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Babelia 946NÚMERO 946. <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong>, SÁBADO 9 DE ENERO DE 2010La obra sin fin de Camus50 años de la muerte del escritor francés Por Bernard-Henri Lévy


<strong>EL</strong> RINCÓNJosé Luis Borau, en su despacho de la fundación en Madrid. Foto: Álvaro GarcíaJosé Luis Borau, objetivo cumplidoLa fundación que lleva su nombre acumula tesoros de una vida de cine y literatura abiertos al estudioPARA QUE LUEGO digan que hay que tirar las cosas. Gracias al tesón y la paciencia de JoséLuis Borau, la fundación que hoy lleva su nombre es un pozo de tesoros y joyas de toda unavida dedicada al cine y la literatura, pero no sólo de la suya sino de todo lo relacionado conestas dos artes, que han perseguido desde siempre a este aragonés que acaba de cumplir 80años. “Estoy hecho un asco”, avanza bastón en mano Borau, con su presencia impactante yelegante, por el luminoso y cálido estudio principal de la sede de la fundación, en una zonatranquila de hotelitos en Madrid. No es así, se le ve satisfecho. Ha conseguido por fin darsalida y tener un objetivo claro con todo lo que ha ido reuniendo desde que en 1960dirigiera su primer filme, En el río, hasta el último, Leo, en 2000. Un total de 560 cajas demudanza, llenas de documentos, fotografías, carteles, cartas, libros y revistas, muchos deellos de sus años en Hollywood, salieron de su antigua oficina para trasladarse a la sede de laFundación José Luis Borau, creada hace dos años y ya plenamente en marcha. Fue su amigoJosé Luis Yuste quien, ante la falta de herederos, le recomendó la creación de una fundaciónque sirviera en el futuro para el estudio de todo lo relacionado con el cine y la literatura.Objetivo cumplido. La decisión de ayudar a cineastas jóvenes mediante la concesión de dosbecas de estudio de dirección y guión —una para alumnos de la Escola Superior de Cinemai Audiovisuals de Catalunya (ESCAC) y otra para los estudiantes de la Escuela de Cinematografíay del Audiovisual de Madrid (ECAM), esta última con beca también de todo un cursode alojamiento en la Residencia de Estudiantes—, así como la creación de un premiodirigido a óperas primas, ya es una realidad. También editarán libros, con una filosofíaalejada del interés comercial y centrada en el estudio y el placer, de los que ya tienen en lacalle el primer ejemplar, Cambio de agujas, una serie de relatos de diferentes autores. Borautiene a sus amigos colgados de las paredes. Dibujos del recientemente fallecido Iván Zulueta,de Vainica Doble, una foto de Carlos Saura o un cartel de Mi querida señorita compartenespacio con multitud de libros, todos ya catalogados, en grandes librerías de madera.Muchos más documentos y donaciones de cineastas y particulares aguardan en los sótanosel momento de ordenarlos. En una esquina del gran estudio, en el que hay una mesa centralpara el trabajo de investigadores y estudiosos, descansa una mecedora. “Es la mecedora demi infancia. Durante la Guerra Civil como no iba al colegio me pasaba las tardes en esamecedora. Ahí es donde me consolaba de la vida”. Rocío García <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 3


EN PORTADA / AnálisisAlbert Camus (Mondovi —actual Drean—, Argelia, 1913-Villeblerin, Francia, 1960), fotografiado en París en 1957 a las puertas del teatro donde se ensayaba Calígula. Foto: Loomis Dean / Time Life Pictures / Getty Images4 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


Los dos siglosde CamusEsta semana se han cumplido 50 años de la muerte del autor de El extranjero. Su obra recorrió unaparte crucial del siglo XX y sirve para tratar de entender el XXI. Por Bernard-Henri LévyEl4DE ENERO de 1960, cuandoel coche Facel-Vega de MichelGallimard se choca contra unplátano entre Champigny-sur-Yonne y Villeneuve-la-Guyard,Albert Camus no tienemás que 46 años. Nos olvidamos siemprede lo joven que murió Camus. Nos olvidamossiempre de lo joven que era Camus. En1960, todavía quedaba por vivir el triunfo yla agonía del gaullismo. Todavía quedabapor ver el Mayo del 68, en el que él nohabría tenido más que 54 años y toda laoportunidad de asistir a la venganza completade las tesis de El hombre rebelde. Es él,y desde luego no Raymond Aron, quien,diez años después, habría acompañado aSartre al Elíseo a defender ante Giscard d’Estaingla causa de los boat people vietnamitas.Habría estado presente cuando la elecciónde François Mitterrand, habría dicholo que pensaba —él, no su hijo— de la extrañareligión cívica que es la religión del Panteón.Habría tenido 76 años en el momentode la caída de un comunismo que no habríacontado, en el siglo XX, con un adversariomás encarnizado ni más constante queél. Habría tenido 79 al comenzar la guerrade Bosnia y sus enfrentamientos fratricidas:¿habría pensado en lanzar, como en el momentode la guerra de Argelia, uno de esosllamamientos a la tregua civil cuyo secretoposeía, o habría estado, sin matices, al ladode quienes apoyaban a los sitiados de Sarajevocontra los asesinos serbios? Soñamoscon lo que el perdonavidas incansable de la“política del crimen”, el analista de los mecanismosinfernales que unían, en la “épocade los asesinos”, los “crímenes pasionales”y los “crímenes de la lógica”, el “terrorismode Estado” y el “terror irracional”, habríatenido que decir ante el genocidio ruandés.Todavía hoy… Ya sé que René Lehmann, sumédico, decía que sus pulmones estabandemasiado destruidos para que pudieravivir mucho tiempo, pero ¿quién sabe?Hoy tendría siete años más que su amigoJean Daniel. Tres menos que Claude Lévi-Strauss. Y podría muy bien estar presentepara hacer una bella declaración, al día siguientedel fracaso de la cumbre de Copenhague,sobre el tema “salvar los cuerposes hoy salvar la tierra”. Pero bueno. Pordesgracia, está muerto, murió el 4 de enerode 1960 en esa carretera, con el manuscritode El primer hombre y La gaya ciencia en sucartera. Y el gran debate del momento, elúnico, era el de la guerra de Argelia.¡Ah! La guerra de Argelia. Sé que es indignante,cuando uno es un escritor inmenso,el autor genial de El extranjero y La peste,uno de los últimos en pensar —y demostrar—que un intelectual tiene, no sólo el derecho,sino el deber de participar en todos losgrandes combates que le impone su época(resistencia, militancia antiestalinista, luchacontra las dictaduras, todas las dictaduras,independientemente de su color o su estandarte),sí, sé que es indignante que a uno loremitan siempre a este asunto de Argelia.Pero ¿qué se le va a hacer? Es verdad que unmuerto es, para siempre, contemporáneode sus últimos gestos, sus últimas palabras.Es verdad —es desconsolador, pero es verdad—que uno pertenece a su muerte como asu infancia. La muerte de Albert Camus es loque es: contemporánea de esa maldita guerrade Argelia. ¿Y la última palabra de AlbertCamus —quiero decir, la última de la quenos acordamos, la última que le une a laleyenda— es, lo queramos o no, esa famosafrase sobre la justicia y su madre pronunciadaen Estocolmo, en una vaga conferenciade prensa ofrecida la tarde del día en el queiba a recibir el Premio Nobel? Durante muchotiempo pensé que era una frasecita deesas que se le escapan a uno un día de hastío,porque ya no puede aguantar más laestupidez de las preguntas y porque no midetodavía el eco que las circunstancias otorgan,de pronto, a su voz. Hoy ya no estoy tanseguro de ello. Porque es una frase que pronunciados veces. Es decir, está la vez delNobel. Y luego está esa carta a Amrouche,publicada como en apéndice a los Cuadernos,en la que, con calma, sin que ningúncretino le haya sacado de sus casillas, escribe:“Ninguna causa, aunque sea inocente yjusta, me separará jamás de mi madre, quees la causa más importante que conozco enel mundo”. Ahí, Albert Camus ratifica la frase.La piensa con detalle. En ese texto, AlbertCamus dice por completo adiós a esta Justiciaen sí, es decir, esta trascendencia de losvalores y, para decirlo en una palabra, esteuniversalismo que ha tratado de fundamentardurante su vida. “Actúa como si la máximade tu acción pudiera erigirse, por voluntadtuya, en ley universal de la naturaleza”.Ésa era la posición de Camus. El camusismo,y ésa era su virtud, quería ser un kantismopráctico. Y con la guerra de Argelia, seacabó. Es el primer plátano con el que sechoca Albert Camus. Y es, se diga lo que sediga, su primer gran error político.Volveré a este asunto de la guerra de Argelia.Pero, ya que estoy haciendo un retratode Albert Camus, quiero aprovechar paraabrir un paréntesis sobre su madre. Existenalgunos retratos de madres, bien caracterizados,en la historia de la literatura. Por supuesto,cada madre es única. Para los escritores,como para los demás, ninguna madrese parece a ninguna otra. Pero la mala madre,no obstante, es un tipo bastante extendido(Folcoche, Vitalie Cuif alias La Rimbe…).La buena madre, lo mismo: amante y maravillosa(Romain Gary, Albert Cohen...). Lamadre proustiana, igual (el propio Proust,Barthes…). Ahora bien, con Camus, nos encontramoscon un tipo especial, un ejemplarúnico, un animal sin especie: la madrede gran escritor que no sólo no escribe sinoque no habla, no oye; la madre silenciadoray silenciosa, la madre cuyo vocabulario sereduce a 400 palabras, la madre cuyo hijono supo jamás del todo si habían sido unasfiebres tifoideas de joven las que le habíancausado esa dificultad del habla, o un tifus,o una conmoción cerebral tras el anunciode la muerte de su marido, el padre del pequeñoAlbert, el 11 de octubre de 1914 en uncampo de batalla de Bretaña. Hay que oírbien lo que dice ahí de su propia confusiónel futuro premio Nobel de Literatura. Hayque tratar de imaginarse al niño, y despuésal joven, levantándose antes del alba paracorrer a la Escuela de la República, en la quedescubre los recursos del Saber y los de losLibros. Y hay que imaginar, a su regreso, enel pequeño apartamento de la calle de Argelen el que la madre y sus dos hijos duermenen la misma habitación, a esa madre amadacon un amor absoluto cuando, sea cual seala razón, no es posible ni hablarle, ni entenderlo que dice, es decir, comunicarse conella. Se puede interpretar en el sentido quese quiera. Ahí está el principio de una relacióncon el lenguaje hecha de fe y desconfianza,gratitud y escepticismo, que será unade las características del camusismo. Y está“Ninguna causa, aunquesea inocente y justa,me separará jamás demi madre, que es la causamás importante”, escribióuna situación que, aunque sea de paso, yvolveré también a ello, es exactamente lacontraria de la situación de un Sartre, el niñomaravilloso y nacido, como sabemos, enun auténtico baño de palabras.Pero primero regresaré al asunto argelino.Después de aquella frase terrible,Camus decide callarse. Y, para explicar esefamoso silencio de Camus, existen dos grandesexplicaciones clásicas. Si uno es anti-Camus,dice: “Es precisamente su situación,con su madre, su condición de pied-noir, laque le impide entender nada de lo que estásucediendo; por tanto, se queda al margen,completamente al margen de este granacontecimiento de la historia del siglo XXque es la rebelión de los pueblos colonizados;si no habla es porque está derrotado,sobrepasado por una Historia frente a laque de pronto se vuelve extraño, apartado”.Si uno es pro-Camus, dice: “Al contrario, locomprende todo, absolutamente todo, inclusoantes que el resto de los intelectuales,porque él, además, aprende a salir del maniqueísmo,a contar hasta tres; sabe que lainevitable descolonización dará a luz, tambiéninevitablemente, regímenes tan dictatorialeso más que los anteriores a los que hansustituido, de forma que, si no habla de ello,si su último artículo en L’Express es, en plenaguerra de Argelia, un extraño “agradecimientoa Mozart” que parece la única maneraque ha encontrado de expresar, por últimavez, su resistencia y sus luchas, de decirque su vida se encuentra justificada, no esporque se sienta sobrepasado, sino porquees un adelantado, va un paso por delante desus contemporáneos, y para expresar lo queél prevé no existen palabras. La proposiciónnúmero 1 es injusta, por supuesto: porque,¿cómo convertir en militante de la Argeliafrancesa o —como decía Albert Memmi enun artículo en La Nef— en “colonizador humanista”al autor de los admirables reportajessobre la miseria en la Cabilia, que son lomás poderoso que se ha escrito, junto con elViaje al Congo de Gide, en materia de anticolonialismo?Pero la proposición número 2tampoco es acertada, porque desprecia unamultitud de declaraciones en las que él explica—con un desconocimiento radical, poruna vez, de lo que, en el colonialismo, constituíael sistema— que los únicos beneficiariosauténticos del colonialismo, los únicosque merecen el epíteto infamante de colonialistas,son los “grandes” colonos y sus“socios” en la metrópolis, es decir, las doscientasy pico familias en Argelia y en Franciaque extraen pingües beneficios del régimen.¿Entonces? Entonces, la verdad seencuentra entre los dos extremos. Y, sobretodo, creo que, en el sueño camusiano deuna fraternidad entre “indígenas” y “blanquitos”,de un Estado binacional que se ahorrelos sufrimientos y los dramas de la independencia,hay la huella de una ingenuidad,es decir, de un optimismo, es decir, de unafalta de sentido de lo Trágico, que es otracaracterística del espíritu de Camus.¿Qué? ¿Camus, sin sentido de lo Trágico?¿Cómo puede usted decir eso, cuando, siexiste un filósofo en el siglo XX que ha tenidosensibilidad para lo Absurdo, es decir,para la Finitud y, por tanto, si las palabrastienen un significado, para lo Trágico de lacondición humana, si existe un filósofo que,desde El mito de Sísifo hasta La caída, no hadejado de insistir en la irresoluble contradicciónentre el deseo humano de “transparencia”y el “silencio irrazonable del mundo”, siexiste un escritor que, ante las ruinas deTipasa, ante su belleza en principio sosegada,ante sus arcos inclinados que se derrumbansuavemente, ve un desgarro irremediableque le hiere y le rebela, es él, AlbertCamus? Pues sí, a pesar de eso. Porque, paraempezar, Absurdo no es Trágico. Y, sobretodo, aparece inmediatamente, de verdadinmediatamente, otro Camus; hay un Camusen Las bodas y, en particular, Las bodasen Tipasa, que se recupera y propone que eldesgarro no es un desgarro sin remedio, niel silencio del mundo, eterno, ni la contradicción,insuperable; hay un segundo Camus,coextensivo del primero, encerrado enlos mismos textos, que apuesta por la unidad,la fusión; como dice en El primer hombre,por “la inocencia” de todas las cosas.Pasa a la página siguiente<strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 5


