el letargo. LaNunca había vistomás fotos juntasde Cartier-Bressonque en esta exposicióninaugurada hace pocoEn las salas gigantesdel MOMA las fotosse suceden con uncriterio tan sofisticadoque produce mareobúsqueda de lo excepcional es una formade alerta entre desapegada y alertahacia lo cotidiano. Las familias de obrerosque pasan un domingo del verano de1938 comiendo y bebiendo al fresco dela orilla arbolada del Sena repiten sinsaberlo con sus actitudes una coreografíade indolencia que viene de Seurat yde Manet y más allá de Poussin, unaArcadia francesa.Nunca había visto más fotos juntas deCartier-Bresson que en esta exposicióninaugurada hace poco en el MOMA. Casinunca me ha costado tanto mirarlas. Lafotografía, por sus dimensiones, por lacercanía emocional que establece con elespectador, requiere espacios más confidenciales,no las salas inmensas que hayahora en la sexta planta del museo, al finalde un ascenso por las escaleras mecánicasque se le añadieron en su renovación dehace unos años, y que contribuyen a darleun tumulto como de centro comercial.Con su cafetería ruidosa y sus tiendas dediseño, con su restaurante tan pijo denouvelle cuisine y sus exposiciones bullanguerasy mediáticas de Tim Burton, deMarina Abramovic, de fuegos de artificiodigitales, el MOMA se ha convertido en unlugar atractivo para casi todo, salvo parael disfrute sosegado del arte. Hay que contratararquitectos estrellas para que losmuseos llamen la atención y salgan en losperiódicos; hay que recaudar más millonesque nunca para pagar las minutas delos arquitectos y el mantenimiento desmesuradode sus nuevos edificios; hay queorganizar exposiciones lo bastante espectacularescomo para que atraigan multitudesgracias a las cuales se multiplicará larecaudación y se disipará la sospechasiempre incómoda de elitismo.Y por supuesto los comisarios se esforzaránen dejar también su propia huellaen la disposición de las obras mostradas,casi siempre con un pretexto de originalidadque conduce directamente al embarullamiento.En las salas gigantes delMOMA las fotos de Cartier-Bresson se sucedencon un criterio tan sofisticado queproduce mareo, impulsándolo a uno aañorar casi achacosamente el anticuadoorden cronológico. Qué impaciencia porvolver a casa y buscar en un catálogoesas fotografías tan queridas; o por salir ala calle con la esperanza de descubrir enla realidad una de esas fotos invisiblesque Cartier-Bresson seguiría viendo aunqueya no llevara consigo la cámara. Henri Cartier-Bresson: The Modern Century.MOMA. Nueva York. Hasta el 28 de junio. www.moma.org.EL PAÍS BABELIA 01.05.10 7


EL LIBRO DE LA SEMANAEl trono de TolstóiSolomon Volkov recorre la historia de Rusia desde el siglo XIX a través de la literatura, la pintura, el cine, la danza y la música,y constata cómo en las relaciones entre cultura y política los criterios del poder se imponen progresivamente a los artísticosEl coro mágico.Una historia de la cultura rusade Tolstói a SolzhenitsinSolomon VolkovTraducción de Ferrán Esteve y Carlos FajardoAriel. Barcelona, 2010320 páginas. 36 eurosPor José María RidaoSOLOMON VOLKOV recurre a la metáfora delcoro mágico, elaborada por Anna Ajmátova,para trazar la historia de las relacionesentre los artistas y el poder ruso desde Tolstóia la irrupción de Alexandr Solzhenitsin.El relato se inicia con la muerte del autor deGuerra y paz, una formidable figura a mediocamino entre el artista y el profeta, cuyaobra puso de manifiesto tanto como su propiavida que, junto al trono de los zares, sealzaba otro no menos respetado ni menosinfluyente en la historia de Rusia durantelos dos últimos siglos: el de los artistas yescritores. La lucha por ocupar el trono vacantede Tolstói constituye el sutil hilo conductordel ensayo de Volkov; una lucha enla que, progresivamente, los criterios del poderse van imponiendo a los estrictamenteartísticos.Uno de los mayores méritos de El coromágico es dar cuenta de la compleja efervescenciaideológica y política en la que estallaronunos conflictos sólo conocidos parcial yfragmentariamente fuera de Rusia, incluidaslas páginas más sombrías de la Revoluciónde Octubre y los brutales ajustes decuentas dentro de ella. No cabe achacarsólo a la barrera de la lengua y a la falta detraducciones el desconocimiento de muchasde las figuras que desfilan por esteensayo, sino a un hecho en absoluto accidental.El propósito de construir una sociedadenteramente nueva conllevó el férreocontrol sobre las manifestaciones artísticasque el poder consideraba dignas deella, tanto las procedentes del pasado anteriora la revolución como las que se produjeronen su seno. Las que convenían alnuevo credo se promocionaban desde elpoder; el resto se silenciaban y condenabanal olvido.La actitud de la jerarquía ante las obrasde arte no sólo depen<strong>día</strong> del grado de afinidadde los autores con respecto al proyectopolítico soviético. En buena medida, fueotro el factor determinante: al igual que sucedióen otros campos, el omnímodo poderde la nomenklatura convirtió sus particularespreferencias artísticas en un imperativoinexorablemente derivado de la ideologíacomunista, convirtiendo en necesariasopciones que respon<strong>día</strong>n a razones arbitrarias.Para Volkov, esta imposición del propiogusto explicaría el que, en pocos años,la revolución pasara de alentar el arte devanguardia a consagrar el realismo socialistacomo única expresión aceptable en lanueva sociedad. Mientras los asuntos culturalesestuvieron en manos de Lunacharski,León Tolstói (1828-1910) y su esposa, Sonia, en Crimea en 1902. Foto: cortesía de Sonia Tolstaiao más tarde de Trotski y de Bujarin, el escasointerés, por no decir el abierto desprecio,que Lenin manifestaba hacia las vanguardiasno tuvo consecuencias graves. Bajo Stalin,sin embargo, la condena no se limitó alarte, sino que alcanzó a los artistas. Los queno se suicidaron, como Maiakovski, fueronejecutados, como Meyerhold.Volkov propone en El coro mágico unainterpretación del realismo socialista quepone el acento en su función, lo que loaproxima a la iconografía más que al arteen sentido estricto. Stalin, afirma Volkov,“no dejaba de empujar a la cultura soviéticapara que asumiera unas funciones casi religiosas:las novelas tenían que desempeñarel papel de las hagiografías; las obras y laspelículas, el de los misterios religiosos; lapintura, el de los iconos”. Desde esta perspectiva,siempre según Volkov, no sólo sepuede comprender que los premios a losartistas adscritos a esta corriente “no se conce<strong>día</strong>nporque sí”, sino también que disponíande unas cualidades que quedan ocultassi sus obras se contemplan sin advertirese componente casi religioso.Para ilustrar este razonamiento, Volkovpresta atención al caso de Mijaíl Shólojov,autor de El don apacible, una novela quepublicó con sólo 23 años y que contó desdeel primer momento con el aprecio y el apoyode Stalin. Hasta fecha reciente, Shólojovfue considerado como el prototipo del escritororgánico. La publicación de su correspondenciacon Stalin, hace apenas una década,descubrió a un autor que desafiaba elpeligro, denunciando las medidas contralos campesinos ucranianos y los métodosde tortura contra los detenidos. Su osa<strong>día</strong>llegó al punto de mantener relaciones conla mujer del jefe del KGB, Yezhov, fusiladoen 1940.El recorrido de Volkov por la cultura rusaabarca la pintura, el cine, la danza y lamúsica, además de la literatura, siempre desentrañandosus complejas relaciones conel poder, que sólo empezaron a transformarsecon la llegada de Gorbachov al Kremlin yel inicio de la perestroika. El trono que lamuerte de Tolstói dejó vacante fue ocupadodesde poco antes del colapso soviético porAlexandr Solzhenitsin. Al igual que el autorde Guerra y paz al zarismo, Solzhenitsin fuecapaz de sostener la mirada al régimen soviéticoy contribuir a su definitiva derrota.También en estos instantes inciertos del finaldel comunismo, El coro mágico de Volkovno sólo se detiene en esos gigantes característicosde la cultura rusa, sino en lainfinidad de artistas que prolongan una delas más ricas tradiciones del mundo. + .com Primeras páginas de El coro mágico,de Solomon Volkov.Atrapados en el paraísoLos olvidados. Una tragediaamericana en la Rusia de StalinTim TzouliadisTraducción de J. M. IbeasDebate. Madrid, 2010521 páginas. 24,90 eurosPor Antonio ElorzaLA APERTURA RELATIVA de los archivos en laantigua URSS hizo posible una serie de contribucionessustanciales al conocimientodel régimen totalitario esbozado por Leniny consumado por Stalin bajo el signo delterror. Tras esa primera oleada han ido surgiendoestudios en apariencia más modestos,pero trascendentales al ahondar en loque Figes llamó acertadamente “la tragediade un pueblo”. El propio Figes realizó unaaportación de primer orden en Los susurrantesen torno a la suerte de distintos linajesdesde la revolución al posestalinismo, yahora Tim Tzouliadis aborda con especialperspicacia y rigor el seguimiento de otrocolectivo: los norteamericanos que tras lacrisis de 1929 se creyeron aquello de que elparaíso de los trabajadores estaba siendoconstruido en la URSS, siguiendo las directricesde aquel guía infalible que fue Stalin.Tzouliadis arranca de un relato optimista,contándonos las esperanzas, los logrosiniciales y los ocios —béisbol ante todo—de aquellos americanos atraídos por elimán comunista. Claro que pronto puedenentreverse las inesperadas púas que siembranel camino: los pasaportes requisados,las condiciones de trabajo y remuneración,las dificultades para regresar. El descensohacia el infierno se consuma al sobrevenirel terror en la URSS tras el asesinato de Kirov.La lógica de exterminio entonces pasa aprimer plano, con la secuencia de denuncias,detenciones injustificadas, torturas, Gulag,ejecuciones. Del colectivo, Tzouliadisrescata las historias de un par de afortunadossupervivientes para reconstruir no sólola secuencia del horror que cae sobre ellossino el conjunto de la estrategia que afecta atoda la población soviética.Al mismo tiempo, el autor nos documentaacerca de algo tan importante comolo anterior, si pensamos en episodiosrecientes, tales como el apoyo y el silenciosobre las dictaduras comunistas sobrevivientes(Cuba): la Embajada norteamericanay Roosevelt nada hicieron para evitar lalarga secuencia del crimen. La reconstrucciónde las inhibiciones activas que sembraronel periodo del embajador norteamericanoDavies es todo un capítulo dela historia de la infamia. 8 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


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LIBROS / EnsayoEl ex militar argentino Luciano Benjamín Menéndez, juzgado en Tucumán en febrero. Foto: Efe / Eugenio AdorniMemoriay futuros posiblesEl Estado y la Memoria.Gobiernos y ciudadanos frentea los traumas de la HistoriaRicard Vinyes (editor)RBA. Barcelona, 2009656 páginas. 40 eurosPor Eduardo JozamiENSAYO. LA CONSAGRACIÓN del Holocaustocomo episodio central de la historia delsiglo XX, la proliferación de museos y monumentosen lugares asociados con el horroro la acumulación de testimonios delas víctimas caracterizan un potente impulsode memoria que atraviesa las fronteras:una búsqueda permanente del pasadoque no es ajena a la sensación defugacidad con que vivimos el presente.En una época cuyo sentido común celebrala crisis del sentido histórico y lasreflexiones más profundas compiten conlas visiones apologéticas que obturan elpasado para descartar toda posibilidadde transformar el presente, se multiplicanlos textos sobre la memoria. Entreellos, el libro compilado por Ricard Vinyesque desde hace algunas semanascircula en Buenos Aires no es uno más.El Estado y la Memoria, con una vocacióncomparatista que no es frecuente enestos estudios, reúne trabajos sobre realidadeseuropeas bien distintas y concedeun espacio significativo a los países delCono Sur. Aunque el artículo introductoriode Vinyes no sobrestima los logros delproceso que llevó a la sanción de la Leyde Memoria Histórica en la Península ycita declaraciones del Gobierno españolque no se compadecen con el espíritu deesa norma, es interesante observar quedicha ley se aparta de la orientación fijadaa inicios de la transición y expresa lanecesidad de recuperar los valores de latradición democrática para orientar losprocesos políticos del presente. No es estala línea en otros países de Europa, dondeel rasgo más notable del discurso sobrememoria es la despolitización. FilipoFoccardi cuestiona el intento de los dirigentesdemocráticos italianos de construiruna memoria compartida que impediríala toma de conciencia sobre lasculpas del fascismo.La perspectiva que anima el artículode Vinyes, y otros sobre la experienciaespañola, permite coincidencias con algunostextos sobre Argentina y Chile quepodrían considerarse sorprendentes,puesto que en estos países las dictadurasson más recientes y —con más claridaden el caso argentino— aún se persiguejudicialmente a sus responsables. Si enEspaña la insistencia en privilegiar la consideraciónde las víctimas, por sobre losvalores y políticas en juego, llevó de hechoa equiparar democracia y dictadura,Emilio Crenzel señala que las Comisionesde Verdad que actuaron en los dospaíses sudamericanos, inspiradas en undiscurso humanitario para condenar alas dictaduras, justificaron en parte la intervenciónmilitar en Chile y legitimaronla explicación dictatorial sobre la insurgenciaen el caso argentino.Luego de analizar los diferentes momentospor los que atravesó Argentina,desde la llamada teoría de los dos demonios—que condenaba la violenciasin diferenciar entre la dictadura y quienesla combatían— hasta el Gobiernode Kirchner que en 2003 impulsó el juicioa los responsables del terrorismo deEstado, Lila Pastoriza coincide con Vinyesen los riesgos de las políticas fundadassólo en el dolor de las víctimas. En suopinión, el relato dominante olvida queexistió en los años setenta un importanteintento de transformación de la sociedady que es imposible entender la dictaduraargentina sin restablecer en esepunto la verdad histórica.¿La política pública de memoria quereclaman los autores citados no implicael riesgo de que en esa tarea —comoteme el francés Jean Claude Duclos— elEstado reemplace a la sociedad? ParaVinyes estas políticas no pueden imponerun deber de memoria que sostengaun discurso único e impida la creatividadsocial. Por eso, el Memorial Democráticode Cataluña no tendrá su Exposición Permanenteque consolida un discurso sinoque se piensa como un ágora —espaciode los antagonismos, abandono del canon—que estimule el pensamiento y eldebate. Criterio orientador que suscribimospuesto que, como escribe la chilenaIsabel Piper: “Lo que está en pugnano son sólo las interpretaciones del pasado,sino los significados de lo quesomos como sociedad y de nuestros futurosposibles”. El nihilismo.Disolución y proliferaciónen la tardomodernidadJuan Herrero SenésMontesinos. Barcelona, 2009160 páginas. 15 eurosENSAYO. AUNQUE LO PAREZCA, no todo el mundoestá desesperado o en vías irremediablesde desesperación por el declive de lo humanístico:en el prólogo a un impresionantetrabajo de Manel García Sánchez, tituladoEl Gran Rey de Persia, el profesor FernándezNieto confiesa el alivio de que todavía launiversidad sea capaz de entregar libros tanricos de disciplinas diversas, erudición clásicay solvencia analítica. En otra escala máshumilde, y en el contexto de la colección dedivulgación de Montesinos, el profesor JuanHerrero Senés se ha propuesto trazar la fecundavigencia de la tradición nihilista en elpresente a través del análisis de sus distintasfases y hermosuras en los últimos 150 años,desde un poco antes de Nietzsche y hastamucho después de la fase más aguda y turbadorade la pulsión nihilista (los años treintay la Segunda Guerra Mundial). Lo llamativodel caso es aceptar que somos de uno uotro modo herederos de esa oxigenante ypurísima tradición intelectual, indócil conaxiomas de autoridad y desde luego muchomás inquieta por encontrar sentidos racionalesa las cosas antes que sentidos redentoreso balsámicos. Es difícil dejar de arrastraringredientes (razonablemente) nihilistas enla medida en que la mayoría de los mejoresensayistas y pensadores contemporáneosno se han pasado a totalitarismo algunodel espíritu ni de la política, ni muchomenos desde el final de la II Guerra (y si lohan hecho es probable no sean tan buenos).Juan Herrero hace menos de divulgadory comentarista que de ensayista ensentido propio, urgido por apresar los ingredientesde la actitud nihilista en el pensamientomás productivo y original del presente.Porque es un libro con voluntad derepaso histórico, pero su público son loslectores sin muletas académicas: presta herramientasreflexivas que fortalecen unarazón laica sin hacerla reductora y animana asentar como forma del bien la relatividaddel saber, no la ausencia integral devalores éticos ni la destrucción de cualesquierade ellos. La potente y hermosa vetanihilista que detecta hoy en tantos ámbitos,quizá por pura modestia, Juan Herrerono la juzga, pero el juicio estimativo estáimplícito en la pasión y la convicción conla que la ha contado. Jordi GraciaMéxico, el nuevo escenariopolítico ante el bicentenarioManuel Alcántara yErnesto Hernández NorzagarayEdiciones Universidad de SalamancaSalamanca, 2009. 344 páginas. 30 eurosENSAYO. ESTA COMPILACIÓN del profesor españolManuel Alcántara y su colega mexicanoErnesto Hernández Norzagaray es un estadode la cuestión de la actualidad políticaen el país latinoamericano —pero, bajo elPAN, cada <strong>día</strong> menos— en relación con losbicentenarios de la independencia, que comenzaronen 1810 y no pararon hasta 1821.Y en la introducción, una declaración de lealtadintelectual: como la revista francesa Annales,ambos compiladores creen que “el pasadosólo es inteligible en el presente”, a loque podría añadirse que se explica por lossucesivos presentes que vivimos.Y así hacemos un recorrido por un paísdel que nadie sabe si ha completado la transiciónde la ‘dictadura perfecta’ del PRI a lademocracia sin adjetivos. Un sistema que,según la sucesión de autores presentes, padeceuna crisis de legitimidad agudizada porla crisis económica; donde el presidencialismotiene caracteres plebiscitarios, la famosapresidencia imperial de Enrique Krauze; enel que una promiscuidad ambiental entreelectores y elegidos ha creado una madejaeconómica clientelista, similar pero más descosidaque el pork barrel norteamericano; yque acoge a un bipartidismo entre la derechadel PAN, con el presidente Felipe Calderón,y el PRI, más que de izquierdas, de todaspartes, al que las encuestas auguran unabuena opción de recuperar la magistratura;y todo ello marinado en un potaje de partidosy partidillos, entre los que la izquierdadel PRD sufre hoy severa partenogénesis. Elvolumen es tan completo como imprescindiblepara hacerse con una panorámica deMéxico; cuando hace dos siglos que españoles-americanossustituyeron a españoles-peninsularesen la gobernación de la mesetadel Anáhuac. Y siguen. M. Á. BastenierMi vida como traidoraZarah GhahramaniTraducción de Facundo Piperno yAriadna CastellarnauEl Aleph. Barcelona, 2010267 páginas. 19 eurosTESTIMONIO. A LOS 18 AÑOS, Zarah es unajoven universitaria llena de ilusiones y proyectos.Uno de ellos es cambiar el mundo. Almenos, el opresivo mundo que rodea a loschicos y chicas iraníes. Armada del entusiasmoy la generosidad propios de su edad, seune a las protestas de sus compañeros por laexpulsión de un profesor. No sabe hasta quépunto esa decisión va a cambiar su vida parasiempre. Desde el exilio en Australia,Ghahramani ha escrito un relato fresco yestremecedor sobre los tres meses que pasódetenida por participar en las revueltas estudiantilesde 1999. Aunque ha transcurridouna década desde entonces, su experienciano ha perdido interés. Al contrario, adquiererenovada actualidad ante la represión conque el régimen iraní está respondiendo almovimiento popular de oposición surgidode las elecciones del año pasado. La prensaha dado cuenta de los abusos y torturas dentrode las cárceles iraníes. Sin embargo, haypocos testimonios directos. De la mano deGhahramani asistimos a la progresiva degradación,física y mental, que experimenta enprisión. Sin regodearse en lo escabroso, logratransmitir el dolor que sufre. El aislamiento,los malos tratos, la falta de asistencialetrada, el horror de no saber de qué se leacusa o qué pasa en el exterior traspasan laanécdota gracias al esfuerzo por contextualizarsu caso con una descripción la sociedadiraní. Se aprecia ahí la ayuda del escritoraustraliano Robert Hillman. Pequeños erroresde traducción al margen, Mi vida comotraidora constituye una lectura amena,aunque a ratos dura, que acerca el Iráncontemporáneo. Su autora desbarata algunosestereotipos y, al exponer su propiodescubrimiento de las contradicciones desu país, ayuda a entender mejor muchas delas noticias que llegan desde allí. Á. Espinosa10 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


