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,ea Ptoramación de la tZetíaN más de una ocasión se plantea el problema de d las programaciones de la Feria a lo lartropueblo como ejemplo entre los demás en todas las actividades, y no menos en esta dego de los tiempos. Cada día somos más exigentes, y ello es un acicate en presentar a nuesladiversión festeiera. Un repaso a los programas de antaño, y una visual a los presentes,nos hacen ver como con los tiempos, todo ha variado.Antes un plato fuerte podían ser las cucañas, las carreras de sacos y las de camareros, y a esto ya lo hadesbordado plenamente el deporte organizado, que mira al hombre como ser portador de valoreseternos, y no como medio de comercializar su hambre ante un «pollo» colocado sobre un palo.Pero es que además los festejos tienen también un carácter educativo y cultural al poner al alcancede todos, los medios necesarios para adentrarse en la cultura a través de la música, la danza o elteatro, y conocer a aquellos hombres que haciendo del deporte un ministerio, se han destacado encualquier actividad de este género.No es extraño como la gente ha vibrado de emoción ante la prueba ciclista que este año se hamontado, gracias al esfuerzo y el tesón de un grupo admirable de hombres, y como los nombresde categoría internacional se han mezclado con el de Priego, en un relevo sin fin, deprofundo sentido de! engrandecimiento de la ciudad.Quien no recuerda por otro lado aquellos primitivos partidos de futbol, jugados en unaparcela de la Haza Luna, con Alcalá la Real u otro pueblo limítrofe con estos de ahoradonden se enfrentan equipos de categoría nacional, en los ya célebres torneos triangularesde la «Fuente del Rey».El aspecto taurino de las fiestas, es cuestión bastante difícil de calibrar, pues la generalidadnunca está conforme con los carteles, aunque en ello se ponga toda la buenavoluntad del más grande. Si es una corrida de toros, en seguida se dirá por los entendidosque las figuras no hacen nada aquí. Si es una novillada, que la Feria dePriego tiene categoría para más, pero en resumen, sobre la Fiesta Nacional hemosde hacer una afirmación bastante dolorosa: En Priego hay poca afición a los toros,y desde luego los reglamentos y disposiciones sobre la materia, se desconocenen absoluto. Yo agradecería y conmigo, los verdaderos aficionados queantes de vociferar en la plaza, se aprendiesen el reglamento y las órdenesdel Ministerio de la Gobernación en esta materia, porque lo que es completamenteimposible es ahorcar a los picadores en medio del ruedo como seríael deseo de muchos asistentes.Y hecho este inciso sobre la Fiesta Nacional, clave de unos festejos depostín, quiero considerar brevemente otros aspectos de nuestra feria:las casetas y el ferial. En todas partes, y si no en todos, en la inmensamayoría, se va a la feria, y en Priego, la feria se viene a nosotros yaún le exigimos más. Aquí el variar un puesto de turrón o un «cachibache»es un verdadero problema, «pues los clientes no le encuentrana uno» de un año para otro. Y con el ferial van las casetascon su viejo y nuevo problema. Son las más cómodas y las másbonitas de España, y las queremos como si fueran una prolongaciónde nuestra casa, para sin andar mucho pasar el mejorde nuestros ratos. Allí en un ambiente familiar incomparable,con todo lo que nuestro gusto más refinado pueda exigir, elprieguense y el forastero saben de la grata amistad, delbuen humor y la educación, y ello hemos de conservarloa toda costa contra cualquier «ingerencia extranjera».Con todo ello se va programando la feria, con sus defectosy con sus virtudes. He querido solo comentarunos y otros aspectos, sin meterme en soluciones difíciles,fáciles otras, pero que el tiempo las pondrá enlas nuevas generaciones con receta urgente de curación,pero siempre pensando que la feria dePriego ha de ser cada día mejor y más atractiva.qateía Monta,5