Virgen Maria completa - Escritura y Verdad

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La Virgen María, página 126misión de representar, en la nueva fase de la civilidad, los valores, aunque sólo fueranprofanizados, del antiguo culto de Osiris.Si hemos recordado este episodio de la historia religiosa del mundo mediterráneo, no lohemos hecho para establecer un paralelo con el posible curso de la veneración mariana ;demasiado inciertas son las confrontaciones que se quiere establecer en el terreno de lasreligiones comparadas ; pero no se puede negar que hay cierto sabor de analogía. A vecesparece que, en el catolicismo, la figura de Jesucristo, como símbolo religioso central,hubiera sufrido cierto desleimiento : tal vez también Jesús ha llegado a ser demasiadoexclusivamente el Señor del más allá y el Juez del juicio final. Para devolver a Cristo suincomparable grandeza, como iniciador y Señor de una nueva humanidad, sería necesarioun proceso de revisión dogmática, litúrgica, ética, para el cual el catolicismo se hamostrado incapaz muchas veces. El único camino que queda abierto es el de sustituir lossímbolos en vías de deterioro psicológico por otros más nuevos y frescos. Tal vez seafatal que en el catolicismo se demanden siempre al culto de la Virgen María aquellosvalores cristianos de humanidad, de compasión de elevación interior, de los cuales aquelse siente todavía depositario. Naturalmente, Cristo no será olvidado. Quedará como elcentro de los honores oficiales. María será aún concebida como la mediadora entre él ylos hombres. Se seguirá diciendo que por María se llega a Cristo. Pero la verdaderafuerza difusora y persuasiva, la verdadera fascinación religiosa, la función efectiva depolarizar eficazmente la fe, el amor, la devoción de las multitudes, serán ejercidasenteramente por la Virgen María. Aquel día se podrá decir que en el catolicismo elcristianismo habrá cedido el campo a una religión distinta.La Virgen MaríaApéndice 1La definición del dogma de la asunción y sus repercusiones ecuménicasEl 15 de agosto de 1950, el papa Pío XII anunció su intención de definir, en el día deTodos los Santos, la doctrina de la asunción de la bienaventurada Virgen como dogmarevelado. La declaración papal puso término a las inseguridades que aún subsistían,acerca de la posibilidad y la oportunidad de tal definición.Hasta último momento no habían faltado admoniciones y llamados a fin de que elsupremo magisterio no se empeñara en una definición teológicamente problemática,religiosamente inútil, y perjudicial para las relaciones de la Iglesia católica con las otrasconfesiones cristianas. En particular, conviene recordar, por su importancia, tres artículosdel teólogo de Würzburg, Prof. Berthold Altaner, 222 que al parecer hicieron tanta222 Theologische Revue, Múnster, años 44 (1948) Nº 3; 45 (1949) Nº 3; 46 (1950) Nº 1;han sido reproducidos, en sus partes esenciales, en la colección de artículos y documentospublicada por Friedrich Heiler con el título: Das neue Mariensdogma im Lichte der

La Virgen María, página 127impresión, que todavía en el mes de julio, el P. Filograssi, S. J., pudiera ser devuelta. 223Pero en conjunto las oposiciones fueron pocas.En la Encíclica Deiparae Virginis Mariae, del 1º de mayo de 1946, el papa Pío XII habíapreguntado a los obispos de todo el mundo católico si consideraban definible el dogma dela Asunción, y su clero y los files lo deseaban. El 90% de los obispos respondieronafirmativamente, cerca de 70 no respondieron, y solamente 22 dieron una respuestanegativa o dubitativa. 224 Aun en el solemne Consistorio celebrado la víspera de laproclamación, la votación arrojó algunos “non placet”: tres, según la información de Fr.Heiler. 225 La amplitud del consenso del mundo católico, la expectativa del Año Santo de1950, vencieron los escrúpulos de la crítica histórica y teológica; y la definición seprodujo.La definición tuvo lugar con gran solemnidad el 1º de noviembre de 1950. El papa,sentado en su trono, delante de la basílica de San Pedro, escuchó el pedido del decano delcolegio de cardenales, en nombre de la catolicidad, de que proclamara con su juicioinfalible por las promesas de Cristo (ex Jesu Christi pollicitationibus fallenti nunquam) eldogma de la Asunción. Respondió rogando invocar al Espíritu Santo, y tomó parte derodillas, en el Veni Creator Spiritus. Invocación puramente ritual : la BulaMunificentissimus Deus estaba ya pronta, y fe leída por el papa, ante dos micrófonos deoro, donados para la ocasión. A la lectura siguió la oración compuesta por el papa enhonor de la Asunción, y el solemne Te Deum. La proclamación fue acogida con elrepique de las campanas de San Pedro y de todas las iglesias de Roma, mientras en elJanículo se disparaban 26 cañonazos, y se echaban a volar 2000 palomas comomensajeras simbólicas al mundo entero, y la multitud prorrumpía en gritos de “¡Viva laMadonna, viva el Papa!” 226La definición en sí es, dogmáticamente, asaz sobria :“Por esto, después de haber dirigido a Dios súplicas y oraciones e invocando la luz delEspíritu de Verdad, a la gloria de Dios Omnipotente, que ha extendido su particularGeschichte und im Urteil der Oekumene, fascículo especial de la revista OekumenisheEinheit, dirigida por él, año II, Nº 2-3, pp. 49-60.223 Tomamos la noticia del citado fascículo de Oekumenische Einheit, segunda parte, p.228, que reproduce el texto de la Korrespondenzblatt für die Alumnen des CollegiumUngaricum, dic. 1950, p. 71.224 El porcentaje ha sido calculado por Heiler en su artículo : Das neue Mariendogmaetc., p. 32, cf. ibid., p. 219 y Protestantesimo, año Vi (1951), Nº 1, p. 18, nota 102. Elporcentaje del 98.2% dado por Roschini en su libro Il dogma dell’ Assunzione (Roma,1950, p. 29) no toma en cuenta las abstenciones.225 Oekum. Einh., cit., p. 32.226 El texto de la bula y de la alocución papal en el Sacro Consistorio del 30 de octubre, elinforme de la ceremonia de la proclamación, la Alocución a los cardenales del 2 denoviembre y la nueva liturgia de la misa para la fiesta de la asunción están contenidos enlas Actas Apostolicae Sedis, An. 42, Nº 15, 4 de noviembre 1950. Para la definiciónpropiamente dicha véase también Densinger, Enchiridion Symbolorum, Nº 3031-3033.

