dogma-y-ritual-de-alta-magia-parte-1-dogma-eliphas-levi

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11.07.2015 Views

20 ULA MEDICINA UNIVERSAL118Caput - Resurrectio - CirculusLa mayor parte de nuestras enfermedades físicas proceden de nuestras enfermedadesmorales, según el dogma mágico único y universal, y en razón de la ley de lasanalogías.Una gran pasión a la cual se abandone uno,corresponde siempre a una gran enfermedadque se separa. Los pecados mortales son llamados así porque física y positivamentecausan la muerte.Alejandro Magno murió de orgullo. Era temperante por naturaleza, pero se entregó pororgullo a los excesos que le produjeron la muerte.Francisco I murió a causa de un adulterio.Luis XV murió en su parque de los ciervos.Cuando Marat fue asesinado, se moría de soberbia y de envidia. Era un monómono deorgullo, que se creía el único ser justo y que habría querido matar a todo el que no fueraMarat.Muchos de nuestros contemporáneos han muerto de ambición, después de laRevolución de Febrero.En cuanto nuestra voluntad se confirma irrevocablemente en una tendencia absurda,estamos muertos, y el ataúd que habrá de recibir nuestros restos, no muy lejano.Es, por consiguiente, una verdad el decir que la sabiduría conserva la vida.El gran maestro ha dicho: «Mi carne es un aliento y mi sangre una bebida. Comed micame y bebed mi sangre y viviréis.» Y como el vulgo murmurase, agregó: «La came noentra aquí en nada; las palabras que os dirijo, son espfritu y son vida.» Así quería decir:Abrevad en mí espfritu y vivid mi vida.Y cuando iba morir ligó el recuerdo de su vida al signo del pan, y el de su espfritu al delvino, instituyendo de este modo la comunión de la fe, de la esperanza y de la caridad.En el mismo sentido es como han dicho los maestros herméticos: Haced el oro potable ytendréis la medicina universal; es decir, apropiad la verdad a vuestros usos, y sea ella elmanantial en que abrevéis todos los días y adquiriréis para siempre la inmortalidad delos sabios. La templanza, la tranquilidad de alma, la sencillez de carácter, la calma y larazón de la voluntad hacen al hombre, no solamente dichosos, sino sano y robusto.Es haciendose razonable y bueno como el hombre llega a la inmortalidad.Somos los autores e nuestros propios destinos, y Dios nos salva sin nuestro concurso.La muerte no existe para el sabio; la muerte es un fantasma tildado de horrible por laignorancia y la debilidad del vulgo.El cambio atestigua el movimiento, y el movimiento no revela otra cosa que la vida. Elmismo cadáver no se descompondría si estuviera muerto; todas las moléculas que locomponen permanecen vivas y no se mueven con otro objeto que con el dedesprenderse unas de otras. ¿Podéis figuraros que es el espíritu el que primero se

desprendió del cuerpo para morir? ¿Podéis creer que el pensamiento y el amor puedenmorir cuando la misma materia grosera no muere?Si al cambio debe llamársele, möriremos y renacemos diariamente, porque todos losdías cambian nuestras formas.Tememos, al salir a la calle, destrozar nuestras vestiduras, y nada no importaabandonarlas cuando llega la hora del reposo.El embalsamiento y la conservación de los cadáveres es una superstición contra lanaturaleza. Es un ensayo de creación de la muerte; es la inmovilización forzosa de unasustancia de que la vida tiene necesidad. Pero no hay que apresurarse en destruir o enhacer desaparecer los cadáveres, porque nada se verifica bruscamente en la naturaleza, yno debe correrse el riesgo de romper violentamente los lazos de un alma que sedesprende.119

20 ULA MEDICINA UNIVERSAL118Caput - Resurrectio - CirculusLa mayor <strong>parte</strong> <strong>de</strong> nuestras enfermeda<strong>de</strong>s físicas proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> nuestras enfermeda<strong>de</strong>smorales, según el <strong>dogma</strong> mágico único y universal, y en razón <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> lasanalogías.Una gran pasión a la cual se abandone uno,correspon<strong>de</strong> siempre a una gran enfermedadque se separa. Los pecados mortales son llamados así porque física y positivamentecausan la muerte.Alejandro Magno murió <strong>de</strong> orgullo. Era temperante por naturaleza, pero se entregó pororgullo a los excesos que le produjeron la muerte.Francisco I murió a causa <strong>de</strong> un adulterio.Luis XV murió en su parque <strong>de</strong> los ciervos.Cuando Marat fue asesinado, se moría <strong>de</strong> soberbia y <strong>de</strong> envidia. Era un monómono <strong>de</strong>orgullo, que se creía el único ser justo y que habría querido matar a todo el que no fueraMarat.Muchos <strong>de</strong> nuestros contemporáneos han muerto <strong>de</strong> ambición, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> laRevolución <strong>de</strong> Febrero.En cuanto nuestra voluntad se confirma irrevocablemente en una ten<strong>de</strong>ncia absurda,estamos muertos, y el ataúd que habrá <strong>de</strong> recibir nuestros restos, no muy lejano.Es, por consiguiente, una verdad el <strong>de</strong>cir que la sabiduría conserva la vida.El gran maestro ha dicho: «Mi carne es un aliento y mi sangre una bebida. Comed micame y bebed mi sangre y viviréis.» Y como el vulgo murmurase, agregó: «La came noentra aquí en nada; las palabras que os dirijo, son espfritu y son vida.» Así quería <strong>de</strong>cir:Abrevad en mí espfritu y vivid mi vida.Y cuando iba morir ligó el recuerdo <strong>de</strong> su vida al signo <strong>de</strong>l pan, y el <strong>de</strong> su espfritu al <strong>de</strong>lvino, instituyendo <strong>de</strong> este modo la comunión <strong>de</strong> la fe, <strong>de</strong> la esperanza y <strong>de</strong> la caridad.En el mismo sentido es como han dicho los maestros herméticos: Haced el oro potable ytendréis la medicina universal; es <strong>de</strong>cir, apropiad la verdad a vuestros usos, y sea ella elmanantial en que abrevéis todos los días y adquiriréis para siempre la inmortalidad <strong>de</strong>los sabios. La templanza, la tranquilidad <strong>de</strong> alma, la sencillez <strong>de</strong> carácter, la calma y larazón <strong>de</strong> la voluntad hacen al hombre, no solamente dichosos, sino sano y robusto.Es haciendose razonable y bueno como el hombre llega a la inmortalidad.Somos los autores e nuestros propios <strong>de</strong>stinos, y Dios nos salva sin nuestro concurso.La muerte no existe para el sabio; la muerte es un fantasma tildado <strong>de</strong> horrible por laignorancia y la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>l vulgo.El cambio atestigua el movimiento, y el movimiento no revela otra cosa que la vida. Elmismo cadáver no se <strong>de</strong>scompondría si estuviera muerto; todas las moléculas que locomponen permanecen vivas y no se mueven con otro objeto que con el <strong>de</strong><strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse unas <strong>de</strong> otras. ¿Podéis figuraros que es el espíritu el que primero se

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