LIBROS / Narrativa y PoesíaEn páramos de vidaPlaga de palomasLouise ErdrichTraducción de Susana de la HigueraSiruela. Madrid, 2010382 páginas. 21,95 eurosNARRATIVA. EL MODO EN QUE la estructura dePlaga de palomas, formada por bloques narrativoscontados por diferentes personajes,al encajarse unos en otros va desvelando lainfluencia en los habitantes del pueblo dePluto del terrible acto de racismo sucedidoen 1911, compone una compleja trama queconvierte la lectura de esta novela, hasta elúltimo capítulo, en una exploración de losrecovecos del destino. Louise Erdrich (Minnesota,1954) posee lo que suele llamarse unmundo propio, pero no debido a las afinidadesde su imaginación, sino por su apego aun territorio, Dakota del Norte, y su adhesióna la tribu ojibwe, de la que desciende, ya los indios chippewa, cuya sangre tambiéncorre por sus venas. Su narrativa, por tanto,aborda esa condición mezclada y su adaptacióna la sociedad actual, a la vez que indagaen los prejuicios, no siempre admitidos, quepueden determinar una vida entera. Erdrichexpone un universo de relaciones primordialmentecomplejo, casi caótico, donde la culpay el miedo a la verdad se trenzan entre losdescendientes del brutal linchamiento de ungrupo de indios, inculpados de la matanzade una familia, y los descendientes de esosindios, que se casan unos con otros ignorandoque comparten un pasado infausto quepuede rebrotar en cualquier momento. Coneste material altamente inflamable, y trasun primer capítulo, muy breve, que es unpuro estallido de horror y violencia, la narraciónse distribuye en el testimonio de EvelinaHarp, que recuerda a su abuelo Mooshum,un charlatán ojibwe, muy aficionadoal whisky, testigo de aquellos hechos, y eltestimonio del juez Coutts, que además decontar su propia historia se remonta a laexpedición que fundó el pueblo de Pluto y lacreación de las dos familias enfrentadas.Aunque complementándose, los dos testimonios,sin embargo, no acaban de revelar susentido, y la novela, más que avanzar, pareceque simplemente se ensancha. Por fortuna,el último capítulo corrige la sensaciónde amontonamiento de hechos en la voz deotro personaje, sobre quien recae todo elpeso de la novela al revelar, por línea directa,la conexión entre la matanza de la familiay la actualidad del pueblo de Pluto, queya empieza a despoblarse. Francisco SolanoLa palabra más hermosaMargaret MazzantiniTraducción de Roberto Falcó MiramontesLumen. Barcelona, 2009528 páginas. 23 eurosLa paraula més bellaTraducción de Neus NuenoPlaza & Janés. Barcelona, 2009501 páginas. 22,90 eurosNARRATIVA. LA FAMILIA ES SIEMPRE una memoria,un pasado, y a esa trama vuelveEl azor en el páramo(Antología poética)Ted HughesTraducción, introducción y notasde Xoán AbeleiraEdición bilingüeBartleby. Madrid, 2010419 páginas. 22 eurosGaudeteTed HughesTraducción de Juan Elías TovarLumen. Barcelona, 2010483 páginas. 21,90 eurosPor Antonio OrtegaPOESÍA. EN POCOS MESES se cumplirán 12años de la muerte de Ted Hughes (Yorkshire,1930-Devon, 1998), figura medular dela poesía inglesa del siglo XX. A pesar delas agrias circunstancias de su vida —trasel suicidio de Silvia Plath, su primera mujer,nunca logró librarse de inciertas acusaciones—,su escritura es esencialmente vitalista,fascinada por la naturaleza y el mundoanimal, marcada a veces por el exceso,pero de una fuerza y energía verbal difícilesde imitar. Fue un poeta prodigioso, y hoymás que nunca el genio y grandeza de sustextos resuenan con feroz actualidad. Lasoledad de sus poemas, muchas veces comentada,no es cierta del todo, pues a pesarde la dureza áspera de sus versos (“Lasangre es el vientre de la lógica”) su núcleoestá en el corazón, que a modo de génesisverdadero, hace del poema principio devida, una forma de esperanza y ternura. Deese interés renovado por su obra es buenamuestra la publicación, casi simultánea, dedos libros imprescindibles.La antología El azor en el páramo, envidiablementeeditada, anotada y traducidapor Xoán Abeleira, uno de nuestros mejorestraductores y conocedores de la obrade Hughes, reúne 68 poemas, uno por cadaaño de vida de su creador, en parteinéditos en castellano. La selección ofreceun nuevo hábitat para el paisaje poéticode Hughes, pues los textos elegidos amplíanla mirada hacia atrás y hacia delante,otra vez Margaret Mazzantini (Dublín,1961), ahora en La palabra más hermosa,una novela que originariamente se llamabaVenuto al mondo (venido al mundo).Novela de guerra y vida, su asunto es eldeseo o la vocación de ser madre, la maternidaden tiempos de matanza. El focoes Sarajevo, minada y ensangrentada porla guerra de los Balcanes, en los añosnoventa, escenario de un amor que vienede la Sarajevo feliz de 1984. Se celebranlos Juegos Olímpicos de Invierno. Estallauna tormenta de nieve, cierran el aeropuerto,y la pasión arrebata a una chicaromana “resignada a la benignidad de lavida sin aristas, sin dolores, sin deseos”,a 40 <strong>día</strong>s de su boda. Y, 24 años después,suena un <strong>día</strong> el teléfono, la llamada arendir cuentas. El pasado es el amor aceptadoy perdido, el ansia imposible de sermadre, la aventura siniestra de adoptarun hijo en Italia o alquilar un útero enUcrania. Las mujeres de La palabra máshermosa son esencialmente madres, surasgo esencial son sus hijos. Los hombresson fotógrafos, comandantes de carabineros,guías-juglares, ingenieros, guerrerosdespiadados. Sensorial, cinematográfica,excelente, la descripción de la guerra enBosnia salta de las transmisiones televisivasde los bombardeos sobre Zagreb yDubrovnik a las calles de Sarajevo, vividasen el hotel demencial de los periodistasinternacionales y en el punto de mirade los francotiradores, en el afán de luz,calor, comida y agua. Parece inagotablela inventiva de Mazzantini, imprevisiblesiempre la historia de ese hijo, Pietro,querido, no tenido nunca, conquistado,Ted Hughes y Silvia Plath, en 1959. Foto: Rollie McKennarevisitando y revisando la relación orgánicay cruzada que unen sus poemas, haciendoque la visión no sea fríamente retrospectiva,sino instrumento activo de lectura.Esta colección contagia y convence allector, aquí está la médula de un trabajopoético de una tensión lingüística y conceptualincomparables, “Como si la creaciónfuese una herida / Como si este flujofuese todo un plasma sanador”. Hay ausencias,no están todos los que son o hubieranpodido ser, pero sin duda, sí sontodos lo que están, lo que hace que estelibro sea importante y necesario. La crónicasilenciosa de esos páramos “Donde lapiedra del cielo / Muele la luz y la sombra”.Gaudete es un largo poema épico, cuyariqueza de imágenes Juan Elías Tovar hatrasvasado al castellano con sorprendentesolvencia. Una de las mayores innovacionespoéticas de su época, su lenguaje esempujado más allá de los límites, sumergiéndoseen un mundo enigmático y visionario.En origen guión cinematográfico,es en parte novela y en parte poesía, untexto con diferentes modos de expresión:real, y el hilo del cuento conduce al misteriode la concepción, la escena primordial,sueño turbulento o bruta escena deguerra, como si el amor limitara fatalmentecon la bestialidad. Como en un melodramaclásico, la densidad sentimental se resuelvecuando adivinamos quién es el padre, quiénesson los padres del héroe. Justo NavarroUn hombre vulgarMiquel de PalolTraducción de María Enguix Tercero451 Editores. Madrid, 2010261 páginas. 17,50 eurosUn home vulgarEdicions 62. Barcelona, 2006219 páginas. 19 eurosNARRATIVA. MIQUEL DE PALOL ocupa un lugarsingular en las letras catalanas. Dueño de unmundo narrativo y poético de extraordinariacomplejidad exige del lector una considerableatención y una buena capacidad de análisis. Laprosas, alucinados poemas en prosa, poemasnarrativos y poemas líricos de losmás densos en la obra de Hughes. Recreandomitos de iniciación y fertilidad,cuenta la historia del reverendo Lumb, abducidoal “otro mundo” por “espíritus elementales”,que envían a su parroquia a undoble hecho de “un tronco de roble”. Esteimpostor seduce a las feligresas prometiendoque una dará a luz al Mesías engendradopor él. Cuando el verdadero Lumb,después de la aniquilación de su doble,vuelve transformado, compone versos dealabanza a la diosa de la naturaleza. Concebidocomo una sucesión escénica deimágenes, casi como una secuencia ritualizadade fotogramas, sugiere que dividir la“lealtad del corazón” entre la carne y elespíritu es dañino, igual que la esterilidadespiritual de la sociedad moderna, vacíapor la separación entre el hombre y lanaturaleza. Pero a pesar de todo siemprequeda la realidad de la vida: “Lo que enverdad queda de mí / es justamente eso:mi ausencia”. Mensajes de otro mundo enel centro de nuestro propio ser. cultura musical y artística que impregna suobra, los elementos míticos, los razonamientosesotéricos, la importancia de la sexualidady el acercamiento a las propuestas de la ciencia-ficciónle han hecho ganar numerosos admiradores,pero esta misma dificultad y suindependencia con respecto a grupos e ideologíasde la sociedad catalana le ha granjeadotambién unos cuantos enemigos. Debutó en lanovela con la celebrada El jardín de los sietecrepúsculos, un moderno Decamerón, y ahorase encuentra en pleno proceso de construcciónde una serie de nueve novelas que bajo eltítulo de Ejercicios sobre el Punto de Vista sepublican sin un orden preciso. Acaba de apareceren catalán la que ocupa el número nueve,El testament d’Alcestis, que ha dejado a lacrítica catalana impresionada por su gran ambicióny su descomunal construcción. Unhombre vulgar, traducción castellana de lasegunda de la serie, es más sencilla. En principio,se trata de una historia concentrada en untiempo reducido y claramente limitado, el quetarda en arreglar un órgano en una poblaciónaustríaca un profesional que proyecta jubilarsea continuación. El trabajo es difícil perogratificante, pues el famoso instrumento debereconstruirse casi desde el principio. La narración,siempre con el protagonista como eje,contiene pequeños sucesos cotidianos, la atracciónsexual por una periodista y también sucesosmás turbios como el secuestro y asesinatode una niña o la amenaza de un supuestovampiro. Aunque hay sitio para que se manifiesteotra realidad, simbólica, misteriosa, representadapor la presencia de elementos artísticos,conceptos musicales, reivindicación delas realidades profundas que gobiernan elmundo del autor. Lluís SatorrasEL PAÍS BABELIA 01.05.10 11


