El 2 de març passat va morir el periodista Josep Maria Huertas Claveria. L’article que ara reproduïm va serpublicat el gener de 1989 en aquesta publicació. La seva vinculació periodística amb la <strong>Revista</strong> <strong>Taxi</strong>, però,no va quedar aquí. També va escriure un article molt especial quan la nostra publicació celebrava el seu20è aniversari. Aquestes dues col·laboracions són el reflex de com era ell i de la senzillesa i proximitat ambla qual acceptava la sol·licitud d’un article, cosa que a vegades és impossible d’aconseguir d’altres insignesperiodistes i escriptors perquè veuen la premsa especialitzada i sectorial com un subproducte en què nocal ni posar el nom.Josep Maria Huertas Claveria va col·laborar també amb l’Escola <strong>del</strong> <strong>Taxi</strong> i va permetre que el seu llibre 50vegades Barcelona fos un llibre de text per a la formació de les persones que volien accedir a la professió<strong>del</strong> taxi.Des d’aquí i en nom totes aquelles persones <strong>del</strong> taxi que segur que el recorden volem traslladar a la sevafamília i a la professió periodística el nostre condol per la seva pèrdua.<strong>Revista</strong> <strong>Taxi</strong>Agraïment de la família <strong>del</strong> periodista Josep Maria Huertas ClaveriaLa família de Josep Maria Huertas Claveria vol expressar el seu agraïment al taxista que, el divendres 2 de març, ales 14.00 hores, va desplaçar el reconegut periodista barcelonès des de La Vanguardia fins a Urgències de l’HospitalClínic, on va morir a la matinada.La família desconeix la identitat d’aquest professional <strong>del</strong> taxi per poder expressar-li personalment el seu agraïment.48 REVISTA TAXI 174 • ABRIL-MAIG 2007
<strong>Taxi</strong> y espectáculoEl año, 1947 un empresario con olfato comercial, Joaquín Gasa, estrenó en el desaparecido Teatro Cómico,en pleno paralelo, una revista que estuvo dos años en cartel, con más de 700 representaciones, loque supone aún hoy uno de los espectáculos de mayor éxito en el teatro barcelonés. <strong>Taxi</strong>… al Cómico.El título copiaba, en versión barcelonesa, el de otra revista de éxito representada en Madrid. Chofer… alPalace, en referencia igualmente al mundo <strong>del</strong> taxi.<strong>Taxi</strong>… al Cómico estaba, además, protagonizada por dos artistas tan populares como Mary Santpere yAlady. El taxi era una imagen popular que el empresario Gasa tuvo el acierto de incorporar al título deaquella revista que batió records de taquilla.No fue el único caso de utilización teatral <strong>del</strong> taxi. Una de las obras más representadas en escenariosde aficionados ha sido durante años El amor venía en el taxi.En cine los taxistas han abundado como personajes entrañables. Los actores Manolo Morán y TonyLeblanc interpretaron personajes de taxistas. El director Ignacio F. Iquino dedicó a los taxistas una películacaso hagiográfica, Los ángeles <strong>del</strong> volante, en 1957, cuando el cine español intentó poner especialacento en la comedia genuina, y fueron gentes como Pedro Lazaga, Fernando Fernán Gómez y el ya citadoIquino los que trufaron de taxistas simpáticos sus films. El mismo Pedro Almodóvar, ahora archifamoso,convierte al eficaz actor Guillermo Montesinos, en un taxista un tanto especial, cargado con todolo cargable en su vehículo para mejor atender a la clientela.Me vienen a la memoria dos títulos extranjeros donde el taxi ha tenido una participación importante: Laladrona, su padre y el taxista, un divertido film italiano de Sofía Loren, Marcelo Mastroianni y Vittorio deSica y Un taxi para Tobruk, película de guerra con diversas estrellas europeas como Lino Ventura y ArdíKruger.Los taxistas neoyorquinos no son tan solo menos populares como los barceloneses o madrileños debidoa la cantidad de películas norteamericanas que se estrenan. Quizás, sin embargo, pocos son tan entrañablescomo Betty Garrett, la taxista que seduce a Frank Sinatra en el inmortal Un día en Nueva York.Muchas secuencias chispeantes o románticas de comedias norteamericanas tienen como escenario elinterior de un “yellow cab”, como la que cierra la espléndida Desayuno con diamantes, con Audrey Hepburny George Peppard.El recurso <strong>del</strong> taxi como escenario artístico es de todas las épocas y de todos los géneros. Un film tanoriginal y de tanto éxito como ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Nos permite ver cómo se puede hacerincluso <strong>del</strong> mismo taxi, gracias a la pericia de los dibujantes, un personaje que “habla”, como el divertidotaxi dibujado que sirve a los protagonistas –uno de ellos de dibujo y otro de carne y hueso– paraperseguir a los malvados.Y si nos introducimos en otros aspectos <strong>del</strong> espectáculo, encontramos cómo el espléndido diseñadorEnric Satué utiliza la puerta de un taxi como elemento gráfico de portada <strong>del</strong> disco Viure Barcelona deNúria Feliu. Porque, como en el caso de Nueva York, un color inconfundible y una popularidad de hondasraíces hace de los taxis y de los taxistas elementos esenciales para identificar la ciudad.Estos breves apuntes entresacados <strong>del</strong> recuerdo, podrían servir para animar a alguien a estudiar más afondo el tema, y relacionar más los elementos <strong>del</strong> taxi y el espectáculo.Josep Maria Huertas ClaveriaREVISTA TAXI 174 • ABRIL-MAIG 2007 49