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Prólogo Entre aquí y allá. Las familias colombianas transnacionales

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<strong>Entre</strong> aquí y allá. <strong>Las</strong> <strong>familias</strong> <strong>colombianas</strong> <strong>transnacionales</strong>con respecto a las que les brindan actualmente pese a la distancia. Esto les generade manera permanente cuestionamientos acerca de la pertinencia de esta decisión yuna sensación que oscila entre el deseo de estar junto a sus seres queridos y el pensarque al traerlos consigo a España estarían probablemente exponiéndolos a condicionesadversas y difíciles. <strong>Las</strong> siguientes historias recrean estos planteamientos:(…) a veces mi hijo me dice “mami, me quiero ir para allá”, pero yo prefiero decirle, “no,hijo, para qué, pa’ que se sienta solo igual que yo”. Además, pienso que él allá está muy bien,está con su abuela, con su abuelo y por lo menos lo tienen bien finito, lo tienen estudiando,pero aquí, ¿qué?, una mano de vagos que hay acá (Irene); (…) siempre hay temor por todaslas cosas que uno ve o escucha (…) (Camila); Aunque uno logre traerlos, la crianza que tienenimpuesta también vale, uno piensa mucho en eso, que tampoco va a poder estar muchocon ellos porque está trabajando; es complicado por donde uno lo mire, no se sabe qué hacer(Francisco); (…) no los queremos traer porque la vida aquí es muy dura, la vida aquí paralos niños es horrible (…) (Norma).Aunado a esto, otra de las razones por las que los y las migrantes dudan sobre sireagruparse o no con sus hijos e hijas, es su incertidumbre sobre la forma en que sellevaría a cabo el proceso de socialización de ellos y ellas, ya que a causa de las largasjornadas laborales existiría la imposibilidad de compartir mucho tiempo juntos ymonitorear la forma en que interpretan e interiorizan las costumbres españolas, conrespecto a las cuales es importante aclarar que los y las migrantes tienen varios temoresy desacuerdos. Es esto lo que nos comunica el siguiente relato de Irene:(…) he llorado mucho, le he pedido mucho a mi Dios que..., a veces le digo: “¿Será que melo traigo? ¿Será que espero?” A veces le digo a mi hijo: “Mijito, ¿será que te quieres venir?”;pero a veces le digo las cosas negativas de acá. Inclusive, yo le decía a Ana: “Si el niño llegacon unos valores, me imagino que se va a torcer”, pero ella me dice que si uno no está pendiente…y más si se siente solo, es peor”. Entonces yo veo el ejemplo del hijo de Ana, que sesiente solo.Por otra parte, los requisitos que deben cumplir los y las migrantes para realizar esteproceso son considerados como trabas que detienen y retrasan sus planes de reencuentro,aunque algunos y algunas resaltan que, pese a las dificultades, los canalesde información sobre éstos son diversos y, en ocasiones efectivos. Estas opiniones laspodemos ilustrar en los siguientes testimonios:(…) todos los días cambio de forma de pensar, a veces sí me gustaría pero quiero tener comouna estabilidad laboral y económica para poderlo traer; además porque piden una cantidadde cosas, que lo del visado a su nombre, que tiene que tener nómina, demostrar ingresosmensuales, que la libreta, la cuenta del banco, que si tiene la habitación para él solo, que elbaño, todo; tengo que tener dinero, como se dice, para poder hacer eso, y no cuento con esoy no lo voy a traer, no voy a forzar algo... Cuando ni siquiera estoy bien acá, ¿cómo lo voya traer a él? (Beatriz); Aquí hay oficinas y entidades donde uno puede ir a preguntar, pero82

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