12.07.2015 Views

Revista - Página/12

Revista - Página/12

Revista - Página/12

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Democracia política,dictadura económica25 AÑOSLa verdadúnicano admitedebatePor Raúl Dellatorresu vigencia se remonta a la segunda mitad de la décadadel 70. Pero sí cabría precisar que entre el lanzamientodel Plan Primavera (agosto de 1988) y el surgimiento delplan de convertibilidad (abril de 1991), el paradigma neoliberalalcanzó un grado de consenso tal que generó lascondiciones para su consolidación.En el lenguaje económico de la época, la inflación muyrápidamente pasó a ser la “híper”, explicada por un aumentodel <strong>12</strong>0 al 150 por ciento en pocos meses (de mayoa agosto de 1988) en los precios al consumidor y en losmayoristas. Las tarifas de los servicios públicos, con subasdel 15 al 20 por ciento en junio, acompañaban, mientrasque “la ineficiencia” en sus prestaciones era otro de lostópicos preferidos por los medios hegemónicos.Los “especialistas” opinaban, subrayando el “déficit” dedichas empresas y la “incapacidad del Estado” para hacerfrente a las inversiones necesarias para su modernización.Por otra parte, un “Estado deficitario” y con un nivel de“gasto público desmesurado” no podía tener otra consecuenciaque incrementar el nivel de endeudamiento públicoy realimentar “la espiral inflacionaria”, otro términoPI32¿Cuál era el debate económico hace 25 años?¿En qué medida reflejaba las preocupacionessociales de la época? ¿La agenda económica respondía aesas necesidades, o simplemente preparaban el campo paralo que se venía?La economía argentina había arrancado la década del80 en crisis, como consecuencia directa de la imposición,a sangre y fuego, del modelo de apertura y de predominiode los capitales financieros que se impuso de la mano de ladictadura y de Martínez de Hoz. El gobierno democráticode Raúl Alfonsín, con el Plan Austral (1985), dictaminóque el principal problema económico a combatir era la inflación,pero la experiencia del programa de estabilizaciónde la moneda terminó en un rotundo fracaso. Sin embargo,la vigencia del plan se estiró hasta agosto de 1988,cuando se lanzó el Plan Primavera, que no resultó una solucióna la crisis, sino su detonante.¿Cómo se reflejaba esa situación en la discusión económica?Con un cuadro de aceleración inflacionaria y un Estadoen quiebra, no fue difícil imponer en la opinión públicala sensación de caos y vacío de poder. Pero la inteligenciade los sectores dominantes estuvo dada en la formaen que se hizo la lectura de esa realidad, cómo se imputaronlas responsabilidades y cómo se señalaron los caminos“posibles”. En definitiva, la clave fue la forma en que, desdelos medios hegemónicos, se impuso “la agenda”, es decir,el debate económico.No sería exacto decir que a partir de 1988 se impone elpensamiento neoliberal en la economía argentina, porqueAntes de la batalla política, el neoliberalismoya había ganado la batalla cultural.El debate económico había quedadoresuelto antes de comenzar.de época. Mientras que auguraban “la quiebra del sistemaprevisional” al compás del desfinanciamiento del Estado.Los referidos “especialistas” no eran otros, obviamente,que los economistas que oficiaban de voceros de los gruposempresarios concentrados (CEMA, FIEL, Mediterránea).El propósito de sus argumentos también resultó claroal pasar el tiempo: ser funcionales a los intereses querepresentaban, que muy pronto serían los beneficiarios dela política de privatizaciones.La identificación del Estado con la ineficiencia en la gestión,incapacidad inversora y fuente de inestabilidad política,se contraponía a la de un empresariado eficiente, ávidode invertir si se le garantizaban “las condiciones y la seguridadjurídica” y de criterios homogéneos en cuanto a su visióndel mundo. Todo apuntaba a demostrar que había “unasalida natural” de la crisis. Los servicios públicos, el sistemajubilatorio y toda actividad que tuviera vinculación con elaparato productivo del país debía estar en manos privadas,que los modernizaría y les haría ganar en eficiencia.La simpleza argumental se complementaba con la posturacondenatoria a quienes se opusieran, incluidos lostrabajadores de las empresas públicas que enfrentaban laamenaza de perder sus puestos de trabajo. El discurso eco-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!