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El Plenari de Parlamentaris del País Valencià - CCOO

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Documento<br />

Tribuna: Andreu Alfaro*<br />

<strong>El</strong> estatuto valenciano <strong>de</strong> UCD y la farsa<br />

414<br />

La construcción política <strong>de</strong> la Comunitat Valenciana<br />

Tribunas sobre el estatuto valenciano.<br />

Andreu Alfaro, Manuel Broseta Pont y Pilar Brabo<br />

Según los autores que firman este artículo, encabezados por Andreu Alfaro,<br />

en estos días “se refleja en el escenario <strong>de</strong>l Parlamento español la penosa<br />

situación a que el pueblo valenciano se ve sometido, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace algún tiempo,<br />

por la cicatería antivalenciana <strong>de</strong>l sector dirigente <strong>de</strong> la UCD regional y<br />

por su progresivo <strong>de</strong>slizamiento hacia las posiciones <strong>de</strong> AP y <strong>de</strong> la extrema<br />

<strong>de</strong>recha.” <strong>El</strong> artículo fue escrito antes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>volución a la Comisión <strong>de</strong>l<br />

proyecto <strong>de</strong> ley sobre el Estatuto <strong>de</strong> Autonomía valenciano.<br />

Todo el proceso <strong>de</strong> elaboración <strong>de</strong>l proyecto estatutario que <strong>de</strong>baten las Cortes<br />

ha estado sujeto a las presiones y a los chantajes <strong>de</strong> los Abril Martorell y Broseta,<br />

valencianos que dimitieron ya hace mucho <strong>de</strong> su condición <strong>de</strong> tales y reencarnación<br />

más que evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l caciquismo <strong>de</strong> la Restauración. Las progresivas renuncias<br />

<strong>de</strong> la izquierda parlamentaria –PSPV-PSOE y PCPV-PCE– muestran claramente la<br />

fuerza <strong>de</strong> esas presiones y chantajes, pero también la escasa condición valencianista<br />

<strong>de</strong> estos partidos. Quienes han escrito que el Estatuto <strong>de</strong> Benicàssim –es <strong>de</strong>cir,<br />

el proyecto que se <strong>de</strong>bate en el Congreso y se <strong>de</strong>batirá <strong>de</strong>spués en el Senado–<br />

era el estatuto <strong>de</strong> Tejero tal vez no andaban sobrados <strong>de</strong> razón. Es el Estatuto<br />

que estos partidos podían hacer <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l trauma <strong>de</strong>l tejerazo, y también el<br />

proceso estatutario “reconducido” por quienes no dudaron en ofrecer sus servicios a<br />

Milans el 23 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1981.<br />

Este proyecto <strong>de</strong> Estatuto –aparte <strong>de</strong> su incongruencia técnica, que merecería un<br />

análisis muy <strong>de</strong>tallado y que en todo caso ya ha sido reiteradamente <strong>de</strong>nunciada en<br />

público por especialistas muy fiables– representa una serie <strong>de</strong> adhesiones contra el<br />

<strong>País</strong> Valenciano y, <strong>de</strong> manera global, un importante agravio, si lo comparamos<br />

con los <strong>de</strong> otras áreas <strong>de</strong>l Estado. Pero representa más, y algo que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser<br />

preocupante para cualquier ciudadano: la traición <strong>de</strong> estas fuerzas políticas al<br />

compromiso que en este ámbito <strong>de</strong> cosas contrajeron con sus electores y la<br />

<strong>de</strong>strucción patente <strong>de</strong>l pacto autonómico adoptado el 8 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1978.<br />

La unanimidad <strong>de</strong> las tres fuerzas políticas al adoptar aquel pacto, con sus beaterías<br />

autonómicas en las sucesivas elecciones generales, resulta igualmente patente a<br />

la hora <strong>de</strong> las renuncias, <strong>de</strong> los pactos secretos o semisecretos, <strong>de</strong> la genuflexión<br />

ante todo lo que signifique recortar el horizonte <strong>de</strong>l <strong>País</strong> Valenciano, en el camino<br />

<strong>de</strong> la recuperación <strong>de</strong> sus liberta<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos. La <strong>de</strong>cepción <strong>de</strong> quienes<br />

confiaban en la buena voluntad autonomista <strong>de</strong> los tres partidos es inmensa; los<br />

tres están sufriendo ya las consecuencias, porque tal <strong>de</strong>cepción está induciendo<br />

una recomposición <strong>de</strong>l panorama político valenciano, lo que no <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> tener<br />

consecuencias en el futuro, tal vez en un futuro inmediato.<br />

UCD ha hecho caballo <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> tres factores: la catalanidad –o no catalanidad–<br />

<strong>de</strong> la lengua <strong>de</strong> los valencianos; la franja azul adosada a la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> las cuatro<br />

barras –común a todos los países <strong>de</strong> la antigua corona <strong>de</strong> Aragón y el nombre<br />

