BiodiversidadXXI podrían haber <strong>de</strong>saparecido más<strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> las especies <strong>de</strong>l planeta.“Estamos frente a una extinción masivay yo no creo que nadie, ni el más optimista,lo pueda negar”, asegura Crisci,con cierta amargura. En la misma línea,Bernar<strong>de</strong>llo reflexiona: “A veces piensoque, en realidad, los biólogos estamoshaciendo historia. Me da la sensación<strong>de</strong> que estamos registrando un mundoque se está yendo, seres que son el vestigio<strong>de</strong> algo que fue. Va a llegar el día enel cual no vamos a tener qué estudiar”.Existe un elemento más a tener en cuenta,que torna aún más dramática la situación.“En unos 250 años, la ciencia ha i<strong>de</strong>ntificadoapenas entre un quince y un veintepor ciento <strong>de</strong> las especies que existen. Secalcula que hay por lo menos diez millones<strong>de</strong> especies, <strong>de</strong> las cuales conocemos 1,7millones, o sea que a este ritmo tardaríamostodavía 500 años en <strong>de</strong>scribir lo quefalta. Pero qué pasa, se están extinguiendomuchísimas especies que ni siquiera conocemos.El problema es, ¿cómo po<strong>de</strong>mossalvar algo cuando ni siquiera sabemosque existe?, se pregunta Crisci.¿Yo, señor?El sexto evento <strong>de</strong> extinción masivaque se está <strong>de</strong>sarrollando es el primeroque tiene lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el hombrehabita la superficie terrestre, y presenta,a<strong>de</strong>más, una característica que lo diferencia<strong>de</strong> todos los procesos anteriores.Los cinco episodios previos fueron provocadospor causas físicas que produjeronprofundas transformaciones enel ambiente. En esta oportunidad, encambio, el fenómeno es generado porel accionar <strong>de</strong> un agente biológico cuyapoblación no ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> multiplicarse:el hombre. Son los seres humanoslos que están causando tremendoscambios físicos en el planeta.El mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>shumanas, en especial a partir <strong>de</strong>la revolución industrial, que avanza apartir <strong>de</strong>l sometimiento y la explotación<strong>de</strong>senfrenada <strong>de</strong> la naturaleza, reúne unaserie <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s que han provocado,entre otras consecuencias: pérdida ofragmentación <strong>de</strong>l hábitat <strong>de</strong> numerosasespecies; sobreexplotación <strong>de</strong> los recursosvivientes; la invasión <strong>de</strong> especiesintroducidas; contaminación <strong>de</strong>l agua,<strong>de</strong>l suelo y <strong>de</strong> la atmósfera; y el cambio<strong>de</strong>l clima mundial. Los ecosistemas <strong>de</strong>lmundo han sido precipitados al caos.“Ya sabemos que somos nosotros elprincipal problema <strong>de</strong>l planeta –afirmaBernar<strong>de</strong>llo-. Primero, por el espaciocada vez mayor que ocupamos, lo queprovoca una fragmentación creciente<strong>de</strong> los ambientes, que restringe a lasespecies a espacios cada vez más pequeños.Y, segundo, por la enorme contaminaciónque generamos. Suce<strong>de</strong> quenosotros nos creemos más importantesque la naturaleza, entonces nos expandimosa merced <strong>de</strong> ella y no nos importa.Yo creo que ha llegado un puntoen que nos tiene que importar, porquevamos a sufrir las consecuencias”.“El problema es que la extinción <strong>de</strong>cualquier especie provoca un efectocascada, porque al mismo tiempo <strong>de</strong>saparecentodas las interacciones que esaespecie había establecido con muchosotros organismos, y eso, a su vez, hayque multiplicarlo factorialmente en eltiempo. Está claro que una alteracióntan profunda en las condiciones ecológicasen las que el hombre ha evolucionadova a provocar un impacto fuerteen el propio ser humano como parte <strong>de</strong>ese conjunto”, se preocupa Carlos Villamil,ingeniero agrónomo <strong>de</strong> la UBA,doctorado en la Universidad <strong>de</strong> NewJersey y representante en la Argentina<strong>de</strong> la Unión Internacional para la Conservación<strong>de</strong> la Naturaleza (UICN).