EN PORTADA / AnálisisViene de la página anteriorUn Camus solar. Un Camus de luz y calor.Un Camus que filosofa sobre el “cuerpo desnudo”,todavía “perfumado con las esenciasde la tierra”, que va a “sumergirse en el mar”templado para “lavar” aquellas en el cristalde este último. Un Camus que sueña con unabrazo, una armonía casi carnal de los elementos.Un Camus que proyecta reunir, “labiocontra labio”, esta “tierra” y este “mar”y, ya puestos, este “cielo”, que suspiranunos por otros desde hace tanto tiempo. UnCamus, en una palabra, seguidor de lo quellama el pensamiento del Sur y que, tanto enel orden humano como en el de la naturaleza,sólo deja constancia de lo Trágico parasuperarlo inmediatamente y plantear que elespíritu alcanza un punto en el que lascontradicciones del mundo, sus incomposibilidades,sus desavenencias y conflictos,se resuelven milagrosamente. Optimismoontológico. Naturalismo lírico. Llamaradasque son siempre abrazos y se encaminansiempre en el sentido de lo mejor e inclusodel Bien. Ésa es la razón, dicho sea de paso,de que Camus, enseguida, es decir, muchoantes de lo que se cree y de lo que sin dudapensaba él mismo en el momento de escribiren Alger Républicain de la publicaciónde La náusea, se enzarzara en una lucha amuerte con un tal Jean-Paul Sartre.Porque estamos llegando al asunto deSartre. También aquí somos un poco injustos.También esto es un poco extraño. Creoque podríamos interesarnos un poco más,por ejemplo, por las relaciones de Camuscon Mauriac: esa magnífica polémica, en elmomento de la liberación, a través de LeFigaro y Combat, entre el defensor de la caridady el de la justicia que, poco a poco, y nosin honradez, se inclinará hacia la caridad.O con Breton: el extraño ataque, en El hombrerebelde, y luego en los anexos a la segundarespuesta a Breton, contra un surrealismoreducido, prácticamente, a la famosafrase sobre “el acto surrealista más simple”,que consistía en “bajar a la calle, con la pistolaen la mano, y disparar al azar contra lagente”. O con Malraux: su encuentro en1938, en un cine del barrio de Belcourt en elque el coronel rojo acaba de celebrar unmitin antifascista; la forma que tiene Camus,desde la época de la Brigada Alsacia-Lorena, de poner humildemente Combat, elperiódico que dirige con Pascal Pia, al serviciode ese hombre glorioso que le llevabaunos años; o la famosa frase, murmurada ala menuda estadounidense Patricia Blake, eldía del anuncio del Nobel, de que “es Malrauxquien debería haberlo obtenido… tú losabes bien, Malraux…”. Creo que, cuandoqueremos esbozar un retrato exacto del primergran intelectual francés que instruyó unproceso sin reservas contra la violencia revolucionariay el mesianismo asesino, deberíamosinteresarnos más por sus relacionescon Merleau-Ponty: porque es con él conquien tiene el desacuerdo fundamental, sobreeste punto y a partir de Humanismo yTerror; es con él, más que con Sartre, conquien vive el verdadero conflicto sin vueltaatrás; y es él, Merleau-Ponty, quien, en 1946,cuando Les Temps Modernes publica ‘Le Yogiet le Commisaire’, es decir, el primer capítulodel libro, provoca la primera tempestady la primera indignación de un Camus alque se verá una noche, en casa de los Vian,llegar casi a las manos con el autor de untexto en el que no logra ver más que unajustificación cautelosa, laboriosa y miserablede los siniestros procesos de Moscú. Peroen fin. Así son las cosas. La vida de losescritores se escribe también a sus espaldas.Y es un hecho que, cuando se habla de Camus,se piensa ante todo en Sartre; y queesa disputa, su disputa, esa “otra forma devivir juntos sin perderse de vista” que llamamosdisputa, es la única desavenencia entreescritores que posee, como tal, la dignidadde un acontecimiento perteneciente a la historiafilosófica y literaria, hasta tal puntoque es también, por la fuerza de las cosas ypara bien o para mal, un elemento constitutivodel retrato de Albert Camus.¿Para bien? Lo que nos dice, por unaparte, sobre la ferocidad, la mala fe de susadversarios, pero también, por otra, sobrela maravillosa personalidad de Albert Camus.Cómo le tratan los amigos de Merleau…Su condescendencia arbitraria… SuEn el sueño de Camusde una fraternidadentre ‘indígenas’ y‘blanquitos’ hay unahuella de ingenuidadEl camusismo,y ésa era su virtud,quería ser un kantismopráctico. Y con la guerrade Argelia, se acabódesprecio, apenas disfrazado, por el “golfillode Argel, tan divertido, tan truhán” (Sartre,Situaciones, X)… El hecho de que Sartre, suamigo, no se digne empuñar la pluma y hagael encargo a un tal Francis Jeanson, que,en esa época, al margen del respeto quepuedan inspirar sus futuros empeños, no esmás que un segundo espada… La brutalidaddel propio Jeanson, que, cuarenta añosdespués, cuando voy a entrevistarle a Burdeospara un documental sobre la historiade los intelectuales, persiste, lo firma e inclusoañade una apostilla sobre esa “manera dejuzgar las cosas a partir de cierta indiferenciamediterránea”… Las frases hirientes deSartre cuando, tras la respuesta de Camus,se decide por fin a bajar a la arena, con quécrueldad (“no me atrevo a proponerle quese remita a El ser y la nada, su lectura leparecería inútilmente difícil”), con qué perfidia(“es posible que haya sido usted pobre”),con qué conciencia de lo que va ahacer daño (todo el fragmento sobre los conocimientos“de segunda mano” y esa “manía”“de no recurrir a las fuentes”)… Y luego,por su parte, Camus, con ese candor, esanobleza, esa incredulidad herida, esa forma—como dice María Casares a Octavio Paz—de vagar por la casa como un toro herido. Eltexto de Sartre le deja sin voz. Literalmentesin voz. Una palabra, en sus Cuadernos, sobrela “deslealtad” del antiguo “amigo”.Otra sobre su “pillería” de gran señor y hombremalvado que encarga a su mayordomoque le dé una paliza, como hizo el duque deRohan con Voltaire. Otra más sobre esa “denunciadel hermano” que, años después, todavíale asfixia. Y luego, La caída, donde porfin responde, años más tarde, y a través de laficción, a través del retrato de Clamence, eljuez penitente que pone la palabra “libertad”al servicio de sus “deseos” y su “fuerza”.La nobleza de Camus. La bondad deCamus. La desesperación de un Camus quesólo quiere admirar, que siempre ha consideradoque el ejercicio de la admiración erael equivalente a una estancia en el paraísoterrenal y que descubre, de pronto, la fuerzade un odio del que no entiende, de pronto ycomo siempre, ni los motivos ni lo que estáverdaderamente en juego.Para bien, asimismo, incluso para mejor:el aspecto ideológico del caso. Su trasfondopropiamente político. Porque, por muchoque se diga que, en esta disputa, hay un ladopersonal, pasional, de hombre a hombre.Por más que el propio Sartre haya escrito,en sus Cartas del castor, que estaba harto dever cómo ese “golfillo argelino” gustaba atodas las mujeres que se cruzaban en sucamino y había seducido a Wanda, la hermanade Olga, hasta casi “apagarla”. Por másque imaginemos, entre los dos hombres, todaslas figuras impuestas por el gran balletfálico del que los intelectuales se escapantan poco como los demás y para el que Camussiempre estuvo un poco demasiado dotado.Hay un trasfondo político en el asunto.Y, en el orden del trasfondo, el sartrianoque llevo dentro de mí sufre por tener queestar de acuerdo con ello, y el propio Sartreacabará por no estar en desacuerdo: es Camusquien tiene razón; es Camus quienacierta; esta vez, están del lado de Camus elrigor, la valentía y la presciencia. Para decirloen una palabra, o dos, es Sartre el queentonces inventa la terrible teoría de que nohay que desesperar al obrero inoculándoleuna dosis demasiado fuerte y mortal de verdad.Y es Camus el que, por el contrario,elabora los conceptos y las fórmulas con losque va a poder contar, en Europa en generaly en Francia en particular, el antitotalitarismode los años cincuenta y posteriores. Bastaya, viene a tronar, de teorías terribles quedistinguen entre los muertos “buenos” y“malos”. Basta de la obscenidad que permitea unas “conciencias” que nunca han sufridootro mal que el de “poner su sillón en elsentido de la Historia” designar a “víctimassospechosas” y “verdugos privilegiados”. Y,contra el socialismo cesariano, contra la razadespreciativa de los grandes duques de laRevolución, contra la idea misma de la Revolucióny los paranoicos que se convierten ensus siervos, viva la humildad o, mejor aún, elespíritu de responsabilidad de quien comprende,como ya lo había dicho en La peste,que hay más cosas “admirables” que “despreciables”en los seres humanos y que, portanto, es posible intentar cambiarlos perosin correr el riesgo, jamás de los jamases, deromperlos. ¿Qué otra cosa dirán, quinceaños más tarde, los nuevos filósofos? ¿Quéotra cosa dice Czelslaw Milosz cuando salede la Polonia comunista, y a quien, por cierto,Camus es el único que le tiende unamano para ayudarle? Y toda la filosofía delos derechos humanos, el principio mismode una izquierda moderna, desengañada y,por qué no, melancólica, ¿acaso no estánahí y, en parte, fundados ahí?Pero, por desgracia, está también el “paramal”. O, para ser más precisos, está elaspecto metafísico de las cosas, en el que esSartre quien toma la delantera y Camus, porconsiguiente, quien se queda atrás. Hay untexto de Kojève —otro de esos coetáneosfundamentales con los que lleva a cabo durantetoda su vida, y quizá más que conSartre, un auténtico diálogo silencioso—,que es contemporáneo de las Bodas, porqueestá en la Introduction à la lecture de Hegel,y que dice que, en el fondo, no existen másque dos grandes temperamentos filosóficos.Están los filósofos que piensan que la naturalezaes, si no mala, al menos hostil; que elpapel del discurso filosófico es transformaresa hostilidad diciéndole no a la naturaleza;es decir, están los filósofos que se separandel mundo, le declaran una especie de guerray oponen a su orden mudo una palabraque lo domina y, al dominarlo, lo trastoca ylo desmiente. Y están los filósofos que, porel contrario, dicen sí a la naturaleza; estánlas filosofías cuyo principio y fin consiste enbendecirla; hay toda una tradición de pensamientoque asegura que la naturaleza esbuena, muy buena, que es preciso seguirlapara ser feliz y que el ser humano se define,ante todo, por el lugar que ocupa en ella, asícomo por la intensidad del consentimientocon el que la ocupa. No sé en qué pensabaKojève al escribir estas líneas. Pero, para mí,es evidente. El símbolo de la primera actitudes el protestante Jean-Paul Sartre enzarzadoen su cuerpo a cuerpo grandioso, que sabeperdido de antemano, contra el Mal en estemundo. Y el prototipo de la segunda es elbendecidor Albert Camus, con su fe en esa“buena naturaleza” que, al final de El extranjero,tras el diálogo con el capellán, acabapor entrar en Meursault como una “marea”maravillosa y pacífica. Camus el griego. Camusel pagano. Camus que, a veces, diceque no se consuela porque ya no hay Delfosen los que iniciarse. Camus que, a menudo,dice que no acepta en el cristianismo la hipótesisdel pecado original ni, por tanto, delMal radical. Camus que, desde su primertexto, Métaphysique chrétienne et néoplatonisme,dedicado a la relación entre esos dosgrandes “africanos” que son, en su opinión,Plotino y san Agustín, toma partido por elprimero, o, más exactamente, por lo quesubsiste del primero en el segundo. Esta metafísicaes respetable. ¿Pero es la que mejorse ajusta al espíritu de rebelión? ¿Puede unantitotalitarismo coherente no estar en discrepanciacon el Todo? ¿Y no es necesario,para salvar los cuerpos, empezar por distanciarsede este mundo que los atormenta? Sepuede tener la política justa, pero sin la filosofíaque la acompaña. Se puede tener razónsobre el Gulag, pero sin los instrumentosteóricos que permitirían llevar hasta elextremo su visión. He pensado muchas vecesen la pareja Camus-Sartre como unaespecie de águila de dos cabezas en la queuna proporciona a la otra la filosofía que lefaltaba y la otra, a la primera, la política parala que habría podido servir de fundamento.Entonces, ¿es un filósofo para los estudiantesde bachillerato? Ésa es la fastidiosareputación que persigue a Camus, precisamente,desde el anatema lanzado por Sartrey los sartrianos. Pero no me parece que tengafundamento. Porque una cosa es decirque no tiene la filosofía de su política y quees Sartre quien, paradójicamente, disponequizá de esa filosofía, y otra, muy distinta,decir que no tiene ninguna filosofía; y meparece lamentable, en tantos y tantos ignorantesque no tienen ni idea de lo que quieredecir filosofía, la repetición pavloviana delestribillo, que suena como un eterno suplicio,una degradación póstuma, una voluntadde humillar que no ha apagado ni lapropia muerte: “¡Filósofo para los estudiantesde bachillerato! ¡Filósofo para los estudiantesde bachillerato!”. Para empezar,Camus es filósofo de formación. Si no escatedrático, si no hace en Argel las famosasoposiciones que quizá le habrían ganado elrespeto de los señores de la calle de Condé,es porque, roído por la tuberculosis, no puedeobtener el certificado de buena salud quela República, en esa época, exigía a sus futurosprofesores. Y, en cuanto a los conocimientos“de segunda mano”, en cuanto a lasupuesta “superficialidad” de sus lecturas,la honradez más elemental nos obliga a decirdos cosas. Primera: eso es tan poco ciertode él como de Sartre, del que lo mínimo quese puede decir es que él también se sitúa enla categoría de lector pirata, a veces plagiario,que sobrevuela los textos, los inspecciona,saca de ellos las armas que necesita, ysolamente ésas, en su prolongada guerra6 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


IDA Y VU<strong>EL</strong>TAImagen de la portada de Ojos que no ven, de José Ángel González Sainz: el fotógrafoDanilo de Marco y su padre, retratados por Amerigo Brecht.Regresos de González SainzPor Antonio Muñoz MolinaEN LAS NOV<strong>EL</strong>AS de José Ángel GonzálezSainz siempre hay un regreso.Volver al mundo, se titulaba laque publicó en 2003, una novelagrande, de hermosa ambición narrativa ypolítica, en la que uno se sumergía poco apoco y en la que se quedaba a vivir durantetodo el tiempo que le durara la lectura.Tenía la densidad y la duración de esashistorias en las que un escritor pone exactamentetodo lo que posee, la enciclopediacifrada de toda su existencia. “La únicapregunta que importa acerca de unlibro”, dice Joyce en Ulysses, “es a quéprofundidad en el alma de quien escribese ha originado”. En esa novela se notabaen seguida la hondura de la que brotabasu caudal, de modo que las muchas sutilezasde su construcción como artificio narrativo—el juego de las voces, las idas yvueltas en el tiempo, el modo gradual enque se iba revelando la historia— importabanmenos en la primera lectura apasionadaque los caracteres y los destinos delos personajes. Uno iba leyendo y no podíadejar de hacerlo y lo que quería erasaber más y comprender, y había momentosen los que la tensión se volvía tanirrespirable como si uno mismo se hubieravisto atrapado en los actos de aquellosseres en los que la intoxicación ideológicahabía sido el preludio para la ceguera y elcrimen. La severidad política y moral dela novela era el fondo contra el que sedesplegaba una rica invocación de la terrenalidaddel mundo visible, de la naturalezaintacta y los paisajes campesinoscreados por el trabajo humano, abandonadosluego, revertidos poco a poco a unestado de desolación que es el de la inmensidaddeshabitada de la España rural.El trabajo del novelista, como el dellector, consiste en ponerse en la piel deseres desconocidos y probablemente imaginariosque sin embargo son sus semejantes,pero hay experiencias que no puedeninventarse, o que sólo se transmitencon una vibración de verdad si uno las havivido en su propia carne. Basta leer ciertasfechas y ciertos nombres de lugaresen la solapa de los libros para adivinaruna biografía. González Sainz nació en1956, en Soria; estudió en Barcelona yMadrid; lleva veinte años viviendo en Italia.Pertenece a la generación de los queconocimos todavía un país pobre, atrasadoy agrario, en el que las palabras quenombraban las cosas y los trabajos conlos que los hombres y las mujeres se ganabandifícilmente la vida estaban ancladosa la tierra y al orden arcaico de las estaciones.De haber nacido sólo unos años despuéssus recuerdos serían completamentedistintos; si hubiera nacido unos pocosaños antes, no habría tenido la oportunidadde estudiar y por lo tanto de salir delhorizonte estrecho pero también protectoren el que sus mayores habían vividocon esfuerzo y sin queja, con una oscuravoluntad de resistir a las adversidades.El estallido biológico de la primerajuventud fue para él exactamente simultáneocon el de las libertades políticas ylos grandes vendavales ideológicos queagitaban las universidades hacia la mitadde los setenta, y que eran el resultadode la muerte del general Franco perotambién la resonancia tardía del 68 europeoy americano. De pronto todo era tannuevo que el mundo de los orígenes casidaba vergüenza por su atraso. En unpaís donde nunca hay grandes distancias,los pocos cientos de kilómetros quecomo máximo separaban las capitalesuniversitarias de los pueblos a los queuno volvía con tanta desgana para lasvacaciones se convertían en un viaje apesadumbradoen el tiempo, hecho porigual de hostilidad y de culpa. En el deseode poner tierra por medio había sinembargo matices incómodos de vulnerabilidada la añoranza que eran comoanticipos de la melancolía sin remedioque habrían de llegar con la concienciaverdadera del paso del tiempo y de suacción devastadora sobre los seres queridosy los lugares de la memoria.De la potestad de destrucción quetraía consigo lo radicalmente nuevo muchosnos dimos cuenta cuando ya erademasiado tarde. Las drogas y las ideologíasvinieron como promesas subyugadorasde una libertad más allá de cualquierlímite y dejaron anchas zonas desombra sembradas de cadáveres o habitadaspor muertos vivientes, o por monstruosque algunas veces, aunque ya nomiraran igual, tenían los rasgos de personasconocidas.En Europa, en los años ochenta, loscriminales alucinados de las Brigadas Rojaso de la llamada Fracción del EjércitoRojo estaban muertos hacía tiempo oencerrados en las cárceles, marcados‘Volver al mundo’era, en el fondo, unanovela de miedo,una novela gótica dehechiceros y monstruosTambién hay monstruosen ‘Ojos que no ven’.Es una crónica de cosasatroces que sucedentodavía en nuestro paíspor la ignominia pública. En España,hasta casi ayer mismo, sus semejantesmataban más que nunca y recibían, enel País Vasco, el cariño incondicional defamiliares y vecinos, la abierta aprobacióno la indulgencia política, incluso labendición eclesial.En Volver al mundo González Sainzcontó las historias de la generación quehabía creído liberarse del pasado y abrazabatan fanáticamente lo nuevo que sedejó seducir por el brillo intelectual delcrimen como herramienta necesaria enla consecución del paraíso. Era, en el fondo,una novela de miedo, una novela góticade hechiceros y monstruos, los monstruosque han sido personas normales,los hechiceros intelectuales que seducena otros para despojarlos de su humanidady convertirlos en verdugos.También hay monstruos en la novelamás reciente de González Sainz, Ojos queno ven; monstruos humanos que matanen nombre del pueblo o de la patria yotros que no matan pero acusan, aprueban,vuelven la cabeza, miran a otra parte;y pájaros carroñeros de picos fuertes ygrandes garras que despedazan los cadáveresmientras otros más débiles esperansu turno para devorar las partes blandas,las vísceras y los ojos. La novela es unacrónica de cosas atroces que suceden todavíaen nuestro país —el terrorismo ylas complicidades que lo alimentan— ytambién una fábula de intensidad primitiva,la del hombre que vuelve al cabo demucho tiempo a los lugares de su infanciay la del padre que ve crecer a su hijo yconvertirse en un extraño y en un enemigoy descubre que el monstruo más temiblees el que ha engendrado uno mismo.Volver al mundo tenía la amplitud deesas novelas que según Balzac aspiran acompetir con el registro civil; Ojos que noven adopta la disciplina inversa, que estal vez más exigente, la distancia ceñidade la novela corta, que abarca igual tiemposy vidas, pero comprimiendo el relatoen lugar de dejándose llevar por él. En lanovela larga se vive como en una casadurante muchos días. La novela corta,como el poema y el relato, como unaobra musical, obtiene su efecto de la unidadde lectura. Los días se concentran enhoras. Dura como un viaje. En ningunaotra forma narrativa es más poderosa lamaestría. Termino Ojos que no ven en uncierto estado de sonambulismo y regresoa la primera página para fijarme con máscuidado en su meticulosa construcción.Me acuerdo siempre de Cyril Connolly:literatura es algo que ha de ser leído almenos dos veces. Ojos que no ven. José Ángel González Sainz. Anagrama.Barcelona, 2009. 160 páginas. 15 euros.Volver al mundo. Anagrama, 2003.8 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


LOS LIBROS DE LA SEMANAHistoria de una psicosis colectivaSaul Friedländer, maestro de la narración y el análisis histórico y cuyos padres murieron en Auschwitz, traza un relatosobrecogedor de la persecución y el genocidio de los judíos por el nazismo y la indiferencia europea entre 1933 y 1945El Tercer Reich y los judíos(1933-1939). Los años de persecuciónEl Tercer Reich y los judíos(1939-1945). Los años del exterminioSaul FriedländerTraducción de Ana HerreraGalaxia Gutenberg / Círculo de LectoresBarcelona, 2009. 610 y 1.136 páginas29 y 39 eurosPor Luis Fernando Moreno ClarosESTA MONUMENTAL obra historiográfica quepresentan Galaxia y Círculo, editada conesmero y traducida con excelencia, narracon detalle el acoso y exterminio de losjudíos europeos por el régimen de Hitler ysus Estados satélites entre los años 1933 y1945; si algo sobrevivió al Holocaustofueron los testimonios delas víctimas y las pruebas documentalesde los verdugos. SaulFriedländer (Praga, 1932), judíocuyos padres murieron en Auschwitz,en la actualidad catedráticode Historia en Los Ángeles,lleva décadas investigando el Genocidiopor antonomasia. En Españacontamos con otros librossuyos: ¿Por qué el Holocausto? (Gedisa)y Pío XII y el III Reich (Península).Friedländer es un maestrode la narración y el análisis histórico,de ahí que los dos tomos quereseñamos absorban y atrapen allector desde la primera página, dejándoloestupefacto con la descripciónde unos hechos que inclusosiendo conocidos han de sobrecogerlo.Friedländer tambiénplantea preguntas: ¿qué juego deominosas voluntades, azares ycircunstancias condujeron a másde seis millones de personas a lamuerte? ¿Cómo actuó Europafrente a Hitler y sus planes genocidas?¿Hasta qué punto el odio ancestralhacia los judíos, nunca extinguidoen nuestro continente,contribuyó a la tragedia?Las respuestas se hallan en estosdos tomos imprescindibles (publicadosen inglés en 1997 y 2007),con los que Friedländer amplía laobra de prestigiosos historiadoresdel Holocausto, como Poliakov oHilberg. Toda la inusitada crueldadde lo acontecido lo recoge estaobra: desde el ascenso de Hitler alpoder y el inicio de la segregaciónracial de los judíos alemanes hastael desenlace final: el casi absolutoexterminio de la “raza maldita” en Europa,no sólo en los “campos de la muerte”, sinotambién en los masivos pogromos auspiciadospor los nazis y perpetrados, a menudoPrisioneros del campo de Buchenwald fotografiados tras su liberación en 1945. Foto: AFP / Getty Imagescon entusiasmo, por ciertos sectores de lapoblación local de países tales como Polonia,Ucrania, Lituania o Rumania.El primer volumen describe los primerosaños de la humillación colectiva de losciudadanos judíos en el Tercer Reich, cuandoel Estado racista de Hitler condenó a lamiseria a miles de familias judías que, esquilmadasde todas las formas posibles, terminanpor vagar de frontera en frontera enuna Europa cuyos países más poderosos(también Inglaterra y Suiza) cerraron suspuertas a los inmigrantes extranjeros.Friedländer narra los pasos del macabroproceso alemán de acoso al judío: desde lapromulgación de las leyes raciales de Núremberghasta la Kristallnacht, el primerpogromo serio en el que ardieron sinagogas,miles de negocios judíos fueron destrozadosy cerca de cien personas de la “razaimpura” murieron “ajusticiadas” por el“pueblo” inflamado de “justa ira” por lamuerte de un gerifalte nazi en París, tiroteadopor un chico judío desesperado. El librotermina con una célebre reunión de jerarcasnazis en la que, animados por su odioracial, se las ingeniaron para dictar leyesantijudías cada vez más humillantes; tantose ensañaron que el orondo ministroGöring observó: “No me gustaría ser judíoen Alemania”.El segundo tomo (Premio Pulitzer 2008)detalla el desarrollo del exterminio fáctico,explícito en media Europa, dando voz avíctimas y verdugos: los diarios de particulares,entre ellos los más conocidos deViktor Klemperer, Ana Frank o Mijaíl Sebastian,aportan sentimientos y reacciones; recreancon viveza un marco de horror sinprecedentes. La narración de las ejecucionesperpetradas por los Einsatzgruppen enEuropa del Este llena al lector de indignacióny repugnancia, tanta como los recuerdosde los campos de exterminio: los viajesinfernales en los vagones de ganado, la selección,las engañosas duchas, los cuerposdesnudos hacinados; todo ello, teñidodel atroz sufrimiento de lasvíctimas y la anormal ponzoña sádicade los asesinos. Recuerdosque, reunidos aquí, constituyenuna verdadera enciclopedia del horrorcriminal, testimonio del procederantihumano del que es capazel hombre.Aparte de plasmar los crudoshechos de la humillación y el asesinatomasivo, Friedländer describela atmósfera social y políticareinante en aquella Europa delHolocausto, cuando varios paísesabrazaban el fascismo. De los crímenesen sí fueron culpables losnazis y demás matarifes colaboradores,por supuesto, pero debe tenerseen cuenta que la tragediahalló un fértil caldo de cultivo enel odio ancestral a los judíos, dominanteen una Europa que desdehacía poco menos de dos siglosaceptaba su emancipación.Atenazada por el miedo al bolchevismo,decepcionada del liberalismo,sometida a la demagogiade las derechas radicales, vio conindiferencia la persecución y elacoso de sus ciudadanos judíos.Friedländer es claro: la mayoríade los alemanes primero y de loseuropeos después miró haciaotro lado mientras se gestaba elgenocidio. Las reacciones llegarontarde. Una Europa torpona ysemidormida, domeñada por unatradición cristiana mojigata y ciegaque hasta aceptaba la idea deuna “conspiración judía internacional”,favoreció la psicosis colectivaque afectó en diversos gradosal más culto de los continentes,revelando la ferocidad de sus demoniosinteriores; pocas naciones de Europa sesalvaron de llevar sobre su conciencia sangrejudía derramada. Lazos funestosEl pacto de los asesinosMax GalloTraducción de W. Carlos LozanoAlianza. Madrid, 2009464 páginas. 19,50 eurosPor Jesús FerreroLA VIDA DE MAX GALLO representa un viajelento y zigzagueante de la izquierda a la derecha,casi a la par que sus libros. Nacido enNiza en 1932 e hijo de emigrantes italianos,fue miembro del Partido Comunista hasta1956, y permaneció fiel a la izquierda hastalos años noventa, época en que abandona elPartido Socialista para fundar el Mouvementdes Citoyens. Desde 2007 apoya claramentea Sarkozy tras haber apostado por el“no” en el referéndum sobre el tratado constitucionaleuropeo de 2005. Estos datos biográficospueden servir de introducción a sunovela El pacto de los asesinos, publicada enFrancia el año pasado. La novela entraríadentro del género, acuñado por el autor, de“novela-historia”, que consistiría en una narracióntejida con los datos objetivos de lahistoria y los datos subjetivos de los sentimientosy las vivencias personales (nadanuevo, por supuesto). Y ahora cabe preguntarsequé cuenta más en El pacto de los asesinos,¿la memoria histórica o el odio casi absolutoque Gallo le ha ido cogiendo a laizquierda? El pacto de los asesinos es un empeñocasi heroico de hermanar el nazismo yel comunismo, que habrían llegado a formasde aniquilación muy parecidas, por nodecir idénticas. Casi se puede decir que nohay otro objetivo en la novela: el narradorestá totalmente empecinado en igualar nazismoy comunismo. Al mismo tiempo entonaun canto egregio a la aristocracia, quesegún se desprende de la novela es la únicaclase social verdaderamente elegante, en todoslos aspectos. No es el único autor francésque en los últimos tiempos ha emprendidoel camino hacia la noblesse. Pero que nose engañe el lector pensando que aquí se vaa encontrar con algo parecido a un panfleto.Gallo es un novelista muy experimentado ytodo un “artesano” de la novela histórica,más poderoso que Druon y más vitalista, ycoge además como punto de referencia fundamentalel magnífico libro de Margaret Buber-Neumann(nuera del filósofo Martin Buber)que lleva por título Prisionera de Hitlery Stalin. Basándose en la vida y los hechosde Margaret Buber, Gallo construye el personajede Julia Garelli: una aristócrata venecianade ideología marxista y bastante activasexualmente, con la que viajamos por Alemania,Italia y Rusia, las cárceles, los camposde concentración, y los hoteles de Moscú.Los capítulos ambientados en el hotelLux en la época más dura del estalinismo notienen desperdicio, y transportan al lector aun mundo de nervios tensos como cables;también merecen la pena los referidos alpacto entre Hitler y Stalin, que viene a ser enla novela el verdadero y definitivo pacto deasesinos. Mas no conviene olvidar que esosy otros ambientes aparecen ya en el libro deMargaret Buber, del que la novela de Galloes ampliamente tributaria. <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 9