LIBROS / Infantil y JuvenilCuentos y ‘stories’Una bruja española que no entiende el servicio británico de reparación de escobas. Una londinense que desdeMadrid escribe en su lengua materna a su abuela. Cualquier excusa es buena para que el niño se familiarice con otrosidiomas. Sellos pequeños y grandes impulsan hoy la edición en inglés-español en pleno boom de la enseñanza bilingüePor Elisa SilióUN PORCENTAJE DE impacientesadolescentes españolesnada desdeñable leeen inglés lo último de Crepúsculo,incapaz de aguardara la traducción al español.Aún son mayoría los que se sientenincapaces, pero si los planes de bilingüismoen las escuelas se cumplen, en unadécada casi todos serán competentes paramanejarse en ambas lenguas. En España,un país cada vez más multiétnico, las grandeseditoriales y los pequeños sellos, amparadospor las ventas y la respuesta positivadel mercado estadounidense, apuestanpor ediciones bilingües cada vez con másfuerza. Su futuro se vislumbra halagüeño ala vista de un informe del Ministerio deEducación y el British Council, que concluyeque el alumno bilingüe tiene más capacidadpara aprender. Hay una explicaciónpara ello. Según varios estudios, comouno del Grupo de Investigación en Neurocienciasde la Universidad de Barcelona,quienes hablan dos lenguas tienen unamayor facilidad para focalizar su atenciónen aquello que consideran importante yno distraerse.SM planea publicar una colección enteraen inglés. Y mientras tanto, y desdehace cuatro años, edita volúmenes de unoriginal bilingüismo. La editorial no queríauna traducción tal cual de una lengua aotra. “Esa no es la forma de aprender unidioma”, opina la editora Elsa Aguilar. “Simulamosla experiencia de un chico españolque va en verano a Inglaterra y siguepensando en su idioma, pero se tiene quedefender en otro”, se explica. Y en estalínea van todos los libros. En Silence!: ellago de las niñas mudas, de Fina Casalderrey,una chica inglesa que viene a Españale escribe en su idioma cartas a su abuela.OenQuiero ser un difficult teneeger, dePaloma Bordons, se reproducen los diálogoscada vez más complejos entre un adolescenteespañol y los que le rodean enReino Unido. “Nunca usamos el spanglish.La idea es que el libro no se le atragantea un lector poco fluido en inglés”,continúa Aguilar. A medida que pasan laspáginas la complicación aumenta, aunquehay cinco niveles de dificultad. Paradebutantes de cinco años es Help! mi escobano funciona, de Paloma Sánchez, “lahistoria de una bruja española que no entiendeal servicio técnico inglés de reparaciónde escobas”.En McMillan también apuestan por unhíbrido entre ambas lenguas. “Trabajamosen libros de texto en inglés desde1843 y desde 2007 en literatura juvenil enEspaña. Por eso quisimos aprovechar laexperiencia anterior y nos ha ido muybien”, cuenta Alicia Fernández. “Nuestraidea era alejarnos del tema escolar. Que elniño se divirtiese y en el contexto aprendiese”,continúa. Por ejemplo, olfateandolos tres olores de El caso de la basura perfumada,de Javier Fonseca, con ilustracionesde Joaquín González. Este libro, paramayores de siete años, inauguró hace unaño la colección Clara Secret, de una niñametida a detective que habla en inglés consu socio en la agencia, el londinense Uan.En el último, El caso del soldado desaparecido,incluso echan mano de la tinta invisible.Para un nivel básico de inglés son lasaventuras de la colección Pepe en Inglaterra,de Gordon Recce. Siete títulos en cartonéde apenas treinta páginas en los quePepe, un niño español pasa una temporadacon la familia Parker y descubre el zoo,va de campamento o visita Londres. Eltexto general es en español y las ilustraciones—que sirven de diccionario— que loacompañan, en inglés.Anaya cuenta con una colección, WeRead / Leemos, que no actualiza desde2007. En total, diez títulos que incluyen unCD-audio con la locución del texto en ingléspara perfeccionar el aprendizaje. Dosbritánicos, Tony Ross y David McKee, sonlos autores de todas las obras.Deanna Lyles, estadounidense, e ÍñigoGil, español, son padres de dos niños ydueños de la editorial Bilingual Readers.Todo empezó por su interés en criar a sushijos en un ambiente multilingüe y hoy essu modo de vida. Publican libros y materialespropios, convencidos de que la lecturaes la mejor forma de desarrollar las capacidadesde los bilingües. Su interés es talque su web, www.bilingualreaders.es, incluyeestudios y un consultorio en el queresponde el gabinete psicopedagógico Si-Ilustración de Claire Degans para el disco-libro Canciones infant12 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


Ilustración de Sonia Sánchez para Bubbles / Pompas(Topka), de Gwyneth Box.Colección Violeta Infantil / BiografíasHotel Papel. Madrid, 200940 páginas. 14,50 eurose los arrozales, de la editorial Kókinos.news. También participan en talleres ycuentacuentos. Su catálogo está concebidopara que los más pequeños aprendanel vocabulario básico de los animales, elcuerpo humano o los alimentos.“En muchos colegios no les gusta quelos libros sean bilingües, pero los padres,que saben poco inglés, lo agradecen”,cuenta Andrés López, de Ediciones Buchmann.Ellos están sorprendidos con lagran acogida de la colección Manuela, deKatia Cléber con ilustraciones de BlancaBk, para mayores de tres años y completadacon un audio CD en inglés y español.Tanto es así que se plantean hacer unaserie televisiva sobre esta niña de pelo dehojas que aprende vocabulario al ir al dentista,a un restaurante o al supermercado.En Topka (www.topka.es), nacida hacecasi cuatro años, se decantaron por editaren inglés y español para exportar. “La ideaera hacer libros sobre miembros de minoríasque no hablasen de la diferencia. Esimportante que los niños definan su mundopara crear su imaginario”, defiende laeditora Lucía Moreno. “Pero es un proyectotan preciso que pensamos desde el principioque el mercado español no era suficiente.Fuera tienen mejor acogida. Aquílas discapacidades son una temática deIglesia, de caridad. Y nos sorprendió queen algunas librerías españolas nuestros librosestán en la sección de aprendizaje deinglés. Eso demuestra la necesidad quehay de materiales”, prosigue Moreno. “Tratamosel texto en inglés de forma independiente.Cada lengua tiene su personalidady no se puede traducir palabra por palabra”.La estrella es Manu, un niño con dosmamás, protagonista de toda una colecciónideada para niños de cero a tres añospor Javier Termenón Delgado.“Nunca usamos el‘spanglish’. La idea es queel libro no se le atragantea un lector poco fluido eninglés”, dice Elsa AguilarCon la cabeza en este mercado estadounidense,Rafael Ros, de Corimbo, editacada año algún título bilingüe. “Es algomodesto. Tardo dos años en vender 1.500ejemplares. Menos de Mi pequeño museodel que he vendido 4.000”. El volumenilustra 149 palabras, desde águila hastazapatos, con detalles de cuadros de maestrosde la pintura como El Bosco o Picasso.A Ros le cuesta elegir el cuento puesmuchas veces no caben en la página lasdos versiones de la historia. Él último títuloen salir a la venta ha sido Siempre puedescontar con papá / You Can AlwaysCount on Daddy, de Mireille d’Allance.Pequeño es también el sello Hotel Papel,centrado en “historias en las que nohay guerreros ni princesas, sólo personajesreales que viven historias que tienen quever con el mundo que nos gustaría construir”,cuentan. E incorporan la traducciónal inglés para los que están empezando aconocer esa lengua en títulos como MaríaZambrano (La música de la luz) y CarmenMartín Gaite (A la aventura subida en unapluma), ambos de Luisa Antolín Villota.La minoritaria poesía también hace incursionesen el bilingüismo. Es el caso de Dulcecomo un pepinillo y limpio como un cerdito(Sweat as a Pickle and Clean as a Pig), de laautora estadounidense Carson McCullers,publicada por La Poesía, señor hidalgo.No todo es inglés. La colección Miranete,de Galera, pretende demostrar que las diferenciasculturales en convivencia son unaverdadera riqueza con la publicación encastellano y árabe o chino. Por el momento,el catálogo lo conforman dos leyendas árabesy dos cuentos del Extremo Oriente.También la serie Un Libro, un CD, deKókinos, cancioneros populares infantilesen formato álbum con ilustraciones y textosbilingües en ruso, persa, portugués (deBrasil), idish o lenguas africanas. “Es unacolección de unas musicólogas francesas.En las páginas aparece la canción original,la transcripción fonética para que se puedancantar y la traducción al español”,cuenta Esther Rubio, directora de Kókinos.El último título Canciones infantiles ynanas de los arrozales viaja a ExtremoOriente y en otoño Miel y pistacho lo haráa los países árabes. “Los compran padrespreocupados de que sus hijos tengan lamente abierta a otras culturas”, prosigue.“Las bibliotecas públicas estadounidensesse preocupan porque perviva la dualidadlingüística y compran para la comunidadlatina libros en inglés y español. EnEspaña tendrían que estar llenas de obrasrumanas, árabes…”, sostiene Moreno, deTopka. Tiempo al tiempo. ¿Baño o cama?Anthony LewisIlustraciones del autorTraducción de Ivonne BonsfillsColección ¡Elige la Cara!Pirueta / Libros del Atril. Barcelona, 200912 páginas. 9,95 eurosDE 0 A 5 AÑOS. ORIGINAL COLECCIÓN dirigidaa bebés y pensada para explorar susgustos y sentimientos, ayudándoles adefinir sus preferencias. Libros de imágenes,centrados en la vida cotidiana, ycon el habitual y sencillo planteamientode pregunta-respuesta, aunque lo interesante,en este caso, es que en vezde preguntas lo que se plantea son dudas,estimulando a los pequeños a pensarpara elegir su propia opción. Laforma de hacerlo también es sencilla eingeniosa: en cada página aparece unacara troquelada —sonriente por un lado;enfadada por el otro— que los niñospueden hacer girar sobre sí misma,eligiendo así, en cada caso, su respuesta.Un acierto de colección, ideal tambiénpara niños bilingües, ya que lostextos se ofrecen en la doble versióncastellano/inglés. Victoria FernándezNew Shoes / Las zapatillas nuevasMarion JohnsonIlustraciones de Éric SévignyTraducción de Natalia MolinosColección Caillou. Everest. León, 201024 páginas. 5,95 eurosA PARTIR DE 6 AÑOS. CAILLOU, EL POPULARpersonaje de la serie de televisión delmismo nombre, es el protagonista deestos sencillos libros ilustrados y contexto bilingüe inglés-español, que incluyenun desplegable central. Librosmuy visuales, centrados en las actividadescotidianas de los niños pequeños,los textos son sencillos y fáciles de leerpor primeros lectores en español o eninglés, y pueden ser un buen complementode lectura para los que se estániniciando en el aprendizaje del segundoidioma. También se prestan a la lecturaen voz alta. V. F.María Zambrano(La música de la luz)Luisa Antolín VillotaIlustraciones de Antonia SantolayaTraducción al inglés de Janet HillA PARTIR DE 8 AÑOS. APROXIMACIÓN A LAvida y la obra de la filósofa y escritoraMaría Zambrano, en esta acertada colecciónde biografías de “mujeres excepcionales”(Virginia Woolf, GloriaFuertes y Carmen Martín Gaite protagonizanlos otros tres títulos publicadoshasta el momento), editada en formatode álbum ilustrado. Los textos, breves yasequibles, repasan escuetamente latrayectoria vital de las autoras y resaltansus principales aportaciones. Comointerés añadido, los textos se reproducentambién en inglés en las páginasfinales del libro. V. F.En la playaGordon ReeceIlustraciones del autorColección Pepe en InglaterraMacmillan. Madrid, 200932 páginas. 7,50 eurosA PARTIR DE 10 AÑOS. PEPE ES UN NIÑOespañol que se va a pasar una temporadaa Inglaterra para aprender inglés.Vivirá en casa de los señores Parker,amigos de sus padres, y tendrá queadaptarse a las costumbres del país.En esta ocasión, la familia pasa unajornada en la playa, que acaba siendo,para Pepe, toda una aventura. Humory peripecias cotidianas, en una colecciónbilingüe pensada para principiantesde inglés, y en la que cada título secentra en un tema (La llegada, El cole,En Londres, De compras, De campamento,Al Zoo). Tono desenfadado yun simpático protagonista, en unos librosentretenidos y fáciles de leer, quepredisponen muy positivamente alaprendizaje del idioma. V. F.Quiero ser un ‘difficult teenager’Paloma BordonsTraducción de Cynthia DonsonColección Tus Books, Nivel 3. SMMadrid, 2008. 99 páginas. 6,70 eurosA PARTIR DE 12 AÑOS. CON 11 AÑOS, Pabloes el más pequeño de su clase en laescuela de verano, en Inglaterra, y envidiaal resto de sus compañeros que, yacumplidos los 13, alardean de adolescentes“rebeldes”. Él quiere ser comoellos, y ensayará todo tipo de estratagemaspara hacerse notar y para convertirse,como advierte el título, en todoun difficult teenager. Un divertido relatode peripecias escolares, que retratacon mucha gracia el siempre complicadotránsito de la niñez a la adolescencia.De lectura fácil y con un texto quecombina el inglés con el castellano, esun libro que se dirige a lectores condistintos grados de conocimiento delinglés. V. F.EL PAÍS BABELIA 01.05.10 13