La <strong>Virgen</strong> María, página 127impresión, que todavía en el mes de julio, el P. Filograssi, S. J., pudiera ser devuelta. 223Pero en conjunto las oposiciones fueron pocas.En la Encíclica Deiparae Virginis <strong>Maria</strong>e, del 1º de mayo de 1946, el papa Pío XII habíapreguntado a los obispos de todo el mundo católico si consideraban definible el dogma dela Asunción, y su clero y los files lo deseaban. El 90% de los obispos respondieronafirmativamente, cerca de 70 no respondieron, y solamente 22 dieron una respuestanegativa o dubitativa. 224 Aun en el solemne Consistorio celebrado la víspera de laproclamación, la votación arrojó algunos “non placet”: tres, según la información de Fr.Heiler. 225 La amplitud del consenso del mundo católico, la expectativa del Año Santo de1950, vencieron los escrúpulos de la crítica histórica y teológica; y la definición seprodujo.La definición tuvo lugar con gran solemnidad el 1º de noviembre de 1950. El papa,sentado en su trono, delante de la basílica de San Pedro, escuchó el pedido del decano delcolegio de cardenales, en nombre de la catolicidad, de que proclamara con su juicioinfalible por las promesas de Cristo (ex Jesu Christi pollicitationibus fallenti nunquam) eldogma de la Asunción. Respondió rogando invocar al Espíritu Santo, y tomó parte derodillas, en el Veni Creator Spiritus. Invocación puramente ritual : la BulaMunificentissimus Deus estaba ya pronta, y fe leída por el papa, ante dos micrófonos deoro, donados para la ocasión. A la lectura siguió la oración compuesta por el papa enhonor de la Asunción, y el solemne Te Deum. La proclamación fue acogida con elrepique de las campanas de San Pedro y de todas las iglesias de Roma, mientras en elJanículo se disparaban 26 cañonazos, y se echaban a volar 2000 palomas comomensajeras simbólicas al mundo entero, y la multitud prorrumpía en gritos de “¡Viva laMadonna, viva el Papa!” 226La definición en sí es, dogmáticamente, asaz sobria :“Por esto, después de haber dirigido a Dios súplicas y oraciones e invocando la luz delEspíritu de <strong>Verdad</strong>, a la gloria de Dios Omnipotente, que ha extendido su particularGeschichte und im Urteil der Oekumene, fascículo especial de la revista OekumenisheEinheit, dirigida por él, año II, Nº 2-3, pp. 49-60.223 Tomamos la noticia del citado fascículo de Oekumenische Einheit, segunda parte, p.228, que reproduce el texto de la Korrespondenzblatt für die Alumnen des CollegiumUngaricum, dic. 1950, p. 71.224 El porcentaje ha sido calculado por Heiler en su artículo : Das neue Mariendogmaetc., p. 32, cf. ibid., p. 219 y Protestantesimo, año Vi (1951), Nº 1, p. 18, nota 102. Elporcentaje del 98.2% dado por Roschini en su libro Il dogma dell’ Assunzione (Roma,1950, p. 29) no toma en cuenta las abstenciones.225 Oekum. Einh., cit., p. 32.226 El texto de la bula y de la alocución papal en el Sacro Consistorio del 30 de octubre, elinforme de la ceremonia de la proclamación, la Alocución a los cardenales del 2 denoviembre y la nueva liturgia de la misa para la fiesta de la asunción están contenidos enlas Actas Apostolicae Sedis, An. 42, Nº 15, 4 de noviembre 1950. Para la definiciónpropiamente dicha véase también Densinger, Enchiridion Symbolorum, Nº 3031-3033.

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