LIBROS / Narrativa, Ensayo y PoesíaJuan Negrín, en un homenaje a las Brigadas Internacionales en Tarragona en 1938. Foto: EFE / Juan GuzmánDesastroso finalde la guerra perdidaEl desplome de la RepúblicaÁngel Viñasy Fernando Hernández SánchezCrítica. Barcelona, 2009681 páginas. 35 eurosPor Santos JuliáENSAYO. CUANDO PUBLICÓ El honor de laRepública, Ángel Viñas culminaba laproeza de reescribir la historia de la GuerraCivil española, especialmente en sualcance internacional, sobre una montañade nueva documentación, procedenteen gran medida de archivos rusos. Lasoledad, el escudo, el honor constituyenuna trilogía sin parangón posible entrela multitud de libros sobre la guerra publicadosen las últimas décadas. Pero, enpermanente debate con los actores e historiadoresdel drama, Viñas ha unidoahora su trabajo al de Fernando Hernándezpara retornar a las últimas semanasde la guerra, con particular atención a lapolítica de Negrín y del Partido Comunista.La trilogía se convierte, pues, en tetralogía:un esfuerzo descomunal de acopiode materiales que proyectan nueva luzsobre la República en guerra.Ocasión de este volumen es un documentoque los autores presentan —endos versiones, modernizada, la impresa, yliteral, en CD— como una de las piezasmás espectaculares de los largos años dedicadosa exhumar papeles de archivo: elprimer informe del PCE sobre las causasde la derrota, dirigido a Stalin en el veranode 1939. Pero si ésa es la ocasión, los propósitosson otros: triturar con gran desplieguede evidencias empíricas las versionespro franquistas sobre el fin de la guerra,denunciar las que llaman azañistas y casadistas,mostrar comprensión por la del generalRojo y reivindicar la política de resistenciade Negrín y del PCE. Un lenguajecondenatorio, exculpatorio o laudatorio,como de militantes de una causa o juecesen una sentencia, va salpicando la minuciosareconstrucción, propia del historiador,del desplome republicano, con lospotentes focos de la nueva documentaciónproyectados día a día sobre los principalespersonajes del drama, con vueltas yrevueltas que afectan, no siempre parabien, a la estructura de la trama.Documentado de manera abrumadoraque Negrín no fue un títere de los soviéticosy que los comunistas no controlaronel ejército, quedaba por ahondar en lasrazones de la resistencia cuando la mayoríade mandos militares, comenzando porRojo, no vieron otra posibilidad que levantarbandera blanca de rendición. Si el PCy el ejército fueron las principales fuerzassobre las que Negrín sostuvo su estrategiadesde 1937, de la manifiesta opción de losmandos militares por una rápida entregade las armas tras la caída de Cataluñapudo haber deducido el presidente delGobierno la urgencia de terminar a la guerra.No la dedujo; o mejor, no vio la manerade poner fin a una guerra perdida: suerror no consistió en jugar “en solitario,sin desvelar sus cartas a nadie”; su error,o su tragedia, fue que se quedó solo, sinninguna carta que jugar y sin nadie conquien jugarla. Al cabo, también él abandonóantes del derrumbe, el 6 de marzo,mientras los comunistas, desorientados,sucumbían en Madrid ante las fuerzas deCasado, sostenido por republicanos, socialistasy anarquistas.El desplome se produjo así en las peorescondiciones posibles, tras una guerracivil dentro de la guerra civil, como definióMorla Lynch aquellos días de marzo.Y éste, el desastroso final de una guerrados meses antes perdida, fue duranteaños el motivo de las polémicas en el exilio:¿era posible, tras la pérdida de Barcelona,“sin haber sido defendida” —incisosuprimido en la versión modernizada delinforme del PCE—, mantener una políticade resistencia, aunque sólo fuera con elpropósito de escalonar la retirada con vistasa una rendición negociada? ¿Cómosostener un repliegue y abrir una negociaciónsi Rojo, jefe del Estado Mayor, seniega a obedecer la orden de regresar aEspaña; si Francia y el Reino Unido reconocenal Gobierno de Burgos, si horasdespués Azaña dimite de la presidenciade la República, si la flota se rebela, siCasado actúa por su cuenta, si Besteiro sesuma a la facción, si Miaja preside el Consejode Defensa?Son cuestiones imposibles de zanjarde una vez por todas: tan plausible esafirmar que todo eso ocurrió porque Negrínse empecinó en su retórica de resistenciacomo atribuir a una conspiraciónde “embusteros” y “traidores” que Negrínno pudiera jugar unas cartas que se habríaguardado para sí. En cualquier caso,además de “rescatar” a Negrín y hacerjusticia al PCE, no habría sido superfluoun acercamiento menos agresivo y mássensible a la tragedia de quienes, tras dosaños y medio de servicio a la República,destrozados los espejismos de varias batallasdecisivas que iban a cambiar el cursode la guerra, decidieron que había sonadola hora de ponerle fin. Dictaminar quien“queda bien”, quien no queda tan bien oquien queda francamente mal, parecemás propio de las disputas del exilio quedel trabajo de unos historiadores que, alexhumar textos fundamentales y documentarlos hechos, han realizado una contribuciónsustancial a la historia de losúltimos días de la República española. Un sombrero lleno de cerezas.Una sagaOriana FallaciTraducción de Isabel PrietoLa Esfera de los Libros. Madrid, 2009840 páginas. 24,90 eurosNARRATIVA. ORIANA FALLACI (Florencia1929-2006) era una vieja gloria del periodismointernacional, pura mitología aparcadaen la historia, cuando el mundo se vinoabajo el 11 de septiembre de 2001. Fallaci,enferma de un cáncer de mama entonces,y residente en Manhattan, se vio sacudidaen carne propia por aquel atentado sobrecogedorque dejó el mundo en suspensodurante un largo tiempo. Ella, resuelta, valerosa,sin pelos en la lengua, no lo dudó uninstante, se sentó a escribir un largo artículoque, en las antípodas de las buenas palabrasoficiales y los paños calientes aplicadospor políticos, intelectuales y periodistas engeneral, ponía el dedo en la llaga y arremetíacontra el terrorismo de matriz islamista.Así nació La rabia y el orgullo, del que sehan vendido sólo en Italia 1,5 millones decopias, que dio nuevo brillo a la escritora.Fue una especie de “canto del cisne”, dequien durante décadas fue una de las mujeresmás famosas del periodismo. Estepreámbulo sirve para entender el porquéde la publicación póstuma de Un sombrerolleno de cerezas, la saga inconclusa con lacual Fallaci hizo su incursión en la novelahistórica, con el pretexto de reconstruir lavida de sus antepasados. Al libro le dedicótiempo y esfuerzo. Incluso recurrió al legadoconservado por la familia, como buenaitaliana. El resultado es un relato desigual,a ratos puramente histórico, a ratos puraficción, en el que Fallaci, al hilo de lasperipecias de sus antepasados, pasa revistaa un largo periodo de la historia deItalia, como desde mediados del sigloXVIII hasta finales del XIX. Sólo su muerte,ocurrida el 15 de septiembre de 2006, explicala omisión de la última y más sabrosaparte de la saga, la que hubiera dedicadoa sus abuelos y padres, antifascistaspara más señas, como la propia batalladoraOriana. Lástima que al sombrero encuestión le sobren no pocas cerezas añejasy le falten algunas de temporada, aunquelos incondicionales de Fallaci no lolamentarán. Lola GalánLobosDonato CarrisiTraducción de Manuel ManzanoPlaneta. Barcelona, 2009426 páginas. 21 eurosNARRATIVA. HUBO UNA vez un sádico asesinode niñas en un país impreciso o imaginario,hoy mismo. Ésta es la historia quecuenta Lobos (Il suggeritore, es decir, Elapuntador), de Donato Carrisi. Han encontradoun cementerio de brazos cortados, yla vorágine de crímenes absorberá al lectortanto como a los investigadores: Mila,bloqueada sentimentalmente por una innombrableexperiencia infantil, masoquistay experta en desapariciones, y Goran, elmejor criminólogo, antropólogo del asesinatoen cadena. Los secunda un pantanosoequipo de policías. Carrisi conoce profesionalmentela criminología e instruyeentretenidamente a sus lectores a propósitode autopsias y medios para extraer huellas.Ahora sé que el escenario de un crimenes un jeroglífico de la personalidaddel homicida. Los malvados, quizá porqueson débiles, fuman, demuestran una innegableconexión entre nicotina y delito, ypueden esconderse bajo la apariencia deun agente comercial o un multimillonario.Los peores se confunden con la normalidad.Cada crimen que cuenta Carrisi alimentala comunicación entre el criminal ysus perseguidores, y atiza el interés y laemoción del público, en vilo siempre. Setrata de una competición contra el tiempo:una niña se desangra a la espera de serrescatada. Si muere, la habrá matado laincompetencia policial. El teleconcurso yel videojuego son hoy los modelos de lanovela de evasión de masas, pero DonatoCarrisi también conoce a los maestros delencantamiento narrativo, y en Lobos resuenanecos de aquel Hannibal, que, asesinando,desenmascaraba monstruos peoresque él, o de la niña torturada y atada auna cama de Larsson, o, incluso, en unainversión diabólica, del detective de Borgesque desentrañaba enigmas criminalesdesde una celda. Justo NavarroEl libro cerradoJette A. KaarsbølTraducción de Ana Sofía Pascual PapeLumen. Barcelona, 2009587 páginas. 22 eurosNARRATIVA. AMBIENTADA EN <strong>EL</strong> COPENHAGUEde finales del siglo XIX, esta novela proyectauna mirada cruda sobre esa batalla íntimaque las mujeres nórdicas debieron librar ensus hogares antes de conquistar el espaciopúblico y convertirse en el referente mundialde la liberación femenina. Lejos de aparecercomo una heroína, la protagonista esuna suerte de mutilada emocional, indefensapero también rencorosa, una víctimacruel que acabará sus días ahogada en elresentimiento y la soledad más absoluta.Ése será el precio de haberse dejado guiarpor sus sentimientos al rechazar a su prometidopara casarse con un joven demasiadoperfecto, tan lleno de virtudes como de secretos,un catedrático y ginecólogo liberalque se codea con los principales intelectualesde la época. La autora le hace amigoíntimo nada más y nada menos que deGeorg Brandes, a quien por cierto presentacomo un misógino encubierto en un ataquedemasiado radical contra una figura progresistaclave para la cultura danesa. Esta incorporaciónde personajes del imaginario local,reales o ficticios, le permiten anclar el textoa la realidad histórica, y también dejan entreveruna posición ideológica con repercusionesestéticas. Nadie dice que en el siglo XXIno se deba escribir una novela con el estilodel XIX, pero ni la precisión descriptiva ni laperfección técnica de los diálogos compensanlos patinazos hacia el melodrama. Todavíamás incoherente es la inserción deguiños supuestamente modernos para dotarde dinamismo y suspense a una tramalarga. Se descubre que nada es improvisadoni inocente cuando surgen las dudas másserias. Porque si bien es admisible que laempatía demostrada hacia la mujer se logrea costa de caricaturizar al hombre, no lo esmenos el tratamiento sesgado de la homosexualidad:hace que una novela que hubierasido rompedora en los tiempos en que seambienta pueda resultar, hoy en día, ambiguay retrógrada. Sergio Rodríguez Prieto10 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


El perseguidorJulio CortázarIlustraciones de José MuñozLibros del Zorro Rojo. Barcelona, 200995 paginas. 19 eurosNARRATIVA. ES CASI UN TÓPICO vincular enla obra de Julio Cortázar el empeño inventivocon el ejercicio lúdico. El juegotrascendente, el mecanismo a lo Lewis Carrollque nos instala en un abrir y cerrar deojos en un territorio inesperado. Obsérvesetodo lo terrible, lo ignominioso que se escondedetrás de una simple fotografía en elcuento Las babas del diablo. O el abanico deinterpretaciones, desde las estrictamente literariashasta sociopolíticas, a que condujoLa casa tomada. Así opera la imaginación deCortázar. En permanente litigio con la realidadcartesiana. En medio de ello, sin embargo,se alza un texto suyo que parece escapara esa lógica ilógica. Me refiero a El perseguidor,cuento que publicó el escritor argentino(un argentino, por cierto, que nació enGinebra y murió en París) en 1959. Es decir,cuatro años después de la muerte de CharlyParker, el modelo artístico, existencial y poéticoque encarna el Johnny Carter del célebrerelato. Aquí no hay el vuelco onírico quecaracteriza a la mayor parte de su produccióncuentística.El perseguidor es como una confesión.Por supuesto no del autor, pero sí de sunarrador, Bruno, el crítico musical que lopersigue, que persigue a ese perseguidorde metas insondables que es el saxofonista.Bruno, tratando de alcanzar al Johnnyverdadero, no al que se esconde detrás delos escándalos, detrás de la heroína, sino alque es capaz de improvisar un milagro musical.Entregado a esa búsqueda, Brunonos habla de sí mismo. Pero el pensamientode Julio Cortázar está también en la pieza.Cuando se opina de los desórdenes delalma, del jazz de los años cincuenta antesde Charly Parker.Sugiero al lector la lectura o relectura deeste cuento. Y en especial en esta edición.Las voces conmovedoras que lo pueblanilustradas con los dibujos de José Muñoz. Sutrazo hiperbólico, transcribiendo tan exactamentela tristeza y las noches de alcoholy notas imposibles de Jonnhy (o de Charly).J. Ernesto Ayala-DipEl ingenioso hidalgoDon Quijote de la ManchaMiguel de CervantesEdición facsímil (dos tomos)J de J. Madrid, 2009646 / 656 páginas. 39,90 eurosNARRATIVA. ES UNA LUJOSA EDICIÓN en dosvolúmenes alojados en una caja de cartónpara su mejor conservación. Es el facsímilde una edición del Quijote elogiada por elprestigioso bibliófilo Luis Bardón que fueimpresa en Barcelona por Antonio Bergnesen 1840. Era el tiempo en que la obra deCervantes iba creciendo velozmente en prestigioy era estudiado con gran seriedad. Laedición es deudora, como todas las de suépoca, de la que hizo la Real Academia Españolaa finales del siglo XVIII y contribuyócon brillantez a la gran difusión que disfrutóla obra inmortal. Antes de que en el mismosiglo XIX alumbrara la importante ediciónrealizada por Hartzenbusch y la más célebreilustrada con las grandes láminas de Doré.El impresor Bergnes, al que Francisco Ricocalifica de “refinado”, quiso hacer algoparecido a la gran edición parisiense de tresaños antes. Para ello, un ilustrador anónimoprodujo las 800 láminas con las que es “adornada”imitando las ilustraciones de aquellaedición hechas por Tony Johannot, célebrePoesía verbal y visualHaikus clásicosVarios autoresEdición de Tom LowensteinTraducción de Remedios DiéguezBlume. Barcelona, 2009176 páginas. 14,90 eurosPor Ángel RupérezCUATRO GRANDES ESCRITORES de haikusse reúnen en este libro precioso, y acual más sutil y penetrante, encandiladory emocionante,ademásde genuinamentepoético. Enese universo dearte caben lospoemas de estospoetas japoneses:Basho, Buson,Issa y Shiki,desde el sigloXVII hasta comienzosdel XX.En un interludioque recorre todaslas estaciones,aparecencomposicionesde otros poetas,menos conocidos,pero no menosatractivos.Además, a lospoema les acompañauna sinfoníafotográficaque no está a lazaga de los poemasverbales.Poesía verbalmás poesía visual:eso es loImagen del libro Haikus clásicos.que el lector se encontrará en estelibro. Pero, aun si no hubiera esa cataratade fotos a cual más fortalecedoradel sentido poético de lo real, pocoimportaría porque los mejores haikusson verdaderas poesías visuales, puestoque siempre, inapelablemente,apresan un momento de la existenciadibujante que algunos comentaristas hancomparado con Goya, y se conservaron, aunquesin citarlo en ningún momento, el prólogoy las notas del hispanista Louis Viardotque enaltecían la edición de París. Esas notasmuestran buenos conocimientos sobreCervantes y su obra e informan sobre cuestionesculturales externas al texto pero relacionadascon él: personajes caballerescos,explicaciones geográficas y apuntes históricos.He de decir que da gusto tener en lasen la que hay realidades conexassiempre enaltecidas, pero no por lavía de la matraca huera o solemne,sino por la de la austeridad radical, eldesnudamiento más asombroso, laatención más apabullante a lo mínimoesencial de la existencia, en la quese juega verdaderamente la vida. Enlas famosas 17 sílabas obligatorias cabetodo un mundo, y esos poetas se lotomaron muy en serio, y buscaron esedespojamiento para alcanzar visionescerteras de lo que existe y de cómo losojos puedenatrapar en lascosas el significadode nuestravida, que,antes o después,dejará deexistir (ese sentidode la fugacidadhumanatiene asientoen todos ellos,y de la maneramás serena imaginable,contemplanza budistacuya bellezaaturde).¿Pruebas de esteespíritu soberanamentecontemplativo?DiceBasho: “Elcomienzo de todoarte: / unacanción de lasiembra delarroz / en unaregión remota”.Dice Buson: “Enel frío del amanecer,/ la vozde la campana / resuena en el aire”.Dice Issa: “No lloréis, insectos. / Elamor implica separación, / incluso paralos astros”. Y dice Shiki: “La cintaroja de un zueco / abandonada enlos / arrozales invernales”. Pero haymás en este libro: una buenísima introducciónque nos informa de cosasasombrosas de todos estos genios. manos estos volúmenes tanto por el agradabletacto de la portada y las páginas y el pesograve y tamaño razonable de cada uno deellos. La composición de las páginas y laclaridad de la impresión facilitan la lectura,y uno puede disfrutar con los excelentes dibujosque añaden al libro cervantino un sentimientoromántico, frondosidad y misterio,incluso algunos ribetes góticos. A destacartambién los adornos que enaltecen el iniciode los capítulos así como el doble filete queenmarca toda la impresión. Nuestra inmortalobra puede ser leída de muchas manerasy una de ellas es utilizar la copia de unaantigua edición en la que los impresoresactuales han puesto el mismo amor y la mismadedicación que el antiguo editor. Unlibro muy recomendable para regalar en estasfechas. Lluís SatorrasObras Completas I y IIMariano José de LarraEdición de Joan Estruch TobellaCátedra. Madrid, 20091.214 y 1.199 páginas. 83 eurosNARRATIVA. ES DIABLO, es duende, sale a lacalle, “con mi cara infantil y bobalicona”, abuscar al público, a ver qué sea eso y dóndeesté, aunque se escribe, sí, dice, para el público,pero en realidad para uno mismo, dice.Ve, observa, anota, entra y sale de cafés,de billares, de fondas, de teatros, de casas de“castellanos viejos” donde le invitan para sudesgracia a comer —qué desternillante descripcióndel ágape del quiero y no puedo delpobre castellano viejo, ese conocido artículo—.Es un inquietante ir y venir, son apenasdiez años de escribir artículos, pero qué diezaños: es el primer escritor moderno de lacultura española, lo vio así Umbral; tambiénsin duda el primer periodista moderno español,y mejor pagado que nadie. Según Umbral,que le prologó con páginas atinadasuna “antología fugaz” (en cambio, en estecofre de Cátedra está todo el Larra posible,el más completo, mejor periodista español,mediocre poeta, novelista anclado a su tiempo,adaptador teatral de obras francesas, erala costumbre, y entre ellas No más mostrador,que pasa por ser su mejor pieza, y esuna comedia espléndida pero adaptada delfrancés Scribe: todo esto está en este impresionantecofre de Cátedra, y todo trabajado,un millar de notas, por Joan Estruch); segúnUmbral, Larra lo inmoló todo, una novela,un ensayo, un chisme madrileño, por hacerun buen artículo, los suyos. La intencionalidadpolítica de Larra la analiza Estruch, elvalor que él mismo le daba a sus escritostambién se relativiza, pero qué lucidez —yqué constante histórica de los batuecos, losindígenas de este suelo patrio al que llamamosEspaña— cuando se pregunta si no selee en este país porque no se escribe, o no seescribe porque no se lee, y Larra se va ahacer sus investigaciones de campo a la calle,elegante, corto de talla que la disimulacon su característico peinado (Joan Estruch),y pregunta, aquí y allá, al librero, conmelindres de editor, al escritor, al periodista,y anota, anota, y el panorama es desolador,“pobres batuecos”, anota, “la mitad dela gente no lee porque la otra mitad no escribe,y ésta no escribe porque aquélla no lee”.“País incorregible”, escribe en otro texto, yno ceja de buscar materiales para sus artículos—Umbral decía que los vivía antes deescribirlos—, y encuentra extranjeros a losque se les paraliza con el consabido “vuelvausted mañana”, batuecos que se creen en elmejor de los mundos posibles, y contra todoello se revuelve, aunque se le vaya cambiandoel rictus y tienda, a veces, a escudarsetras una máscara de carnaval y, al final, hartode luchar contra molinos de viento queacaso fueran —así lo vieron los del 98, comoun protomártir, casi, de ese país de las Batuecas—los males endémicos de la patria, vinoel pistoletazo, la detonación. Por Dolores Armijo,una mujer. O quizá no. Larra, moderno.Javier GoñiAlfamaVerónica ArandaFundación Centro de Poesía José HierroGetafe, 200980 páginas. 12 eurosPOESÍA. LISBOA ES UNA FORMA de vida y unestado de ánimo. También, como Venecia yNueva York, un capítulo particular dentrode la poesía española contemporánea. Aese capítulo acaba de hacer su contribuciónVerónica Aranda (Madrid, 1982) conAlfama. Siguiendo la estela de sus dos títulosanteriores —Poeta en India (Melibea) yTatuaje (Hiperión), ambos de 2005—, Arandaretoma el tema del viaje para hablar deun lugar hecho a la vez de piedra, agua yliteratura: la capital portuguesa. Con “el lenguajetransparente / que sólo tienen los reciénllegados”, la poeta recorre la geografíay la historia lisboetas. De la estación ferroviariade Santa Apolonia a la pessoana carreterade Sintra, pasando por el Chiado, Belémy, por supuesto, el barrio que da títuloal libro, Alfama es una colección de impresionespintadas con trazo claro y teñidas demelancolía. Fogueada en la escritura dehaikus —hay alguna muestra en el libro—,Aranda demuestra una gran destreza paracaptar el instante. El libro vuela cuando lapoeta recurre a su propia biografía y decaealgo cuando los sentimientos —empezandopor la melancolía misma— vienen de laliteratura, es decir, parecen colarse en elpoema por ser literarios a priori. VerónicaAranda, no obstante, maneja bien el oficioy apunta un mundo propio que gana muchocuanto más propio se vuelve. Despuésde tres libros más que dignos, le toca ahoraescribir sin red. Capacidad ha demostradode sobra. J. Rodríguez Marcos<strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 11


