11.07.2015 Views

volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905

volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905

volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que se han despojado de uno de <strong>lo</strong>s caracteres más esencialesd<strong>el</strong> <strong>chiste</strong>, son <strong>chiste</strong>s «ma<strong>lo</strong>s» o en modo alguno debenllamarse <strong>chiste</strong>s.Es indudable que estos <strong>chiste</strong>s atrofiados producen unefecto cómico que podemos explicarnos de más de un modo.O la comicidad nace d<strong>el</strong> descubrimiento de las maneras depensar de <strong>lo</strong> in<strong>con</strong>ciente, como en <strong>lo</strong>s casos ya <strong>con</strong>siderados[v. gr., págs. 194-5], o <strong>el</strong> placer brota de la comparación<strong>con</strong> <strong>el</strong> <strong>chiste</strong> completo. Nada impide <strong>su</strong>poner que aquí se<strong>con</strong>jugan esas dos modalidades de génesis d<strong>el</strong> placer cómico,y no puede desecharse que justamente <strong>el</strong> in<strong>su</strong>ficiente apuntalamientoen <strong>el</strong> <strong>chiste</strong> <strong>con</strong>vierta al disparate en disparatecómico.Es que hay otros casos fácilmente penetrables en que esain<strong>su</strong>ficiencia hace que <strong>el</strong> disparate adquiera una comicidadirresistible por la comparación <strong>con</strong> <strong>lo</strong> que debería operarse.La <strong>con</strong>trapartida d<strong>el</strong> <strong>chiste</strong>, <strong>el</strong> acertijo fpág. 64;/.], acasonos ofrezca en este punto mejores ejemp<strong>lo</strong>s que <strong>el</strong> <strong>chiste</strong>mismo. Una pregunta jocosa [Schcrzfrage] fpág. 146, ;/. 7]reza, por ejemp<strong>lo</strong>: «Dime qué es: está colgado de la paredy uno puede secarse <strong>con</strong> <strong>el</strong><strong>lo</strong> las manos». Sería tonto <strong>el</strong>acertijo si la respuesta pudiera ser: «Una toalla». Más biense rechaza esa respuesta. — «No, un arenque». — «¡Peropor <strong>el</strong> amor de Dios —es la horrorizada protesta—; unarenque no cu<strong>el</strong>ga de la pared!». — «Sin embargo puedescolgar<strong>lo</strong>». — «Pero, ¿quién se secaría las manos <strong>con</strong> unarenque?». — «Bueno —dice la tranquilizadora respuesta—;no estás obligado». — Este esclarecimiento, brindadomediante dos típicos desplazamientos, muestra cuánto lefalta a esta pregunta para ser un verdadero acertijo, y acausa de esta absoluta in<strong>su</strong>ficiencia aparece, en lugar dedisparatadamente estúpida. . . irresistiblemente cómica. Deeste modo, por inobservancia de <strong>con</strong>diciones esenciales, un<strong>chiste</strong>, un acertijo u otras cosas que en sí no arrojan placercómico pueden <strong>con</strong>vertirse en fuentes de este.Menos difícil de entender todavía es <strong>el</strong> caso de la comicidadinvoluntaria en <strong>el</strong> decir, de la cual en las poesías deFriederike Kempner (1891) podemos espigar cuantos ejemp<strong>lo</strong>squeramos:«Contra la vivisección»Un ignoto lazo de las almas encadenaal ser humano <strong>con</strong> <strong>el</strong> pobre animal.El animal posee voluntad —ergo, alma—aunque una más pequeña que la nuestra».204

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!