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He hecho antes una distinción de pasada entre el hacer y el obrar, al mismotiempo que he identificado el hacer y el decir, siendo el decir una formafundamental de hacer y hasta aquella forma de hacer que une al hacer con elobrar. Nuestra mentalidad actual confunde en efecto hacer y obrar y diferenciaen cambio el dicho del hecho.Lo que hacemos y lo que decimos no son estrictamente un obrar, talcomo yo lo entiendo, sino la expresión o manifestación empíricamenteconstatable del obrar. Nótese que el verbo hacer es transitivo y requiere unobjeto, mientras que obrar es intransitivo y se queda en el sujeto. El obrar estárelacionado con la intención y con la ética. El hacer está estructuradotécnicamente, es decir tiene una estructura de medios y fines. La intención y elsentido de lo que hacemos se oculta siempre tras de lo que hacemos y decimos.Es decir se oculta, pero también se revela a través de ello. Pues la intención sólose capta hermenéuticamente, mediante una interpretación. Una misma intenciónpuede hallar muchas formas diferentes de expresión en diferentes situaciones,mientras que actuaciones o expresiones semejantes pueden también revelarintenciones diversas.El obrar y el hacer son en cierto modo inseparables pero no debieranconfundirse. El obrar es la acción que elige una forma de hacer y decir pararealizarse. Mientras el hacer y el decir bien muestran destreza operativa,habilidad, el obrar bien muestra prudencia y juicio, virtud. El obrar da así sentidoal hacer y al decir y revela el carácter ético del autor, su intencionalidad.He aquí pues que el saber de la ciudad es un saber obrar que incumbe a todoslos ciudadanos, ya que afecta al bien común. Ese saber obrar determina sinembargo la dirección en que han de moverse otros saberes particulares, lossaberes profesionales y la destreza específica de cada uno para aportar sugrano de arena a la realización de ese bien común. El saber obrar dirige el saberhacer, ya que lo que se hace se hace para alcanzar fines concretos pero estosfines adquieren su sentido de una concepción del bien común que es el obrarbien. Estoy pues aludiendo a una nueva diferencia entre el fin, propio del hacer,y el sentido, propio del obrar. Pues es corriente confundir el fin de nuestraactuación con el sentido de ella.El fin es algo que, como la propia palabra indica, se halla al término deese algo, un algo que ha de entenderse como un hacer, no como una cosa.Iniciamos procesos productivos de fines para alcanzarlos, pero una cosa es loque hacemos para alcanzar esos fines y otra los fines mismos. Una cosa esconstruir y otra cosa es el edificio construido. En cierto modo puede decirse queel fin da sentido a los medios, ya que es por alcanzar éste por lo que se ponenen práctica aquellos. Pero aceptado esto cabe preguntarse cuál es el sentido deesos fines propuestos.Distingo por lo tanto aquello que es un producto o fin del hacer y elsentido que revela su obrar. Distingo la elección de esos fines y esos medios,que obra a través de ellos. Pues obrar es elegir fines y medios, no esos fines yesos medios. El hacer tiene fines, el obrar tiene sentido. O mejor aún: el obrar esel sentido. Pues el sentido no es algo definible sino aquello que define losmedios y los fines. El sentido no es un fin porque es un principio; un principio deacción que inspira lo que emprendemos en una situación determinada y vaconcretándose y explicándose en nuestros 'hechos'. He aquí la conexión entre elhacer y el decir. Pues lo mismo que mediante decir (dia lógos) lo que pensamos413-MÓDULO 3 – GEOGRAFÍA POLÍTICA Y CULTURALManual de Capacitación Docente - PE Olimpíada de Geografía de la República Argentina 2010.

