La <strong>Virgen</strong> María, página 30ilimitado: "Dios sufrió por nosotros, Dios fue crucificado por nosotros". Estasexpresiones, en su sentido lato, podían significar que la divinidad misma, en su infinitagrandeza y serenidad, se había tornado accesible al sufrimiento y la muerte; ¿y no era talvez afirmación excesiva? Ya hacia mediados del siglo III, Tertuliano se escandalizabaante la cristología modalista de Praxea, que no señalaba con suficiente claridad los límitesentre el Padre y el Hijo: "Praxea en Roma ha cometido dos delitos", rugía el granafricano: "¡ha crucificado al Padre y ha roto al Espíritu Santo!" Aludía, como es sabido, asus amados montanistas inspirados, combatidos por Praxea.¿En que sentido se puede decir que Dios fue crucificado, o que Dios nació de la <strong>Virgen</strong>María? He aquí el problema que preocupa a las mentalidades del siglo V; y el apasionadoacaloramiento que acompaña a las oscilaciones de la doctrina muestra que el problema noera sólo una arbitraria abstracción teológica, sino que envolvía a la fe viva y la piedad. Ladiscusión se concentra, en su primera fase, en la persona del arzobispo de Constantinopla,Nestorio, y del arzobispo de Alejandría, Cirilo, y termina con el concilio de Éfeso y lacondena de Nestorio, en su segunda fase de desarrolla entre el partido nestorianomoderado, que tiene su base en la escuela de Antioquia, y el archimandritaconstantinopolitano, Eutico, y termina con una fórmula de conciliación, sugerida por elgenio teológico y diplomático del primer obispo de Roma que tuvo realmente estaturapapal, León I, y sustancialmente adoptada por el Concilio de Calcedonia.Las primeras reservas con respecto al término Theotókos no se remontan a Nestorio, sinoa su maestro Teodoro de Mopsuestia, colega en el sacerdocio de Juan Crisóstomo, luegoobispo durante treinta años de la ciudad de la cual toma su nombre, en Cilicia, y muertoen olor de ortodoxia y en medio de gran veneración en el 428. Combatiendo las ideasexpresadas el siglo anterior por Apolinario (el cual al enseñar la unión del Verbo con uncuerpo humano sin alma racional, negaba en realidad la verdadera humanidad de Cristo),Teodoro reivindicaba la plenitud de la humanidad de Jesús, cuerpo y alma racional,afirmando que María había dado a luz a Jesús, pero no al Logos, el cual ha existidosiempre y no tiene principio, si bien moró en forma muy particular en Jesús. María es,pues, propiamente la madre de Cristo, y no la madre de Dios. No se le puede llamarMadre de Dios sino en sentido figurado, y porque Dios está en sentido muy particular enCristo. Ella dio nacimiento, pero todavía imperfectamente, puesto que Cristo no fuedeclarado Hijo de Dios sino después de su bautismo. Según Teodoro, pues era algo sinsentir que Dios había nacido de una virgen; lo que nació de María no fue Dios, sino eltemplo en el cual Dios hizo su habitación. 35Elevado a la sede episcopal de Constantinopla en el 428, Nestorio halló los ánimosdivididos, entre los que llamaban a María "madre de Dios" y los que querían darlesolamente el nombre de "madre del hombre" Jesús (antropotókos) y trató de conciliarlos,según escribe él mismo proponiendo el apelativo obvio de Madre de Cristo, Según otraversión, habría sido el propio Nestorio quien dividió los ánimos, sugiriendo sus dudassobre la expresión "Theotókos", generalmente admitida. Sea como fuere, los ánimos seagitaron y Nestorio debió precisar su doctrina en algunas homilías, en las cuales35 Hefele-Leclerq, Histoire des Conciles, Paría, 1908, vol. II, parte I, p. 233.
La <strong>Virgen</strong> María, página 31declaraba que Cristo es doble en sus naturalezas, pero uno en la honra que se le tributa."Cuando la santa <strong>Escritura</strong> habla del nacimiento de Cristo y de su muerte, no lo llamaDios, sino Cristo o Jesús, o Señor, denominación que conviene a las dos naturalezas.María debe ser llamadas Christotokos, porque al engendrar al Hijo de Dios engendró unhombre que, por su unión con el Hijo de Dios puede ser llamado Hijo de Dios. En esesentido se puede decir que el Hijo de Dios murió, pero no se puede decir: murió Dios . . .Nosotros queremos mantener intacta, pero sin confusión, la unión de las dos naturalezas;queremos reconocer a Dios en el hombre y venerar a este hombre unido a Dios de unamanera divina; lo cual lo hace digno de nuestras oraciones". 36 En otra predicaciónagregaba que quien enseña de manera absoluta que Dios nació de la <strong>Virgen</strong> María,ridiculiza el dogma cristiano a los ojos de los paganos, los cuales podían responder: "Yono puedo orar a Dios que nació, que murió, que fue sepultado". Pero buscando calmar asus adversarios, y hallar una vía de conciliación, declaraba asimismo que "lo que nació demujer no es solamente Dios o solamente el hombre, sino la humanidad unida a ladivinidad"; y se declaraba dispuesto también a aceptar el título de Madre de Dios,siempre que se lo entendiera claramente en el sentido indicado por él. 37 Y escribiendo alpapa Celestino, le propuso la siguiente fórmula: "Las dos naturalezas que, perfectamenteunidas entre sí y sin confusión, son adoradas en la persona única del Unigénito" (utraquenatura quae per conjuctionem summam et inconfusam in una persona unigenitiadorantur): fórmula que es muy difícil decir en qué pueda distinguirse de la que luegosería la fórmula ortodoxa de Calcedonia, y que era simplemente la fórmula de la feromana. 38Estas citas indican claramente cuáles eran las preocupaciones de Nestorio. El no negabala realidad de las dos naturalezas, ni la unión de ambas en la persona de Cristo, peroquería que se distinguiera entre ellas; negaba que la divinidad "en sí" pueda nacer ysufrir; y aceptaba en algunos casos la expresión Theotókos, pero la rechazaba en elsentido herético de que la "divinidad en sí" pueda tener madre. 39 Nestorio concebía launión de lo divino y lo humano de Cristo, como la unión moral, espiritual de un hombresanto con el Hijo de Dios, descendido para habitar en él como en un templo. Jesús yCristo, en último análisis, eran dos personas distintas, íntimamente unidas por unavoluntad santa, y que debían ser honradas como una sola. La paradoja de la encarnaciónera peligrosamente sorteada, y la Iglesia tomando todo en consideración, no podía dejarde rechazar la cristología nestoriana como excesivamente próxima al espíritu delarrianismo.Pero si era fácil rechazar una solución inadecuada, no era tan fácil una que fuerasatisfactoria en todos sus aspectos. Apenas se considera seriamente la unión del Verbo ydel Hombre en Jesucristo, y se trata de concebir claramente esa unión, se presentainevitablemente el pensamiento de que la humanidad de Jesús fue como absorbida,36 Homilías, trad. Marius Mercator, P. L., 48, 763.37 Hefele, II, 1, 242.38 Epistula II Nestorii ad Coelestium, Mansi, IV, 1024, cf. Harnack, Storia del Dogma,trad. Ital. Vol. IV, p. 221.39 Así Hefele, II, 1, 246-247.
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