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LECTURA 1 Salvador Gutiérrez Ordóñez: LA ORACIÓN Y SUS ...

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ESPAÑOL. TEORÍA GRAMATICAL IProfs. Carmen Acquarone – Alicia GilUNIDAD 5<strong>LECTURA</strong> 1<strong>Salvador</strong> Gutiérrez Ordóñez: <strong>LA</strong> ORACIÓN Y <strong>SUS</strong> FUNCIONESArco/Libros, S.L. Madrid, 1997Cap. 3. ¿Es necesario el concepto «oración»?8. Oración (S x P) / Frase8.1. Hasta el presente veníamos distinguiendo dos tipos de esquema sintagmático: frástico yoracional. Se tomaba como pertinente la diferencia entre oración (definida por la relación sujetopredicado)frente a frase, donde tal relación no existía. Ahora examinaremos la pertinencia lingüísticade tal oposición. De otra manera, nos preguntaremos si la oración, en cuanto unión de sujeto y depredicado, presenta características que la separen cualitativamente de la frase.El mantenimiento de la relación sujeto-predicado como criterio definitorio de la oración (o de laproposición o de la cláusula, según los autores) es un tributo secular que los gramáticos venimospagando a la Lógica. Poco a poco la Gramática se ha ido desprendiendo de escorias logicistas, peroen el concepto de oración se han mantenido hasta hoy, de forma subrepticia e inconsciente, algunascaracterísticas no justificables ni deseables. Podríamos esquematizar este proceso en los siguientespasos:1) En un principio, tanto la oración como el juicio lógico (el λόγσς απσφαντικός aristotélico) sedefinen de igual forma: como la unión de un nombre y de un verbo. Esta es la concepción que semantiene en nuestros gramáticos clásicos.2) En el Racionalismo, con la subordinación total de la Gramática a la Lógica, la oración pasa a serconcebida como la «expresión de un juicio lógico». Como en el juicio hay dos elementos necesarios,tales componentes habrán de aparecer necesariamente en la oración: el sujeto y el predicado.3) Se elimina la definición logicista de la oración, pero se sigue manteniendo su organizacióninterna en sujeto y predicado, definidos en términos logicistas: «el predicado es lo que se afirma o seniega del sujeto» y viceversa. En algunos casos estas definiciones se han mantenido hasta nuestrosdías 59 .4) Por último, se sustituye la definición logicista de los términos sujeto y predicado por unacaracterización formal (concordancia, orden, etc.); pero se sigue manteniendo intocable lacomposición binaria de la oración (y esto a pesar de que son muchos los gramáticos que tras definirasí la oración, reconocen, contradictoriamente, que el elemento nuclear es el verbo).8.2. No sostenemos aquí, sin embargo, que los gramáticos de todos los tiempos hayan sidodesconocedores de los problemas que planteaba este concepto de oración. Existían y existen oracionesque no sólo no llevan sujeto, sino que –y esto es lo más importante– no pueden llevarlo. Para talescasos se crea un conjunto especial de oraciones (las impersonales) que constituyen en sí una59Cf. Real Academia Española: Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa-Calpe,1973, pág. 350.


