Panorama_Estrategico_2015

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11.07.2015 Views

Ignacio RupérezLas acciones aéreas, sin apoyo terrestre, no conseguirán por sí mismasdesalojar de sus posiciones a los yihadistas. Pueden abandonarlas paraevitar las bombas y reocuparlas cuando hayan dejado de caer, para reiniciarla lucha. Lograrán hacerlo de manera más duradera y efectiva losirakíes, los kurdos, etc., siempre que estén suficientemente equipados yentrenados. Cuando el Estado Islámico sea derrotado, alguien tendrá queocupar y configurar de nuevo el gran espacio de Siria e Irak, reconstruirla moral, las ciudades y los hogares de los sunitas, de las minorías quehan padecido la guerra, el exilio, los sufrimientos por la represión yihadista.Será necesario, probablemente, un nuevo trazado y equilibrio dela región, que puede diferir sustancialmente del que existía hasta ahora.«¿Por qué están dispuestos a luchar hoy los Estados Unidos?», se preguntabaen su portada The Economist el 3 de mayo de 2014. «América yano asusta a sus enemigos ni da seguridad a sus amigos», añadía en elsubtítulo de un amplio informe. 27 En Mesopotamia y Ucrania, los EstadosUnidos de Obama han respondido en el último año a esa pregunta, peroes una respuesta poco convincente para muchos.El retorno a la geopolítica, la invención de la geoeconomía, la presenciade las llamadas naciones revisionistas, como Rusia, China e incluso Irán,la profunda crítica y la no menos acusada desafección que en Occidentese registra ante el estado de la democracia, el sistema de gobierno y lasituación económica, o la peligrosa combinación de nacionalismo, autoritarismoe irredentismo que aparece en grandes países con deseosde avanzar en sus posiciones, etc., ilustrarían los componentes de unmalestar generalizado en que todo se mezcla. En resumen, por Ucraniase pondría en cuestión el relativo desenganche de los Estados Unidosanunciado respecto a Europa; y por Mesopotamia se alteraría su voluntadde desplazar, también de manera relativa, Oriente Medio por AsiaPacífico.Notorios tratadistas como Henry Kissinger y Zbigniev Brzezinski aseguranpara los Estados Unidos un papel primordial en su contribución a laestabilidad de Oriente Medio y Asia Pacífico, aunque lo hicieron antes dela crisis y las variables que presentan hoy Ucrania y Mesopotamia.En sus esquemas se equipara la reconciliación franco-alemana con lareconciliación chino-japonesa, como fenómenos similares que generaríanuna sinergia de pacificación general, y se prevé un resultado igualde positivo del acercamiento de Arabia Saudí e Irán. Ambos internacionalistascoinciden en la dificultad para que una superpotencia de fuerade la región respectiva imponga el orden en ella y en la inviabilidad desoluciones exclusivamente militares.27«The decline of deterrence», The Economist, 3 de mayo de 2014, p. 37.156