LIBROS / NarrativaAmor, historia y un poco de magiaIntensa, sabia y conmovedora, Guelbenzu reflexiona en su nueva novela sobre la naturalezadel destino. Es también el retrato de una generación que vivió su juventud en los años sesentaEl amor verdaderoJosé María GuelbenzuSiruela. Madrid, 2010583 páginas. 21,95 eurosPor José-Carlos MainerClara Zubia es la más cautivadora de los seres creados por José María Guelbenzu.Foto: Josep Lluís SellartNO ESTÁ MURIENDO la novela —dice FabioBertoldino en El amor verdadero, el nuevolibro de José María Guelbenzu—, sino que“lo que está muriendo es el lector complejo.El lector de novelas”. Estaalarma debe ser consideradacomo un aviso acerca de loque exige el autor a sus fieles,pero también como una reafirmaciónpersonal de aquél enla superior potestad de losbuenos relatos: en la necesidaddel esfuerzo de estilo y dela ambición de pensamientoque deben caracterizar a unagran novela.Narrar es explicar el mundoy esto no puede hacerse decualquier modo. La imagenque engendra El amor verdaderoy que se repite a lo largode su curso tiene el sello deun buen plano cinematográfico:una esbelta sexagenaria,todavía hermosa, pasea descalzapor una playa del norte.A Clara Zubia la observa sumarido, Andrés Delcampo, ypor allí andan también su hija,su yerno y sus nietas. Y,por supuesto, está tambiénpresente todo lo que la parejaoriginaria ha ido dejandoatrás y que la narración va desarrollando.Para ellos empezóel mundo en 1945, cuandonacieron; conocieron el franquismocomo realidad cotidianay el antifranquismo comoopción elegida, luego la transiciónque vivieron convulsamentey el gobierno largo socialistadel que esperaron mucho.Fueron pasando de lainocencia y la vocación indecisaa los negocios, la desconfianza y la decepción,como hicieron sus mejores amigos.Les horrorizó la guerra de los Balcanes, acabócon muchas de sus esperanzas la existenciade un sujeto llamado Luis Roldán, vieroncon fatalismo el regreso de la derechaal poder y con repugnancia invencible lamayoría absoluta de los comicios de 2000,cuatro años antes de que un 11 de marzoles pusiera el horror a la puerta de casa.Pero esta no es una novela política sinouna reflexión sobre la naturaleza del destino,como lo son, por lo demás, todas lasnovelas de Guelbenzu. Y el destino incluye,además de los acontecimientos de nuestroentorno, los actos (y las omisiones) que realizamosy la huella de unos signos misteriososque orientan la vida de cada individuo.Vivir es un esfuerzo de autoconocimientopero también de aceptación de los impulsosque son superiores a nosotros mismos.En su condición de narrador de novelas demisterio —que firma J. M. Guelbenzu, almodo anglosajón— el escritor ha demostradoque el asesinato se incardina en el designiode una vida con la misma naturalidadde cualquier otra decisión. Y sólo laverbalización sistemática de la realidad, eldiálogo, ayuda a la juez Mariana de Marcoa resolver unos casos en los que siempreestá demasiado implicada. Los personajesde Guelbenzu peroran o conversan, se explicano se exploran; en todas sus novelas fueimportante el diálogo pero, desde Un pesoen el mundo (1999), se hizo avasallador.El último relato del autor, Esta pared dehielo (2005), combinaba dos diálogos —eldel difunto Julián con el barquero Carontey el de su viuda, Inmaculada, con el diabólicoLeonardo— en una insólita mezcla dehumor corrosivo y profundidad moral. Estanueva novela conserva intacto el primeringrediente pero nos parece recorrida, dearriba abajo, por un espíritu más risueño yjuguetón, aunque se hable de la muertemuy a menudo y de la nada más de unavez. Pero también se habla mucho de lafelicidad y de la plenitud en esta narraciónque tiene mucho de rapsodiadeliberada de otras ya escritasantes: la reiterada presenciade la luna como motivoincitante recuerda, sin duda,la compleja construcción deEl río de la luna (1981) y entrelos amigos de Andrés, serecuerda al paso al “sensibleChéspir” que viene de La nocheen casa (1977). Guelbenzusiempre ha sido un admiradorde las mujeres quecrea —recordemos las memorablesIsabel y Diana de Elsentimiento (1995)—, peroClara Zubia es la más cautivadorade sus seres de ficción:un poco bruja, lista y resuelta,abnegada pero independientecuando le hace falta,tan inmune a la edad como ala rutina. Y Andrés —desordenado,vacilante, depresivo yenamorado— es su propiedad,el hombre de su vida,porque se lo ganó el hechizode Cadavia, como, en ciertomodo, lo han llegado a sertambién, y ella lo sabe, losmiembros de la pandillamasculina. “La vida demuestraque la experiencia personales intransmisible”, comienzapor decirnos este libro;“el gran enigma ha acabadosiendo la voluntad delamor de permanecer”, concluyeAndrés en la parte final,lo que quiere decir quealgo se puede transmitir, sise está dispuesto a combatir por ello.¿Será mentira que “todas las familias felicesse parecen”, como saben muy bien loslectores de Ana Karenina? El autor de tantasnovelas sobre la inevitabilidad del destinoha escrito una sobre la ardua posibilidadde la felicidad y que, dentro de las rebajasque la realidad impone, concluye en unlieto fine. De esa pugna hablan también lasnumerosas citas poéticas que el autor haquerido que esmalten este libro y tambiénnos la van contando, con un ritmo excelente,las voces alternadas de Andrés y Clara, yla voz de un narrador dominante que esarcaico, caprichoso y divertido y que al finalse nos presenta como Asmodeo. El “lectorcomplejo” de novelas sabe que esta figurademoniaca —de origen persa— viene delLibro de Tobías donde es encarnación de lalujuria, aunque también pudo ser el diablodomesticado que construyó el Templo paraSalomón, y siempre es quien, después, inspiróel personaje del fisgón de El diablocojuelo y prestó seudónimo a tantos cronistasde salones del siglo decimonono. A ningunode esos “lectores complejos” defraudaráesta novela intensa y personal, sabia yconmovedora, que confirma a Guelbenzuentre los primeros narradores de la sobresalientepromoción que, en España y Europa,se dio a conocer a finales de los setenta. Yque ahí sigue, para satisfacción de todos,escribiendo la novela de nuestro tiempo. + .com Prólogo de El amor verdadero, deJosé María Guelbenzu.José Jiménez LozanoGrandezasy miseriasEl azul sobranteJosé Jiménez LozanoEdiciones Encuentro. Madrid, 2009202 páginas. 18 eurosPor Ana Rodríguez FischerLAS LÁGRIMAS de Nadejda Mandelstam,vertidas muchas noches y derramadasdespués en sus memorias, enmarcaneste conjunto de relatos deJosé Jiménez Lozano, El azul sobrante:historias sencillas que parecenarrancadas de los márgenes de la vidao de los libros, mínimas en suextensión aunque por su intensidadinmensas porque nos hablan delhombre y de la humana condición,con sus grandezas y sus miserias.Si la escritora rusa se apenaba “porel hecho de que los verdugos del sigloXX no leen nada que pueda humanizarlos”,el escritor castellano hacesuyo ese pesar y extiende su miradasobre el presente y también sobre algunosmomentos de nuestro pasadopara rescatar sucesos que nos golpeancon su extrañeza, protagonizadospor gentes sencillas en el transcursode su vida cotidiana o por figurasque desempeñaron un papel en laHistoria.Y así, Jiménez Lozano nos habla delas astucias y estrategias que idean losancianos para combatir la subida delas tarifas de los servicios o para resistirsea la presión de un Ayuntamientoque planea desalojarlos de las casas viejasdel centro para modernizar ese espacio;de los dramas de la inmigración,con el desenlace feliz y esperanzadoren el caso del serbio Esteban Djilas (‘Lasegunda remesa’), pero donde tambiénla humanidad es puesta a prueba por lamiseria, en ‘Los papeles de España’;del odio entre los matrimonios y la violencia“de género”; de la desmemoria yla alienación que acarrean el paso deltiempo y las modas y la frivolidad y elprogreso mal entendido; o del truequede las viejas creencias y hábitos porotros valores más acomodaticios.En el plano histórico, Jiménez Lozanomuestra las aberraciones de los totalitarismosdel XX (‘El libro de los brochesde plata’ o ‘El silbato robado’); lastragedias que la imposible convivenciaentre judíos y cristianos sembró en España;las persecuciones inquisitorialesy el exilio de Luis Vives; la patética visiónque el rey-“niño doliente” CarlosII ofrece en la audiencia que concedea un embajador francés; o el alivioque sintió del ilustrado conde de Floridablancaal saber que los correos tardaríanocho <strong>día</strong>s en traer noticias de Franciay su Revolución, ocho <strong>día</strong>s de alivioy de respiro. 14 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


LECTURAS COMPARTIDAS Por Rosa MonteroLas páginas tediosasde ‘La montaña mágica’No hay que temer a los clásicos, hay que sumergirse enellos y saltarse sin prejuicios los fragmentos que nos aburranCREO QUE, A ESTAS alturas de mi vida,podría haber confeccionadouna pequeña pero apañada bibliotecacompuesta por todos losfragmentos de libros que me fui saltandomientras leía, páginas y páginas que me resultaronplúmbeas o inconsistentes y porlas que simplemente crucé a paso de cargahasta alcanzar de nuevo una zona más sustanciosa.La novela es el género literario quemás se parece a la vida, y por consiguientees una construcción sucia, mestiza y paradójica,un híbrido entre lo grotesco y lo sublimeen el que abundan los errores. En todanovela sobran cosas; y, por lo general, cuantomás gordo es el libro, más páginas habríaque tirar. Y esto es especialmente verdadrespecto a los clásicos. Axioma número uno:los autores clásicos, esos dioses de la palabra,también escriben fragmentos infumables.Quizá habría que definir primero quées un clásico. Italo Calvino, en su genial yconocido ensayo Por qué leer los clásicos, loexplica maravillosamente bien. Entre otrasobservaciones, Calvino apunta que un clásicoes “un libro que nunca termina de decirlo que tiene”. Cierto: hay obras que, comoinmensas cebollas atiborradas de contenido,se dejan pelar en capas interminables.Otra sustanciosa verdad calviniana: “Los clásicosson libros que, cuanto más cree unoconocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados,inéditos resultan al leerlos de verdad”.Guau, qué agudo y qué exacto. Y unasola observación más: “Llámase clásico a unlibro que se configura como equivalente deluniverso, a semejanza de los antiguos talismanes”.Chapeau a mi amado Calvino, queha conseguido a su vez convertir en clásicoeste bello ensayo que uno puede leer y releerinterminablemente.Los clásicos, pues, son esos libros inabarcablesy tenaces que, aunque pasen las décadasy los siglos, siguen susurrándonos cosasal oído. ¿Y por qué la gente los frecuenta tanpoco? ¿Por qué hay tantas personas que, aunsiendo buenos o buenísimos lectores, desconfíande los clásicos y los consideran a prioridemasiado espesos, aburridos, ajenos?Axioma número dos: respetamos demasiadoa los clásicos, y con ello me refiero a unaactitud negativa de paralizado sometimiento.Yo no creo que haya que respetar los libros.Hay que amarlos, hay que vivir conellos, dentro de ellos. Y pegarte con ellos si espreciso. Discutía el otro <strong>día</strong> con un amigoescritor sobre La montaña mágica de ThomasMann, una obra que mi amigo recordabacomo un auténtico tostón. Sé bien que elgusto lector es algo personal e intransferible,y que lo que lees depende mucho del momentoen que lo lees. Pero me cuesta entenderque La montaña mágica le pueda parecera alguien un ladrillo, porque es un textomoderno, sumamente legible, hipnotizante.Una especie de colosal cuento de hadas (o debrujas) sobre la vida. El título no engaña: esuna montaña mágica en donde suceden todotipo de prodigios. La gente ríe bravamentefrente a la adversidad, calla cosas que sabe,Thomas Mann (1875-1955), en una imagen del libro Elmundo moderno (Edhasa), de Malcolm Bradbury.habla de lo que no sabe, ama y odia y, de lanoche a la mañana, desaparece. Esa montañaque representa la existencia, permanentementecercada por la muerte, es el escenariodel combate interminable de los enfermos,que luchan como bravos paladines medievaleso escogen olvidar que van a morir. La vidaes una historia que siempre acaba mal, peronos las apañamos para no recordarlo.Este libro de Mann es una novela amenísimasobre la que pesa una sutil, indefiniblesombra de amenaza que oscurece el luminosocielo montañés. Algo se nos escapa constantemente,algo nos acecha y nos espera, yen ocasiones llegamos a notar sobre la nucael cálido soplo del perseguidor. Pero además,en medio de ese permanente desasosiego,brilla el sentido del humor, y lospersonajes participan en juegos y en fiestas,coquetean, cotillean, se enamoran, se peleany se fingen eternos. Como todos hacemos.Ahora bien, no es un libro perfecto, porqueni en la vida ni en las novelas es concebiblela perfección. La longitud de ese universo-talismánque es La montaña mágicadepende de las ediciones, pero viene a serde unas mil páginas. Y resulta que, desde mipunto de vista, le sobran varias decenas.Dentro del libro hay una parte que podríamoscalificar de novela de ideas y que consisteen las discusiones filosófico-políticas dedos mentores antitéticos, Settembrini yNaphta. Intuyo que debía de ser lo que másle gustaba a Mann en su momento, pero yohoy encuentro esas peroratas definitivamenteroñosas y oxidadas, ilegibles, pedantes ypelmazas. Suele suceder con los grandes discursosque los autores meten de contrabandoen sus novelas, creyendo que ahí estándando las claves del mundo: por ejemplo, lepasa al gran Tolstói en Anna Karenina, cuandoLyovin, álter ego del escritor, se pone asoltar doctrina.Quiero decir que probablemente Manncreía que con esas sesudas lucubracionesestaba atrapando el desconcierto esencialde la vida y el caótico derrumbamiento deun mundo que se acababa y era reemplazadopor otro (no en vano la novela se publicóen 1924, tras el trauma de la Primera GuerraMundial), pero en realidad todo eso no loaprendemos, no lo percibimos por medio dela verborrea mortecina de Naphta y Settembrini,sino en el ciego y desesperado patalearde los personajes a lo largo de la novela, o enla maravillosa escena de la pérdida del protagonistaen una tormenta de nieve, en el fragorde la blanca soledad y en el delirio en elque sumerge. Ahí es donde Mann sigue siendoenorme. Por eso creo que hay que leer Lamontaña mágica y saltarse sin complejo deculpa todas las páginas que te parezcanmuertas. O ignorar las tediosas novelitas pastorilesde la primera parte del Quijote. Opasar a toda prisa las aburridas y meticulosasdescripciones de ballenas que incluyeMoby Dick. Todos estos libros son maravillososporque crecen y cambian y están vivos:uno no puede acercarse a ellos como si fuerantextos sagrados esculpidos en piedra,dogmas temibles e intocables. Sáltate páginas,en fin, sumérgete y disfruta. La montaña mágica. Thomas Mann. Traducción deIsabel García Adánez. Bolsillo Edhasa. Barcelona,2009. 936 páginas. 12,95 euros. Por qué leer losclásicos. Italo Calvino. Traducción de Aurora Bernárdez.Siruela. Madrid, 2009. 292 páginas. 21,90 euros.EL PAÍS BABELIA 01.05.10 15


PENSAMIENTO¿Qué esla vocaciónliteraria?Es una anomalía vital,un íntimo y voraz incendio,terrible y encantador, capazde convulsionar su objetivoPor Javier Gomá LanzónPOR DE PRONTO, una anomalía vital.En la mocedad, cuando uno viveen proyecto y todas las opcionesexistenciales permanecen abiertas,la vida ofrece, como una baraja extendidasobre el tapete, una exuberante variedad deposibilidades humanas: podemos soñarcon ser actor, campeón de tenis, científico oexplorador, o una combinación lujosa detodas ellas. Tener vocación literaria significacomprobar que de las mil posibilidadeshumanas, sólo una, una nada más, de unaforma espontánea y sorprendente para unomismo, absorbe por entero las anfractuosidadesde una personalidad en origen pluraly compleja, y activa en esa muy específicadirección todas las facultades intelectivas,volitivas, sentimentales y hasta corporalesdel sujeto rehén de la musa, ejerciendo sobreél una tiranía de sátrapa oriental. Sinduda, un objetivo y casi diría bárbaro empobrecimientode la prodigalidad vital, por unlado. Pero por otro, una formidable concentraciónde energías que, sostenidas en eltiempo, tras años de obstinada fidelidad,proporciona a ese condenado a las galerasuna íntima familiaridad con la emoción queun <strong>día</strong> lo arrasó todo dentro de sí y todavíalo sostiene, así como con ese haz desordenadode entrevistas intuiciones y formas quela ola emocional originaria trajo consigo.La vocación es una manía numinosa quese moviliza imantada por una fascinaciónmagnética —mysterium fascinans—, peroque exige a cambio una devoción exclusiva,no compartida, que excluye fáusticamente—mysterium tremens— el amor por cualquierotra cosa en el mundo. Pues en efectosi hay algo claro sobre la vocación es sutendencia al totalitarismo, que practicarapiñando en el interior de su presa parainstrumentalizar todos los campos de la subjetividadafectada, pensamientos, experienciasy afectos, devorándolos con voracidadinsaciable. La vocación suministra una inigualableintensidad a la existencia, crear laapariencia de trocar el azar por la necesidaden la propia biografía derramando sobreella una lluvia de “sentido”, pero a precio de“Es literaria la vocación del artista cuando éste es arrastrado por el movimiento de fijar su emoción por escrito”. Foto: Ferdinando Scianna / Magnumque todo lo demás no lo tenga o lo tengacomo ocasión para una confirmación de esaemoción primera, omniabarcante y omnipresente.Y como el hombre de vocaciónsabe que ese especialismo vital suyo es comparativamenteexagerado y aun monstruoso,finge ante el mundo una afectada normalidadde buenos sentimientos y buenaciudadanía que en el fondo no conoce nicomprende. Y como, por añadidura, lo habituales que entre el nacimiento adolescentede la violencia de la emoción y el momentode darle serenamente forma, la madurez capazde convertirla en obras literarias bienacabadas, se abra un considerable lapso detiempo, ahí tenemos a ese hombre preñadode vocación soportándose malamente a símismo y sobrellevando su extraña gravidezen el lento rotar de las estaciones, un añotras otro, abandonado a la más perentoria ysolitaria ansiedad.En esto se observa hasta qué punto constituyeun error y un monumental malentendidode la verdadera esencia de la vocaciónliteraria esa propensión romántica a enaltecerla originalidad y la excentricidad del artista,en suma, su vida como radical anomalía,porque siendo ya la vocación la más extremosade las anomalías vitales, la tarea delartista genuino no consiste en alentar unapulsión que de suyo es bárbara e imparablementeexpansiva sino, por el contrario, enarreglárselas de alguna manera para, en expresiónde Thomas Mann, mantener losperros en el sótano y no permitir que seSi hay algo claro sobrela vocación es sutendencia al totalitarismo,que practica rapiñandoen el interior de su presaenseñoreen de la casa entera. El artista nonecesita ayuda para inflamar todavía más elincendio íntimo que le consume sino parafrenar su onda abrasiva, templarla y mantenerlaen unas proporciones humanamentevivibles y civilizadas.Es literaria la vocación del artista cuandoéste es arrastrado por el movimiento de fijarsu emoción por escrito. Es una compulsiónque sobreviene a las personas cuya abstractapasión los ha distraído de las ocupacionesmás prácticas de la vida. La tradición lospresenta muchas veces como pastores quevagan por el campo. Moisés pastoreaba elrebaño de Jetró, su suegro, cuando llegó almonte Horeb y allí tuvo la visión de unazarza ardiente que le hablaba (Éxodo 3); Hesíodose hallaba al pie del monte Helicónapacentando sus ovejas cuando se le acercaronlas Musas y le dieron un cetro que loconsagraba como poeta (inicio de la Teogonía).La primera escena pone el acento en elaspecto ígneo, quemante, de la vocación,mientras que la segunda destaca más bienla gracia y el encantamiento que también leson propios. En ambos casos, la epifaníapoética conduce a una misión: la de crearun documento definitivo (Pentateuco, Teogonía).Todo el afán del poeta es entonces ordenaresa verdad que ha visto y sentido ydotarla de una forma perdurable, arrebatadaen un acto de violencia al caótico devenirde la fluente experiencia humana; y en lalabor de aplicar morosamente la forma a laobra —verso a verso, párrafo a párrafo—,crear un producto final en el que la verdadallí enunciada quede por siempre disponiblepara uno mismo y para los demás. Esteúltimo momento de sociabilidad literaria esesencial a la vocación: de igual manera que,como mostró Wittgenstein, no existen loslenguajes privados, tampoco es pensableuna obra literaria privada. Crear es siempreun acto de comunicación.Ésta es mi manera de entender la filosofía,una de las varias vocaciones literariasposibles. Así es como yo la vivo, la comprendoy me comprendo a mí mismo. Una precisiónimportante: vocación no arguye genioni talento. Hay vidas extenuadas por unaintensísima vocación pero artísticamente estériles,incapaces de producir nada de mérito.Con mucha probabilidad la devoción deSalieri por la composición musical no seríamenor a la de Mozart, ni su ansia por produciralgo inspirado, realmente grande. Su vocaciónera pareja, pero sus resultados no. Reencuentro con OrtegaObras completas, tomo IX(1933-1948). Obra póstumaJosé Ortega y GassetTaurus. Madrid, 20091.534 páginas. 50 eurosPor Antonio ElorzaOBRAS COMPLETAS. LA COMISIÓN ACADÉMICAde la Fundación José Ortega y Gasset, presididapor Juan Pablo Fusi, y el equipo denueve investigadores, que por orden alfabéticoabre Carmen Asenjo y cierra Javier ZamoraBonilla, nos presenta un tomo más delas Obras completas del filósofo. En principio,se trata de su obra póstuma, redactadaentre 1933 y 1948, pero no comprende sólola trascripción de manuscritos inéditos, sinotambién la recomposición de ensayos a vecesinacabados que habían sido anteriormenteobjeto de ediciones parciales e inclusoerróneas, a pesar del esfuerzo personal deaquel fiel discípulo que fue Paulino Garagorri,depurando esos textos ya publicados pormedio de su contraste con las fuentes manuscritasdel Archivo Ortega. Para resumir,el equipo investigador ha llevado a cabo unapaciente y precisa labor de anastilosis, comparablea la de los arqueólogos que tienenante sí fragmentos dispersos, incompletos,restauraciones poco convincentes, y acabanponiendo en pie de forma admirable el bosquede columnas. Como consecuencia, surgela posibilidad de una nueva lectura enriquecedorade la obra de Ortega a lo largo deese periodo crítico. 1933 marca el fin delOrtega comprometido con la tarea de impulsarla modernización de España. Desde losprimeros <strong>día</strong>s de la República no encuentrasu sitio en el nuevo régimen y ello, como enla década anterior, provoca un cambio detercio en su incesante actividad intelectual,orientándose hacia el terreno de una filosofíasocial donde espera ver claro, al otro ladode la maraña política. Por eso en este volumense encuentran escasos textos políticos.Alguno, sin embargo, es fundamental, comola hasta ahora inédita segunda parte de¿Qué pasa en el mundo?, de 1933. Son docepáginas donde Ortega se sitúa frente al comunismoy al fascismo, y reivindica una democracialiberal que a su juicio por propiaculpa pasa por malos momentos: “Comunismoy fascismo”, advierte, “al maldecir de lademocracia liberal y procurar triturarlacreen que con ello quebrantan sólo la obradel siglo XIX que tan cordialmente detestan,pero la verdad es que lo específico de Europafrente a los demás ciclos y modos de lahumanidad ha sido siempre la democracialiberal, modulada claro está en cada siglosegún los modos de la época”. Liberalismose contrapone a estatificación. En comunismoy fascismo, política es “técnica de asaltoal Poder público y su retención”. El enfoquepolítico queda de todos modos inserto en elfilosófico: ambos son “síntomas de un cambioradical en la actitud vital del hombre”.La lectura del texto se complementa con lade otro escrito, más breve, dirigido a jóvenessimpatizantes que quieren fundar una asociacióntitulada Nueva Política. Al cabo delprimer bienio republicano, Ortega se distanciadel socialismo, pero también del bloquede derechas: apunta a “un grupo de hombresdecidido a iniciar desde hoy una nuevamoral pública”. Un callejón sin salida segúnrecogen las contadas alusiones políticas enel resto del volumen. “Llevo doce años desilencio”, escribe en 1945. “Durante nueveaños y medio he vivido en la emigración. Enrigor, sigo en ella”. El grueso de este tomo IXresulta capital para percibir en su plenitudla madurez del pensamiento orteguiano enlos campos de la filosofía social, la filosofíade la historia, e incluso la crítica del arte. Lasnotas de los editores permiten además encuadraresta nueva lectura de obras talescomo El hombre y la gente, La razón histórica,La idea de principio en Leibniz olaExposicióny examen de la obra de Dilthey. Noestamos ante un nuevo Ortega, pero sí anteun Ortega más completo. 16 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


