Panorama_Estrategico_2015
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Felipe SahagúnMoscú desde el fin de la Guerra Fría y a un grave deterioro de la economíarusa por el doble impacto de las sanciones y del desplome del precio delpetróleo: casi un 50% entre junio y enero.Son tantos los intereses en juego para el equilibrio y el mapa europeo, ytan grave el impacto potencial, si no se controla la escalada de la tensiónentre Occidente y Rusia, que la crisis de Ucrania se ha convertido, pordelante incluso de Oriente Medio, en la prioridad de Europa en 2015 y,seguramente, en los años siguientes. La redefinición de la identidad deRusia a partir de 1991, tras la disolución de la URSS, está lejos de terminar,y su coincidencia con el resurgimiento de una nueva Alemania unidacompitiendo por la misma área de influencia exigirá la máxima atencióny prudencia para que los cañones de agosto no se conviertan de nuevo entrincheras de invierno.El 8 de agosto, casi tres años después de la retirada de las últimas fuerzasestadounidenses de Irak, los Estados Unidos volvían a la guerra en laantigua Mesopotamia con el inicio de bombardeos contra la insurgenciadel mal llamado Estado Islámico, una coalición de restos de Al Qaedaen Irak, del ejército de Sadam y de milicias de tribus suníes descontentascon el Gobierno de Bagdad, cuyo incompetente primer ministro, Nurial Maliki, se vio forzado a dimitir por la presión del líder religioso chiíde Irak, el gran ayatolá Ali Hussein Sistani, de Teherán y de los EstadosUnidos.Su destitución fue el principio de una nueva estrategia que, diseñada conurgencia y modificada sobre la marcha varias veces desde entonces, tratabade evitar (sobre el papel al menos) enviar de nuevo soldados estadounidensesal combate y optaba por el apoyo aéreo a fuerzas localescomo los kurdos y el ejército iraquí, y por el apoyo en tierra sin intervenirdirectamente en combate a milicias en Siria que, en meses o años, fuerancapaces de acabar simultáneamente con la dictadura de Asad y con laamenaza yihadista.¿Es compatible el apoyo a los kurdos con seguir negando su derecho ala independencia? ¿Hasta dónde se llegará en la fragmentación o transformacióndel Oriente Medio diseñado por sir Mark Sykes y FrançoisGeorges-Picot tras la Primera Guerra Mundial? ¿Lograrán los gobiernosnacionales recuperar la fuerza, la influencia y la legitimidad perdidas?Sin un apoyo mucho más decidido de las potencias regionales e internacionales,será difícil, pero ese apoyo está seriamente limitado por unenrevesado cruce de intereses religiosos, étnicos, económicos, políticos,diplomáticos y militares que difuminan peligrosamente la frontera entreamigos y enemigos, aliados y adversarios.Asia, en 2015, a diferencia de Rusia y Oriente Medio, ofrecía un panoramamás tranquilo. «La presencia de tres líderes fuertes al frente de las trespotencias más importantes del continente —Xi Jinping en China, Xinzo8
IntroducciónAbe en Japón y Narendra Modi en la India— es un factor estabilizador,pues los tres han apostado sus carreras a monumentales reformas domésticasque les obligan a concentrar su atención en el interior de suspaíses y a evitar conflictos en la medida de lo posible», adelantaba IanBremmer en el anuario de prospectiva de la publicación The Economist. 3Tras un decenio de crecimiento económico impulsado por las subidas delos precios de las materias primas, que hizo posible reducciones históricasde los niveles de pobreza, América Latina se enfrenta en 2015 a tresopciones: nueva recesión, como ha ocurrido en el pasado; nuevo ciclo deendeudamiento irracional, u opciones nuevas que eviten los errores deotros momentos parecidos.«Es una fase nueva y me temo que los Gobiernos no son plenamenteconscientes de ello y de que tienen que cambiar sus estrategias políticas,pero hay señales de que muchos países de la región están mejor preparadospara hacer frente al desafío», declaraba José Antonio Ocampo, exministrode Finanzas de Colombia y profesor, actualmente, en la Escuelade Relaciones Internacionales de la Universidad Columbia, en NuevaYork. «América Latina tiene menos deuda y más reservas que en otrascrisis, menos cargas y más recursos». 