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¿Es posible una lingüística inmanente?FRANCISCO OSUNA GARCÍAUniversidad de Córdoba0.- INTRODUCCIÓNEl objeto de esta reflexión es sugerir la posibilidad de que lasrelaciones entre los componentes de una construcción sean interpretadascomo relaciones semánticas inmanentes. Para ello es necesario partir deuna teoría funcional del significado, según la cual los significados no sonni objetos mentales ni realidades extralingüísticas, sino un valor instrumental.Presento de manera esquemática –y espero que no esté demasiadoalejada de la realidad del lenguaje- las dificultades que la lingüística hatenido, a partir del estructuralismo, para incorporar el significado a ladescripción gramatical.En este trabajo, el análisis y la argumentación se explican siemprepor medio de ejemplos del castellano, pues, por una parte, no me atrevo ahacer afirmaciones seguras acerca del valor de los signos y las construccionesen otras lenguas -como pudiera hacerlas un hablante nativo-, y porotra, entiendo que las funciones instrumentales de los signos y de lasconstrucciones deben tener un valor semejante en las diferentes lenguas.Insistiendo en este último punto, pienso, aunque no me atrevo a asegurarlo,que, si pudiéramos explicar de manera adecuada cómo funcionan -para qué sirven- los signos y las construcciones de una lengua particular,tendríamos un buen modelo para aplicarlo a otras lenguas. Sobre estacuestión W. Von Humboldt, refiriéndose en concreto a las lenguas indígenasde América, escribió lo siguiente:De ahí que sea importante analizar con detenimiento todas ellas. Pues lo quesigue faltándole a la lingüística general es esto: una presentación suficiente en elconocimiento de las lenguas singulares. Sin eso será escasa la ayuda que podráaportar la comparación de las lenguas, por muy grande que sea el número de lascomparadas [...]. De ahí que la primera regla sea estudiar antes que nada cadalengua conocida en su conexión interna (1991[1820]: 40-41).Y, en fechas más recientes, N. Chomsky, seguramente el lingüista quemás ha contribuido al desarrollo de la Gramática Universal y de losuniversales del lenguaje, de manera que puede resultar paradójica, segúnLanguage Design 7 (2005, 51-84)

¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>?FRANCISCO OSUNA GARCÍAUniversidad <strong>de</strong> Córdoba0.- INTRODUCCIÓNEl objeto <strong>de</strong> esta reflexión es sugerir la posibilidad <strong>de</strong> que lasrelaciones entre los componentes <strong>de</strong> <strong>una</strong> construcción sean interpretadascomo relaciones semánticas <strong>inmanente</strong>s. Para ello es necesario partir <strong>de</strong><strong>una</strong> teoría funcional <strong>de</strong>l significado, según la cual los significados no sonni objetos mentales ni realida<strong>de</strong>s extralingüísticas, sino un valor instrumental.Presento <strong>de</strong> manera esquemática –y espero que no esté <strong>de</strong>masiadoalejada <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong>l lenguaje- las dificulta<strong>de</strong>s que la lingüística hatenido, a partir <strong>de</strong>l estructuralismo, para incorporar el significado a la<strong>de</strong>scripción gramatical.En este trabajo, el análisis y la argumentación se explican siemprepor medio <strong>de</strong> ejemplos <strong>de</strong>l castellano, pues, por <strong>una</strong> parte, no me atrevo ahacer afirmaciones seguras acerca <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> los signos y las construccionesen otras lenguas -como pudiera hacerlas un hablante nativo-, y porotra, entiendo que las funciones instrumentales <strong>de</strong> los signos y <strong>de</strong> lasconstrucciones <strong>de</strong>ben tener un valor semejante en las diferentes lenguas.Insistiendo en este último punto, pienso, aunque no me atrevo a asegurarlo,que, si pudiéramos explicar <strong>de</strong> manera a<strong>de</strong>cuada cómo funcionan -para qué sirven- los signos y las construcciones <strong>de</strong> <strong>una</strong> lengua particular,tendríamos un buen mo<strong>de</strong>lo para aplicarlo a otras lenguas. Sobre estacuestión W. Von Humboldt, refiriéndose en concreto a las lenguas indígenas<strong>de</strong> América, escribió lo siguiente:De ahí que sea importante analizar con <strong>de</strong>tenimiento todas ellas. Pues lo quesigue faltándole a la lingüística general es esto: <strong>una</strong> presentación suficiente en elconocimiento <strong>de</strong> las lenguas singulares. Sin eso será escasa la ayuda que podráaportar la comparación <strong>de</strong> las lenguas, por muy gran<strong>de</strong> que sea el número <strong>de</strong> lascomparadas [...]. De ahí que la primera regla sea estudiar antes que nada cadalengua conocida en su conexión interna (1991[1820]: 40-41).Y, en fechas más recientes, N. Chomsky, seguramente el lingüista quemás ha contribuido al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la Gramática Universal y <strong>de</strong> losuniversales <strong>de</strong>l lenguaje, <strong>de</strong> manera que pue<strong>de</strong> resultar paradójica, segúnLanguage Design 7 (2005, 51-84)


Francisco Os<strong>una</strong> García 52apreciación <strong>de</strong>l propio Chomsky, afirmaba lo siguiente: “Por razones yadiscutidas amplia y <strong>de</strong>tenidamente, por el estudio <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminadas lenguasnaturales se pue<strong>de</strong> alcanzar mejor comprensión <strong>de</strong> la GU (GramáticaUniversal) que por el estudio menos profundo <strong>de</strong> <strong>una</strong> mayor variedad <strong>de</strong>lenguas (<strong>una</strong> i<strong>de</strong>a que a menudo ha sido consi<strong>de</strong>rada erróneamente comoparadójica” (1988: 117).Las ejemplificaciones sobre lenguas remotas son difíciles <strong>de</strong> verificar.Franz von Kutschera (1979:363), refiriéndose al nootka nos confiesaque “la afirmación <strong>de</strong> Whorf sólo pue<strong>de</strong> ser comprobada y precisada poruno que domine esa lengua”. Y las ejemplificaciones sobre lenguaspróximas corren el peligro <strong>de</strong> no ser a<strong>de</strong>cuadas.Sirvan estas aclaraciones <strong>de</strong> explicación, si no <strong>de</strong> justificación,para lo que podría ser consi<strong>de</strong>rado un atrevimiento por mi parte, ya que, alpresentar mi reflexión bajo la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> “lingüística” sin otrasrestricciones que <strong>de</strong>limiten su ámbito, se supone que es un planteamiento<strong>de</strong> carácter general, aunque la ejemplificación se limite al castellano.1.- LA LINGÜÍSTICA ESTRUCTURALLa lingüística estructural trató <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su comienzo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Curso<strong>de</strong> lingüística general <strong>de</strong> Saussure, <strong>de</strong> constituirse en un estudio <strong>inmanente</strong>y autónomo <strong>de</strong> la lengua. F. <strong>de</strong> Saussure (1971[1916]: 51) insistióen la dificultad para estudiar la lengua <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diferentes perspectivas, yseñaló el peligro que supondría abordar su estudio atendiendo a aspectostan diversos, pues el objeto <strong>de</strong> la lingüística podría resultar confuso. Poreste motivo consi<strong>de</strong>ra que “no hay más que <strong>una</strong> solución para todas esasdificulta<strong>de</strong>s: hay que colocarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento en el terreno <strong>de</strong>la lengua y tomarla como norma <strong>de</strong> todas las manifestaciones <strong>de</strong>llenguaje”. La lengua, para Saussure, es <strong>una</strong> totalidad en sí y un principio<strong>de</strong> clasificación. En cuanto le damos el primer lugar entre los hechos <strong>de</strong>llenguaje, introducimos un or<strong>de</strong>n natural en un conjunto que no se presta aning<strong>una</strong> otra clasificación.L. Hjelmslev continuó y <strong>de</strong>sarrolló la propuesta <strong>de</strong> Saussure para<strong>una</strong> lingüística autónoma e <strong>inmanente</strong>. Para él (1971[1943]: 14), losestudios sobre el lenguaje corren el peligro <strong>de</strong> pasar por alto el lenguajemismo: “es un peligro real porque, por su propia naturaleza, el lenguaje sepresta a que se le pase por alto, a que se le consi<strong>de</strong>re medio y no fin, ysólo por artificio se dirija la atención al medio mismo <strong>de</strong>l conocimiento.Esto ocurre a diario”. Por ello


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 53para establecer <strong>una</strong> verda<strong>de</strong>ra lingüística que sea algo más que <strong>una</strong> ciencia auxiliaro <strong>de</strong>rivada, es preciso actuar <strong>de</strong> otro modo, la lingüística ha <strong>de</strong> esforzarse porcompren<strong>de</strong>r el lenguaje no como un conglomerado <strong>de</strong> fenómenos lingüísticos(físicos, fisiológicos, psicológicos, lógicos, sociológicos), sino como <strong>una</strong> totalidadautosuficiente, como <strong>una</strong> estructura sui generis. Sólo <strong>de</strong> este modo pue<strong>de</strong> ellenguaje por sí mismo someterse a tratamiento científico, sin que <strong>de</strong> nuevoque<strong>de</strong>n <strong>de</strong>fraudados quienes lo estudian, y pierdan la perspectiva (1971[1943]:14-15).Para enten<strong>de</strong>r el estructuralismo como proyecto científico para elestudio <strong>de</strong>l lenguaje, lo mismo que para compren<strong>de</strong>r otras propuestas en lahistoria <strong>de</strong> la lingüística, tenemos que situarlo en su contexto histórico.Según expuso E. Bernár<strong>de</strong>z,la lingüística, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el s. XIX, ha tenido la constante pretensión <strong>de</strong> ser científica.La noción <strong>de</strong> ciencia ha <strong>de</strong>pendido siempre <strong>de</strong> la concepción dominante en cadamomento, pero la lingüística ha intentado siempre aproximarse a las disciplinascientíficas que en cada caso resultaban dominantes o paradigmáticas (1995: 17).En el caso <strong>de</strong> Saussure, entien<strong>de</strong> que el mo<strong>de</strong>lo fue la sociología <strong>de</strong>Durkhein. Podríamos quizás precisar que tanto la sociología como lalingüística emanan <strong>de</strong>l discurso filosófico positivista, que llevó a laparcelación <strong>de</strong> los saberes.Con estos presupuestos teóricos, el estructuralismo supuso un<strong>de</strong>sarrollo extraordinario <strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong>l lenguaje, pues <strong>de</strong>limitó <strong>de</strong>manera precisa su objeto y el carácter sistemático <strong>de</strong>l mismo. El concepto<strong>de</strong> estructura implicaba también enfoque sincrónico. Pero los estudiosrealizados con estos planteamientos mostraron pronto alg<strong>una</strong>s limitaciones,que, en mi opinión, <strong>de</strong>rivan en buena medida <strong>de</strong> la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>lsignificado como concepto. Una teoría conceptual <strong>de</strong>l significado resultabadifícil <strong>de</strong> abordar, pues, en <strong>de</strong>finitiva, sólo podía ser sometida a untratamiento intuitivo, ya que las realida<strong>de</strong>s mentales no parecen observables.Por otra parte, <strong>una</strong> teoría conceptual <strong>de</strong>l significado, suponiendo quesea válida, no podría dar cuenta <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> todos los signos yconstrucciones <strong>de</strong> la lengua. Por este motivo, el estructuralismo adoleció<strong>de</strong> formalismo, con lo cual renunció a algo esencial en la naturaleza <strong>de</strong>llenguaje, el significado.Sin embargo, hemos <strong>de</strong> reconocer que ni en Saussure ni enHjelmslev se propone teóricamente esta renuncia al significado, pues, <strong>de</strong>manera inequívoca, se contempla la unión <strong>de</strong> significante y significado, oexpresión y contenido, en su <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l signo, como dos componentesinseparables. Sobre todo L. Hjelmslev plantea esta cuestión <strong>de</strong> formarigurosa, ya que, para él, la función signo viene dada por <strong>una</strong> forma <strong>de</strong>