LIBROS / EntrevistaEl hombreque regalahistoriasLos cuentos reunidos del venezolanoEdnodio Quintero, creador de un mundo conmitología propia, lo confirman como uno delos autores latinoamericanos más imaginativoPor Carles Geli“El idioma es uninstrumento descuidado;el escritor tiene que rendircuentas no al mercado sinoa Cervantes y a la lengua”“El 90% de laintelectualidad no estácon Chávez, pero es unignorante muy hábil y loiguala todo por lo bajo”UN FUNAMBULISTA actúa en unpueblo; todo el mundo acudeporque saben que, dada la dificultadsuicida, el equilibristacaerá tarde o temprano. Un joven va undía, y otro y otro y otro a verlo y nuncapasa nada; hay peligros, sustos, pero nada;una sola vez, una causa muy de fuerzamayor, y no puede acudir; el funambulistacae, efectivamente. Se lo regalo:escríbalo usted, pero ha de dejar bienclaro que era el que iba cada día quiensostenía al funambulista”. No es frecuenteobsequiar a alguien con un relato…por hacer, pero así de generoso se muestrael venezolano Ednodio Quintero (LasMesitas, Trujillo, 1947). Puede permitirseregalar ideas tan caras visto Combates(Candaya), primera entrega de sus cuentoscompletos que recoge, sin embargo,su producción corta más reciente, la queva entre 1995 y 2000: abundancia de historiasen un paisaje duro que enmarcaun mundo un poco angustiante, casi mitológico,de guerreros y personajes concódigos extraños, susceptibles a la metamorfosisy el antropoformismo, de losque sabemos lo justo gracias a un lenguajetan preciso como breve.Ese punto de inquietante fantasía lodestila el propio Quintero, piel bruñida yojos ligeramente achinados —“me consideromestizo, pero sólo soy un 16% indio,lo calculé”— destinado, como máximaaspiración social en esas latitudes, aser telegrafista rural y hoy una de lasvoces más potentes de su país. “Nací enuna aldea de 500 almas, apartado de todoy donde se llegaba a caballo; no habíaelectricidad ni nada y el imaginario eracasi medieval, del XVI, de cuando llegaronlos descubridores españoles”.La geografía rural era curiosa: “A máspobre, más subían las gentes la montaña”,formula. En su caso, llegó a los 2.600metros de un pueblecito llamado Visún.“Yo leía antes de hablar, más que nadapor silencioso; luego tuve un conflictode adolescencia pero pensaban mis padresque estaba enloqueciendo; yo medecía: ‘No sé qué soy pero soy distinto alos demás’. Y me llevaron a temperar enel campo”. El castigo fue una casa de unpariente con una biblioteca notable quese tradujo en la lectura de Faulkner a los15 años y un “contacto intenso con lonatural, lo vegetal y, sobre todo, lo mineral”.Y quizá por eso, quien quería seringeniero civil de vocación —“esos deconstruir puentes y carreteras”— acabópor error —“me equivoqué de verdad almatricularme”— en la de forestal, lo quele permitió recorrerse casi todos los bosquesde la Amazonia y de Costa de Marfil,que pueden vislumbrarse como atrezzoen, entre otras, su primera y elogiadanovela, La danza del jaguar (1991).¿Si en parte explica una geografía, explicatambién esa infancia unos personajes?“Si hay algo de mitología, si acaso esgriega, pero mis mitologías son inventadas,son rituales o cosas totalmente imaginadaso que lo parecen; la imaginaciónes la premisa básica de la escritura;no tengo nada contra el realismo, perolo mío es la imaginación al servicio de lanada”. Y en esa línea cita sobre todo aKafka (“La transformación me dio pesadillas”),Borges y Cortázar, influjos que apartir de los relatos de El corazón ajeno(2000) desaparecieron. Ardua labor. “Laescritura es una moledora de todo: unescritor, en su fase inicial, siempre es laimitación de otro autor precedente o desus padres hasta encontrar un mundo,una voz…”. Por eso se ha dicho de Quinteroque es un explorador impune: “Elidioma es un instrumento descuidadopor todo el mundo; el escritor tiene quedarle cuentas no al mercado sino a Cervantesy a la propia lengua, ayudar acrear un idioma, con un léxico propio yconstrucciones de forma particular…”.¿Un estilo? “No, va más allá lo que quierodecir… Y después, morirse: mi pactofáustico sería ése”.En esos cuentos que parecen sueños(“muchos provienen de él, como el relato‘Caza’: los recuerdo al despertar; otras vecestengo ensoñaciones estando despiertoy sólo reacciono haciéndome sonar losdedos de los pies”) abundan guerreros decódigos extraños, heridos física y mentalmente.Casi un ejército al final. “Detestola violencia, no discuto y ni por llevar, nollevo ni cortaúñas, pero la existencia esuna guerra; el mundo es hostil; no profesoreligión alguna pero existen diosesque se meten en tu vida; buenos y malos;en fin, la existencia es una mala batalla alibrar”. Y también caen mucho, ya enagujeros exteriores o en los más hondosde uno mismo, como explicita el relato‘La caída’. “Soy un jinete amniótico: estandoembarazada, mi madre se cayó delcaballo y yo recuerdo que me agarré delcordón umbilical como un mono de unaliana: esa imagen me ha perseguido muchotiempo”.Pero los personajes de Quintero no sedan por vencidos ni en los peores contextos(“incluso en mis correos utilizo lacoletilla: ‘No nos rendimos’; sólo hayuna vida”), hablan mucho consigo mismos,en primera persona, y hasta con suálter ego: “He llegado a la conclusión deque esa voz es fruto de lo solitario quehe vivido; si tengo problemas, aún hoyme hablo en voz alta; yo viajo autárquico”.¿Y puede ser que sufran de una especiede ceguera? “El ojo humano estáhecho para ver ciertas cosas, no está preparadopara verlo todo de la realidad,como las energías que nos rodean”. Ydice que la reflexión le lleva a pensar enel relato ‘El hombre caja’, donde el personajedecide vivir dentro de una caja en laque mira el mundo sólo a partir de unapequeña hendidura practicada para ver.El relato es del japonés Kobe Abe, queQuintero cita, junto a Banana Yoshimoto,como buen japonólogo que es y trasvivir en el país un año: “Lo japonés sintonizacon mi manera de ser: el respetopor el otro, la tranquilidad; dicen queson extravagantes y eso es fruto de sulibertad”. ¿Y cómo ve el efecto HarukiMurakami? “Se explica mucho por sumezcolanza entre lo estadounidense y lojaponés y también está la conexión porel lado chamánico”.Es Quintero una voz consolidada—La muerte viaja a caballo (1974); Marianay los comanches (2004)…— de unaliteratura venezolana de la que, desdefuera, apenas llegaron Rómulo Gallegoso Arturo Uslar Pietri y que con el boomlatinoamericano justo sacaron la narizGuillermo Meneses y Adriano GonzálezLeón. “Mi teoría es que, al igual que hacemoscon el petróleo, nos creemos unpaís autosuficiente en casi todo; es unfenómeno muy del siglo XX; también escierto que no hemos tenido exilio y síuna industria editorial correcta”, acota.Pero tampoco hablan de ellos sus vecinosliterarios cuando visitan España.“Eso es por el proceso de balcanizaciónsociocultural de América Latina”, respondey añade dos nombres imprescindibles:Rafael Cadenas en poesía y Victoriade Stefano en narrativa. ¿Y el influjo deun político como Hugo Chávez en la culturavenezolana? “El 90% de la intelectualidadno está con él, pero es un ignorantemuy hábil: las librerías del Estado sonmuy baratas, por ejemplo, pero igualapor abajo: los extranjeros que llegan son,por ejemplo, bolivianos, y se da unaorientación ideológica desde las escuelasnotable”.Dice que ha perdido energía al escri-12 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


El dominio de la tramabir, pero no al leer, a la que ha llegado adedicar “sesiones de 14 horas”; quizápor eso puede citar a Bernardo Atxaga,Enrique Vila-Matas o Ignacio MartínezPisón. Y, por eso, nadie mejor que élpara definir el cuento, unas notas quesaca de una pequeña libreta, como si deuna fórmula se tratara: “Objeto narrativogeométrico —su mecanismo debe respondera una esfera—, preciso —sin ripiosni memeces— y precioso —con unlenguaje muy cuidado”. Debe irse. UnoEdnodio Quintero reúne sus cuentos de 1995 a 2000en Combates, primera entrega de sus cuentos completos.Foto: Carmen Secanellase disculpa por si lo ha entretenido enexceso. “No sufra; nunca llego tarde:siempre pasa algo que hace que esté a lahora por más que no quiera”. ¿Estaráregalando otro cuento? Combates. Ednodio Quintero. Candaya. Barcelona,2009. 336 páginas. 18 euros.La familia MoskatIsaac Bashevis SingerTraducción de Juan José GuillénRBA. Barcelona, 2009800 páginas. 29 eurosPor José María GuelbenzuSIEMPRE HE PENSADO que a casi todas esasnovelas de setecientas páginas para arriba,los llamados “tochos”, se las puedealigerar de unas doscientas sin que lanovela sufra (incluso, en muchos casosde palpitante actualidad, se las puedealigerar de las setecientas). A casi todassí, excepto, con toda seguridad, a las deIsaac Bashevis Singer; y La familia Moskates una perfecta demostración de loque digo. Quien la lea no podrá por menosde quedar admirado y asombradode su capacidad para cruzar decenas dehistorias y personajes sin que sobre nifalte una coma. El secreto de Singer loes a voces; se trata de un narrador enestado puro que se atiene a una normaque sólo son capaces de seguir los maestrosen este arte: opinar poco y mostrarmucho. Valga un ejemplo: “Se sentó enel peldaño de una escalera que estabaapoyada contra las estanterías. Su faldaplisada se extendió como un abanicoabierto”. Cualquiera que siga sus librosverá que contra una evidente escasez derazonamientos y explicaciones, especialmentede orden psicológico, impera lapotencia expresiva de la mirada paramostrar (no digo describir, sino mostrar)la interioridad de los personajes,extrayendo ésta a través de la mirada aexterioridad personal e histórica; Singerpertenece a esa clase de escritores que,donde la gente sólo ve lo obvio, él vesiempre lo distinto.La composición de la escena es detallistaen gentes y cosas y de ahí derivauna pasmosa capacidad para crear unambiente, sea casero o callejero, interioro exterior. Él, por ejemplo, dentrode una gran tradición narrativa realista,recoge muy bien el bullicio de la gente yla ciudad, el movimiento, el escenariopintoresco y las escenas de familia porquetiene el don de captar el colorido dela vida, la variedad de las relaciones humanas,la vibrante contradicción de loscomportamientos. Además, los personajesestán siempre integrados en el escenario,éste es fundamental para ellos:los ampara, los cubre, los explica…La historia de la familia Moskat (y aldecir historia y familia no creo que seanecesario precisar mucho más) se extiendedesde principios del siglo XX hastala entrada de los nazis en Varsovia en1939. La novela es en realidad un granfresco del mundo judío de Varsovia cuyoinmenso valor literario no desmerecedel valor de crónica de una sociedaddestruida y arrasada como es la de losjudíos de Polonia. Encontraremos a todaclase de gente y a gente de todas lasclases sociales y todo ello dentro del conflictoentre antiguos y modernos, entretradición y modernidad que se cuece enel seno de esa sociedad judía empeñadaen una disputa emotiva, y desgarradoratambién, entre los fieles chassidim encerradosen sus prácticas ancestrales y losjóvenes defensores de la modernidad,seguidores o simpatizantes del movimientohaskala que es el movimiento deapertura que intenta secularizar la vidajudía y abrirse al exterior y al que pertenecenlas ideas de socialismo y sionismoque darán lugar al Estado de Israel.La nómina de personajes es muy extensay Singer, que tiene la habilidad demantener las riendas de todos a lo largodel relato, los carga de sentido, ambigüedady personalidad tanto si son principalescomo secundarios. Las historiasamorosas se entrelazan con los líos defamilia y el transcurso de la Historia, yel autor demuestra su formidable autoridada la hora de dar a cada uno su lugar.Abarca muchos espacios y momentospara poner en activo (y en relación) alos personajes; los desplazamientos dela acción son excelentes, muy bien tramadosy enlazados según lo exigen y aun ritmo excelente. Pocas veces la novelarealista ha alcanzado tal dominio dela trama, las situaciones y los personajescomo hace Singer, cuya escritura esuna lección constante de cómo se debede contar una historia: la sensación dedominio del autor sobre sus materialeses contundente. Las figuras dominantes,Asa Bannet, un espiritual, depresivoy desconcertado luchador; el viejo patriarcaMeshulam Moskat; su administradorKoppel —soberbia creación desecundario—; las dos esposas de Asa oel patético y alegre tío Abram, con estarmagníficamente creadas, no opacan atodos los aparentemente segundones,lo que hace de esta novela un prodigiode construcción de un mundo que hastaen sus menores detalles está creado ycuidado con la dedicación de un artesanoy el empuje de un artista.La conciencia judía impregna el libro,pero sería un error pensar que estamosleyendo un libro de temática judía.El poder de esta novela radica ensu universalidad. Como tantas grandesobras basadas en la esencia de la condiciónhumana de nuestros tiempos y detodos los tiempos, no es el lugar, laraza o la creencia lo que las engrandecey provoca nuestra admiración, sinoesa capacidad de penetrar en el corazónde los hombres y las mujeres quenos coloca, a la vez, entre el otro ynosotros, como en un relato al que pertenecemosnecesariamente apenasabierta la primera página. <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 13


