“VAMOS A PORTARNOS MAL”
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“Vamos a portarnos mal”]una información, en este caso lo haría con tres, porque justamente quería alcanzarese propósito con información confiable. Los medios venezolanos perdieron suprincipal capital: credibilidad. A esta práctica no escapan los medios del Estado y,particularmente, VTV (canal 8, de información y opinión). La Hojilla, el Doctor Lupay Los Papeles de Mandinga, espacios que pretenden confrontar el discurso de laoposición “son verdaderos bodrios, a mí me repugnan. Son casos lamentables”, diceGonzález. “La comunicación ha perdido muchísimo en la polarización, que tiene enel gobierno a uno de los responsables fundamentales”.No han renunciado a instrumentar el periodismo, ni a hacer una cobertura máshonesta y amplia de los hechos. Al insistir en esa práctica, “hemos llegado a unaretroalimentación de los prejuicios políticos”, agrega Scharfenberg. Las audiencias sehan reducido a segmentos de la población que no compran medios para informarse,sino para buscar lo que Miguel Viñasky, periodista del diario Clarín de Buenos Aires,ha dado en llamar “la verdad deseada”. Los medios se limitan a complacer a suslectores, mediante el uso manipulado de los hechos. En Venezuela esto pasa por doscanales que funcionan a contravía: medios privados que ratifican una visión perversadel proceso bolivariano y del presidente Chávez en particular y medios oficiales quedemonizan al Imperio y refieren las bondades de la gestión de gobierno.La polarización se ha construido desde los propios cimientos del poder, léase elpoder constituido (El Estado) y los poderes fácticos (las grandes fortunas económicas ylos propios medios de comunicación). Ha sido un proceso despiadado, ampliamenteextendido que ha inoculado en todos estos años una división abismal entre losvenezolanos, una incapacidad manifiesta para buscar soluciones a los problemas yuna diatriba política que lo devora todo.Medios que no tienen credibilidad, que no tienen ética. “Hay grandes falenciasde ética en nuestro periodismo desde mucho antes de este proceso y creo que estopasaba por debajo de la alfombra, debido a un consenso inocuo, a la paz social,financiada por los ingresos petroleros, pero cuando entramos en un terreno conflictivo,esas falencias pasaron a un primer plano con toda su gravedad”.El periodismo, como práctica casi anecdótica, está obligado, por ejemplo, achequear documentalmente información, a contrastar versiones. En Venezuela, losmedios públicos y privados lo hacen, pero muy raramente, casi de forma excepcional,“es algo muy grave que, ha desecho la credibilidad de los medios y también haafectado el ejercicio del periodismo. Los medios han sido parte de la fórmula que hapuesto en entredicho la libertad de expresión”, agrega Scharfenberg.¿Qué puede decirse de la política? “Algunos personajes como Alberto FedericoRavell, accionista de Globovisión, llegó desde la lógica de la no negociación y de laalianza con sectores golpistas. Es la tapa del frasco, son unos actores políticos, a talpunto que son parte de una ruptura constitucional, enarbolando el discurso de lademocracia. Lo cual es una paradoja”.[209
Censura y autocensuraEl proyecto bolivariano se planteó la construcción de una hegemonía, a partir dela teoría desarrollada por el teórico marxista, de origen italiano, Antonio Gramsci.La persuasión, en boga hasta el 2004, sirvió para impulsar la participación política,la equidad, la lucha contra la pobreza, el acceso a derechos fundamentales comosalud y educación, y fue premiada en las urnas, pero éste no era el único tablero enque se movía el gobierno, también estaban las formas sutiles para lograr el control.Los arreglos tras bambalinas y las intervenciones vinculadas al acceso indirecto a losproventos de la renta petrolera.Sin duda, hay puntos de inflexión en la dinámica fluctuante que ha caracterizadola relación entre el gobierno del presidente Chávez y los medios de comunicación. Unpunto de no retorno, una seguidilla de eventos que guardan relación con la dinámicapolítica del país y el calendario electoral.La persuasión política declinó al verificarse la ausencia de resultados. El gobiernoperdió parte de la agenda política y apeló a mecanismos sutiles de imposición.Scharfenberg advierte que esta tendencia se hizo evidente en 2004, a raíz deltriunfo del presidente Chávez en el referéndum revocatorio que pretendía acortar sumandato. El fenómeno del chavismo –en realidad, el modelo político del presidenteHugo Chávez– no iba a ser algo episódico, sino algo mucho más duradero. “Algunosmedios exploran formas de convivencia con esa realidad