Francisco Os<strong>una</strong> García 54expresión y <strong>una</strong> forma <strong>de</strong> contenido, que son sus funtivos y que, comotales, no pue<strong>de</strong>n existir <strong>de</strong> manera in<strong>de</strong>pendiente.La mayor o menor atención al significado en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> lalengua da lugar, <strong>de</strong> hecho, a diferentes posiciones o corrientes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>lestructuralismo. P. Guiraud afirma quela significación conceptual es por sí misma <strong>una</strong> entidad objetiva y autónoma <strong>de</strong>que la lengua no podría prescindir, por la excelente razón <strong>de</strong> que un valor tienesu origen en <strong>una</strong> oposición entre signos, que un signo es a la vez <strong>una</strong> forma y <strong>una</strong>significación; y no es <strong>posible</strong> eliminar esta noción, como lo quiere toda un alaradical <strong>de</strong>l estructuralismo, que se niega a ver en el lenguaje otra cosa que unsistema <strong>de</strong> valores puramente formales (1979[1958]:71).Este sacrificar –llamémoslo así- el significado en aras <strong>de</strong>l rigorfue expuesto por E. Benveniste, pues, en su opinión, <strong>de</strong>bido a la enormepreocupación por que la <strong>de</strong>scripción sea sistemática, con un escrúpulotécnico que nunca fue tan minucioso,se exige a la <strong>de</strong>scripción que sea explícita y coherente y que el análisis seaconducido sin consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la significación, únicamente en virtud <strong>de</strong> criteriosformales. Es sobre todo en Estados Unidos don<strong>de</strong> han sido afirmados estosprincipios, y han sido motivo <strong>de</strong> prolongadas discusiones (1982[1966]: 12).Estamos ante <strong>una</strong> exposición <strong>de</strong>l método según la cual (1982[1966:13])“queda admitido, por principio, que el análisis lingüístico, para ser científico,<strong>de</strong>be abstraerse <strong>de</strong> la significación y vincularse únicamente a la<strong>de</strong>finición y a la distribución <strong>de</strong> los elementos”. El propio E. Benvenisteinsiste en que se aprecia por todas partes un esfuerzo por someter a lalingüística a métodos rigurosos. Efectivamente, en el estructuralismoamericano, encontramos algunos <strong>de</strong> los lingüistas más representativos <strong>de</strong>esta corriente, que tratan <strong>de</strong> conseguir <strong>una</strong> explicación rigurosa prescindiendo<strong>de</strong>l significado. A modo <strong>de</strong> ejemplo citamos la opinión <strong>de</strong> Zellig S.Harris (1969[1951]: 363) acerca <strong>de</strong> que los morfemas no se i<strong>de</strong>ntificandirectamente sobre la base <strong>de</strong> un significado o sus diferencias <strong>de</strong> significado,sino a partir <strong>de</strong> su distribución: “The morphemes are grouped intomorpheme classes or classes of morphemes-in-environments, such that thedistribution of one member of a class is similar to the distribution of anyother member of the class”.Producto <strong>de</strong> este mismo planteamiento asemántico son todas laspropuestas estructuralistas o funcionalistas que, <strong>de</strong> manera semejante a loexpuesto en el párrafo anterior, <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n el criterio funcional, o sintáctico,frente al criterio semántico, para la clasificación <strong>de</strong> los signos; ytambién son producto <strong>de</strong> este planteamiento esas otras <strong>de</strong>finiciones totalmenteasemánticas en las que se dice que los morfemas gramaticales (B.


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 55Pottier, 1971: 35) “constituyen un inventario finito y poco extendido” ylos lexemas, en cambio, constituyen un inventario abierto y muy extendido.La utilización <strong>de</strong> términos, al menos entre los estructuralistas yfuncionalistas españoles, como “adyacencia” o “adyacente” para <strong>de</strong>nominar<strong>de</strong>terminadas relaciones sintácticas, respon<strong>de</strong> también a este mismopunto <strong>de</strong> vista. Parece claro que este tipo <strong>de</strong> términos apuntan exclusivamentea aspectos formales o posicionales y no dicen nada acerca <strong>de</strong> lasrelaciones semánticas que se dan entre los componentes <strong>de</strong> la estructura.No hay nada en este tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>nominaciones que se pueda consi<strong>de</strong>rar útil<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> la composicionalidad, tan repetidoen la lingüística más reciente, según el cual el significado <strong>de</strong> <strong>una</strong> expresióncompleja es <strong>una</strong> función <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> sus componentes. En loque se refiere a la clasificación <strong>de</strong> las relaciones sintácticas, numerososlingüistas, siguiendo a L. Hjelmslev, van a distinguir tres gran<strong>de</strong>s tipos <strong>de</strong>relaciones: inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong>terminación y constelación. Así lo po<strong>de</strong>mosver, entre otros, en A. Martinet (1979[1975]) y (1987[1985]), en E.Alarcos (1969) y en S. Gutiérrez (1997[1978]), aunque este último cambiala terminología usual por “inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, coordinación y subordinación”.Estamos <strong>de</strong> nuevo ante términos que, al menos algunos <strong>de</strong> ellos, nodicen nada acerca <strong>de</strong> la relación semántica que se establece entre loscomponentes <strong>de</strong> <strong>una</strong> estructura y que ha llevado frecuentemente a interpretaciones–sobre todo basándose en el concepto <strong>de</strong> inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nciaqueno consi<strong>de</strong>ramos a<strong>de</strong>cuadas.La búsqueda <strong>de</strong> rigor llevó a la utilización <strong>de</strong> la conmutacióncomo procedimiento para i<strong>de</strong>ntificar las invariantes frente a las formasque sólo eran variantes, es <strong>de</strong>cir, para i<strong>de</strong>ntificar las unida<strong>de</strong>s funcionales.La conmutación fue aplicada en primer lugar en la fonología, y L.Hjelmslev propuso su aplicación a las unida<strong>de</strong>s significativas. Según B.Malmberg (1971[1967]: 225), “el procedimiento para <strong>de</strong>terminar lasinvariantes es la conmutación”. J. P. Corneille (1979[1976]: 269) escribióque “la conmutación permite establecer el inventario <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>ssignificativas, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las variantes acci<strong>de</strong>ntales (contextualeso situacionales) <strong>de</strong>l sentido (<strong>de</strong> la sustancia)”. Para A. Martinet(1993[1989]: 15), “tenemos a nuestra disposición ese instrumentoprecioso que es la conmutación para clasificar la realidad física que nospresenta el habla”. También en E. Alarcos (1979: 52) encontramos <strong>una</strong>exposición <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong>l procedimiento: “tendrá, pues, valor lingüísticotoda expresión que, cambiada por otra, produzca también un cambio<strong>de</strong> contenido”. Recor<strong>de</strong>mos que es este procedimiento el que le lleva a


Francisco Os<strong>una</strong> García 56rechazar la existencia <strong>de</strong> <strong>una</strong> voz pasiva en español como forma diferenciada<strong>de</strong> las construcciones atributivas. Recogemos finalmente la opinión<strong>de</strong> S. Gutiérrez, para quienla prueba <strong>de</strong> la conmutación ha sido, sin duda, el gran hallazgo <strong>de</strong> la lingüísticaeuropea. Hasta tal punto es así que resulta difícil <strong>de</strong>terminar quién ha creado aquién: si el estructuralismo el que ha <strong>de</strong>scubierto la conmutación, o si, más bien,ha sido la conmutación la que ha permitido el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l estructuralismo(1997[1983]: 445).Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> la coinci<strong>de</strong>ncia generalizada en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l procedimiento, los resultados no nos parecen tan <strong>de</strong>finitivoscomo cabría esperar. Esta falta <strong>de</strong> unos resultados indiscutibles se <strong>de</strong>be,en mi opinión, a que el plano <strong>de</strong>l contenido no se maneja <strong>de</strong> <strong>una</strong> maneraa<strong>de</strong>cuada. Así nos encontramos con resultados válidos en su aplicación ala i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los fonemas; y, en cambio, tenemos unos resultadosdiscutibles en su aplicación a la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los morfemas o <strong>de</strong> lasrelaciones sintácticas. Si no se parte <strong>de</strong> <strong>una</strong> <strong>de</strong>finición a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>l significado,no estaremos realmente seguros, en muchos casos, <strong>de</strong> si laconmutación <strong>de</strong> un segmento formal por otro produce realmente uncambio en el plano <strong>de</strong>l contenido; y, en última instancia, o prescindimostotalmente <strong>de</strong>l significado, como hace E. Alarcos en su Gramáticaestructural, o estaremos tratando <strong>de</strong> realida<strong>de</strong>s mentales difíciles <strong>de</strong>contrastar y <strong>de</strong> compartir.Ante la constatación <strong>de</strong> estas limitaciones, surgirán voces quereclamarán la necesidad <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r al significado. Así E. Coseriu escribióqueen lo que concierne en particular a la lingüística, el lenguaje no pue<strong>de</strong> estudiarsey ni siquiera <strong>de</strong>slindarse prescindiendo <strong>de</strong>l significado, ya que sin el significadoel lenguaje <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser lenguaje: el lenguaje es esencialmente finalidad significativay no pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como lenguaje in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su significado(1986[1973]: 119).La reducción que hemos tratado <strong>de</strong> exponer, la atención exclusivaa los aspectos formales, se manifiesta fundamentalmente en el nivelgramatical <strong>de</strong> la lengua -el que más se presta, por otra parte, a <strong>una</strong><strong>de</strong>scripción formal-; pero, <strong>de</strong> manera sintomática, también la encontramoscuando los lingüistas se <strong>de</strong>dican al estudio <strong>de</strong>l plano <strong>de</strong>l contenido, a lasemántica. Y, en este caso, podríamos <strong>de</strong>cir que estamos ante <strong>una</strong> doblereducción, pues, por <strong>una</strong> parte, al seguir <strong>una</strong> teoría conceptual <strong>de</strong>l significado,la semántica es exclusivamente semántica léxica, ya que los lexemasson los únicos signos que comportan <strong>una</strong> categorización y, consecuentemente,<strong>una</strong> conceptualización <strong>de</strong> la realidad; y, por otra parte, a pesar <strong>de</strong> la


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 57<strong>de</strong>finición rigurosa <strong>de</strong>l signo como la unión <strong>de</strong> <strong>una</strong> forma <strong>de</strong> expresión y<strong>de</strong> <strong>una</strong> forma <strong>de</strong> contenido, cuando se estudia el contenido se prescin<strong>de</strong> <strong>de</strong>las formas que lo manifiestan o lo expresan. Así, A. J. Greimas(1976[1966]: 47), <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aludir a los diferentes tipos <strong>de</strong> significantes,afirma que “sea cual fuere el estatuto <strong>de</strong>l significante, no es <strong>posible</strong>ning<strong>una</strong> clasificación <strong>de</strong> los significados a partir <strong>de</strong> los significantes. Lasignificación, por consiguiente, es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>lsignificante gracias al cual se manifiesta”; y también explica queel registro <strong>de</strong> las separaciones diferenciales en el nivel <strong>de</strong> la expresión, por muyseguro y exhaustivo que sea, no constituirá nunca sino un sistema <strong>de</strong> exclusionesy no aportará jamás la menor indicación acerca <strong>de</strong> la significación. Dicho <strong>de</strong> otromodo, las separaciones <strong>de</strong> significación no se <strong>de</strong>ducen a partir <strong>de</strong> las separaciones<strong>de</strong>l significante, y la <strong>de</strong>scripción semántica correspon<strong>de</strong> a <strong>una</strong> actividadmetalingüística situada a un nivel diferente y que obe<strong>de</strong>ce a leyes <strong>de</strong> la articulaciónestructural <strong>de</strong> la significación las cuales aparecen como constitutivas <strong>de</strong> lalógica lingüística <strong>inmanente</strong> (1976[966]: 47-48).Esta parece ser la posición <strong>de</strong> los semantistas que, <strong>de</strong> manerapoco precisa, podríamos situar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la corriente estructural y funcional,y cuyo objeto <strong>de</strong> estudio es la lexicología. Si el testimonio <strong>de</strong> A. J.Greimas correspon<strong>de</strong> a los primeros <strong>de</strong>sarrollos <strong>de</strong> la semántica estructural,el que citamos a continuación <strong>de</strong> M. Casas es bastante más reciente,pero nos parece, en lo esencial, coinci<strong>de</strong>nte con el anterior:surge <strong>de</strong> aquí, pues, la <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> que, para un análisis <strong>de</strong> la semántica ensus distintos niveles, hemos <strong>de</strong> partir necesariamente <strong>de</strong>l plano <strong>de</strong>l contenido yno <strong>de</strong>l plano <strong>de</strong> la expresión, perspectiva esta última cuya extrapolación <strong>de</strong>lámbito <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s distintivas al <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s significativas implica <strong>una</strong>incorrecta aplicación metodológica, pues, <strong>de</strong> la misma manera que en fonologíase parte <strong>de</strong>l plano <strong>de</strong> la expresión para <strong>de</strong>scribir la naturaleza <strong>de</strong> los significantes,hemos <strong>de</strong> hacer lo propio cuando nos situamos en el dominio <strong>de</strong> la semántica, es<strong>de</strong>cir, tomar como punto <strong>de</strong> partida el plano <strong>de</strong>l contenido y analizar sus significados,no los significantes, que sirven únicamente como meros correlatos <strong>de</strong> lasunida<strong>de</strong>s funcionales (1997: 47).Vemos, pues, que el estructuralismo <strong>de</strong>riva hacia un análisisformalista, asemántico, o hacia un análisis semántico al margen <strong>de</strong> sumanifestación formal. Según B. Pottier (1992: 97), las investigacionessemánticas han recobrado interés por diversas razones, entre ellas, “elagotamiento <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las gramáticas estrictamente formales”.Pero, a pesar <strong>de</strong> estos planteamientos, que po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rarreduccionistas, el estructuralismo supuso un extraordinario esfuerzo paradotar a la lingüística <strong>de</strong> un estatus científico. Si los resultados no fuerontotalmente satisfactorios, en mi opinión, no se <strong>de</strong>bió a la perspectiva


