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El reto de la profesionalización El reto de la profesionalización - CEO

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Empresas centenariasnio, el actual responsable <strong>de</strong> <strong>la</strong> fábrica, “aunqueya sólo vengo unas horas por <strong>la</strong> mañanay un ratito por <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>”.Tras pasar por varias ubicaciones, en 1928Luis Chao inauguró una fábrica en <strong>la</strong>s cercanías<strong>de</strong> <strong>la</strong> estación <strong>de</strong> ferrocarril. “En <strong>la</strong> ques eguimos todav í a , aunque <strong>la</strong> ampliamos unpoco”, explica Antonio, que lleva “por inercia”<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los 20 años en el negocio familiaral que se sumaron miembros <strong>de</strong> generacionesposteriore s, i n cluido su hijo Fra n c i s c oJavier.“Me preparé para contable y llevé <strong>la</strong>s cuentashasta que se incorporó mi sobrina (BegoñaSánch ez Chao, <strong>la</strong> nieta <strong>de</strong> su herm a n oPepe). Ahora yo soy su ayudante”.“Al volver <strong>de</strong> <strong>la</strong> mili, en enero <strong>de</strong>l 40, mehice cargo <strong>de</strong> esta tarea porque mi hermanoCamilo, que era el que estaba al frente <strong>de</strong> <strong>la</strong>f á b r i c a , se iba aaten<strong>de</strong>r una pare j a<strong>de</strong> barcos <strong>de</strong> pesca yse tras<strong>la</strong>daba a Huelva”, re l at a . Pe ropoco <strong>de</strong>spués estalló<strong>la</strong> Guerra Mundial y“con lo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>semba rco <strong>de</strong> Norm a n-día mov i l i z a ro nvarias quintas,i n clu ida <strong>la</strong> mía, ynos pasamos en losc u a rteles <strong>de</strong>l 42 al45 . Nos daban bastantes permisos pero,entre unas cosas y otras, hice cinco años <strong>de</strong>mili”, aña<strong>de</strong>.De cualquier modo, en el año 41, los hermanos<strong>de</strong> Antonio (él es el penúltimo <strong>de</strong> losdoce hijos que Luis tuvo con A s u n c i ó nRodríguez. Seis chicos y seis chicas) <strong>de</strong>cidieronrep a rtir <strong>la</strong>s propieda<strong>de</strong>s y los nego c i o sq u e, hasta entonces, c o m-p a rt í a n . Fue así como losseis hermanos va ro n e s,Pepe, Camilo, Serafín, Luis,Antonio y Emilio, se hicieroncargo <strong>de</strong> <strong>la</strong> fábrica <strong>de</strong>ataú<strong>de</strong>s.Los consortes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s hermanasmontaron otra fábrielRibeiroLuis Chao nació en mayo <strong>de</strong> 1869 en <strong>la</strong>p a rroquia <strong>de</strong> Lebosen<strong>de</strong> (Leiro ) , aunque secrió en <strong>la</strong> localidad ribadaviense <strong>de</strong> A Costeira.Con 23 años inició una fructífera activida<strong>de</strong>mpresarial en <strong>la</strong> capital <strong>de</strong>l Ribeiro. Su prime ra incursión en el mundo <strong>de</strong> <strong>la</strong> empre s afue una p<strong>la</strong>tería en <strong>la</strong> que puso en prácticatodos los conocimientos adquiridos en elconvento franciscano <strong>de</strong> Herbón y sobre losque puso al día a su hermano pequeño, Abe<strong>la</strong>rdo.<strong>El</strong> comienzo en aquellos años <strong>de</strong> final <strong>de</strong>lsiglo XIX fue complicado. “Una vez le entraronen el taller y le robaron todo”, cuenta suhijo A n t o n i o, el penúltimo <strong>de</strong> sus vástago s,que no disimu<strong>la</strong> una sonrisa (ni su sat i s fa c-ción) al “confe s a r ” su edad: “ o chenta y unaños y medio”. “ Pe ro Ramón GómezNogueira le echó una mano”, aña<strong>de</strong> a modo<strong>de</strong> proc<strong>la</strong>mación <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento público.Era aquél un taller especial en el que tantose hacían cuch a ras como se arregl aban instrumentos.La música, <strong>de</strong> hecho, era una <strong>de</strong>sus aficiones. “Luis era un hombre muy inteligente.Tocaba el órgano <strong>de</strong> oído, igual quesu hermano el acor<strong>de</strong>ón”, explica José Luis,el actual propietario <strong>de</strong> <strong>la</strong> relojería y nieto <strong>de</strong>Abe<strong>la</strong>rdo, regente <strong>de</strong>l negocio tras <strong>la</strong> cesión<strong>de</strong> su hermano y que, a su vez, entregó a suhijo Telmo. “Durante algún tiempo llegamosa trabajar los tres juntos”, recuerda José LuisChao Rey.Luis, por tanto, abandonó <strong>la</strong> p<strong>la</strong>tería paraaventurarse en otro mundo, el <strong>de</strong> <strong>la</strong> fotografía.Lo hizo en un estudio propiedad <strong>de</strong> uno<strong>de</strong> sus cuñados, S e rafín Ro d r í g u ez , q u i e nfalleció al poco <strong>de</strong> montarlo. Pero sus inquietu<strong>de</strong>sempre n d e d o ras no term i n a ron ahí y,poco <strong>de</strong>spués, inició otra activ i d a d : <strong>la</strong> <strong>de</strong>funerario. “Antes <strong>la</strong>s cajas se hacía según sen e c e s i t ab a n . A él se le ocurrió que podríatener respuestos a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntados, así que encargóalgunas a un carp i n t e ro.Tenía una tien<strong>de</strong>cita y allíempezó a barnizar<strong>la</strong>s y, luego,a pensar en ponerl e sacolchados para que fueranmás cómodos. Visto hoyparece algo sencillo y lógico,p e ro entonces sólo se leocurrió a él”, explica Anto-23

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