La <strong>Virgen</strong> María, página 110considerablemente debatida y madurada, como la corredención. Hemos citado ya ladeclaración de Pío IX sobre la íntima unión de la Madre con el Hijo en sus entregas. LeónXIII, en un pasaje de interpretación discutida, declara, que como María estuvoministerialmente presente (administra fuerat) en el sacramento de la redención humana,así está ministerialmente presente (administra est) en la gracia de él derivada : el pasajecomo se ve, no define en qué sentido participó María (no adfuit tantum, sed interfuit) enlos sufrimientos redentores de Cristo, y sólo afirma claramente su mediación universal. 191Pío X hace suyo el axioma mariológico, pero con una importante atenuación : “María,como se suele decir, nos merece de congruo las cosas que Cristo mereció decondigno”. 192 Evidentemente, la diferencia en los tiempos de los verbos no deja de tenersignificado : María merece hoy, en el presente, en su obra de distribuidora de las gracias,aquella salvación que Cristo mereció una vez para siempre, en el pasado, sobre la cruz.Los sostenedores de la corredención integral se esfuerzan por demostrar que las palabrasdel pontífice no excluyen la corredención objetiva. Benedicto XV, más categóricamente,declara que la presencia de María en el Calvario “no fue sin el divino consejo”. Y que alsufrir con él, y caso morir con él (paene commortua), inmoló a su Hijo, “de tal maneraque se puede decir justamente que ella redimió con Cristo al género humano” (ut dicimerito queat Ipsam cum Christo humanun genus redimisse) : si bien, en rigor, estasexpresiones no implican necesariamente la corredención objetiva, y las palabras “sepuede decir” invitan a no dar a la frase un sentido demasiado riguroso. 193 Pío XI declaraque “la <strong>Virgen</strong>, madre benignísima de Dios, después de habernos dado a nuestro redentorJesús, y después de haberlo criado, lo ofreció en sacrificio en la cruz, y por una arcanaconjunción con Cristo y por una gracia enteramente singular fue y es llamada por élreparadora”; 194 declaración en la cual es difícil no ver la corredención propiamente dicha.Finalmente, Pío XII, mientras repite con sus antecesores que María ofreció a Jesús enholocausto, junto con el holocausto de sus derechos maternales y de su amor materno, selimita a afirmar que con este sacrificio María ha merecido el título de madre de losmiembros de su cuerpo ; y que “asociada como madre y ministra al Rey de los mártires,en la obra inefable de la redención humana, está asociada con él para siempre con unpoder casi inmenso, en la distribución de las gracias derivadas de la redención” : palabrasestas últimas que son netamente favorables al sentido limitativo de la corredención“subjetiva”. 195 En presencia de estos textos, se debe decir que la Santa Sede, sincomprometerse a fondo, por lo menos no hace nada para desalentar una definición de lacorredención de María en sentido pleno, y que, renunciando a su función tradicional demoderadora de la evolución dogmática, se encuentra, con respecto a esta doctrina, casi ala vanguardia. Tal impresión se acentúa si se considera que el título “corredentora”desconocida antiguamente en el uso eclesiástico, es ahora común, y ya ha sido191 Encíclicas : Adiutricem populi, sobre Rosario (a. A. S., 1895, p. 130 sgs.) y Partahumano generi (A. A. S., 1901-2, pp. Sgs.).192 Encicl. Ad diem illum (a. A. S., 1903-4, pp. 453 sgs).193 Encicl., Inter. Sodalicia (a.a.S., 1918, p. 181).194 Encicl. Miserentissimus Redemptor (1928) ; cf. Roschini, II, 1, p. 279.195 La primera declaración se halla en la incíclica Mystici Corporis (1943), ed. Tromp.Roma, 1948, p. 65; la segunda, en el discurso radiofónico al pueblo lusitano, para lacelebración de la Fátima (1946).
La <strong>Virgen</strong> María, página 111convalidado por una serie de aprobaciones del Santo Oficio (desde 1913) y de laCongregación de los Ritos (desde 1908). 196 Es fácil prever, por lo tanto, que prosiguiendola evolución mariana en sentido cada vez más radical, y acentuándose la presión de laopinión pública, ahora ya acostumbrada a este privilegio mariano, en un futuro más omenos lejano la corredención de María será definida como dogma en el sentido másriguroso que hemos visto : y el mundo sabrá que no ha sido salvado por el únicoRedentor y Señor Jesucristo, sino por la pareja única, indisolibili vinculo conjiuncta decristo y de su Madre y esposa, María.No es fácil ver qué interés religioso y especulativo pueda tener la corredención de María.Se ve bien la acción de un impulso genérico hacia la glorificación cada vez más ilimitadae hiperbólica de la madre de Jesús, para la cual ningún título parece excesivo oexagerado, y todo nuevo honor, apenas propuesto, puede considerarse aceptado sin más,y sus opositores deben prepararse para ser denunciadas como menospreciadores deMaría. Pero realmente, en materia de “glorias”, María tenía ya más que suficientes, sinque hubiera necesidad de acuñar un nuevo título, que en su genérico carácter elogioso,suena, más aún que algunos de los anteriores, como una impiedad. Entonces, ¿por qué?¿y para qué? ¿Qué puede agregar la cooperación de María a la perfección de la redencióncumplida por Cristo en la cruz?Escuchemos las explicaciones de un dominico francés :“¿Qué agrega el sufrimiento de María al de Jesús? Integra <strong>completa</strong>mente el sufrimientode la humanidad. La satisfacción efectuada por estas dos ofrendas es no ya más meritoria(no siendo, por lo demás, meritoria la segunda sino en virtud de la primera), sino más ricaen humanidad. La presencia y el dolor de María dan a la pasión de Cristo un acento deintensidad (un surcroix d’intensité) y sobre todo una calidad humana, que le habríafaltado. El hecho de sufrir en común como de gozar en común, no sólo aumenta lacantidad del sufrimiento, sino que hace vibrar nuevas cuerdas. A una redención quequiere ser la ofrenda a Dios de todo el dolor humano, le hubiera faltado el sufrimiento deMaría. Jesús podía sufrirlo todo, menos la compasión por sus propios dolores. Esnecesario que todo hombre encuentre en la cruz el ejemplo de lo que debe sufrir parareparar sus sentimientos culpables y sus pasiones. La separación violenta de dos seres quese aman : ¿qué sería la muerte, si no fuera esto?“Y si queremos ir más allá en la misma dirección, a fin de que afectara a todo el hombre,era necesario que en el cumplimiento de la obra misma de la redención estuvieranpresentes el hombre y la mujer, y que cada uno de ellos tuviera su propia parte. Enaquella obra de exaltación de la naturaleza humana, que es la Encarnación, la mujer fueexaltada con el hombre, habiendo sido hecha madre de Dios por la misma gracia quehacía al hombre Hijo de Dios. Y en esa obra de reparación del hombre que es laredención, la mujer sufrió voluntariamente con el hombre, ofreciendo la compasión conla pasión de Cristo. Es el misterio de la nueva Eva. El único vínculo con el cual la nuevaEva podía ser unida al nuevo Adán era el de la maternidad. Pero la idea de asociar a la196 Cr. Roschini, Mariología, II, 1, p. 392.
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