Francisco Os<strong>una</strong> García 58<strong>inmanente</strong>, a la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l lenguaje como un fin en sí mismo, conla que se abordó su estudio, según expuso E. Alarcos (1969: 13), sino alhecho <strong>de</strong> que el lenguaje en sí es un instrumento para el pensamiento y lacomunicación: un sistema <strong>de</strong> representación, según afirman D. Sperber yD. Wilson (1994[1986]) y D. Bickerton (1994[1990]). Y quizás no captemosla naturaleza <strong>de</strong>l lenguaje –el lenguaje en sí, sus estructuras y sucarácter sistemático- si no aten<strong>de</strong>mos al hecho <strong>de</strong> que realmente lo que loconstituye como tal es su función instrumental. Para ello no me pareceválida <strong>una</strong> teoría conceptual <strong>de</strong>l significado, pues supone la consi<strong>de</strong>ración<strong>de</strong>l significado como un objeto <strong>de</strong> carácter mental y, según he afirmado,es <strong>una</strong> <strong>de</strong>finición metonímica e insuficiente.Por otra parte, parece natural que el lenguaje sea visto como <strong>una</strong>realidad material “sui generis” que o bien se asocia con realida<strong>de</strong>s mentaleso bien con realida<strong>de</strong>s empíricas. La atención a estos dos polos lapo<strong>de</strong>mos comprobar en la ten<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Platón y Aristóteles, a consi<strong>de</strong>rarque el significado son las cosas (Platón) o las afecciones <strong>de</strong>l alma(Aristóteles); pero, en ambos casos, nos estamos saliendo <strong>de</strong> ese espacio –interfaz o sistema <strong>de</strong> representación- entre nuestra mente y el mundo, quees el lenguaje.Ahora bien, según <strong>de</strong>cíamos, el estructuralismo hay que enten<strong>de</strong>rloy pon<strong>de</strong>rarlo atendiendo al contexto histórico en el que se produce.Es cierto, como escribió E. Alarcos (1969: 11-12) que la gramática tradicionalse equivocaba al “partir <strong>de</strong> supuestos extralingüísticos y afirmar latesis <strong>de</strong>l perfecto paralelismo entre el pensar y el hablar”. Sabemos que lagramática tradicional no nos ofrece <strong>una</strong> interpretación homogénea <strong>de</strong> lasformas lingüísticas (sobre esta cuestión, ver Mª. L. Calero, 1986), y no eseste el momento <strong>de</strong> exponer las diferentes ten<strong>de</strong>ncias que se puedanestablecer en ese bloque <strong>de</strong> doctrina lingüística que llamamos gramáticatradicional; para nuestro propósito, es suficiente recoger <strong>una</strong> afirmación<strong>de</strong> <strong>una</strong> <strong>de</strong> las gramáticas más conocidas e influyentes, la <strong>de</strong> Port-Royal(1980[1640]: 53), don<strong>de</strong> leemos que “po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>finir las palabras comosonidos distintos y articulados que los hombres han convertido en signospara significar sus pensamientos”. Las clases <strong>de</strong> palabras estarán, por lotanto, en correspon<strong>de</strong>ncia con las operaciones <strong>de</strong>l espíritu. Según escribióI. Bosque (1989: 37), “el inmanentismo postulado por la lingüísticaestructural insistió con argumentos muy claros en lo errado <strong>de</strong> esteplanteamiento”.Queremos insistir en que el inmanentismo <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> la pretensión<strong>de</strong> estudiar la lengua en sí nos parece correcto, pero quizás no se tuvoclara conciencia <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>l lenguaje, <strong>de</strong> su función instrumental


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 59como sistema <strong>de</strong> representación. Es evi<strong>de</strong>nte que la mente, la lengua y elmundo son entida<strong>de</strong>s, en alg<strong>una</strong> medida, relacionadas: el hecho <strong>de</strong> que lascosas sean como son <strong>de</strong>termina <strong>de</strong> alg<strong>una</strong> manera la naturaleza <strong>de</strong> lalengua. Un sistema <strong>de</strong> representación no pue<strong>de</strong> ser completamente ajeno ala realidad representada. Por otra parte, la naturaleza <strong>de</strong> nuestro entendimiento,que proce<strong>de</strong> mediante la categorización <strong>de</strong>l mundo empírico,también <strong>de</strong>termina <strong>de</strong> alg<strong>una</strong> manera la naturaleza <strong>de</strong> la lengua. W. VonHumboldt escribió que el lenguaje es el instrumento mediante el cualorganizamos el mundo fenomenológico; y algún filósofo ha dicho que laCrítica <strong>de</strong> la razón pura <strong>de</strong> Kant es en el fondo <strong>una</strong> crítica <strong>de</strong>l lenguaje; almismo tiempo, tenemos que reconocer que los estudios sobre el lenguajeterminan explicando la naturaleza <strong>de</strong>l conocimiento. Pero esto no quiere<strong>de</strong>cir que tengamos que ocuparnos, en el estudio <strong>de</strong>l lenguaje, <strong>de</strong> lasrealida<strong>de</strong>s mentales ni <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s materiales, sino <strong>de</strong> la función <strong>de</strong>las formas lingüísticas como instrumento <strong>de</strong> representación. Este es, en miopinión, el problema que impidió a la lingüística estructural ofrecerresultados más a<strong>de</strong>cuados. Por lo <strong>de</strong>más, enten<strong>de</strong>mos que toda lingüística<strong>de</strong>be ser estructural, funcional, sistemática e <strong>inmanente</strong>. Las insuficiencias<strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo explicativo se <strong>de</strong>ben, según hemos señalado, a <strong>una</strong> hipótesispoco a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>l lenguaje, que, a su vez, <strong>de</strong>riva <strong>de</strong><strong>una</strong> teoría poco a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>l significado: si el significado es un concepto,estaremos abordando entida<strong>de</strong>s mentales, con lo cual, <strong>de</strong> hecho, estamos<strong>de</strong>sviándonos <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> inmanencia, <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> estudiar lalengua en sí. Es normal que, ante esta dificultad para tratar los contenidosmentales, la lingüística estructural <strong>de</strong>rivara hacia un riguroso formalismo.Se suele poner como ejemplo <strong>de</strong> esta orientación el estructuralismo americano;pero, entre nosotros, tenemos la Gramática estructural (1969) <strong>de</strong> E.Alarcos, que, por lo que yo conozco, es uno <strong>de</strong> los ejemplos más representativos<strong>de</strong> rigor formal.2.-EL ASEMANTISMO DE LA PRIMERA GRAMÁTICAGENERATIVALa gramática generativa, en sus primeras etapas, no supuso un cambio<strong>de</strong>masiado radical, y continuó excluyendo la semántica <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripciónlingüística. Según expone J. C. Moreno (2003), la gramática que sepropone en la obra <strong>de</strong> N. Chomsky, Estructuras sintácticas, (1957) notiene nada que ver con la semántica. Es <strong>una</strong> actitud heredada <strong>de</strong>l estructuralismoformalista estadouni<strong>de</strong>nse, uno <strong>de</strong> cuyos máximos representantesfue Z. S. Harris, maestro <strong>de</strong> Chomsky. Creo que no sería <strong>de</strong>masiado


Francisco Os<strong>una</strong> García 60arriesgado afirmar que la gramática generativa es también <strong>una</strong> lingüística<strong>inmanente</strong>, al menos hasta la teoría estándar, representada por Aspectos <strong>de</strong>la teoría <strong>de</strong> la sintaxis (1965), pues la competencia, que Chomsky consi<strong>de</strong>raobjeto <strong>de</strong> la teoría gramatical, no parece que ofrezca gran<strong>de</strong>s diferenciasrespecto al concepto <strong>de</strong> lengua <strong>de</strong> Saussure, <strong>de</strong> la misma manera quela actuación pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada semejante al concepto <strong>de</strong> habla <strong>de</strong>Saussure. N. Chomsky escribió quelo que concierne primariamente a la teoría lingüística es un hablante-oyentei<strong>de</strong>al, en <strong>una</strong> comunidad lingüística <strong>de</strong>l todo homogénea, que habla su lenguaperfectamente y al que no afectan las condiciones sin valor gramatical, como sonlos límites <strong>de</strong> memoria, distracciones, cambios <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> atención e interés yerrores (característicos o fortuitos) al aplicar su conocimiento <strong>de</strong> la lengua al usoreal (1975[1965]: 5).Esta propuesta se basa, naturalmente, en la distinción entre competencia yactuación; y, para N. Chomsky, <strong>una</strong> gramática <strong>de</strong> <strong>una</strong> lengua preten<strong>de</strong> ser<strong>una</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la competencia intrínseca <strong>de</strong>l hablante-oyente i<strong>de</strong>al.Los formalismos que N. Chomsky utiliza para la representación<strong>de</strong> las estructuras difieren bastante <strong>de</strong> los que solemos encontrar en lalingüística estructural; pero la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> comunidad lingüística totalmentehomogénea es semejante a la lengua <strong>de</strong> Saussure y a la lengua funcional<strong>de</strong> E. Coseriu. Para este lingüista (1986[1973]: 308), “<strong>una</strong> técnica lingüísticaenteramente <strong>de</strong>terminada (o sea, unitaria y homogénea) en los tressentidos en cuestión –un solo dialecto en un solo nivel y en un estiloúnico <strong>de</strong> lengua, en otras palabras: <strong>una</strong> lengua sintópica, sinestrática ysinfásica pue<strong>de</strong> llamarse lengua funcional”, y el objeto propio <strong>de</strong> la<strong>de</strong>scripción lingüística entendida como <strong>de</strong>scripción estructural y funcionales, precisamente, la lengua funcional. Parece claro también que esehablante–oyente i<strong>de</strong>al que sabe su lengua perfectamente es equivalente,aunque se exprese <strong>de</strong> manera distinta, a la constatación saussureana <strong>de</strong>que ningún individuo domina por completo su lengua, sino que esta es unhecho social. Estamos ante puntos <strong>de</strong> vista teóricos diferentes, peroabordan el mismo objeto, un objeto abstracto.Y, por último, tenemos que señalar también que la teoría estándar<strong>de</strong> Aspectos... es más formalista que semántica, pues el componentecentral <strong>de</strong> la gramática es el sintáctico y el componente semántico ocupa<strong>una</strong> posición secundaria o marginal. Según escribió G. Lakoff , se pensóque podrían explicarse las regularida<strong>de</strong>s que gobiernan las sucesioneslineales <strong>de</strong> palabras sin aten<strong>de</strong>r a las regularida<strong>de</strong>s por medio <strong>de</strong> las cualeslas formas superficiales se emparejan con sus significados:


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 61este supuesto <strong>de</strong>finía un campo al que muy bien pue<strong>de</strong> llamársele “sintaxisautónoma”, ya que se suponía que podrían caracterizarse completamente lasregularida<strong>de</strong>s gramaticales sin recurrir al significado; así pues la primeragramática transformatoria fue un vástago natural <strong>de</strong> la lingüística estructuralnorteamericana, ya que se ocupaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir las regularida<strong>de</strong>s que gobiernanla distribución <strong>de</strong> las formas presentes en la superficie (1974[1969]: 397-398).Como po<strong>de</strong>mos ver, la gramática generativa <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> <strong>de</strong>nominarseestructural, si es que es <strong>posible</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser estructural; pero continuósiendo <strong>inmanente</strong> y asemántica, continuó practicando un cierto reduccionismo,pues no otorgaba la misma posición a los dos aspectos que contanta precisión había <strong>de</strong>finido Hjelmslev: la forma <strong>de</strong>l contenido y laforma <strong>de</strong> la expresión. Naturalmente los resultados, lo mismo que habíaocurrido con el estructuralismo, no explicaban bien la función instrumental<strong>de</strong>l lenguaje y no fueron completamente satisfactorios.3.- HACIA UNA LINGÜÍSTICA SEMÁNTICA NO INMANENTEA partir <strong>de</strong> esta insuficiencia explicativa se producirán cambios quepo<strong>de</strong>mos calificar <strong>de</strong> radicales –o, al menos, muy importantes- y que,fundamentalmente, van a consistir en la irrupción <strong>de</strong>l significado en laexplicación lingüística y en el abandono, por parte <strong>de</strong> alg<strong>una</strong>s corrienteslingüísticas, <strong>de</strong> ese carácter <strong>inmanente</strong> y abstracto con el que se habíaenfocado el estudio <strong>de</strong> la lengua, centrado en la competencia y en elsistema. Como venimos repitiendo, en mi opinión, la atención al significadono implica que necesariamente tengamos que renunciar al carácter<strong>inmanente</strong> <strong>de</strong> la lingüística y al estudio <strong>de</strong> la lengua en sí.Me refiero, en primer lugar y <strong>de</strong> forma muy abreviada, a lacorriente que propone el estudio <strong>de</strong>l habla o <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> habla comoobjeto <strong>de</strong> la pragmática o <strong>de</strong> la lingüística <strong>de</strong>l texto, que quizás sean laspropuestas teóricas más cultivadas y <strong>de</strong>sarrolladas. En segundo lugar, mereferiré a esa otra corriente, quizás menos <strong>de</strong>finida, que es resultado, enbuena medida, <strong>de</strong> la evolución <strong>de</strong> la propia gramática generativa –<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lasemántica generativa al programa minimalista, pasando por todas las<strong>de</strong>rivaciones que se han <strong>de</strong>sgajado <strong>de</strong>l tronco común- y a las corrientesque se <strong>de</strong>nominan funcionalistas o cognitivistas, entre otras. Como sepodrá comprobar, no voy a ofrecer un panorama <strong>de</strong> la lingüística <strong>de</strong> losúltimos cuarenta años, pues no es ese el objeto <strong>de</strong> mi reflexión; pero sítrataré <strong>de</strong> mostrar algunos rasgos comunes, al margen <strong>de</strong> los diferentesformalismos que utilicen, y que, en mi opinión, pue<strong>de</strong>n explicar en quéconsistió el cambio y cuáles son sus <strong>posible</strong>s limitaciones.


