volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
mos que según Lipps y otros cl <strong>con</strong>traste cuantitativo —yno <strong>el</strong> cualitativo— ha de <strong>con</strong>siderarse en primera línea comofuente d<strong>el</strong> placer cómico, quedaremos por entero satisfecliosde haber escogido <strong>lo</strong> cómico d<strong>el</strong> movimiento como punto departida de nuestra indagación.Lipps, en un libro <strong>su</strong>yo que ya hemos citado repetidas veces,ha intentado, desarrollando la tesis de Kant según lacual «<strong>lo</strong> cómico es una expectativa pulverizada» [cf. <strong>su</strong>pra,pág. 14;;.], derivar cl placer cómico enteramente de la expectativa."A pesar de las múltiples <strong>con</strong>clusiones instructivasy valiosas que ese intento ha promovido, yo refrendaríala crítica expresada por otros autores, a saber, que Lipps ha<strong>con</strong>cebido demasiado estrecho cl ámbito en que se origina<strong>lo</strong> cómico y no pudo someter <strong>su</strong>s fenómenos a esa fórmulasin forzar grandemente las cosas.[2]Los hombres no se han <strong>con</strong>tentado <strong>con</strong> gozar <strong>lo</strong> cómicodonde se topaban <strong>con</strong> <strong>el</strong><strong>lo</strong> en <strong>su</strong> vivenciar, sino que procuraronproducir<strong>lo</strong> adrede; y uno aprende más sobre la esenciade <strong>lo</strong> cómico cuando estudia <strong>lo</strong>s recursos que sirven paraengendrar<strong>lo</strong>. En primer lugar, uno puede provocar <strong>lo</strong> cómicoen <strong>su</strong> propia persona fiara alegrar a otros, por ejemp<strong>lo</strong> haciéndose<strong>el</strong> torpe o <strong>el</strong> tonto. Uno engendra entonces la comicidad,como si en efecto la tuviera, al satisfacer la <strong>con</strong>diciónde la comparación a través de la cual se llega a la diferenciade gasto; pero de esa manera uno no se vu<strong>el</strong>ve ridícu<strong>lo</strong>ni despreciable, sino que en ciertas circunstancias hastapuede provocar admiración. El otro, si sabe que uno meramentese ha disimulado, no obtendrá <strong>el</strong> sentimiento de <strong>su</strong>perioridad,<strong>lo</strong> cual vu<strong>el</strong>ve a proporcionarnos una buena pruebade que en principio la comicidad es independiente de esesentimiento [pág. 186].Como recurso para volver cómico a otro, se usa sobretodo trasladar<strong>lo</strong> a situaciones en tjue a <strong>con</strong>secuencia de lahumana dependencia de circunstancias exteriores, en particularfactores sociales, uno se vu<strong>el</strong>ve cómico sin que importen<strong>su</strong>s cualidades personales; vale decir: <strong>el</strong> aprovechamientode la comicidad de situación. Ese traslado a una situacióncómica puede ser objetivo [a practical joke) " cuan-11 [Lipps, 1898, págs. 50 y sigs.]••' {Broma, acción realizada en son de burla. Literalmente, «<strong>chiste</strong>práctico» o «llevado a la práctica».}189