volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
IV. El mecanismo de placery la psicogénesis d<strong>el</strong> <strong>chiste</strong>[1]Como punto de partida tenemos <strong>el</strong> discernimiento ciertode las fuentes de que fluye <strong>el</strong> placer peculiar que nos depara<strong>el</strong> <strong>chiste</strong>. Sabemos que podemos caer en <strong>el</strong> espejismo de<strong>con</strong>fundir <strong>el</strong> gusto que nos produce <strong>el</strong> <strong>con</strong>tenido de pensamientode la oración <strong>con</strong> <strong>el</strong> placer d<strong>el</strong> <strong>chiste</strong> propiamentedicho, pero que este mismo tiene en <strong>lo</strong> esencial dos fuentes;la técnica y las tendencias d<strong>el</strong> <strong>chiste</strong>. Lo que ahora querríamosaveriguar son <strong>lo</strong>s caminos por <strong>lo</strong>s cuales desde esasfuentes se produce <strong>el</strong> placer: <strong>el</strong> mecanismo de ese efectoplacentero.Nos parece que re<strong>su</strong>ltará mucho más fácil obtener <strong>el</strong> esclarecimientobuscado en <strong>el</strong> <strong>chiste</strong> tendencioso que en <strong>el</strong>inocente. Comenzaremos, pues, por aqu<strong>el</strong>.En <strong>el</strong> <strong>chiste</strong> tendencioso, <strong>el</strong> placer es re<strong>su</strong>ltado de que unatendencia recibe una satisfacción que de otro modo seríainterceptada. No hace falta demostrar que semejante satisfacciónes una fuente de placer. Pero la manera en que <strong>el</strong><strong>chiste</strong> la produce está <strong>su</strong>jeta a particulares <strong>con</strong>diciones, d<strong>el</strong>as que acaso podamos obtener más noticias. Cabe distinguiraquí dos casos. El más simple es aqu<strong>el</strong> en que la satisfacciónde la tendencia tropieza <strong>con</strong> un obstácu<strong>lo</strong> exterior que essorteado por <strong>el</strong> <strong>chiste</strong>. Hallamos que así era, por ejemp<strong>lo</strong>,en la respuesta que recibió Serenissimus cuando preguntó sila madre d<strong>el</strong> interp<strong>el</strong>ado había vivido alguna vez en palacio[pág. 66], o en la manifestación de aqu<strong>el</strong> <strong>con</strong>ocedor de artea quien <strong>lo</strong>s dos ricos pil<strong>lo</strong>s mostraron sendos retratos <strong>su</strong>yos:«And where is the Saviour?» [pág. 71]. La tendencia <strong>con</strong>siste,en <strong>el</strong> primer caso, en replicar a un in<strong>su</strong>lto <strong>con</strong> otroigual, y en <strong>el</strong> segundo, en pronunciar una diatriba en vezd<strong>el</strong> juicio experto que pedían; <strong>lo</strong> que a <strong>el</strong>la se opone sonfactores puramente externos, la situación de poder de laspersonas sobre quienes recae la diatriba. De todos modos,acaso nos llame la atención que estos y otros <strong>chiste</strong>s aná<strong>lo</strong>gosde naturaleza tendenciosa, si bien nos satisfacen, no seancapaces empero de provocarnos un fuerte efecto de risa.113