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Prólogo Entre aquí y allá. Las familias colombianas transnacionales

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El antes y el después de las <strong>familias</strong> <strong>transnacionales</strong>. Cambios a partir de la migraciónocho años viviendo en España, su familia no tiene acceso a medios de comunicacióncomo internet y hasta hace poco tiempo pudo ir de visita al país de origen. Estosfactores influyen directamente sobre la relación que las migrantes mantienen consus hijos e hijas en Colombia, como podemos ver en esta historia: durante su visita aCali, Mabel encontró que su hijo no la reconocía al verla en el aeropuerto, razón porla que su madre tuvo que motivarlo a que la saludara y orientarlo sobre quién era lapersona a la que debía acercarse; así le dijo Susana –madre de la migrante y cuidadorade su hijo– al niño: “papi, salude a su mami; ella es su mamá”. A ella este hecho lallenó de nostalgia y tristeza, hasta el punto de tener que contener el llanto y esperarhasta llegar a casa para desahogarse sin que su familia se diera cuenta. Sin embargo,su madre la vio cuando entró al baño a llorar y le dijo: “tranquila, usted sabe que esotenía que ser así, es mucho tiempo que no la ha visto, que no se conocen y, pues, no podíaser de otra forma”. En este relato evidenciamos cómo la ausencia de una imagenconstruida alrededor de la apariencia física de las madres, contrariamente al caso deBeatriz, incide sobre la forma en que se establece la relación de ellas con su progenie.Como relata el hijo de Mabel: cuando era más pequeño, yo ni siquiera me acordaba deella. [En la visita] yo sentí que ella no era mi mamá.El impacto de esto sobre las madres se produce a nivel emocional con una alta intensidad,ya que al no sentirse reconocidas y al ver que son personas extrañas y ajenaspara los hijos y las hijas, sienten que es una relación construida sobre el “deber” y nosobre el “sentir”, o dicho de otro modo, permeada por la racionalidad y no por lasemociones.De este modo, la interacción y comunicación constante llegan a ser elementos indispensablepara el establecimiento de lazos a través de la distancia, lo cual sólo puedeser sustituido, tangencialmente, con el tiempo y los momentos que se compartendurante los encuentros en el país de origen, convirtiéndose la visita en la única oportunidadque tienen las madres migrantes para rescatar del deterioro la relación con suprole, tal como lo comenta Mabel: empecé a ganarme a mi hijo poco a poco, salíamos,le compraba cosas, salíamos los dos, pero tampoco dejaba a mi mamá.Durante las visitas, ellas pueden recuperar el tiempo perdido con sus hijos, ya que apartir de ese reencuentro se genera la posibilidad de que re-conozcan a la madre enel ejercicio de su rol, por lo que adquieren más confianza y complicidad, y empiezana sentirla como parte de los “suyos”. Sin embargo, esto necesita un soporte previo,que involucre la reafirmación y el posicionamiento de la imagen de la madre en lavida del niño, niña o joven, lo cual queda en manos de la persona que tiene a cargoel cuidado. Es así como la visita y el papel de la cuidadora se convierten en fichasclave para el fortalecimiento del vínculo y la interiorización de la imagen de la madre,como ocurrió en el caso de Mabel:195

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