LIBROS / Novela negraHenning Mankell ha decidido jubilar en El hombre inquieto a Wallander, a quien encarna Kenneth Branagh en una serie sobre el detective en la BBC.Marlowe y compañíaNo todos los crímenes son novela negra y policiaca de calidad. Entre la abundante ofertadel género destacan los siete libros creados por Chandler sobre el detective Philip Marlowe,en un solo volumen, Mankell, Connelly, Bosch, Nesbo y Holt; además de algunos españolesPor Rosa MoraTENGO 42 AÑOS y mi independenciame ha echado a perder”, dicePhilip Marlowe en El largoadiós (1953), la mejor noveladel mítico detective privado creado porRaymond Chandler.En ella aparecen todos los grandes temasque preocuparon al escritor. La decadenciade la sociedad, la corrupción delas clases privilegiadas y de las fuerzaslegales en connivencia con el gansterismo,la injusticia social que todo ello provoca.El alcohol, algo que Chandler, conuna marcada tendencia a la autodestrucción,vivió de manera terrible. Marlowemide un 1,85, pesa cerca de 90 kilos, fumaen pipa y bebe, no tanto como su creador,desde luego, preferentemente bourbon ygimlet. Vive y trabaja en Los Ángeles (California).Cobra tarifas modestas. No se ocupade divorcios. Tiene un humor devastador.Es insobornable. Se le contrata perono se le compra. En un mundo que no legusta, lucha por mantenerse libre y atenersea sus propios principios.Es un caballero. En El largo adiós, setopa con Terry Lennox, un héroe de laI Guerra Mundial, alcoholizado. Borracho,caído en el suelo, lo recoge, lo lleva a comerhamburguesas, luego, en su casa, le preparahuevos revueltos, café con un poco dewhisky. Sabía que le daría problemas. Laescena se repite. Incluso va a la cárcel porél. Ése es Marlowe. Escéptico, pero muchomenos cínico que Sam Spade (el detectivede Dashiell Hammett, uno de sus maestros).Tiene un humor devastador.Raymond Chandler (Chicago, 1888-LaJolla, California, 1959) empezó a escribirrelatos y novelas cortas para pulps comoBlack Mask o Dime Detective, publicacionesbaratas de gran tirada. Los investigadoresque creó, como Mallory o Dalmas,muestran ya los rasgos de Marlowe, quenació, hace 70 años, en la primera noveladel escritor, El sueño eterno (1939). TodoMarlowe reúne los siete libros sobre el detectivey algún relato. Adiós muñeca (1940),La Ventana alta (1942), La dama del lagoSorpresas(1943). Aquí interrumpió el ciclo, para trabajaren Hollywood, y lo reemprendió seisaños después con La hermana pequeña(1949), El largo adiós y Playback (1958).Las primeras novelas “canibalizan”, comoel autor ha explicado, algunos de susrelatos. Poco a poco abandona, o mejor,supera el estilo hard boiled (duro y en ebullición)de los pulp, el realismo puro y duro.Es más subjetivo, con una visión más romántica,a veces lírica. Marlowe narra lashistorias en primera persona, a partir de ladescripción de los hechos y de los diálogos.Es un héroe irrepetible, que creó una escuelaimpresionante. Dejó el listón muy alto.Stieg Larsson no es, no debería ser, elúnico autor de 2009 en España. La modasueca, la nórdica, causa destrozos. Y no essólo eso, la avalancha de novelas negrocriminalessatura el mercado y puede despistaral lector, porque buenos autores los<strong>EL</strong> POETA CARLOS ZANÓN (Barcelona, 1966)ha sorprendido con una novela sin concesiones,Tarde, mal y nunca, sobre la Barcelonade la crisis, de los barrios saturadosde inmigración, donde no existe el pasadoni el futuro, donde los jóvenes viven colgadosde la droga y del alcohol. Es todo menospolíticamente correcta. Las palabrasinterculturalidad, integración y toleranciano existen.Impar rojo es la segunda novela deÓscar Urra (Madrid, 1970) protagonizadapor el detective privado Julio Cabria,un auténtico huelebraguetas. Un asesinoen serie mata a sus víctimas y les deja unnaipe encima. Recuerda el caso real delasesino del naipe que en 2003 mató enMadrid a seis personas, pero es muchomás. Por ejemplo, la mafia ha llegado a lacapital, tampoco faltan las corruptelas delos curas.Elia Barceló (Alicante, 1957) ha escritouna novela de difícil clasificación, Las largassombras, que cuenta el reencuentrode siete amigas 30 años después. Dos hechosinconfesables del pasado las separó,un suicidio o un asesinato las vuelve aponer en el ojo del huracán. Es el retratopsicológico de unas mujeres que arrastranun secreto y un relato de las miseriasy esperanzas del tardofranquismo. ¿Y quédecir de Juan Madrid (Málaga, 1947) y desus Cuentos completos? Que es un placerleerlos. Reúne toda su narrativa breve, desdeUn trabajo fácil, Jungla, Crónicas delMadrid oscuro y Malos tiempos hasta losinéditos Vidas criminales. Tarde, mal y nunca. Carlos Zanón. SaymonEdiciones. Barcelona, 2009. 280 páginas. 14,50euros. Impar y rojo. Carlos Urra. Salto de Página.Madrid, 2009. 215 páginas. 17 euros. Laslargas sombras. Elia Barceló. Ámbar. Barcelona,2009. 251 páginas. 17 euros. Cuentos completos.Juan Madrid. Ediciones B. Barcelona,2009. 787 páginas. 22 euros.hay. Como Henning Mankell que ha decididojubilar a Wallander. El hombre inquietoes la última protagonizada por el policía.La quinta mujer, que se publicó en Españaen 2000, fue una revelación, innovadora.Mankell nos obligó a consultar el atlas,¿dónde está Escania?, ¿e Ystad? ¿Está muylejos Malmö? Tras ocho novelas y un librode relatos hemos visto cómo ha desmontadonuestras ideas preconcebidas de la Sueciadel bienestar. Su retiro no es una sorpresa,ya lo había anunciado en dos librosanteriores. En La Pirámide reconstruye lavida de Wallander antes de ser policía enYstad. En Antes de que hiele introduce aLinda Wallander como policía siguiendolos pasos de su padre. El hombre inquietoes una historia de despedida. Mankell repasatodas las novelas de la serie. Linda esuna puerta abierta al futuro. Ya veremos.No hay que olvidar el simpático truco deConan Doyle, que mató a Sherlock Holmesen una pelea a muerte con el malvado Moriartyen El problema final y que luego loresucitó tan campante.Y otro que se jubila es John Rebus, elpolicía Ian Rankin, a los 60 años. Real comola vida misma. Esto no pasaba con Marloweni Spade, pero en nuestro tiempo losinvestigadores desaparecen antes que suscreadores. No es agradable perder a amigosliterarios. Como Mankell, el escritor escocéstambién lo anunció. En La músicadel adiós. Con Puertas abiertas ha dado ungiro radical. Un multimillonario aburrido,un banquero asqueado y un profesor dearte deciden dar un golpe en la NationalGallery de Edimburgo. Más en la línea delDortmunder de Donald Westlake que en lade Rebus. Lo que no ha variado es su Edimburgo,la ciudad maravillosa que se ve y laoculta y peligrosa.Harry Bosch no se jubila por ahora, aunqueno es el protagonista de El veredicto,en la que Michael Connelly recupera al abogadoMickey Haller. Sólo le vemos a travésde sus ojos. Es un thriller legal bien armadoque desmenuza un proceso judicial. La únicaverdad es que todos mienten: la policía,los abogados, los testigos, los acusados eincluso los jueces.De entre los nórdicos, tres: el noruegoJo Nesbo, con Némesis protagonizada porel policía alcohólico Harry Hole. Es duro yquiere parecerlo, pero tiene un punto románticoque recuerda a Marlowe. La tambiénnoruega Anne Holt, con La diosa ciega.El argumento tiene peso: la dificultadde la policía para encontrar pruebas y podersentar en el banquillo a importantesabogados por tráfico de drogas. A quienesles ha gustado La mujer de verde del islandésArnaldur Indridason, aún apreciaránmás una novela anterior, Las marismas,ahora reeditada. También trata de un crimencometido en el pasado cuyas consecuenciasllegan al presente. Empieza conuna violación cometida hace 40 años. Todo Marlowe. Raymond Chandler. Varios traductores.RBA. Barcelona, 2009. 1.391 páginas. 35 euros.El hombre inquieto/L’home inquiet. HenningMankell. Carmen Montes Cano al español. Tusquets,2009. 484/435 páginas. 20 euros. Puertasabiertas. Ian Rankin. Traducción de FranciscoMartín Arribas. RBA. Barcelona, 2009. 316 páginas.17 euros. El veredicto. Michael Connelly. RocaEditorial. Barcelona, 2009. 435 páginas. 21 euros.Némesis/Nèmesi. RBA/Proa. Barcelona, 2009.448/496 páginas. 17/18 euros. La diosa ciega. AnneHolt. Traducción de M. Puertas y C. GómezBaggethun. Roca. Barcelona, 2009. 330 páginas.21 euros. Las marismas. Arnaldur Indridason. Traducciónde Kristin Arnadóttir. RBA. Barcelona,2009. 287 páginas. 16 euros.14 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


LIBROS / EnsayoLupa a lasperplejidadesdel presenteEl futuro y sus enemigos: unadefensa de la esperanza políticaDaniel InnerarityPaidós. Barcelona, 2009221 páginas. 25 eurosMao: Yugong y el sol rojoLa revolución cultural chinaRoderick MacFarquhar y Michael SchoenhalsTraducción de A. Permanyery D. Martínez-RoblesCrítica. Barcelona, 2009910 páginas. 45 eurosPor Antonio ElorzaPor Salvador GinerTENEMOS LA SENSACIÓN de que, hoy endía, la democracia pretende preocuparsedel futuro, pero que no sabehacerlo. Nos esforzamos para hacerbien las cosas, a sabiendas de quenuestras decisiones económicas, bélicas,ambientales, van a tener repercusionesen el porvenir inmediato, perosin la convicción de que vayamos porbuen camino. En esto la derecha sesiente mucho más segura y hasta paradójicamentecasi triunfalista. La izquierda,sumida en sus ilusiones perdidasse sume también en el pesimismoy la nostalgia de sus utopías naufragadas.Constataciones como éstas hanmovido a Daniel Innerarity a confeccionarEl futuro y sus enemigos. En éldesmenuza las perplejidades del presentecon respecto al porvenir.Es altamente significativo que ignore,consciente de ello, las grandes teoríasde la esperanza mundana sobrelas que se ha fundamentado hasta hoynuestra concepción del porvenir: lasde Marx, Comte, y los demás teóricosdel futuro a la vez inevitable y deseado.(Hasta Marc Bloch con su filosofíageneral de la esperanza halla sólo unaevocación pasajera). El autor prefierevolcarse en una argumentación a favorde una esperanza razonable, capazde reivindicar el futuro sin caer enuna preocupación obsesiva por la gobernabilidadde la cada vez más intratablesituación contemporánea. Muybien señala que hasta la planificaciónen gran escala que se preconizabaayer ha sido abandonada y que ello noha conducido sino al pesimismo político.(A una aceptación más cínica queescéptica, añado, de la capacidad de lapolítica por plantear futuros viables).El futuro y sus enemigos podría serseñal de que alborea —y ya era hora—una filosofía social tan emancipadade la fantasmagoría progresista de antaño,basado en el historicismo —enla pretensión de saber a ciencia ciertala marcha de un porvenir emancipatorio—sin caer en la arrogancia estridentede cierto neoliberalismo, queen nombre de la libertad, está dispuestoa atropellar la igualdad y la para éltrasnochada idea de la justicia social.El autor enlaza su posición con la éticade la responsabilidad. Hace tiempoque la filosofía moral enriqueció suspreocupaciones y discurso con un girohacia nuestra responsabilidad frenteal futuro y las generaciones venideras,noción particularmente ausenteen tiempos pasados. Daniel Innerarityenlaza con esta (relativamente) nuevacorriente de pensamiento moral alproponer una ética amiga del futuromás o menos previsible, cuidadosacon lo que pueda acaecer. Sin quecaigamos en el escepticismo radicalde quienes afirman que del mañananada sabemos, de ese porvenir tal vezsepamos y podamos imaginar muchomás de lo que parece. El futuro no nosdeparará lo que los futurólogos profesionalesprometen, bien pertrechadosen sus despachos, pero será en no pocamedida lo que queramos si se imponeuna esperanza razonable, bien informada,es decir, lo que él llama, un“escepticismo optimista”. A la postre,un nuevo reformismo. No dan lostiempos para más. AUN CUANDO MAO ZEDONG era anticonfuciano,siguió puntualmente un consejo delmaestro de la lógica tradicional: para el gobernante,lo esencial era dar con las designacionescorrectas. Una vez encontradas, laspalabras se convertían en acción. Eso intentólograr Mao, en realidad “el último emperador”,cuando lanzó de modo voluntaristalos dos grandes procesos hacia la consumaciónde la sociedad comunista, el Gran SaltoAdelante y la Revolución Cultural, que supusieronotros tantos desastres. Quiso repetirla hazaña de su personaje, el viejo Yugong,que se empeñó en demoler las montañas ylo logró, con la ayuda de los ángeles; él loharía guiando al pueblo chino, al impulsarsu lucha victoriosa contra el imperialismo yel revisionismo. Desde una ilimitada ambiciónde poder, refrendada por el culto quele prestaron voluntaria o involuntariamentecientos de millones de chinos.La magnífica crónica de MacFarquhar ySchoenhals reconstruye con toda riquezade detalles el insólito proceso revolucionariopuesto en marcha por Mao en 1966 yque sólo se extinguió definitivamente consu muerte diez años más tarde. El título eninglés, La última revolución de Mao reflejamuy bien la interpretación de los autores, alenmarcar el relanzamiento revolucionariode Mao en su guerra declarada al revisionismosoviético y en la encrucijada en que seencontraba China tras estrellarse en el GranSalto, con Liu Shaoqi y Deng Xiaoping alfrente de un Partido Comunista cuya organizaciónescapaba al control directo de Mao,si bien no a su indiscutible preeminencia.Era “el sol rojo”. El imperialismo americanoperdía importancia, a fin de cuentas era un“tigre de papel” y por eso en plena efervescenciarevolucionaria Mao recibirá a Nixon.La mayor laguna observable en el librode MacFarquhar y Schoenhals proviene deque los autores no tienen en cuenta que laestrategia diseñada en 1966 responde a posicionesde importancia capital que Mao yallevó a la práctica desde muchos años antes.Así la relación entre líder y masas por encimadel Partido —“de las masas a las masas”,en 1943—, el énfasis puesto en el papel decisivode las ideas, y por ello en su capacidadcreativa y/o destructora, más las consiguientescentralidad de la lucha ideológica y prioridadpara el objetivo de la “reforma delpensamiento”. La excepcional habilidad tácticade Mao en el curso de la RevoluciónCultural fue nueva. No así su base ideológica.En contra de lo que opinan los autores,Mao Zedong, visto por Sciammarella.China en 1966 no era “un Estado comunistaestándar”. Los tremendos zigzags políticos,con su terrible coste económico y humano,el tipo de relación entre masas y Partido,entre éste y Mao, el protagonismo de aquéllasen la acción punitiva contra los adversariosde clase tenían desde antes poco queLa excepcional habilidadtáctica de Mao en elcurso de la RevoluciónCultural fue nueva. Noasí su base ideológicaver con los de otros países comunistas.La ausencia no afecta al rigor y a la precisióncon que es descrito el proceso medianteel cual Mao moviliza primero a los GuardiasRojos, amparados en el Ejército y en lapolicía, para asaltar literalmente las posicionesde poder del Partido; sigue y orientamás tarde a sus seguidores en los avataresde unos enfrentamientos que acaban dinamitandoal PCCh y llevando a la muerte aLiu Shaoqi, presidente de la República y númerodos; frena luego la insurrección con elsostén del Ejército; contempla la muerte desu lugarteniente Lin Biao y por fin acabaadmitiendo que el siempre fiel Zhou Enlairecupere al antes depurado Deng Xiaopingpara restablecer los equilibrios políticos. Nosin vaivenes de última hora que otra vezhacen retroceder a Deng en 1975, tras laaparición de la Banda de los Cuatro, así llamadapor el propio Mao.“Para Mao Zedong”, escribió SimónLeys, “la Revolución Cultural se saldó conuna victoria personal; eliminó a sus adversarios,recuperó el poder del cual se le habíaapartado progresivamente desde 1959 yconjuró temporalmente la amenaza de desmaoización…”.El libro de MacFarquhar ySchoenhals confirma esa visión, si bien alreconstruir los sucesivos episodios da lugara una imagen más compleja, y al mismotiempo más confusa, donde los cambios derumbo se deben con frecuencia a la confianzaabsoluta que Mao tiene de su propio juicio,por encima de los alineamientos ideológicos.Podía encargar a Deng que corrigieraa la Banda y luego hacerse eco de sus críticas,ordenando una última purga contraDeng por “desviacionismo derechista”.De La revolución cultural puede extraerseuna conclusión similar a la de Zhisui Lien su libro sobre la vida privada de Mao:“Deseo que sirva para recordar las terriblesconsecuencias de la dictadura de Mao y cómohombres buenos e inteligentes, al vivirbajo su régimen, se vieron obligados a violarsus propias conciencias y sacrificar sus idealespara sobrevivir”. <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 15


SILLÓN DE OREJAS Por Manuel Rodríguez RiveroFragancias para 2010PROPÓSITOS PARA <strong>EL</strong> nuevo año: habidacuenta de que los importantesganan sueldos no muy inferiores alos 300.000 euros anuales (como BelénEsteban, la “princesa del pueblo” de Berluscinco;como Gérard Mortier, que aterrizaen el Teatro Real pisando callos y corcheas;como los controladores aéreos, tan solidarioscuando llegan fechas señaladas), decidoponerme las pilas para incrementar mis ingresos.Lo único que se me ocurre es crearun perfume: si consigo que Max me ayudecon el logo, para las próximas navidadespodré comercializar mi Eau de Rodríguez,una original fragancia que olerá a letra impresa,a libro conservado en bodega o desván,a pegamento rancio de encuadernaciónfatigada. La idea me la dio Ana RosaQuintana amadrinando una fragancia propiaa la que ha tenido el buen gusto de nodenominar Sabor a hiel, según el título deaquella novela suya (bueno, no sólo) en laque los envidiosos detectaron algunos párrafosmuy parecidos a otros de Danielle Steel yÁngeles Mastretta, y con la que Planeta vendiócasi 100.000 ejemplares. Quién sabe, quizásme forre: estoy convencido de que amedida que el lector electrónico se vaya convirtiendoen un artículo tan imprescindiblecomo el cepillo de dientes, la gente sentirála nostalgia de los aromas (nada asépticos)del libro pretecnológico. Mientras tanto, tratode recapitular los acontecimientos queme parecen más significativos de la últimadécada de la historia en que el papel fue elsoporte por excelencia de la cultura escrita.Me refiero a la década en que Google comenzóa implementar su idea democrática de laBiblioteca Universal (¡al alcance de una tecla!)y los editores temieron que se les acababael negocio; la década en que descubrimoslo fácil que es comprar libros online ylos libreros se mosquearon; la década enque Harry Potter, el niño mago, revolucionómodos y costumbres del comercio del libro;la década, en fin, en que lo escrito perdiómaterialidad y comenzó a llegar a la diminutabiblioteca portátil a través del ciberespacio.Sí: quizás los historiadores culturales(los Lucien Febvre, los Henri-Jean Martin,los Roger Chartier y los Robert Darnton dedentro de unos años) lleguen a calificar laprimera década de este milenio como aquellaen que tuvo lugar la revolución neolíticadel libro. Bienvenidos al vertiginoso futuro.Y no se acomplejen: a mí tampoco me llegala camisa al cuerpo.HumillaciónME ARMO DE voluntad y termino de leer TheHumbling (La humillación, Mondadori, a laventa el 12 de febrero), la penúltima novelade Philip Roth, cuyos derechos cinematográficosya ha adquirido Al Pacino; Némesis, laIlustración de Max.última por ahora, se pondrá a la venta enEstados Unidos dentro de unos meses. A sus76 años, Roth tiene prisa. Sus editores, suagente (Wylie, claro) y sus amigos deben dehaberle aconsejado que no baje el ritmo. Aotros —incluso más jóvenes, como MargaretDrabble, que ha decidido no volver aescribir novelas— la sospecha de que su carreraliteraria podría manifestar síntomas deagotamiento no les hace huir hacia delante,sino pararse a pensar; incluso les reactivaaquel “detector de mierda” que, según Hemingway,constituye una de las herramientasesenciales del buen escritor. A Roth eldetector parece fallarle. Su libro, que ha recibidoal lado de críticas muy severas algunosditirambos para mí incomprensibles, me resultaredundante, repetitivo, previsible, tedioso.Ni siquiera estoy seguro de que puedacalificarse de novela. Desde hace añosvengo repitiendo que si hay un escritor estadounidenseque se merece el Nobel es PhilipRoth, pero estoy convencido de que alautor de obras maestras como El lamento dePortnoy o Pastoral Americana (por citar sólodos) no le conviene publicar muchas novelascomo ésta: sería terrible que alguien(más joven) empezara a leerlo por la últimay creyera que “esto” es Philip Roth. De nuevo,el argumento se desarrolla en torno a unvarón profesionalmente agotado —ahora esun actor— que entra en la vejez rebosantede deseos y fantasías sexuales. Ya sé quemuchos grandes escritores escriben siempreel mismo libro; lo malo es cuando lorepiten. Sobre todo si la repetición está trufadade tópicos antiguos e inaceptables desarrolladosen una historia absurda, lo que noexcluye (sería imposible) que aquí y allá seencuentren destellos y maneras del grandísimoescritor. Hace un par de semanas el SundayTelegraph concedía a Roth el título de“viejo verde del año” (Dirty Old Man of theYear): la idea de que un añoso actor amargadopueda seducir —con su sentido implícitode “curar” o “liberar”— a una esplendorosalesbiana mucho más joven que él les ha parecidodemasiado. Y qué quieren que lesdiga: a mí también.ResurreccionesLARGO PASEO por el corazón de la grandeur.Dejo atrás la Place de la Révolution (luegode la Concorde) —donde la guillotina funcionóininterrumpidamente del 10 de mayo de1793 al 13 de junio de 1794— y, tras vagarpor los muelles del Louvre, y cruzar el frágilPont des Arts (en cuyo pretil de hierro laMaga solía inclinarse sobre el Sena en laRayuela de mi juventud), llego a ese prodigiosooasis que conforman en Saint Germaindes Près La Hune y L’écume des pages,mis dos librerías trasnochadoras preferidas.En sus mesas me llama la atención la proliferaciónde libros que reivindican el marxismo,tras varias décadas de revisionismo neoliberalprotagonizadas por los filósofos (y suprolífica descendencia) que ocuparon elcentro del escenario mediático francés trasMayo de 1968. Según el discutible, perointeresante, Les intellectuels contre la gauche.L’idéologie antitotalitaire en France(1968-1981), de Michael Christofferson (Agone),aquel trabajo ideológico ha contribuidopoderosamente a retrasar el nacimiento deuna auténtica alternativa de izquierdas. Nocreo que sea el único motivo. En la mismamesa de novedades tropiezo estupefactocon la reedición de dos clásicos manualesde adoctrinamiento comunista: Le marxisme(1ª edición: 1948), de Henri Lefebvre,que circuló profusamente en los años sesentay setenta, y el célebre (y mucho más estalinista)Principes élémentaires de philosophie,que recoge las lecciones de “materialismohistórico” de Georges Politzer (a quien laGestapo torturó y fusiló en 1942) en la UniversidadObrera. También en ellos —y en sudogmatismo— pueden encontrarse razonespara el descrédito de cierta izquierda religiosay culpable de anteojeras. Al lado de ellos,otros libros, vino nuevo en odres viejos, ofrecenalternativas antitotalitarias a la miseriamoral e ideológica de los actuales hacedoresde crisis. Cuando salgo, la terraza del Floresigue abarrotada de turistas. La nueva aventurade los socialistas vascosHistoria del socialismo vasco(1886-2009)Jesús Eguiguren ImazHiria Liburuak, SL. Guipúzcoa, 2009374 páginas. 38 eurosPor Luis R. AizpeoleaEN ESPAÑA son excepción los políticos capacesde verter sus reflexiones sobre un papel.Y son aún más excepción los que se atrevena abordar nada menos que un libro sobre lahistoria de su propio partido. Jesús Eguiguren,presidente del Partido Socialista de Euskadi(PSE) y uno de los políticos vascos demayor proyección pública por su relevantepapel en el último proceso de final dialogadodel terrorismo, es uno de ellos y se haencarado con una Historia del socialismovasco (1886-2009). El libro une dos textosanteriores del autor: El PSOE en el País Vascoy El socialismo y la izquierda vasca, queha completado con la trayectoria de los socialistasvascos durante los gobiernos de coalicióncon el PNV, la salida del Gobiernovasco y las expectativas de la nueva aventuracon Patxi López en Ajuria Enea. Eguigurenpublica el libro en el mismo momentoen que se cierra un ciclo histórico, el de 30años ininterrumpidos de gobiernos vascospresididos por nacionalistas, y se abre otrocon la llegada de los no nacionalistas, de sucompañero Patxi López, a Ajuria Enea. Elautor admite, en su epílogo, el vértigo y miedoque siente ante la nueva aventura, trashaber arrumbado con dos mitos muy arraigadosen Euskadi: el de que el nacionalismoera imbatible y el de que la alternancia eraun sueño sin base en la realidad. Y que tienesu lógica al estar el Gobierno de Patxi Lópezapoyado por el PP, un partido con el que lossocialistas están fuertemente enfrentados aescala nacional. El presidente del PSE justificael pacto con el PP para desalojar a JuanJosé Ibarretxe (PNV) de Ajuria Enea por razonesde supervivencia. Recuerda, en su epílogo,cómo Ibarretxe practicó, desde su llegadaa Ajuria Enea en 1998, una estrategia deexclusión política de los no nacionalistascon el pacto de Lizarra con Batasuna mientrasETA se lanzó a una campaña de asesinatoscontra representantes de la vida políticay civil del no nacionalismo, dirigentes y concejalesdel PSE y PP, entre ellos. Y cómo, trassu ruptura con Batasuna, planteó un plansoberanista y luego una ley de consulta, sólocon los nacionalistas. También defiende laautonomía del PSE, recuperada en el congresode su partido, en marzo de 2002, en elque Patxi López se alzó con la secretaríageneral, tras la dimisión de Nicolás RedondoTerreros. Precisa cómo en ese congresoel PSE rompió con las presiones de quienesquerían embarcarles “en estrategias que noeran las nuestras”, en alusión al pacto deRedondo Terreros con Mayor Oreja, sometidoa una confrontación total con el nacionalismode la que se beneficiaban electoralmentepopulares y nacionalistas mientrassometían a la sociedad vasca a una grancrispación. Y cómo el PSE rompió, también,con algunos sectores del PSOE que pretendían,tras las últimas elecciones vascas, comoen 1987-1997, ponerles a la rueda delPNV y sacrificarles en aras de una política deEstado. Eguiguren fija, en su epílogo, comogran objetivo del nuevo Gobierno vasco “lograrque la sociedad vasca rompa con suspropios demonios familiares, los que noshan impedido avanzar como país de ciudadanosy ciudadanos libres e iguales, los quecon demasiada frecuencia han teñido estatierra de luto y sangre”. El autor cree que elPSE superará esta aventura, una más, comoilustra el libro, de un partido nacido en 1886en las minas vizcaínas, el más veterano deEuskadi, curtido en las luchas obreras definales del siglo XIX, en la República, en ladefensa de Euskadi con las milicias vascasen 1936, en la clandestinidad y que ha dadofiguras de la talla de Indalecio Prieto. 16 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


