Desigualdad Social y Equidad en Salud: Perspectivas Internacionales

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11.07.2015 Views

cuidarse y mantener su calidad de vida para poder seguir desempeñando su rolfemenino tradicional. Los varones son pacientes más difíciles y caracterizan lasconsecuencias del evento como invalidantes para el resto de sus vidas según su rolmasculino tradicional.Por otro lado los/as entrevistados/as acuerdan en la importancia del apoyo familiaral/a paciente enfermo/a, pudiendo registrar diferencias en quienes acompañan deacuerdo a si el/a paciente es varón o mujer. Identifican la existencia de más casosde hombres solos, sin familia, y que a diferencia de ellos, las mujeres “solas defamilia” siempre están acompañadas por alguien, generalmente vecinas o amigas. Laexistencia de los casos de varones solos, lo fundamentan en base a que habría másvarones solos que mujeres solas respecto de la población general. Podemos señalarque lo “invisible” a modo explicativo es el modo de arreglo diferencial por génerode las situaciones de carencia de vínculos familiares frente a la necesidad de cuidadosen situación de internación. Otra explicación que se encuentra a que la mayoríade los/as acompañantes sean mujeres es que estas no trabajan, invisibilizando elhecho de que en países con arreglos patriarcales como el nuestro, los cuidados delos/as enfermos en las familias están a cargo de las mujeres de la familia sean éstastrabajadoras o no en el espacio de lo público (Tájer D, 2004). (OPS/OMS, 2002)En lo que respecta a los cuidados posteriores, los entrevistados acuerdan en quelas mujeres son mejores pacientes, más “dóciles”, mientras que con los varonesresulta más difícil modificar ciertos hábitos de vida. Por otra parte se ha identificadouna tendencia a la no promoción de hábitos de autocuidado y autonomía de lospacientes varones (Arango Y, 2000) encomendando la responsabilidad a estasmujeres, argumentando que de esta forma se es más eficaz.En relación al bagaje teórico conceptual actual para el tratamiento de estapatología, podemos decir que si bien en los últimos años las revistas cardiológicasinternacionales han comenzado a publicar información ligada a las diferencias entrevarones y mujeres (algunos escritos inclusive con perspectiva de género) en los modosde enfermar, consultar y ser atendido/a, esta no es utilizada ni leída generalmente porlos/as especialistas, por lo tanto no ha podido producir un quiebre en los imaginariosde los profesionales que tengan efecto en sus prácticas cotidianas.El “imaginario cardiológico” construye un perfil prototípico del paciente coronariotomando como ejemplo el modo de enfermar del paciente coronario varón ‘ejecutivo’(Tájer, D. Y otros, 1998). Perfil desde el cual se crea la expectativa de que las mujeresque enferman son las mas parecidas a estos hombres. Esta modelización del pacientetípico, fraguado en el modo de enfermar de los varones de clase media para arriba,se constituye en un sesgo de clase y género que invisibliza que las mujeres con rolesmás tradicionales y los varones menos privilegiados por el sistema económico-socialtambién se enferman de cardiopatía isquémica pero presentando patrones propiosde género y clase (Tájer, D. y otros, 2000), (Tájer, D.; 2001).Tajer, Cernadas, Barrera, Reid, Lo Russo, Gaba, Attardo97

Es interesante observar que aun cuando los/as médicos/as matriculados desdehace más de 10 años, comparten el patrón de lectura de los/as pacientes descrito enel párrafo anterior, los años de experiencia profesional les permite problematizarlos imaginarios que rigen las prácticas y los paradigmas teóricos, pero al no podersistematizarse y capitalizarse como conocimiento legitimado, por ser consideradas“no científicas”, no son posibles de consolidarse y superar desde esa perspectiva lossesgos de género y clase en las prácticas clínicas.Con respecto a las representaciones personales de los profesionales acerca deesta problemática, se observa una dificultad en la generación de médicos/as másjóvenes para detectar la especificidad de género en la presentación de los síntomasen mujeres. Los médicos/as ven a las pacientes mujeres como difíciles de comprenderen su especificidad y tienen como modelo ideal el modo de presentación de lospacientes varones, lo que da lugar a que se espere que las mujeres enfermen igualque los varones, para así recibir un tratamiento igual cuando las necesidades sondiferentes. En los/las médicos/as mayores esta dificultad es en parte contrarrestada,como señalamos en el párrafo anterior, porque son los/as que llevan adelanteinvestigaciones y por el cúmulo de experiencia clínica hace que vean la dificultad enel diagnostico pero estén mas advertidos sobre ello. Esto nos llevaría a pensar en lanecesidad de formación de género de los recursos humanos en cardiología dirigidafundamentalmente a las generaciones más jóvenes, y la necesidad de sistematizarel conocimiento de la experiencia como bagaje simbólico de los/as cardiólogos/as,además de colaborarles a legitimarlo como científico.Cuando se indagó sobre los tipos de cobertura y los efectos en las posibilidadesdiagnósticas y las decisiones de tratamiento, es clara la diferencia en la obtenciónde recursos entre el sector público y el privado. En el sector público se tarda más enacceder a estudios de complejidad o en la obtención de medicamentos, mientras queen el sector privado esto está disponible, y la diferencia pasa por la calidad según eltipo de prepaga u obra social que se tenga. Es dable de destacar que los/as médicos/as de más de 10 años de matriculación se encuentran más advertidos/as de las áreasen las que se produce la inequidad en la atención en general y también refierenque las mujeres son más hábiles para conseguir medicamentos (en laboratorios,fundaciones, etc.) pero con dificultades para negociar la compra de los mismos alinterior del presupuesto familiar si son para ellas mediante el pago de bolsillo, locual dificulta el tratamiento ambulatorio.Es importante pensar en la relación de las mujeres con sus propias necesidades ysu autocuidado, la literatura especializada (Arango, 2000) destaca que las mujeresperciben y valoran la posibilidad de cuidar de sí, en la medida en que su cuidado seafuncional a las necesidades de los otros miembros de la familia. Deben estar sanas,ser cuidadas por otros (profesionales, médicos, psicólogos, etc.), por “los que saben”(con los que sostienen un relación asimétrica), para mantener el equilibrio emocionalde la familia.98 Equidad de género en la Calidad de Atención de Pacientes Cardiovasculares