SILLÓN DE OREJAS Por Manuel Rodríguez RiveroBenditas sean tus cenizas, EyjafjallaLA JACULATORIA naturalista del títuloes el trasunto de mi agradecimiento.El volcán se enfadó y vomitósobre el mundo. El jueves de cenizaquedaron “cancelados” todos los vuelosal norte. “Cancelada”, por cierto, estambién el participio con que en EdicionesB se refiere a la, al parecer, inminentedesaparición de Bruguera, el sello que dirigela estupenda Ana María Moix. En todocaso, el viernes de cenizas me quedé compuestoy sin avión para Londres. Salí delaeropuerto de Barajas sacudiéndome elpolvo de los pies, como hicieron Pablo yBernabé cuando se largaron despechadosde Antioquia de Pisidia (Hechos, 13,50-51). Me había prometido una semanaen la que preten<strong>día</strong> mezclar la asistenciaa la Bookfair con el placer de deambularpor la ciudad amada (y, eventualmente,inflarme de pato adraki en la BombayBrasserie). De manera que lo primero fueel sentimiento rampante de frustración.Luego decidí hacer de tripas corazón ysuperar la parálisis. Había entregado conanticipación mi sillón de orejas, de maneraque me sentía liberado. Una repentinainspiración me hizo cambiar Londres porPalencia o, si se prefiere, Charing Crosspor Villalcázar de Sirga, donde, por cierto,no hay sucursal de las librerías Foyle’s oBlackwells. Lo que sí hay es, en Santa Maríala Blanca, un estupendo retablo platerescode Cristóbal de Herrera consagradoa Santiago. En una de sus casas se representaal mago Hermógenes (un intelectualde izquierdas, sin duda) arrojando almar sus libros de magia, con los que habíatratado de tentar al apóstol. Luego medediqué a pasear y leer durante tres <strong>día</strong>s.A leer tranquilamente, quiero decir, sinprisas ni agobios ni obligaciones ni compromisos.Mientras los cielos de Europase saturaban de humo volcánico y en losstands cenicientos y desiertos de la Bookfair(tarifas de alquiler: entre 1.000 y200.000 libras) reinaba un silencio estupefacto,yo divi<strong>día</strong> mi tiempo entre el románicomás puro y la literatura sin contaminar.En esos <strong>día</strong>s “cayeron” tres joyas: unanovela, un libro de memorias y un poemario.El amor verdadero (Siruela), de JoséMaría Guelbenzu, es una novela que mehubiera gustado escribir: 40 años despuésde El Mercurio, el autor explora con distanciay sabiduría la trayectoria de aquelgrupo generacional. En Tiempo de Vida(Anagrama), Marcos Giralt Torrente completasu memoria “paterna” (y, en ciertosentido, su necesario ajuste de cuentas)con emocionante intensidad. Marta Sanz—más ácida, pero tan lúcida e irónicacomo la británica Wendy Cope— me proporcionócon su poemario bifronte y desgarrado(Hardcore y Perra mentirosa,Bartleby) hora y cuarto de admiración ygozo poético. De manera que la nube decenizas se me convirtió en lluvia de (buenos)libros. Mi volcánico corazón no olvidaránunca tu nombre, Eyjafjalla. En cuantoa la Bookfair, sus organizadores, siempretan apremiantes (y cutres), todavía tienenque comunicar a los frustrados feriantesextranjeros cómo van a devolverel importe de las entradasvendidas con antelación.Dense prisa.CaminoANOCHE PADECÍ una horriblepesadilla protagonizada(una vez más) por el reverendoMartínez Camino.En mi sueño, el portavozvestía un elegante burka negro(parecía diseñado porla austera ex comunistaMiuccia Prada) que le cubríade la cabeza a los pies,por lo que me costó reconocerle.Me ayudó a hacerlosu voz, que me conminabaa usar en público mi insigniacon la tierna imagen delniño Lenin (la compré enun baratillo moscovita, enla época de Chernenko):“Póntela en la solapa” —asíme dijo— “y muéstrala conorgullo”. Y añadió: “Siéntetelibre, no confines tus símbolosreligiosos al ámbitoprivado, airéalos, sácalosde tu casita” —así dijo: “casita”—“y muéstralos en Babelia,en la Universidad, enla Iglesia, en El Corte Inglés,everywhere”. Mientras asíse producía, apoyando suspalabras en argumentos deraigambre hegeliana (rastrosde su frecuentación dela obra del teólogo WolfhartPannenberg), el jesuita permanecíarodeado por unaveintena de personajes quelucían símbolos de las tresreligiones monoteístas y recitabansimultáneamentepasajes de la Torá, del Apocalipsisy del Corán, cualfrenético coro de un autoIlustración de Max.sacramental globalizado.Cuando me despertó loque creí religiosa algazara y resultó ser elnoticiario de la siete (conectado a la alarmade mi despertador), me hice el firme propósitode no volver a excederme en la cena. Ytampoco en la lectura de los libros de MichelOnfray, el ateo oficial (y bestselérico) de laedición francesa: antes de apagar la luz estuveindignándome con su verborrea anarcoidey “hedonista” a propósito de Voltaire (“elsanturrón”, lo apoda) y de otros representantesde lo que llama “luces pálidas” (véase Losultras de las luces, Anagrama). Lo cierto esque Onfray, un autor casi tan prolífico comoCésar Vidal, ha hecho muy rentable su —digamos—pensamiento. Lo malo es que, unavez se ha leído uno de sus libros, se han leído(casi) todos. Me encantó, por cierto, el varapaloque le propinó recientemente (en LeMonde) la psicoanalista Elizabeth Roudinescoa propósito de Le crépuscule d’une idole(Grasset), un panfleto (de 600 páginas) en elque Onfray la emprende con Freud a su modoperfunctorio, vehemente y apresurado.Claro que el autor de Tratado de ateología(Anagrama) no se ha arrugado: la polémica ylas (tremebundas) descalificaciones mutuashan saltado a la Red, alimentando una ferozguerra de bloggers partidarios de cada unode los púgiles (dialécticos). En cuanto a monseñorCamino, ya se sabe: defendiendo elvelo islámico pretende arrimar el ascua a susardina y conjurar la escuela laica (vade retro)a cualquier coste. Mepregunto si en ese camino(o ruta, para evitar equívocos)podría llegar a justificarla exhibición en la escuelade amuletos santeros.O, incluso, de retratos (imaginarios)de Melibea, que,al fin y al cabo, era el diosde su enamorado Calisto.DragonesSIN NOTICIAS (fiables) deSant Jordi o de la noche delos libros. Como en nuestrosistema del libro las cifrasnunca se prodigan,hay que proceder con intuiciones.A juzgar por las declaracionesde los respectivosgremios, el 23 de abrilno ha sido como paraechar cohetes: las primerasimpresiones se bifurcanentre “igual” o “ligeramentepeor” que en 2009.Eso sí, con ventas más repartidasque en el “año Larsson”.El sector no se encuentraprecisamente enel mejor momento de MaryTribune. Los rumores dela (presunta) cancelaciónde Bruguera son todo unsíntoma. Claro que EdicionesB lleva sin levantar cabezahace tiempo. Se lehan ido autores (WendyGuerra, Vázquez Figueroa,Doris Lessing, además deMarkaris, Connelly, NoahGordon, Grisham, entreotros) y cunde el desconcierto.Mientras, los grandespactan y se posicionan.La foto brindandocon sonrisa de oreja a orejade Fernando Carro(Círculo de Lectores) y JesúsBadenes (uno de los escasosejecutivos de Planetaque no cree que la opinión de los mediostenga que coincidir con las notas de prensadel grupo) es la imagen mediática de unacuerdo que tendrá abundantes consecuencias,y que negociaron directamente la viudaMohn (Bertelsmann) y José Manuel Lara,que son los que mandan. Esos sí sondragones de lujo, y no los que apiolaba SanJordi. Claro que de la sangre de los monstruosbrotaron las rosas. Y rosas y libros, yase sabe: unos se devuelven y otras no. EL PAÍS BABELIA 01.05.10 17