ARTE / ExposicionesModernismo y modernidadFrantisek KupkaFundació Miró / BBVAParque de Montjuïc. BarcelonaHasta el 24 de eneroPor Josep Casamartina i ParassolsDetalle de la instalación All you need, de P. Zimmermann.Bosco SodiGalería Álvaro AlcázarHermosilla, 58. MadridHasta el 16 de eneroPeter ZimmermannGalería Distrito 4Conde Aranda, 4. MadridHasta el 28 de eneroA NADIE SE le oculta que estamos en crisis,pero ésta no es meramente económica, provienede deficiencias producidas en otrosámbitos. La auténtica crisis que atravesamoses de creatividad o, si se quiere, deinteligencia creadora. Un sistema basadoen el consumo ha conducido a una producciónartística cuya esencia se ha separadodel pensamiento, de la estética, del conocimientoe, incluso, de la propia vida. Losartistas hacen obras para ser exhibidas enferias y ser vendidas al mayor precio posible.Esto ha traído como consecuencia untipo de arte que es mera mercancía cuyovalor, como el de las acciones de la Bolsa,oscila según las fluctuaciones del mercado,con independencia de sus cualidades estéticaso de sus valores artísticos. Ese mercadose ha “globalizado”, de manera que todaslas galerías del mundo venden “productos”homologados o asimilados. Todas las nuevasobras de arte que se ven han sido yavistas antes, en otros formatos, tamaños,materiales, en otras ciudades del mundo, enotras ferias.Visitando galerías por Madrid uno sepuede encontrar con una exposición de BoscoSodi (México, 1970) y con otra de PeterZimmermann (Friburgo, 1956). Artistas extranjeroscon una trayectoria internacionalque han vivido y expuesto en varias ciudadesde dos continentes. Nada nos haríadudar de que Madrid es una ciudad cosmopolitaque acoge novedades del “circuitointernacional” si no fuera porque en ambasexposiciones (lo mismo que sucede enotras muchas, no sólo en éstas) se detectaun agotamiento de la creatividad, una rutinaque se apoya en la mecánica de un hacerpor hacer, o de un hacer para vender.Bosco Sodi realiza una pintura matéricay monocroma que podría tener sus referentesen el nuevo realismo de un Yves Klein oen los telúricos magmas de un César Manrique,pero esa “mecánica del hacer” le alejade la filosofía del primero y del vitalismo delsegundo. Ante nosotros unas obras muybien ejecutadas que tratan de nada, aunquecon pretensiones filosóficas que se desinflanen cuanto uno lee los primeros párrafosy ve que son palabras vacías, auténticos anacolutosdel pensamiento. En el caso de PeterZimmermann, a pesar de la novedad detrabajar con poliepóxidos termoestables yde la delicadeza conseguida en su utilización,sus obras son déjà vu de otras muchasque reinterpreta mediante el procedimientode la agregación de elementos, consiguiendoefectos decorativos que son visualmenteeficaces. En la obra de ambos no sedetecta el menor interés por aportar algo alarte que no sea el dominio de una técnicade ejecución, con la que se pretende justificarla obra. Pero, es cierto que en una épocaen la que la innovación tecnológica (el tannombrado I+D+i) prima sobre el conocimientoy la sensibilidad, tal vez los artistasdeban de hacer esto: innovar por innovar,sin preguntarse si sirve para algo o si tienesentido. Javier MaderueloGEORGES POMPIDOU fue un político conservadorque estéticamente amó la modernidad.Cuando se instaló enl’Elysée, mandó enfundar las paredesde sus estancias privadas del frío, clasicistay refinado palacio presidencialcon tejido sinuoso y liso, al estilo sesenterode Courrèges o Pierre Cardin, paracrear un confortable cubículo. Y en esacálida concha en donde descansar, deblanco roto tirando a beige, situó coloridosiconos abstractos de Frantisek Kupkay Robert Delaunay, dos creadores alos que Francia debía un buen homenaje,dado que sus respectivas viudas habíansido muy generosas legando al Estadobuena parte de su producción, sustanciosay representativa. Gracias aesas donaciones, el Musée Nationald’Art Moderne, reconvertido en el CentrePompidou, pasaba a ser el propietariode las colecciones más completasde dos creadores fundamentales, quizáno suficientemente reconocidos, del artemoderno. Precisamente, es a partirde los ricos fondos del principal museofrancés que se ha montado la actualretrospectiva Kupka, que tiene por comisariaa Brigitte Leal, directora adjuntadel Musée National d’Art Moderne /Centre Pompidou.Frantisek Kupka (Opocno, Bohemia,1871-Puteaux, 1957) fue un hombre solitarioy alejado que contó con un granreconocimiento en su país de origen,incluso ya de joven ostentó cargos oficialesy tuvo sendas retrospectivas, peroparadójicamente, hasta bien entradoslos años cuarenta, su presencia fuecasi siempre tangencial en París, dondese había instalado definitivamente yLechuza, de Javi Soto.Javi SotoEuforias y DemoniasGabinete Abstracto de Sala RekaldeAlameda de Recalde, 30. BilbaoHasta el 31 de eneroBock syncopé nº 1 (ou Rythme heurté) (1928), óleo de Frantisek Kupka.PARA ALEGORIZAR el paso del tiempo, el géneropictórico del bodegón se sirve deobjetos presentados en primer plano enese estado de quietud que sólo son capacesde alcanzar los seres animados quehan dejado de serlo. Aislados y demasiadojuntos los unos de los otros, el estadode los alimentos, flores y enseres quecomponen las naturalezas muertas espulsional. La pulsión parece estallar enÁguila Superclasse, cuadro alrededor delque gravita la exposición de Javi Soto(Saint Gallen, 1975): las líneas trazadaspor un cesto con hojas pintadas con unempaste diluido se cruzan con las de lasjunturas de un mueble y las líneas defuga del techo. Esos cruces, y el águilade perfil definido, dotan a la composiciónde un equilibrio extravagante e imposible.Euforias y Demonias pertenece al programadesarrollado por Leire Vergara, interrumpidode manera arbitraria por laDiputación Foral de Bizkaia, propietariade la sala e impulsora del proyecto Guggenheim-Urdaibai.Así, el contrato deVergara como comisaria de la sala finalizóen julio pasado como efecto colateraldel caso Rekalde. La exposición se divideen tres partes (acuarela, acrílico sobretela, mural) y momentos biogeográficos(Los Ángeles, Navia, Bilbao) y tratamientosdiversos (collage, veladuras…). Losmismos motivos, parte de un catálogodonde se unen absurdo, humor y fantasmagoría,recorren las composiciones.desde donde inventó el arte abstracto.Invención reconocida por Duchamp ycompartida con Kandinsky y, en otronivel, con Larionov y Goncharova o Malevich,entre otros. Su pintura visionariase anticipó al constructivismo ruso,el movimiento De Stjil y el purismo, yfue un faro del grupo Abstraction Crèation,al que perteneció, o del núcleoNouvelles Realités del que fue miembrode honor.Nada viene de nada y las cosas suelenestar en el aire. Durante la primeradécada de 1900 y el inicio de la siguiente,el concepto de la figuración entrabaen crisis. El proceso hacia la abstracciónen el caso de Kupka es muy interesanteporque no procede de las sintéticasexperiencias formales de Cézanne,como sucede con el cubismo —que rarasveces acaba por eliminar completamentela representación de las cosas—si no que se genera a partir de las estilizacionesdel modernismo y lo ornamental.El papel del ornamento art nouveauen el nacimiento de la abstracción geométricaes más destacado de lo quesiempre se le ha reconocido, no en vanoel modernismo reivindicaba un artetotal.El melómano, espiritista y teósofoKupka pasó del simbolismo del jugendstilcentroeuropeo y la estilización decorativistade la Sezesion vienesa al divisionismoneoimpresionista con sus inmediatasderivaciones hacia el fauvismoy el futurismo hasta llegar al finalde la figuración que disolvió radicalmenteen el color, la masa, la línea y elpunto creando una geometría intuitiva,heterodoxa, sensible e indescifrable. Apesar de que el mercado a menudo legirara la espalda, nunca hizo marchaatrás ni se dejó embelesar por el elegantey confortable neoclasicismo de entreguerras.Seguro de sí mismo, afirmabaen 1923: “Aunque no logre un gran éxitoen vida, no me molesta pensar quevendrá después de mi muerte. Mi serno se reduce a mi cuerpo y, en ese momento,navegará muy lejos, al reino delespacio”. Ojos, trofeos, reliquias, pulpos monstruosos,aves disecadas, conejos diseccionadosy fantasmas del Comecocos, todosremiten a la naturaleza muerta. La eleccióndel género no es casual. En la conversaciónque mantiene con Antonio BallesterMoreno y que recoge una pequeñapublicación, Soto señala que, frente aotros medios, la pintura produce unaimagen inmóvil. Es decir, todo aquelloque hace que la pintura resulte hoy insuficientee inadecuada como productorade imagen es lo que la convierte en unmedio pertinente para explorar los límitesde la práctica artística. Miren Jaio<strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 17


ARQUITECTURA / EntrevistaRenzo Piano“El arquitecto siemprebusca la Atlántida”El creador del Beaubourg de París sigue siendo uno de los arquitectos más activos, conproyectos en todo el mundo. Se considera “un artesano”. “Mi trabajo se basa en la verdad”, afirmaPor Lucia MagiSU ESTUDIO ES una caja de cristal enequilibrio entre mar y montaña.Descansa en la ladera de una colina,justo encima de la bahía de PuntaNave, unos 30 kilómetros al oeste deGénova. Se accede por un ascensor transparenteque trepa a cielo abierto hasta la puerta.Los cincos niveles de este fortín de luzson un hervidero de gente reunida alrededorde diferentes mesas, examinando dibujos,escrutando maquetas o charlando enlos pasillos con un rotulador entre los labios.Renzo Piano se para, asiente con lacabeza, se toca la barba meditativo, sonríe.Su estudio, el Renzo Piano Building Workshop,es uno de los más activos y laboriososdel mundo. En este momento cuentacon 27 obras en curso: desde el campus dela Columbia University hasta el Tower Bridgede Londres; de un monasterio de monjasen Ronchamp, Francia, a Gandía, Valencia,donde acaba de arrancar la calificaciónurbana del puerto. La Fundación ICO deMadrid le homenajeará con una retrospectivaa finales de septiembre. A sus 72 años—nació en Génova en 1937— parece inagotable.Salta de un rincón a otro del planeta,dividiéndose entre la sede italiana delRPBW, la de Nueva York y la más antigua,abierta en 1981 en París, donde vive. Luegocontrola las obras in situ, observa, comeentre los andamios, habla con trabajadoresy vecinos.PREGUNTA. Usted prepara sus intervencionescomo un buen reportero una pieza.En la calle.RESPUESTA. No se puede ser arquitectosin un perpetuo trabajo de investigaciónde la realidad. Sin la actitud continuay humilde de preguntar a las personas y alas cosas que viven en un lugar. Un edificiono es un ornamento, es algo que dialogacon su contexto. Hay que prestar atencióna ese entorno. Tampoco se trata deuna celebración narcisista: interpretas auna comunidad, no te citas a ti mismo. Esun pirateo, que recoge estímulos de cualquiercosa. Un robo constante, y muy peculiar:a rostro descubierto y mano desarmada,perpetrado con la honesta intención dedevolver el botín en el futuro.P. ¿Cómo se consigue?R. La mía era una familia bastante humilde:mi padre, constructor; mi madre, amade casa. Pero lograron inculcarme el germende la curiosidad. Me obligaban a leer.Una lectura asidua te hace instintivamentecurioso. Y sólo si te interesa el mundo puedesescucharle.P. ¿El truco entonces está en su niñez?R. No se me daba muy bien la escuela.Eso me ha permitido crecer con la idea deque tenía que aprender de los otros. Losempollones se forman pensando que sonsuperiores, y acaban siendo arrogantes. Yotenía la sensación inversa.P. ¿El conflicto mundial afectó a suinfancia?R. Los que nacimos con la guerra y noscriamos en sus consecuencias somos hijosde un temporal. Venimos al mundo en mediodel drama, de la tragedia, del miedo.Cuando llegó la paz, empezamos a notarpequeños cambios: las calles eran cada vezmenos destartaladas, los edificios menosagujereados, la comida más sustanciosa, elcoche de familia más grande… Día tras día,mejoraba la vida. Al final, se te pega unasuerte de optimismo intrínseco. Más tarde,llegó la universidad, la Politécnica de Milán.Vivía compartiendo piso e ideas; trabajabaen la bodega del arquitecto Franco Albini ypor la noche participaba en la ocupación dela facultad. ¡Aquellos debates infinitos! Teníamosla sensación de que podíamos cambiarel mundo.P. ¿Sigue pensándolo?R. ¡Claro que sí! Un arquitecto tiene quecultivar la absurda idea de que puede mejorarla realidad. El sueño es lo que te empuja.P. Sin embargo, un edificio es algo conlos pies bien plantados en la tierra…R. El arquitecto sigue dos pulsiones. Sipor un lado idealiza, por el otro atiende a latierra. Estudia la luz, el viento, la geología, latecnología. Mi trabajo se funda en la purafuerza de la necesidad. Se basa en la verdad,que es la cosa más terca y cabezota que“Cuando estás con unnuevo proyecto siempre teacuerdas de una soluciónadoptada en el pasado,un error que evitas…”existe. Estamos todos allí anclados. Pero luegome abro a cualquier sugestión, porque sino te quedas aplastado. Es un trabajo divertidoque te hace testigo activo del mundo.P. Enzo Biagi [importante periodistaitaliano] decía: “El reportero debe ser testigode su época”.R. Je, je, creo, sin embargo, que un arquitectoes una especie rara de reportero. Esalguien que se transforma en ciudadano delsitio que relata con su obra. Tardas años enterminar un proyecto y pasas en aquel lugarun tiempo muy dilatado, que no transcurreen superficie, sino en profundidad. Paraconstruir en una ciudad, te vinculas a ella, teidentificas con ella, acabas considerándoteciudadano suyo. Eres el prototipo del antiturista,una persona que vive su permanenciacon ligereza.P. ¿Logra ser turista a veces?R. Sí. Detrás del timón de mi barco. En elmar, la esencia de la que participas es acuática.Tocas la tierra y ya te vuelves a ir. Estás depaso, capturas una impresión mutable, denavegador. Como arquitecto no puedo. Meobligo a entender los ritmos, los rituales, lossentimientos de un barrio, de su comunidad.Acabo siendo lo que hago. Entro en un rol.Como un actor. A Vittorio Gassman le gustabarepetirme que un actor es un mentirosoque, sin embargo, sabe decir las cosas congran sinceridad. El arquitecto no es un mentiroso,pero debe poder reproducir lo que capturaen una ciudad con extrema lealtad.El arquitecto-actor genovés ha interpretadoalgunos de los lugares símbolos de lahistoria contemporánea. Aún joven, en1971, con su compañero Richard Rogers, hizoplanear en el centro de París un nuevotipo de museo, aquel Beaubourg todo cristal,abierto a la ciudad, que rompió con laAcademia más de cien mayos del 68. Él proyectóla Potsdamer Platz finalmente unificada,justo encima de la herida que había divididoel mundo en dos partes. La nueva sedede The New York Times fue el primer rascacielosconstruido en la Gran Manzana tras el11-S. El año pasado inauguró la ModernWing del Art Institute de Chicago, una granalfombra voladora que cataliza el fervor culturalde una ciudad que se descubre orgullosatras la elección de un ciudadano suyo a laCasa Blanca. La ecosostenible CaliforniaAcademy of Sciences de San Francisco, con18 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