Éramos muchos…La posibilidad <strong>de</strong> frenar o por lo menosmorigerar este proceso <strong>de</strong> extinción masivaimplica la necesidad <strong>de</strong> que la humanidadmodifique profundamente surelación con la naturaleza, lo que <strong>de</strong>betraducirse en <strong>de</strong>cisivas transformacionesen el comportamiento <strong>de</strong> los hombrescomo especie. En este sentido, untema <strong>de</strong> crucial importancia pero muydifícil <strong>de</strong> plantear, por las <strong>de</strong>rivacioneséticas y aún religiosas que <strong>de</strong>spierta, esla necesidad <strong>de</strong> controlar la cantidad <strong>de</strong>seres humanos que habitan el planeta.24
Numerosos especialistas coinci<strong>de</strong>n enseñalar que el mundo ha sufrido unverda<strong>de</strong>ro boom poblacional, particularmenteen los últimos doscientosaños. A mediados <strong>de</strong>l siglo XX la Tierracontaba con unos 2.500 millones<strong>de</strong> habitantes. En 1990 la cifra habíatrepado a 5.300 millones. Actualmentesomos más <strong>de</strong> 6.000 millones y se calculaque para el 2050 superaremos los9.000 millones <strong>de</strong> personas. La satisfacción<strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s alimentarias,energéticas y espaciales, entre otras, <strong>de</strong>esta población en constante expansiónes la causa base <strong>de</strong> la sexta extinción.“Este es un tema espinoso y entoncesnadie quiere tocarlo, pero yo creo quehay que plantear el control <strong>de</strong> la natalidad.La humanidad no pue<strong>de</strong> seguirreproduciéndose <strong>de</strong> esta manera. Enrealidad, las que se tienen que reproducir,<strong>de</strong>sesperadamente, son las especiessilvestres”, afirma Bernar<strong>de</strong>llo, y <strong>de</strong>safía:“Por nuestra parte, creo que con esamisma <strong>de</strong>sesperación, nosotros tenemosque <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> reproducirnos”.A continuación, agrega: “me gustaríaque por un minuto cada uno <strong>de</strong> nosotrospensara todo lo que consumió a lolargo <strong>de</strong> su vida. Todo lo que comió,todo lo que bebió, la energía que utilizóy todo lo que contaminó directa oindirectamente. Nos daríamos cuenta<strong>de</strong> que el costo <strong>de</strong> cada ser humano esenorme para la naturaleza. Entonces 6mil millones es <strong>de</strong>scomunal y 9 mil millonesya va a ser trágico”.Por su parte, Villamil se inquieta:“Realmente no le veo solución a la crisisambiental si no existe alguna forma<strong>de</strong> que la población que habita el planetapare su crecimiento. Yo creo quelos recursos no van a po<strong>de</strong>r satisfacerlas necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> toda esta gente, y vaa ser peor en el futuro. La tecnologíaayuda en parte, pero en algún momentoesto va a tener que parar”. Y prosigue,“creo que si no hacemos algo nosotros,va a ser la propia naturaleza laque va actuar. Lamentablemente parecieraque ese momento no está muy lejano.Yo, honestamente, soy pesimista,aunque creo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todo punto <strong>de</strong>vista habría que evitar que la soluciónllegara a partir <strong>de</strong> una catástrofe”.Esta historia ¿continuará?Si las socieda<strong>de</strong>s humanas continúanavanzando por su actual senda <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo,manteniendo o aumentandosu actual ritmo <strong>de</strong> sobreexplotación<strong>de</strong> la