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“VAMOS A PORTARNOS MAL”

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Verse en la televisión pública venezolana puede resultar una experiencia sumamentedesagradable, en especial si se advierte que las imágenes que se transmiten, editadasy fuera de contexto, corresponden a una entrevista que se grabó en un canal privado.El elenco de personajes, susceptibles a vivir esta experiencia, se circunscribía a líderesde la oposición política, a empresarios, a dueños de medios de comunicación social yaltos jerarcas de la Iglesia Católica, enfrentados al gobierno de Hugo Chávez.La revolución bolivariana asume el frente mediático como el campo de batalla másvirulento de la llamada guerra de cuarta generación, desde el gobierno y el Estado.En la parrilla del Canal 8 (Venezolana de Televisión) hay varios programas, micros eincluso comiquitas, a través de los cuales se bombardea a la audiencia para deconstruirel mensaje y el discurso opositor. Es una práctica de doble propósito, porque alimenta–igualmente– la lógica polarizante que impregna la política venezolana, como unamano de pintura a la pared.A principios de agosto, Venezolana de Televisión, le dio cabida a un personajeinesperado: Carlos Correa, presidente de Espacio Público, una organización nogubernamental, cuya misión es la defensa de los Derechos Humanos, particularmentela libertad de expresión. Correa había sido entrevistado por el canal de noticiasGlobovisión, a raíz de las denuncias que hiciera ante el Ministerio Público laorganización progubernamental, Periodismo Necesario, luego de que la abogadavenezolana estadounidense, Eva Golinger, revelara un documento, obtenido graciasa la Freedom of Information Act (ley de acceso a la información pública de EstadosUnidos), donde se reseñaba el monto que habían recibido tanto Espacio Público comoel Instituto Prensa y Sociedad (Ipys) de organismos adscritos al gobierno y al Congresode Estados Unidos, bajo la figura de la cooperación internacional. Esos fondos fueronutilizados para financiar proyectos (talleres y cursos) asociados al conocimientode los Derechos Humanos y el uso responsable de la libertad de expresión entreperiodistas venezolanos. El propio presidente Chávez sugirió que las actividades deEspacio Público y el Instituto Prensa y Sociedad debían ser investigadas, a raíz de lasdenuncias hechas por Golinger.Coincidencialmente, el Tribunal Supremo de Justicia desestimó una demandaintroducida por Súmate, una ONG orientada a promover la participación electoral,en contra del referéndum que allanó el camino para la reelección indefinida enVenezuela. En la sentencia, redactada por el magistrado Francisco Carrasquero, seafirma que Súmate, es una organización sometida “a la línea de actuación del gobiernode Estados Unidos”, debido, entre otras cosas, a que recibe financiamiento de laNational Endowrment for Democracy (NED), fundación que depende del Congresoestadounidense. De inmediato surgieron las interrogantes. ¿Se trata de un paso previoque podría llevar a los directivos y ex directivos de Súmate y particularmente a MaríaCorina Machado, quien renunció a esa organización para competir por una curul enlas próximas elecciones legislativas del 26 de septiembre, a un juicio por traición a202] VENEZUELA

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