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Prólogo Entre aquí y allá. Las familias colombianas transnacionales

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<strong>Entre</strong> aquí y allá. <strong>Las</strong> <strong>familias</strong> <strong>colombianas</strong> <strong>transnacionales</strong>la crianza”. Además, con el propósito de mitigar las responsabilidades económicasque deben cubrir, algunas optaron por interponer demandas por alimentos 41 contralos padres, lo que ocasionó un deterioro total de las relaciones con la familia de suex pareja, como en el caso de Beatriz, quien después de hacer este trámite tuvo queenfrentar las ofensas, humillaciones y amenazas por parte del padre y la madre de suex compañero.Este grupo de mujeres que convivía con sus hijos(as) después de la ruptura de susrelaciones de pareja, generalmente migró cuando ellos/ellas eran aún muy pequeños.Este hecho reconfigura las relaciones después de la migración de una manera particular,en función del tiempo que ellas llevan de experiencia migratoria. Por ejemplo,Beatriz, migró cuando su hijo tenía aproximadamente dos años de edad, después decasi un año de vivir en España, y desde que llegó allí ha mantenido una comunicaciónconstante con su familia, lo que le ha permitido construir un vínculo bastante estrechoy afectuoso con su hijo, quien quedó al cuidado de su madre:(…) aunque me vea, el niño sabe que estoy lejos; aunque a veces me dice: “mami, ven, vena jugar conmigo, mami, ven”, en esos momentos yo digo: “mami, ahorita la llamo”, (…) yluego le digo al niño: “mi amor, en unos días voy, me voy a demorar muchos, muchos días,pero vamos a estar juntos”, y él me dice: “sí, ¿de verdad?”, y yo: “sí, mi amor, tranquilo”, yme dice: “bueno, mami, te amo”, y me manda besos.A pesar de que los hijos e hijas de corta edad reconozcan que sus madres están lejos,no hacen una distinción espacial clara, por lo que las invitan a participar de sucotidianidad. Esto a su vez muestra que mantienen viva su imagen, los recuerdos, ycuentan con su presencia, apoyo y participación. Igualmente, las madres se involucranen la cotidianidad de sus hijos e hijas, reproduciendo por vía telefónica prácticasque tenían antes de migrar: él tiene una foto conmigo debajo de la almohada y todos losdías le da el beso, yo le doy el Ángel de la Guarda por la noche y la bendición. En estoscasos, las demostraciones de afecto entre madres e hijos/hijas perduran a través de ladistancia y constantemente está presente el anhelo del reencuentro.Por otra parte, encontramos casos como el de Mabel, quien también migró cuandosu hijo tenía aproximadamente dos años de edad, con la diferencia de que lleva casi41“Los alimentos no sólo son la comida propiamente dicha, sino que están constituidos por todo lo necesariopara el sustento: habitación, vestido, asistencia médica, recreación, formación integral y educación o instruccióndel menor de edad. Incluso, los alimentos comprenden la obligación de proporcionarle a la madre losgastos del embarazo y parto. (…) Cuando un padre o madre, injustificadamente, se niega a proporcionarde manera voluntaria la cuota de alimentos a sus hijos, el otro padre, cualquier pariente, la persona que lotenga bajo su cuidado, podrá acudir ante un Defensor de Familia, un Comisario de Familia, un centro de conciliación,un consultorio jurídico de una universidad, para que ese sea citado y se le invite a cumplir con suobligación alimentaria, mediante una conciliación, fijando una cuota voluntaria” (ICBF, 2006:10).194

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