Los EE.UU., en busca de una nueva estrategia de seguridadEn la guerra de Georgia en 2008 y en la de Ucrania en 2014, observadorescomo Robert Kaplan 28 han visto el retorno a unas relaciones internacionalesque muchos creían superadas, caracterizadas por el dominio territorial,el factor militar y las zonas de influencia, a costa de otras cuestionestransversales, centradas en los grandes temas de la gobernabilidady la calidad de vida.A partir de la reunificación alemana y de la desintegración soviética, elorden internacional de la posguerra fría se asentó en Europa en la expansiónde la Unión Europea y de la Alianza Atlántica; en Oriente Medio,en las alianzas de los Estados Unidos y sus aliados occidentales con lasprincipales naciones sunitas (Arabia Saudí, Turquía, Egipto y golfo Pérsico),la contención de Irak e Irán y la firme alianza de los Estados Unidoscon Israel; y en Asia, en la serie de acuerdos de seguridad de los EstadosUnidos con Japón, Corea del Sur, Australia, Indonesia, etc., como contrapesoy contención frente a China.Rusia en Europa, China en Asia e Irán y el yihadismo extremista en OrienteMedio desafían hoy ese orden. Reaparece una Asia con rivalidades nacionales,reclamaciones territoriales, rearme militar y naval; una EuropaOriental con cuyo arreglo territorial y con las influencias que recibe Rusiano está de acuerdo, y un Oriente Medio donde fuerzas muy heterogéneascuestionan el reparto establecido hace un siglo en el Acuerdo Sykes-Picot,etc.La normalización con CubaLos mensajes simultáneos del 17 de diciembre de 2014 de los presidentesBarack Obama y Raúl Castro, anunciando el acuerdo de normalizaciónde relaciones diplomáticas, sorprendieron a casi todos y provocaron deinmediato todo tipo de reacciones.Algunos se lanzaron a especular con un posible viaje de Obama a La Habana,como con anterioridad se especuló con su viaje a Teherán, lo quetendría tanta trascendencia como tuvo Pekín para el presidente Nixon en1972, o Camp David para el presidente Carter en 1978. Algunos retrasaronel fin oficial de la Guerra Fría, hasta ahora situado en la caída de Murode Berlín en 1989, y lo situaron en el 17 de diciembre.El acuerdo era solo, y en el mejor de los casos, el principio del inicio delcomienzo del preámbulo, etc., en la normalización de relaciones bilateralesque algún día conduciría al levantamiento del complejísimo sistemadel embargo económico y comercial implantado desde 1961 y endurecido28KAPLAN, Robert: La venganza de la geografía; cómo los mapas condicionan el destinode las naciones, RBA, 2013, y La anarquía que viene; la destrucción de los sueñosde la postguerra fría, Ediciones B, 2000.157

Los EE.UU., en busca de una nueva estrategia de seguridadEn la guerra de Georgia en 2008 y en la de Ucrania en 2014, observadorescomo Robert Kaplan 28 han visto el retorno a unas relaciones internacionalesque muchos creían superadas, caracterizadas por el dominio territorial,el factor militar y las zonas de influencia, a costa de otras cuestionestransversales, centradas en los grandes temas de la gobernabilidady la calidad de vida.A partir de la reunificación alemana y de la desintegración soviética, elorden internacional de la posguerra fría se asentó en Europa en la expansiónde la Unión Europea y de la Alianza Atlántica; en Oriente Medio,en las alianzas de los Estados Unidos y sus aliados occidentales con lasprincipales naciones sunitas (Arabia Saudí, Turquía, Egipto y golfo Pérsico),la contención de Irak e Irán y la firme alianza de los Estados Unidoscon Israel; y en Asia, en la serie de acuerdos de seguridad de los EstadosUnidos con Japón, Corea del Sur, Australia, Indonesia, etc., como contrapesoy contención frente a China.Rusia en Europa, China en Asia e Irán y el yihadismo extremista en OrienteMedio desafían hoy ese orden. Reaparece una Asia con rivalidades nacionales,reclamaciones territoriales, rearme militar y naval; una EuropaOriental con cuyo arreglo territorial y con las influencias que recibe Rusiano está de acuerdo, y un Oriente Medio donde fuerzas muy heterogéneascuestionan el reparto establecido hace un siglo en el Acuerdo Sykes-Picot,etc.La normalización con CubaLos mensajes simultáneos del 17 de diciembre de 2014 de los presidentesBarack Obama y Raúl Castro, anunciando el acuerdo de normalizaciónde relaciones diplomáticas, sorprendieron a casi todos y provocaron deinmediato todo tipo de reacciones.Algunos se lanzaron a especular con un posible viaje de Obama a La Habana,como con anterioridad se especuló con su viaje a Teherán, lo quetendría tanta trascendencia como tuvo Pekín para el presidente Nixon en1972, o Camp David para el presidente Carter en 1978. Algunos retrasaronel fin oficial de la Guerra Fría, hasta ahora situado en la caída de Murode Berlín en 1989, y lo situaron en el 17 de diciembre.El acuerdo era solo, y en el mejor de los casos, el principio del inicio delcomienzo del preámbulo, etc., en la normalización de relaciones bilateralesque algún día conduciría al levantamiento del complejísimo sistemadel embargo económico y comercial implantado desde 1961 y endurecido28KAPLAN, Robert: La venganza de la geografía; cómo los mapas condicionan el destinode las naciones, RBA, 2013, y La anarquía que viene; la destrucción de los sueñosde la postguerra fría, Ediciones B, 2000.157

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