3.1. La lingüística <strong>de</strong>l habla: la explicación <strong>de</strong>l sentidoFrancisco Os<strong>una</strong> García 62Respecto a la primera corriente, la que podríamos caracterizar comolingüística <strong>de</strong>l habla, según reconocen los estudiosos <strong>de</strong> estos temas,surgió precisamente por los resultados insatisfactorios <strong>de</strong> la teorías <strong>inmanente</strong>sy reduccionistas: la lengua en sí, la lengua como sistema abstractoal margen <strong>de</strong>l uso. Siegfried Schmidt (1977[1973]: 25) consi<strong>de</strong>ra que lalingüística posterior a Saussure ha trabajado con un objeto lingüísticoaislado, abstracto; pero cada vez se está insistiendo más en que el objeto<strong>de</strong> la lingüística son los actos <strong>de</strong> habla. De manera parecida, VinçentNyckees (1998: 240), <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> señalar las limitaciones <strong>de</strong>l planteamiento<strong>de</strong> Saussure y <strong>de</strong> Chomsky, afirma que “c’est pour cette raisonque s’est développée en linguistique, surtout <strong>de</strong>puis les années 60, unenouvelle discipline que l’on appelle la pragmatique”. Y en Graciela Reyes(1990: 14) leemos que, “pese al prestigio que tiene todavía la lingüísticacientífica representada por el generativismo actual, hay <strong>una</strong> renovación<strong>de</strong>l interés por la lingüística humanística”; y también afirma que lalingüística empieza a salir <strong>de</strong> los laboratorios don<strong>de</strong> analizaba lo invariabley armonioso, y se echa a la calle a ver qué pasa. Junto a la insuficienciaexplicativa <strong>de</strong> esta lingüística <strong>inmanente</strong>, se suele admitir la influencia<strong>de</strong> algunos filósofos, en especial L. Wittgenstein con sus Investigacionesfilosóficas.Esa corriente lingüística sí preten<strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r al significado, pero secentra fundamentalmente en el sentido <strong>de</strong> los textos o los discursos: losactos <strong>de</strong> habla, en <strong>de</strong>finitiva. En cierto modo, no supone ning<strong>una</strong> novedad,pues el sentido ya había sido el objeto que se trataba <strong>de</strong> explicar en elestudio <strong>de</strong> los textos literarios. La crítica literaria, en cualquiera <strong>de</strong> susmanifestaciones (estilística, formalismo, estructuralismo...), ya habíatratado <strong>de</strong> explicar el sentido <strong>de</strong> los textos, pero se había limitado a lostextos literarios. En los diferentes <strong>de</strong>sarrollos <strong>de</strong> la lingüística <strong>de</strong>l habla,podríamos ver un cierto relativismo posmo<strong>de</strong>rnista. Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong>vista lingüístico, es <strong>de</strong>cir, atendiendo a la manera en que se conforman lasmanifestaciones lingüísticas, a la forma en que representamos la realidad,cualquier tipo <strong>de</strong> texto pue<strong>de</strong> ser un objeto <strong>de</strong> estudio igualmente válido.Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, la lingüística <strong>de</strong>l habla supuso <strong>una</strong> aportaciónvaliosa, <strong>una</strong> reacción necesaria, respecto a <strong>una</strong> práctica lingüística reduccionistay <strong>una</strong> teoría lingüística abstracta; pero, si se trata, efectivamente,<strong>de</strong> estudiar el sentido, parece razonable pensar que unos textos, al menospara le aula, son más interesantes que otros. En mi opinión, el méritofundamental <strong>de</strong> esta reacción contra las carencias <strong>de</strong> la lingüística <strong>de</strong>l


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 63sistema fue su aportación para enten<strong>de</strong>r la lengua como <strong>una</strong> actividad,como algo que hacemos los hablantes con los signos y con las construcciones;y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este posicionamiento, ha ayudado a ver la naturalezainstrumental <strong>de</strong>l lenguaje y a aten<strong>de</strong>r al uso.Pero, como expusieron <strong>de</strong> <strong>una</strong> manera clara Dan Sperber yDeirdre Wilson (1994[1986]), el sentido <strong>de</strong> un enunciado o <strong>de</strong> un textotiene un componente inferencial muy importante; y, en la medida en quela información comunicada, el sentido <strong>de</strong>l texto, <strong>de</strong>penda <strong>de</strong> cada contextoy <strong>de</strong> cada situación, su estudio será siempre un estudio particular <strong>de</strong> untexto particular, y no será extrapolable a otros textos, que tendrán supropio contexto y su propia situación –es <strong>de</strong>cir, no permitirá realizarafirmaciones generales. Aquí también se produce un divorcio entre expresióny significado, pues se atien<strong>de</strong> a <strong>una</strong> información, a un sentido, queformalmente no se expresa. Algunos lingüistas, entre ellos J. A. DeMolina (1996) han puesto <strong>de</strong> relieve las dificulta<strong>de</strong>s para que la pragmáticapueda constituirse en estudio científico. Por lo que yo conozco, elproyecto <strong>de</strong> <strong>una</strong> disciplina pragmática más <strong>de</strong>lgado es el que le asignasólo el estudio <strong>de</strong> las intenciones comunicativas <strong>de</strong> los hablantes (M.Dascal, 1999), pues, <strong>de</strong> manera razonable, entien<strong>de</strong> que la informacióncontextual o el estudio <strong>de</strong> la acción lingüística son elementos necesariospara la semántica veritativa, en el sentido <strong>de</strong> que sólo a partir <strong>de</strong> ambosfactores se pue<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar <strong>una</strong> proposición en el sentido lógico <strong>de</strong>ltermino.3.2. Después <strong>de</strong> Aspectos...: prioridad a la semánticaLa evolución interna <strong>de</strong> la gramática generativa se caracterizó por situar lasemántica, el significado, en <strong>una</strong> posición central o, al menos, relevante.En el trabajo <strong>de</strong> G. Lakoff, al que ya me he referido, se dice quees <strong>posible</strong> que parezca paradójico (o tal vez milagroso) que los resultados másimportantes proporcionados por un campo en el que se suponía que la gramáticaera in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l significado hayan sido unos que nos hayan permitidoesclarecer algo cómo está relacionada la estructura gramatical con el significado(1974[1969]:398).Este cambio <strong>de</strong> perspectiva supone abandonar la posición <strong>de</strong> la sintaxisautónoma y reconocer que existe un continuo entre sintaxis y semántica.In<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> cuáles sean los formalismos utilizados, la recuperación<strong>de</strong>l significado sólo podía tener efectos positivos. Esta recuperaciónse inició ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l estructuralismo con la obra <strong>de</strong> L. Tesnière,Elementos <strong>de</strong> sintaxis estructural; para este lingüista, (1994[1959]: 71),


Francisco Os<strong>una</strong> García 64“el plano estructural y el plano semántico son in<strong>de</strong>pendientes entre sí”;pero aña<strong>de</strong> a continuación que esta in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia no es sino <strong>una</strong> visiónteórica <strong>de</strong>l espíritu, pues, en la práctica, los dos planos son paralelos <strong>de</strong>hecho, ya que el plano estructural no tiene otro objeto que hacer <strong>posible</strong> laexpresión <strong>de</strong>l pensamiento, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l plano semántico. Para Tesnière,lo estructural expresa lo semántico. Por otra parte, su teoría <strong>de</strong> la valenciaverbal y su clasificación <strong>de</strong> los verbos según su número <strong>de</strong> valencias es laprimera aportación en <strong>una</strong> ya larga serie <strong>de</strong> estudios en los que la lógica<strong>de</strong> predicados va a ser el instrumento formal para la explicación <strong>de</strong> laestructura sintáctica y semántica <strong>de</strong> las oraciones.Dentro <strong>de</strong> la lingüística generativa, como expuso G. Lakoff, lasemántica generativa <strong>de</strong>sarrollada por McCawley, Bach y el propio G.Lakoff, justificó la necesidad <strong>de</strong> dar prioridad a la semántica. Prácticamente<strong>de</strong> forma paralela, Ch. J. Fillmore, en su gramática <strong>de</strong> los casos,planteó también la necesidad <strong>de</strong> que en la estructura profunda se explicitaranhechos <strong>de</strong> carácter semántico, sin los cuales no se podría justificar lainterpretación que los hablantes llevan a cabo <strong>de</strong> las oraciones. En laevolución posterior <strong>de</strong> la gramática generativa, ha ocupado un papelrelevante la atención a los papeles temáticos, presentes ya en el propiolexicón, y que coinci<strong>de</strong>n con las exigencias argumentales o valencias <strong>de</strong>lverbo; también se ha prestado atención importante al tema <strong>de</strong> las categoríasvacías y al ligamiento que se produce entre diferentes elementosreferenciales. No sería arriesgado afirmar que la lingüística <strong>de</strong> los últimostreinta años presta <strong>una</strong> atención especial a la semántica, al margen <strong>de</strong> losmecanismos formales mediante los cuales se representen las estructurasgramaticales. De manera necesariamente simplificada, podríamos señalaralgunos hechos que justifican esta afirmación:- El principio <strong>de</strong> composicionalidad se repite <strong>de</strong> manera recurrente.Según he recogido en páginas anteriores, <strong>de</strong> acuerdo con esteprincipio, el significado <strong>de</strong> <strong>una</strong> expresión compleja es <strong>una</strong> función <strong>de</strong>lsignificado <strong>de</strong> los elementos que la componen. La aplicación <strong>de</strong> esteprincipio ha dado lugar al hecho <strong>de</strong> que los términos gramática y semánticaabarquen en realidad el mismo campo <strong>de</strong> estudio y que sean, <strong>de</strong>hecho, términos intercambiables: un ejemplo <strong>de</strong> ello tenemos en el estudio<strong>de</strong> Mª. Vª. Escan<strong>de</strong>ll (2004) Fundamentos <strong>de</strong> semántica composicional.- Se aplica <strong>de</strong> manera generalizada el marco teórico <strong>de</strong> la lógica<strong>de</strong> predicados, <strong>de</strong> acuerdo con el cual un predicado expresa <strong>una</strong> propiedad<strong>de</strong> un objeto o <strong>una</strong> relación entre objetos, que son sus argumentos. Indirectamente,la utilización <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo ha llevado a la propuesta <strong>de</strong>gramáticas en las que buena parte <strong>de</strong> la estructura sintáctica se explica en


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 65el diccionario, pues se postula que cada elemento léxico (predicado)aparecerá en el diccionario con su estructura argumental. La hipótesislexicista, con planeamientos más o menos radicales, está presente en <strong>una</strong>parte importante <strong>de</strong> la lingüística actual, pues se supone que, cuandoapren<strong>de</strong>mos <strong>una</strong> palabra, apren<strong>de</strong>mos también la estructura sintáctica en laque suele aparecer.- La <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> las relaciones entre los predicados y susargumentos o entre los segmentos constituidos por los predicados y susargumentos respecto a otros términos no argumentales son <strong>de</strong> naturalezaclaramente semántica: funciones semánticas, papeles temáticos, casos,roles son algunos <strong>de</strong> los términos genéricos utilizados; y los tipos <strong>de</strong>funciones semánticas particulares son i<strong>de</strong>ntificados como Agente, Instrumento,Experimentante, Objeto Afectado, Receptor, Beneficiario, Ubicación,etc. Las diferentes corrientes diferirán tanto en el número <strong>de</strong> lasrelaciones semánticas como en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las mismas. No obstante,parece claro que el principio clasificador es muy semejante y que hayimportantes coinci<strong>de</strong>ncias. La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las diferentes funciones sueleser también recurrente, sea cual sea la <strong>de</strong>nominación, se consi<strong>de</strong>rará quela relación es el papel <strong>de</strong>sempeñado por el término en el estado <strong>de</strong> cosasreferido, aunque no haya <strong>una</strong>nimidad en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> ese papel.- Por último, tenemos que señalar también que, frente a la tradicionalclasificación <strong>de</strong> las oraciones atendiendo a la naturaleza <strong>de</strong>l predicado,encontraremos <strong>de</strong> manera reiterada <strong>una</strong> clasificación <strong>de</strong> los estados<strong>de</strong> cosas o <strong>de</strong> los eventos.Frente a todas estas coinci<strong>de</strong>ncias, las diferencias que pue<strong>de</strong>nseñalarse se nos antojan menos importantes. Depen<strong>de</strong>rán, al menos enparte, <strong>de</strong> que se admita o no algún tipo <strong>de</strong> transformación, <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong>universalidad que se postule y también <strong>de</strong> que se adopte un enfoque másformalista o más funcionalista.La irrupción <strong>de</strong> la semántica parece evi<strong>de</strong>nte y el abandono <strong>de</strong>lrigor formal asemántico <strong>de</strong> los estructuralistas y <strong>de</strong> las primeras manifestaciones<strong>de</strong>l generativismo también parece claro.3.3. Limitaciones <strong>de</strong> la semántica cosmomórficaSin embargo, produce cierta insatisfacción observar cómo las funcionessemánticas son <strong>de</strong>finidas <strong>de</strong> manera diferente o se postulan diferentestipos <strong>de</strong> funciones semánticas, incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>una</strong> misma corrientelingüística o, más aún, por parte <strong>de</strong> un mismo autor. En este sentido, essintomática la evolución <strong>de</strong> Ch. J. Fillmore acerca <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> casos