su techo ondulado y verde, parece un himnoa la naturaleza, cuando ésta se revelafrágil y el hombre se pregunta cómo dejar devulnerarla. En el trabajo de interpretacióndel mundo, Piano parece estar siempre en ellugar apropiado en el momento apropiado.Cuando se lo haces notar, rompe en unadivertida carcajada. “He tenido suerte. El trucoes no quitarte las antenas. Acabas siendoun sensor que capta las ondas emocionalesy las necesidades de una comunidad”.P. ¿Qué era lo que captaba en NuevaYork? Construir en ese momento fue unaespecie de psicoterapia colectiva.R. Las personas necesitaban volver a confiar.Por eso nos decantamos por un edificiocompletamente de cristal, con un auditoriodonde organizar eventos para los ciudadanosy una planta baja que es un continuo iry venir de gente. La transparencia no te escondey te deja ver el mundo, transmite seguridady sentido de pertenencia.P. ¿Y en Berlín?R. Sentido de culpabilidad. Necesidad deinocencia. Ganas de olvidar, incapacidad deasumir una memoria tan dolorosa. Los berlinesesson así: borrón y cuenta nueva. Lohabían tachado todo. En 1990, PotsdamerPlatz era un desierto. Eso fue difícil.P. Hubiera dicho que sería más fácilconstruir en la nada que en un contextourbano ya muy denso.R. Es un lugar común creer que sin pautas,en la más completa libertad, el creativopueda expresarse mejor. Para no crearsólo objetos bonitos, necesitas una partitura,algo a lo que aferrarte. La fantasía esuna cosa maravillosa. Como la mermelada:riquísima, pero no hay que abusar yresulta aún mejor encima de una buenarebanada de pan.P. Sueño y realismo, mermelada y pan.¿Así nace un proyecto?R. La lentitud forma parte del proceso.Te reúnes con los que encargaron la obra,con quien va a usarla y con tus colegas.Debes dejar que los estímulos y la parte técnicaconversen, fluyan, reposen.P. ¿El trabajo de equipo ayuda?R. Claro. Conmigo está gente desde hace30 o 40 años. Nuestras reuniones parecenpartidos de pimpón. Ni nos acordamosquién dice qué, lo nuestro es unproceso colectivo. Generamos tanta cargaque luego basta un movimiento de lamano, una arruga en una hoja, para quenazca un boceto.P. ¿Cómo es su relación con las obrasacabadas?R. Son tus criaturas, como los hijos. Aunquese hayan independizado, sigues preocupándotepor ellas, te preguntas cómo están.Y además son tu memoria. Te dan coherencia.Cuando estás con un nuevo proyectosiempre te acuerdas de una solución adoptadaen el pasado, un error que ahora evitas…P. ¿Vuelve a visitarlas?R. Claro. Por ejemplo, una vez al messuelo comer en el Beaubourg. El día siguientele envío al director una nota enplan: “La ventana de la tercera planta necesitareformas; la maceta de la sala tal estáagrietada…”. Pasaré por una madre ansiosa,pero éste es mi oficio.P. Habla de arquitectura como oficio yno como arte.R. Me da reparo usar esa palabra: arte. Esun concepto que se desvanece nada máspronunciarlo. Como si afirmara ser modesto.Al autoproclamarme tal, ya dejaría deserlo. No puedo definirme un artista. El arquitectoes un constructor, un artesano.P. Pero lo que crea dura, como el arte.R. La arquitectura dura porque es el oficiode hacer las ciudades. Y las urbes sonlongevas, igual que una buena sinfonía.Mi amigo [el compositor] Luciano Berio“Un arquitecto tiene que cultivar la absurda idea deque puede mejorar la realidad”, señala Renzo Piano.Foto: AFP / Giuseppe Cacacedecía que música y arquitectura viven detiempos largos como los ríos, las montañaso los bosques.P. Y cambian la realidad…R. El arquitecto siempre busca la Atlántida.La arquitectura es sueño. EXTRAVÍOS GansoPor F. Calvo SerrallerTIRAR COMO por juego una piedra a unadormilado ganso salvaje que sesteaen la laguna e impremeditadamentematarlo, puede ser calificado de golpede azar, aunque también puedeservir de metáfora para la vida humanamortal. Así lo pensó y escribióOgai Mori (1862-1922), autor de la novelaGan (1911), ahora traducida alcastellano con el título El ganso salvaje(Acantilado), donde se nos narra elfrustrado encuentro amoroso entreOtama, una bella joven a la que lasadversas circunstancias de la miseriaobligan a ser la amante entretenidade un usurero casado, y Okada, unbrillante y atlético estudiante universitarioque va por libre. La historia deeste encuentro está contada con laindustriosa ligereza con la que dossusurrantes arroyuelos siguen su cursoy al final se cruzan, pero justo en elmomento en que ambos desembocanen una corriente fluvial mayor que losabsorbe y desdibuja. No es éste, entodo caso, un empeño narrativo menor,porque quizá sea más difícil tratardel amor como mera ilusión quese queda a las puertas, que como unaexperiencia fatalmente cumplida.Ogai Mori, que compatibilizó suprofesión de médico con la de escritor,esta última sólo desvelada en lamadurez, triunfó en ambas, ocupandoun papel similar como agente modernizadorde la ciencia y de la literaturaen la historia contemporánea deJapón, un viejo país en que el términomoderno equivale al de occidental.Punto de encuentro entre civilizacionesy conocimientos tan diversos, noes extraño que Mori acumulase unasabiduría muy sutil para adentrarseen el secreto de las entretelas existenciales,como lo son los rasgos psicológicosmás íntimos, que configuran nosólo la personalidad del ser humano,sino sus expectativas, entre las que elamor es un motor esencial. De estamanera, Mori juega magistralmentecon nuestra expectación manteniéndonosen vilo sobre si Otama y Okada,tan opuestos y, por tanto, tan magnéticamenteatraídos entre sí, lograránver cumplido su anhelo de lograr, porfin, encontrarse, preámbulo imprescindiblede su abrazo.Pero, sean cuales sean las expectativas,¿qué es lo que pasa cuando unapiedra tirada al azar se transforma enuna letal pedrada, o, también, cuandouna soñadora amante, lanzándoseen picado, cae en el vacío? De entrada,es impredecible, como todo loque rige el azar, ese asidero al quenos agarramos con ahínco los mortalespara conjurar nuestra inveteradamala suerte. Emplazarse en el puntode vista previo a la acción determinanterequiere toda la ciencia exigida paraafrontar con garantías una predicción,pero asimismo toda la poesíadisponible para aceptar que la felicidades incalculable. Esta sorprendentecapacidad, fruto del mestizaje, esla que demuestra Mori, dejándonossiempre in albis, como nos sugiereque se quedan los amantes de su delicadoy parpadeante relato.Si la ciencia sólo se interesa por lonecesario y el arte por lo inútil e incontrolable,¿cómo, todo lo opuestoque se quiera considerar su respectivoobjeto, siendo ambos, la ciencia yel arte, extensiones de un mismo serhumano en pos de atrapar algo de larealidad, anteponerlas o contraponerlasentre sí? Al terminar Mori, cirujanoy novelista, su relato de la citaerótica fallida, nos deja de nuevo ensuspenso con la afirmación de que “lahistoria no acaba aquí”. Y ¡claro quecontinúa!, aunque nadie pueda conjeturarcómo. <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 19


MÚSICA / EntrevistaManfred Eicher“La música no tiene nacionalidad”El creador de una de las más prestigiosas compañías discográficas de jazz ha sido capaz de marcar con su sello cada unade las grabaciones que ha realizado. En cuarenta años ha moldeado la escena gracias a su manera de vivir la músicaPor Chema García MartínezMANFRED EICHER (Lindau, Alemania,1943), el poliédrico y esquivomáximo responsable del selloEdition of ContemporaryMusic (ECM), es también conocido como elHombre Más Buscado sobre el Planeta Jazz.Visitó Barcelona “sin ningún propósito enparticular sino para escuchar música”. Todoel que es alguien en el mundo del jazz tienensu opinión en torno a quien lleva dirigiendolos caminos del jazz desde hace cuatrodécadas: “Mi hogar es la música. Todo lodemás es secundario”.PREGUNTA. Asombra ver su nombreen absolutamente todas las referencias desu catálogo…RESPUESTA. Quiero estar en el procesode hacer un disco del principio al final. Esoforma parte de mi manera de trabajar. Conoceral músico, establecer una relación deconfianza, “empaparme” de su música,guiarle… y puedo hacerlo porque soy unapasionado oyente de música y un apasionado“hacedor” de música.P. Lo que le llevó a fundar ECM hacejusto 40 años.R. Yo tocaba el contrabajo con músicosde jazz como Paul Bley o Marion Brown ycon la Orquesta Filarmónica de Berlín hastaque me di cuenta de que necesitaba hacermúsica desde una perspectiva más amplia.Entonces me convertí en productor. Queríainvolucrarme en el “descubrimiento” de lamúsica y grabar aquello que responde almodo en que yo escucho la música. Entoncesalguien me dio 6.000 marcos, que enaquel tiempo era bastante dinero, y con esohice mi primer disco, Free at last, con MalWaldron. Así empezó todo, de un modomuy natural…P. ¿Hasta qué punto el “sonido ECM”(“el sonido más bello después del silencio”)es el “sonido Manfred Eicher”?R. Eso es así y no lo es. Mi experienciainterpretando música de cámara me llevó aperseguir un concepto similar que pudieraaplicarse a la grabación de jazz. Pero, reconociendoeso, quiero decir algo acerca delcliché del “sonido ECM”. A lo largo de estos40 años hemos grabado de todo, a Art Emsembleof Chicago y a Pat Metheny… piensoque, más que el programa, es el contenidolo que determina el sonido. Por supuestoestá la idea que tiene el ingeniero y el modoen que colocas los micrófonos, pero antesque todo eso viene la música. Yo he optadopor una música con un alto contenido poético.Ésa es la línea roja que define nuestrocatálogo. Al final, no importa si es músicacontemporánea o improvisada o si se estágrabando en Oslo o en Nueva York. No buscamosun cierto sonido sino una músicaque demanda un cierto sonido, por eso trabajocon músicos que cultivan el tipo desonido que me gusta grabar.P. Sin embargo, alguien como Jan Garbareksuena muy diferente si se le escuchaen directo o en disco.R. Ante todo, nunca hago nada para modificarel sonido de un músico. Su sonido essu sonido y, sin él, mi trabajo es imposible.Otra cosa es la dificultad para llegar al mejorsonido posible en el estudio, por la costumbrede muchos músicos de tocar con auriculares,lo que altera el proceso completamente.Los auriculares producen una reverberacióny reducen la dinámica a un mezzoforteuniforme. Yo intento convencerles para quetoquen sin ellos, que piensen que están encimade un escenario, y así conseguir que unpianissimo sea verdaderamente un pianissinoyunforte, un forte. Y es que el espacio esmuy importante. Con el espacio, la músicapuede respirar. El sonido se reconoce en elEl fundador de la discográfica ECM, Manfred Eicher. Foto: Marek Vogelespacio. Resulta crucial entender cómo elsonido brota de un instrumento y de quémodo viaja de regreso. Mi ídolo siempre hasido Teo Macero, el productor de Kind ofBlue, que es uno de los sonidos mejores quenunca se han grabado en disco, y ese sonidotiene que ver con el espacio existente en elestudio de la CBS donde se grabó.P. Según Enrico Rava, usted ve en sumúsica lo que él mismo no es capaz de ver.“Yo he optado por unamúsica con un altocontenido poético. Ésa esla línea roja que definenuestro catálogo”R. Ocurre muy a menudo porque el músicoestá demasiado cerca de la materia musicalcomo para pensar en torno a la forma ensu conjunto. Confío plenamente en el olfatoartístico de Enrico pero, una vez que el materialestá ahí, necesita a alguien para dar formaa lo que hace. Siempre llega el momentoen que hay que componer el álbum. Éste esel momento crucial en el proceso de grabaciónporque, del mejor material, puedes hacerun disco mediocre si no lo haces bien.P. Una labor que se asemeja a la deldirector de cine.R. Sí, en el sentido de que tienes unguión y un grupo de personas que necesitanser conducidas hacia algún sitio y un materialresultante que debes editar. Tu misiónconsiste en sacar de tus “personajes” su perfilmás característico, a veces tienes que cambiarel guión sobre la marcha… para esodebes ser capaz de entender lo que necesitaun músico en cada momento. Ése es el motivopor el que creo que hay que ser músicopara ser un buen productor. Porque no sonartistas: son músicos. Hay miles de músicospero no demasiados artistas. Artista, paramí, significa originalidad y genio. Keith Jarrettes un artista de la mañana a la noche,sin embargo, la mayoría de los músicos noson capaces de expresarse a sí mismos. Perocuando escuchas a Keith o a Ben Webster,entiendes por qué son como son.P. En la historia de ECM hay un “antes”y un “después” del Köln Concert de Jarrett.R. Curiosamente, la grabación se hizo enunas condiciones muy difíciles. Primero, elSteinway que habíamos encargado nuncallegó debido a una huelga y Keith se vioobligado a tocar con un instrumento máspequeño. Quería suspender el concierto.“Vamos a intentarlo”, le dije, “hacemos laprueba de sonido y tú decides”. Fue todo undía de tensiones hasta que se decidió. Alfinal, “invirtió” su forma de tocar. Normalmente,tiene la costumbre de aproximarsemucho al instrumento para explorar todossus matices, pero el hecho de encontrarsecon este piano de menos calidad le llevó a lamúsica de una forma más libre y menospendiente del sonido. Se dejó llevar y el conciertoterminó convirtiéndose en una solacanción compuesta de muchas melodías…luego quedaba el otro tema: ver qué íbamosa hacer con la grabación. En aquel tiempoviajábamos de un concierto a otro en mi R4y nos pusimos a escuchar la cinta. El sonidodel piano no nos gustaba. Entonces le propuse:“Keith, voy a ir al estudio a ver qué puedohacer”. Y eso fue lo que hice. Trabajé durantetres días con mi ingeniero Martin Wielandhasta que llegamos a ese sonido tanparticular y el disco se convirtió en un fenómenomundial, y Henry Miller y MargueriteDuras escribieron sobre él…El jazz de hoy está dispersoentre la globalización y lasnuevas tecnologías. Losjaponeses lo considerandistinto a los francesesP. La estética de su sello se confundecon la de un supuesto “jazz europeo”.R. Es cierto que soy europeo y crecí escuchandomúsica clásica, y no fue hasta los 14que empecé a escuchar jazz, sin embargo,he grabado a numerosos músicos americanos,muchos de ellos desconocidos entonces,como John Abercrombie o Bill Frisell.Pero no blando ninguna bandera. Me identificocon una identidad transcultural. Puedograbar música india o jazz, a Egberto Gismontio a Dino Saluzzi. La música no tienenacionalidad.P. Sin embargo, para alguien como WyntonMarsalis, el jazz sigue siendo una músicanorteamericana.R. Las raíces en la historia del jazz estánlocalizadas en Estados Unidos, y ese fenómenose pudo percibir claramente en losaños cincuenta y sesenta. Entonces el jazzera la música de su tiempo. Ahora el jazz seasocia a la música que escuchas cuando entrasen Armani. El jazz de hoy está dispersoentre la globalización y las nuevas tecnologías.Los japoneses consideran el jazz de unmodo distinto a los franceses, Miles Davisfue un héroe en Francia antes que en EstadosUnidos… en Europa hay muchísimosimprovisadores de primer nivel, sin embargotendemos a olvidar que la improvisaciónno es un idioma del jazz. Scarlatti, Gesualdoo Mozart eran improvisadores… creo que, afecha de hoy, no tiene sentido discutir acercade la nacionalidad del jazz.P. Cuarenta años después, el disco semuere irremediablemente…R. No me preocupa, porque la músicasiempre va a encontrar su camino para llegarhasta el oyente. No veo dónde está elproblema. Siempre va a haber necesidad deliteratura, teatro, cine… el lector siempre vaa necesitar leer periódicos. Lo importante esmantener la capacidad para seguir produciendomúsica de calidad. Otra cosa es ladistribución de música electrónica, que limitael sonido, lo comprime, lo transforma…entonces ¿para qué hemos desarrollado unconocimiento tan preciso de cómo utilizarun micrófono? No me gusta cuando la genteescucha música en un MP3 y salta de unacosa a otra. Es como si empiezas un libropor la página 17. Primero, por favor, léelocomo está escrito y entiende la idea quequiere transmitir el autor y luego puedes irdonde quieras. 20 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


MÚSICA / DiscosWagner, según La FuraLas dos primeras entregas de la Tetralogía, grabadas endirecto en Valencia, aúnan la fuerza de la imagen y las vocesPor Javier Pérez SenzAWAGNER LE sienta bien la atmósferafuturista diseñada por La Furadels Baus en su exitoso montajede El anillo del nibelungo. La propuestaescénica multimedia firmada porCarlus Padrissa, muy hábil en el uso de lastecnologías de vanguardia para narrar coninusitada fluidez la historia operística másgrande jamás contada, sitúa almontaje coproducido por elPalau de les Arts de Valencia yel Maggio Musicale Fiorentinoentre los más logrados espectáculoswagnerianos de ladécada. Tras el éxito internacionalde su estreno teatral,las dos primeras entregas dela Tetralogía, El oro del Rhin yLa Walkyria, acaban de apareceren DVD y Blue-Ray en elnuevo sello Cmajor, distribuidoen España por Ferysa. Lafuerza visual del espectáculo yla espléndida calidad de la Orquestade la Comunidad Valenciana—ya es, sin duda, lamejor orquesta española (tambiénla más cara), a un nivelsólo comparable con los mejoresfosos europeos— son lasgrandes bazas de una versióndirigida con acierto y admirabletransparencia sonora porZubin Mehta.La estética visual más genuinamentefurera e íntimamenteligada a la fuerza físicade los actores convive con lasproyecciones de alta definiciónen perfecta alianza teatral,forjando una recreaciónvirtual que no deja de asombraren muchas escenas porsu fidelidad a las intenciones wagnerianas.El impacto visual —fantástica labor deFranc Aleu en la creación videográfica—parece ser la principal seña de identidadde este Anillo del siglo XXI, capaz de seducirtanto al público joven acostumbrado alos códigos visuales de filmes como La guerrade las galaxias como a los wagnerianosávidos de montajes innovadores.La fascinación visual, sin embargo, nobasta para explicar teatralmente una ópera.El universo lírico de Wagner reclamamayores dosis de poesía y exige más grandezadramática que despliegues tecnológicos.Faltan matices en la definición de lospersonajes, ideas y armas más sólidas enla dirección de actores; en ese sentido, lasya clásicas lecturas de Harry Kupfer o PatriceChéreau logran más tensión y veracidadteatral sin tantos efectos. En el foso,Zubin Mehta también apuesta por el Wagnermás directo y brillante, lírico y efusivo,de explosivas dinámicas, aunque sin el altovoltaje dramático que conseguía GeorgSolti y lejos de la grandeza y humanidadque antaño transmitía Knappertsbusch.En las voces se disfruta un buen nivelmedio. Dentro de sus líricos recursos, elWotan del bajo-barítono Juha Uusitalo estámuy bien cantado, aunque en el capítulode voces masculinas quienes obtienenEl oro del Rhin, de Wagner, con escenografía de La Fura dels Baus.los éxitos más rotundos son el gran bajoMatti Salminen y el tenor Peter Seiffert, unSiegmund de hermosa voz e intensos acentos.La muy notable Brünnhilde de la sopranoJennifer Wilson, la conmovedoraSiegliende de la también soprano PetraMaria Schnitzer y la soberbia Fricka de lamezzosoprano Anna Larsson elevan el listónvocal de unos repartos de buen nivelmedio cuyo principal escollo es el toscoAlberich interpretado por el barítonoFranz-Josef Kapellmann. La calidad técnicaen imagen y sonido es magnífica. Lafilmación, dirigida por Tiziano Mancini, serealizó en directo en abril-mayo de 2007en el Palau de les Arts Reina Sofia y el selloCmajor anuncia el lanzamiento internacionala finales de enero de las dos últimasjornadas del monumental ciclo wagneriano,Sigfrido y El ocaso de los dioses. VerdiRequiemHarteros, Ganassi,VillazónPape PappanoEMIMUCHOS ADMIRADORES de Antonio Pappano,uno de los mayores directores verdianos, esperabanun Requiem dirigido por él. Por finha llegado, y hay que admirar ante todo ensu versión una actitud de humildad al serviciode la obra, sin divismo ni pretensión dedescubrir la pólvora, y una concepción rotundamentecabal, así como el excelenterendimiento que obtiene de los conjuntosromanos de la Academia Santa Cecilia. Elcuarteto solista, tan decisivo, ha sido unacierto total: una soprano, Anja Harteros,que puede de sobra con su comprometidaparte; una mezzo, Silvia Ganassi, de todopunto ejemplar; un tenor, Rolando Villazón,cálido, emotivo, y un bajo impresionante,inmejorable: René Pape. Ángel CarrascosaSchumannCiclo de lieder, opus39, etcéteraBernarda Fink,Anthony SpiriHarmonia MundiLA GRAN mezzosoprano argentina de padreseslovenos Bernarda Fink es una de las másexquisitas y penetrantes intérpretes de liedde nuestro tiempo, género que muchos buenoscantantes de ópera u oratorio abordancon más voluntarismo que acierto. En esteCD se ha dispuesto un precioso programamonográfico de Robert Schumann, inspiradísimocreador romántico de canciones clásicas,que se compone del genial Ciclo opus39, del conmovedor miniciclo Poemas deMaría Estuardo, de seis páginas extraídas dela Colección Mirtos y de diez canciones aisladassobre poemas de Wilhelm Müller. El pianistaestadounidense Anthony Spiri se compenetraa la perfección con la cantante. Á. C.Joseph HaydnLas siete últimaspalabras de Cristo enla CruzJordi SavallAlia VoxDOS AÑOS después de llevar al disco una sabiay conmovedora lectura discográfica deLas siete últimas palabras de Cristo en laCruz, Jordi Savall recrea ahora el oratorio sinpalabras de Joseph Haydn en una inteligentey seductora apuesta audiovisual: la primerafilmación de la versión original de estaprodigiosa partitura en el mismo lugar dondetuvo lugar su estreno hace más de dossiglos, la iglesia de la Santa Cueva de Cádiz.La cuidada y experta realización de RhodriHuw, en alta definición, sumerge el espaciosacro en una atmósfera de luces y sombrasplenamente identificada con la serena lecturamusical de Savall al frente de Le Concertdes Nations, llena de hermosos matices expresivos.Los lúcidos comentarios de JoséSaramago y Raimon Panikkar añaden interésa la primera incursión del sello Alia Voxen el mundo del DVD. J. P. S.Renée FlemingVerismoDeccaESTA EXC<strong>EL</strong>ENTE soprano, una de las más admiradascantantes de la actualidad, ha construidouna carrera basada menos en óperaitaliana que alemana, francesa o incluso enotras lenguas como el checo o el ruso. Perosus facultades canoras y su técnica le permitiríandestacar igualmente en el tan anheladocampo de la ópera italiana. Sin embargo,hay algo que le falta en cierta medida paraconvertirse en excepcional aquí: más que sutemperamento tal vez un tanto ajeno, es elno haber preparado relevantes heroínasmuy apropiadas para su voz con grandesdirectores musicales. Esto queda de manifiestotambién en el presente recital de ariasveristas, tanto de las famosas de Puccini comode las apenas conocidas de otros compositores.Á. C.VariosArias de óperaalemanaJonas Kaufmann.Claudio AbbadoDecca<strong>EL</strong> MEJOR tenor alemán del momento, JonasKaufmann, reafirma su pasión por elrepertorio germánico con un suculentoprograma de arias de ópera que combinacon acierto papeles líricos con otros demayor peso dramático. La selección ofreceun arco estilístico que va del encantomozartiano (Tamino, de La flauta mágica,es uno de sus papeles fetiche) a lasmás densas aguas wagnerianas (Lohengrin,Siegmund y Parsifal), pasando porBeethoven (Fidelio, otro de sus caballosde batalla) y dos muestras del talentolírico de Schubert, Fierrabrás y Alfonso yEstrella. Kaufmann luce firmes agudos,un muy atractivo color vocal y un sólidoregistro grave que le permite afrontarWagner sin desfallecer. Le acompaña enesta grabación un Claudio Abbado en estadode gracia, capaz de asombrosos maticesal frente de la Mahler Chamber Orchestra.J. P. S.OIGO LO QUE VEO La bella LinaPor Luis SuñénNO ES UN libro especialmente bien escrito y tiene la ingenuidadde estilo que admitimos en lo que parece llegarnos deun mundo demasiado lejano, ese punto de falta de pretensionesque nace del deseo de ser creído porque se dice laverdad. Lina Prokófiev, de Valentina Chemberdjí (SigloXXI) es la historia de una mujer madrileña, nacida en lacalle de Bárbara de Braganza, hija de español y de polacaque un día conoce en Nueva York al músico de más éxitode entonces, se enamora y lo seduce porque es guapa ylista como él. Se llama Carolina Codina Nemiskaia, su padrees cantante, su madre una aristócrata y ella se muevepor el gran mundo con la audacia de quien sabe lo quecuesta estar ahí. También quiere cantar pero no hará carrera,pues ni la voz ni el miedo escénico acompañan lasganas de triunfar. En 1936, los Prokófiev, ya con dos hijos,deciden vivir definitivamente en la Unión Soviética. Linano es lo que el pobre Ossip Mandelstam llamaría “unafrágil europea” y se acomoda. Tres años después Serguéivive con una joven admiradora de intachable conductapolítica, Mira Mendelson, una aventura amorosa que irácreciendo sin saber muy bien por qué y que le llevará acasarse con ella en 1948. Poco después de la boda, Lina esdetenida en la calle. La llevan a la Lubianka, la interrogan yla envían al gulag, al campo de concentración de Abez,donde permanecerá hasta 1956. Los cargos: espionaje ytraición a la patria. Las pruebas: hablar idiomas y teneramigos extranjeros. La sentencia: veinte años en camposde reclusión en régimen severo. Tras su liberación conseguiráal fin partir de la URSS, irse a vivir a París y a Londres,estar con sus hijos y sus nietos, ser querida y admirada yejercer al fin de nuevo como Lina Prokófiev por derechopropio y deseado, pues nunca hubo divorcio legal. El librode Chemberdjí incluye unas cuantas fotografías, felices casitodas. Pero hay dos muy duras, y son las que de frente yde perfil retratan a Lina para el registro penal tras detenerla.Las imágenes revelan al mismo tiempo perplejidad yvalentía, orgullo e impotencia y una extraña forma de bellezaque pareciera pertenecer solamente a las almas fuertes.Debajo, un documento, su certificado de rehabilitación, enel que un funcionario, quién sabe si el mismo que la mandóal gulag, escribe: “La resolución de la Comisión Extraordinariadel Ministerio de Seguridad Nacional de la URSSdel 16 de octubre de 1948 relativa a L. I. Prokófiev quedaanulada y la causa queda archivada por inexistencia dehecho delictivo”. Prokófiev murió el mismo día que Stalin,en 1953. Mira, en soledad, en 1968. Lina sobrevivió a quienmás amó y a los que le amargaron la vida. Se fue, nonagenaria,el 3 de enero de 1989. Lina Prokófiev. Una española en el gulag. Valentina Chemberdjí.Siglo XXI. Madrid, 2009. 368 páginas. 26 euros.<strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 21