4De la opción que se elija dependerá posiblemente la evolución política.Como señalaba Carlos Malamud en un seminario celebrado en otoño enla Casa de América, en Madrid, entre 2013 y 2016 habrán celebrado eleccionespresidenciales 17 de los 19 países del continente, todos menosMéxico, donde no tocaba, y Cuba, donde se mantiene, a pesar de las esperanzasdespertadas por el acuerdo con los Estados Unidos, el régimencomunista de partido único.«Lo mejor que se puede decir es que desde 2009 hasta 2017, si no setuerce el proceso, en América Latina se habrán celebrado 37 eleccionespresidenciales, lo que significa el periodo más prolongado de democraciaformal (electoral) desde que se inició el nuevo ciclo, en 1982», afirmó. 5Los procesos electorales de los últimos años indican una tendencia a lareelección y a la perpetuación de muchos dirigentes, la creciente importanciade las segundas vueltas y la participación política de las clasesmedias emergentes. «En economía se atisba el fin de la alegría de los3BREMMER, Ian: «Pivoting back», The World in 2015, editado por The Economist, p. 57.4NEUMAN, William: «An economic boom recedes, but South America might avertthe bust», The New York Times, 29 de diciembre de 2014. .5«Balance del año electoral en América», mesa redonda en la Casa de América, RealInstituto Elcano, 4 de diciembre de 2014.9
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Felipe SahagúnMoscú desde el fin de la Guerra Fría y a un grave deterioro de la economíarusa por el doble impacto de las sanciones y del desplome del precio delpetróleo: casi un 50% entre junio y enero.Son tantos los intereses en juego para el equilibrio y el mapa europeo, ytan grave el impacto potencial, si no se controla la escalada de la tensiónentre Occidente y Rusia, que la crisis de Ucrania se ha convertido, pordelante incluso de Oriente Medio, en la prioridad de Europa en <strong>2015</strong> y,seguramente, en los años siguientes. La redefinición de la identidad deRusia a partir de 1991, tras la disolución de la URSS, está lejos de terminar,y su coincidencia con el resurgimiento de una nueva Alemania unidacompitiendo por la misma área de influencia exigirá la máxima atencióny prudencia para que los cañones de agosto no se conviertan de nuevo entrincheras de invierno.El 8 de agosto, casi tres años después de la retirada de las últimas fuerzasestadounidenses de Irak, los Estados Unidos volvían a la guerra en laantigua Mesopotamia con el inicio de bombardeos contra la insurgenciadel mal llamado Estado Islámico, una coalición de restos de Al Qaedaen Irak, del ejército de Sadam y de milicias de tribus suníes descontentascon el Gobierno de Bagdad, cuyo incompetente primer ministro, Nurial Maliki, se vio forzado a dimitir por la presión del líder religioso chiíde Irak, el gran ayatolá Ali Hussein Sistani, de Teherán y de los EstadosUnidos.Su destitución fue el principio de una nueva estrategia que, diseñada conurgencia y modificada sobre la marcha varias veces desde entonces, tratabade evitar (sobre el papel al menos) enviar de nuevo soldados estadounidensesal combate y optaba por el apoyo aéreo a fuerzas localescomo los kurdos y el ejército iraquí, y por el apoyo en tierra sin intervenirdirectamente en combate a milicias en Siria que, en meses o años, fuerancapaces de acabar simultáneamente con la dictadura de Asad y con laamenaza yihadista.¿Es compatible el apoyo a los kurdos con seguir negando su derecho ala independencia? ¿Hasta dónde se llegará en la fragmentación o transformacióndel Oriente Medio diseñado por sir Mark Sykes y FrançoisGeorges-Picot tras la Primera Guerra Mundial? ¿Lograrán los gobiernosnacionales recuperar la fuerza, la influencia y la legitimidad perdidas?Sin un apoyo mucho más decidido de las potencias regionales e internacionales,será difícil, pero ese apoyo está seriamente limitado por unenrevesado cruce de intereses religiosos, étnicos, económicos, políticos,diplomáticos y militares que difuminan peligrosamente la frontera entreamigos y enemigos, aliados y adversarios.Asia, en <strong>2015</strong>, a diferencia de Rusia y Oriente Medio, ofrecía un panoramamás tranquilo. «La presencia de tres líderes fuertes al frente de las trespotencias más importantes del continente —Xi Jinping en China, Xinzo8