SpringReading with Fun Activities<strong>El</strong> <strong>gato</strong> <strong>con</strong> <strong>botas</strong>Rápidamente, el <strong>gato</strong> ató los cordones, cerró la bolsa y las atrapó a ambas. Se dirigió al Palacio y se las regaló al Rey, al igual que habíahecho <strong>con</strong> el <strong>con</strong>ejo que había atrapado en el cerco. Y, tal como había sucedido antes <strong>con</strong> el <strong>con</strong>ejo, el Rey recibió la perdices <strong>con</strong> granjúbilo y le ordenó a su tesorero que le diera al <strong>gato</strong> algo de dinero como gratificación.Así se sucedieron las cosas durante dos o tres meses. <strong>El</strong> <strong>gato</strong> se <strong>con</strong>virtió en visitante habitual de la corte, y siempre se presentaba <strong>con</strong>alguna deliciosa presa como regalo del misterioso Marqués de Carabás.Un día, cuando supo <strong>con</strong> certeza que el rey planeaba dar un paseo en su carruaje por la orilla del río, acompañado de su hija (que, dichosea de paso, era la princesa más hermosa del mundo), el <strong>gato</strong> le dijo a su amo: “Si sigues mi <strong>con</strong>sejo, te acompañará la buena fortuna. Notienes que hacer absolutamente nada; sólo me tienes que acompañar y bañarte en el río, en un lugar en particular que yo te indicaré. <strong>El</strong>resto déjalo en mis manos. ”<strong>El</strong> supuesto “Marqués de Carabás”hizo lo que el <strong>gato</strong> le a<strong>con</strong>sejó, sin tener la menor idea de por qué lo estaba haciendo.Mientras se bañaba en el río, pasó el Rey en su carruaje, y el <strong>gato</strong> empezó a gritar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Mi amo, el Marqués de Carabás,se ahoga!” Extrañado por el ruido, el Rey asomó la cabeza por la ventana del carruaje y vio que se trataba del <strong>gato</strong> que tantas veces lehabía traído presas tan exquisitas. Ordenó a los guardias que inmediatamente corrieran a asistir a Su Señoría el Marqués de Carabás.Mientras sacaban del río al pobre Marqués, el <strong>gato</strong> se acercó al carruaje y le dijo al Rey que, mientras su amo se bañaba, unos pillos sehabían apropiado de su ropa y habían huido, a pesar de que él había gritado “¡Al ladrón! ¡Al ladrón!”varias veces, a viva voz. En realidad,el astuto <strong>gato</strong> había tomado las harapientas ropas de su amo y las había es<strong>con</strong>dido bajo una gran piedra donde, esperaba sinceramente,permanecerían por siempre. Y quizás sería así, ya que el Rey inmediatamente ordenó a los encargados de su guardarropa que corrieran abuscar uno de sus mejores trajes para Su Señoría el Marqués de Carabás. Sin duda, el fino traje resaltó lo bien parecido que era porque,fuera un marqués o el hijo de un molinero, el joven era ciertamente muy buen mozo.Y tan apuesto era que la hija del Rey quedó secretamente prendada de él: tan pronto como el Marqués de Carabás la miró dos o tresveces <strong>con</strong> respeto pero <strong>con</strong> ternura, ella se enamoró de él al punto que empezó a sonrojarse y no pudo pensar en nada ni en nadie que nofuera el Marqués. Mientras tanto, el Rey no podía dejar que su buen amigo, el Marqués de Carabás, se quedara solo en en la ribera delrío. Entonces lo invitó a subir a su carruaje y a acompañarlo en un agradable paseo por la campiña.Llegada después: ¡Las riquezas del Noble Marqués!chron.com/cieCopyright 2009 <strong>Houston</strong> <strong>Chronicle</strong>2
SpringReading with Fun Activities<strong>El</strong> <strong>gato</strong> <strong>con</strong> <strong>botas</strong>Actividades de historia, capítulo 11. ¿Por qué el <strong>gato</strong> necesitaba la bolsa y el par de <strong>botas</strong> que le pidió a su amo?2. <strong>El</strong> <strong>gato</strong> le dio al rey los animales que atrapó y le dijo al rey que eran un regalo de su amo. ¿Por qué no le llevólos animales que atrapó a su amo?3. <strong>El</strong> amo del Gato <strong>con</strong> Botas, el “Marqués de Carabás”, cree que el <strong>gato</strong> es muy astuto e inteligente. ¿Quéacciones del <strong>gato</strong> sirven para respaldar esta opinión?chron.com/cieCopyright 2009 <strong>Houston</strong> <strong>Chronicle</strong>3
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