naturaleza, el actual proceso <strong>de</strong>extinción masiva amenaza con superaral mayor evento <strong>de</strong> estas característicasen la historia <strong>de</strong>l planeta. Se trata <strong>de</strong>ltercer episodio ocurrido hace unos 245millones <strong>de</strong> años, cuando se perdió elnoventa por ciento <strong>de</strong> las especies.A partir <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> este panoramasurgen dos preguntas inquietantes.Primera, ¿podrá la biodiversidadrecuperarse luego <strong>de</strong> un procesotan vasto y veloz <strong>de</strong> extinción masiva?Segunda, ¿los seres humanos, como especie,lograrán sobrevivir a la tragediaque ellos mismos generan?“La supervivencia <strong>de</strong>l hombre comoespecie <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la biodiversidad, <strong>de</strong>eso no quedan dudas. Es probable quesi se concretara una extinción masiva<strong>de</strong> dimensiones catastróficas, correríariesgo la humanidad, pero estoy seguro<strong>de</strong> que la vida no. La vida siempre haperdurado. Aunque tal vez habría otrotipo <strong>de</strong> vida”, consi<strong>de</strong>ra Crisci.Del análisis <strong>de</strong> lo ocurrido en los anterioresepisodios <strong>de</strong> extinción masiva surgeque la vida siempre se ha recobrado,aunque luego <strong>de</strong> períodos muy largos.A<strong>de</strong>más, siempre lo hizo luego <strong>de</strong> quehubiera <strong>de</strong>saparecido la causa que originóel evento. Esa causa, en el caso <strong>de</strong> lasexta extinción, es el Homo sapiens.“Creo que el gran problema <strong>de</strong> este momentoes que nosotros no estamos midiendonuestra supervivencia en el planetaen millones, sino, apenas, en <strong>de</strong>cenas25<strong>de</strong> años. Si multiplicáramos la cantidad<strong>de</strong> especies que están <strong>de</strong>sapareciendohoy por cuatro o cinco millones <strong>de</strong> añosnos daríamos cuenta <strong>de</strong> la dimensión <strong>de</strong>ldaño que estamos causando. Tendríamosque tratar <strong>de</strong> controlar la extinción masivaen estos momentos por una razónmuy simple y muy egoísta: la extinciónnos involucra. Pero nosotros no querríamosque nos pasara lo mismo que a losdinosaurios o a los mastodontes. De algunamanera, tendríamos que promover,para nuestra especie, una supervivenciasobre el planeta que durara, digámoslomo<strong>de</strong>stamente, un par <strong>de</strong> millones <strong>de</strong>años más”, indica Villamil.Tal vez, la mejor manera <strong>de</strong> graficar elmomento actual que atraviesa el planetasea reformulando una suerte <strong>de</strong> metáforaelaborada por el renombrado entomólogoestadouni<strong>de</strong>nse Paul Ehrlich. Supongamosque una persona está realizandoun largo viaje en automóvil y comienzaa sentir que algo no está funcionandobien. Frena en el primer taller que ve enla ruta. El mecánico le dice que el vehículoestá perdiendo tornillos, pero queno lo pue<strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r en ese momento.El viajero, apurado, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> continuar apesar <strong>de</strong> que el mecánico le dice que esmuy peligroso y que, si sigue perdiendopiezas, va a sufrir un grave acci<strong>de</strong>nte. Elcoche sigue perdiendo tuercas y tornillos,pero el hombre, apurado, continúasu travesía e, incluso, aumenta su velocidad.Cada nueva especie que <strong>de</strong>saparece en laTierra es como una tuerca más que pier<strong>de</strong>el coche. Se tiene la certeza <strong>de</strong> quehabrá una última tuerca que al <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nará la tragedia, peronadie sabe cuál es, ni cuándo se caerá.¿Alguien pue<strong>de</strong> asegurar que la especieque per<strong>de</strong>remos mañana no será la quesostiene toda la estructura?