ARTE / LibrosAby Warburg,inventor delmuseo virtualHace casi un siglo, el autor alemán pagó con la locura unaambición intelectual que hoy deslumbra por su lucidez, alplantear una revolucionaria lectura de la historia del artePor Isidoro RegueraLA RECIENTE edición del insólito y legendarioAtlas Mnemosyne de AbyWarburg (1866-1929) y del imprescindibleestudio de Georges Didi-Huberman sobre su autor, La imagen superviviente,seguramente significará, y ha dehacerlo, el definitivo aldabonazo de llamadaen la cultura hispana a la recuperación sistemáticade la memoria de este descendientede banqueros judíos de Hamburgo que vendiósu derecho de primogenitura —y no lovendió mal— por una biblioteca. Que, desdehace 77 años, afianza el Warburg Institutede Londres, uno de los más grandes focosde estudio del arte en el mundo.La biblioteca de AW es más conocidaque sus escritos, y él mismo más conocidoque leído. Se repiten sus tópicos sin mayorcalado a veces que el de su rotunda sonoridad:“espacio de pensamiento”, “formulacionesdel pathos”, “reservas psíquicas deenergía”, “ondas mnémicas”, “ninfas extáticas”,etcétera. Se le conozca bien o no, hoyse le cita para todo, su revival como puntode referencia de última modernidad es impresionante:no sólo como teórico del arteen tanto espacio simbólico de pensamiento,ni sólo como teórico de la historia del arteen tanto historia de la cultura, o historiadordel arte en ese sentido, sino como teórico dela imagen y de los medios en general. Se leha olvidado muchos años. La biografía intelectualde Gombrich, de 1970, comenzó arescatarlo. La reconstrucción de los tablerosde Mnemosyne y del edificio original de labiblioteca en la Heilwigstraße de Hamburgoen 1993, así como el inicio de la publicaciónde sus obras completas en 1998, señalaron,con la iconic turn, su definitiva resurreccióncasi 70 años tras su muerte.La verdad es que no se comprende muybien por qué Warburg no es desde siempretan conocido como Nietzsche o comoFreud, o como Max Weber, compañero degeneración, siquiera como Ernst Cassirer,que perteneció a su estrecho y elitista círculo(en el que, por ejemplo, no se admitió aWalter Benjamin a pesar de sus intentos).Dado que fue un estimulante de la culturatanto o más que cualquiera de ellos. O sí secomprende: AW es incluso más complejo yno escribió tanto. Lo suyo no fueron laspalabras sino las imágenes, una experienciaespacial-figurativa del pensar fruto de realcontacto con objetos: dibujos metafísicos,katchinas, rituales de los indios hopi; legajosastrológicos, bestiarios, santorales, manuscritosilustrados (a cuya búsqueda tambiénenvió a Madrid a Fritz Saxl en la primaverade 1927); junto a materiales clásicos de investigaciónen historia del arte utilizó sellos,alfombras, panfletos, postales, carteles publicitarios,páginas de libro, recortes de periódico,fotos de prensa; medios populares,móviles y reproducibles que mejor aseguranla supervivencia de las formas y sus energíasintrínsecas, como bien dice Mathias Bruhn.Se comprende que no sea tan famosocomo los más famosos no sólo por lo limitadode lo que escribió sino también por ladificultad de su estilo refinado y creativo.Por la complejidad de su método de detectivede la historia cultural en todos sus detalles,entrelazamiento de tiempos, juego dediferencias, retornos, anacronismos, que siguealgo parecido a la marca incesantementeveleidosa del ir y venir de las olas sobre laorilla no continua del tiempo. Como decíade Dios, él también se oculta en el detalle.Hay que insistir en su búsqueda. Se le nombracon reverencia, pero no se le lee. Suescritura es tan deslumbrante como laberíntica.Se dice que cada página de sus publicacionescorresponde a quinientas manuscritas,miles de notas y cientos de libros leídos.Un “historiador al borde de los abismos”,como lo llama Didi-Huberman. O, como élmismo dice, “un sismógrafo del alma sobrela línea divisoria de las culturas”. En la tensiónentre los dos polos de la vida: “La energíanatural, instintiva y pagana, y la inteligenciaorganizada”. Entre fórmulas sabiasy sensibilidad doliente, Burckhardt y Nietzsche,racionalidad y temores primigenios,“matemática y demonios”, cordura y locura.AW desentrañó entre tensiones la historia ala vez que fue devorado por ella; casi en esteaspecto como Walter Benjamin, Carl Einsteino Marc Bloch, otros tres excelsos judíosPaneles número 2 (‘Representación griega del cosmos’) y 49 (‘Sentimiento contenido del triunfo. Mantegna’) delque pagaron con la vida, es verdad, lo queAW sin mayores compromisos políticos sólopagó con la locura. Pero en todos ellos valeque “al final hace falta saber… donde laspalabras se acaban”, como escribía C. Einsteina Picasso en enero de 1939.AW fue un trabajador de lujo que puso atrabajar, digamos, a los historiadores del arte.Y no sólo a ellos, sino a las ciencias de lacultura en general. Dio profundidad no imaginadaa la interpretación artística con suiconografía, contenido a su formalismo. Leproducía “auténtico asco” la historia del arteestetizante, el esteticismo sentimental, formalismovacío, el estirado gourmet-gourmanddel arte. (Y a refinado, sensible, cultoy de buenas maneras no había quien ganaraal “Grand Seigneur de los sabios”, como apesar de rechazos le llamaba Benjamin).“No estamos ante el estudio superficialmenteformalista de la evolución estética de lasformas, sino ante la búsqueda profunda delos fundamentos psicológicos e internos dela creación artística, ese ‘intrincado subterráneode raíces’ que el historiador encuentraen el estudio del gesto patético”, resumeFernando Checa, ilustre artífice de esta magníficaprimera edición española de Mnemosyne,que además amplía con inéditos yestudios la original alemana de 2000.Aunque hoy el renacimiento de Warburg,como indicábamos, haya superado elámbito del arte y se produzca de lleno bajoel signo de la “imagen” en su comprensiónmás amplia. Hoy interesa sobre todo la dedicaciónde AW a las formas de comunicaciónde contenidos culturales, a la transformaciónpaulatina de sus simbolismos: cómosímbolos e imágenes peregrinan a través deregiones y épocas.El giro icónico personal de AW superó elllamado giro lingüístico ya mientras estabagestándose durante sus últimos lustros devida y anticipó los giros espacial e icónicode finales de los ochenta y principios de losnoventa, los años de su resurrección. EnPensar con imágenesPor Mariano de Santa AnaLA APARICIÓN de la versión castellana delAtlas Mnemosyne de Aby Warburg, en ediciónde Fernando Checa, es una noticia deprimer orden para los investigadores hispanohablantesque hasta ahora habían dearreglárselas con las ediciones alemana oitaliana de esta obra capital para los saberessobre la imagen. Tras recibir el alta en laclínica psiquiátrica Bellevue en 1924 y hastasu muerte en 1929, Warburg trabajó obsesivamenteen este teatro de la memoria queconstruyó mediante montajes fotográficosen los que incluyó reproducciones de hígadosde arcilla para la instrucción de auguresbabilonios, de un carro festivo renacentistay de un recorte de revista sobre lacampeona de golf Erika Sellschopp; de laVenus de Boticcelli y de una efigie del astrólogoárabe Abu Ma’shar. A través de los 79paneles del atlas, que Martin Warnke trasladóa formato libresco junto a breves notasde su autor, Warburg intentó desbordar lahistoria del arte y erigir más allá de ella unpensamiento por imágenes que, a travésdel inconsciente de las formas, confrontarael malestar en la cultura occidental. No porotra razón describía este atlas, que está hoyen el ojo del remolino de la historia del arte,como una “historia de fantasmas para adultos”.El febril impulso crítico que le conducíallevó a Warburg a atacar abiertamenteal paradigma historicista y estilístico-formalque dominaba la historia del arte de sutiempo. Así lo hizo en la conferencia quepronunció en el Congreso Internacional deHistoria del Arte de 1912 en Roma, ‘Arteitaliano y astrología internacional en el PalazzoSchifanoia de Ferrara’, en la que, condeje visionario, exhortó a sus colegas aconstruir “un análisis iconológico que, rompiendoel control policial que se ejerce sobrenuestras fronteras metodológicas, contemplela Antigüedad, el Medievo y la EdadModerna como épocas interrelacionadas”.Este texto está disponible en castellano enel libro, editado por Felipe Pereda, El renacimientodel paganismo (Alianza, 2005) juntoa otros que Warburg publicó en vida comolos indispensables ‘El arte del retrato y laburguesía florentina’, ‘La última voluntadde Francesco Sasseti’ o ‘Profecía pagana enpalabras e imágenes en la época de Lutero’.Reflejo tardío de la atención internacionalque viene acaparando Warburg desdelos años setenta, recientemente se ha puestotambién al alcance del lector hispánicoEl ritual de la serpiente (Sexto Piso, 2008), laconferencia que dictó en Bellevue sobre laceremonia de la lluvia de los indios pueblo,esencial para entender su concepción de laimagen como fenómeno antropológico total,así como las estremecedoras notas autobiográficasque escribió en el sanatorio suizoentre 1921 y 1924, donde fue internadopor una crisis nerviosa, reunidas en La curacióninfinita (Adriana Hidalgo, Buenos Aires,2007) junto a la interesantísima corres-18 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


de mapas que recoja cualquier fenómenoque pueda llamarse estético y justificarsecomo tal, es warburgiano: el atlas de AW(como los pasajes benjaminianos, por cierto)tiene ya una estructura dispositiva semejantea una página de Internet y un diseñode montaje narrativo posmoderno, superadorde los grandes relatos cosmovisionalesde antaño. El famoso proyecto de 2001 deLydia Haustein de un atlas digital de la memoriaicónica global se plantea como unacontinuación del Atlas Mnemosyne inacabadode AW. El renacimiento actual deltema del archivo en el arte sigue también aAW: el precursor, en general, de la archivísticaen el arte del siglo XX, comenzando yacon el dadaísmo. Un buen ejemplo de elloes la serie Archivo de archivos (1998-2006)de Montserrat Soto y Gemma Colesanti,que rastrea las fuentes originales de la memoriacontrastándolas en la red de redesde Internet. En sus aspectos más étnicossobresale en este mismo sentido el proyectoexpresamente warburgiano, planteadocomo un guiño-homenaje a Mnemosyne,del Archivo de anónimos fotográfico quefunciona desde hace un par de años en elCada página correspondea quinientas manuscritas,miles de notas y cientosde libros leídososyne (Akal), de Aby Warburg.efecto. Sus imágenes, como formulacionesdel pathos primordial, engramas de la experienciaemotiva, localizaciones visuales delsímbolo, van “más allá” del signo lingüísticocomo localización y generación gramaticaldel concepto. Y con su tendencia a laespacialidad en general, a la cartografía visualde lo real y de lo imaginario, señalan laspatial turn: las imágenes por sí mismas yen su relación mutua y cambiante generanun “espacio de pensamiento” warburgiano.En el sentido del histórico libro editadoen 1994 por Gottfried Boehm, Was ist einBild?, la iconic turn, a su vez, supuso unexpreso aldabonazo warburgiano a nuestracultura. En la que sigue siendo incomprensibleque hasta hace poco no secomenzara a estudiar la imagen como sobradamentese hizo con la palabra. En unmundo en el que ya no hay prácticamenteningún dato relevante para la comprensióncientífica de la realidad que no seaimagen (virtual). En el que de hecho seproduce un desplazamiento general de lainformación lingüística a la visual, de lapalabra a la imagen, del argumento al vídeo.O del tiempo al espacio.Y en ese evidente retorno general a lasimágenes AW aparece casi siempre y casien cada forma de algún modo, incluso conplanteamientos decisivos en la tecnologíadel XXI. Algunos rumbos además de los delfilme o la fotografía. En los últimos años hasurgido con el nombre de embodied cognitionuna teoría del conocimiento que explicala formación de categorías partiendo delentorno del agente y del primado del esquema-imagensobre el lenguaje, y que es importante,por ejemplo, para la investigaciónde la inteligencia en el modelo de unrobot sin control o dirección central en lugardel modelo de un computer con programas;también ahí se cita a AW, como enmuchos otros aspectos de la técnica computacionalde imágenes. Lo que hoy se llamamuseo virtual, un banco de datos o redMEIAC de Badajoz como memoria visualdel territorio (extremeño): una mirada antropológicawarburgiana en soporte digital.Y hay y habrá otras muchas empresasbajo el signo del “laboratorio del espíritu”de AW… Como él iba a la búsqueda de lasfuentes del arte o la cultura, hay y habráque proseguir la búsqueda de AW en sucompleja y fascinante obra: una nueva recherchedu temps perdu proustiana. Encuanto búsqueda de un pasado presente yfuturo. Búsqueda que comporta en ese sentidola de la memoria de la civilización europea,la de nuestro imaginario cultural o ladel inconsciente colectivo en general, si sequiere. El Atlas Mnemosyne (1924-1929) esen principio un buen itinerario para todoello, con estaciones de ruta donde tambiénaparece España. Fue la idea salvadora deAW ante las dificultades de poner por escritosu complejísimo mundo. Como una historiadel arte o historia de la cultura sintexto posibilita “verlas” examinando multitudde imágenes a la vez, ya con la idearevolucionaria además de que no es necesarioobservar originales. Fue su modo delocalizar el pensar en un espacio visual dinámicosiempre cambiante, mudable, enuna aventura exegética siempre abierta, infinita,como un desafío también al supuestoorden del tiempo. Atlas Mnemosyne. Aby Warburg. Traducción deJoaquín Chamorro. Akal, 2010. 192 páginas. 38euros.pondencia que mantuvo con su psiquiatra,Ludwig Binswanger.Y junto a los textos de Warburg cadavez son más las contribuciones sobre sufigura escritas o vertidas al castellano.Una de las primeras está en el apartado‘Máquinas E. Imágenes’ del libro El fantasmay el esqueleto, editado por el artistaPedro G. Romero (BNV Producciones/ Arteleku,2001). La última es La imagen superviviente,de Georges Didi-Huberman(Abada, 2009), un deslumbrante ensayosobre el trabajo de la imagen en la perspectivawarburguiana. Previamente, Didi-Huberman ha seguido la huella del historiadoren Ante el tiempo (Adriana Hidalgo,Buenos Aires, 2005), donde lo pone enrelación con Walter Benjamin y Carl Einstein,y en Venus Rajada (Losada, 2005)prolongación de sus trabajos sobre la Venusde Boticcelli. Cerca de los libros deDidi-Huberman hay que colocar La potenciadel pensamiento, de Giorgio Agamben(Anagrama, 2008), una recolección de susescritos que incluye ‘Aby Warburg y laciencia sin nombre’, que abunda en elproblema de la esquizofrenia de la civilizaciónoccidental diagnosticado por el historiador,y, del mismo autor, Signaturarerum (Anagrama, 2010), una reflexión sobrelas figuras del paradigma, la signaturay la arqueología, en diálogo con Foucault,Benjamin, Warburg y otros pensadores. Adistancia de los libros de Didi-Hubermany Agamben hay que colocar Aby Waburg,la biografía de Ernst Gombrich (Alianza,1992), un retrato edulcorado que recibióuna acerada crítica de uno de los másbrillantes herederos de Warburg, EdgardWind, titulada ‘Una reciente biografía deWarburg’ y recogida en La elocuencia delos símbolos (Alianza, 1993).Otro discípulo, el más allegado, delgran investigador alemán, Fritz Saxl, escribiódos semblanzas de su maestro, ‘Lavisita de Warburg a Nuevo Méjico’ y ‘Tresflorentinos: Herbert Horne, A. Warburg yJacques Mesnil’, incluidos en su libro Lavida de las imágenes (Alianza, 1989). Porúltimo, y a la espera de que se traduzcancontribuciones como las de Salvatore Settis,Werner Hoffmann, Mathew Rampleyo Philippe-Alain Michaud, el lector hispanohablantepuede consultar también ‘DeA. Warburg a E. H. Gombrich. Notas sobreun problema de método’, de Carlo Ginzburg,incluido en Mitos, emblemas e indicios,e Historia, arte y cultura. De Aby Warburga Carlo Ginzburg, de José EmilioBurucúa (FCE, México, 2007). EL PAÍS BABELIA 01.05.10 19


