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Prólogo Entre aquí y allá. Las familias colombianas transnacionales

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<strong>Entre</strong> aquí y allá. <strong>Las</strong> <strong>familias</strong> <strong>colombianas</strong> <strong>transnacionales</strong>que, a pesar del cariño, no se logra llegar a acuerdos sobre ciertos temas y se generantensiones. Es el caso de Angélica, quien, aunque le manifiesta un profundo amor a sumadre, sabe que ella puede no considerar convenientes las decisiones que ha tomadoy prefiere omitir alguna información, manifestándonos que en las conversaciones leseguía la corriente para que su madre estuviera tranquila.Los padres también aconsejan a sus hijos e hijas, aunque en los relatos esto no surgiócon la misma frecuencia que en los de las madres: Que se cuide y que tome la vidasuave, que no se desespere, si algún día le toca venirse o lo que sea, que no lo tomecomo una cosa grave (Samuel). Algunos migrantes coinciden en que sus padres y/omadres, además de estar siempre en contacto, apoyarlos y mantenerlos al tanto decualquier novedad, cuentan con su opinión para cualquier cosa que vayan a hacer:Ellos me dicen las cosas que van a hacer, me consultan (Javier); me han consultadosiempre (Arturo).En un reducido número de casos, los hijos e hijas hablan con sus padres y/o madresacerca de sus tristezas y sentimientos con el fin de desahogarse, por lo que les permitensaber que lloran y que los necesitan, sus progenitores, por tanto, tratan deanimarles:Al principio si todo, todo (…) “mamá hoy me siento deprimido, estoy llorando, ¿qué hago?”Yo le llamaba y le decía, lloraba con ella por el teléfono, ella no lloraba: “tranquilo mijo,usted es muy fuerte, usted es echado pa’lante, eso es ahora, vaya y cómase una barrita dechocolate y verá cómo le pasa” (risas) (Gonzalo); Ellos son los que me suben la moral:“usted puede, usted es una berraca, más bien hágale y nos ayuda” (Beatriz); Llamaba a mimamá, a mi esposo, todos los días. Les decía que esto es una mierda (Juliana); Los primerosmeses esa niña no hacía sino llorar (Dolores).También padres y madres, en momentos determinados, cuentan a sus hijos e hijas loque están sintiendo:Nosotras hablamos de cómo está, cómo le ha ido, que el trabajo, que ella siempre está malita,que se sintió muy triste, que le hago mucha falta, que el niño le hace mucha falta, que ella searrepiente de tantas cosas, siempre llora mucho por teléfono, también se ríe mucho despuésque pasamos todo, son casi dos, tres horas (Angélica).<strong>Las</strong> conversaciones sirven además para que el/la migrante determine el uso de lasremesas, como se explicará pormenorizadamente más adelante: (…) llamando, ledigo: “mamá, de acá saque para lo del seguro; de acá para lo del carro; de acá parapagarle…”, que, por ejemplo, deban una plata; “mamá, de acá saque para usted”(Juliana).146

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