Francisco Os<strong>una</strong> García 66necesarios para la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la lengua. Nos referiremos más <strong>de</strong>tenidamentea dos <strong>de</strong> estas funciones más a<strong>de</strong>lante. Por todo ello, enten<strong>de</strong>mosque Timothy Potts (1994: 43) escribiera que la semántica era sin duda eltalón <strong>de</strong> Aquiles <strong>de</strong> la gramática transformacional. Quizás podríamosexten<strong>de</strong>r esta apreciación a toda la lingüística, y afirmar que la semánticaes el talón <strong>de</strong> Aquiles, como siempre lo ha sido, <strong>de</strong> toda la lingüísticaactual. Por este motivo, afirmó (1994: 45) que “it is idle to speculatefurther about syntax however until we have a much clearer i<strong>de</strong>a of semanticstructures”.Pero, en realidad, tengo la impresión <strong>de</strong> que, en la lingüísticaactual, frente al formalismo asemántico <strong>de</strong> etapas anteriores, nos encontramoscon un semantismo al margen <strong>de</strong>, o separado <strong>de</strong>, su manifestaciónformal. Y este semantismo, según se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la terminologíautilizada y <strong>de</strong> las explicaciones propuestas, es <strong>de</strong> carácter ontológico o,como afirma J. Carlos Moreno (2003), <strong>de</strong> carácter cosmomórfico. Posiblementeesta sea la causa <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s para i<strong>de</strong>ntificar y <strong>de</strong>finir lascategorías. Naturalmente, ni los signos ni las construcciones pue<strong>de</strong>n serestudiados prescindiendo <strong>de</strong>l significado; fue precisamente esta limitaciónla que agotó el mo<strong>de</strong>lo estructural. Este hecho es reconocido <strong>de</strong> manerageneral, y ya me he referido a la recurrencia con la que se cita el principio<strong>de</strong> composicionalidad. Los testimonios sobre la necesidad <strong>de</strong> incluir lasemántica en la explicación <strong>de</strong> las estructuras son innumerables; y, dado elcarácter necesariamente esquemático <strong>de</strong> esta reflexión, me limito a recogeralguno <strong>de</strong> ellos. Gazdar, Klein, Pullum y Sag escriben lo siguiente:While a purely syntactic approach to a language takes it to be a simply collectionof expressions or other linguistic objects, natural languages have meaningsassociated with their expressions. Presumibly it is only because of the meaningscarried by expressions in natural languages that they exist at all (1985: 6).Efectivamente –se podría <strong>de</strong>cir- parece evi<strong>de</strong>nte que, si el hablante recurrea <strong>una</strong> construcción sintáctica, es porque necesita representar aquello a loque se quiere referir. Por lo tanto (1985: 6), “thus it is uncontroversial (orshould be) to asume that the specification of a relation between theexpressions of a language and their meanings is a central goal of linguistictheory”. Y, si parece que hay <strong>una</strong>nimidad en consi<strong>de</strong>rar que la semántica<strong>de</strong>be ser atendida en la explicación <strong>de</strong> las construcciones, es normal que lacontroversia se centre en la naturaleza <strong>de</strong> esa explicación, pues, comoafirma Flip G. Droste y E. J. Joseph (1991: 11), “one of the most controversialand important issues in gramatical theory has long been the


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 67question of how the syntactic component is related to the semanticcomponent”.Hemos calificado el semantismo <strong>de</strong> la lingüística actual <strong>de</strong> ontológicoo cosmomórfico, siguiendo en este último caso el término utilizadopor J. C. Moreno (2003). Y queremos insistir en la visión lúcida <strong>de</strong> estetrabajo y en la constatación que en él se expresa acerca <strong>de</strong> que alg<strong>una</strong>s <strong>de</strong>las explicaciones propuestas por la lingüística actual no son gramatomórficas-término también utilizado por J. C. Moreno- sino cosmomórficas.Sin embargo, a pesar <strong>de</strong>l esfuerzo <strong>de</strong>mostrado por este estudioso para<strong>de</strong>limitar ambos espacios, el <strong>de</strong> la lengua y el <strong>de</strong>l mundo o la realidad,entiendo que alg<strong>una</strong>s <strong>de</strong> sus propuestas caen también <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la visióncosmomórfica. En primer lugar, la terminología utilizada nos muestra quesu proyecto <strong>de</strong>scriptivo trata <strong>de</strong> establecer tipos <strong>de</strong> eventos y tipos <strong>de</strong>papeles semánticos. En segundo lugar, la argumentación utilizada se basafrecuentemente en el estado <strong>de</strong> cosas referido, más que en la forma en quelo representamos. Así, a modo <strong>de</strong> ejemplo, consi<strong>de</strong>ra que oraciones comola ventana da al patio <strong>de</strong>notan estados, aunque no sea <strong>una</strong> oración atributiva.Justifica su interpretación recurriendo a la paráfrasis, pues pue<strong>de</strong>sustituirse (2003: 75) “sin per<strong>de</strong>r contenido semántico, es <strong>de</strong>cir, sin referirnosa un suceso diferente”, por la ventana está en el patio. Quizás notodos los hablantes acepten que la segunda expresión se refiere al mismoevento que la primera; pero, incluso aunque así fuera, la representaciónlingüística es distinta y, por lo tanto, parece que no se <strong>de</strong>berían incluir enningún caso en la misma categoría, excepto si, como parece que ocurrefrecuentemente, lo que hacemos realmente es clasificar estados <strong>de</strong> cosas oeventos. En cualquier caso, al menos por lo que yo conozco, es el primertrabajo que, <strong>de</strong> manera reiterada, advierte sobre los peligros <strong>de</strong>l cosmomorfismo,u ontologismo, en la lingüística actual.No estoy seguro <strong>de</strong> que el calificativo sea a<strong>de</strong>cuado; pero, si lalingüística estructural era consi<strong>de</strong>rada <strong>inmanente</strong>, podríamos <strong>de</strong>cir que lalingüística actual es, al menos en alg<strong>una</strong>s <strong>de</strong> sus manifestaciones, lingüísticatranscen<strong>de</strong>nte, en el sentido <strong>de</strong> que el centro <strong>de</strong> reflexión no es lalengua en sí, sino la proyección <strong>de</strong> la realidad extralingüística en lalengua. L. Wittgenstein (1987[1922]: 161) escribió que la lógica no es <strong>una</strong>teoría, sino <strong>una</strong> figura especular <strong>de</strong>l mundo; y, por ello, utilizó el adjetivo‘transcen<strong>de</strong>tal’ para caracterizar a la lógica. En cualquier caso, la preocupaciónteórica en la lingüística actual por explicar las construccionesatendiendo al significado parece que es algo indiscutible y, por lo tanto,podríamos <strong>de</strong>cir que estamos ante un proceso necesario y positivo en elque la discusión, como ha quedado recogido, se centrará en qué signifi-


Francisco Os<strong>una</strong> García 68cado <strong>de</strong>be incorporarse. La pregunta genérica podría ser, por lo tanto,sobre qué significado <strong>de</strong>bemos tomar en consi<strong>de</strong>ración. Enten<strong>de</strong>mos queni la teoría conceptual, significado como entida<strong>de</strong>s mentales, ni las teoríasreferenciales, entendidas como la realidad referida –estados <strong>de</strong> cosas orelaciones entre las entida<strong>de</strong>s que participan en un estado <strong>de</strong> cosas- parecencaminos viables. Mediante cualquiera <strong>de</strong> estos supuestos, estaríamossituando el significado fuera <strong>de</strong> las formas lingüísticas; y así no parece<strong>posible</strong> un estudio <strong>inmanente</strong> <strong>de</strong> la lengua como realidad autónoma. Pero<strong>de</strong>cíamos que la lengua en sí es un instrumento para el pensamiento y lacomunicación, un sistema <strong>de</strong> representación. Por este motivo, el únicosignificado que <strong>de</strong> manera solidaria estará asociado a las formas lingüísticas,sean signos o construcciones, es un significado instrumental, funcional.En mi opinión, aunque ha sido muy criticada y quizás no bien entendida,la teoría que mejor representa este punto <strong>de</strong> vista es la <strong>de</strong> L.Wittgenstein, <strong>de</strong>sarrollada en Investigaciones filosóficas, pero, en loesencial, expuesta ya con anterioridad en Los cua<strong>de</strong>rnos azul y marrón.Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, el significado <strong>de</strong> un signo o <strong>de</strong> <strong>una</strong> construcciónes el uso que hacemos <strong>de</strong> ella, su función instrumental; y la preguntaque <strong>de</strong>beríamos hacernos ante cualquier signo o construcción es ¿para quélos usamos?, o ¿para qué nos sirven? Como escribió Strawson (1983[1971]), explicamos el significado <strong>de</strong> <strong>una</strong> forma dando cuenta <strong>de</strong> lasconvenciones que regulan su uso.Las relaciones sintácticas serían la manifestación <strong>de</strong> las relacionessemánticas; pero no en el sentido, expuesto por Montague, <strong>de</strong> <strong>una</strong> relación<strong>de</strong> uno a uno, como si a cada relación sintáctica correspondiera <strong>una</strong> relaciónsemántica, sino en el sentido más directo <strong>de</strong> que cada tipo <strong>de</strong> relaciónsintáctica es la expresión <strong>de</strong> <strong>una</strong> relación semántica. Naturalmente, si noqueremos caer en el psicologismo o en el cosmomorfismo (mente ymundo son los dos espacios entre los que se sitúa la lengua) sólo podremosestablecer tipos <strong>de</strong> relaciones semánticas o tipos <strong>de</strong> construcciones, o<strong>de</strong> categorías en general, si la lengua los diferencia formalmente. Estedivorcio entre la semántica y las formas que la manifiestan es el queexplica el ontologismo o cosmomorfismo <strong>de</strong>l que adolece la lingüísticaactual. Me referiré sólo a dos aspectos, entre otros muchos <strong>posible</strong>s, quemanifiestan -<strong>de</strong> <strong>una</strong> manera clara, en mi opinión- el divorcio señalado y ladificultad para dar <strong>una</strong> explicación a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> las formas lingüísticas, apesar <strong>de</strong>l extraordinario esfuerzo y capacidad intelectual que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>muchos <strong>de</strong> estos trabajos.


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 693.3.1. Dificulta<strong>de</strong>s para la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las relaciones semánticas: elAgenteEs normal admitir el rol, función semántica, caso, papel temático, etc.Agente; pero no hay <strong>una</strong>nimidad a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir en qué consiste larelación semántica <strong>de</strong>sempeñada por el término que funciona comoAgente en el estado <strong>de</strong> cosas referido. Naturalmente, el término Agente,como signo perteneciente al léxico, es <strong>una</strong> palabra mediante la cual clasificamos<strong>una</strong> realidad bastante diversa e in<strong>de</strong>finida; y, como afirmabaWittgenstein respecto a la palabra “juego”, no sería <strong>posible</strong> señalar quérequisitos <strong>de</strong>be cumplir algo para ser clasificado como agente en el juego<strong>de</strong>l lenguaje, pues, en realidad, no habría ningún límite, sólo un cierto“parecido <strong>de</strong> familia”. Esto es lo que posteriormente algunos pensadores(Hilary Putnam (1990[1988])) han llamado “textura abierta” <strong>de</strong> los significados.La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> agente como categoría ontológica o cosmomórficano parece <strong>posible</strong>; pero, si la usamos como un tecnicismo en lingüística,<strong>de</strong>bería ser <strong>posible</strong> dar <strong>una</strong> <strong>de</strong>finición rigurosa, en un sentido técnico.Esto es lo que preten<strong>de</strong>n las diferentes <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong> este término dadaspor los lingüistas.Sin embargo, como he afirmado, las <strong>de</strong>finiciones difieren bastanteentre lingüistas y entre corrientes lingüísticas. Parece que no podría ser <strong>de</strong>otra manera. No voy a recoger todas las caracterizaciones que se han dado<strong>de</strong>l Agente en la lingüística actual; me referiré sólo a alg<strong>una</strong>s <strong>de</strong> ellas quepodrían ser representativas <strong>de</strong> cómo se <strong>de</strong>fine esta relación semántica (rol,papel temático, función semántica, etc.). Eugene A. Nida (1975: 40) da<strong>una</strong> caracterización bastante ecléctica, ya que consi<strong>de</strong>ra que la relaciónmás común <strong>de</strong>l participante en un evento es la <strong>de</strong> agente: John ran, thebird sang, the wind blew. Y reconoce que algunos analistas prefierendistinguir los agentes animados <strong>de</strong> los agentes inanimados, a los quellaman “fuerza”.Dentro <strong>de</strong> la corriente generativa, Ch. J. Fillmore (1975: 376)afirma que el Agente es “the instigator of the event”. Por su parte, VioletaDemonte (1990: 121-122) escribe lo siguiente:llamaré Agente al argumento que <strong>de</strong>signa al realizador directo, animado oinanimado, <strong>de</strong> la acción que el verbo menciona o la causa voluntaria o involuntaria<strong>de</strong> la misma. Asumo, pues, en alg<strong>una</strong> medida, la concepción <strong>de</strong> Jackendoff(1972) <strong>de</strong> que la propiedad fundamental <strong>de</strong> <strong>una</strong> parte importante <strong>de</strong> los verbosactivos es llevar asociada <strong>una</strong> subfunción semántica <strong>de</strong> CAUSA; cuando unverbo contiene esta subfunción, prototípicamente, pero sólo prototípicamente, elAgente o Actor es el argumento <strong>de</strong> CAUSA, que es un individuo. Po<strong>de</strong>mos<strong>de</strong>cir, con palabras <strong>de</strong> Culicover (1987), que el agente es aquel elemento ‘que


