BiodiversidadSistemas <strong>de</strong> información sobre biodiversidadLos archivos <strong>de</strong> lavidapor Gabriel Stekolschik | gstekol@<strong>de</strong>.fcen.uba.arPorque no pue<strong>de</strong> protegerse lo que no se conoce, laconservación <strong>de</strong> la diversidad biológica <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>lacceso fácil y oportuno a información relevante y <strong>de</strong>calidad acerca <strong>de</strong> los millones <strong>de</strong> especies que pueblannuestro planeta. La reticencia <strong>de</strong> los investigadores aaportar sus datos es el mayor problema.Faltan ImagenesVenado <strong>de</strong> las pampas, especie emblemática <strong>de</strong> los pastizales.El número <strong>de</strong> especies que viven en laTierra es enorme y <strong>de</strong>sconocido. Unamedida <strong>de</strong> esa ignorancia es que lasestimaciones <strong>de</strong> los expertos acerca <strong>de</strong>cuál es la cantidad total oscilan entre loscinco y los treinta millones.“Si ignoras el nombre <strong>de</strong> las cosas, <strong>de</strong>saparecetambién lo que sabes <strong>de</strong> ellas”escribía en 1755 Carlos Linneo, el botánicosueco que sentó las bases <strong>de</strong> lamo<strong>de</strong>rna clasificación <strong>de</strong> los seres vivosy que, también, propuso el sistema binomial(<strong>de</strong> dos nombres) para <strong>de</strong>signara cada especie. La nomenclatura“linneana” logró evitar la imprecisión<strong>de</strong> los motes populares y dio lugar al-más preciso- “nombre científico” <strong>de</strong>los seres vivos. Por ejemplo, a lo quellamamos perro, los franceses le dicenchien, los ingleses dog, los portuguesescao o cachorro. Pero todos los biólogos<strong>de</strong>l mundo saben que se está hablando<strong>de</strong>l Canis familiaris, y que eso significatambién que el perro pertenece al géneroCanis, lo que lo convierte en parientepróximo <strong>de</strong>l lobo (Canis lupus),<strong>de</strong>l coyote (Canis latrans) o <strong>de</strong>l chacal(Canis aureus). Es <strong>de</strong>cir, la nomenclaturabinomial linneana es, al igual quenuestros apellidos, una forma <strong>de</strong> indicarparentesco.Por otro lado, todos los estudios indicanque la biodiversidad se está perdiendoa un ritmo sin prece<strong>de</strong>ntes,y tomar <strong>de</strong>cisiones a<strong>de</strong>cuadas paracombatir esta amenaza al equilibrio <strong>de</strong>nuestro hábitat requiere <strong>de</strong> un conocimientoacabado <strong>de</strong> los seres vivos quelo integran.En este contexto, no sería <strong>de</strong>scabelladoimaginar a los biólogos <strong>de</strong> todoslos rincones <strong>de</strong>l planeta hermanadosen un esfuerzo mancomunado para26
tratar <strong>de</strong> completar el “álbum” <strong>de</strong> lasespecies. Sin embargo, la tarea es llevadaa cabo <strong>de</strong> manera anárquica ylos resultados <strong>de</strong> las investigaciones secomparten poco o nada. A<strong>de</strong>más, lainformación disponible se encuentradispersa en <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> bases <strong>de</strong> datos.Figuritas difícilesEncontrar un ejemplar a simple vista<strong>de</strong>sconocido no es suficiente para<strong>de</strong>cir que se está en presencia <strong>de</strong> unanueva especie. Para lograr el reconocimiento<strong>de</strong> que se ha <strong>de</strong>scubierto unespécimen novedoso hay que completaruna serie <strong>de</strong> pasos: se <strong>de</strong>ben tomarmuestras y/o fotografías, llevarlas a unmuseo, examinarlas meticulosamentey compararlas con otros ejemplaressimilares conocidos. Entonces, sitodavía se consi<strong>de</strong>ra que se está anteun animal, vegetal o microorganismonuevo, se le pone un nombre formaly se escribe un trabajo científico en elque se <strong>de</strong>scriben minuciosamente lascaracterísticas y particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ese ser vivo. Luego, ese paper se envíaa una revista especializada que lo sometea una revisión por especialistas.Sólo cuando esos expertos confirmanque verda<strong>de</strong>ramente se ha encontradouna especie nueva, el trabajo es publicadoy dado a conocer a toda la comunidadcientífica.Pero ese conocimiento por sí sólo noes suficiente para poner en práctica lagestión <strong>de</strong> la biodiversidad. Se requiere,a<strong>de</strong>más, un enorme esfuerzo <strong>de</strong>investigación para estudiar la distribución<strong>de</strong> ese organismo y sus relacionescon otras especies conocidas y con elambiente físico.Afortunadamente, las tecnologías <strong>de</strong>la información y la comunicación permitenhoy integrar todo ese saber enbases <strong>de</strong> datos don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong>n interrelacionarseimágenes <strong>de</strong> alta <strong>de</strong>finición,secuencias genéticas, códigos <strong>de</strong> barrasy cuantiosa documentación científica<strong>de</strong>l ejemplar con mapas que incluyenvariables tales como posicionamientogeográfico <strong>de</strong> la especie, niveles <strong>de</strong>humedad y temperatura o grado <strong>de</strong> exposicióna la luz solar, entre otras. Sinembargo, y a pesar <strong>de</strong> la gran energíaque requiere obtener todo ese conocimiento,la información está esparcidaen diferentes bases <strong>de</strong> datos <strong>de</strong> distintasinstituciones. De esta manera, parareunir el saber existente acerca <strong>de</strong> unorganismo <strong>de</strong>terminado, generalmentehay que efectuar un tour a través <strong>de</strong> numerosossitios <strong>de</strong> la web.