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Revista - Página/12

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25 AÑOSPI44El fantásticocambio tecnológicodel cambio de sigloDel teléfonoa la InternetPor Mariano BlejmanEn el año 1987 las casas valían más si teníanteléfono. Algunas personas eran tratadas demanera diferencial: por ejemplo, si un médico se mudabaa una casa sin teléfono la línea era colocada con mayorceleridad. Si no, había que esperar uno, dos, tres añoshasta que llegara el cable. Los avisos en el diario en papeldecían “c/telef”. Veinticinco años después, ya casi nadiellama a los teléfonos de línea. Y es muy probable que enun futuro no muy lejano todos dejemos de usarlos. Peroen el año 1987 no había masivamente otra manera deinteractuar en tiempo real que no fuera con el teléfono.Salvo, claro, en algunos reductos vanguardistas, donde seusaban las líneas de teléfonos para conectar otros artefactostambién vanguardistas. “La web es a Internet lo que lallamada telefónica es al teléfono”, le había dicho el editorde la revista Wired Chris Anderson a PáginaI<strong>12</strong> un tiempoatrás en San Francisco. La web es el tránsito de informacióna través de una estructura que se comporta de formaorgánica. Y la tendencia cruzada parecería ser así: todolo que la cultura mundial ha ganado en libertad de expresión,pareciera haberlo perdido en derechos individualesa la privacidad y el anonimato.En 1987 sólo existía el correo electrónico por medio decomunicaciones telefónicas discadas, según recuerda JorgeAmodio, pionero de la conexión a la red, que ahora viveen Estados Unidos y trabaja en la “Internet de las cosas”.Cuando nació PáginaI<strong>12</strong>, existía un sistema inventadotres años antes por Tom Jennings que se llamaba FidoNety usaba la estructura telefónica para conectar unamáquina con otra,enviar los paquetesde información(mensajes de correosy posteos en foros). Lamáquina usaba un modemdial up, llamabapor teléfono a otra provinciao a otro país,enviaba y recibía lospaquetes comprimidoslo máximo posible ydescolgaba lo más rápidoque podía, puestoque las comunicacioneseran extremadamentecaras. Eran muypocas las personas quehacían esos llamadosinternacionales, y elresto de los usuarios seconectaba localmente.Si uno quería conectarseinternacionalmente, teníaque esperar que el responsabledel nodo local de FidoNetllamara por teléfono –por lo general enhorario nocturno– para subir y bajar datos. Hasta la llegadade la Internet comercial en 1995, FidoNet era el únicoservicio no privado para mandar mensajes entre Milnet,Arpanet y Minitel.Pobre Minitel, por cierto, el revolucionario inventofrancés hizo que la llegada de Internet se demorara: elconservadurismo galo vio con recelo el despliegue delgran monstruo norteamericano. Y se les hizo tarde. La redvenía para comérselo todo. El invento creado por VintCerf y Robert Kahn entre la academia y el ejército norteamericanoevolucionó desde comienzo de los ’70 hastaque en 1994 la red comercial abarató los costos de losmodem y las velocidades que pasaron de 300 bits por segundoa 56 mil bits por segundo. Ahora, gracias a la bandaancha las conexiones más básicas rondan los 25 millonesde bits (algo de 3 megas, digamos). La invocación a laburbuja de comienzos de 2000, cuando casi no había queexplicar qué era un navegador, aceleró el cableado delplaneta y mejoró la velocidad del tráfico de datos que –yase sabe– pasaron a ser digitales.En el año 2001, el emprendedor de Internet WencesCasares –que se llevó más de 500 millones de dólares vendiendoPatagon– le dijo a un grupo de emprendedores ar-

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