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Prólogo Entre aquí y allá. Las familias colombianas transnacionales

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La decisión de migrar: concepciones y experiencias de los y las migrantesquería que mi hijo estuviera con la mamá, no quería que, digamos, él con dos o tres meses,ella tuviera que irse a trabajar medio tiempo o que lo cuidara otra persona, nunca me gustóesa idea, entonces, lo que le planteé en un principio fue que ella se tenía que estar con el niñohasta que tuviera cierta edad y después podía trabajar, por eso, finalmente decidimos los dosque lo mejor era que yo me viniera a trabajar la temporada.Por el contrario, otras parejas rompen con estas tradiciones y, en medio de una decisióndialogada, logran una nueva recomposición familiar en la que las mujeres migrany juegan un papel más activo como proveedoras, y los hombres permanecenen el país de origen a cargo del cuidado de los hijos e hijas, con la expectativa de lareunificación. Es el caso de Camila y Juliana, quienes con sus parejas habían planeadola migración a España, sin importar a cuál de los dos se les presentara la oportunidad.Así lo relatan:(…) en cuanto a mi esposo, ya lo habíamos hablado, ya era una decisión que se venía tomandohacía rato, incluso para mi esposo venir a España significaba mucho, él quería veniry se había hecho primero el proceso para él, sino que no le resultó, y decidimos que si meresultaba a mí, venía yo (Camila); Unos amigos se vinieron cuando yo tenía como 15 añospero, como no había terminado el bachillerato, mis padres no me dejaron venir. Luego miesposo se quería venir, él tiene los certificados y todo, cuando eso no era por visa ni nada,pero no se pudo. Yo de todas maneras tengo más estudios que él. Él estaba terminando elbachillerato para poderse venir. Yo no perdía la fe, ni nada (Juliana).Si bien en ambos casos la migración constituye un proyecto conjunto de la pareja,las oportunidades laborales fueron más fáciles para las mujeres puesto que puedendesempeñarse en trabajos como los de camareras, enfermeras o en el servicio doméstico,que se adecúan más a ellas, como lo han tratado algunas autoras. Así lo planteaParella (2003: 13): “La falta de correspondencia entre oferta y demanda se traduceen la necesidad de reclutar mujeres inmigrantes procedentes de los países periféricos(…) para llenar este vacío laboral. Es en este contexto de efecto «atracción» (pull) quedebe situarse la creciente feminización de los flujos migratorios internacionales”.El proceso migratorio de Elena también reflejó el logro de mejores alternativas laboralespara ella en el servicio doméstico que para el marido. Su familia pasaba poruna dura crisis económica antes de que ella migrara; su esposo había migrado antes,pues no conseguía trabajo en Colombia. Tomar la decisión de migrar fue un procesocomplejo para ella, ya que su hijo e hija –de 14 y 11 años en ese entonces– fueronquienes la animaron a irse. En este aparte nos relata ese momento:(…) me dijeron, “no mami, por qué no se va sumercé”. A mí se me hacía terrible tener quedejarlos, o sea, por mi mente no había pasado venirme, pero ellos me lo propusieron, y yodije: “¿Cómo los voy a dejar?”, y ellos: “Ay, mami, nos deja con mi abuelita”. Pues al otro díafuimos donde la abuelita y se lo contamos, y dijo que sí, que ella se quedaba con ellos.87

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