“VAMOS A PORTARNOS MAL”
“VAMOS A PORTARNOS MAL” “VAMOS A PORTARNOS MAL”
“Vamos a portarnos mal”]La primacía de lo territorial se expresa, también, en el predominio de los métodosde lucha utilizados. El registro destaca que las marchas locales predominaron en el2009 con 224 registros, luego vigilias y piquetes (91), bloqueos de caminos, calles ycarreteras (68) y paros barriales (66).Las huelgas o paralizaciones en el lugar de trabajo sólo son realizadas por sectorescon mayores niveles de organización (médicos, enfermeras y maestros/as). “Hay queaclarar –expresa Salazar– que cada proceso de lucha es una combinación de variosmétodos; por ejemplo, una marcha puede concluir en una vigilia o piquete anteuna institución pública; o un paro barrial está acompañado por movilizaciones o porbloqueos de caminos”.En cuanto a las demandas, las más relevantes son obras de infraestructura(calles, avenidas, acueductos, escuelas) con 129 registros en el 2009, luego estánlas relacionadas con la energía eléctrica (84). Otra demanda que produjo extensasmovilizaciones fue el aumento de salarios o relacionadas con mejores condicionesde trabajo (52), servicio de agua (35) y seguridad ciudadana (13).Después de cuatro años consecutivos de registro de las luchas sociales, Salazarresalta que las mismas se enmarcan en las siguientes tendencias:Localismo y predominio de lo territorial. Por las características de los actoressociales, los métodos de lucha y las demandas, los movimientos sociales del país estánmarcados por lo local y lo territorial. El territorio es el escenario donde se entretejenlas identidades y los lazos de pertenencia y solidaridad de los sectores populares, ydesde el cual surge la mayoría de las iniciativas para encarar sus problemas.Espontaneidad, fragmentación y reacción defensiva. Sus acciones no presentanuniformidad ni sostenibilidad sino, al contrario, su dinámica es irregular, de flujos yreflujos. Expresan reacciones defensivas ante medidas del Estado, que no respondena planes preconcebidos, propios y anticipados.Autismo social. Expresa más que nada la incapacidad de los movimientos popularespara tender puentes entre sectores distintos alrededor de demandas comunes másallá de lo local. Lo popular ha mostrado una escasa capacidad para definir, desdesus intereses más concretos, alianzas y objetivos que trasciendan hacia planos másestratégicos y generales.Desencuentro entre lo social y lo político. Tomando en cuenta esta caracterización,es fácil entender por qué en el país no se acumula poder político desde el movimientosocial. Así como lo político (Estado, partidos, liderazgos) establece una relaciónexterna, utilitaria y manipuladora con lo social, también lo social se refugia en símismo y rehúye ocupar el espacio de la política.Sin embargo, Salazar considera que la lucha de Los Haitises ha introducido unelemento cualitativamente diferente en los más recientes movimientos de protestasocial. “Ese proceso rompe la tendencia territorial dominante a favor de una causa[321
de dimensión nacional. El nivel de conciencia social de los sectores involucrados sesitúa en una dimensión mucho más profunda y abarcadora. Desde el punto de vistade los sectores involucrados, lo más destacado ha sido la participación de la juventudcomo motor del proceso. La iniciativa de varias organizaciones juveniles para instalarun campamento en Gonzalo, en la provincia de Monte Plata, fue el elemento quegalvanizó las acciones alrededor de esta causa. El campamento se convirtió en el ejealrededor del cual se desarrollaron otras iniciativas importantes”.Salazar piensa que el éxito de la protesta estuvo en que rebasó los sectorestradicionalmente activos y movilizó diversos actores de la sociedad. “La amplitudde este movimiento se expresó en el hecho de que en él coincidieron varias redes(jóvenes, ecologistas, abogados, artistas, comunicadores, organizaciones políticas)que, de forma complementaria, aunaron esfuerzos en sus áreas respectivas a partirde un objetivo claramente establecido, sin que se estableciera una dirección o centroformal y único de todo el proceso”.Esa red de redes, a su juicio, le imprimió a la lucha flexibilidad, imaginación ypluralidad, una cantera de enseñanzas para