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“VAMOS A PORTARNOS MAL”

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En enero del 2005, cuando Montana Exploradora transportaba su maquinaria aSan Marcos, incluido un cilindro gigante para triturar rocas, muchos pobladores delas etnias k’iche’ y kaqchikel de los departamentos de Quiché y Sololá bloquearonel paso durante varios días. El gobierno del presidente Óscar Berger Perdomo (2004-2007), por medio de su ministro de Gobernación, Carlos Vielman –en la actualidadprófugo de la justicia sindicado de ejecuciones extrajudiciales–, no dudó en enviar a1500 agentes de la Policía Nacional Civil y 300 miembros del Ejercito para escoltar alconvoy de la empresa. Una persona muerta y varias heridas fue el saldo de “protegera los inversionistas”, como argumentó Berger.“Ese hecho desencadenó mucha agitación social y dejó claro que el Gobiernotenía una línea clara de defender los intereses de la clase empresarial, antes queel bienestar común de la población maya”, expresa Juan Tiney, dirigente de laCoordinadora Nacional Indígena y Campesina (Conic).Paralelo a las acciones de presión, los comunitarios acudieron a la vía legal enGuatemala y, en diciembre de 2006, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos(CIDH). En mayo de 2010, organismo continental emitió tres medidas cautelares:suspender la actividad minera en el proyecto Marlin e implementar medidas para prevenircontaminación, adoptar medidas para descontaminar las fuentes de agua que abastecena los pobladores de ambos municipios y atender problemas de salud de los pobladoresque pudieran haber sido afectados por contaminación causada por la minería.Según Benito Morales, abogado de la Fundación Rigoberta Menchú, la cual brindaacompañamiento jurídico a las comunidades, el Estado guatemalteco es cómplice,porque ha apoyado la explotación minera a pesar de que vulnera la salud y seguridadde los habitantes de Sipacapa y San Miguel Ixtahuacán.En las críticas permanentes contra la actividad minera siempre ha sido constante lavoz de la iglesia católica, por medio del Arzobispo Metropolitano, cardenal RodolfoQuezada Toruño, y del obispo de San Marcos, Álvaro Ramazzini.Ramazzini fue el primero en denunciar que la transnacional no pagaba impuestos enel país, porque se acogió a la Ley de Fomento y Desarrollo de la Actividad Exportadoray de Maquila, que le exoneraba de tributar. “Algo legal, pero inmoral”, porque unaempresa de tal envergadura y con la contaminación que produce “no debería deevadir su responsabilidad social”, expresa el religioso. “No pagaron impuestos durante2005 y 2006”, complementa Pablo Ceto, ex diputado y ex candidato vicepresidencialpor el partido que conformó la antigua guerrilla.Las acciones del líder religioso incluyen el apoyo de la organización Physicians forHuman Rights, que auspició a un grupo de investigadores de salud ambiental de laUniversidad de Michigan, EE. UU., que verificó el estado de salud de los habitantes delas comunidades. Con el análisis de muestras de sangre y orina tomadas a un grupo depersonas de las áreas más cercanas a la Mina Marlín, los investigadores encontraron304] GUATEMALA

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