Francisco Os<strong>una</strong> García 70<strong>de</strong>sempeña un papel causal ‘sobresaliente’ en la realización <strong>de</strong>l evento’ (1990:121-122).Algunos años <strong>de</strong>spués vuelve a tratar el tema y caracteriza al Agente enlos términos siguientes:I<strong>de</strong>ntificamos al Agente, en la línea <strong>de</strong> Davidson (1971), no simplemente comola entidad que realiza <strong>una</strong> acción intencional, sino con la que causa algo, voluntariao involuntariamente. Más precisamente, lo que ha <strong>de</strong> tenerse presente es quela intencionalidad implica agentividad, pero no viceversa. Así, si Juan <strong>de</strong>rramael café porque alguien le da un codazo, no parece que por ello <strong>de</strong>je <strong>de</strong> ser lacausa directa <strong>de</strong>l acontecimiento y, en consecuencia, el agente, si bien inintencionado,<strong>de</strong> este acto (1994: 540).Liliane Haegeman (1991: 41), en cambio, reduce la función <strong>de</strong> Agente/Actor a “the one who intentionally initiates the action expresed by thepredicate”. Según Francesco D’Introno (2001: 83), el Agente es simplemente“el que realiza la acción expresada por el verbo”. Ángel Alonso-Cortés (2002: 278) entien<strong>de</strong> que el Agente es “el que hace inintencionadamentey ejerce un control sobre lo que hace”. Finalmente en MarinaFernán<strong>de</strong>z Lagunilla y Alberto Anula Rebollo (2004: 86) leemos que elAgente es “el que voluntariamente causa y realiza la acción expresada porel predicado”.De la gramática funcional, tomamos la caracterización <strong>de</strong> S. C.Dik (1989: 101), para quien el Agente es “the entity controlling an Action(Activity or Accomplishment)”. Con estos mismos términos aparececaracterizado el Agente en A. Siwierska (1991: 67). Talmy Givón nosofrece <strong>una</strong> explicación más pormenorizada; pero muy sintomática:The agent is always a conscious participant in an event, since he is a volitionalinitiator of the change –which is thus referred to as action. In addition to beconscious –and thus peforce sharing the major properties of datives- the agent isalso the responsible initiator of the event. The agent is thus further marked thanthe dative. The assumption of responsability for initiating action also implieshaving control and being subject to blame” (1984: 88-89).Finalmente, como ejemplo <strong>de</strong> <strong>una</strong> <strong>de</strong> las caracterizaciones másrepetida, recogemos la <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Dios Luque (2001: 325), según la cualel Agente es “el instigador <strong>de</strong>liberado <strong>de</strong> <strong>una</strong> acción o suceso”.En su interpretación más restringida, el Agente es controlador <strong>de</strong>lestados <strong>de</strong> cosas; pero, si tuviéramos que <strong>de</strong>cidir, ante cada uno <strong>de</strong> losestados <strong>de</strong> cosas referidos, si realmente había control o no lo había, estaríamosante <strong>una</strong> reflexión que trata sobre la realidad extralingüística, por<strong>una</strong> parte, y, por otra, habría muchos casos en los que seríamos incapaces<strong>de</strong> asegurar si se trata <strong>de</strong> un agente o no. Con estos planteamientos entra-


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 71ríamos en un campo que, en alg<strong>una</strong> medida, estaría relacionado concuestiones que tradicionalmente incumben a la moral. Decíamos que lacaracterización <strong>de</strong> Talmy. Givón es sintomática porque habla, efectivamente,<strong>de</strong> culpa y <strong>de</strong> responsabilidad. A pesar <strong>de</strong>l aparente rigor <strong>de</strong> la<strong>de</strong>finición, en muchos casos estaríamos ante hechos que podrían admitirdiferentes interpretaciones; sólo sería válida para los casos más prototípicos.El problema, en mi opinión, no es que tengamos muchas caracterizacionespara <strong>una</strong> misma función semántica o papel temático, sino que lavariedad <strong>de</strong> caracterizaciones son sólo un síntoma <strong>de</strong> la imposibilidad <strong>de</strong>dar <strong>de</strong>finiciones ontológicas. El problema es que ning<strong>una</strong> <strong>de</strong> ellas nospermitirá i<strong>de</strong>ntificar <strong>de</strong> manera inequívoca qué término es “realmente”Agente y cuál no lo es.Para <strong>de</strong>mostrar que la función Agente es <strong>una</strong> categoría lingüística,sería indispensable que esa función se manifestara mediante algún rasgoformal que la diferenciara <strong>de</strong> otras categorías y que nos permitiera i<strong>de</strong>ntificarla,pues sólo así podríamos realizar afirmaciones seguras. Y, comoocurre en todo el proceso <strong>de</strong> conformación, o representación, <strong>de</strong> la realidadmediante la lengua, si esta función se asocia a <strong>una</strong> manifestaciónformal, tendríamos que consi<strong>de</strong>rar Agente todo aquello que el hablanterepresente <strong>de</strong> la forma que correspon<strong>de</strong> a la categoría, in<strong>de</strong>pendientemente<strong>de</strong> cómo sea el estado <strong>de</strong> cosas referido. Tendríamos que <strong>de</strong>cir, si estefuera el caso, que en las dos oraciones siguientes, el sujeto es agente enambas: nos protegimos <strong>de</strong> la lluvia bajo los árboles y los árboles nosprotegieron <strong>de</strong> la lluvia, pues, <strong>de</strong> la misma manera que no hay límitespara lo que pue<strong>de</strong> ser categorizado como “juego” (este es el términofavorito en la reflexión <strong>de</strong> L. Winttgenstein; pero podríamos <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> lamisma manera, que no po<strong>de</strong>mos establecer límites para lo que se pue<strong>de</strong>categorizar como “silla”), no hay límites para lo que pue<strong>de</strong> ser representadocomo agente.3.3. 2. La problemática <strong>de</strong>l complemento circunstancial <strong>de</strong> modoLa segunda cuestión a la que nos vamos a referir como muestra <strong>de</strong> lasdificulta<strong>de</strong>s con las que la lingüística actual se encuentra para incorporarel significado a la explicación <strong>de</strong> las construcciones, es el llamadocomplemento circunstancial <strong>de</strong> modo. Este es un complemento difícil <strong>de</strong>encajar en <strong>una</strong> teoría que utiliza la lógica <strong>de</strong> predicados para representarlas relaciones semánticas, pues, normalmente, el llamado complementocircunstancial <strong>de</strong> modo no es un término en el sentido lógico <strong>de</strong> la expresión–o no es un nombre propio, si utilizamos la terminología empleada


Francisco Os<strong>una</strong> García 72por G. Frege. Es un complemento que, por otra parte, no suele incluirseentre los complementos regidos, pues parece que no suele enten<strong>de</strong>rsecomo argumento ni como actante, <strong>de</strong> ahí que no se lo incorpore al predicadoen el lexicón. Sin embargo, nos atreveríamos a <strong>de</strong>cir que es elcomplemento más íntimamente unido al lexema verbal. Y, cuando hablamos<strong>de</strong> unión, hablamos naturalmente <strong>de</strong> unión semántica.Tradicionalmente, con <strong>una</strong> perspectiva que podríamos calificar <strong>de</strong>lógica –y así se le ha censurado a veces- ha sido consi<strong>de</strong>rado <strong>una</strong> circunstancia(me estoy refiriendo a esa lógica aristotélica que da hegemonía a losustancial frente a lo acci<strong>de</strong>ntal); y, en la lingüística actual, aunquecambie la perspectiva y la <strong>de</strong>nominación, cuando se lo incluye entre lossatélites o entre los adjuntos, podríamos <strong>de</strong>cir que, generalmente, se sigueconsi<strong>de</strong>rando que el modo es <strong>una</strong> circunstancia. L. Tesnière (1994: 170)(seguramente el estructuralista que más influencia ha tenido en la lingüísticaactual), frente a los actantes, que “participan en el proceso”, consi<strong>de</strong>raque “los circunstantes expresan la circunstancia <strong>de</strong> lugar, tiempo, modo,etc. en las que se <strong>de</strong>sarrolla el proceso”. El criterio que utiliza para distinguirentre actantes y circunstantes es muy parecido al que se utilizará<strong>de</strong>spués para distinguir entre argumentos y satélites o entre complementossubcategorizados y no subcategorizados por el verbo, pues, según dice(1994: 208), “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l sentido, el actante forma cuerpocon el verbo hasta el punto <strong>de</strong> ser a menudo indispensable para completarel sentido <strong>de</strong>l verbo; en cambio los circunstantes son elementos esencialmentefacultativos”.También A. Martinet habla <strong>de</strong> funciones no obligatorias; y, entreellas,hay alg<strong>una</strong>s que pue<strong>de</strong>n aparecer en relación con cualquier tipo <strong>de</strong> predicado o,más generalmente, <strong>de</strong> un núcleo. Todo proceso o todo estado pue<strong>de</strong> ser situadopor el pensamiento en un lugar, pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado como manifestación <strong>de</strong><strong>una</strong> época o en un lapso <strong>de</strong> tiempo <strong>de</strong>terminado, o acompañado <strong>de</strong> tal o cualcircunstancia. Se pue<strong>de</strong> afirmar <strong>de</strong> esta manera, que las expresiones con valorlocal, temporal o modal, no pue<strong>de</strong>n caracterizar un núcleo particular o un tipoparticular <strong>de</strong> núcleo (1987[1985]: 256).Pero, al explicar las <strong>de</strong>nominaciones <strong>de</strong> actante y circunstante, A.Martinet consi<strong>de</strong>ra que en la presentación sincrónica <strong>de</strong> la estructurasintáctica <strong>de</strong> <strong>una</strong> lengua, lo importante es la oposición <strong>de</strong> lo específico a lono específico.En cualquier corriente lingüística en la que indaguemos, encontraremosesta consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> marginalidad para el complemento modal.Recojo sólo unos cuantos testimonios más. Mª. Lluisa Hernanz y J. Mª.


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 73Brucart (1997: 267) señalan que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los complementos subcategorizados,que dimanan <strong>de</strong> las exigencias léxicas <strong>de</strong>l verbo, están loscomplementos circunstanciales, que son elementos relativamente periféricos:“Los CC constituyen, sin duda, <strong>una</strong> clase muy heterogénea <strong>de</strong>elementos, semántica y formalmente. En el plano semántico, es notable lagran variedad <strong>de</strong> significados que recubren: tiempo, lugar, modo (omanera), causa, finalidad, instrumento, etc”. M. A. K. Halliday(1975[1970]) habla <strong>de</strong> funciones participantes frente a funciones circunstanciales,que son las condiciones y construcciones asociadas tales comotiempo, lugar, manera. S. C. Dik (1989: 192-195) incluye el modo(Manner) en el primer grupo <strong>de</strong> satélites; y la justificación para incluirloentre los satélites se basa en que, en su opinión, los satélites son siempreadiciones opcionales al estado <strong>de</strong> cosas referido. Esta misma caracterizacióny esta misma explicación la encontramos en A. Siwierska (1991:390).Sin embargo, estaríamos dando <strong>una</strong> imagen sesgada <strong>de</strong> la interpretaciónmás reiterada, si no <strong>de</strong>járamos constancia <strong>de</strong> que, en la mayoría<strong>de</strong> los análisis, aunque se le llame circunstancial, satélite o adjunto, se hapercibido, como no podría ser <strong>de</strong> otro modo, la diferencia entre estecomplemento y otros también incluidos en los circunstanciales, satélites oadjuntos, como el tiempo y el lugar.E. Alarcos, con su habitual agu<strong>de</strong>za, captó que no todos loscircunstanciales tienen la misma in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia respecto al núcleo y quealgunos inci<strong>de</strong>n sobre la referencia <strong>de</strong>l verbo:En <strong>una</strong> oración como Anoche leí <strong>de</strong> prisa tu carta, el circunstancial anoche serefiere a <strong>una</strong> circunstancia, por <strong>de</strong>cirlo así, externa, que configura el marco enque se produce la experiencia manifestada por el resto <strong>de</strong> la oración (Leí <strong>de</strong> prisatu carta); pero el circunstancial <strong>de</strong> prisa afecta a la referencia expresada por elnúcleo leí e indica <strong>una</strong> particularidad interna [cursiva mía] a la actividad <strong>de</strong>signada(“leer”) (1994: 297).De manera parecida, A. López (1989: 165-175) separó <strong>de</strong> los“objetos circunstanciales” el “objeto interstancial”, en el cual incluye elmodo y el instrumento. El modo y el instrumental son incluidos por S. C.Dik (1989) en el primer grupo <strong>de</strong> satélites, aquellos que, según A.Siwierska (1991: 39) “are characterized as specifying aditional internal[cursiva mía] properties of the SoA <strong>de</strong>signated by the nuclear predication”.El mismo Dik (1989: 72) reconoce que el estatus <strong>de</strong>l satélite <strong>de</strong>modo es menos claro que en otros casos: “For example, does a Mannersatellite such as gracefully refer to an entity of any kind?”. Dado que tantoargumentos como satélites son términos que se refieren a entida<strong>de</strong>s,