contradicción interna con el concepto de oración de que se parte: por un lado, se exige a la oración lapresencia de sujeto y de predicado y, por otro, se habla de oraciones que no pueden tener sujeto.El tratamiento de las oraciones impersonales exige una reflexión detenida. Si se concluye que sonoraciones y que no llevan sujeto, esto implica necesariamente una revisión del concepto mismo deoración.8.2.1. En las construcciones impersonales con los verbos haber y hacer no existe sujeto:Hay libros sobre la mesa, Ayer hubo manifestaciones de estudiantes, Esta noche hizo mucho frío, Mañanahará buen tiempo, etc.Cierto es que en zonas levantinas e hispanoamericanas abundan ejemplos concordados: Habían dosdelanteros fuera de juego, Habían fiestas, etc. Ahora bien, aunque en tal nivel diatópico puedan sercorrectas, en el estándar de nuestra lengua son sentidas como agramaticales.8.2.2. Conocido es que uno de los tipos del SE de nuestra lengua tiene la propiedad de eliminar elfuntivo sujeto (no siempre la función sujeto). El resultado es la aparición de una oración impersonal,excepto en los casos en que la primitiva oración tenía un implemento sin preposición (que da lugar auna estructura de pasiva refleja):–El profesor suspende a los alumnos Se suspende a los alumnos–Juan habla de política Se habla de política–Luis está contento aquí Se está contento aquíEn tales ejemplos existe oración y no hay sujeto.8.2.3. Los verbos atmosféricos, también llamados unipersonales y terciopersonales (llover, nevar,granizar, tronar, relampaguear, diluviar y algunos otros) constituyen una clase singular en suproblemática. Los lingüistas han ofrecido explicaciones divergentes. Para unos, tales verbos tienensujeto o pueden tenerlo; para otros, no. Entre los primeros diferenciamos tres posturas:1) Algunos de nuestros gramáticos, clásicos (y modernos) piensan que el sujeto de estos verboses Dios o alguna fuerza natural. Así Gonzalo Correas: «Alguna vez en los puros impersonales sedize la persona claramente como en los personales, como llovía Dios a cantaros, amaneze el díaapriesa, rrelanpaghea el zielo del rrelampago» 60 . Es la postura que abrazó la Real AcademiaEspañola en sucesivas ediciones de su Gramática:1781: «…y es necesario suplirla con la imaginación, si se quiere hallar el agente delverbo: v. g. Dios, el cielo, la nube».1931: «Los verbos unipersonales llevan callado el sujeto por ser muy determinado. Enlatín es Júpiter, en griego Zeus y en castellano Dios, el cielo o la naturaleza».No negamos aquí ni la existencia ni la gramaticalidad de secuencias como Llovía Dios a cántaros.Lo que sucede al introducir un «agente» o «fuerza» como sujeto es un cambio semántico en losverbos llover, nevar, etc. Se convierten en verbos causativos 61 :–Llovía Dios = Dios hacía llover–Llovía no es equivalente a Hacía llover.2) Otros han acudido a la noción de sujeto interno: «El sujeto es el fenómeno mismo, implícitoen el verbo atmosférico de que se trate: la lluvia en el caso de llover, la nieve en el de nevar, lanoche en el de anochecer, etc.» 62 . Esta es la explicación que han dado, entre otros, El Brocense,Julio Cejador, García de Diego y Rafael Seco: «Realmente –dice este último autor– lo que hay en60 Cit. en J.M. Lope Blanch, El concepto de oración en la lingüística española, pág. 73.61 Cf. Real Academia Española, Esbozo, pág. 384.62J.M. Lope Blanch, op. cit., pág. 74.


