Irak-bush-bajo-la-lupa
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Alguien a quien no hay que perder de vista, el primer ministro de Malasia, doctorMahathir Bin Mohamed (quien le ganó la batalla conceptual sobre los "capitalesgolondrinos" a George Soros y al ex vicepresidente retirado AI-Gore), quien suele expresarmuchas veces los puntos de vista que China no puede proferir publicamente, propuso laadopción del diñar "oro" para el mundo islámico: mil 500 millones fíeles que desecharíanal dólar. El doctor Mahathir no sólo puso el dedo en la llaga del dolar, sino que se adelantóa sus exequias por medio de la propuesta de la readopción del patrón-oro (al estilo deBretton Woods, en 1944) que prefiere a la "canasta de monedas" (el dólar, el euro y elyen; faltaría el futuro de la divisa china) porque no previene ni las devaluaciones, ni lasrevaluaciones, ni las especulaciones de tipos como George Soros, a quien acusa de haberprovocado la "miseria en 40 millones de seres humanos" en la región asiática (NewStraits Times, 26 de diciembre de 2002). Se quedó corto: Soros afectó a 200 millones depersonas solamente en Indonesia, por el efecto Dragón que desencadenó; eso sin contara México, Brasil y Argentina donde el famoso criminal financiero (sentenciado en lostribunales de París) ha hecho de las suyas con la complicidad de la clase política instalada:un megaespeculador no puede subsistir sin la savia y la sabiduría del árbol genealógicodel poder. A la consabida correlación inversa entre el dólar y el oro, lo más interesanteradicará en el comportamiento del precio del oro negro que busca capturar el equipoBush en Irak y Arabia Saudita, que infligiría un daño colosal al euro y al yen, tanvulnerablemente dependientes de los petroprecios. A diferencia de las guerras anteriores,esta vez el caos medioriental atrapará a Estados Unidos en el contexto de su peor crisisfinanciera "visible" e "invisible" desde 1929. De acuerdo con nuestra hipótesis geopolíticofinanciera,el oro negro reflejará un triple valor: primero, su conocido valor geoestratégico;segundo, su valor de anclaje del dólar: si el petróleo se cotizara en euros, Estados Unidospagaría 20 por ciento más; y tercero, su futuro valor como probable estabilizador financieropara sumarse al ascenso solitario del oro amarillo. En medio de nuestra hipótesis de"guerra multidimensional" que se despliega en Irak (guerra energética, geopolítica yfinanciera contra el euro y el yen; y, a futuro, para contener las divisas de China e India),quizá sea más conveniente apreciar el valor del oro negro en su probable nueva correlacióncon el oro amarillo como salvavidas del naufragio del dolarcentrismo.2. Irak: ¿La Guerra Financiera del Dólar?(La Jornada; Bajo La Lupa: 08.01.03)La guerra contra Irak no es únicamente por la captura del petróleo. Se trata de una"guerra multidimensional" en varios frentes, entre los que destaca una lucha financieradel dólar contra sólidas divisas enemigas (euro, yen, yuan de China y rupia de India) que
se verían afectadas en sus cotizaciones por el alza del petróleo, del que tanto dependen.De todas formas, el dolarcentrismo se encuentra tan seriamente dañado que lo único enque puede beneficiar al billete verde su excursión neocolonial en Irak radica en impedirsu mayor deterioro, que se refleja notablemente en el alza abrupta del oro.¿Coincidirá la inevitable caída del dólar con la "inevitable" guerra contra Irak?No es ninguna novedad sentenciar que el déficit comercial de Estados Unidos hayaexpuesto en forma peligrosa al dólar, como aduce el columnista ultraconservador PaulCraig Roberts en The Washington Times (9 de enero), un periódico portavoz del nepotismodinástico Bush y propiedad de la secta Moon. Craig se detiene en el déficit comercial deEstados Unidos con China por 100 mil millones de dólares en bienes manufacturados, loque puede desembocar en el descenso abrupto de los estándares de vida en EstadosUnidos. Lo interesante de los asertos de Craig es que se centra en la coincidencia de lacaída del dólar con la guerra en Irak: "la caída del dólar dañaría tanto al mercado deacciones como al mercado de bonos y perjudicaría la recuperación económica: la agitacióneconómica en casa puede ser más importante que la victoria sobre Saddam Hussein".Stephen Jen, analista de la correduría Morgan Stanley, demuestra puntualmenteque el "dólar no es más el rey de las divisas" (17 de enero) y compara los dos ajustesprevios del billete verde: el de 1985-1989, que epitomizó el célebre Acuerdo Plaza del 22de septiembre de 1985, cuando se devaluó el dólar 30 por ciento frente al yen y el marcoalemán: y el de 1994-1995. Desde 1985, los "déficit gemelos" (fiscal y de cuenta corriente)están por romper, al primer trimestre de 2003, el 7 por ciento del PIB, y podrían alcanzar8 por ciento el año entrante. Jen sitúa el nuevo deslizamiento del dólar a partir de larenuncia del secretario del Tesoro, Paul O'Neil; a su juicio, "el estímulo fiscal