Revista - Página/12

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12.07.2015 Views

ki 1952. Inexorablemente se ahogó en la raya.En Seúl 1988, Gaby Sabatini se puso a tiro del oro, perocayó en la final ante Steffi Graf; en Atlanta 1996, elseleccionado de Daniel Passarella, integrado por profesionales,fue derrotado sorpresivamente por Nigeria en elcierre del partido definitivo, y el correntino Carlos MauricioEspínola quedó atrás del windsurfista griego NikosKaklamanakis. Siempre cebollitas. En Sydney 2000 nacíael indomable espíritu de las Leonas, pero las canguras deAustralia saltaban primero hacia el oro. Y Espínola volvíaa ser plata, esta vez tras el austríaco Christoph Sieber.Hasta Atenas 2004. Una maravilla que la Argentinaque salía de las profundidades sociales se permitía disfrutarcon repentino gozo antes que con esperanza. Porqueel mismo día, el 28 de agosto, la Selección Argentina deFútbol que comandaba el propio Bielsa, dos semanas antesde su renuncia, le ganaba 1-0 a Paraguay en la finalcon un gol tempranero de Carlitos Tevez, conquistandoasí el primer oro olímpico en más de medio siglo y la únicadistinción internacional que le escaseaba al fútbol argentino,y un rato más tarde, la Generación Dorada delbásquetbol nacional, la del quinteto inicial de Ginóbili,Scola, Pepe Sánchez, Nocioni y Wolkowyski, comandadapor Rubén Magnano, superaba 84-69 a Italia para lograrel segundo oro en menos de 24 horas.El domingo 29, el tema central de la tapa fue un reportajeal ministro de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni,pero el deporte tuvo su merecido sitio en lo alto dela portada. Fue aquel bendito “Oro puro”. En las dos disciplinasde conjunto más populares del planeta, los deportistasargentinos habían prevalecido, gracias a la fuerte estructurade las respectivas federaciones antes que al éxitocontundente de una nueva política oficial en el rubro.Esos frutos comienzan a verse. Desde entonces, aquellosoros han encontrado compañía. El fútbol argentinorepitió el oro en Beijing 2008 y el ciclismo lo acompañócon las medallas doradas de Juan Curuchet y Walter Pérezen la prueba americana. Eso es lo que ha cambiado enel deporte olímpico nacional en los últimos 25 años. Lapolítica deportiva del Estado más el apoyo privado a travésde la constitución del Ente Nacional de Alto Rendimiento(Enard) mostrará tímidamente su potencial enLondres 2012, y más rotundamente en Río 2016.Estamos dispuestos a consagrarles varias tapasPI61

El fútbol entre dosmitos mundiales25 AÑOSPI62DeMaradonaa MessiPor Ariel GrecoEs muy probable que a Messi nunca se lo veadespotricando contra la FIFA, ni intentandoformar un sindicato de jugadores,Pablo Piovanoni insultando italianos porque silban el Himno.“Nunca saldrá otro Maradona.” La frasese escuchaba cada día. Diego Maradonaera el indiscutido rey del fútbol mundial. Diezmeses antes, en México, había llevado de la mano a laSelección Argentina a su segundo título mundial y habíaterminado de confirmar que al podio histórico deAlfredo Di Stéfano, Pelé y Johan Cruyff era necesariosumarle un nuevo pedestal. En Nápoles ya se había convertidoen un dios a la par de San Gennaro, el patronode la ciudad, luego del primer Scudetto de la historia delhumilde Napoli, logrado apenas unos días antes, el 10de mayo de 1987. Y miles de niños de diferentes partesdel mundo eran bautizados en su honor como Diego Armando–una nota de Clarín cuando Maradona cumplió50 años reflejó que hay 57 jugadores profesionales endistintas ligas del mundo con ese nombre–. Pero claro,ninguno igual. Jamás habría otro Maradona.Un año antes, ya había nacido Diego Armando Sinagra,pero su madre Cristiana todavía luchaba –y luchómuchos años más– para que el astro asumiera su paternidad.Y en abril de 1987 llegaba al mundo Dalma Nerea,su primera hija con Claudia Villafañe. Era evidente, nuncamás iba a surgir otro Maradona. Sin embargo, la historiafue diferente. Cuando PáginaI12 empezaba a ver laluz, Celia Cuccitini disfrutaba en Rosario del último mesde su embarazo. Junto a su marido Jorge esperaba al tercervarón después de Rodrigo y Matías. El pequeño finalmentenació el 24 de junio y lo llamaron Lionel Andrés: 25años más tarde, casi nadie duda de que el mundo del fútbolestá ante el nuevo Maradona.En los hechos, Messi soporta con nota alta cualquiercomparación con el Maradona futbolista. Ya fue distinguidotres veces seguidas con el Balón de Oro al mejorjugador del mundo, premio que Maradona no pudo lograrporque en su época estaba limitado a jugadores europeos.Por caso, en 1986 se lo entregaron al ruso IgorBelanov. Con Barcelona, el rosarino ya ganó cinco vecesla liga de España, en tres ocasiones la ChampionsLeague y en dos oportunidades el Mundial de Clubes.Es el mayor anotador de la historia del club catalán yhace unos días se convirtió en el máximo goleador enuna misma temporada, al superar la marca del alemánGerd Müller de 1973. Ni el Maradona en esplendor pudoigualar esos logros, aunque el fútbol y, sobre todo,los arbitrajes eran bien distintos en esa época: los dosdefensores que mejor lo controlaron, el italiano Gentiley el peruano Reyna, hubiesen sido expulsados en el primertiempo con las reglas actuales. Pero eso no invalidaa Messi.La Selección parece ser la deuda pendiente de Messi. Yel parece no es casual. Cuando PáginaI12 nacía, Maradonaestaba próximo a cumplir 27 años, ya era campeón del

