Prólogo Entre aquà y allá. Las familias colombianas transnacionales
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<strong>Entre</strong> aquí y allá. <strong>Las</strong> <strong>familias</strong> <strong>colombianas</strong> <strong>transnacionales</strong>Es aquí donde surgen reproches y recriminaciones en los hijos e hijas por la ausenciadel padre, debido a que esta interrumpió su proceso de identificación y los privó desu compañía y orientación. Estos reclamos generan dudas en los padres acerca desu proyecto migratorio y los hace cuestionarse constantemente sobre si la decisióntomada fue la correcta o no, como ocurre en la historia de Francisco:A pesar de que uno está haciendo un sacrificio aquí, parece que estuviera haciendo un malporque le reprochan a uno que no esté allí con ellos e incluso yo tengo la desventaja quela mamá no es capaz de decirles: “es que él está allí para que estemos bien”; al contrario,dice: “es que usted, como no ha estado con los niños, por eso es que son así”; le digo: “joda,entonces estoy haciendo mal, ¿qué hago?, ¿estoy aquí o estoy allá?”; entonces tengo esadesventaja.Igualmente, durante las visitas, la emoción que experimentan los familiares duranteel recibimiento de su pariente tiene una relación inversa con el número de viajes quese haya hecho; es decir, que en algunos casos, a más visitas, menor es el compromisoque muestran los hijos e hijas con su padre. Este distanciamiento que caracteriza larelación después de la migración, se manifiesta durante los reencuentros en el pocointerés que muestran los niños, niñas y jóvenes en compartir tiempo con sus padres,bien sea porque han adquirido nuevas rutinas que les exigen más tiempo o porque nobuscan el espacio para realizar actividades con ellos. Con relación a esto, el relato deFrancisco nos muestra:<strong>Las</strong> otras veces que he ido no han sido iguales al primer encuentro. Empezando que la mayorno me fue a recibir, porque según eso no le dieron permiso en el trabajo, no sé, y en el tiempoque estuve allí, no sé si era por la edad o qué, pero era muy a distancia de mí, la mayor;yo esperaba más de ella, y no. Igual, estando uno con ellos allí, uno no lo cree, no quisierassoltarlos, y quisieras como llevar mucho dinero para sacarlos a muchas partes pero, comouno aquí no gana sino para sobrevivir, pues lo poco que uno lleva se va para llevarlos a unapiscina, un cine, pero yo que tengo tanta obligación, lo máximo que puedo hacer por ellos esir a un parque a montar cicla, no más.Frente a esta situación, los migrantes se sienten frustrados, no sólo por las reaccionesque tienen sus hijos e hijas durante la visita, sino también porque no cuentan consuficientes recursos económicos para realizar actividades de esparcimiento que lesbrinden oportunidades para integrarse con ellos y ellas, y les permitan recuperar sulugar dentro de la familia.Por otra parte, encontramos en algunos de los relatos, como el de Guillermo y sufamilia, que la migración ha llevado a que uno de sus hijos se sienta con la responsabilidadde asumir el rol paterno, con relación a la autoridad, y a la participaciónactiva en el cuidado de sus hermanos y hermanas. Probablemente, esto se debe a lanecesidad que tiene de llenar el vacío dejado por su padre, quien tuvo que migrar190