futuras movilizaciones sociales.Ambivalencia modernaAlgo distante de la visión de Salazar está la antropóloga Tahira Vargas, para quienen el siglo 21 las protestas sociales en República Dominicana continúan siendo laexpresión de un país con una realidad ambivalente; con una apariencia de modernidady de progreso en términos de infraestructura física, concentrada en Santo Domingoy Santiago, con un deterioro de los servicios básicos y un Estado débil desde unpunto de vista institucional, con prácticas de corrupción y poca transparencia, y conescasa respuesta a las necesidades fundamentales de la población, a pesar de que haaumentado considerablemente la producción de riquezas.“Tenemos un país –aduce– con fuertes deficiencias de energía eléctrica, de aguapotable, de escuelas, de educación, de hospitales, donde predominan las epidemiasderivadas de la carencia de saneamiento y de prevención, y acosado por una fuerteinseguridad ciudadana”.Ante ese contexto Vargas piensa que las protestas se han convertido en el únicomecanismo que tiene la ciudadanía para demandar a los gobiernos que inviertan enlos servicios básicos.La antropóloga aclara que las protestas de la actualidad, aunque contienen lasmismas demandas de siempre, son diferentes a las de décadas anteriores. Entrelas distinciones señala la participación protagónica de las nuevas generaciones.“Los grupos más jóvenes –asegura– asumen roles cada vez más importantes en lamovilización social”.322] REPÚBLICA DOMINICANA
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de dimensión nacional. El nivel de conciencia social de los sectores involucrados sesitúa en una dimensión mucho más profunda y abarcadora. Desde el punto de vistade los sectores involucrados, lo más destacado ha sido la participación de la juventudcomo motor del proceso. La iniciativa de varias organizaciones juveniles para instalarun campamento en Gonzalo, en la provincia de Monte Plata, fue el elemento quegalvanizó las acciones alrededor de esta causa. El campamento se convirtió en el ejealrededor del cual se desarrollaron otras iniciativas importantes”.Salazar piensa que el éxito de la protesta estuvo en que rebasó los sectorestradicionalmente activos y movilizó diversos actores de la sociedad. “La amplitudde este movimiento se expresó en el hecho de que en él coincidieron varias redes(jóvenes, ecologistas, abogados, artistas, comunicadores, organizaciones políticas)que, de forma complementaria, aunaron esfuerzos en sus áreas respectivas a partirde un objetivo claramente establecido, sin que se estableciera una dirección o centroformal y único de todo el proceso”.Esa red de redes, a su juicio, le imprimió a la lucha flexibilidad, imaginación ypluralidad, una cantera de enseñanzas para futuras movilizaciones sociales.Ambivalencia modernaAlgo distante de la visión de Salazar está la antropóloga Tahira Vargas, para quienen el siglo 21 las protestas sociales en República Dominicana continúan siendo laexpresión de un país con una realidad ambivalente; con una apariencia de modernidady de progreso en términos de infraestructura física, concentrada en Santo Domingoy Santiago, con un deterioro de los servicios básicos y un Estado débil desde unpunto de vista institucional, con prácticas de corrupción y poca transparencia, y conescasa respuesta a las necesidades fundamentales de la población, a pesar de que haaumentado considerablemente la producción de riquezas.“Tenemos un país –aduce– con fuertes deficiencias de energía eléctrica, de aguapotable, de escuelas, de educación, de hospitales, donde predominan las epidemiasderivadas de la carencia de saneamiento y de prevención, y acosado por una fuerteinseguridad ciudadana”.Ante ese contexto Vargas piensa que las protestas se han convertido en el únicomecanismo que tiene la ciudadanía para demandar a los gobiernos que inviertan enlos servicios básicos.La antropóloga aclara que las protestas de la actualidad, aunque contienen lasmismas demandas de siempre, son diferentes a las de décadas anteriores. Entrelas distinciones señala la participación protagónica de las nuevas generaciones.“Los grupos más jóvenes –asegura– asumen roles cada vez más importantes en lamovilización social”.322] REPÚBLICA DOMINICANA