que empiezan a advertir”.Lo que ocurrió con Venevisión, un canal privado, es bastante elocuente.En abril de 2002, las decisiones del efímero gobierno, que surgió tras el golpede Estado, se tomaron en la sede de esa planta televisiva. Progresivamente, “laprogramación es descafeinada, por decirlo de alguna forma. Los periodistas críticos oque tenían espacios de opinión controvertidos salen. Estoy pensando, por ejemplo,en Napoleón Bravo. Venevisión neutraliza su cobertura informativa, creo que esapolítica perdura hasta hoy”, dice Scharfenberg.Ciertamente, el gobierno obtuvo una victoria política que fue permeando lasrelaciones con los poderes económicos, incluidos los medios. A partir de esa derrota,“los poderes fácticos del puntofijismo acordaron un armisticio con el poder constituido.Es decir, con el Estado. A partir de 2004, la confrontación política en Venezuela podríacompararse con el inmovilismo de la guerra de trincheras de la I Guerra Mundial. Elepisodio en cuestión corresponde a una reunión celebrada en Fuerte Tiuna (emblemadel poder militar), a la que asistieron Jimmy Carter ex presidente de Estados Unidos,el empresario Gustavo Cisneros, propietario de Venevisión y el presidente Chávez.“Te podría decir que esa entrevista la promovió Carter, la cual no quería Chávez. PeroCarter insistió con vehemencia. No fue que Chávez puso condiciones, no le dijo aCisneros: ‘usted tiene que salir de tal o cual periodista’. No, le dijo: ‘usted haga lo que210] VENEZUELA
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“Vamos a portarnos mal”]una información, en este caso lo haría con tres, porque justamente quería alcanzarese propósito con información confiable. Los medios venezolanos perdieron suprincipal capital: credibilidad. A esta práctica no escapan los medios del Estado y,particularmente, VTV (canal 8, de información y opinión). La Hojilla, el Doctor Lupay Los Papeles de Mandinga, espacios que pretenden confrontar el discurso de laoposición “son verdaderos bodrios, a mí me repugnan. Son casos lamentables”, diceGonzález. “La comunicación ha perdido muchísimo en la polarización, que tiene enel gobierno a uno de los responsables fundamentales”.No han renunciado a instrumentar el periodismo, ni a hacer una cobertura máshonesta y amplia de los hechos. Al insistir en esa práctica, “hemos llegado a unaretroalimentación de los prejuicios políticos”, agrega Scharfenberg. Las audiencias sehan reducido a segmentos de la población que no compran medios para informarse,sino para buscar lo que Miguel Viñasky, periodista del diario Clarín de Buenos Aires,ha dado en llamar “la verdad deseada”. Los medios se limitan a complacer a suslectores, mediante el uso manipulado de los hechos. En Venezuela esto pasa por doscanales que funcionan a contravía: medios privados que ratifican una visión perversadel proceso bolivariano y del presidente Chávez en particular y medios oficiales quedemonizan al Imperio y refieren las bondades de la gestión de gobierno.La polarización se ha construido desde los propios cimientos del poder, léase elpoder constituido (El Estado) y los poderes fácticos (las grandes fortunas económicas ylos propios medios de comunicación). Ha sido un proceso despiadado, ampliamenteextendido que ha inoculado en todos estos años una división abismal entre losvenezolanos, una incapacidad manifiesta para buscar soluciones a los problemas yuna diatriba política que lo devora todo.Medios que no tienen credibilidad, que no tienen ética. “Hay grandes falenciasde ética en nuestro periodismo desde mucho antes de este proceso y creo que estopasaba por debajo de la alfombra, debido a un consenso inocuo, a la paz social,financiada por los ingresos petroleros, pero cuando entramos en un terreno conflictivo,esas falencias pasaron a un primer plano con toda su gravedad”.El periodismo, como práctica casi anecdótica, está obligado, por ejemplo, achequear documentalmente información, a contrastar versiones. En Venezuela, losmedios públicos y privados lo hacen, pero muy raramente, casi de forma excepcional,“es algo muy grave que, ha desecho la credibilidad de los medios y también haafectado el ejercicio del periodismo. Los medios han sido parte de la fórmula que hapuesto en entredicho la libertad de expresión”, agrega Scharfenberg.¿Qué puede decirse de la política? “Algunos personajes como Alberto FedericoRavell, accionista de Globovisión, llegó desde la lógica de la no negociación y de laalianza con sectores golpistas. Es la tapa del frasco, son unos actores políticos, a talpunto que son parte de una ruptura constitucional, enarbolando el discurso de lademocracia. Lo cual es una paradoja”.[209