ARTE / ExposicionesLección de anatomía, n.º 46, de Ángeles Agrela.Ángeles AgrelaAdhoc. Joaquín Loriga, 9. VigoHasta el 7 de mayoLA FICCIÓN se integra como eje de acción enla obra de Ángeles Agrela (Úbeda, Jaén,1966), que exporta en provocativas narracionesmediante estrategias de camuflaje eidentidad, siempre doblemente inquietantes.Después de las acciones de Contorsionista,sus últimas propuestas se agrupan en unconjunto de trabajos que aciertan al concentrarseen otros territorios de lo corporal, enfragmentos, emblemas y metáforas queemergen de lo biográfico. En esta exposiciónasistimos a un juego de emociones quese reúnen en las diferentes lecciones de laspinturas expuestas, cada una de ellas numeradasen el paisaje integral de una Lecciónmagistral de anatomía —título de la muestra—,estructuradas como prolongacionesdel discurso presentado por la autora en Entrevista(2007), vídeo que se recupera ahorapara imponer un punto de comienzo, uneslabón narrativo. El resultado parte de unsupuesto autobiográfico, de la sucesión deexperiencias cruce de relatos de vida y arte,de lo real y lo inventado, desconociendo entodo momento donde ubicar el límite. Quizásporque nunca nos interese desvelarlo,situamos ese juego que atraviesa la curiosidaddel visitante, volcado y transmitido, después,en las lecciones pictóricas. Éstas, conscientesde su rol emotivo, pedagógico, seorganizan provocando desde el exhibicionismointencionado de partes del cuerpo seccionadas,sin piel, mostrando sus tendonesy músculos. Sus obras hieren desde la fusiónentre ficción y biografía, en autorretratosobservados desde el interior, volviendodel revés la máscara, donde se miden laspulsiones de explicarse como artista en laactualidad. Resulta imposible no leer estaslecciones en clave de resistencia, inundadasde ironía, tan corpóreas como inventadas,propias de los testimonios, nunca intuitivos.Xosé Manuel LensPatricia DauderGalería ProjecteSDPassatge Mercader, 8, bajos 1. BarcelonaHasta el 28 de mayoTEAHUPOO ES el nombre de la ola giganteque cada año muere en las playas de Tahití,y también una palabra mítica dentro delmundo del surf. Para Patricia Dauder (Barcelona,1973) es un acontecimiento quesepara lo posible y lo real, un símbolo de labelleza absoluta y de la idea de paraíso. Loque sucede es también lo que no se ve máslo que se expresa. Esta idea de univocidadtiene en los soportes del dibujo y la imagenen movimiento la identidad del atributode un lugar mental que se despliega entrazos biomórficos o lineales, y en acuarelasde vivos colores que podrían evocar laatmósfera de la exuberancia y la profundidadde la vegetación tropical o la luz delatardecer. Presentadas de forma fragmentadaen una de las paredes de la galería,componen una constelación de transformacionescirculares: un dibujo hace resonarel siguiente, volviendo sobre sí mismoy volviendo fuera de sí; como la gran ola,corren muy deprisa para permanecer en elmismo sitio. La masa descomunal de aguaes como el aleteo de una mariposa pegadoal tronco de la misma idea: la exploraciónde la distancia de un lugar mental.Fotograma de Forward (film) (2010), de Patricia Dauder.Forward (film), película en blanco ynegro rodada en 16 milímetros, muestralas costas de la playa de Pozo Izquierdo,en Gran Canaria, durante la celebraciónde un campeonato mundial de windsurf.La filmación representa la unidad entrela percepción del artista del lugar, lo queallí sucede y la naturaleza técnica de losmovimientos reglados del rodaje. A ojosdel espectador, el filme aparece pobladode los efectos que lo recorren, sin llenarlo:los elementos ambientales, la visióndificultada por la humedad y la calima,los movimientos de la cámara, y el excesoo falta de luz son los “accidentes” o dislocacionesde una visión laberíntica liberadade toda narración, que discurre por lasuperficie de la realidad, expresada denuevo en una serie de 80 diapositivasdonde se ven las maniobras en el aire delos windsurfistas que detienen su vueloen un punto aleatorio del tiempo, en lafrontera que hace posible la imagen quenace sin cesar: en la dirección futura, dondees fundada y esperada (la visualización),y en el pasado, donde ésta se construye.La gran ola. Ángela MolinaPor qué. Desastres de la Guerra (2010), de Javier Arce.Usar y tirarJavier ArceGalería Max EstrellaSanto Tomé, 6. Madrid. Hasta el 8 de mayoPor Javier MaderueloLAS ARTES visuales se basan en la representación.Literalmente vuelven a hacer presentescosas y hechos que no están físicamenteante nosotros. Para conseguirlo losartistas generan imágenes que duplican ymultiplican el mundo, de tal manera quepodemos decir que vivimos inmersos enuna cultura imaginista, a la que pertenecemosy en la cual las apariencias han llegadoa cobrar más valor que las propias presenciasmateriales. Ciertamente, el artistase ha convertido en un creador y recreadorde imágenes, pero, desde hace unoscincuenta años, cada vez más las imágenesartísticas han dejado de referirse a losobjetos y han tomado como modelo derepresentación otras imágenes que se hanconvertido, por medio de la repeticióntautológica, en iconos. Un ejemplo muyclaro de este proceso nos lo ofreció AndyWarhol cuando repitió hasta la saciedadimágenes tomadas de la publicidad, tantoobjetos como personas, convirtiendo lomismo un bote de sopa como el retrato deMarilyn Monroe en iconos de la culturavisual contemporánea.Javier Arce (Santander, 1973) es conscientedel carácter consumista al que estásometida la producción de imágenes y seenfrenta a él con una cierta carga críticano exenta de ironía, para lo cual se haservido de la iconicidad de ciertas obras,como la Capilla Sixtina, el Guernica dePicasso y, ahora, de los grabados de Goya,cuyas imágenes pueden ser evocadas porcualquiera sólo con sugerir títulos comoLos Disparates o Los Desastres de la Guerra.Precisamente esa capacidad de reconocimientocasi universal que poseen LosDesastres condujo en 2003, al comienzode la guerra de Irak, a los hermanos Jake yDinos Chapman a pintar máscaras y caricaturassobre 83 grabados de Goya de estaserie, con lo que enfatizaron y actualizaronel horror y la crueldad presentes enlos grabados originales. Sin duda, aquellaactuación de los Chapman Brothers fuemercantil y oportunista, pero sirvió parallamar la atención, entre otras cosas, sobrela capacidad de absorción que poseenciertos iconos.Rizando el rizo, Javier Arce redibuja ahoraalgunas imágenes de los grabados deGoya y de las alteraciones de los Chapman.Lo hace sirviéndose de rotuladores de tintanegra que aplica sobre papel irrompible,siguiendo una técnica de rallado en verticalque recuerda, en su factura, las imágenesde las fotocopiadoras, con lo que dotaa sus dibujos de un tono popular y cotidianoque parece apartarse del “gran arte”. Acontinuación, estruja el papel y, por último,una vez hecho con él una pelota, loestira, pero conservando la presencia delas inevitables arrugas. Tras estos procesosanida una serie de críticas al uso y consumode las imágenes, a su carácter decorativo,a los efectos de la copia, al sentido ornamentaly a la factura preciosista del granarte. Ante el exceso de imágenes y la ausenciade contenidos o, como el caso de LosDesastres, el vaciado de significados, la propuestametafórica de Javier Arce pasa pormostrar una manera de “usar y tirar”, deestrujar las imágenes haciendo con ellasuna pelota que encestar en la papelera,desde donde volver a reciclarlas. LLAMADA EN ESPERA El ‘collage’ de HamiltonPor Estrella de DiegoEN 1956 APARECÍA en el panorama artístico británico uncollage de pequeño formato que iba a revolucionar la formade ver el mundo: ¿Qué hace a los hogares de hoy tan diferentes,tan atractivos? En la obra no faltaba, miniaturizado,nada de aquello que el deseo moderno po<strong>día</strong> imaginar: unremedo ocurrente de Angelo Siciliano —“el hombre másmusculoso del mundo”—, la pin-up provocativa con sombrerode lámpara, una suculenta y gigantesca lata de jamón,un cómic convertido en póster, la televisión, un magnetófono,el aspirador que llega donde se le necesita… La suya erauna imagen de la abundancia muy próxima a las revistas delos cincuenta: de todo acumulado.Sin embargo, la propuesta de Hamilton no era sólo publicitaria:escon<strong>día</strong> también una oscura pasión de coleccionistay estaba cargada de nostalgia. La típica pincelada de esosaños cincuenta era sustituida por trozos de revista cuidadosamenterecortados y pegados. Podría parecer en sí mismo unacto frío si no se tuviera en cuenta que sus recortes proce<strong>día</strong>nde revistas importadas. Todo aquello que Hamiltonreunía representaba la realidad de otro, al ser Hamilton unchico inglés hablando del sueño americano. Hamilton hablabade unos hogares modernos tan atractivos, tan diferentes,que no eran sus hogares modernos y en este malentendidoestriba la magia de la obra que da inicio al pop inglés.Aunque lo curioso de este trabajo es su uso del espacio,impecable y complejo —ocurrirá con cada una de las obrasde Hamilton—. Lo que hace de su pequeño collage muchomás que una metáfora sobre el consumo es la manera en lacual el artista procede como un pintor de la tradición clásica,cierta línea que recorre la historia del arte de Velázquez aPicasso, pasando por Goya —se repite con frecuencia—.Sea o no sea única la mencionada línea que tiende a verla historia del arte como excesivamente previsible, lo ciertoes que a primeros de los setenta Hamilton volvía la miradahacia una obra portentosa, Las Meninas, a su modo imagende lo moderno y con algo de collage —¿se han fijado en eseperro a la derecha que parece casi pegado, a la vez dentro yfuera de la acción pictóricamente hablando?—. Las Meninastambién había intrigado a Picasso a lo largo de su carrera—¿cómo no hacerlo para alguien obsesionado con lanoción espacial?— Y Hamilton hacía, a través de Las Meninasde Picasso, su particular homenaje al autor y al collage,mostrando en la estampa definitiva imágenes de los diferentesperiodos del malagueño —arlequines, mujeres clasicistas,minotauros en el lugar del perro, atisbos del Guernica…—,especie de recorrido por la obra de Picasso que haocupado en Hamilton el sitio de Velázquez y luce una hoz yun martillo en lugar de la condecoración de pintor de corte.Ahora se puede ver dicha estampa y sus dibujos yversiones preparatorios en el Prado, siguiendo la línea,acertadísima, de mostrar obras de artistas vivos relacionadascon los clásicos del museo. A su lado aparece la versiónde Las Meninas de Goya y un pequeño dibujo dePicasso. En fin, un placer de recorrido como lo es siempreel lúcido Hamilton que podremos volver a ver en Madrid,en la galería Juana de Aizpuru el 18 de mayo. Para celebrarsus 40 años en la brecha, durante 12 meses Juana deAizpuru va a mostrar una selección de sus artistas másemblemáticos a lo largo del tiempo, siempre en parejassalvo en el caso del propio Hamilton y Sol Lewitt. Unainiciativa que promete permitirnos ver a los “clásicos” quea lo largo de 40 años se han pasado por esta galería tanvanguardista. ¡Feliz aniversario! 20 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


MÚSICA / DiscosClasicismo sin etiquetasPor Javier Pérez SenzSONIDO BELLO Y TRANSPARENTE, equilibrioentre refinamiento orquestal e inspiraciónpopular y una vitalidad contagiosa. La flamanteintegral de las 12 sinfonías londinensesde Franz Joseph Haydn que MarcMinkowski (París, 1962) firma al frente deLes Musiciens du Louvre-Grenoble (editadaspor Naïve) es una fuente de sorpresas,un nuevo ejemplo del estilo vital, fresco eimaginativo que caracteriza las interpretacionesdel infatigable director francés. Lacuriosidad musical de Minkowski no conocelímites. Cuando no dirige su propio conjunto,Les Musiciens du Louvre-Grenoble,uno de los conjuntos de referencia en lainterpretación del barroco y el clasicismocon instrumentos de época y criterios históricos,explora repertorios más modernoscomo director invitado. Actualmente mantieneuna estrecha relación conla Sinfonía Varsovia y actúa cadavez más a menudo con orquestassinfónicas. Sin ir máslejos, ha dirigido este mes enValladolid la Sinfónica de Castillay León —con obras de PaulDukas, Ernest Bloch y la popularScheherazade de Nicolai Rimski-Korsakoven los atriles—y el próximo 14 de mayo se poneal frente de la Sinfónica deBarcelona i Nacional de Catalunya(OBC) con otro seductorprograma integrado por la célebreSinfonía número 3, Escocesa,de Felix Mendelssohn y laSinfonía número 0, Nullte, deAnton Bruckner. Lo dicho, unmúsico imaginativo e inquietoque huye de las etiquetas y planificasu carrera con saludableamplitud de miras.¿Qué aporta Minkowski alas sinfonías de madurez deHaydn? Pues, a pesar de la fuertecompetencia discográfica,con versiones para todos losgustos a cargo de las más célebresbatutas, aporta un soplode aire fresco. Lejos de fiarlotodo a la tradición, destaca siempre losrasgos más originales y novedosos de suescritura. Haydn y Mozart son los cimientosmás sólidos para construir un sonidoorquestal de máxima calidad y su músicaes la mejor medicina para curar los excesosrománticos: nada mejor que una saludableinmersión en el clasicismo vienés ysus probadas virtudes —equilibrio, eleganciay transparencia sonora— para obtenerun sonido orquestal de gran pureza.Lo sabe bien Minkowski, que sigue elejemplo de músicos también formadosen el barroco, como Christopher Hogwoodo Frans Brüggen, a la hora de rescatarlas esencias de Haydn.No inventó la sinfonía, pero su aportaciónal desarrollo y primer esplendor delgénero es de tal calibre que se le considera,con justicia, el padre de la sinfonía: a lolargo de su apacible vida escribió 104 sinfonías,en un itinerario que abarca desde1759 hasta sus últimos años. De hecho, ellegado del familiarmente llamado PapáHaydn es la mejor enciclopedia del clasicismovienés que pueda consultarse.A diferencia de Mozart, apenas viajó—pasó su vida entre la corte de Esterházyy Viena—, pero ejerció una influencia decisivaen la transformación de la música centroeuropeade la segunda mitad del XVIII yacabó sus <strong>día</strong>s siendo el compositor másrespetado de Europa. Y en su inmensolegado, la serie de sus últimas doce sinfonías(números 93-104), creadas por encargodel violinista y empresario JohannPeter Salomon para ser estrenadas en Londres,donde cosechó grandes éxitos al finalde su vida, son probablemente la cumbrede su arte sinfónico y en ellas se palpa lavoluntad, plenamente conseguida, de seducira los músicos y conquistar al públicoFranz Joseph Haydn retratado por Thomas Hardy en 1791.con un lenguaje lleno de innovaciones ysorpresas. Minkowski consigue una fluidezextrema y un sentido narrativo fuerade serie. Cada nueva sinfonía supone unavance y Minkowski disfruta otorgandosu justo relieve a cada detalle instrumental,sorprendiendo al oyente con explosivoscontrastes. Sabe dar el aire naturalque requieren las danzas de inspiraciónpopular que Haydn incorpora como nadieal lenguaje sinfónico y disfruta recreandolas virtudes de una orquestaciónde milagrosa transparencia. Nunca baja laguardia y los músicos de su orquesta traducensus lecturas con precisión, flexibilidady belleza sonora. Las 12 Sinfonías ‘de Londres’ (números 93-104).Joseph Haydn. Les Musiciens du Louvre. MarcMinkowski, director. Naïve.Oswald vonWolkensteinSongs of MyselfAndreas SchollHarmonia MundiEL CONTRATENOR ALEMÁN Andreas Scholl,que en este caso también canta con su vozde barítono, presenta con estos Songs of Myselfuna veintena de piezas atribuidas conmayor o menor fiabilidad a Oswald von Wolkenstein,una extraña mezcolanza de caballero,viajero, trovador y músico, activo en laprimera mitad del siglo XV y que cabria incluiren la tradición de los Minnesänger.Muy bien acompañado por el conjuntoShield of Harmony, especializado en la músicadel siglo XV, Andreas Scholl, a partir deunas partituras muy inconcretas que dejanmargen a la improvisación, entrega unas interpretacionesingeniosas y frescas y suenamás imaginativo que en sus reputados trabajosbachianos o haendelianos. Xavier PujolSibeliusLas 7 Sinfonías /KullervoColin DavisLSOÉSTE ES EL TERCER CICLO sinfónico de JeanSibelius que graba el británico sir ColinDavis, tan proclive desde su juventud alfascinante universo del mayor compositorfinlandés. Pero es quizá en su actualmadurez cuando ha tocado fondo en esteesquivo, difícil y apasionante compositor,uno de los últimos grandes sinfonistashasta hoy. Las tomas, realizadas en públicoen el Barbican Hall londinense entre2002 y 2008, se agrupan ahora en estacaja de 4 CD que incluye también unamemorable versión del enorme poemasinfónico Kullervo, para dos voces solistas,coro y orquesta. Seguramente la mayoraportación discográfica desde sirJohn Barbirolli. Á. CarrascosaTomás Luis de Victoria18 responsoriosde Semana SantaRaúl MallavibarrenaEnchiriadisPOCAS VECES SE puede escuchar una interpretaciónmás hermosa, expresiva e inquietantede los 18 responsorios de Semana Santa,una de las cumbres artísticas de TomásLuis de Victoria. Fantasía y rigor estilísticovan de la mano en una versión cargada deemociones que Raúl Mallavibarrena esculpeliteralmente al frente de su conjunto vocal,Musica Ficta, cada vez más admirable. DeVictoria es para Mallavibarrena el más grandeautor del siglo XVI y a él se entrega confervor y entusiasmo. Su principal virtud: hacerun victoria de imponente fuerza expresivaforjado con una sonoridad casi mágica,una dicción cristalina y el extraordinario arcodinámico que pueden proporcionar ochovoces. Música de belleza austera, escrita sinconcesiones hace cuatro siglos y sorprendentementemoderna porque conserva intactala capacidad de conmovernos. J. P. SenzPaul TortelierThe GreatEMI RecordingsPAUL TORTELIER (París, 1914-1990), de la generaciónsiguiente a la del ilustre pioneroPau Casals, ha sido uno de los tres mayoresviolonchelistas de su tiempo. Sin embargo,los otros dos —Jacqueline du Pré y MstislavRostropóvich— han sido, por razones diversas,mucho más conocidos. A los veinteaños de su muerte, la compañía EMI, a laque siempre permaneció fiel, ha reeditadola mayor parte de sus grabaciones en unálbum de 20 CD a un precio asequible. Entreotras maravillas, la caja contiene su últimay modélica grabación de las seis Suitesde Bach, formidables versiones del Conciertode Dvorák con Previn o del Don Quijotede Strauss con Kempe, además de numerosasobras de cámara de Beethoven, Mendelssohn,Schumann, Brahms, Fauré o Rachmaninov.Ángel CarrascosaSchubertWinterreise(Viaje de invierno)Mark Padmore -Paul LewisHarmonia MundiWINTERREISE (VIAJE DE INVIERNO) es La Mecade la religión del lied, todo artista que sehaya comprometido con esta minoritaria,privada e intimista forma de entender lasrelaciones entre música y poesía debe peregrinardiscográficamente al menos una vezen la vida a ese calvario del alma dolienteen donde se exploran con precisión los maticesdel dolor del desamor y la opresión dela soledad. El tenor británico Mark Padmore,muy bien acompañado al piano porPaul Lewis, nos presenta ahora su acercamientoa la gran obra de Schubert. Su versiónde este ciclo de 24 canciones es decalidad superior, es rica en matices, profundizada,madura y traza con acertado sentidode la progresión el alucinado viaje a lalocura y la autodestrucción del anónimoprotagonista de la obra. Sin desmerecer aotras también muy importantes, la versiónde Winterreise de Padmore debe ser contadaentre las objetivamente buenas que hanaparecido en el mercado discográfico en laúltima década. Xavier PujolOIGO LO QUE VEO Stephen Sondheim: ochenta añosPor Luis SuñénUNA VEZ UNA AMIGA me dijo que el actor José María Pou avisade que el nombre de Stephen Sondheim hay que pronunciarlode rodillas. Una buena ocasión de hacerlo fue el 22 demarzo, el <strong>día</strong> en que el compositor americano, el más grandecreador vivo de ese género que llamamos musical, cumplía80 años. Hay quien lo ha comparado a Shakespeare —elactor Michael Ball, a quien vapulearon los lectores de TheGuardian por exagerar—. No hace falta, no lo es, como no loes nadie porque ya hubo uno. Sondheim bebe de las mejoresfuentes —Oscar Hammerstein II, que fue como su verdaderopadre y su verdadera madre, y su maestro cuando era todavíaun adolescente infeliz y maltratado— y no confunde nuncael territorio. Uno de los aspectos de su grandeza está,precisamente, en saber a la perfección qué es el musical, quéle diferencia de otros géneros y cuál es su capacidad decrecer, de expandirse, haciendo cosas como Into the Woods oThe Frogs —ahí se metió con Aristófanes en un buen berenjenal—,que se mueven en otro terreno pero sin dejar de pisarel propio. Cuando Sondheim escribe una canción comoSend in The Clowns —el <strong>día</strong> que le vino Dios a ver, sobre todosi se la escuchamos a Glynis Johns, como a Mandy Patinkinhaciendo lo que quiere con cualquier otra—, nos está dandouna de esas músicas que transcienden su origen, su intencióny hasta su presunto público. El común de los que luchancontra ese creernos tan listos que nos caracteriza a veces alos aficionados a la música clásica sabe muy bien lo quequiero decir. Es lo que pasa con Eleanor Rigby de los Beatles,con Harvest de Neil Young, Like dylan in The Movies de Belleand Sebastian o, qué se yo, con Sapore di sale de Gino Paoli,que son canciones que vencen al tiempo porque son pequeñasobras maestras. Sondheim, además, es un muy inteligentehombre de teatro. A Little Night Music —Bergman— oSunday in the Park with George —Seurat— no son bobaditassino historias bien contadas en las que la música se fundecon una acción sin la que, es verdad, en algunas ocasionespuede vivir gracias a que se cruzan los astros —Loving you,de Passion, un <strong>día</strong> en Londres con Renée Fleming y BrynTerfel—. No se sabe la vida que le quedará a este género quelucha por no morir con mejor o peor suerte, pero del quebien podría suponerse que ha dado ya sus frutos mejores.Tampoco nos lo preguntaremos cuando Sondheim lo dejedel todo porque ya habrá cumplido. Lo hizo ayudando aBernstein en West Side Story, que ha pasado al repertorioclásico no sólo porque es una pieza magistral desde cualquierpunto de vista sino, probablemente también, porque leempujaron sus compañeras de catálogo Candide o Troublein Tahiti. Con Sondheim ese paso será más difícil. Pero noimporta: le agradeceremos igual tanto talento. EL PAÍS BABELIA 01.05.10 21