en mediode una débil economía global exacerbará el déficit externo de Estados Unidos". ¿Loentenderán el equipo foxiano y sus aliados fundamentalistas del monetarismo del ITAM?Por alguna razón, Jen protege del estigma devaluatorio a uno de los "gobernadores"de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien en su famoso discurso ante el Club Nacionalde Economistas en Washington, el 21 de noviembre, abogó por la impresión masiva depapel moneda para paliar los signos ominosos de la deflación, consecuentes al estallidode la burbuja bursátil. Las bravatas monetaristas de Bernanke (como Greenspan, unultrahalconazo de las finanzas) resultaron contraproducentes: los capitales arreciaronla fuga. Bernanke pretendía aliviar la excesiva deuda de los consumistas consuetudinariosde Estados Unidos a costa de los acreedores extranjeros pagándoles con un dólar depapel chatarra. A partir de las expectoraciones del centralbanquista Bernanke, el oropasó de 317 a 358 dólares la onza.Por cada nueva onza de oro se han creado 6 mil 250 "nuevos dólares" y laadicción al consumo del capitalismo estadunidense llevó el ahorro a terrenos negativos: a
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se verían afectadas en sus cotizaciones por el alza del petróleo, del que tanto dependen.De todas formas, el do<strong>la</strong>rcentrismo se encuentra tan seriamente dañado que lo único enque puede beneficiar al billete verde su excursión neocolonial en <strong>Irak</strong> radica en impedirsu mayor deterioro, que se refleja notablemente en el alza abrupta del oro.¿Coincidirá <strong>la</strong> inevitable caída del dó<strong>la</strong>r con <strong>la</strong> "inevitable" guerra contra <strong>Irak</strong>?No es ninguna novedad sentenciar que el déficit comercial de Estados Unidos hayaexpuesto en forma peligrosa al dó<strong>la</strong>r, como aduce el columnista ultraconservador PaulCraig Roberts en The Washington Times (9 de enero), un periódico portavoz del nepotismodinástico Bush y propiedad de <strong>la</strong> secta Moon. Craig se detiene en el déficit comercial deEstados Unidos con China por 100 mil millones de dó<strong>la</strong>res en bienes manufacturados, loque puede desembocar en el descenso abrupto de los estándares de vida en EstadosUnidos. Lo interesante de los asertos de Craig es que se centra en <strong>la</strong> coincidencia de <strong>la</strong>caída del dó<strong>la</strong>r con <strong>la</strong> guerra en <strong>Irak</strong>: "<strong>la</strong> caída del dó<strong>la</strong>r dañaría tanto al mercado deacciones como al mercado de bonos y perjudicaría <strong>la</strong> recuperación económica: <strong>la</strong> agitacióneconómica en casa puede ser más importante que <strong>la</strong> victoria sobre Saddam Hussein".Stephen Jen, analista de <strong>la</strong> correduría Morgan Stanley, demuestra puntualmenteque el "dó<strong>la</strong>r no es más el rey de <strong>la</strong>s divisas" (17 de enero) y compara los dos ajustesprevios del billete verde: el de 1985-1989, que epitomizó el célebre Acuerdo P<strong>la</strong>za del 22de septiembre de 1985, cuando se devaluó el dó<strong>la</strong>r 30 por ciento frente al yen y el marcoalemán: y el de 1994-1995. Desde 1985, los "déficit gemelos" (fiscal y de cuenta corriente)están por romper, al primer trimestre de 2003, el 7 por ciento del PIB, y podrían alcanzar8 por ciento el año entrante. Jen sitúa el nuevo deslizamiento del dó<strong>la</strong>r a partir de <strong>la</strong>renuncia del secretario del Tesoro, Paul O'Neil; a su juicio, "el estímulo fiscal en mediode una débil economía global exacerbará el déficit externo de Estados Unidos". ¿Loentenderán el equipo foxiano y sus aliados fundamentalistas del monetarismo del ITAM?Por alguna razón, Jen protege del estigma devaluatorio a uno de los "gobernadores"de <strong>la</strong> Reserva Federal, Ben Bernanke, quien en su famoso discurso ante el Club Nacionalde Economistas en Washington, el 21 de noviembre, abogó por <strong>la</strong> impresión masiva depapel moneda para paliar los signos ominosos de <strong>la</strong> def<strong>la</strong>ción, consecuentes al estallidode <strong>la</strong> burbuja bursátil. Las bravatas monetaristas de Bernanke (como Greenspan, unultrahalconazo de <strong>la</strong>s finanzas) resultaron contraproducentes: los capitales arreciaron<strong>la</strong> fuga. Bernanke pretendía aliviar <strong>la</strong> excesiva deuda de los consumistas consuetudinariosde Estados Unidos a costa de los acreedores extranjeros pagándoles con un dó<strong>la</strong>r depapel chatarra. A partir de <strong>la</strong>s expectoraciones del centralbanquista Bernanke, el oropasó de 317 a 358 dó<strong>la</strong>res <strong>la</strong> onza.Por cada nueva onza de oro se han creado 6 mil 250 "nuevos dó<strong>la</strong>res" y <strong>la</strong>adicción al consumo del capitalismo estadunidense llevó el ahorro a terrenos negativos: a