Descargar edición 2010 - Facultad de Humanidades y Ciencias

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al norte no han sido objeto de observación y medición mediante procedimientosrigurosos y científicos, especialmente en la frontera México-Guatemala, endonde confluyen necesariamente todos los migrantes en tránsito. Por su parte,las mediciones en los lugares de destino también adolecen de limitaciones quecuestionan su cobertura. Ello ha propiciado que muchos sectores hablen de unaomisión que, por momentos, se considera desmesurada.Los censos y las encuestas recolectadas por el gobierno de EstadosUnidos dan cuenta de un crecimiento significativo de la población de origencentroamericano residente en ese país. Sin embargo, la naturalezaindocumentada de una importante proporción de los inmigrantes –por cierto,indeterminada- imposibilita establecer su magnitud.De ahí que sólo se cuente con estimaciones relativamente gruesas, comola que realizó en 1996 el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS, por susiniciales en inglés) de Estados Unidos, en la que consideró –con base enmétodos demográficos - que el volumen total de salvadoreños, guatemaltecos,hondureños y nicaragüenses indocumentados podría haber ascendido a la sumade 660,000 personas.Esta cifra contrasta con la de mexicanos, la cual se estimó, en eseentonces, en el orden de 2.700,000 nacionales de ese país; con base en esosdatos, los centroamericanos podrían constituir un 13% del total de la poblaciónindocumentada estimada por el INS, la cual fue del orden de los cinco millonesde personas.Los datos del Censo del 2000 podrán dar cuenta parcial del crecimientoreciente de esa población que, según estudiosos del fenómeno, pudo haberseincrementado de manera acelerada en los años posteriores a aquella estimación,debido a los hechos diversos que han acentuado las presiones emigratorias. Losdatos preliminares del Censo señalan que los centroamericanos constituyen un4.8% del total (35.3 millones) de la población de origen hispano o latino (nonecesariamente nacidos en los países de referencia): 655 mil salvadoreños(1.9%), 372 mil guatemaltecos (1.1%), 218 mil hondureños (0.6%), 178 milnicaragüenses (0.5%) y 91 mil panameños (0.3%).En contraste, el número de personas censadas que se declaró de origenmexicano fue de 20.6 millones, o sea, el 58.5% del total de población de origenhispano o latino. Por de pronto, las observaciones periódicas derivadas de lainformación que proporciona la Encuesta Continua de Población (CPS, por susiniciales en inglés) del Bureau del Censo de Estados Unidos, estiman que enmarzo del año 2000 residían en el país 28.4 millones de personas nacidas en elexterior.De ellas, el 51 % nació en algún país latinoamericano; aún más, laspersonas nacidas en México y en algún país centroamericano constituían dosterceras partes del total de los originarios de la región y cerca de un tercio deltotal de los nacidos en el extranjero.En términos absolutos, se observa un crecimiento significativo respectode los datos censales de 1990, cuando el total de nacidos en el extranjero era de19.8 millones de personas, de los cuales sólo 8.4 millones (42%) habían nacidoen algún país latinoamericano y, de ellos, 5.4 millones eran originarios de Méxicoo de algún país centroamericano, es decir, poco más de una cuarta parte deltotal.340 -MÓDULO 2 – GEOGRAFÍA SOCIAL Y ECONÓMICA

Los condicionantes socioeconómicos de la emigraciónConviene reiterar que, a partir del decenio de los noventa, el peso relativode los determinantes de carácter económico sobre la decisión de migrar deamplios sectores de la población centroamericana ha sido cada vez mayor. Es, ala vez, indiscutible que la inestabilidad política y la inseguridad ciudadana sontambién dos factores que gravitan sobre el desempeño de las economías de laregión y sobre las posibilidades de oferta de oportunidades a sus ciudadanos,pero especialmente a los jóvenes que están ingresando en forma creciente almercado de trabajo.La suscripción de acuerdos de paz se vislumbró como la oportunidadpara transitar hacia situaciones de estabilidad de todo orden, incluyendo lanecesaria recuperación económica que permitiera erradicar los motivos deldescontento social. Sin embargo, la realidad ha mostrado fuertes barreras parareactivar los aparatos productivos, en aquellos ámbitos en donde los hubo, opara crear nuevas oportunidades de inversión, de formación de capitales y degeneración de empleos, o más en general, de posibilidades de desarrollo.Así, no se puede hablar de un crecimiento sostenido del producto internobruto por habitante, si se le utiliza como indicador del comportamiento de laeconomía. Sus niveles –en muchos casos – apenas si recuperan los nivelespromedio previos a los años de la guerra. Ello se refleja en la persistencia deextendidos niveles de pobreza y una generalizada falta de acceso a los máselementales satisfactores sociales. Aunque las situaciones de pobreza y pobrezaextrema son mucho más agudas en las zonas rurales, es preocupante tambiénsu incidencia en las zonas urbanas, especialmente de algunos países de laregión.En los años recientes, una serie de fenómenos “naturales”, sumados aotros de carácter más social, han hecho evidentes las rigideces estructurales delas economías y, en general, de las sociedades de la región. En términosgenerales, las economías centroamericanas no han logrado transformar, demanera significativa, sus aparatos productivos y sus estructuras sociales, demodo que sus economías continúan mostrando signos de vulnerabilidad frente alas fluctuaciones de los precios internacionales de sus productos tradicionales deexportación.En ese sentido, ocupa lugar preponderante el caso del café, producto queen los años recientes ha experimentado una crisis cuya duración hace pensar endaños profundos, probablemente irreversibles en algunas zonas productoras.Pero a esta situación se ha sumado la ocurrencia de diversos fenómenosmeteorológicos que han azotado vastas extensiones de los países másvulnerables. Tal es el caso de los huracanes, temporales, sequías y terremotosque han afectado mayormente a grupos de población de suyo vulnerables,principalmente rurales, en Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.Por otra parte, los esfuerzos en materia de integración han probado suslimitaciones y alcances reiterados. Por más que se han derivado recursos yenergías en las instancias de la integración regional, los resultados siguensiendo muy limitados. Por otra parte, han emergido iniciativas externas que enteoría podrían contribuir a una consolidación de los vínculos y de losencadenamientos productivos entre los países de la región. Sin embargo, no hayindicios que permitan asegurar que dichos objetivos se hayan alcanzado.341-MÓDULO 2 – GEOGRAFÍA SOCIAL Y ECONÓMICAManual de Capacitación Docente - PE Olimpíada de Geografía de la República Argentina 2010.

