volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
volumen-viii-e28093-el-chiste-y-su-relacic3b3n-con-lo-inconsciente-1905
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
odio activo exhiben todavía hoy <strong>lo</strong>s más claros indicios deque en <strong>su</strong> origen estuvieron destinados a regir dentro deuna pequeña comunidad tribal. Tan pronto como todos nosotrostenemos derecho a sentirnos ciudadanos de un pueb<strong>lo</strong>,nos permitimos prescindir de la mayoría de esas limitacionesfrente a un pueb<strong>lo</strong> extraño. Empero, dentro de nuestropropio círcu<strong>lo</strong> hemos hecho progresos en <strong>el</strong> gobierno sobr<strong>el</strong>as mociones hostiles; como <strong>lo</strong> expresa drásticamente Lichtenberg:aqu<strong>el</strong><strong>lo</strong> por <strong>lo</strong> que hoy decimos «Disculpe usted»,antes nos valía una bofetada. La hostilidad activa y violenta,prohibida por la ley, ha sido r<strong>el</strong>evada por la invectivade palabra, y a medida que crece nuestro saber sobre <strong>el</strong> encadenamientode las mociones humanas vamos perdiendo,por <strong>su</strong> <strong>con</strong>siguiente «Tout comprendre c'est tout pardonner»{«Comprender<strong>lo</strong> todo es perdonar<strong>lo</strong> todo»}, la capacidad deencolerizarnos <strong>con</strong> <strong>el</strong> prójimo que nos estorba <strong>el</strong> camino.Cuando niños, estamos aún dotados de potentes disposicioneshostiles; luego, la <strong>el</strong>evada cultura personal nos enseñaque es indigno valerse de in<strong>su</strong>ltos, y aun donde la lucha ensí <strong>con</strong>tinúa permitiéndose ha crecido enormemente <strong>el</strong> númerode las cosas cuyo empleo como recursos de combateno se autoriza. Desde que debimos renunciar a expresar lahostilidad de hecho —estorbados en <strong>el</strong><strong>lo</strong> por <strong>el</strong> tercero desapasionado,cuyo interés reside en la <strong>con</strong>servación de la seguridadpersonal— hemos desarrollado, igual que en <strong>el</strong> casode la agresión sexual, una nueva técnica de denostar, <strong>con</strong> laque intentamos granjearnos <strong>el</strong> favor de ese tercero <strong>con</strong>tranuestro enemigo. Nos procuramos a través de un rodeo <strong>el</strong>goce de vencer<strong>lo</strong> empequeñeciéndo<strong>lo</strong>, denigrándo<strong>lo</strong>, despreciándo<strong>lo</strong>,volviéndo<strong>lo</strong> cómico; y <strong>el</strong> tercero, que no ha hechoningún gasto, atestigua ese goce mediante <strong>su</strong> risa.Ahora estamos preparados para entender <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> d<strong>el</strong><strong>chiste</strong> en la agresión hostil. El <strong>chiste</strong> nos permitirá aprovecharcostados risibles de nuestro enemigo, costados que acausa de <strong>lo</strong>s obstácu<strong>lo</strong>s que se interponen no podríamos exponerde manera expresa o <strong>con</strong>ciente; por tanto, tambiénaquí sorteará limitaciones y abrirá fuentes de placer que sehan vu<strong>el</strong>to inasequibles. Además, sobornará al oyente, <strong>con</strong><strong>su</strong> ganancia de placer, a tomar partido por nosotros sin rigurosoexamen, como nosotros mismos, en otras ocasiones,sobornados por <strong>el</strong> <strong>chiste</strong> inocente, solemos sobrestimar la<strong>su</strong>stancia de la oración expresada como <strong>chiste</strong>. Como <strong>lo</strong> manifiestanuestra lengua <strong>con</strong> entero acierto: «Die Lacher aufseine Seite ziehen» («Poner de nuestra parte a <strong>lo</strong>s queríen» = «burlarse de la gente»}.Considérense, por ejemp<strong>lo</strong>, <strong>lo</strong>s <strong>chiste</strong>s d<strong>el</strong> señor N. que97