PURO TEATRO Por Marcos Ordóñez‘Fin de partida’: algo sigue su cursoKrystian Lupa mueve una pieza en la baraja de la obra de Beckett y todo cambia: en la Aba<strong>día</strong> juegan y ganan dosparejas de reyes y reinas y el montaje se ancla en un realismo amargo y veraz, pero el tedio sobrevuela la veladaFIN DE PARTIDA, la cumbre de Beckett,se ha hecho de mil formasdistintas. En un ring de boxeo, enun refugio atómico, en el interiorde un cerebro. La han montado como ópera,como farsa, como ballet. Peligrosopuestos: la parada de circo y el auto sacramental.Durante un tiempo yo la entendícomo la versión miniaturizadade Largo viaje del <strong>día</strong>hacia la noche: una crónicafamiliar, con sus secretos,sus culpas, sus anhelos rotos,sus embestidas, su heroicavoluntad de seguiradelante sin apenas moverse,perdidos en la niebla. Sutítulo (Endgame) alude a esedevastador momento del ajedrezen el que los dos reyesquedan solos en el centrodel tablero. A veces, por inerciao para retrasar el cierre,optan por seguir realizandopequeños movimientos. Enla nada más absoluta siemprequeda “algo que sigue sucurso”, como dice Hamm: lacarcoma, los roles, la ficción,la palabra. He visto muchosmontajes de Fin de partidapero ninguno como elde Krystian Lupa en la Aba<strong>día</strong>.Un sótano. Paredes deun verde sucio, degradado.Dos ventanucos. Afuera, todoblanco, como los ojos deHamm. Lámpara de arañaen el techo. A la derecha,una abertura que lleva a lacocina, al resto de la casa. Alpie de la abertura, unamontañita de arena blanca,como la que cubrió a Winnie. En el centroestá el rey Hamm, el rostro cubierto, en sueterna silla de ruedas. Entra Clov, el otrorey. Sorpresa: el otro rey es una reina. Hammes José Luis Gómez, Clov es Susi Sánchez.Una sencilla y estupenda. Lo cambiatodo. Lo ancla en el suelo. Revela que Finde partida puede ser una obra profundamenterealista, pese al apocalipsis (exteriore interior) y a los padres enterrados encubos de basura o, como aquí, en urnas.Hamm y Clov parecen ahora un viejo matrimonioen una isla de Strindberg. Unopiensa en Erland Josephson y Liv Ullman(Saraband), o en Piccoli y Birkin (La bellenoiseuse). En manos de Lupa, Fin de partidaes mucho más verídica, dolorosa yamarga. No hay expresionismo, no haycirco. O, en todo caso, es un circo interior.En otros montajes, Clov parecía un dementeelectrificado, espasmódico. SusiSánchez lo convierte en una mujer queuna vez amó y sigue recordando, a ráfagas,aquel amor lejano, con una inmensatristeza en sus ojos; una esposa que rompea llorar, en silencio, cuando ve a suhombre intentando avanzar, en vano, conel bichero a guisa de pértiga. Una reinaque <strong>día</strong> a <strong>día</strong> pierde su luz, inexplicablementeuncida, como tantas, a esa sombraciega, feroz y desvalida. A veces la reinaparece un muchacho que vuelve de jugaren la playa; a veces intenta evocar aquellosjuegos, saltando sobre el montón dearena, casi deslizándose, rumbo a la cocinavacía: maravillosa, conmovedora SusiSánchez. José Luis Gómez me recordó muchoa Alfredo Alcón en otro gran montajede Fin de partida: un rey lijado, sin buscarlos énfasis, riéndose de sus cortos vuelosretóricos, destrozándolos de un manotazo;un canalla melifluo, atormentado; unniño despótico, muerto de miedo, pidiendoel calmante de la noche a cualquierhora del <strong>día</strong>, preguntándose, como JaimeGil, qué será de él en los próximos quinceminutos. En otras puestas sólo veíamoslas cabezas de los padres, Nagg y Nell, dosbustos parlantes. Aquí, Ramón Pons y LolaCordón están encerrados en unos cajonesde sala de autopsia pero, idea escalofriante,con paredes de vidrio que revelansu desnudez, su fragilidad y su coraje (entecoRamón Pons, con cabeza y barbablancas, de hidalgo enloquecido; Lola Cordóncon los pechos al aire, como el ayamaternal de Gritos y susurros: ya es la segundavez que el ala de Bergman sobrevuelaesta crítica, este montaje). Nunca haestado más clara la idea de cuarteto, deEscena de Fin de partida, de Samuel Beckett, en el Teatro de la Aba<strong>día</strong> de Madrid, dirigida por Krystian Lupa. Foto: Ros RibasEl resultado esnotabilísimo, perose queda a mitad decamino entre dos formas,dos estilos de trabajodobles parejas reflejadas; nunca ha estadomás viva la humanidad de Nagg y Nell:aún conservan un humor feroz, de supervivientes;todavía intentan besarse y compartirrecuerdos (aquella mañana en ellago de Como, aquella tarde en la queperdieron las patas), pero ya no saben,pueden o quieren decirse que se aman.Todo eso está en este espectáculo, perotambién está la pesadez, el tedio. ¿Porqué en otros montajes de Lupa la lentitudte imanta y no te expulsa? Son distintosactores, eso es obvio. Quizás ensaya mástiempo con ellos, tal vez se conocen más.La lentitud de esos otros espectáculos(Ritter Dene Voss, Factory, Las presidentas)debe estar trabajada de otra manera.No sé cómo lo hará, pero sélo que percibo. Las palabras,los movimientos, losdetalles, parecían tener allíuna extrema elaboración,un peso específico, casi existencial.Los miembros de sucompañía habitaban los silencios,por así decirlo; loshoradaban poco a poco, comosi atravesaran invisiblesmembranas pegajosas. Aquíse representa, se compone.Con verdad, con inventiva,con entrega, pero la lentitudaburre porque probablementele falte ese peso. Oese poso. Yo creo que Lupaha intentado calzar al repartode la Aba<strong>día</strong> en un moldeque no les pertenece o queno saben hacer suyo; quizásno ha dejado respirar ese ritmo“español”, más vivaz,más casual.El resultado es notabilísimo,pero se queda a mitadde camino entre dos formas,dos estilos de trabajo. Quizás,insisto, ha habido pocotiempo para que los ritmosse adensen, para que los silenciosresuenen como música,para que el tiempo muertosea alucinatorio.Beckett escribió Godot en un mes, perotardó dos años, de 1954 a 1956, en componerFin de partida: se nota. Sigue siendouna pieza extraordinaria, cuajada de réplicasmemorables, de giros inesperados ypoéticos, aquí en estupenda versión castellanade Ana María Moix, aunque le hanañadido algunos tacos que chirrían en unlenguaje tan preciso. Se comprende lomuchísimo que influenció a Pinter, desdeRetorno al hogar hasta Moonlight. Comprendemostambién, de nuevo, con deslumbranteclaridad, que lo que “sigue sucurso”, lo que continúa latiendo en cadauna de sus líneas es el corazón desesperadamentevitalista de aquel irrepetible pajarracoirlandés con alas de albatros y picode quebrantahuesos. Fin de partida, de Samuel Beckett. Dirección deKrystian Lupa. Teatro de la Aba<strong>día</strong>. Madrid. Hastael 23 de mayo. www.teatroabadia.com.22 EL PAÍS BABELIA 01.05.10


DIOSES Y MONSTRUOSPor Carlos BoyeroGéneros y subgénerosNadie como Berlanga ha utilizado mejor una cámara para mostrar las esencias de este país. Sus historias filmadas conAzcona hacen temblar después de haber reído. El verdugo se publica ahora en DVD junto a otras cinco películas del cineastaOBSERVO UNA fatigosa retahíla deadjetivos encomiásticos, tambiénruborizantes, sobre el óptimoestado de salud de esa entelequiallamada cine español durante el glorioso2009. Que un montón de espectadoresnativos haya decidido que les compensabapagar la entrada para ver Ágora y Celda 211,o que las primeras películas de Mar Coll yBorja Cobeaga demuestren talento y gracia,sirve para que la gran familia al completo,incluidos los que han realizado cositas queno se atreven a estrenar ni los distribuidoresy exhibidores más patrióticos, se apunte desvergonzadamentea la autoría de esos éxitosque tienen identificables padre y madre.Acaba de estrenarse un producto nativoque desprende inconfundible olor no ya aser amortizado, sino a engordar notablementelas cuentas de sus productores, algo tanlegitimo como envidiable. Se titula Que semueran los feos, como aquella canción tantarareada por el sagrado gusto popular quese inventaron los Sirex en los años sesenta. Elmarketing se ha volcado en el lanzamiento,señal inequívoca de que sus inversores poseenconfianza ciega en la identificación delgran público con la pretendida comicidad desu mimada criatura. Los antecedentes delautor, Nacho G. Velilla, creador de series detelevisión que han reinado en el infalible share,como la mordaz Aída (con su punto degracia e idolatrada por los modernos) y lacostumbrista 7 vidas, y de una bochornosa ytriunfante película titulada Fuera de carta,poseen contrastados elementos de juicio paradeducir que hay sobredosis de espectadoresque se van a partir de risa con la imbéciltragicomedia del grotesco personaje que interpretaesforzadamente el melifluo JavierCámara. Nada que objetar a que su productoarrase. También lo hace la charcutería rosáceao hepática en las invisibles e inaudiblestelevisiones. Lo que me resulta enervante esque el director y los protagonistas de Que semueran los feos teoricen sobre los complejosmecanismos de la comedia y las descuidadasdemandas que anhelaban los espectadoresdel cine español, algo que ha resuelto lainfinita capacidad de comunicación y de diversiónque posee su engendro, la utilizaciónde un lenguaje, una tipología y unas situacionesque conectan con el público masivo.Estoy de acuerdo en que es bastante másdifícil hacer reír que llorar y en que la comediaes un género que requiere una inteligenciaespecial, ritmo, elipsis, malicia, encanto.Si hago un recuento del cine más prodigiosoy perdurable que he gozado es probable queme salga una cantidad abrumadora de comedias.Me refiero a un género, no a unsubgénero, no a una caricatura cochambrosaplagada de chistes zafios, estereotipos lerdos,guiños que desconfían de la salud mentaldel receptor, todo lo que caracteriza aFotograma de El verdugo (1963), de Luis García Berlanga.estos feos que no se mueren y acaban siendofelices. Reivindicar la vitalidad de losengendros que exhibe un programa tan indescriptiblecomo Cine de barrio, el vergonzantecasticismo y la risueña caspa de lascomedias de Mariano Ozores, el esplendordel landismo, los esperpentos de Pajares yEsteso, la moralina cazurra de Martínez Soria,con el inefable argumento de que esaera la estética y la ética con las que conectabala sensibilidad y el gusto popular, no sirvepara legitimar la basura.Durante aquella infausta época tambiénexistió un director español que se propusohablar de las personas y las cosas mediantela comedia. En los muy variados tonos queadmite el género. Las dotó de ternura, deironía, de lírica, de sarcasmo, de esperpento,de negrura. Se llama Luis García Berlanga.Nadie ha utilizado mejor una cámarapara hablar con gracia, verismo, amargura yprofundidad de las esencias de este país, desu humanidad y sus miserias, para captar eltono de la gente y de la calle, para provocarsimultáneamente la risa y el escalofrío. Si lareferencia del mejor cine francés es Jean Renoir,John Ford del norteamericano, Rossellinidel italiano, Berlanga sería su equivalenteen el cine español.La memoria es comprensiblemente agradecidacon la obra de este hombre, pero,por si acaso, acaban de editar en DVD unpack con seis de sus películas. Quiero imaginarque es el preludio para que tengamosdisponible su obra completa. Y no todo enella está bendecido por la gracia. Hay equivocaciones,ideas fallidas, intentos de sortear ala censura que no salieron bien. Tambiénme decepciona dolorosamente la última partede su obra. En La vaquilla, Moros y cristianos,Todos a la cárcel y París Tombuctú continúanesos inimitables planos secuenciaabarrotados de personajes pintorescos o cotidianosen los que todos hablan y nadie seentiende, el estilo visual y coloquial que logrótanta verdad y magisterio al describir auna España en blanco y negro, pero aunquereconozcas sus obsesiones y su expresividadese universo ha perdido fuerza, su caóticaarmonía, su autenticidad.Tal vez sea injusto reclamar permanentearte en el cine de Berlanga, pero es que desdeel principio de su carrera nos tenía muybien acostumbrados, siempre preparadospara lo mejor. Ese arte chorreó piedad, sornay poesía en Bienvenido Mr. Marshall, enEsa pareja feliz, en Calabuch. Pero el clasicismo,la química mágica perfecta entre formay fondo, llegó cuando se fundieron el mundode Berlanga y el de un guionista prodigiosollamado Rafael Azcona. El resultado sondos obras geniales como Plácido y El verdugo,la facultad de transmitir la más poderosasensación de realidad, historias que te hacentemblar después de haber reído, diálogos,personajes y situaciones que te siguensorprendiendo aunque te los sepas de memoria.Nunca volvieron a recobrar ese estadode gracia aunque hicieran retratos tanbrillantes y mordaces como La escopeta nacional.Plácido y El verdugo son dos de lasmejores cosas que le han ocurrido a la historiadel cine. Pack Luis García Berlanga. Novio a la vista, Calabuch,¡Bienvenido Mr. Marshall!, Los jueves, milagro,El verdugo y La boutique. Incluye El sueño de lamaestra. Tribanda Pictures.EL PAÍS BABELIA 01.05.10 23


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