y queremos vamos comprendiéndonos a nosotros mismos, las acciones queelegimos van también poniendo en claro el sentido profundo, la intención denuestra vida. La ciudad se forma de la articulación de dos tipos de discursos: undiscurso del hacer que concierne a cada uno, de la tarea propia de cadaindividuo y cada empresa o institución, y un discurso del obrar que es undiscurso ético que integra esos saberes y haceres particulares en un 'sentidocomún' que es el bien común de la ciudad. Ese concepto del bien común es unmero nombre indicador, no un concepto definido. Alude simplemente a unaintención que va eligiendo o desterrando una u otra actuación concreta, un fin uotro, unos medios u otros de alcanzar fines.Si el obrar se manifiesta de modo inmediato en un discurso sobre el biencomún que ha de elegir y dar sentido a los fines que han de regir el quehacer delos ciudadanos, esto significa que no hay una descripción a priori del biencomún, una regla a seguir. Las leyes de la ciudad rigen ciertamente la actuaciónde los ciudadanos, pero las leyes expresan, no constituyen el sentido de la vidade la ciudad. Las leyes son un producto de un saber obrar que define reglas. Elobrar, lo ético no está en seguir las reglas, sino en formularlas. Lo cual significaque la ética se identifica con el propio discurso de la ética. Ese es el sentido deldiálogo. Mediante un continuo hablar y argumentar (dia lógos) vamos formulandolo conveniente y lo aceptable. Es ese un diálogo abierto a todos y sólo aquelloque logra convencer a la mayoría es admitido como bueno, sin que por ello secierre el diálogo ni se llegue a una convicción definitiva y definitoria. En eso sediferencia la retórica, el discurso ético del quehacer ciudadano, del discursoprofesional del quehacer productivo o técnico.En éste último se detiene el discurso al llegar a la conclusión verdadera:dado esto y lo otro, hay que aceptar tal o cual cosa. El discurso del obrar es undiacurso abierto y problemático en el que los conceptos nunca se hacenabstractos sino que estan abiertos a la riqueza del contexto de cada situación.Una ética cerrada es fundamentalista. La ética abierta es una ética íntimamenteligada al discurso. Etica et rhetorica convertuntur. Por eso, mientras la misión delprofesional en la colectividad es el saber hacer las cosas bien, la misión delpolítico, como ciudadano primus inter pares, es (o debiera ser) el hablar bienacerca de lo que debe hacerse Como decía nuestro compatriota romano, elcalagurritano Quintiliano ya mencionado, el orador, es decir el político, ha de serun vir bonus dicendi peritus, un hombre bueno que experto en el decir. El buendecidor debe ser un ejemplo de buen obrar, trayendo lo uno consigo a lo otro. Lademagogia no es un buen decir ya que es un mal obrar. En esto tiene razón elsaber popular que exige una correspondencia entre palabra y obra. Pero laejemplaridad del político no debe ser la de aquel que vive como enseña, queesto es más bien fundamentalismo, sino la de aquel que, siendo honrado,enseña como vive.***414 -MÓDULO 3 – GEOGRAFÍA POLÍTICA Y CULTURAL

He hecho antes una distinción <strong>de</strong> pasada entre el hacer y el obrar, al mismotiempo que he i<strong>de</strong>ntificado el hacer y el <strong>de</strong>cir, siendo el <strong>de</strong>cir una formafundamental <strong>de</strong> hacer y hasta aquella forma <strong>de</strong> hacer que une al hacer con elobrar. Nuestra mentalidad actual confun<strong>de</strong> en efecto hacer y obrar y diferenciaen cambio el dicho <strong>de</strong>l hecho.Lo que hacemos y lo que <strong>de</strong>cimos no son estrictamente un obrar, talcomo yo lo entiendo, sino la expresión o manifestación empíricamenteconstatable <strong>de</strong>l obrar. Nótese que el verbo hacer es transitivo y requiere unobjeto, mientras que obrar es intransitivo y se queda en el sujeto. El obrar estárelacionado con la intención y con la ética. El hacer está