<strong>de</strong>l territorio. Es una lástima que también aquí, en lo que hacen aparecer como más<br />

vistoso y al mismo tiempo más importante, se haga más evi<strong>de</strong>nte el alineamiento<br />

<strong>de</strong> este partido con los nostálgicos <strong>de</strong>l franquismo. Porque, hasta hace poco, UCD,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Consell <strong>de</strong>l <strong>País</strong> <strong>Valencià</strong>, hacía suyas estas tres realida<strong>de</strong>s: la catalanidad<br />

<strong>de</strong>l idioma, las cuatro barras <strong>de</strong> la ban<strong>de</strong>ra, sin más añadidos que el escudo <strong>de</strong>l<br />

Consell, y el nombre <strong>de</strong>l <strong>País</strong> Valenciano para el conjunto <strong>de</strong> nuestro territorio.<br />

Los que ahora quieren situar en estos tres signos la “valenciania” no hacen sino<br />

<strong>de</strong>mostrar con qué facilidad cambian <strong>de</strong> campo cuando piensan que la mutación<br />

traerá ganancia. Lo que no es extraño en quienes tienen por cabeza visible a<br />

Fernando Abril Martorell, cuya trayectoria política –como procurador en las Cortes<br />

franquistas y como ministro <strong>de</strong> Economía– resulta tan profundamente ilustrativa.<br />

Más aún si se tiene como i<strong>de</strong>ólogo a Manuel Broseta, que, <strong>de</strong> compañero <strong>de</strong> viaje<br />

<strong>de</strong>l Partido Comunista <strong>de</strong> España en la Junta-Democrática, ha pasado a auxiliar<br />

<strong>de</strong> Martín Villa en armonizaciones y otras maniobras <strong>de</strong> enjuague.<br />

Con este panorama, se hace bien explicable que todo el proceso autonómico<br />

valenciano <strong>de</strong> los últimos tiempos se haya llevado entre medias voces, <strong>de</strong>splantes<br />

y publicida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>saforadas sobre temas secundarios. La misma irrelevancia <strong>de</strong> los<br />

redactores <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> Estatuto ya muestra bien a las claras qué importancia daban<br />

al tema los partidos responsables. <strong>El</strong> hecho <strong>de</strong> que lo redactaran en castellano<br />

muestra también otras cosas, <strong>de</strong> las que no vamos a hablar. Era igual, no hacía falta<br />

ni fingir. Las traga<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> los valencianos son amplias –así lo piensan ellos–, y<br />

se trataba <strong>de</strong> pasar como fuera el trance <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a unas expectativas creadas<br />

–las <strong>de</strong> la autonomía– no por ellos, pero sí con su directa e inmediata intervención.<br />

Los valencianos reclaman un régimen propio porque lo necesitan y porque<br />

está <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su historia colectiva, no porque UCD, el PSOE y el PCE se lo hayan<br />

prometido; pero lo que estamos contemplando es la <strong>de</strong>gradación <strong>de</strong> la promesa.<br />

En efecto, ni se da lo que se prometió ni se ha ofrecido a los ciudadanos la posibilidad<br />

<strong>de</strong> pronunciarse sobre el régimen que <strong>de</strong>seaban. Y todo ello envuelto en<br />

un ambiente <strong>de</strong> presiones abiertas o disimuladas: la LOAPA, la propaganda sobre<br />

el carácter <strong>de</strong>sestabilizador <strong>de</strong> las autonomías, manifestaciones presididas por<br />

antiguas autorida<strong>de</strong>s franquistas, atentados cuyos autores nunca son <strong>de</strong>scubiertos,<br />

visitas <strong>de</strong> presuntos intelectuales, fabricación <strong>de</strong> una ortografía para el valenciano<br />

distinta <strong>de</strong> la utilizada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace más <strong>de</strong> cincuenta años, etcétera.<br />

En fin, el <strong>País</strong> Valenciano ha soportado cosas peores que la autonomía “que nos<br />

preparan”. Si se la dan, habrá <strong>de</strong> aceptarla, pero no creemos que ello solucione<br />

los muchos y graves problemas pendientes. Quienes creen que la política consiste<br />

en ir poniendo parches <strong>de</strong> esparadrapo sobre heridas sangrantes, porque con ello mantienen<br />

su cargo, se equivocan. O bien quieren matar al herido, que todo podría ser.<br />

<strong>El</strong> <strong>País</strong> | España - 11-03-1982<br />

* Andreu Alfaro es escultor. Con él, suscriben también este artículo Josep Renau, pintor;<br />

Vicent Andrés Estellés, escritor y <strong>El</strong>iseu Climent, editor y secretario general <strong>de</strong> Acció<br />

Cultural <strong>de</strong>l <strong>País</strong> <strong>Valencià</strong>.

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