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Virgen Maria completa - Escritura y Verdad

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La <strong>Virgen</strong> María, página 29sobrio juicio histórico ha de reconocer su total falta de consistencia. La intensa laborrealizada por los eruditos sobre las fuentes extracanónicas de la vida de Jesús, con laayuda de preciosos hallazgos de papiros, no ha hecho sino confirmar lo que siempre hasido la convicción de la Iglesia: que todo lo que podemos saber de Jesús, aparte dealgunos dichos de poco valor <strong>completa</strong>mente secundario, está contenido en los libroscanónicos del Nuevo Testamento. Y esto es cierto también de la <strong>Virgen</strong> María.La <strong>Virgen</strong> MaríaCapítulo 3La Madre de DiosEn el año 325, sólo doce años después de la victoria política del cristianismo, el Conciliode Nicea, condenando las ideas de Arrio, definía la "consubstancialidad" de Dios Hijocon el Padre, esto es, la perfecta divinidad de Jesús. Como consecuencia de aquelladefinición, María pudo ser llamada en cierto sentido, la Madre de Dios (Theotokos). Noes posible indicar con seguridad el origen de este adjetivo que, según una afirmación noverificable del historiador Sócrates, se remonta a Orígenes, y es empleado muchas veces,por cierto, por Atanasio, el gran promotor de la ortodoxia nicena. La intención originaldel título Theotókos (Deipara, Dei genitrix) no es glorificar a la <strong>Virgen</strong> María, sinoexpresar con un término claro, terminante, popular la verdadera humanidad divina deCristo: Dios, en Cristo se hizo hombre en un sentido tan preciso y realista, que se puededecir que María es su madre. Esta expresión es una paradoja en la cual la fe se complace,adorando en ella la humillación de Dios, descendido al mundo "en forma de siervo" (Fil.2:7) para salvar a los hombres. Por lo demás, no parece que en todo el siglo IV el título"Madre de Dios" haya tenido gran difusión, a no ser en Egipto: Alejandría había sido yaen los siglos anteriores el crisol espiritual de una cristología mística bastante radical,mientras en las discusiones de los siglos IV y V la escuela de Antioquía, y con ella laIglesia anatólica, representa, en contra de aquella, las exigencias de la sobriedad crítica yde un moderado racionalismo teológico.En torno al título Theotókos se desarrollaron, en la primera mitad del siglo V, las disputasteológicas más vivas, y aun violentas, las que, turbadas y envenenadas por rivalidadesentre sedes patriarcales e intervenciones de la autoridad política, hallaron su arreglo,limitado a la doctrina que nos ocupa, en los concilios de Efeso (431) y de Calcedonia(451).También en esas discusiones lo que está en juego es, esencialmente, la cuestióncristológica. María no es el objeto directo de las mismas. Su persona, la preocupación porsu "honor", no tienen parte alguna, al menos oficialmente. El verdadero problema es el dedefinir exactamente el concepto niceno de la identidad sustancial de Cristo con Dios(omosousia), evitando interpretaciones insuficientes o excesivas, que puedan perturbar lafe. Entre éstas la expresión "la madre de Dios" no era la más atrevida. Desde los primerossiglos, los cristianos habían repetido con un estremecimiento de horror sacro y de amor

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