Álbum familiarLa diversidad <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> informaciónsobre biodiversidad no respon<strong>de</strong>a limitaciones tecnológicas sino, másbien, a asuntos humanos. Se discutesobre la propiedad <strong>de</strong> los datos, sebatalla a favor o en contra <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>los<strong>de</strong> organización, se rivaliza respecto <strong>de</strong>quién posee más registros o se compitepor <strong>de</strong>mostrar quién brinda mejoresprestaciones. No obstante, algunos finalmentellegan a ponerse <strong>de</strong> acuerdo:“Tenemos al menos siete bases <strong>de</strong> datosque comparten una plataforma común,<strong>de</strong> modo tal que cuando uno hace unabúsqueda recupera datos <strong>de</strong> todas lasbases, aunque el portal por don<strong>de</strong> entresea una <strong>de</strong> ellas”, consigna la doctoraMirtha Lewis, investigadora <strong>de</strong>lConicet y responsable <strong>de</strong>l nodo argentino<strong>de</strong> OBIS, una base <strong>de</strong> datos globalizadasobre biodiversidad marina.“Parece que fuéramos muchos tratando<strong>de</strong> hacer lo mismo, pero la superposiciónes menor <strong>de</strong> lo que parece”, sostieneel doctor Martín Ramírez, investigador<strong>de</strong>l Conicet y administrador <strong>de</strong>lnodo argentino <strong>de</strong> GBIF, otra base <strong>de</strong>datos globalizada sobre biodiversidad.¿Esa superposición no pue<strong>de</strong> dar lugara que una misma especie se registre dosveces con nombres diferentes? “Eso seguramenteocurre”, respon<strong>de</strong> Ramírez.Por su parte, el ecuatoriano ArturoMora, <strong>de</strong> la UICN, una organizaciónque sostiene las <strong>de</strong>nominadas Listas Rojas,una base <strong>de</strong> datos <strong>de</strong> especies amenazadas,se lamenta: “Hay tan pocosrecursos que no po<strong>de</strong>mos darnos el lujo<strong>de</strong> gastarlos en esfuerzos que ya estánsiendo implementados”. Sin embargo,27con ánimo conciliador, Mora agrega:“Consi<strong>de</strong>ramos una oportunidad el interésque tienen muchas organizacionesen <strong>de</strong>sarrollar bases <strong>de</strong> datos, porque lainformación se aplica a procesos e iniciativas<strong>de</strong> conservación”.Preocupado por elaborar una ListaRoja <strong>de</strong> plantas argentinas amenazadas,el doctor Carlos Villamil, representante<strong>de</strong> UICN en la Argentina,explica: “Nosotros no queremos separarnos.No es que neguemos a losotros sistemas, sino que no queremosinvolucrarnos en temas específicos quenos distraerían <strong>de</strong> nuestro objetivo”.La figu es míaMás allá <strong>de</strong> sus diferencias, uno <strong>de</strong> losmayores inconvenientes que enfrentanlos sistemas <strong>de</strong> información sobre biodiversida<strong>de</strong>s la reticencia <strong>de</strong> los científicosa aportar datos <strong>de</strong> los especímenes<strong>de</strong>scubiertos a estos sistemas <strong>de</strong> accesoabierto. “No es que haya poca información,hay mucha, pero no está puestaa disposición”, indica Lewis, y da unai<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la magnitud <strong>de</strong>l problema:“Con los datos que hay en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> losinvestigadores podríamos triplicar losregistros que tenemos, sin necesidad <strong>de</strong>nueva investigación”.Según Lewis, hace falta que las instituciones<strong>de</strong>l sistema científico que evalúanlos antece<strong>de</strong>ntes académicos <strong>de</strong> losinvestigadores reconozcan esos aportes:“Ya hay organismos internacionalesque condicionan el otorgamiento <strong>de</strong>fondos al compromiso <strong>de</strong>l investigador<strong>de</strong> aportar los datos a sistemas <strong>de</strong> accesoabierto”, comenta.Pero la reserva <strong>de</strong> los biólogos parabrindar información está relacionadacon el temor a que la comunidadcientífica cuestione alguno <strong>de</strong> sus datos.Este recelo tiene su origen en loque se ha <strong>de</strong>nominado “impedimentotaxonómico”, un problema <strong>de</strong>bido ala escasez <strong>de</strong> expertos en taxonomía,la disciplina que se ocupa <strong>de</strong> clasificarlos organismos. Ese vacío en el conocimientoobstaculiza o imposibilita lalabor necesaria para la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong>