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“VAMOS A PORTARNOS MAL”

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“Vamos a portarnos mal”]quiera’ y eso lo hizo Cisneros porque creyó que era conveniente para su empresa ysus voluminosos negocios en Venezuela”.Para Antonio González “el discurso informativo” no es el más importante, sinoel de “entretenimiento”, asumido desde la perspectiva cultural, y la sumatoria demedios estatales no compite con la participación de las plantas privadas (Venevisión yTeleven). “La programación que difunden esos canales no tiene nada que ver con elproyecto de país que propicia el gobierno”.El conflicto político venezolano ha tenido un reflejo en los medios que Gonzálezanaliza desde una perspectiva de poder. Incide, particularmente, su papel comoactores políticos. “Son un poder de facto, excluido al control democrático. Sonintocables. Además, pegan como Mike Tyson y se defienden como doncellasinmaculadas”. Se trata, según su visión, de un problema de fondo. “La crisis de lospartidos políticos, imposibilitó los consensos”, dice González. “Los periodistas seconvirtieron en protagonistas de la política que, evidentemente, defienden intereses.No creo que la relación funcione de forma tan burda como señalan algunos, queel propietario del dueño da una orden y el periodista la cumple, como lo haría unlacayo. Pero se van generando estrategias, sin que haya un estado mayor que lascoordine. Se van generando modos consensuales de cómo hacer las cosas. Hay queconsiderar que los medios son empresas privadas y este gobierno está peleado conel sector privado; tienes periodistas que son representantes de los sectores mediosy este gobierno está peleado con la clase media. Tienes identidad y muchas veces,sin que nadie te de una orden, construyes un discurso de acuerdo con tu visión delmundo que, coincidencialmente, puede ser la misma que la del dueño del medio”.Los rasgos más visibles de la intervención de González traslucen una posición clasista.“Hay un componente, pero no creo que el ser social determine la conciencia social,pero incide bastante en ella”. Es la pincelada marxista que hacía falta desde unaposición de izquierda.Coincidencialmente, –¿en realidad se trata de una mera coincidencia?–, secomienzan a promulgar leyes que limitan la libertad de expresión. La Ley deResponsabilidad Social de Radio y Televisión, que desde el punto de vista socialpudiera ser una bandera legítima, porque busca normar los mensajes para distintaspúblicos etarios, pero en sus propias disposiciones, se introducen otros elementos,como sanciones a medios que “generen pánico” o “irrespeten a las autoridades”. EnVenezuela se reformó el Código Penal y casi se duplicaron las penas por los delitos dedesacato; se aprobaron otras leyes, donde subsidiariamente se imponen obligacionesy limitaciones a los medios.Simultáneamente, como consecuencia de la victoria oficialista en el referéndumrevocatorio, el Ejecutivo comienza un proceso de cooptación del poder Judicial.Violando las propias disposiciones constitucionales, la mayoría simple de la bancada[211

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