Francisco Os<strong>una</strong> García 74resulta difícil admitir esta función <strong>de</strong>signativa para el llamado complementomodal. Por este motivo, T. Givón (1984: 131) afirma que “manneradverbs are the least referential of all arguments of the verb, the mostlikely to un<strong>de</strong>rgo incorporation into the verb-stem, and are thus at theextreme bottom of the case-role hierarchy”.Este carácter resbaladizo <strong>de</strong>l complemento modal lo encontramostambién en otras corrientes lingüísticas. Así, en E. Ungerer y H. J. Schmid(1999[1996]: 237), que estudian los verbos <strong>de</strong> movimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto<strong>de</strong> vista cognitivo, encontramos alg<strong>una</strong> reflexión que nos resulta sintomática.Reconocen que, cuando miramos a <strong>una</strong> persona o un objeto enmovimiento, el recorrido (path) y la manera en que se ejecuta no sonaspectos separados, sino claramente relacionados entre sí, al menosperceptualmente. Pero aña<strong>de</strong>n que esto no elimina la distinción establecidaentre el movimiento y el modo (manner), pues el modo es unelemento opcional que pue<strong>de</strong> permanecer inexpresado y el recorrido esuno <strong>de</strong> los elementos centrales en los sucesos <strong>de</strong> movimiento.Si nos fijamos en alg<strong>una</strong>s interpretaciones propuestas por lagramática generativa, también po<strong>de</strong>mos comprobar cómo el circunstancial<strong>de</strong> modo ha sido distinguido <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong>l tiempo y el lugar. Elmismo N. Chomsky (1975[1965]: 98) reconoció que “los Adverbiales <strong>de</strong>Tiempo y Lugar pue<strong>de</strong>n aparecer libremente con tipos varios <strong>de</strong> FraseVerbal, mientras que muchos tipos <strong>de</strong> Frase Preposicional parecenbastante más íntimamente ligados a los verbos”. Esta observación le llevaa modificar varias reglas <strong>de</strong> la base, que, por lo que en este momentointeresa, consisten en incluir Manera <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la frase verbal, y, <strong>de</strong> modomás general, en reconocer que los verbos pue<strong>de</strong>n ser subcategorizadosrespecto a un número más amplio <strong>de</strong> complementos verbales (1975[1965]:100): “en especial el Adverbial <strong>de</strong> Manera participa en la subcategorización<strong>de</strong>l verbo”.Mª. Lluisa Hernanz y J. Mª. Brucart (1987) aunque, según hemosvisto, incluyen el modo entre los circunstanciales, afirman lo siguiente:parece claro que si bien existe un acuerdo general en lo tocante al carácter periférico<strong>de</strong> los locativos y temporales –todo enunciado se inscribe, en efecto, en <strong>una</strong>scoor<strong>de</strong>nadas espacio-temporales que implícita o explícitamente envuelven elcontenido real- las opiniones resultan mucho más divergentes a la hora <strong>de</strong> abordarel status <strong>de</strong> los complementos circunstanciales <strong>de</strong> modo (1987: 276).Y, efectivamente, consi<strong>de</strong>ran que, en algunos casos, como en Aquelladama vestía elegantemente, el adverbio léxico es fruto <strong>de</strong> las exigenciasléxicas <strong>de</strong>l verbo, dado que *Aquella dama vestía no es aceptable. Por lotanto, <strong>de</strong>be analizarse como un complemento subcategorizado. Un ejem-


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 75plo muy parecido y con <strong>una</strong> interpretación semejante encontramos enMarina Fernán<strong>de</strong>z y Alberto Anula (2004: 129): Ángel viste {con elegancia/ elegantemente}.Este breve muestreo <strong>de</strong> la difícil incorporación <strong>de</strong>l circunstancial<strong>de</strong> modo en la explicación lingüística no preten<strong>de</strong> ser un panorama <strong>de</strong>lestado <strong>de</strong> la cuestión sobre este tema; pero pue<strong>de</strong> ser representativo. Y, enél, lo mismo que he tratado <strong>de</strong> poner <strong>de</strong> relieve respecto a la funciónsemántica <strong>de</strong> Agente, quizás se manifiesten <strong>de</strong> manera clara las dificulta<strong>de</strong>scon las que se encuentra la semántica cosmomórfica para incorporar elsignificado a la <strong>de</strong>scripción gramatical. Efectivamente, como hemos visto,el segmento que funciona como circunstancia <strong>de</strong> modo no se correspon<strong>de</strong>con los “términos” <strong>de</strong> la lógica, atendiendo a su función referencial, nisuele ser un complemento regido. En realidad, la función referencial(preferiríamos hablar <strong>de</strong> función semántica; pero, dado que es <strong>una</strong> <strong>de</strong>nominaciónutilizada por la gramática funcional para <strong>de</strong>signar un tipo <strong>de</strong>relaciones semánticas, utilizaremos la expresión función referencial) <strong>de</strong>lsegmento que funciona como circunstancial <strong>de</strong> modo suele ser <strong>de</strong> carácterintensional, no <strong>de</strong>signativo; y, por lo tanto, la relación semántico-sintácticacon el verbo sólo pue<strong>de</strong> ser la <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar la intensión <strong>de</strong>l lexemaverbal, en el caso en que forme con el verbo <strong>una</strong> construcción referencialmás precisa; <strong>de</strong> no ser así, funcionará como <strong>una</strong> predicación secundaria.Entiendo que no <strong>de</strong>bemos entrar en la cuestión <strong>de</strong> si es un complementoregido o no es un complemento regido. La relación semántico-sintácticacon el verbo es siempre la misma, pues la aportación que realiza elsegmento modal, aquello a lo que se refiere, es <strong>de</strong> carácter intensional; ypor esto sirve para <strong>de</strong>sempeñar un tipo particular <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminación. Naturalmente,a <strong>una</strong> ampliación <strong>de</strong> la intensión correspon<strong>de</strong> <strong>una</strong> reducción <strong>de</strong>la extensión; y el segmento VERBO + MODO tiene menos extensión queel lexema verbal solo: son los casos <strong>de</strong> leer <strong>de</strong> prisa o vestir elegantemente,que hemos recogido.4.- LAS RELACIONES SEMÁNTICAS DESDE UNAPERSPECTIVA INSTRUMENTAL E INMANENTELas insuficiencias que, en mi opinión, se pue<strong>de</strong>n comprobar en el mo<strong>de</strong>lomás extendido actualmente para la explicación lingüística, me llevan asugerir un espacio diferente para la semántica y para su incorporación alestudio <strong>de</strong> las construcciones, pues entiendo que el principio <strong>de</strong> composicionalidad,que propone la atención al significado en la explicación <strong>de</strong> las


Francisco Os<strong>una</strong> García 76estructuras, es irrenunciable, pues <strong>una</strong> construcción sintáctica es necesariamente<strong>una</strong> construcción semántica..La dificultad, o el problema, se encuentra en la hipótesis acerca <strong>de</strong>qué es el significado. En alg<strong>una</strong> ocasión me he ocupado <strong>de</strong> dar <strong>una</strong> <strong>de</strong>finiciónfuncional <strong>de</strong>l significado (F. Os<strong>una</strong> 2002). Según hemos visto, en lalingüística estructural, el significado era <strong>una</strong> realidad mental, un concepto,según aparece en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l signo. La lingüística actual aceptó lalógica <strong>de</strong> predicados <strong>de</strong> manera generalizada y no se planteó directamentela naturaleza <strong>de</strong>l significado, si exceptuamos la lingüística cognitiva, que,en mi opinión, con pequeñas variaciones, recupera la teoría conceptual <strong>de</strong>lsignificado. La lógica <strong>de</strong> predicados llevó <strong>de</strong> manera natural a un cosmomorfismou ontologismo, al que ya me he referido, en el que las relacionesgramaticales (roles, papeles temáticos, funciones semánticas, etc.) sonconsi<strong>de</strong>rados como relaciones que se dan en el estado <strong>de</strong> cosas. Con elloel significado se sitúa fuera <strong>de</strong> las construcciones, fuera <strong>de</strong> la lenguapropiamente, <strong>de</strong> ahí que haya apuntado la posibilidad <strong>de</strong> calificar estalingüística como “transcen<strong>de</strong>nte”.Sin embargo, conviene repetir que la lengua se sitúa en un espacioentre nuestra mente y el mundo; y, si queremos abordar el estudio <strong>de</strong> lalengua en sí, <strong>de</strong>beríamos admitir que el significado no es un objeto, ni <strong>de</strong>la mente ni <strong>de</strong> la realidad extralingüística. Las relaciones gramaticalestampoco serían relaciones que se dan entre elementos <strong>de</strong>l espacio mental o<strong>de</strong>l espacio cosmomórfico. El significado nunca sería un objeto, sino <strong>una</strong>función, que, naturalmente, es <strong>una</strong> función semántica o función referencial,según he apuntado, aunque no todos los signos tengan capacidad <strong>de</strong>referencia autónoma. Todo signo y toda construcción tienen <strong>una</strong> funciónsemántica; y, <strong>de</strong> acuerdo con el principio <strong>de</strong> composicionalidad, el significado<strong>de</strong> cualquier construcción es <strong>una</strong> función <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> loselementos que la componen.Las posibilida<strong>de</strong>s significativas –entendidas como funciones referenciales-<strong>de</strong> los signos y <strong>de</strong> las construcciones son poco variadas. Sufunción semántica es naturalmente el uso que hacemos <strong>de</strong> ellos, pues nohay nada en la materialidad fónica <strong>de</strong> las expresiones que explique porqué la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> fonemas yo, por ejemplo, tiene la función semántica quetiene. Ciertamente, si en <strong>una</strong> expresión distinguimos dos significadosdistintos se <strong>de</strong>be a que la usamos <strong>de</strong> diferente manera. Si, a modo <strong>de</strong>ejemplo, tomamos un lexema sustantivo y un lexema verbal, como casa ysalir, parece que el significado que, como tales lexemas tienen, consisteen su función clasificadora o categorizadora <strong>de</strong> la realidad; y pertenecen atipos distintos no tanto porque se refieren a realida<strong>de</strong>s distintas cuanto


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 77porque los usamos <strong>de</strong> distinta manera. Si queremos explicar la lenguacomo un sistema <strong>de</strong> representación, como <strong>una</strong> especie <strong>de</strong> interfaz entrenuestra mente y el mundo, tendríamos que precisar que las cosas, en lalengua, no son como las cosas son en el mundo, sino como la lengua lasrepresenta. Es necesario reconocer que estas tres entida<strong>de</strong>s: la lengua, elentendimiento y la realidad son las mismas que contemplaban los modistasen la E. Media; pero esta coinci<strong>de</strong>ncia no tiene que suponer ningúnargumento en contra o a favor <strong>de</strong> su utilización.Al significado categorizador que tienen los dos lexemas citados sele pue<strong>de</strong> unir, sin per<strong>de</strong>r esa función que como tales lexemas tienen, <strong>una</strong>función <strong>de</strong>signativa, que, en el caso <strong>de</strong>l sustantivo, pue<strong>de</strong> conseguirsemediante la anteposición <strong>de</strong> un artículo (la casa), y, en el caso <strong>de</strong>l verbo,mediante su utilización en <strong>una</strong> forma temporal (salió), pues el tiempo enel verbo funciona como un <strong>de</strong>íctico que nos permite <strong>de</strong>signar un procesoparticular y concreto. El significado <strong>de</strong> la casa y <strong>de</strong> salió no es, sinembargo, ning<strong>una</strong> entidad concreta ni ningún proceso concreto, su significadoes el uso que hacemos <strong>de</strong> esas formas, su función <strong>de</strong>signativa paranombrar entida<strong>de</strong>s concretas y procesos concretos, pues lo nombradopue<strong>de</strong> variar cada vez que utilicemos estas mismas expresiones en enunciadosdiferentes.Las sucesivas especificaciones, o <strong>de</strong>terminaciones, que pue<strong>de</strong>nincorporarse a los dos segmentos anteriores (la casa, salió) no <strong>de</strong>beríanenten<strong>de</strong>rse como componentes <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> cosas, sino como <strong>de</strong>terminaciones<strong>de</strong> su significado, <strong>de</strong> su función referencial. Quizás esta sea laúnica posibilidad <strong>de</strong> interpretar las relaciones sintácticas como relacionessemánticas <strong>inmanente</strong>s. Si seguimos ampliando la construcción, tomandocomo núcleo salió, podríamos suponer que todos los complementos, osegmentos, que aparezcan <strong>de</strong>limitando su función referencial podrían ser<strong>de</strong> tres tipos. He admitido que todos los lexemas tienen <strong>una</strong> función(significado) categorizadora, la categorización supone <strong>una</strong> intensión y <strong>una</strong>extensión, pero no entiendo que el significado sea como tal <strong>una</strong> realidadmental (la intensión) o <strong>una</strong> realidad extralingüística (la extensión). En laexpresión salió, según he indicado, tenemos, a<strong>de</strong>más, <strong>una</strong> función <strong>de</strong>signativa.Parece razonable interpretar que todas las <strong>posible</strong>s <strong>de</strong>terminaciones<strong>de</strong> la referencia <strong>de</strong> la expresión salió serán <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la intensión,<strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la extensión o <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>signación,pues ning<strong>una</strong> otra cosa, ningún otro significado, hay en esa expresión quepueda ser <strong>de</strong>terminado.He tratado <strong>de</strong> justificar que el circunstancial <strong>de</strong> modo no es realmenteni circunstancia ni satélite ni adjunto o circunstante, pues su rela-


