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Los Músicos de Gion

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Un plano-secuencia es una toma que contiene en sí todo el <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> una escena completa, sin cortes, como excepción al montajefragmentado <strong>de</strong> un film narrativo convencional. Las tomas continuas<strong>de</strong> un film primitivo, o experimental -por ejemplo, <strong>de</strong> Andy Warhol-,o <strong>de</strong> una típica filmación doméstica en ví<strong>de</strong>o o Super 8, no seríanplanos-secuencia, porque aquí el montaje se <strong>de</strong>scarta por principio;sólo hay puras imágenes aisladas. El plano-secuencia es por tantouna figura exclusiva <strong>de</strong>l cine narrativo. Durante los años 50, dichafigura sirvió a ciertos críticos –y entre ellos al francés André Bazinparateorizar una ética realista <strong>de</strong> la puesta en escena -otro términofetiche-que por entonces se consi<strong>de</strong>raba urgente vindicar. La tomacontinua sin cortes representaba una ventana abierta al mundo quesimulaba observar los acontecimientos en su pleno <strong>de</strong>sarrollo, sin elexceso intervencionista <strong>de</strong> un narrador autoritario. Pero también laposibilidad <strong>de</strong> ejercer un arte <strong>de</strong> la distancia, <strong>de</strong> la figura en el paisaje,<strong>de</strong>l ocultamiento y <strong>de</strong>l fuera <strong>de</strong> campo. Cuando a principios <strong>de</strong> losaños 50 los críticos occi<strong>de</strong>ntales se encontraron con las películas <strong>de</strong>lveterano Kenji Mizoguchi, “<strong>de</strong>scubrieron” repentinamente que laplenitud anticipada a finales <strong>de</strong> los 30 y primeros 40 por Welles oRenoir, maestros <strong>de</strong> la toma larga, llevaba décadas siendo plenamenteconseguida por un cineasta japonés que había dirigido ya más <strong>de</strong>70 películas cuando su extraordinaria La vida <strong>de</strong> Oharu fue estrenadaen el Festival <strong>de</strong> Cannes <strong>de</strong> 1952. Autor <strong>de</strong> películas cuyo realismono sólo es compatible sino que exige el preciosismo visual, y quese nutre <strong>de</strong> las tradiciones locales y occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong>l melodrama para<strong>de</strong>nunciar la situación prostitucional <strong>de</strong> la mujer japonesa, Mizoguchipasa por ser el gran virtuoso <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> puesta en escenabasada en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “una escena, un corte”. Al cineasta le gustabaexplicar que semejante inclinación por la toma larga y, por cierto,muy distanciada, pretendía obligar al espectador a buscar activamentelos centros <strong>de</strong> interés <strong>de</strong> la imagen. El especialista Noël Burchanota que esas largas tomas parecen reproducir el efecto <strong>de</strong> <strong>de</strong>spliegueespacial <strong>de</strong> los emakimono, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> las pinturas en rollojaponesas que al <strong>de</strong>senvolverse <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha a izquierda podían simularuna visión panorámica sobre un paisaje o bien exponer las diferentesescenas <strong>de</strong> una historia a través <strong>de</strong> un continuo espacial.Nosotros diremos que las exquisitas tomas largas <strong>de</strong> Historia <strong>de</strong>lúltimo crisantemo (1939), La leyenda <strong>de</strong> los 47 ronin (1941/42) y Lavida <strong>de</strong> Oharu (1952), trazan lo que el filósofo Gilles Deleuze, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>su muy personal nomenclatura, llamó “líneas <strong>de</strong> universo”: vectores,es <strong>de</strong>cir, un trayecto espacial y a la vez un <strong>de</strong>venir, una perpetuamutación, un mapa <strong>de</strong> los cambios. Cambios a pequeña escala,porque el cine <strong>de</strong> Mizoguchi emerge <strong>de</strong> los rincones domésticos. Susficciones no proponen una situación global que reclama una acciónque resuelva los conflictos que la habitan, sino que “<strong>de</strong>senrrollan” unCOMENTARIOtejido <strong>de</strong> acciones que nos guían hacia la situación y terminan pordibujar el mapa <strong>de</strong> un micro-mundo; un mundo <strong>de</strong> alcobas, cocinas,mercadillos y callejuelas entre los barrios <strong>de</strong>l placer (<strong>Gion</strong>, el barrio<strong>de</strong> las geishas en Kyoto).Sin embargo, no siempre Mizoguchi buscóla caligrafía extensa <strong>de</strong> la toma larga y sin cortes: <strong>Los</strong> músicos <strong>de</strong><strong>Gion</strong> <strong>de</strong>muestra que se sintió tentado en los años 50 por suavizar suestilo y