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Virgen Maria completa - Escritura y Verdad

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La <strong>Virgen</strong> María, página 90En los cuales tal vez no advirtió el gran místico que transfería el pensamiento de lamediación religiosa a una esfera en la cual no solamente resultaba disminuido sinodirectamente desprovisto de su profundo significado. La idea de Cristo mediador, comoaparece en los escritos de pensamiento más denso del Nuevo Testamento, los de Pablo yJuan, se relaciona con el grave problema de cómo es posible que lo divino como tal entreen contacto con lo humano. ¿Dónde hallar un punto de encuentro entre lo infinito y lofinito, lo trascendente y lo creado, la eternidad y el tiempo? El problema tenía profundosreflejos filosófico-teológicos, que aparecen ya claramente en la doctrina filoniana delVerbo. La solución de este problema es el Hombre-Dios. El primer gran teólogocristiano, Ireneo, planteó con perfecta claridad el problema en sus términos definitivos :para que Cristo pueda ser el mediador de la vida eterna y divina para los hombres, debeser “vere homo et vere Deus”, verdaderamente hombre y verdaderamente Dios. ¿Peroesta síntesis de la fe no disolvía nuevamente tal vez, en las piadosas observaciones de SanBernardo, que transferían a Cristo, por así decirlo, enteramente al plan divino, yagregaban la capacidad mediadora de María en su “pura humanidad”? Aquella que es“puramente humana” ¿podrá jamás ser mediadora de lo divino a la humanidad?En realidad, el concepto mismo de la mediación había experimentado una transformaciónfatal, transfiriéndose del plano metafísico-religiosos, sobre el cual lo había elaborado elcristianismo griego, al ético-jurídico, y casi se diría político, propio del cristianismolatino. La relación con lo divino está representada aquí según la analogía de lasrelaciones jerárquicas propias de la sociedad feudal : Dios es la majestad suprema, a lacual no se puede llegar sino por la vía jerárquica. Por medio del Hijo, que tiene las llavesdel corazón, y está situado por su encarnación, cerca de los pecadores, se puede tener laseguridad de tener acceso al trono de gracia ; y si Cristo está aún demasiado cerca de lamajestad del trono, ahí está María, que tiene el poder natural de la madre sobre el hijo, yestá, por su pura humanidad, más cerca de nosotros. ¿Y si no bastara tampoco con lamadre? Están los santos. San Alfonso de Ligorio, llevando a su culminación el sistema dela intercesión jerárquica de la corte celestial, declara expresamente que todas lasintercesiones de los santos deben pasar por María. 159 Se <strong>completa</strong>, pues, la serie : lossantos interceden ante María, la cual ruega a su Hijo, al cual el Padre no puede negarlenada.Aún se fue más lejos. Un libro de piedad, anónimo, que tuvo gran boga a fines de la EdadMedia, el Speculum humanae salvationis, afirma que Cristo ha dividido su reino con sumadre, reservándose la justicia y confiándole a ella la misericordia :Regnum suum in duas partes divisit : una partem retinuit, alteram <strong>Maria</strong>ecommisit. 160Sin embargo, María no se abstiene de intervenir también en la otra parte del reino, la dela justicia. Ella “refrena al Hijo”.159 Le Glorie di María, I, p. 145.160 Citado por el R. P. Rondet, Marie Corédemptrice, p. 159, que considera “cette idéepar trop simpliste”.

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