Francisco Os<strong>una</strong> García 78ción semántico-sintáctica con el núcleo consiste en ampliar la intensión<strong>de</strong>l lexema verbal y, por lo tanto, en reducir su extensión. Esa sería larelación <strong>de</strong> los segmentos dando un portazo, precipitadamente, mal, comoalma que lleva el diablo, si los colocamos en relación semántico-sintácticacon salió:Salió dando un portazoSalió precipitadamenteSalió malSalió como alma que lleva el diabloHabría que insistir en que el significado <strong>de</strong> estos segmentos, que<strong>de</strong>terminan la intensión <strong>de</strong> salió, no es <strong>de</strong> carácter interpretativo, sino queson significados formalmente diferenciados <strong>de</strong> otros tipos <strong>de</strong> significadoso funciones referenciales. Naturalmente, hay que insistir en que el significado<strong>de</strong> un signo o <strong>de</strong> <strong>una</strong> construcción es el uso que hacemos <strong>de</strong> ellos; y,por lo tanto, estos segmentos tienen significado intensional porque losusamos así.Según he afirmado, todo <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la intensión es <strong>de</strong>terminante<strong>de</strong> la extensión; pero po<strong>de</strong>mos tener segmentos cuya aportación nosea exclusivamente intensional, sino que se refieran a aspectos <strong>de</strong> larealidad que se nos ofrezcan como componentes –como participantes, siutilizamos un término frecuente en la lingüística actual- <strong>de</strong>l procesocategorizado por el verbo. En estos casos, el significado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminantesuele tener referencia genérica (partitiva), como vemos en casas, niños,árboles, tiendas, compras, etc., o bien po<strong>de</strong>mos estar ante casos en los quela oposición entre referencia genérica y referencia específica se neutraliza.El tema es más complejo <strong>de</strong> lo que se podría <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong> esta presentaciónesquemática; pero, al menos, quisiera que quedara claro cuál es el enfoqueque estoy sugiriendo. En el caso <strong>de</strong> salió, po<strong>de</strong>mos tener construccionescomo salió <strong>de</strong> compras, salió <strong>de</strong> tiendas o salió <strong>de</strong> nazareno. Lossegmentos <strong>de</strong> compras, <strong>de</strong> tiendas, <strong>de</strong> nazareno <strong>de</strong>terminan el significado<strong>de</strong> salió <strong>de</strong>limitando su extensión, mediante la referencia, referenciagenérica en este caso, a <strong>una</strong> realidad que se nos ofrece como un componente<strong>de</strong>l proceso. Esta es la función <strong>de</strong>l llamado suplemento, o complementopreposicional, pues el suplemento parece ser, atendiendo a sufunción semántica, un locativo interno, es <strong>de</strong>cir, lleva <strong>una</strong> marca semánticalocativa, pero, al ser un componente <strong>de</strong>l proceso, <strong>de</strong>limita su extensión.Esta parece que es también la función <strong>de</strong>l complemento directo,cuyo significado, su función referencial, se nos ofrece como un compo-


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 79nente <strong>de</strong>l proceso significado por el verbo y <strong>de</strong>limita también su extensión.Las frecuentes clasificaciones <strong>de</strong>l complemento directo, atendiendo aque la entidad <strong>de</strong>signada sea un objeto afectado o <strong>de</strong>splazado o creado,etc. por la actividad referida por el verbo, no se correspon<strong>de</strong>n conning<strong>una</strong> forma <strong>de</strong> representación. Si observamos, como quería Tesnière, larelación entre el subordinado y el subordinante (enten<strong>de</strong>mos que es máspreciso hablar <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminado y <strong>de</strong>terminante) vemos que, en todos loscasos, el complemento directo <strong>de</strong>termina la extensión <strong>de</strong>l lexema verbal.En mi opinión, la relación semántico-sintáctica entre el objeto directo y elverbo es siempre la misma, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> que sea más o menosnecesario; y esta relación semántico-sintáctica no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r, comose dice frecuentemente, <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> cosas referido, pues la forma <strong>de</strong>representación es siempre la misma.Ciertamente la naturaleza <strong>de</strong> los eventos, <strong>de</strong>l mundo en general,condiciona la naturaleza <strong>de</strong> la representación, lo mismo que ocurre concualquier sistema <strong>de</strong> proyección cartográfica; pero, dado que la realidadcomo tal no está conformada lingüísticamente, <strong>una</strong> vez establecida <strong>una</strong>forma <strong>de</strong> representación, pertenecerán a ella todas las construcciones quese organicen <strong>de</strong> la misma manera, es <strong>de</strong>cir, que utilicen la misma forma <strong>de</strong>representación, sea cual sea el estado <strong>de</strong> cosas referido, <strong>de</strong> la mismamanera que, cuando encontramos en un texto la palabra “silla”, no nos<strong>de</strong>tenemos a pensar si el objeto <strong>de</strong>signado es <strong>de</strong> un tipo u otro, a no serque estemos indagando sobre el sentido <strong>de</strong>l texto. Por otra parte, la interpretaciónque estoy proponiendo <strong>de</strong> las relaciones semántico-sintácticascomo relaciones <strong>inmanente</strong>s, pero instrumentales, nos muestra -al menosasí lo creemos- la lógica propia <strong>de</strong> la lengua, que no está en contradiccióncon otras aportaciones <strong>de</strong> la lógica, como la teoría <strong>de</strong> conjuntos. Pues, si elsignificado <strong>de</strong> un lexema pue<strong>de</strong> ser entendido como <strong>una</strong> función categorizadorao clasificadora, el establecimiento <strong>de</strong> subclases mediante losprocedimientos <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminación vistos, parece que se produce medianteel procedimiento utilizado en la teoría <strong>de</strong> conjuntos para establecersubconjuntos, es <strong>de</strong>cir, señalando algún componente (<strong>de</strong>terminante en laconstrucción lingüística) <strong>de</strong> carácter intensional o extensional que reducela extensión <strong>de</strong> la clase.En realidad, la aportación <strong>de</strong> esta explicación, en la medida en quese le otorgue alg<strong>una</strong> vali<strong>de</strong>z, consiste en situar las relaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminaciónen un marco uniforme que las pone en relación con las funcionesreferenciales <strong>de</strong> los segmentos que utilizamos como <strong>de</strong>terminantes y <strong>de</strong>los segmentos que utilizamos como <strong>de</strong>terminados, y que insiste en consi<strong>de</strong>rarlas relaciones sintácticas como relaciones semántico-sintácticas.


Francisco Os<strong>una</strong> García 80Pero, según hemos visto respecto al modo, (la explicación que daba habíasido apuntada <strong>de</strong> manera inequívoca por E. Alarcos, aunque continuaballamándolo circunstancial) también respecto al objeto directo y al suplemento,encontramos explicaciones que coinci<strong>de</strong>n con la que aquí seexpone -entre otros, en el mismo E. Alarcos (1994). Hay otros complementos<strong>de</strong>l verbo que también <strong>de</strong>limitan la extensión <strong>de</strong>l lexema verbal,pero el objetivo que me he propuesto sólo preten<strong>de</strong> esbozar <strong>una</strong> <strong>posible</strong>clasificación <strong>de</strong> las relaciones semántico-sintácticas y no realizar unestudio exhaustivo <strong>de</strong> todas ellas; en <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> exponer <strong>una</strong>hipótesis para la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las relaciones semántico-sintácticas<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>una</strong> perspectiva <strong>inmanente</strong> en el estudio <strong>de</strong> la lengua.Según he afirmado, en el significado <strong>de</strong> la expresión salió, tenemostambién <strong>una</strong> función <strong>de</strong>signativa en la medida en que esta expresiónpue<strong>de</strong> ser usada para referirse a procesos particulares y concretos categorizadoscomo salir por la lengua española. Este <strong>posible</strong> uso se justifica,según ha quedado expuesto, por la utilización <strong>de</strong> un significado temporalque se incorpora mediante el mecanismo flexivo al significado <strong>de</strong>llexema, <strong>de</strong> forma que se produce <strong>una</strong> modificación <strong>de</strong> la función referencial<strong>de</strong>l lexema, semejante, según he señalado, al que produce la anteposición<strong>de</strong>l artículo al lexema casa. Esto supone –me atrevería a <strong>de</strong>cir que enbuena lógica- que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>terminar también la función <strong>de</strong>signativamediante un segmento que tenga a su vez función <strong>de</strong>signativa y que seautilizado por el hablante para precisar la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong>l proceso particularal que se refiere. Esta es la relación semántico-sintáctica que se daentre los llamados circunstanciales <strong>de</strong> lugar y <strong>de</strong> tiempo respecto a laexpresión <strong>de</strong>signativa constituida por el verbo y todos los <strong>de</strong>terminantes<strong>de</strong> la intensión o <strong>de</strong> la extensión que le acompañen. Entiendo que esta esla relación semántico-sintáctica que se da en los ejemplos siguientes entrelos segmentos en cursiva y el resto <strong>de</strong> la construcción verbal:Salió dando un portazo a las tres en puntoSalió precipitadamente <strong>de</strong> la cocinaSalió como alma que lleva el diablo por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todosEl criterio <strong>de</strong> necesidad que ha sido frecuentemente utilizado paradistinguir los argumentos <strong>de</strong> los satélites, los complementos <strong>de</strong> los adjuntoso los actantes <strong>de</strong> los circunstantes, no parece, en mi opinión, quecambie la relación semántico-sintáctica que se da entre los componentes<strong>de</strong> <strong>una</strong> construcción.Tenemos que insistir en que las relaciones semántico-sintácticas,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>inmanente</strong> en la que me he situado, son relaciones


¿Es <strong>posible</strong> <strong>una</strong> lingüística <strong>inmanente</strong>? 81entre significados, entendidos como funciones semánticas o funcionesreferenciales. Por este motivo, he consi<strong>de</strong>rado que el llamado circunstancial<strong>de</strong> modo no es <strong>una</strong> circunstancia, sino un <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la intensión,pues su aportación al segmento que <strong>de</strong>termina es <strong>de</strong> carácter exclusivamenteintensional. De manera parecida, para que un segmento funcionecomo <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> otro segmento, ambos <strong>de</strong>bentener función <strong>de</strong>signativa, pues, <strong>de</strong> no ser así, este tipo <strong>de</strong> relación semántico-sintácticano sería <strong>posible</strong>. Hemos visto salió <strong>de</strong> compras y salió <strong>de</strong>nazareno como <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la extensión. Po<strong>de</strong>mos utilizar <strong>de</strong> latienda como <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la <strong>de</strong>signación, pero si usamos <strong>de</strong> tiendas, ensalió <strong>de</strong> tiendas, estamos <strong>de</strong> nuevo ante un <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la extensión,ya que <strong>de</strong> tiendas no tiene referencia específica. De la misma manera, no<strong>de</strong>beríamos consi<strong>de</strong>rar como <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>signación aquellos<strong>de</strong>terminantes con función referencial <strong>de</strong>signativa que vayan <strong>de</strong>terminandosegmentos que no tengan función <strong>de</strong>signativa: en estos casos <strong>de</strong>beríamoshablar también <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> la extensión.La sintaxis <strong>de</strong> la lengua es mucho más compleja <strong>de</strong> lo quepresentamos en estas líneas. Hay otras relaciones, como las <strong>de</strong> causa, quese sitúan en otro espacio y ya no podríamos consi<strong>de</strong>rarlas como <strong>de</strong>terminantes<strong>de</strong> la <strong>de</strong>signación, pues no ayudan a i<strong>de</strong>ntificar el proceso referido,sino que se encuentran en otro tipo <strong>de</strong> relación semántico-sintáctica. Hayotro espacio <strong>de</strong> relaciones, también semánticas o semántico-sintácticas,entre los elementos auxiliares y aquellos que tienen referencia autónoma,sean <strong>de</strong>l tipo que sean, signos o construcciones. Sólo he querido mostrar<strong>de</strong> manera resumida –incompleta y quizás poco precisa- las dificulta<strong>de</strong>sque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el estructuralismo, ha tenido la lingüística para incorporar elsignificado a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las construcciones. Para ello, he tratado <strong>de</strong>justificar que ni la semántica conceptual ni la semántica referencial(cosmomórfica u ontológica) ofrecen <strong>una</strong> explicación suficiente; y hetratado <strong>de</strong> argumentar a favor <strong>de</strong> <strong>una</strong> semántica funcional (que consi<strong>de</strong>raque el significado es <strong>una</strong> función instrumental y no un objeto, el uso quehacemos <strong>de</strong> los signos y construcciones), para la cual el significado noestá fuera <strong>de</strong> los signos y <strong>de</strong> las construcciones, sino que, siguiendo enparte las propias propuestas estructuralistas, consi<strong>de</strong>ra que el significadoes <strong>inmanente</strong>, pero no conceptual. Al mismo tiempo, las relaciones entrelos componentes <strong>de</strong> cualquier tipo <strong>de</strong> construcción son consi<strong>de</strong>radasrelaciones semántico-sintácticas, es <strong>de</strong>cir relaciones entre significados.


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