El fútbol entre dosmitos mundiales25 AÑOSPI62DeMaradonaa MessiPor Ariel GrecoEs muy probable que a Messi nunca se lo veadespotricando contra la FIFA, ni intentandoformar un sindicato de jugadores,Pablo Piovanoni insultando italianos porque silban el Himno.“Nunca saldrá otro Maradona.” La frasese escuchaba cada día. Diego Maradonaera el indiscutido rey del fútbol mundial. Diezmeses antes, en México, había llevado de la mano a laSelección Argentina a su segundo título mundial y habíaterminado de confirmar que al podio histórico deAlfredo Di Stéfano, Pelé y Johan Cruyff era necesariosumarle un nuevo pedestal. En Nápoles ya se había convertidoen un dios a la par de San Gennaro, el patronode la ciudad, luego del primer Scudetto de la historia delhumilde Napoli, logrado apenas unos días antes, el 10de mayo de 1987. Y miles de niños de diferentes partesdel mundo eran bautizados en su honor como Diego Armando–una nota de Clarín cuando Maradona cumplió50 años reflejó que hay 57 jugadores profesionales endistintas ligas del mundo con ese nombre–. Pero claro,ninguno igual. Jamás habría otro Maradona.Un año antes, ya había nacido Diego Armando Sinagra,pero su madre Cristiana todavía luchaba –y luchómuchos años más– para que el astro asumiera su paternidad.Y en abril de 1987 llegaba al mundo Dalma Nerea,su primera hija con Claudia Villafañe. Era evidente, nuncamás iba a surgir otro Maradona. Sin embargo, la historiafue diferente. Cuando PáginaI<strong>12</strong> empezaba a ver laluz, Celia Cuccitini disfrutaba en Rosario del último mesde su embarazo. Junto a su marido Jorge esperaba al tercervarón después de Rodrigo y Matías. El pequeño finalmentenació el 24 de junio y lo llamaron Lionel Andrés: 25años más tarde, casi nadie duda de que el mundo del fútbolestá ante el nuevo Maradona.En los hechos, Messi soporta con nota alta cualquiercomparación con el Maradona futbolista. Ya fue distinguidotres veces seguidas con el Balón de Oro al mejorjugador del mundo, premio que Maradona no pudo lograrporque en su época estaba limitado a jugadores europeos.Por caso, en 1986 se lo entregaron al ruso IgorBelanov. Con Barcelona, el rosarino ya ganó cinco vecesla liga de España, en tres ocasiones la ChampionsLeague y en dos oportunidades el Mundial de Clubes.Es el mayor anotador de la historia del club catalán yhace unos días se convirtió en el máximo goleador enuna misma temporada, al superar la marca del alemánGerd Müller de 1973. Ni el Maradona en esplendor pudoigualar esos logros, aunque el fútbol y, sobre todo,los arbitrajes eran bien distintos en esa época: los dosdefensores que mejor lo controlaron, el italiano Gentiley el peruano Reyna, hubiesen sido expulsados en el primertiempo con las reglas actuales. Pero eso no invalidaa Messi.La Selección parece ser la deuda pendiente de Messi. Yel parece no es casual. Cuando PáginaI<strong>12</strong> nacía, Maradonaestaba próximo a cumplir 27 años, ya era campeón del

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