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LUJO ARTES N 7 IT ClenlaillY111111,11151" - periodicoadarve.com

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LL CICAPPTILD lajaS cosa sabidaqueuna gran mayoríadehombres fumamos.Nosabemos ciertamenteporqué pero fumamos.Undía ya lejano,aquel lugar apartado, fuera del probableitrol paterno, cogimos el primer cigarrilloaquella época mía de un paquete de «maluintos»—a<strong>com</strong>pañados de aquel amigo al-, mayor y que ya sabía de estos menesteres;irnos el poquito de veneno, pusimos fuego ana de sus puntas y por la otra, empezamos ahupar con desesperación, con deleite morboso..ntraba aquel humo en nuestros limpios pulnonesvírgenes <strong>com</strong>o legión de demonios.Después de aquél, otro y otro cigarrillo—la primera fumada fué en todos, abundante—hasta que fuimos perdiendo el suelo bajo nuestrospies, el paisaje rompió su equilibrio y ennuestro interior todo se agitaba y se revolvía.Nos mareamos. Nos pusimos a morir pero...¡qué importaba! ¡estábamos haciendo lo que hacenlos hombres! Nos sentimos hombres, a pesarde nuestros trece años y de que se nos ibala vida.Es maravilloso ese afán, casi innato, de losjovencitos por fumar y por afeitarse.Ignoramos, pocos años, las grandes tragediasconsiguientes del primer cigarrillo y delprimer intento de afeitado.Desde aquel día cuántos malos ratos cuandono se podía conseguir lo que ya venía a serpara nosotros imprescindible.Se hizo el cigarro nuestro inseparable amigo:En el insomnio, el cigarro; en el trabajo, enel estudio, en el trance amarguísimo de los exámenes,el cigarro; novia y cigarro; hijos y cigarro;problemas serios, entretenimientos literarioso artísticos y cigarro. Se hizo ese poquitode veneno que se entregaba al blanco papelitopara ser quemado, parte de nuestra vida, aunquefuera taponando nuestros bronquios, invadiendonuestros pulmones, destruyendo nuestragarganta y castigándonos con esa tos característicaque tanto nos desespera al levantarnos.A tanto llega que estamos dispuestos a sufrirbronquitis terribles que se harán crónicas,graves laringitis por seguir en íntima y amoro---' n,ión con el tabaco. Yo conocí a un em-Quién, muchas veces, el1 -' ^ i oarro. aueEtosía hasta reventar, ante los amigos, con frasefeliz: «Bueno y qué pasa. Si soy el tío que mejortose en toa Sevilla», textual.Algo, es verdad, nos escudamos los fumadoresen que los médicos a pesar de las opinionespara todos los gustos, no nos dicen resueltamenteque el tabaco acorta la vida. Viva,pues, la gallinita y viva con su pepita.Pero ya hace años que estamos un tantoperplejos y tranquilizados y bastante orgullososlos fumadores pues la mujer, la criticada mujer,la gran enemiga del sexo feo, por esta vez, aunquesea la única, se ha pasado a nuestro bandocon armas y bagajes: también la mujer fuma.Sobre el fumar de la mujer, se ha escrito yhablado mucho y se seguirá hablando con dudosoresultado, cuando no, nulo; pero al menoses tema de casino y de tertulias.Personalmente me he decidido por la mujer:me parece bien que fume. En sus manosblancas y suaves, de uñas cuidadas, resulta eleganteel detalle de un cigarrillo; armoniza, hacebonito que las volutas blancas y grises se desprendande tan bello pebetero y asciendan coquetamente,femeninamente a las altas regionesde los infinitos espacios celestes. ¿A vosotrosno os produce. —cómo decirlo— cierta incitacióndesazonadora y grata el ver a una mujercon su cigarrillo entre los dedos y que su extremoblanco y limpio se vaya matizando del vivocolor que pinta sus labios?Me dirán muchos anticuados que eso, e'fumar, masculiniza a la mujer, que ha de semuy femenina De acuerdo. Y que de la mujedeben irradiar los efluvios propios del sexo,que, al fumar, huele a... bueno, casi hombr¡Tonterías y chocheces de antiguallos! ¿Qquiere fumar? ¡Que fume! Y es que aparteexpuesto criterio feminista, deberán pensarfumadores masculinos en que cuando ellas,das sean fieles al tabaco, nosotros nos verera cubierto de muchas de sus críticas y depesadas observaciones.Por ejemplo: Cuando ellas fumen, lleel duro invierno con su cohorte de resfri:bronquitis, gripes, y ante las primeras déc<strong>com</strong>o ahora acontece, consultaremos al my... ya se sabe: Prescripción obligada delno: No fume Vd.Nuestra costilla, si fuera fumado/arremetería contra nosotros, <strong>com</strong>o ahorlo estoy diciendo, si no debes fumar, si /matando, si el cigarro te entierra y todaga letanía que aprenden unas de otr:convencernos de que dejemos el vicioacabó. ¿Cómo van a tener tupé para gque no fumemos cuando ellas llevan s.tito del caro en el bolsillo? Se acabó ede la nicotina.

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