cuidarse y mant<strong>en</strong>er su calidad de vida para poder seguir desempeñando su rolfem<strong>en</strong>ino tradicional. Los varones son paci<strong>en</strong>tes más difíciles y caracterizan lasconsecu<strong>en</strong>cias del ev<strong>en</strong>to como invalidantes para el resto de sus vidas según su rolmasculino tradicional.Por otro lado los/as <strong>en</strong>trevistados/as acuerdan <strong>en</strong> la importancia del apoyo familiaral/a paci<strong>en</strong>te <strong>en</strong>fermo/a, pudi<strong>en</strong>do registrar difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> qui<strong>en</strong>es acompañan deacuerdo a si el/a paci<strong>en</strong>te es varón o mujer. Id<strong>en</strong>tifican la exist<strong>en</strong>cia de más casosde hombres solos, sin familia, y que a difer<strong>en</strong>cia de ellos, las mujeres “solas defamilia” siempre están acompañadas por algui<strong>en</strong>, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te vecinas o amigas. Laexist<strong>en</strong>cia de los casos de varones solos, lo fundam<strong>en</strong>tan <strong>en</strong> base a que habría másvarones solos que mujeres solas respecto de la población g<strong>en</strong>eral. Podemos señalarque lo “invisible” a modo explicativo es el modo de arreglo difer<strong>en</strong>cial por génerode las situaciones de car<strong>en</strong>cia de vínculos familiares fr<strong>en</strong>te a la necesidad de cuidados<strong>en</strong> situación de internación. Otra explicación que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra a que la mayoríade los/as acompañantes sean mujeres es que estas no trabajan, invisibilizando elhecho de que <strong>en</strong> países con arreglos patriarcales como el nuestro, los cuidados delos/as <strong>en</strong>fermos <strong>en</strong> las familias están a cargo de las mujeres de la familia sean éstastrabajadoras o no <strong>en</strong> el espacio de lo público (Tájer D, 2004). (OPS/OMS, 2002)En lo que respecta a los cuidados posteriores, los <strong>en</strong>trevistados acuerdan <strong>en</strong> quelas mujeres son mejores paci<strong>en</strong>tes, más “dóciles”, mi<strong>en</strong>tras que con los varonesresulta más difícil modificar ciertos hábitos de vida. Por otra parte se ha id<strong>en</strong>tificadouna t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la no promoción de hábitos de autocuidado y autonomía de lospaci<strong>en</strong>tes varones (Arango Y, 2000) <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dando la responsabilidad a estasmujeres, argum<strong>en</strong>tando que de esta forma se es más eficaz.En relación al bagaje teórico conceptual actual para el tratami<strong>en</strong>to de estapatología, podemos decir que si bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> los últimos años las revistas cardiológicasinternacionales han com<strong>en</strong>zado a publicar información ligada a las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>trevarones y mujeres (algunos escritos inclusive con perspectiva de género) <strong>en</strong> los modosde <strong>en</strong>fermar, consultar y ser at<strong>en</strong>dido/a, esta no es utilizada ni leída g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te porlos/as especialistas, por lo tanto no ha podido producir un quiebre <strong>en</strong> los imaginariosde los profesionales que t<strong>en</strong>gan efecto <strong>en</strong> sus prácticas cotidianas.El “imaginario cardiológico” construye un perfil prototípico del paci<strong>en</strong>te coronariotomando como ejemplo el modo de <strong>en</strong>fermar del paci<strong>en</strong>te coronario varón ‘ejecutivo’(Tájer, D. Y otros, 1998). Perfil desde el cual se crea la expectativa de que las mujeresque <strong>en</strong>ferman son las mas parecidas a estos hombres. Esta modelización del paci<strong>en</strong>tetípico, fraguado <strong>en</strong> el modo de <strong>en</strong>fermar de los varones de clase media para arriba,se constituye <strong>en</strong> un sesgo de clase y género que invisibliza que las mujeres con rolesmás tradicionales y los varones m<strong>en</strong>os privilegiados por el sistema económico-socialtambién se <strong>en</strong>ferman de cardiopatía isquémica pero pres<strong>en</strong>tando patrones propiosde género y clase (Tájer, D. y otros, 2000), (Tájer, D.; 2001).Tajer, Cernadas, Barrera, Reid, Lo Russo, Gaba, Attardo97

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