estructuradotécnicamente, es <strong>de</strong>cir tiene una estructura <strong>de</strong> medios y fines. La intención y elsentido <strong>de</strong> lo que hacemos se oculta siempre tras <strong>de</strong> lo que hacemos y <strong>de</strong>cimos.Es <strong>de</strong>cir se oculta, pero también se revela a través <strong>de</strong> ello. Pues la intención sólose capta hermenéuticamente, mediante una interpretación. Una misma intenciónpue<strong>de</strong> hallar muchas formas diferentes <strong>de</strong> expresión en diferentes situaciones,mientras que actuaciones o expresiones semejantes pue<strong>de</strong>n también revelarintenciones diversas.El obrar y el hacer son en cierto modo inseparables pero no <strong>de</strong>bieranconfundirse. El obrar es la acción que elige una forma <strong>de</strong> hacer y <strong>de</strong>cir pararealizarse. Mientras el hacer y el <strong>de</strong>cir bien muestran <strong>de</strong>streza operativa,habilidad, el obrar bien muestra pru<strong>de</strong>ncia y juicio, virtud. El obrar da así sentidoal hacer y al <strong>de</strong>cir y revela el carácter ético <strong>de</strong>l autor, su intencionalidad.He aquí pues que el saber <strong>de</strong> la ciudad es un saber obrar que incumbe a todoslos ciudadanos, ya que afecta al bien común. Ese saber obrar <strong>de</strong>termina sinembargo la dirección en que han <strong>de</strong> moverse otros saberes particulares, lossaberes profesionales y la <strong>de</strong>streza específica <strong>de</strong> cada uno para aportar sugrano <strong>de</strong> arena a la realización <strong>de</strong> ese bien común. El saber obrar dirige el saberhacer, ya que lo que se hace se hace para alcanzar fines concretos pero estosfines adquieren su sentido <strong>de</strong> una concepción <strong>de</strong>l bien común que es el obrarbien. Estoy pues aludiendo a una nueva diferencia entre el fin, propio <strong>de</strong>l hacer,y el sentido, propio <strong>de</strong>l obrar. Pues es corriente confundir el fin <strong>de</strong> nuestraactuación con el sentido <strong>de</strong> ella.El fin es algo que, como la propia palabra indica, se halla al término <strong>de</strong>ese algo, un algo que ha <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse como un hacer, no como una cosa.Iniciamos procesos productivos <strong>de</strong> fines para alcanzarlos, pero una cosa es loque hacemos para alcanzar esos fines y otra los fines mismos. Una cosa esconstruir y otra cosa es el edificio construido. En cierto modo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse queel fin da sentido a los medios, ya que es por alcanzar éste por lo que se ponenen práctica aquellos. Pero aceptado esto cabe preguntarse cuál es el sentido <strong>de</strong>esos fines propuestos.Distingo por lo tanto aquello que es un producto o fin <strong>de</strong>l hacer y elsentido que revela su obrar. Distingo la elección <strong>de</strong> esos fines y esos medios,que obra a través <strong>de</strong> ellos. Pues obrar es elegir fines y medios, no esos fines yesos medios. El hacer tiene fines, el obrar tiene sentido. O mejor aún: el obrar esel sentido. Pues el sentido no es algo <strong>de</strong>finible sino aquello que <strong>de</strong>fine losmedios y los fines. El sentido no es un fin porque es un principio; un principio <strong>de</strong>acción que inspira lo que empren<strong>de</strong>mos en una situación <strong>de</strong>terminada y vaconcretándose y explicándose en nuestros 'hechos'. He aquí la conexión entre elhacer y el <strong>de</strong>cir. Pues lo mismo que mediante <strong>de</strong>cir (dia lógos) lo que pensamos413-MÓDULO 3 – GEOGRAFÍA POLÍTICA Y CULTURALManual <strong>de</strong> Capacitación Docente - PE Olimpíada <strong>de</strong> Geografía <strong>de</strong> la República Argentina <strong>2010</strong>.

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