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Revista - Página/12

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Durante añares, los políticos se lapasaban diciendo que “la ciencia eraimportante”, pero no lo comprendían.Leandro TeysseireFinalmente parece que lo entendieron.es la función de los clásicos, ¿no? Por algo lo son.Y los clásicos no vienen solos: dos años antes, el 9de julio de 1992, el entonces presidente Menem, luegode una multitudinaria marcha por la educación públicay en repudio al proyecto de Ley de Federal deEducación, dijo: “Yo los llamo a la reflexión. El hornono está para bollos. Yo no estoy en contra de esta amplialibertad que se vive en la República Argentina.Pero no vaya a ser cosa que volvamos a tener otrocontingente de Madres de Plaza de Mayo reclamandopor sus hijos”. El entonces presidente añadió que “estasmovilizaciones son el territorio que aprovechanpara infiltrarse los terroristas” y mencionó a “losmiembros del Movimiento Todos por la Patria, quehicieron lo de La Tablada y andan sueltos por ahí”.De estas frases tampoco hay que olvidarse. Y finalmente,el 23 de septiembre de 1994, Domingo Cavallomandó a “lavar los platos” a los investigadores delConicet, que rechazaron un proyecto del Ministeriode Economía para privatizar el organismo. “Algunosde ellos dan vergüenza por la calidad con que se losselecciona. Hay que optimizar la selección, porque, sino, esto no camina”, dijo.Y dijo más: “En la Argentina deja muchísimo que desearcómo se han seleccionado los investigadores científicosy cómo trabajan, y basta leer los artículos en losdiarios; hay que leer artículos de gente que ostenta eltítulo de investigador del Conicet y que dan vergüenza,a mí como universitario, como una persona que ha dedicadomucho tiempo al estudio y a la investigación,me da vergüenza en muchos casos ver la calidad pobrísimade gente que se titula investigador del Conicet yque actúan en el ámbito de las universidades y cosaspor el estilo. Creo que en la Argentina se impone actuarcon seriedad, aquí hay que seleccionar muy bienquién queda en la carrera del investigador, hay que verqué aporte ha hecho, si ha estado diez años de investigadoro quince años de investigación, qué ha publicado,qué nuevo aporte hizo al conocimiento o a la aplicaciónde alguna técnica conocida pero adaptada al país;y a los que no hayan producido nada y que tengandiez, quince años hay que mandarlos a lavar los platos yque salgan de la carrera del investigador; si no empezamosa utilizar bien los recursos, obviamente el país nova a ir para adelante”.Y no hablaba en broma: el proyecto privatizador delConicet estaba en marcha, y quizá la reacción que produjoesa frase canallesca (cavallesca) consiguió frenarlo.Después, la Alianza, la crisis y la investigación científicahundiéndose, como todo.El gobierno de Néstor Kirchner empezó la reversiónde ese proceso. La Secretaría de Ciencia y Técnica acargo de Julio Del Bono empezó a ser apoyada con decretosy dinero; las becas aumentaban, la carrera delConicet se abría, la ciencia era tomada en serio. Luego,el gobierno de Cristina elevó la ciencia al rango de políticade Estado, al crear el Ministerio de Ciencia yTecnología.La verdad, no tengo ganas de hacer una lista de todaslas medidas a favor de la ciencia que se han tomado eneste tiempo. Durante añares, los políticos se la pasabandiciendo que “la ciencia era importante”, pero no locomprendían, y seguramente no lo creían. Finalmenteparece que lo entendieron. Y con entusiasmoPI43

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