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dogma-y-ritual-de-alta-magia-parte-1-dogma-eliphas-levi

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hicieron una oposición terrible por medios análogos a los <strong>de</strong> sus adversarios, e hicieronimposible la práctica <strong>de</strong>l gran arcano, al <strong>de</strong>senmascarar la teoría.La muchedumbre no comprendió nada, pero <strong>de</strong>sconfió <strong>de</strong> todos y cayó, por<strong>de</strong>scorazonamiento, más bajo <strong>de</strong> lo que habían querido llevarla.El gran arcano permaneció más <strong>de</strong>sconocido que nunca. Unicamente los a<strong>de</strong>ptos,neutralizados los unos por los otros, no pudieron ejercer el po<strong>de</strong>r, ni para dominar a los<strong>de</strong>más, ni para librarse ellos mismos; se con<strong>de</strong>naron, pues, mutuamente como traidoresy se entregaron los unos a los otrosal exilio, al suicidio, al puñal y al cadalso.Se me preguntará tal vez, si peligros tan terribles amenazan todavía en nuestros días, seaa los intrusos <strong>de</strong>l santuario oculto a los reveladores <strong>de</strong>l arcano. ¿Por qué he <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>ryo a la incredulidad <strong>de</strong> los curiosos? Si me expongo a una muerte violenta porinstruirlos, no me salvarán ciertamente; si tienen miedo por sí mismos, que seab~stengan <strong>de</strong> toda investigación impru<strong>de</strong>nte; he aquí todo lo que puedo <strong>de</strong>cirles.Volvamos a la <strong>magia</strong> envenenadora. Alejandro Dumas, en su novela El con<strong>de</strong> <strong>de</strong>Montecristo, ha revelado algunas <strong>de</strong> las prácticas <strong>de</strong> esta ciencia funesta. Norepetiremos <strong>de</strong> él las tristes teorías <strong>de</strong>l crimen, cómo se envenenan las plantas, nodiremos cómo, por medio <strong>de</strong> unciones venenosas, se envenenan las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las casasy el aire respirable por medio <strong>de</strong> fumigaciones que requieren que el observador empleela careta <strong>de</strong> vidrio <strong>de</strong> Santa Cruz; <strong>de</strong>jaremos a la antigua Canidia sus misterios y nobusquemos tampoco, hasta qué punto los ritos infernales <strong>de</strong> Sagane han perfeccionadoel arte <strong>de</strong> Locusta. Se escribían recetas para envenanar y las disfrazaban bajo términostécnicos <strong>de</strong> alquimia, y en más <strong>de</strong> un libro antiguo, sedicente hermético, el secreto <strong>de</strong> lapólvora <strong>de</strong> proyección no es otro que el <strong>de</strong> la pólvora <strong>de</strong> sucesión. En el gran grimoriose encuentra aún una <strong>de</strong> esas recetas menos disfrazadas quelas <strong>de</strong>más, pero tituladaúnicamente, medio <strong>de</strong> hacer el oro; Juan Bautista Porta, en su Magia Natural, da unareceta <strong>de</strong>l veneno <strong>de</strong> los Borgia; pero, como pue<strong>de</strong> suponerse, se burla <strong>de</strong> su público yno divulga la verdad, <strong>de</strong>masiado peligrosa en semejante materia.Eran los polvos <strong>de</strong> la receta <strong>de</strong> Porta los que las brujas <strong>de</strong> la Edad Media pretendíanrecibir en el aquelarre y que expedían a gran precio a la ignorancia oal odio. Es por latradición <strong>de</strong> semejantes misterios como ellas sembraban el espanto en los campos yhacían sus sortilegios.El hechicero o la hechicera eran casi siempre una especie <strong>de</strong> sapos humanos, hinchados<strong>de</strong> inveterados rencores; eran pobres, estaban rechazados <strong>de</strong> todos y, por consecuencia,odiaban.El temor que inspiraban era su consuelo y su venganza; envenenados ellos mismos poruna sociedad <strong>de</strong> la que no habían conocido más que los <strong>de</strong>sperdicios y los vicios,envenenan a su vez a aquellos que eran bastante débiles para tenerlos y vengaban en lajuventud y en la belleza su vejez maldita y su imperdonable fealdad. Sólo la operación<strong>de</strong> esas malvadas obras y el cumplimiento <strong>de</strong> esos repugnantes misterios, constituían yconfirmaban los que entonces se llamaba pacto con mal espíritu.Es cierto que el operador <strong>de</strong>bía pertenecer en alma y cuerpo al mal, y que merecía conjusto título la reprobación universal e irrevocable manifestada por la alegoría <strong>de</strong>linfierno.Que las almas humanas hayan <strong>de</strong>scendido a ese grado <strong>de</strong> perversidad y <strong>de</strong> <strong>de</strong>mencia, no<strong>de</strong>be asombramos, pero si afligimos: ¿el abismo <strong>de</strong> los infiernos no <strong>de</strong>muestra ser porantítesis, la elevación y la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l cielo?En el Norte, don<strong>de</strong> los instintos están más comprimidos y son más vivaces; en Italia, en111

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