Los condicionantes socioeconómicos <strong>de</strong> la emigraciónConviene reiterar que, a partir <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cenio <strong>de</strong> los noventa, el peso relativo<strong>de</strong> los <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> carácter económico sobre la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> migrar <strong>de</strong>amplios sectores <strong>de</strong> la población centroamericana ha sido cada vez mayor. Es, ala vez, indiscutible que la inestabilidad política y la inseguridad ciudadana sontambién dos factores que gravitan sobre el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> las economías <strong>de</strong> laregión y sobre las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> oferta <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s a sus ciudadanos,pero especialmente a los jóvenes que están ingresando en forma creciente almercado <strong>de</strong> trabajo.La suscripción <strong>de</strong> acuerdos <strong>de</strong> paz se vislumbró como la oportunidadpara transitar hacia situaciones <strong>de</strong> estabilidad <strong>de</strong> todo or<strong>de</strong>n, incluyendo lanecesaria recuperación económica que permitiera erradicar los motivos <strong>de</strong>l<strong>de</strong>scontento social. Sin embargo, la realidad ha mostrado fuertes barreras parareactivar los aparatos productivos, en aquellos ámbitos en don<strong>de</strong> los hubo, opara crear nuevas oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inversión, <strong>de</strong> formación <strong>de</strong> capitales y <strong>de</strong>generación <strong>de</strong> empleos, o más en general, <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo.Así, no se pue<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> un crecimiento sostenido <strong>de</strong>l producto internobruto por habitante, si se le utiliza como indicador <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong> laeconomía. Sus niveles –en muchos casos – apenas si recuperan los nivelespromedio previos a los años <strong>de</strong> la guerra. Ello se refleja en la persistencia <strong>de</strong>extendidos niveles <strong>de</strong> pobreza y una generalizada falta <strong>de</strong> acceso a los máselementales satisfactores sociales. Aunque las situaciones <strong>de</strong> pobreza y pobrezaextrema son mucho más agudas en las zonas rurales, es preocupante tambiénsu inci<strong>de</strong>ncia en las zonas urbanas, especialmente <strong>de</strong> algunos países <strong>de</strong> laregión.En los años recientes, una serie <strong>de</strong> fenómenos “naturales”, sumados aotros <strong>de</strong> carácter más social, han hecho evi<strong>de</strong>ntes las rigi<strong>de</strong>ces estructurales <strong>de</strong>las economías y, en general, <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la región. En términosgenerales, las economías centroamericanas no han logrado transformar, <strong>de</strong>manera significativa, sus aparatos productivos y sus estructuras sociales, <strong>de</strong>modo que sus economías continúan mostrando signos <strong>de</strong> vulnerabilidad frente alas fluctuaciones <strong>de</strong> los precios internacionales <strong>de</strong> sus productos tradicionales <strong>de</strong>exportación.En ese sentido, ocupa lugar prepon<strong>de</strong>rante el caso <strong>de</strong>l café, producto queen los años recientes ha experimentado una crisis cuya duración hace pensar endaños profundos, probablemente irreversibles en algunas zonas productoras.Pero a esta situación se ha sumado la ocurrencia <strong>de</strong> diversos fenómenosmeteorológicos que han azotado vastas extensiones <strong>de</strong> los países másvulnerables. Tal es el caso <strong>de</strong> los huracanes, temporales, sequías y terremotosque han afectado mayormente a grupos <strong>de</strong> población <strong>de</strong> suyo vulnerables,principalmente rurales, en Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.Por otra parte, los esfuerzos en materia <strong>de</strong> integración han probado suslimitaciones y alcances reiterados. Por más que se han <strong>de</strong>rivado recursos yenergías en las instancias <strong>de</strong> la integración regional, los resultados siguensiendo muy limitados. Por otra parte, han emergido iniciativas externas que enteoría podrían contribuir a una consolidación <strong>de</strong> los vínculos y <strong>de</strong> losenca<strong>de</strong>namientos productivos entre los países <strong>de</strong> la región. Sin embargo, no hayindicios que permitan asegurar que dichos objetivos se hayan alcanzado.341-MÓDULO 2 – GEOGRAFÍA SOCIAL Y ECONÓMICAManual <strong>de</strong> Capacitación Docente - PE Olimpíada <strong>de</strong> Geografía <strong>de</strong> la República Argentina <strong>2010</strong>.

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