PURO TEATRO Por Marcos OrdóñezEsto es lo que está pasandoLa función por hacer, en el teatro Lara de Madrid, es la mejor versión de Seis personajes en busca de autor en muchos,muchos años. Miguel del Arco dirige una compañía extraordinaria. Intensidad, humor, pasión, y verdad a espuertasQUÉ ESTÁ pasando en el teatro madrileño?La función por hacer es lo queestá pasando. ¡Acontecimiento! Mellamó Alex Rigola: “Tienes que verlo del Lara. Urgente”. Fui al Lara. Salí entusiasmado.Desde entonces se la recomiendoa todo el mundo. No soy el único. La funciónarrancó en sesiones de medianoche,puro off, los fines de semana, en el vestíbulo.Su excelencia empezó a correr de boca enboca, de tal modo que la dirección del teatro(¡bravo!) la pasó a horario normal, a las diez.Lo que tenía que durar unos pocos días, casia guisa de experimento, lleva ya más de unmes en cartel. Hablando de durar: es mentiraeso de que “sólo lo fugitivo permanece ydura”. Lo que dura es lo que está hecho paradurar. Con alma, corazón y vida, como elbolero. Cuando salí, me dije: “Parece unacompañía argentina”. Por lo buenísimosque son todos. Por el vigor, por la intensidad.Y por la necesidad. Tenían unas ganaslocas de hacer este espectáculo, como fuera.Sin escenografía, sin atrezzo. A pelo. “Sólolos actores y la palabra viva”, como dice suresponsable, Miguel del Arco. Yo le recordaba,sobre todo, por sus grandes trabajos enmusical. El Javert de Los Miserables. El RogerDebris de Los productores. Ahora he descubiertoa un formidable director. La compañíahace la obra a dos pasos del público.Qué digo dos pasos: en sus mismísimas narices.Hará unas semanas, por cierto, me atrevíaa vaticinar que la forma de Veronese crearíaconstelaciones paralelas. Bien, ésta es laprimera prueba. La función por hacer, deentrada, es la mejor versión de Seis personajesen busca de autor que he visto en muchosaños. Veinte, para ser exactos: desde la deEl nuevo texto reinventala relación entre lospersonajes “visitantes”Vassiliev en el Mercat, año 1989. Una versión,pues, que a la manera de Veronese vadirecta al nervio, que condensa y expandesu material, con fragmentos de Cada cual asu manera y de otras piezas de Pirandello. Elnuevo texto, firmado al alimón por Del Arcoy Aitor Tejada, lima los excesos teóricos y lasredundancias y reinventa la relación entrelos personajes “visitantes”, que aquí no sonseis sino cuatro. Cuatro criaturas imaginadaspor un dramaturgo y luego arrojadas alcajón pero con sus pulsiones al rojo. A diferenciadel original, no irrumpen en un ensayosino en una obra que se está representando,una comedia ligera protagonizada porun pintor (Cristóbal Suárez) y su novia (MiriamMontilla). Es una idea excelente, porquelas réplicas humorísticas de ambos sirvenpara relajar las tensiones del conflicto y,al mismo tiempo, cimentar la siguiente acometidapasional. El nuevo intríngulis es lahistoria de dos hermanos y sus parejas: elmayor (Israel Elejalde) está casado con unamujer que es más madre que esposa (ManuelaPaso) y se lió, fugaz pero fatalmente,con la compañera (Barbara Lennie) de suhermano menor (Raúl Prieto). Cuando la comedialigera se va a hacer puñetas, el pintory su novia pasan a ser lo que son “en la vidareal”, un actor-director y una actriz. Una actriziracunda ante la interrupción y un directorfascinado por el relato de los visitantes,hasta el punto de que quiere dirigirlo y protagonizarlocon su pareja. “No sois reales. Loseréis cuando nosotros os interpretemos”,les dice. “Tal vez seré más real entonces”,contesta el Hermano Mayor, “pero menosverdadero”. Esto da pie a una escena muchomás hilarante que la que imaginó Pirandello:su drama, reencarnado, se convierte enuna parodia feroz del Método mal entendido.Y en el quid de la cuestión. Porque losvisitantes no necesitan “intérpretes”. Ni autor,de hecho. Lo de “en busca de autor”parece ser un puro pretexto, un mcguffin dePirandello. Cada uno de ellos se diría quebusca o necesita una cosa distinta. Para laesposa, con el bebé muerto en brazos, larepresentación de su drama tal vez sea ungrito a pleno pulmón. Para el hermano mayor,en cambio, la eterna repetición sería lamás terrible condena. El hermano pequeñono quiere participar, sólo piensa en huir. Y lajoven amante quiere revivir lo que pasó “paravolver a sentir el mismo amor, la mismapasión, el mismo dolor. Sé que no puedocambiar nada”, dice, “y aun así me entrego aeso una y otra vez”, también con la esperanzade “que algo nuevo suceda y al fin puedaescapar”. Viendo La función por hacer hepensado, como nunca antes, en una historiade zombis, de muertos incompletos y vivísimos.Mejor: de replicantes. Viendo y escuchandoa Israel Elejalde, el Hermano Mayor,pensé en el personaje de Rutger Hauer enBlade Runner. El replicante consciente deque ha sido “creado”, con una vida y unascaracterísticas definidas por otro. Un personaje,pues, con conciencia de personaje.Hay otra cosa extraordinaria: de qué maneraElejalde y Barbara Lennie nos hacen ver quesus personajes “hablan escrito” porque asífueron inventados, sin que por un momentosus parlamentos suenen altisonantes. Todolo contrario: están interpretados con unaenorme verdad. Eso, señores, es algo muydifícil. Barbara Lennie hace un monólogo tan“escrito” y tan natural, tan fluido y conmovedor,como el de Françoise Lebrun en La mamanet la putain, de Eustache. Atención aesta actriz, porque va a ser, está siendo, unade las grandes: crece a pasos agigantados yparece haber vivido ya varias vidas. Cadauno de estos actores tiene aquí un fulgor propio,una línea soberbiamente modulada. Elejaldeda a la perfección la incandescenciareflexiva de su personaje. Barbara Lennie esla sensualidad en carne viva, fiera y sin culpa.Manuela Paso es el dolor constante, asfixiante,invivible (¡eso es llorar y lo demás soncuentos!). Raúl Prieto es el peligro, la violenciacreciente, la sangre: cuando estalla, en laescena de la pelea, da mucho, mucho miedo.Miriam Montilla pasa del humor sardónicode la primera parte a convertirse en una hidradesencadenada. Y Cristóbal Suárez, condenadoa interpretar a un memo con ínfulas,sabe imprimir a su personaje un sincero deslumbramiento,una verdadera pasión escénicaante el regalo (envenenado) que le ha caídodel cielo. Corran al Lara: La función porhacer acaba el próximo 31 de enero. La función por hacer. Teatro Lara. Madrid. Hastael 31 de enero. www.teatrolara.com.22 <strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10


OPINIÓNEl negrito retintoSin himno, sin bandera y sin patria. Considerado como un provocador, el escritor Carlos Moore desvela enPichón sus desencuentros con la burocracia comunista cubana. Por Juan GoytisoloCARLOS MOORE NACIÓ en 1942 enun barracón del central azucareroLugareño, en la provincia deCamagüey. Hijo de jamaiquinosque emigraron a Cuba en busca de mejorvida, conoció desde la infancia el racismoheredado de la época colonial, la estratificaciónsocial creada en función del colorde la piel de sus miembros: blancos descendientesde los conquistadores, gallegosrecién emigrados de la Península, mulatosde diversas tonalidades y negrosprietos, estos últimos divididos aún entreoriundos de la isla y vástagos de los esclavosprocedentes de Jamaica y Haití. CarlosMoore pertenecía al estrato socialmás bajo: el de negrito retinto,despreciado por sucabello pasudo y su bemba,y motejado en la jergalocal de pichón.Su descripción de losaños de la dictadura batistianaes matizada y compleja:los negros se asociaban enlas llamadas Sociedades deColor y practicaban sin trabaslos ritos abakuás (losplantes ñañigos) y las ceremoniaslucumíes, con su cultoa los orishas (las divinidadesafricanas), así como elabeah o vudú jamaiquino. Através de sus hermanos denegritud conoció poco a pocoel papel desempeñadopor los suyos en las guerrasde independencia contra lametrópoli (el célebre QuintínBanderas) y la matanzade los antiguos esclavos dela sacarocracia por el dictadorJosé Miguel Gómez en1912, cuando aplastó larebelión del Partido Independientede los nuevos cimarrones(episodio cuidadosamentebarrido luego bajola alfombra). Esta conjunciónde factores influyó deforma decisiva en la tomade conciencia racial e ideológicadel futuro escritor.Por su condición de mulato,el dictador Batista erabien visto en sus comienzospor la “gente de color” —eufemismoentonces en boga—,pero la arbitrariedad, corrupción y podertiránico en los que sumió a la isla lealienaron pronto dichas simpatías. El terrorreinante en Cuba había empujado al padrede Moore a emigrar a Estados Unidos y en1957 se embarcó con el resto de la familiacon destino a Nueva York. Nuestro autortenía entonces 17 años.Allí, la politización de los grupos máscultos que frecuentaba le indujo a remontarsea sus orígenes africanos y a embeberseen el contenido de las obras que los reivindicaban.En el National Memorial AfricanBooks de Harlem, leyó a Aimé Césaire yFrantz Fanon, el Soliloquio del rey Leopoldode Mark Twain. Tras la independencia delCongo belga, Patrice Lumumba se convirtióen su héroe y la causa anticolonialista pasóa ser el objetivo que en adelante canalizaríasus energías. Moore entró así en contactocon los Black Muslims y su carismático dirigenteMalcom X al tiempo que se enfrascabaen la lectura de Le Roi Jones y trababaamistad con Robert Williams, el líder negroentusiasta defensor de la Revolución Cubana.La llegada de Fidel Castro a Nueva Yorken noviembre de 1960 a fin de asistir a laAsamblea General de Naciones Unidas y suinstalación en el hotel Teresa, en el corazónde Harlem, fueron decisivas en su adhesiónal marxismo como instrumento eficaz paraacabar con el racismo arraigado en la Isla.Carlos Moore acudió a saludar al Comandante,se relacionó con los representantesdel Movimiento del 26 de Julio y prosiguiósus actividades políticas con los grupos radicalesopuestos al imperialismo norteamericano.El asesinato de Lumumba y la frustradainvasión de Playa Girón le convencieronde que su puesto estaba en Cuba y aterrizóen La Habana con una carta de recomendaciónde Robert Williams en junio de 1961.Pichón nos revela los sucesivos desencuentrosentre el joven Moore y la ya poderosaburocracia comunista creada por elnuevo régimen: su busca de un empleo útila la causa revolucionaria en el ICAP (InstitutoCubano de Amistad con los Pueblos), y lafría acogida de sus dirigentes; la oferta delahora exiliado Robert Williams de trabajarcomo locutor en la Radio Free Dixic, dirigidaa los negros estadounidenses; su encuentrocasual con el haitiano Marc Balin y, através de él, con Walterio Carbonell. La relacióncon éste y su lectura de Cómo surgió lacultura nacional (a la que dediqué un ensayoincluido en El furgón de cola) serían decisivasen su defensa de las tesis negristas y surevisión retrospectiva del pasado cubano.Moore descubre que la Revolución ha dejadode lado el problema racial: ya no hayblancos ni negros, sólo cubanos. Con la convicciónde que Fidel ignoraba la magnituddel problema, viajó a Santa Clara a fin deentrevistar al recientemente fallecido JuanAlmeida, el único dirigente cubano “de color”.Su afirmación ante éste de que el racismopersistía en Cuba y sus quejas acercadel ICAP, suscita una respuesta inesperadadel Comandante: o se calla o acabará frentea un pelotón de ejecución. De vuelta a LaHabana, los burócratas del ICAP le sometena un verdadero interrogatorio policiaco: cómoconoció a Balin, cómo conoció a Carbonell…A continuación, Moore fue conducidoa una celda de Villa Marista en donde sehacinaban los contrarrevolucionarios en esperade ser fusilados y permaneció veintedías en ella hasta ser liberado gracias a laintervención de Robert Williams.La firmeza de sus convicciones ha sufridouna fuerte sacudida y las redadas de loshomosexuales, amalgamados con los chulosy prostitutas, le convencen de que losderechos individuales han dejado de existiren la isla. Paralelamente, la persecución delos paleros (abakuás, lucumíes y otros adeptosde los cultos africanos) y la condena deun supuesto racismo negro, le llevan a ahondaren la busca de sus raíces. Consideradoun provocador por los dirigentes del ICAP,sufrirá un encierro de cuatro meses en losbarracones de los campos de caña de lasUMAP (Unidades Militares de Ayuda a laProducción) tras redactar una autocríticade su “desviación ideológica”.La vertiginosa sucesión de acontecimientosrelatada en el libro me condena a laCiudadanos cubanos celebran el triunfo de la Revolución. Imagen captada en La Habana en 1959. Foto: Burt Glinn / Magnum Burt GlinnA fines de los noventa,Moore hallará a sumaestro WalterioCarbonell convertido enuna sombra de sí mismoMoore descubre que laRevolución ha dejado delado el problema racial:ya no hay blancos ninegros, sólo cubanosbrevedad: crisis de los cohetes, que reavivasus sentimientos antiimperialistas; entregaimpenitente a la causa africana mediantesus “amistades peligrosas” con Carbonell yel musicólogo negro Rogelio Martínez Furé;ingreso en la plantilla de la Embajada deGuinea, merced al cual obtendrá el visadopara viajar a este país.La biografía de Moore posterior a su exilioen Francia; sus viajes accidentados a Nigeriay Guinea, acusado a la vez de ser agentede la CIA y del G-2 cubano; su estancia deseis años en el más abierto y tolerante Senegalde Léopold Sedar Senghor, ocupan lamitad del libro y no caben en esta reseña.Me limitaré a subrayar una observación delautor que comparto plenamente como lectorde Fernando Ortiz y de Lydia Cabrera,cuando señala que, contrariamente a lasreligiones monoteístas e ideologías monolíticas,no hay fanatismo alguno en el culto alos orishas: “Estas divinidades poseen atributoshumanos que las hacen asequibles. Adiferencia de la Cristiandad, el panteón africanono tiene un Dios Todopoderoso hechode bondad y un diablo encarnación delmal. Tampoco las nociones de cielo e infierno.Los orishas asumen sus virtudes y defectosy uno puede comunicar directamentecon ellos”.Autorizado a visitar Cuba a fines de losnoventa, Moore hallará a su maestro WalterioCarbonell convertido en una sombrade sí mismo. Está escribiendo un poema,le dice, una obra maestra que le recitadurante unos minutos. Pero no hay talpoema sino una lista de nombres de escritoresy acontecimientos redactada enuna prosa caótica y sin sentido alguno.Tras esta escena devastadora, Walterio lepide diez dólares para comprar papel yun bolígrafo.Inútil decir que comparto la desolaciónde Moore ante la suerte cruel impuesta anuestro querido amigo común, pero cuyasideas fecundan hoy la autopercepción de lacomunidad negra, no sólo cubana, sino detodos los descendientes de esclavos del Caribey de Brasil en donde actualmente viveCarlos Moore, miembro de esa gran familiade los que no tienen himno, bandera nipatria; la del ser humano consciente denuestra rica y compleja diversidad. Carlos Moore. Pichón. A Memoir. Race and Revolutionin Castro’s Cuba. Lawrence Hill Books. Chicago,2009. www.drcarlosmoore.com.<strong>EL</strong> <strong>PAÍS</strong> BAB<strong>EL</strong>IA 09.01.10 23


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