volverlo más transparente y “convencional”. Pero lo quepermanece inalterado incluso en casos como éste es su estilo <strong>de</strong>narración espacial que atraviesa pasajes (da igual si con el montajeo con el travelling), <strong>de</strong> acuerdo a aquella sugerencia que el cineastahiciera un día a su fiel guionista Yoshikata Yoda: “expresar el dramaarquitectónicamente”. <strong>Los</strong> músicos <strong>de</strong> <strong>Gion</strong> narra las vicisitu<strong>de</strong>ssufridas por la veterana geisha Miyoharu y la joven maiko o aprendizllamada Miyoe (que significa <strong>de</strong> hecho “pintura <strong>de</strong> Miyoharu”), ambastuteladas por la madam Okimi (a quien llaman “Okaasan”: madre)y forzadas a acce<strong>de</strong>r contra su voluntad al reclamo sexual <strong>de</strong>dos clientes, a la sazón ejecutivos vinculados por intereses comunes.La película recupera un asunto que Mizoguchi ya había tratadomagistralmente (y con mucha más dureza y vehemencia i<strong>de</strong>ológica)en una película <strong>de</strong> 1936, Las hermanas <strong>de</strong> <strong>Gion</strong>. En ambos filmes, lasucesión <strong>de</strong> imágenes busca una topografía <strong>de</strong> los lugares, <strong>de</strong> lasceldas habitadas por estas dos mujeres que son víctimas <strong>de</strong> su propiomito (el mol<strong>de</strong> hiper-feminizado <strong>de</strong> la geisha) y <strong>de</strong> las restriccionesque esos espacios angostos y esquinados tan fielmente representan.Hay tal vez tres momentos especiales, incluso sublimes, queexpresan la potencia narrativa y poética <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> Mizoguchi. Elprimero correspon<strong>de</strong> a la escena inicial, cuando la joven Miyoe recorrelas calles <strong>de</strong> <strong>Gion</strong> para dirigirse hacia su futuro inmediato comomaiko. Hay aquí toda una invitación al espectador para que compongatopográficamente el relato, para que lo organice como si setratara <strong>de</strong> un gran plano o mapa don<strong>de</strong> los puntos <strong>de</strong> vista ofrecenuna nueva perspectiva que unir a las anteriores. El segundo constituyeel clímax dramático <strong>de</strong> la película, cuando la joven es asaltadaen un apartamento <strong>de</strong> Tokyo por el hombre que preten<strong>de</strong> convertirseen su patrón/amante: los dos cuerpos se <strong>de</strong>splazan hasta quedarsemiocultos por los paneles corredizos, y la violencia estalla y culminaen fuera <strong>de</strong> campo, allí don<strong>de</strong> la cámara -como <strong>de</strong>cía Serge Daney-se resiste a mirar. El tercero correspon<strong>de</strong> al momento en que lapobre chica observa la entrada <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> la madame Okimi <strong>de</strong>s<strong>de</strong>la calle, a través <strong>de</strong> una reja. El punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la cámara se encuentra<strong>de</strong>ntro, en el patio interior. La figura <strong>de</strong> la muchacha permanecefuera: encerrada en el exterior, enjaulada por esos travesaños<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que son una especie <strong>de</strong> cárcel <strong>de</strong> dos lados, sin escapatoriaposible.LA CRÍTICA OPINA“Si Mizoguchi nos seduce es, en primer lugar, porque no intenta seducirnos y porque nunca se inclina <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l espectador: es el únicoentre todos los cineastas japoneses que parece hablar exclusivamente en su árbol genealógico, y es también el único que pue<strong>de</strong> así aspirar ala verda<strong>de</strong>ra universalidad, la <strong>de</strong>l individuo. Su universo es el <strong>de</strong> lo irremediable; pero el <strong>de</strong>stino no resulta ser <strong>de</strong> inmediato fatalidad: niFátum ni Eríneas. Ninguna aceptación sumisa, sino el camino <strong>de</strong> la reconciliación: ¿qué importan los argumentos <strong>de</strong> sus películas? Todosuce<strong>de</strong> en un tiempo puro, que es el <strong>de</strong>l eterno presente: tiempo pasado y tiempo futuro a menudo mezclan sus aguas, una misma meditaciónsobre la duración los recorre a todos; todos terminan en la serena alegría <strong>de</strong> quien ha vencido los ilusorios fenómenos <strong>de</strong> las perspectivas.El único suspense pertenece a esta irrefrenable línea ascen<strong>de</strong>nte hacia un cierto estado <strong>de</strong> éxtasis, “correspon<strong>de</strong>ncia” con esas últimasnotas, con esos acor<strong>de</strong>s sostenidos interminablemente, que nunca se acaban pero que expiran con el aliento <strong>de</strong>l músico”.Jacques Rivette-Cahiers du Cinéma, nº 81. Marzo 1958www.aula<strong>de</strong>cine.ulpgc.es

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