estos verbos es un sujeto interno, sacado de su propia raíz; así, la lluvia es lo que llueve y el truenoes el que truena». Podría admitir la noción de sujeto interno, mas no en el nivel sintáctico, sino en elde los componentes semánticos de cada lexema. Por ejemplo:–Llover = [«la lluvia» «caer»]Dentro de cada lexema pueden existir relaciones combinatorias entre sus semasconstituyentes 64 .3) Para K. Bühler en estas oraciones existiría un esquema bimembre sujeto-predicado quese mantiene entre el fenómeno significado por el verbo y el lugar en que ocurre. Tal posiciónha sido criticada por L J. Piccardo y por J.M. Lope Blanch 65 .4) Una cuarta postura posible sería la de quienes afirman que tales verbos no son, en modoalguno, impersonales, ya que se constatan usos como los siguientes:–Llovían bofetadas desde todos los rincones–Llovieron paraguazos–Lloverán aplausos.Pero también aquí la introducción de sujeto conlleva un cambio semántico. Se trata de usosmetafóricos, interpretables por superposición 66 :–Llueve = «la lluvia cae»–Llovían bofetadas = «caían bofetadas»; donde llover = «caer»En resumen: los verbos llover, nevar, etc. son impersonales. En los casos en que hacen acto depresencia se produce un cambio semántico asociado a un cambio de estructura sintáctica. Enrigor hay que hablar de varios verbos llover 67 . Una prueba concluyente de que se trata de verbosimpersonales la hallamos en el siguiente hecho: los verbos atmosféricos (lo mismo que los usosanalizados de haber y hacer) no admiten la impersonalización gramatical por medio de /se/: *Se llueve,*Se nieva...Existen autores que, situándose en el polo contrario y alegando razones varias, niegan la existenciade sujeto en los verbos atmosféricos. Si la estructura sujeto-predicado tenía razones logicistas, tambiéndesde posiciones logicistas se ha llegado a rechazar la necesidad de que los juicios (y, por consecuencia,también las oraciones) posean obligatoriamente una estructura bimembre. Franz Brentano advirtió laexistencia de juicios unimembres, juicios téticos (del tipo: llueve, nieva, etc.) frente a los juicioscategóricos (del tipo El niño estudia). Esta teoría ha sido seguida por A. Marty y reivindicada no hacemuchos años por Kuroda 68 .64 Cf. S. Gutiérrez Ordóòez, Lingüística y Semántica, Universidad de Oviedo, 1981, pág. 172 y ss.65 «Para explicarlas dentro de la concepción bimembrista (S --> P) de la oración, no creo que haya que recurrir ainterpretaciones un tanto forzadas, como la que propuso el propio Bühler, para quien el bimembrismo de esasexpresiones se establecería mediante la relación entre el fenómeno y el lugar. De acuerdo con ello, la oración completay equiparable, por ejemplo, a Cayo duerme, no sería llueve, sino llueve en el lago, donde ya figuran elementossintácticos diferentes» (J.M. Lope Blanch, «Unidades sintácticas», págs. 37-38). «Pero, aun admitiendo que el lugarpudiera considerarse lógica y psicológicamente como objeto-sujeto, tal interpretación no resulta admisible desde elpunto de vista gramatical, porque tales determinaciones de lugar son, por su forma, idénticas a las que acompañan a losdemás verbos; y la gramática, como lo ha señalado el propio Bühler, no puede dejar de lado nunca el aspecto formal»(L.J. Piccardo, op. cit., § 2.3.).66 «Cuando están empleados en sentido figurado, pierden estos verbos su carácter impersonal y, por consiguiente,pueden conjugarse en cualquier persona del singular y del plural» (Real Academia Española, Esbozo, pág. 384).67 REG<strong>LA</strong> VI: «Dos contenidos asociados a un mismo significante han de ser considerados significados opuestos (diferentes signos) si se construyen con o rigen funciones sintagmáticas diferentes. Esta prueba es particularmente eficaz enla determinación semántica de los verbos» (S. Gutiérrez Ordóñez, Lingüística y Semántica, pág. 160).68 Cf. S.Y. Kuroda: «Le jugement catégorique et le jugement thétique: exem-ples tirés de la syntaxe japonaise», Langages,30, págs. 81-110.


Desde el fenomenologismo L.J. Piccardo afirmaba también: «Llueve, truena... traducen unaapercepción fenomenista, reflejan un hecho puro y simple, sin referencia a un objeto sujeto» 69 . Entérminos semejantes se ha manifestado C. Hernández: en las «oraciones cuyo verbo, por sí solo,significa un fenómeno meteorológico... el hablante centra toda su atención en el proceso, en elfenómeno –en el predicado verbal– sin preocuparse en absoluto del agente que lo provoque». 70En resumen: la existencia de oraciones impersonales pone en jaque el concepto mismo de oración,en cuanto unión de sujeto y predicado. El sujeto deja de ser un elemento necesario y situado en elmismo nivel jerárquico que el predicado. Pasa a ser una función subordinada al verbo.69 L. J. Piccardo, op. cit., § 2.2.70 C. Hernández, Sintaxis Española, Valladolid, 1971, pág. 76.

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